La concatenación del petróleo, la estabilidad de la región y la ayuda internacional a Venezuela

El imaginario popular venezolano y latinoamericano en general, siempre le ha atribuido a Estados Unidos (EEUU), no sin razón, un apetito voraz por los inmensos recursos petroleros de la región. En este momento decisivo en el que el Venezuela trata de deshacerse de N. Maduro y sus acólitos, en las redes sociales vuelan memes refiriéndose jocosamente al interés estadounidense por el petróleo, y de chinos y rusos por las cachapas y el cochino frito. Del interés por las cachapas y el cochino frito, a parte del mío, muy intenso, por cierto, no haré comentarios. Acerca del interés estadounidense por el petróleo opino que ha venido disminuyendo y aun siendo importante ya no tiene el mismo peso estratégico que tenía hace algunos años, veamos por qué.

EEUU aspira a convertirse en país exportador de petróleo en pocos años. Según la EIA (U.S. Energy Information Administration), su consumo en el 2019 se ubica en unos 19 millones de barriles de petróleo al día, de los cuales produce aproximadamente once millones. De Venezuela se estima que importa sólo entre quinientos y setecientos cincuenta mil barriles por día.

Numéricamente, el petróleo venezolano tiene mucha menos importancia que en un pasado no muy lejano. Ahora bien, el detalle es que algunas de las refinerías en Estados Unidos necesitan de una dieta de petróleo pesado que es suministrado desde Venezuela y que de cesar las exportaciones habría que sustituir. Ello es factible dados los recursos de petróleo pesado en Canadá y México. Las negociaciones podrían terminar en concesiones para esos dos países y mayores precios del barril, al menos en un periodo corto. Pero, ello desvincularía a los EEUU del incierto suministro venezolano. Suministro que podría ser usado eventualmente como arma, inclusive por adversarios del hemisferio oriental a través de una Venezuela que se les ha entregado.

La situación entonces es mucho más compleja que una dependencia de suministro de petróleo, el cual en realidad puede ser sustituido. Venezuela convertida en un narco-estado se constituyó en un elemento desestabilizador de la región, extremadamente inconveniente para la mayoría de los países del continente, a excepción de aquellos que reciben las dadivas petroleras con la que los gobiernos chavista y madurista han comprado amistades. Las prebendas y créditos obtenidos de China y Rusia a cambio de petróleo a futuro terminan de complicar profundamente el panorama a nivel mundial.

Mucho se ha argumentado, particularmente en medios sociales, acerca de la invasión que ha sufrido Venezuela; es difícil tener números exactos, pero se cree que podría haber decenas de miles de cubanos enviados por el régimen de La Habana a infiltrar el ejército y otros ámbitos de la vida nacional; otros tantos miembros de la FARC y ELN colombiano en los llanos venezolanos que no pueden volver a Colombia sin fuertes enfrentamientos bélicos; en el Oriente del país pululan  miembros del Hezbollah  y muchos venezolanos siguen uniéndose a los tres – cinco millones que ya han emigrado creando una crisis humanitaria sin precedente en Latinoamérica.

El poder concertado del narco tráfico, del Estado, la guerrilla y el terrorismo explica por una parte los fallidos intentos por terminar con el deleznable régimen de Maduro. Por otra parte, indica las poderosísimas razones por las cuales se coordinan esfuerzos nacionales e internacionales en un intento por desmantelar semejante gobierno.

Febrero  2019

Asesor internacional (todo el continente americano, Medio Oriente, Asia y Europa) en temas de producción petrolera. Profesor Titular de la Universidad Central de Venezuela con Post-Doctorado en el Departamento de Geología y Geofísica de la Universidad de Yale, USA y Doctorado en Geoquímica de la Universidad Central de Venezuela. Desde hace 6 años reside en Houston.

Ha publicado 3 capítulos de libros y más de 70 artículos, tanto en revistas científicas arbitradas, como en revistas de divulgación, por ejemplo: University World News. Los temas abarcan desde políticas de educación universitaria, problemas y soluciones ambientales, hasta tecnología de producción de petróleo. Ahora está incursionando en política petrolera mundial, con interés especial en Latinoamérica y en sus relaciones con los Estados Unidos.