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Opinión

Luis Ugalde

Hoy Venezuela está en la ruina y esta tragedia es inocultable a millones que viven el dolor diario de no poder alimentar a sus hijos con los $6 al mes por su trabajo (el más bajo de América Latina) en lugar de los $400 necesarios. Más de 6 millones arrancados del país por la necesidad y 7 millones de empleados públicos, jubilados y pensionados con salarios de hambre.

Considero que Maduro tiene talento político y no se hace la ilusión de que está teniendo éxito por el hecho de que la conducción política opositora esté en derrota y desorientación. Tampoco se puede sentir victorioso por tener la fuerza represiva en sus manos: represión no es buen gobierno y los venezolanos sentimos que aquí no reina el gobierno del bien común, sino del mal común, empeñado en perpetuarse. Lo inteligente sería que el propio gobierno buscara una transición menos catastrófica.

Cuando el Estado dictatorial se derrumba (por ejemplo el Estado nazi derrotado en 1945), no hay más remedio que acudir a la base de la Sociedad Civil y sacar fuerzas de las personas y comunidades para desde ahí reconstruir todo, con mucha creatividad y voluntariado. En las más variadas necesidades brotan como respuesta miles de organizaciones solidarias con las más creativas iniciativas. Venezuela no renacerá con dictadura totalitaria, con toda organización social sometida al control de la cúpula central y “correa de transmisión” de las órdenes dictatoriales. En el antiguo modelo soviético y en la Cuba comunista no pueden haber organizaciones gremiales, asociaciones profesionales, sindicatos, organizaciones filantrópicas, culturales, religiosas, asociaciones de vecinos… realmente autónomas, participativas y democráticas. Aquí la “Democracia Participativa y Protagónica” es un cartel desteñido de un establecimiento cerrado. Ahora es una prueba irrefutable del definitivo asalto dictatorial esta ley contra las ONG llamada “Ley de fiscalización, regulación, actuación y financiamiento de las organizaciones no gubernamentales”, que fue aprobada por la Asamblea Nacional, pero que Maduro- siguiendo en esto a Chávez- todavía no la ha refrendado. Es delicado el dilema para el gobierno de Maduro: o ahogar toda vida autónoma de la Sociedad con el Estado quebrado, o abrir la puerta a las fuerzas creativas y autónomas de la Sociedad Civil para que reverdezcan miles de organizaciones fuente de riqueza, activadas por la necesidad y alimentadas por los poderes creadores del pueblo, que constituyen un variada fuerza productora del bien común, que no es exclusiva del Estado.

El estatismo totalitario no es propio de la condición humana ni el individualismo de millones que viven en un mismo territorio, pero cada uno encerrado en sí y buscándose a sí mismo. Como expresa la Enseñanza Social de la Iglesia, cada uno de los millones de “yos” se encuentran en el “nosotros”: reciben, dan y crecen en nosotros: Del “nosotros” venimos y al “nosotros” vamos. Entre los individuos aislados y el Estado surgen los “cuerpos intermedios” y las diversas formas de agrupación y organización vecinal, regional, cada uno con sus identidades y finalidades propias establecidas por sí mismo. En Venezuela hay miles de estas organizaciones que viven dentro del marco democrático de la Constitución respetando las leyes normales que protegen al país de organizaciones delincuentes. Se les da el nombre poco feliz de ONG, Organizaciones No Gubernamentales. Su verdadera identidad no es el NO, sino el SÍ. Son organizaciones sociales fruto de la iniciativa y la creatividad humana solidaria que crecen al impulso de una conciencia social y voluntariado donde cada persona saca lo mejor de sí y lo pone al servicio de la sociedad. Organizaciones humanitarias más necesarias que nunca para atender a cancerosos, ciegos, huérfanos, ancianos, niños sin familia… así como para la defensa de los derechos humanos, para la formación en ciudadanía política… organizaciones religiosas y educativas, culturales y artísticas…

En el actual empobrecimiento y emergencia nacional el gobierno necesita y busca también la colaboración internacional cuya ayuda humanitaria alivia a millones de venezolanos por medio de muchas de estas organizaciones sociales y también de organismos gubernamentales. Este florecer es indispensable para la verdadera “democracia participativa y protagónica”. Pero cuando la dictadura se desboca como en Nicaragua, busca eliminar todo aquello que sea capaz de funcionar sin depender del poder estatal. Entonces se inventan leyes para controlar, reprimir y eliminar.

Por eso ahora hay alarma nacional e internacional ante esta ley. Incluso expertos y ponderados integrantes de la Misión de Investigación de la ONU en Venezuela la consideran “un punto de no retorno en el cierre del espacio cívico y democrático en Venezuela” (Marta Valiñas) y que “la ley está claramente orientada a limitar, no a facilitar el ejercicio del derecho de asociación” (Francisco Cox). Ley que aumenta la pobreza y mata la productividad ciudadana.

Si el gobierno quiere perseguir la delincuencia organizada, ya sabe a dónde tiene que actuar para controlar el tráfico de la droga y el oro, negocios con los cuales está familiarizado e interesado.

16 de marzo 2023

El Nacional

https://www.elnacional.com/opinion/democracia-protagonica-o-dictadura-ci...

 3 min


Juan Fernando Marrero Castro

Si alguna frase se ajusta mejor a la oportunidad que la comunidad universitaria de la Facultad de Agronomía y la de toda nuestra UCV tienen, es la que da nombre a este artículo...cambio de época. Las elecciones del 26 de mayo son la primera oportunidad que tiene la Universidad en muchos años, para renovar no solo caras sino ideas y estructuras pero en régimen electoral transitorio.

Se plantea la imperiosa necesidad, casi a modo existencial, no solo de regularizar a partir de las venideras elecciones la periodicidad de su realización, sino también de recuperar la inspiración y la esperanza de que las cosas pueden cambiar hacia un destino superior para todos los miembros de nuestra Comunidad.

Cabe una pregunta legítima: ¿Acaso las elecciones universitarias cambiarán el acoso del gobierno en contra de los profesores y demás trabajadores universitarios y de la propia universidad por causa de los paupérrimos salarios y el estrangulamiento presupuestario? Posiblemente no, porque esta variable está fuera de las posibilidades reales de control de la comunidad en regímenes cómo el actual, caracterizados por la autocracia, la arbitrariedad y el desconocimiento de las instituciones que representan legítimamente a la universidad y que permitirían su funcionamiento dentro del marco de su constitucional autonomía.

Aun así, hay variables que la autoridad máxima de una Facultad que es su Decano puede controlar y transformar para beneficio de todos, con claridad de conceptos, líneas programáticas definidas, pensamiento constructivo y un liderazgo motivacional. A saber, planificar y coordinar esfuerzos, actualizar normas y reglamentos obsoletos, crear nuevas instituciones, llevar adelante programas en beneficio de la comunidad, representarla en el ámbito externo para reconstruir o fortalecer los vínculos con su entorno mediato e inmediato. Asimismo, un Decano puede y le corresponde realizar y concretar alianzas institucionales de alto impacto con el sector privado y con sectores públicos no hostiles a la universidad, proponer y llevar adelante una política de innovación e investigación que relance a la institución y la ubique en el siglo XXI. Reunir la oferta tecnológica presente en la Facultad de Agronomía, junto con lo más valioso que son sus recursos humanos, es una obligación, para ofrecerla al mundo exterior y promover nuevas ofertas innovadoras.

De igual manera una gestión con criterios gerenciales y rendición de cuentas, simplificando y digitalizando todos los trámites de rigor, es fundamental para el cambio necesario.

Claro que sí se pueden hacer muchas cosas independientemente del cerco exterior. Ahora bien, ¿Por qué la sensación de letargo y postración, del permanente y ya instaurado “no se puede”? ¿Por qué la sistemática costumbre de creación de comisiones ante cualquier problemática que tradicionalmente no llegan a resolver los problemas reales? ¿Por qué se ha distorsionado la naturaleza del Consejo de Facultad, anclado burocráticamente en asuntos de "mero trámite" o de "recibidos y en cuenta" y obstinadamente empeñado en dictar actos de forma inmotivada, discriminatorios y alejados del debido proceso administrativo en casos concretos?

Estoy convencido que la Comunidad de nuestra Facultad de Agronomía no solamente desea este cambio, sino que lo exige y no solo un cambio de rostros, sino de las ideas ancladas en un pasado napoleónico que no es reeditable, una verdadera transformación innovadora, una forma distinta de aproximarse a las personas y a los problemas, para visualizar situaciones críticas incluso antes de que ocurran, previniéndolas y reduciéndolas, pero lo más importante, resolviendo los problemas que son inmensos, mediante una coordinación efectiva que incluya a todos, construyendo la confianza necesaria para que mediante la cooperación de todos se puedan solucionar los problemas que agobian a nuestra institución.

La Facultad de Agronomía debe y puede recuperar su capacidad innovadora frente al país y de cara al futuro inmediato. Convertirse en la guía que marca los lineamientos de una política científica para la agricultura, en pro de la seguridad alimentaria y del derecho a la alimentación, con sus recursos humanos alineados en la formación de Ingenieros Agrónomos y Agroindustriales al más alto nivel de excelencia.

El 26 de mayo es una fecha trascendente para nuestra vida universitaria, quizás la más trascendente en más de una década, porque se presenta como la oportunidad necesaria para encender el motor del cambio. Hemos llegado al límite de un tiempo que se constituye en un cambio de época. Participemos y construyamos la Facultad que soñamos, la Facultad que merecemos.

Facultad de Agronomía-UCV

Precandidato a Decano

 3 min


Eddie A. Ramírez S.

La responsabilidad social de una empresa incluye su relación y compromiso con el accionista, con sus trabajadores, clientes, proveedores y con el entorno en el que realizan sus actividades. ¿Cuál ha sido la responsabilidad social de nuestra industria petrolera en las etapas de las transnacionales (1920-1975), de la meritocracia (1976-2002) y de la destrucción (2003 al presente)? ¿Fueron siempre las transnacionales unas villanas? ¿Es cierto que la Pdvsa meritocrática no se preocupó por su entorno? ¿Acaso ahora Pdvsa sí es del pueblo? El libro Responsabilidad social de la industria petrolera venezolana: apuntes y testimonios, que acabamos de enviar a la imprenta contiene información sobre estas etapas, con énfasis en las relaciones con el entorno.

El mismo no pretende ser exhaustivo. Tiene los siguientes objetivos :1- Señalar algunas contribuciones realizadas por las transnacionales antes de la estatización. 2- Consignar los logros de Pdvsa en el negocio petrolero y en su aporte al progreso de las comunidades. 3- Reseñar lo realizado por Pdvsa después del año 2003, cuando asumió actividades no relacionadas con los hidrocarburos, con la aclaratoria de que su último informe es del 2016. 4- Ofrecer algunos elementos que permitan conocer y evaluar lo realizado.

El compromiso con el accionista es suficientemente conocido, no así lo realizado en las comunidades. En las dos primeras etapas este tópico se manejó, equivocadamente, con un bajo perfil. La excusa fue que “no se debía divulgar mucho para evitar que llovieran peticiones de apoyo”, tanto de otras comunidades alejadas de las áreas operativas, como del gobierno central, gobernaciones y alcaldías. Posterior al año 2003, el gobierno descargó en Pdvsa actividades que no le competen, divulgando alcances y resultados que ameritan escudriñarse, ya que la empresa administra recursos que antes entregaba al fisco.

Poco se ha escrito respecto a las relaciones y contribuciones de la industria petrolera con su entorno operacional. Por ello, hemos querido hacer un aporte no exhaustivo, para lo cual nos hemos valido del conocimiento personal, pero primordialmente de testimonios y publicaciones técnicas de distinguidos profesionales. Esta labor se facilitó por haber trabajado en algunas organizaciones que desde Petróleos de Venezuela (Pdvsa) o desde afuera de esta empresa, pero con programas financiados por la misma, dedicaron esfuerzos en pro de una relación más armónica entre la actividad petrolera y el medio rural.

Manuel Bermúdez Romero nos suministró información sobre los aportes realizados a la infraestructura, incluyendo vías de comunicación, escuelas, hospitales, dispensarios, así como a la cultura. Dicha información abarca las dos primeras etapas. Luis Marcano González escribió sobre el Servicio Shell Para el Agricultor y su heredera, la Fundación Servicio para el Agricultor (Fusagri), con datos sobre el impacto de ambas organizaciones en el sector agrícola. También sobre el Colegio de Agricultura Simón Bolívar, que formó estudiantes de un gran número de países.

La empresa Palmaven, filial de Pdvsa, realizó numerosos programas sociales, ambientales, de asistencia técnica a los agricultores y empresas mixtas con mayoría accionaria del sector privado. Reconocemos la labor de los dos presidentes que me precedieron, Alfredo Gruber, el fundador, y Fernando Sánchez, ambos con sensibilidad social, constituyeron un equipo competente.

El artículo sobre los programas sociales fue elaborado por Oralyn Caldera, en el que enfatiza el trabajo en las cuencas hidrográficos, conjuntamente con la red de actores. La parte ambiental fue responsabilidad de Andrés González, Pedro Marcano y Freddy Marín, entre otros. Los testimonios sobre la asistencia técnica a los agricultores son de Pedro Pereira y Anayansi Perozo, en la descripción de algunas empresas mixtas colaboraron Fernando Morales y José Estrada. Además, se resumen siete trabajos técnicos en el área de ambiente, dos en lo social y dos en asistencia técnica.

Las actividades de la Fundación Zumaque las describe Beatriz Cisneros. Los programas de Intevep con su entorno los reseña Paulina Romero, al igual que lo referente al Centro de Arte La Estancia. Alcira Ascanio, nos ofrece lo realizado en el cortafuego vegetal en el cerro El Ávila y la recuperación de un bosque xerofítico en Falcón. Pedro Castillo nos narra una experiencia de apoyo a la comunidad de Pariaguán y Rafael Juárez nos relata sus vivencias en el área cultural en Falcón. Este libro no hubiese sido posible sin la colaboración de los citados y de otros. También agradecemos las observaciones de Beatriz García y de Rafael Gallegos.

La información recabada permite concluir que, en las dos primeras etapas, las petroleras cumplieron con su accionista, trabajadores, clientes y proveedores. Las transnacionales, después de 1943, hicieron importantes donaciones a las comunidades y a la infraestructura nacional. Durante la etapa de la Pdvsa meritocrática (1976 al 2002), se pasó del concepto de donaciones al de inversión social, con el ingrediente importante de trabajar conjuntamente con los miembros de las comunidades y otros actores. En la etapa posterior resalta la abundancia de Misiones y otros programas sociales, pero con gran discontinuidad e injerencia política; hay corrupción, caída de la producción, escasez de combustibles, innumerables accidentes y trabajadores mal remunerados.

Como (había) en botica:

El Movimiento de Ciudadanos Venezolanos en el Mundo, instaló el sábado pasado el capítulo de Estados Unidos. Su objetivo es defender el derecho a votar, en las primarias y en las presidenciales, de quienes integramos el 25 estado de nuestra patria. Con el apoyo de gran parte de la diáspora podemos lograrlo. Este Movimiento no tiene carácter político y, por lo tanto, no apoya a ningún precandidato presidencial.

Lamentamos el fallecimiento de Félix Bonillo, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

21/03/23

 4 min


Laureano Márquez

Como cada comienzo de año, aunque este ya está bien entradito en meses, vuelven las profecías de Nostradamus a ponerse de moda. Sorprendentes siempre las deducciones que de sus planteamientos sacan los expertos en vaticinios.

Por ejemplo, se le atribuye al célebre boticario francés haber profetizado la muerte de la reina de Inglaterra y el ascenso de Carlos, al escribir: «La muerte repentina del primer personaje, será cambiado y pondrán otro en su reino».

Honestamente, uno espera un poco más de precisión en la cuarteta, algo al estilo de: «A media asta, iza bel bandera sobre dos columnas y luego pondrán al de la pluma chorreada». Así sí que se podría creer que está hablando de Isabel II y de su heredero.

Pero, en fin, en materia de profecías la gente se contenta con poco y cada quien pone en ellas lo que desea ver.

Para este año tenemos la siguiente: «Siete meses de gran guerra, gente muerta por el mal. Rouen, Evreux no caerá ante el rey». Según los especialistas esto se refiere a la invasión rusa de Ucrania.

Para comenzar, la agresión a Ucrania ya sobrepasa el año, guerra siempre ha habido a lo largo de la historia universal y el mal siempre ha causado muertes inocentes, además, las ciudades aludidas en la cuarteta son francesas. Por lo menos podría haber dicho zar, en vez de rey.

Otra predicción para el 2023: «Falla de luz en Marte». Esto, que en nuestro contexto fácilmente podría interpretarse como «falla de luz el martes», es tomado por los sesudos conocedores del adivino como el fracaso de la misión con la que la agencia espacial europea piensa colocar un Róver en el Planeta Rojo.

Y esta otra: «No abades, monjes, novicios para aprender; la miel costará mucho más que la cera de las velas. Tan alto el precio del trigo, ese hombre está agitado. Su prójimo para comer en su desesperación», ha sido interpretada en una gama de matices que va desde la renuncia del papa Francisco hasta el aumento de inflación mundial que nos conduce al canibalismo.

Definitivamente, con intérpretes así, no hay que ser Nostradamus, como dice el dicho, para saber lo que se avecina. Más honesto sería profetizar: «Cualquier cosa puede suceder, incluso que no suceda nada».

En lo que al autor de estas líneas toca, se niega a aceptar predicciones que no tengan nombre, apellido, fecha o al menos hechos señalados con claridad.

Por ejemplo, profeta serio, Miqueas, cuando vaticina: «Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre los clanes de Judá, de ti vendrá por mí uno que gobernará a Israel, cuyos orígenes son desde el principio, desde la antigüedad.» (Mi. 5:1) Esto se llama dar las coordenadas precisas, pues en Belén nació Jesús.

Profecía que concuerda, por cierto con la de otro profeta, Jeremías: «He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra» (Jer. 23: 5). Efectivamente, Belén es la tierra del rey David, cuyo nombre figura entre los ascendientes de Jesús.

Eso se llama concordancia predictiva.

Bueno, aunque el autor de estas líneas dista mucho de poseer el don adivinatorio de Jeremías, ni tampoco la habilidad poética del francés, no podía cerrar sin lanzar algunas cuartetas proféticas de mi propia inspiración visionaria:

«El cerebro conectado

veremos dentro de poco

con microchip encajado

justo en la base del coco.

Vida virtual viviremos

con el control de un botón,

así resucitaremos

después de cada apagón.

Lo bueno es que sin deslices

y sin vivir camuflados

estaremos muy felices,

pues seremos enchufados».

 2 min


Benjamín Tripier

Tratando de analizar o intuir la estrategia de Estados Unidos con respecto a Venezuela, lo primero es aceptar que ellos tienen una que define un par de líneas gruesas y algunos movimientos tácticos que se desenvuelven, por una parte, según las circunstancias, y por la otra, según los intereses de los actores políticos norteamericanos.

Y que el gran objetivo es que el chavismo salga del poder, y se retorne a una vida de desideologización y de normalidad democrática y respeto a los DD HH, reclasificación de “países amigos” y de una estrategia económica y social que renegocie la deuda externa, y cree condiciones de bienestar para que haya menos pobres… mucho menos pobres.

Dejando claro que el tema del petróleo no es lo mandatorio en la estrategia, porque tanto ellos como los europeos pueden vivir perfectamente (como ya viene ocurriendo hace unos cuantos años) sin el petróleo venezolano. Y el mejor ejemplo es que los europeos dejaron de comprarle petróleo y gas a Rusia, por razones no petroleras, pese a que son vecinos y los tienen muy cerca…

Las líneas gruesas que les mencioné están dadas por:

  • La posición bipartidista y bicameral que respalda la OE de Obama, renovada por Trump, y ahora, hace un par de semanas, una vez más, por Biden, declarándonos una “amenaza inusual y extraordinaria” para la seguridad interior de Estados Unidos.
  • La otra línea gruesa es la que he llamado de la “fruta madura” de máxima presión de sanciones, casi sin dar respiro, ahogando las posibilidades financieras y económicas del gobierno, y forzándolo a mover el peso al sector privado, a aceptar la presencia del dólar y a moverse lentamente hacia el mercado. Esperando que cuando esté madura, caiga sola sin esfuerzo.

Los movimientos tácticos han pasado por un par de etapas y, todo indica que estamos a punto de entrar en la tercera. Que no se sabe bien cómo será, pero que desechará, de lo hecho hasta ahora, todo lo que no haya tenido impacto positivo, y sumará, a lo que sí lo tuvo, un nuevo conjunto de acciones que se irán revelando a medida que pase el tiempo.

No hay que perder de vista que este año, para los americanos es el comienzo del período electoral, que las prioridades y jerarquías cambian, y que, si Venezuela entra en su radar, será solo en aquellas cosas que sumen a la campaña, de un lado y de otro. Lo cual no sería una buena noticia, porque cualquier ventaja que puede dar Venezuela a algún candidato, será pegándole más fuerte y mostrando mayor poder de daño. En esta etapa, es mejor estar debajo del radar.

Y la única posibilidad de que algo bueno salga de ser visibles en este tiempo, solo será si la mesa de México avanza, si sueltan presos políticos (especialmente los norteamericanos que quedan), y si hay algún atisbo de elecciones cómo deben ser. Y cómo es muy, pero muy difícil que eso pase, entonces es mejor navegar debajo del radar.

Recordando, la primera etapa fue la Trump y el mantra del interinato, donde no dejaba duda de que el propósito era el de sacar al chavismo del poder. La siguiente etapa, que fue la Biden, tal vez por tratar de diferenciarse de Trump, entró en una fase de ambigüedades, que, sin abandonar ni un centímetro la estrategia Trump, comenzó a opinar mediáticamente, como si estuvieran alivianando las sanciones, cuando nada de eso, ni ocurrió ni estuvo en sus planes. Se trató de la etapa de familiarización de la administración Biden sobre con quien estaban lidiando. Y esas declaraciones ambiguas llegaron a crear una ilusión que hizo que hasta los más serios analistas lo creyeran y llegaran al clímax, arrancando 2022 de “Venezuela ya se arregló”, cuando en realidad no se había arreglado nada, y al terminar la ensoñación, estábamos peor que al principio. Y de esa nube nos bajaron en octubre del 2022, cuando nos quedamos sin caja y no había con qué pagar nada.

El gran logro de los americanos para esta etapa, fue el canje de rehenes, que es algo que Trump no había podido lograr. Con estos eventos se dio por terminada esta segunda etapa en la relación, que dio pie a la frase de “la paciencia de Estados Unidos no es infinita”.

Creo que a los “gringos” les costó, pero entendieron lo mismo que Bush, Obama y Trump, que es que, para el chavismo, los Estados Unidos son el enemigo. Hay que recordar que todos los días, al tocar diana en los cuarteles de Venezuela, los militares se juran a sí mismos como chavistas y antiimperialistas, que es un eufemismo de “anti Estados Unidos”.

Basados en lo anterior habría que comenzar a esbozar la tercera etapa, qué contiene, y a qué se parece, eso si hay algún parecido con el pasado o si será algo totalmente novedoso. Una premisa que hay que considerar es que esta etapa nunca será más leve que las dos anteriores, y otra, incorporar con más claridad y precisión la división entre amigo/ enemigo que propuso Biden a principios del año pasado.

A partir de lo anterior, ya se puede hilar más fino e incorporar a los actores relevantes de esta guerra que son China, Irán y Rusia, y considerar el ambiente bélico o prebélico en que se desarrolla. Y es por eso que se incorpora la nueva arista militar en las relaciones, representada por la general Richardson, jefe del Comando Sur de Estados Unidos.

Si bien nuestra relación con China ha bajado sustancialmente, en el resto de la región es uno de los inversores más importantes de infraestructura, en comunicaciones y en minería. Y eso no le gusta a Estados Unidos, por lo que está lanzando una cruzada regional, y de allí, algo nos tocará a nosotros.

El caso de Irán es un poco más grave, pues se le dio al gobierno de Irán el manejo de la refinería de Amuay, que es una instalación industrial importante, y a pocas millas del territorio geográfico de Estados Unidos… de su seguridad interior… y esto, tampoco les gusta a los americanos.

Y finalmente está Rusia, con la que, si bien ya no tenemos lazos de negocios, cada día demostramos, como gobierno, más simpatía, apoyo y adhesión con los rusos, y todo lo que en estos momentos históricos significa.

En esta nueva etapa de la relación se incorpora una nueva arista que es la guerra, y pasaremos a ser medidos, ya no solo por democracia (o su falta) o DD HH, sino también por el alineamiento que tengamos con los enemigos de Estados Unidos. Y habría que incorporar también la señal que vino desde Europa de que no van a canjear principios por petróleo. O sea que en esta etapa ya el tema petrolero no tendrá tanta incidencia como se trató de hacer ver en las dos etapas anteriores.

O sea que los acuerdos con Chevron y con T&T, no son un cambio de rumbo, sino que son concesiones puntuales y reversibles, para favorecer a Chevron y a T&T.

Político

Si bien la oposición salió del mapa político de Venezuela, debe prepararse para reingresar cuando su presencia signifique alguna esperanza de cambio.

Hoy el chavismo está solo y sin límites y ha decidido intentar comunicarse directamente con Estados Unidos, que era una tarea que tenía la oposición a través del interinato, o sea que el gobierno no los necesita ni para eso.

No obstante, tratando de ver oportunidades en el desastre, la oposición debería comenzar a prepararse no para ganar elecciones, sino para tener una presencia de contrapeso efectivo en el país. Algo sólido cuya sola mención haga que el chavismo piense dos veces sus decisiones.

Las elecciones son una consecuencia de liderazgos y de oportunidades.

Si algo debemos haber aprendido es que no se le puede dar a un gobierno el poder para manejar, a su antojo, de ingresos diferentes a los impuestos. Porque sería repetir la historia, que ya sabemos cómo termina.

Y lo anterior es lo mínimo que se esperaría de una posición opositora, que demuestre sentido de cambio, y que no trate de repetir los errores que ya se cometieron. Porque sin propuestas de cambio profundo, el chavismo seguirá en el poder, y todos los demás, mirando desde afuera.

En cuanto a las primarias, que son un ejercicio interesante pero que no sacará al chavismo del poder, deberían organizarse lo más independiente del poder que se pueda. Porque la gran masa opositora no cree en el CNE, y porque creen que la diáspora debe votar.

Sigo insistiendo en la necesidad de una sesión de alineación estratégica de los que se están postulando como candidatos, como para buscar elementos de coincidencias para evitar que una primaria se convierta en una elección, porque hoy entre ellos mismos se tratan con una agresividad que hace dudar que cualquiera que gane va a contar con el apoyo de los demás… eso no va a pasar.

Social

La gran prioridad debe ser sacar gente de la pobreza e incorporarla los circuitos de empleo privado y productivo. Y para eso hay que diseñar una estrategia que no ha existido en Venezuela. Lo más que se intentó fue darles ingresos para satisfacer necesidades puntuales, siempre asegurándose de que siguieran siendo pobres. Que el pobre viva mejor, pero que siga siendo pobre…

El ambiente social se está caldeando y cuando llegue a su punto de ebullición, habrá que ver cómo se comporta esa sociedad, que hasta ahora ha mostrado una más que excesiva docilidad y sometimiento, pero no está claro cómo evolucionará. Porque la evolución se caracteriza por la falta de ingresos para lo mínimo de supervivencia. El salario mínimo ya cumplió un año sin cambios, mientras el costo de la vida aumentó en más de 300%.

Hay que optimizar la cadena de suministro y los medios y vías de distribución y retail, para adecuarse a las necesidades de la pobreza. Debemos contribuir a sacar gente de la pobreza, pero mientras eso se intenta, hay que facilitarles el acceso a bienes y servicios. Desde evitar que los precios suban por la competencia, buscando métodos asociativos entre competidores del tipo de la Coopetition, pasando por optimizar los costos y gastos de transporte, almacenamiento y distribución, hasta llegar a las ventas de suelto o detallado, y colocar presentaciones en tamaños más pequeños, tratando de entender el flujo de caja y los tiempos y rotaciones de las clases más necesitadas.

Los 21 millones de pobres pueden o bien ser una carga si no hacen nada y esperan solo ayuda, o bien ser una esperanza, porque 21 millones de personas incorporadas a la economía privada, pueden acelerar los procesos de crecimiento y llevarlos a cifras hasta impensables, como ser poder crecer el PIB al ritmo de 50% o 60% interanual (el tesoro en la base de la Pirámide de Prahalad).Económico

Estamos partiendo de un estancamiento con inflación muy alta. Hemos llegado a un piso más alto de utilización de la capacidad de planta del orden de 35%, pero con una caída equivalente en el consumo. Por primera vez en mucho tiempo hay exceso de inventarios que no se pueden colocar, llevando a que la producción tenga que hacerse más lenta, volviendo al ciclo vicioso de falta de oferta, aun para una demanda deprimida como la que tenemos.

Los consumidores tienen congelados sus ingresos, mientras los precios suben a mucha velocidad.

Nosotros salimos de la escasez en 2018, liberando los precios, bajando los controles, permitiendo que el dólar circule y aproximándonos a las leyes del mercado. La pregunta que debemos hacernos ahora es, cómo vamos a salir de esta trampa donde no hay controles, hay dólares circulando, y mercado es una palabra que usa cualquier chavista sin remordimiento.

Es posible que hayamos dejado la tarea sin terminar, lo cual nos llevó a esta situación que estamos viviendo. Solo nos queda avanzar y profundizar en esa dirección legalizando al dólar, liberando y unificando el mercado cambiario y formalizando el tema de los controles. Lo del dólar debe ser formal, de forma tal que se pueda operar en el sistema financiero con cualquier moneda.

Y habría que dar una vuelta más de rosca, sacando del presupuesto nacional el peso del mantenimiento y las pérdidas de las empresas que están en manos del Estado y que (ahora sabemos) nunca deberían haberlo estado.

Hay que avanzar en una estrategia de máxima liberación, y reconocer que el concepto de “Estado empresario” es un contrasentido en sí mismo, porque si eres lo uno no puedes ser lo otro.

Los magros recursos del Estado no pueden ir a financiar empresas eternas sobrevivientes y deben canalizarse a mejoras en los ingresos en educación, salud y jubilaciones y pensiones. Promover un consumo sólido y consistente de esas capas de la población.

Es muy difícil que de esta etapa de estancamiento salgamos sin sufrimiento. Pero hay que hacerlo, porque de otra forma, seguimos sufriendo como hasta ahora, pero el cambio consistiría en que al final, las cosas podrían mejorar. En la situación que estamos ahora, si no hacemos cambios profundos, el futuro se ve complicado.

Internacional

Si miramos la cuenca del Caribe sur, desde el punto de vista petrolero, lo primero que se nota es Guyana, luego Surinam, y tal vez T&T por la infraestructura para procesar gas; nosotros no entramos en el mapa de inversiones y nuevos proyectos que, en forma pujante, se están desarrollando en la región. La ideología nos mantiene aislados, y el costo que pagamos por sostenerla, ya nos ha costado la pérdida de 7 millones de personas y tal vez una generación completa de estudiantes, profesionales y ejecutivos. Para cubrir esa brecha, casi obligatoriamente tendremos que acudir a una inmigración selectiva… pero claro… eso no es ahora porque la mencionada ideología sirve como muro de aislamiento, y la gente no quiere venir.

Pasando al tema Ucrania, la posición de Trump-DeSantis de abandonar a Ucrania a su suerte, no parece que les vaya a sumar puntos, sino todo lo contrario. Es un juego peligroso, porque por diferenciarse de Biden, pues van a perder y Biden capitalizará el apoyo irrestricto a Ucrania. No hay que olvidar que Trump quiso abandonar la OTAN y hacerse mejor amigo de Putin, todo lo opuesto de la posición de Biden que luce más centrada y coherente.

La nueva preocupación de Europa está relacionada con el siguiente blanco de Putin, que todo indica que será Polonia, porque la megalomanía con la que llegó Putin al poder rescatando el águila bicéfala, queriendo recuperar el imperio de los zares, y mover las fronteras hasta donde llegaba la extinta Unión Soviética, da un mensaje que no se condice con el calamitoso estado de su país, que ha sido aislado y ha perdido las cadenas de suministros, y está tratando de construir nuevos, más lejanas y más complejas… y poco sustentables.

Recomendación

  • Al gobierno: que desenganche de la administración pública todas las actividades que requieren capital y gerencia privada. Para eso deben llegar al rigthsizing, con miras a hacer una colocación de acciones en el mercado de capitales, no con la idea de democratizar el capital que aquí no tiene ningún sentido, sino de avanzar en un proceso de desintoxicación de sanciones, en la búsqueda de un socio tecnológico que realmente conozca el negocio.
  • A la dirigencia opositora: que arranque un proceso de filtrado interno para identificar quién es un opositor y quién, mostrándose como si fuera, ya cambió de bando y privilegia los intereses del gobierno. Esto es importante porque con las actitudes de diciembre y enero, muchos pasaron a integrar el grupo de los escorpiones, que se suman a los alacranes y a la mesita. Todos ellos se dicen opositores, cuando realmente no lo son. Critican más a sus compañeros que a Maduro, y sostienen ideas económicas de continuidad y no de cambio.
  • A la dirigencia empresarial: que considere seriamente el mercado de la BdlP como un objetivo vital, porque el mercado limitado a 5 millones de personas no es suficiente para crecer. Hay un mercado “debajo de la alfombra” con 21 millones de personas que esperan ser incorporados al circuito económico, y eso es algo que debemos/ podemos hacer. Solo hay que plantear una estrategia y ponerse a trabajar.
  • E-mail: btripier@ntn-consultores.com
  • Instagram: @benjamintripier
  • Twitter: @btripier

 12 min


Gustavo J. Villasmil Prieto

«La garza negra y de hierro que te chupa las entrañas

se llevó en el negro aceite

la tierra venezolana»

Jesús Enrique «Chelique» Sarabia, «La garza negra y de hierro» (1975)

«Ahora que el petróleo es nuestro
viva la soberanía
que tal señor presidente
si se convierte en comía»

Ali Primera, «Ahora que el petróleo es nuestro» (1975)

1976, el año de la nacionalización del petróleo, no pasó sin angustias en casa. Crecí en una Venezuela llena de gasolineras Esso y Shell, estas últimas nuestras preferidas por los carritos de colección y los libros para colorear que obsequiaban a los niños abordo de cada carro al que servían y al que nunca dejaban de limpiarle el parabrisas, ajustarles la presión a los cauchos y medirles el nivel del aceite.

Pasada la medianoche del 31 de diciembre de 1975, todo habría de cambiar y seríamos venezolanos los encargados de la compleja operación consistente en bombear petróleo, almacenarlo, transportarlo, refinarlo y comercializarlo tras casi tres cuartos de siglo de gestión en manos extranjeras.

Todavía recuerdo la reflexión que en torno a nuestra mesa de Navidad de aquel año compartió con nosotros el ingeniero y sacerdote jesuita José Manuel Ríos, amigo entrañable de mis padres desde su juventud marabina: «quiera el Señor que sepamos hacerlo, o nos tendremos que comer el crudo untado en el pan».

Lo cierto fue que pudimos. La aspiración que con optimismo expresara la canción que en aquellos días pusiera de moda por la radio el recordado Chelique Sarabia se materializaría en una estatal Pdvsa operada por venezolanos que muy pronto se posicionó entre las grandes corporaciones petroleras del mundo. Escapa al alcance de estas reflexiones si aquel fue o no un movimiento acertado. Herencia de los Austrias, ha sido la propiedad estatal del petróleo en Venezuela una realidad en la que tienen su origen no pocas claves de nuestra perversa relación como sociedad con el Estado y cuyas derivas han signado aspectos esenciales incluso de nuestras propias vidas.

Lo cierto es que durante los últimos 50 años ha sido venezolano el talento a cargo de todo aquello. El proyecto nacional de modernidad una vez más apelaba al poder del oro negro para apalancarse. Refiriéndose al pensamiento de Rómulo Betancourt al respecto, el historiador venezolano Luis Lauriño Torrealba destaca: «El petróleo venezolano ya producido a escala industrial, en sus dimensiones local e internacional, fue el eslabón que permitió articular, a un alto nivel, la economía venezolana con el macroproceso capitalista mundial».

La izquierda marxista nunca pudo ofrecerle al país una reflexión sobre la cuestión petrolera a la altura de la betancuriana, sea que esta se suscriba o que no. En esta materia, privó siempre en su discurso –como en todo– el permanente reciclaje de un resentimiento estéril incapaz de generar alternativas de política. Al respecto, citemos a Álvaro Silva Calderón, uno de sus escasos referentes destacables en esta materia: «Al final, el cambio del sistema concesionario al nacionalizado se efectuó sobre las mismas estructuras organizativas existentes y se creó a Petróleos de Venezuela para coordinarlas como una casa matriz. Iguales prácticas y las mismas culturas de las empresas concesionarias continuaron funcionando y modelaron el funcionamiento de Pdvsa».

Con sus luces y sus sombras – que muchas hubo– aquella misma industria nacionalizada en 1976 hizo de Venezuela el sexto productor mundial de petróleo en 1998, con más de 3 millones de barriles al día.

Hoy somos apenas una anécdota triste en el mapamundi energético tras el desmantelamiento de la estructura corporativa que lo hiciera posible, capturada como fue por gerentes ineptos cuyo único contacto previo con los hidrocarburos fue, muy probablemente, como clientes de la gasolinera de Fuerte Tiuna.

Nunca fue más nuestro el petróleo como ahora, siguiendo la letra de aquella canción de Ali Primera y su olvidado cuatro de cuerdas rotas: solo que no se cumplió la aspiración de que se coinvirtiera en comida. No hay como explotar tan inmensas reservas. Las élites técnicas venezolanas, las mismas que una vez sostuvieron a Pdvsa, acabaron en el Golfo Pérsico o a los arenales bituminosos de Calgary tras ser echadas vía TV por la inconciencia frenética de Hugo Chávez.

La calamitosa gerencia «rojarojita» que la sustituyó nunca dio «pie con bola» manejando la operación, rompiendo en el intento todos los récords imaginables en materia de accidentes laborales, de daños graves a instalaciones claves – ¡cómo olvidar la tragedia de 2012 en Amuay! – y de catástrofes ambientales como el del río Guarapiche en Monagas aquel mismo año. ¡Y es que hasta se les «pasó» dragar la barra del lago de Maracaibo, por lo que a los afortunados y únicos ganadores de los diálogos de México – me refiero a Chevron– se les complica sacar el ansiado crudo por el cual vinieron!

Por todo ello, esos mismos ganadores se dejaron de melindres y decidieron poner al frente de su negocio aquí a gente propia y sabida. Después de tan largas esperas y de los inmensos costos en los que han incurrido, no pueden arrendarle la ganancia al último de la promoción, al «diez es nota y lo demás es lujo» que les nombre el chavismo y se traen a un «musiú» que de petróleo sí que sabe, a un supergerente con el cargo de chupar de nuestros yacimientos todo el aceite negro que pueda.

Porque bombear petróleo supone saber de sísmicas, de flujos y de resistencias, de volúmenes y de presiones, de tiempos y de costos y ninguno de los «guillermitos rada» rojos tiene la menor idea de eso. Porque manejar tan complejas variables para producir un barril de crudo solo se aprende tras muchas horas-hombre de estudio y de mucho esfuerzo de investigación como aquella que producía el otrora Intevep y no libando néctares en los salones del poder ni exhibiendo galones de latón dorado.

Se ha materializado así la peor de todas las némesis venezolanas: la del retorno del terrible Míster Danger del relato galleguiano. Es la vuelta del «manager» rubio que a lo suyo viene y punto. Otro más para quien Venezuela no es un país sino un campo petrolero lleno de gente hambrienta, mientras a las afueras de Caracas juegan al polo. Y todo en revolución.

Referencias:

Lauriño Torrealba, LM (2018). Rómulo Betancourt. el diseño de una república. La Configuración de las Bases Socioeconómicas y Políticas para el Desarrollo de la Democracia Social en Venezuela, 1928-1945. Caracas. Colección Letraviva, AB Ediciones, p. 28.

Silva Calderón, A. Trayectoria de la nacionalización petrolera. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales [online]. 2006, vol.12, n.1, pp.109-123. ISSN 20030507

Twitter: @Gvillasmil99

Gustavo Villasmil-Prieto es Médico-UCV. Exsecretario de Salud de Miranda.

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Fernando Mires

Fue distinto al leer de nuevo la novela.

No fue igual a como lo hice en mi juventud, cuando solo imaginaba lo que podía ser eso que llaman una guerra. Hace un par de días comencé a revisarla, luego decidí leerla de nuevo, esta vez no muy lejos de una guerra, mirando en la pantalla a las tropas rusas avanzando sobre un país que no es el de ellos, destruyendo aldeas, pueblos, matando a gente inocente, torturando, violando.

Matar para vivir

La guerra es el trámite mediante el cual descendemos a lo más bajo de la condición humana. Eso diría si me pidieran determinar con una frase el principal sentido de la siempre actual novela de Erich María Remarque, Sin Novedad en el frente. Subrayaría, eso sí, la palabra humana.

Los animales por lo general no se matan entre los de su propia especie, como hace la gente. Cualquiera comparación con las bestias está en este caso de más. No es que las bestias sean mejores que nosotros. Son otra cosa, viven en su mundo de bestias. Nosotros vivimos en un mundo de humanos y al mundo humano –como el arte, la cibernética y la filosofía – también pertenecen las guerras.

Quiere decir: Las guerras no nos deshumanizan, nos muestran solo una propiedad de la condición humana: su destructividad

La destructividad no es por cierto la de los soldados. En el peor de los casos ellos son solo los instrumentos del mal. La destructividad reside en los argumentos, discursos y razones que llevan a cometer guerras. Y esas razones son siempre racionalizaciones. Y las racionalizaciones son siempre ocultamientos de la verdad pues los animales al no hablar no mienten. La peligrosidad del humano, decía Kant, es que su inteligencia lo puede llevar no solo a revelar, también a ocultar la verdad. ¿Cuál es la verdad de la guerra según Remarque? El autor respondió escuetamente a través del joven soldado Paul Bäumer: «matar para vivir, vivir para matar». No hay más. No hay tiempo ni deseos para pensar en otras cosas. La vida en la guerra no tiene más sentido que no sea la sobrevivencia.

«La guerra nos ha embrutecido de un modo extraño y triste», medita Paul. «Saludar, cuadrarse, presentar armas, dar media vuelta a la derecha, media vuelta a la izquierda». Hay que obedecer al que está arriba y mandar al que está abajo. El orden de cada día se reduce a obedecer y a mandar. Pero lo fundamental es no morir. De ahí viene el valor que Paul asigna a la alimentación. Procurar alimentos es una gran ocupación del soldado. Es también la fuente de la camaradería: buscar y compartir alimentos y agruparse para no morir genera un vínculo, podríamos decir, prehistórico. No de amistad, entiéndase.

La camaradería es algo muy distinto a la amistad. Significa comprender que sin el otro que está a tu lado te matarán más fácilmente que si estuvieras solo, que lo necesitas como apoyo para seguir viviendo, del mismo modo como él te necesita a ti. Hasta que la muerte los separe.

La camaradería es a la amistad lo que el sexo al amor. Amistad y amor son invenciones civilizadas. Camaradería y sexo son, en cambio, necesidades básicas. En ese periodo al que por comodidad llamamos prehistoria, no había amistad, pero sí camaradería. Sin ella no existiríamos como especie.

«No luchamos, nos defendemos de la destrucción». «Estamos abandonados como niños y somos experimentados como ancianos». Por eso, junto a la alimentación y la camaradería, el otro gran aliado es el azar. El soldado vive del y por azar. No es miedo, enfatiza Paul. «El terror a la muerte es algo puramente físico», no mental. Es intentar ser en el lugar donde por azar podemos dejar de ser.

Por eso la muerte en la guerra no requiere de representaciones. Simplemente está ahí, visible, sobre la tierra regada con sangre. Del mismo modo que desde la guerra nace un profundo deseo de vivir en la única forma posible: entre camaradas. No extraña entonces que de pronto Paul sienta amor por el aire, por los abedules que mece el viento, por los colores del sol entre las ramas, por la noche en paz alrededor del fuego, compartiendo víveres entre camaradas, gozando el simple placer de estar vivos. «El sentimiento natural del soldado reside en encontrarse aquí». Ni el pasado ni el futuro juegan un papel. «Sobre todo somos soldados, y luego de un modo vergonzoso, individuos». «La vida no es más que un constante estado de alerta en contra de la muerte».

Rara vez los soldados conversan sobre el sentido de la guerra. Solo durante un momento de descanso alguien preguntó: ¿Por qué estamos luchando? Por la patria, fue la respuesta formal. Pero no hay patria sin estado, comentó otro soldado. Hasta ahí no más llegó la conversación. Seguir pensando en el sentido de la guerra los podía desviar de su tarea fundamental: no morir, y para eso «matar a gente que no odiamos ni nos odian, pero nos quieren matar». No hay nada más existencial que una guerra. Ella te sitúa en el justo medio entre la vida y la muerte. Y en ese medio no hay nada. Pensar sobre el sentido de las cosas es distracción y, por lo mismo, puede ser muy peligroso.

Dentro de la guerra

La genialidad de «sin novedad en el frente» no reside en su condena a la guerra. No es un texto pacifista, como ha sido entendido por tantos críticos relamidos. Tampoco, por supuesto, es belicista. El libro es una novela y a la vez un relato basado en hechos reales ocurridos no en la guerra sino «dentro» de la guerra, y sin ninguna premeditación política ni filosófica, decía Remarque. Ese «dentro» es lo más decisivo. Vivir o morir «dentro» de la guerra no es lo mismo que vivir o morir fuera de ella.

La guerra vivida frente a la muerte está muy lejos de ser «la continuación de la política por otros medios». Para los soldados al menos, no lo era. La guerra para ellos era otro mundo, otra vida que lentamente ha perdido los contactos con el mundo externo a la guerra. No es la continuación de nada. Hecho que experimenta de modo traumático Paul en unos días de permiso que le permitieron visitar al hogar materno.

Fuera de la guerra no podía Paul reconocerse a sí mismo. Lo que había sido antes su vida le parecía de pronto una realidad ajena, algo que no tiene nada que ver con lo que él es, o ha llegado a ser. En cierto modo anhelaba oscuramente volver al campo de batalla, donde él, después de tantas sangres, había llegado a pertenecer. Ahí estaba su vida. Paul, definitivamente, ha dejado de pertenecer al mundo de la paz. Su cuerpo y su mente se han convertido en órganos de otra realidad, una que no tenía nada que ver con la que había sido la suya. La guerra era ahora su nueva patria. El lugar donde no quieres, pero debes morir.

Escrito después de la primera guerra mundial, publicado en 1929 en Alemania y traducido a veintiséis idiomas, el libro no sobrevivió en su país a la segunda pues los nazis la prohibieron. Fue recién en el exilio, en los Estados Unidos, cuando la novela fue llevada al cine y después convertida en símbolo literario de todos los movimientos pacifistas del mundo occidental. De los pacifistas de verdad, no de los hipócritas de ahora que piden desarmar a los ucranianos para que Putin se haga de sus territorios.

La guerra del 1914 surgió por razones que todavía los historiadores no logran explicar del todo, como una carambola en donde fueron arrollados gobiernos que no querían la guerra y que, sin embargo, estaban obligados a alinearse en contra de enemigos que no percibían como tales. Es por eso que el clamor de los valientes pacifistas del período era por una paz desligada de culpables o responsables inmediatos.

Tomar partido por la paz era simplemente tomar partido en contra de una guerra absurda que dejaría detrás de sí a más de 20 millones de muertos. Hecho que nos lleva necesariamente a diferenciar la guerra del 1914, de la iniciada y provocada por Hitler en 1939 con la invasión a Polonia, y por Putin el 2022 con la invasión a Ucrania.

Durante la primera, los soldados de los países involucrados no sabían por qué y para qué luchaban. Durante la segunda, los fanatizados soldados alemanes imaginaban hacerlo por la grandeza de Alemania. Los de las demás naciones sabían que luchaban en contra de una invasión ordenada por un líder demoníaco. Durante la iniciada en el 2022, la que ya se anuncia como tercera guerra mundial, puede que los soldados rusos no tengan muy claro para qué son reclutados, por lo general de modo forzado, ni tampoco por qué les ordenan matar a ciudadanos pacíficos que habitan en ciudades y pueblos de Ucrania.

Pero los que sí saben muy bien las razones por las cuales van a la guerra son los soldados ucranianos. Ellos van a la guerra para defender a una nación invadida por orden de un dictador criminal que ha enviado sus ejércitos a ocupar la nación de la que ellos son sus ciudadanos. Erich María Remarque no habría podido describir nunca, entre jóvenes ucranianos, una escena como la que describe en su novela, entre jóvenes alemanes que se preguntan por qué luchan.

Por qué lucha Ucrania lo sabe todo el mundo. Incluso los que no quieren saberlo. Y, sobre todo, lo saben los pacifistas que niegan el envío de armas a Ucrania.

No todas las guerras son iguales

No todas las guerras son iguales, es sabido. Las hay ofensivas y las hay defensivas. Las primeras son injustas; las segundas son justas. Pero en la del 1914 era difícil detectar un solo responsable. En la segunda, la Alemania de Hitler era evidentemente responsable de todo lo sucedido. En la del 2022 la responsabilidad, por igual motivo, debe recaer sobre la Rusia de Putin.

La primera guerra mundial no fue una guerra de invasión, fue un choque de imperios, si se quiere. La segunda y la tercera sí fueron guerras de invasión. En otras palabras: no se puede estar en contra de la guerra en Ucrania sin estar en contra de la invasión y, por lo mismo, sin la decisión de ayudar con todos los medios disponibles a la nación invadida. En la primera guerra mundial era difícil tomar partido por un bloque u otro. En la segunda, tomabas partido a favor o en contra de Hitler. En la que ya asoma como tercera, o tomas partido a favor o en contra de Putin. Por eso mismo muchos hemos tomado partido en contra de Putin y de los putinistas.

Un pacifismo sin toma de partido es hoy tan cómplice, o quizás más cómplice, de los que toman partido a favor de Putin. De estos últimos sabemos al menos que son nuestros enemigos, y con los enemigos no se discute.

A los primeros los escuchamos con estupor, sobre todo cuando asumen una afectada pose neutral, o cuando hablan de no ayudar a Ucrania por temor a una escalación, o cuando se las dan de objetivos y afirman que en los contextos geopolíticos no hay buenos ni malos, solo luchas de poderes, y no por último a los farsantes que escriben «paren esta guerra» como si fuera una riña de chicos malcriados y no el resultado de la invasión ordenada por un genocida enloquecido.

Sin novedad en el frente ha sido llevada nuevamente al cine, creo que, por tercera vez, dirigida esta vez por el alemán Edward Berger. Recibió cuatro Oscar. Solo podemos alegrarnos. Es una gran novela, y ojalá sensibilice al público contra –para decirlo con el nombre de la serie de Goya– «los horrores de la guerra», pues esta, la del 2022, los ofrece a montones.

No obstante, es imposible disimular un temor, y es el siguiente: Que el nuevo filme sea usado como símbolo por esa caterva de pseudopacifistas, de izquierda o de derecha (da lo mismo), quienes exigen «el fin de la guerra», la que a diferencias de la primera mundial, sí tiene causantes y responsables claramente definidos. Por supuesto, la inmensa mayoría estamos por el fin de la guerra, pero no todos están convencidos de que esta guerra tiene como causa a la guerra sino a quienes la iniciaron y la continúan: Putin apoyado por los putinistas e, indirectamente (a veces directamente) por los pacifistas «neutrales».

La de Putin es una guerra de invasión y una guerra de invasión solo puede terminar cuando termina la invasión. Eso quiere decir que, para que termine esta guerra, tiene que haber esta vez «una novedad en el frente». Y la novedad del frente, dicho sin rodeos, solo puede ser, si no una derrota, una retirada militar de Putin de todo ese territorio que no le pertenece: Ucrania. Todo lo demás es pasto seco.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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