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Opinión

Fernando Mires

El encuentro de los líderes de la economía mundial en Bali tuvo como nunca antes un carácter no económico sino fundamentalmente político. Ese carácter político se lo había dado, sin proponerse, Vladimir Putin cuando en repetidas ocasiones anunció que la guerra de invasión a Ucrania era solo el comienzo de un levantamiento en contra de la, por él denominada, dominación de Occidente.

Probablemente Xi, de quien se dice piensa con una calculadora en su cabeza, imaginó un nuevo orden económico con China en la vanguardia. Pero en ningún caso la destrucción económica de Occidente, como deliraba Putin. Definitivamente Putin no entendió a Xi ni tampoco al mundo que lo rodea. Pues si hay alguien que necesita de la economía occidental, como un ser vivo al aire, ese es Xi. Sin la economía occidental no existiría la China de hoy. El capitalismo chino es un producto del capitalismo occidental.

China vive y vivirá de las inversiones de Occidente en China y de las de China en Occidente. China –es lo que advirtió el ultranacionalista Donal Trump como un peligro– es el campeón de la globalización económica. Lo que no quiere ni puede aceptar Xi –y desde su perspectiva, con razón - es la dominación cultural y política de Occidente sobre China.

La doctrina china es simple: intensas relaciones económicas con todos los países del mundo, siempre y cuando estos respeten las tradiciones políticas y culturales de China sin inmiscuirse en los asuntos internos del enorme país. Doctrina que entendió muy bien el pragmático canciller de Alemania Olaf Scholz, quien no se cansó de mover la cabeza en sentido afirmativo durante su encuentro con Xi, una semana antes de que fuera iniciada la reunión del G20.

No es posible asegurarlo, pero hay sospechas fundadas de que el, al comienzo muy criticado viaje de Scholz a China, fue planeado en común acuerdo con personeros de otros países occidentales, o por lo menos con el gobierno norteamericano. Como representante de la que se supone es la economía más fuerte de Europa, Scholz fue a entrevistarse con el representante de la economía más fuerte de Asia. Y al parecer ambos llegaron a un acuerdo: Un acuerdo que sería consagrado por los gobiernos reunidos en Bali y que reza más o menos así: “los negocios son los negocios y todo lo que interfiera “nuestros” negocios deberá ser apartado de la mesa.

Bien, Putin y su decimonónica guerra contra Ucrania, interfiere en los negocios del siglo XXl. Por eso, con elegancia alcapónica, Scholz y Xi, luego Xi y Biden, lo apartaron de la mesa. En suma: no hay ni habrá un nuevo orden económico mundial a la Putin. En su lugar habrá lo que siempre ha habido pero a mucha mayor velocidad e intensidad que antes: negocios. Negocios que establecerán diversas “figuraciones” (para emplear el término sociológico de Norbert Elías) vale decir, alianzas, contratos, acuerdos. Muchos acuerdos. En esa constelación nadie necesita a Putin. Por el contrario, es un estorbo. Así debe haberse sentido Lavrov caminando a lo largo de las mesas donde compartían los gobernantes- mercaderes de oriente y occidente.

Putin llegó a ser, de actor privilegiado, un estorbo internacional. Evidentemente, en el juego ajedrecista contra Occidente, parece ser evidente que Xi intentó utilizar a Putin como alfil, o más bien como amenaza frente a la posibilidad del conflicto surgido por el estatus de Taiwan. Pero algo deben haber conversado Xi y Biden sobre Taiwan para lograr al final un “acuerdo de caballeros”. Un acuerdo tácito según el cual Xi se comprometería a no anexar (todavía) a Taiwan y Biden a no enviar más algo parecido a la señora Pilossi a armar innecesarios líos con China. ¿Y el nuevo orden económico mundial sobre el que conversaron Xi con Putin en las Olimpiadas? Pues que Putin se olvide.

Dicho en términos más politológicos: aquello que aparece como resultado de la reunión de los 20 es, en primer lugar, la coexistencia económica entre gobiernos con distintas estructuras e ideologías. Para China eso no significa ningún problema pues, reiteramos, es y será su doctrina mundial. Para Occidente, en particular para los EE UU, puede sí ser algo más problemático.

Mientras que para China la autocracia como forma de gobierno corresponde con las más profundas tradiciones históricas del país (el libro de Kissinger, “China”, una maravilla histórica y literaria, lo muestra con precisión) la democracia de Occidente es, o ha llegado a ser, un producto de exportación. La democracia tiene, aunque los presidentes democráticos no lo quieran, un carácter expansivo.

La democracia, eso no lo van a entender nunca los sátrapas y déspotas del planeta, es erótica. No estamos haciendo aquí una figura literaria. Lo que intentamos afirmar es que la democracia no tiene solo un carácter político sino algo muy difícil de ser entendido por economistas y científicos sociales. Me refiero a su inherente sentido ontológico.

En tenor filosófico hay una relación indivisible entre el ser como ser y el ser político, en este caso, el ser democrático. El ser, sigamos hablando ontológicamente, para ser, necesita ser. Y solo se llega a ser más cuando hay libertad para ser. O para que se entienda mejor: la democracia, no es en sí la libertad. Pero es un sistema político que organiza y garantiza institucionalmente a libertades no solo políticas que no existen bajo otras formas de gobierno. Sin esas libertades no puede haber democracia. De todos los regímenes de organización política, la democracia es la forma organizativa que menos niega la voluntad del ser, la mejor de todas las peores, si reinterpretamos a Churchill. Para los que vivimos en democracia, ese es un sobrentendido. Para los que en cambio no viven bajo su amparo, es un deseo que, cuando es sistemáticamente negado, puede llegar a convertirse en una fuerza de acción colectiva. A veces como consecuencia de una indignación nacional ante el caso de una muchacha asesinada por no llevar bien puesto un velo. O frente a un dictador que envía a jóvenes a pelear en una guerra de invasión por la que ellos no quieren luchar.

Los gobernantes de países democráticos son conscientes de representar un orden político que, aún en contra de su voluntad, puede convertirse en objeto del deseo para muchos habitantes de países dominados por autocracias. Las migraciones masivas que avanzan hacia los países occidentales, por ejemplo, no surgen siempre como consecuencia del hambre y la miseria, ni tampoco por razones directamente políticas sino, muchas veces, porque esas multitudes de seres casi siempre jóvenes, son atraídos por las luces de las grandes ciudades occidentales, por una promesa de vida que intuyen pero no conocen, por una realidad que imaginan como negación de las oscuridades de las cavernas del no-ser, desde donde provienen. Biden, ni ningún gobernante occidental, puede hacer algo en contra si los jóvenes de China, o Irán, se sienten atraídos por un Occidente al que, sin conocerlo, aman.

Los gobernantes autocráticos pueden apropiarse de la técnica, de la ciencia, de las finanzas occidentales, pero nunca del espíritu político occidental sin negarse a sí mismos. Esas son las razones que explican por qué, como si fuera un sentimiento que pareciera surgir de un atávico instinto de supervivencia, los autócratas del mundo odian a Occidente. Y lamentablemente no lo pueden evitar, aunque sí, cuando se trata de autócratas tan inteligentes como Xi Chinping, disimular (¡qué bien se veía en Bali con traje y corbata!)

Los gobiernos democráticos están obligados a practicar normas de autocontención cuando tienen que dialogar con los autócratas del mundo no-occidental. En muchos casos deben entender que la democracia no está inscrita en ningún programa genético de la humanidad y, por lo mismo, ninguna nación está determinada a “evolucionar” hacia un orden democrático. Los gobiernos asiáticos e islámicos son lo que son de acuerdo a sus propias historias, culturas y tradiciones.

Puede suceder incluso que nunca el mundo llegue a ser definitivamente democrático. De ahí que, por lo menos en los grandes encuentros globales, hay que dejar atrás ese misionarismo político que ha caracterizado a muchos gobiernos norteamericanos, como el de Carter, en parte el de Reagan, los de los Bush, e incluso el de Biden.

En la gran película de Martin Scorcese “Silencio” (2016) hay un diálogo intenso entre un maestro budista japonés y un sacerdote jesuita portugués, un misionero. Fue en el año 1638. En ese diálogo, el budista dijo al jesuita: “Nosotros no queremos matarlos a ustedes, pero es que ustedes vienen a predicarnos una religión que no ha nacido, crecido y madurado en nuestros huertos” El jesuita responde: “nuestra religión es universal porque Dios es solo uno”. No era tan cierto, el argumento jesuita. La religión que predicaba había nacido en huertos judíos, griegos y romanos, pero no japoneses. Si era una religión universal lo era tanto como la budista. Hoy, seis siglos después, no hay problemas en predicar el budismo en Occidente y un poco menos el cristianismo en Japón. Pero sí hay problemas para predicar filosofías democráticas en China. Tal vez un día será posible predicar la filosofía democrática occidental en China. Pero para eso hay que tener paciencia china. No es, el nuestro, tiempo de misioneros.

Xi Chinping, como buen chino, tiene paciencia. No intentó acercarse a Occidente cuando parecía que Putin iba a ganar rápidamente la guerra a Ucrania. Solo lo hizo cuando los ucranianos demostraron en los campos de batalla que Putin no iba ser el vencedor. Chinping decidió entonces reiniciar las buenas relaciones diplomáticas con Occidente. En cierto modo -ironía de la historia- la paz mundial se la estamos debiendo a los soldados ucranianos. Slava Ucraini.

Tres puntos de la declaración final, firmada por la mayoría de los gobiernos en Bali, fueron golpes muy duros para el dictador ruso. Entre ellos: 1. No al uso de armas nucleares (clara advertencia al chantaje favorito de Putin) 2. El curso de la economía mundial debe estar puesto por sobre las guerras. 3. No a la guerra en Ucrania.

Cuando Lavrov viajaba en su avión de regreso a Moscú y fue dada a conocer la declaración de Bali, Putin debe haber sentido un frío siberiano sobre sus ya no muy musculosas espaldas.

16 de noviembre 2022

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2022/11/fernando-mires-g20.html

 8 min


Ramón Cardozo Álvarez

En estas dos últimas décadas, Venezuela ha envejecido prematuramente. El país ha perdido, quizás de manera definitiva, un alto porcentaje de gente joven, muchos de ellos profesionales y trabajadores capacitados, que representaban una ventana de oportunidad para impulsar su futuro desarrollo. Actualmente, existen 7,1 millones de venezolanos migrantes y refugiados en el mundo, de los cuales 5,96 millones (84,9 por ciento) se encuentran distribuidos en 17 países de América Latina, sobre todo en Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Brasil, según los datos de la Plataforma RV4.

Este descomunal flujo migratorio de venezolanos se ha producido en tres olas sucesivas a lo largo de estas primeras décadas del siglo XXI. La primera de estas olas tuvo lugar durante los años iniciales del primer Gobierno de Hugo Chávez.

Esta primera oleada estuvo motivada por los temores e incertidumbres que ocasionó en sectores medios y altos de Venezuela la implantación en el país del llamado socialismo revolucionario del siglo XXI. También influyó en esta primera ola el despido en el año 2003 del 47 por ciento (17.871 trabajadores) de la nómina de la petrolera estatal venezolana PDVSA. La segunda ola estuvo vinculada a la reelección presidencial de Chávez en el año 2006 y la desesperanza respecto a lograr un cambio de régimen en Venezuela. Estas dos primeras olas estuvieron conformadas por profesionales y empresarios, que poseían condiciones económicas favorables, altos niveles educativos, conexiones y altas posibilidades de insertarse en los países de destino escogidos.

Emergencia humanitaria

La última oleada migratoria se inició a consecuencia de la emergencia humanitaria compleja que comenzó a sufrir Venezuela a partir del año 2015. Esta crisis ha provocado hasta el momento la "migración forzada” de más de cinco millones de venezolanos, quienes se han dirigido fundamentalmente hacia los países de Latinoamérica y el Caribe.

A diferencia de las anteriores olas, el perfil del migrante de esta tercera ola atraviesa todo el espectro social y territorial de Venezuela, por lo que un alto porcentaje de ellos, que puede superar al 50 por ciento, posee una condición muy vulnerable, de acuerdo con los resultados de las ultimas "Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI)”, de la Universidad Católica Andrés Bello. En buena medida, esta condición de vulnerabilidad le ha dificultado a este grupo de venezolanos migrantes su desplazamiento, ingreso e inserción en los países escogidos como destino.

Dificultades de inserción en los países de acogida

La recepción y manejo de estos grandes flujos de población migrante vulnerable ha constituido todo un reto para los países de América Latina y del Caribe, en especial a partir del año 2020, cuando sus economías fueron golpeadas por la pandemia.

Esta situación se agravó aún más en el 2022 por la inflación desenfrenada que se produjo en Latinoamérica a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania. Dentro de este contexto, y de acuerdo con el informe "Refugee And Migrant Needs 2022” (Necesidades de Refugiados y Migrantes 2022), elaborado por la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), "los costos de vida, incluidos los alimentos, la energía, los alquileres y los medicamentos, se dispararon en toda la región, lo que afectó profundamente no solo a los refugiados y migrantes vulnerables, sino también a las comunidades de acogida…

La competencia resultante por puestos de trabajo, plazas de inscripción en escuelas, vivienda y otros servicios entre las comunidades de acogida y los refugiados y migrantes de Venezuela en ocasiones ha aumentado las tensiones sociales y puesto a prueba los niveles de solidaridad que caracterizaron los primeros años de la situación de desplazamiento de Venezuela".

Xenofobia y discriminación

Este informe refleja que el 60,5 por ciento de los venezolanos refugiados y migrantes en América Latina tienen dificultades para acceder a alimentación, vivienda y empleo formal. Por ejemplo, respecto a la vivienda, el 76 por ciento de los venezolanos en Perú, el 46 por ciento en Costa Rica y el 73 por ciento en Panamá carecen de los medios financieros para continuar pagando su alquiler.

En cuanto al empleo, el 34 por ciento de los venezolanos migrantes en Ecuador, el 64 por ciento en Guyana, el 35 por ciento en Panamá, el 40 por ciento en Uruguay, el 29 por ciento en Bolivia, el 27 por ciento Paraguay y el 25 por ciento en Argentina reportan estar desempleados. Con respecto a la nutrición de los niños migrantes menores de cinco años, se encontró que el 13,4 por ciento en Brasil, el 4,4 por ciento en Perú y el 3 por ciento en Ecuador, República Dominicana y Colombia presentaban desnutrición aguda.

Este informe también hace referencia a los niveles crecientes de xenofobia y discriminación que enfrentan los venezolanos migrantes, incluso dentro del sector privado: "Si bien los refugiados y migrantes encuestados en toda la región describieron la relación entre las comunidades y los venezolanos son buenos en general, los desafíos vinculados a las percepciones negativas de los venezolanos son comunes en muchos países”.

Aunque el informe de la Plataforma RV4 señala que evidentemente se ha producido un empeoramiento de las condiciones para los refugiados y migrantes venezolanos, también resalta que los gobiernos anfitriones siguen manteniendo el apoyo a la asistencia humanitaria y a los programas de regularización. En este sentido, el informe proporciona ejemplos como "el Estatus de Protección Temporal para Venezolanos (TPS) en Colombia, que tiene como objetivo proporcionar a más de dos millones de refugiados y migrantes de Venezuela un estatus legal regular por un período de diez años, así como programas de regularización comparables, aunque de menor escala, en Perú, República Dominicana y Ecuador, entre otros, que ayudan a los venezolanos a acceder a los sistemas de protección social, obtener ingresos e integrarse en las comunidades de acogida en toda la región”.

No hay condiciones para un retorno masivo

A pesar de las dificultades descritas, y de que en la actualidad algunos índices macroeconómicos y de medición de la pobreza en Venezuela han mostrado una leve recuperación respecto al 2021, situación que Nicolás Maduro ha aprovechado a través de una intensa campaña mediática insistiendo que "Venezuela se está arreglando”, lo cierto es que, hasta los momentos, la conjunción de estos factores no ha logrado detener la salida de venezolanos del país, y tampoco han logrado estimular de manera significativa el retorno de los migrantes a Venezuela.

El plan "Vuelta a la Patria” creado por Nicolás Maduro en agosto del 2018 para apoyar el retorno voluntario de todos aquellos migrantes y sus familias que carezcan de medios propios para el regreso no ha logrado resultados alentadores. De acuerdo con las declaraciones dadas por el canciller Placencia el 28 de agosto pasado, este programa, en sus cuatro años de existencia, solo ha logrado retornar a 29.124 venezolanos procedentes de 22 países, cifra muy poco significativa frente a los millonarios flujos migratorios de venezolanos producidos en la última ola migratoria de venezolanos.

De acuerdo con los resultados de la encuesta ENCOVI, arriba referida, según datos recogidos entre julio y agosto de 2022, la proporción de emigrantes retornados que reportan los hogares encuestados no supera el 6 por ciento de la totalidad de los migrantes venezolanos que han abandonado el país en estas últimas décadas. Según este estudio, "no se vislumbra un proceso de retorno masivo porque no están dadas las condiciones en Venezuela para recibir de vuelta a esa oleada millonaria de ciudadanos que se establecieron en otros países”.

Aunque en el país se ha logrado detener la hiperinflación que se venía sufriendo desde 2017, Venezuela todavía figura como la economía más inflacionaria del mundo. El economista Ángel Alvarado, cofundador del Observatorio Venezolano de Finanzas, señaló que para octubre de este año la inflación interanual venezolana había alcanzado el 173 por ciento y estima que para finales de año podría llegar al 200 por ciento.

País muy desigual

En efecto, luego de algunos meses de relativa estabilidad, el bolívar ha comenzado de nuevo a devaluarse, impactando de forma negativa al menguado salario mínimo que actualmente equivale a solo $ 12 mensuales. Al propio tiempo, en septiembre de este año el costo de la canasta alimentaria para el grupo familiar de cinco personas ya había alcanzado los 357,68 dólares americanos, de acuerdo con los datos suministrados por el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDA).

La pobreza en Venezuela, medida según el nivel de ingresos, alcanza actualmente el 81,5 por ciento de la población, y aunque esta cifra representa una mejoría relativa con respecto al 2021, todavía es extremadamente alta. En estos momentos, 8 de cada 10 venezolanos no cuentan con los recursos suficientes para adquirir la canasta básica. Por otra parte, la leve mejoría en los indicadores macroeconómicos se ha distribuido de forma muy desigual en el país. Según señala ENCOVI 2022, Venezuela es el país más desigual del hemisferio, con niveles comparables a Namibia, Mozambique y Angola. De allí que sea comprensible que un 75 por ciento de los encuestados por ENCOVI señalen que la razón principal por la cual saldrían de Venezuela sería la de buscar un empleo que les permita vivir dignamente a ellos y a su familia.

Deterioro de los servicios públicos

En Venezuela, la precariedad de los salarios ha venido acompañada con un deterioro pronunciado en la calidad de la prestación de los servicios públicos básicos (salud, educación, electricidad, telecomunicaciones, transporte, agua). Este problema constituye no solo un factor que afecta significativamente la calidad de vida de los venezolanos, sino que representa un obstáculo importante para dinamizar la economía y reemprender la senda del desarrollo.

Aunado a ello, de acuerdo con los datos del CENDA, en el último año el costo de los servicios públicos en Venezuela ha sufrido un aumento del 212,88 por ciento. Una familia venezolana necesita 3 salarios mínimos mensuales solo para costear la tarifa básica de los servicios públicos esenciales (agua, electricidad, teléfono, internet, transporte público y aseo urbano). Es decir, se han producido aumentos desproporcionados en las tarifas que además no han tenido como contraprestación una mejora significativa en la prestación de la mayoría de estos servicios.

Los resultados de la Encuesta de Usuarios abril-mayo 2022 del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos, arrojan que el 61,9 por ciento de los consumidores valora de forma negativa el servicio de agua y solo un 27,9 por ciento declara contar con servicio permanente de agua. Respecto al servicio de electricidad, el 62,4 por ciento tiene una valoración negativa de su calidad y solo un 14,1 por ciento manifiesta que nunca o casi nunca sufre de interrupción del servicio eléctrico. La Encuesta Nacional de Hospitales (Octubre 2022) reporta que "Para el cierre de octubre, la cantidad de muertes a causa de las fallas de energía han sido 218 en lo que va de año”.

En cuanto al servicio de internet, la encuesta arroja que el 43.2 por ciento de los usuarios tiene una opinión negativa del servicio. Con una velocidad de apenas 4,47 Mbps, Venezuela, junto con Cuba, tiene la peor velocidad de transmisión de banda ancha en América Latina, ocupando el puesto 187 dentro del ranking de 220 países del mundo, según el informe "Worldwide Broadband Speed League 2022”.

La inseguridad sigue siendo un grave problema

Junto a las carencias económicas y a la baja calidad de los servicios públicos, la inseguridad sigue siendo uno de los principales problemas que afectan a los venezolanos. El Observatorio Venezolano de Violencia señala que durante el primer semestre del 2022 se registraron 25.222 casos de delitos en todo el territorio nacional, equivalente a un promedio de casi 141 delitos por día y 1.010 por semana. El 16 por ciento de los casos (4.141) fueron delitos de lesiones personales y el 5 por ciento de los casos (1.322) fueron homicidios.

El informe concluye señalando que "la profundización de la Emergencia Humanitaria Compleja, la crisis económica y la permanencia– rebote de la pandemia, parecerían actuar como catalizadores de los hurtos, robos, las agresiones y lesiones personales, lo que podría tener explicación, por un lado, por la creciente pérdida de capacidades en las familias para satisfacer sus necesidades más básicas … Por otro lado, la crisis económica continúa dificultando el acceso a bienes y servicios, lo que aunado a una economía dolarizada profundiza la pobreza de quienes no poseen ingresos en dólares, creando marcadas diferencias y brechas de desigualdad entre habitantes de un mismo sector.”

Otros factores que favorecen la salida de migrantes y el no retorno

Aparte del insuficiente incentivo que han representado las débiles y confusas señales de recuperación de la calidad de vida en Venezuela, existen otros factores que favorecen el no retorno de los venezolanos el país. Uno de ellos es la edad de los migrantes. Según ENCOVI 2022, el 50,5 por ciento de las personas que han salido de Venezuela entre el 2017 y el 2022 tienen edades que oscilan entre 15 y 29 años. Estos jóvenes migrantes se encuentran en edades de formación de familia, por lo cual, con el paso del tiempo, es muy probable que terminen estableciendo familia con nacionales de las respectivas sociedades de acogida. Ello favorecería su integración y estabilidad en esas sociedades, dificultando su eventual retorno a Venezuela.

Otro de los factores que podrían influir en la decisión de un posible retorno de los venezolanos que han salido del país sería la situación legal migratoria en la cual se encuentran en los países de acogida. A pesar de las restricciones impuestas en muchos de los países del hemisferio, el informe ENCOVI 2022 refleja que un porcentaje significativo de migrantes venezolanos ha logrado regularizar su situación legal migratoria. Dos de cada tres migrantes venezolanos poseen ya un estatus regular: un 16 por ciento ha adquirido la ciudadanía del país receptor; un 22 por ciento cuenta con permiso de residencia permanente y un 27 por ciento un permiso temporal. Solo un 12 por ciento estaría en situación irregular, ya sea por falta de documentos o por el vencimiento de éstos. Existe un 17 por ciento de familias cuya situación migratoria se desconoce.

Por otro lado, aquellos migrantes venezolanos que, de forma más o menos exitosa, han logrado insertarse en sus respectivas sociedades de acogida, han propiciado también la migración de sus familiares que se habían mantenido en Venezuela. Los resultados que arroja ENCOVI 2022 muestra cómo desde el 2019 viene aumentando progresivamente los flujos migratorios de nietos/as, hermanos/as, yernos y nueras. Este aumento del 7 por ciento al 10 por ciento constituye una señal de que los migrantes venezolanos están logrando establecerse en los distintos países de destino.

Estas relaciones interpersonales migratorias, o "redes migratorias” se han ido extendiendo más allá de los vínculos familiares, constituyéndose en otro factor importante de incentivo a la migración en el país. A través de estos nexos, los potenciales emigrantes venezolanos obtienen apoyos e información valiosa que reducen los riesgos de desplazamiento y de inserción en las nuevas sociedades. Por ejemplo, la encuesta de Evaluación Conjunta de Necesidades realizada entre julio y agosto de 2020, revela que en Ecuador "la intención de quedarse ha persistido a pesar de las circunstancias de dificultad económica que algunos venezolanos están experimentando, y el 27 por ciento de venezolanos respondieron que están esperando la llegada de incluso más familiares o amigos”.

Pérdida para Venezuela

Este conjunto de factores lleva a concluir a los especialistas de ENCOVI que los eventuales retornos que puedan producirse en un futuro cercano no serán definitivos, y los mismos se traducirán en una circularidad de movimientos: "Difícilmente vamos a recuperar la población perdida. No es probable que se produzcan flujos de retorno de una magnitud cercana al éxodo ocurrido”.

En el mismo sentido, el informe de la Plataforma RV4 concluye que "se ha vuelto cada vez más claro que muchos de los venezolanos permanecerán en los países a los que migraron, si no permanentemente, a mediano y largo plazo, por lo tanto, asegurar que estos puedan integrarse a los mercados laborales, a los sistemas de salud y de educación, y a las comunidades locales, promete beneficiar tanto a los migrantes y refugiados como a las sociedades en las que viven”.

Estas conclusiones son malas noticias para Venezuela. Este descomunal éxodo significa para el país una gran tragedia cuyos impactos negativos se extenderán hacia el futuro.

18 de noviembre 2022

DW

https://www.dw.com/es/las-posibilidades-de-retorno-del-descomunal-éxodo-de-venezolanos/a-63813356?maca=spa-newsletter_sp_Titulares-2358-xml-newsletter&r=17270342681132153&lid=2346853&pm_ln=176492

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Jesús María Casal

Tengo el honor de hablar en representación de la Comisión Nacional de Primaria y de los amigos y amigas que también la integran para formular algunas reflexiones sobre la significación de las tareas que nos han encomendado.

Queremos expresar primeramente nuestro agradecimiento a la Plataforma Unitaria Democrática por haber confiado en nosotros para asumir una responsabilidad de tanta trascendencia para Venezuela. La Plataforma Unitaria resolvió designar a un grupo de personas independientes para organizar la elección primaria, que está llamada a canalizar las aspiraciones presidenciales de todos aquellos que defiendan la necesidad del cambio político, tal como lo ha sostenido el Doctor Omar Barboza.

La elección primaria debe conducir a la escogencia de la candidata o candidato unitario a la Presidencia de la República. Con la particularidad de que se ha colocado esta elección al servicio de toda la sociedad democrática, de todos los líderes y organizaciones que procuran la democratización del país y pretenden institucionalizarlo bajo los parámetros de un Estado de Derecho, con derechos garantizados para todos. Se trata, pues, de una primaria para la democracia. Pensar en una democracia para Venezuela no es simplemente una utopía.

Hemos disfrutado como nación de esos “preciosos momentos de Libertad” a los que se refirió el Libertador en su célebre discurso de Angostura de 1819, aunque también hemos recaído en viejos vicios, con responsabilidad de gobiernos y de sus defraudados seguidores. Tenemos que acumular todas las bondades de los periodos democráticos que hemos vivido y corregir los errores cometidos para poner los cimientos de una institucionalidad resistente a desviaciones populistas o autoritarias.

El amplio alcance del mandato de la Comisión Nacional de Primaria lo estamos adoptando muy seriamente. Por ello iniciaremos de inmediato un proceso de consulta con todas las organizaciones políticas y sociales interesadas en aportar elementos a fin de robustecer el proceso de la elección primaria. Esto incluye por supuesto a los precandidatos o precandidatas y a las organizaciones que los respalden. Queremos ser enfáticos en este llamado a todos los sectores políticos y sociales para que presenten sus observaciones y propuestas.

Pondremos a disposición de los interesados las redes sociales, el correo electrónico y el número telefónico de contacto de la Comisión, sin perjuicio de las propias gestiones que adelantemos a fin de facilitar encuentros.

Entendamos que la elección primaria es una oferta dirigida a la sociedad venezolana, para que se apropie de ella, la fortalezca y la lleve a su plena realización. Exhortamos a la ciudadanía a acompañarnos en esta fase de consulta abierta, en un proceso que es de todos. Entre los temas objeto de consultas se encuentra el de la posibilidad de solicitar la cooperación técnica de organizaciones internacionales u organismos nacionales con motivo de la celebración de las primarias, así como el del voto de venezolanos en el exterior. Pedimos a quienes han planteado ideas sobre diversos aspectos de la primaria que pongan sobre la mesa sus propuestas, que serán consideradas con el mayor esmero. Los principios que guían nuestra actuación son claros: promover la participación de los electores y electoras y salvaguardar su derecho al voto, así como defender sus derechos en todas las fases de la primaria, garantizando la mayor transparencia e imparcialidad. Con estos principios compartidos podemos desarrollar discusiones que conduzcan a oportunas definiciones. La solución a la que lleguemos tal vez no complazca a todos, aunque deseemos que así sea, pero es importante que estas y otras deliberaciones se lleven a cabo desde el reconocimiento de esa comunidad de propósitos.

Es preciso subrayar que la primaria es un proceso democrático de selección de candidatos dirigido por las fuerzas y líderes políticos que la promueven o que participen en ella. Es expresión de autonomía social y de la libertad de asociación con fines políticos y a la vez ha de observar el marco normativo previsto en la Constitución. Toca pues a los actores políticos y sociales darle forma para favorecer la participación de los interesados. Ello se ha hecho ya en parte en el Reglamento de la Primaria presidencial, pero hay otros puntos que deben ser resueltos por la Comisión Nacional de Primaria. Debemos igualmente preparar el cronograma electoral y abordar un conjunto de cuestiones técnicas y logísticas que ya estamos atendiendo y en las que ahora no voy a detenerme.

Me interesa más bien destacar, como orientación general, que la primaria debe ser una experiencia democrática que sirva de modelaje para la elección presidencial e ilustre sobre el sistema democrático que se quiere instaurar mediante el cambio político. Los contenidos o lineamientos programáticos deberían ocupar lugar central a lo largo del proceso, a lo cual alude claramente el Reglamento. Si los electores o electoras constatan que, más allá de las legítimas ambiciones personales, hay un proyecto básico común de democratización y un esfuerzo hermanado para la superación de la actual situación habremos avanzado mucho.

Estas metas se enfrentan sin duda a muchas barreras. La verdad es que la primaria está rodeada de las más grandes dificultades. Hay incertidumbre sobre la fecha de la elección presidencial, incluso sobre la posibilidad de una elección libre y justa. Incertidumbre sobre la reacción del aparato gubernamental ante las primarias. También sobre los medios de que se dispondrá para organizarlas. Pero estas circunstancias adversas, que pudieran amilanar, parecen ser signos de la historia que toca a la puerta, es la historia que pasa. En el actual contexto venezolano, de una ciudadanía que acumula tras su aparente pasividad miles de motivos para la indignación y que en cualquier momento puede despertar ante un testimonio auténtico de reunificación democrática, se avizora un episodio de lucha denodada por un futuro mejor. El cálculo de las posibilidades y las certezas pasan a un segundo plano. Tal como dijo Winston Churchill:

“No se recurre a los estadistas solo para resolver las cuestiones sencillas, que suelen resolverse por sí solas. Cuando la balanza tiembla y las proporciones quedan envueltas en la niebla, se presenta la oportunidad de tomar decisiones que salven al mundo”:

Salvar a Venezuela de la devastación institucional y social es también una tarea perentoria, aun cuando el horizonte sea nebuloso. La falta de certidumbre sobre asuntos como los comentados no implica, sin embargo, que no pueda alcanzarse desde los sectores democráticos una posición de fortaleza difícil de superar. Estamos seguros de que con algo de empeño en dar preferencia a los objetivos comunes, por encima de las visiones e intereses particulares, y con un renovado espíritu de fraternidad entre quienes profesan una causa común el éxito está garantizado.

El protagonismo de esta gesta corresponde a los ciudadanos y ciudadanas, acompañados por sus líderes. En lo que concierne a esta Comisión Nacional de Primaria, nuestra contribución será tan relevante y efectiva como lo dictamine la ciudadanía.

Somos un pequeño grupo de venezolanos y venezolanas cuyas intenciones, por más buenas que sean, solo darán frutos si son apuntaladas por la motivación del electorado.

Una parte importante de nuestra misión consiste en rescatar el valor del voto, con toda su significación de ejercicio de ciudadanía y de libertad política. Incluso en situaciones institucionales precarias como la que hoy impera en Venezuela el voto es un instrumento esencial de los demócratas, que debemos reivindicar y defender. No es a expensas de él sino a partir de él que han de forjarse estrategias más comprensivas de democratización.

Conviene poner a todos en conocimiento de los gestos solidarios y las manifestaciones de voluntad de colaborar con la primaria que hemos recibido, antes incluso de nuestra instalación, de parte de organizaciones políticas y sociales, ONG especializadas en materia electoral, instituciones académicas y gremios profesionales. Es un anticipo del camino por recorrer.

Muchos nos han preguntado, para qué hacen esto, para qué asumir tamaña responsabilidad en tales condiciones y me atrevería a interpretar a mis compañeros y compañeras al responder: para contribuir, al facilitar el ejercicio de la voluntad popular, a que nuestros hijos o nietos vivan en democracia en su país; para que quienes injustamente están detenidos recuperen su libertad, para que retornen los exiliados, los migrantes forzados, para que sean investigadas y sancionadas las graves violaciones a derechos humanos o crímenes de lesa humanidad, para que los jóvenes recobren la esperanza. No tenemos la ingenuidad o la arrogancia de pensar que podemos cambiar el mundo, pero sí somos conscientes de lo que está en juego de cara a la venidera convocatoria a elecciones presidenciales.

La clave para el logro de los objetivos señalados se encuentra en la esperanza que está animando esta etapa germinal de nuestro trabajo. Por eso es pertinente recordar a un noble sembrador de sueños realizables como lo fue el Padre Francisco José Virtuoso, cuyas palabras podemos colocar hoy, en memoria suya, en boca de cualquiera de nosotros y de todo venezolano, sin distingo de preferencia política, “yo soy un apasionado por construir futuro, un apasionado por construir esperanza, posibilidades. Creo en este país,… por eso miremos el futuro desde lo que venimos haciendo”. Y como él rogar: “Pido a Dios la fuerza suficiente, la sabiduría necesaria, el don del discernimiento, la capacidad de escucha, de diálogo y acompañamiento, para responder lo más acertadamente posible a los desafíos de estos tiempos”.

La Comisión Nacional de Primaria reúne en sus integrantes un conjunto de saberes y experiencias que ponemos al servicio de la elección primaria. El rasgo más resaltante común a todos es la determinación de abrir espacios para que se exprese el electorado que promueve el cambio político. Ante las exigencias planteadas respecto de las condiciones de esta elección, pudiéramos replicar que no pueden pedirnos lograr lo imposible. Pero la verdad es que los límites entre lo posible y lo imposible están con frecuencia más en la mente que en la realidad. No vamos a incurrir en la postura fácil de apoyar sin más lo que coincida con las presiones comunicacionales pero se aleje del propósito de tener una candidatura unitaria para una elección presidencial en la Venezuela de hoy. No obstante, sí queremos invitar a la ciudadanía y a los factores políticos y sociales a que ensanchemos juntos el campo de lo posible.

La primaria es una convocatoria tan frágil como importante. Cuidémosla. A partir de este momento no es la primaria de un grupo determinado de partidos políticos, sino quiere serlo de la ciudadanía toda. Hay que reconducir la potente energía retórica para la crítica entre fuerzas opositoras hacia un esfuerzo por hallar entre todos la mejor solución viable en el actual contexto, con el matiz antes introducido. Es en el punto de unión entre quienes exigimos el cambio político donde se agiganta el caudal del reclamo popular de transformación. Con espíritu elevado, con alma nacional, dejando para el juicio de la historia la reflexión paralizante sobre lo que pudo hacerse de otro modo. Es necesaria la autocrítica que lleva a la rectificación, pero no aquella que fractura y debilita en la consecución del fin común.

No albergamos odios y nos cuidaremos mucho de hacerlo. Necesitamos un espíritu sereno, libre de cargas, para cumplir cabalmente las tareas encomendadas. Vemos con buenos ojos la negociación de México, cuya reanudación se ha anunciado, y estimamos que puede ser una gran aliada de la elección primaria. Al mismo tiempo, las primarias pueden desencadenar una reacción entusiasta del electorado, un reverdecer de la esperanza truncada, lo cual ayudará al desenvolvimiento de tales diálogos, porque sin el acompañamiento de una sociedad activa en sus reclamos de justicia y condiciones dignas de vida, dispuesta a expresar pacíficamente su descontento, podría perderse la contención y el balance que es indispensable en una auténtica negociación.

Nos guía el amor cívico y el amor a Venezuela. Ojalá la elección primaria sirva para apuntalar la unión entre todos los venezolanos y venezolanas, abrazando también a quienes nos adversen políticamente, porque cuando hay franqueza e institucionalidad en los métodos de lucha y se asume como postulado el respeto a las diferencias es posible construir, con participación de todos, un futuro común.

Termino ratificando nuestra gratitud. La misión encomendada no es sencilla pero está cargada de venezolanidad y esperanza. Afrontemos juntos el reto de recuperar para la fe y la actuación democrática a una sociedad que luce pronta a estancarse en la resignación o el pesimismo. No es desde la postración de quien no ve luces en el horizonte que debe definirse el futuro nacional, sino con el entusiasmo de un ideal por el que vale la pena luchar. Con esa fuerza y ambición, nos corresponderá como pueblo decidir nuestro destino.

Desde ahora mismo comenzamos con intensidad nuestra agenda de trabajo, aunque en realidad empezamos a prepararnos hace una semana, apenas conocimos el nombramiento, conscientes de que los primeros pasos de una empresa exigente son determinantes para su feliz culminación.

Muchas gracias.

15 de noviembre 2022

 10 min


Edgar Benarroch

LA MÍSTICA DE UCRANIA

La mística de los hombres y mujeres de Ucrania es verdadera e infinitamente inmensa, han resistido y enfrentado al gigante ruso con una convicción y entrega total en la defensa de su tierra, independencia y libertad. Cuando el 24 de febrero se inicia la fatal guerra por parte de Rusia y Putin, con el malvado interés de expandir su dominio territorial, bombardearon zonas claves de Ucrania, lo hizo con la creencia que en pocos días ese pueblo se rendiría y entregaría. Miles de ucranianos se refugiaron y se produjo un doloroso éxodo de ciudadanos huyendo del horror, menos los hombres que fueron llamados a formar filas en el combate.

El trasfondo de esta crisis es la negativa rusa de aceptar el acercamiento de la OTAN y de la Unión Europea a la antigua República Soviética, a la que Moscú y especialmente Putin y su régimen, consideran parte de su identidad y de su espacio de influencia y cuyo control le parece vital por razones de seguridad. Putin afirma que ambos países, Rusia y Ucrania, conforman “un solo pueblo”.

Se cumplen nueve meses del comienzo de la invasión rusa que creía que en cuestión de días ocuparían la Republica ucraniana, grave y equivocada percepción, los días de combate suman 270 y el pueblo ucraniano, con el ejemplar, estupendo y magnífico liderazgo de Volodomir Zelensky y con la asesoría, ayuda económica y bélica de la Unión Europea y Estados Unidos, resiste y confronta.

Impresionante la mística manifestada por el pueblo que se niega a ser sojuzgado y perder su libertad. Más de 50.000 mujeres, muchas en estado de gravidez, se han alistado en las primeras filas de combate entregando y arriesgándolo todo. Parece que los acompaña una convicción y estilo de vida que renuncia a los placeres materiales con el único fin de adquirir hábitos que conducen a la casi perfección moral y espiritual, es decir, parecen ascetas. Mujeres que han podido huir a otros lares fuera de la honrosa guerra, decidieron quedarse y empuñar un arma en la entrega a la lucha, cuyas consecuencias son impredecibles, en las guerras nadie gana, todos pierden.

El pueblo ucraniano, a la cabeza su líder Zelensky, goza de buena salud a pesar de lo vivido y se ha ganado el reconocimiento y admiración de todo el mundo por su místico arrojo y entrega. Con estas líneas nos sumamos a ese reconocimiento y estamos seguro de que ese pueblo libre lo seguirá siendo y Putin quedará desahuciado por la opinión internacional como causante y responsable de miles de muertos, muy lamentable y dolorosamente, entre ellos muchos niños, todo por su desquiciada y alocada pretensión.

Rusia se acaba de retirar de Jersón, ciudad muy importante, no sabemos si es el inicio de una retirada total o es parte de una táctica guerrera, esperemos lo primero.

19 de noviembre 2022

¿QUÉ DEBEMOS HACER?

Muchos venezolanos se preguntan ¿Qué debemos hacer para cuanto antes superar esta dolorosa situación que nos afecta a todos? ¿Cómo nos quitamos y salíamos de este régimen totalitario que ha destrozado el país e inmenso daño nos causa? Algunos piensan que el liderazgo opositor no ha sido eficiente y no ha estado a la altura de su importantísima responsabilidad y sugieren cambios urgentes, otros muy lamentablemente sostienen que este régimen no sale por vía democrática y se necesitan hechos concretos, también existen, lo escribo con mucho pesar, quienes se han resignados pensando que este régimen es eterno o por mucho más tiempo y no se puede hacer algo. Lo cierto es que la mayoría popular todavía no ve con claridad el camino que nos conduzca a superar lo que tenemos y ha lograr el país que deseamos.

La dirigencia opositora me imagino ha analizado esta situación y Dios quiera acordado la estrategia correcta para subsanar este sentimiento. Es de urgencia suprema que la oposición capitalice la confianza del pueblo y encarne su esperanza cierta, debemos cuanto antes ganarnos la posición de alternativa valida, cierta y buena frente a este oprobioso régimen que aún tenemos.

No creo que durante los 22 años pasados, todas las ejecutorias de la oposición sean erradas. Hemos ganado un gigantesco y solidario acompañamiento y respaldo de la comunidad internacional y de alguna manera se ha contribuido a solidificar el repudio general a lo que tenemos y si el régimen no ha avanzado más en su locura es porque la oposición lo ha enfrentados . El problema consiste en que ese repudio, más del 80% del país, no se traduce en solidaridad con la dirigencia opositora y es lo que hay que conquistar.

No dejemos solos a los dirigentes, a cada uno de nosotros, a todos, nos corresponde un rol opositor donde estemos, dónde nos desenvolvamos, con el vecino, con el amigo, sembrando esperanza y optimismo en un futuro inmediato mucho mejor. A la gente hay que recordarle el país que teníamos hace 22 años, que con todas su imperfecciones era mil veces mejor y superior al de hoy. La pobreza no llegó al 90% que tenemos, la inseguridad estaba por debajo del promedio latinoamericano, se conseguía trabajo digno y con lo que se ganaba se podía ir al mercado, el hambre nunca llegó al 80% de hoy; los gobernantes de entonces, buenos o malos, nunca fueron acusados de narcotraficantes; la inflación siempre fue manejable y tolerable, ahora tenemos la más alta del mundo, en fin, en el país de ayer se podía vivir aunque medianamente bien, crecer y estudiar, amar y reír a carcajadas, ahora tenemos una población angustiad y entristecida que se acuesta sin comer y se despierta preguntándose ¿Qué debemos hacer?

17 de noviembre 2022

5% y 95%

Una de las graves consecuencias de la estrambóticamente errada y alocada política económica y monetaria de este régimen es que ha acabado con la permeabilidad social que caracterizaba a nuestro pueblo, nos partió en dos sectores: uno infinitamente minoritario , el 5% y creo exagero, que tiene y obtiene todo lo que desea y el otro, el 95%, que carece de lo elemental y puede muy poco o algunos casi nada. Ese 5%, que son aproximadamente un millón 500 mil habitantes, come tres veces al día, puede ir a un restaurant, al cine, comprar ropa y calzado, salir de casa algún fin de semana, atender los gastos de salud y educación y en fin, puede adquirir lo que desee. El otro inmensamente mayoritario, el 95%, más de 28 millones de personas, totalmente empobrecido carece de lo elemental, no come debidamente y muchos padecen de hambre y al despertar cada día tienen como reto la alimentación y como conseguirla; hay quienes van a los desperdicios en busca de algo para comer, son los que están en situación de hambre atroz y venden cartones y latas que buscan en las calles.

Esta salvaje, peligrosa y lamentable diferencia donde hay muy pocos que lo tienen y pueden todo y una inmensa mayoría que puede muy poco o casi nada y carece de un desenvolvimiento humano adecuado, es una situación que clama ante los ojos de Dios Padre y reta nuestra imaginación y voluntad para superarla.

Sabemos que hemos llegado a donde estamos por la exclusiva responsabilidad de este régimen totalitario que ha aplicado políticas desafiantes de las más elementales normas universalmente aceptadas en el manejo de las cosas del Estado y hasta carentes de sentido común y como si fuera poco se ha dedicado a destrozar lo bueno y empeorar lo malo. Destrozaron a PDVSA, la gallina de los huevos de oro; acabaron con nuestra tierras fértiles y productivas, más del 70% de las industrias cerraron o se fueron a otros países; los hospitales son cascarones vacíos sin equipos ni medicamentos elementales; las Universidades resistiendo para no desaparecer; los servicios públicos son intermitentes cuando funcionan y todo ello dentro de una inseguridad pública, personal y de bienes espantosa como nunca la habíamos tenido.

Como el régimen no da muestras de rectificación, debemos esperar que toda esta situación se agrave más aún y la bomba poderosa que se está cargando nos explote, en cualquier momento, a todos en la cara. Hemos afirmado sobre la urgencia de desmontar o desactivar esa poderosa bomba y ello pasa primero por salir cuanto antes de lo que tenemos y empezar la ardua y difícil pero apasionante tarea de la búsqueda y consecución del país que deseamos.

16 de noviembre 2022

NUESTRO SALARIO MÍNIMO

Para mayo de 2021, el salario mínimo de Venezuela era de menos de 3 dólares americanos, ahora, desde marzo de este año, de acuerdo al incremento resuelto por régimen, es de casi 15 dólares (Bs. 130 más 45 de bono alimentario).

Estamos por debajo de Cuba (16 dólares) y de Haití (67 dólares). Entre los diez países latinoamericanos de menor salario mínimo, somos los primeros y el décimo es Panamá con $ 270, casi veinte veces mayor al nuestro. En ese país, Panama, el costo de vida, a excepción de la vivienda, es similar al nuestro.

Para julio de 2022 el costo de la cesta básica en nuestro país era de $ 470, es decir, más de treinta veces mayor al salario mínimo. Entonces debemos preguntarnos ¿Cómo viven los habitantes del país? Sabemos que una buena parte recibe remesas de familiares en el exterior y otros buscan en la economía informal resolver su drama (improvisado “taxi” o vendiendo cualquier cosa). Al menos el 70% de nuestra población padece de hambre y de ese porcentaje dos tercios está en situación crítica(come una vez al día cuando se puede) y ha aparecido, para nuestro profundo dolor, la gente que sufre de hambre atroz que busca en los desperdicios algo de comer y recoge cartones y latas para vender.

La niñez que se levanta y desarrolla ante esta lamentable y deprimente situación, está carente de buena y sana alimentación, lo que causa graves problemas orgánicos y mentales. De continuar este dramático cuadro, los adultos del mañana estarán afectados con severidad material y espiritualmente para atender con éxito los desafíos que la vida presenta y serán un pesar para la familia y el país.

Como cada día somos más pobres, todo debido a la catastrófica política económica y monetaria de este régimen totalitario, como nuestra moneda cada día sirve menos para adquirir bienes y servicios, cada vez podemos menos y nuestra situación se agudiza más y más.

Escasamente el 5%, a lo mejor exagero, de la población tiene acceso a lo que desea, ir al cine, al restaurant, comprar ropa y calzado, atender la salud y educación y disfrutar un fin de semana fuera de casa, el resto, 95%, vive alcanzado y angustiado cada día con mayor estrechez.

Se está formando una bomba, si ya no lo está, de alto poder, que si no desactivamos cuanto antes nos explorará a todos en la cara y se llevará todo lo que encuentre a su paso. Nuestro deber y labor irrenunciable e inaplazable es desmontar esa bomba y ello pasa por salir del régimen totalitario que aún tenemos y empezar a trabajar para lograr el país que todos deseamos, con prosperidad, bienestar y felicidad.

14 de noviembre 2022

DOS VENEZUELA

Existen al menos dos Venezuela, una ubicada al frente del imponente Mar Caribe rodeada por Colombia, Brasil y Guayana y otra desperdigada en otros países. La primera angustiada, que llora y lamenta, que sufre y aguanta, que soporta aún la inclemencia que provoca el totalitario régimen que por desgracia tenemos. Con el sufrimiento general, afortunadamente, también existe una carga muy importante de esperanza, confianza y optimismo y conciencia que debemos hacer algo YA para superar esta dolorosa situación.

Esta Venezuela, para el asombro del mundo, ha soportado por mucho tiempo, más de 22 años, lo peor que nos ha podido ocurrir, que se traduce en destrozo del país, de sus industrias, de sus tierras fértiles, de sus servicios públicos, que ha empobrecido a todos, que origina hambre en más del 70% del país y de ese porcentaje dos tercios está en situación verdaderamente critica, los hospitales son cascarones vacíos sin equipos y medicamentos elementales, la Universidades están siendo ahorcadas económicamente y se mantienen gracias a Dios, donde la inseguridad pública , personal y de bienes campea por todo el territorio nacional, donde la espantosa inflación creada por el régimen pulverizó nuestro signo monetario, donde no se consigue empleo digno, en fin, donde no existen condiciones mínimas para vivir con dignidad.

Esta Venezuela está gobernada por gente condescendientes con las bandas de mafiosos y sicarios, la de cuanto hay para eso, la del vivo y rufián, la donde se viola la Constitución y Derechos Humanos permanentemente.

La otra Venezuela la integran más de 7 millones de nacionales que han huido de su terruño en busca de condiciones que les permita vivir con un mínimo de dignidad. Esa Venezuela está en Colombia, Ecuador, Perú, Argentina, Chile, Panamá, España, Portugal, Costa Rica, Estados Unidos y otros países del mundo. Esos venezolanos ofrecen su magnífica inteligencia y valerosa fuerza laboral colaborando de esta manera a incrementar el Producto Interno Bruto de las naciones donde encuentran: médicos ocupando cargos de dirección hospitalaria, periodistas con su agudeza desenvolviéndose en espacios de medios de comunicación social dando su conocimiento y destreza, técnicos y profesionales aportando sus conocimientos y también un grupo de trabajadores para lo que salga y ganarse el sustento diario.

Nuestra deserción es mayor a la de países en guerras prolongadas y se ubica en las más altas del mundo en los últimos 100 años. Es muy penoso lo que nos ocurre y estamos emplazados y desafiados a enfrentar esta horrenda situación, nuestro aguante ha sido extremadamente demasiado, ya no podemos ni debemos soportar más inclemencia y negaciones. Al salir de lo que tenemos, Dios y nosotros mediante será pronto, que debe ser con UNIÓN, nos dedicaremos a la reconstrucción del país o la refundación de la Republica.

13 de noviembre de 2022

 10 min


Humberto García Larralde

Acaban de publicarse los resultados para 2022 de la valiosa Encuesta de Condiciones de Vida de la población venezolana (ENCOVI) elaborada, principalmente, por la UCAB. Es una poderosa herramienta para actualizar nuestro conocimiento de las realidades del país, en años en que el gobierno ha abandonado su responsabilidad de proveer las estadísticas correspondientes.

Entre los hallazgos más significativos, está que, de acuerdo con las mediciones presentadas, la pobreza comienza a disminuir. Sin embargo, la distribución del ingreso empeora aún más, colocando a Venezuela como el país más inequitativo de América Latina. La encuesta lo resume señalando el contraste entre la incipiente reactivación que se observa en la economía desde el año pasado y las carencias en el plano social. En particular, se menciona el deterioro de la educación de los venezolanos, según diversos indicadores, así como las insuficiencias, en algunos casos agravada, en la prestación de los servicios públicos básicos.

Tal contraste es exacerbado por el deterioro en la distribución del ingreso, antes mencionada, que resulta del impacto de la inflación –todavía muy alta—en Venezuela. Así, el incremento del salario mínimo a 130 bolívares decretado por Maduro en marzo, que en ese momento equivalía a casi $30, se redujo, para mediados de noviembre, a menos de $13. Más aún, el intercambio dolarizado no escapa de la inflación. Igual caída proporcional en sus ingresos experimentan los empleados públicos en general. Se pone de manifiesto las insuficiencias del ajuste antiinflacionario intentado por Maduro.

Lamentablemente, en esto Maduro ha pasado de un extremo a otro. Después de desatar uno de los más trágicos y prolongados episodios de hiperinflación conocidos, asesorado por un charlatán español, Alfredo Serrano Mancilla, quien sostenía que la emisión de dinero para atender el gasto “revolucionario” no causaría inflación, pasó al extremo contrario para batir al monstruo que apareció: redujo drásticamente el gasto público, deprimiendo sueldos de los empleados; anuló la capacidad crediticia de la banca, imponiéndole encajes prohibitivos; y quiso detener la depreciación del bolívar, sobrevaluándolo en detrimento de la producción nacional y quemando las pocas divisas que ingresan al país, para “anclar” los precios.

Se refugió ciegamente en la ortodoxia monetaria, pero afincándose sólo en una parte de la receta, la de la oferta monetaria, dejando de lado los factores que inciden en su demanda. En una economía caracterizada por un desempleo tan alto de sus recursos como la venezolana --resultado de años de destrucción chavo-madurista--, concentrarse sólo en la reducción drástica del circulante monetario limita al extremo las posibilidades de recuperación.

¿Y cómo se incide en el lado de la demanda monetaria? Incrementando la inversión y las transacciones productivas de todo tipo: empleo, compras, financiamiento, mantenimiento, contratación de servicios y demás gastos requeridos. Paradójicamente, a pesar de los altos niveles de inflación de la economía venezolana, sus niveles de monetización (la relación entre la magnitud de sus variables monetarias y el valor de su producto anual -PIB) no son elevadas. Y ello es así porque su actividad económica está tan deprimida que no logra absorber los aumentos (nominales) de liquidez provenientes de los desequilibrios fiscales. Crear condiciones que propicien abiertamente el empleo de tantos recursos ociosos para reactivar la economía contribuirá, por ende, a absorber productivamente la liquidez “redundante”, ampliando, además, la base impositiva que permitiría reducir la brecha del gasto.

¿De qué políticas estamos hablando para lograr tal propósito? Obviamente, en primer lugar, el restablecimiento de las garantías y seguridades que redunden en la confianza necesaria para que aumenten significativamente las inversiones, el empleo y demás transacciones productivas. En segundo lugar, es menester contratar empréstitos externos en magnitudes suficientes como para resolver, cuánto antes, las graves insuficiencias en la prestación de servicios públicos, incluyendo la salud y la educación, y para sanear las funciones cruciales de la administración pública. Ello será imposible –como tercera consideración—si no se logra una reestructuración a fondo de la deuda pública externa, aliviando significativamente su servicio y creando condiciones para atraer nuevos financiamientos e inversiones. En cuarto lugar, la reactivación significativa de la producción de crudo significaría un aporte formidable de recursos, siempre y cuando se enmarque en un proceso de transición hacia energías limpias para reducir su impacto climático. Finalmente, lo referido es poco realista sin un amplio apoyo político.

Pero, ojo, lo planteado es inviable si no se desmonta el régimen de expoliación en que ha degenerado la llamada “revolución bolivariana”. Sin afectar los poderosos intereses enquistados en la maquinaria estatal que extorsionan, cobran comisiones, desfalcan, confiscan e imponen otras exacciones a la gente y a las empresas, es imposible generar la confianza recogida en la primera condición antes señalada. Las mafias son todopoderosas porque, precisamente, el chavomadurismo ha desmantelado el Estado de Derecho, es decir, el marco institucional de garantías y seguridades que las combatían.

Luego, tampoco será posible contratar las ingentes sumas de financiamiento requeridas para rescatar los servicios y sanear la administración pública, sin las garantías mencionadas. ¿Quién financia a un país que no es capaz de generar condiciones mínimas para pagar sus préstamos y cumplir con las reglas de juego de la economía mundial? Tampoco procederá la tan necesitada reestructuración de la deuda pública externa, con lo que la República continuará aislada de los mercados financieros internacionales. Asimismo, es poco atractivo invertir en un sector petrolero que acumula tantas deudas con sus socios.

Las condiciones con base en las cuales se sostiene el poder de Maduro son incompatibles con una estrategia de reactivación que aproveche las potencialidades del país, fundamentada en garantías y seguridades a la iniciativa privada. Al sostenerse en la fuerza, debe retribuir a quienes lo protegen con prebendas y oportunidades de lucro para mantenerlos contentos, a la vez que consentirles los atropellos con que hacen valer sus privilegios. Los múltiples informes sobre la violación de los derechos humanos por parte de organismos del Estado señalan inequívocamente la responsabilidad de los más altos cargos del Ejecutivo al respecto. El encausamiento de corruptos será siempre insuficiente cuando no hay transparencia ni rendición de cuentas, y se dispone de la impunidad cómplice. Las detenciones o los decomisos de droga que anuncian el fiscal Tarek o los mandos militares son apenas la punta del iceberg.

Es insuficiente admitir algunas libertades económicas –cambiarias y competencia de precios—en una situación que, por su naturaleza, obedece a otros intereses. Los anuncios para la galería desnudan el escaso compromiso real para ejecutar políticas que beneficien al país. Maduro viaja furtivamente al encuentro de la COP27 en Egipto, buscando fotografiarse con quien pueda y declara que la degradación del ambiente es culpa del capitalismo, cuando todo el mundo sabe que está comprometido con la devastación de las selvas guayanesas provocada por la minería rapaz controlada por el ELN, otras bandas criminales y sus cómplices militares, bajo el paragua del Arco Minero del Orinoco.

Este régimen parece no poder superar su intrínseca condición de impostura. Cuando reacciona ante los desastres que él mismo provoca, lo hace de manera reflexiva e incoherente, sin alterar el contexto institucional y de intereses que están en su base. De ahí que sus intentos de doblegar la inflación se reducen a la contracción de variables monetarias que agravan el desempleo de los recursos productivos, provocando los resultados que se recogen en la ENCOVI.

El ajuste expansivo que el país amerita, basado en garantías institucionales que velen por la justicia y las libertades, requiere, obviamente, de las condiciones políticas necesarias. Lo aquí planteado no debe quedarse solo en su expresión económica. De una manera u otra, debe formar parte de una plataforma de acción que demande las garantías y libertades con base en las cuales conquistar las condiciones de vida dignas de todos los venezolanos. Bagaje político necesario para la democracia.

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

 6 min


Ilona Szabó

La victoria del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva sobre el actual mandatario Jair Bolsonaro envía un fuerte mensaje al resto del mundo. Si bien ganó por un margen estrecho, Lula, como se lo conoce, triunfó al conformar una amplia coalición democrática que va de la extrema izquierda a la centroderecha.

Frente a un país profundamente dividido, el presidente electo ahora está marcando el tono para el mandato de cuatro años que comenzará en enero de 2023. En su discurso tras la victoria, prometió establecer un gobierno civil, inclusivo, conciliatorio y verde. Y al hacer un llamado a la cicatrización de las heridas y a la solidaridad, ofreció un marcado contraste con la retórica divisiva de su antecesor.

A no confundirse: Lula enfrentará tremendos vientos de frente cuando gobierne la cuarta democracia más grande del mundo. Si bien sus convicciones quedaron relegadas, a muchos brasileños los enfurece que un hombre antes implicado en escándalos de corrupción regrese a la presidencia. Lula también tendrá que lidiar con un bloque importante de legisladores de extrema derecha, desafíos económicos titánicos y una guerra cultural latente desatada por Bolsonaro y sus seguidores militantes.

Aun así, Lula tiene la oportunidad de ser un presidente transformacional y de maneras que excederán lo que logró durante su primera presidencia, inmensamente popular, de 2003 a 2010. Necesitará ofrecer un proyecto que tenga como pilares cuatro prioridades esenciales.

Para empezar, Lula debe posicionar a Brasil como una superpotencia verde y un líder global en la transición hacia una economía neutra en carbono. Al albergar más del 60% de los bosques tropicales del mundo, 20% de sus reservas de agua dulce y al menos 10% de la biodiversidad del planeta, Brasil está particularmente en condiciones de asumir un rol de liderazgo ambiental.

Sin embargo, tanto el sector público como el privado tendrán que abandonar las prácticas habituales y aprovechar las oportunidades que ofrecen las economías (creativas) verdes y naranjas a nivel global. Eso implica respaldar políticas que alineen los mercados agrícola, ganadero, farmacéutico y de materias primas con los objetivos de conservación. e invertir en las tecnologías y capacidades necesarias para sustentar la bioeconomía, la biotecnología y los servicios y regeneración medioambientales. Si lleva a la práctica los incentivos correctos, Brasil es capaz de construir una red de energía 100% renovable y un sistema de producción de alimentos sostenible.

Igual de importante es que se ponga fin a la deforestación, especialmente en el Amazonas, donde el 94% de esas actividades se producen de manera ilegal. El gobierno de Lula tendrá que desbaratar las complejas economías y cadenas de suministro ilícitas que han venido alimentando esta destrucción. Es esencial que se implementen protecciones de los bosques, que se empodere a las autoridades ambientales y a los grupos indígenas, que se fortalezca el estado de derecho y que se garantice que las empresas ofrezcan una trazabilidad y una transparencia total en sus cadenas de suministro. Brasil también puede y debe mejorar la iniciativa empresarial multilateral en el Sur Global, promoviendo inclusive arcos de restauración y alianzas para proteger los bosques tropicales en el Amazonas, los Grandes Lagos de África y el sudeste asiático.

Segundo, Lula debe promover la reconciliación y la convivencia fronteras adentro. Como observó en su discurso tras la victoria electoral, la polarización política ha exacerbado el riesgo de violencia. El nuevo gobierno tendrá que fomentar alianzas más estrechas con la sociedad civil y las principales plataformas digitales para poner coto a la desinformación y salvaguardar los derechos cívicos y digitales.

Las divisiones de Brasil se amplifican constantemente en las redes sociales y los servicios de mensajería. Pero existen soluciones a las que se puede recurrir. El Tribunal Electoral Superior de Brasil desempeñó un rol crítico durante la elección de 2022 al trabajar con ocho plataformas líderes de redes sociales, agencias de verificación de datos y organizaciones de la sociedad civil para detectar e interrumpir la desinformación. Pero eliminar de las plataformas a los actores antidemocráticos y moderar los daños digitales no es suficiente. Brasil debería aprender las lecciones de otros países que han reducido la polarización online y offline.

Por ejemplo, se ha demostrado que alentar el “contacto entre grupos”, como por ejemplo a través de asambleas de ciudadanos, reduce los prejuicios entre los electores, al igual que generar proyectos en torno de “objetivos superiores” (como el esfuerzo de convertir a Brasil en una superpotencia verde). Más allá de eso, los líderes brasileños tendrán que fomentar una cultura política en la que los ciudadanos se centren más en las políticas que en las personalidades -por ejemplo, permitiendo más consultas abiertas y procesos de toma de decisiones participativos.

Tercero, Lula debería procurar revitalizar las iniciativas globales para afrontar la pobreza, la desigualdad y la inseguridad alimentaria. Como consecuencia de la pandemia del COVID-19 y de la guerra de Rusia contra Ucrania, los esfuerzos de desarrollo sostenible de muchos países de bajos y medianos ingresos han sufrido enormes retrocesos. Y como las condiciones financieras y monetarias a nivel global se han endurecido, muchos países se han apresurado a castigar las crisis de deuda, lo que afectará con más fuerza a las comunidades más vulnerables.

En el gobierno de Lula, Brasil debería propugnar una agenda global para promover no sólo los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas sino también una “cooperación Sur-Sur” más estrecha para que los beneficios materiales les lleguen a los más pobres del mundo. Brasil tiene una tradición diplomática venerable de respaldar la cooperación global a través de instituciones multilaterales y otros foros destinados a servir los intereses de los países en desarrollo. En un mundo fragmentado y dividido, su capacidad de forjar consenso y fomentar alianzas será más importante que nunca.

Por último, Lula debería apalancar la credibilidad internacional de Brasil para incitar a una acción multilateral contra los nuevos riesgos globales. Hace falta liderazgo político y diplomático para reforzar las normas frágiles que prohíben las armas de destrucción masiva, para reducir los daños asociados con las nuevas tecnologías y para movilizar inversiones en esfuerzos de mitigación y adaptación vinculados con el clima -especialmente en los países que van a incurrir en los mayores costos del calentamiento global a pesar de no ser sus principales artífices.

Si bien el nuevo gobierno de Brasil debe hacer frente a sus desafíos domésticos, puede y debería encabezar la lucha contra estos riesgos globales sistémicos e interconectados. El mundo necesita la voz de Brasil, lo que significa que Brasil ahora tiene que surgir de las sombras de los últimos cuatro años.

15 de noviembre 2022

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/brazil-what-lula-must-do-by...

 5 min


Elizabeth Fuentes

“Lo más importante en una elección son los electores”, clama el ex rector del CNE Andrés Caleca. Pero los partidos de oposición se han empeñado en ahuyentarlos justo cuando 80% del país rechaza a Nicolás Maduro y la conducta que llevan a cabo algunos líderes solo ha contribuido al abandono generalizado de sus simpatizantes. Maduro podría ganar con su techo máximo de tres millones de votos porque la abstención inducida desde el poder podría volver a hacer de las suyas en el destino de todo el país.

La oposición sigue mirando su propio ombligo, muy pendientes básicamente en quién va a ser el afortunado que logrará ganar las Primarias de la “unidad”. Hay ya tres candidatos por Primero Justicia y dos por el mini partido Fuerza Vecinal, mientras el resto de las organizaciones promueve el nombre del suyo (hasta María Corina entró en el carril), como si la escogencia fuese un objetivo trascendental.

Y mientras se movilizan y hacen mítines a su favor, ninguno parece escuchar la sensatez de Andrés Caleca, quien hasta dejó de cocinar su famosa pasta dominical a la nieta para recorrer algunos sitios del país explicando que dos más dos son cuatro también en el terreno electoral. Porque mientras los partidos opositores debaten, se pelean y se enfrascan en esas Primarias, Caleca nos lanza una advertencia dramática, a ver si algún caso le hace: “Estas pueden ser nuestras últimas elecciones”, asegura ante la posibilidad de que Nicolás Maduro repita en Miraflores y entonces buscará mantenerse allí como los cubanos en la isla, modificando la Constitución y estableciendo la elección indirecta a la presidencia vía Asamblea Nacional (que ya controla) y etc., etc., etc.

Con números en la mano, el ex rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) asegura que 40% de los venezolanos no quiere votar, que los nuevos votantes ascienden a más de 3 millones pero el CNE, donde manda el partido de Gobierno, organismo que se niega a que los venezolanos en el exterior tengan derecho al voto y se hace el loco con el Registro Electoral, que debería estar abierto en todos los sitios de siempre. Pero lo han reducido a su mínima posibilidad porque saben que les conviene que nadie más se inscriba, incluyendo en esta estrategia a los miles de venezolanos que se han ido del Zulia hacia Caracas (por mencionar un caso); y tampoco se podrán inscribir en su nuevo centro de votación. De modo que así, sin hacer mucho esfuerzo, Maduro podría ganar con su techo máximo de tres millones de votos mientras la abstención inducida desde el poder volverá a hacer de las suyas en el destino de todo el país.

A toda esta tragedia hay que añadir que la oposición necesita 240 mil testigos de mesa que deben ser entrenados para defender los votos desde Caracas hasta el más lejano e inexpugnable pueblito del Amazonas. ¿Ya los tienen, ya los están entrenando? Mientras, el Gobierno se lima las uñas y sigue rebanando los derechos electorales de los venezolanos al extremo de que ya no necesitan ni a Tibisay Lucena para armar su consabida trampa.

“Lo más importante en una elección son los electores”, clama Caleca. Pero los partidos de oposición se han empeñado en ahuyentarlos justo cuando 80% del país rechaza a Nicolás Maduro, según asegura, mientras la pésima conducta que llevan a cabo algunos líderes opositores -cada quién por su lado, zancadillas incluidas de unos contra otros-, solo ha contribuido al abandono generalizado de sus simpatizantes, más preocupados en sobrevivir a diario que en exigir inscribirse en el Registro Electoral o luchar porque los millones de venezolanos que ha expulsado la pésima conducción del gobierno de Maduro, puedan votar en el exterior, como se hizo siempre.

En el otro lado de la acera, el Gobierno sí entiende que lo más importante en las elecciones son los electores y se mueve como pez en el agua inventando estrategias para afinar su famoso 1×10, chantajeando, comprando o amenazando a quienes no les sigan. Inventando consultas populares o nombrando Jefes de Calle y de Comunas, armando su estructura electoral a diario, regalando bonos miserables pero necesarios para millares. Clausurando emisoras de radio en todo el país porque saben que ese es un poderoso medio para comunicar la propaganda adversa; y utilizando su ya hegemónica política comunicacional para seguir convenciendo a los suyos de que existe un bloqueo criminal que no deja entrar comida ni medicinas (carros de lujo sí) o que Maduro es un líder que lucha contra la contaminación ambiental, como hemos visto en la zona de explotación minera que concedió a sus amigos y han arruinado hasta el Parque Nacional Canaima.

Y ni hablar del gobierno interino y la conducta errática de Voluntad Popular, cuya historia se parece cada vez más a la de aquellos militares que se alzaron contra Hugo Chávez tomando la Plaza Altamira; donde todo fue ruido y esperanza para los centenares de ciudadanos que consiguieron allí un sitio magnífico para hacer catarsis contra Chávez. El parque temático de la oposición parecía aquello. Hasta que la euforia dio paso al fastidio generalizado y el movimiento se desinfló solito, murió de inanición.

La pesimista que soy me dice que unas Primarias en Julio de 2023 va a desgastar el esfuerzo de dirigentes y partidos, sin obviar la guerra interna que pueda desatar el resultado. Pero el optimismo también habla y asegura que las emociones que podrían desencadenar las Primarias serían una espita para el entusiasmo colectivo y un nuevo ánimo para recuperar la lucha política, que se trasladaría a las elecciones presidenciales. Se vota por amor o por odio, dicen los clásicos del marketing político. Y uno de los dos será el que gane la Presidencia.

15 de noviembre 2022

La Gran Aldea

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