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Opinión

Edgar Benarroch

LA POLÍTICA Y LO PERSONAL

Cuando el intercambio de pareceres políticos y si se quiere discusión, degenera en acotaciones personales, las cosas no andan nada bien, no han sido bien llevadas o se presentaron circunstancias particulares desmedidas.

Política es debate sobre las cosas atinentes al Estado y a la Sociedad en general, es la actividad que supone servicio al alto y sagrado interés nacional y ello debe desenvolverse en un clima de muchas altura, seriedad, consideración y tolerancia. Se infiere que todos deseamos la prosperidad del país y el bienestar de todos sus residentes, que todos queremos el Bien Común y la Justicia Social y ese intercambio de pareceres distintos hay que mantenerlo en su justo y normal lugar sin caer en lo personal que generalmente es cargado de descalificaciones y hasta de ofensas. Se debe hablar, intercambiar ideas y discutir sobre las ideas del mensaje y nunca sobre el mensajero, menos aún descalificándolo.

En una ocasión, en reunión de la Comisión de Contraloría de la Cámara de Diputados, Henry Ramos y yo tuvimos una acalorada discusión que fue recogida por las plantas de televisión que cubrían el evento. Si mal no recuerdo, se trataba de una acusación mal sana, infundada y fuera de todo que los adecos hacían a doña Betty Urdaneta de Herrera, esposa del Presidente Herrera Campins, sobre supuestos manejos indebidos de los recursos económicos de la Fundación del Niño que para entonces presidía. Al salir de la reunión, Henry me invitó a almorzar y fuimos, creo, al Restauran Rex cerca del Capitolio. El encargado de atender la mesa que ocupamos, sin saludarnos, nos dijo, por esto es que yo no creo en los políticos, le preguntamos qué ocurría y nos respondió: Acabo de verlos por televisión discutiendo con mucha fuerza y vehemencia en el Congreso y ahora están aquí comiendo como si nada. Evidentemente este señor no diferenciaba la política de lo personal. Con Henry me une una vieja amistad que aquel señor no conoce y creo no entendería. Más adelante, después de algunos meses, Henry me dijo que aquello, la acusación a doña Betty, fue una lamentable ligereza y equivocación.

La extrema polarización política en la que vivimos y nos atropella nos conduce a distanciarnos y algunas veces lleva las cosas a lo personal. Si a alguno de la oposición nos ven tomando un café con un chavista o del régimen, inmediatamente nos ponen en sospecha, no piensan que se trata de una amable conversación o que el opositor trata de persuadir al acompañante sino que éste nos está empalagando. Estas cosas nos apartan de la tolerancia que es elemento fundamental y de capital importancia para la convivencia civilizada y si se quiere cordial.

La historia recoge como Roosevelt, Churchill y Stalin, con inmensas diferencias entre ellos, se reunieron para enfrentar en conjunto la terrible amenaza que se le presentaba a la humanidad y como dijo Ortega y Gasset; hay un momento en la historia de los países en crisis que los extremos se encuentran. En este caso se encontraron y apartaron la terrible amenaza. ¿Por qué no trabajar en un encuentro de toda la oposición, más fácil porque estamos en el mismo extremo, para UNIDOS con sincera solidaridad nacional salir de lo que tenemos cuanto antes y empezar la anhelada reconstrucción nacional?.

Para unirnos lo primero por hacer es apartar intereses personales o sectoriales y pensar seriamente en el conjunto nacional, si lo hacemos, Dios y la Patria nos lo recocerán y agradecerán, sino nos reprocharán.

25 de mayo 2022

PDVSA

Lo ocurrido en PDVSA en las dos ultimas décadas no tiene nombre, es sin parangón, no sé cómo calificarlo, es algo desastroso no conocido. Nuestra industria petrolera era objeto de admiración y de hasta envidia en el mundo, a su presidente en los años noventa del pasado siglo, Luis Giusti, se le otorgó la distinción de "Mejor gerente petrolero del año". PDVSA fue considerada en aquel tiempo como la segunda en el mundo en rentabilidad y la primera en seguridad de sus trabajadores. Era una empresa modelo para todas las naciones que deseaban tener algo similar.

Para entonces la industria producía 3 millones 500 mil barriles diarios de petróleo y tenía en sus planes y proyectos llegar a 6 millones para 1973. Tenía importante participación en refinerías europeas y de los Estados Unidos de Norte América lo que le facilitaba la exportación. Los venezolanos pagábamos el precio de la gasolina más bajo del mundo y ello se consideraba como un derecho nuestro dada la condición óptima de producción y de disfrutar de esa riqueza nacional.

La destrucción de PDVSA se inicia apenas llega Chávez a la presidencia de la República: Sentado en una mesa en el patio del edificio sede de la empresa, citó por sus nombres y apellidos a todos los gerentes y directores, que habían hecho posible situar la industria donde estaba y con un pitico que sonaba, gritaba a cada uno fuera, fuera, fuera. Así despidió al "staff" que colocó a nuestra industria petrolera en el lugar de envidia de todos los pueblos, más adelante retiro de PDVSA a más de 20.000 trabajadores de primera línea y los sustituyó por personal incondicional, rojo rojito, sin ninguna calificación. Todo ese horror convirtió a la industria ejemplo mundial en lo que es hoy: Desactualizada , descuidada, con instalaciones oxidadas y con tela de araña y hasta sin repuestos y con una producción de 400 mil barriles de petróleo diarios, algo más del 10% de su producción anterior.

Con PDVSA se produjo todo lo nunca imaginado, de la riqueza a los harapos. Nadie, en sano juicio, imaginó que la industria que proporcionaba los grandes ingresos de la Nación fuese tratada tan criminalmente como fue y sigue siendo. Las maquinarias e instalaciones se paralizan por falta de atención y repuestos, los pozos han dejado de producir petróleo porque no hay cómo sustraerlo por carecer de sistemas modernos y personal calificado.

Chávez jamás entendió el tema del petróleo, como tampoco entendió el país , lo veía como instrumento de fácil manejo y de poder y lo utilizó para regalar real a diestra y siniestra con la intención de comprar conciencias y aliados que les fueran útiles en los foros internacionales. Ahora Maduro dice: "Un gobierno revolucionario como el que yo presido, con poder económico, tiene planes para pasar cualquier situación así tiren los precios del petróleo a donde los tiren". Año y medio después de afirmar tamaño desplante, se vio obligado a decretar la emergencia económica nacional, que es un estado excepción para manejar la crisis, pero nada bien lo ha hecho, el malestar se profundiza y el destrozo continúa.

Se requerirá de inteligencia, mucha voluntad y de dinero fresco para sacar a PDVSA del foso donde la han metido estos ineficaces y vuelva a ser la empresa modelo del mundo que motivó envidia en todos los países. Esto, como todo, está por hacerse y con seguridad será de primer orden parar quienes dirijan el cambio, que Dios mediante y con nuestra lucha, está cerca.

26 de mayo de 2022

¿RECTIFICACIÓN?

En medio de una inmensa falta de confianza en todas las ramas del Poder Público Nacional y puntualmente en el Presidente Maduro y su equipo ministerial, el gobernante venezolano anunció la devolución de la estructura civil del Centro Comercial Sambil de La Candelaria en Caracas a sus legítimos dueños y también dijo hace unos días que se iniciará un proceso de apertura hacia el sector privado del conjunto accionario de empresas del Estado.

Este viraje, totalmente inesperado e impensable tiempo atrás, es totalmente contrario a la política que adelantó Chávez que se caracterizó por el odio y persecución al sector privado de la economía nacional y estatizó, más bien confiscó lo que se le antojó, para luego transformarlo en cascajos y peroles inservibles, nada de lo expropiado existe en condiciones aunque sean regulares, todo está en quiebra y cerrado y los liquidadores llenos de dinero.

En un país cada vez más dolarizado, Maduro anuncia medidas de la mejor esencia del liberalismo económico, que tanto criticó y llamó mil veces salvaje. Todo ello, repito, contrasta con la política de Hugo Chávez, quien cerró todos los resquicios que, en su opinión, abrían espacio para la incorporación del sector privado en las empresas del Estado. No creo que Maduro tenga éxito en su supuesta ratificación que incluye la adquisición accionaria de empresas del estado por parte del sector privado.

El dinero es muy cobarde, donde no hay segura presunción de dividendos se aparta y de este régimen lo que podemos presumir, con mil razones, es que todo lo que toca lo destroza y además porque se trata de empresas muy mal manejadas, como todo lo que hace este régimen, todas en pérdidas o en la línea del equilibrio, después lo que ofrece es un máximo de 10% de las acciones, me pregunto, ¿Quién va a arriesgar su dinero en una empresa donde este Estado, manejado como les da la gana sin respeto a normas universalmente aceptadas, tiene la inmensa mayoría accionaria para hacer lo que le viene en ganas y como tenemos bastante experiencia sabemos que todo lo que este régimen maneja lo estrella?. ¿Quién, con la experiencia vivida, con todo lo visto y sabido, va a colocar su dinero parar que este régimen lo administre?. Por lo vivido sabemos que si a este régimen le dan la administración del Océano Pacífico, en corto tiempo no tendrá agua y será un peladeros de chivos.

No existe ninguna empresa que este régimen expropió o que la administre que esté mejor que antes, ninguna, al contrario a todas las han quebrado y hoy son galpones vacíos llenos de tela de araña. Por donde se dirige la vista lo que se ve es un inmenso desorden envuelto con el "cuanto hay pa' eso". Las corruptelas de dame para servirte, cuando ello es un deber, está generalizada en la administración pública. A menudo para entregar un papel hay que "bajarse de la mula" y parar retirar ese mismo papel hay que volverse a bajar. "Su caso no ha salido por que usted no se ha manifestado", así le dijeron a un amigo que reclamaba su derecho a construir su casa de habitación y se lo tenían suspendido.

Como no nos hemos manifestado, creo debemos hacerlo cuanto antes, tomando las calles del país sin retorno hasta que este régimen de horror de horror se vaya. Si queremos que salga ya, como creo, es necesario la UNIÓN de todos los que queremos cambio radical que garantiza esa salida e inicia la dura, ardua, inmensa pero apasionante tarea que supone la reconstrucción nacional.

Si desde el régimen es cierto el deseo de rectificar, lo primero por hacer es acordarse con el país nacional para adelantar las elecciones generales que es el inicio de la reinstitucionalización del país y explorar nuevos y mejores caminos.

26 de mayo 2022

RECTIFICACIÓN Y APERTURA AL SECTOR PRIVADO SÍ, PERO DE VERDAD

La devolución a sus legítimos dueños del Sambil de La Candelaria en Caracas, se considera, porque devolvieron todo el bien y deben también resarcir los daños causados por tan disparatada decisión de expropiación.

Lo que Maduro llama apertura al sector privado, que consiste en ofrecer a particulares hasta el 10% de las acciones del Estado en algunas de sus empresas, ya el Banco de Venezuela sacó en venta la cuota accionaria señalada, es una tibieza gigantesca sin sentido ni efecto, por ello afirmo que esa iniciativa está condenada al fracaso.

A nadie, en sano juicio, se le ocurre poner su dinero para que este régimen se lo administre, será como meter una panela de hielo en una gaveta, cuando la abra solo habrá agua. Todo lo que este régimen toca lo destroza. A lo mejor tiene urgencia de efectivo en caja y trata de pescar en el sector privado porque todas las firmas internacionales de financiamiento las tiene cerradas.

Salvo que el Estado venezolano, actuando soberanamente y de acuerdo a la Constitución, contraiga el compromiso de, en caso de quiebra o cierre de la empresa en cuestión, devolver la inversión más sus respectivos intereses, no creo que nadie se arriesgue y en ese hipotético caso no sería una negociación de venta y compra sino un préstamo. Lo otro, no descartable, es que se están abriendo públicamente puertas para lavar el dinero sucio y más adelante negociarlo.

El Estado no debe ser banquero, ni hacendado, ni administrador de edificios, ni bodeguero ofreciendo pollos y perniles de cerdo, ni competir deslealmente con el comercio privado existente. Debe dedicarse a su fundamental tarea: Administrar con eficiencia y probidad la Hacienda Pública, buscar incesantemente alcanzar el Bien Común y la Justicia Social de sus residentes y desenvolverse adecuadamente en el concierto de las naciones del mundo.

Sobre el Banco de Venezuela, no es ofrecer el 10% de sus acciones, es privatizar la totalidad del Banco para que vuelva a ser próspero y eficiente. Es privatizar la CANTV , el complejo siderúrgico de Guayana, devolver a sus dueños el bien expropiado con el resarcimiento de los daños ocasionados, devolver Agroisleña que era la más importante empresa en su ramo en el país y que está en condiciones deplorables al borde de su liquidación. De las quince industrias productoras de harina precocida, catorce fueron expropiadas, solo Harina Pan se salvó y de ella nos surtimos, las expropiadas ahora ninguna existe. Desde la tierra venezolana, con el arduo trabajo de venezolanos insignes, nos llegaban alimentos de nuestra dieta diaria, ahora eso no es así, todo se importa. Hasta nuestro plato nacional, el pabellón, ya no tiene nuestro gentilicio, es plurinacional: carne de Argentina o Uruguay, arroz de China, plátano de Ecuador y las caraotas negras de Brasil (Feijao Preto).

El Estado debe dedicarse y siempre estar en lo que le es propio, en su responsabilidad que es una de las más altas y no compitiendo deslealmente con la iniciativa privada. Se entiende que las empresas básicas para el sostenimiento y mantenimiento de la integridad y soberanía del país, sean de dominio del Estado, pero de allí a competir con la iniciativa privada y asumir responsabilidades que le son propia a ésta, hay un trecho muy inmenso.

El Estado debe ser un fabuloso promotor e incentivar la iniciativa privada ofreciendo las mejores oportunidades y condiciones para la inversión nacional y extranjera. Todos los países desarrollados del mundo tienen una economía privada próspera y en expansión. "Tanta economía privada como sea posible y tanto Estado como sea necesario", así lo afirmó el gran estadista alemán Konrad Adenauer con muchísima razón, esa es la clave para el progreso y desarrollo de los pueblos.

El Estado debe intervenir en la economía cuando se descarrila la inversión privada y cae en la especulación , acaparamiento, usura o lucro desmedido, por que ésta, la economía privada, debe también cumplir un rol social. Lo del Estado banquero, bodeguero, hacendado o comerciante es de trogloditas que se quedaron bien atrás, en los primeros libros. Lo que queremos y deseamos es un Estado moderno y eficiente que le de a los venezolanos "la mayor suma de felicidad posible".

La rectificación la recibimos con beneplácito, pero ella debe ser profunda, sustancial y verdadera, que toque efectivamente la inmensa crisis que a todos nos afecta de manera insoportable y no paños tibios que al enfriarse caemos en lo mismo. Que exista apertura al sector privado, la saludamos con aprecio, pero debe ser completa no con ofertas sin valor, como invitando al sufrido a un mendrugo de pan,cuando debes ofrecerle comida completa, nadie se asocia en minoría con quien sabe es ineficaz, incompetente y lo que ha administrado lo ha destrozado.

Por ello, es urgente e impostergable la necesidad de cambio radical de todo lo que tenemos y perturba significativamente. Para salir cuanto antes de lo que tenemos, sabemos que hacer: UNIÓN Y MÁS UNIÓN.

27 de mayo 2022

OMAR BARBOZA

Omar Barboza fue designado como nuevo Coordinador de la Plataforma Unitaria del pueblo venezolano. Él es un destacado dirigente del partido político Un Nuevo Tiempo, fue Gobernador del Estado Zulia y Diputado al Congreso de la República y a la Asamblea Nacional. Nos conocimos en la Cámara de Diputados y trabajamos juntos en la Comisión Permanente de Finanzas de la Cámara; él la presidió y lo hizo con equidad, respeto y tolerancia, considero realizó buena gestión.

Hasta donde conozco a Omar, me parece una persona formada, seria, con conceptos claros, responsable y considerado. Estas virtudes, sobre todo tolerancia para bregar con tantos y disímiles caracteres y puntos de vista, tendrá que practicarlas en la conducción de quienes queremos cambio de gobierno cuanto antes, para lograr los objetivos fundamentales que son salir de lo que tenemos y empezar la inmensa y apasionante tarea de la reconstrucción nacional.

Creo tienes cuatro grandes responsabilidades: Primera, lograr la UNIÓN de todos los sectores e individualidades que desean cambio radical en la conducción del país. Segunda, el diseño de una estrategia maestra coherente y ajustada a la realidad que permita alcanzar los objetivos propuestos. Tercera, coordinar la selección del Candidato del Cambio a la Presidencia de la República, que entiendo se escogerá en elecciones primarias abiertas donde todos los venezolanos mayores de 18 años puedan expresarse y cuarta, la elaboración de un programa de gobierno que contemple soluciones a la espantosa y profunda crisis integral que padecemos, ese programa debe ser entendible para todos, creíble, explícito y sobre todo cumplíble, sin incurrir en exageraciones poco probables de concretar.

Estos cuatro puntos, que no son excluyentes, me parecen ocuparán buena parte de la atención de todos y corresponde a Barboza su coordinación para cumplirlos con éxito. Cito como primera tarea el logro de la UNIÓN de toda la oposición, porque me parece que es la forma más adecuada para abonar el terreno donde se sembrarán las siguientes iniciativas y de salir cuanto antes de este régimen totalitario que destroza el país y amarga la existencia de todos. Sin UNIÓN todo es más difícil y con ella es factible conquistar las metas propuestas.

Supongo que Omar sabrá rodearse de las mejores inteligencias y voluntades para atender con éxito su inmensa responsabilidad contraída con el país. Estamos en la recta final de una carrera que ha sido muy difícil, dura y larga para todos y llena de muchos obstáculos, por ello debemos pensar y estudiar muy bien nuestras acciones y agilizar el paso para alcanzar la meta deseada por todos.

Estimado Omar, con esta nota te deseo el más alto éxito, que será del país entero, en tu inmensa y delicada responsabilidad que asumes, que hoy tiene olor y sabor a Patria Grande. Dios, la Patria y sobre todo los más desfavorecidos, débiles y vulnerables te lo agradecerán por siempre. Ruego al Creador, Padre Nuestro porque tu designación sea motivo para renovadas esperanzas y firme optimismo y te acompañe en la patriótica responsabilidad que tienes. Tu compromiso, nuestro compromiso es con la Venezuela de hoy y de mañana que recocerá la responsabilidad cumplida de este tiempo que nos correspondió vivir.

Saludos muy solidarios y éxito.

28 de mayo de 2022

 14 min


Ricardo Sucre

El día 6-5-22 la consultora económica Anova presentó un estudio titulado “¿Venezuela se arregló? Tendencias recientes en la distribución del ingreso”, al usar los microdatos de los años 2020 y 2021 del estudio Encovi que realiza la UCAB. El estudio encontró un crecimiento muy grande de la desigualdad. Pensé que estos datos promoverían algún debate o discusión. No hubo. En Venezuela también tenemos nuestra versión de lo que Piketty llama “capitalismo patrimonial” que tampoco es nuevo en la historia del mundo. En un sentido, en Venezuela se había superado no solo por nuestro carácter “igualao” como sociedad sino por la “renta y el reclamo” que permitió la movilidad y ascenso social. Hoy la movilidad y el ascenso son más restringidos. Mi impresión es que nuestro país se configura como uno con ingresos estratificados por grupo, no por clase social. En función de tu grupo, así será tu vida. Con la dolarización, habrá un ingreso para vivir pero “surgir” o progresar ya son otras cosas. No serán para todos. Bienvenidos a la “Venezuela patrimonial” que habíamos superado durante buena parte del Siglo XX

Para estar en política y para llegar al poder político hay que saber de economía política. Sí, esa que estudió David Ricardo, Adam Smith, o Karl Marx. Conocerla es relevante no solo en Venezuela, sino en el mundo. En nuestro país, diría que es una variable más importante que el apoyo de las Fuerzas Armadas a un gobierno determinado.

Conocer la economía política de una nación es garantía de estabilidad en el poder o para llegar al poder político. Rómulo Betancourt tuvo su columna en el diario Ahora que se llamó “Economía y finanzas”. Más conocido es su libro “Venezuela, política y petróleo” (1956) que es nuestra historia a partir del petróleo vista desde la economía política. Un libro escrito con el estilo de Rómulo. Cualquiera que sienta a nuestro país se impactará por la radiografía de la Venezuela gomecista vista por la economía política de Betancourt.

Escribió que, “Operó la presencia avasallante del petróleo, pero indirectamente, como factor deformativo de la economía y de la vida nacionales en su conjunto. Mentalidad minera, de nuevos ricos manirrotos, comenzaron a adquirir los sectores privilegiados de la población. El ininterrumpido fluir de dólares estimuló las importaciones, se hipertrofió el comercio y se configuró, para años, esa fisonomía de nación principalmente consumidora de mercancías extranjeras que por muchos años tuvo Venezuela. Y comenzamos a parecernos demasiado a esa California desarticulada y movediza, paraíso de aventureros y de pícaros de los años de la ‘locura del oro” (pág. 62). Esto fue escrito para hablar de la Venezuela de Gómez, pero pudiera ser la Venezuela de una época más reciente. Ese es el poder de diagnóstico de la economía política.

Chávez también la comprendió. Apenas llegó al gobierno, una de sus primeras acciones fue viajar por los países de la OPEP para buscar acuerdos y levantar el alicaído mercado petrolero. Los esfuerzos del comandante tuvieron éxito. Una nota de la BBC publicada el día 25-2-16 recordó que el precio de la cesta petrolera venezolana en 1999 fue de 16$ el barril y en 2004 llegó a 32 dólares. El precio llegó a 103$ entre 2011 y 2014. Según la nota del medio inglés, Venezuela recibió entre 1999 y 2014 un promedio de casi 58.000 millones de dólares al año ¡15 años continuos con ingresos mensuales de casi 5.000 millones de dólares, quién lo soñaría para hoy!

Una cifra muy importante si se compara con los valores para el segundo gobierno de Caldera el cual en sus 5 años de acuerdo a la BBC, recibió ingresos mensuales por el orden de los 1.300 millones de dólares, cantidad también muy respetable para ese entonces y hoy, si nos atenemos a la situación de Venezuela. Los gobiernos chavistas recibieron hasta 2014 casi 4 veces más entradas en dólares mensuales que los que recibió el segundo gobierno de Caldera cada mes durante 5 años. Plata de verdad. Esa la diferencia de Venezuela con otras sociedades en crisis y muchas veces no se toma en cuenta para los análisis: aquí hay dinero.

Esa alucinante cantidad de “rial” que entró a Venezuela entre 1999-2014, Chávez la usó para construir su “Pacto de los dólares” por medio del cual la sociedad lo aceptó como presidente a cambio de recibir dólares baratos. El símbolo de ese “Pacto de los dólares” fue Cadivi. El comandante permitió la apropiación originaria del capital para “tirios y troyanos” de forma honesta o deshonesta, y por eso fue reconocido y aceptado bien o a regañadientes, pero fue la época de “el presidente Chávez” y no la del “teniente coronel”.

Leí un tuit del economista Manuel Sutherland de fecha 20-5-21 en el cual escribió que en Venezuela la fuga de capitales asciende a 600 mil millones de dólares. En una nota publicada por Provea con fecha 7-2-21, Sutherland opinó que Venezuela fue el país con mayor salida de capitales “del mundo”. Nuestras elites tienen dinero se quiera reconocer o no.

El presidente Maduro ahora aprende la importancia de la economía política. Cuando llegó al poder no la consideró o la vio irrelevante. Su discurso de 2014 fue el “cadivismo”. Su terrible –y trágica- incomprensión de la economía política fue causa del conflicto político que se aceleró a partir de 2014 hasta que en 2018 comenzó su incipiente “Pacto de los dólares” que consiste en permitir la dolarización de la sociedad. Esta trae sus dólares que sacó cuando Chávez y AD-Copei, vive con su propio pulmón, y el Estado recupera ingresos -ahora con el petróleo- para usarlos a discreción, pero a diferencia del pasado, pasan a los fondos del gobierno y no a la sociedad.

El ejecutivo concienció la relevancia de tener ingresos reales. Explica sus anuncios recientes, por ejemplo, de poner en la bolsa acciones de las empresas del Estado o la reactivación de PDVSA, junto a la recaudación de impuestos la que, de acuerdo al Seniat para el mes de marzo de 2022, sumó cerca de 450 millones de dólares solo ese mes. Maduro, también, hace su “Pacto de los dólares” con la sociedad lo que explica, entre otras cosas, el clima de la “pax Maduro”.

En Venezuela, los economistas políticos más famosos en tiempos recientes son Asdrúbal Baptista (su “Teoría económica del capitalismo rentístico” de 1997) y Domingo Maza Zavala (“Venezuela: historia de una frustración” de 1986). Este, al hablar de la Guerra Federal, opinó que tuvo como consecuencia una sociedad más “igualitaria en el sentido que no se reconocen castas(…)En cuanto a la raíz económica, estructural de la sociedad, continuó y quizás se acentuó, la concentración de la riqueza y el ingreso(…)Y tuvimos aquí una situación cuasi servil en el campo hasta hace prácticamente 40 años” (N. R. Es decir, hasta 1946, que no es mucho tiempo si se ve en el tiempo histórico). En la afirmación de Maza está lo que es la economía política.

Otros académicos no se han quedado atrás en este tema. Uno muy relevante es Diego Bautista Urbaneja. Tiene tres fortalezas: es estudioso, escribe sabroso, y es original en sus propuestas. No se limita a repetir.

En el año 2013, Editorial Alfa publicó un extraordinario libro de Urbaneja -pienso de lectura obligatoria para todos los políticos y “aspirantes al poder”- titulado “La renta y el reclamo. Ensayo sobre petróleo y economía política en Venezuela” (Caracas, PP. 462).

El politólogo define la economía política al citar a Alan Drazen, “Si la economía es el estudio del uso óptimo de recursos escasos, la economía política se preocupa de cómo la política afecta las decisiones económicas de una sociedad” (pág. XVIII).

Urbaneja explica una característica de nuestra economía política -que gira alrededor de la “renta y el reclamo”- y que nos describe muy bien como sociedad de “reclamadores de renta”. Dijo, “(…)la sociedad venezolana no busca rentas sino que reclama porciones de una renta que ya está ahí y a la que se tiene -o se cree que se tiene- derecho(…)Como veremos abundantemente, la economía política venezolana, en sus diversas etapas, se va armando en torno a la disponibilidad de la renta petrolera(…)Se trata de la frecuente disposición del Estado y del personal político a privatizar la renta(…) Pareciera que, en largos trechos del Siglo XX, al Estado venezolano le picaran los reales en las manos. No más recibir renta, lo primero que piensa es en cómo diseminarla en manos de los venezolanos particulares(…)Siempre está trasegando grandes cantidades a los bolsillos de los venezolanos” (págs.. XXII, XXIII y XXXVII). Esta fue la situación de la economía política de Venezuela hasta 2014, cuando Maduro llegó con la crítica al “cadivismo”, y lo que explica la gran cantidad de dinero que tiene la sociedad venezolana. También es un recordatorio contra el discurso que se quiere imponer desde redes sociales del “no le debo nada a nadie” de los “self made claimants”.

La introducción anterior porque el día 6-5-22 la consultora económica Anova presentó un estudio titulado “¿Venezuela se arregló? Tendencias recientes en la distribución del ingreso”, al usar los microdatos del estudio Encovi que realiza la UCAB de los años 2020 y 2021.

Como venezolano y socialdemócrata la economía política es fundamental y en ella, el tema de la desigualdad. El portal de la casa, El Cooperante, también le dedica artículos al tema de la economía política. Pensé que los hallazgos del estudio Anova provocarían un debate más ruidoso. Pero no. Hubo alguno que otro comentario. El tuit de la firma que informó el estudio apenas tuvo 13 “me gusta” (revisado el día 21-5-22 a las 6:35pm).

Lo hallado por la firma ofrece elementos para apoyar las conjeturas de mi propia observación cotidiana, las que tampoco son originales: que la profundización de la crisis a partir de 2013 y el posterior “ajuste a lo Maduro”, generaron una distribución del ingreso en Venezuela bastante desigual y que las élites –si se asume que ser élite es tener mejor ingreso y acceso a las fuentes para lograrlo- son las que han mejorado con la “apertura a lo Maduro”. Los sectores populares con menos ingresos no han mejorado su situación entre 2020-2021.

Del estudio Anova lo que más me impactó fue lo siguiente, “Para ponerlo en cifras, en 2020 el ingreso promedio del 20% más rico de la población era 23 veces superior al ingreso promedio del 20% más pobre de la población, mientras que, en 2021, el ingreso del 20% más rico fue 46 veces mayor al del 20% más pobre. En términos de concentración del ingreso, en 2020 la porción del 20% superior de la distribución concentró el 54% del ingreso total del país, mientras que, en 2021, este mismo porcentaje de la población concentró el 61% del ingreso total. Se estima que entre 2020 y 2021, el coeficiente de Gini, el indicador de desigualdad más utilizado aumentó en 7,4 puntos porcentuales, para ubicarse en 65,2%, cifra que pone a Venezuela como uno de los países más desiguales de Latinoamérica, con una diferencia de 18,8 puntos porcentuales respecto al coeficiente promedio de la región” ¡Un Gini de casi 0,7 cuando el máximo es 1, que significa una “desigualdad perfecta” o “desigualdad máxima”! El ingreso del 20% más rico dobló al ingreso del 20% más pobre en un año: entre 2020 y 2021. Como escribí, pensé que este hallazgo movería el piso del debate, pero nada. Habrá que esperar a ver si Dua Lipa lo comenta.

Desde el punto de vista político –a lo mejor está, pero no se mostró en la información pública- al estudio le faltó relacionar los niveles de ingreso con la orientación política. Mi hipótesis es que en los mejores niveles de ingresos están personas de las elites del gobierno y de la oposición. Más del gobierno, porque tiene el poder del Estado y en Venezuela, la riqueza también se define por la posición frente al Estado aunque se idolatre al mundo privado (por eso nuestra frenética búsqueda del poder del Estado, es lo que te convierte en “alguien”). Seguramente la proporción de personas del gobierno será mucho mayor. Pero hay personas de la oposición en el grupo de los más boyantes.

Hace unos días leí una entrevista a Thomas Piketty, quien habló que volvemos al “capitalismo patrimonial”. Con las diferencias del caso y antes de leer a Piketty, algó así veo en Venezuela. La dolarización trajo como un “nivel mínimo” de ingresos para los que están dolarizados. No tienen apremios en el sentido de hacer el mínimo. Lo hacen. A lo mejor con varios trabajos, pero lo logran. A partir del mínimo comienza una estratificación de ingresos que rompe la concepción tradicional de las clases sociales en Venezuela. Es decir, a lo mejor un plomero tiene mejores entradas que un profesional liberal, que en nuestra cultura no se espera. La idea de estudiar es esa desde el punto de vista instrumental: mejorar los ingresos para “surgir”. Nuestro “Venezuelan Dream”. Pero hoy no es así o no en su totalidad.

Lo relevante desde el punto de vista de la economía política es que de ese ingreso mínimo en dólares no se podrá salir o muy pocos tendrán éxito en hacerlo. Hay para cubrir lo básico, pero no para progresar, para moverse en la estructura social. No es pobreza, pero tampoco progreso. Es estático. A nuestra manera vivimos nuestro “capitalismo patrimonial” que las personas asocian para el caso venezolano al “capitalismo de los amigos” o al “capitalismo de los enchufados”. Una persona no estará en la situación crítica de 2015, pero tampoco será la movilidad social de la Venezuela de los 50-70’s.

Es inevitable la siguiente reflexión: si la mejoría se concentra en las elites ¿querrán cambiar la situación actual, aunque no sea de su agrado, en el caso de las elites de la oposición? El incentivo para ésta es acceder al poder del Estado. Fuera de lo anterior, las élites están muy bien con el actual sistema económico. Critican al gobierno, lo denuncian, pero están bien en cuanto a ingresos.

Hay una estratificación que estabiliza desde el punto de vista político: las elites –de todo tipo- controlan los factores de poder y de producción, y el pueblo lo acepta –resignado o no, con conciencia o sin conciencia- y vive como siempre lo ha hecho: “resolviendo” y “echándole un camión de bolas”, pero sus ingresos vienen de los arriba, aunque tiene para vivir. Hay un sistema tipo “los de arriba y los de abajo”. El dinero de las elites circula hacia abajo, junto a las remesas y a lo que el pueblo “se rebusque”. Nuestra versión del “trickle-down”.

Queda ver si nuestro capitalismo patrimonial produce no un sistema de castas, pero sí uno muy diferencial de ingresos y que el status sea también diferenciado. Venezuela es una sociedad que tiende a la igualdad, pero no hay que descartar que en un sistema autoritario en donde el Estado concentra los ingresos y los distribuye a discreción, y la sociedad vive con su propio pulmón, se acepte un sistema desigual que se justifica con el discurso del “talento y del esfuerzo”. Algo como que las diferencias aceptables son las producidas por el esfuerzo y el talento, pero lo que no se dice que estas dos variables están asociadas a un mejor ingreso, al Estado, o a los “contactos”.

Es difícil –no imposible- que una persona de un hogar con hambre pueda competir desde el punto de vista cognitivo con una persona de un hogar boyante, aunque le ponga mucho esfuerzo. Egan Bernal es una excepción, no la norma. Por cada Bernal, habrá 100 que se quedará en el camino. El talento también está socialmente diferenciado. Si, como resultado de la nueva economía política de Venezuela, se acepta una sociedad de desiguales y se justifica con una ideología del “talento y del esfuerzo”, es lo que se verá en el futuro del reacomodo económico venezolano.

Un punto que llama la atención es que la desigualdad como tal no tiene mayor eco en la opinión pública o tiene una representación política. Tal vez porque es un tema más de la izquierda y la sociedad venezolana se ha derechizado, al menos en sus elites y buena parte de la opinión pública “sensata”, aunque no lo reconozca. No pocos pasaron de Alí Primera a Vox o a “los populares”. Son las cosas que las crisis y conflictos politicos producen.

El tema igualdad se relaciona al socialismo, y produce reactancia. No se habla mucho de este asunto, y el discurso se mueve al otro extremo: “no le debo nada a nadie” y “no queremos nada con el Estado”. Los talentosos y esforzados serán premiados con la movilidad social, no así los que no se esfuercen. Es una decisión individual. La gente escoge ser rico o pobre y eso no tiene nada que ver con la economía política de una sociedad. Es su “libertad para elegir”.

Este discurso tiene y toma fuerza en Venezuela. Quizás por eso una desigualdad tan inmensa no produce nada. Pero desde el mundo griego sabemos que la desigualdad es fuente de inestabilidad política, de la caída de imperios como el romano, y, en tiempos más recientes, produce subversión.

El populismo de los 40’s en nuestros países fue una consecuencia de la crisis del modelo oligárquico exportador luego de la crisis de 1929. Los populismos recientes son resultado de la crisis del Estado de bienestar europeo y del “establishment liberal” en los EUA. En este país, Biden trata de revivir el modelo de bienestar y la pregunta es si es posible en el mundo de hoy. En Francia, por ejemplo, personas del mundo obrero con una historia familiar a favor del comunismo y del PC, votaron a Le Pen en la idea que las antiguas fábricas del “Made in France” regresarán a suelo galo. Biden tiene una lógica similar con respecto a los EUA.

En Venezuela este tema no genera mayor debate. Se asume como algo normal o, mejor dicho, no “alborotar el avispero” de la desigualdad no vaya a ser que al gobierno se le ocurra algo o es un asunto “del progresismo mundial” del que no pocos claman “estar hartos”. Entonces no hablar sobre ese tópico.

Pero me luce que tenemos un gustico por la desigualdad, que no ve mal la idea que triunfar significa que muchos se queden en el camino. Especialmente en esta época en donde no hay éxitos colectivos. Los triunfos son individuales y compensan la escasez de éxito que hay en lo social. Para hablar de éxito se necesita el fracaso. Tal vez mi éxito en la nueva realidad de Venezuela es porque puedo hablar de otros que no lo han tenido. En un país en crisis y con un conflicto político, la desigualdad puede reforzar la auto-estima de los que no ven salidas o de quienes están cómodos en el poder. La psicología social norteamericana tiene un término para lo anterior: la psicología de la comparación descendente (la downward comparison psychology).

En el futuro: ¿Nuestras elecciones o modos políticos para relacionarnos serán con un clivaje de la desigualdad y con partidos que representarán los diferentes estratos sociales o seguirá lo que ha sido nuestra historia, la socialización de adecos y copeyanos o chavistas y no chavistas, pero en donde confluyen personas de diferentes vectores sociales?

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Paul Krugman

Los sultanes de Silicon Valley están de mal humor político y algunos multimillonarios repentinamente se han puesto en contra de los demócratas. No es solo Elon Musk; otras personalidades destacadas, entre ellas Jeff Bezos, han hablado muy mal del gobierno de Joe Biden. Encima, ahora sabemos que Larry Ellison, de Oracle, participó en una llamada con Sean Hannity y Lindsey Graham en la que se discutieron las opciones para anular las elecciones de 2020.

Cabe destacar la peculiaridad del momento en que algunos aristócratas de la industria tecnológica han decidido dar este giro a la derecha, en vista de la situación actual de la política estadounidense. Por ejemplo, es difícil imaginar en qué tipo de burbuja vive Musk para haber dicho que los demócratas son “el partido de la división y el odio” justo cuando Tucker Carlson —quien si bien no es político, sí es una de las figuras más influyentes del Partido Republicano moderno— habla en todos sus programas sobre la “teoría del reemplazo”, según la cual las élites liberales tienen un plan deliberado para traer inmigrantes a Estados Unidos y desplazar a los votantes blancos. (Las encuestas muestran que casi la mitad de los republicanos concuerdan con esta teoría).

Los plutócratas que están tan enojados con los demócratas también son bastante mezquinos; la mejor señal de que eres un “titán visionario de la industria” es que envíes emojis de popó. No obstante, es posible que esa crueldad sea central para la historia política. En lo personal, argumentaría que esta historia no gira en especial en torno a la avaricia (aunque también se trata de eso). Más bien, se trata sobre todo de egos frágiles.

Es cierto que algunos intereses económicos reales están en juego. Los demócratas propusieron nuevos impuestos aplicables a los ricos, y el presidente estadounidense, Joe Biden, ha designado a funcionarios conocidos por ser defensores de una política antimonopolio mucho más estricta. También es cierto que las acciones tecnológicas han bajado muchísimo de valor en meses recientes, lo que ha reducido en el papel la riqueza de magnates como Musk y Bezos.

En este momento, sin embargo, estas políticas parecen ser una posibilidad vaga. Incluso si los demócratas, contra todo pronóstico, conservan el control del Congreso en noviembre, no existe ninguna probabilidad real de que se realice una campaña estilo New Deal contra la desigualdad extrema. Más aún, con cualquier política redistributiva concebible, los multimillonarios seguirían siendo increíblemente ricos y no se vería afectada su capacidad de comprar todo lo que quisieran (excepto Twitter, tal vez).

Sin embargo, lo que el dinero no siempre puede comprar es la admiración. Y resulta que es justo en esta área donde los titanes tecnológicos han sufrido pérdidas tremendas.

Permítanme hablar de teorías aburridas por un minuto. Por lo menos desde que se dio a conocer el trabajo de Max Weber hace un siglo, los sociólogos están conscientes de que la desigualdad social tiene varias dimensiones. Como mínimo, necesitamos distinguir entre la jerarquía del dinero, que les da a algunas personas una porción desmedida de la riqueza de la sociedad, y la jerarquía del prestigio, que les otorga a algunas personas un respeto especial y las hace objeto de admiración.

Las personas pueden ocupar lugares muy distintos en estas jerarquías. Las leyendas deportivas, las estrellas pop, los “influentes” de las redes sociales y, aunque no lo crean, los ganadores del Nobel, en general tienen una buena situación financiera, pero sin duda su riqueza es desdeñable en comparación con las grandes fortunas que vemos en la actualidad. En cambio, si bien los multimillonarios infunden reverencia entre aquellos que dependen de su generosidad, que incluso puede rayar en servilismo, muy pocos son figuras conocidas por el público en general, y todavía menos tienen grupos comprometidos de fanáticos.

Aunque esta es la regla general, la élite tecnológica lo tenía todo. Sheryl Sandberg, de Facebook, por un tiempo fue un icono feminista. Musk tiene millones de seguidores en Twitter, muchos de los cuales son seres humanos reales y no bots, y en general han sido defensores fervientes de Tesla.

Su problema es que ahora han perdido el brillo. Las redes sociales, que en cierta época se consideraban una fuerza en favor de la libertad, ahora se consideran portadoras de desinformación. Por su parte, el propagandismo de Tesla se ha visto afectado por noticias sobre combustiones espontáneas y accidentes con el piloto automático. Los magnates del sector tecnológico todavía poseen una riqueza inmensa, pero el público —al igual que el gobierno— ya no los tiene en el pedestal que solían ocupar.

Y eso los está volviendo locos.

Esta película no es nueva. En el año 2010, gran parte de la élite de Wall Street, en vez de sentirse agradecida por los rescates recibidos, se dejó consumir por la “furia contra Obama”. Los embaucadores financieros estaban furiosos porque, según ellos, no recibían el respeto que se merecían por su enorme contribución a, pues, colapsar la economía mundial.

Por desgracia, la mezquindad plutocrática sí importa. El dinero no puede comprar admiración, pero sí puede comprar poder político; es desalentador que parte de este poder se despliegue en representación de un Partido Republicano que cada vez cae más en el autoritarismo.

¿Y ya mencioné que la reunión más reciente del grupo de derecha CPAC, que incluyó un discurso en video de Donald Trump, se celebró en Hungría con el apoyo de Viktor Orbán, quien ha acabado de facto con la democracia en su país?

Me atrevería a decir que el giro hacia la derecha de algunos multimillonarios del sector tecnológico es, además, totalmente bobo.

Es verdad que los oligarcas pueden hacerse muy ricos con autócratas como Orbán o Vladimir Putin, quien era profundamente admirado entre gran parte de la derecha estadounidense hasta que comenzó a perder su guerra en Ucrania.

Pero en estos días, para su desgracia y según varias fuentes, los oligarcas rusos están aterrados. Porque hasta la mayor riqueza ofrece poca protección contra el comportamiento errático y el deseo de venganza de los líderes que no tienen el menor respeto por el Estado de derecho.

Tampoco es que espere que personajes como Musk o Ellison aprendan algo de esta experiencia. Los ricos no se parecen nada a ti ni a mí: por lo regular, están rodeados de personas que les dicen lo que quieren oír.

25 de mayo 2022

NY Times

https://www.nytimes.com/es/2022/05/25/espanol/opinion/elon-musk-jeff-bez...

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Jesús Elorza G.

Como todos los viernes por la tarde un grupo de abogados se dieron cita en la sede del Colegio para compartir lo que muchos llaman “sábado chiquito” y conversar sobre distintos temas del acontecer nacional o internacional. Al momento de saborear el primer trago, hizo acto de presencia el colega encargado de la dirección de deporte del gremio y, la pregunta de todos no se hizo esperar: ¿Cuál es el problema en esas elecciones del Comité Olímpico Venezolano?

-Ya se los explico, pero, primero déjenme saborear una cervecita. Luego de refrescar su garganta, se dirigió a sus colegas para exponerles un resumen de lo acontecido:

…. Los pormenores por no decir traumáticos hechos que, rodearon este proceso electoral desde el mes de diciembre del año pasado, comenzaron con la impugnación de las asambleas, la intervención del TSJ, la designación de una Comisión Electoral Ad hoc por el máximo tribunal de la república, la eliminación de esa comisión por acuerdo entre las partes enfrentadas (Eduardo Álvarez-Pedro Infante), el nombramiento de una nueva comisión, la inscripción de la Plancha encabezada por Eduardo y otra encabezada por Franklin Cardillo, el atropello a la Presidente de la Comisión Electoral al no dejarla entrar a las instalaciones del COV para la entrega formal del Informe sobre las impugnaciones hechas contra 13 Federaciones, la presentación del Padrón Electoral conformado definitivamente por solo 42 federaciones, la eliminación de la plancha de Eduardo por haber presentado el apoyo de federaciones no reconocidas por la Comisión Electoral, la solicitud de intervención del Comité Olímpico Internacional, la carta del COI amenazando con la suspensión del país, las denuncias contra Eduardo ante la Fiscalía General de la República y la Contraloría por los delitos de Peculado doloso propio, Evasión de Procedimiento Licitatorio y Malversación Agravada. Solicitando sea acordada una Medida Cautelar de Prohibición de Salida del País, la reunión convocada por la Delcy Rodríguez vicepresidente del país y el acuerdo enviado por las federaciones al COI y por último la presentación de una plancha supuestamente “unitaria” fuera del lapso de inscripción…

Los colegas, reunidos alrededor de una mesa, no salían de su asombro al escuchar esa retahíla de violaciones a las elementales normas que rigen a un proceso electoral y, comenzaron a analizar y discutir sobre lo que acababan de escuchar.

-Uno de los abogados, especialista en derecho constitucional, expresó que “El legítimo reconocimiento de la Comisión Electoral se traduce en un pronunciamiento expreso emanado de la máxima autoridad como lo es la Asamblea General del COV, cuyo dispositivo es de obligatorio cumplimiento para todas las partes involucradas, toda vez que, tal Asamblea legitima el acto de manera democrática como órgano de mayor jerarquía, requiriendo valorar una serie de circunstancias establecidas expresamente en la Ley Orgánica del Deporte su Reglamento Parcial Nº 1, normas estatutarias y reglamentarias, por considerarse que se encuentran sometidas al orden público, tal cual, ha sido declarado en el artículo 7 de la aludida ley deportiva, por lo que en materia electoral, una vez designada la Comisión Electoral, se produce una inversión de la relación jerárquica, al establecerse la autonomía, independencia y autoridad del proceso electoral ajeno a todo vínculo con cualquier que pretenda imponerse durante el proceso, salvo las autoridades electorales de jerarquía (TSJ – CNE). En consecuencia, debo señalar y condenar por abuso de autoridad, en primer lugar, la pretensión de la Vicepresidente del gobierno de abrogarse el rol de convocante de la Asamblea del COV sin tener cualidad para ello. Los actos y resoluciones de esa reunión son nulos de toda nulidad.

-Colegas, intervino otro abogado, quiero señalar que las decisiones de la Comisión Electoral en base a las impugnaciones presentadas son válidas por estar apegadas al ordenamiento jurídico que rige para el proceso electoral. Me explico:

  1. Para optar al derecho a voz y voto en un proceso electoral, en cumplimiento a lo previsto en las normas pertinentes, obligatoriamente se requiere de estar inscritos y actualizados en el Registro Nacional del Deporte, Actividad Física y Educación Física;
  2. Para postular una Plancha, se requiere que el postulante haya cumplido con el requisito obligatorio de estar incluido en el Registro Electoral Definitivo, por cuanto, es la única forma de adquirir cualidad para poder postular con el quorum reglamentario y así cumplir con los plazos establecidos en el Cronograma Electoral debidamente aceptado;
  3. Se requiere que el proceso electoral se encuentre organizado en su totalidad por la Comisión Electoral, sometida a los principios de competencia, imparcialidad y transparencia que debe regir la organización y dirección del proceso de elección de nuevas autoridades, lo contrario, atenta contra el derecho constitucional del debido proceso, sufragio, participación política y protagónica, además de los principios rectores del deporte, tales como: democracia participativa y protagónica, justicia, honestidad, respeto a los derechos humanos, eficacia, eficiencia y ética, que por constituirse en materia de orden público, obliga a una revisión en cualquier estado y grado del proceso.

Pretender posteriormente, anular una plancha y presentar otra a destiempo no es más que un atropello y violación de la autonomía del sector deportivo federado y una intromisión abusiva e ilegítima de factores externos, como la vicepresidente del gobierno. Coincido con el colega que me antecedió en la palabra que, este proceso electoral del COV es violatorio del derecho constitucional al debido proceso y en consecuencia sus actos son nulos.

-Quisiera ser reiterativo, expresó uno de los abogados, en la materia concerniente a la inscripción de una plancha fuera del lapso respectivo. La imposición de una tercera plancha única y definitiva constituye la más aberrante decisión que se haya permitido, por cuanto:

  • No corresponde a la Asamblea General decidir la incorporación a destiempo de una nueva plancha Y menos a una reunión convocada por la vicepresidente del gobierno.
  • Hay que tomar en cuenta según los artículos 23 y 25 Estatutos del COV que dentro de los miembros de la Junta Directiva no pueden existir postulados que tengan menos de un período dentro de una Federación, ni atletas que actúen en eventos internacionales
  • La incorporación de una nueva plancha al proceso electoral, luego de haber concluido las fases de postulaciones y aceptación de postulados, atenta contra la transparencia y confiabilidad del proceso.

Al final, el abogado encargado de la dirección de deporte del Colegio, preguntó ¿Y cuál sería la salida a estas irregularidades? Y recibió como respuesta unánime de todos los presentes: “Repetir las elecciones con estricto apego a la Constitución Nacional, la Ley Orgánica del Deporte y su reglamento y los Estatutos del COV.

El Derecho que pretenden imponer los que solo buscan perpetuarse en los cargos y los intervencionistas gubernamentales no es tan derecho como parece.

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Humbero García Larralde

La consideración de la situación actual del país –si en verdad empieza a “arreglarse”-- amerita repasar un concepto básico de la economía, que es el de Bien Público. Un Bien Público (puro) es aquel que, una vez producido, no puede privar de su consumo a ningún integrante de la comunidad. Otra manera de entender esto es que los beneficios que genera no pueden ser capturados (privatizados) totalmente por ninguno, en exclusión de los demás. Debido a ello, nadie se siente incentivado a financiar, por sí solo, su producción. Ésta, por tanto, depende de la voluntad colectiva, la cual suele ser asumida a través del Estado.

La producción de bienes públicos es la función principal del Estado, según enfoques ortodoxos. De la naturaleza no privativa de su consumo se desprende el problema del gorrión o free-rider: la persona que decide no contribuir para la producción de un Bien Público a conciencia de que no puede ser excluido de sus beneficios. Un ejemplo sencillo es el del vecino que se niega a aportar a la pintura del edificio donde reside o a reparar el ascensor, a sabiendas que, una vez terminada esta labor, también disfrutará de ello de todas formas. A nivel general, evade su deber ciudadano como corresponsable del manejo de la cosa pública. Se asume “masa”, pendiente de que le den, propósito de regímenes como el chavista.

A nivel nacional, los bienes públicos más conocidos son los referidos a los sistemas de salud y asistencia social, educación, seguridad y protección, así como los servicios de agua, electricidad, comunicación y transporte. Son la sustancia que define la calidad de vida de la población –atención de salud, mejor educación, seguridad personal, protección de los derechos ciudadanos, etc. A la vez, fomentan la actividad productiva y comercial, proporcionando lo que se conoce como “externalidades positivas”, que reducen los costos de transacción y amplían las oportunidades de negocio. Es decir, el disfrute de los bienes públicos por parte de ciudadanos y empresas, está en la base de su bienestar y prosperidad.

Un gobierno interesado en el bienestar del pueblo procurará que el Estado produzca con eficiencia los bienes públicos en la cuantía, calidad y variedad realmente deseada por la sociedad. Debe tomar en cuenta su costo de oportunidad, pues una propuesta excesivamente ambiciosa –sea una autopista, represa, un estadio o lo que fuera-- implica restarle recursos, por ejemplo, a la educación o la salud.

En países “normales”, en los que la producción de bienes públicos se financia con impuestos, tasas o cargos específicos, una persona podría sentirse motivada a manifestar poco interés por alguno en particular, como excusa para evadir que le pechen por ello. Esta tendencia a no revelar las auténticas preferencias por un bien público plantea el problema de cuál debe ser su oferta, si no se conoce su demanda: ¿Cuánto gastar en cada uno, sabiendo que reduce los recursos disponibles para otros? ¿Cómo no sobrepasarse o evitar quedarse corto? Los textos de economía proponen medidas para que la gente revele sus verdaderas preferencias por tales bienes, pero, más allá, subyace la necesidad central de profundizar la democracia para que la toma de decisiones se aproxime, lo más posible, a sus verdaderos deseos.

Por supuesto que el sustento de una oferta adecuada de bienes públicos reside en el funcionamiento adecuado de las instituciones. Son las normas que determinan los objetivos a proseguir, la adecuación de las organizaciones para optimizar su logro, el sistema de premios y castigos que contribuyen con ello, los mecanismos de supervisión y control para corregir las fallas y/o para ajustar los propósitos, y una cultura de servicio, de transparencia y de rendición de cuentas entre quienes tienen responsabilidades al respecto. Son propias de la democracia liberal, asentada en el equilibrio y autonomía de poderes, el imperio de la ley y la representación abierta y sin trabas de la voluntad popular.

El problema fundamental de la Venezuela actual es que el desmantelamiento de tal institucionalidad en manos de autoproclamados “revolucionarios”, se ha traducido, de manera cada vez más extendida, en que el Estado produzca, no bienes públicos, sino “males” públicos. Por ejemplo, el sistema de administración de justicia, que debe asegurar la igualdad de los ciudadanos ante la ley y velar por que sus derechos sean respetados (protección), fue “privatizado” (bien público impuro) por la jerarquía chavista a través de sucesivas reformas y modificaciones en la conformación del poder judicial. Lo transformó en su propio bufete de abogados, dedicado a perseguir y penalizar a quienes disienten, en un mal público.

El desprecio por los derechos humanos, otra de sus responsabilidades constitucionales, ha permitido todo tipo de abusos por parte de los cuerpos policiales y militares encargados del “resguardo de la paz y la tranquilidad ciudadana”, resultando en matracas y confiscaciones en sus razzias y en una atroz ristra de ajusticiamientos –concentradas en los barrios populares—, como ha sido denunciado por Provea, el padre Infante y muchas ONGs defensoras de derechos humanos. Un mal público transformado hasta el extremo en fatalidad. Asimismo, la defensa de la soberanía nacional, objetivo básico de la FAN, ha sido vulnerada por militares traidores que han permitido que el país se someta a intereses foráneos –Cuba, Rusia—, y que sea cauce para el tráfico de estupefacientes.

La degradación del Estado para producir males públicos en vez de bienes públicos ha sido resultado, fundamentalmente, de la corrupción deliberada de quienes ejercen responsabilidades en sus órganos correspondientes. Al comienzo, también incidieron las gríngolas ideológicas de quienes creían realmente en los cantos de sirena de Chávez. Pero, a estas alturas, los clichés sólo sirven para encubrir e intentar absolver las pillerías cometidas contra el país. Hoy se afianza en la impunidad y en las complicidades compartidas entre quienes, desde el poder, se han ufanado en expoliar a la nación. Mientras, además de la inseguridad y la pobreza, los venezolanos padecen de servicios colapsados.

Es en este contexto que debe evaluarse si la situación mejora, como pretende acreditarse el gobierno. ¿Están dadas las condiciones para que la venta de cinco o diez por ciento de las acciones de algunas empresas públicas, por ejemplo, rescate su función de proveedoras de bienes públicos o se trata, más bien, de una vía para lavar dinero sucio? ¿Dónde están las reformas en su gestión, la divulgación de sus estados financieros y las garantías para motivar la inversión privada en ellas u en otras áreas? ¿Puede esperarse que el levantamiento de algunas sanciones redunde en la conversión de muchos males públicos en bienes públicos?

Lamentablemente, la reciente “reforma” del poder judicial en absoluto abona a favor de las garantías y seguridades requeridas para que podamos confiar en que vamos bien encaminados. Más bien, ahora el congreso chavomadurista asoma un proyecto de ley de cooperación internacional que restringe a las ONGs y las amenaza con sanciones diversas, pero libera al Estado de la necesidad de rendir cuentas por sus actividades de “cooperación internacional”. Es decir, cocinan otro mal público, en perjuicio de quienes se amparan en los servicios –bienes públicos—de estas ONGs.

La lucha por rescatar la institucionalidad democrática, para que impere el Estado de Derecho y se respeten cabalmente los derechos humanos, no puede descansar, por más que algunos se ilusionen con que la situación mejore. Es evidente que, en absoluto, la gestión del gobierno se traduce en un proyecto incluyente, donde todos puedan beneficiarse, y con perspectivas de prosperidad creciente y de justicia social. No puede soslayarse el cambio político. Es importantísimo, además, tener en cuenta que solo en este marco, con una reforma y un saneamiento del Estado, podrá éste dedicarse a producir los bienes públicos que requiere la población. Entre los obstáculos a tal transformación destaca la falta de independencia del poder judicial y la corrupción del mando militar. Los informes sobre la violación de derechos humanos y las indagaciones de la CPI dan fe de sus implicaciones.

La propuesta de algunos de instrumentar un mecanismo autónomo, con supervisión externa, para asegurar que el ingreso petrolero resultante de un levantamiento negociado de las sanciones sea canalizado a atender la emergencia humanitaria del país, es un claro reconocimiento de la necesidad de contar con mecanismos institucionales que eviten su desvío hacia fines perversos. Pero, con un Estado como el que tenemos, ¿puede esperarse que redunde en beneficio de los servicios públicos de salud, educación, seguridad ciudadana, transporte y en las posibilidades de recreación del venezolano?

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

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Eddie A. Ramírez S.

En el 2024 habrá elección presidencial. No vale la pena desgastarnos en discutir si la convocatoria del régimen es o no legítima. Tendrá lugar, salvo algo imprevisto. Incluso podría ser en el 2023, por lo que es necesario prepararse. ¿Nos abstendremos porque sería validar a Maduro como el actual presidente o decidiremos acudir a votar? ¿Cómo elegiríamos los demócratas a nuestro candidato, ¿mediante encuestas, por primarias o por consenso? ¿Lo decidimos pronto o esperamos el último minuto?

Al respecto, nuestra dirigencia tiene que orientar a los ciudadanos. No puede vender espejismos de insurrección popular o de intervención militar, que ojalá se dieran. Mucho menos de una invasión abierta o encubierta bajo la figura de responsabilidad de proteger. La dirigencia que tenemos, con sus más y sus menos, es la que tiene la responsabilidad de utilizar los medios a su alcance para salir del régimen. Este es un requisito necesario, pero no suficiente, para solucionar los problemas que enfrentan millones de compatriotas para sobrevivir, dentro y fuera del país. Si para lograrlo deben negociar con el régimen, para lograr elecciones supervisadas por la OEA y la Unión Europea, y una amnistía para presos y exiliados políticos, tienen que hacerlo. Si deben ceder en algunos puntos, no queda otra, porque el costo de que permanezca en el poder es muy elevado para la gran mayoría de los venezolanos. Esperar lo que no está en nuestras manos resolver es como que alguien diga que no va a trabajar porque se sacará la lotería. No debemos engañar a la población.

Este simple escribidor de cuartillas insiste en que, en este momento, no hay otra opción viable vía para salir del régimen que votar. Si ganamos, ¿el régimen nos arrebatará el triunfo? ¡Claro que lo intentará! Ya lo hizo con las parlamentarias del 2015 y con la inhabilitación de candidatos ganadores, pero la otra opción es cruzarnos de brazos esperando que llegue la caballería, como en las antiguas películas.

La selección de nuestro candidato no debería ser de inmediato. Es necesario crear el clima propicio, ojalá de acuerdo con quienes de buena fe y sin duda con algunos argumentos válidos, predican que no se debe votar hasta que no haya condiciones acordes a nuestro derecho a elegir. Unidos debemos exigir esas condiciones, pero conscientes de que al régimen nunca jugará limpio. Además, si es lo elegimos muy pronto, el régimen intentará neutralizarlo. Por otra parte, nuestro candidato tiene que comprometerse a no intentar la reelección y los partidos que lo respalden deben acordar un plan de gobernabilidad por un mínimo de tres períodos presidenciales. Es decir, hay que estar preparados por si el régimen adelanta la fecha.

La selección mediante encuestas confiables es tan democrática, como por elecciones primarias, aunque sin duda es menos transparente para el ciudadano de a pie. Teóricamente, lo ideal sería por primarias. El punto a discutir es qué esperamos de esas primarias. ¿Podremos escoger entre varios candidatos que, con diferentes porcentajes de popularidad, tengan una aceptación razonable y poco rechazo? ¿Es suficiente presentar un solo candidato, sea cual fuere, para ganarle a Maduro? ¿Se podría esperar una alta abstención, que favorecería a Maduro, si nuestro candidato único tiene elevado rechazo? Al respecto, no podemos obviar que las encuestas no son favorables a ninguno de nuestros dirigentes. No discutamos si esa percepción es justa o injusta, o si las encuestas no son confiables. Por ahora, es la única herramienta que mide la aceptación y el rechazo de cada dirigente.

Ante esta realidad, ¿sería factible que nuestros dirigentes depongan, por ahora, sus legítimas aspiraciones y por consenso se preparen para seleccionar, en el momento propicio, un candidato independiente o relacionado con alguno de los partidos, pero que no se haya desgastado en esta larga lucha? Reconozco que es mucho pedir e incluso puede ser injusto. Sin embargo, es necesario solicitarles ese desprendimiento. El costo de perder sería demasiado alto.

Como (había) en botica:

Citgo, la refinería de Petróleos de Venezuela en Estados Unidos, fue la malquerida de Hugo Chávez, de Maduro y de Rafael Ramírez, quienes en su tiempo declararon que no era necesaria y que la iban a vender. Con el visto bueno de los gerentes designados por ellos, no invirtieron, ni dieron mantenimiento preventivo entre el 2010 y el 2018, y la endeudaron para enviar dividendos inexistentes que fueron dilapidados por la dictadura. La directiva del gobierno interino del presidente Guaidó está luchando para que sus acreedores no se apoderen de la misma. Además, han logrado recuperarla. En los dos últimos trimestres ha dado ganancias para ir pagando deudas de los rojos. Nuestro reconocimiento a su gerente general Carlos Jordá, a Horacio Medina, presidente de Pdvsa ad hoc, y a sus respectivos equipos.

Quinientas ONG, entre ellas Gente del Petróleo, y 200 personalidades, publicaron un manifiesto rechazando un proyecto de ley que pretende limitar la cooperación internacional para prestar ayuda humanitaria y fortalecer las instituciones democráticas.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Julio Castillo Sagarzazu

Cuando el presidente Joe Biden ofreció a Vladimir Zelensky sacarlo junto con su familia de Ucrania, apenas se inició la invasión a su país, estaba revelando que ni sus informes de inteligencia, ni lo que le decían sus asesores, era de fiar. La respuesta del presidente Zelensky cambió el curso de los acontecimientos y la geopolítica del globo, en ese mismo instante. Le respondió que él no necesitaba un Uber que lo sacara de Kiev, que lo que necesitaba eran armas y recursos para resistir la agresión rusa.

Tampoco los informes de inteligencia de Putin eran verdaderos. Pensó que la “operación militar” sería un paseo hasta la capital, que sus tropas serian recibidas como liberadoras en las calles del país invadido y que algún general prorruso tomaría el poder y enviaría a Zelensky preso, o al exilio.

En el caso de Ucrania, estamos en presencia de una situación en la cual la decisión de un hombre pudo cambiar el curso de los acontecimientos y revelar que todas las previsiones, los cálculos y las teorías de juegos estratégicos se pueden estrellar contra esa voluntad desplegada con valentía, audacia y tesón.

Pues bien, tengo para mí que en el caso de lo que esta ocurriendo hoy en relación con la conducta de los principales actores de la geopolítica mundial con Venezuela, pudiéramos también estar en presencia de un desconcierto generalizado, en el que los hechos de Ucrania han tenido mucho que ver.

Expliquémonos: La primera reacción de Europa y de los Estados Unidos, luego de que fueran sorprendidos por la decisión de Zelensky y de los ucranianos de luchar contra la invasión, fue la de tratar de organizar un frente común para solidarizarse con esta lucha. Todos han estado contestes en que no podrían intervenir directamente en la guerra, a través de la OTAN, porque ello implicaría una escalada insospechada del conflicto. Por esa razón, tomaron la decisión de avanzar con una serie de sanciones que ha ido in crescendo, a medida que el conflicto ha seguido y a medida en que se va haciendo evidente que Putin puede perder la guerra.

A partir de entonces, es igualmente evidente que la OTAN ha rediseñado su participación en la guerra de Ucrania para transformarla en una guerra de desgaste, para hacer empantanar a los rusos -como en Afganistán- y enviar el mensaje de que juegan a la salida de Putin del gobierno, producto del fracaso militar.

Rusia (Los rusos también juegan) saben que su arma estratégica son sus suministros energéticos a occidente. Cortarlos es una amenaza grave y los gobernantes europeos y de Estados Unidos lo saben. La primera y lógica reacción ha sido la de tratar de garantizar fuentes alternativas. Es en ese marco que se explican las movidas de la Casa Blanca, tratando de reestablecer contactos con Miraflores en Venezuela. Explicaría igualmente la reacción de Putin de llamar al botón a Maduro en Turquía para que disimulara mejor sus devaneos con los gringos.

Una situación geopolítica como ésta, era el momento de activar los poderosos lobbies de norteamericanos y venezolanos que hace tiempo apuestan por una flexibilización de las sanciones y una apertura del negocio petrolero.

Los movimientos se han hecho. Incluso, mientras escribimos estas líneas, se realiza en Davos una reunión muy bien montada y financiada por esos factores, con el objeto de darle mas resonancia a su intención de que Venezuela vuelva a ser una fuente de negocios para ellos. Veremos en qué resulta toda esta frenética y bien financiada gestión.

Lo cierto del caso es que los sectores que, “cazando el guiri” de la guerra de Ucrania, esperaban un explosivo cambio en la situación, al menos por ahora, solo han parido un ratón.

La licencia de Chevron, por ejemplo, es una renovación y se inscribe más en los intereses de la petrolera que en los del régimen de Maduro. En efecto, Chevron estaba autorizada desde siempre a producir, pero no a comercializar. Le vendía todo al estado venezolano y éste no le retribuía el dinero de las ventas que hacía. Se especula que la deuda es ya mayor a los 3 mil millones de dólares. De manera que, con la autorización de Chevron para vender, quien más se alivia es la empresa misma.

En lo político, tampoco las cosas les han ido mejor. La posición oficial de la Casa Blanca sigue siendo “wait and see”. Esperarán que Maduro haga movimientos para hacer modificaciones al régimen de sanciones. La inminencia de las elecciones del “mid term” no parecieran autorizar grandes audacias en ese terreno. Un movimiento brusco podría hacer bascular parte importante de la votación latina hacia los candidatos republicanos. Maduro debería tomar nota de esta realidad, porque si los republicanos avanzan electoralmente, le será mucho más difícil obtener flexibilidades de la administración. Está visto que Biden lo que menos necesita en este momento es un bloqueo de su política exterior, nada mas que para complacer al ala izquierda de sus parlamentarios. Si yo fuera Maduro, me apuraría por crear un ambiente que haga avanzar las negociaciones en México y en obtener resultados decentes para la organización de unas elecciones libres. Una mayoría republicana y una derrota de Putin, es el peor de los escenarios que puede tener y ninguna de las dos cosas son imposibles.

De manera entonces que, con las cosas así planteadas, lo que las Fuerzas Democráticas deben hacer es preparar las condiciones para que la comunidad internacional sepa de manera clara y meridiana que lo que queremos no es que nos manden un Uber a salvarnos. Que lo que queremos es restearnos en la lucha por nuestra democracia y nuestra libertad.

Anecdóticamente, quisiéramos recordar el 30 de abril de 2019. A esta hora no conocemos qué ocurrió aquel día en Venezuela. Cuando se desclasifiquen los documentos correspondientes, lo sabremos. Lo que sí sabemos es lo que expresaron muchos funcionarios americanos. El propio delegado especial del presidente Trump, declaró públicamente que los “complotados” apagaron los teléfonos y no atendieron más llamadas. Dicho en latín vulgar, estaban entendidos con gente del entorno de Maduro y nosotros no sabíamos quiénes eran. Estaban dispuestos a dejarlos en un régimen de transición. Cuando sepamos todo lo que ocurrió podremos decir si aquello nos convenía o no. Al final del día, recordemos, “los países no tienen amigos, sino intereses”.

Lo cierto es que nadie defiende a quien no se defiende a sí mismo. Una respuesta como la de Zelensky por parte de la oposición venezolana, es más necesaria que nunca. Son respuestas que cambian la historia.

En eso hay que trabajar.

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