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Opinión

Fernando Mires

Desde hace tiempo vengo escribiendo sobre la crisis de representación política en los países occidentales. Para razonar sobre ella he utilizado un esquema de pensamiento más bien simple. Entiendo que esta crisis no se explica solo por lo político, sino por fenómenos que toman forma estructural en espacios colindantes, entre ellos, las transformaciones que han tenido lugar en las innovaciones materiales, principalmente en el largo proceso que lleva desde el modo de producción industrial al modo de producción digital.

1.

La revolución digital lo ha cambiado todo. En primer lugar, la formación social en cuyo interior vemos que, sin haber desaparecido, los trabajadores y empresarios industriales ya no están situados en el centro de la conflictividad, cuando más en uno de sus segmentos. La época de las grandes y heroicas huelgas obreras ha quedado atrás y pertenecen al romanticismo social de la modernidad temprana. Una enorme y abigarrada masa de trabajadores, algunos de los cuales realizan sus labores en sus propias casas, diagramadores, programadores, productores de servicios, relacionadores públicos, empresarios y trabajadores en una sola persona, no están organizados ni en partidos ni en movimientos. Ni siquiera en instituciones laborales. Cada uno por su cuenta. La individualización, tan necesaria en la formación personal, ha derivado en puro individualismo, tanto como ideal de vida, tanto como ideología de la desconexión social.

En segundo lugar, la digitalización de la vida ha acelerado el proceso de globalización de los mercados y con ello la alienación del trabajo por el capital se ha vuelto sideral. Si Marx pasó años tratando de descifrar la composición orgánica del capital, hoy nadie intenta hacerlo porque entre otras cosas es imposible cuando entre propietarios y trabajadores no media ni siquiera una relación geográfica. El capitalismo global es, para sus actores, invisible.

Lo mismo pasa con la generación de plus-valor. Nadie sabe a ciencia cierta entre cuales consumidores de Europa o EE UU o China será comprado el producto generado por combinaciones transnacionales, diseñado en Alemania, con tornillos que se producen en una maquila mexicana y con filtros elaborados en unos talleres de Filipina (digo esto mientras describo como ejemplo a la cafetera de mi casa).

Ahí reside la raíz de la crisis política de nuestra era: la desarticulación social no tardaría en expresarse en desarticulación política. No pocos autores ya lo han dicho: los partidos clásicos de la modernidad industrial ya no son representativos. Vuelvo entonces a repetir metafóricamente una tesis ya presentada: las cuatro ramas del árbol de la modernidad política -la conservadora, la liberal, la socialcristiana y la socialdemócrata- ya no cubren el espacio social al que una vez bajo sus sombras cobijaron. El espacio de la representación política ha sido vaciado o lo, que es casi igual, virtualizado. Los partidos políticos ya no son históricos, sino circunstanciales. En muchos casos simples siglas que operan de acuerdo a la lógica del mercado.

La relación entre partidos y partidarios ha sido alterada. El elector ha sido convertido en consumidor de ofertas parciales. En breves palabras, la crisis de representación política consustancial a la modernidad tardía, al fragmentar la política, no tardaría en deteriorar su propio espacio de reproducción: la vida pública. No se trata por supuesto de que la vida pública ha desaparecido. Pero sí, está vaciada. Y ese vacío, como todo vacío, es a la vez un campo magnético de atracción para nuevas ofertas políticas.

El vaciamiento del espacio público no tarda en repercutir en el espacio privado, formado en contraposición al primero. De acuerdo a los ya antiguos pero siempre atractivos enunciados de Niklas Luhman, cada subsistema genera otro subsistema en un campo que es más que la suma y síntesis de todos sus subsistemas. La diferencia entre los subsistemas de lo público y de lo privado es que en los primeros sus cambios son visibles y en el segundo, precisamente porque es privado, son opacos. No obstante, sin lo público como correlato de lo privado, puede suceder, y de hecho está sucediendo, que las tensiones de lo privado, al haber sido levantados los límites que las separan de lo público, irrumpen – valga la paradoja- en la vía pública. El hecho de que el campo de lo público haya sido inundado por subpolíticas de género, por demandas familiares y sexuales, religiosas y hasta raciales, todas sin representación partidaria, nos revela la propia crisis de la vida pública.

Antiguas teorías relativas a la formación de procesos de democratización que llevarían a un enriquecimiento de la política en tanto práctica pública, se encuentran en retirada. Dicho entre nosotros, las teorías de Habermas han perdido vigencia (en verdad, es más fácil criticar al papa en el Vaticano que a Habermas en alguna universidad alemana). Pero el hecho de que todo el andamiaje habermasiano repose sobre la base de discursos formados a través de una relación inter-comunicativa, no puede tener lugar en escenarios donde conviven seres, grupos, movimientos y partidos incomunicados entre sí. Esa es la tesis implícita de uno de los aportes sociológicos más interesantes de los últimos meses. Me refiero al libro de Bernd Stegemann titulado Die Öffentlichkeit und ihre Feinde (La vida pública y sus enemigos, en traducción libre) título derivado del clásico de Karl Popper (La sociedad abierta y sus enemigos).

2.

Como el libro de Bernd Stegemann no ha sido traducido a otros idiomas me limitaré solo a mencionar cuatro tesis del autor. La primera dice que la crisis de la política ha dejado un espacio que tiende a ser llenado por asociaciones incomunicadas entre sí. La segunda dice que los populismos, sobre todo los de derecha, ofrecen formas de comunicación internas (no discursivas) que no dejan lugar ni para el debate público ni para la resolución de contradicciones sociales. La tercera tesis dice que al no existir comunicación entre las distintas instituciones que comienzan a poblar el espacio público, el discurso político será sustituido por un discurso identitario (de raza, de género, de religión). La cuarta tesis dice que al haberse deteriorado el discurso político cobra vigor el discurso moral, o más bien, moralista.

De acuerdo a mi terminología, podríamos decir que el espacio vacío de lo público comienza a ser llenado, pero lo que llena ese espacio no llena sino vacía. ¿Otra paradoja? Así es. Pues una de las características de la nueva fase de la modernidad reside en el hecho de que las contradicciones tienden a ser sustituidas por paradojas. Las paradojas representan contradicciones no resueltas. En el vocabulario paradójico de nuestro tiempo podríamos agregar que, sin tratamiento de las contradicciones, lo que parece terminar es, nada menos, que la visión dialéctica de la vida.

Si nos atenemos a la primera tesis de Stegemann, lo que realmente caracteriza la vida pública de nuestros días es que entre los distintos “sub-sistemas” no hay contradicciones ni inter ni extra sistémicas. Y sin contradicciones, en un mundo de sub-sistemas paralelos, incomunicados entre sí, no puede haber ni negación de la afirmación, ni afirmación de la negación, ni mucho menos negación de la negación. O sea: no puede haber dialéctica y si entendemos que la dialéctica es antes que nada gramatical y discursiva, no puede haber enfrentamiento político. Y bien, ese es campo abonado para la vegetación populista.

Stagemann entiende el populismo en un sentido descriptivo: movimientos que ofrecen soluciones simples para problemas complejos pero cuya representación no es representativa. A primera vista parece acercarse a la concepción del más destacado teórico del populismo: Ernesto Laclau. Pero es solo una apariencia. Laclau entendía el populismo como un fenómeno que articula demandas heterogéneas y contradictorias entre sí y en cuyo interior prevalece un debate por la hegemonía, lo que lleva a que la representación desemboque en una condensación generadora de símbolos difusos. Y bien, eso es lo que precisamente falta en el populismo de nuestro tiempo. Para poner el ejemplo más notorio, el populismo de Trump integra en nombre de “nuestra gran nación” a los más ricos y a los más pobres, pasando por el mundo de propietarios intermedios, pero sin que los ricos, los pobres y los sectores intermedios cedan un mínimo de su identidad. El populismo de Trump se parece más a esa alianza entre la chusma y las elites que vio Hannah Arendt en los preludios del totalitarismo. Ni la chusma se identifica con las elites ni las elites con la chusma. Dicho en lenguaje basal: “vamos juntos pero no revueltos”. En esas condiciones, símbolo y hegemonía se confunden en una sola persona extremadamente autoritaria y, por cierto, muy autónoma: en este caso, Trump. O dicho así, Trump no representa a las masas trumpistas pero las masas trumpistas representan a Trump. De este modo, tanto al interior como al exterior del fenómeno populista, florecen los discursos identitarios, pero sin tocarse entre sí.

3.

La política identitaria semeja un edificio de departamentos. A cada identidad un departamento. Por lo común, quienes habitan uno, no tienen la menor comunicación con quienes viven abajo o arriba o al lado. En cada departamento rigen códigos diferentes de comportamiento. Lo importante es vivir juntos pero separados. Cuando más una sonrisa o un saludo en las escaleras. Así tenemos un departamento para gays, para lesbis, para feministas, para ambientalistas, para indigenistas, para islamistas. Cada uno con su propia identidad sexual, ideológica, nacional, religiosa, pero sobre todo, con su propio discurso identitario y micro-totalitario.

Por supuesto, cada familia de cada departamento se siente superior a las otras porque su sexo, nacionalidad, religión, creencia, mitos y tabúes, no son intercambiables. Y entre identidades no intercambiables solo hay diferencias sin contradicciones. Y al no haber contradicciones tampoco hay debates. Y al no haber debates, no hay política. Casa uno con lo suyo, con su verdad y con su discurso. La política de las identidades, vecinas o paralelas, es anti-política.

En una vida pública fragmentada, sin interacciones ni contradicciones, no puede haber política. Hecho que lleva a dibujar un círculo vicioso. Si la apoliticidad del espacio público surgió como consecuencia de la autonomización de la política, el vacío político acelera a esta misma autonomización. Sucede así que la política y los políticos son elevados a una suerte de estratósfera desconectada de una sociedad que no asociada difícilmente puede ser llamada sociedad. Una verdadera tragedia, según Stegemann. Bajo esas condiciones, y ante la ausencia de un discurso político, la discursividad política es sustituida por una ideología de la moral a la que sus seguidores confunden con la política.

Una moral sin política, de acuerdo al Max Weber de Política como Profesión, es una moral moralista. Una moral basada en verdades exclusivas, en prohibiciones y en tabúes y, sobre todo, en la censura a palabras arrancadas de contextos. El dedo rector del moralismo se erige con furia en contra de la belleza del arte, en contra de la audacia del pensar, en contra del espíritu del ser.

No faltan por supuesto quienes en nombre de una moral superior intentan dictarnos normas políticas. Contradiciendo incluso experiencias como la polaca, la sudafricana, la chilena, la española, invocan a una supuesta supremacía moral que niega todo contacto verbal con el enemigo. Preferible es para ellos vivir en estado de pureza virginal bajo una dictadura o gobierno autoritario, que buscar salidas a través de la negociación y del diálogo. De este modo terminan jugando el juego que más acomoda a dictaduras y autocracias: la eliminación del debate, la sustitución del argumento por el estigma. Se da entonces la paradoja (otra paradoja) de que en países regidos con mano autoritaria como Rusia, Hungría o Venezuela, las oposiciones, en lugar de horadar a los respectivos gobiernos, endurecidas ante la ausencia de práctica política, terminan convertidas en proto-autoritarimos, hechos a imagen y semejanza de los gobiernos a los que dicen oponerse.

Pero sobre esos temas me extenderé en próximos artículos. Solo cabe consignar por el momento que el moralismo, vale decir, la moral como ideología, es uno de los productos más visibles de la crisis de la política de la llamada posmodernidad.

El antiguo refrán que dice: "Dios me libre de los amigos, que de los enemigos me libro yo", podría entonces ser readecuado a las condiciones que priman en nuestro tiempo: "Dios me libre de los moralistas, que de los inmorales me libro yo".

31 de julio 2021

Polis

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 9 min


Observatorio Electoral Venezolano

El software cuenta bien los votos de cada candidato y partido. No hay manera de atacar el sistema vía internet al momento del escrutinio. Es parte del resumen de hallazgos del equipo plural de 10 acreditados académicos que, durante más de seis semanas, hicieron la auditoría integral al sistema automatizado de votación. Los resultados que ofrecen son positivos

Las principales características que desde el punto de vista técnico debe cumplir un sistema automatizado de votación son el secreto del voto, la transparencia del voto, la confiabilidad de las cuentas que se hagan y la seguridad del voto, que incluye la no comunicación de las máquinas de votación con un ente externo durante el proceso de votación y antes del escrutinio, y la no comunicación, ni por internet ni por otra vía, del dispositivo capta huellas y con las máquinas.

En el sistema automatizado de votación venezolano no hay fallas que pongan en duda alguna de estas principales características, dijo Robinson Rivas, magíster en Ciencias de la Computación y director de la Escuela de Computación de la Universidad Central de Venezuela.

Todas estas cosas fueron verificadas en la auditoría integral al sistema automatizado de votación que, de manera inédita, tuvo lugar durante más de seis semanas de trabajo continuo entre los meses de junio y julio.

Los 10 auditores académicos ofrecieron una rueda de prensa el 26 de julio para compartir el balance general de esta revisión científico-técnica. Además de Rivas, sirvió como vocero el también auditor Emilio Hernández, doctor en ciencias de la computación de la Universidad de Southampton de Inglaterra y profesor titular jubilado de la Universidad Simón Bolívar.

Con base en sus declaraciones a la prensa, elaboramos esta lista de 10 preguntas y respuestas sobre la auditoría integral al sistema automatizado de votación de Venezuela:

1. ¿Es plural el equipo de auditores?

Ciertamente es plural, porque es fruto de propuestas y nombramiento por consenso entre actores del Poder Electoral provenientes de distintas corrientes del pensamiento. Todos se caracterizan por su alto profesionalismo y probados conocimientos en estas áreas.

Emilio Hernández: doctor en ciencias de la computación de la Universidad de Southampton de Inglaterra. Profesor titular jubilado de la Universidad Simón Bolívar.

Robinson Rivas: magíster en Ciencias de la Computación de la Universidad Simón Bolívar. Director de la Escuela de Computación de la Universidad Central de Venezuela.

Joali Moreno: doctora en Ciencias de la Computación de la Universidad Central de Venezuela, en cuya escuela de computación es profesora desde el año 2003.

Alfredo Marcano: magíster en instrumentación de la Universidad Central de Venezuela. Físico graduado de esa misma casa de estudios, donde dictó cátedra.

Jorge Ernesto Rodríguez: doctor en Software de la Universidad Politécnica de Cataluña. Profesor titular de la Universidad de Carabobo, con 26 años de experiencia en docencia.

Antonio Russoniello: magíster en Ciencias de la Computación de la Universidad Central de Venezuela. Profesor de la UCV e invitado de la Universidad Bicentenaria de Aragua.

Juan Carlos Villegas: doctor en Ciencias y profesor titular de la Universidad de Los Andes. Profesor de Física Moderna y Óptica, Termodinámica y Mecánica Estadística Avanzada.

Carlos Acosta-León: doctor en Informática de la Universidad de Edimburgo. Especialista en informática forense y gestión de la ciberseguridad. Profesor de la UCV.

Víctor Theoktisto Costa: doctor en Computación de la Universidad Politécnica de Cataluña, España, e investigador asociado. Profesor titular de la Universidad Simón Bolívar.

Eugenio Scalise: doctor en Ciencias de la Computación y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Director del posgrado en Ciencias de la Computación de la UCV.

Un perfil profesional más amplio de ellos fue publicado en nuestro Boletín OEV 65.

2. ¿Qué es el sistema automatizado de votación?

Es un sistema que nació en el año 2004 con varios propósitos u objetivos: evitar las irregularidades que tenían los sistemas de votación manuales; dar un escrutinio preciso basado en sistemas de información y en sistemas de transmisión y de computación, y dar los resultados de forma rápida, el mismo día de la votación, lo cual contribuye a la paz social, explicó Hernández.

El sistema de votación es integral porque tiene muchas partes. Cuando un elector va a ejercer su derecho al voto en una máquina, allí está corriendo un software y ese se comunica con otro que está en el centro de totalización, a través de una red de comunicaciones prestada por empresas de telecomunicaciones. Algunos se van a comunicar de manera inalámbrica, satelitalmente, otros telefónicamente, detalló Rivas.

Pero, además, antes de que el elector llegue a la pantalla a votar hay una serie de procesos que garantizan que lo que está puesto allí ha sido configurado de manera correcta.

El sistema no es solamente el software, sino también la infraestructura, el hardware, la plataforma, los sistemas de transmisión, los procedimientos y otros elementos vitales para el cumplimiento de sus objetivos.

Los auditores tuvieron oportunidad de revisar a profundidad cada uno de los elementos del sistema integral.

3. ¿Cuál es la conclusión principal de la auditoría?

El sistema automatizado de votación cumple a cabalidad con los objetivos de dar un escrutinio preciso, de hacerlo de la manera más rápida posible, de garantizar la privacidad del sufragio y que no se sepa por quién votó cada quién, de garantizar en un altísimo grado de casi 100% que no haya suplantación de identidad y otros objetivos importantes que debe cumplir un sistema, enumeró Hernández.

“Tanto el software, como el hardware, como los sistemas de transmisión tienen un nivel de sobredimensionamiento del objetivo; es decir, es como si pudieran estar seguros de que con un vidrio blindado no pasa un proyectil… bueno, en casi todo el sistema no hay un vidrio blindado, sino tres o cuatro”.

Entre los elementos que conforman este sistema “altamente robusto (…) de alta disponibilidad y de alto rendimiento”, Hernández enumeró:

-Los sistemas de seguridad, con posibilidad de transmitir a dos centros nacionales de totalización para que, en caso de que uno falle, el otro se active.

-La posibilidad de que se comunican entre sí con sistema de fibra oscura, de fibra óptica, para garantizar que haya redundancia.

-La posibilidad de que, la transmisión que se realiza desde las mesas de votación, si no se hace de una manera existe un plan B y un plan C.

4. ¿Qué se dice sobre el software?

Que cumple con todos los objetivos y requisitos necesarios para que la votación sea exitosa y los resultados sean dados en el menor tiempo posible, declararon los auditores.

El software está dividido en dos grandes módulos principales: uno que va en la máquina de votación y otro que va en el centro de totalización. Los auditores los revisaron, así como su código fuente, e hicieron pruebas para ver cómo funciona por dentro.

Este software revisado parte del que se utilizó en las parlamentarias de 2020. “No hemos detectado irregularidades que invaliden algo de lo que hacía el software del que partimos como base, que es el del año pasado”, expresó Rivas.

Los auditores hicieron sugerencias para “minimizar la posibilidad” de que, por una vía que no sea la del software, algún funcionario de algún nivel tenga la suficiente autoridad como para, por ejemplo, evitar publicar algo o cambiar una alianza electoral en forma extemporánea. “Esas cosas no las permite el software, y en la medida en que el software dé menos libertades para hacer eso, va a ser más robusto”, expuso Rivas.

5. ¿El software que estará en las máquinas en noviembre será el mismo que los auditores revisaron, o hay oportunidad de hacer modificaciones?

El sistema usa las técnicas computacionales que se utilizan internacionalmente para garantizar que un software no ha sido alterado y que es el que los expertos han revisado. Los 10 auditores pudieron constatar que el software del sistema automatizado de votación venezolano efectivamente cumple con estas características. “Hay técnicas que garantizan de manera técnica que el elector, una vez que está frente a la máquina, este software que está allí está cumpliendo todo lo que se ha revisado”, aseguró Rivas.

6. ¿Qué se dice sobre el hash?

El hash es una especie de firma que se hace a un software. Para esto se aplica una técnica que arroja un código bastante complejo. Si se altera cualquier detalle (imagine que tiene toda la Biblia y le quita un solo punto), el código que genera es diferente.

Esta tecnología se utiliza de manera que, cuando un auditor valida un software, puede volver en cualquier momento futuro para saber si el software del presente es el mismo del pasado. Si el código es el mismo, significa que el software no se ha modificado.

Cada vez que hay una nueva mejora puntual (es decir, una mejora que no cambia el espíritu del software), se compara el software anterior con el actual, con el que tiene esa mejora. De esta manera se garantiza que el software ha sido el mismo que un auditor ya revisó. En las actas de las auditorías, que son públicas en la web del CNE, va quedando el hash.

7. ¿Revisaron cosas que no estaban previstas al inicio de la auditoría?

Sí. Los auditores afirmaron que tuvieron libertad de acción sobre cómo hacer las pruebas. Citaron tres ejemplos:

-No estaba previsto, en principio, ver la infraestructura de transmisión. Los auditores lo solicitaron, recibieron a los equipos del CNE, Cantv y Movilnet y lo revisaron en detalle. Así complementaron información sobre cómo se hace la transmisión, y se aseguraron de que hay réplica, de que si en algún momento falla un enlace hay otro, y de que no hay acceso a internet desde la plataforma, enumeró Joali Moreno Pinto, doctora en Ciencias de la Computación de la Universidad Central de Venezuela.

Adicionalmente, solicitaron ver el sistema de producción de máquinas, lo cual no había sido concretado al 26 de julio.

-La auditoría integral empezó con una propuesta de plan de actividades, sobre la cual los expertos cambiaron la forma de hacer algunas de las pruebas, se dijo en la rueda de prensa.

-Cuando estaban viendo el software de las máquinas de votación, pidieron también adelantar las pruebas de comunicaciones con el centro de totalización, y así lo hicieron.

8. ¿Los auditores tuvieron contacto con los representantes de los partidos políticos para las próximas auditorías?

No. Y como dijo Rivas, “afortunadamente” no, porque el trabajo de estos 10 expertos fue desde el punto de vista técnico y académico. Ninguno representa a partidos políticos, sino en todo caso a las universidades venezolanas en las cuales ejercen la docencia y la investigación.

Los auditores también se reunieron con la misión exploratoria de la Unión Europea que estuvo en Venezuela en julio. Les presentaron el sistema e intercambiaron preguntas, comentó el auditor Antonio Russoniello (UCV).

9. ¿Cuáles recomendaciones hacen los auditores al CNE?

Ningún sistema es perfecto y siempre habrá cosas que se puedan mejorar, aclararon los voceros. El sistema funciona bien como está, pero a lo largo de las seis semanas de auditoría integral los académicos hicieron observaciones y sugerencias menores acerca de mejoras que permitan reforzar la seguridad y la confiabilidad de algunos procesos que siguen siendo manuales en términos de las elecciones. “En la medida que haya menos procesos que dependan de la autoridad de alguien de la institución, va a ser más confiable para todos”.

Las observaciones hechas en el momento fueron públicas, porque la auditoría se transmitió todos los días en directo vía streaming a través del canal del CNE. Los técnicos del CNE tomaron nota de esos cambios e incluso algunos eran tan menores que los hicieron en breve. Otros sí requieren una certificación del software, por lo que no estuvieron de un día para otro.

A largo plazo, la mayoría de auditores recomiendan una migración progresiva a software libre para que haya un mayor nivel de transparencia. “Para nada esto compromete el sistema actual por no tener software libre”, aclaró Hernández.

Otra, es pensar en un sistema que permita agilizar o hacer más fácil la verificación del software, como podría ser el uso de máquinas virtuales. “Es solo una sugerencia, que no desmerita en nada el software actual”, aclaró, por su lado, Rivas.

Sugirieron también, como innovación, la posibilidad de que en las actas que se imprimen al final del día de la elección se incluyan códigos QR que den información oficial y auténtica de los resultados en esa máquina de votación.

“Si todos los ciudadanos pudiéramos ver efectivamente lo que está ocurriendo en todas y cada una de las aproximadamente 30.000 máquinas en un proceso electoral en el país, el nivel de confianza del sistema electoral aumentará”, dijo Rivas.

Las recomendaciones y la memoria general de esta auditoría integral estarán contenidas en un informe final que los auditores entregarán al CNE. Los académicos desean que los detalles técnicos del sistema sean ampliamente conocidos dentro y fuera de Venezuela.

10. ¿Qué significa que hayan hecho la auditoría en este momento del proceso electoral?

La auditoría se hizo antes de las campañas electorales, incluso antes de que se sepa quiénes son los candidatos y en qué orden van a estar las tarjetas en la pantalla, dijeron los voceros.

Esto es importante y fundamental para la generación de confianza, porque el software de votación actúa de manera genérica, independiente de los candidatos que vayan a participar. “En este momento, que no sabemos el orden de las tarjetas, el software cuenta cuánto tiene el candidato 1, el candidato 2, el candidato 3… pero no se sabe quiénes son; es decir, no hay manera de anticiparse a un posible fraude”, afirmó Hernández.

Recordaremos, al cierre, que esta auditoría integral representa una garantía electoral inédita y adicional al conjunto de 14 auditorías ordinarias que se suelen hacer a aspectos puntuales de los procesos electorales en sus distintas fases, estas sí con participación de auditores designados por actores políticos participantes del proceso electoral en marcha.

Desde el OEV valoramos positivamente esta iniciativa del directorio del CNE de desarrollar una auditoría integral al sistema automatizado de votación, e insistimos en que la confiabilidad de las auditorías, así como en todo el proceso, reside en buena medida en la observación y vigilancia que se siga teniendo desde miradas plurales y heterogéneas.

https://oevenezolano.org/2021/07/boletin-68-diez-certezas-tras-la-audito...

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Jesús Elorza G.

Cuando se aborda el tema del deporte, se hace por lo corriente sin conocer sus enormes implicaciones sociales, políticas y económicas. Esto no debe extrañarnos, ni debe pensarse que tal situación nace espontáneamente. En mucho, es buscada, es propiciada desde determinadas instancias, que ven con ojos favorables que el grado de conocimiento de las distintas facetas del deporte sea lo ms reducido posible, con el fin de poder someterlo a implicaciones interesadas.

La aplicación continua de tópicos archiconocidos, la utilización constante de lugares comunes es un magnifico instrumento para tal fin: El deporte es apolítico, la neutralidad política es la esencia del deporte, hacer deporte es hacer patria, mente sana en cuerpo sano, el atleta es solo eso un atleta, el deporte es puro y no debe estar relacionado con los problemas sociales.

En franca contraposición a esa concepción, el estudio del deporte como acontecimiento intrínsicamente ligado a la sociedad reclama un proceso de actualización constante. Si no, como explicar entonces el uso político-propagandístico en los Juegos Olímpicos de Berlín, en donde Hitler quiso venderle al mundo la tesis racista de la supremacía de la raza aria, la acción terrorista del grupo Septiembre Negro en Munich, la masacre de los estudiantes en la Plaza Tlatelolco de México, el atentado teerrorista en las olimpiadas de Atlanta, el boicot como consecuencia de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética en los juegos de Moscú y Los Ángeles, el Black Power en 1968, la medalla de oro en natación de Anthony Nesty (1988) que derrumbó las teorías racistas que señalaban “que los negros no podían nadar”, las luchas por permitir la participación de las mujeres en los juegos, las olimpiadas del movimiento LGBTIQ, las atletas hermafroditas, la búsqueda de la libertad por los atletas de los regímenes autoritarios y totalitarios, la lucha de los aborígenes australianos por sus Derechos Humanos, la Libertad de Expresión en China, el derecho a la Soberanía y autodeterminación del pueblo Tibetano o las implicaciones de los avances científicos-tecnológicos en los deportes como un negocio de alta rentabilidad económica en donde prevalece la corrupción y el enriquecimiento ilícito.

En los actuales Juegos Olímpicos Tokio 2021, hemos visto durante su desarrollo el surgimiento de acciones enmarcadas en el hecho geopolítico, los Derechos Humanos o la manipulación política de los atletas con fines propagandísticos tales como:

- En el plano político, los juegos han sido un escenario para los roces entre Japón y Corea del Sur, después que grupos de extrema derecha japoneses protestaron `por la presencia en la Villa Olímpica de unas banderas colocadas por la delegación surcoreana con la expresión “cuento con el apoyo de 50 millones de coreanos” una cita que hace alusión a las palabras de un héroe coreano durante las invasiones japonesas entre 1592 y 1598.

- La delegación japonesa, pretendía exhibir en los estadios, la bandera del sol naciente, representada por un sol rojo del que emanan 16 rayos ante lo cual el comité olímpico surcoreano pidió formalmente al comité organizador de los juegos la prohibición de la misma por tratarse de un símbolo imperial comparada con la esvástica nazi.

- El judoca argelino Fethi Nourine se retiró de los juegos después que el sorteo de competencias determinó un posible choque con el atleta israelí Thohar Butbul. Sus palabras para anunciar el retiro fueron: “Trabajamos mucho para llegar a los juegos. Pero, la causa palestina es más grande que todo esto”

- La neozelandesa Laurel Hubbard se convirtió en la primera atleta transgénero que participa en unos Juegos Olímpicos. Lo que generó una fuerte polémica. Las atletas femeninas alegan que Hubbard tiene ventaja por el hecho de haber nacido hombre. Por otro lado, los colectivos LGTBIQ defienden que la única forma de alcanzar la igualdad y la inclusión de las personas transgéneros es normalizar su participación.

- En el desfile inaugural, se destacó que Hong Kong y Taipei eran presentados como territorio chino, pretendiendo así desconocer las luchas de ambas naciones por lograr definitivamente su soberanía frente al imperio chino.

- El Equipo de Atletas Refugiados fue el centro de atención al inaugurarse los Juegos de Tokio. Las 29 personas que integran el equipo envían un mensaje de esperanza a los 82 millones de personas desplazadas en el mundo. El boxeador venezolano Eldric Sella Rodríguez es uno de ellos como el primer latinoamericano en el equipo de refugiados. Sin embargo, una vez terminada su actuación se consiguió con hecho de no poder regresar a Trinidad Tobago, país que le había dado refugio. La miserable actuación de la burocracia trinitaria impide su regreso por no tener vigente su pasaporte, dejando de lado que para la diáspora venezolana resulta imposible la renovación de sus documentos, puesto que el régimen que los obligó a salir del país no lo va a permitir. Corresponderá a las autoridades de ACNUR conseguir un nuevo país para el asilo de este joven y dejar en claro frente al mundo entero la ambigüedad servil de las autoridades trinitarias con el régimen venezolano, al no permitir el regreso de un refugiado.

- Julio Mayora logra con el esfuerzo propio y sostenido una medalla de plata en Halterofilia (levantamiento de pesas). Su logro deja al desnudo a todos aquellos incapaces burócratas que brillaron por su ausencia durante el duro y largo camino para llegar a los juegos olímpicos. Allí están presentes la falta de asistencia y seguridad social al atleta, el abandono de las instalaciones deportivas, los salarios de hambre a los entrenadores venezolanos, el despilfarro y corrupción de los presupuestos para el deporte y la permanente violación ala autonomía de las federaciones deportivas. Pero, en un claro ejemplo de manipulación política, vemos como los incapaces burócratas de las autoridades deportivas se adueñan de la medalla, dejan a un lado al atleta y con un caradurismo rampante presentan ese logro como de ellos, como un producto de la política revolucionaria de frases vacías tales como: Generación de Oro o Somos Potencia.

No es de extrañar, que también manipulen al atleta con ofertas de casa, carro y dinero para que participe en la bufonada de atender una llamada del presidente para que lo visite, con foto incluida, en el palacio de gobierno y le ofrende la medalla, como regalo de cumpleaños al Difunto Eterno.

Finalmente, debo decir que el deporte no es solo “correr, lanzar y saltar”. Por el contrario, es una actividad integralmente relacionada con los fundamentos históricos, sociales, económicos, jurídicos y políticos de un país. Toca a los atletas, entrenadores, dirigentes, periodistas, padres y representantes ejercer frente al deporte actual, una actitud crítica. El deporte no es un ensamblaje de partes, sino una totalidad dentro de esa totalidad mayor que es la sociedad.

 5 min


Ovidio Pérez Morales

El título de estas líneas debería ser “Iglesia y política”, pero lo pongo así porque alguien del régimen se ha servido de dicho binomio para descalificar un mensaje.

El acusar de intromisión religiosa en política no es nada nuevo. A Jesús le achacaron querer suplantar al emperador romano, por eso sentó el principio “dad a César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mc 12, 17).

Una pregunta nos sirve para buscar luz en el presente asunto: ¿Puede-debe la Iglesia meterse en política? Para responder es menester definir antes qué se entiende por Iglesia y por política. Precisar términos es algo que cuando no se hace, es causa de no pocos malentendidos y de interminables y encendidas discusiones, al final de las cuales alguno de los interlocutores expresa: “Pero eso es lo que yo quería decir”; ¿Y entonces por qué no lo dijo en su momento?

La referida pregunta puede responderse tanto afirmativa como negativamente. Depende de lo que entienda por Iglesia y por política; aquí surgen dos tríadas de interpretaciones. Política puede significar a) “lo político” como una dimensión fundamental de lo humano -de naturaleza social- y por tanto lo relativo a la comunidad política (polis); b) el poder o autoridad en la misma; c) la organización y actividad de los partidos políticos, que buscan el acceso al poder o su recuperación. Por Iglesia, puede entenderse a) la comunidad de todos los creyentes y bautizados; b) el sector jerárquico en ella (obispos-presbíteros y diáconos); c) los laicos o seglares, los cuales constituyen la casi totalidad de la Iglesia. Surgen consiguientemente varias composiciones o relaciones, que determinan el que las respuestas sean afirmativas o negativas.

Si por Iglesia se entiende la comunidad de los bautizados y creyentes y por política la participación en la polis, resulta obvia y obligante la respuesta afirmativa, por la condición social del ser humano y porque el compromiso social, caritativo, es una de las dimensiones de la evangelización (=misión de la Iglesia); a esta, sin embargo, no le corresponde la política en sus acepciones tanto de ejercicio del poder como de praxis partidista. En lo que toca a la jerarquía eclesiástica, ella, por lo ya dicho, ha de participar en lo político en su sentido primero, pero no en el de poder ni en el de actividad partidista. En cambio a los laicos les corresponde la política en las tres acepciones, pues lo peculiar de ellos como cristianos es su presencia transformadora en las realidades temporales; y según su vocación, de acuerdo con capacidades, circunstancias y oportunidades, han de entrar en el ejercicio del poder político y en la acción partidista. Cabe añadir, en cualquiera de las relaciones, que el conflicto y, por ende, la ineliminable posibilidad del ejercicio de la fuerza y hasta de la violencia, han de encararse con gran realismo y en perspectiva humanista

Con respecto a lo de “sotanas” en política conviene traer aquí algo del Directorio para el ministerio pastoral de los obispos emanado de Roma: “El obispo está llamado a ser un profeta de la justicia y de la paz, defensor de los derechos inalienables de la persona, predicando la doctrina de la Iglesia, en defensa del derecho a la vida, desde la concepción hasta su conclusión natural, y de la dignidad humana; asuma con dedicación especial la defensa de los débiles y sea la voz de los que no tienen voz para hacer respetar sus derechos” (No. 209). Los obispos Rafael Arias Blanco en Venezuela y san Oscar Arnulfo Romero en El Salvador no tuvieron que quitarse la sotana, antes bien, debieron ajustarla, para ser coherentes con su misión.

Y una última observación con respecto a los laicos. En virtud de su bautismo, están llamados a ser protagonistas en la construcción de una nueva sociedad, en la verdad y la libertad, en la justicia y la solidaridad, en la fraternidad y la paz, obedientes al mandamiento máximo del Señor. Esto ha de subrayarse, especialmente en situaciones como la presente de Venezuela, de grave crisis global y en la cual se quiere imponer un proyecto totalitario comunista. Para ello los laicos han de formarse lo mejor posible y actuar con la mayor lucidez y responsabilidad. Están obligados a demostrar en la polis, con obras de bien común, su fidelidad a Dios Amor; deben ser, allí, la presencia real, viva y eficaz de la Iglesia.

La misión de la Iglesia es la evangelización, una de cuyas dimensiones es contribuir a la construcción de una “nueva sociedad”, de libertad, solidaridad y paz.

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Acceso a la Justicia

«A partir de estas elecciones, creo que lo mejor es que, gane quien gane, le toque el gobierno en su estado, en su municipio. Vamos a eliminar esto que hemos denominado protectorado, por estado y municipio, para que gane el que gane. Que gobiernen y punto. Vamos a ver qué tal les va». Con estas palabras, Nicolás Maduro anunció el 28 de junio el fin de una polémica figura no prevista en la Constitución y que ha terminado convirtiéndose en un órgano paralelo de los gobernadores y alcaldes.

El llamado luce como un intento para convencer a la oposición de participar en las megaelecciones regionales y locales previstas para noviembre próximo. Sin embargo, la oferta también parece un caramelo envenenado, pues mientras anuncia esta medida continúa con sus intentos por consolidar un Estado paralelo, a través de iniciativas como la Ley Orgánica de Ciudades Comunales.

El proyecto de ley que la Asamblea Nacional (AN) controlada por el oficialismo ya aprobó en primera discusión crea una estructura social inexistente en la carta magna, denominada «ciudad comunal». Conforme al artículo 4 del mencionado texto, se trata de una agregación de comunas en un ámbito territorial determinado, es decir, se presenta como una figura que desconoce y desnaturaliza la descentralización y la autonomía municipal y estadal, atentando contra los artículos 2, 5, 157, 158, 159, 168 y 184 constitucionales.

En Acceso a la Justicia hemos advertido que la propuesta, además de contradecir la descentralización político territorial, se presenta como una estructura prevista para desmontar el sistema republicano del Estado constitucional democrático, que está fundamentado en los principios de supremacía constitucional (artículo 7), de legalidad (artículo 137), de división de los poderes (artículo 136), de la responsabilidad del Estado (artículo 140) y en el reconocimiento y vigencia efectiva de los derechos humanos (artículos 2 y 19).

La ciudad comunal busca vaciar de competencias a los estados y municipios, al tiempo que incrementaría y potenciaría la centralización del poder en manos del Ejecutivo nacional, así como el control social. No hay que olvidar que las comunas, en las cuales se sustentan estas hipotéticas figuras, son organizaciones que serán controladas y dirigidas por este.

Más de una década construyendo un Estado paralelo

Desde 2013 Maduro ha implementado progresivamente un catálogo de figuras contrarias al ordenamiento jurídico, y ha creado organizaciones sociales o asociativas que violan el principio de representación del pueblo y el modelo constitucional de Estado federal descentralizado. Una de las figuras más emblemáticas que ha establecido son los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), creados en 2016 para –en teoría– mitigar la grave emergencia humanitaria compleja que afecta al país, al distribuir alimentos, productos de higiene y medicamentos. Sin embargo, en la realidad ha sido una forma de control social.

Otra invención implementada por el régimen es el Carnet de la Patria, una especie de documento de identidad que regula el acceso a alimentos y artículos de primera necesidad adquiridos a través de los CLAP.

Sin embargo, el Estado paralelo no comenzó con Maduro. Ya Hugo Chávez había tomado medidas dirigidas a desmantelar la institucionalidad. Entre las primeras destacó la eliminación de la estabilidad de los jueces. También los llamados «círculos bolivarianos», una forma de organización popular conformada por entre siete y once personas, para discutir los problemas sociales de la comunidad y buscar su pronta solución. Para Chávez, los círculos bolivarianos eran «el alma del pueblo».

En el discurso de juramentación de los círculos, el 17 de diciembre de 2001, en un acto celebrado en la avenida Bolívar de la ciudad de Caracas, el mismo Chávez señaló que con los círculos bolivarianos «profundicemos la democracia participativa y protagónica y aquí está el ejemplo: todo el poder para el pueblo es la consigna de los círculos bolivarianos».

Chávez crearía nuevas modalidades de organización social, tales como los comités de tierras urbanas, que aparecieron en 2002 por decreto presidencial con el propósito de estimular la participación ciudadana en la regulación de la tenencia de la tierra. Meses después puso en marcha las misiones, concebidas como programas sociales del Gobierno, y los consejos comunales, creados mediante la Ley de los Consejos Comunales en 2006, que en 2010 pasarían a formar parte de la «comuna» y el «Poder Popular», con la finalidad de reemplazar el Estado federal.

Siguiendo el ejemplo de Chávez

Con la muerte de Chávez y la ascensión de Maduro al poder, el proceso de disolución institucional siguió avanzando. Así, Maduro designó en 2013 al derrotado aspirante a la Gobernación de Miranda, Elías Jaua, como protector de esa entidad. El funcionario recibió fondos que ha debido manejar el opositor Henrique Capriles Radonski, quien fue el realmente electo como gobernador.

Esta invención encuentra su antecedente en la Alcaldía Metropolitana de Caracas, cuando en 2008 ganó las elecciones de ese despacho el candidato opositor, Antonio Ledezma. En 2009 Chávez, para tratar de desconocer la decisión popular y con el respaldo de la AN controlada por el chavismo, modificó el régimen y administración del Distrito Capital y estableció un Gobierno paralelo a cargo de un jefe que sería designado por el propio presidente de la República, a fin de usurpar las funciones y el presupuesto que tenía asignado el alcalde metropolitano.

Pese a que la Constitución establece que el Gobierno de Venezuela y de las «entidades políticas que lo componen es y será siempre democrático, participativo, electivo», Chávez designó como jefa de Gobierno del Distrito Capital a la dirigente del oficialismo, Jacqueline Farías, quedando Ledezma despojado de sus competencias, hasta que fue detenido injustificadamente en 2015 por la supuesta comisión de delitos políticos.

El régimen de Maduro prosiguió con la política gubernamental emprendida por su antecesor de desconocer la institucionalidad formal a través de los protectorados, y obviar a los titulares de los órganos constitucionales que habían sido electos mediante la votación popular, por el solo hecho de tratarse de líderes o candidatos de oposición.

Esta política de Estado quedó consolidada en 2017, cuando designó más protectorados en cuatro entidades federales (Anzoátegui, Mérida, Nueva Esparta y Táchira) en las que había ganado legítimamente la oposición durante las elecciones regionales celebradas el 15 de octubre de ese año.

La figura del protectorado, en definitiva, es una suerte de representante del Ejecutivo nacional para la administración de las gobernaciones y alcaldías, en función de los intereses del poder central, que para nada representa la voluntad democrática de los ciudadanos. Son fórmulas organizativas de carácter territorial impuestas arbitrariamente desde el Gobierno nacional con la intención de desconocer las victorias obtenidas por la oposición en elecciones regionales y municipales.

Y a ti venezolano, ¿cómo te afecta?

Cuando se usurpa la soberanía al pueblo, y por ende los valores democráticos, como se ha hecho con los protectorados, todos los venezolanos somos afectados en nuestros derechos humanos.

Sin duda alguna, todos afrontamos un futuro incierto ante estas fraudulentas creaciones de entidades, mecanismos y estructuras, las cuales subvierten el orden constitucional.

https://accesoalajusticia.org/maduro-promete-eliminar-los-protectorados-...

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Pedro Vicente Castro Guillen

Desde sus inicios la Universidad siempre pretendió construir un espacio para la creación de conocimiento y contra el oscurantismo y los prejuicios, como la forma de acceder a la ilustración y contribuir al avance de las sociedades para el alcance de metas superiores, signadas por el saber, la ampliación de las ciencias y las humanidades.

Lamentablemente quienes nos desgobiernan en Venezuela están del lado del oscurantismo y el atraso, lo que tiene su demostración en el amplio proceso de destrucción nacional que han ejecutado a lo largo de más de cuatro lustros, convirtiendo uno de los países más ricos de América Latina en un país que hoy está en el último lugar por debajo de Haití y Cuba.

La situación de la Universidad pública nacional después de una larga agonía está a punto de ser transformada en un dispositivo comunal por obra del nuevo proyecto de Ley de Educación Universitaria (LEU), que terminará de dar forma legal al proceso sistemático de destrucción de la educación, que por supuesto, alcanza a todo el sistema educativo nacional desde el kindergarten.

Contra esta dramática realidad se produjo en la Universidad Central de Venezuela, (UCV) el martes 20 del corriente, una reunión con diversos grupos de profesores que vienen dando la batalla por el rescate de la UCV y de la Institución Universitaria en general porque es toda la Educación Superior la que está destruida.

En ella se expresaron ideas que resumen la orientación de las preocupaciones de los profesores que buscan la mejor manera de enfrentar la gravísima situación de las universidades.

La necesidad de manifestar nuestra voluntad de detener la aprobación del Proyecto de LEU. La necesidad de conminar al Consejo Universitario a que dé la cara por la Universidad, a que asuma la lucha por los intereses genuinos de la Universidad, que actúe en pro de la defensa de sus profesores y estudiantes, que abandone la ataraxia frente a las graves dificultades que afligen a toda la comunidad universitaria. La necesidad de solicitar una renovación de todas las autoridades que ya llevan 14 años en el ejercicio de sus cargos como resultado de actos legales, sentencias tribunalicias de dudosa legalidad que han suspendido la posibilidad de realizar elecciones de acuerdo a la Ley de universidades vigente. La necesidad de repensar un nuevo modelo de Universidad, pues resulta más que evidente que el actual modelo no se ajusta a las necesidades de la época, para enfrentar el proyecto LEU hay que hacerlo desde un paradigma distinto ya que no puede hacerse con un simple regreso al pasado que nos ha demostrado que ha excedido su tiempo histórico y rezuma una decadencia imposible de ocultar. La necesidad de emprender iniciativas conjuntas para que lo anterior pueda alcanzar los resultados esperados.

Esta reunión fue el resultado de la iniciativa de: Profesores Ucevistas por la Unidad de la Fuerzas Democráticas, que fue respaldada por: Nueva Universalia, La Catedra de Derecho Constitucional, Confianza UCV, Plataforma Ciudadana, Venciendo la Sombra y otros varios distinguidos profesores, Representantes Profesorales ante el Consejo Universitario y exautoridades. Otros grupos, como AUTONOMISTAS, manifestaron su voluntad de participar en las futuras iniciativas. El profesor Víctor Rago ejerció la coordinación y moderación del evento.

Es verdad que no se alcanzaron los resultados concretos que todos deseamos, pero la reunión en si misma, la calidad de la representación, el nivel de las intervenciones, la claridad en torno a la problemática universitaria en su más descarnado realismo, nos hace optimistas respecto a la posibilidad de que en futuras reuniones podamos conseguir gracias a la convergencia de todos, los caminos, las ideas, las acciones, los procederes para lograr crear la Universidad que todos deseamos, que no es otra que la CIUDAD DE LA ACADEMIA.

@pedrovcastrog

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Humbero García Larralde

La reciente visita de Delcy Rodríguez a la Asamblea de Fedecámaras, como la de su hermano en enero y la declaración de Maduro de rescatar el Consejo Nacional de Economía --ahora adjetivándola de “Productiva”--, pudieran indicar un cambio de actitud del régimen ante el sector empresarial, otrora ubicado en el campo enemigo. El colapso es tal que sienten la necesidad de ir a hacerle carantoñas, en aras de salir del hueco. Como gusta decir mi esposa, “oyen campanas, pero no saben de dónde vienen”.

Cuando llegó al poder, Chávez no tenía un proyecto económico elaborado, más allá de ciertas alusiones nacionalistas y de justicia social. Tan así, que conservó por año y medio a la ministra de Hacienda del gobierno anterior, Maritza Izaguirre. Es por razones políticas, al toparse con la resistencia de los empleados de PdVSA de ver vulnerada su cultura corporativa y con el hecho de que la agenda del sector privado no tenía por qué coincidir con la suya, que desata su ofensiva contra las instituciones que resguardan la actividad económica. Más pudieron sus ansias por controlarlo todo, impulsadas por ese inmenso ego de creerse heredero genuino de Bolívar, que consideraciones racionales acerca del manejo sano de la economía. Por demás, ahí estaba el petróleo que, creía, daba para todo.

Para ponerle la mano a esta fuente aparentemente inagotable de recursos, tendió la trampa que --confesaría luego—“justificaría” el despido de los gerentes, profesionales y operarios más cualificados de PdVSA, la mitad de su nómina. A pesar de los azarosos sucesos que provocó en abril, 2002, logró finalmente ufanarse ante los suyos de que, “Ahora PdVSA es de todos”. Transmutó la misión corporativa de la empresa por una de naturaleza política: financiar el socialismo de reparto que, a instancias de su mentor, Fidel Castro, debía instaurar. Entre 2003 y 2016 PdVSA desvió más de $ 250 millardos de sus ingresos para financiar misiones y fondos de desarrollo social. Encima, fue atiborrada de empresas de construcción, alimentarias, de servicios y manufactureras. Pero no sólo le creó una carga que terminó drenando sus recursos, sino que se privilegiaron criterios políticos discrecionales para la distribución de sus proventos, instaurando una dinámica que se fue apoderando, no sólo de PdVSA, sino del sector público en general. Precios del crudo en torno a los $ 100 por barril entre 2008 y 2014 (salvo 2009), parecían permitirlo todo. Chávez pudo comprar alianzas internacionales para evitar la aplicación de la Carta Democrática a Venezuela por la OEA y subsidiar a la economía cubana. Pero, como lo atestiguan los escándalos destapados a cada rato en la prensa internacional, hubo destinos aún más turbios.

Maduro carece de la ascendencia, carisma e ideas de Chávez. Supo que su permanencia en el poder dependería de su capacidad de comprar a los mandos militares más corruptibles, haciéndolos cómplices de sus desmanes, traicionando su mandato constitucional. Además de ponerlos al frente de buena parte de las responsabilidades económicas del Estado, contratar con las empresas que ellos creaban, entregarles el control de puertos, aeropuertos y de la minería de Guayana, y otorgarles el monopolio de la importación de alimentos y medicinas, ¿qué mejor premio que entregarles también PdVSA? En 2017, nombró como su presidente al general Quevedo, sin experiencia alguna en la materia, con un resultado tan desastroso que el mismo Maduro, tres años más tarde, se vio en la necesidad de destituirlo.

El viejo John D. Rockefeller, fundador del imperio petrolero de la Standard Oil que, luego de ser desmembrada por la Ley Sherman (Antimonopolio), dio lugar a la Exxon, Socony, Mobil, Chevron y a otras empresas poderosas, solía decir que el mejor negocio del mundo era una empresa petrolera “bien administrada” y que el segundo mejor, una “mal administrada”. No vivió para apreciar la asombrosa capacidad destructiva de Chávez, Maduro y los suyos. ¡Es que hay que echarle bolas!

Lamentablemente, la acción destructiva no terminó ahí. La abundancia petrolera permitió subyugar aún más a la actividad económica privada. Los controles de precio, las expropiaciones y confiscaciones, y la sobrevaluación del bolívar oficial, junto a la ausencia de garantías de propiedad y procesales, acabó con buena parte del parque industrial y agrícola. En su reemplazo, Chávez cuadruplicó, entre 2004 y 2012, las importaciones, muchas exentas del pago de impuestos. Las empresas agrícolas, manufactureras y de servicio que confiscó fueron, en su mayoría, pasto de la depredación de sus nuevos administradores “socialistas”. La renta cubriría los faltantes. Al destruir a PdVSA y achicar la base impositiva doméstica, menguaron los recursos para sostener el gasto público. Se acudió, entonces, a la emisión monetaria del BCV, desatando una dinámica hiperinflacionaria que ha empobrecido brutalmente a los venezolanos.

Como hemos venido insistiendo, la terrible ruina de la economía venezolana no es (sólo) producto de la ignorancia y la incompetencia, aunque de estas ha habido a borbotones. Al desmantelar los resguardos institucionales que amparaban las actividades productivas y comerciales, y al supeditar lo económico a criterios políticos discrecionales --a cuenta de “revolución”-- se terminó asentando un Estado Patrimonial. Se fue conformando un régimen de complicidades, sobre todo con los militares corruptos, para expoliar la riqueza nacional, incluyendo también a bandas criminales, tanto nacionales como extranjeras. Independientemente de que Chávez y/o algunos de sus acompañantes hayan podido al comienzo creer en sus motivaciones justicieras, el “Socialismo del Siglo XXI” fue excusa para la parasitación del país por parte de los más poderosos, inescrupulosos y “vivos”. Con el canto de sirena de redimir al pueblo aboliendo las garantías constitucionales, nos construyeron una trampa-jaula que nos ha llevado a la pobreza más extrema. Lo irónico es que los chavistas se dan cuenta, ahora, que también los incluye.

La reactivación económica sólo será posible con base en la iniciativa privada. Requiere restituir al Estado de Derecho, con sus seguridades y previsibilidades, y sustituir el financiamiento monetario del gasto público con recursos externos para abatir la inflación, sujetos, claro está, a una reforma profunda del Estado para elevar la pertinencia, eficacia y eficiencia del gasto. Pero esto significa desmantelar las bases del régimen de expoliación sobre el cual descansan las alianzas mafiosas que sostienen a Maduro. ¿Cómo retornar al ordenamiento constitucional, reafirmando sus garantías civiles, políticas y económicas, y acceder a reformas que acaben con la discrecionalidad, falta de transparencia y la no rendición de cuentas si, con ello, desaparecen los privilegios que son la razón de ser de la dictadura? ¿Qué posibilidades hay de conservar el poder si la obtención de recursos para su sobrevivencia, ya sean aquellos provenientes del levantamiento de algunas sanciones y/o contratando financiamiento internacional, obliga a desmantelar el régimen de control social y de terror que mantiene sometida a la población y ampara sus desmanes? ¿Cómo sostenerse en un ambiente de medios de comunicación libres que exigen responsabilidades, que se enderecen las cuentas y se encaucen culpabilidades?

Y he ahí el conflicto existencial de Maduro y los suyos: luchar para mantenerse con un arreglo poco sostenible en el tiempo y con el riesgo de ser desalojados eventualmente del poder por cualquier medio, o acceder a las reformas requeridas para dotar a la economía de la estabilidad, confianza y viabilidad deseadas, a sabiendas que marcaría el fin de su cruel autocracia. De tanto destruir la institucionalidad para forjar el régimen de expoliación con el que se lucraron a sus anchas durante años, se encuentran ahora sin opciones. Sin percatarse, se incluyeron en la trampa-jaula que forjaron, y no saben cómo salir.

La Academia Nacional de Ciencias Económicas, como las demás academias, valiosos profesionales de la economía y especialistas de variadas disciplinas, tienen años señalándole al régimen las insuficiencias y errores de sus políticas, e instándole a corregirlas. Pero sus personeros prefirieron refugiarse en la excusa de una “guerra económica” para negar estos cambios y continuar depredando al país.

Todo apunta a la necesidad de una salida política que obligue a este régimen criminal a convencerse de que debe acceder a desmantelar sus privilegios e impunidades. ¿A qué precio?

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

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