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Opinión

Américo Martín

Desaconsejo, como lo saben mis lectores, caerle como hienas a quienes cometan errores reales o supuestos. La ferocidad con que se les agrede, descubre la honda rivalidad que guardan en su alma los dados al insulto procaz y calumnioso. La carga que le ponen a las palabras denota que el propósito no es pedagógico o ético: se trata pura y simplemente de socavar moralmente a los celados rivales para apoderarse de su cargo o de su ámbito de influencia.

Por supuesto, en cualquier época podría ocurrir lo mismo, trátese del mundo político, el cultural, el profesional. Las luchas por alcanzar la cima del liderazgo es el pan de cada día, pero la descalificación inmisericorde y la hidrofobia exhibida por algunos para irrogar epítetos infames, no recuerdo haberlas percibido en otros momentos históricos. La frecuencia, su intensidad actual, parecería sugerirnos que si fulano de tal es el campeón entre los depredadores de traidores y vendidos es porque él mismo está libre de pecados.

Puesto que se han autodesignado jueces inapelables querrán gozar de inmunidad, así sea “zoológica” ya que no “lógica”. Desde luego, no siempre funciona semejante ardid. Con frecuencia he mencionado la saga de Girolamo Savonarola monje iracundo quien sin ostentar cargo alguno en la administración eclesial, paralizó de terror a Florencia y al propio Pontífice Alejandro VI, asumiéndose restaurador frente a los avances corruptores del infierno.

Los grandes artistas que mostraban vírgenes y efebos en estado de desnudez, le irritaban hasta enloquecerlo. Centraba sus pasiones contra el gran Lorenzo de Medicis, cuya muerte inesperada les restó a los artistas sus égidas protectoras.

En dos voraces hogueras encendidas por el inquisidor en la Plaza de la Señoría se consumieron grandes talentos renacentistas a quienes se condenó por herejía. Protestar por la bárbara injusticia no parecía aconsejable pues quienes se quejaran corrían el peligro de ser condenados, por el tortuoso monje, a extinguirse también en las llamas. Lo “inteligente” o “prudente” era mirar para otro lado para no comprometerse.

El gritón, el vengador y el caza-traidores no tenían que probar ni argumentar; solo quedaba plegarse o guardar un ominoso silencio.

Menos mal que los grandes genios del Renacimiento pudieron huir. Leonardo, Miguel Ángel, Lorenzo Ghiberti, Brunelesci, Donatello salvaron sus acosadas vidas y la Humanidad retuvo su inmenso y fluyente tesoro cultural.

Finalmente el inquisidor fue excomulgado. Ardió devorado por las llamas que iluminaron al inmortal río Arno y a la incomparable Florencia.

Si La Meca debe ser visitada por los fieles del Islam, cuando menos una vez durante su existencia, yo diría que la Humanidad toda debe visitar Florencia, La Meca, Jerusalén y los mejores testimonios culturales del ser humano, al menos mil veces. Sobre todo si ha podido sobreponerse emocionalmente a la despiadada destrucción de Venezuela.

Esa y todas las formas de demolición de cultura y de la humillación del ciudadano desvalido deben ser superadas, en primer lugar, por los mismos venezolanos, magna empresa perfectamente factible, si aprendemos elementales reglas de la Ciencia y el Arte de la Política, varias de las cuales resumo de esta manera:

1) forjar una sólida unidad sin retaceos, zancadillas y cálculos mediocres,

2) usar todos los instrumentos de la Política, según vayan fluyendo las oportunidades: elecciones, diálogos, negociación, hacer fluir -si fuere posible- los disidentes de la otra acera si coincidimos en la orientación del cambio democrático. No tener remilgos a la hora de tender francamente la mano cordial a quienes coincidan en la común causa.

3) Capítulo especial merece el Estilo que exija esta amplia política. Lo primero es no contaminarla de garrulerías, suspicacias constantes, amenazas vengativas, y por el contrario vincularla a la necesaria convivencia fundamental para que nadie se sienta gratuitamente perseguido y se robustezca la solidaridad con nuestra nación. Solo así la recuperación será rápida, eficaz y plena.

Una objeción se interpondrá: ¿Hemos de cultivar la impunidad? Imposible abolir la Justicia, que consagraría la impunidad, pero justicia no es venganza; convertir los perseguidos de hoy en perseguidores de mañana sería perpetuar la violación de los DDHH

¿Y la clemencia? Hay que aplicarla, sí, pero siempre con criterio. Recordemos el consejo del hidalgo loco al gobernador de la ínsula de Barataria:

Cuando tengas que doblar la espada de la justicia, que no sea por el peso de la dádiva sino en casos de justificada clemencia.

@AmericoMartin

https://talcualdigital.com/dirigencia-a-tumbos-por-americo-martin/

 3 min


Red Agroalimentaria de Venezuela

La Red Agroalimentaria de Venezuela está realizando un seguimiento de la situación socio alimentaria en el país, para lo cual y mediante la consulta de informantes calificados en 7 Regiones, 28 Sub Regiones y 76 Poblaciones, se espera tener una idea en cuanto a cómo evoluciona dicha situación.

Para el caso de la Región Centro Norte Costera (7 subregiones y 16 poblaciones) a continuación se presenta un resumen de lo captado a la fecha:

  1. Se percibe un marcado deterioro de la situación económico social en lo que va del año, que se expresa marcadamente en el aspecto físico y peso de las personas, su vestimenta y calzado, el deterioro de los servicios médicos y la salud, la falta de transporte y la pérdida de empleos.
  2. Los centros de salud están en muy mal estado de mantenimiento, cada vez menos cuentan con personal médico y paramédico, algunos solo funcionan por jornadas, carecen de medios para resolver casos serios, sin insumos para el tratamiento de los pacientes, quienes tienen que comprarlo todo. El traslado hacia las capitales de estado para la atención de casos graves y especialidades es obligatorio.
  3. La evaluación de los programas de alimentación escolar es negativa en cuanto a calidad, aunque se reconoce que aun así representan una ayuda para las familias. En algunas escuelas los padres contribuyen con productos y/o trabajo.
  4. La compra de los alimentos ocurre mayormente en las poblaciones de residencia, pero la búsqueda de mejores precios obliga a movilizarse hasta las ciudades vecinas más grandes.
  5. Los pagos se hacen mediante instrumentos bancarios electrónicos (débito, pagos telefónicos o transferencias) ante la escasez de circulante, lo que por otro lado demuestra una alta bancarización de la población.
  6. No hay quejas en cuanto a la falta de alimentos que comprar, la gente dice que lo que pasa es que no hay dinero con que hacerlo.
  7. El reparto de las CLAP se está espaciando entre entregas y el contenido viene disminuyendo en el número de artículos, siendo mayormente de origen extranjero. Se notan en falta las grasas y las proteínas de origen animal.
  8. Un grueso de la población recibe algún tipo de “bono”, la presencia de agencias bancarias es suficiente, pero carecen de efectivo.
  9. Le emigración de la región ha sido notoria, resultando el exterior el destino de la inmensa mayoría, empezando a observarse algunos retornos.
  10. La cría doméstica de animales para el consumo ha disminuido mucho, mientras que la siembra de ciertos rubros vegetales sigue ayudando a complementar la alimentación familiar.
  11. En términos generales y en comparación con el año anterior, la seguridad personal parece haber mejorado o al menos se mantiene igual.
  12. La producción agrícola vegetal ha disminuido fundamentalmente por la falta de insumos (semillas, fertilizantes, plaguicidas), robos de maquinaria y equipos en el campo, y por condiciones climáticas adversas. En el país lo sembrado en maíz y arroz este año difícilmente alcanza el 10% de lo que fue su nivel histórico máximo y la producción de frutales y hortalizas está notablemente disminuida.
  13. En el caso de la producción animal también se nota una disminución en la producción, la cual se refleja de manera distinta según las especies en consideración.
  • En pollos ha disminuido, pero se mantienen niveles de producción acordes con la demanda.
  • En huevos se nota una disminución, con muchas granjas paradas y quejas en cuanto al precio de venta al público, que los productores señalan inferiores a lo que cuesta producirlos.
  • En el caso de los cerdos la reducción de la producción es notable atribuida a los altos costos de los insumos y una fuerte contracción de la demanda.
  • El ganado vacuno mantiene un tamaño de rebaño similar, pero la matanza ha disminuido drásticamente,
  • La producción de leche ha sufrido una disminución de la demanda, lo que obliga a que la misma sea transformada a quesos en la mayoría de las fincas.
  • Las cabras y las ovejas han aumentado sus rebaños con producciones destinadas a consumidores con capacidad adquisitiva alta.
  • Esta situación se ha reflejado en una reducción en los puestos de trabajo fijo cuya compensación en adición al trabajo incluye el aporte de alimentos y/o el pago de “bonos”.

Este trabajo se continuará en los próximos meses y la intención es la de contribuir a la toma de decisiones que favorezcan una mejora sustancial, muy urgente y necesaria, de los niveles de vida de la inmensa mayoría de los venezolanos.

Agosto 2020

En anexo se incluye una presentación de los elementos más destacados observados en la Región Centro Norte Costera.

http://redagroalimentaria.website/Proyecto/El%20Proyectot.html#SIR2

 3 min


Carlos Raúl Hernández

“China no exporta revoluciones, ni pobres, ni problemas ¿No es suficiente?”. Xi Jinping

Entre 1945 y 1989, los 44 años de la Guerra fría, dos superpotencias nucleares con ideas del mundo excluyentes, ejecutaban sus planes hegemónicos y de aniquilación a largo plazo, sin chocar de frente. La jefatura política de ambas evitó el holocausto. Una aspiraba al socialismo sin propiedad privada ni libertades burguesas, regido por partidos comunistas o afines. La otra, extender los valores de democracia, libertad y economía relativamente de mercado.


Las dos no cabían en el mismo planeta, con el único acuerdo de no acabar con la humanidad. El avance soviético y la defensiva occidental se basaban en estrategia de mahjóng, guerras locales para ganar o defender territorios periféricos, e inmovilizar al adversario. Carlos Rangel, el principal pensador de América latina, murió en 1983 convencido de que el comunismo ganaría.

Los soviéticos tenían Europa oriental, casi toda África. China era comunista y Asia en llamas. Cuba y el sandinismo enguerrillaban Centroamérica y en el resto de la región avanzaban varios movimientos antimperialistas y socialistas, igual la euro-izquierda. Cuando publiqué mi primera obra, Rangel me comentó en TV, “tu libro está lleno de energía y me gustó, pero creo que la democracia tiende a desaparecer”.

No tuvo tiempo de ver la evaporación del bloque socialista (pero… ¿tendría razón a largo plazo?). Hay dificultades para una guerra fría entre Estados Unidos y China en 2020. El choque no es entre dos modelos de civilización sino entre “capitalistas”. Una China furiosamente “neoliberal” en ascenso con jefes que se declaran líderes de la globalización y el libre mercado en Davos 2017.

50 millones de amigos
Cuando cayeron las Torres Gemelas, China padecía 600 millones de pobres que ahora son clase media. A cambio en 2020 disfrutan 50 millones de millonarios. Y EEEUU, rezagada, ocupada de la guerra y no de la economía, hoy en manos autoritarias y anacrónicas, pierde la carrera por la globalización y la liberalización nacida en Breton Woods en 1944, más tarde impulsada `por los gigantes Reagan y Clinton.


Tiene suficiente para recuperarse, si abandona el pensamiento anacrónico y vuelve a competir. Cuenta con las cinco mayores empresas tecnológicas globales, el todopoderoso GAFAM, (Google, Amazon, Facebook, Aplee, Microsoft). Y entre las diez primeras, una surcoreana (Samsung) y cuatro chinas (Huawei, Wechat, Tencent, Taobao) (ninguna europea). Cuenta con los poderes sobrenaturales del dólar y el SWIFT.

Ante el reto chino, a diferencia de Reagan y Clinton con Japón, blande el pasado y quiere llevarse los guantes y la pelota, pero China tiene guantes y pelotas. En tanto, Latinoamérica sigue con políticos, profesores e intelectuales quijotescos, contra su gigante Caraculiambro: “la globalización neoliberal”, exporta revoluciones, miseria y problemas. Amarrada por anacronismos ideológicos, también Europa (no así Merkel ni Macrón) sufre repuntes autoritarios de izquierda y de derecha.

Por si fuera poco, avanza el fascismo cotidiano que llaman corrección política. Además, Trump declaró también guerra de aranceles a la Unión Europea. Incapaz de imitar a Den Xiaoping, parece destinada a ser la Disney de los chinos. La tasa de natalidad nula envejece su población y los cada vez menos jóvenes deben mantener una masa de jubilados que viven más y más. Incapacitadas para invertir por la presión impositiva, las clases medias mueren desempleadas o empleadas (nunca empresarias).

El Pireo no es un torero
Muy cerca observa África miserable, secuela del socialismo africano, con los ojos desorbitados por las maravillas al otro lado del Mediterráneo, la abundancia del vecino con ingreso per cápita treinta veces mayor. Cada veinte años duplica su población y por eso irán ineluctablemente a Europa sin empleos, una perspectiva distópica. China penetra África, Latinoamérica, Asia. Y tiene un acuerdo, llamado “16 más 1”, con países de la UE, (Italia, Francia, Portugal, España, Grecia, los Balcanes et.al).

Compró símbolos: Pirelli a Italia, Volvo a Suecia, Metropolitana de Taxis de Londres, Mercedes Benz y hasta la joya de Merkel, la Kuka alemana, la más importante fábrica de robots del mundo. En Portugal TAP, los dos bancos y las dos compañías eléctricas estatales. Toma los puertos: Sines cerca de Lisboa, Barcelona, Algeciras y el Pireo, en Grecia. Mare Nostrum, llamarán lo chinos al Mediterráneo.

De los 10 mayores bancos del mundo, cinco son chinos, cinco gringos y ninguno europeo. En 2000 el aporte de Europa al producto mundial fue de 25%, hoy es 16% y para 2030, en apenas diez años, será de 5% si sigue así. Castrada para brindar ascenso a sus jóvenes, incuba “euroescepticismo”, anti democracia, populismos, autoritarios y revolucionarios.

En veinte años el liderazgo chino corrió desde atrás y tiene hoy a EEUU pariendo erizos, Europa descolgada y Latinoamérica en el olvido. El plan Made in China 2025 es simplemente alucinante, el siglo XXII. Uno de sus componentes es La ruta de la seda, tres conexiones directas con Europa, una por el Ártico, otra por mar y la más importante que atraviesa Asia, con billones en inversión. Autopistas, urbanismos, aeropuertos, trenes subterráneos de hasta mil Kms/h, informática quántica.

@CarlosRaulHer

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Jesús Elorza G.

Me encontraba plácidamente desayunando en mi casa, cuando mi hijo de ocho años se acercó a mi para pedirme que lo ayudara con la tarea que le habían asignado en su clase virtual . Si como no, fue mi respuesta inmediata. ¿Dime cual es la tarea?.

Me piden que explique en mis propias palabras que es la PAZ.

-Esa pregunta, me traslado mentalmente a mi época de estudiante, en la década de los años sesenta cuando el movimiento hippie hacia furor en todo el mundo y la consigna principal de aquel momento era "Amor y Paz". Largas melenas, pantalones bota anchas, sandalias y franelones eran la pinta del momento. También, participábamos de largas discusiones grupales sobre la Paz. Normalmente el concepto predominante era la relación entre la Paz y las libertades individuales. Pero, con el paso del tiempo comencé a ver que el concepto de Paz era mas complejo de lo que había pensado.

La guerra de Vietnam impulso un movimiento mundial por la Paz, las huelgas de los trabajadores sacó a la luz el concepto de la Paz Social, la confrontación militar entre países dio paso a la confrontación política por el logro de Acuerdos de Paz, las diferentes dictaduras que existían en el mundo eran acusadas de poner en práctica la Paz de los Sepulcros dando paso a escuadrones de la muerte para acallar las voces opositoras, en las misas una expresión de fe era: “la Paz este contigo”, en el plano personal se usa el termino Paz Interior, Descansa en Paz es una expresión o sentimiento para despedir u honrar a un difunto y en reconocimientos mundiales está el Premio Nobel de la Paz y el termino mas contradictorio es el referido a la Paz Armada.

Ya casado, mi esposa se incorporó, convencida por una de sus amigas, a la práctica del Yoga. A partir de ese momento, la expresión "Oooommmmm" y las posiciones de "Loto" se hicieron parte de la cotidianidad de nuestro hogar. Sin embargo, mi esposa al salir de esa burbuja de tranquilidad generada por la practica yogista, se encontraba con la realidad del día a día y al ver su salario progresivamente devaluado por la hiperinflación, la escasez de gasolina, gas, agua y alimentos surgía de su interior un grito de indignación y arrechera "Coño, hasta cuando va a durar esta vaina"

Todo aquello, me llevo a establecer como definición que Paz es un estado a nivel personal o social de estabilidad y equilibrio, contraria a la guerra y la violencia. Pero, inmediatamente surgieron en mí nuevas interrogantes: ¿Puede alcanzarse un estado de Paz Interior ante la presencia de violaciones de los Derechos Humanos? ¿Alcanzar un estado de tranquilidad personal es posible con la existencia de guerras y genocidios en el mundo? ¿Se puede vivir en Paz como persona cuando estas rodeados de conflictividad social?

Esas y muchas otras interrogantes me llevaron finalmente a sostener que la Paz es un laberinto, el cual el ser humano debe transitar enfrentando de manera permanente las contradicciones sociales que se oponen al logro de una Paz Interior. Un estado individual de calma y tranquilidad necesariamente pasa por un estado de Paz Social. La paz no sólo significa ausencia de guerra, sino que implica tener un entorno libre de toda forma de violencia.

Ahora, sé que mi hijo buscará en Google la información sobre el tema asignado y me corresponderá orientarlo en relación a la Paz como un concepto de tranquilidad interna de un individuo y su relación multidimensional con el entorno social y esperar despertar en el las interrogantes sobre las tensiones que pueden generarse. Hacerle ver, en lo posible, que la Paz es una búsqueda permanente del ser humano.

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Humberto García Larralde

La cúpula militar

En un artículo recién, argumentaba que Venezuela se debatía entre la vida y la muerte. La drástica contracción de sus actividades productivas se traduce en niveles de hambre y miseria que no se veían desde que comenzó la era petrolera. Se trata de la peor tragedia sufrida por una población que no esté en guerra, materializada en apenas siete años. No ha sido fruto del azar, ni de terribles desastres naturales, sino de un régimen de expoliación articulado, bajo el chavismo, en torno al poder. Tiene, por tanto, sus responsables. Son los que, desde el Estado, han venido tomando medidas altamente perjudiciales para los venezolanos, amparados en una retórica “socialista”. Son los verdugos de Venezuela, los causantes de su aciago camino hacia su desaparición como país viable. No pueden excusarse por ignorancia, porque no sabían o no se daban cuenta de las secuelas de su accionar pues, desde hace años, se les viene alertando acerca de estas consecuencias. Lamentablemente, ha privado su afán de lucro, no el interés por evitar sufrimientos a la población.

Este artículo inicia una breve serie sobre estos verdugos. Por razones obvias, se comienza con la cúpula militar. Sin la represión abierta o solapada, a través de mecanismos de terror desplegados, y sin el miedo inducido en una población mayoritariamente opuesta al régimen, no sería posible que Maduro estuviese todavía en el poder. Estos militares son los principales culpables de la tragedia urdida sobre el país.

¿Por qué renegaron tan vilmente de sus paisanos, de su patria y traicionaron abiertamente a la nación?

Desde que comenzó a gobernar, Chávez fue colocando a militares en cargos importantes, con poca o nula supervisión, a la par que desmantelaba el Estado de Derecho. Alimentaba su ego, alabándolos como herederos de Bolívar. Dejó a su arbitrio el manejo de ingentes recursos, haciéndose la vista gorda. Pero se cuidó de tomar nota de los manejos irregulares, para poder cobrar eventuales deslealtades en el futuro. Creó, así, una red de complicidades en torno a su persona. El llamado programa Bolívar 2000 y las notorias corruptelas asociadas con el Centro Azucarero Ezequiel Zamora (CAEZ), vienen a la mente. A esto se añaden las oportunidades inusitadas para la extorsión proporcionadas por el custodio de fronteras, puertos, aeropuertos y alcabalas por parte de la Guardia Nacional y de otros componentes de la Fuerza, y la inspección de cuántas actividades del sector privado se les ocurriesen, sin mencionar el contrabando de gasolina y de productos regulados, en complicidad con otros funcionarios.

Nicolás Maduro, bajo tutoría cubana, auspició todavía más estas prácticas depredadoras. Hoy, la Fuerza Armada es dueña de astilleros, instituciones financieras y de seguros, televisoras, empresas agrícolas, de alimentos y de bebidas, construcción, ensamblaje de vehículos, transporte, armamento y de minería (Camimpeg), entre otras. Adicionalmente, está al frente de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), que controla las empresas básicas de esa región, y de las empresas públicas como Edelca, Enelven Corpoelec, Minerven y Pequiven. A finales de 2016, Maduro puso frente a PdVSA un general sin previa experiencia en el campo[1]. Bajo su gestión, la producción de la empresa se redujo en un 80%, reflejo de la danza de irregularidades con las que se viene depredando a la renta petrolera.

Según Impacto CNA (Citizen News Agency), para 2018 los militares controlarían no menos del 70% de la economía venezolana[2]. Por su parte, el portal Armando.info, que cruzó datos referentes al registro nacional de contratistas, con la nómina de la alta oficialidad de la FF.AA., encontró que, “al menos 785 oficiales activos” estaban al frente de empresas de construcción, servicios de seguridad, suministros médicos, alimentos, transporte, comerciales, informática y más, que contratan con el Estado[3]. Con la Gran Misión Abastecimiento Soberano, los militares monopolizan la importación y distribución de alimentos y medicamentos esenciales. Actualmente, controlan, además, el racionamiento de la gasolina. En todas estas responsabilidades, además de una buena tajada, han tenido manejo discrecional de los dólares provenientes de la exportación petrolera y minera[4]. Por último, es notorio el señalamiento, por parte de la DEA (Drug Enforcement Administration) de EE.UU., de altos oficiales venezolanos implicados en narcotráfico. Su defensa desembozada por parte de Maduro, así como de altos oficiales señalados de estar incursos en violaciones de derechos humanos, y su frecuente premiación con altos cargos de gobierno, afianzan la complicidad de muchos altos oficiales con el sistema de expoliación instaurado.

Estas “aficiones” han destruido a la institución de la FF.AA. como tal. Torcieron sus valores corporativos, quebraron su disciplina y fomentaron adhesiones en torno a filones provechosos, sustituyendo la unidad de mando y de propósitos por una constelación de mafias en procura de particulares cotos de caza. Ello permea, lamentablemente, a distintos niveles, convirtiendo a la requisa arbitraria de Guardias Nacionales y de otros, en un cáncer que consume a la nación. La compra masiva de armamentos a Putin fue pasto de suculentas comisiones, que terminaron sometiendo a la fuerza a su influencia. Mientras, la tropa pasa hambre y carece de aprestos (por hurtos). Ahora, como socios del saqueo de minerales en Guayana, en alianza con el ELN y otras bandas criminales, militares corruptos se convierten en agentes de intereses económicos foráneos. Tal desdibujamiento institucional hace que Maduro se apoye cada vez más en bandas paramilitares –colectivos fascistas, FAES y grupos hamponiles—como expresiones del poder de Estado. ¡Triste papel para un cuerpo al que se le quiso insuflar orgullo como supuestos herederos de Bolívar! En este afán, la cúpula corrompida ha tenido que marginar, acosar y reprimir a centenares de oficiales y soldados honestos, muchos de los cuales languidecen en las mazmorras del régimen.

¿Acaso han expresado remordimiento Padrino López, Remigio Ceballos y demás integrantes del alto mando militar, verdugos principalísimos, no sólo del país, sino también de la institución a través de la cual accedieron a ocupar sus lucrativos cargos? ¿Qué pasa por la cabeza de Néstor Reverol, Benavides Torres, Hernández Dala, González López y de Zavarse Padrón, señalados como violadores de derechos humanos, torturadores y/o de narco terroristas? ¿Acaso no tienen familia? ¿Cómo concilian los horrores de los que son responsables, con el colgajo de charreteras que exhiben, pretenciosos, con sus uniformes de gala? ¿Medallas a qué? Pero las oportunidades de lucro acallan cualquier atisbo de conciencia, más cuando se dispone de una burbuja ideológica para encubrir crímenes y lavar años de descomposición moral y humana. A los constructores de esta burbuja ideológica dedicaremos la próxima entrega.

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela.

humgarl@gmail.com

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Yanis Varoufakis

El 12 de agosto sucedió algo extraordinario. Se dio a conocer la noticia de que, en los primeros siete meses de 2020, la economía del Reino Unido había sufrido su mayor contracción en la historia (una caída del ingreso nacional superior al 20%). La Bolsa de Londres reaccionó con un alza en el FTSE 100 de más del 2%. El mismo día, cuando Estados Unidos empezaba a parecerse a un estado fallido, no solamente a una economía en problemas, el S&P 500 alcanzó un pico sin precedentes.

Sin duda, los mercados financieros desde hace mucho tiempo han recompensado los resultados que aumentan la miseria. Las malas noticias para los trabajadores de una empresa –despidos planificados, por ejemplo- suelen ser una buena noticia para sus accionistas. Pero cuando las malas noticias afectaban a la mayoría de los trabajadores simultáneamente, los mercados bursátiles siempre caían, debido a la expectativa razonable de que, cuando la población se ajustara el cinturón, todo el ingreso, y por lo tanto las ganancias y dividendos promedio, se comprimirían. La lógica del capitalismo no era bonita, pero era comprensible.

Ya no más. No existe una lógica capitalista para los acontecimientos que culminaron el 12 de agosto. Por primera vez, una expectativa generalizada de menores ingresos y rentabilidad condujo a un frenesí de compra sostenido en Londres y Nueva York –o al menos no lo impidió-. Y esto no es porque los especuladores estén apostando a que las economías del Reino Unido y Estados Unidos hayan tocado fondo, haciendo que éste sea un gran momento para comprar acciones.

No, por primera vez en la historia, a los financistas no les importa en absoluto la economía real. Ven que el COVID-19 ha colocado al capitalismo en una animación suspendida. Ven cómo desaparecen los márgenes de ganancias. Ven el tsunami de pobreza y sus efectos de largo plazo en la demanda agregada. Y ven cómo la pandemia revela y refuerza las profundas divisiones clasistas y raciales preexistentes.

Los especuladores ven todo esto, pero lo consideran irrelevante. Y no se equivocan. Desde que el COVID-19 colisionó con la enorme burbuja que los gobiernos han venido utilizando para reflotar al sector financiero desde 2008, los mercados bursátiles en auge se volvieron compatibles con una implosión económica masiva. Fue un momento históricamente significativo, que marcó una transición sutil pero discernible del capitalismo a un tipo peculiar de post-capitalismo.

Pero comencemos por el principio.

Antes del capitalismo, la deuda aparecía al final del ciclo económico. En el feudalismo, lo primero era la producción. Los campesinos trabajaban los campos de los señores y la distribución venía luego de la cosecha, cuando el sheriff recolectaba la parte que le correspondía al señor. Parte de esta cuota luego se monetizaba cuando el señor la vendía. Recién entonces surgía la deuda, cuando el señor prestaba dinero a los prestatarios (muchas veces, inclusive, al rey).

El capitalismo revirtió el orden. Una vez que la mano de obra y la tierra se habían mercantilizado, la deuda era necesaria incluso antes de que comenzara la producción. Los capitalistas sin tierra tenían que endeudarse para rentar tierra, trabajadores y máquinas. Los términos de estos arriendos determinaban la distribución del ingreso. Recién ahí podía comenzar la producción, generando ingresos cuyo residual era la ganancia de los capitalistas. En consecuencia, la deuda alimentó la promesa temprana del capitalismo. Pero fue recién en la Segunda Revolución Industrial cuando el capitalismo pudo reformular el mundo a su imagen.

El electromagnetismo dio lugar a las primeras compañías en red, que producían de todo desde plantas de generación de energía y la grilla de electricidad hasta bombillas para cada habitación. Las colosales necesidades de financiamiento de estas empresas engendraron el megabanco, junto con una capacidad considerable para crear dinero de la nada. La aglomeración de megafirmas y megabancos creó una Tecnoestructura que usurpó mercados, instituciones democráticas y medios de comunicación, lo que primero derivó en los locos años veinte y luego en la crisis de 1929.

Desde 1933 hasta 1971, el capitalismo global estaba planificado centralmente bajo diferentes iteraciones del marco de gobernanza del Nuevo Trato, incluidos la economía en guerra y el sistema de Bretton Woods. Como ese marco fue arrasado a mediados de los años 1970, la Tecnoestructura, disfrazada de neoliberalismo, recuperó sus poderes. Luego vino un aluvión de “exuberancia irracional” al estilo de los años 1920, que culminó en la crisis financiera global de 2008.

Para reflotar el sistema financiero, los bancos centrales canalizaron olas de liquidez muy barata al sector financiero, a cambio de una austeridad fiscal universal que limitó el gasto de los hogares de bajos y medianos ingresos. Al no poder beneficiarse de los consumidores golpeados por la austeridad, los inversores pasaron a depender de las constantes inyecciones de liquidez de los bancos centrales –una adicción con efectos colaterales graves para el propio capitalismo.

Consideremos la siguiente reacción en cadena: el Banco Central Europeo otorga nueva liquidez al Deutsche Bank a un interés de casi cero. Para sacarle provecho, el Deutsche Bank debe prestar ese dinero, aunque no a la “pobre gente” cuyas circunstancias deterioradas han debilitado su capacidad de pago. Entonces, se la presta, por ejemplo, a Volkswagen, que ya está inundada de ahorros porque sus ejecutivos, por temor a una demanda insuficiente de nuevos autos eléctricos de alta calidad, pospusieron inversiones cruciales en nuevas tecnologías y empleos bien remunerados. Aunque los jefes de Volkswagen no necesitan el dinero extra, el Deutsche Bank les ofrece una tasa de interés tan baja que lo toman e inmediatamente lo usan para comprar acciones de Volkswagen. Naturalmente, el precio de la acción se dispara y, con él, los bonos de los ejecutivos de Volkswagen (que están asociados a la capitalización de mercado de la compañía).

De 2009 a 2020, estas prácticas ayudaron a desvincular los precios de las acciones de la economía real, lo que resultó en una zombificación corporativa generalizada. Así estaba el capitalismo cuando llegó el COVID-19. Al afectar el consumo y la producción al mismo tiempo, la pandemia obligó a los gobiernos a reemplazar los ingresos en un momento en que la economía real tenía la menor capacidad para invertir en la generación de riqueza no financiera. Como resultado de ello, se llamó a los bancos centrales a estimular de manera aún más grandiosa la burbuja de deuda que ya había zombificado a las corporaciones.

La pandemia ha reforzado aquello que ha venido minando los cimientos del capitalismo desde 2008: el vínculo entre ganancias y acumulación de capital. La crisis actual ha revelado una economía post-capitalista en la que los mercados de bienes y servicios reales ya no coordinan la toma de decisiones económicas, la Tecnoestructura actual (que incluye a las Grandes Tecnológicas y a Wall Street) manipula el comportamiento en una escala industrial y las demostraciones están excluidas de nuestras democracias.

31 de agosto 2020

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/covid19-and-postcapitalist-...

 5 min


Tulio Hernández

Al líder juvenil guaireño una jauría impaciente le ‘dio hasta con el tobo’. Para decirlo en habla popular.

¿Se acuerdan de Carlos Andrés Pérez? Es un ejemplo claro de lo que trataré de explicar a continuación. La tesis de que, desde que se aceleró la crisis de la democracia representativa, al menos en el bando de los demócratas venezolanos, padecemos de una enfermedad colectiva que bien podríamos llamar ‘liderofagia’.

Su síntoma mayor es la pulsión a devorar a los mismos líderes que primero encumbramos. Son tres momentos. Primero, el colectivo humano busca ansiosamente un salvador de la patria. Mejor decir, un héroe. En el sentido mitologico del término. Quizás un mago. Segundo, una vez que lo encuentra genera hacia él un enamoramiento también colectivo. Mejor, un delirio apasionado. A la manera adolescente. Una gran ilusion. Y, al final, tercero, cuando se comprueba que el Salvador no lo es tanto, que no responde de manera express a los requerimientos de las masas, que no saca del sombrero los conejos que todos aguardaban, pero que él tampoco se había encargado de aclarar que no sabía hacerlo.

Entonces la multitud instigada por unos adelantados con autocritas, lo saca de juego. Lo mata en el sentido freudiano. Como se mata al padre. Viviendo así el placer casi sensual de comerse, si es posible aún vivo, al objeto de ilusión de unos meses atrás.

Carlos Andrés Pérez suscitó pasiones profundas entre los venezolanos. Fue, a su manera, el primer gran líder de masas mediático del país. A partir de la campaña electoral de 1973, convocó multitudes que lo escucharon arrobadas. Saltó charcos. Se vistió con chaquetas cinéticas que a la mayoría agradaban. Movió los brazos como aspas frenéticas que concitaron aplausos y suspiros magnéticos.

Nacionalizó el petróleo y el hierro; creó Fundayacucho, el pleno empleo, la Gran Venezuela. Y luego, exactamente veinte años después, cayó en desgracia en medio de su segunda presidencia. El colectivo lo mató. Simbólicamente, claro está. Porque quienes querían efectivamente matarlo, y no metafóricamente, los militares conjurados en el golpe de Estado de 1992, no lo lograron. En cambio, lo sacó de juego una élite de civiles seniles encabezada por Rafael Caldera, Ramón Escovar Salom, Arturo Uslar Pietri, José Vicente Rangel y el mismísimo Luis Alfaro Ucero, el caudillo de su partido, que manipularon a su antojo la Corte Suprema de Justicia de entonces.

Fue tan dramático el proceso que, una vez condenado por la cifra ahora risible de 50 mil dólares que traspasó a Violeta Chamorro para su campaña electoral en Nicaragua, el Muchacho de Rubio declaró: “Hubiese preferido otra muerte”.

Pérez –como Bolívar, Guzmán Blanco, Castro y Betancourt– murió fuera del país. En su caso, en exilio forzoso. No recibió, por suerte, porque hubiese sido una deshonra más, homenaje alguno del gobierno de esa vergüenza endémica llamada Nicolás Maduro. Pero igual un pequeño grupo de persistentes militantes de AD acompañó, sin pompa ni ruido, sus restos al Cementerio del Este.

Desde entonces en adelante, al menos en las filas de la resistencia democrática al militarismo chavista, no ha pasado un solo año en que el colectivo opositor no esté buscando un nuevo presidenciable y tramando cómo deshacerse del líder del momento.

Desde los días del Carmonazo, el golpe bufo del año 2002, unas tras otras, como a modelos en pasarela, las multitudes han aclamado a posibles fichas que podrían sentarse a salvar la patria en el solio presidencial de Miraflores.

Recuerdo por aquellos tiempos a las multitudes que aclamaban a militares públicamente declarados en rebeldía contra el gobierno de Chávez mientras hombres y mujeres los vitoreaban dándoles fuerzas para conducir un golpe contra el tirano. “Ese sí las tiene bien puestas”, decían. De sus apellidos hoy pocos se acuerdan.

Leopoldo López alcanzó por el año 2010, en las encuestas que irritan la vanidad de Hugo Chávez, el más grande nivel de aceptación que haya tenido un dirigente político desde 1989 hasta hoy. Pero el colectivo igual, después, se lo comió. Ahora yace en las brumas de la Embajada de España.

Henrique Capriles, especialmente en la campaña electoral de 2015, contra la desgracia Maduro, producía conmociones. Delirios. Arrancaba lágrimas y pasiones. Pero, igual le tocó su turno al cadalso y el colectivo también lo eliminó. Lo que no necesariamente significa en Venezuela que esté muerto.

Ramos Allup, en su fugaz paso al frente de la Asamblea Nacional, luego de hablarle golpeado al chavismo, comenzó a ser visualizado con una banda presidencial en su pecho. “No hay nada como un político veterano y curtido”, se escuchaba decir en las gradas. Pero no se salvó. También, hasta nuevo aviso, quedó sin vida.

Igual ocurrió con Antonio Ledezma después de su espectacular fuga que recordaba las peripecias de Petkoff. “Huele a presidente”, decían en las gradas más o menos los mismos que luego aplaudían a rabiar a Lorenzo Mendoza hasta que subieron los precios de la harina Pan. Incluso Ramón Guillermo Aveledo, el prudente conductor de la Mesa de la Unidad Democrática, tuvo sus quince minutos. También cayó.

Después vino la fascinación Guaidó. La multitudes saludaron emocionadas en febrero de 2019 la llegada del nuevo mesías. “Caramba, no hay nada como un político joven y sin mancha”, se escuchaba decir en las gradas a los mismos que alabaron a Ramos. Pero también su ciclo terminó.

Pronto, en un consenso extraño que reunió a escritores ilustrados con la analista Diosa Canales, la dueña de los senos más leídos del país, al líder juvenil guaireño una jauría impaciente le ‘dio hasta con el tobo’. Para decirlo en habla popular.

Ahora estamos en pleno funeral. Los colaboracionistas del régimen —naufragos de AD, Copei, el MAS y el MIR, de PJ, VP y UNT— hacen de ‘anfitriones’ a las puertas del nuevo Consejo Nacional Electoral hecho a la medida de la estafa roja. Mientras los opositores ‘liderofágicos’ terminan de cavar la tumba del presidente Guaidó.

Si Mandela hace política en Venezuela nunca hubiese llegado a la presidencia de la República. Nadie aguardaría pacientemente sus veintiocho años de prisión. A los cinco, o quizás a los tres, seguramente a los dos meses, desde las gradas alguien grita: “Ah no, Nelson, estás como Miranda en La Carraca, ¡enchinchorrado!, mientras los blancos siguen mandándonos”.

Siguiendo los consejos nuevos de políticos viejos, la horda se da la vuelta. Mira hacia otro lado buscando otro líder. Y otro. Y otro. Y así sucesivamente. Al final un nuevo Chávez, de esos que no se dejan matar fácilmente, contempla paciente el cambio de guardia. Está como ausente.

Por ahora, cae el telón.

@tuliohernandez

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