Pasar al contenido principal

Opinión

Jesús Elorza G.

Presidente, presidente, entró gritando a su dormitorio el jefe del G-2 cubano, para informarle que tenía una llamada de emergencia de parte del comandante del guardacostas o BVL (Buque de Vigilancia Litoral) que patrulla en el mar Caribe. ​

-Espero que sea importante, para haberme despertado a media noche. Aló, aló, pero nadie respondía.​

Que carajo pasa, que no atienden. ​

Presidente, la llamada es por el teléfono rojo conectado al Alto Mando Militar, no por su celular.​

-Discúlpame esa, es que me levante medio turulato. Aló, ¿con quien hablo?.​

Le habla Sardina en Lata, el comandante de la nave.​

-Que jodedera es esta, ¿y ese nombre? ​

Presidente son los seudónimos que por razones de seguridad, le han asignado nuestros servicios de inteligencia. El suyo, es Bagre 1, para que no se sorprenda cuando se lo digan.​

-Soy todo oídos Sardina en Lata, ¿cuál es la urgencia? ​

Una nave no identificada se acerca a los límites de nuestro mar territorial. ​

-Mucho cuidado con eso. Puede ser una incursión imperialista ordenada por el gringo Donald Trump. ¿Que señalan el radar de vigilancia y el sistema de inteligencia electrónica de la fragata?

No indican nada, recuerde que desde que nos la envió el camarada amigo Zapatero desde España, los sistemas no han funcionado y no hemos podido repararlos por falta de piezas.​

-Bueno, Sardina en Lata, proceda a dispárales primero que después averiguamos.​

Tampoco podemos hacerlo, Bagre 1, los cañones no tienen municiones...Zapatero se hizo el loco y no las envió porque no le habían asignado su mina de oro..​

-Entonces, procedan a interceptar a esa nave. Atraviésense en su camino, a ver que hacen y cuando se paren abórdenlos y tomen el control de esa embarcación. Sardina en Lata, de por segura la Orden Libertador con cordón y espada por ese glorioso y revolucionario triunfo frente a la agresión imperialista..

Bagre 1, gracias por ese reconocimiento. Pero, permítame informarle que nuestro guardacostas tiene solo 80 metros de eslora y la de la nave intrusa es de !!! 122 metros!!!. En términos de desplazamiento, la nave enemiga pesa 8.300 toneladas y nosotros de vaina llegamos a !!! 1.500 toneladas!!!....Si hacemos, lo que usted nos ordena, nos van a hundir.​

-Patria o Muerte, fue la lacónica respuesta de Bagre 1 y, el resultado no se hizo esperar: El barco enemigo siguió su curso y la nave revolucionaria !!!quedo partida en dos toletes!!!​

En horas de la mañana, Bagre 1, se dirige a la nación para informar que el país fue vilmente atacado de manera sorpresiva por un !!! Acorazado enemigo !!! que con su destructivo poder de fuego: misiles, artillería pesada, helicópteros, lanchas rápidas, cañones de 305 mm, y no dudamos, resguardado por un submarino nuclear, logró hundir a nuestro glorioso patrullero, a pesar de la tenaz resistencia de nuestros patriotas marineros de la armada. Bajo ninguna circunstancia vamos a permitir que la planta insolente de los gringos imperialistas profane el sagrado mar de nuestra patria ....Rodilla en lancha...Venceremos.​

 2 min


Si se nos está quemando la casa no pensamos en las causas del incendio ni en impartir culpas y responsabilidades. Pensamos en como apagarlo, en llamar a los bomberos y, solo si se puede, en salvar algunos objetos de valor. Es decir, distinguimos automáticamente entre lo principal y lo secundario. Para lo secundario, ya habrá tiempo suficiente. La política, actividad no meditativa sino cien por ciento instrumental, no tiene por qué ser diferente.

Podríamos decir sin temor a generalizar que un buen político es aquel que sabe diferenciar lo principal de lo secundario. Un día lo principal es el tema de los aumentos salariales. Otro, el de los problemas ambientales. Otro, el de las amenazas que provienen del exterior. Es por eso que hemos dicho en diferentes ocasiones que la política está ligada directamente a los temas que nos ofrece la contingencia del diario devenir y por eso su práctica es esencialmente existencial. Y bien, no hay nada más existencial que la lucha entre la vida y la muerte. Y eso es lo que está en juego en los momentos límites de la política, sea una revolución, una guerra, una catástrofe natural o una pandemia que avanza portando el signo inconfundible de la muerte.

¿Desaparece la política en los tiempos del coronavirus? En ningún caso. El humano es – dictaminó Aristóteles- un animal político. La política forma parte de nuestra antropología y es tan inalienable a la vida como el aire lo es a nuestros pulmones. Pero, por otra parte, lo político no existe más allá de los objetos de la política. Y quiérase o no, el covid-19 ha llegado a ser un objeto político, un tema de debate y de acción a la vez.

Enfrentados a nuestra sobrevivencia, discutimos acerca de los medios para combatir al maligno virus. Lo hacemos en nuestras casas, en las redes, en la prensa. Y esperamos naturalmente que esas personas a las cuales elegimos para que nos representen, también los discutan. Con responsabilidad y seriedad. Y más aún, esperamos que, si son gobierno, tomen las medidas adecuadas, entre otras cosas porque de ellas dependen muchas vidas. En fin, no pedimos a los políticos que abandonen la política. Todo lo contrario. Solo les pedimos que asuman de una vez por todas la única política posible de realizar en estos días: la política de la supervivencia.

Ni siquiera pedimos a los políticos que abandonen la lucha por el poder, pues sin esa lucha – lo sabemos desde Max Weber- no hay política. Solo les recordamos algo que no dijo Weber: que para obtener poder hay que ser reconocidos como sujetos de poder. Por eso la política – voy a emplear la expresión hegeliana- es también lucha por el reconocimiento. Sin reconocimiento, no hay poder, solo hay violencia (Hannah Arendt). Los políticos de hoy, si quieren el poder de mañana, deberán ser reconocidos por lo que hicieron o no hicieron en los tiempos del coronavirus.

Los estamos observando, están bajo nuestra vigilancia. Ya hemos detectado a esos gobernantes irresponsables que minimizaron el tema para no enfrentarlo en todas sus consecuencias en el momento en que debían hacerlo. A los que ocultan o falsifican cifras, también. Ya sabemos de esos otros que usaron el virus como una coartada para controlar socialmente a sus ciudadanos y apropiarse de instituciones públicas que no les pertenecen. Ya hemos tomado nota también de esas oposiciones ultristas que ven en el coronavirus un arma para derribar gobiernos intentando lograr con una enfermedad lo que no pudieron lograr con los votos. Ya hemos identificado a esos mandatarios que usaron el virus para divulgar opiniones racistas en contra de otros pueblos y naciones. Ya sabemos en fin quienes nos dieron la espalda en nombre de sus mezquinos deseos de inmediato poder.

Pero también hemos sabido de otros. Los que no intentan abusar del estado de excepción al que estamos sometidos. Los que no buscan pantallas a todo precio. Los que no intentan convertirse gracias al virus en las vedettes que nunca fueron. Los que solo difunden informaciones provenientes de instituciones serias. Los que se hicieron a un lado para abrir espacio a quienes conocen el problema mejor que ellos: los médicos y los trabajadores de la salud pública. Los que con palabras responsables tratan de evitar la histeria y el pánico. Los que saben, en fin, diferenciar a lo principal de lo secundario.

Sin antagonismos no hay política. El problema es que ahora el antagonista no es un enemigo político. Nuestra lucha por lo tanto no debe ser antagónica sino agónica, es decir, de vida o muerte. En pocas palabras, de lo que hoy se trata es de poner la política al servicio de la supervivencia y no la supervivencia al servicio de la política.

Abril 02, 2020

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2020/04/fernando-mires-politica-de-la.html?

 3 min


Antonio Di Giampaolo

Los animales y la pandemia (20)

La ciudad de Nueva York es hoy en día el foco más activo de la enfermedad COVID-19 que ha alcanzado unas cuatro mil personas fallecidas. Pero otra noticia cautiva la atención de expertos, en particular de médicos y veterinarios, y es la confirmación que una tigresa malaya del zoológico del Bronx resultó positiva a las pruebas del nuevo coronavirus. El asunto es particularmente preocupante porque podría tener incidencias sobre la llamada trazabilidad de la pandemia.

Las autoridades han indicado que la felina posiblemente fue infectada por un cuidador del zoológico que siendo asintomático dio positivo en los test. Hasta ahora, salvo otros casos de un gato doméstico en Bélgica, además de un pastor alemán y una pomerania en Hong Kong no había informes de trasmisión de la enfermedad Covid-19 en animales. Los análisis indican que se trata de hechos aislados.

La Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales ha señalado que no hay indicios que las mascotas, como los gatos y los perros, sean transmisores del COVID -19. Por su parte La Asociación Mundial de Protección Animal recomendó medidas indispensables de higiene y protección para evitar que las personas contagiadas puedan infectar a los animales.

Ante la posibilidad de transmisión zoonótica, como ha ocurrido con la gripe aviar y la influenza porcina la Organización Mundial de la Salud, a propósito de la detección del nuevo coronavirus identificado en la ciudad china de Wuhan, elaboró un reporte conocido como “recomendaciones para reducir el riesgo de patógenos emergentes desde animales a humanos en mercados de animales vivos”.

Los veterinarios del zoológico del Bronx han informado que la tigresa y otros felinos evolucionan bien lo cual es sin duda un buen síntoma. La información sobre la salud de “Nadia”, así se llama la tigresa, no es la única que acapara la atención de la gente, pues en las redes sociales otro felino es noticia, se trata del nacimiento de un tigrito de bengala, al que los cuidadores del Bio Zoo de Veracruz en México han bautizado con el nombre de “COVID” . Ojalá sigamos teniendo buenas nuevas en relación a la pandemia y al riesgo de zoonosis.

¡Amanecerá y veremos!

Los remedios contra la pandemia (19)

No existe cura conocida contra el nuevo coronavirus. “En la actualidad -han dicho voceros de la OMS- se aplican diversos medicamentos para acortar la enfermedad, mejorar algunas complicaciones y evitar que los casos leves se agraven”.

La efectividad de unos u otros tratamientos depende de diversos factores como el avance de la enfermedad en cada organismo infectado, el grupo etario del paciente y los recursos clínicos de los que se dispongan para atender a los contagiados. Por ahora -para decirlo con el dramatismo del caso- el mundo entero es un gran laboratorio en el cual los “conejillos de india” somos todos nosotros.

Es así como en diversos países los tratamientos incluyen la Clroroquina, empleado en los casos de malaria, el fármaco Rendesivir originalmente diseñado contra el ebola, los bloquedores de virus Lopanavir y Retonavir, recomendados en los casos de VIH, la droga antiviral Interferon Alfa-2B, una técnica de administración de anticuerpos a través de plasma sanguíneo de personas recuradas a pacientes críticos, y más recientemente, aunque resulte paradójico, la Ivermecetina, un compuesto antiparasitario figuran entre la veintena de otros ensayos y estudios terapéuticos.

La OMS en su plan de acción contra pandemias en 2005 advertía que ante una situación de emergencia global, si bien no es factible detener la propagación de un virus pandémico es factible reducir al mínimo sus consecuencias mediante una preparación previa para afrontar el desafío en virtud que: “rápidamente podrían sobresaturarse los sistemas de atención de salud, agotarse las economías y perturbase el orden social” –lastimosamente habría que decir que cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.

Hay una discusión política y académica, alejada del ámbito de la ciencia médica y de los fríos laboratorios, y tiene que ver con el funcionamiento de los tipos de gobierno, las políticas públicas y los sistemas sanitarios con los que cuentan. Gobiernos centralizados versus sistemas de autonomías regionales, ejecución de medidas coercitivas de cuarentena forzada u orientación colectiva para la toma de conciencia comunitaria y régimen de salud pública universal o sistema de financiamiento privado de atención particular.

A pesar de la advertencia de la OMS, hoy por hoy, la falta de coordinación de estrategias globales entre los líderes mundiales, la diversidad de medidas adoptadas por diferentes niveles de gobierno en distintos países, regiones y localidades, la paralización de los procesos de producción de bienes, las precarias condiciones sanitarias, los ineficientes sistemas de atención primaria o la débil capacidad resolutiva de los sistemas de salud pueden terminar incidiendo en que los remedios resulten peor que la enfermedad.

¡Amanecerá y veremos!

La religión en tiempos de pandemia (18)

Feligreses de las grandes religiones monoteístas elevan sus oraciones, en todo el mundo, para que la humanidad supere la emergencia global producto del avance vertiginoso del nuevo coronavirus. Independientemente la creencia espiritual de cada quien todos anhelamos que se implementen políticas públicas acertadas y estrategias sanitarias efectivas para contener la pandemia mientras se encuentra la cura al mal que nos agobia.

Para los católicos la cuarentena tiene lugar en medio de la cuaresma. El Papa Francisco, ante la desolada Plaza de la Basílica de San Pedro, impartió la bendición “Urbi et Orbi” y ofreció un conmovedor mensaje en el que imploró: “Señor no nos dejes a merced de la tormenta”. En Jerusalén, la ciudad sagrada de Israel, El Muro de Los Lamentos ha sido desinfectado en la víspera de la pascua judía. En la antesala de la celebración del Ramadán las ciudades santas musulmanas de la Meca y Medina, en Arabia Saudita están sometidas a toque de queda y la visita a los santuarios islamitas ha sido restringida

El culto en pagodas budistas y templos hindúes ha sido limitado igual que en iglesias, sinagogas y mezquitas. No falta quien asegure que lo que ocurre en estos tiempos es un castigo de Dios por los pecados cometidos. Algunos, por fortuna los menos, creen que estamos asistiendo al fin del mundo. No es primera vez la gente se refugia en su fe y sus creencias para enfrentar catástrofes, pestes y epidemias a lo largo de la historia.

Clérigos, rabinos, predicadores, ministros, monjes, pastores y practicantes de diversas sectas y manifestaciones espirituales menos extendidas, y hasta brujos con inusuales rituales, han debido adaptar y transformar prácticas y tradiciones a prédicas a través de videoconferencias, cadenas de oración virtual, sermones teledirigidos y chats espirituales en internet, en el marco de la contingencia sanitaria.

La historia venezolana da cuenta, en tiempos de la dictadura gomecista y en ocasión de otra pandemia, de la valiente posición del venerable doctor José Gregorio Hernández, el entrañable médico de los pobres, quien durante la llamada ”La Peste Española” alertó que más peligrosa que la gripe misma, era la situación de miseria y las precarias condiciones de alimentación, higiene y salubridad de la población más vulnerable.

“La fe mueve montañas” reza el dicho popular inspirado en un versículo bíblico para ilustrar que nada resulta imposible cuando ponemos nuestra confianza en Dios. Hoy fieles y creyentes de diversas confesiones y rituales centran sus oraciones en el triunfo de la humanidad sobre la pandemia. Incluso los más escépticos, y hasta los ateos, cifran su esperanza en que la ciencia y el ingenio humano encuentren la anhelada cura ante la terrible emergencia. Quizás una dosis adecuada entre ambas expectativas contribuya a la solución del problema.

¡Amanecerá y Veremos!

La tecnología en la pandemia (17)

El empleo de tecnologías de punta en la batalla contra el coronavirus ha puesto en práctica el uso de recursos y distintas herramientas del ingenio humano en un esfuerzo colectivo para enfrentar la pandemia. Es así como el desarrollo de aplicaciones con geolocalización, la videovigilancia con reconocimiento facial, la utilización de la robótica en labores específicas o en empleo de la llamada big data y la inteligencia artificial son la muestra de esa lucha diaria en distintas latitudes del mundo.

Al inicio de la pandemia, en la ciudad de Wuhan, y luego en otras metrópolis asiáticas, utilizaron drones para rociar desinfectantes, y en los mega hospitales que China construyó vertiginosamente emplearon robots para apoyar al personal de salud en las tareas de atención de pacientes contagiados por el nuevo coronavirus cuyos signos vitales eran controlados en tiempo real con termómetros 5G y brazaletes digitales. Corea del Sur recurrió a una app para monitorear a los pacientes aislados y alertar a las personas sanas sobre las áreas o zonas de riesgo.

La tecnología de las cadenas de blokchaim permitió la decodificación del genoma del virus y científicos y laboratorios farmacéuticos trabajan, contra reloj, para dar con la anhelada vacuna. Desde Estados Unidos las gigantes de las redes sociales implementaron mecanismos para contener información falsa o errónea. Así por ejemplo fue suprimida la temeraria recomendación de Nicolás Maduro Moros sobre un remedio casero contra el coronavirus en virtud que no forma parte de los protocolos de atención que instruye la OMS ante la pandemia.

En Brescia en el norte de Italia las impresoras 3-D son utilizadas para fabricar las válvulas de plástico de las boquillas de los respiradores artificiales requeridas en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales. Una iniciativa similar se desarrolla en un esfuerzo colaborativo de voluntarios en Sevilla, al sur de España, quienes fabrican, con las modernas impresoras, pantallas de acetato para las máscaras faciales que requiere el personal de salud en los centros asistenciales.

En Venezuela el gobierno anunció la habilitación de una encuesta a través de la plataforma digital “Patria” que ha sido respondida, según la información oficial, por más de quince millones de ciudadanos y ha permitido identificar a cerca de mil personas que han sido visitadas y evaluadas en la contingencia sanitaria. Todavía es pronto para considerar cual herramienta es la más efectiva o si la combinación de recursos mejorará las perspectivas de triunfo ante la pandemia.

¡Amanecerá y veremos!

@ADIGIAMPAOLO

#CronicasDeCuarentena

 7 min


“La guerra es la paz;

La libertad es la esclavitud;

La ignorancia es la fuerza”.

Orwell, George, 1984, editorial Alfa y Omega, República Dominicana, 1984, Pág. 10

La neolengua orwelliana es la forma de expresión de Maduro y demás fascistas, su lengua oficial. Ante las acusaciones del Departamento de Justicia de los Estados Unidos contra él y otros personeros del régimen por narcotráfico y por albergar organizaciones terroristas, manifestó en cadena nacional[1]:

«Es una acción extravagantemente extremista, vulgar, miserable, para un grupo de venezolanos de bien»

«Como unos cowboys (vaqueros) racistas les ponen precio a las cabezas de unos revolucionarios dispuestos a combatirlos en todos los terrenos. ¡Eres un miserable, Donald Trump!»

«Aquí estamos nosotros, los hijos de Chávez, con la moral intacta. No han podido y no podrán con nosotros ni con nuestro pueblo»,

«Les digo al imperio y a la oligarquía colombiana, si un día se atrevieran a tocarnos un pelo, prepárense para la furia bolivariana de un pueblo que arrasaría con todos ustedes».

(las cursivas son mías -HGL)

Caerse a embustes así es la esencia de esta impostura chavista. La mendacidad, cinismo e inmoralidad de Maduro al hablar no conoce límites, como ilustra la perorata arriba, y son harto conocidas y repudiadas por todo venezolano pensante. En fin, una bravuconada esperada, sobre todo cuando –como Noriega blandiendo al aire un machete en Panamá—quiere insuflarse coraje cuando siente el agua al cuello. Pero deseo apuntar algo más allá de esta obviedad.

El fascismo tiene 20 años construyendo una falsa realidad con base a mentiras, elucubraciones y clichés, como las que exclama Maduro. Pero ya no es solo cinismo o desprecio por la inteligencia de los venezolanos. Se ha convertido en un delirio fantasioso en el cual se ve obligado a refugiarse para excusar sus barbaridades. Es una necesidad de sobrevivencia. El fascista abraza las construcciones ideológicas que ha fabricado, no porque sean verosímiles, sino porque lo resguardan mentalmente de las terribles implicaciones de sus acciones. Es un sicópata. Lo bueno o malo de su accionar no se asocia a una ética de convivencia y de respeto entre seres humanos, sino a su funcionalidad para con sus ambiciones de poder. De ahí la “banalidad del mal” (Hannah Arendt): la inconmensurable y desenfrenada capacidad de hacerle daño a los congéneres, que desafía todo entendimiento racional.

¿Es de confiar Jorge Rodríguez cuando informa que se ha logrado aplanar la curva de los casos del COVID-19 en Venezuela, en momentos en que apenas comienza el contagio?

Esta total enajenación del mundo real está en la base de la prolongada crueldad exhibida por Maduro y los suyos contra los venezolanos, como de su resiliencia por aferrarse al poder al costo que sea. Expresa una profunda distorsión perceptiva, una sociopatía sumamente tóxica: aquellos que se oponen a sus designios (depredadores) “revolucionarios”, simplemente carecen de derechos. Toda amenaza a sus privilegios es mala y merece la condena más severa en nombre del “Pueblo”. ¡No hay sufrimiento capaz de justificar su salida de Miraflores! Recordemos su admonición, refiriéndose a las fuerzas democráticas:

ni con votos ni con balas entrarán más nunca a Miraflores. Ni por las buenas ni por las malas. (…) Deben dejarse gobernar por la revolución bolivariana”[2].

Pero la capacidad de tener a los venezolanos a su merced conforme al mundo ficticio construido –para hacer cuanto le dé la gana con sus vidas, valiéndose del estado de terror creado-- se sustenta en el apoyo militar y de la contrainteligencia cubana. De manera que, en esta insania en contra de la vida a los venezolanos, algunos perturbados son más culpables que otros. Quienes le dieron la metralleta al mono y han impedido todo intento por ahuyentarlo o desarmarlo, son –a mi juicio—todavía más despreciables que Maduro y los hermanitos Rodríguez. Éstos son cautivos insalvables del mundo ficticio que se construyeron, sicópatas incurables que no pueden distinguir entre el bien y el mal.

Pero la casta militar corrupta que los sostiene tiene capacidad de discernimiento, de distinguir entre posibilidades de acción. Pero opta adrede por traicionar a la patria y a los venezolanos a cambio de las colosales oportunidades de lucro que les puso Maduro enfrente. En atención a ello, se arrastran patéticamente en su defensa ante las acusaciones del Depto. de Justicia de EE.UU., sin asomo de dignidad ni de amor propio alguno. Hacer uso de la neolengua fascista es la llave para mantener abiertas las puertas del saqueo. Las mentiras flagrantes de su comunicado del 27 de marzo[3] dan pena ajena al abjurar de manera tan indecente de los valores que, presumiblemente, debería haberlos formado. Los dos extractos de este comunicado que se presentan a continuación ilustran este bochorno:

Estos señalamientos, carentes en su totalidad de cualquier tipo de pruebas, pretenden mancillar la moral de un puñado de patriotas que han dedicado su vida al servicio de la Nación, y muy al contrario de lo indicado, combaten con vehemencia y ética revolucionaria, el flagelo del narcotráfico ….”

El Presidente Nicolás Maduro Moros, es un connotado líder social forjado en las luchas sindicales por las reivindicaciones de la clase obrera, quien promueve un proyecto humanista y de justicia social para nuestra amada Patria; además se ha desempeñado como un excepcional Comandante en Jefe. Por su parte, el General en Jefe Vladimir Padrino López, es un Oficial General de aquilatada trayectoria académica y profesional, que goza de un elevado ascendiente moral dentro y fuera de la institución….” (cursivas mías)

¡Por Dios! ¿Qué vergüenza! ¡Presentarse con sus uniformes planchaditos, adornados de charreteras como si fuesen fruto de logros honorables, para presentar a Maduro como un santo patriota, al servicio del pueblo! Sólo aquellos que han optado sin remilgos por destruir al país y someter a la propia Fuerza Armada a esbirros cubanos y a los colectivos gansteriles que expolian al país, son capaces de tal nivel de depravación y burla a sus compatriotas.

En estos momentos tan difíciles, los venezolanos –incluyendo aquellos militares que todavía sienten sinceramente amor por su país—deben elegir entre seguir aceptando ser gobernados por unos delincuentes notorios dispuestos a acabar con la vida de los venezolanos, o tomar las medidas que estén a su alcance para, mancomunadamente y en unión de nuestros amigos internacionales, abrirle posibilidades certeras de libertad, justicia y creciente bienestar.

Como dijo el clérigo Sur Africano, Desmond Tutu, en su lucha contra el apartheid, “Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”.

Economista, profesor (j) Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

[1] Tomado de la página web del diario El Nacional, el 27 03 2020

[2] https://www.razon.com.mx/mundo/ni-con-votos-ni-con-balas-entran-de-nuevo...

[3]https://lacalle.com.ve/2020/03/27/fanb-ratifica-lealtad-absoluta-e-inque...

 5 min


Luis Ugalde

Venezuela solo tiene remedio si hacemos lo que hay que hacer; todos, primero Maduro. Él expresó, como crítica al presidente colombiano, que para vencer al coronavirus hay que dejar de lado “diferencias ideológicas y pequeñeces miserables”. Luego solicitó del Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo de 5.000 millones de dólares, sabiendo que no se lo podían dar. Ambos gestos solo servían para echar la culpa a otros. Desideologizar y abrirnos internacional y nacionalmente son dos consejos que el régimen debe aplicarse a sí mismo.

Venezuela obedeció sin problemas la medida de quedarnos en casa, en cuarentena social evitando encuentros y contactos. Quince días encerrados en casa sin producción, sin escuela, sin ingresos y sin comida dejarán en evidencia que nuestra realidad es mucho más grave y mortal que el coronavirus con 153 contagiados y 7 muertos (al 3 de abril).

Sincerar y producir

Tenemos 153 contagiados del virus, pero más de 400 presos políticos perseguidos, más de 4000 empresas muertas o en agonía, más de 4.000.000 de huidos y desterrados y muchos miles de muertos, cuyo número crece por un régimen empeñado en no cambiar.

Necesitamos reconocer la terrible realidad de una economía que en 5 años ha perdido el 65 % de su producción (PIB), una educación con maestros y niños en huida y escuelas vacías, una salud con hospitales desmantelados, y servicios vitales de agua, luz, gas, transporte… en ruina. Incluso una industria petrolera saqueada y en quiebra total… La lista es mucho más larga y la moribunda Venezuela no solo necesita un préstamo de $5.000 millones sino más de 50.000 para empezar a sincerar la política y activar la producción en todas las áreas.

Maduro tiene razón: necesitamos del FMI y hay que dejar de lado “diferencias ideológicas y pequeñeces miserables”. Pero nada se puede hacer con un Estado quebrado, endeudado y secuestrado por un régimen tiránico que produce miles de muertos y lleva a la agonía a millones.

Para que todo el país renazca es indispensable sincerar, salir del secuestro del régimen y llamar al país entero a la producción de soluciones y al renacer nacional.

Los apoyos externos son indispensables, pero no llegarán con la producción nacional política, económica y social muertas. Abrir las puertas para que los presos políticos los líderes y partidos perseguidos e inhabilitados salgan al libre ruedo político-democrático; renovados también ellos, pues Venezuela es otra y hay que escuchar el clamor sufriente de los venezolanos en todas sus formas. Renovados empresarios y trabajadores para producir un nuevo encuentro entre capital y trabajo, pues el uno sin el otro nada valen y se necesitan repotenciados y aliados para salir de la pobreza. Para que 14 millones de trabajadores vuelvan a tener vida y esperanza y miles de empresas puedan competir es necesario reactivar la inversión de capitales que deben ser atraídos y protegidos; para lo cual hay que borrar de la lengua y del corazón el “exprópiese” irresponsable.

Pacto social vs. tiranía

Cuando el poder se impone, no hay pacto social, sino imposición tiránica armada. Todo esto pasa por la creación de una política democrática, dialogada y negociada entre diferentes. La soberanía del pueblo, las elecciones limpias y creíbles de un Parlamento (Asamblea Nacional) donde se discutan libremente y se negocien las soluciones políticas. Es indispensable, a su vez, la elección presidencial constitucional, secuestrada en 2018 y desmontar los serviles TSJ y ANC que creó el Ejecutivo de facto para anular la Asamblea Nacional democrática y todas sus decisiones.

No hay que inventar mucho sino sincerar y darle vigencia efectiva a la Constitución de 1999 y, conforme a ella, acordar en la AN legítima el nuevo CNE creíble y crear las condiciones para realizar este mismo año, con observación internacional cualificada, las elecciones parlamentarias libres que tocan y las presidenciales que están retrasadas desde 2018, pues no se realizaron como exige la Constitución. Elecciones que las necesitamos con participación masiva y resultado creíble y respetado.

Toda esa enfermedad nacional es mucho más grave y mortal que el coronavirus, que debe ser el detonante para asumir el cambio integral.

No hay democracia sin contrato social, ni Constitución que consagre los objetivos del pacto y los derechos y deberes de todos, no importa su ideología política. Lógicamente en ese pacto debe entrar también el chavismo.

Perder o ganar la vida

De la noche a la mañana el microscópico e invisible virus ha dejado en evidencia la desnudez del mundo y la indigencia de Venezuela arruinada, desmantelada y con virus: las armas son poderosas para imponer, pero no sirven para dar vida al mundo, ni para convocar un gran encuentro nacional para que el país renazca.

Es casi increíble que un virus mínimo haya puesto en crisis todo el poderío económico-financiero mundial y haya obligado a los Estados a cerrar sus empresas, escuelas, iglesias y campos de deporte. Un virus que avanza sin respetar fronteras, ni carteras, dejando en evidencia que la convivencia nacional e internacional sin ética -es decir sin tomar en serio la dignidad del otro y sin solidaridad con él – es irrespirable y letal. Está a la vista que solo cuando escribimos TÚ con la misma mayúscula que YO está presente DIOS-AMOR, ese Dios que nunca nadie lo ha visto pero lo sentimos presente cuando vivimos el verdadero amor humano (ver 1 Juan 4, 12).

La más grave enfermedad no es el coronavirus, sino el poder tiranizado que en Venezuela ya ha matado a miles y tiene en agonía a millones. La emergencia del virus nos llama a todos a la conversión, a cambiar de conducta y a exigir del régimen y de toda la política –también de la opositora- a sincerarse con la realidad y renovar el Pacto Social Democrático.

3 de abril 2020

runrunes.es

https://runrun.es/opinion/403239/pacto-social-para-renacer-por-luis-ugalde/

 4 min


Estas últimas semanas han sido marcadas por la incertidumbre. El mundo está paralizado y alarmado. El estado de excepción es el formato dentro del que tiene lugar la vida de los terrícolas. La pandemia desatada nos está colocando por delante la necesidad de pensar el mundo en el que vivimos y atender las señales que muestran la necesidad transformarlo.

No es fácil lavarse las manos

Desde la ciencia se nos avisa acerca del efecto de la pérdida de biodiversidad en la propagación de pandemias, lo que implica que la propagación de nuevas enfermedades como Ébola, SIDA y SARS se ve directamente afectada por la destrucción de los ecosistemas naturales. Es un “multiplicador de amenazas, sostienen los investigadores.

Contra lo que todo lo que suele decirse, este virus no reparte democráticamente su contagio. Los sectores más pobres, que son los mayoritarios, corren con las peores consecuencias. Como bien lo señala el investigador argentino Mariano Aguirre en un reciente ensayo “… primero fue la sugerencia y luego la orden: lavarse las manos y distanciarse. En esas dos acciones aparentemente sencillas quedó retratado el mundo actual, en el que millones de personas carecen de agua para lo primero y no tienen espacio para lo segundo. Después se nos conminó a encerrarnos, algo que tampoco todos pueden hacer…”.

En suma, el Covid-19 pone en la vidriera la profunda desigualdad que existe en la sociedad global y dentro de los Estados, bien fotografiada por las estadísticas: alrededor del 80 por ciento de la riqueza está concentrada en menos del 10 por ciento de la población

El capitalismo en el banquillo

Medio en serio, medio en broma (me parece que más bien lo primero que lo segundo), el prestigioso académico norteamericano Kenneth Boulding afirmó hace casi tres décadas, que “quien crea que el crecimiento exponencial puede durar eternamente en un mundo finito, o es un loco o es un economista”.

Desde diversas perspectivas, unas más radicales (Thomas Piketti por citar solo un ejemplo), otras no tanto (Joseph Stigliz, Paul Collier y hasta el mismísimo Klaus Schwab, Presidente del Foro de Davos, entre muchos), asoman la necesidad de sustituir o revisar el capitalismo, que es el marco donde transcurre nuestro modo de vida en todos sus ámbitos, casi a merced de la mano invisible (y no pocas veces torpe) del mercado, bloqueando incluso la posibilidad de pensar en otra alterativa, aunque corre la voz de que la “opción” pudiera ser el modelo chino, vale decir, el capitalismo sustentado en los meta datos y administrado por el Partido Comunista (siempre me pregunto qué pensaría Marx de este invento).

Así las cosas, contra lo que uno pudiera haber imaginado, fue Macrón, el presidente de Francia, que, como se sabe, viene del mundo de las finanzas y es de ADN neoliberal quien, entre los políticos, se acercó más al diagnóstico de lo que está ocurriendo: “Mañana tendremos tiempo de sacar lecciones del momento que atravesamos, cuestionar el modelo de desarrollo que nuestro mundo escogió hace décadas y que muestra sus fallos a la luz del día, cuestionar las debilidades de nuestras democracias…”

El (des) gobierno de la globalización

La humanidad se enfrenta en los últimos años a crisis que, es ya un lugar común indicarlo, son consecuencia de acciones concatenadas y de la debilidad institucional en el plano global, pero con expresiones locales. Hoy lo global es local y lo local es global y, sin una colaboración radical de todos, será imposible predecir y construir un futuro sostenible y más amigable.

Pero como lo ha expresado Federica Mogherini, ex cancillera de la Unión Europea, a los terrícolas todavía nos cuesta entender la urgencia de contar con “… una visión internacional cooperativa, el multilateralismo, las soluciones mutuamente ventajosas y la búsqueda de consensos, y políticas comunitarias en vez de una visión puramente individualista de la sociedad…”. En fin, gobernar los riesgos globales es tarea que no encaramos adecuadamente. Y para ejemplo basta y sobra con observar la manera como hemos tratado el tema del cambio climático. Firmamos acuerdos pero no los cumplimos sino a medias, a pesar de que la evidencia científica -aún hay quienes que la refutan, ¿verdad Donald Trump, verdad Jair Bolsonaro ?, nos habla de los graves riesgos que corremos como especie, si no modificamos profundamente nuestra relación con la naturaleza.

Democracia y el Big Data

Actualmente la tecnología hace posible monitorear a todos todo el tiempo. En los últimos años, tanto los gobiernos como las grandes corporaciones han estado utilizando instrumentos cada vez más sofisticados para rastrear, monitorear y manipular a las personas. Entre algoritmos y biometría transcurre el debate en torno a la vigilancia social. Como era lógico esperar, en su esfuerzo por controlar al coronavirus, varios gobiernos ya han implementado esas nuevas herramientas de control.

A propósito de ello, el historiador Yuval Noah Harari, ha alertados, junto con otros especialistas, que si no tenemos cuidado, la epidemia podría marcar “… un hito importante en la historia de la vigilancia porque podría normalizar el uso de nuevas plataformas digitales, capaces de cambiar nuestro comportamiento y en algunos casos, de predecir nuestras decisiones, y empujarlas hacia diferentes resultados… ”

En el marco de lo anterior cabe señalar que estas herramientas son, sin duda, de enorme utilidad, pero según lo sugiere el filósofo Daniel Innenarity, “… tienen una gran inexactitud social y puede estar ocurriendo que nuestras sociedades estén midiendo muy bien algo que no saben que es. La matematización de la realidad social es un instrumento indispensable pero tanto más útil cuanto más consciente se sea de sus limitaciones…”

Existe, pues, un problema serio para la democracia. Hay que impedir que el estado de emergencia se convierta en estado de excepción, que el control digital de la sociedad sea la nueva normalidad, una vez pasada la pandemia. Y, de paso, vale la pena reiterar lo señalado anteriormente respecto al modelo chino.

Resetear el planeta

Como escribió alguien (en las redes sociales también hay espacio para la sabiduría y la sensatez), tenemos que darnos cuenta de que es de nuestra vida pasada de donde tenemos que salir y no del estado de alarma impuesto por la pandemia.

Asumir, entonces, la idea de un destino común y humanizar nuestra convivencia según los valores de la libertad, la solidaridad y la igualdad, interpretados desde las esperanzas y los escollos del siglo XXI.

Resetear el planeta, pues.

¿Lo haremos? Confieso que no sé.

El Nacional, 4 de abril de 2020

 4 min


Alejandro Werner

Desde una sala de su casa en Washington, el jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) para América Latina, Alejandro Werner (Buenos Aires, 1967) responde las preguntas de EL PAÍS por videoconferencia, en un momento crítico para la economía mundial y, muy especialmente, para el bloque latinoamericano. En una nebulosa económica que impide hacer pronósticos a más de unos pocos meses vista —¿cuándo pasará la pandemia y podrá volver la actividad económica?; ¿habrá una vacuna pronto?— Werner sí tiene algo claro: la región se enfrentará este año a la peor recesión en medio siglo y se expone a una nueva década perdida incluso si la recuperación es rápida.

Pregunta. El coronavirus ha activado el botón del pánico en la economía mundial, pero los emergentes se están llevando la peor parte hasta ahora. ¿Está Latinoamérica en la situación más crítica en décadas?

Respuesta. Es difícil hacer una comparación, pero en términos de desempeño económico va a ser el peor año para la región en más de medio siglo: vamos a ver recesiones profundas en todos los países. Nunca habíamos visto una sincronización tan preocupante… Todos van a estar afectados por la pandemia. Además, al ser un choque global, todos los spillovers [el efecto derrame] del exterior les van a afectar simultáneamente: recesión en todos los socios comerciales; caída en los términos de intercambio; crisis en el mercado del petróleo, con una bajada en el precio mayor de lo que se justifica por la menor actividad; caída en el turismo; caída de las remesas; salida en los flujos de capitales mayor que en la crisis financiera global. Va a ser la recesión más profunda en más de medio siglo.

P. Pero llegará la recuperación...

R. Aunque sea rápida en 2021 y siga en los años sucesivos, probablemente la década de 2015 a 2025 va a volver a ser otra década perdida en términos de producto per cápita. Ahora bien, si la epidemia se controla, muchos países de la región tienen una situación macroeconómica lo suficientemente sólida como para fundamentar una recuperación relativamente buena después. Eso lo hace muy diferente de la crisis de deuda externa y la crisis financiera de los ochenta, donde salimos con problemas inflacionarios y de deuda. Y hubo que reestructurar el sector financiero, la deuda pública, restablecer un sistema monetario que funcionase...

P. Pero, a diferencia de en la última crisis, la de 2008, Latinoamérica no tiene el salvavidas de las materias primas.

R. Aquella no fue una crisis de mercados emergentes: nomás recibimos el contagio del exterior. Y la región, en promedio, venía de años muy buenos y tenía margen de acción. Después, los precios de las materias primas se recuperaron rápidamente por la demanda china. En esta ocasión es difícil esperar un impulso muy importante por el lado de las materias primas. Va a haber un impulso de la economía mundial, porque se están implementando paquetes de ayuda por el lado de la demanda agregada muy importantes y de manera mucho más rápida que en 2009-2010, pero el impacto en la región va a ser muy importante.

P. Es un choque con mil y una ramificaciones: le pega a los países productores de materias primas; a los turísticos; a México, manufacturero y muy conectado a EE UU por exportaciones y remesas... ¿Hay precedentes de algo similar?

R. Difícilmente uno pueda imaginar un choque con esta cantidad de elementos negativos para la región: es de demanda y de oferta, agravado por la caída en el precio del petróleo.

P. Hace justo dos semanas urgía a “tomar medidas decisivas”: “Es el momento”, escribía. ¿Está satisfecho con lo visto hasta ahora?

R. Los países se han ido moviendo en la dirección correcta. En salud pública se han enfocado decididamente a limitar el contagio del coronavirus. Y se están implementando medidas de política fiscal para tratar de limitar la crisis económica: hemos visto programas ya en Chile, en Perú… Los países van avanzando y vamos a ver muchas más medidas con el paso del tiempo. Obviamente, en América Latina es mucho más difícil por la falta de capacidad fiscal para hacer programas tan agresivos y expansivos como en las economías avanzadas, que, con tasas reales negativas, tienen un costo mucho más bajo.

P. La ambición de estos paquetes, en cambio, está siendo menor que en otras economías, tanto avanzadas como emergentes. ¿No cree que hay que pedir más?

R. La historia de América Latina también hace que los responsables de la política económica actúen de manera prudente. Coincido en que la región tiene espacio para hacer más, pero siempre como parte de un paquete integral que ancle las expectativas de sostenibilidad de mediano plazo. También los bancos de desarrollo pueden tener una influencia importante.

P. ¿Hay más margen del lado de la inflación? Parece controlada.

R. Al no haber presiones inflacionarias, la política monetaria se puede concentrar más en apoyar la recuperación. Hay espacio para que los bancos centrales se muevan más.

P. Y, sin embargo, el golpe para las monedas de la región está siendo enorme: muchas de ellas están en o cerca de mínimos históricos…

R. Pero se están dando en simultáneo con reducciones de las tasas de interés: estos movimientos reflejan más bien factores reales, como la caída en los términos de intercambio o la desaceleración de la economía y los flujos negativos de capitales. México, por ejemplo, cuenta con reservas en divisas internacionales, una línea de crédito flexible con el Fondo y con la Fed. Brasil, Colombia o Perú también tienen reservas… Y, tradicionalmente, los inversionistas aprovechan las valuaciones más castigadas para llevar dinero de regreso a sus países. Vemos fortalezas, con movimientos cambiarios más parecidos al dólar canadiense, por ejemplo, que los tradicionales movimientos exagerados que detonaban pánicos. Eso abre la posibilidad de ser más agresivos.

P. Pero muchos países de la región llegan a esta crisis tras un periodo de fuerte convulsión social.

R. Las condiciones iniciales, sociales y políticas son complejas. La solidaridad nos debería llevar a que aquellos espacios de la sociedad donde hay mayor capacidad para resistir cooperen. Este choque debe llevar a buscar espacios de consenso y no de diferencias. Ojalá ese espíritu rija: hoy lo que hay que hacer es atender la emergencia, y en la medida en la que salgamos, las economías de América Latina van a estar en una mejor posición para corregir la mala distribución de ingreso y oportunidades.

P. Hablamos de política fiscal y monetaria, bancos de desarrollo… Pero, ¿dónde está el FMI en todo esto? Se echa en falta una actitud más proactiva.

R. En todos los países emergentes y en desarrollo debe haber un rol muy importante para que el Fondo y otras instituciones de desarrollo ayuden. Nosotros tenemos un balance de un billón de dólares y estamos empezando a movilizarlo a través de nuestros instrumentos de más rápido desembolso, que básicamente se usan para desastres naturales. 80 países nos han pedido esas líneas y estamos tramitándolas para que salgan rápidamente. Estamos perfectamente financiados para poder utilizar nuestra capacidad de préstamo, y es más importante utilizarla rápido dadas las necesidades que estar pensando en necesidades posteriores.

P. ¿Están preparados para nuevos programas si fueran necesarios?

R. Tenemos abiertos Argentina, Ecuador, Honduras, Barbados y dos líneas de crédito flexible. Y de las 80 peticiones de financiamiento rápido, 14 de ellas son de Latinoamérica y el Caribe. Si hay solicitudes de nuevos programas, trabajaremos en ellas.

P. ¿En qué punto está la negociación con Argentina? ¿Qué posibilidades ve de que los tenedores privados de deuda aprueben la quita propuesta?

R. No hacemos pronósticos. El proceso está avanzando. Obviamente, por la pandemia ha sufrido cambios en el calendario, pero las autoridades argentinas están enfocadas totalmente en llevarlo a buen término y estamos en la expectativa de que así sea, aunque el entorno económico sea más difícil.

P. Tras ser rescatado en 2019, Ecuador está hoy al borde del default y con un petróleo bajo mínimos que complica aún más todo.

R. Estamos trabajando con el Gobierno a marchas forzadas. Los precios del petróleo han sido un choque muy negativo: es el segundo o tercer país más expuesto de la región. Y es, además, uno de los que más está sufriendo la pandemia en términos per cápita. La situación más difícil tiene que ser reflejada en el programa.

03 de abril 2020

El País

http://elpais.com/economia/2020-04-03/america-latina-se-enfrenta-a-la-recesion-mas-profunda-en-mas-de-medio-siglo.html

 6 min