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Opinión

El régimen del bestiario militarista en plena cuarentena autorizó el pasaje de una escuadrilla de aviones de combate para saludar al cuerpo social venezolano. Extrema y errática acción irresponsable políticamente, que muestra una vez más la miseria política y la ineptitud de un gobierno con una franca intención por desviar la atención sobre su incompetencia en la resolución de la emergencia sanitaria que sufre la República. República que padece de una situación de Miseria Exponencial, como consecuencia del direccionamiento de un Estado Cuartel, contrario a la democracia que ordena la Constitución. Estado Cuartel que ejerce dominio sobre la sociedad venezolana, creando graves impactos en la supuesta solución de la pandemia, en la cual el régimen ha sido incapaz de mostrar una “respuesta sanitaria” pero sí una morisqueta militarista.

El régimen y su morisqueta militarista quedan al desnudo ante el mundo y se aprecia de bulto la mentira oficial, donde se verifica la falta de medicamentos en los centros de salud pública, la carencia de hospitales suficientemente dotados, el intenso uso de hombres armados y –sobretodo- una postura acientífica y pueblerina con la que muestran su ignorancia. Largas e insensatas peroratas para embaucar al auditórium, distantes de las necesarias decisiones científicas postmodernas, que nada tienen que ver con el malhojillo y la brujería para controlar la pandemia. El régimen no tiene respuesta científica, está alejado de la medicina y de la clínica, por ello aparece y crece la angustia, casi pánico, en la ciudadanía que comprueba la ineptitud de quienes gobiernan, la falta de material e instrumental médico, pero si aprecian un modo militarista, imprudente, y los desafueros de las bocas de fuego validadas por hombres armados, arbitrarios, autoritarios y policiales.

El régimen frente a esta patética y repetitiva realidad comunicacional deja ver su miseria potencial y además se descubre un vector de rechazo en la ciudadanía, como consecuencia de la ignorancia gubernamental y de la ausencia de apoyo sanitario que supuestamente ofrece la maroma militarista. Maroma militarista, que junto a policías y muchos otros hombres armados representan al Estado Cuartel. Ese Estado Cuartel representando al régimen está acorralado, ya que no saben de política, pero sí de violencia y de guerra psicológica que no terminan de resolver los problemas de la sociedad. Una sociedad cercana al resquebrajamiento y la revuelta demuestran la Tensión, que afecta y crece en la ciudadanía pero también en el Ambiente Político Real que ya aclama por un cambio político.

El régimen autocrático no puede con la pandemia, su incapacidad e intereses oscuros, bloquean sus acciones sin sentido y entonces aprovechándose del Estado Cuartel como motor funcional inicia una guerra psicológica frente a la ciudadanía y continúa con la Comedia Armada. Por eso autorizó que aviones de guerra sorprendieran al cuerpo social, para que dieran lugar a hipótesis y sobre todo a mucha propaganda. Crecen en el régimen comediantes, atrevidos, actores farsantes declarando de todo menos de la pandemia. La masa de comediante y declarantes impone un régimen comunicacional lleno de promesas y envíos pero no hay concreción, así sigue creciendo el hambre, la falta de medicinas, todo se dolariza, y se aumenta el control armado en las ciudades frente a una indignación personal y brutal que conduce al pánico ciudadano, lo cual habla de la miseria del régimen y del dolor de la ciudadanía.

La miseria política del socialismo crea una miseria exponencial en la ciudadanía acelerando el Ambiente Político Real en el vector social que reclama un cambio político y lo que consigue es a comediantes. La morisqueta militarista crea un “trance político peligroso” para el régimen autocrático militarista, por cuanto ya no es más posible el engaño. El 87% de los venezolanos sufren la miseria exponencial, y esa masa pareciera estar en un trance de oportunidad para iniciar el desplazamiento de 20 años de dictadura sustentado por un cuerpo armado, que dio la espalda a la ética profesional y a la historia en pleno siglo XXI con la morisqueta violenta militarista, máxima mentira de la guerra psicológica del régimen que pareciera facilitar la posibilidad de un cambio político necesario.

La miseria política, el engaño y la perversión de sus actores durante esta pandemia han creado en la ciudadano un incremental rechazo que ni siquiera el pánico que sufren un importante sector de ciudadanos lo ha distanciado de la política real y seria, y de la necesidad terminal de contener el teatro que a diario nos muestra el régimen. Régimen extremo en lo comunicacional, en lo policial, en el elemento armado y en la mentira edulcorada que difunden a diario cansando y fatigando a un ciudadano hambreado mientras ellos disfrutan de un Estado Cuartel. Por ello los venezolanos han dicho basta de engaños, de guerra comunicacional, de realities políticos sumisos que con un grotesco protagonismo perverso y despreciando el venezolano de a pie, quieren seguir engañando a la mayoría de los ciudadanos.

La miseria política del régimen, su pretensión manipuladora general y perversa, su guerra psicológica de 24 horas desarrollada por múltiples medios y formas, más el empleo burdo y brutal de los cuerpos armados explican la mezquindad pero también el miedo de este régimen autocrático para creer que con su protagonismo arbitrario sumaran el apoyo de los venezolanos. Pues hicieron un mal cálculo, el gen democrático de los venezolanos y su responsabilidad con la Decencia Cívica y el Estado de Derecho, más la Constitución Nacional son las vías políticas de los demócratas. Demócratas que se niegan a confundir la incapacidad brutal y la corrupción de un régimen farsante que hoy ante su fracaso de la morisqueta violenta militarista no hayan como explicar su incontrolable y depauperado modo socialista para ocultar su miseria e incapacidad frente a una sociedad democrática dispuesta a reinstalar la ley moral y escrita de los venezolanos demócratas del S. XXI.

Es autentico,

Director de la CSB-CEPPRO

Caracas, 24 de marzo de 2020

 4 min


Antonio Di Giampaolo

Las noticias falsas en la pandemia (5)

Por estos días han circulado, a través de las redes sociales imágenes y notas falsas relacionados con la pandemia del coronavirus Covid-19. Las llamadas “fake news” bajo la apariencia de supuestas informaciones creadas con la finalidad de generar empatía, o rechazo, a través de los contenidos expuestos, terminan provocando una visión distorsionada de los hechos y de la realidad. Esos mensajes apuntan a las emociones más que a la racionalidad.

Las llamadas noticias falsas, para intentar decirlo en términos médicos, se apoyan en un cuadro clínico de “incontinencia digital” que muchos usuarios de las redes sociales padecen, usando las técnicas de la teoría del rumor, lo cual facilita la propagación vertiginosa de la “fake news”, casi con la misma velocidad que lo hace el virus mismo.

Es así como a muchos, por ejemplo, han reenviado la imagen con supuestas centurias de Nostradamus en las que aparentemente predice la pandemia. Muchos tal vez, dieron crédito a la falsa nota informativa de la supuesta cuarenta de un club de damas de compañía en España con los avergonzados clientes dentro. Otros quizás replicaron la inexistente declaración del político venezolano Claudio Fermín señalando que: “como el virus es de origen chino seguramente durará muy poco”.

Pero no hay duda que resultan preocupantes los contenidos basados en vídeos, audios y cadenas de supuestos médicos en inexistentes hospitales, referidas a ciertas medidas que erróneamente sugieren adoptar: tales como los baños de agua tibia, la ingesta de limón, el ejercicio de la contención de la respiración por 10 segundos o tomar sorbos de agua cada 15 minutos. Y la verdad es que ninguna de estas recomendaciones provoca daños excepto que se desatiendan las que efectivamente instruye la OMS para combatir la pandemia.

¡Amanecerá y veremos!

Estrategias ante la pandemia (6)

En las redes sociales se difunden teorías contrapuestas en torno a una eventual conspiración que explica la naturaleza de la pandemia a la luz del cristal geopolítico con que se mire, y también análisis en los cuales se evalúan estrategias, políticas públicas, tratamientos, recursos y el comportamiento social ante la expansión del coronavirus Covid-19.

Los primeros casos de infección relacionados con el mercado de Wuhan se conocieron a finales de diciembre pero no fue hasta un mes después, en el marco de la celebración del Año Nuevo Chino, que las autoridades dejaron de perseguir a integrantes de la comunidad médica que alertaba sobre el surgimiento inusuales enfermos en la localidad y de amedrentar a periodistas que reportaban sobre los desvanecimientos de ciudadanos en las calles, así como del fallecimientos de personas. Entonces se impuso la férrea cuarentana, los despistajes masivos, el control social, la disposición de medicamentos eficaces, la construcción vertiginosa de grandes hospitales y el empleo de la robótica para la atención de pacientes infectados.

Cuando el virus estaba en plena expansión algunos países asumieron una política basada en campañas educativas, exhortación a la ciudadanía con políticas restrictivas progresivas como el Reino Unido, aunque finalmente cambiaron la estrategia. En varias naciones de la Comunidad Europa, entre ellos Italia y España. se han dictado medidas de aislamiento social, que no siempre se cumplieron, bien por la poca disposición de la población a acatarlas o por la incapacidad de las autoridades para imponerlas. Corea del Sur ha recurrido al uso de aplicaciones telefónicas para monitorear a la población, practicar evaluaciones tempranas y controlar a los pacientes que presentan síntomas de la enfermedad. Israel ha empleado inteligencia artificial para establecer cercos epidemiológicos sectoriales y comunitarios en lugar de inmovilizar a toda la población. La implementación de medidas responde también al avance de la pandemia aunque países como México que suspendió las clases todavía no restringen las actividades comerciales y administrativas.

En Venezuela se adoptó, como política preventiva, la estrategia de la cuarentena con vigilancia de las autoridades militares y policiales para el control el cumplimiento de la medida. La idea es reducir drásticamente la movilidad social con la finalidad de minimizar las posibilidades de eventuales los contactos interpersonales que reduzcan los riesgos de propagación del virus. En nuestro país la pandemia nos alcanza en medio de las escasez de agua, interrupciones del servicio eléctrico y de una severa crisis de suministro de combustible que si bien tiene incidencia sobre la cuarentena, también amenaza con influir en la paralización de actividades esenciales en medio de la emergencia.

El éxito de la lucha contra la pandemia que causa estragos en la comunidad internacional parece apuntar a la adopción de prácticas sanitarias individuales y colectivas, medidas de restricción de la movilidad social, el uso de herramientas de la tecnología para la detección temprana de contagios en personas sintomáticas o asintomáticas, la ampliación de la capacidad resolutiva en servicios de cuidados intermedios o intensivos y la disponibilidad de tratamientos médicos mientras la comunidad científica y las potencias mundiales libran la batalla por la vacuna contra el virus que azota a la población. ¡Amanecerá y veremos!

Los secretos del COVID-19 (7)

Una serie de teorías conspirativas contrapuestas tratan de explicar el origen y las causas de la pandemia, por efecto del coronavirus Covid-19, según la óptica geopolítica de los diversos analistas proponentes de las diferentes tesis. Esas teorías en nada concuerdan con el análisis científico atribuido a la mutación del coronavirus que sitúa al mercado de animales silvestres de Wuhan como epicentro de la pandemia.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China Zhao Lijian sugirió recientemente que soldados norteamericanos que participaron en los juegos militares en la ciudad de Wuhan celebrados a finales octubre del año pasado podrían haber introducido el virus en el gigante asiático. La respuesta airada del Presidente Norteamericano Donald Trump no se hizo esperar, y empezó a catalogar al COVID-19 como “Virus Chino”. El Director General de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus zanjó por ahora el asunto señalando que “el virus no tenía fronteras”, e instó a medir las palabras para evitar estigmatizaciones contra alguna etnia o nacionalidad.

La verdad es que las tensiones políticas en el marco de llamada guerra comercial han alcanzado un clímax. Lo que todavía no toca techo es la pandemia que al momento de escribir estas líneas alcanza casi veinte mil personas muertas y cerca de cuatrocientos mil contagiadas en 175 países de los cinco continentes. En términos estadísticos, la incesante carrera por alcanzar el aplanamiento de la curva, no llega a su fin y por el contrario la Organización Mundial de la Salud muestra su preocupación por lo que calificó como “aceleración de la expansión” del Covid-19.

Hay signos distintivos en el virus que es objeto de angustia mundial. Se trata de un coronavirus que causa baja mortalidad en comparación con la exponencial y amplísima morbilidad que genera. La característica de trazabilidad permite establecer su propagación entre humanos, y ese comportamiento explica cuando los casos son de origen internacional, de allí la estrategia de aislamiento y las restricciones para la movilidad de la gente, por vía a aérea, marítima o terrestre, y en qué momento inicia su vertiginosa reproducción a nivel comunitario lo cual justifica las políticas de cuarentena y distanciamiento social.

¡Amanecerá y veremos!

Los casos endógenos de la pandemia (8)

El gobierno de Nicolás Maduro Moros, anunció que la cifra de contagiados por el nuevo coronavirus en el país asciende al centenar de personas. Ya no se hace énfasis en los llamados casos importados por la sencilla razón que resulta evidente que se ha iniciado la fase de transmisión local, lo que en términos criollos podríamos catalogar de “casos endógenos”.

En el anuncio de Delcy Rodríguez, al frente de la comisión presidencial contra la pandemia, se notifica que la OMS incluyó a Venezuela en el fondo especial de 2.000 millones de dólares dispuesto para apoyar a varias naciones para enfrentar la contingencia. Venezuela cuenta con ayuda humanitaria –aseguró- que proviene de China y de Rusia y del apoyo del gobierno cubano.

Por su parte Juan Guaidó Márquez, desde la presidencia interina, señala que está prevista una ayuda humanitaria, exigió la habilitación de puertos y aeropuertos, y comisionó al vicepresidencia de la Asamblea Nacional para coordinar su ingreso. La ayuda en el orden de 20 millones de dólares consistente en equipos de bioseguridad sería distribuida por organismos multilaterales.

La Comisión de Expertos de la Salud designada desde la Asamblea Nacional exhorto a la dotación de guantes y mascarillas en los centros asistenciales, así como productos de higiene y limpieza y a garantizar la dotación de agua y energía eléctrica en los hospitales del país. El infectólogo Julio Castro pronosticó que los casos de personas contagiadas podrían llegar hasta trescientas mil y que la contingencia podría prolongarse por espacio de hasta tres meses.

Todos los esfuerzos que se hagan, y que se materialicen, contribuirán a mitigar el impacto de la pandemia en la colectividad. La expansión del nuevo coronavirus nos alcanza sumidos, como sociedad, en una dramática situación social y en medio del conflicto político y la crisis institucional.

!Amanecerá y veremos!

El mundo no será igual después de la pandemia (9)

El mundo está en constante transformación. La pandemia mantiene prácticamente inmovilizada a la población y se anuncia una recesión mundial. A la fecha se contabilizan cerca de veinticinco mil fallecidos y la cantidad de contagiados sobrepasa medio millón de personas, de más de 175 países afectados en los 5 continentes. Entre las buenas noticias destacan las aguas cristalinas de los canales de Venecia, los cielos despejados de Hong Kong o la drástica reducción de las emisiones de dióxido de carbono en el ambiente.

Mientras surgen pronóstico de cómo será la vida en el corto y mediano plazo, varios gobiernos en diversas latitudes han anunciado diferentes medidas, tales como apoyo financiero a sectores vitales y estratégicos, suspensión temporal de obligaciones bancarias o tributarias, diferimiento en el pago de arrendamientos, entrega de tratamientos médicos, consignación de bolsas y cajas de alimentos, bonos de salud y alimentación, ayudas sociales y subsidios laborales para mitigar el impacto de las crisis en la gente y la economía de los países.

Hoy en día muchos sopesan el tiempo libre en contraposición a las apretadas y agitadas agendas en semanas anteriores. La cotidianidad de la vida nos ha cambiado y con ello la valoración del contacto interpersonal y el relacionamiento familiar. También el valor del tiempo y del esfuerzo personal se ha modificado entre quienes están en la primera línea de batalla contra la pandemia y en especial a muchos héroes anónimos entre los que se cuentan integrantes del personal de salud, funcionarios policiales, efectivos militares, miembros de las unidades de protección ciudadana y de la defensa civil y los abnegados bomberos entre muchas otras personas en el mundo.

La intensificación del teletrabajo cobra cada día más vigencia como una alternativa que se expandió en medio de la prolongada contingencia. El comercio electrónico y las opciones de ventas con consignación a domicilio se expenden incluso en lugares impensables y economías menos desarrolladas, como opción para mantener la operatividad de ciertas empresas. Los controles sanitarios en los desplazamientos entre naciones se tornarán más exigentes y regulares. La bioseguridad en actividades públicas y grandes concentraciones humanas será una exigencia logística y operacional.

Hay quienes piensan que la pandemia es el emblemático cisne negro de la globalización. A esta hora, en el momento crítico de sus vidas, algunos se aferran a un respirador artificial, otros reflexionan sobre la utilidad del dinero y la riqueza, y los más se ocupan en asegurar el sustento diario para sobrellevar el tiempo por venir. Es evidente que nada será igual de después de la pandemia.

¡Amanecerá y veremos!

La solidaridad en tiempos de la pandemia (10)

Estamos sorprendidos ante la pandemia que ha paralizado a la humanidad. Algunos se preguntan cómo un microorganismo ha puesto de rodillas al mundo en plena era de la globalización y otros se conmueven antes las muestras y los gestos de solidaridad, caridad y humildad, en medio de una sociedad cada vez más individualista. La respuesta es que la solución a al virus no radica en “sálvese quien pueda” sino en el esfuerzo colectivo, porque pareciera que no hay nada más democrático que ésta pandemia.

Centenares de costureras y millares de amas de casas han activado sus máquinas de coser y a través de redes colaborativas elaboran mascarillas, batas, gorros y uniformes que distribuyen entre el personal de salud que está en la primera línea de batalla en los centros asistenciales. Un voluntariado de vecinos organizados prepara y entrega alimentos y refrigerios a los funcionarios de seguridad en puntos de control donde las guardias extenuantes inciden en la menguada logística institucional. Hay quienes ayudan a niños y abuelitos, o a personas con limitaciones o enfermedades para que la cuarentena sea menos cruenta y angustiante de sobrellevar.

En nuestro caso en medio de las carencias de agua potable, de los frecuentes apagones, de la falta de gas doméstico, de la crisis en los centros asistenciales, de las limitaciones de transporte y las restricciones al suministro de combustible y de las penurias de la gente cuya capacidad de abastecimiento está muy disminuida por la carestía de la vida y la imposibilidad de ganarse el sustento diario, en el marco de la cuarentena, se requiere la confluencia de gestiones públicas e iniciativas privadas para atender la prolongada contingencia.

Hay conductas emblemáticas tales como cuantiosas donaciones de rutilantes estrellas, cotizados deportistas o afamados magnates, algunos de los cuales lastimosamente el virus también ha alcanzado. La solidaridad no se trata de dar lo que, en particular a cada quien le sobra, sino en el gesto de compartir lo que otros, efectiva y realmente, necesitan.

¡Amanecerá y veremos!

@ADIGIAMPAOLO

#CrónicasDeCuarentena

 10 min


Toni Timoner

El Covid-19 es la puntilla a la globalización. Lo que la crisis de 2008-09 y la revuelta identitaria no habían logrado en una década un virus lo va a conseguir en meses. La pandemia es un cisne negro de manual, un unknown unknown que altera el curso de la historia. Este es el pesimista escenario que se nos echa encima.

Se acelerará el repliegue del comercio internacional. Los exportadores ya están reconfigurando sus cadenas de suministros y acercando producción a costa de eficiencias. Los importadores subirán barreras arancelarias en respuesta. Este proceso ya había comenzado con la guerra comercial y ahora entrará en barrena. Asia y Occidente se aíslan mutuamente. Cae un telón de acero económico sobre el mundo.

El viaje internacional saldrá malparado, especialmente el intercontinental. No todas las restricciones que ahora se imponen se eliminarán tras la normalización. Habrá más fricciones al movimiento legal de personas y unos sistemas de visados más estrictos. El espacio Schengen será cuestionado y las identidades cosmopolitas vistas con recelo.

Las respuestas de los gobiernos hasta la fecha han sido desiguales, erráticas y descoordinadas. Cada uno por su cuenta. Las multilaterales ausentes y fuera de juego. La doctrina Trump de individualismo geopolítico, sin quererlo, sale reforzada. La “mano invisible” en el mercado global de las naciones es la que establecerá los nuevos equilibrios, frágiles y precarios, a partir de ahora.

La reputación de las democracias liberales occidentales entre sus ciudadanos está en juego. Su capacidad de respuesta y gestión se ha quebrado. Todo apunta a que la legitimidad de los regímenes asiáticos de disciplina colectiva (Corea del Sur) y coerción estatal (China) saldrá reforzada. Su relato será el ganador.

El desplome del precio del petróleo desvela tensiones entre rusos y saudíes y pone contra las cuerdas a todos los exportadores. La OPEC podría colapsar por los desacuerdos internos y la carrera suicida de oferta descontrolada. Rusia, Irán, Arabia Saudí, con ingresos menguantes, son animales heridos que desestabilizarán sus regiones. Ello agravará la crisis migratoria en la vecina Europa.

Los esfuerzos contra el cambio climático se van al traste. Los acuerdos serán suspendidos y los planes pospuestos. Y las energías limpias en bancarrota inminente por el abaratamiento salvaje del petróleo. Serán necesarios varios sustos climáticos para volver a la coordinación. Y entonces ya habremos cruzado varios umbrales de irreversibilidad.

El mundo será inestable, compartimentado y sus partes en mutua sospecha. Habrá empobrecimiento general y desaceleración tecnológica. Si antes había sincronía y concierto, ahora habrá asincronía y desorden. Navegación en aguas turbulentas. Bienvenidos al siglo XXI.

13 marzo 2020

Letras Libres

https://www.letraslibres.com/espana-mexico/economia/coronavirus-el-fin-la-globalizacion-tal-y-como-la-conocemos

 2 min


Daniel Castillo Hidalgo

Hasta que no se descubre que los altos ingresos individuales no bastan para inmunizar al conjunto de la humanidad del cólera (…) la sociedad no comienza (…) a tomar medidas colectivas para proveer aquellas necesidades que ningún individuo común, aunque trabajase extraordinariamente durante toda su vida, podría satisfacer por sí solo.”

R.H. Tawney, Equality, 1952.

El historiador británico Richard Henry Tawney lanzó esta idea al mundo en pleno auge de la discusión política en torno a la constitución de las bases del Estado del bienestar en las economías capitalistas. Ahora, la crisis sanitaria a escala global, y sus consecuencias económicas, han vuelto a poner sobre la mesa algunas de las cuestiones que parecían dormidas tras la aparente recuperación económica iniciada en 2014.

Los parámetros esenciales que soportan el modelo económico neoliberal sobrevivieron a la Gran Recesión de 2008, pese a que la mayor parte de sus recetas económicas habían quedado desacreditadas por las evidencias empíricas y por la propia experiencia histórica, en la que ha quedado reflejado cómo las políticas económicas neoliberales unidas a la globalización, han acelerado la desigualdad económica y el malestar social.

En su último libro (Contra los Zombis, Crítica, 2020), el Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, argumenta en contra de las políticas económicas neoliberales. Sostiene que, superada la crisis, las principales economías mundiales han ido retornando al dogma de la sacralización del “infalible dios mercado”, rechazando la intervención pública y la pertinente acción del gobierno en los desequilibrios estructurales a los que tiende el mercado de forma natural. Y aunque la evidencia histórica demuestra que la intervención estatal fue una palanca de estabilidad y crecimiento económico tras la Segunda Guerra Mundial, todavía hoy sufre el ataque de los economistas ortodoxos que aborrecen el keynesianismo “y sus cuentos de hadas”.

Krugman llama en su libro ‘ideas zombis’ a una serie de pensamientos y teorías económicas que están muertas, que ya lo estaban en la década de 1930, cuando la Gran Depresión estuvo a punto de destruir la economía y la sociedad capitalista occidental, y las principales naciones industriales se enfrascaron en una guerra devastadora en todos los sentidos. Las ideas liberales sobre la bondad y eficiencia infalible de los mercados que impulsaron el cataclismo de los años treinta, siguen arrastrándose, como zombis, gracias a la generosa contribución de poderosos donantes a laboratorios de ideas, publicaciones de prestigio y medios de comunicación de masas que modulan la opinión pública.

Nace el Estado del bienestar

Recordemos ahora las palabras del presidente Roosevelt durante su segundo discurso de investidura, en 1937:

El interés propio, egoísta, suponía una mala moral; ahora sabemos que también era una mala economía”.

El keynesianismo orientó el desarrollo institucional de la mayor parte de los países capitalistas tras la Segunda Guerra Mundial. Como compensación por el esfuerzo durante la guerra, así como una prevención y vacuna política frente al comunismo presente en el corazón de Europa y Extremo Oriente, se multiplicaron las estrategias fiscales redistributivas, engordando las filas de una creciente clase media patrimonial y, además, reforzando todo tipo de políticas públicas que consolidaron el que quizá sea uno de los mayores éxitos sociales del siglo XX: la creación y desarrollo del Estado del bienestar.

El Estado del bienestar se elevó sobre las bases de una fuerte fiscalidad progresiva, con topes marginales para las rentas más altas, el 10% de la población, cercanos al 90% en países como Reino Unido o Estados Unidos durante cuatro décadas. A ellos se agregaron impuestos elevados sobre las mayores herencias, donaciones y otras transmisiones patrimoniales.

La fiscalidad progresiva, el control sobre los mercados de capital, las mayores transferencias de rentas sociales y un mayor equilibrio en las relaciones laborales no genera ningún tipo de impacto negativo en la generación de ritmos de crecimiento económico sostenidos. Con el Estado de bienestar también crecía la productividad del trabajo, mientras que las desigualdades sociales se reducían (los casos de Suecia y Alemania son especialmente interesantes). Este modelo de sociedad se fundamentó en las políticas keynesianas, en lo que se conoce como el “contrato social de posguerra”.

A modo de recordatorio: John Maynard Keynes no era ningún socialista. Todo lo contrario. Sin embargo, era consciente de los desmanes que había provocado la ausencia de regulación y, de forma más específica, la inconsistencia de las políticas públicas para contrarrestar las crisis económicas y las recesiones.

Tampoco eran bolcheviques las élites económicas de la época, que preferían una alta tributación a la expropiación absoluta que podía llegar de la mano de una revolución comunista, como había sucedido en la década de 1920. Además, la receta ortodoxa no ponía freno a coyunturas críticas extraordinarias, como quedó demostrado durante la Gran Depresión.

La teoría económica planteada por Keynes a raíz de la Gran Depresión de los años treinta, hacía necesaria la intervención del Estado en la economía. La clave estaba en las políticas de estímulo desde el lado de la demanda, inyectando toda la liquidez que fuese necesaria para revertir los ciclos depresivos. Esto podía hacerse, bien mediante el empleo de la política fiscal, o mediante el recurso de la emisión estratégica de deuda pública. El objetivo era la reactivación económica y el descenso del galopante desempleo.

Keynes falleció en 1946 y no pudo ver la puesta en práctica de su teoría, pero gracias a ella, durante casi cuatro décadas apenas se produjeron recesiones de relevancia en la economía occidental. Sería la inflación lo que enterrase al keynesianismo (o eso creían muchos hasta hace unas semanas).

El crecimiento descontrolado de la inflación, tras los shocks petroleros de la década de 1970, fue aprovechado por algunos intelectuales y economistas para teorizar sobre la incapacidad del modelo keynesiano para revertir la situación.

Al estancamiento económico y la inflación (estanflación), se añadió el crecimiento exponencial del desempleo, conformando un cóctel explosivo que, además, puso contra las cuerdas a los Estados desde el punto de vista del déficit público.

Algunos observadores pensaban que, si el Estado seguía inyectando dinero en la economía, la inflación provocaría una catástrofe similar a la de Alemania en la década de 1920. Se aludía además al hecho de que la inflación descontrolada destruía el valor de la riqueza monetaria, ¡especialmente la de aquellos que tenían mucha riqueza acumulada!

El déficit público era otra bestia negra a batir, dada su presumible influencia en la elevación en el coste del endeudamiento privado, generando en consecuencia unas mayores dificultades para la financiación empresarial.

Hay que liberar al toro

La solución que encontraron algunos monetaristas como Milton Friedman se centraba en el abandono progresivo de la teoría keynesiana. Para contener la inflación, nada mejor que una buena dosis de disciplina fiscal por parte de los Estados y, por supuesto, una subida radical de los tipos de interés, reduciendo la oferta monetaria disponible y el despilfarro irresponsable por parte de bancos y gobiernos. A ello se añadía una rebaja generalizada de impuestos a las rentas más altas, para que esos recursos se “invirtiesen” en la economía real, con la eficiencia que el Estado era incapaz de ejercer. En palabras del presidente Ronald Reagan, era necesario “liberar al toro”.

Efectivamente, en Estados Unidos se detuvo el proceso inflacionista a comienzos de la década de 1980, generando así una recesión intensa que luego se transformó en crecimiento económico. Pero el milagro anti-inflacionista se había llevado por delante a buena parte de la industria estadounidense, a sus trabajadores y, cómo no, a los sindicatos. La competitividad se convirtió en el nuevo dogma de la ortodoxia, impulsando la deslocalización industrial y la destrucción del sector secundario, amparado en la progresiva liberalización de los mercados de capitales.

Así dio comienzo un proceso que llevaría a un cambio en las estructuras económicas a nivel internacional. Al keynesianismo se le enterró por ‘incapaz’, y volvieron a retomarse las políticas de reducción de la intervención estatal en el ciclo económico. El “Consenso de Washington” insistió en la necesidad de liberalizar la economía y avanzar en la desregulación en todos los campos en los que fuese posible, para optimizar los recursos disponibles. En ese momento, la economía socialista estaba desmoronándose, y acabó por colapsar a comienzos de la década de 1990. Algunos intelectuales anunciaron el fin de la historia, en irónica referencia a la filosofía marxista.

2008, el regreso de la ‘mala economía’

Con la Gran Recesión de 2008, y tras varios avisos previos a comienzos de la década de los 2000, el modelo económico liberal volvió a colapsar. Aquella “mala economía” a la que aludía el presidente Roosevelt en 1937 había vuelto a hacer de las suyas. Los mercados financieros globalizados provocaron una crisis de dimensiones extraordinarias, con efectos de arrastre dramáticos en términos de destrucción de puestos de trabajo y extensión de la desigualdad y la pobreza.

Durante esa coyuntura, pareció por un momento que el capitalismo liberal iba a experimentar un proceso de transformación, merced a las inyecciones milmillonarias de los Estados para salvaguardar a las instituciones financieras y evitar el derrumbe total.

Pero, pese a todo lo vivido hace apenas una década, la disciplina de la ortodoxia económica dominante ha seguido orientando las políticas públicas, especialmente en lo relativo a la fiscalidad y la redistribución de las rentas.

Cuando Barack Obama y Nicolas Sarkozy se reunieron para refundar el capitalismo, a muchos, todo aquello nos pareció una buena idea. Al menos se reconocían los errores cometidos en las últimas décadas, y se pretendía volver a la senda de la consistencia racional. Nada que ver con la realidad. Tras la recuperación, cuando volvió a subir la marea del crecimiento económico, los botes no subieron a la misma vez, como defendían los liberales más recalcitrantes. Las teorías de la filtración económica se han demostrado equivocadas en cuanto a la distribución progresiva del crecimiento económico sin intervención estatal.

Autores especializados en el estudio de la desigualdad como Thomas Piketty y Emmanuel Sáez han demostrado de forma empírica cómo la distribución del crecimiento acumulado desde 1980 ha beneficiado especialmente a las élites económicas, es decir, al 1% (e incluso al 0,1%) de las mayores rentas a nivel mundial. Élites que financian campañas políticas y potencian la generación de estados de opinión –incluso académicos– favorables a este tipo de políticas económicas, generadoras de desigualdad.

Las evidencias científicas y los análisis de instituciones internacionales (p.ej. OCDE) señalan que la desigualdad económica tras la Gran Recesión se ha elevado sustancialmente a nivel internacional, mientras que se siguen poniendo trabas a los incrementos en la presión fiscal sobre las rentas más altas (incluyendo los siempre controvertidos impuestos sobre donaciones y transmisiones patrimoniales que, en general, afectan especialmente a los mayores patrimonios).

Resulta evidente además que la ausencia de coordinación internacional y la competencia fiscal entre Estados –e incluso entre comunidades autónomas o regiones– dificulta cualquier iniciativa particular a escala estatal.

2020, ¿vuelve el keynesianismo?

Y entonces, a principios de este año, comenzaron a llegar de China, el país más poblado del mundo, noticias preocupantes sobre la propagación de un virus hasta entonces desconocido.

Desde ese momento, la infección se ha ido extendiendo de forma rápida y sostenida, en la medida en que la globalización no solo ha integrado los mercados financieros, si no que nos coloca en cuestión de horas en la otra punta del mundo.

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud estableció que el brote de COVID-19 había adquirido la condición de pandemia. Las cifras de fallecidos en países como Italia o España alcanzan cotas trágicamente altas, y los contagios se multiplican por todos los países del mundo, amenazando con el colapso de los servicios sanitarios públicos. El impacto social de la crisis en países con peores redes sanitarias públicas puede ser catastrófico. El shock económico y social en los próximos meses se antoja dantesco.

Frente a esta situación extraordinaria, la intervención de los gobiernos y la inyección masiva de liquidez en la economía emergen como la única receta posible.

En este caso, el consenso es generalizado entre todos los economistas y representantes institucionales, por muy liberales ortodoxos que sean. Se reconoce de forma indisimulada que las políticas de tipo keynesiano serán necesarias para revertir la situación económica, pero no se atreven a dar un paso más, a asumir que las teorías económicas zombis que se han aplicado desde los años ochenta han generado inestabilidad, desigualdad y una tendencia cada vez más frecuente a la aparición de ciclos económicos contractivos, incluso si la crisis actual no se corresponde con elementos tradicionales vinculados al ciclo económico.

Esta coyuntura es crítica y merece la aplicación de medidas extraordinarias, adquiriendo incluso la categoría de “economía de guerra”. Se plantean medidas como la reestatización de industrias estratégicas o la intervención de centros sanitarios privados, a los que, por otra parte, en los últimos años se han derivado transferencias en detrimento del sistema sanitario público. Muchos criterios que sustentaban ideológicamente el funcionamiento infalible de los mercados y la sociedad propietarista, vuelven a ponerse en duda a la hora de atajar una crisis estructural de envergadura.

De nuevo, el neoliberalismo puede haberse quedado sin argumentos teóricos para revertir la situación crítica que se aproxima. Así como la inflación descontrolada y el déficit público de la década de 1970 golpeó al keynesianismo, el COVID-19 puede golpear las teorías económicas zombis, especialmente en lo que se refiere a reconocer que, para asegurar el bienestar de las mayorías, es esencial la intervención del sector público.

Si al keynesianismo lo suprimió intelectualmente la inflación, el movimiento neoliberal podría sufrir la misma suerte a causa de este virus. O no.

Marzo 23, 2020

The Conversation

https://theconversation.com/keynes-contra-el-coronavirus-134303

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Luis Ugalde

Venezuela solo tiene remedio si hacemos lo que hay que hacer; todos, primero Maduro.

Él expresó, como crítica al presidente colombiano que para vencer al coronavirus hay que dejar de lado “diferencias ideológicas y pequeñeces miserables”.

Luego solicitó del Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo de 5.000 millones de dólares, sabiendo que no se lo podían dar. Ambos gestos solo servían para echar la culpa a otros.

Desideologizar y abrirnos internacional y nacionalmente son dos consejos que el régimen debe aplicarse a sí mismo.

Venezuela obedeció sin problemas la medida de quedarnos en casa, en cuarentena social evitando encuentros y contactos. Quince días encerrados en casa sin producción, sin escuela, sin ingresos y sin comida dejarán en evidencia que nuestra realidad es mucho más grave y mortal que el coronavirus con 40 contagiados y ningún muerto.

Sincerar y Producir. Tenemos 40 contagiados del virus, pero más de 400 presos políticos perseguidos, más de 4000 empresas muertas o en agonía, más de 4.000.000 de huidos y desterrados y muchos miles de muertos cuyo número crece por un régimen empeñado en no cambiar.

Necesitamos reconocer la terrible realidad de una economía que en 5 años ha perdido el 65% de su producción (PIB), una educación con maestros y niños en huida y escuelas vacías, una salud con hospitales desmantelados, y servicios vitales de agua, luz, gas, transporte... en ruina. Incluso una industria petrolera saqueada y en quiebra total... La lista es mucho más larga y la moribunda Venezuela no solo necesita un préstamo de $5.000 millones sino más de 50.000 para empezar a sincerar la política y activar la producción en todas las áreas.

Maduro tiene razón: necesitamos del FMI y hay que dejar de lado “diferencias ideológicas y pequeñeces miserables”. Pero nada se puede hacer con un Estado quebrado, endeudado y secuestrado por un régimen tiránico que produce miles de muertos y lleva a la agonía a millones.

Para que todo el país renazca es indispensable sincerar, salir del secuestro del régimen y llamar al país entero a la producción de soluciones y al renacer nacional. Los apoyos externos son indispensables, pero no llegarán con la producción nacional política, económica y social muertas.

Abrir las puertas para que los presos políticos, los líderes y partidos perseguidos e inhabilitados salgan al libre ruedo político-democrático; renovados también ellos pues Venezuela es otra y hay que escuchar el clamor sufriente de los venezolanos en todas sus formas. Renovados empresarios y trabajadores para producir un nuevo encuentro entre capital y trabajo, pues el uno sin el otro nada valen y se necesitan repotenciados y aliados para salir de la pobreza. Para que 14 millones de trabajadores vuelvan a tener vida y esperanza y miles de empresas puedan competir es necesario reactivar la inversión de capitales que deben ser atraídos y protegidos; para lo cual hay que borrar de la lengua y del corazón el “exprópiese” irresponsable.

Pacto Social vs. Tiranía

Cuando el poder se impone, no hay pacto social, sino imposición tiránica armada. Todo esto pasa por la creación de una política democrática, dialogada y negociada entre diferentes. La soberanía del pueblo, las elecciones limpias y creíbles de un Parlamento (Asamblea Nacional) donde se discutan libremente y se negocien las soluciones políticas. Es indispensable, a su vez, la elección presidencial constitucional secuestrada en 2018 y desmontar los serviles TSJ y ANC que creo el Ejecutivo de facto para anular la Asamblea Nacional democrática y todas sus decisiones.

No hay que inventar mucho sino sincerar y darle vigencia efectiva a la Constitución de 1999 y conforme a ella acordar en la AN legítima el nuevo CNE creíble y crear las condiciones para realizar este mismo año, con observación internacional cualificada, las elecciones parlamentarias libres que tocan y las presidenciales que están retrasadas desde 2018, pues no se realizaron como exige la Constitución. Elecciones que las necesitamos con participación masiva y resultado creíble y respetado.

Toda esa enfermedad nacional es mucho más grave y mortal que el coronavirus, que debe ser el detonante para asumir el cambio integral.

No hay democracia sin contrato social, ni Constitución que consagre los objetivos del pacto y los derechos y deberes de todos, no importa su ideología política. Lógicamente en ese pacto debe entrar también el chavismo.

Perder o ganar la vida

De la noche a la mañana el microscópico e invisible virus ha dejado en evidencia la desnudez del mundo y la indigencia de Venezuela arruinada, desmantelada y con virus: Las armas son poderosas para imponer, pero no sirven para dar vida al mundo, ni para convocar un gran encuentro nacional para que el país renazca.

Es casi increíble que un virus mínimo haya puesto en crisis todo el poderío económico-financiero mundial y haya obligado a los estados a cerrar sus empresas, escuelas, iglesias y campos de deporte. Un virus que avanza sin respetar fronteras, ni carteras, dejando en evidencia que la convivencia nacional e internacional sin ética -es decir sin tomar en serio la dignidad del otro y sin solidaridad con él - es irrespirable y letal.

Está a la vista que solo cuando escribimos TÚ con la misma mayúscula que YO está presente DIOS-AMOR, ese Dios que nunca nadie lo ha visto pero lo sentimos presente cuando vivimos el verdadero amor humano (Ver 1 Juan 4, 12).

La más grave enfermedad no es el coronavirus sino el poder tiranizado que en Venezuela ya ha matado a miles y tiene en agonía a millones. La emergencia del virus nos llama a todos a la conversión, a cambiar de conducta y a exigir del régimen y de toda la política -también de la opositora- a sincerarse con la realidad y renovar el Pacto Social Democrático.

22 de marzo de 2020

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Antonio Di Giampaolo

Las noticias falsas en la pandemia (5)

Por estos días han circulado, a través de las redes sociales imágenes y notas falsas relacionados con la pandemia del coronavirus Covid-19. Las llamadas “fake news” bajo la apariencia de supuestas informaciones creadas con la finalidad de generar empatía, o rechazo, a través de los contenidos expuestos, terminan provocando una visión distorsionada de los hechos y de la realidad. Esos mensajes apuntan a las emociones más que a la racionalidad.

Las llamadas noticias falsas, para intentar decirlo en términos médicos, se apoyan en un cuadro clínico de “incontinencia digital” que muchos usuarios de las redes sociales padecen, usando las técnicas de la teoría del rumor, lo cual facilita la propagación vertiginosa de la “fake news”, casi con la misma velocidad que lo hace el virus mismo.

Es así como a muchos, por ejemplo, han reenviado la imagen con supuestas centurias de Nostradamus en las que aparentemente predice la pandemia. Muchos tal vez, dieron crédito a la falsa nota informativa de la supuesta cuarenta de un club de damas de compañía en España con los avergonzados clientes dentro. Otros quizás replicaron la inexistente declaración del político venezolano Claudio Fermín señalando que: “como el virus es de origen chino seguramente durará muy poco”.

Pero no hay duda que resultan preocupantes los contenidos basados en vídeos, audios y cadenas de supuestos médicos en inexistentes hospitales, referidas a ciertas medidas que erróneamente sugieren adoptar: tales como los baños de agua tibia, la ingesta de limón, el ejercicio de la contención de la respiración por 10 segundos o tomar sorbos de agua cada 15 minutos. Y la verdad es que ninguna de estas recomendaciones provoca daños excepto que se desatiendan las que efectivamente instruye la OMS para combatir la pandemia.

¡Amanecerá y veremos!

Estrategias ante la pandemia (6)

En las redes sociales se difunden teorías contrapuestas en torno a una eventual conspiración que explica la naturaleza de la pandemia a la luz del cristal geopolítico con que se mire, y también análisis en los cuales se evalúan estrategias, políticas públicas, tratamientos, recursos y el comportamiento social ante la expansión del coronavirus Covid-19.

Los primeros casos de infección relacionados con el mercado de Wuhan se conocieron a finales de diciembre pero no fue hasta un mes después, en el marco de la celebración del Año Nuevo Chino, que las autoridades dejaron de perseguir a integrantes de la comunidad médica que alertaba sobre el surgimiento inusuales enfermos en la localidad y de amedrentar a periodistas que reportaban sobre los desvanecimientos de ciudadanos en las calles, así como del fallecimientos de personas. Entonces se impuso la férrea cuarentana, los despistajes masivos, el control social, la disposición de medicamentos eficaces, la construcción vertiginosa de grandes hospitales y el empleo de la robótica para la atención de pacientes infectados.

Cuando el virus estaba en plena expansión algunos países asumieron una política basada en campañas educativas, exhortación a la ciudadanía con políticas restrictivas progresivas como el Reino Unido, aunque finalmente cambiaron la estrategia. En varias naciones de la Comunidad Europa, entre ellos Italia y España. se han dictado medidas de aislamiento social, que no siempre se cumplieron, bien por la poca disposición de la población a acatarlas o por la incapacidad de las autoridades para imponerlas. Corea del Sur ha recurrido al uso de aplicaciones telefónicas para monitorear a la población, practicar evaluaciones tempranas y controlar a los pacientes que presentan síntomas de la enfermedad. Israel ha empleado inteligencia artificial para establecer cercos epidemiológicos sectoriales y comunitarios en lugar de inmovilizar a toda la población. La implementación de medidas responde también al avance de la pandemia aunque países como México que suspendió las clases todavía no restringen las actividades comerciales y administrativas.

En Venezuela se adoptó, como política preventiva, la estrategia de la cuarentena con vigilancia de las autoridades militares y policiales para el control el cumplimiento de la medida. La idea es reducir drásticamente la movilidad social con la finalidad de minimizar las posibilidades de eventuales los contactos interpersonales que reduzcan los riesgos de propagación del virus. En nuestro país la pandemia nos alcanza en medio de las escasez de agua, interrupciones del servicio eléctrico y de una severa crisis de suministro de combustible que si bien tiene incidencia sobre la cuarentena, también amenaza con influir en la paralización de actividades esenciales en medio de la emergencia.

El éxito de la lucha contra la pandemia que causa estragos en la comunidad internacional parece apuntar a la adopción de prácticas sanitarias individuales y colectivas, medidas de restricción de la movilidad social, el uso de herramientas de la tecnología para la detección temprana de contagios en personas sintomáticas o asintomáticas, la ampliación de la capacidad resolutiva en servicios de cuidados intermedios o intensivos y la disponibilidad de tratamientos médicos mientras la comunidad científica y las potencias mundiales libran la batalla por la vacuna contra el virus que azota a la población. ¡Amanecerá y veremos!

@ADIGIAMPAOLO

#CronicasDeCuarentena

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Sobre este flagelo cabe recordar lo narrado por Daniel Defoe, el mismo autor de Robinson Crusoe, en su Diario de la peste. También la conocida novela de Albert Camus titulada La peste. El primero describe los hechos ocurridos en Londres alrededor de 1660. Camus probablemente se refiera a lo sucedido en Orán, Argelia, alrededor de 1849. Aunque fueron terribles en pérdidas de vidas y en daño a la economía, no perduraron más de dos años. Igualmente, la terrible y mal llamada gripe española de 1918.

En Venezuela, este no es, ni será recordado como el año de la peste. Son muchos más. Este flagelo que de tiempo en tiempo ha afectado al mundo, ha sacado a relucir lo bueno y lo malo del ser humano, La peste roja que nos golpea tiene ya 21 años diezmando y empobreciendo a nuestra población. El coronavirus Covid-19 desaparecerá en poco tiempo gracias a la abnegada labor de nuestros médicos, enfermeras y personal de apoyo, siempre y cuando prive la sensatez de los ciudadanos de acatar las recomendaciones pertinentes. ¿Que debemos hacer para eliminar la peste roja y para que no regrese en unos años?

El virus de la peste roja infectó inicialmente a un gran número de compatriotas quienes gradualmente fueron inmunizados al percatarse de que el objetivo no era construir algo nuevo en donde prevaleciera la justicia social, sino destruir todo por resentimiento y por incapacidad. Inicialmente muchos pensaron que era un virus no letal que producía un simple resfriado. El estandarte de la lucha lo esgrimió la Confederación de Trabajadores de Venezuela, Fedecámaras, Asamblea de Educación, periodistas, trabajadores petroleros, algunos dirigentes políticos y una multitud de ciudadanos no militantes de partidos políticos. Estos estaban en esos momentos en terapia intensiva y por ello prefirieron no participar en las elecciones parlamentarias del 2005, pero gradualmente se recuperaron y han sido baluartes en la lucha por la democracia, con diputados y dirigentes asesinados, torturados, encarcelados y exiliados.

Hoy el virus rojo está acorralado. Todavía no se ha logrado una vacuna para erradicarlo, pero está acosado por las protestas de los ciudadanos y la labor de nuestros políticos en el exterior, que ha permitido el desconocimiento del usurpador Maduro, el reconocimiento de Guaidó como presidente encargado y la aplicación de sanciones. La reciente reelección de Almagro como Secretario General de la OEA se debe a su tesonera labor en defensa de la democracia y al apoyo del Grupo de Lima y Estados Unidos, así como al trabajo realizado por nuestro embajador Gustavo Tarre Briceño, por Carlos Vecchio y Julio Borges.

Con la lamentable aparición del Covid- 19, nuestro sistema de salud, tal y como han denunciado lo profesionales de esa área, no está en capacidad de enfrentar esta pandemia. Se requiere el ingreso de ayuda humanitaria que el régimen se ha negado a aceptar. Además, el impedimento para trabajar de personas que dependen de un ingreso diario, provocará convulsiones en todo el país que podrían desencadenar la salida del régimen. ¿Qué hacer si esto sucede? ¿Y si no sucede?

En cualesquiera de los casos será inevitable ir a elecciones presidenciales y parlamentarias. Como deben realizarse en un tiempo perentorio, sería un suicidio político ir a las mismas con varios candidatos y tampoco es conveniente perder tiempo en enfrentamientos internos en elecciones primarias, las cuales serían deseables en un escenario normal. Por ello se impone que de una vez presentemos a nuestro candidato. ¿Alguien duda de quién tiene actualmente mayor aceptación y menor rechazo? Desde luego tiene que ser un gobierno surgido mediante un pacto, político, en el cual tengan cabida las diferentes toldas. Una vez en el poder, este gobierno de transición deberá también incluir personas simpatizantes del chavismo, no incursos en delitos. La peste roja puede ser controlada y erradicada, o al menos atenuada para que cuando regrese, porque el populismo siempre regresa, lo haga como un inofensivo resfriado.

Como (había) en botica:

La crisis obliga al próximo gobierno a dar un impulso gigantesco a la agricultura. Por lo pronto, nuestros productores agropecuarios requieren combustibles para poder producir el alimento. Ante la mirada de las fuerzas de seguridad, los paramilitares rojos imponen el toque de queda a tiros y tienen prioridad sobre los médicos para surtirse de gasolina.

Que en Italia, en donde hay agua, electricidad, comida, medicinas y combustible, vuelen aviones militares puede justificarse. Que lo hagan sobre Caracas en Operación Alegría es una burla de Maduro, Padrino, Ceballos y Juliac .

El periodista chavista Luis Hugas no es solo una vergüenza para el gremio, sino para la humanidad.

Libertad para el periodista Darvinson Rojas, detenido por informar sobre casos de coronavirus.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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