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Opinión

Daniel Eskibel

¿Y qué importa la reflexión si lo que vale es el voto?

Ves por primera vez el rostro de una persona desconocida. Parpadeas. Tu cerebro ya se formó una impresión acerca de la personalidad de ese extraño. Lo hizo en un abrir y cerrar de ojos. Más rápido aún, ya que la impresión en tu cerebro se formó en unos 100 mili-segundos mientras que el parpadeo duró entre 300 y 400 mili-segundos.

Lo mismo ocurre cuando el ciudadano forma su primera impresión acerca de un político.
Sí: la primera vez que ve su cara.

El cerebro del potencial votante evalúa a ese político hasta entonces desconocido a una velocidad 3 o 4 veces superior al parpadeo. Sin reflexionar.
Rápido, eficiente, inmediato, automático.

Entonces… ¿para qué queremos la reflexión? ¿Cuál es su función en las estrategias de las campañas electorales? ¿Acaso se vincula de algún modo con las campañas políticas exitosas?

Qué es reflexionar y por qué es importante para la política

El Diccionario de la Real Academia Española define reflexionar como “pensar atenta y detenidamente sobre algo”. Y por otro lado especifica que pensar es “examinar mentalmente algo con atención”.

Estas definiciones ya nos están informando acerca de las notas esenciales del acto de reflexionar. De ellas se deriva lo siguiente:

  1. La reflexión es una actividad mental. No es una acción realizada fuera del individuo sino dentro. Pertenece al orden del pensamiento y no de la conversación.
  2. La atención sostenida sobre un asunto está en el eje mismo de dicha actividad. No es por tanto una atención volátil o dispersa sino altamente concentrada.
  3. Requiere un cierto esfuerzo, un trabajo interior que voluntariamente se aplica sobre aquello que es objeto de reflexión. No se trata necesaria e inmediatamente de algo placentero sino de la aplicación de una fuerza mental para lograr algo.
  4. Es un proceso que cada vez que se realiza requiere un tiempo para desarrollarse. No es un acto rápido e instantáneo. De hecho, es una alternativa a los actos mentales rápidos e instantáneos, está en las antípodas de ellos.
  5. Busca profundizar en el objeto de reflexión, ir más allá de las apariencias y de lo que parece ser inmediatamente evidente. No resbala en la superficie de las cosas sino que ahonda en ellas y va más hacia sus raíces y conexiones.
  6. Es una forma de pensamiento integradora que articula conscientemente elementos diferentes, a diferencia de otras formas de pensamiento discontinuas y disgregadas.

Considerando estas características esenciales, ¿cuál es el papel de la reflexión en la política?

Porque en realidad la política presenta múltiples situaciones que pueden ocurrir sin mayor intervención de procesos reflexivos. Una persona puede sentirse identificada con un partido político de un modo completamente irracional y casi tribal. Puede seguir a un líder con los mismos mecanismos mentales implicados en el liderazgo de una manada de primates. Puede opinar sobre un asunto sin detenerse a pensarlo. Puede llegar a votar a un candidato de un modo casi automatizado.

Todo eso puede pasar. Todo eso pasa y ha pasado muchas veces.
Insisto entonces con la pregunta: ¿para qué queremos la reflexión en materia política? ¿Cuál sería su papel en las campañas electorales en la actualidad?

La respuesta está en las propias notas esenciales señaladas anteriormente. Si la política por definición se ocupa de los asuntos de la polis, de los problemas colectivos que afectan a todos, ¿por qué dejarlos en manos de automatismos virtualmente ciegos?

Si la política busca resolver los asuntos colectivos, entonces parece muy importante que sobre esos asuntos se piense, se trabaje interiormente, se haga un esfuerzo para comprender, se le dedique cierto tiempo indispensable, se les preste cierta atención concentrada y se profundice en la medida de lo posible.

Porque nuestros mecanismos mentales más automáticos y rápidos no están preparados para tomar decisiones serias y firmes sobre los complejos asuntos colectivos.

Como lo explican claramente los trabajos de Daniel Kahneman, si te preguntan cuánto es 2 + 2 lo único que necesitas poner en acción son los mecanismos mentales rápidos y automáticos (lo que él denomina “sistema 1”). Pero si te preguntan cuál es el resultado de multiplicar 28 por 73 ya no te alcanza con los automatismos del sistema 1 sino que tienes que apelar al sistema 2, más lento, esforzado y reflexivo.

Cuanto más complejos se vuelven los asuntos de todos, los asuntos de la polis, tanto más insuficientes serán los procesos mentales automáticos y tanto más necesaria será la reflexión.

Claro que la reflexión política no es un mero acto voluntarista ni una flor que crezca en el desierto. Porque para reflexionar tienen que darse necesariamente algunos factores sin cuya presencia la reflexión se pone en entredicho.

Factores indispensables para la reflexión política

La reflexión, todo tipo de reflexión y no solo la política, requiere de algunas condicionantes. Son pocas, son simples, son claras … pero son vitales:

  • Tiempo. Puedes reflexionar literalmente en cualquier lugar, pero siempre necesitarás tiempo para hacerlo. Para que exista la reflexión tendrán necesariamente que existir momentos dedicados a ella y en los cuales ella se desarrolle.
  • Atención focalizada. Tienes que poner el foco de tu atención sobre el asunto a reflexionar. De esa manera vas a concentrarte y a evitar la dispersión.
  • Esfuerzo. Reflexionar es trabajar con la mente, es operar con ella para ir más allá de las evidencias y de la superficie. Se trata de una actividad que requiere intensidad, no es pasiva sino firmemente activa.
  • Diversidad de opiniones e informaciones. Si tienes la misma información que tenías antes, o la misma idéntica opinión, entonces nada te impulsará a reflexionar. Para ello necesitas que algo le haga ruido a tu mente, que algo le suene diferente, que algo se vea bajo otra luz, que surja algo nuevo en el horizonte.
  • Introspección. Es simple: si no miras hacia adentro no reflexionas.

Estos factores, como ves, están implícitos en las mismas notas esenciales del acto de reflexionar que ya había detallado antes.

Pues bien: si estos son los factores indispensables para que se produzca la reflexión, entonces desde una mirada ingenua podríamos decir que en todo tiempo histórico es igualmente vigente la actividad reflexiva.

Porque siempre disponemos de tiempo, siempre tenemos la misma capacidad para atender y concentrarnos, siempre estamos dispuestos a un esfuerzo introspectivo y siempre encontramos una diversidad estimulante.

Sería estupendo, pero no.

No siempre.

Ahora mismo, por ejemplo, estos factores no atraviesan precisamente su mejor momento.

Por qué la reflexión está en el ocaso

Las condiciones concretas de la vida cotidiana en nuestro tiempo histórico no favorecen la reflexión. Por el contrario, la obstaculizan y la vuelven cada vez más difícil, incómoda e improbable.

Piénsalo.

El tiempo se nos escurre entre los dedos. Todos decimos que tenemos poco tiempo. Vivimos acelerados y sin pausa. Terminamos una actividad y ya comenzamos otra. Peor aún: hacemos varias cosas simultáneamente. No paramos. No tenemos tiempo ni siquiera para aburrirnos. Y cuando aparece algo de tiempo, pues lo matamos. Y hasta lo confesamos: “solo estoy matando el tiempo”, decimos.

En el camino al trabajo, en la sala de espera del dentista, en los momentos de soledad, en las pausas para almorzar, en los minutos previos a dormir…¿qué hacemos?
Pues por lo general nos conectamos a la pantalla del televisor, a la pantalla del ordenador o a la pantalla del smartphone. Jugamos, mensajeamos, miramos, escuchamos, leemos, fotografiamos, reímos. Nuestras manos y nuestros dedos vuelan sobre las pantallas, los teclados y el mando a distancia.

Y en tal contexto, cada vez hacemos menos tiempo para simplemente reflexionar.
Algo o alguien nos ha convencido vaya a saber cuándo que no podemos separarnos de las pantallas para no aburrirnos. No podemos permitirnos el aburrimiento.
En suma no nos permitimos esos tiempos aburridos donde no toca otra cosa que reflexionar.

Pero además nuestra atención está dañada.

Dañada, sí. La de todos.

Vivimos en una era donde somos parte de una guerra por ese magnífico bien que es cada vez más escaso: la atención.

¿Acaso no has percibido que cada vez se nos vuelve más difícil abordar un texto extenso? ¿Que leer un libro de 700 páginas nos parece casi una locura? ¿Que cada vez preferimos más lo que sea bien breve? ¿Que nos dispersamos ante el menor estímulo? ¿Que no podemos sostener la concentración por mucho tiempo?

La mente humana siempre fue, explican los budistas, como un pequeño mono saltando de rama en rama, siempre inquieta y en movimiento.

Pero hoy ese monito saltarín parece hiper estimulado y salta de aquí para allá a tal velocidad que casi ni toca las ramas por las que pasa. Y saltar de un tema al otro no es precisamente reflexionar.

El esfuerzo no parece cotizar muy bien en la bolsa de valores humanos de hoy. Por todas partes nos estimulan a lograr las cosas rápidamente, a actuar por impulsos, a seguir el camino fácil, a obviar lo difícil, a no buscar mucho más allá de lo evidente, a buscar el éxito de la noche a la mañana.

Lo puedes observar en la atención al público, en la enseñanza, en el trabajo, en las relaciones humanas, en la política, en el deporte, en la alimentación y donde quieras.
Si no hacemos ningún esfuerzo, entonces solo nos dejamos llevar suave y placenteramente por la resbalosa pendiente de alguna ola que va surcando la opinión pública.

Pero para reflexionar tendríamos que hacer como el salmón y nadar contra la corriente.

¿Y qué hay de la diversidad de informaciones y opiniones?

Pues también en entredicho.

Hoy día puedes vivir dentro de una burbuja. Un espacio social donde las personas con las que te comunicas tanto a nivel presencial como virtual comparten los mismos valores, divulgan las mismas noticias y coinciden en opiniones e ideas. Un espacio comunicacional, además, donde todo lo que recibes es convergente ya que seguramente eliges periódicos, libros, blogs, programas de radio y de televisión que forman parte de ese tu universo de ideas, opiniones y valores.

Buscas información en Google y la ilusión de libertad y diversidad es casi perfecta: el buscador te devuelve millones de páginas web. Pero en realidad Google personaliza los resultados que te ofrece, te los muestra a medida. Sus algoritmos te dan una página de resultados que será diferente a la de otras personas. Otras páginas, y en otro orden jerárquico de importancia. Crees que cada ser humano en el planeta que hace la misma búsqueda que tú obtiene los mismos resultados. Pero no. Eres como aquel personaje del cuento de Kafka “Ante la ley” que no descubre hasta el final que aquella puerta era solo para él y nada más que para él.

Y la publicidad que ves en cualquier rincón de internet también está servida a tu medida por Google. ¿O todavía no has observado la correlación entre tus búsquedas y las ofertas publicitarias que vas encontrando? De eso se trata, justamente. ¿Qué más quisiera una empresa que conocer la mayor cantidad de datos acerca de sus clientes? ¿Cuánto pagaban en otro tiempo las empresas para conocer eso? Y a Google le damos todos esos datos, y más, de modo absolutamente ¡gratuito!

Una burbuja, insisto.

Una burbuja en la cual las redes sociales juegan un papel extraordinario.

Desde los estudios de Robert Cialdini, por lo menos, sabemos del enorme papel persuasivo que tiene lo que este autor denomina “prueba social”. Pues bien: eso es parte de lo que nos proporcionan las redes sociales.

Tu muro de Facebook no te ofrece una diversidad de informaciones y opiniones, y menos que menos te brinda iguales posibilidades de acceder a cualquier información. Tu muro está completamente sesgado por el algoritmo de Facebook que elige lo que verás allí. Y no lo elige con criterio disruptivo ni para hacerte reflexionar. Lo elige para que tengas una experiencia suave navegando por ideas conocidas y a través de informaciones que no te hagan ruido ni te perturben mayormente. Porque Facebook no necesita tu reflexión sino tu tiempo, necesita que pases el mayor tiempo posible cómodamente instalado dentro del sistema. Así es que gana dinero con la publicidad. Ya sabes: mucho dinero. Más dinero del que imaginas.

¿Y el resto de las redes sociales?

Pues igual.

Antes escribí que hoy día puedes vivir dentro de una burbuja informativa y de opiniones sesgadas. Ahora me corrijo: de hecho, vives en esa burbuja. También yo. Todos.

Tampoco a la introspección le va muy bien en estos tiempos.

El estímulo permanente que recibimos va más bien en la dirección opuesta: hacia afuera. Todo nos impulsa a decir, opinar, contar, describir, hablar, publicar, mostrar, enviar mensajes…Cada vez menos espacio para mirar hacia adentro y más espacio para mirar hacia afuera.

No basta con mirar un paisaje, vivirlo, disfrutarlo, integrarlo a nuestro mundo interior…sino que tenemos que fotografiarlo y publicarlo en Instagram.
No basta con el regocijo interior de una reunión familiar, un reencuentro con amigos o un viaje…sino que tenemos que publicarlo en Facebook.

No basta con una observación, una opinión o un pensamiento…sino que tenemos que publicarlo en Twitter.

No basta con que una idea nos ronde la cabeza…sino que tenemos que enviarla de inmediato como mensaje de WhatsApp.

Es como si la introspección por sí misma no fuera completa, sino que necesitáramos sacarla de adentro nuestro y transformarla rápido en mensaje, en imágenes o en palabras para otros, para muchos o para todos.

Todos estos cabos sueltos están conectados: la ocupación total de los tiempos y la lucha para nunca estar “aburridos”, las mentes constantemente distraídas y dispersas, el escaso valor concedido al esfuerzo, la vida cada vez más encerrada en una burbuja de opiniones parecidas y la poca tolerancia a la introspección…son todos factores que apuntan en una sola y única dirección. Son todos factores que convierten al acto de reflexionar en una carrera de obstáculos.

¿Será ésta una reflexión apocalíptica?

Considero que no. Hace muchos años aprendí, leyendo a Umberto Eco, a ir más allá de las posiciones “apocalípticas” pero también más allá de las posiciones “integradas”.
Y es cierto que en nuestro tiempo, en nuestra vida cotidiana, en los avances científicos y tecnológicos, en internet y en redes sociales, también hay tendencias formidables y nuevas herramientas para la reflexión.

Pero todo lo anterior marca un ocaso de la reflexión.

No todo está perdido, claro. Ni mucho menos. Siempre y cuando valoremos adecuadamente en qué momento estamos.

¿Y qué importa la reflexión si lo que vale es el voto?

Podrás responderme que estar o no estar en el ocaso de la reflexión no agrega nada de valor a las campañas electorales, y que lo verdaderamente importante es el voto ya que es el acto que decide las elecciones.

Depende. Todo depende.

¿De qué depende?

Del cristal con que lo mires, claro está.

Si ves una campaña electoral como una operación masiva de manipulación para lograr determinados objetivos, entonces comprendo que creas que la reflexión está fuera de lugar.
Aunque te invito a ver las cosas a través de otro cristal.

¿Qué es una campaña electoral?

Una campaña electoral es una conversación social. La sociedad se da a sí misma un determinado tiempo para una conversación masiva acerca del futuro de dicha sociedad. Es la sociedad conversando consigo misma para procesar información y tomar decisiones acerca de los asuntos colectivos.

La reflexión toma un nuevo color a través de este cristal que identifica la campaña electoral con una enorme conversación social. Porque en este escenario la reflexión se vuelve un requisito imprescindible.

Lo que se cuentan son los votos, sí. Esos votos cuantifican las decisiones colectivas. Esos votos mandan. Esos votos deciden.

Por eso mismo más vale que la reflexión intervenga.

Porque si no seremos como los ciegos en el cuadro de Brueghel, caminando sin saber hacia dónde y cayendo uno tras otro inexorablemente dentro del hoyo.

Cómo y cuándo provocar la reflexión del votante

Algunos votantes son de por sí más reflexivos que otros. Este es un dato de la realidad y depende de características psicológicas personales e intransferibles.

Pero de todos modos las campañas electorales pueden actuar de manera tal que se facilite la reflexión de la gran mayoría. Más aún: que se provoque la reflexión. Y que esto sea un paso necesario dentro de la estrategia de las campañas electorales.

Sé que podrías volver atrás e insistir con el argumento anterior: que vale lo mismo un voto reflexivo que uno que no lo sea. Pero aprovecho a decirte que no, que no vale lo mismo. Podrá valer lo mismo en el conteo de votos de la noche electoral, y eso vale y mucho. Pero la política no se agota en el resultado de las elecciones ni en el corto plazo.

La trayectoria de un candidato, de un dirigente y de un partido político no es una sucesión de carreras de 100 metros llanos. No es un proceso de corto plazo detrás de otro. Es siempre largo plazo y tiene que ver con la construcción de confianza, de identidades y de fidelidades. Tienes que construir política sustentable, que crezca y acumule, y no política superficial que esté comenzando siempre de cero.

Para ese largo plazo necesitas la reflexión de los votantes. Porque esa reflexión significará solidez, ideas claras, avance seguro. Y si te juegas solo al chisporroteo de los fuegos artificiales del corto plazo, pues solo estás retrasando tu derrota definitiva. En algunas ocasiones tal vez la manipulación te resulte favorable, pero terminarás cayendo sin pena ni gloria.

Provoca la reflexión, entonces.

Para ganar esta elección, pero también para construir un proyecto político sólido hacia adelante.

¿Cómo provocar la reflexión del votante?

Pues tratando de activar en tu público objetivo los factores que antes señalé como indispensables para reflexionar. Te doy algunas ideas al respecto:

  • Los momentos de silencio favorecen la reflexión del votante. Por ejemplo, cuando el candidato está hablando y realiza una pausa silenciosa inmediatamente después de decir algo muy importante. Esa breve pausa antes de retomar la palabra crea un espacio fértil para que la audiencia incorpore la información o la idea, la procese mentalmente, la asocie con otras informaciones e ideas y reflexione al respecto.
  • Contar historias tiene múltiples beneficios y uno de ellos es estimular la reflexión posterior acerca del asunto. Cuando el candidato comienza a narrar algo el cerebro de quienes escuchan se hace preguntas. ¿Qué es esto? ¿Por qué me cuenta eso? ¿Qué quiere decir con esta historia? ¿Qué tiene que ver la historia que me cuenta con la política? Esas preguntas que nacen en el propio mundo interior de la audiencia conectan suavemente con los momentos de reflexión.
  • Formular preguntas es un verdadero despertador del cerebro, un abrelatas para la mente. No preguntas meramente retóricas ni preguntas de respuesta demasiado obvia ni preguntas que no buscan respuestas sino aplausos. Me refiero a preguntas verdaderas, que despierten curiosidad por lo menos durante un momento. Esas interrogantes son un clic para reflexionar.
  • Sorprender es siempre un recurso reflexivo de primer orden. La sorpresa se consigue con una analogía diferente, un giro del lenguaje, un cambio brusco de entonación o ritmo, una asociación entre dos ideas muy diferentes, un contraste muy notorio o la irrupción inesperada de algo o alguien. Lo que importa, más que el mecanismo en sí, es el acto mismo de sorprender ya que constituye un desafío que obliga a pensar y analizar.
  • Responder objeciones es una vía rápida hacia la reflexión. Muchos partidos, campañas y candidatos temen y evitan las objeciones. No lo hagas. Por el contrario: identifícalas, inclúyelas en tu comunicación, analízalas y destrúyelas. Así le estarás dando al votante herramientas para su propia reflexión.
  • Los momentos reflexivos de los voceros políticos y de los propios candidatos provocan reacciones en espejo. O sea: provocan momentos reflexivos en los votantes. De esa forma se convierten en herramientas facilitadoras de la reflexión.

La reflexión de los votantes se potencia y estimula, entonces, con todo un arsenal comunicativo: silencios, historias, preguntas, sorpresas, objeciones y reflexiones. Estos elementos los puedes incluir en todas partes de una campaña electoral: declaraciones, entrevistas, ruedas de prensa, spots publicitarios, piezas gráficas, impresos, mensajes, artículos y cualquier forma de comunicación política, gubernamental y/o electoral.

Ahora bien, ¿cuáles son los mejores momentos para estimular la reflexión del votante?

Podríamos decir que todo momento es bueno, pero en realidad no es tan así. De hecho, no vas a poder provocar la reflexión en plena campaña electoral si antes no la provocaste. Las campañas electorales son breves y todo en ellas ocurre a toda velocidad, lo cual no las hace el mejor escenario reflexivo. El momento clave en verdad es antes de las campañas electorales.

Piensa que siempre dispones de varios años previos a una elección. Allí tienes el terreno fértil, el tiempo y la disposición para la reflexión. Considéralo el tiempo para sembrar, ya que luego la campaña electoral misma será más bien tiempo de cosechar.

Lo anterior no significa que no puedas hacer pensar durante las agitadas jornadas pre-electorales. Sí que puedes. Sí que debes intentarlo. Pero sabiendo que es más difícil. En particular los comienzos y los finales de las campañas son buenos momentos para ello. Y con un mínimo de creatividad podrás darle un toque reflexivo a toda tu comunicación electoral.

Más aún: también después de terminada la jornada electoral podría ser un buen momento. La noche misma de la elección y los días inmediatos siguientes son coyunturas muy favorables para que reflexiones junto con tus votantes ya sea en el contacto personal en comunidades pequeñas o en los medios de comunicación en comunidades grandes. Si en vez de destilar triunfalismo o rencor te dedicas a un análisis más pausado y sereno, pues lo que reflexione tu público será el cimiento de lo que vendrá más adelante. Lo cual debería importarte mucho.

El experimento Todorov

Alexander Todorov, psicólogo de la Universidad de Princeton, realizó un experimento muy revelador acerca de la conducta de voto de las personas.

A los participantes en el experimento Todorov les mostraba caras de candidatos a diversos cargos de gobierno. Caras que los participantes no conocían pero que correspondían con candidatos reales que disputarían elecciones a la brevedad. Y tenían que decidir cuál de ellos les parecía más competente.

Los resultados fueron sorprendentes. Las decisiones de los sujetos experimentales de Todorov coincidieron en un 70 % con los resultados posteriores de las elecciones. Setenta por ciento. Estos resultados se repitieron luego con candidatos presidenciales de distintos países del mundo.

70 % de predicciones acertadas hechas sin conocer a los candidatos, sin escucharlos, sin saber su nombre ni su partido político ni su programa de gobierno. Sin spots televisivos y sin redes sociales. Y este consistente 70 % es más sólido y confiable que lo que pueden predecir otros políticos, encuestadores, investigadores de opinión pública y especialistas varios.

El experimento Todorov muestra el sistema 1 del cerebro en acción. Ese sistema que decide con poca información, de modo automático y a una velocidad mayor a la del parpadeo.

En estos tiempos de ocaso de la reflexión las ventajas las tiene el voto automático, el voto del sistema 1, el voto parpadeo. ¿Por qué entonces querrías hacer pensar a los votantes?
Tal vez por muchas razones, las más importantes de las cuales tienen que ver con la salud de la democracia, los valores humanos y la vida social.

Pero además, ¿solo quieres ganar la próxima elección o quieres construir un proyecto político?
Porque el voto parpadeo, el de los automatismos, así como va en una dirección luego irá en la contraria. Pero para construir, desarrollar y sostener un proyecto político necesitas algo más que parpadeos y automatismos. Necesitas reflexión.

Piénsalo.

 18 min


​José E. Rodríguez Rojas

El vínculo de Chávez con los pobres fue uno de los elementos fundacionales del chavismo como movimiento político. El mismo fue creado gracias a una agenda social financiada por los ingresos extraordinarios del petróleo. Una vez que los precios del petróleo colapsaron, el régimen de Maduro continuó la política económica de Chávez, generando una hiperinflación que derivó en un empobrecimiento de la población. Éste afectó en particular a los habitantes de las barriadas pobres, quienes al final se rebelaron contra el régimen, apoyando a la oposición en sus protestas.

Uno de los elementos fundamentales que integran el imaginario del chavismo, es la existencia de una conexión emocional entre Hugo Chávez y los pobres, que luego formó un aspecto fundacional de lo que se llamó su legado y del movimiento político que impulsó y le permitió reelegirse en varias oportunidades, con el apoyo mayoritario de estos sectores. Esta conexión, se creó en su momento en base a una agenda social integrada por programas de subsidios al consumo como Mercal y las llamadas “misiones”, que aliviaron la situación de millones de venezolanos de bajos ingresos, aunque también benefició a sectores de la clase media. Si bien la inflación creció, lo hacía a bajos niveles y era compensada por los programas sociales. Esto fue posible gracias a los ingresos extraordinarios del petróleo, en la medida que los precios del petróleo colapsaron en el año 2014 esta agenda era inviable y era necesario cambiar de política económica.

Sin embargo, Maduro insistió en continuar la política económica de Chávez, lo que impulsó la inflación, la cual devino en el año 2017 en hiperinflación. El gobierno trató de compensar los efectos de la hiperinflación con programas sociales, como las bolsas Clap, pero estas eran irregulares en cuanto a su periodicidad y no lograron un impacto significativo en la situación alimentaria de la población. La Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), impulsada por las principales universidades en el año 2017, reveló que casi el 90% de los entrevistados manifestaron que el ingreso familiar era insuficiente para la adquisición de los alimentos La hiperinflación destruyó la capacidad de compra de los trabajadores y generó un empobrecimiento generalizado. Los habitantes pobres de las barriadas fueron los más afectados debido a que la inflación de alimentos era la más aguda.

Dirigentes del chavismo, que acompañaron a Chávez en su gobierno, alertaron sobre las implicaciones del derrotero de Maduro. Felipe Pérez Martí ministro de economía de Chávez, en sus primeros años de gobierno, señaló que las políticas económicas de Maduro estaban conduciendo a un desastre social. Las cifras de la ENCOVI 2017 corroboraron las palabras de Pérez Martí. La pobreza, que en el año 2014 afectaba a 48% de la población, se incrementó hasta afectar a 87,8% de los venezolanos en el año 2017.

La miseria y el hambre, al final, hicieron que en las barriadas floreciera el descontento contra Maduro y su gobierno. Ello se evidenció claramente el 23 de enero de este año cuando, según las diversas agencias de noticias, los pobres bajaron de los cerros y se unieron a la marcha de la oposición al régimen a fin de solicitar la renuncia de Maduro por ilegitimo. Una de éstas fue la agencia Efe que elaboró un reportaje difundido por la prensa local e internacional, donde además señala que muchos de los habitantes de las barriadas que protestaban no tenían claro los detalles de la ilegitimidad de Maduro, lo que si aspiraban era que se fuera e iniciar un nuevo gobierno que pusiera fin a la pesadilla generada por su gestión (Noticiero Digital, 2019).

El diario El País de España, cercano al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), habla que el hartazgo de los sectores populares impulsa a la oposición en Venezuela, señalando que “el descontento sobrevuela los barrios populares que desde hace dos décadas sostienen al gobierno y que son precisamente los más castigados por su gestión, de la catástrofe económica a la calidad de los servicios” (El Pais, 2019).

A pesar de la insistente propaganda del régimen madurista que responsabilizaba a una supuesta guerra económica de las penalidades que sufría la población, los sectores populares no le dieron credibilidad a esta idea y responsabilizaron al régimen por la carestía, la escasez y la crisis de los servicios públicos. Muchos dirigentes chavistas, al igual que Pérez Martí, temían que la pésima gestión económica de Maduro terminara por socavar las bases populares del movimiento creado por Chávez. Esos temores se hicieron realidad y será cuesta arriba, para los que aspiran defender el legado de Chávez, superar este trauma.

Varios economistas habían alertado que la experiencia de los países que han sufrido hiperinflación indicaba que la misma, tarde o temprano, conducía a un cambio de política económica o de gobierno. En el caso de nuestro país está conduciendo a un cambio de gobierno presionado por las bases sociales que años atrás fueron cautivadas por Hugo Chávez y que en las actuales momentos sufren las penalidades impuestas por su heredero político. Una vez más se cumple el dicho que “amor con hambre no dura”.

Profesor UCV

Referencias:

El País. 2019. “El hartazgo de los sectores populares impulsa a Juan Guaidó en Venezuela”. 27 de enero del 2019.

Noticiero Digital. 2019. “Efe: los más pobres acompañan a la oposición en su epopeya contra Maduro”. 23 de enero. Disponible en: www.noticierodigiatal.com

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Américo Martín

Ei 23 de enero de 1958 y el de 2019 fueron pródigos en resultados, aun cuando el segundo no ha completado su victoria que sin embargo se perfila en el horizonte. Ambos fueron prodigios de unidad de lo diverso en busca de cambios democráticos y humanos. Dejo de lado los cambios regresivos destinados a imponer la irracionalidad totalitaria que borra la historia en nombre de la fantasía del hombre nuevo. Como escribiera Mariano Picón Salas:

  • El ascenso sorpresivo de fuerzas bárbaras a la rectoría de los pueblos con el prurito de condenar lo realizado por la generación anterior, explica el poco escrúpulo que han tenido para arrasar con el pasado.

El 23 de enero de 1958 fue ante todo un triunfo de la unidad en su diversidad. Sin ella no se habría logrado un frente tan impactante como la Junta Patriótica. “Impactante” por lo mucho que sugería pese a la escasa fuerza material que al principio tenía. No se crea que este triunfo de la razón fue fácil. Los partidos y sus líderes llegaron a odiarse hasta descubrir que la división era un suicidio. Entonces se unieron y se respetaron. Así se forjó la histórica victoria contra la dictadura militar de Pérez Jiménez.

Si los líderes actuales hubieran recordado aquella experiencia singular no hubiesen desdeñado el poder de la unidad plural. Por no entender su sentido desdeñaron al instintivo llamado popular que exigía sumar fuerzas. Prefirieron agrupar a los que coincidieran más condenándose a la impotencia. Esa teoría desembocó en territorios muy trillados: los que piensen distinto, pese a coincidir en el fundamental objetivo común, son enemigos. El intercambio de epítetos habría condenado a muerte la idea misma de la unidad nacional de lo diverso, hasta que casi por milagro el 5 y el 10 de enero el cadáver resucitó.

El 5 fue la rotación pactada que dio la presidencia de la AN al sorprendente Juan Guaidó. Habían jurado que enemigos ocultos estrangularían el pacto, pronóstico que resultó falaz. Viendo que no era difícil sembrar minas en la unidad, laboratorios oficialistas quisieron envenenar las relaciones entre Guaidó y Leopoldo López. Pero siendo ambos de la misma fibra, la maniobra falló.

La unidad emergió con sagrado ímpetu el 10 de enero. La colosal movilización del 23 de enero exhibió su poderío. La juramentación ante una concentración nunca vista fue recibida con entusiasmo mundial. La prudencia guía al presidente provisorio. Mantiene una relación a prueba de balas con la AN. Decenas de países lo reconocen, militares y oficialistas le guardan respeto. Guaidó se aferra al plan: fin de la usurpación, gobierno de transición y libérrimas elecciones. Todos necesitan que su gobierno avance serenamente. La ley de Amnistía dictada por la AN exhibe una fría habilidad que despierta simpatía y neutraliza la represión

He recordado el Decreto de Guerra a muerte dictado en 1813 por el Libertador. Se cree excesiva su oferta de muerte, pero es brillante el eximente nacido de su genio político.

  • Contad con la muerte…

Si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América

Sin ofrecer muertes, la ley de Amnistía extiende sus beneficios en el espíritu de Bolívar.

  • Si luchas por el retorno de la constitucionalidad

Porque no es un conflicto entre civiles y militares. Es la movilización de la Nación unida en busca de libertad, democracia, prosperidad y – según postulara Tomas Payne- derecho a la felicidad

 2 min


Carlos Raúl Hernández

La incapacidad, la arrogancia, la fatuidad y la soberbia, cuatro jinetes apocalípticos que en realidad son como quince, llegan periódicamente en estos veinte años con sus trompetillas a neutralizar éxitos posibles y generar tragedias. Pero en vez de montar imponentes bucéfalos, andan a horcajadas en chivos, mulas, burros y hasta cochinos para llegar a la feria. La falta de memoria colectiva, de opinión pública, de sentido crítico, ayuda a que esta cabalgata estrafalaria siga impune, porque quienes deberían evaluar sus acciones son fans. Hoy aparece con Juan Guaidó una llama a la que debe protegerse de estos y muchos otros asedios.

Porque vienen montados en sus cuadrúpedos entre ruidos variados, y pueden devastar a punta de arrebatos y torpeza sistemática cualquier posibilidad de cambio, cualquier esperanza. Lo más probable es que después de cada trastada, de nuevo no aparezcan los responsables porque siempre se agachan a la hora de rendir cuentas. Cada vez que actúan dejan un hueco en el ozono, una oleada de depresión colectiva y familias enlutadas. Muchachos que mueren detrás de un sueño fatuo que se paga con sangre. Esta vez fueron veintiséis los cadáveres. La acción política toma la forma perversa de crear problemas sin resolver ninguno.

Desde 2005 el chavismo se coge las instituciones sin disparar un tiro. Por el otro lado le levantaron la mano a Carmona y le soplaron el decreto fatal. La antipolítica inaugura un mundo de aprendices de brujo y vuelve rampante en las elecciones municipales y presidenciales de 2017 y 2018. Se disloca el proyecto de acumulación de fuerzas, de toma territorial del país y la casa deviene cenizas. En los muros de las ruinas están las inscripciones de la prédica ingenua, infantil. Reaparecen para continuar con los argumentos en 2018 y pretenden marcar la pauta a la AN. Pero Guaidó existe gracias a que elegimos la AN. De no ser así, no habría sino carbón.

Sexo de los ángeles

Se promueve una discusión constitucional sobre si Maduro es legítimo, usurpador, un vacío de poder ambulante, un “no lo llames presidente”, una distracción. Argumentan que tenía la AN que destituirlo, nombrar una “junta de transición” y Presidente de la República. Afincado en décadas de insolvencia política se mantiene un poder que debería haber cambiado. Pese a las advertencias de no crear nuevas fantasías, se presentaron el 10E y luego el 23E, fechas mágicas, encrucijada de destinos. Los militares a los que enviaron mensajes apaciguadores ven síntomas que minan la confianza.

De ser cierta la violación del compromiso con los aliados… ¿cómo creer las promesas de amnistía que pretendieron borrar en un mes las diatribas de veinte años? Da a pensar que los excluidos prospectivos en su nuevo régimen no serán solo los chavistas, sino también todos los demás partidos políticos. Encima de birlar a sus aliados, quedó en evidencia la pretensión de un selecto estamento de cogerse el país. El gobierno ha creado una sociedad mendicante, angustiada, desprotegida, sin futuro, por su empeño en no dar marcha atrás a un modelo económico que debió desaparecer con los cromagnones.

Desestiman que chinos y rusos lo abandonaron hace décadas, y los bolivianos ni se le acercan. El 23 de enero de 2019 lo que antes se llamaba pueblo chavista demostró en las calles de nuevo que toda revolución es una desgracia, la peor que puede atravesar cualquier país y que si los gobernantes no dan un viraje hacia la realidad, estamos en el preámbulo de la destrucción, del Estado fallido. No se entiende que un grupo en el poder que explotó la demagogia del amor a los pobres, demuestre la más gélida insensibilidad ante la tragedia social.

Entendimiento nacional

Además esa pulsión insólita de romper relaciones y amenazar a EEUU con un rugido de ratón es para preocuparse. Sin la menor simpatía por la presencia de los militares en la política, pienso que la única respuesta racional de estos días la dio el general Padrino aunque se esperaba que se levantara la mano a sí mismo para juramentarse, (según los chismes estaba defenestrado) Pese al inconstitucional grito de “¡Chávez vive!”, después de la experiencia en días de demencia polimorfa, ubicua, exuberante, su declaración hace pensar que la FAN teme a la anarquía que rechina en las cabezas y que estimulan factores internacionales.

Tampoco el ministro debió callar sobre los veintiséis asesinatos. Entre los extremos que representan Putin y Trump y sus operadores locales, el ministro expuso un elemento central para conseguir el camino: el entendimiento, el diálogo, que deberían haber planteado Guaidó y Maduro, y coincide con la UE. La división de las FAN significaría una guerra civil y la posible fragmentación territorial de Venezuela, la puesta en peligro del Golfo, y países vecinos podrían cobrar su presa. Por eso, luego de suficientes insania democráticamente distribuida, los militares deben estar preocupados por quien podría quedarse con la llave de la casa.

Deben estar alarmados por tener que lidiar con semejantes presiones. Sorprendente efecto colateral de la declaración de Padrino, es que algunos que se dedicaron a acusar y encanallar de colaboracionistas a quienes hablan de diálogo y entendimiento desde hace años, ahora dicen que una de las ganancias de esta última y estruendosa opereta es que el gobierno llama al diálogo. Ahora todos serán colaboracionistas.

@CarlosRaulHer

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Un día que marcará un signo en la lectura de esa novela interminable que parece ser la historia del régimen. Día de rearticulación de las fuerzas democráticas y de la superación de la anomia. Día del renacimiento de la esperanza. También un día de reencuentro donde se entendió en su sentido pleno el significado histórico de las elecciones del 6-D del 2015, cuando nació la AN democrática. Pues sin ese 6-D hoy no habría nada que defender y tampoco nada ni nadie a quien seguir. El 23-E la AN presidida por Juan Guaidó fue reconocida como la institución líder de la mayoría de la ciudadanía venezolana. Más allá de su rol institucional -dada la autodestrucción de la MUD y de la incapacidad política del Frente Amplio- la AN fue consagrada como “el partido de la oposición venezolana”.

Pero el 23-E fue sobre todo el día cuando, de acuerdo a las facultades que confieren los artículos 233 y 333 de la Constitución, Juan Gauidó –en un acto colectivo más mesiánico que político- se juramentó ante la multitud como presidente interino de la nación.

Hoy -24-E- cuando escribo estas líneas nadie sabe cuáles serán los alcances de la por muchos no esperada decisión de Guaidó. Lo único que se puede inferir por el momento es que Guaidó trazó una línea divisora entre dos poderes: A un lado el poder del Estado representado por Maduro, avalado por las hasta ahora leales FANB, vale decir, por el poder en su más pura forma leviatánica. Al otro lado, el poder de la mayoría -desgraciadamente no evaluable debido a la no concurrencia de gran parte de la oposición a las elecciones presidenciales del 20-M- mayoría apoyada por una constelación de gobiernos de derechas surgida en América Latina y por la perentoria presión que viene desde América del Norte (a la cual se agrega la formal, pero poco trascendente solidaridad, de algunos países europeos)

Entre el mensaje del 10-E y el juramento del 23-E no hay, sin embargo, una línea recta. En el primero Guaidó dijo estar dispuesto a asumir la presidencia interina solo si contaba con el apoyo de la ciudadanía y de las fuerzas armadas. El 23-E supimos que la ciudadanía se hizo presente de modo contundente en las calles. De las FANB, como suele suceder, sabemos poco. Aparte de la declaración de lealtad al gobierno emitida por el general Padrino López, la correlación al interior de los mandos militares continúa siendo el gran secreto de la política venezolana. No obstante, cabe conjeturar, la unidad de las FANB no ha ser en este momento monolítica. Si lo fuera y lo supiera Guaidó -más allá de toda juristería- habría cometido el peor error de su vida. O para decirlo sin anestesia: Enfrentar a una ciudadanía inerme contra un ejército unido, dispuesto a cometer crímenes en aras de la conservación del régimen del que forma parte, significaría repetir -pero en dimensión muy ampliada- los ejemplos sangrientos de Nicaragua y de la misma Venezuela durante los acontecimientos que finiquitaron las jornadas de protesta del 2017. El mismo día 23-E fue cerrado con una veintena de muertos. Duro es decirlo: vendrán más.

Todo parece indicar que la alternativa más correcta que tenía Guaidó era llamar a la ciudadanía a cerrar filas alrededor de la única institución legal y legítima de Venezuela, la AN, convertida en bastión de la democracia nacional. Llamar en cambio a juramentar una presidencia que, por muy constitucional que sea carece de “poder físico” (Capriles dixit) significa pasar a la ofensiva sin medios para llevarla a cabo, o, en su defecto: entregar toda la iniciativa a la así llamada comunidad internacional, negándose la oposición a actuar como sujeto político. En ese punto, seamos claros: la tarea de la comunidad internacional es apoyar a la oposición nacional, pero la tarea de la oposición nacional no es apoyar a la comunidad internacional.

Más allá de las informaciones que maneja (o no maneja) la AN, cabe suponer -en ese punto sigo un razonamiento de Trino Márquez- dos razones que probablemente indujeron a Guaidó a apresurar su juramentación. La primera, la decisión del TSJ (o sea de Maduro) de impugnar a Guaidó y demás miembros de la Junta Directiva de la AN por haber sobrepasado sus competencias y después haber nombrado a Gustavo Tarré como representante oficial en la OEA. La segunda, el tuiter de Trump, donde reconoció a Guaidó como presidente interino antes de la juramentación (hecho inédito en la historia) A esas dos razones podríamos agregar una tercera: el peso de un sector político maximalista dentro de la AN, el mismo que promovió el abstencionismo del 20-M.

De acuerdo a la primera razón, es posible pensar que Maduro intentó apresurar la confrontación entre el régimen y la AN. Pues es evidente que mientras más intensa y menos política es la confrontación, mayores serán sus posibilidades para imponer condiciones y, de paso, disciplinar con leyes de guerra al estamento militar. Lo más probable entonces es que Maduro intentará mantener el juego del “látigo y la zanahoria”. Represión sin concesiones y llamados a un diálogo destinado a dividir a la oposición, liberando incluso un par de presos políticos de renombre a fin de amansar la réplica exterior. Por el momento -reitero, por el momento- nos encontramos frente a una confrontación entre un ejército sin pueblo y un pueblo sin ejército. Naturalmente, esa correlación puede cambiar –nadie tiene las llaves de la caja de Pandora- pero es solo una hipótesis. Y como sabemos, actuar de acuerdo a hipótesis puede ser muy productivo en el ámbito científico, pero en el político suele ser fatal.

De acuerdo a la segunda razón, el inédito reconocimiento de un gobierno antes de que se constituya -hecho que hizo aparecer a Trump dictando una orden a Guaidó: un manjar para los “antimperialistas”- si hubiera venido de otro presidente, habría sido decisivo. El problema es que Trump es capaz de cambiar de opinión de un día a otro (Putin y Erdogan ya le tomaron el pulso). Además, para Trump el problema principal no es Venezuela. Desde un punto de vista geopolítico el reconocimiento a Guaidó no fue tanto en contra de Maduro sino en contra de Putin. Entre líneas quiso decir: “Usted, Putin, puede hacer todos los negocios que quiera con Maduro, pero si intenta establecer alguna base militar o algo parecido, intervendremos directamente. En mi patio trasero, todavía mando yo”. Putin, con toda seguridad, entendió. Pedirá entonces algo para “su patio vecino” (Ukrania)

La tercera razón tiene que ver con la composición política de la propia oposición. Pues para nadie es un misterio saber que la oposición tampoco es monolítica. Hay en su interior un sector -al que también pertenece el partido de Guaidó, VP- proclive a dejarse llevar por posiciones maximalistas. Su práctica se caracteriza por haber empujado permanentemente a la oposición a emprender caminos contrarios a toda lógica política. El Carmonazo del 2002, la Salida del 2014, los enfrentamientos “militares” con las tropas pretorianas del 2017, el abstencionismo con un 80% de votación potencial en contra de Maduro, son hitos que muestran un elevadísimo grado de irracionalidad. Si el 23-E el paso dado por Guaidó solo corresponde con los deseos de ese sector -crear un poder (simbólico) paralelo a un régimen militar sin haber establecido una relación con el estamento militar- puede ser pagado muy caro. Esperemos que no sea así y la AN tenga en sus manos todas las informaciones que se requieren para establecer un poder gubernamental paralelo. Si así fuera, Venezuela sería un caso inédito. Pues, en todos los procesos de transición de la historia moderna un gobierno interino ha surgido después del derribamiento de una dictadura. Nunca antes. Séame entonces permitida una cuota de solidario escepticismo.

Sería terrible que todo el esfuerzo movilizador que llevó a millones de personas a adueñarse de las calles, esfuerzo orientado a poner en forma un nuevo comienzo, solo fuera el comienzo de otro nuevo – y trágico- final. El pueblo venezolano no merece esa suerte. Como pocos en la historia ha dado muestras de un gran valor en una resistencia sin igual. Los caminos trazados el 10-E parecían ser los más correctos. La creación de los Cabildos apuntaba a dar persistencia orgánica a las movilizaciones populares. Los pobres sub-urbanos, hasta hace poco clientes del madurismo, habían iniciado su propio ciclo de protestas, cruzando sus demandas sociales con las demandas políticas de las clases medias. Guaidó, hablando con serenidad no tropical, había dicho las palabras precisas a las FANB: no a la división, sí a la unidad de la nación, incluyendo a los militares. Si el juramento presidencial fue parte de ese proceso, lo sabremos muy pronto. Si fue otro exabrupto voluntarista del extremismo político cuyo objetivo es dejar el país en las manos del Alto Mando Militar y de una comunidad internacional a la que solo sirve Venezuela como bola de ping pong geopolítico, también lo sabremos muy pronto. Quiera Dios, o quien más se le parezca, que esa segunda posibilidad no vuelva a darse.

PS:

De mi cuaderno de anotaciones (25.01.2019)

- El discurso del general VPL lleva a concluir que entre Guaidó y el Alto Mando de las FANB no había el menor contacto. ¿Estamos frente a una edición ampliada de La Salida? Si es así, puede ser fatal.

- Ruptura de relaciones políticas y diplomáticas con los EE UU. Hay tres razones posibles: 1) Un ataque histérico de Maduro 2) Un plan del régimen para galvanizar a las FANB en torno a un ideario antimperialista (a lo Cuba) 3) Una maniobra conjunta de Maduro/ Putin.

Me estoy inclinando hacia la tercera hipótesis

- Venezuela ha pasado a ser un objeto de transacción internacional entre las grandes potencias.

- La represión va en aumento constante. Se reportan allanamientos en distintas ciudades del país.

- Asoman sugerencias para un diálogo gobierno-oposición. Importante: una viene del mismo general VPL (habló de acuerdos y negociaciones). Más allá de las intenciones cosmetizantes del régimen, la oposición política debería aceptar la posibilidad de realizar conversaciones aunque no más sea para reinsertar a la política en el plano nacional.

- Venezuela se está transformando en un pantano de arenas movedizas

Enero 25, 2019

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2019/01/fernando-mires-mas-alla-del-23-...

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Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el tema de la inseguridad personal y jurídica que afecta a la producción agrícola.

Inseguridad personal y jurídica

Éste es un problema de alcance nacional, ya que en todas las instancias de la vida del ciudadano venezolano, existe un peligro permanente de inseguridad personal y de inseguridad jurídica. Es común informarse por medio de las noticias diarias, o por medio de familiares y conocidos, los delitos que se cometen contra las personas y sus bienes. Crímenes, secuestros, robos, expoliaciones de propiedades, son sucesos cotidianos en nuestras ciudades, pero también al “campo” venezolano ha llegado esta situación de inseguridad personal y jurídica, afectando profundamente la producción agrícola.

Lo relativo a la inseguridad personal se puede presentar de diversas maneras:

1.-Riesgos en las carreteras nacionales

Las carreteras nacionales son las vías que utilizan todos los ciudadanos, en cualquier actividad, para movilizarse dentro del territorio nacional. Eso incluye, por lo tanto, la movilización por esas carreteras hacia y desde las unidades de producción agrícola ubicadas en todos los confines de nuestra geografía, o para dirigirnos hacia los centros de servicio que apoyan la actividad agrícola.

Para nadie es un secreto la cantidad de riesgos a los que estamos expuestos los ciudadanos venezolanos al transitar por las diversas autopistas, troncales y otras vías que unen las principales ciudades, pueblos, villorrios y toda clase de poblados existentes en el país. Estos riesgos son de variada naturaleza y muchos de ellos son complementarios entre sí. Es el caso de la mala calidad de la vialidad que representa escenarios favorables para los accidentes de tránsito, daños a los vehículos, daños a las personas y exposición a ser víctimas de los asaltantes de caminos que hoy abundan en forma organizada.

El problema se agrava por la escasez de vigilancia y de equipos de apoyo vial, para la protección ciudadana y para el auxilio oportuno por parte de las autoridades encargadas de la seguridad de las personas. Esto ha causado que se limiten las horas para transitar, solamente a los períodos de tiempo cuando exista luz solar suficiente y cuando haya abundancia de viajantes en las redes viales. A la mala calidad de las vías se añade el problema de la presencia de algunos obstáculos (especialmente objetos cortantes como clavos o metales puntiagudos, punzantes, enormes piedras y otros), colocados en las vías por facinerosos que abundan en las carreteras, lo cual genera accidentes, algunas veces mortales y siempre para el asalto de los afectados. Lógicamente, al no existir organismos de seguridad vial, los malhechores aprovechan para cometer sus fechorías.

Los reductores de velocidad son otro problema en las vías. Éste es el nombre que le han dado a estos obstáculos ilegales colocados en las vías en forma generalizada, abundante, y en la mayoría de los casos injustificados, que se han extendido por todo el territorio nacional. Muchos de estos puntos son aprovechados por personas que ofrecen a la venta alimentos, bebidas o cualquier objeto, causando que algunos conductores se detengan para aprovechar esta forma de mercadeo de buhoneros, obstaculizando las vías y originando retraso a otros viajeros. En horas nocturnas o de poco tránsito, buena parte de estos puntos es utilizada por rateros y asaltantes de caminos; y se presume que durante el día, algunos de estos vendedores ambulantes avisan a las bandas de irregulares acerca de posibles víctimas, fáciles de asaltar, que van detectando al paso lento e inocente de los conductores al transitar sobre estos obstáculos.

Al llegar a las fincas por esas carreteras nacionales, con todos los peligros que ofrecen a los usuarios, los agricultores y visitantes comienzan a enfrentar otros riesgos que son los que existen en esas unidades de producción; riesgos que han transformado la otrora tranquilidad del campo en sitios de inseguridad, de incertidumbre.

2.-Riesgos en las unidades de producción

El origen de estos riesgos, está nuevamente basado sobre la falta de vigilancia oficial. Dicho de otra manera, son riesgos alimentados por la ausencia de los cuerpos de seguridad del Estado en las regiones agrícolas, o por su presencia timorata y hasta posiblemente cómplice con las bandas irregulares que hacen vida en las áreas campesinas de nuestro país.

Estos riesgos son muy variados y afectan desde la integridad de los productores y personal en general de las fincas, hasta la seguridad de la infraestructura, maquinarias, equipos, enseres y semovientes.

Las maquinarias y los equipos agrícolas están expuestos a su robo total o por partes, especialmente en la actualidad cuando hay una tremenda escasez de repuestos. Esta situación afecta notablemente la marcha de las operaciones de una finca, tanto de mantenimiento como de producción. Algunas maquinarias y equipos se pueden colocar a buen resguardo al finalizar las faenas diarias, pero otros deben permanecer en el campo como es el caso de implementos de riego instalados desde las fuentes de agua con equipos de bombeo, hasta motores, tuberías, aspersores, etc. Así mismo, la infraestructura corre peligro de pérdida y deterioro, como es el caso de cercas, portones, pequeños puentes, partes de las viviendas y otros.

Algo que se ha popularizado mucho últimamente es el robo de ganado en las fincas donde los animales no están estabulados y, en muchos casos, los matan dentro de la misma finca y las carnes son parcialmente saqueadas. Por esta razón, al menos los animales de alto valor utilizados para el mejoramiento de los rebaños tienen que mantenerse cuidadosamente protegidos.

En los hatos llaneros, es muy común encontrar osamentas de animales que han sido sacrificados en el sitio por ladrones de carne, pero es también muy frecuente el abigeato. Existen bandas que roban rebaños enteros, especialmente en los hatos muy grandes y más alejados de los grandes centros poblados. Al igual que roban ganado de cualquier especie doméstica, se roban el producto de los campos cultivados, lo cual ocurre especialmente en aquellas fincas cercanas a centros urbanos. Es común la fuga de productos en campos de hortalizas, frutales y maíz para jojotos, entre otros.

Otros peligros en las unidades de producción son los secuestros y asaltos. En nuestras zonas rurales, en la actualidad, es común el asalto a las fincas para robar, pero también se está popularizando, en estos asaltos, no respetar la vida de las personas presentes y además, utilizar estos momentos para secuestrar a los propietarios cuando éstos están presentes. Esta situación ha sido la causa de que muchos propietarios, que son las personas que toman las decisiones y realizan las inversiones para mejorar la actividad agrícola, no asistan a sus propiedades rurales por el inmenso peligro que corren. Las pocas veces que los dueños visitan sus propiedades rurales lo hacen tomando precauciones extremas. Por supuesto, esto afecta la producción agrícola porque se interfiere con la marcha normal del proceso productivo y, dependiendo de la calidad y confianza del personal que permanece en las fincas y que a la vez está expuesto a todos los peligros señalados, la producción puede ser aceptable o puede ir a la deriva con resultados negativos para el productor.

Finalmente, existe el cobro de “vacunas”. Ésta es una situación a la que están expuestos todos los productores del campo, en especial aquellos que tienen grandes y eficientes unidades productivas, con lucrativos retornos de la actividad. Los autores de estas fechorías generalmente son bandas bien organizadas, que operan tanto en las ciudades como en el campo ya que sus objetivos son personas con cualquier tipo de negocios; por lo que para el caso de la agricultura no es preciso que el productor visite la finca, ya que si habita en una ciudad allí puede ser visitado por los malhechores y ser informado de sus intenciones. Operan de manera parecida a como lo hacían las famosas mafias de origen italiano en los Estados Unidos, en la primera mitad del siglo XX.

Estas bandas dedicadas al cobro de vacunas muchas veces son las mismas que roban, asaltan y secuestran; y son formadas por personas de los poblados vecinos, o se forman en las ciudades, o están formadas por guerrilleros venidos de los movimientos irregulares que operan en la República de Colombia o delincuentes venidos de otros países, ya que aparentemente en Venezuela hay poco control para evitar la entrada ilegal de extranjeros.

Lógicamente, esta exposición al secuestro y la extorsión causa descontrol en las unidades de producción agrícola, las cuales en ocasiones son abandonadas por ser la mejor opción que encuentran los propietarios. El efecto que todas estas acciones de inseguridad personal tienen sobre la producción agrícola es muy evidente.

En lo que respecta a la inseguridad jurídica, con este régimen se han cometido barbaridades en lo que han intentado disfrazar como una lucha contra el latifundio, cuando se han decretado expropiaciones que han sido ejecutadas con violencia, en algunos casos amenazando a las personas que se encuentran en las fincas y sacándolas de allí a la fuerza y luego haciendo verdaderas rebatiñas con los bienes de esas propiedades, especialmente repartiéndose los semovientes en las unidades ganaderas.

Hasta ahora, lo que ha comenzado como expropiaciones, que implicaría privar a los propietarios de sus bienes pero resarciéndolos con la correspondiente indemnización, no ha sido más que expoliaciones ya que dichas propiedades no han sido debidamente pagadas y, en algunos casos, han conducido a la ruina del productor cuando esa persona depende exclusivamente de la producción agrícola en su finca. Además, la utilidad pública o el bien social que conllevaría la expropiación no se ha cumplido y, por el contrario, la mayoría de estas fincas expoliadas que antes eran productivas hoy en día se han transformado en terrenos abandonados, yermos, se ha perdido superficie cultivada, los rebaños han disminuido o se han eliminado totalmente, todo lo cual incide en la caída de la producción agrícola.

La inseguridad jurídica en nuestro territorio ha sido causa de que las inversiones que generalmente se realizan en las fincas con miras a un mejoramiento de la producción, a incrementar la eficiencia de los procesos productivos y hasta a mejorar las condiciones de vida dentro de estas propiedades con más confort y con el embellecimiento de sus diferentes espacios, no se lleven a cabo y se mantenga la propiedad un poco disfrazada. Esto se hace para evitar la tentación, ya que mientras la finca sea mejor, más productiva y más moderna, es más apetecible por los entes gubernamentales o por personeros del gobierno para ser expoliada.

La inseguridad jurídica también ha invadido la agroindustria que en una u otra forma apoya a la agricultura. Es el caso de empresas que producen y suministran insumos para los cultivos, otras que procesan alimentos para preservarlos y ofrecerlos a los consumidores de manera continua a lo largo del año, otras procesadoras de materia prima para la industria de alimentos. Varias de esas empresas, que trabajaban a gran capacidad para atender a los ciudadanos en buena parte de sus necesidades alimenticias, han sido expoliadas y llevadas a niveles de producción muy por debajo de sus niveles originales. Por supuesto, esto ha afectado enormemente la oferta de alimentos a la población.

Para los diferentes casos de inseguridad personal y jurídica presentados, existen variadas soluciones posibles de implementar, algunas de ellas se presentan a continuación:

En el caso de los riesgos en las carreteras nacionales se tienen que realizar campañas para el asfaltado, reparación y mantenimiento general de las vías, para lo cual se debe retornar la responsabilidad de estas acciones a los gobiernos regionales y locales, según sea el caso.

El problema de la vigilancia y apoyo vial es crítico. Actualmente es difícil ver en nuestras carreteras algún personal de las Policías Regionales o Nacional, o de la Guardia Nacional, en funciones de vigilancia velando por la seguridad de los viajantes. Así mismo, escasean los instrumentos de apoyo vial como grúas y ambulancias, mecánicos itinerantes, que antes eran frecuentes en nuestras carreteras. Esta situación tiene que resolverse, aumentar el patrullaje de seguridad durante 24 horas al día, disponer de vehículos de apoyo oficiales y también facilitar el trabajo de particulares que generalmente han realizado estas labores de apoyo.

Con respecto a los reductores de velocidad se debe tener cuidado con su uso debido a su ilegalidad. Se consideran ilegales porque son obstáculos que se colocan en la vía, perjudicando el libre tránsito de los ciudadanos. En el caso de que se lograra obtener permisos para su uso, se deben restringir a puntos muy bien identificados y justificados, y eliminar los ventorrillos y otros usos de esos puntos que pudieran conducir a malas acciones contra la población.

En lo referente a robos, asaltos, secuestros y cobros de “vacunas”, es necesario desarrollar serios programas contra la delincuencia en general y contra la delincuencia organizada en particular, en todos los ámbitos del país. En el caso específico de las zonas agrícolas, se pudiera revisar la experiencia de los Comandos Rurales que alguna vez adelantaron el Ejército o la Guardia Nacional, o ambos, hacerlos más numerosos y eficientes; y crear otros comandos específicos que se encarguen del verdadero resguardo de las fronteras. Iniciar acciones para el control de la infiltración de cualquier tipo de guerrillas y procurar eliminar los focos existentes, tanto de guerrillas importadas como de los grupos que se han estado organizando con nuestros propios compatriotas.

Los problemas de inseguridad jurídica, para su solución, requieren que los ciudadanos afectados tengan un interlocutor dentro del Poder Judicial, que sea capaz de atenderlos con honestidad, a quien puedan presentar sus denuncias y adelantar juicios, con la intención de recuperar sus propiedades si éstas no hubieran sido correctamente expropiadas o procurar el cobro de sus bienes confiscados. Indudablemente, esto no es posible con un régimen donde el Poder Judicial está supeditado al Poder Ejecutivo que es el que ordena y autoriza las expoliaciones.

Quiere decir, que la solución a estos casos de inseguridad jurídica que vive la población venezolana, solamente será posible con un cambio de este régimen por un nuevo sistema de gobierno. Este régimen de corte comunista, lógicamente ha buscado durante los últimos veinte años ser el dueño de todos los bienes y recursos del país. Bajo esa consideración, es imposible solucionar esta inseguridad jurídica que amenaza permanentemente a la propiedad privada, se vive bajo una constante indefensión institucional.

Enero de 2019.

pedroraulsolorzano@yahoo.com

www.pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com

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Lester L. López O.

El comentario de la semana

Con mucha humildad, por la responsabilidad a punto de asumir, pero con mucho aplomo porque debía hacerlo frente a una multitud abrumadora de miles de personas como testigos, se juramentó como Presidente encargado de la República el diputado a la Asamblea Nacional Juan Guaidó en su condición de Presidente de la misma.

Para sorpresa de algunos, principalmente de la sociedad política, pero esperada por las mayorías venezolanas, la juramentación también sorprendió a los que verdaderamente cuentan: a los integrantes del régimen a quienes, como dice el refrán popular “los encontró fuera de base”, y apenas, al día siguiente 24E comenzaron a reaccionar manifestando, como siempre, que hubo un golpe de estado y que se violaba la constitución que ellos mismo se han cansado de violentar.

Pero era difícil que la juramentación no se realizara. Desde el pasado 12E, adoptando la forma de cabildos abiertos, el ahora Presidente encargado, convocó a la sociedad venezolana para que le diera su apoyo y conseguir legitimidad para asumir la responsabilidad que juró. La respuesta de la sociedad a estos cabildos abiertos sorprendió a propios y extraños, cada vez se hicieron más frecuentes y numerosos y lo más importante, la gente comprendió la hoja de ruta anunciada: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres y transparentes. Aunque no se anunciaron periodos de tiempos para cada una de esas fases – la oposición convocante se cuidó esta vez de eso- la población también comprendió que no era cuestión de tiempo sino de acumular fuerzas para iniciarlas. Las concentraciones en cada una de las principales ciudades del país el día 23E superaron las expectativas más optimistas, lo que respondió a una incógnita que se creía difícil de determinar: el nivel de esperanza con la expectativa de cambio político, que definitivamente resultó muy elevado.

Estas dos variables, expectativas y esperanzas elevadas, es un capital político que el Presidente encargado, y la clase política que lo acompaña, deben mantener a toda costa en los días por venir para obligar al régimen a negociar su salida del poder. Pero también, de la sociedad democrática que también se comprometió, tácitamente, a acompañar al novel presidente en estas difíciles circunstancias.

El acompañamiento y reconocimiento de la comunidad internacional en los próximos días también será determinante para lograr el cambio político y este apoyo se mantendrá mientras observe a la sociedad venezolana unida en un solo bloque apoyando al nuevo presidente en sus decisiones, sin distraerse en guerras sucias que empleara el régimen usurpador para mantenerse en el poder.

En definitiva, la ruta está anunciada y nuestro compromiso es contribuir a que se concrete de la mejor manera posible.

Aragua en Red 25/01/19

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