Luchamos por una educación democrática

MANIFIESTO

LUCHAMOS POR UNA EDUCACIÓN DEMOCRÁTICA

Nosotros, organizaciones que conforman los sectores del gremio educativo y social, movimientos estudiantiles, asociaciones civiles de padres y representantes, movimientos de base de educadores activos, asociaciones de educadores jubilados, organizaciones de derechos humanos en la educación, maestros, profesores universitarios, trabajadores de la educación, ciudadanos en general, hemos decidido manifestar nuestra firme decisión de  unir fuerzas para luchar por una educación democrática, inclusiva, científica y humanística que restablezca la escuela como espacio de formación de ciudadanos con potencial creativo  y a las universidades como centros del conocimiento científico y de investigación. Se trata de recuperar el valor del ser humano como esencia social para la transformación del país hacia caminos de desarrollo, prosperidad y progreso. 

Venezuela sufre hoy una pérdida de democracia, debido a las graves violaciones de las libertades civiles y políticas básicas. No hay Estado de Derecho, tampoco cuando la violación generalizada de derechos sociales como la salud y a la educación es la norma del gobierno. Por eso, llamamos a luchar por una educación democrática, científica, humanística y gratuita. Es decir, una educación para las mayorías, no elitesca, con mayores oportunidades para quienes menos posibilidades tienen, donde lo democrático implique la más amplia participación del pueblo en los asuntos fundamentales del país, en la elevación de la cultura para decidir lo mejor para sus intereses.

Hoy, 31 de mayo de 2023, reunidos en este Encuentro por la Educación Democrática queremos manifestarle al país nuestra firme decisión de unirnos y luchar por una educación que forme ciudadanos con una conciencia que contribuya a restituir el Estado de Derecho para un ejercicio cabal de la justicia. Nuestra lucha debe basarse en los principios constitucionales que adopta un Estado democrático, social y de derecho, expresada en la voluntad de todos los ciudadanos y en el respeto a todas las corrientes del pensamiento.

En la actualidad, la emergencia humanitaria compleja en la educación se profundiza cada vez más ampliando la brecha de desigualdad social y excluyendo del acceso a los bienes culturales a un porcentaje creciente de nuestros niños y jóvenes. Un estimado de 11% de la población infantil ( 0 a 5 años), en las zonas más pobres del país se encuentra en  desnutrición aguda, lo que se traduce en que esos niños tendrán un menor desarrollo cognitivo y menores posibilidades de acceso a la educación; millón y medio de niños y niñas están excluidos del sistema escolar, mientras los que logran mantenerse no reciben la formación prevista en los planes de estudio, debido al déficit de maestros causado por la destrucción del salario y de la carrera docente. A eso se suman las condiciones inadecuadas para el trabajo académico y la falta de políticas efectivas de bienestar estudiantil. Tampoco hay escuelas suficientes y las que existen no están dotadas de los bienes y servicios necesarios.

La pandemia de Covid19 agudizó las carencias de nuestro subsistema de educación básica: fueron dos años prácticamente sin escuela, sin estudio, sin atención escolar, durante los cuales los alumnos fueron promovidos de año sin haber recibido la formación correspondiente. El regreso a la presencialidad no ha contado con las necesarias medidas y programas para superar el déficit de enseñanza, ni para reincorporar a los miles de jóvenes excluidos del sistema. Prácticamente no hay educación, y sin educación, no hay formación ciudadana. El Estado ha abandonado sus responsabilidades constitucionales de hacer cumplir la educación como derecho humano, profundizando así un cuadro de desigualdad social.

En el sector universitario, la actuación gubernamental conspira contra la calidad, la autonomía, la democracia y la pluralidad inherentes al quehacer universitario; no se entregan los recursos necesarios ni se reconocen los derechos laborales hace años. La política gubernamental de los últimos años contraviene el carácter originario que le da la Constitución de 1999 a la autonomía universitaria, la cual garantiza la administración de sus recursos y la legislación de sus propias normas. 

Las universidades, víctimas del cerco presupuestario y del desgaste a que las ha llevado la emergencia humanitaria, han perdido un elevado porcentaje de su matrícula estudiantil y de su planta profesoral, y requieren cambios institucionales que garanticen la inclusión y el relevo de talento de excelencia, para que puedan cumplir su rol de guías y orientadoras de la Nación, de profesionalización de su población, de formación de ciudadanía y de generadoras de conocimientos que conduzcan a que el necesario crecimiento económico para el desarrollo nacional descanse en la ciencia y la tecnología, y no en la sobreexplotación del trabajo como ocurre en el modelo imperante.

Este proceso de renovación universitaria debe contar con la interacción con el conjunto de la sociedad y con las comunidades académicas del mundo y solo será posible si atendemos a la gente que es la fuente del saber.

De acuerdo con la Constitución vigente, la educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar los fines esenciales del Estado, a saber: la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular y la construcción de una sociedad justa y amante de la paz. En consecuencia, la educación no puede estar sujeta a caprichos políticos circunstanciales.

Esto demanda que como sociedad generemos un consenso que proyecte los lineamientos de la acción educativa a largo plazo como parte de una agenda para la restitución de los derechos de los venezolanos.

Nuestro llamado es a unirnos en la tarea de convertir la educación en elemento clave de la superación de la emergencia social, del desarrollo científico, tecnológico y humanístico, de la realización individual, de una estrategia de desarrollo en Venezuela y de la reconstrucción de la democracia. 

Miércoles 31 de mayo de 2023