Buenos días, pitaceros y ucevistas. La suspensión de las elecciones para renovar los cerca de 300 cargos del gobierno y cogobierno en la Universidad Central de Venezuela (UCV) es una muestra más de la falta de organización y planificación por parte de la Comisión Electoral. Los retrasos, vacíos comunicacionales, fallas técnicas y material electoral mojado y reimpreso ensombrecieron un proceso electoral que debería ser transparente y justo. Desde antes de estas fallidas votaciones, la Comisión Electoral de la UCV ha demostrado una carencia de capacidad y liderazgo en la preparación de elecciones, con efecto directo en la credibilidad, confianza y carácter democrático de la máxima casa de estudios del país, por excelencia.

Con el paso de las horas aumentan las preguntas sobre las causas de este error masivo, ¿por qué se adoptó un sistema híbrido tan costoso y complicado en una universidad con las limitaciones y dimensiones de la UCV? ¿Por qué no se tomaron previsiones sobre la cantidad de material necesario en una elección con más de 200 mil votantes habilitados? ¿Por qué no se comunicaron, claramente, desde el principio las incidencias que habían ocasionado largas colas con esperas de hasta cinco horas en algunas escuelas? La comunidad estudiantil y ucevista en general merece un proceso electoral limpio y es responsabilidad de las autoridades garantizarlo. Eso sí, todo dentro de la institucionalidad, la barbarie promovida por algunos sectores, al estilo de las descripciones de Rómulo Gallegos en el clásico de la literatura nacional, está tan injustificada como los errores logísticos de la jornada. Atentos, ucevistas, porque la sombra atestigua expectante, desde adentro, para absorberlo todo.

Lo demás es tierra de nadie.

27 de mayo 2023

El Pitazo

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