Chávez llegó al poder proclamándose heredero legítimo de Simón Bolívar. Inventó la figura de una Cuarta República, dominada, hasta su gobierno, por una oligarquía que había traicionado su legado. Traicionó, así, al pueblo, destinatario de los anhelos de libertad y dicha del Gran Hombre. De ahí –en su imaginario--, la frustración de los venezolanos: sabiéndose amos de una nación rica, sus irradiaciones de bienestar eran apropiadas, en buena parte, por esa oligarquía.