Después que este régimen abandone el poder, lo que ocurrirá muy pronto, regresará al país Edmundo González para asumir la Presidencia de la República y volverá a estar con nosotros María Corina Machado, que se encargará de la vicepresidencia, como lo ha decidido el Presidente. Pienso que inmediatamente se designarán los Ministros del despacho ejecutivo nacional, que deben ser escogidos en la más alta inteligencia y convicción de servicio del país nacional. Estamos en la obligación de recurrir a los mejores estén donde estén y ello supongo lo entiende María Corina que jefatura y es líder de un movimiento político nacional; no nos debemos encerrar solamente en los nuestros, la mirada debe ser íntegramente a todo el país.
La gravísima y caótica situación en que se encuentra el país reclama el esfuerzo de todos para remar en el mismo sentido y llevar el barco a puerto seguro. Lo que vamos a recibir es el colmo del desastre, que solo con políticas muy bien concebidas por todos e inmenso espíritu y voluntad de servicio podemos superar. Esas políticas de recuperación deben concebirse con la consulta al país, que participando en su elaboración también lo hará en su ejecución.
Todas las áreas del país están en crisis aguda, pienso que la económica a lo mejor requerirá de tres o cuatro años para colocanos en el camino de su desarrollo integral; lo social, donde el daño es muy profundo, demandará mayor dedicación, junto con lo cultural y moral. Volver a nuestras costumbres donde nos entendíamos en civilidad y a ser como siempre, demandará un compromiso de todos.
Conozco de muchos años a Edmundo González y puedo dar fe que se entregará de cuerpo, alma y corazón, a resolver los serios problemas que tenemos, dando prioridad a los más necesitados y vulnerables, como manda nuestro Creador. Se de María Corina que como líder nacional, conoce y tiene conciencia del serio compromiso que se avecina y estoy seguro saldrá airosa de él.
Lo que vamos a confrontar es un incendio inmenso que requerirá de mucha dedicación y agua y en ello, todos estamos convocados por la Patria a colaborar, con conciencia que el trabajo por hacer supone tolerar y soportar a lo mejor momentos no tan buenos, pero con la seguridad que vendrán días mejores y superiores. El remedio por lo general no es dulce, pero sana y cura. Unidad nacional es la gran consigna para superar los males, que son profundos y colocar al país en la vía de su franco desarrollo integral, espiritual y material.
Sobre este “después” es necesario seguir hablando y con seguridad lo haremos.