

A la una de la tarde del día 17 de diciembre de 1830, los rayos de un sol brillante incidían perpendicularmente sobre el tejado de la Quinta de San Pedro Alejandrino. El calor era insoportable. En una de sus habitaciones agoniza Simón Bolívar. Le acompañan Mariano Montilla, José María Carreño, José Laurencio Silva, Cruz Paredes, Fernando Bolívar, Belfort Wilson y su médico Alejandro Próspero Reverend.
Paradójicamente, junto a aquel hombre que tanto las había amado no hay en aquella hora suprema ni una sola mujer. De repente y en impecable castellano, se le oyó decir al Libertador:
“En este instante culminante de mi existencia, solo me embarga un deseo irresistible por hundirme hasta mis hombros en las aguas cristalinas del Lago Titicaca. Un baño en esas aguas debe tener el sabor de la Grecia de Pericles y el saber inmortal de la Grecia de Sócrates, Platón y Aristóteles”.
Inexplicablemente, sobre uno de los ventanales de la habitación apareció un Cóndor de los Andes que desplegó sus inmensas alas y encima de ellas se instaló cómodamente el gran hombre. De inmediato, el Cóndor alzó el vuelo y llevó a Bolívar a desandar los caminos por donde había sembrado de Repúblicas soberanas todo el territorio que había ocupado la América hispana.
Cuando el Cóndor divisó el altiplano de lo que hoy es la República Multiétnica de Bolivia, disminuyó considerablemente su velocidad de desplazamiento y comenzó a descender hasta posarse sobre una alfombra
de verdes musgos que a orillas del Titicaca, los aguardaba.
Allí se bajó Bolívar y con su habitual altivez, comenzó a caminar hasta que las aguas lo cubrieron todo. Enseguida se hicieron presentes miles de peces multicolores que con delicadeza e inocultable amor, lo condujeron hasta una hermosa y confortable gruta que había sido esculpida en la zona más profunda, inaccesible y abismal del lago.
Allí, en esa gruta inexpugnable permanecerá El Libertador hasta que la moral y las luces sean los polos de la República Bolivariana de Venezuela.
Cuando ello ocurra, entonces el Cóndor regresará al Lago de Titicaca a buscar al Libertador para llevarlo hasta un lugar que se encuentra más allá del universo, más allá de las estrellas, más allá del pensamiento y hasta más allá del más nunca….