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Opinión

Juergen Voegele

Cuando el mundo sigue luchando contra la crisis alimentaria, debemos recordar que este problema no surgió de la noche a la mañana. La guerra en Ucrania aceleró la crisis y generó más atención, pero los precios de los alimentos y el hambre en el mundo ya iban en aumento incluso antes del conflicto. El cambio climático, entre otros, ha sido uno de los principales factores que empeoran estas tendencias. Irónicamente, aunque la producción mundial de alimentos casi se cuadruplicó entre 1961 y 2020 y aumentó un 50 % entre 2000 y 2020, más personas que nunca pasan hambre.

Para resolver la situación que enfrentamos hoy en día, es necesario centrarse como nunca antes en la transformación de nuestros sistemas alimentarios para hacerlos más sostenibles y alimentar, al mismo tiempo, a una creciente población mundial. Un sistema alimentario que funciona bien ayudará a desarrollar capital humano, sacar a las comunidades de la pobreza y mejorar la resiliencia climática. En cambio, nuestro sistema alimentario mundial genera anualmente una cifra estimada de USD 12 billones en costos sociales, económicos y ambientales ocultos, entre ellos la generación de casi un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. También impulsa a los consumidores a elegir alimentos poco saludables al mantener demasiado altos los precios de los alimentos sanos.

Seguir como hasta ahora es inaceptable. Necesitamos un cambio sistémico en nuestro enfoque para la agricultura y los sistemas alimentarios a fin de transformar la manera en que producimos, transportamos y consumimos los alimentos.

El Foro Mundial sobre la Alimentación y la Agricultura 2023 (i) que se celebra en Berlín —una de las reuniones más importantes de ministros y expertos del sector agrícola de todo el mundo— brinda una excelente oportunidad para analizar opciones, compartir experiencias y acordar medidas que permitan transformar el sistema alimentario.

Un cambio clave que debemos hacer se relaciona con la forma de utilizar el apoyo a la agricultura. A nivel mundial, la asistencia para la agricultura y la alimentación supera los USD 700 000 millones al año. Si bien este apoyo es necesario, gran parte no está orientado de la manera correcta: los agricultores reciben solo 35 centavos de cada dólar y, a menudo, la asistencia fomenta prácticas de producción insostenibles.

Hay opciones para que los Gobiernos reorienten el apoyo agrícola actual —que se utiliza principalmente para apoyar los precios, los subsidios a los insumos y los pagos directos a los productores— y lo usen para implementar políticas respetuosas del medio ambiente e incentivar a los agricultores a adoptar prácticas agrícolas inteligentes desde el punto de vista climático. El financiamiento público también puede utilizarse para ayudar a reducir los riesgos de las inversiones del sector privado que cumplen normas sociales y ambientales más exigentes. Asimismo, puede usarse para incentivar nuevas tecnologías que ya han demostrado ser prometedoras, como los aditivos para piensos que reducen los gases de efecto invernadero, o para técnicas de producción de arroz que disminuyen las emisiones de metano.

Adoptar políticas adecuadas reduciría las distorsiones de precios, promovería un crecimiento de la productividad resiliente y sostenible, y fortalecería las cadenas de valor. Esto, a su vez, mejorará la seguridad alimentaria y la nutrición, reforzará los ingresos de los agricultores y permitirá optimizar mejor los recursos en los programas públicos.

Otro desafío es que el sistema alimentario mundial es sumamente complejo y está muy fragmentado. A pesar de los considerables aumentos de la producción, el sistema es ineficiente y derrochador, y la abundancia y el hambre siguen coexistiendo. En el centro de estos fracasos está la falta de acceso a información entre los agricultores y dentro de los mercados, donde los sistemas inflexibles incentivan los altos costos de transacción.

Un mejor uso de los datos y la tecnología digital puede ayudar a conectar a los 570 millones de establecimientos agrícolas del mundo con 8000 millones de consumidores. La agricultura digital basada en datos puede ayudar a mejorar el rendimiento de los cultivos, reducir los desechos, bajar los costos y disminuir la contaminación, todo lo cual contribuye en gran medida a reducir la desigualdad y el hambre en el mundo.

Pero no hay una solución única. Todos los países tienen su propio conjunto de desafíos y necesitan identificar opciones y estrategias para lograr los resultados deseados. En última instancia, transformar los sistemas alimentarios para obtener mejores resultados de desarrollo requiere análisis locales y específicos de cada país, respaldados por diálogos de múltiples partes interesadas para incluir a todos en el proceso de formulación de políticas.

En el marco del programa Sistemas Alimentarios 2030 (i), el Banco Mundial ayuda a los países a transformar sus sistemas alimentarios para que logren el objetivo hambre cero a más tardar en 2030. El programa recibe financiamiento de Alemania, el Reino Unido, la Comisión Europea y la Fundación Bill y Melinda Gates. Colaboramos con 25 países con el fin de encontrar puntos de entrada específicos de cada país para reorientar las políticas y la asistencia agrícolas, crear modelos de negocios que estimulen el financiamiento del sector privado, promover la agricultura climáticamente inteligente e implementar innovaciones digitales y estrategias para hacer más asequibles las dietas saludables y nutritivas.

El Grupo Banco Mundial y sus numerosos socios están listos para trabajar con los Gobiernos y los asociados, compartiendo conocimientos sobre políticas y realizando inversiones que ayudan a transformar el sistema alimentario mundial. Y el Foro Mundial puede servir para que los que trabajan en los campos de la alimentación y la agricultura compartan experiencias interesantes que respaldan nuestros esfuerzos para lograr los tres beneficios de la transformación de los sistemas alimentarios: personas saludables, un medio ambiente saludable y economías saludables.

Vicepresidente de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial

Banco Mundial Blogs

17de enero 2023

https://blogs.worldbank.org/es/voices/transformar-nuestros-sistemas-alim...

 4 min


Guillermo Mendoza Dávila

El encabezado de hoy semeja una cacofonía. Esa combinación menos que armónica pareciera un contrasentido. Pero resulta que hay una matriz de opinión entre muchos de nosotros, tanto localmente como en el exilio que prácticamente nos obliga a todos los venezolanos a estar mal.

Nuestros coterráneos en Miami y en otros derroteros se regodean de repetir a los cuatro vientos lo mal que está Venezuela. Los que quedamos aquí nos saludamos con el depresivo “aquí, en la misma measma; mal, pero no importa; fregado pero en Caracas.”

La cultura derrotista, la apatía y la falta de esperanzas hace añicos los eventuales esfuerzos de muchos por salir adelante y aquellos que no están mal se reprimen de decirlo, ya que se arriesgan a ser criticados y mal vistos. A quien le esté yendo bien se le menosprecia de inmediato y se le etiqueta con el frecuente “estará enchufado.”

Durante la Homilía de la Divina Pastora, el respetable Obispo pedía “que cesen las burbujas de la falsedad económica.” Su argumento de fondo apuntando a la inmensa mayoría de la población que no ha visto más que penurias en muchos años. Nadie puede negar esa cruenta realidad.

Ahora bien, por qué no buscar que la burbuja ampare a más, propender a que nos vaya bien a todos. Hay buscar que las mejoras económicas, QUE SI LAS HAY, alcancen no solo a unos pocos y volvamos a tener un país habitado mayormente por una clase media que consiga oportunidades reales de mantener a su familia y prosperar. Que no se acabe la burbuja…¡más bien que crezca!

Necesitamos que vuelva la inversión privada, las fuentes de empleo y el emprendimiento. La inmensa brecha existente hoy entre la remuneración del sector privado y el público es clara demostración de ello. Tenemos que retornar al país que fuimos, con un alto grado de industrialización e infraestructura para los estándares latinoamericanos del momento y retomar desde ahí nuestra senda de desarrollo.

La apertura petrolera es un camino necesario para ello, pero pareciera que los detractores de oficio prefieren que se mantengan las sanciones y que no rescatemos los miles de pozos inactivos, que no se adecúen las tuberías y que no se arreglen las refinerías. Que no se venda más petróleo y sus derivados, que no entre dinero a las arcas del Estado. Que sigamos como estamos es mejor a que el gobierno maneje más recursos.

Por mi parte me niego a estar mal. Me niego a aceptar que la politequería siga sumiendo a toda una nación en el más absoluto abandono social y económico. Entiendo el rechazo al gobierno, que ha sabido malgastar una soberbia riqueza en la búsqueda del poder perpetuo. Sin embargo, mientras eso cambie, cada familia que vive aquí necesita procurarse el mejor sustento posible, con el mayor esfuerzo a su alcance para no seguir en este letargo económico mientas cambia el modelo político. Y para eso hacen falta cuantiosos recursos y disposición.

Hay muchos empresarios trabajando duro y consiguiendo resultados entre los pocos espacios que han quedado vacíos. No todos están enchufados. Por mi parte, ninguno de mis clientes está dentro de los círculos del poder político y aun así marchan adelante satisfactoriamente. Claro que podrían estar mejor, pero no están mal.

No es fácil, no señor. Pero eso ya lo sabemos. Hay que salir muy temprano todos los días a buscar y rebuscar. Hay que adecuarse, cambiar, mejorar, innovar, asesorarse. Ven ustedes médicos, abogados, agentes de bienes raíces y ejecutivos diversos que les va relativamente bien, mientas muchos de sus colegas pasan el día lamentándose. En el mismo país, en el mismo mercado.

En abril del 2020, iniciando la pandemia escribí al sector empresarial que debíamos “Asumir con resolución el liderazgo que la situación reclama. Rendirnos no es una opción.” Hoy hago el mismo llamado. Si fuera fácil no estaríamos hablando de esto y no lo es. Situaciones tan complejas exigen lo mejor de todos nosotros y ciertamente los mejores saldrán adelante a pesar de la inmensa crisis que nos agobia.

Claro que no todos tuvimos las mismas oportunidades académicas y las mismas experiencias profesionales de las cuales echar mano para mantenernos a flote. Pero quienes la tuvieron están llamados a luchar, a brazo partido para coadyuvar en la medida de sus capacidades a crear las condiciones que aporten al mejoramiento de su entorno. Un palo no hace montaña, pero la suma de lo micro hace lo macro. Hagamos crecer la burbuja para estar todos mejor.

guillermomendozad@gmdconsultor.com

 3 min


Jesús Elorza G.

Sin anunciarse previamente, entró el G2 jefe de seguridad, al despacho de Nicolás y, al ver que estaba echando un camaroncito, le preguntó, recordando al poeta Caupolicán Ovalles, ¿Duerme usted señor presidente?

-Tranquilo camarada, solo estaba pensando en los nuevos anuncios que le voy a decir al país. ¿Qué lo trae por aquí a estas horas?

Óyeme tú camarada Nicolás, dijo muy serio el cubano del G2. Estoy preocupado por la serie de movimientos sociales de calle que se han producido después que finalizaron las festividades navideñas de fin de año y año nuevo…

-Esos movimientos deben ser los de la oposición que no haya en que palo ahorcarse. Como están viendo que los gringos se me están acercando para que les dé más petróleo, ahora quieren armar bochinches en cualquier lado para que se mantenga el cerco imperialista contra nuestra revolución.

No es así camarada presidente, desde el lunes 9 de enero, cuando los educadores no se presentaron a sus sitios de trabajos en las escuelas y liceos, en señal de protesta por las reiteradas violaciones a sus derechos laborales, se ha producido un tsunami de protestas por aumentos salariales, la falta de suministros de gas, gasolina, agua, electricidad, por el costo de los alimentos, las medicinas, la crisis hospitalaria, la hiperinflación galopante y….

-No sigas chico, que esa vaina es normal desde comienzo de este siglo, con la llegada de nuestra revolución bolivariana del Siglo XXI. Esas protestas reivindicativas, siempre la hemos superado con anuncios de aumentos salariales, bonos de todo tipo, cajas de alimentos, medicinas a bajo costo etc. Y pa’ más ñapa, si la vaina sigue, anuncio un aumento del salario mínimo a 150 bolivares pa’ que se tranquilicen. Además, a las bolsas Clap le voy a agregar una latica de sardinas, pa’ que tengan proteínas.

Todo eso esta del carajo camarada Nicolás, pero si bien es cierto que las protestas están enmarcadas en reclamos reivindicativos, no menos cierto es que hay una creciente demanda por la libertad de los presos políticos, tanto civiles como militares. Familiares, amigos y ciudadanos en general manifiestan su rechazo a las medidas represivas y a los ilegales procesos judiciales contra los venezolanos. Se ha criminalizado la protesta social, es la consigna principal de los manifestantes.

La conversación fue interrumpida, por un edecán que, todo nervioso, informo sobre una marea de protestas que estaba en pleno desarrollo en todo el país. Aquí en Caracas, continuo su informe, los cuerpos de seguridad informan que en Catia, Monte Piedad, 23 de enero, La Silsa, El Paraíso, La Vega, Los Ruices, Altamira, Petare, El Hatillo y pare de contar, miles de ciudadanos, gremios, sindicatos, sectores universitarios, organizaciones no gubernamentales, ¡¡¡Consejos Comunales!!! marchan por las calles gritando “Feliz 23”…

-Si es así, no tenemos que preocuparnos por esas manifestaciones de alegría y salutación por el nuevo año, dijo con una sonrisa tímida Nicolás.

No camarada, señalo el G2 jefe de seguridad, esa expresión “Feliz 23”, es una contraseña de los manifestantes, para indicar que hoy 23 de enero es una fecha histórica para derrotar a la dictadura que gobierna al país, al igual como sucedió en 1958. El llamado de los manifestantes es a derrotar al régimen.

-De un sobresalto, se levantó Nicolás de su silla y, al igual que su antecesor, el camarada Hugo, gritó desesperadamente “activen de inmediato el Plan Waraira Repano” ..

¿Qué Plan es ese? preguntó alguien.

-Coño, cuál va a ser. Es el mismo Plan Ávila, pero como le cambiamos el nombre a ese cerro, ahora a nuestro plan de represión también le cambie el nombre.

Ahhhhh, ahora si entendimos, dijeron los presentes. En ese momento un ensordecedor ruido de un avión inundó el despacho. Un SUKHOY SU30 ruso, sobrevolaba el cielo de Caracas a muy baja altura…

-Esos son los camaradas de la aviación que vienen a protegerme, expresó con voz temblorosa Nicolás.

No camarada presidente, esos son los militares descontentos, según lo señalan los volantes lanzados, por el pocotón de compañeros de armas que usted tiene en los calabozos. Y lo más significativo es, que están exigiendo un nuevo gobierno...

¿Entonces qué hacemos? ¿Llamamos a Superbigote y a La Mujer Maracilia pa’ que nos defiendan?, dijo uno de los presentes todo chorreao.

-Que Superbigote ni qué coño, expresó todo nervioso y sudoroso Nicolás. Yo no voy a renunciar como lo hizo mi pana Hugo en su momento. Yo me voy pal carajo. Síganme los que se quieran ir conmigo. Seguidamente ordenó por radio que, habilitaran el Airbus A319-133 (CJ), matrícula YV2984. Parodiando a Marcos Pérez Jiménez, les dijo a todos, este avión será nuestra Vaca Sagrada. Luego, llamó aparte a su ministro de la defensa, para pedirle, un favor personal. Quiero que traiga también un avión Hércules C130.

¿Y eso pa’ qué? dijo sorprendido el ministro.

-Carajo, un presidente no da explicaciones a un subalterno como usted. Pero, voy a hacer una concesión, ese avión me permite llevarme mis carros Maserati y Ferrari con los que hago piques en La Carlota y no quiero dejárselos a esa chusma de la oposición oligarca imperialista contrarrevolucionaria.

Al llegar al aeropuerto, se dieron cuenta que la pista estaba inundada por miles de personas. Lo que hacía imposible el despegue de los aviones. En cuestión de segundos se ven rodeados, Nicolás y su comitiva, por una multitud de ciudadanos civiles y militares que, los increparon solicitándoles la contraseña de seguridad para entrar a las instalaciones. Nicolás, seguro de tener la situación controlada respondió Patria o Muerte Venceremos.

Te pelaste pajarito, respondieron los que custodiaban la entrada. La contraseña es “Feliz 23”, manos arriba, están detenidos.

-Antes de desmayarse, Nicolás sintió que lo estaban jamaqueando por un brazo y le gritaban: Despierta, despierta, despierta que estas teniendo una horrible pesadilla

Despertó bañado en sudor y atento al reclamo que le hacia “la Mujer Maracilia” como ahora llamaba a su pareja: eso te pasa por seguir jartandote de hallacas, pan de jamón y de los perniles que no repartiste y los dejaste aquí para comértelos tú solo. Levántate y anda a bañarte. Recuerda que hoy es 23 de enero y tienes varios actos que atender.

-Si mi amor, tienes razón. Prepárame un desayunito .con hallacas y arepitas de chicharrón, mientras elaboro un discurso para hoy que titularé “Venezuela se arregló”.

 4 min


Ignacio Avalos Gutiérrez

El Colegio San Ignacio de Loyola fue fundado por los jesuitas a principios del siglo XX, en el seno de una sociedad que concebía la educación como una actividad laica y se mostraba poco empática con la idea de que la enseñanza pudiera tener un contenido religioso. Nació, pues, con el viento en contra, soplándole durante varios años por razones ideológicas y políticas, esgrimidas para adversar su presencia en el país.

I.

Tiempo después comienza otra historia, caracterizada (permítaseme el uso ligero de la manida frase), por la “coexistencia pacífica de la Iglesia y del Estado”. Tuvieron lugar, entonces, transformaciones generadas por la visón cambiante que emergía del propio colegio, vista la necesidad de ajustar su papel al ritmo en que iban cambiando las circunstancias nacionales, convirtiéndose en el epicentro de un ecosistema institucional en el que figuran hoy en día la Universidad Católica Andrés Bello, Fe y Alegría, el Instituto Universitario Jesús Obrero, la Organización Social Católica San Ignacio (OSCASI), la Asociación de Antiguos Alumnos (OASI), el Centro de Reflexión y Planificación pedagógica (CERPE) y otras organizaciones socialmente muy relevantes.

II.

Miro para atrás y aún siento cercano ese lunes de septiembre, en el que comencé a cursar el primer grado en el colegio, de la mano de las queridas e inolvidables monjas, las Hermanas de Cristo Rey. Al poco rato, casi sin que me diera cuenta, empecé la secundaria y me gradué de bachiller. Fueron, en total, once años en los que nunca me percibí inmerso en un proceso de adoctrinamiento, obligado a cumplir a rajatabla códigos rígidos e inmutables, sino, por el contrario, estimulado a pensar por cuenta propia, respetando las reglas obvias que garantizan la convivencia y el respeto entre compañeros y profesores.

Sali de las aulas ignacianas llevando conmigo un pequeño morral, en el que guardé los fundamentos necesarios para transitar la vida, a saber, la libertad, la ética y el respeto a quienes fueran distintos de mi en cualquier sentido. Entendí, sin estar plenamente consciente de ello, lo que varios años después leería en un texto de Fernando Savater, sosteniendo que “…si bien lo que sea la realidad no depende de nosotros, lo que la realidad significa sí es nuestra responsabilidad. Y por significado no hay que entender una cualidad misteriosa de las cosas en sí mismas sino la forma mental que les damos los humanos para relacionarnos unos con otros por medio de ellas"

III.

A diferencia de las telenovelas, la vida no transcurre de acuerdo a un libreto, no suele ir hacia donde uno la espera, al contrario, sobran las casualidades, los imprevistos, las confusiones y hasta los sustos. Lo que se precisa es ubicarse en ella, comprendiendo que el destino siempre lleva el sello de la cooperación, la reciprocidad, la ayuda y ese sin fin de términos que remiten a la solidaridad con los otros. Por eso conservo el referido morralito, buscando siempre actualizar su contenido – esto es, mis marcos de referencia-, de acuerdo a los nuevos tiempos, determinados por la profunda metamorfosis que experimenta el mundo entero, de la que derivan nuevas y numerosas preguntas que remiten, dicho sucintamente, a la necesidad de cuidar la Casa Común, como señaló en su encíclica el Papa Francisco.

IV.

Claro que atravesé por problemas y disgustos a lo largo de mi recorrido estudiantil, pero recuerdo con añoranza mi pasado, sin necesidad de hacer trampas con mi memoria. No lo echo de menos, porque guardo todavía su legado, incluidos muchos amigos que se han vuelto eternos. En cierta manera es un camino integrado a mi presente e incluso a mi futuro, aunque no he consultado ningún mago.

No encuentro, pues, manera de expresar mi reconocimiento al colegio. Tengo mil motivos, pero apenas diré, que para fortuna de los que estudiamos en el San Ignacio, el balompié fue parte medular del paisaje escolar, consecuencia del empeño puesto por los curas, sobre todos los de origen vasco. Llevo, pues, el fútbol en las venas y creo haber entendido que, conforme lo han escrito algunos filósofos y sociólogos, la “cancha es una metáfora de la vida”, aunque a menudo me ayuda pensar que la cosa es más bien al revés.

El Nacional, jueves 18 de enero de 2023

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Edgar Benarroch

CUIDEMOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Hace aproximadamente un año elaboré una nota sobre los partidos políticos, que hoy considero prudente volver a publicar por la insistencia en el ataque a que con sometidos casi a diario.

Hemos afirmado muchas veces la necesidad de la existencia de partidos políticos organizados, que busquen el Bien Común y la Justicia Social y actúen con ética en el acontecer nacional. Ellos son fundamentales en la vigencia de la democracia como sistema perfectible de gobierno y de alguna manera como modo de vida ciudadana.

Hoy como nunca los queremos organizados, formados y actuando para servir al alto interés nacional, que consulten a su militancia y simpatizantes sobre sus autoridades y sobre las propuestas de interés general, sobre los candidatos que se proponen a cargos ejecutivos o de representación popular. Si queremos respeto, participación, solidaridad y disciplina, debemos practicarlos adentro para ser auténticos. Lo otro sería exigir para afuera lo que no practicamos adentro y eso nos presenta como deshonestos y sin ninguna credibilidad.

De la salud de los partidos políticos depende la salud de la democracia y del quehacer público. En la medida que tengamos organizaciones dedicadas al servicio, que privilegien los intereses colectivos más allá de los propios, que sean auténticos, que entiendan que la ética limita su acción y en fin que sean instrumentos útiles y eficientes en la lucha por alcanzar el Bien Común, en esa misma medida la actividad pública será elevada y la democracia será menos imperfecta.

La política tiene que ver con la suerte del país, tiene que ver con nuestro presente y futuro y en consecuencia todos estamos impelidos a participar activamente en ella, no necesariamente a estar inscrito en algún partido político, pero si pendientes y preocupados por el acontecer nacional. Podemos no ser afecto a algún partido político, pero no ser apolítico que nos coloca de espalda a la suerte del país y a nuestra sociedad y en corto plazo, paradójicamente, a nosotros mismos.

Si las organizaciones políticas son fundamentales para la existencia de la democracia por ser los pilares que la sustentan, tenemos el legítimo y normal derecho a exigir movimientos coherentes, organizados, auténticos, morales, éticos y movidos por el sagrado interés general y colectivo. Cuando está en discusión el alto interés nacional no debe existir algo que nos distancie de la atención para cumplir el inmenso deber que tenemos con la Patria.

Los partidos políticos son sociedades intermedias que deben funcionar como una correa de transmisión en doble sentido, del pueblo al gobierno y de éste al pueblo. Los errores e imperfecciones de los dirigentes les son propias y no debemos endosarlas a la organización, por ello no debemos caer en el error de atribuir las fallas de las partes al todo.

Pensar y preocuparnos por los partidos políticos y colaborar desde nuestro espacio y posibilidad para su perfeccionamiento, es colaborar con el régimen de libertades y con la democracia no solamente como sistema de gobierno perfectible, sino como modo de vida.

La democracia es el gobierno del pueblo y nosotros decidimos dárnosla como sistema para desenvolvernos civilizadamente en convivencia, paz, bienestar, desarrollo y felicidad. Aspiramos, que si es así, todos participemos en su desarrollo y siendo los partidos políticos sostén y contenido de ella, estamos obligados a colaborar para que esas bases sean sólidas, estables y útiles no sólo en su sostenimiento sino también en su desenvolvimiento.

20 de enero 2023

¿VENEZUELA SE ARREGLÓ?

Cuando leo o escucho a alguien decir que Venezuela se arregló, de inmediato lo dejo de leer o escuchar, porque se trata de una persona trastocada mentalmente y con severos problemas de sentimientos y percepción y por razones de higiene mental es bueno no leer y no escuchar.

Dicho por quién detenta la Presidencia de la Republica es una escandalosa mentira con pretensiones de confundirnos, pero ello no es nada fácil, la realidad es incontrovertible y testaruda y la vivimos a diario.

El país cerró el pasado año 2022 con una inflación mayor del 310% anual, lo que nos coloca en los primeros del mundo con este grave problema; los servicios públicos todos están colapsados y cuando funcionan lo hacen de manera intermitente, el año pasado hubo más de 240.000 interrupciones de energía eléctrica; existe un 80% de insuficiencia de insumos médicos con instalaciones hospitalarias en el suelo que carecen de equipos y de lo más elemental; el salario mínimo es de 7 dólares americanos, el más bajo del mundo; el desempleo y la informalidad laboral crecen de forma exponencial y más del 70% de nuestras industrias han cerrado; el 90% de la población está por debajo de la línea de pobreza y de ese porcentaje dos tercios en situación crítica; la inseguridad pública, personal y de bienes es escandalosa y nos constriñe a diario; la administración de justicia está mediatizada y es el régimen quien resuelve de acuerdo a sus obscuros intereses; más de trescientos presos por razones políticas que son torturados física y psicológicamente; los ladrones se han llevado del país más de 350 mil millones de dólares que tienen colocados en el exterior en bienes raíces y efectivo; además diariamente se atenta contra el ecosistema provocando graves problemas de desequilibrio; acabaron con la agricultura y la cría y la intermediación comercial ha desaparecido en un 40%.

Como es posible que con esas condiciones se pueda afirmar que Venezuela se arregló. Creen que el estado de pobreza y hambre nos ha transformado en distraídos, lelos con déficit mentales que con falsedades y mentiras podemos ser confundidos.

Por vivir a diario la situación, es porque luchamos sin desmayo para salir cuanto antes de este horror que lamentablemente aún tenemos.

19 de mayo 2023

PARA PREOCUPARNOS Y REFLEXIONAR

Vi en las redes un vídeo donde aparece una señora, creo dirigente sindical, convocando a la manifestación que ocurrirá el siguiente 23 de este mes y llama a los partidos políticos y a sus dirigentes a no presentarse con emblemas, consignas o algo que los identifique y que sean uno más de la manifestación sin alardes de ninguna naturaleza, es decir, estar sin estar.

Esta exigencia de la dirigente sindical denota un claro rechazo a los partidos y a sus dirigentes, contrario al llamado del pasado cuando se requería la presencia de la clase política dirigente. ¿Qué ha ocurrido?, no lo sabemos con precisión, pero lo que está claro, de bulto, es que existe una pérdida de confianza del pueblo en los partidos políticos y en sus dirigentes que llega al extremo de pedir que no se acerquen porque “rayan”.

Este es un sentimiento muy grave toda vez que los partidos políticos son pilares fundamentales en el sostenimiento de la democracia y el régimen de libertades; sin ellos no hay democracia y el pueblo no está organizado para decidir su presente y futuro y si lo hace es con inmenso riesgo de un salto al vacío.

Es necesario y urgente que el pueblo vuelva a confiar en los movimientos políticos y en sus dirigentes y para lograr ello es fundamental revisarnos y diría reinventarnos para corregir errores y estar a la altura del inmenso desafío que este tiempo nos propone como reto histórico. Hagamos conciencia por qué en el sentimiento popular no están presentes las organizaciones políticas y sus dirigentes y se les ve como obstáculos y no solución.

Un pueblo sin partidos políticos organizados es presa fácil del oportunismo y populismo demagógico. Lo vimos y sentimos en el pasado que con el deterioro de los partidos políticos fundamentales surgió Chávez cuyas consecuencias conocemos. El rechazo del pueblo también es un reclamo a la revisión y rectificación; nos mejoramos o nos mejoran, hagámoslo pronto porque el tiempo transcurre y no regresa, vienen otros tiempos pero distintos y diferentes.

18 de enero 2023

 6 min


Maxim Ross

Por el camino que vamos y por las noticias que se originan adentro y afuera, todo parece indicar que el quid pro quo de una modificación en el sistema de sanciones será económico y no político, en especial por la insistente defensa de las inmensas ventajas que le reportaría a Venezuela una inyección de capitales extranjeros en la industria petrolera. Sin lugar a dudas, levantar millares de millones de dólares para rehacer la tragedia de PDVSA y elevar la producción del crudo y el valor de las exportaciones, tienen una repercusión indudable en la depauperada economía y sociedad venezolanas.

Los beneficios

En ese sentido, hay aquí quienes están viendo “una sola cara de la moneda” y no la otra, es decir solo la de los beneficios. Desde luego el PIB global aumentará y el per cápita también. Al gobierno le ingresará más dinero y PDVSA, quizás, vuelva a convertirse en el emporio que fue. Algunos grandes capitales criollos se beneficiaran por una menor o mayor apertura a participar, si se modifica o no la legislación vigente. Sin embargo, un esquema de esas características, que en buena medida repite nuestra historia pasada, nuestra Venezuela Petrolera, tiene estas ventajas, pero tiene riesgos importantes que deben ser considerados, cuando el petróleo se vuelva a convertir en el único sostén de toda la economía, como fue hasta ahora.

El petróleo como único sostén

Estaría demás argumentar sobre este punto, porque todos sabemos la importancia y el peso que ha tenido en Venezuela, en especial como nuestro único proveedor de divisas y este es su rasgo particular y el más relevante a los fines de estas notas... Sirvió, prácticamente solo, de soporte de nuestro país en los años que van de los 30s hasta los 50s, poniéndolo a crecer a tasas insospechadas. Luego, las reformas iniciadas en los 60s cambiaron en algo esa dependencia, en tanto que se creó una primera base industrial, que no tuvo el impulso necesario como para sustituirlo como el gran proveedor de divisas. El aumento de los precios internacionales a mediados de los 70s reprodujo la Venezuela enteramente petrolera y el país se acostumbró a vivir con ingresos crecientes y extraordinarios, hasta que estalla la crisis de los 80s, con las consabidas repercusiones económicas y políticas.

No aprendimos la lección y lo volvimos a colocar en el centro de nuestro universo y nunca pudimos sustituirlo por otra fuente de riqueza similar, especialmente porque cuanta crisis aparecía y exigía un cambio fundamental en la estructura económica, “apertura tras apertura” resolvían la coyuntura. Tiempo después, tampoco aprendimos la lección cuando la “revolución” lo hizo el vértice del bienestar de los pocos años que culminaron en los aprietos que vivimos hoy. Pareciera entonces, obvio y evidente que la economía del petróleo como único sostén[1] tiene un patrón de conducta que debemos examinar y no repetir. Su típica característica de hacernos mono-productores y mono-exportadores nos hace excesivamente dependientes del “oro negro” y de los riesgos que implica.

Riesgos económicos

¿Será necesario repasar la película de todos estos años de la Venezuela petrolera para no darnos cuenta de los riesgos que tomamos si volvemos a repetirla? ¿Será necesario decir que su gran resultado lo registran “crisis de auge y crisis de miseria” producto de la crítica volatilidad de los precios internacionales, como bien registramos en la gráfica [2]al final de estas notas y como bien lo ilustra la situación actual?

En primer lugar esta el hecho de que, cuando hay crisis, el bolívar se devalúe, lo cual ya es suficiente razón para evitarlo, pero la raíz del problema está en permitir y promover que se mantenga una única fuente proveedora de divisas, tan inestable e incierta como la petrolera, creando expresamente las condiciones para el riesgo cambiario. Si a ello se suma que, en épocas de auge la tasa de cambio tiende a fortalecerse y reduce las posibilidades competitivas de otras actividades[3], caemos en el viejo dilema de devaluar en su favor, pero en contra del poder de compra de la gran mayoría. Como vemos: doble riesgo cambiario.

Por si acaso no nos convence este argumento, no olvidemos que devaluación y equilibrio fiscal “van de la mano” y que cuanto déficit se presenta la manera más sencilla de solventarlo es depreciar el bolívar. El Estado y sus administradores se acostumbraron a vivir con ello sin control alguno. La experiencia nos dice que ese camino es contraproducente y que termina en graves crisis fiscales, que culminan en serios problemas sociales, como los que se viven hoy día.

El riesgo social

Luego, en sus efectos de más largo plazo y estructurales podemos constatar que hemos alcanzado índices de pobreza impensables en contraste con los ingresos percibidos, con una población desasistida, en las condiciones más precarias y con el empobrecimiento generalizado de todos los venezolanos, hecho que deriva de que la relación entre la tasa de cambio y la inflación es extremadamente inflexible y que devaluar la empuja al alza, con el consiguiente efecto de deterioro del ingreso real, especialmente en los sectores más vulnerables.

Si después de 100 años de explotación petrolera lo que exhibimos son 15 millones o más personas en esas condiciones y viviendo precariamente alrededor de nuestras principales ciudades no es para alegrarse. ¿No será este suficiente argumento para evitar, tanto como se pueda, volver a caer en una política del petróleo como único sostén, siendo este el problema de raíz? La experiencia venezolana nos dice que el petróleo genera bienestar, pero también produce miseria, ¿Por qué?

El riesgo del Estado propietario.

Porque para mantener ese Estado es necesario exprimir al resto de la sociedad. Por tanto, si algo hay que revisar es ese formato del Estado como único dueño y administrador del recurso petrolero a juzgar por los trágicos resultados, económicos, sociales, políticos e institucionales en que estamos envueltos. La economía en ruina, la petrolera igual. Pobreza. La democracia en peligro. Las instituciones desarmadas y desequilibradamente compuestas. Un Poder Ejecutivo excesivamente omnipotente. Estos son los riesgos de haberle delegado todo al Estado propietario. Si vamos en dirección de mantener ese “status quo” bien vale la pena reconsiderarlo.

Los riesgos políticos

Resulta ser que el formato adoptado tiene, también, estos riesgos. El primero de ellos se origina en que una situación así le conviene ampliamente al liderazgo político, pues le permite manejar el país sin tener que depender de los ingresos de los venezolanos, de la opinión pública y del resto de la sociedad civil, como ha sido hasta hoy. “Partidocracia y petróleo” se juntan en una conveniente ecuación[4], que se agrava exponencialmente si, gracias a aquel formato de apropiación se logra imponer un partido único en el poder.

El segundo de los riesgos políticos es que, cualquier intento de transformación de ese esquema choca con demasiados obstáculos e intereses porque, acostumbrados a vivir de él, los cambios requieren de un alto consenso político y, si este no existe, no se logra o no se promueve, la pérdida del poder político es casi inexorable, como lo demuestra otra vez la experiencia.

Pero, de todos los riesgos políticos el mayor de ellos es que el petróleo, como nuestro único sostén, nos conduce a una extrema dependencia de la coyuntura económica internacional, que ya es bastante, aunque lo peor es que nos coloca en el marco del juego de la geopolítica internacional y terminamos “danzando” entre los intereses de los grandes poderes mundiales, llámense americanos, rusos o chinos. Venezuela, gracias a ello, ha estado excesivamente condicionada a esos poderes. Tanto es así que ahora, de lo único que hablamos es si se mantienen o se eliminan las conocidas sanciones, pendiendo del “hilo” de específicos intereses internacionales. Por supuesto, no estamos pensando en una Venezuela autárquica es estos tiempos, pero si en una que pueda gozar de una mayor autonomía frente a ellos.

Narrados estos hechos, nos permitimos llegar a algunas conclusiones. La primera: siendo que el petróleo va a seguir allí por largo tiempo tenemos que evitar esa condición de “único sostén” a que hemos aludido y desarrollar una economía elevadamente diversificada en la producción de divisas, la cual, precisamente aumentaría nuestro grado de autonomía. La segunda: no podemos continuar con el esquema de una economía petrolera y otra no petrolera, pues la primera tiene que integrarse a la segunda[5], de manera tal reducir al máximo los riesgos descritos. La tercera: como debe parecer más que obvio es que debemos modificar radicalmente la estructura del Estado Propietario y hacernos dueños los venezolanos de nuestra principal industria. Quizás así, podamos poner al petróleo en dirección del interés de toda la sociedad y no solo de algunos.

[1] Hay quienes piensan que la “era petrolera” ya culminó y que el estado de PDVSA así lo comprueba, pero muy lejos estamos de ese fin.

[2]El grafico que mostramos, tomado de una Revista petrolera internacional, solo pretende recordar a los lectores como fluctúa el precio del crudo en los mercados hoy día.

[3] Es la llamada “enfermedad holandesa”, la que solo tuvo validez en Venezuela cuando los aranceles se redujeron y dejaron de ser guías principales de las actividades económicas.

[4] Ver “El Fin de Petrolia y Una Nueva Venezuela” M. Ross, Amazon.Books

[5] Ver nuestro planteamiento en “Venezuela: Elementos de una Visión de Integración Nacional” Revista de Integración Nacional Año 2, No 4. Universidad Monteávila.

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Julio Castillo Sagarzazu

Cuando el conductor se equivoca y toma una vía distinta a la que indica el GPS, el dispositivo suele alertarlo y se escucha la frase: “recalculando…”. Es señal de que vendrán nuevas señales para retomar la vía.

Las fuerzas democráticas venezolanas deben recalcular su estrategia para enfrentar al oficialismo, una vez que se ha metido por meandros que ha debido evitar. No leímos bien el GPS.

Este “recalculo” debería llevar un desplazamiento del eje de la política que se ha venido desarrollando en los últimos meses. Pareciera importante y más útil, igualmente, encontrar esa ruta mirando más por el parabrisas, que perdiendo el tiempo haciéndolo por el retrovisor.

Hay dos elementos nuevos que deberían considerarse: Por una parte, esta el parteaguas de las fuerzas opositoras que ha supuesto la eliminación del gobierno interino y por la otra, la irrupción notable de una nueva oleada masiva de protestas y de presencia en la calle, que no se veía desde los días de entusiasmo que siguieron a la proclamación de Guaido.

Sobre la primera no hay mucho que decir. Ha quedado patente que la oposición que venia actuando en conjunto en la llamada plataforma unitaria, ya no lo esta formalmente. De esa experiencia queda únicamente la Comisión de Primarias que se constituye, de facto, en la única instancia que conecta a estas fuerzas y que tendrá la delicada misión de mantenerlas unidas, al menos, para concretar la realización de ese proceso tan importante para mantener una cierta homogeneidad de fuerza frente al gobierno de Maduro.

Sobre la segunda, si pareciera necesario detenerse a tratar de desentrañar la naturaleza y los rasgos novedosos de esta oleada de movilizaciones que han sacudido al país en estos últimos días.

A ese respecto, no deja de ser paradójico que se recupere esta capacidad de movilización, justamente, en el momento de esta severa crisis de la elite opositora. Este hecho, lo que pareciera sugerir es que el contagio no se ha producido porque entre la dirigencia social y gremial y la política, hay la suficiente “distancia social” para no haberse contaminado. En cualquier caso, lo que se debe deducir de esto, es que esa falencia debe ser superada, porque este divorcio solo hará más compleja la salida de la crisis y el cambio político en el país.

¿Por qué es necesario resolver este problema? Pues porque como bien lo señalaba el manual leninista, el ¿Qué Hacer?: “El movimiento obrero dejado en su expresión espontanea, solo genera “tradeunionismo”. En latín vulgar, lo que esto quiere decir es que el movimiento social, dejado su libre albedrio, lo tiene demasiado difícil para lograr un cambio político.

Este desafío es de capital importancia. Sin manipular las movilizaciones, sin instrumentalizarlas y sin pretender usurpar su dirección natural, las fuerzas democráticas, deben encontrar el mecanismo para darle profundidad, estrategia y direccionalidad a las reacciones espontaneas y a las que están siendo conducidas por los lideres naturales de gremios, sindicatos y comunidades.

Para ello es indispensable regresar a cultivar la relación con la gente de carne y hueso; hacer una labor de caza talentos, para identificar a los mejores dirigentes y para organizar esta vanguardia detrás de un plan político y social claro y que apunte al cambio. Dicho de otra manera: Hay que apartarse un poco del WhatsApp y el Instagram y sumergirse barrio y gremio adentro, al encuentro de la gente.

Es, en este momento, en el que hay que regresar al tema de las primarias y volver a señalar que este proceso debe conseguir un punto de encuentro con la movilización social. Un viraje audaz, junto a una generosidad, humildad y capacidad de comprender que hay liderazgos surgiendo, es una iniciativa necesaria hoy en día. De esa sinergia, dependerá mucho el futuro democrático de Venezuela.

Hay que recalcular la ruta. Es la única manera de avanzar.

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