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No tengo opción

Opinión
Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 2 min.

Vivo en un urbanismo de la Misión Vivienda, tengo Carnet de la Patria y me anoto en cuanto “reparto” inventan, creí que estos eran mejor que los de antes y Chávez al principio me daba la razón, pero desde que está Maduro, cada vez más he comprobado que son caras diferentes, aunque quedan conocidas, pero eso sí, con las mismas actitudes y mañas.

En los primeros años asistí y aproveché todos los procesos de capacitación que se me ofrecían, desde los de oratoria, hasta los de gestión comunal, pasando por supuesto por los de adoctrinamiento. Cuando digo aproveché, me refiero a que logré mejorar aptitudes personales, lo que me vale tener ascendencia sobre mis vecinos, al punto de que mi opinión cuenta para ellos.

Hoy me enfrentó al llamado a votar el 20 de mayo y confieso que no tengo ninguna motivación particular para hacerlo porque entiendo que es un proceso diseñado para favorecer al régimen, pero eso sí, tampoco tengo otra alternativa.

Si no lo hago, los comisarios políticos de la zona se encargarán de documentar mi ausencia y estén seguros que a partir del lunes, si no pierdo todas las “ayudas”, pasaré a ser la última si acaso y lo que es peor, junto con mi familia, en recibir las cada vez más menguadas Clap y los beneficios de cualquier otra “programa social” que puedan mantener económicamente después de las elecciones.

Si no puedo faltar y votar nulo es muy difícil y fácilmente observable, sin descontar que al tardar “alguien amablemente me asistirá”, no me quedará otro remedio, con toda la frustración que me producirá una nueva humillación, que asistir ese domingo a mi centro de votación.

Siendo la abstención o el boicot como lo llama la persona para la que trabajo, una opción negada a los que se parecen a mí, la única que me queda es votar y hacerlo en contra de los que son responsables de las calamidades que nos han sumido en una condición de pobreza nunca vista y miren que yo sé de pobreza.

Desearía hacerlo por un candidato de unidad, no solo de la oposición tradicional, sino inclusive de los que como yo creímos en lo que nos fue ofrecido como un proyecto de país distinto. Si esto no es posible, votaré por el candidato que se atreve a enfrentar la pelea desigual a la que lo están sometiendo, con la esperanza de que así lo hagan también los que hasta ahora no se han decidido a votar. Por lo pronto, les garantizo que mi caso no es único, que los que me oyen conocen y apoyan esta posición y que este no es un relato de ficción política aunque lo esté firmando con un pseudónimo.