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La incertidumbre invadió mi país

Opinión
Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 2 min.

En estos días tristes y grises del acontecer histórico venezolano, por cuanto no se vislumbra la salida del intrincado laberinto donde nos encontramos; pues no hay ideas, no hay líderes, el país es un caos, un enredo, un desconcierto, no hay proyectos, no hay intelectuales identificados con los clamores del pueblo, no hay dirigentes obreros con fuste revolucionario, las Fuerzas Armadas están totalmente politizadas, la corrupción ha alcanzado niveles astronómicos, la hiperinflación crece exponencialmente, el culto a la personalidad se ha convertido en una política de estado, la diáspora venezolana está abandonando masivamente el país bajo la mirada indiferente del gobierno, la juventud esta anestesiada, dormida, cansada, los viejos están luchando solos contra sus propias enfermedades: los guarapos caseros han sustituido a los antibióticos de amplio espectro, el ajo a los antihipertensivos y la fe en el “Mentol Davis” hace milagros.

Pero lo que si hay, amigo lector, es mucho rencor, mucho odio, mucha intolerancia, mucha incertidumbre, mucha trapisonda, mucha propaganda política llena de vacío, mucho miedo, mucha crispación, mucha creencia generalizada e ingenua de que nuestro problema será resuelto por la comunidad internacional, mucha pobreza y muchas necesidades sentidas insatisfechas….

Ahora bien, ante tal situación: ¿Qué hacer?

Presumo, que la única salida que nos queda a los venezolanos para superar tremenda crisis, es la reconciliación alrededor de un proyecto de país elaborado por los diferentes sectores que conforman la sociedad venezolana y de acuerdo a la capacidad laboral, técnica, e intelectual de cada uno de sus integrantes.

Este proyecto de país debe contemplar la lucha constitucional y electoral por el poder político, la creación de la Universidad Autónoma, Agropecuaria Técnica e Industrial de Venezuela para que de ella egresen los jóvenes obreros, peritos, técnicos y tecnólogos que el país vaya necesitando en base a un proceso de planificación ascendente que haya programado el desarrollo armónico y proporcional de la nación venezolana.

Así como también debe contemplar la creación de la Universidad Central de las Fuerzas Armadas Venezolanas, para que de sus aulas egresen los jóvenes oficiales y suboficiales que luego se incorporarán al Ejército Venezolano el cual estará conformado por solo tres componentes: Ejército Terrestre, Ejército Aéreo y Ejército Naval. Y de esta manera, sentar las bases para diseñar un gran proyecto de país viable, posible y sin neurofecalomas históricos que tanto daño le han causado a la República. Solo así, saldremos de este laberinto hasta que poco a poco se vaya convirtiendo en un mal recuerdo.

Finalmente, rememoremos por un instante la recomendación del Padre de la Patria: “Únanse o la anarquía los devorará”.