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Opinión

Guillermo Mendoza Dávila

En el convulsionado mundo en el cual vivimos actualmente presenciamos al populista de Trump continuar enlodando la figura de la primera magistratura americana, ahora formalmente imputado con 34 cargos criminales de muy baja ralea y al truhan de Putin perseverar en su deleznable campaña militar, destruyendo atrozmente y sin razón alguna un país militarmente débil pero con mucho coraje y sobrada resolución. Por esto mismo, ahora Finlandia se une a la OTAN, alargando la frontera oriental de la alianza.

Desde China Xi Jinping no descansa en su empeño por coronarse como el nuevo campeón del imperialismo universal, pactando con “todo aquel” y usando su poderío económico para poner un pie firme en todos los continentes. Rusia por aquí, Arabia Saudita e Irán por acá, toda África más allá y, Venezuela, Argentina y Brasil por aquel otro lado, con México en la mira. Un nuevo orden mundial, a cualquier costo.

Mientras tanto en la pequeña Venecia, que podría salir potencialmente muy beneficiada por la variopinta actividad geopolítica antes descrita, ante eventos que probablemente no sabremos aprovechar, se nos avecina un proceso electoral primario para escoger un único candidato opositor que habrá de enfrentar, quizás y si se dan las cosas según lo actualmente previsto, al candidato oficialista en las elecciones presidenciales del 2024.

Múltiples actores de variados ámbitos han aceptado el reto, con muy poca capacidad de contención, lanzado con desparpajo su nombre en la contienda candidatural. Posiblemente muchos lleguen hasta el final, para vergüenza de todos, y otros, más prudentes entenderán a tiempo que deben tomar las de Villadiego. Esperemos que Er Conde y Bernabé estén entre los prudentes.

Ahora bien, no podemos menos que preguntarnos si en esta ocasión se aprovechará por fin la oportunidad para montar un frente debidamente unido y fortalecido para ofrecer al país una verdadera opción de salida a la triste realidad en la cual nos encontramos inmersos. Por lo cual me atrevo a lanzar una propuesta muy democrática y perdonen todos ustedes mi inusitada osadía. En realidad, ¿qué sabré yo de política?

Aquí va. Asumiendo que en los escasos seis meses que quedan para las votaciones de oposición no entre al ruedo un outsider con arrastre popular, por ahora sólo se nos han ofrecido dos personas que realmente reúnen las condiciones necesarias para salir triunfantes de este proceso. Podemos estar más o menos de acuerdo con sus posturas individuales, más extremas o más moderadas, pero yo creo que solo tenemos esas dos opciones, no más.

Dejemos sus nombres de lado por un momento y vamos al fondo de mi planteamiento. Propongo a ellos dos promover y celebrar un masivo acto público conjunto, para anunciarle al país una alianza entre dos candidatos hasta ahora bastante enfrentados y que no coinciden mucho en el fondo de sus planteamientos. En dicho acto anuncian un formal acuerdo por el cual cualquiera que resulte ganador en las primarias contará con el respaldo absoluto del otro, quien fungirá como su jefe de campaña y será desde ya su eventual vicepresidente y jefe del gabinete ejecutivo.

Esta improbable alianza enviaría un mensaje clarísimo al país. Más allá de lo que cada uno particularmente cree y quiere, de cómo se deben hacer las cosas, para ambos el país va primero. Unen sus esfuerzos para mejorar las opciones de triunfo en unas eventuales elecciones libres y después de cambiar a quienes gobiernan, entonces podrán dirimir las diferencias entre ellos.

Esto por cierto acabaría con el circo de las primarias y pondría el foco en lo que realmente cuenta Entonces, ahora sí, en concreto, sugiero que salgan juntos en la foto, con las manos agarradas y muy en alto, María Corina Machado y Henrique Capriles. Una fórmula ganadora de dos personas ciertamente consistentes. Esto es sólo una opinión, ya les dije que no soy experto en política, capero yo creo que para ganar las elecciones lo que hace falta es de fijo, un pacto. Y punto.

guillermomendozad@gmdconsultor.com

 3 min


Eddie A. Ramírez S.

“Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan solo lo que he visto”, escribió el poeta León Felipe. En estos años, muchos hemos visto, vivido y escrito sobre los atropellos y la corrupción de los gobiernos de Chávez y de Maduro. “No me contéis más cuentos”, como dijo el citado bardo. El 11 de abril del 2002 perdimos la oportunidad de cambiar el rumbo equivocado que llevaba el país. Ahora, ya en caída libre, quienes vivimos esos días estamos en la obligación de recordar, corregir errores y no perder la nueva oportunidad del 2024. Requerimos unir voluntades para salir de Maduro.

Chávez llegó a la presidencia porque engañó a muchos y los partidos políticos estaban de capa caída. Ante el incumplimiento de sus promesas, perdió popularidad. En esos días solo tenía una aceptación de un 30 por ciento. La Asamblea de Educación levantó la bandera de “Con mis hijos no te metas”, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) resistía los embates del oficialismo para apoderarse de esa central sindical, los empresarios protestaban por los 49 Decretos Leyes, varios de ellos inconstitucionales. La decisión de Chávez de violar la meritocracia para tomar a Pdvsa y poner sus recursos a disposición de su proyecto político desató el paro petrolero de abril 2002, iniciado con la paralización de la refinería de El Palito.

El día 9 de abril se unieron al paro la CTV y Fedecámaras. Agradecemos el respaldo de Carlos Ortega y Pedro Carmona, presidentes de esas organizaciones, respectivamente. Cuando cesen las pasiones se deberá hacer una evaluación justa de la actuación de los citados. Además, hubo apoyo de organizaciones de la sociedad civil y de algunas personalidades, entre ellas del entonces gobernador de Miranda, Enrique Mendoza, lamentablemente fallecido.

El 11 de abril, la CTV y Fedecámaras convocaron una gran marcha en apoyo a los petroleros. La misma salió del Parque del Este hacia el edificio de Exploración y Producción de Pdvsa, en Chuao. Ante la magnitud de la marcha, era inevitable que decidiéramos ir a Miraflores a solicitar la renuncia del presidente. Este convocó a Bernal y a sus paramilitares rojos a “defender la revolución”. Nos esperaron disparando a ciudadanos que marchábamos pacíficamente. El libro Las balas de abril, de Francisco Olivares y el documental Radiografía de una mentira, de Thaelman Urguellez y Wolfang Shalk, , así como otros testimonios, detallan la masacre. Diecinueve ciudadanos fueron asesinados y unos doscientos heridos. Continúan presos, injustamente, los miembros de la Policía Metropolitana Erasmo Bolívar, Héctor Rovaín y Luis Molina.

Ante estos hechos, la Fuerza Armada le solicitó la renuncia al presidente, la cual aceptó. Sin embargo, Carmona, los dirigentes de los partidos y los militares no se pusieron de acuerdo, ni calibraron el apoyo que tenía Chávez entre un grupo de militares y en parte de la población. Mucho menos se percataron del peligro de mantenerlo en el poder, así como de la influencia de Fidel Castro. Como consecuencia, la Fuerza Armada decidió, equivocadamente, regresarlo a Miraflores. Chávez pidió perdón, prometió enmendarse, pero volvió a las andadas, lo cual determinó el paro cívico de diciembre 2002. El despido ilegal de casi 23.000 trabajadores petroleros, incluidos ejecutivos, gerentes, profesionales, técnicos, operadores, artesanos y mantenedores, hundió a Pdvsa y al país.

Algunos piensan que hemos debido permanecer en nuestros puestos en Pdvsa. Eso nos hubiese obligado a obedecer órdenes de otorgar contratos sin licitación, enviar petróleo a Cuba sin exigir el pago correspondiente y que ingresaran a la empresa activistas políticos sin méritos profesionales. Es decir, avalar la corrupción. Es iluso pensar que Chávez hubiese procedido diferente. Los principios y valores hay que practicarlos, predicarlos y defenderlos. Extraña que alguien como Blanca Vera Azaf diga que “ustedes se lo pusieron en bandeja de plata. La soberbia de creerse superiores le hizo muy fácil la tarea a Chávez de comenzar la destrucción del país y de la democracia”. Con todo respeto a la señora Vera, no podíamos ser cómplices y los venezolanos demócratas no nos hubiesen perdonado que no apoyáramos el paro cívico de diciembre 2002, convocado por todos los partidos políticos, la CTV y Fedecámaras.

Después del fallecimiento de Chávez, varios subterfugios y trampas permitieron que Maduro usurpara Miraflores. En esta etapa hubo episodios en que la dirigencia opositora logró unirse. Paradójicamente, ahora que Venezuela está devastada y que Maduro tiene un gran rechazo, esa unidad está resquebrajada y, según las encuestas, nuestra dirigencia tiene poca aceptación. Lo procedente hubiese sido lograr un consenso para presentar al electorado a una personalidad independiente y con prestigio. Como eso no fue posible, estamos en la obligación de apoyar las primarias para elegir nuestro candidato o candidata.

Afortunadamente, la selección de los integrantes de la Comisión que las organiza fue acertada. Ojalá le den los medios para que tenga éxito, tanto en Venezuela, como en el exterior. Los venezolanos que estamos en nuestra patria tenemos el derecho a votar tanto en las primarias, como en las presidenciales. El Movimiento Ciudadano de Venezolanos en el Mundo está instando a la citada Comisión a que designe a la Junta Electoral de primarias en el exterior. Ojalá algunos precandidatos sin mayor opción se integren a otros, para ir a primarias con solo dos o tres candidatos. Es necesario que la participación en esta elección sea relevante y que el candidato electo tenga gran respaldo.

No perdamos otra oportunidad. No podemos volver a equivocarnos. Tenemos un compromiso con los compatriotas asesinados, torturados, encarcelados, exiliados o refugiados. También con quienes padecen hambre o mueren por falta de atención médica.

Como (había) en botica:

¿Quién le otorgó a Fernando Blasi el mandato de solicitar a Estados Unidos el cese de las sanciones? ¿Por qué no ha sido despedido como representante ante el gobierno de Biden?

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

11 de abril 2023

 4 min


Benjamín Tripier

El tema de la corrupción confesada por el gobierno no ha logrado cambiar la matriz de preocupaciones de la sociedad venezolana, que asiste a esta secuencia progresiva de eventos como si se tratara de algo ajeno, y que les pasa a otros, sobre lo cual se ven obligados a opinar, no porque lo consideren importante, sino como un cotilleo para hablar “de política”.

Lo anterior es porque la prioridad de la sociedad, en forma masiva, está puesta en la economía personal y familiar, y la incapacidad de acceder a mayores ingresos, más que nada porque la economía del país continúa achicándose y con eso las posibilidades de crecimiento personal. Y todo indica que, con este frenazo del primer trimestre de 2023, se achicará aún más.

Porque además de la corrupción confesada, están pasando cosas importantes como un nuevo hito con el diferendo con Guyana, la restructuración de Pdvsa, el inminente vencimiento de los plazos de prescripción de los bonos de la deuda externa soberana, Pdvsa y Elecar, al comenzar a cumplirse en octubre, bono por bono, los plazos de seis años desde el último impago que fue en 2017. Eso sin mencionar el revés en la Corte Penal Internacional por lo de los presos políticos y las torturas.

Pero nada de eso parece trascendente frente a la realidad de familias que se van a dormir sin haber comido. Y la consecuencia de la caída de la economía es directa y más que proporcional, con el aumento de la pobreza.

Lo cual se refleja en la matriz mediática que muestra todos esos temas mencionados, como proporcionalmente más importantes que lo de la crisis en la economía de la gente. Porque lo de la economía del país, como todos sabemos, no tiene opciones de solución mientras continuemos con el modelo político que hoy tenemos. Podremos manejar algunas flexibilidades como lo del dólar y los mercados, pero no podemos cambiar la esencia del aislamiento y el rechazo de casi todos los países con los que tradicionalmente hemos mantenido relaciones sociales, económicas, culturales y políticas.

Hoy nuestros “amigos” no tienen mucho que ver con nosotros ni en lo social, económico, ni cultural, y en lo político, tienen afinidad con el gobierno, pero no con el pueblo venezolano. Y eso que se intentó… pero no funcionó… no tenemos nada que ver con ellos. No encontraremos en la calle ni rusos (tal vez, a veces, solo en Margarita), ni iraníes, ni chinos, ni cubanos.

Hay que poner el foco en la optimización de la cadena de valor para, por lo menos desde el lado de la oferta y de los costos, llegar a precios y presentaciones orientadas a la gran masa de la sociedad, y no solo al grupo minoritario y privilegiado que compra en un supermercado. La gran masa de gente y, entre ellos, los pocos que pueden hacerlo, compra en los mercados populares o recibe ayudas del gobierno o de ONG.

Porque este tema de la economía familiar está derivando en problemas sociales, los cuales, por el hecho de que no se conviertan en protestas masivas, no desaparece los problemas, sino que los acumula y los posterga. Y puede llegar el momento en el que se salgan de control, porque las fuerzas “del orden” también sufren los mismos problemas de los que protestan… de hecho, ellos también deberían protestar. Y si no lo están haciendo ahora, es probable que en el futuro lo hagan.

El costo de mantener a Venezuela en revolución, tal como esta fue diseñada, es cada vez más alto, y cuenta cada vez con menos apoyo interno (y casi ninguno internacional). Por eso es que, internamente en el chavismo, se están dando estos choques para viabilizar la revolución cambiando las referencias (como el Plan de la Patria) y orientándonos en otra dirección.

Ya algunos pasos se dieron con la derogación de la Ley de Ilícitos Cambiarios, el repliegue de los controles a la economía y el impulso al Mercado de Valores, pero es evidente que no son suficientes, porque no se hicieron completos y faltaron muchas piezas por implementar.

El sufrimiento de la sociedad por seguir manteniendo como enemigo estratégico a EE UU es cada vez menos sostenible o explicable, y la gente, especialmente dentro del chavismo, así lo entiende. Más que nada porque esta triste experiencia no resultó en nada bueno ni positivo, y porque estamos viviendo cada vez peor.

Político

De cara adentro del chavismo, que ostenta ampliamente el poder, la disposición de los recursos y las decisiones, en Venezuela se están presentando situaciones novedosas, muy diferentes al pasado. Algo está cambiando. Porque al faltar recursos para mantener en marcha la revolución, internamente comienzan a buscar responsabilidades y responsables, algunos de los cuales ya fueron identificados y van cayendo.

Los ataques y la purga van, por el momento, en una sola dirección, y provienen de unas ciertas fuentes de poder. Ahora debe venir el contra ataque primero, y luego, como un contagio masivo, debería extenderse al resto de las dimensiones, donde también pasan cosas malas; tal vez no tan grandes como lo relacionado con el petróleo y la CVG (que en conjunto supieron representar el 97% de los ingresos por exportaciones), pero sí se mueven montos importantes con una dinámica como la que el gobierno mostró para estos dos casos, de Pdvsa y CVG.

Pero eso no es suficiente, porque ese dinero (ni el de Cadivi, ni el de la Pdvsa anterior, ni los cientos de miles de millones de bolívares que se “perdieron”) no se va a recuperar, y deben buscar responsables más arriba, y hasta sustituir a la cúpula de la revolución.

Porque hay que estar claros de que lo anterior no es por la corrupción/anti corrupción, sino por un reacomodo de piezas del poder político dentro de la revolución.

Porque ante la imposibilidad práctica de que los cambios necesarios para el país provengan desde la oposición, casi por homeostasis, parece que tendrán que provenir desde el chavismo. Y, si bien en lo económico se estaban promoviendo cambios hacia el dólar y el mercado, cuando el cuadro se amplía, resultan ser casi cosméticos o superficiales, porque seguimos aislados en nuestra burbuja.

Porque el verdadero cambio político, con o sin chavismo, vendrá cuando podamos insertarnos en el resto del mundo occidental, sin despertar las desconfianzas que despertamos en casi todos los mercados relevantes. Y eso solo podría ocurrir si los cambios en 2024 nos sacan del pantano donde estamos estancados.

El actual discurso político se agotó, y resulta incómodo hasta para los gobiernos más cercanos y afines.

Social

Con la poca información formal con la que contamos podemos construir una pirámide socio económica referencial que indica que, de los 26 millones de habitantes que somos / quedamos, solo 400.000 tienen la capacidad económica como para mover esta economía, combinando fondos logrados internamente con fondos en el exterior (sin cuestionar la fuente de esos fondos) que entran y salen, según las circunstancias.

Luego viene lo que podríamos llamar la clase media alta y privilegiada, de no más de 2 millones de personas que son los que articulan aguas abajo los fondos que proveen los 400.000 mencionados, y se constituyen en la correa de transmisión de consumos a lo largo y ancho de la sociedad.

Luego, una capa más abajo. Hay alrededor de 2,6 millones de habitantes que pueden considerarse la verdadera y tradicional clase media, sobre la cual se apoya toda nuestra economía. Ellos son los que consumen. Y, cuando sus ingresos merman, pues el consumo cae. En nuestro caso, ese consumo cayó entre 30 y 35%, según la fuente que se consulte, y dio lugar al corte de la cadena de pagos y a la acumulación de inventarios, que se está reflejando en el freno de la actividad económica y en su natural compensación por el lado de los precios, que tienen que aumentar para mantener los balances con una razonable buena salud en el corto plazo.

Y así como les digo que toda nuestra economía está orientada / diseñada para los 5 millones de personas mencionadas más arriba, también les digo que hay 21 millones de personas abajo, en la base de la pirámide, que reciben solo el derrame de lo de arriba (que incluye al gobierno); no solo en cuanto a los fondos de los que pueden disponer para consumir, sino en cuanto a la especificidad de los diseños y objetivos.

Por ejemplo, la venta al detal de productos que antes se vendían empaquetados, o la presentación en tamaños muy pequeños en productos que antes solo venían en envases medianos o grandes, son una toma de consciencia de que, para poder crecer, hay que incorporar formalmente a los pobres a la arquitectura de negocios de nuestra sociedad.

Hay que considerar que, con este frenazo a los ingresos y congelación del salario mínimo, mientras los precios suben, hay una parte de los 2,6 millones de clase media que está pasando a formar parte de la pobreza, y que deben ser atendidos.

Económico

La semana pasada hubo un anuncio del Ejecutivo Nacional extendiendo los plazos que tienen que ver con la condición de los bonos emitidos por la República por Petróleos de Venezuela y por Elecar, en lo referente al período de prescripción (estatute of limitations) que ocurre seis años después del último impago que fue en 2017.

O sea que los bonos comienzan a prescribir en octubre de este año, y no dejan de tener validez para cobrar, sino que, si no se extiende la prescripción, pierden las cualidades de poder demandar para cobrar. Entonces lo que hizo el gobierno con su comunicado —que en realidad es una repetición del que ya hizo en el año 2020— fue declarar unilateralmente su disposición a reconocer cinco años más, antes de que prescriba.

Pero como el gobierno de Venezuela no es reconocido ante EE UU, específicamente en Nueva York, que es la circunscripción aceptada por las partes, su declaración no tiene el valor que en otras condiciones tendría de estirar automáticamente los plazos.

Por lo que es de esperar que, pese al anuncio del gobierno de extender los plazos cinco años más, los tenedores de bonos inicien, de todas formas, sus juicios de cobro, antes de que se venzan las prescripciones.

Si se considera que los fallos no son de acción colectiva, sino que son a la medida de cada demanda, y si se considera el costo importante de llevar a cabo ese juicio, lo más probable es que los tenedores tiendan a agruparse en fondos de recuperación de deuda de forma tal de diluir los costos legales, y tener una masa crítica para negociar en cualquiera de los escenarios que se presenten, especialmente el que luce más probable de debtforequity, en el caso de la venta de empresas del Estado, lo cual pareciera ser una necesidad de supervivencia del presupuesto de la nación.

Lo anterior es válido solo para non US persons, y fuera del ámbito jurisdiccional de EE UU, por aquello de las sanciones de la OFAC.

Qué es un fondo y por qué se hace esto. Normalmente es porque un bonista individual tiene poca capacidad de maniobra y porque siempre, en el tema de la extensión de los plazos, el costo de extender la prescripción suele ser alto, mientras que para el fondo este tipo de costos es un tema más de su funcionamiento. Transfiere al fondo la propiedad y la custodia de los bonos, y el fondo le entrega, a cambio, una participación.

Nuestra firma de consultores NTN Consultores ha hecho un acuerdo con el Copérnico Recovery Fund que acumula bonos de la deuda soberana y de Pdvsa a cambio de participaciones en el fondo, para apoyar en la acumulación de bonos para ordenar los procesos de negociación, de forma tal que le resulte más fácil al gobierno cumplir con sus obligaciones, y a los bonistas recuperar el máximo posible de su inversión. De hecho, la estrategia de CRF es recuperar al menos 50% del valor nominal de la deuda.

Ahora, el hecho de haber hecho el anuncio unilateral de extensión de plazos, si bien no tiene efectos reales, es en sí mismo una declaración política de reconocimiento de la importancia de la deuda, y abrir una puerta para negociaciones fuera del ámbito de EE UU.

Si se restablecieran las relaciones formales entre EE UU y Venezuela, esa declaración tendría todo el peso del mundo, el statute of Limitation estaría extendido y mejoraría la percepción del Ejecutivo con los tenedores de bonos.

Internacional

Los párrafos a continuación fueron generados por una aplicación de Inteligencia Artificial y no tardó más de 3 segundos en presentar el resultado:

“Las relaciones internacionales de Venezuela han sido tumultuosas en los últimos años, marcadas por una serie de controversias y tensiones con otros países, especialmente con los Estados Unidos. La administración del presidente venezolano Nicolás Maduro ha sido objeto de sanciones por parte de los Estados Unidos, la Unión Europea y otros países debido a las preocupaciones sobre la democracia, los derechos humanos y la corrupción.

En particular, el gobierno de los Estados Unidos ha impuesto sanciones económicas contra Venezuela a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), una agencia del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Estas sanciones prohíben a las empresas y ciudadanos estadounidenses realizar transacciones financieras con individuos y entidades específicas en Venezuela, incluyendo a la empresa petrolera estatal, Pdvsa.

Las sanciones de OFAC han tenido un impacto significativo en la economía de Venezuela, lo que ha llevado a una grave crisis humanitaria y a la migración masiva de venezolanos a otros países. El gobierno de Maduro ha criticado estas sanciones como una violación de la soberanía de Venezuela y ha acusado a los Estados Unidos de intentar un cambio de régimen.

En resumen, las relaciones internacionales de Venezuela están marcadas por una serie de tensiones, incluyendo sanciones económicas por parte de los Estados Unidos a través de la OFAC. Estas sanciones han tenido un impacto significativo en la economía y la sociedad venezolanas, y han sido objeto de controversia tanto en Venezuela como en la comunidad internacional”.

Otra respuesta de la IA sobre la mención a Simón Bolívar en el comunicado del gobierno de Venezuela rechazando el pronunciamiento de la CIJ sobre el tema Esequibo:

“Simón Bolívar no tuvo una relación directa con el diferendo territorial entre Venezuela y Guyana, ya que este conflicto surgió después de su muerte en 1830.

Sin embargo, durante su vida, Bolívar defendió la idea de que los países de América Latina debían unirse para enfrentar los desafíos comunes y proteger su soberanía. En este sentido, la disputa territorial entre Venezuela y Guyana se considera un tema de importancia para la región y un reto para la unidad latinoamericana que Bolívar promovió.

El conflicto territorial entre Venezuela y Guyana se refiere a la disputa sobre la región de la Guayana Esequiba, que es rica en recursos naturales como petróleo, oro y diamantes. Venezuela afirma que esta región le pertenece desde la época colonial, mientras que Guyana argumenta que es parte de su territorio desde su independencia en 1966.

La disputa ha sido objeto de negociaciones y arbitrajes internacionales, incluyendo la intervención de la ONU, pero aún no se ha llegado a una resolución definitiva. La situación sigue siendo tensa en la actualidad y continúa siendo un tema importante en la política exterior de Venezuela y Guyana, así como en la región en general”.

Nuestra relación internacional más importante, casi vital, es con EE UU, y todo indica que seguirá deteriorándose, y que, cuando volvamos a ser parte relevante de su agenda exterior, hasta podría empeorar. El tema petrolero pasó a ser secundario y se ha vuelto a poner la prioridad sobre la “amenaza inusual y extraordinaria”, por lo que el cambio de gobierno vuelve a ser el centro del conflicto.

Si bien en la etapa Trump ese objetivo se intentaba conseguir por la fuerza, en esta etapa de Biden se mantiene pero esta vez en forma de elecciones libres. Para la oposición, el concepto de elecciones libres significa un proceso transparente, mientras que para el gobierno significa “libre de sanciones”. Y como eso no va a pasar, entonces, el juego seguirá trancado hasta que el juego cambie. Y como les decía más arriba, ese cambio no necesariamente significa un cambio hacia la oposición, sino que cada vez más se parece a un cambio y rotación de actores, dentro del chavismo.

Lo que sí parece que todos, de lado y lado, entienden es que esto no puede seguir así, y que las cosas tienen que cambiar.

Recomendación

  • Al gobierno: que incentive la inversión privada como única fuente de crecimiento y desarrollo económico. Alivianar los costos transaccionales, bajar los impuestos, simplificar los trámites, y liberalizar la economía, permitiendo al dólar circular como moneda legal y pasando al sector privado toda actividad empresarial en manos del Estado. Y hacerlo en forma transparente a través del Mercado de Valores. Porque sí hay interesados genuinos en invertir en Venezuela
  • A la dirigencia opositora: que tome como referencia el efecto cardumen o la formación en V del vuelo de los patos, para que se convierta en el objetivo estratégico de la oposición verdadera. Los infiltrados, que son muchos y trabajan para el otro bando, nunca accederán a esto, pues su objetivo de “convivencia y permanencia” se caería. Solo los verdaderos opositores entenderán las implicaciones de la recomendación, porque solo uno debe ir adelante, y eso no se logrará por primarias que congreguen del 10 al 16% del electorado opositor. La opinión aleatoria de la calle tiene hoy más peso que cualquiera de las encuestas. Aunque en general coinciden en los nombres, no lo hacen en las preferencias: todos saben quiénes son los verdaderos opositores y quiénes no lo son
  • A la dirigencia empresarial: que debe apoyar que las empresas sigan esta guía resumida: manténgase informado, diversifique su negocio, invierta en tecnología, fomente la innovación, mantenga una buena relación con sus empleados y clientes. Recuerde que cada empresa y cada situación es única, por lo que siempre es recomendable buscar asesoramiento profesional para tomar decisiones informadas y estratégicas

Mail: btripier@ntn-consultores.com Instagram: @benjamintripier Twitter: @btripier

 14 min


Paulina Gamus

Cuando me senté ante mi computadra para cumplir con el compromisó de escribir este artículo quincenal, me percaté de que sería publicado el Domingo de Resurrección o de Pascua Florida, una celebración alegre para el crstianismo. No debía amargarles el día a mis lectores de fe cristiana con un inventario de las plagas que han caído sobre nuestro país en estos últimos 23 años, casi comparables a las 10 plagas con las que Yahvé castigó a los egipcios hasta que el faraón cedió y accedió a la liberación del pueblo judío sometido a la esclavitud durante más de cuatro siglos.

Este año, como sucede cada vez y desde siempre, la Semana Santa o Semana mayor coincide con el Pesaj en hebreo, Passover en inglés, Pascua en español. Los ocho días en que los judíos en todo el mundo rememoran, celebran y exaltan la gesta heróica de Moisés, el elegido por Dios para negociar con el Faraón la liberación de su pueblo.

El Éxodo es sin duda el primer movimiento de liberación nacional del que se tenga noticias en la historia de la humanidad. Los judíos en todo el mundo lo celebran durante ocho días que comienzan con dos noches de Seder o Sedarim, en los que las familias se reúnen alrededor de la mesa para leer la Hagadá que recoge la historia de la salida de Egipto y la epopeya de los 40 años de travesía por el desierto. Durante esos días no comemos nada que contenga harina de trigo y levadura, solo matzá o pan ácimo.

Según se relata en el texto bíblico, fueron 630 mil los judíos (sin incluir los niños), liberados por las negociaciones con Dios, por una parte, Moisés como intermediario y el faraón, que se cree era Ramsés II, por la otra. Esa multitud siguió a Moisés en el milagroso cruce por el mar Rojo y en la travesía por el desierto. Moisés el profeta —Moshe Rabenu— es venerado por las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo y el islam. Y es probable que muchos cristianos ignoren que la última cena de Jesús de Nazareth con los apóstoles, que se conmemora cada Jueves Santo, fue un Séder de Pesaj en el que ese grupo de judíos observantes como lo fue Jesús hasta el día de su muerte, se sentaron ante una mesa para leer la Hagadá, comer el pan de la aflicción o matzá, tomar las copas de vino que acompañan cada pasaje y comer el jaroset, la mezcla de frutos secos y vino que simboliza la arcilla que los judíos utilizaron para construir sus barracas en el desierto.

Vivimos tiempos en que lamentamos la carencia de líderes. El mundo se ha llenado de populistas vocingleros y extravagantes, de dirigentes y gobernantes que carecen del valor y de los principios para servirles a sus pueblos con desprendimiento y sacrificios. Es obligante preguntarse cómo logró Moisés, cuando no existía Internet, ni siquiera calculadoras, hacer un censo y ubicar a los 630 mil judíos esclavos que según la Biblia lo siguieron en la aventura de salir de Egipto. Y luego, poner de acuerdo a esa multitud lo que debe haber sido especialmente difícil por tratarse de judíos quienes suelen ser cuestionadores por naturaleza. Esta última una proeza casi tan titánica como la de separar las aguas del mar Rojo.

Agreguemos algo de lo que muchos dirigentes políticos carecen: la habilidad negociadora de Moisés. Por un lado, su comunicación con Yahvé (Dios) y por la otra con el faraón: «¡O dejas salir a mi pueblo o el tuyo sufrirá estas plagas!». Y así una a una hasta llegar a la décima y más terrible: muerte de los primogénitos, la que obligó al faraón a ceder.

No estoy al tanto, lo confieso, de otros personajes bíblicos que hayan logrado comunicarse con Dios o su representación de una manera tan directa para luego presionar al faraón. Por lo que hemos visto hay muchos negociadores en la actualidad que fracasan porque se creen Dios ellos mismos. Además, la osadía de Moisés llegó a desobedecer a Dios al golpear dos veces la roca de la que debía brotar agua. Dios les dijo a Moisés y a su hermano Aarón: «¡Puesto que no confiaron lo suficiente en mí para demostrar mi santidad a los israelitas, ustedes no los llevarán a la tierra que les doy!». Por eso este lugar se conoce como las aguas de Meriba (que significa «discusión») porque allí el pueblo de Israel discutió con Dios y Dios demostró su santidad entre ellos.

Las angustias del profeta Moisés no terminaron con la salida de Egipto. Tuvo que lidiar con un pueblo que después de cuatro siglos viviendo entre idólatras, había perdido vínculos con el judaísmo. Fue así cuando al bajar del monte Sinaí con las Tablas de la Ley o la Torá, los encuentra adorando al Becerro de Oro, monta en cólera y arroja las Tablas contra el suelo rompiéndolas. Pero no desmaya, no se rinde y regresa a buscar unas nuevas que sirvan de código ético, de conjunto supremo de valores para el pueblo judío y para la humanidad en general.

La suma de milagros que narra el Éxodo no es materia para escépticos ni para quienes buscan una explicación científica detrás de cada suceso. La fe consiste en creer sin preguntarse por lo fantasioso o sobrenatural detrás de lo que la Biblia nos dice. Así cada año, desde tiempos inmemoriales y aún en las tenebrosas condiciones de los campos de exterminio nazis, los judíos en general, incluidos muchos agnósticos, se reúnen alrededor de una mesa para leer la Hagadá o libro del Éxodo. Para preguntarse por qué esta noche es diferente a todas las demás y para alabar la gesta heroica del profeta Moisés.

La palabra Éxodo que en la Biblia tiene una connotación libertaria, adquiere un significado doloroso en la Venezuela de hoy. Aquellos judíos que siguieron a Moisés iban en busca de la libertad en la que fue y debía ser de nuevo su propia tierra, la tierra prometida. Los venezolanos que por millones han abandonado su patria, donde perdieron la libertad y las esperanzas, van en busca de mejores condiciones de vida, pero nunca de una tierra prometida porque ninguna será igual a la tierra que los vio nacer y crecer.

Paulina Gamus es abogada, parlamentaria de la democracia.

Twitter: @Paugamus

 5 min


Fernando Mires

Pilatos debía poner en forma de juicio un veredicto ya decidido. Era y es la lógica de los funcionarios de Estado. Roma era una república de derecho y el procurador un simple ejecutor, uno de esos tantos administradores que cumplían funciones con eficiencia y pulcritud. A Pilatos, en verdad, solo interesaban las actas que iban a ser enviadas a Roma.

Habiendo perdido el primer juicio, el religioso frente al Sanedrín (consejo superior judío), Jesús no tenía posibilidades de ganar el juicio jurídico y político frente a los romanos. Por supuesto, a Pilatos no interesaban los argumentos teológicos de los judíos. Lo que sí le interesaba era constatar si el carpintero contaba o no con el respaldo político del Sanedrín. Evidentemente, no lo tenía.

Al igual que Pilatos, el Sanedrín había procedido frente a Jesús de acuerdo al estricto cumplimiento de las normas establecidas.

El hijo de José era definitivamente una fuente de desorden público. Ya había alterado la paz al expulsar a los mercaderes del atrio. Ya había transgredido la tradición al realizar prédicas durante el sabbat. Ya había establecido relaciones amistosas con ciudadanos de un pueblo enemigo, el de los samaritanos. Ya había reído, comido y bebido junto a pobres diablos borrachos y bandidos de poca monta. Ya había ejercido de curandero sin solicitar permiso a nadie. Sin recato se hacía acompañar por una prostituta venida de Magdala. Había desconocido a sus hermanos de sangre y negado obediencia a su madre, llamándola «mujer» en público. Y por si todo eso fuera poco, a su lado caminaban algunos zelotas armados quienes acusaban a los fariseos y al Sanedrín de traidores a la causa de la independencia judía.

El templo pasaba por un momento muy difícil. El Sanedrín debía velar por su comunidad: era su tarea. Más allá de discusiones teológicas lo que importaba en ese momento a los sacerdotes era evitar que el judaísmo se disgregara en fracciones irreconciliables, como ya estaba ocurriendo. Los zelotas habían pasado a la lucha armada, asolando caminos. Al otro lado, los saduceos postulaban la obtención de la ciudadanía romana, dispuestos a negociar su condición judía. No faltaban místicos como los esenios, quienes huían de este mundo para recluirse en comunidades de fanáticos naturistas. Y en el medio de todo, un nazareno declaraba ser Mesías e hijo de Dios sin que nadie se lo pidiera.

Pero aún así, el Sanedrín habría absuelto al carpintero si no hubiera escuchado de la boca de Jesús la blasfemia; a saber, la de que él estaba dispuesto a destruir el templo para después reconstruirlo en tres días. Esas palabras deben haber sonado de modo terrible a los oídos de Caifás. El templo era para los sacerdotes el único punto en el cual los judíos de todas las tendencias convergían. Destruido el templo, la propia identidad judía estaba en peligro. Por razones más políticas que religiosas, no podían, más bien no querían los sacerdotes entender el exacto sentido del templo, según Jesús.

Cuando Jesús dijo a Pilatos, «mi reino no es de este mundo», ya había dicho lo mismo, pero con otras palabras, al Sanedrín. Para Jesús, efectivamente, había dos templos: el templo de piedra y el templo del corazón donde vive Dios. Cuando Jesús hablaba de la reconstrucción del templo estaba diciendo entonces que aunque el templo de piedra fuera mil veces destruido, el templo de Dios continuaría existiendo. Es decir, el templo de Jesús no estaba en un lugar determinado; estaba en y con Dios, y en la medida en que el corazón del ser abre sus puertas a Dios, seremos todos hermanos de Jesús, hijos de Dios en el mismo templo, como lo advertiría años después el apóstol Pablo al afirmar que el cuerpo de Jesús era el nuevo templo.

El templo de Dios está en el reino de Dios y no en el de los hombres, pero a la vez, el de Dios no niega al de los hombres. Todo lo contrario. Solamente si llega el momento de optar entre el uno y el otro, el hijo de Dios ha de elegir al reino verdadero, a ese que no está en un lugar determinado y que tampoco advendrá en una fecha fija pues habita en todos los tiempos habidos y por haber, donde todos somos en Dios. Como dijo Pablo de Tarso: «Fuimos sepultados con Cristo, con él también resucitaremos» (Rm 6, 3-11)

El tiempo de Jesús es el templo de Dios y ese tiempo es el tiempo de todos los tiempos dentro del templo de todos los templos; tiempo-templo situado no solo más allá, no sólo más acá, sino, además, aquí mismo. Aquí y ahora.

«¿Eres tú el rey de los judíos?» pregunta Pilatos. Y Jesús responde, «mi reino no es de este mundo» (Juan 18, 33) Esa respuesta no interesaba a Pilatos. Lo que él quería saber era si Jesús se proclamaba rey. De modo que insistió: «¿Acaso eres tú rey?». Jesús respondió: «Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido y venido al mundo. Para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz» (Juan 18, 37). Más no necesitaba escuchar Pilatos. No importa si el reino era de este o del otro mundo. Lo importante era que el carpintero declaraba ser rey. Por eso y nada más, debería morir. La hábil estrategia de hacer elegir a la muchedumbre entre el zelota Barrabás (algo así como un Che Guevara judío) y el carpintero Jesús, solo perseguía el propósito de dar cierta legitimación populista a una decisión jurídica previamente tomada.

Pero quién sabe si Pilatos, antes de quedarse dormido, en los mismos momentos en los cuales Jesús sangraba en la cruz, se hizo la pregunta acerca de dónde estaba situado el reino del que había hablado el nazareno. Por de pronto –quizás así lo pensó el procurador– ese otro mundo no estaba en otro planeta, o en otro lugar; tampoco en otro tiempo. Ese otro mundo, lo dijo Jesús –y puede que hasta Pilatos lo hubiera así entendido– es «el reino de la verdad y de los que quieren oír su voz».

El reino del otro mundo es aquel en donde la verdad ha derrotado para siempre a la mentira, la vida a la muerte; el bien al mal; la libertad a la tiranía. Pero ese otro mundo, el de Jesús, también puede aparecer de pronto aquí «como un ladrón en la noche» (Pablo, Tes 52-1). Lo escuchamos en el grito del recién nacido; en el sol que rompe la noche del invierno; en la rosa blanca que hizo nacer a la primavera; en tus ojos que brillan cuando amas; en el cielo y en el fondo de la tierra; en el pan de cada día; en los lirios del campo que iluminaron la vista del «hijo del hombre», y en todo lo que es verdad sobre esta tierra.

Sin el reino de ese otro mundo, este mundo no merecería ser vivido.

Twitter: @FernandoMiresOl

Este texto fue escrito sobre la base de un artículo titulado Jesús y Pilatos, publicado en mi blog POLIS en 2014.

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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Carlos Raúl Hernández

Uno de los fundamentos de la cultura es el mito, y el más cercano a los orígenes del hombre. En las civilizaciones antiguas, el porqué del universo estaba en mitologías, cosmogonías, antropogonías, y Schelling en Conferencias sobre filosofía, mitología y revelación, dice que son explicaciones poéticas del mundo, que perviven después que se desarrolla el pensamiento racional. Max Muller (citado por Ernest Cassirer) se pregunta… “¿Cómo podemos dar razón de esta fase de la mente humana que dio origen a los extraordinarios relatos de dioses y de héroes, de gorgonas y quimeras, de cosas que el ojo humano no había visto nunca?”. Era el recurso esencial para comprender el universo, fenómenos obscuros, como el trueno, la lluvia, el mar, el origen, los ríos. Filólogos intentan demostrar que cuando Homero habla del río que se enamora de una mortal, no era una metáfora, sino que él creía que los ríos eran criaturas vivientes. Con frecuencia opinamos conforme a “memorias históricas”, leyendas inverificables, que giran sobre escritores, políticos, filósofos, artistas, batallas y hasta estrellas de cine, muchos de ellos en la actualidad puestos en circulación por la industria publicitaria.

Desde hace algún tiempo, sembradores de cenizas planificaron y distribuyeron un mito perverso sobre Cristóbal Colón, atribuyéndole genocidios, sadismo, actos monstruosos, a alguien que entregó a la historia una nueva parte de la humanidad, en la hazaña más valiente y asombrosa del devenir humano, que inicia el mundo moderno e hizo explotar las ciencias en el Renacimiento. La irrupción de América en Europa sacudió las bases del pensamiento filosófico, pero también hizo nacer nuevas mitologías, con las que dieron cuenta de esos lejanos, aterradores y maravillosos parajes a los que habían llegado, por lo que Alfonso Reyes dijo que “…América fue la invención de los poetas”. Todo lo que ocurre en el planeta a partir de 1492 está signado por el Descubrimiento de América, porque ese año la humanidad cambió de rumbo. El mismo Cristóbal Colón inicia la mitificación del Nuevo Mundo en sus apasionantes crónicas (Ver: varios autores, Historia real y fantástica del Nuevo Mundo: Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1989).

Sobrecogido frente a las Bocas del Orinoco por la magnitud de las fuerzas telúricas que lo estremecieron al pasar por su desembocadura en el Caribe, escribe a sus majestades que estaba seguro de que pasaba “por la entrada del Paraíso”, pero que no penetraría, ya que no estaba en los designios de su misión. Dice que “Los argumentos de la autoridad, las descripciones del Génesis, las medidas astronómicas, la evidencia de los ojos y la prueba de los labios, todo deja claro que nosotros estábamos cerca del paraíso celestial, pero supe, como escribí a los soberanos españoles, que nadie debe entrar, salvo con la voluntad de Dios. Paso por el paraíso perdido y mantengo el secreto, para regresar a la Española”. Fray Bartolomé de Las Casas, recalentado como de costumbre, nos deja un texto digno de analizar por Jung. (Colón) vino a concebir (que el mundo) no… era del todo (redondo), sino imaginábalo como media pera que tuviese un pezón alto, o como una teta de mujer en una pelota redonda, y que esta parte deste pezón sea más alta (...); y sobre aquel pezón, le parecía que podía estar situado el Paraíso Terrenal.

Después de ubicar adecuadamente el Paraíso, Colón llevó sus conclusiones aún más lejos, asombrado y sobrecogido por la flora y la fauna en las regiones equinocciales, las monumentales corrientes enfrentadas cuyas proporciones y características le eran sobrenaturales y deben haberle parecido el fin del mundo. Américo Vespucio diserta estupefacto sobre las iguanas, a las que asoció con serpientes…. “pero es tan feroz el aspecto de semejantes serpientes, qué teniéndolas por venenosas, no nos atrevemos a tocarlas; son tan grandes como un cabrito montés y de braza y media de longitud”. A Gonzalo Fernández de Oviedo lo asombran los peces voladores, los tucanes, y “los hombres marinos que hay en la mar”. La vida desbordada de las selvas tropicales, plantas gigantescas, árboles que parecían animales vivos, bosques tupidos donde los pies se hundían hasta las rodillas en el humus, insectos gigantes, pájaros coloridos, las dimensiones de los ríos y de las tormentas. Pedro Mártir de Anglería, soldado y cura, narra sobre los Tritones que dejaron verse ante los españoles, medio cuerpo de hombres, medio de pez, y hombres con rabo, “…por el cual, cuando querían sentarse, empleaban asientos con agujeros”.

El mismo Mártir de Anglería, en la tradición utópica desde Platón, cree que “…porque viviendo en la Edad de Oro, desnudos, sin pesos ni medidas, sin el mortífero dinero, sin leyes, sin jueces calumniosos, sin libros, contentándose con la naturaleza, viven sin solicitud alguna del porvenir” (una especie de socialismo indígena imaginario). El bestiario de seres insólitos no tiene límites. Sir Walter Raleigh, de quien dicen ejercía un hechizo sobre Isabel de Inglaterra, da testimonio de individuos sin cabeza que tenían los ojos en los hombros, los ewaipanoma. Otros tienen la boca en el vientre y los ojos en el pecho… “hombres que tienen la cabeza más abaja que los hombros; de los monocelos, de pies tan grandes que les sirven de quitasol; de los mantécoras, de cabeza humana con tres hileras de dientes en cada maxilar, cuerpo de oso, pata de león y cola de escorpión; de los gigantes, de los pigmeos, de las amazonas, de las mandrágoras, de los basiliscos, de las sirenas, y de las aguas que tienen propiedades letales a todas las horas fuera del mediodía”. Martín Fernández de Enciso, cuenta de “árboles cuyas hojas, cuando caen al agua se convierten en peces y cuando caen en tierra se convierten en pájaros”.

Nicolás Federmann, gobernador de Venezuela, va más lejos. No se conforma con citar anécdotas sorprendentes que ha oído, sino una de la que fue protagonista. Cuenta que en su primer viaje a Venezuela conoció un pueblo de pigmeos “de cinco palmos de estatura y muchos sólo de cuatro”. Dice que “…el cacique me dio una enana de cuatro palmos de alto, bella, bien conformada y me dijo que era mujer suya, tal es su costumbre para asegurar la paz. La recibí, a pesar de su llanto y de su resistencia, porque creía que la daban a demonios, no a hombres. Conduje esta enana hasta Coro, donde la deje, no queriendo hacerla salir de su país, pues los indios no viven largo tiempo fuera de su patria, sobre todo en los climas fríos”. Las amazonas y El Dorado fueron dos de los mitos esenciales de ese período que transformó al planeta. El primero cargado de erotismo, de la necesidad de dejar libres ciertos fantasmas sexuales que daban vuelta en las cabezas de los hombres solos que conquistaron América.

Mujeres sin hombres, que los usaban únicamente para el sexo, valerosas, guerreras, habían tenido su esplendor original en los mitos griegos, armadas hasta los dientes y temibles, que muchos conquistadores juraron ver desnudas bañarse en los ríos, especialmente el que lleva su nombre. Los conquistadores buscan por todo el continente ciudades gobernadas por tales mujeres. Agustín de Zárate escribe como si las hubiera conocido y relata de una ciudad así, regida por la princesa Guanomilla, cuyo nombre traduce “cielo de oro”. Y el Dorado, el mito que inventaron los indígenas para librarse de la plaga que les había caído encima, se une con el de las hembras solas y poderosas. Dice Germán Arciniegas qué con esa leyenda, los indígenas encantaron a los hombres blancos “fue la operación mágica que enloqueció a Europa sedienta de riquezas. Oyendo patrañas de los indios, perdió la cabeza la corte de Londres, echaron a andar por las selvas y desiertos los agentes de los banqueros de Alemania, y los españoles creyeron que estaban viviendo en tiempos de Amadís de Gaula”.

@CarlosRaulHer

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Ismael Pérez Vigil

La Semana Santa, como época de reflexión, lo es también de descanso del acostumbrado reflexionar político −en mi caso electoral− sobre el impacto de la primaria 2023, sobre las decisiones de la Comisión Nacional de Primaria, sobre la oportunidad de la elección presidencial de 2024, y un largo etcétera.

Si embargo, aprovecharé la ocasión para abrir un paréntesis y comentar sobre el tema de la corrupción “descubierta” en PDVSA. Lo malo de escribir sobre este tema, es que seguramente repetiré buena parte de lo ya vertido en cientos de páginas desde hace dos o tres semanas. Pero lo bueno de hacerlo después de haber trascurrido ese tiempo, es que ya mucho está dicho y me puedo ahorrar comentarlo y concentrarme en una nota, con algunas “aristas” del tema.

Lo primero que llama la atención cuando se denuncia la “desaparición” de varios miles de millones de dólares −cantidad difícil de imaginar− por actos de corrupción de altísimos funcionarios del gobierno, es: ¿Cómo sería la magnitud de la corrupción en este caso, que el propio gobierno la denuncia y persigue a sus “corruptos”? Sí, “suyos”, porque todos ellos son, o fueron, altos, altísimos, funcionarios del régimen, que seguramente tienen relaciones y ramificaciones en los más altos niveles del Estado.

Pero, no se trata de algo nuevo; desde sus albores este régimen se destacó por ser “poco escrupuloso” en eso de los manejos del erario público y así lo fueron denunciando sus propios Ministros −cuando lo eran o dejaban de serlo− y hasta la Asamblea Nacional, controlada por el régimen (casos como el Plan Bolívar 2000, Cadivi, diversos casos anteriores de PDVSA, las Cajas Clap, Fonden y cientos de obras inconclusas en las que se gastaron miles de millones y por las que se pagaron millonarias comisiones), lo demuestran a la saciedad. No voy a seguir enumerando cosas que otros con mayor propiedad han hecho, por ejemplo, el Dr. Fernando Fernández en un artículo de esta misma semana en El Nacional (Extinción de Dominio y Fachada Contra la Corrupción, https://bit.ly/40Kr4Xe)

En el caso actual de PDVSA, hasta no hace mucho, varios de los conspicuos personajes envueltos en él, hoy presos o buscados, eran alabados y ensalzados, desde los más altos niveles del gobierno y del partido de gobierno. Incluso, algunos de sus “escritores” estrellas y “destacados intelectuales”, se rasgan las vestiduras justificando el delito con aquello que donde todos roban −hasta la oposición, dicen ellos− hacerlo es algo común e idiosincrático.

Así, por ejemplo, hace poco el gobierno y algunos analistas económicos resaltaban el “arreglo” del país y surgían como vivo ejemplo de esa supuesta pujanza económica vistosas obras, edificaciones e inversiones, de algunos de estos “prohombres” de la patria que, como ya dije, ahora están presos, sometidos a tribunales o prófugos y supuestamente perseguidos.

Obviamente, todo lo “bueno” que ocurría en el país, durante la “era del arreglo” y antes, lo atribuía el Gobierno a su “política económica”, preparando así el camino para mantenerse en el poder con la elección presidencial del 2024, que la veían fácil, segura, un paseo; bastaba tan solo afincar su estrategia de dividir a la oposición e intimidar al pueblo, blanco de sus prebendas populistas y el trabajo estaría hecho. Pero últimamente las cosas ya no eran, ni son, tan sencillas; el descontento se hacía y hace cada vez más evidente y hasta vimos y vemos que siguen proliferando manifestaciones de empleados públicos, maestros, jubilados, etcétera, y el camino a 2024 deja de ser tan favorable.

Ensayaron culpar a los EEUU y la UE por las sanciones internacionales, impuestas desde 2019, a pesar de que los males del país los arrastramos desde hace casi un cuarto de siglo; y ahora, cuando les revientan en la cara eventos como el reciente de PDVSA, que nos ocupa desde hace tres semanas, tratan de justificar con “esos” delitos todos los añejos males del país: que no hay buenos sueldos, ni servicios públicos, ni empleo, ni seguridad social, ni tantas otras cosas, es porque “nuestros” corruptos, dicen, se robaron −probablemente sin compartir de manera adecuada− varios miles de millones de dólares, que nadie sabe a ciencia exacta si son tres mil, veinte mil o cien mil. Se obvian todos los desmanes cometidos desde 1999, todos los males que nos aquejan desde ese fatídico año, pareciera que son producto de la “corrupción 2023”.

No me voy a enfrascar en entender o explicar si se trata de corrupción en el alto gobierno, que obviamente lo es, o si se trata de ajustes de cuentas, luchas “fratricidas” por el poder, que también lo es, o de una “purga” al mejor estilo estalinista o cualquiera de las otras explicaciones que han circulado o si es una mezcla de todas ellas; cada quien lo interpretará desde su sesgo particular y el mío, como es el político electoral, trataré de ajustarlo a él, por eso, para mi −y es la vuelta que buscarán darle− el corolario es el mismo que el del “arreglo” de la economía: “vean como luchamos contra la corrupción…” y parafraseando una reciente intervención de un alto funcionario de la Asamblea Nacional: “… pues como somos el gobierno que más ha luchado contra la corrupción desde 1830…” dirán que merecen seguir en el poder.

El problema no es buscar unos culpables, en esta ocasión sin duda lo serán los que “perdieron” el forcejeo interno; ni encontrar una nueva excusa para justificar los desmanes y ruinas causados durante este cuarto de siglo, cualquier excusa les es válida; su problema es como desestimar lo ocurrido y convertir todo eso en demagogia e instrumento electoral; pero, una vez que sea evidente que la población no cree en el discurso de lucha “anticorrupción, ¿Qué seguirá?

Quién sabe. Preparémonos para cualquier exceso, pero sin perder objetivo ni rumbo: una exitosa primaria en 2023, es la preparación a la elección presidencial de 2024 y la general de 2025 en la que estarán en juego la Asamblea Nacional, Gobernaciones y Alcaldías. Volveremos la próxima semana con los temas políticos y electorales acostumbrados.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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