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Opinión

Mariana Mazzucato

Después de la reunión de líderes gubernamentales, empresariales y de la sociedad civil en el Foro Económico Mundial de este año en Davos, se ha difundido la observación de que vivimos en una era de «policrisis». La aparición simultánea de varios hechos catastróficos define el clima.

Frente a desafíos tan inmensos como el calentamiento global, la crisis de los sistemas sanitarios, una creciente divisoria digital y modelos de negocios financierizados que aumentan la desigualdad de ingresos y riqueza, no es sorprendente que crezca la desilusión con la política, creándose así condiciones ideales para populistas que prometen remedios fáciles. Pero las soluciones reales son complejas y demandarán inversión, regulación e innovaciones sociales, organizativas y tecnológicas, no sólo de parte de gobiernos y empresas, sino también de personas y organizaciones de todo el arco de la sociedad civil.

Los gobiernos, convencidos de que las políticas sólo pueden aspirar a corregir fallos del mercado, suelen dar respuestas insuficientes y tardías. Incluso bienes públicos como la financiación de actividades de investigación y desarrollo en el nivel básico se ven como formas de corregir un problema de externalidades positivas, así como los impuestos al carbono corrigen un problema de externalidades negativas. Pero lograr un cambio transformador que produzca crecimiento inclusivo y sostenible no depende tanto de corregir los mercados cuanto de configurarlos y crearlos. Esto demanda complementar la idea de los bienes públicos con la de «bien común», que no es sólo una cuestión de «qué», sino también de «cómo».

El bien común es un objetivo al que hay que llegar en forma conjunta mediante la inteligencia colectiva y la coparticipación en los beneficios. Trasciende la idea (en la cual se basa) de los recursos de propiedad comunal, al poner el acento en cómo diseñar inversiones, innovaciones y mecanismos de colaboración en pos de un objetivo compartido. Los bienes comunes son producto de interacciones e inversiones colectivas que demandan modelos compartidos de propiedad y gobernanza. Por eso los beneficios surgidos de esas actividades deben compartirse en forma colectiva. La idea de bien común también atiende a la necesidad de una gobernanza internacional eficaz, destacada en la noción de bienes públicos globales elaborada por mi brillante colega, la fallecida Inge Kaul, que ayudó a inspirar el trabajo de la Comisión Mundial sobre la Economía del Agua.

En su encíclica de mayo de 2015 Laudato si’: sobre el cuidado de la casa común, el papa Francisco defiende con elocuencia un modo de pensar basado en el bien común para un mundo de cambio constante. No es idealismo abstracto. La idea de bien común ofrece un marco útil para fijar objetivos compartidos y determinar el modo de alcanzarlos. Francisco habla de la necesidad de subsidiariedad (el principio de resolver los temas particulares en el nivel más local posible) y de ver el mundo por los ojos de las personas más vulnerables.

Según Francisco, la prioridad en todo cambio social, económico y político debe ser proteger las condiciones esenciales de las que depende la vida humana. La toma de decisiones para el bien común implica defender la dignidad de quienes están marginados en términos sociales, políticos y económicos, no sólo con palabras sino con políticas y nuevas formas de colaboración. Implica crear una red de solidaridad a través de la cual las voces no escuchadas puedan participar en los procesos de decisión cruciales.

Para alcanzar estos objetivos se necesita un nuevo modelo de crecimiento en cuya búsqueda deben participar los que hoy están excluidos; no un modelo que sencillamente se implemente en su nombre. Sirven de ejemplo las organizaciones cooperativas, que se han mostrado eficaces para reunir a personas con medios limitados y darles oportunidades de acción autónoma que no hubieran tenido de otra manera.

Francisco también comprende que en tiempos en que algunos sectores económicos tienen más poder que los gobiernos en ciertos ámbitos, es obligación del Estado defender el bien común en nombre de todos. Para oponerse a la tendencia y hacer frente a los grandes desafíos que tenemos por delante es necesario un cambio fundamental en la política económica. Hoy el principio de bien común se ve como un correctivo para los excesos del sistema actual; pero en vez de eso, debe constituir el objetivo central del sistema.

El dinero no es todo: también es importante fomentar ciertas formas de colaboración. En el caso de la COVID‑19, el mundo hizo una muy exitosa inversión colectiva en la investigación de vacunas. Pero omitió garantizar que el resultado final se trasladara a un «bien común»: en concreto, llegar a que toda la población mundial esté inmunizada.

A menudo tenemos una idea perezosa de las «alianzas» entre diversas partes. La mera asociación entre las partes no quiere decir que estén colaborando correctamente para el bien común; para eso también es necesario que fijen en forma conjunta los objetivos y que armonicen riesgos y beneficios. Todos los participantes deben coincidir en el «qué» además del «cómo». Por ejemplo, no se trata solamente de desarrollar vacunas, sino también de ponerlas al alcance de todos.

Con un enfoque basado en el bien común, cada paso del proceso es casi tan importante como el resultado final. En Estados Unidos, el gobierno destina miles de millones de dólares por año a la inversión pública en I+D en el área de la salud (en 2022, sólo los Institutos Nacionales de Salud proveyeron 45.000 millones de dólares), pero después deja todas las ganancias en manos privadas. Al materializarse la «recompensa» de un esfuerzo colectivo (a menudo en la forma de ganancias empresariales, o como conocimiento valioso), debe compartirse tanto como se compartieron los riesgos.

Como muestro en mi libro Misión economía, hay muchos modos de hacerlo. Uno es condicionar el apoyo público a ciertos requisitos sobre propiedad intelectual o precios, o exigir coparticipación en las ganancias, por ejemplo mediante un modelo accionarial. Otro modo de propiciar una distribución más equitativa del valor entre todos los miembros de la sociedad es mediante estructuras de propiedad colectiva. Todos estos mecanismos permiten limitar la concentración indebida de poder en manos de unas pocas personas y empresas privilegiadas.

Y estos problemas no son exclusivos del ámbito de la salud. La economía digital lleva años creciendo sobre la base de inversiones públicas a gran escala. Como unas pocas empresas poderosas controlan la mayor parte de los datos, tecnologías clave como la inteligencia artificial hoy reproducen sesgos e injusticias preexistentes. Para contrarrestarlo, tenemos que diseñar un marco más inclusivo y transparente que, por ejemplo, imponga ciertos criterios éticos a los términos y condiciones de los servicios digitales.

Finalmente, hay que alentar una mayor valoración del poder de la inteligencia colectiva. Así como los indicadores ambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ASG/ESG) ayudan a las empresas a proveer información sobre su conducta y cultura organizacional, un enfoque de bien común exige una mejor provisión de información sobre la dinámica interorganizacional y público‑privada, que exprese la totalidad del ecosistema de colaboración (o de parasitismo, como también puede suceder).

La idea de bien común es una idea de colaboración intensa, de inteligencia colectiva, de creación conjunta de fines y medios y de una correcta distribución de riesgos y beneficios. Políticas industriales y de innovación con orientación de misión muestran cómo se pueden poner en práctica estos principios. Gobiernos u organismos internacionales pueden fijar una meta clara (a menudo mediante un proceso de consulta con otras partes interesadas) y luego crear condiciones para una intensa colaboración público‑privada que permita alcanzar dicha meta. Y en este proceso, la modalidad de prueba y error es un elemento crucial. El rumbo debe estar claro, pero también tiene que haber amplio margen para la experimentación descentralizada.

El bien común es un objetivo compartido. Al poner el acento en el cómo lo mismo que en el qué, permite promover la solidaridad humana, el uso compartido del conocimiento y la distribución colectiva de los beneficios. Es el mejor (y de hecho el único) modo de asegurar una calidad de vida digna para todas las personas en un planeta interconectado.

Traducción: Esteban Flamini

27 de enero 2023

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/common-good-governance-key-...

 6 min


Juan Gonzalo Aguilar

La difusión del mensaje en la política tiene un valor capital, el mismo en esencia debe diseñarse en función del o los receptores y de los intereses de estos, así mismo, el mensajero debe gozar en primer lugar de credibilidad y de la confianza entre los que reciben dicho mensaje.

En el pasado reciente, el uso del cara a cara, reuniones grupales, de puerta en puerta y mítines entre otros, era utilizado por el político para exponer sus ideas, sus propuestas y promesas de cambio de situación a favor del ciudadano. Sin embargo, el poder de la radio y la televisión como medio de comunicación masiva fue alejando dicha práctica y si se le suma la pandemia del Covit 19, podemos establecer que la cuesta se empino mucho más a la hora de transmitir el mensaje.

No hay que olvidar que en el caso de Venezuela, tanto la televisión como la radio, son medios de difusión de la propaganda del régimen opresor.

Con este marco, queda a los interesados políticos opositores adaptarse, buscar alternativas, convertirse en un emprendedor de la política a la hora de hacer llegar su mensaje.

Así, aunque las redes sociales estén penetradas por el régimen, estas constituyen, por ahora, la vía expedita que el político tiene en sus manos para la difusión de su mensaje.

Para ello, y, es un punto de vista personal, el político debe debe transformarse en un protagonista del hecho, no desde el mismo hecho, mas bien desde afuera, como un periodista describiendo lo que ocurre y narrando lo que el público quiere escuchar. Es un fin en sí mismo, es la magia de la comunicación a las masas, es el encuentro con la política en la calle.

Notas adicionales
1. Vencer la contrainformación no solo es una necesidad, es un deber, y debe formar parte de la estrategia.
2. No se trata de informar, más bien de formar conciencia en el ciudadano.
3. La siembra de esperanza va de la mano con las propuestas que se hagan para solucionar el problema.
El emprendedor político es un actor y como tal debe levantar emociones y motivar a quien lo escucha que si se puede.
El lenguaje, aunque directo, debe evitar lo vulgar y estridente.
Lo obvio, aunque lo sea, hay que machacarlo hasta el cansancio para que quede en el consciente y el inconsciente del auditorio (quienes escuchan al emprendedor)
La improvisación es sustituida por un guión previamente concebido y adaptado al hecho o evento que se piensa difundir.
En el guión está contenido el mensaje en sí.

#loquequepaquesesepa

 2 min


Hugo Prieto

Una crisis, cuya dimensión es primeramente espiritual. El incendio está devorando la casa y en lugar de agarrar los tobos y hacer una cadena humana para echar agua en ese fuego, los partidos políticos están inmersos en sus luchas internas. El gobierno del señor Maduro quiere cambiar de conducta, sin renunciar ni esconder al cartelito del socialismo. Olvídense de eso. El pensamiento y la acción política deben subordinarse a la realidad que estamos viviendo. Un país mucho más empobrecido, al que se le acabó el dulce petrolero. Sin libertades, el talento y la productividad de los venezolanos no podrán proveer lo que antes nos daba la naturaleza.

De esa crisis espiritual, de la incapacidad para reconocerse y encontrar una vía que nos saque del marasmo y el hundimiento, habla Luis Ugalde sj.

¿Cómo caracterizaría el momento actual de la crisis venezolana?

No es una crisis convencional, sino la de un cambio muy profundo. Quizás similar a lo que significó la muerte de Juan Vicente Gómez. El nacimiento de otra manera de entender la política, que la identificamos con la llamada generación del 28. Es decir, las categorías con las cuales se analizaba en el tiempo de Gómez, pues ya no son las mismas. Surge otra realidad política en Venezuela. Esa realidad política tiene como base espiritual y de identidad, a una nueva generación que quiere parir un nuevo país. Hoy día es fácil de decir: Venezuela tiene que renacer y ese también es un deseo lógico. Pero el peligro que tenemos es de juzgarlo, o bien dentro de categorías marxistas de la izquierda, que cada día sirven para menos, o también de categorías convencionales de la democracia. Voy a poner unos ejemplos de América Latina. Dicen, en la región vuelve la izquierda. La izquierda ganó en Colombia, en Perú, en Chile, en México, en Brasil, etc.

Casi hay más triunfos de la izquierda que países en América Latina.

Eso es puro engaño, porque la izquierda no puede gobernar en ninguno de esos países si no hace, simplificando, una política de derecha. ¿Qué situación enfrenta el presidente de Chile (Gabriel Boric), que viene del partido comunista? Él tiene que tener éxito. Si mañana empieza con ideas comunista no dura seis meses. De hecho, su popularidad está por debajo del 30 por ciento. ¿Por qué? Porque no tiene más alternativa, si quiere desarrollar sus programas sociales, que activar la economía que está en crisis. Y para eso necesita miles de millones de dólares de inversión, esa inversión es capitalista, no hay otra. Entonces, al llegar al gobierno se encuentra que las protestas de calle, que eran contra el sistema, ahora son contra él. Se encuentra que en esas protestas hay mucha razón y hay también delincuencia, como suele ocurrir. Tiene que enfrentarla. A él lo identifican como el enemigo del pueblo. Ese es un hecho, del cual no se puede liberar.

Lo que hace la izquierda es soñar y tratar, a cualquier costo, de convertir sus sueños en realidades.

Vayamos a Colombia. ¿Qué dijo Petro? ¿Voy a implantar el socialismo?… ¡No! Tenemos que desarrollar el capitalismo. ¿Qué significa eso? Tenemos que conseguir decenas de miles de millones de dólares para que en Colombia el ingreso, los servicios públicos, la educación, mejoren. No empiece usted con el letrero de socialista en la mano, lo primero que tiene que hacer es esconderlo, porque el sólo nombre espanta. Entonces, no importa que usted y yo estemos de acuerdo… esa es la realidad. Y la de Lula también.

El problema es que la izquierda radical cree que existe una economía distinta a la capitalista. Pero sólo en sus sueños. La era del capitalismo global es la dura realidad que estamos viviendo. Diría que lo han aceptado en la región y que el gobierno del señor Maduro lo ha intentado, con mucha incompetencia. Entonces, vemos los bodegones, pero los miles de millones de dólares, ni por equivocación.

Creo que ellos, en este momento, quisieran olvidar la ideología, por eso dicen: usted produzca, olvídese de las normas, no me pida que cambie la ley, ya está engavetada, invierta y gane, porque si usted no lo hace, mi gobierno fracasa. Es terrible, pero esa es la realidad en la cual estamos. Y digo que es terrible, porque no es un liberalismo encausado, con normas, sino un liberalismo salvaje. Totalmente salvaje. Ahora, el asunto es el siguiente. Tiene que tener un lenguaje de izquierda —para simplificar y entendernos— y tiene que hacer una política contraria a ese discurso. Ese es un hándicap terrible. El que no puedas hablar con claridad a la gente. Mire, este cuento se acabó. Nuestra producción que hace 10 años estaba en 100 bajó a 20. Cualquier familia, cuyo ingreso baja en esa proporción, está en una penuria espantosa. No, que hemos subido más que Europa o Estados Unidos. Sí, claro, 10 por ciento. ¿Pero eso que significa? Que pasamos a 22 cuando deberíamos estar en 130 o 140 subiendo. Y eso no tiene escapatoria.

Pero lo que escuchamos es otra cosa.

Este gobierno ha abusado de la palabra. De la forma más desvergonzada. Ha prometido. Ha dicho. El mundo nos está admirando por las maravillas de nuestra educación, de nuestra economía, pero la gente chavista contrasta ese discurso con sus condiciones de vida y dice: Yo llego a mi casa y no tengo cómo alimentar a mis cuatro hijos. Contra eso no hay argumento presidencial que valga. Ni nada por el estilo. ¿Qué les queda? La represión.

Todos estos regímenes terminan viviendo en la mentira. Si usted va a Cuba le muestran el paraíso de la revolución, un parque temático rodeado de miseria. ¿De esa mentira arranca la crisis espiritual?

Yo creo que la crisis espiritual, en este momento, efectivamente se alimenta de una contradicción. De un discurso que promete, pero que no veo en la realidad. De una oposición que, realmente, está en una situación lamentable. Y no sé si está claro que la Venezuela que fue no regresa. Así como la generación del 28 significó una ruptura con el gomecismo y tardan años en que eso cuaje como propuesta política, así mismo, en este momento, esta dictadura no sirve para nada, pero tampoco la forma de hacer política que tenían los partidos políticos antes, es la solución para el país. Dicho de otra manera, Si fulanito de tal, que está en la oposición llega al poder, con las categorías convencionales no hay nada que hacer. ¿Por qué? Porque la renta petrolera que producen cuatro, cinco o seis millones de barriles diarios de petróleo, que era la meta en 2012 (enunciada tanto por el chavismo como por la oposición), no lo producen 100 mil barriles diarios. Si tienes al país y a la burocracia montada sobre seis millones de barriles, tanto el gobierno como el Estado están en la miseria.

El pasado pesa, como decía Ramón Piñango, y pesa en la historia, si desconocemos lo que significó la generación del 28: la ruptura con el gomecismo y una nueva forma de hacer política, algo, debimos haber aprendido, algunas reflexiones y conclusiones haber sacado, creo que esos análisis existen. Entonces, ¿Por qué no hay una respuesta, como diría un marxista, orgánica?

Hay una perplejidad, sin duda. Pero vamos al punto que has planteado. Esta es una crisis espiritual. ¿En qué sentido? Es una crisis, primero, de no entender en la perplejidad y, segundo, de buenas a primeras, se te presenta una montaña y tú dices, yo no puedo subir esa montaña y ahí, creo, surge lo que han planteado los obispos venezolanos en su más reciente documento: no nos dejemos quitar la esperanza. En este momento, el mayor peligro que enfrenta el país, es la desesperanza. Que digamos: Aquí no hay nada que hacer, sino agarrar las maletas y nos vamos, lo cual es la peor conclusión a la que podemos llegar, porque se basaría en una suerte de ilusión de que afuera nos están esperando para tratarnos bien.

Cosa que no ha ocurrido de manera comprobada. Todo lo contrario.

No ha ocurrido, ni va a ocurrir. Siempre el extranjero, mucho o poco, va a ser discriminado. Al que va con grandes capitales le abrirían las puertas, pero el que va en necesidad encuentra, como algo garantizado, el sufrimiento en el nuevo país.

Eso, para no hablar que la diáspora supone para algunos una ruptura cultural.

Claro. En ese sentido, al no tener la base sobre la cual se construyeron muchos logros, sin olvidar las limitaciones, tengo que pensar ¿Cuál es la base de la economía sin la renta petrolera? Y ahí volvemos a una idea que no es ninguna genialidad, pero sí fundamental: el talento de la persona humana. Ese es el factor multiplicador de la riqueza. Pero justo en el momento en que más necesitamos el talento y la productividad que supla la renta petrolera, estamos, digámoslo así, en una onda depresiva. De decir, no podemos. ¿Adónde nos lleva esta reflexión? A entender que la clave es la educación. Una educación que, si miramos, está en ruinas, con universidades emblemáticas como la UCV y la Simón Bolívar asfixiadas porque no reciben ni el 10 por ciento del presupuesto que necesitan y con unas escuelas abandonadas. Un maestro gana cinco dólares mensuales. Pero el gobierno tiene un discurso que contradice eso. El que vive, o mal vive, siendo muy chavista, dice: haga usted el discurso que quiera, pero mi realidad es esta. Entonces, estamos en un momento, no para ver los temas filosóficos o teóricos de la política, sino para ver la calamidad, la condena, en la que viven los empleados del sector público. Este pobre hombre tiene la maldición de ser empleado de Sidor o del metro, o de qué se yo.

Yo entiendo el apremio y las circunstancias que estamos viviendo, pero la reflexión sobre el país es necesaria, entre otras cosas, por lo que usted señala: las categorías convencionales no son suficientes. Entonces, ¿Qué herramientas podemos utilizar? No podemos desconocer ese asunto.

Es cierto, pero a mí modo de ver, el pensamiento y la acción política tendría que estar subordinada a esa realidad. Si la casa está ardiendo, lo primero que hay que hacer es agarrar los tobos y hacer una cadena humana para echar agua a ese fuego. Esa es la urgencia, eso está pasando en la calle. Pero los partidos políticos andan peleando entre sí y, si no hay otro liderazgo, tomamos la calle nosotros. Se ha dicho, se ha escrito (hasta el cansancio, pienso mientras escucho a Ugalde) que los partidos tienen que renacer a partir de una conexión con la gente. Muy bien, pero eso no se ha dado. Estamos dando pésimos ejemplos y, si la población tenía reservas frente a lo político, ahora dice, que la política no sirve para nada. Esto puede traer un cambio rápido, porque los partidos no se suicidan tampoco. No tienen más remedio que aprender.

Pero no dan señales de que quieran aprender.

En Venezuela siempre ha habido diferencias. No sólo las hubo en el trienio adeco —de 1945 al 48—, sino que pelearon a muerte. Diría que el golpe del 48 fue celebrado por URD y por Copei. No digo que lo convalidaron, pero sí lo celebraron. Los adecos pensaron que mi partido hegemónico va a controlar la educación, los sindicatos, va a controlar todo. Eso los llevó al fracaso y aprendieron.

Esas diferencias también se manifestaron en 1959.

A eso voy. Esa es la diferencia, que los tres que pelearon en el 48 vinieron de la mano en el 58, entre otras cosas, porque la cárcel y el destierro enseñan. El sufrimiento enseña y enseña mucho. Hay una anécdota del primer desayuno que se dio en Nueva York entre Jóvito Villalba y Rómulo Betancourt. Sería en el año 57. Eso está publicado en un libro que editó la Universidad Santa María. Personas de ambos partidos (URD y AD), promovieron ese desayuno. Betancourt dijo: como no, estoy dispuesto. Villalba dijo. No. Yo no voy. Betancourt me llamó cobarde por no haber defendido el triunfo en 1952. Pero terminó yendo a ese desayuno. El primer impulso es a no reunirse, como lo estamos viendo entre los líderes que hoy rozan los 50 años. Ya no son tan jóvenes. De manera que tienen edad para ser maduros. Por encima de cualquier circunstancia, hay que poner la situación del país. Si no hacemos el Pacto de Puntofijo y hacemos el Programa Mínimo (que no era tan mínimo) pues nos vuelven a tumbar los militares. Tenemos que ponernos de acuerdo para defender todos al que gane. Los mismos que pelearon en el 48 vienen con una madurez política y AD tuvo la madurez de compartir el poder con Copei. Aquel Copei al que AD calificaba de partido falangista, curero, reaccionario y de derecha. Y tú, copeyano, decías: AD es un partido comunista disfrazado. Pero con ese partido vas a compartir gobierno. Eso hizo que la democracia durara y los gobiernos tuvieran éxitos notabilísimos, que en la historia de Venezuela eran inconcebibles.

Aparte de la cadena que necesitamos para apagar el fuego, ¿Podría señalar o enunciar algunas ideas y herramientas que no fueran las convencionales para enfrentar los desafíos que tenemos los venezolanos?

Cuando las cosas van mal, cuando estamos en un momento tan bajo, como ocurre actualmente en el país, a que nos lleva eso. Primero a un esfuerzo espiritual para aceptar la realidad —un país mucho más pobre—, es como el enfermo: usted es diabético, le encanta el dulce, pero ese dulce se acabó.

A Venezuela le encanta el dulce petrolero.

Obviamente, necesitamos la producción petrolera y ojalá llegue pronto a un millón de barriles diarios, pero llegar a esa meta supone una inversión sostenida anual de 15 millardos o 20 millardos de dólares. ¿Quién los va a invertir? Como una vez se dijo: exprópiese, como también se dijo: el mal de la humanidad es el capitalismo y el bien es el socialismo, aunque mí conducta está cambiando —y “mí”, es el gobierno—, sin embargo, yo vengo con el letrero y no quiero renunciar: esto es socialismo y añado mire las maravillas que hace el socialismo… Olvídese de eso. Tenemos que poner los pies en la tierra del enfermo. Por tanto, vamos a poner la disciplina de la dieta. Usted puede tener una buena vida, pero distinta a la que tenía. Venezuela tiene un potencial increíble. En 1949, el número de universitarios no llegaban a mil; en 2000, por ejemplo, ese número era de 1,4 millones de estudiantes en el nivel superior. Un salto increíble.

29 de enero 2023

Prodavinci

https://prodavinci.com/luis-ugalde-mire-este-cuento-se-acabo/

 11 min


Eddie A. Ramírez S.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), define a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), como “un grupo sin fines de lucro, independiente del gobierno, que se organiza a nivel local o internacional para abordar las cuestiones de apoyo al bien público o nacional”. Considera que las ONG cumplen un papel importante al contribuir a la democratización de los países y de la sociedad. Por ello, las aceptan como entidades consultivas del Consejo Económico y Social, en el cual están inscritas unas seis mil seiscientas. Además, unas mil quinientas participan en asociación formal acreditadas por el Departamento de Comunicación Global.

Lo anterior evidencia que las ONG son actores sociales con influencia en el ámbito público y un gobierno democrático debería considerarlas como aliadas para resolver problemas y advertir desviaciones contrarias al interés general. Desde luego, para los regímenes dictatoriales y totalitarios, las ONG son un estorbo. Algunos las desaparecen de un plumazo, otros las regulan para impedir que cumplan con su misión. En Venezuela, el régimen pretende estrangularlas con el proyecto de ley de Fiscalización, Regularización, Actuación y Financiamiento, aprobado en primera discusión por una Asamblea Nacional usurpadora.

En nuestro país, al igual que en otros, existen ONG para luchar contra la pobreza, contra la discriminación racial, de género o de minusvalía; para la defensa de los derechos humanos, para la mejora de la educación y la formación de ciudadanos, entre otras. Un régimen totalitario siglo XXI como el de Maduro no puede aceptar que existan organizaciones independientes que hagan labor social para mitigar, con sus escasos recursos, la grave situación de crisis humanitaria y denuncien su magnitud. Le resulta incómodo que presenten cifras de violaciones de los derechos humanos, tales como asesinatos y atropellos a nuestros pobladores autóctonos; torturas y ajusticiamientos extrajudiciales. Le da piquiña que denuncien lo inhumano de nuestras cárceles y la presencia de presos sin el debido proceso. Rechaza que presenten propuestas para mejorar los sistemas de educación y de salud, así como planes para recuperar las industrias del Estado que hoy están en ruina. Tampoco que denuncien la destrucción de nuestros recursos naturales renovables y parques nacionales.

El cínico Diosdado Cabello, mintió cuando, al presentar el proyecto de ley, aseveró que no hay regulación para las ONG y que más de 62 de ellas tienen fines políticos encubiertos. A título de ejemplo, nos permitimos mencionar las ONG que citó: Fundación Futuro Presente: constituida por un grupo de jóvenes profesionales, estudiantes y trabajadores que promueven la formación y participación en el marco del liderazgo responsable, el trabajo en equipo, el ejercicio de la ciudadanía y la defensa de los Derechos Humanos. Recientemente fue detenida por varias horas María Fernanda Rodríguez, miembro de esta ONG y profesora universitaria. Más ciudadanos: Promueve cultura ciudadana en jóvenes y niños a través de la formación y la acción social, con diferentes proyectos y programas. Trabaja por un país de más y mejores ciudadanos. Provea: Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos enfatiza en los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, sin dejar de lado la interdependencia e integralidad del conjunto de derechos humanos. Súmate: promueve el libre ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos y la discusión de materias de interés público. Se ha especializado en el tema electoral. Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro: Centro de estudios sobre Derecho Parlamentario que colabora en la formulación de propuestas para el perfeccionamiento de su desempeño en el cumplimiento de las funciones de legislación y de control. FundaRedes: construcción de un tejido social a través de redes de activistas que impulsan la cultura preventiva, la participación ciudadana, la promoción y defensa de los derechos humanos, así como la organización social a favor de la libertad y la democracia. No fue mencionada por Cabello, pero su director Javier Tarazona está detenido desde julio del 2021 acusado de terrorismo y de incitar al odio, dos de los inventos preferidos por el régimen.

Este proyecto de ley es inaceptable y debe generar un rechazo general. El siguiente párrafo de la exposición de motivos evidencia su mediocre carga ideológica: “Existe una tendencia a abusar de la libertad de asociación mediante estas figuras en beneficio del moderno imperialismo, reafirmando las premisas del neoliberalismo y, al mismo tiempo, actuando para promover o apoyar las intervenciones militares”. El Artículo 15-2 y 15-3 prohíbe a las ONG “realizar actividades políticas y promover o permitir actuaciones que atenten contra la estabilidad nacional y las instituciones de la República”. Es decir, que les prohíbe opinar sobre asuntos de interés público. Al respecto, 120 ONG presentaron un documento al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en el que entre otros puntos condenan que Maduro “busque cerrar el espacio cívico, criminalizar y perseguir a ONG y defensores de DDHH”. Cada día, el régimen cierra el cerco de la libertad. Ojalá los demócratas cerremos filas para derrotar a los resentidos totalitarios.

Como (había) en botica:

En el Día del Recuerdo de las víctimas del Holocausto tengamos presente que muchos países colaboraron, activa o pasivamente, con los nazis. Hoy, persiste el antisemitismo, la discriminación racial, aumenta la islamofobia y otras xenofobias que debemos erradicar.

Para que las primarias tengan el efecto deseado se requiere votar masivamente y que el ganador obtenga muchos votos. Ojalá la mayoría de los precandidatos depongan sus legítimas aspiraciones y se unan en dos bloques. Se entiende que, políticamente, tiene cierta importancia ser precandidato, pero es vital derrotar contundentemente a Maduro.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

31/01/23

 4 min


Volker Türk

Hola y gracias por venir.

En primer lugar, quiero agradecer al Gobierno por su invitación. Durante mi visita de los últimos días, me reuní con el Presidente Nicolás Maduro, la Vicepresidenta Delcy Rodríguez, el Ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, y el Ministro de Defensa. También me reuní con el Presidente de la Asamblea Nacional y Jefe de la Delegación del Gobierno en el Diálogo de México- las conversaciones estuvieron orientadas a abordar las crisis política y económica del país.

También mantuve reuniones con la Presidenta del Tribunal Supremo, el Fiscal General y el Defensor del Pueblo. Además, me reuní con miembros de la Delegación de la Plataforma Unitaria en el Diálogo de México. Estas reuniones me proporcionaron una perspectiva amplia y variada sobre los retos que enfrenta este país.

Durante mis misiones a los países de manera general, para mí es de fundamental importancia poder hablar con el mayor número de personas posible. Aquí en Caracas, me reuní con más de 125 miembros de la sociedad civil, personas defensoras de derechos humanos, víctimas de violaciones de derechos humanos y representantes de organizaciones de víctimas provenientes de todo el país. Les agradezco las reuniones abiertas y francas que mantuve. También aprecio profundamente la información que obtuve al reunirme con representantes de la Iglesia Católica Romana.

Permítanme compartir con ustedes algunas impresiones que me llevo de mi visita:

La situación de fragmentación y división en la sociedad venezolana y la pérdida de confianza, tanto entre sus miembros como entre diferentes grupos.

La necesidad imperiosa y urgente, expresada por muchas de las personas que conocí, de tender puentes para intentar sanar estas divisiones.

Los retos en materia de derechos humanos a los que enfrenta este país en los ámbitos civiles, político, económico y social.

La necesidad de que los actores nacionales e internacionales y la ONU ayuden a Venezuela a superar su crisis.

Y también, y de gran importancia, la oportunidad de empezar a superar las profundas divisiones y reconstruir el contrato social entre los venezolanos y las venezolanas.

En todas mis interacciones, destaqué la importancia del 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos este año. No se trata de una mera fecha en la agenda, o de un texto de milagros, sino de una oportunidad real para abordar y avanzar en muchas cuestiones de larga data, promover el diálogo y fomentar la sanación tras décadas de ruptura.

En conversaciones francas con las autoridades, planteé cuestiones relacionadas con el espacio cívico, las condiciones de detención y los retrasos judiciales, entre otras, animándolas a dar pasos significativos hacia la reforma de los sectores de la justicia y la seguridad, y a tomar la iniciativa en el fomento de la confianza con las víctimas y las organizaciones de la sociedad civil, escucharlas, incluirlas de forma significativa en el diálogo y responder a su difícil situación, en particular de las víctimas.

Tras mi reunión con el presidente Maduro, expresó públicamente su disposición a trabajar para mejorar el sistema de justicia. Esta es un área clave para la reforma y ofrezco el apoyo y la experiencia de mi Oficina para llevarla a cabo.

Basándome en mis conversaciones, percibo que existe un reconocimiento general en todo el espectro político y social de la necesidad de reforma.

He escuchado relatos de personas detenidas arbitrariamente y torturadas, y de familiares asesinados en operaciones de seguridad y manifestaciones. Una mujer superada por las emociones al relatar cómo dos años atrás su hermana había sido detenida, violada y torturada. En mis reuniones con el Presidente y los ministros, pedí que se pusiera en libertad a todas las personas detenidas arbitrariamente. Esto forma parte de mi llamamiento global a los gobiernos para que amnistíen, indulten o simplemente pongan en libertad a todas las personas detenidas arbitrariamente por ejercer sus derechos humanos fundamentales.

Entre otras cuestiones que planteé estaba el amplio y prolongado uso de la prisión preventiva y la necesidad de reformas relacionadas con las personas privadas de libertad.

Se me prometió que las denuncias de tortura se abordarían con decisión, se investigarían a fondo y los responsables serían llevados ante la justicia. Animé a las autoridades a tomar medidas decisivas para poner fin a la tortura de una vez por todas, y a ratificar el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura, que busca tanto prevenir la tortura como mejorar las condiciones de detención. Esto estaría también en consonancia con el compromiso voluntario asumido por Venezuela durante el proceso del Examen Periódico Universal basado en Ginebra, que va hacia emprender una revisión exhaustiva del marco jurídico vigente sobre prevención de la tortura y reforzar la Comisión Nacional para la Prevención de la Tortura.

También les insté a ratificar la Convención contra las Desapariciones Forzadas y el Acuerdo Regional Latinoamericano y del Caribe sobre medio ambiente, Acuerdo de Escazú.

La sociedad civil ha compartido información sobre la situación, a menudo calamitosa, de las prisiones y la falta de alimentación, medicinas adecuadas y de acceso a asistencia sanitaria oportuna. Equipo acá realiza visitas periódicas a los centros de detención, pero, como señalé a las autoridades, esto debe incluir a todos los centros de detención, incluidos los gestionados por el ejército. De mis conversaciones con las autoridades, confío en que pronto tendremos acceso sin restricciones a todos los centros de detención dentro del país.

En cuanto a otras cuestiones concretas, me ha complacido escuchar que las autoridades se han comprometido a derogar el artículo 565 del Código Orgánico de Justicia Militar, que criminaliza las relaciones entre personas del mismo sexo y que las autoridades la han calificado como obsoleta. Tal medida estaría en consonancia con una de las principales demandas que escuché, de una representante de la comunidad LGBTIQ+.

Pude compartir nuestras observaciones -y preocupaciones- desde la perspectiva de los derechos humanos en relación con la propuesta de ley la cual regula las ONG. Insté encarecidamente a las autoridades a que tuvieran en cuenta nuestros comentarios.

También insté a las autoridades a revisar las muy restrictivas disposiciones legales que penalizan el aborto, que provocan la muerte de mujeres que se ven obligadas a recurrir a arriesgados procedimientos clandestinos.

Mi equipo aquí ha tenido cierto acceso a algunos expedientes judiciales y a las audiencias para poder hacer recomendaciones sobre el desarrollo de las investigaciones y los procedimientos judiciales desde la perspectiva de los derechos humanos. Esto es importante y animé a las autoridades a convertirlo en práctica habitual.

En las reuniones que mantuve con la sociedad civil, sindicalistas y jubilados, entre otras, me transmitieron con fuerza los problemas económicos a los que se enfrenta Venezuela, incluidos los relacionados con el salario mínimo y las pensiones, y el impacto que esto tiene en la vida cotidiana de las personas, al restringir el disfrute de sus derechos a la alimentación, el agua, la atención sanitaria, la educación y otros derechos económicos y sociales.

Describieron cortes regulares de electricidad, falta de agua corriente, renuncian a sus puestos de trabajo, incapaces de sobrevivir con su paga mensual. Los representantes de la Iglesia me dijeron que no necesitan ver informes para saber lo que está ocurriendo; ven el sufrimiento cuando salen a la calle para ayudar a algunas de las comunidades más vulnerables. Según las estadísticas de la ONU, hay más de siete millones de personas que necesitan ayuda humanitaria en el país.

Diferentes grupos de personas con los que hablé, incluidos los agentes humanitarios y las agencias de la ONU, me hablaron del impacto de las sanciones sectoriales en los segmentos más vulnerables de la población y de los obstáculos que las sanciones crean para la recuperación y el desarrollo del país, especialmente tras la pandemia de Covid-19. Las personas que conocí describieron su lucha por conseguir productos básicos y esenciales para mantener sus medios de vida, la imposibilidad de encontrar medicinas que sus seres queridos tanto necesitan y el impacto mental, la ansiedad y la depresión en que caen al tener que endeudarse cada vez más para sobrevivir.

Si bien las raíces de la crisis económica de Venezuela son anteriores a la imposición de sanciones económicas, como destaqué en mis interacciones, es evidente que las sanciones sectoriales impuestas desde agosto de 2017 han exacerbado la crisis económica y obstaculizado el disfrute de los derechos humanos.

Mi Oficina ha recomendado en repetidas ocasiones a los Estados miembros que suspendan o levanten las medidas que tienen un efecto perjudicial sobre los derechos humanos y que están agravando la situación humanitaria, un llamamiento que hacemos también con respecto a las medidas coercitivas unilaterales impuestas a otros países.

Los pueblos indígenas también expresaron sus legítimas reclamos y temores por sus comunidades, que ven amenazados sus medios de vida, su cultura e incluso su propia existencia debido a las operaciones mineras, las organizaciones dedicadas al narcotráfico y los grupos armados ilegales. Es vital que cualquier decisión que les afecte se base en su consentimiento previo e informado.

Pude escuchar a las delegaciones tanto del Gobierno como de la Plataforma Unitaria en el Diálogo de México. Reiteré nuestro apoyo a los diálogos en curso y subrayé la necesidad de escuchar a las víctimas en el proceso político. Aunque no subestimo en absoluto los retos a futuro, les insté a escucharse mutuamente y a entablar un diálogo significativo para encontrar una visión común para el futuro. Habrá obstáculos en el camino, pero al igual que un río sigue fluyendo a pesar de las piedras en su camino, el compromiso y el diálogo constructivo pueden forjar una vía para sortear los obstáculos.

Todas las partes deben reflexionar sobre el futuro que desean para Venezuela, y mi Oficina está dispuesta a tender puentes entre las instituciones del Estado y las personas, a ofrecer nuestra perspectiva y experiencia en materia de derechos humanos, también en relación con el proceso electoral y a contribuir a garantizar que el discurso en torno a los derechos humanos no sea manipulado con fines políticos.

Uno de los testimonios más elocuentes que escuché fue el de un hombre al que miembros de mi equipo visitaron mientras estaba detenido y por cuya liberación trabajaron. Le dio tranquilidad saber que no había sido olvidado. De hecho, todas las personas con las que hablé apreciaron la presencia de nuestra pequeña oficina aquí en Venezuela.

En cuanto a las venezolanas y los venezolanos fuera del país, animé a las autoridades venezolanas a que continúen e intensifiquen su cooperación con los organismos de la ONU para garantizar un retorno voluntario, seguro y digno a todos aquellos que lo soliciten.

En todas mis interacciones, escuché un fuerte aprecio por el trabajo de mi Oficina a través del país, que comenzó sus activades tras la visita de mi predecesora, Michelle Bachelet. Me alienta la decisión del Gobierno de prorrogar la presencia del equipo en Venezuela por otros dos años, para que puedan continuar, y hasta fortalecer su labor en ayudar a avanzar la agenda de derechos humanos en el país.

Me comprometo a seguir involucrado en Venezuela, no sólo porque así me lo ha encomendado la Asamblea General de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sino por mi firme convicción de que es esencial para un futuro mejor. Ofrezco mi propio apoyo y el de mi equipo a todas las partes interesadas.

Muchas gracias.

28 enero 2023

Para mayor información y requerimientos de medios, por favor contactar:

Liz Throssell (quien viaja con el Alto Comisionado) – elizabeth.throssell@un.org

En Caracas:

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 9 min


Pedro Raúl Solórzano Peraza

Venezuela necesita un nuevo gobernante, porque lo contempla la constitución una vez que finaliza un período presidencial, lo cual ocurrirá con el actual período, en el año 2024. Como consecuencia del desacuerdo existente en la oposición venezolana, para tomar tan importante decisión los líderes opositores, al igual que los habitantes de la región de Frigia por allá por los años 300 a.C., consultaron el oráculo. La respuesta del oráculo, el cual no era más que el pueblo desesperado por tantas carencias, fue que para tal responsabilidad se debe seleccionar una persona por medio de elecciones primarias, y que se respeten los resultados sin que ocurran fisuras en el bloque opositor que puedan debilitar la fuerza arrolladora de esa gran mayoría de venezolanos que anhelamos un nuevo rumbo en el futuro, para mejorar, entre otras, las condiciones sociales y económicas de los ciudadanos.

Al poco tiempo, después de las primarias, apareció una persona que cumplía con la descripción del oráculo, había sido seleccionado por abrumadora mayoría y trasmitía la seguridad de tener la capacidad de emprender tan ardua tarea, con la colaboración de los venezolanos más destacados en las diferentes áreas del quehacer nacional. Esto era suficiente credencial para optar a tan alto cargo. La población, la enfebrecida con el carisma del candidato seleccionado, obedeció al oráculo y eligió a aquel ciudadano como su nuevo presidente.

En los meses siguientes a la toma de posesión, el mandatario ya había liberado a Venezuela del colonialismo que imponían Cuba, Rusia, China, Irán y otros países, explotadores de nuestro territorio y sus riquezas. Ya había tomado y encaminado las medidas para mejorar los servicios públicos que como la electricidad y el suministro de agua potable eran irregulares y escasos. Para mejorar la educación desde los primeros niveles hasta la universidad con la revisión de los programas, especialmente en primaria e inicio de secundaria, y con la dotación de una infraestructura adecuada y justas mejoras sociales y económicas para los docentes. Para mejorar la salud con el rescate de hospitales y otros centros de atención primaria, recuperando su infraestructura y dotándolos con suficientes equipos y productos médicos que aseguren una atención adecuada a los pacientes, y con la justa mejora de las condiciones sociales y económicas de médicos, enfermeros y de todo el personal que labora en estos centros de salud. Para mejorar la agricultura recuperando la infraestructura de apoyo a esta actividad que sea responsabilidad de los entes oficiales, retomando programas de financiamiento suficiente y oportuno, y tomar las medidas para que el productor cuente con su seguridad personal y jurídica, al combatirse eficientemente los delitos que se cometen contra las personas y sus bienes. Para hacer respetar el ordenamiento territorial y la conservación de nuestros recursos naturales, tan afectados últimamente con las explotaciones mineras especialmente en la región de Guayana que promueve la destrucción de la mayor riqueza acuífera del país, que además es fundamental para la generación de energía eléctrica limpia. Para recuperar el prestigio y la honorabilidad de la Fuerza Armada Nacional y de todos los organismos que tienen responsabilidad en la defensa y protección del territorio y de sus ciudadanos. Para mejorar la economía, la industria, el comercio, en fin, para mejorar todo lo que afecte las condiciones de vida de los venezolanos y nos lleve a un ambiente de paz y bienestar.

En fin, este nuevo mandatario tiene que luchar contra todos esos obstáculos que frenan el desarrollo y engrandecimiento del país, que han ido apareciendo y estableciéndose progresivamente, los cuales son difíciles pero no imposibles de salvar. Esos obstáculos son un Nudo Gordiano que nos han colocado en el camino y representa un freno para la felicidad de nuestro pueblo.

Es impostergable eliminar ese complicado nudo, quien acabe con él abrirá las puertas para la reconstrucción de Venezuela. Allá en Gordios, Frigia, el Nudo Gordiano fue un reto para Alejandro Magno, dispuesto a conquistar el mundo pero según las leyendas, eso lo lograría quien desatara aquel nudo imposible de eliminar. Por supuesto, Alejandro aceptó el reto y luego de analizar el nudo, sacó su espada y con ella cortó las amarras diciendo: “Tanto monta cortarlo que desatarlo” significando que era lo mismo cortarlo que desatarlo. Nosotros no tenemos un nuevo Alejandro Magno, pero sí tenemos un pueblo cansado de tanta miseria que debe ser reunido, y como un solo hombre, enfrentar el reto de nuestro nudo, nuestro obstáculo, y eliminarlo para que se abran las puertas al desarrollo del país y a la felicidad de nuestra gente. Alejandro somos todos juntos, todo el pueblo de Venezuela agrupado y conducido por nuevos gobernantes, quienes sin egoísmo y sin apetencias personales trabajaremos unidos hasta lograr y consolidar un amplio camino hacia el desarrollo integral del país.

Enero de 2023

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Edgar Benarroch

EL TERRENO PARA EL COMUNISMO

Hace algo más de sesenta años, Nikita Khrushchev, primer ministro ruso para la época, dijo: “Los hijos de tus hijos vivirán bajo el comunismo. Ustedes los occidentales son tan crédulos que no aceparán el comunismo directamente, pero seguiremos alimentándoles con pequeñas dosis de socialismo hasta que finalmente despertarán y descubrirán que ya tienen comunismo para siempre. No tendremos que pelear con ustedes. Debilitaremos tanto su economía hasta que caigan como fruta madura en nuestras manos. La democracia dejará de existir cuando les quiten a los que están dispuestos a trabajar y se lo den a aquellos que no”.

Pues bien, enterado de lo dicho por Khrushchev, debemos preguntarnos si este régimen que aun desgraciadamente tenemos tiene esa estrategia planteada y lo que hace y deshace lo ejecuta en su cumplimiento. Este catastrófico régimen ha destrozado el sistema de salud público, ha incrementado la pobreza al extremo que el 90% de la población está por debajo de la línea de no tener nada, más que hambre, controlan la producción de alimentos para hacernos cada vez más dependientes de sus miserablemente dádivas, controlan la educación para asegurarse que nuestros niños solo reciban lo que a ellos les interesa, pretenden sacar a Dios y la espiritualidad de nuestras vidas, para solo creer en el socialismo, afirmando que “la religión es el opio del pueblo”, y groseramente promueven la lucha de clases, dividiéndonos en ricos y pobres, eliminando así la clase media que hoy es media clase por el desastre de esta maléfica gestión .

Es necesario y muy urgente hacer consciencia de este camino donde nos tienen y enfrentarlo y salirle al paso ya, después puede ser muy tarde. Una vez que el comunismo se establece, elimina la democracia y la libertad y establece un riguroso y criminal chequeo y vigilancia de todos los seres humanos y quien discrepa es encarcelando, torturado y hasta desaparecido.

Los problemas crecen a mayor velocidad que las soluciones, puesto que las necesidades son muchas y crecientes y los recursos escasos y el papel de los comunistas es ahondar la crisis hasta que estalle y como ellos están convencidos del “determinismo histórico “ que conduce fatalmente a la humanidad al comunismo, esperan que al estallar la crisis aparezca la lucha de clases y como final se imponga la dictadura del proletariado que no es otra cosa que la dictadura férrea de la “Nomemklatura” malvada que se impone a la fuerza al resto de la población, haciéndola sumisa, resignada y hasta complaciente.

Es de nuestro más alto deber evitarle al país esta monstruosa tragedia y para ello debemos salir cuanto antes de este totalitario régimen y volver a la democracia y a la libertad y empezar la reconstrucción nacional para vivir en paz, bienestar, progreso y felicidad.

29 de enero de 2023

IGLESIA Y TEMPLO

Comúnmente usamos el término iglesia para referirnos al templo. Así decimos voy a la iglesia cuando vamos al templo. Es una costumbre muy antigua que se ha mantenido hasta nuestros días, ha sido tan general y a menudo su uso que creo hoy está admitido y así iglesia y templo se confunden. Iglesia realmente es el conjunto de fieles que se unen por la misma fe y que celebran la misma doctrina religiosa y su misión es predicar el evangelio del reino de Dios. El gobierno de la Iglesia Católica reside en los Obispos que se encargan de cada Diócesis y son ayudados por los presbíteros y diáconos y dependen directamente del Papa. Entre tanto, templo es un lugar físico construido para oficiar los servicios religiosos. En todas las religiones el templo es un lugar sagrado, de oraciones y recogimiento, en el que se supone se hace presente a los hombres la divinidad. Lo mismo ocurre con los términos casa y hogar. El hogar es el lugar donde una persona vive y convive, donde siente seguridad, calma y paz, mientras que casa se refiere sencillamente al lugar físico habitado. En el hogar un grupo de individuos viven juntos compartiendo los recursos de una manera que se aspira estable. En la mayoría de las casas los integrantes de un hogar están unidos por lazos de consanguinidad o de matrimonio, lo que constituye una familia. Las casas se construyen con cemento, bloques y madera, el hogar con amor, solidaridad e inmensa fraternidad y esa construcción hay que lograrla y preservarla por el bien común.

La iglesia transmite a cada creyente la fe común y articula en cada uno, a modo personal y comunitario, el espacio de encuentro con el Dios revelado por Jesucristo. Esto significa que la iglesia es sacramento, es decir, signo e instrumento de comunión con Dios y los hombres.

En la Biblia, el término “Iglesia” nunca se refiere a un edificio, siempre se refiere a las personas que siguen a Jesucristo. Por ello decimos que la iglesia es “una, santa, católica y apostólica” y cuya misión es preparar el camino para el establecimiento final del reino de Dios en la tierra.

Su objeto es cultivar los atributos de Cristo en el hombre y transformar a la sociedad de manera que el mundo sea un lugar mejor y pacifico para habitarlo y desenvolverse en él.

28 de enero 2023

EL LÍDER

El líder es una persona que encabeza y dirige un grupo o movimiento de humanos de distintas y variadas emociones e ideales. Ser líder significa señalar el camino y debe tener una serie de cualidades y virtudes que lo hagan admirado y reconocido por los demás por su conocimiento y manera de relacionarse, así como su capacidad para tomar decisiones, para gestionar crisis y apoyar y entender a los integrantes del conjunto. Por ello el líder debe desarrollar aptitudes, alentar a los demás, enseñar y escuchar. Un buen líder es consciente de sí mismo, se comunica con eficacia, tiene capacidad para delegar, fomenta el pensamiento y la participación del equipo. Los verdaderos líderes no controlan a su gente, sino que la inspiran a grandes cosas, les dan valores y reglas para el buen comportamiento y animan a tomar decisiones por cuenta propia .

La mejor lección de liderazgo la dio el Señor, Padre Eterno: “El que quiere ser el primero, hágase el último y el servidor de todos”.

En nuestro país, por la desaparición de la formación ideológica, sobreviene el pragmatismo que lleva a posiciones al precio que sea, aunque ese precio sea la dignidad propia o la de los demás

La Doctrina Social de la Iglesia Católica plantea la solidaridad, la participación y la subsidiaridad y el liderazgo debe ir en esa dirección. El líder debe animar y acompañar en sus acciones al equipo. El líder debe entender la política no solamente como una actuación táctica o de captación, sino de formación de gente, de personas, con vista a una convivencia sana y libre.

El cambio que debe producirse en el país no es solo político, debe ser en profundidad ético y cultural y así aparecerán líderes íntegros y auténticos con inmensa capacidad de servicio, suficientemente equipados intelectualmente para conducir por el mejor camino a la gente. Queremos líderes, buenos líderes, líderes auténticos y de férrea voluntad de servicio a la comunidad.

27 de enero 2023

 5 min