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Opinión

Benjamín Tripier

Cuando hay dudas sobre cómo interpretar las posiciones de los actores políticos y económicos para la realidad venezolana, sugiero volver a las bases y poner las cosas en la perspectiva del tiempo.

A un año de asumido Hugo Chávez, sin que aún se supiera a ciencia cierta cuál iba a ser el posicionamiento internacional del gobierno de Venezuela, nos encontramos con la terrible tragedia del deslave de Vargas, que conmocionó al mundo.

Estados Unidos mandó, sin pensarlo dos veces, la ayuda logística que consideraron necesaria, y Chávez, los rechazó casi llegando a costas venezolanas: los mandó de regreso a su casa, pese a que realmente hubieran hecho la diferencia, y hubieran aliviado mucho del daño y el dolor infligido por la naturaleza.

Esa fue la primera señal concreta de que, para él, y para su gobierno, EE UU era el enemigo; iba a ser el referente negativo de la revolución en la que estábamos entrando: de allí en adelante, todo, absolutamente todo, iba a ser antimperialista; es decir, anti EE UU.

Iban a venir otros eventos, cada vez menos sorprendentes, pero sí más agresivos con los americanos; vendría lo del azufre en la ONU y, ya saltando al futuro con Maduro al frente de la revolución, la expulsión de la embajada de EE UU.

Fueron declarados como enemigos, y como complemento, la revolución se hizo íntima amiga de todos los enemigos reales de EE UU, generando un espacio de aislamiento progresivo que consolidó la presidencia de Trump con sanciones muy fuertes.

Pero esa enemistad era por parte del gobierno, y nunca fue por parte del pueblo venezolano que había logrado una simbiosis con la cultura de los americanos que ya formaba parte de la cultura del venezolano. Todo, absolutamente todo, en este país, estaba, directa o indirectamente vinculado con EE UU; desde el deporte, hasta la moda; desde la música, hasta las películas; desde la educación, hasta nuestra fuente principal de ingresos, que, en esos momentos, era el petróleo.

Y allí comenzó una relación cruzada del pueblo de Venezuela manteniéndose como amigo de siempre de EE UU, mientras el gobierno lo trataba como enemigo; haciendo lo posible por volverlo una realidad. Trató de importar amigos nuevos, como Rusia, China o Irán, pero siempre se quedaron como amigos del gobierno, y nunca llegaron a hacer click con el pueblo venezolano, que no los entendía, y los rechazaba. Aunque lo intentaron, nunca pudieron hacer que los iraníes se incorporaran, ni los rusos y bielorrusos, y menos que menos los chinos. Todos, absolutamente todos, terminaron yéndose del país.

La introducción anterior fue para poner en perspectiva por qué los gobiernos sucesivos de EE UU, cuando llegó el momento, apoyaron a la Asamblea Nacional que representaba al pueblo amigo, y reconocieron que el gobierno siempre iba a intentar imponer su antimperialismo.

Por eso es que es difícil pensar que los americanos van a aceptar ayudar al gobierno y permitirle hacerse de recursos económicos que puedan luego usar en su contra; al pueblo sí, pero al gobierno, no.

Por eso la ayuda humanitaria, y por eso las sanciones. Y es por eso también que las sanciones no se levantarán mientras la revolución antimperialista siga en el poder. Porque está claro que el objetivo principal, sigue siendo sacar del poder al chavismo. Hay quienes dicen que no; que con que salga Maduro ya estaría bien, así la revolución continúe bajo otros mandos. Pero no; nada mejorará mientras el gobierno mantenga a EE UU como su enemigo estratégico; mientras mantenga al antimperialismo como su carta de presentación, militar y política.

A partir de allí, se puede entender que EE UU apele a diferentes métodos para el cambio de gobierno en Venezuela. Trump lo intentó con amenazas militares nunca cumplidas, y Biden estimulando el diálogo; pero agregando que la “paciencia de EE UU no es infinita”. Por lo que, si lo del diálogo se convierte (tal como ya se ve que está ocurriendo) en una estrategia dilatoria más, pues entonces, seguramente buscarán otra manera, que no será tan suave como las dos anteriores.

Político

El diálogo (o el método de interacción que se decida) en México está detenido; por ahora es hasta enero, pero la experiencia indica que, como hay tanto en juego para el gobierno chavista, posiblemente se dilate entre idas y venidas, otro año más para conseguir algún resultado. Porque la liberación de los fondos y el waiver a Chevrón, perfectamente pueden frenarse si no se ve voluntad política por parte del gobierno. Y hoy, no se ve… o por lo menos, no se ve con claridad esa voluntad.

Mientras tanto la oposición sigue avanzando con sus primarias, pese a que ya hay avisos de varios aspirantes que no quieren ser eliminados en primarias, y adelantaron que ellos van por fuera. Porque si hay algo que tiene la oposición es exceso de candidatos. Cada uno cree tener lo que hace falta para manejar el país.

Y el otro tema es que se manejan con una fecha rígida de mediados del 2023, cuando el chavismo sigue amenazando con adelantar las elecciones a 2023, inclusive haciendo coincidir la fecha del adelanto con las primarias. En fin. Pareciera que falta flexibilidad y –tal vez principalmente- tienen mucho yoismo que les hace perder de vista que no están en una situación democrática normal, sino que se trata de un estado de excepción, que ellos perciben como normalidad. A veces pareciera que tienen una disociación con la realidad.

Y una muestra tangible de la excepcionalidad, es que esta misma semana Maduro y Cabello, ambos, condicionaron la realización de elecciones libres, a que sean libres de sanciones… y que si no era así, pues no habría elecciones… o al menos, que no serían libres. O sea, que no son un derecho constitucional sino una concesión graciosa… y una concesión graciosa no se hace para perder.

Y en un nivel más operativo, tampoco está claro cuál será la aproximación a un proceso electoral cuando 25% de la población ahora reside en el exterior… no por voluntad migratoria, sino impulsados por las circunstancias. Tampoco en qué consistirán las garantías electorales, las proscripciones de personas y partidos, y en general cuáles serán las reglas de juego… en qué se diferenciarán de los casos anteriores.

Lo otro que no se puede perder de vista es la reunión de Maduro con los partidos, que siendo de oposición, fueron intervenidos y entregados a simpatizantes del chavismo. Son los que se han dado en llamar los alacranes, quienes juntos con la mesita componen una oposición que realmente no se opone.

Pero no perdamos de vista que lo anterior también lo saben los americanos quienes son, en definitiva, los que, sin estar sentados formalmente en la mesa, son quienes manejan el juego. Y, así haya elecciones y gane el chavismo, si no hay una declaración concreta, y la presentación de un plan que le muestre al mundo que ya no serán más una “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad interna de EE UU”, pues las sanciones no solo no se levantarán, sino que se corre el riesgo de entrar en un ambiente más complicado para nosotros.

Insisto en que es muy peligroso jugar con países que se están preparando para una guerra, y que una vez que entren en ese camino, intentarán resolverlo todo por esa vía. La guerra, como la continuación de la política, pero por otros medios…

Social

Inclusión social significa dejar de ser pobres; incluirse en la economía como sujetos activos capaces de generar su propio sustento a cambio de su contribución al producto, visto como actividad económica retributiva, orientada al bienestar.

La diferencia entre 10% más rico y 10% más pobre es de casi 70 veces, con un ingreso promedio per cápita del más rico de 553,2 dólares, mientras el más pobre es de unos 8 dólares al mes.

El desbalance anterior solo se podrá remediar mediante el aumento de la actividad empresarial privada, y ya no se puede contar con que el estado genere oportunidades, pues los empleos que vienen desde ese lado no contribuyen al PIB, y los subsidios van perdiendo continuidad, en cuanto a frecuencia, y en cuanto a calidad y contenido de las ayudas alimentarias.

Lo que sí es importante reconocer es la creación del Sistema Patria, plataforma capaz de asignar subsidios directos a las personas, sin la necesidad de subsidiar a los productos. El tema es que esa plataforma, que es muy poderosa, no está transportando valores de calidad, sino que transporta bolívares que no solo de devalúan a mucha velocidad diaria, sino que, en el proceso de protección del ingreso, se orientan a demandar dólares, haciendo que la devaluación aumente, y que eso, de una u otra forma, incida en el aumento de la inflación. La cual, a su vez, empobrece más a quienes reciben esos subsidios.

La consecuencia de lo anterior es la nueva ola de migrantes que según Encovi pasó de un rango de edades de 15 a 29 años en la primera, a ser de 30 a 49 en esta segunda; que se explica, medianamente, en la reunificación familiar, la cual, si realmente las cosas hubieran mejorado aquí adentro, podría haberse convertido en retornos; los cuales están en el orden de 6%: de cada 100 que se van, retornan 6.

Económico

El deslizamiento del valor del dólar referencial, que es el paralelo, no se detendrá hasta que se haya completado la inyección de bolívares en la economía, producto de los necesarios bonos de fin de año. Y como se trata de un dólar de mercado, está influido, no solo por la disponibilidad de bolívares, sino también por las expectativas de la gente y la confianza en la continuidad de las medidas flexibles por las que, desde hace más o menos un año, transita el gobierno de Venezuela.

Esta situación podría ser atenuada si hubiera información disponible que permitiera a los actores económicos (p. ej. cada uno de nosotros como consumidores) tomar mejores decisiones. Pero, seguramente, explicitar una situación “de hecho” de libre mercado, podría acarrear problemas a lo interno de la revolución, que no termina de convencerse que la solución está en el mercado y no en el Estado: “Tanto mercado como sea posible, y tanto Estado como sea necesario”.

Porque, lejos de mejorar las expectativas, si no se dan mensajes concretos y directos en contrario, tanto el regreso de la Sundde a la calle como la brecha entre el dólar oficial y el paralelo, traen reminiscencias de las épocas más oscuras de la revolución, que llevaron a la brutal caída del PIB y de la producción petrolera.

Si la gente piensa que algo similar pudiera ocurrir, pues seguramente ocurrirá; es la profecía autocumplida, o una de las leyes de Murphy. Y que ese 8% de crecimiento que anunció Fedecámaras en esta semana, pues podría ser el punto de partida para una nueva caída.

Es una situación muy delicada, porque si bien la economía está cada vez más en manos privadas, aún no es suficiente como para que lo político no influya fuertemente en lo económico. Es bueno considerar que aún no hemos llegado al nivel del Perú, donde caen gobiernos y presidentes, y la economía sigue sólida y estable. En nuestro caso, lo político puede cambiarlo todo, de un momento para otro.

En nuestro caso, la economía está en manos privadas porque el gobierno así lo decidió, y no por mérito o conquistas propias del sector privado. Y es por eso que, así como decidió para un lado, también puede hacerlo para el lado opuesto. Claro que ya no le resultará tan fácil retroceder completamente, pero mandará mensajes confusos que pueden afectar los cimientos de esta incipiente economía de mercado.

Estamos en un momento crítico en el cual la actividad empresarial privada debe sostenerse y mostrar fortaleza, porque la baja de la pobreza depende esencialmente de la actividad privada.

Internacional

Con diferencia de horas, en Perú destituían al presidente por corrupción, y condenaban a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua a la vicepresidente argentina, por la misma razón: corrupción… miles de millones de dólares en el caso de Cristina, mientras aún no se ha cuantificado la estafa de Pedro Castillo.

Lo del Perú era una muerte política anunciada, mientras que en el caso de Argentina había dudas de cómo resultaría, porque Cristina estaba en el poder y con una capacidad de castigo y daño a sus enemigos, muy grande: inspecciones de impuestos, amenazas personales a ellos y sus familias y amigos, y en general todo el poder del estado atacando a la justicia, último baluarte de defensa de la institucionalidad.

Claro que, si bien el poder ejecutivo estaba cooptado por el kirchnerismo gobernante, el Congreso tenía fuerzas para compensar, y solo quedaba la justicia, la cual, aun con jueces y fiscales nombrados por el kirchnerismo, pudieron mantener la independencia, y así lograr la condena. Tomó muchos años, pero finalmente se logró.

Por supuesto, como aún hay anillos de defensa y protección para los corruptos en Argentina, quedan instancias de apelación que pudieran tomar varios años más, hasta el punto que, tal vez nunca se llegue a una sentencia firme por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El caso referencial es el del expresidente Carlos Menem, que llegó a estar preso, y logró, no solo ser senador hasta su fallecimiento, sino que nunca se terminó su caso; y por supuesto, una vez fallecido, pues se extinguió… y su familia y herederos pudieron disfrutar del dinero mal habido, sin sufrir ninguna pérdida. Excepto tal vez la reputacional. Pero en los países de nuestra región, esa corrupción, en el imaginario colectivo, se asimila a viveza criolla, y termina siendo aceptada e internalizada.

Recomendación

  • Al gobierno: que genere un escenario de ampliación del uso del dólar y que se pueda incluir a la administración pública entre los beneficiarios. Solo imaginarse asignación de dólares vía el Carnet de la Patria, ya no solo se recuperaría un alto nivel de confianza en la economía, sino que se sinceraría una situación negativa que conlleva altos costos transaccionales. Habría mucho que cambiar, comenzando con la unificación cambiaria y las leyes del trabajo, pero se lograrían grados importantes de estabilidad que hoy no existen.
  • A la dirigencia opositora: que se prepare para repensar su estrategia, porque van cambiando las situaciones del entorno, pero ellos mantienen la rigidez de sus acciones. Hoy, que deberían “poner a bailar al elefante” se mantienen aferrados a situaciones que de hecho ya no existen más.
  • A la dirigencia empresarial: que el mercado de valores es el ámbito propicio para la construcción del fondo de apoyo a empresas con problemas, no solo por la estructura de los métodos de participación, sino principalmente, para la fluidez del manejo de las participaciones, ya sea para incorporarse, como para salir del fondo. Y que todo eso pueda transarse en la Bolsa.
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 11 min


Ignacio Avalos Gutiérrez

Hubo un tiempo en el que los partidos de futbol se llevaban a cabo sin que nadie se encargara de poner orden en la cancha. Se jugaban, así pues, a la buena de Dios, en modo caimanera. Pero, hacia finales del siglo XIX apareció el árbitro, consecuencia lógica de la existencia de ciertas reglas que, con modificaciones más bien menores, pautan el juego hasta nuestros días. Lo hizo acompañado de dos jueces, uno de cada equipo, cosa que no fue, desde luego, una buena idea, visto que muchas veces ocurría que costaba ponerlos de acuerdo en la apreciación de determinadas jugadas.

Un señor vestido de luto riguroso

Tiempo después cambió el esquema: el árbitro paso a ser la figura central y era el único que sentenciaba, mientras los dos jueces se transformaban en sus asistentes, con la limitada función de ayudar al árbitro principal, ubicándose en cada línea de la cancha, responsabilizándose, sobre todo, de la difícil tarea de sentenciar el “orsai”.

Al árbitro, siempre de negro, aunque últimamente se le permite alguno que otro color en la camiseta, se le ha dado, nada manos, que el encargo civilizatorio de regular la competencia en la cancha a fin de que no haya desigualdades ni violencia. Es, así pues, el custodio del “fair play” predicado por los fundadores del balompié, cosa que hace armado, apenas, con un silbato y dos tarjetas, una roja y una amarilla.

Encima de áspero e ingrato, su oficio es más complicado de lo que se suele reconocer. Su jurisdicción se extiende a lo largo de un enorme rectángulo y se prolonga durante noventa minutos en los que debe generar varias decenas de decisiones, en muchas ocasiones sin disponer de la información necesaria (puede tocarle el ángulo más inadecuado para percatarse de un empujón, por decir algo), aparte de que los jugadores siempre tratarán de engañarlo, simulando una falta, por ejemplo, un “piscinazo” dentro del área o un puntapié en la rodilla.

Su dictamen es observado por millones de personas que desde el estadio y en especial la televisión, lo miran mediante una lupa empañada por el prejuicio propio del fanático. Por otra parte, debe anunciar su veredicto al instante, no puede dejar pasar ni siquiera un nanosegundo a partir del momento en que se produjo la zancadilla o el planchazo. Se trata, finalmente, de una sentencia inapelable, nadie puede echarla para atrás, ni siquiera él mismo, no importa que el televisor demuestre, con ventaja y alevosía, que se confundió.

Por si fuera poco lo anterior, el referí es con frecuencia el perfecto chivo expiatorio que justifica, desde el punto de vista técnico y emocional, la derrota del equipo con el que se simpatiza.

El Futbol milimétrico

Desde hace un buen tiempo el arbitraje ha venido dando lugar a no pocas controversias, frente a las que se han planteado las ventajas que traería consigo el empleo de dispositivos tecnológicos en la administración de la justicia en el campo. Así las cosas, la FIFA se montó en la ola de las actuales transformaciones tecnológicas y aprobó el uso del VAR (video assistant referee) en el Mundial de Rusia (2018). Las malas lenguas, que en el ambiente futbolístico casi siempre dan en el blanco, señalan que con ello la organización pretende limpiarse la cara, luego del escándalo conocido como el FIFA(Gate) y mantener, como he dicho en distintas ocasiones, su rostro de inocente ONG. Gianni Infantino, su actual presidente, declaró sin siquiera pestañear, que “El VAR no está cambiando el fútbol, sino que lo está haciendo más limpio, más honesto, más transparente y más justo”.

El que se tiene en Qatar es una versión mejorada respecto al utilizado en Rusia. Según la descripción oficial, se apoya en doce cámaras instaladas bajo la cubierta del estadio que recaban desde distintos ángulos una gran cantidad de imágenes sobre los hechos que ocurren en el campo. E, igualmente, cuenta con un balón que incluye un sensor capacitado para enviar un paquete de datos 500 veces por segundo a la sala de vídeo, lo que permite detectar con precisión el momento en el que se chuta el balón.

Sin embargo, la aceptación del sistema no es unánime. Hay, desde luego, fervientes partidarios del VAR y de otras medidas tecnológicas, convencidos de que garantizan la imparcialidad, mientras que otros, tildados de nostálgicos, sostienen que, al eliminar el error arbitral, concebido como parte esencial del juego, pierde uno de sus encantos, motivo importante de las tertulias, condimento de un espectáculo que trasciende ampliamente lo ocurrido a lo largo del partido, además de que le quita dinamismo al juego, cargándolo de interrupciones que lo “beisbolizan”.

Adicionalmente se alega en su contra, entre otros factores, que infringe el espíritu del offside, una regla, concebida, dicho en pocas palabras, para proteger al portero de la ventaja desmedida de los delanteros. En efecto, la capacidad del VAR para apreciar una uña o el dedo gordo del pie del atacante, traspasando la invisible línea que comprueba si sobrepasa la posición del defensa contrario, además de hacer alarde de una exactitud milimétrica casi frívola, se brinca a la torera el sentido con el que se pensó dicha norma.

La Mano de Dios

Escribo estas líneas desde la añoranza por un episodio imborrable. Y lo hago sabiendo que como dijo el Gabo García Márquez, “la vida no es lo que uno vivió, sino lo que uno recuerda y como lo recuerda para contarlo”.

En junio del año 1986, estaba yo sentado en las tribunas del Estadio Azteca, como uno más de los 80.000 espectadores del partido entre Argentina e Inglaterra, en el que se disputaba, en medio del contexto de la guerra de las Malvinas, el pase a las semifinales en el Campeonato Mundial de Fútbol, celebrado en México. Transcurría el segundo tiempo cuando Maradona hizo el primer gol, mediante un “puñetazo”, superando a Peter Shilton, el arquero inglés, notablemente más alto que él. El referí concedió el gol alegando que desde donde estaba, no pudo ver los detalles de la jugada, y el seleccionado albiceleste su fue arriba 1 a 0. Posteriormente y desde la otra cara de la moneda, el Pelusa marcaría el segundo tanto, tras recibir el balón en el centro del campo y driblar a media docena de rivales, inermes ante los quiebres del argentino, marcando el que aún sigue figurando como el mejor gol en la historia de los campeonatos mundiales.

Entrevistado al final del partido, cuyo resultado final fue 2x1 favorable a la selección albiceleste, Maradona señaló que el gol “fue un poco con la cabeza y un poco con la mano de Dios”. Por su parte el arbitro declaro que desde el lugar donde se encontraba, no pudo apreciar la acción y por tanto concedió el tanto.

En la historia del Futbol esos dos goles de Maradona, ambos extraordinarios en medio de su contradicción quedaron grabados a tal punto que la historia del futbol no puede ser contada sin mencionarlos. Y los refiero no sólo para presumir de que estuve presente en el Estadio Azteca, sino porque suelen formar parte del alegato que fundamenta la necesidad del VAR.

La inteligencia artificial vigila la cancha

A partir de lo anterior trato ahora de examinar la experiencia de la nueva versión del VAR, a lo largo de esta primera mitad del Campeonato que transcurre en Qatar y pienso, antes que nada, en la digitalización como parte de la rutina que teje la vida en el mundo de hoy, en todos sus ámbitos.

De diversas maneras y en diferentes aspectos la inteligencia artificial ha llegado también a la cancha, con el fin de asegurar el estricto apego a las reglas que gobiernan sobre la alfombra verde, bajo la convicción de que disminuirán y casi se eliminarán, los gazapos en los que incurre el señor del silbato.

Sin embargo, no han sido pocos los reclamos al VAR durante este Mundial. El más emblemático ha sido el gol japonés frente a España. El mismo fue revisado en la sala de cámaras y quienes las operaban determinaron que el balón no había cruzado totalmente la línea de fondo y que en consecuencia el gol era válido, contradiciendo las imágenes de televisión que mostraban más bien lo contrario.

En suma, algunos especialistas advierten que el VAR no evita todas las pifias arbitrales, que los dispositivos tecnológicos que lo constituyen no se encuentran exentos de fallos y que pueden hacerse manipulaciones en la revisión de las jugadas e incluso en la selección o evaluación de las jugadas sometidas a su jurisdicción.

Más allá del debate estrictamente técnico, entendamos que el VAR es un sistema que depende de la FIFA. Difícil, entonces, que se maneje en función de otra racionalidad, distinta de aquella que caracteriza el gobierno de una institución cuyo oscuro expediente, elaborado casi a partir de su fundación, alimenta todas las sospechas imaginables y no creo exagerar demasiado.

Conclusión (mientras tanto)

En el marco de lo planteado cabe señalar que las actuales herramientas tecnológicas son, sin duda, de enorme utilidad, pero según lo sugiere el filósofo Daniel Innenarity, “… tienen una gran inexactitud social y puede estar ocurriendo que nuestras sociedades estén midiendo muy bien algo que no saben que es. La matematización de la realidad social es un instrumento indispensable pero tanto más útil cuanto más consciente se sea de sus limitaciones…”

No sé si este filósofo vasco haya pisado alguna vez una cancha, pero lo que escribe me suena que también vale cuando hablamos del fútbol.

El Nacional, jueves 8 de diciembre de 2022

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Edgard Benarroch

MÁS SOBRE PERÚ

La salida del señor Pedro Castillo de la Presidencia de la Republica de Perú, es un paso muy importante en la regularización de la política de ese país, pero ello en nada significa que la honda crisis política que confronta ese pueblo se haya superado. El pueblo peruano en más del 75% no tiene ninguna confianza en sus instituciones públicas, el actual Congreso Nacional apenas tiene el 5% de aceptación ciudadana y la administración de justicia está seriamente cuestionada.

A la señora Dina Boluarte, recién designada y juramentada Presidente de la Republica de Perú, le corresponde atender, Dios quiera sea con éxito, el inmenso desafío que plantea respetar la Constitución y acatarla y estar a la altura de la inmensa exigencia popular.

El compromiso para ella no es nada fácil, no tiene partido político, fue expulsada de Perú Libre y por lo tanto carece d fracción parlamentaria en el Congreso Nacional y además muchos dudan de su capacidad política para manejar y salir con bien de la escabrosa situación en que están . Como si fuera poco, el actual Congreso apenas tiene un 5% de reconocimiento popular, lo que agrava más aún la situación.

La consigna generalizada del pueblo y lo que piensa la inmensa mayoría del país es “QUE SE VAYAN TODOS”, lo que denota con mucha claridad la grave desconfianza del pueblo en sus instituciones públicas y particularmente en los gobernantes de turno.

La recién juramentada Presidente dijo en su intervención inicial que gobernaría hasta 2026, fin del periodo constitucional, lo que se contrapone a la mayoritaria corriente popular de elecciones adelantadas. Veremos si corrige esa apreciación, que debe ser a muy corto plazo por el bienestar público.

No soy profeta del desastre pero pronostico que si a muy corto plazo el pueblo no recibe suficientes muestras de cambio, puede sobrevenir otro inconveniente político, cuyas consecuencia conoceremos después de su desarrollo.

Deseamos que la clase dirigente peruana se coloque del lado correcto de la historia y esté, en el marco constitucional, acompañando el inmenso clamor popular que demanda cambios urgentes de todo lo que existe.

9 de diciembre 2022

PERÚ

El ahora ex-presidente de Perú, Pedro Castillo, tomó la insólita decisión de disolver el Congreso Nacional de su país de un plumazo y declaró Estado de excepción nacional con suspensión de garantías constitucionales. En Perú, el Presidente de la Republica está facultado constitucionalmente para disolver el Congreso siempre y cuando éste haya censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros.

Como está condición no se efectuó, el resto de los Poderes Públicos nacionales declararon inconstitucional la decisión del Presidente y la Fuerza Armada y Policía Nacional de ese país declararon su adhesión firme a la Constitución de la República, también la vice-presidente se manifestó contra la decisión presidencial y muchos Ministros, entre ellos el de Defensa, Canciller y Relaciones Interiores y altos funcionarios renunciaron a sus cargos.

Horas después del inconstitucional anuncio se reunió el Congreso quien, con 101 votos a favor (se requerían 87) declaró la “Vacancia presidencial por incapacidad moral” (así lo establece la Constitución peruana creo que es el único país democrático que le atribuye al Poder Legislativo nacional facultades para ser censor y juez de la moralidad) y también juramentó a la señora Dina Boluarte, vice-presidente, como titular de la primera magistratura nacional.

Se informa que Pedro Castillo fue detenido y trasladado a una cárcel donde también purga condena Alberto Fujimori, a la espera del juicio que le abrirán por corrupción, rebelión, conspiración e intento de golpe de Estado. Todo indica, hasta ahora, que los órganos del Poder Público respaldan la decisión del Congreso y aceptan al nuevo Presidente siempre y cuando adelante las reformas necesarias y reclamadas por la inmensa mayoría nacional.

Perú ha tenido muy mala suerte, al menos con los últimos Presidentes: Alejandro Toledo, está exiliado en los Estados Unidos y reclamado por la justicia; Alan García se suicidó en medio de un juicio que se sospechaba lo condenaría, Alberto Fujimori, está preso cumpliendo una condena y ahora este señor Castillo. En los últimos cinco años Perú ha tenido seis Presidentes.

Vi y escuché en televisión la declaración y decisión del señor Castillo, “cerrando el Congreso” y pensé que esa decisión estaba conversada y aceptada por la Fuerza Armada y Policía Nacional; me equivoqué en pensamiento, no fue así. Eso dice lo trastocado y fuera de sitio y realidad y carente hasta de sentido común del señor Castillo. Por todo ello se quedó solo en su locura y cuando intentó con su familia escapar, fue interceptado por funcionarios de la Fuerza Armada y detenido. Se hizo, como dicen, el harakiri.

Deseamos que el hermano país peruano supere cuanto antes esta crisis política y retome sus cauces democráticos y de bienestar.

7 de diciembre

ERNESTO SAMPER

Ernesto Samper es abogado, economista y político colombiano, miembro del partido liberal de su país, nació en 1950. Fue Presidente de Colombia desde 1994 a 1998. En la campaña electoral colombiana de 1989, Samper se preparaba para viajar a Cúcuta. Al llegar al aeropuerto se encontró con José Antequera, político y activista de izquierda también colombiano y mientras se abrazaban se escuchó una lluvia de disparos. Samper calló al suelo boca arriba con trece disparos que perforaron su cuerpo y Antequera boca abajo muerto en el acto.

Samper fue llevado al hospital más cercano y le dijo al doctor “no me deje morir”. En su gravedad afirma que se desdobló y veía todo el procedimiento que le practicaban, a los médicos y personal para médico e instrumental quirúrgico. También dice haber visto y escuchado a su padre fallecido que desde un valle le decía que lo acompañara. Recordó que su padre moribundo le dijo que su papá, abuelo de Ernesto, lo estaba llamando desde un valle.

Ante el llamado del padre le respondió “ahora no puedo acompañarte, tengo muchas cosas por hacer”. Samper conserva en su cuerpo cuatro plomos de los disparos y por ello un hermano le dice a son de chiste que es “el colombiano más aplomado”. Estas vivencias que Samper cuenta, han sido vividas también por otras personas que afirman que en estado de extrema gravedad, cercano a la muerte, han visto un túnel de rosas blancas y una luz incandescente también blanca, a diferencia de Samper que vio a su padre desde un valle. También existen testimonios de personas que dicen haber presenciado y visto su propia intervención quirúrgica. Son muchos y variados los testimonios en ese sentido, hasta ahora no conozco una explicación convincente de este inmenso misterio.

Samper compitió la Presidencia de su país con otros seis candidatos, cuatro fueron asesinados durante la campaña electoral y él se mantuvo hasta el final y ganó la primera magistratura. Era la época de alta vigencia de la criminal organización de Pablo Escobar que desaparecía físicamente a quien se le atravesara en el camino.

Samper vive, tiene 72 años y cuenta esta historia diciendo que cada año va a la Iglesia para agradecerle al “Divino Niño” su intermediación ante Dios Padre para aún estar con vida.

6 de diciembre 2022

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Miguel Ángel Martínez Meucci

A finales de noviembre tuvo lugar en la Ciudad de México una nueva ronda de negociaciones entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana. O para ser más precisos: se realizó un acto formal para dar a conocer que las partes habían llegado a un acuerdo, el Segundo Acuerdo Parcial para la Protección Social del Pueblo Venezolano, luego de más de un año sin que se registraran mayores novedades sobre el proceso. El documento suscrito por las partes ha sido recibido con loas y cuestionamientos, dadas las múltiples pasiones e intereses que giran en torno a la terrible realidad venezolana.

En medio de este revuelo mediático, ¿qué cabe decir sobre esta noticia? Y sobre todo, ¿qué podemos esperar? Conviene que cualquier consideración comience por reparar en el contexto, para poder ponderar así cuánto hay de cambio y cuánto de continuidad con respecto al pasado más reciente, que no anima precisamente al optimismo.

El “Proceso de México” es el sexto mecanismo de diálogo y negociación con facilitación foránea que ha sido desarrollado en Venezuela durante las últimas dos décadas. Esta circunstancia permite hacerse una idea de la complejidad inherente al caso venezolano, que por alguna razón ha ameritado semejante participación externa. El primero de estos mecanismos, la Mesa de Negociación y Acuerdos de 2002-2003, tuvo por facilitadores principales al secretario general de la OEA –por aquel entonces César Gaviria– y al Centro Carter, y aconteció durante el período presidencial de Hugo Chávez, quien gobernó al país durante 14 años; los cinco restantes se han desarrollado durante los ya casi 10 años en los que Nicolás Maduro ha regido a Venezuela.

Hasta ahora, solo las negociaciones de 2002-2003 habían conducido a acuerdos formales de alguna entidad, lo cual explica el escepticismo de la población venezolana ante estos mecanismos. Por ende, el acuerdo anunciado el pasado mes de noviembre implica una novedad importante. Si en 2003 se acordó que la crisis política debía canalizarse a través del referéndum revocatorio que contemplaba la Constitución, en esta ocasión se ha acordado la repatriación de varios miles de millones de dólares para que sean gastados en programas sociales, bajo la supervisión de la Organización de las Naciones Unidas en Venezuela. Esos fondos, vinculados a diversos activos que el Estado venezolano mantiene en el extranjero, han permanecido hasta ahora inmovilizados como consecuencia de las sanciones que Estados Unidos, Canadá y varios países europeos han impuesto al gobierno de Nicolás Maduro y a sus funcionarios por sus violaciones a los derechos humanos.

Probablemente no es fruto de la casualidad que tanto el proceso de 2002-2003 como el actual en México sean los únicos que hayan logrado conducir a acuerdos, ya que tanto en la Mesa de Negociación y Acuerdos de hace 20 años como en el actual Proceso de México la facilitación ha corrido a cargo del Reino de Noruega, por lo que se ha contado con una preparación más metódica de las negociaciones y con un mayor involucramiento internacional, disponiéndose así de una facilitación realmente profesional y cumpliendo con las etapas que dictan los cánones.

Ahora bien, mientras que con los Acuerdos de Mayo de 2003 se dieron por concluidas las negociaciones de aquel año, el acuerdo recientemente anunciado en la capital mexicana es apenas un primer paso dentro de los siete puntos contemplados en un Memorándum de Entendimiento que, en su mayor parte, está aún por desarrollar. Cabe destacar también que de los seis mecanismos que han tenido lugar en las últimas dos décadas en Venezuela, el Proceso de México es el que más se ha prolongado en el tiempo. Durante el último año, las conversaciones entre las partes fueron singularmente lentas y se produjeron en estricto sigilo, ya que el gobierno de Maduro –la parte menos interesada en un acuerdo negociado– se levantó de la mesa mexicana en octubre de 2021, en protesta porque Álex Saab, presunto testaferro del presidente venezolano, fuera deportado desde Cabo Verde a Estados Unidos.

La continuidad del Proceso de México tras un año sin avances visibles permite inferir que, a pesar de las negativas reiteradas del régimen autoritario de Nicolás Maduro, varios de los actores involucrados observan en la posibilidad de un acuerdo negociado su mejor opción para saldar la conflictiva situación actual de Venezuela.

Esta situación dista considerablemente de la que privaba hace tres o cuatro años, cuando la oposición optó por desconocer los resultados de la –a todas luces– fraudulenta elección presidencial de mayo de 2018, declarar desde la Asamblea Nacional la falta absoluta del presidente constitucional y designar al diputado Juan Guaidó como presidente interino. La medida, que contó con el respaldo de casi 60 gobiernos en todo el mundo –la mayor parte de las democracias occidentales, cabe destacar–, no fue acompañada del reconocimiento del alto mando militar venezolano, con lo que finalmente se quedó en una movida polémica y ruinosa que incrementó la ya notable asimetría de poder entre un gobierno autocrático y represivo, por un lado, y una oposición fragmentada y perseguida, por el otro.

Esa asimetría de poder –que lógicamente está haciendo valer la delegación oficialista en las negociaciones de México para imponer el ritmo y el talante de los diálogos y acuerdos– se vio incrementada durante los últimos tres años, con dos circunstancias imprevistas: la pandemia del covid-19 y la guerra en Ucrania. Si la primera le permitió al régimen de Maduro conjurar por dos años cualquier posibilidad de protesta popular, la segunda ha propiciado un giro radical en la posición del principal valedor de la oposición venezolana: el gobierno estadounidense.

La administración Biden, que de por sí no se encontraba para nada cómoda con el modo en que Trump abordó la “cuestión venezolana”, y que de entrada prefería algún tipo de normalización de las relaciones con Maduro, ha encontrado en el conflicto con Rusia un incentivo adicional para flexibilizar progresivamente su postura, facilitar un levantamiento gradual de las sanciones y rebajar su respaldo al gobierno interino encabezado por Juan Guaidó, el cual, por lo demás, ni siquiera figura como tal en el Proceso de México, donde sus representantes se presentan como miembros de la “Plataforma Unitaria”.

Apenas puede disimularse el modo en que influye sobre la posición de la Casa Blanca el lobby de actores como Chevron, la única compañía petrolera estadounidense que mantenía operaciones en Venezuela tras el giro geopolítico impulsado por Chávez. De manera simultánea a la firma del acuerdo en México, Chevron obtuvo la licencia para volver a operar por seis meses en Venezuela. En teoría, dicha licencia le exime de pagar regalías al Estado venezolano, pero la posibilidad de cobrarse de este modo lo que este le adeuda es una opción envidiada por otras petroleras en situación similar.

Quizás ello explique por qué de repente vimos al presidente Macron dándole la mano a Maduro: ¿un intento de última hora de obtener un status similar para las petroleras europeas? De ser así, es probable que la reciente renovación de las sanciones individuales que la Unión Europea impone a diversos funcionarios del chavismo haya impedido que la gracia concedida a Chevron se extendiera a empresas como Total, ENI o Repsol. Por lo pronto, Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, se ha encargado de afirmar que las sanciones de la UE a Venezuela se “acomodarán” a la dinámica del diálogo en México.

En definitiva, el chavismo ha logrado que los primeros acuerdos de México giren en torno a sus intereses principales: repatriación de activos y levantamiento de sanciones. Avanza así en el desmontaje progresivo del gobierno interino, vendiéndose además ante la opinión pública venezolana como el actor que ha resistido las sanciones foráneas y rescatado esos fondos de las garras del imperialismo y la oposición. Los estadounidenses, convertidos en parte negociadora, logran que su compañía petrolera satisfaga su reclamo principal y que aporte más petróleo a su mercado interno. La población venezolana, a falta de conocer la letra pequeña de los acuerdos, cruza los dedos con la esperanza de que el dinero repatriado efectivamente redunde en su beneficio. Las Naciones Unidas cobrarían un porcentaje al velar por la correcta administración de los fondos. Y a la oposición venezolana, por su parte, le toca aguardar a que los demás puntos de la agenda, tales como la liberación de presos políticos, la reparación de las víctimas de la represión estatal y la negociación de condiciones para realizar verdaderas elecciones, sean abordados más pronto que tarde. A fin de cuentas, el desarrollo y resultado de una negociación no es más que una demostración de la correlación del poder realmente existente entre las partes involucradas.

6 de diciembre 2022

Letras Libres

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Ramón Cardozo Álvarez

Uno de los graves problemas de la escuela en Venezuela es la falta de personal docente.

Desde hace más de dos décadas, Venezuela viene siendo conducida bajo las directrices del proyecto político bautizado como "Socialismo del Siglo XXI", implantado por Hugo Chávez en los primeros años de su gobierno, y continuado por Nicolás Maduro hasta el día de hoy.

Con el paso del tiempo, este modelo ideológico-político ha generado un conjunto de profundas distorsiones y desequilibrios. A partir del año 2014, el país desembocó en una "emergencia humanitaria compleja”, es decir, una emergencia que se prolonga en el tiempo y afecta considerablemente a todos los ámbitos de la vida humana.

El sistema educativo venezolano es una de las áreas prioritarias del país que ha sido afectada de manera más profunda. Uno de los principales objetivos del modelo chavista era lograr el acceso masivo de los niños y adolescentes al sistema educativo venezolano. Sin embargo, los hechos evidencian exactamente lo contrario.

Emergencia educativa

En el año 2018, la Asamblea Nacional declaró la "Emergencia Humanitaria Compleja de la Educación en Venezuela, como consecuencia de la inexistencia del Estado docente, la dessalarización del trabajo pedagógico, el irrespeto a la autonomía de los gremios, la violación de los derechos laborales, la gravísima deserción escolar y la migración de docentes, la casi inexistencia de programas de asistencia al estudiante, el incumplimiento de la obligación de inclusión educativa de los pueblos indígenas, la instrumentación de prácticas de persecución y acoso laboral con trasfondo partidista, la imposición de modificaciones al currículo escolar con sesgo ideológico y la vulneración de la autonomía universitaria en todas sus expresiones”.

Esta declaratoria de emergencia educativa fue ignorada por el régimen de Nicolás Maduro, con lo cual la crisis del sistema educativo ha seguido profundizándose. La politóloga Verónica Medina, coordinadora de Investigación de Equilibrium Cende, en su estudio "Cobertura educativa en Venezuela” de julio de 2020, señala que "los objetivos educativos de universalización de la educación primaria y media, y la masificación del nivel universitario no se han cumplido y, lo que es peor, se evidencian retrocesos. A su vez, las promesas de mayor inclusión educativa hacia los grupos vulnerables tampoco se han hecho presentes, evidenciándose grandes brechas de cobertura entre los grupos más y menos favorecidos”. Las últimas investigaciones y encuestas realizadas en el país durante los últimos dos años confirman esta situación.

Un sistema poco transparente y difícil de evaluar

En la medida en que la crisis del sistema educativo venezolano fue haciéndose más evidente, el régimen optó por dejar de publicar datos oficiales para así ocultar la realidad, tal y como ha sido su práctica en otras áreas de la vida nacional. En efecto, ya son varios años, y en algunos casos más de una década, desde que el Gobierno dejó de publicar, por ejemplo, las cifras de la pobreza, deuda pública, producción petrolera, producto interno bruto y balanza de pagos.

En el caso específico del sistema educativo venezolano, el Estado dejó de publicar desde el año 2015 las estadísticas oficiales básicas relativas a la cobertura escolar, presupuesto y gasto en educación, estado de la infraestructura de los planteles educativos y calidad de la educación, entre otras.

Además, y de acuerdo con lo señalado por Medina, "desde el año 1997, Venezuela no se somete a alguna evaluación internacional que permita medir y comparar el aprendizaje de los estudiantes en las áreas de lectoescritura, matemática y ciencias. A su vez, el Ministerio de Educación lleva diez años sin realizar pruebas nacionales de aprendizaje, aun cuando existe el Sistema Nacional de Medición y Evaluación del Aprendizaje”.

La escasez y deficiencia de la información oficial ha sido parcialmente cubierta con estudios, investigaciones y encuestas realizadas por organizaciones de la sociedad civil dedicadas al monitoreo de las características y desempeño del sistema escolar venezolano.

Cobertura educativa excluyente y en continuo retroceso

Desde el año 2014, la capacidad del Estado venezolano para atender la demanda de educación de los venezolanos en edad escolar viene cayendo de forma casi ininterrumpida. De acuerdo con los resultados de la última encuesta ENCOVI, en los últimos nueve años la cobertura educativa general para los jóvenes entre 3 y 24 años cayó diez puntos porcentuales, pasando del 73 por ciento al 63 por ciento. Solo en el último año, 190 mil alumnos abandonaron el sistema educativo.

Preocupa de manera especial a los investigadores de ENCOVI la caída de la cobertura escolar en la población de 3 a 5 años. Se estima en más de 1,5 millones el número de alumnos que permanecieron fuera del sistema educativo durante el período 2021-2022. Esto significa que casi la mitad de los niños entre esas edades está fuera de la educación inicial, lo cual tendrá repercusiones importantes en el desarrollo acumulativo del aprendizaje de esos eventuales alumnos. Esta exclusión educativa afecta en mayor medida y de forma sistemática a los más pobres y vulnerables ya que la oferta pública educativa es limitada y la privada es costosa.

Los factores de la inasistencia escolar

La inasistencia escolar de los niños a la educación básica en Venezuela ha estado relacionada con la crisis humanitaria compleja que ha sufrido el país durante los últimos años, de acuerdo con los resultados de la investigación "Diagnóstico de Educación Básica en Venezuela: Reporte Final”, publicado en septiembre de 2021, y elaborado por DevTech Systems con la asistencia de la Universidad Católica Andrés Bello, ANOVA y la Fundación Carvajal de Colombia.

Según la investigación de DevTech Systems, entre las principales causas de inasistencia escolar durante el período 2020-2021 destacan: la falta de comida en el hogar (78,3 por ciento), la falta de servicios básicos (56,7 por ciento), no poder adquirir los materiales y útiles escolares (55,5 por ciento), razones de salud (44,4 por ciento), necesidad de ayudar en las tareas del hogar (43,7 por ciento), el alumno no desea seguir estudiando (43,5 por ciento), el alumno no considera importante la educación (39,7 por ciento), y costo del transporte (25,9 por ciento). Más de la mitad de los estudiantes (56,9 por ciento) reportaron sufrir de vulnerabilidad alimentaria.

Por su parte, los investigadores de ENCOVI 2022 encuentran que las principales causas de abandono de los estudios de los adolescentes y jóvenes en Venezuela son la poca pertinencia de la oferta educativa y la necesidad de trabajar: 35 por ciento de los adolescentes (12 a 17 años) y 22 por ciento de los jóvenes (18 a 24 años) no consideran importantes los estudios, mientras que 21 por ciento de los jóvenes necesitan trabajar.

Escasez de personal docente

Otro de los graves problemas que enfrenta el sistema educativo venezolano es la escasez del personal docente y su cualificación. Raquel Figueroa, especialista en políticas educativas y dirigente sindical de la Federación Colegio de Profesores de Venezuela, denunció el pasado mes de septiembre que el año escolar 2022-2023 iniciaría "con un déficit de 57 por ciento de profesionales de la docencia en las especialidades de matemática, física, química, biología, historia, literatura e idiomas”.

De acuerdo con datos de la Federación Venezolana de Maestros, más de cien mil docentes abandonaron el sistema educativo entre los años 2015 y 2020. Los bajos salarios, la dolarización y la migración forzada son los factores que fundamentalmente explican la deserción de los educadores. La consulta educativa realizada por FundaRedes en el año 2021 señala que "un 55 por ciento de los docentes en el país desarrollan otro tipo de actividades para poder cubrir sus necesidades básicas, ya que los salarios como profesionales de la docencia no les permite tener acceso a mejores condiciones de vida”.

Gricelda Sánchez, presidente de la organización Formación de la Dirigencia Sindical, señala que "en Venezuela, la educación dejó de ser una carrera atractiva, pues el salario actual de los profesores varía entre los 30 y los 140 dólares mensuales”, lo cual es un salario bastante menor al costo de la canasta básica familiar, que alcanza los 376 dólares al mes según los cálculos del Centro de Educación y Análisis para los Trabajadores (CENDA).

Deterioro de la infraestructura escolar y de los servicios básicos

Este lamentable cuadro del sistema educativo venezolano lo completa el progresivo deterioro que ha tenido la infraestructura escolar y los servicios básicos que le sirven de soporte. El "Diagnóstico de Educación Básica en Venezuela” estima que alrededor del 69 por ciento del total de colegios de Venezuela presentan carencias o vulnerabilidades graves en más del 50 por ciento de los ítems evaluados. Las carencias más comunes de carácter agudo son servicios de salud (93,7 por ciento), internet (85,7 por ciento), salas de teatro o música (84,9 por ciento), laboratorios (79,6 por ciento), electricidad (69,9 por ciento), agua (56,6 por ciento), canchas deportivas (46,8 por ciento) y aulas de clase (17,6 por ciento).

Este diagnóstico lo confirma el informe "Estudiar entre ruinas”, elaborado en julio de este año por la organización civil "Centros Comunitarios de Aprendizaje (CECODAP). Esta investigación, que abarcó nueve de los principales estados del país, revela que alrededor de 59 por ciento de los planteles encuestados "presentan graves problemas de infraestructura, originados por un desgaste natural, pero también por la falta de mantenimiento preventivo y correctivo. Es una constante la presencia de filtraciones, techos caídos, baños inoperativos, falta de pupitres y un precario acceso a servicios públicos especialmente de agua potable, aguas servidas, gas doméstico y electricidad”.

La profunda crisis del sistema educativo venezolano tendrá lamentablemente severas consecuencias negativas en las posibilidades de desarrollo futuro del país. Corregir cuanto antes esta precaria y delicada situación es una prioridad para todos los venezolanos. (ms)

5 de diciembre 2022

DW

https://www.dw.com/es/la-crisis-del-sistema-educativo-en-venezuela/a-639...

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Guillermo Mendoza Dávila

Nada de casual tienen los encuentros del Presidente Maduro con Emmanuel Macron de Francia, John Kerry enviado de Biden a la Cumbre en Egipto o con el Presidente de Portugal. Lo mismo podemos decir de la visita del alto representante del Vaticano a CCS o las negociaciones en México.

Míster Petro ya está alineando los apoyos de Fernández, Lula y el resto de la izquierda latinoamericana para proponer y presionar por la amnistía general para "todo aquel" vinculado con el régimen y con la oposición. Una suerte de borrón y cuenta nueva y aquí no ha pasado nada. Modelado al estilo de las negociaciones de paz en Colombia.

Las sanciones están por caer, quizás incluso a partir de enero al terminar este disparate mal conocido como Interinato y el pichón de Leopoldo sale enlodado por las marramucias de la derecha; a pesar de haber llevado sobre sus hombros la carga y el mensaje de la oposición al mundo entero. La renuncia de un hombre probo como pocos, como lo es el Ing. Calderón Berti, no deja lugar a dudas. Pasar impoluto por el Ministerio de Minas e Hidrocarburos, por la Presidencia de PDVSA, de la OPEP y por la Cancillería, es más que suficiente evidencia de quien es quien.

¿Y ahora, qué? Al final del día todos queremos anticipar lo que está por venir. Por una parte quisiéramos ver la liberación inmediata de los presos políticos y la restitución del estado de derecho (buena suerte con esta); y por la otra la posibilidad más o menos cierta de que aquí la economía se estabilice y comience a crecer sostenidamente. Y rápido.

Con la caída de las sanciones, la renta petrolera debería mejorar con prontitud, en la medida en que las empresas del sector energético internacionales y domésticas comiencen a trabajar sin tantas limitaciones innecesarias e ineficientes. El rescate de los taladros y los gasoductos es quizás más fácil, para vender petróleo crudo y gas; incrementar la capacidad de refinación es más lenta.

Pero la verdadera recuperación solamente llegará a notarse cuando todo el aparato productivo tenga acceso a financiamiento suficiente. Esto implica crédito internacional para todas las áreas de servicios públicos (ya están en eso con la electricidad) y la liberación del financiamiento bancario nacional. Las políticas monetaria y cambiaria habrán de ajustarse a un modelo diferente, donde la banca pueda prestar sin que se dispare la paridad y por ende la inflación.

Eso indefectiblemente implica la generación de confianza en la economía nacional, que es quien eventualmente soporta la moneda. Esta es una de esas condiciones conocida como “necesaria y suficiente.” Hasta tanto los actores económicos en conjunto, que somos todos aquellos laboralmente activos no creamos que esto va a mejorar, pues no va a mejorar. Una profecía autocumplida.

Ahora por el contrario, si el Estado logra promover las medidas que nos hagan creer que “las cosas van a estar mejor” y por ende nos induzcan a comportarnos acorde a esa expectativa, habrá más empleo, mejores remuneraciones, mayor consumo e inversión y como dicen los franceses, voila. Más fácil decirlo que hacerlo, ciertamente, ya que implica un viraje de políticas y condiciones en general. Sin embargo, ese viraje comenzó días atrás y el acercamiento interinstitucional está encaminado. ¡Aun cuando a algunos no les guste reconocerlo!

No cantamos victoria, para nada. Todavía no hemos llegado a ningún lado y quizás estemos viendo con ansiado optimismo estos pininos, unas primeras señas de parte del Ejecutivo de que hay claros espacios de entendimiento. Ciertamente, hay mucha historia y “a quien lo picó macagua, bejuco le para el pelo.”

No obstante, si hay espacios que el empresariado ha logrado conquistar, entendiendo que la política y los negocios no se mezclan. Si bien necesitamos una gestión pública eficiente en la creación de las condiciones generales donde podamos operar, lo nuestro es enfocarnos en los hechos y no en los actores. Seguimos adelante con mucho entusiasmo, trabajando muy duro, quizás más que nunca, y dejando atrás a los agoreros de la economía. La política es otra cosa y allí, por ahora, la suerte ya está echada.

guillermomendozad@gmdconsultor.com

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Maxim Ross

La de la economía y la sociedad.

Necesario es referirse a lo que acontece hoy en Venezuela con esa muy triste y dolorosa gran paradoja que estamos viviendo, entre la inauguración de la Gran Tienda, el sinnúmero de ricos y elevados nuevos restaurantes, abastecidos, seguro de afuera o de cualquier Bodegón y, las familias que siguen “pelando”, en el “barrio” y en su casa, esperando que le llegue la bolsa CLAP, la pensión, el aumento del salario mínimo o poder comprar su bombona de gas, gracias al favor del Carnet de la Patria o del Consejo Comunal. No hace falta invocar aquí, para resaltar el enfoque académico, los últimos resultados de la encuesta ENCOVI-UCAB-UCV, o a la espera de la del INE, sobre el gran número de pobres que siguen viviendo en este país. Paradójico también lo de las principales ciudades sede del espectáculo masivo en que se ha convertido Venezuela. Cuanto artista, cantante o teatro este por ahí viene y muy bien pagado. Abierto el Poliedro está para el gran evento. Pan y Circo es la consigna.

En la política.

No menos interesante es el registro de lo acordado en Méjico, pues teníamos entendido, que era para renovar la negociación de como regresamos al sistema democrático, en el que debieron realizarse y se deben efectuar unas elecciones presidenciales y legislativas limpias, transparentes y aceptadas por todos. Las mismas que dieron origen a las sanciones aplicadas desde el 2015 hasta hoy[1].

Pero resulta que no. Que la negociación fue para llegar a un “acuerdo social” que permite liberar los fondos congelados a un gobierno no reconocido por la comunidad internacional y cuyo fin es aliviar la crisis humanitaria que ahora parece ser cierta y que se originó en el buen manejo de la economía de los últimos dos gobiernos. Una crisis que provino, para que no se olvide, de esa excelente combinación de políticas que produce hiperinflación, devaluación, contracción económica[2], desabastecimiento y escasez. También, aparentemente, el “acuerdo” incluye algún monto para financiar la recuperación del sistema eléctrico el que, como recordamos, fue muy bien manejado por CORPOELEC.

Habría que añadir que estamos en vísperas de unas elecciones primarias de la oposición para escoger un único candidato contra el del gobierno, unas que, de acuerdo con este, solo se permitirán si se eliminan las sanciones que se le fueron aplicando sucesivamente y que, según recordamos se fundaron en la defensa del ordenamiento político y los derechos humanos.

La petrolera.

A esto se agrega, y no se puede omitir, la graciosa concesión a la empresa Chevron, ganada, según parece, solo porque se sentaron a dialogar los opuestos, quiere decir que, extraña y milagrosamente, lo que se supone que era una negociación política, terminó en petrolera, tema que, por supuesto, tiene un solo beneficiario y no dos. Mientras tanto, un buen número de voceros, ven con muy buenos ojos esa conversión de las negociaciones, de elecciones libres por sanciones a sanciones por petróleo.

Un poema viene a cuento.

Frente a este muy triste panorama, se nos ocurre, por cuestiones de memoria y, quizás, de antigua participación y desilusión política, recordar el bello poema de Jacques Prevert,[3] en el cual alude a una paradoja similar en otra época, en la que varios personajes enmascarados se reúnen para celebrar y del que tomé algunas partes que dicen así:

“Los que piadosamente…
Los que copiosamente…
Los que patrioterizan…
Los que inauguran
Los que creen
Los que creen creer

Como duele profundamente lo que puede venir y no se ve una alternativa de cambio valida, apelamos a esas palabras, viendo a nuestra Venezuela en manos vitalicias, cuyas características van desde ese “socialismo confuso” que apela a las reglas de mercado, luego las revierte y son las mismas que se asociaron a la “moneda imperial y, mientras tanto promueve a la callada el Estado Comunal siguiendo la versión china o la cubana. Por esas razones el mismo poema nos ayude, quizás, a entender. Sigue así:

Los que croan croan
Los que tienen plumas
Los que meten mano
Los que andromaquean
Los que dreadnoughtean
Los que mayusculan
Los que cantan a compás
Los que cepillan para que brille
Los que tienen panza
Los que bajan los ojos
Los que saben trinchar el pollo
Los que son calvos por dentro
Los que bendicen las jaurías
Los que se hacen besar los pies
Los que corren, vuelan y nos vengan, (4)

Todos esos y otros entraban orgullosamente al palacio del Elíseo haciendo crujir la grava; todos se atropellaban, se apuraban, pues hay un banquete de cabezas y cada cual se había fabricado la que más le gustaba.”

Describe el poeta minuciosamente a todos aquellos que, disfrazados, asisten a la cena y reproducen aquella Francia paradójica en la que convivieron ricos y pobres, reyes y revolucionarios, asambleístas y Presidentes que terminaron, como todos sabemos.

Como se dice en el argot cinematográfico esta película, este poema, estas notas no representan hechos reales, ni a persona alguna. Son ficciones inventadas por el guionista y el productor.

[1] No olvidemos los pronunciamientos en cada caso. Por ejemplo: la “Ley de Defensa de los Derechos Humanos y la Sociedad Civil de Venezuela”, aprobada por el Congreso de ese país y refrendada por el Presidente Obama impuso “sanciones a las fuerzas de seguridad venezolanas que reprimieron las protestas estudiantiles de ese año”. Posteriormente se produjeron otras, quizás la más importante, la “Ley Verdad”, pues en el año 2019 el Congreso de ese país la aprobó con el respaldo de ambos partidos y cuyo fin es el mismo.

[2] Venezuela perdió del 2013 al 2018 cerca de un 70% de su capacidad productiva (PIB) con su consecuente impacto en el empleo y la multiplicación del empobrecimiento.

[3] “Intento de descripción de una cena con máscaras en Paris” Publicado en El Porteño, Valparaiso.2/12/2021

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