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Opinión

Carlos Raúl Hernández

El mapa europeo preguerra indicaba que la distribución del poder ya no era entre socialistas y conservadores, sino entre liberales y conservadores (no sabemos que vendrá después de la guerra) La revolución rusa de 1917 parte aguas entre comunistas y socialdemócratas y la palabra socialismo toma un alto grado de ambigüedad retórica que encubre un abismo político. El comunismo fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética y con sus satélites se autodefinieron “mundo socialista” (“socialismo o muerte” decía Fidel Castro “el dulce”). El abismo consiste en que la misión de Marx y sus comunistas la lucha democratica era “una vía” para implantar “la dictadura del proletariado” y “expropiar los medios de producción”, los “renegados” socialdemócratas, de Karl Kautsky y Edward Berstein a Betancourt, conciben la democracia representativa como medio, pero esencialmente como máximo fin, objetivo, ultima ratio de la lucha. Los comunistas jugaron -y ganaron- a la turbulencia insurreccional en países atrasados o de desarrollo incipiente y fracasaron en el mundo progresivo, mientras la socialdemocracia apostó a un pragmatismo civilizado y aplastante, el voto obrero, demográficamente mayoritario en Europa. Y ganó.

El crack del 29 desacreditó la economía de mercado y EE. UU y Europa abrazaron el capitalismo de Estado. Estado de bienestar, grandes empresas públicas, intervencionismo y altos impuestos. La socialdemocracia se hizo hegemónica por largo tiempo, pero colapsó en el mundo entero a comienzos de los 80, igual el comunismo y con ella el antikapitalismo. De ese fracaso arranca la renovación, el socialismo de mercado, la tercera ola de Toffler: Clinton, Tony Blair, Felipe González, Mitterrand, Schroeder, Deng Xiaoping, Salinas de Gortari, Lagos, Sánchez de Losada, Carlos Andrés Pérez. En Francia imperó el bipartidismo entre el socialismo de Mitterrand y la OMT. Ahora es entre los liberales de Macrón y la derecha de Marine Le Pen; la izquierda rupestre de Melancton quedó relegada a un tercer lugar, y es muy posible que se repita en Alemania. En Grecia el histórico Pasok, que nos hizo vibrar con la música de Theodorakis y llegó al poder en 2009, sumó 46% de los votos y vivió una crisis de imbecilidad helénica con el premier radical AlexisTsipras y su ministro Yanis Varufakis (del partido ultraizquierdista Siriza).

Seis años más tarde el Pasok ya era un pequeño club de 5% que no aceptaría ni a Groucho Marx. El problema de un partido político no es perder o ganar una elección, sino hacerse irrelevante. La primera ministro danesa, la bella Mette Frederiksen, socialista, tiene menos que ver con el socialismo que su paisana La Sirenita. Sus políticas son cero refugiados, mercado de par en par y planteamientos que hacen ver a Cayetana Álvarez de Toledo como reencarnación de La Pasionaria. La superstición habla de socialismo nórdico, pero el índice de libertad económica creado por Milton Friedman, entre otros, lo ubican entre las naciones de mayor libertad económica kapitalista y menos estorbo estatal a los negocios. El bárbaro Otelo Saraiva de Carvalho comentó a Olof Palme, jefe de los socialistas suecos, que “la revolución de los claveles quería acabar con los ricos”. Palme sonriendo amablemente respondió: “nosotros queremos acabar con los pobres”.

El deslave socialista en Europa comienza desde los 2000, se profundiza a partir de 2008 y lo que queda no tiene nada que ver con sus orígenes. Sobreviven tiranosaurios “firmes a sus convicciones históricas” (pienso en el apaleado Jeremy Corbyn, en 2019 con el peor resultado de los laboristas en 80 años), los sarcochusus “posmodernos” identitarios españoles, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, a los que las encuestas prometen felpa. Para Marx los proletarios, oscuro objeto de deseo de los sueños húmedos socialistas, “que carecen de medios de producción”, “solo tienen las cadenas que perder” (y su “prole”), es un concepto que hoy no dice nada porque abarcaría a los gerentes, tecnócratas, burócratas, secretarias de altos ingresos. Marx pensaba en los hoy casi extintos blue collar, entonces la mayoría de las clases trabajadoras.

Desde los 70 comienzan a desaparecer las fábricas tradicionales, se trasladan a Asia y mutan en complejos robóticos manejados por técnicos altamente calificados que en Francia quintuplican al trabajo manual del que apenas 8% está sindicalizado. La zanja entre burgueses y proletarios ahora es entre clases medias y desempleados (en España e Italia, por ejemplo, 40% de los jóvenes no trabajan ni estudian). Se sabe que los blue collar y los red neck en EEUU son republicanos y que un predictor del voto demócrata son las minorías. Montones de teóricos de la identidad, entre ellos Felix Guatarí, descubrieron que la clase obrera era sustento del sistema y buscaron otras vías. La estrategia es poner fin a la esencia liberal “vive y deja vivir”, cada quien según su privacidad, y romper la cohesión social: golpear la familia, religión, la vida sexual, el trabajo, la escuela. Eso lo llamaron Guatarí y Deleuze revolución molecular disipada. Luego del descalabro sueco los cinco países con gobiernos socialdemócratas que quedan, defienden más bien el socialismo de La Sirenita que los de Marx, Corbyn o Sánchez.

@CarlosRaulHer

 3 min


Ismael Pérez Vigil

El gobierno ve fácil la elección presidencial del 2024; al menos eso es lo que piensa, ¡por ahora!, según la infausta frase, de tan nefastos recuerdos. Esta advertencia de la “facilidad” con la que al parecer el gobierno ve esa elección, nos debe servir de aldabonazo, para que reaccionemos y salgamos de esta quietud.

Por su parte, la oposición parece avanzar lentamente; por momentos lo hace en círculos, de lado o retrocede; pasó la época en que parecía que avanzaba a saltos; como por ejemplo, en las elecciones de la Asamblea Nacional de 2015, pero de eso hace ya casi 7 años; o cuando se formó, en 2019, el Gobierno Interino y el famoso mantra −Cese a la usurpación, gobierno… etc.– encabezado por Juan Guaidó, quien fue cayendo en desgracia y pasó de héroe a villano a velocidad asombrosa y de manera un tanto injusta; hoy se cuestiona y discute su continuación a partir de enero de 2023; aunque pueda haber razones, seguramente las hay, llamo la atención a que no es nada raro para un país que, como bien dijo Tulio Hernández, sufre de “liderofagia” y acostumbra a destruir a sus lideres. (Liderofagia, por Tulio Hernández, Frontera Viva, 19 junio, 2020 - http://bit.ly/3TyFypC)

Ruta zigzagueante.

Desde que se anunció la reestructuración de la MUD, que concluyó en la conformación de la Plataforma Unitaria, en abril de 2021, y en que el CNE volviera a admitir como partido político a la MUD, para participar en las elecciones regionales de noviembre de ese año −en la cual la MUD tuvo una muy modesta figuración−, el otro importante avance fue la participación y victoria en la repetición de las elecciones de gobernador del Estado Barinas, en enero de 2022. Pero tras esa fecha volvimos al pesado estancamiento, solamente alterado por el anuncio de la participación en las elecciones presidenciales de 2024 y el anuncio de la selección del candidato unitario de la oposición, mediante un proceso de elección primaria, anhelo de una gran parte del país opositor.

Ahora nos encontramos esperando la divulgación oficial y formal del Reglamento de esa elección, a partir del borrador que se filtró a la opinión pública la semana pasada; esperamos también a que se nombre la Comisión de Primaria, que organizará y regirá el proceso; y que se determine la fecha para realizar esa selección del candidato. Mientras tanto, seguimos en esa “quietud” que le da todo tipo de ventajas al régimen −que no es que necesite muchas−, “quietud” que nos encierra cada vez más en una especie de círculo neurótico de destrucción. La semana pasada, cuando comenté el reglamento de primaria que se filtró a la opinión pública (Reglamento de la Primaria (https://bit.ly/3TkPsLk), comente que volvería más adelante con el impacto político que tiene el que no se haya definido aún la fecha para escoger el candidato opositor. Veamos.

Sin candidato y sin mensaje.

Según lo ve el venezolano común, el hombre de la calle, el ciudadano acogotado por la crisis −esa que llamamos “humanitaria compleja”− siente que hay un pesado retraso o adormecimiento opositor, al que le debemos agregar que estamos próximos a finalizar otro año, sin pena ni gloria. Si no ponemos remedio, y luce que ya es tarde, será otro año que, a los ojos del opositor común, se nos va sin avances significativos en materia política, desde el punto de vista de la oposición democrática.

Dado que ya es un hecho decidido que se participará en el proceso electoral de 2024, es lamentable tener que reconocer que aún no tenemos una opción política clara. Y me refiero a dos cosas: una, que aún no tenemos un candidato y aún hay dudas en detalles importantes acerca de cómo lo vamos a seleccionar; y dos, que tampoco tenemos un mensaje totalmente definido, el que vamos a usar para entusiasmar a un país que parece drogado y adormecido por la fatiga, el cansancio, el hastío, la abstención y algo de antipolítica.

Y conste que cuando hablo de mensaje, no hablo de “programa”, pues bien sabemos que tenemos uno −que en realidad son varios−, el “Plan País” y que sin duda cualquiera de sus partes −o versiones− es un completo programa de gobierno, alternativo y mejor al oprobio en que vivimos. Pero, lo que no está claro es como convertir ese “programa”, ese o esos “Plan País”, en el mensaje alternativo, que emocione, entusiasme y motive a la población; y la prueba está en lo que los entendidos dicen que reflejan las encuestas y se nota en “la calle” al conversar con la gente: la apatía existente para participar en los procesos electorales pendientes: la primaria de 2023, las elecciones presidenciales del 2024 y ni hablar de las elecciones de Asamblea Nacional, locales y regionales del 2025.

Facilidades del régimen.

Por eso me parece que, en este momento, por cómo están las cosas, el régimen no le falta razón en pensar que lo tiene fácil para el 2024; lo que es toda una paradoja, pues el apoyo popular al actual gobierno −o a Nicolás Maduro, que para el caso es lo mismo−, según encuestas, encuestadores y “opinadores”, es bastante magro, apenas oscila entre el 15% y el 18%; mientras que el deseo de que haya un cambio político en el país, al parecer se remonta al 80% y el 85% de los venezolanos. No es una ironía, es la pura realidad, ese escaso margen de apoyo con que cuenta el régimen, redondeémoslo, generosa y exageradamente, al 20%, luce que será más que suficiente para mantenerse en el poder, también por la vía electoral. Y digo “también”, pues bien sabemos que el “apoyo popular” no es la “fuerza” que lo mantiene en el poder.

Factores políticos y numéricos

Ese escaso y abultado 20% se ve engrosado hasta el infinito por factores políticos y numéricos. Numéricamente hablando, el gobierno cuenta además a su favor con un 30%, como mínimo, de abstención endémica, porcentaje, que ocurra lo que ocurra, no baja de allí desde 1998, aunque no se le convierta en votos; cuenta además con un 20 o 25% adicional de abstención, que es producto del desánimo y el hartazgo de los venezolanos con la política y los partidos; y ahora, según nos alertó Súmate hace un par de meses, cuenta con un porcentaje que puede llegar a un tercio del padrón electoral, en el mejor de los casos, que no podrá ejercer el voto por diversas dificultades: por no estar registrado, por estar en el exterior sin facilidades para votar, además de las consabidas trampas y triquiñuelas que bien sabemos que suele hacer el régimen, para dificultar o desaparecer votos.

Conclusión.

Políticamente hablando, tal como hoy lucen las cosas, el gobierno cuenta con un partido, el PSUV, y varios más, que son esencialmente maquinarias electorales y clientelares; cuenta con un candidato, ya decidido y en campaña y aun cuando no sepamos a ciencia cierta si el actual candidato oficial repetirá −que es lo más probable− o si pueda ser cambiado a última o temprana hora, sabemos que, el que pongan, contará con los recursos y el dinero del Estado para hacer campaña y movilizar votantes; contará con las instituciones del Estado para tapar sus marramuncias y defender sus “resultados” en caso de ser necesario; y contará con una “oposición” hecha a su medida y que le sirve de comparsa y ariete contra la verdadera oposición.

Allí están listadas las dificultades y tareas que debe enfrentar la oposición democrática; no son nada fáciles de enfrentar, pero cuanto más tarde en definir su liderazgo, su candidato y su mensaje al país, más difíciles serán de vencer. Ojalá éste y muchos mensajes que circulan en redes sociales no caigan en el vacío y sirvan para estimular una reacción en el liderazgo opositor de partidos y sociedad civil

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

 6 min


Guillermo Mendoza Dávila

Otra vez de visita en Buenos Aires, es imposible no rendirme ante esta hermosa ciudad. Sus impresionantes avenidas, su bella arquitectura, sus monumentos y parques por doquier, su fabulosa gastronomía con el maridaje y el gentilicio de ciudadanos educados, atentos y muy cordiales nunca dejan de sorprender y conquistar a quienes la visitan, no importa cuantas veces hayamos venido.

¡La República Argentina lo tiene todo! Un país otrora agropecuario que, manteniendo la gran fortaleza del campo se ha industrializado creando un sector empresarial diversificado, sólido y capaz de suplir adecuadamente casi todas las necesidades domésticas y exportar sus productos de forma muy exitosa. Sin embargo, siendo así mis dilectos lectores ya se preguntarán por qué a diario conocen acerca de las múltiples calamidades que enfrenta la sociedad argentina, con la mayor inflación vista en años recientes en Latinoamérica -excluyendo el inenarrable caso de Venezuela. La moneda hace tan solo 5 años estaba debajo de 20 pesos por dólar, hoy está por arriba de 300.

Entra el Populismo. Un mal omnipresente y fuertemente arraigado en los países menos desarrollados, particularmente en América Latina, el populismo es el arte de decirle al pueblo lo que quiere oír, usualmente reivindicaciones muy necesarias y que no se van a lograr jamás de la mano de estos líderes carismáticos, que se apoyan en su verbo encendido y antagónico para lograr apoyos muchas veces infinitos que llegan al culto a la persona, a pesar del más absoluto incumplimiento de todas sus promesas.

Perón falleció en 1974 y aún manda en Argentina casi 50 años después; lo mismo pasa con Sandino, Chávez y muchos otros que son recordados con una evocación melancólica de lo que pudo ser, pero nunca fue.

Por cierto, este fenómeno traspasa con frecuencia las fronteras socioeconómicas, como se evidencia por las muy tristes experiencias de Trump en USA, Boris Johnson en el Reino Unido, Berlusconi en Italia y muchas otras.

Oyendo el mensaje del Ing. Mauricio Macri en la tv esta semana, ratificas lo que ya sabes, que si hay solución para los males del populismo en todos los países, pero que la píldora es amarga y los planes de ajuste macroeconómicos pasan por desmontar subsidios y regalías, reducir el tamaño del estado y que el cargo público deje de ser un pago al apoyo político, cobrar y ajustar las tarifas de los servicios públicos y tantas otras reformas que hacen ver a quien las implementa como el villano.

Los costos de sembrar las bases sólidas del desarrollo de un país no son populares. Más fácil es endeudar indebidamente la nación sacrificando su futuro, deshonrar los compromisos con los acreedores y acabar con los recursos disponibles, algo así como “quitar las alcabalas,” pero eso agrada a las masas y mantiene al populista en el poder.

Aquí no hay espacio para un tratado profundo acerca de esta materia, pero sí que lo hay para alertar acerca de lo que estamos viviendo en casa. Necesitamos sincerar el precio de todos los servicios y pagarlo. Sin dudas que todos esos servicios deben mejorar, multiplicando sus prestaciones por un múltiplo superlativo, pero también es cierto que su costo debe ser el correcto y recaudado de forma directa. Sólo así podremos cubrir nuestras aspiraciones en cuanto a salud pública, vialidad, electricidad, agua, comunicaciones y tantos otros que hoy días están arruinados, pero que muchos recordamos con claridad cuando no se iba la luz ni fallaba el agua, el servicio telefónico funcionaba a cabalidad, los hospitales del seguro social atendían bien a los asegurados y tantas otras cosas que estando todavía en necesidad de mejora, se pagaban puntualmente. Por más que nos guste, los combustibles o la electricidad no pueden ser regalados, no hay manera.

Más allá de la situación política vigente, con su híper dosis de culpa, hay que tomar conciencia que los servicios hay que pagarlos, los subsidios deben ser pocos y directos, dirigidos puntualmente a los que realmente los necesitan y no a toda la población. Los esfuerzos de los líderes gremiales y políticos deben ir dirigidos a exigir la adecuada prestación de los servicios y a desmontar este andamiaje populista que por cierto nos cuesta muy caro, ya que lo terminamos pagando por tres vías, una la pléyade de otros impuestos que deberían desaparecer, la necesaria contratación privada de los servicios como plantas eléctricas o pozos de agua y, por último la pésima calidad del servicio recibido.

Sólo si enfrentamos el populismo podremos aspirar a un desarrollo socioeconómico sostenible y sostenido en el tiempo. Pero debemos pagar.

 3 min


Jesús Elorza G.

Esa mañana Nicolás, estaba muy animado y le preguntó a su amada combatiente ¿Cómo están los preparativos para nuestra fiesta anual de Halloween?

-Tranquilo mi amorcitico, todo lo tengo bajo control. Como todos los años desde que eres presidente, sabes que voy a botar la casa o mejor dicho, el palacio por la ventana. Para esta celebración, he escogido como tema “Una noche de terror”.

Como así, no entiendo.

-Bueno, todos nuestros ministros e invitados especiales, deberán venir con atuendos que representen una acción tomada por ellos que, haya generado estados de arrechera o temor en la población.

Sigo sin entender, dame un ejemplo.

-Bueno siéntate para darte los detalles: El ministro de la defensa, se vestirá de “estorbo”

¿Qué vaina es esa?

-Vendrá con una cámara de televisión, cámara fotográfica colgada a su cuello, un micrófono y una libreta de apuntes.

Eso es un periodista

-Claro, pero para nosotros es un estorbo.

Coño que bien, no lo había pensado, pero me gusta. Sigue mi amor, no te voy a interrumpir más.

-El presidente de CORPOELEC, se presentará totalmente vestido de negro y hablé con unos chinos especialistas en computación para que hagan un arreglo en el sistema eléctrico del Palacio, de forma tal que, cuando llegue se vaya la luz y por donde pase quede totalmente a oscuras.

Espero que ningún invitado me recuerde a mi madre, como lo hace la oposición.

-Las ministras de educación y universidades se vestirán, una como ONA y la otra como PRE y se harán acompañar por un funcionario disfrazado de SISMEU. No logramos hacerlas invisibles como lo dictamino el TSJ.

El ministro de Energía y Minas se vestirá solo con un guayuco y tendrá en sus manos un gran arco acompañado de flechas de Coltan, Oro, Diamantes y Uranio y se hará acompañar por representantes de las embajadas de China, Rusia e Irán en su papel de nuevos conquistadores.

El ministro del poder popular para la defensa del ambiente acudirá a la fiesta lleno de lodo y con un grupo de guarataras o piedras colgando de su ropa.

El ministro del deporte, llenara su ropa con puras medallas y a su paso ira gritando, acompañado por la presidente del COV y el IND, somos “Generación de Oro”

El ministro del trabajo llegara con un traje remendado donde se destacan los parches de las contrataciones colectivas, los dirigentes sindicales presos, los salarios de hambre y el desempleo.

Mis sobrinos, se llenarán de talco desde los pies a las cabezas y dejarán un rastro de polvo blanco por donde caminen.

¿Y para papito que hay? preguntó Nicolás.

-Como siempre serás la estrella de la noche. Vestirás como Súper Bigote y entraras volando al Palacio. En tu traje se destacará que llevaras los interiores por encima del pantalón y no tendrás botas especiales sino zapatos de 9 bolívares.

Mi amor y tú de que, te vas a disfrazar.

-Igual que todos los años desde que estamos en el poder, mi disfraz es la cara del personaje Davy Jones en la película Piratas del Caribes. Mi cabeza asemeja un pulpo. Recuerda que mis tentáculos están metidos en todas partes.

Te botaste mi amor. Esto hay que celebrarlo, destápate ahí una de 18 años.

Viva Halloween, salud.

 2 min


Ana Ionova

Los brasileños acudirán a las urnas el domingo para elegir a un nuevo presidente en una disputada segunda vuelta entre dos candidatos que ofrecen visiones marcadamente distintas para el futuro de la democracia más grande de América Latina.

El presidente de derecha, Jair Bolsonaro, ha movilizado a sus simpatizantes en torno a lo que califica como un ataque de la izquierda a los valores familiares y las libertades individuales. Ha caracterizado como enemigos a los académicos, los medios de comunicación e incluso a instituciones democráticas como el Congreso brasileño y el Supremo Tribunal Federal.

El candidato de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, quien es expresidente de la nación, ha prometido que gobernará para todos los brasileños y que devolverá el país a un pasado más próspero, aunque su propia historia de escándalos por corrupción ha dividido a los votantes.

Durante la primera vuelta realizada el 2 de octubre, Da Silva obtuvo alrededor de seis millones de votos más que Bolsonaro —quien quedó en segundo lugar—, pero no alcanzó el umbral del 50 por ciento necesario para evitar una segunda vuelta. A Bolsonaro le fue mucho mejor de lo que habían pronosticado las encuestas, lo que sugiere que la contienda del domingo podría estar reñida.

El domingo, la autoridad electoral comenzará a publicar los resultados después del cierre de las urnas, a las 4:00 p. m. hora del Este. El nuevo presidente prestará juramento el 1 de enero.

¿Cuáles son los temas políticos más importantes?

La elección sucede en un momento crucial para Brasil, en el que el aumento de los precios de los alimentos y el combustible, junto con una dolorosa desaceleración económica, han hecho que la vida sea más difícil para muchos brasileños. Alrededor de 33 millones de los 217 millones de habitantes del país padecen hambre. La pobreza se ha incrementado, lo que ha revertido décadas de progreso social y económico.

Las preocupaciones ambientales y climáticas también ocupan un lugar preponderante. Bajo el gobierno de Bolsonaro —quien ha debilitado las protecciones ambientales y ha defendido la idea de que la selva tropical debería estar abierta a la minería, la ganadería y la agricultura— la deforestación en la Amazonía ha alcanzado niveles históricos en 15 años. La destrucción de la Amazonía y sus efectos en los esfuerzos para evitar una crisis climática ha convertido a Brasil en un paria global.

También hay cuestionamientos persistentes sobre la salud de la democracia de Brasil. Bolsonaro ha sembrado dudas sobre la integridad del sistema electoral: ha afirmado, sin pruebas, que las máquinas electrónicas de votación del país pueden ser manipuladas. Bolsonaro ha dicho que, si pierde el domingo, solo será porque hubo fraude.

Esto ha alimentado las preocupaciones —tanto en el país como en el extranjero— de que una potencial derrota de Bolsonaro pueda impulsarlo a atizar a sus millones de seguidores y pedirles que salgan a las calles a exigir que permanezca en el poder.

¿Qué propone Bolsonaro?

Bolsonaro ha prometido pagos en efectivo de alrededor de 113 dólares mensuales a las familias necesitadas, en lo que sería una extensión de una política temporal creada para aliviar las dificultades generadas por la pandemia.

Continuar con ese programa, el cual remplazó una iniciativa similar pero menos generosa presentada por Da Silva, tiene como objetivo “reducir la pobreza y contribuir al crecimiento económico sostenible”, según el plan político oficial de Bolsonaro.

En vísperas de las elecciones, Bolsonaro ha realizado un gran gasto en asistencia social y subsidios de combustible.

También se comprometió a crear empleos a través de la eliminación de trámites burocráticos, recorte de impuestos e inversión en tecnología. En otro guiño a los líderes empresariales, quienes le brindaron un apoyo vital durante su primera contienda a la presidencia, Bolsonaro afirmó que mantendrá una estrategia de libre mercado y que mantendrá bajo control la deuda pública.

Repitiendo la retórica que hace cuatro años le ganó el apoyo de los votantes ultraconservadores y evangélicos, Bolsonaro también ha prometido defender a “la familia”: se opondrá al aborto legal y a la educación trans en las escuelas.

Bolsonaro también ha prometido expandir las políticas de mano dura contra el crimen y se comprometió a ampliar aún más el acceso a las armas de fuego, una política a la que le atribuye una reducción de los delitos violentos en todo Brasil.

¿Qué propone Da Silva?

Da Silva lideró una era dorada de crecimiento durante sus dos periodos en la presidencia, cuando un auge impulsado por las materias primas convirtió a Brasil en una historia de éxito mundial. Da Silva ha prometido devolver el país a esos días de gloria.

El candidato de izquierda ha prometido aumentarles los impuestos a los ricos e incrementar el gasto público, “metiendo a la gente en el presupuesto”. Sus planes incluyen una gran cantidad de programas sociales, como un vale mensual de 113 dólares para competir con el propuesto por Bolsonaro. Las familias pobres con niños recibirán adicionalmente otros 28 dólares mensuales por cada niño menor de 6 años.

También ha prometido ajustar el salario mínimo de Brasil de acuerdo con la inflación y reactivar un plan de vivienda para los pobres, además de garantizar la seguridad alimentaria para las personas que padecen hambre.

Da Silva, quien fue sindicalista, planea impulsar el crecimiento y “crear oportunidades de empleo” a través de la inversión en infraestructura. Sin embargo, también tiene planeado invertir en una “economía ecológica” y ha advertido que Brasil debe hacer la transición a sistemas energéticos y alimentarios más sostenibles.

En cuanto a la Amazonía, ha afirmado que tomará medidas enérgicas contra los delitos ambientales cometidos por milicias, acaparadores de tierras, madereros y otros.

¿Qué ha sucedido desde la primera vuelta?

En la primera vuelta, Da Silva obtuvo el 48 por ciento de los votos, mientras que Bolsonaro recibió el 43 por ciento, superando significativamente las proyecciones de las encuestas preelectorales y planteando dudas sobre la credibilidad de las encuestadoras.

Ese desacierto de los sondeos también le dio credibilidad a las afirmaciones de Bolsonaro de que las encuestas no reflejan con precisión su popularidad.

Los sondeos previos a la votación del domingo muestran a Da Silva con una ventaja estrecha sobre Bolsonaro. Ambos candidatos están intensificando sus esfuerzos para apuntalar el apoyo de los votantes.

Da Silva se ha centrado en proyectar un tono más moderado y forjar alianzas con candidatos presidenciales de centro que no pasaron la primera vuelta, como una forma de obtener parte de los 10 millones de votantes que los apoyaron.

Bolsonaro se ha acercado a los gobernadores de derecha en los tres estados más poblados de Brasil, con la intención de convertir respaldos políticos en votos. También ha reclutado a líderes religiosos en su búsqueda por ampliar su ventaja entre los votantes evangélicos.

Sin embargo, gran parte de la campaña —la cual ya está marcada por la desinformación y los feroces ataques en línea— se ha convertido en un festival de insultos y difamaciones en el que se debate poco sobre los desafíos que enfrentará el próximo líder del país.

Bolsonaro ha intentado vincular a su rival con el satanismo, lo que impulsó a Da Silva a emitir un comunicado en el que confirmó que “no tiene un pacto” con el diablo. Por su parte, Da Silva ha aprovechado la difusión de videos poco halagadores de Bolsonaro que lo vinculan con la masonería, el canibalismo y la pedofilia.

¿Cómo funciona el proceso de votación?

Los brasileños emitirán sus votos en máquinas electrónicas de votación, un sistema que ha estado vigente durante más de dos décadas y que ha sido el foco de las denuncias de Bolsonaro sobre el riesgo de fraude electoral.

Unos 156 millones de brasileños cumplen con los requisitos para votar en las elecciones. Votar en Brasil es obligatorio, aunque la multa por no hacerlo es menor a un dólar y es mayormente simbólica. En la primera vuelta, la participación rondó el 79 por ciento.

La participación por lo general suele ser menor en la segunda vuelta porque la eliminación de candidatos tras la primera vuelta mitiga el entusiasmo de algunos votantes. Algunos votantes más pobres que se inclinarían a favorecer a Da Silva también podrían quedarse en casa porque el costo de trasladarse hacia un centro electoral en un país tan grande puede llegar a ser un desincentivo.

29 de octubre 2022

NY Times

https://www.nytimes.com/es/2022/10/29/espanol/elecciones-brasil-segunda-...

 6 min


James Clayton

Se había organizado una reunión apresuradamente en un Airbnb para recibir a la persona más rica del mundo.

La reunión era muy importante para Twitter. Elon Musk se había convertido recientemente en el mayor accionista de la empresa. Ahora se hablaba de que quería unirse a su junta directiva.

Cuando el presidente de Twitter, Bret Taylor, llegó allí lo que encontró no era exactamente lo que esperaba.

Este "lugar gana por ser el sitio más extraño en el que he tenido una reunión recientemente", escribió en un mensaje de texto a Musk, según se publicó posteriormente.

"Creo que estaban buscando un Airbnb cerca del aeropuerto y hay tractores y burros", le dijo.

Sin embargo, el encuentro transcurrió de maravilla.

Unos días después se anunció que Musk se uniría a la junta directiva de Twitter.

Eso fue solo el comienzo. Durante los próximos seis meses se vería una de las transacciones más locas en la historia de Silicon Valley.

A principios de abril, Musk parecía contento con su puesto en la junta directiva de Twitter y tuiteaba regularmente sobre cómo podría cambiar la empresa.

Sin embargo, las reuniones privadas entre él y el director ejecutivo de Twitter, Parag Agrawal, no habían ido bien. Los dos no estaban de acuerdo sobre cómo arreglar la plataforma. Musk se frustró.

Se dice que le envió un mensaje de texto a Taylor diciendo: "Arreglar Twitter chateando con Parag no funcionará. Se necesita una acción drástica".

"Tómalo o déjalo"

El 14 de abril, el multimillonario declaró públicamente que quería comprar Twitter, con todo incluido.

Ofreció US$44.000 millones por Twitter en una oferta de tómalo o déjalo.

La junta de la empresa inicialmente rechazó la oferta. Pero después hubo otro cambio de opinión (no fue el primero en esta historia).

La junta de Twitter decidió que, después de pensarlo mejor, aceptarían el trato y el 25 de abril anunció que había aceptado la oferta.

"Síiiiii", tuiteó Musk.

Musk argumentó que Twitter había perdido el rumbo. Dijo que Twitter había restringido con demasiada frecuencia la libertad de expresión y, siendo "la plaza pública" del mundo, necesitaba colocar la libertad de expresión por encima de todo.

Las semanas y meses posteriores al acuerdo se produjo la caída de las acciones tecnológicas y el valor de Twitter también disminuyó. Pronto, muchos analistas comenzaron a cuestionar si Musk había pagado de más por Twitter.

Públicamente, el empresario comenzó a plantear una pregunta diferente: ¿cuántas cuentas reales había en Twitter?

El multimillonario, clasificado por Forbes y Bloomberg como la persona más rica del mundo, con un patrimonio neto de alrededor de US$250.000 millones, se había quejado durante años sobre la cantidad de bots en la plataforma.

Después de que aceptaran su oferta, pidió repetidamente a Twitter que proporcionara datos sobre cuántos usuarios reales tenía.

Los ejecutivos de Twitter compartieron su cifra de que menos del 5% de los usuarios activos diarios, según estimaciones de cuentas seleccionadas al azar, eran bots. Esto pareció enfurecer a Musk.

Después de un largo hilo de Twitter de Agrawal, explicando cómo la compañía había alcanzado esa cifra, Musk respondió con el emoji de un excremento.

¿Estaba tratando de obtener un mejor precio para la empresa o realmente se estaba alejando? Fue difícil decirlo.

Twitter no lo aceptó. Argumentó que el acuerdo de Musk para comprar la compañía era legalmente vinculante y que deshacer el trato no era una opción.

Con abogados muy costosos en ambos lados, se fijó una fecha en la corte en Delaware para el 17 de octubre para decidir si Musk se vería obligado a comprar la compañía.

En documentos judiciales, Twitter argumentó que le había dado a Musk amplia información sobre cuántos usuarios reales tenía.

Musk argumentó que Twitter podría tener muchos más bots de los que había afirmado públicamente, e incluso acusó a la empresa de fraude.

La crítica pública estaba perjudicando a Twitter. El proceso también se estaba volviendo inmensamente molesto en la sede central de la red social.

A algunos empleados les encantó la idea de que Musk se convirtiera en su director ejecutivo.

Muchos otros, en privado, y algunos en público, dijeron que su compra sería un desastre para la moderación de contenido y los objetivos más amplios de la empresa.

Entonces, cuando Musk, Twitter, el juez y los periodistas se estaban preparando para lo que parecía un caso judicial inevitable, ocurrió otro giro notable.

De la nada, después de hacer todo tipo de acusaciones contra Twitter, Musk anunció repentinamente que el trato estaba de vuelta.

"Comprar Twitter es un acelerador para crear X, la aplicación para todo", dijo.

¿Qué lo hizo cambiar de opinión? Quizás pensó que perdería su caso en la corte.

Unos días antes de que anunciara su cambio de posición, Musk debía declarar ante los abogados de Twitter.

Tal vez quería evitar lo que habría sido un contrainterrogatorio agotador y probablemente revelador.

Cualquiera que fuera la razón, se puede ver por qué Twitter no descorcha el champán. La empresa se ha mantenido en silencio.

Taylor tuiteó que la compañía estaba "comprometida a cerrar la transacción con el precio y los términos acordados con Musk".

Twitter también pidió que se postergue el caso judicial, no que se cancele. Los abogados de Musk respondieron que Twitter "no aceptará un sí por respuesta".

Musk tenía hasta las 17:00 (horario de California) del 28 de octubre para reunir el dinero.

Sus ricos amigos y los bancos aportarán miles de millones. El resto vendrá de Musk, vendiendo algunas de sus acciones en Tesla.

Parece que un trato que a veces se veía como inextricable y terriblemente roto, finalmente se logró.

En un mensaje inusualmente humilde publicado en Twitter el jueves, Musk se dirigió a los anunciantes potenciales. En él, habló de comprar Twitter porque quería "intentar ayudar a la humanidad" y que "la civilización tuviera una plaza pública digital". También aceptó que su misión puede fracasar.

El hecho de que haya escrito específicamente a aquellos que se anuncian en Twitter sugiere que, al menos por ahora, tiene la intención de seguir con su modelo comercial de publicidad digital.

En el pasado ha hablado pomposamente de querer aligerar la moderación, para que más voces puedan escucharse con más libertad.

¿Podría decidir traer de vuelta a algunos de los tuiteros más controvertidos, prohibidos bajo la anterior dirección, como el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o más recientemente, su amigo Kanye West?

No estoy tan segura. Musk ahora presenta una visión más restringida, diciendo que la plataforma debe seguir siendo "acogedora", debe cumplir con las leyes nacionales y no debe convertirse en "una batalla campal infernal".

Musk se ha mostrado enfurecido contra la cantidad de spam y cuentas de bots que cree que ensucian el sitio. Podría ordenar una limpieza masiva, aunque eso probablemente afectaría el número de seguidores de todos los usuarios, lo que podría ser un primer paso impopular.

Quizás su pista más intrigante hasta ahora es que su nueva compañía es el comienzo de "X, la aplicación para todo". No ha dado más detalles al respecto, pero muchos han sugerido que se está refiriendo a la creación de una especie de "superaplicación" similar a WeChat de China, una ventanilla única para redes sociales, mensajería, finanzas, pedidos de alimentos... En pocas palabras, un administrador de la vida cotidiana.

Lo que sí sabemos sobre Musk es que es visionario, volátil, ambicioso y creativo. Podemos garantizar que habrá cambios, y algunos fanáticos de Twitter ya están diciendo que el cambio de liderazgo los alejará.

"Queríamos autos voladores pero nos dieron 140 caracteres", dijo el inversionista Peter Thiel mucho antes de que el meme "expectativas versus realidad" se volviera tendencia. Con Musk, bien podemos obtener ambos.

28 de octubre 2022

BBC

https://www.bbc.com/mundo/noticias-63429142

 6 min


Ignacio Avalos Gutiérrez

Al final de la semana pasada falleció el Rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Padre José Virtuoso Arrieta, conocido por todos como Joseito.

Hace un mes lo vi por última vez, apenas un rato, insuficiente para que pudiera percibir algún indicio que me insinuara que pronto tomaría el avión para irse, ligero de equipaje, como reza el poema de Antonio Machado. En fin, como en tantas otras ocasiones, también en ésta Joseito me agarro fuera de base.

Desde luego, no escribo estas líneas en el tono de “cumplir con el penoso deber de anunciar” que se murió, porque no expresa, para nada, la mezcla de emociones que me arropa, tejida seguramente desde la sorpresa y el asombro. Quizá la mejor manera de revelar lo que siento sea diciendo que lo empecé a echar de menos, al minuto de saber la noticia.

I.

Caraqueño con sangre siciliana, cura jesuita, profesor, investigador y escritor, Joseíto quiso y supo jugar varias posiciones en la cancha de la vida, incluso en aquellas que le eran “ajenas”, conforme a ciertas etiquetas al uso, prueba de que algunos prejuicios aún gozan de buena salud. Lo hizo siempre a partir de su bondad, su perseverancia, su inteligencia y su eficacia.

A lo largo de su gestión como Rector, iniciada en el año 2010, tuvo el viento en contra, fruto de la complicada crisis nacional, visible también, desde luego, en sus universidades, sobre todo en las públicas autónomas.

Sin embargo, plantándole cara a los obstáculos, la UCAB se fortaleció significativamente en función del propósito de “Construir Futuro”. Así, él y los que formaron parte del excelente equipo que lo rodeó, fueron capaces de aumentar sus recursos financieros, cosa que se dice fácil en estos días, orientándolos al mejoramiento de la universidad en el ámbito académico y al desarrollo o reforzamiento de diferentes programas sociales en varios sitios, todo ello buscando sintonizar con las oportunidades e interrogantes propias de este Siglo XXI, descrito por un extenso y heterogéneo menú de profundas y aceleradas transformaciones.

II.

No eludió la política, al contrario. La entendió como un derecho, además de un deber ineludible en estos tiempos venezolanos. Se mojó en sus aguas y arriesgo el pellejo, opinando e impulsando proyectos en un país extremadamente complicado, cruzado por múltiples y graves problemas que se entrecruzan y refuerzan.

Algunas de sus consecuencias han sido colocadas en el tapete mediante el diagnóstico periódico que se realiza, bajo la responsabilidad ucabista, en la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), cuyas cifras desmienten la versión oficial de nuestra realidad, la que pregona que “Venezuela se arregló”, desdeñando la sensación que embarga a la mayor parte de los ciudadanos, al vivir en una sociedad mal cosida, desarticulada, anómica, bajo formas de gobierno cada vez más autoritarias y, dicho sea de paso, aunque no tanto, en medio de los desatinos de quienes aspirar a representar otra opción política.

III.

Joseíto asumióó la política como el arte de armar los acuerdos básicos necesarios para darle un sentido de dirección a la sociedad y procurar el bien común. Como diálogo y negociación y, en última instancia, como el instrumento a la mano para hacer más previsible y confiable la vida colectiva, aceitar la normalidad de cada día y dejar siempre abiertas las puertas a la solución civilizada de las controversias, normales en cualquier colectividad.

Abundando en lo expresado arriba, debo mencionar que él fue uno de los iniciadores de la observación electoral nacional en Venezuela, a mediados de la década pasada, cuando formó parte de la directiva de Ojo Electoral (OE), antecedente institucional del Observatorio Electoral Venezolano OEV. Entonces, pude constatar cara a cara, su capacidad, su buen talante, su humor, así como el empeño que ponía en realización de nuestra labor.

III.

Tuve, pues, el orgullo de estar entre los no sé cuántos amigos suyos, pasando por alto, incluso, su horrible filiación beisbolística.

Ciertamente no lo veremos más, pero estará cerquita, convertido en una referencia (la resumiría como ética), para quienes de alguna forma supieron de él.

El Nacional, Miércoles 25 de octubre de 2022

 3 min