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Opinión

Mikhail Bushuev

Los nuevos enfrentamientos entre Armenia y Azerbaiyán inquietan a la comunidad internacional. Ambas partes se acusan recíprocamente de haber iniciado las hostilidades en las que Armenia reporta haber perdido por lo menos 104 soldados y Azerbaiyán 50.

Los combates dieron pie a un pronto llamado a la calma de parte de Rusia, que ha sido un factor de poder clave desde el inicio del conflicto por la región de Nagorno-Karabaj. Separatistas armenios provocaron en 1991 la escisión de esa zona de Azerbaiyán. Se desencadenó así una guerra que terminó en 1993, y en la que Bakú perdió el control de la autoproclamada república de Nagorno-Karabaj. La segunda guerra se inició en 2020, cuando Azerbaiyán, apoyado por Turquía, retomó el control de algunos territorios de Karabaj.

Armenia, que alberga una base militar rusa y mantiene una alianza militar con Moscú, pidió ayuda a la Organización de Seguridad Colectiva, una alianza dominada por Rusia. Pero, de momento, el Kremlin no ha reaccionado.

Las últimas hostilidades estallaron mientras los militares rusos están sumidos en la guerra de Ucrania, donde han perdido recientemente el control de gran parte de la región de Járkov. DW conversó al respecto con Hanna Notte, investigadora del Centro para el Desarme y la No Proliferación, de Viena.

DW: Los combates en el sur del Cáucaso se producen cuando Rusia está ocupada con sus reveses en Ucrania. No es coincidencia, ¿verdad?

Hanna Notte: No, no es ninguna coincidencia. Azerbaiyán está aprovechando la oportunidad en momentos en que Rusia está distraída. No es la primera vez que esto ocurre. Los aceríes adoptaron un comportamiento más provocador al principio de la guerra en Ucrania, probando un poco los límites de hasta dónde podían llevar las cosas. Y ahora estamos viendo esta mayor escalada.

Al mismo tiempo, es razonable sugerir que cuando Rusia está tan ocupada con Ucrania, focalizándose en ese conflicto, y su posición se deteriora, otros actores en las inmediaciones reaccionarán sondeando sus límites en aquellos conflictos en los que Moscú ha sido históricamente un factor clave de poder.

Bueno, con Rusia distraída y Europa dependiente de suministros alternativos de gas y petróleo de Azerbaiyán, Bakú parece tener buenas posibilidades de proseguir la escalada, ¿o no?

No quisiera especular mucho acerca de los próximos pasos de Azerbaiyán. Aun así, me parece digno de mención que Azerbaiyán haya decidido hacer esto, pese a que hace poco sus representantes fueron recibidos en Bruselas y a que la UE ha estado tratando de involucrarse más en una nueva mediación entre Armenia y Azerbaiyán en los últimos meses. Así que es bastante sorprendente.

¿Cuáles son los otros actores que podrían usar esta “ventana de oportunidad”?

Se me vienen a la cabeza los iraníes. Me parece que han mejorado su posición con respecto a Rusia en vista de la guerra de Ucrania. Durante mucho tiempo, tuvieron una relación en la que Rusia dictaba los términos y decidía qué se les vendía o no a los iraníes. Ahora tenemos una situación en la que los iraníes están entregando drones a Rusia. Y eso podría alentar a Irán a involucrarse algo más en Siria. (...)

Básicamente, en Occidente tendemos a ver a Rusia como un actor que no es una fuerza estabilizadora en esos escenarios. Concordaría en que Rusia no ha logrado una estabilización sostenible de Siria. Tampoco es necesariamente un actor establilizador en Libia. Pero, especulemos sobre qué ocurriría si Rusia se ve significativamente debilitada por la guerra de Ucrania y desaparece de la ecuación como factor de poder; la situación no se volvería necesariamente más estable. Todo dependería de cómo otros actores llenen el vacío de poder dejado por Rusia y de si estos actores son fuerzas estabilizadoras.

14 de septiembre 2022

DW

https://www.dw.com/es/la-debilidad-rusa-y-el-conflicto-de-nagorno-karaba...

 3 min


Perkins Rocha

“No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”, afirmaba Víctor Hugo. Ha llegado el momento de reconocerle a la diáspora venezolana, su derecho fundamental de participar en las próximas decisiones políticas que la ciudadanía, libre y soberana, debe tomar próximamente, para recobrar su camino a la libertad, sin la intervención del régimen de Maduro ni de sus cómplices instituciones, quienes son precisamente, los verdugos y victimarios de su actual condición. Hacerlo es creativo, valiente, indispensable y justo en este momento.

Es innegable que el voto de los venezolanos migrantes tiene hoy su momentum y la notoriedad que hace indetenible a esta idea, nace del impulso que ha tomado en nuestra conciencia, que esos más de seis millones ochocientos mil (6.800.000) migrantes y refugiados de nacionalidad venezolana que se han visto forzados a huir de su patria, por hambre, enfermedad, violencia y persecución política, para encontrar un espacio donde se respete su libre proyecto de vida, se han constituido en el mayor éxodo que haya tenido la humanidad en la época moderna, superando a Siria y Ucrania. Sus razones de opinar sobre el destino del país, son tan legitimas como las de quienes permanecemos en él.

Ellos, a quienes el régimen, les ha negado el uso de su identidad, negándoles la renovación de sus cédulas y pasaportes, así como la expedición de documentos que oficialmente demuestren la condición jurídica de sus hijos y familiares cercanos; persiguiéndolos en el exterior y hasta pagando mercenarios para amenazarlos y boicotear sus públicos actos políticos en favor de la democracia; son titulares de derechos políticos que no solo nuestro texto constitucional reserva con carácter de exclusividad a todos los ciudadanos venezolanos (artículo 62 y siguientes de la constitución vigente), estén donde estén; sino que adicionalmente, son derechos reconocidos universalmente por los principales tratados, declaraciones y convenciones de protección a los derechos humanos que hoy existen, entre los que podemos mencionar a la Carta Democrática Interamericana (arts. 2, 3 y 6); la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 23); la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (aparte XX); la Declaración Universal de Derechos Humanos (art, 21); y al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 25), entre otros.

Esta universalización del sufragio y de los derechos ciudadanos a la participación política, son el resultado de las derivaciones naturales que ha tenido históricamente, el continuo y progresivo reconocimiento que la civilización ha hecho, para elevar los derechos políticos de las personas (tales como el tener identidad y ejercer su ciudadanía) a la categoría de derecho humano fundamental, exigible y objeto de protección.

Negarles a los millones de migrantes venezolanos que se encuentran en el exterior su legítimo derecho a participar políticamente, es discriminarlos y consagrar la oscura existencia, en esta era de reivindicaciones en el campo de los derechos humanos, de un nuevo tipo de ciudadanos venezolanos: los de segunda categoría, aquellos que se han marchado del país. Que el régimen lo haga, es comprensible; pero que personas que se califiquen de demócratas lo sostengan, con los mismos argumentos técnicos del oficialismo, es inaudito.

Según los datos publicados por el CNE del régimen, existen en este momento registrados 101.600 venezolanos con derecho a sufragar, de los casi 5 millones que podrían hacerlo si el CNE habilitara el procedimiento de reconocer la nueva ubicación residencial que ellos poseen en el exterior. Todos sabemos que no existe disponibilidad ni interés alguno en hacerlo; así como no existe voluntad alguna del oficialismo, incluido dentro de ellos a la actual directiva del CNE, de levantar los obstáculos legales y las interpretaciones obsoletas que de la normativa electoral, restringen el derecho a la participación política de los venezolanos ubicados en el exterior, a quienes el gobierno de Maduro, les ha negado la regularización de su ciudadanía, por la inexistente emisión de documentación oficial que la demuestre.

Lograr hacer efectivo este reconocimiento es posible; y, además, viabilizar un mecanismo ágil y certero que, al margen de las instituciones del régimen, puedan hacer valer el reconocimiento público con validez internacional, de estos ciudadanos ubicados en el exterior, puede ser una realidad.

Para ello, debemos instar a la comunidad internacional, principalmente a los estados democráticos donde se encuentran el mayor número de venezolanos, especialmente a los más desasistidos (refugiados, asilados y en situación de abandono) a que debidamente asesorados por organismos internacionales, con experiencia y capacidad para garantizar los recursos técnicos, logísticos, institucionales y operativos, para establecer un mecanismo que haga efectiva la participación política de los venezolanos en el exterior, tales como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM); el equipo electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA); o el equipo del Centro de Promoción y Asistencia Electoral (IIDH/CAPEL) entre otros.

Este mecanismo permitiría, en primer lugar, el registro de estos casi 5 millones de venezolanos en capacidad de votar; y la regularización de su identidad y situación migratoria; y en definitiva, permitiría, sin el control oficial de las instituciones del régimen, su participación política, pudiendo ellos manifestar, mediante un mecanismo libre, universal, directo y secreto, su voluntad sobre el destino político de Venezuela, en especial, la escogencia de una nueva dirigencia opositora, que asuma una estrategia de fuerza, para desalojar al régimen de Maduro.

@PerkinsRocha

 4 min


Hispanopost

Los alcaldes del oficialismo -y también los gobernadores- a voz baja han iniciado contactos con los diputados de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional con el fin de advertir sobre los riesgos que afrontan en su funcionamiento en caso de aprobarse el proyecto de Ley Orgánica de Coordinación y Armonización de las Potestades Tributarias de los Estados y Municipios, tal como lo presentó el Ejecutivo nacional, revela el semanario Exclusivas Económicas.

Las alcaldías cada día dependen menos del situado constitucional que reciben del Gobierno central. Se eliminaron las transferencias que había por concepto de asignaciones económicas especiales y fondo de compensación interterritorial y la alternativa que encontraron fue elevar las alícuotas por concepto de actividades económicas.

Un punto que recuerdan los alcaldes a los parlamentarios es que el cobro de impuestos está permitiendo cubrir la remuneración que están pagando a los trabajadores a través de bonificaciones, dado que los sueldos y salarios establecidos por el Gobierno central a través de la Oficina Nacional de Presupuesto son insuficientes.

Indica la publicación que los empresarios de manera particular y las organizaciones gremiales que representan al sector privado, no obstante, han venido denunciando cómo los impuestos municipales se han convertido en una forma de voracidad fiscal y a lo anterior se agrega que varias gobernaciones y alcaldías en Venezuela carecen de una estructura tributaria y eso agrava la forma como se cobran los impuestos que competen a gobiernos regionales y locales.

De hecho, en las reuniones que ha tenido la Comisión de Finanzas se ha señalado que 139 alcaldías no cuentan con una estructura formal para el cobro de impuestos.

Por lo pronto, los alcaldes opositores pasan a tener notoriedad en su oposición al proyecto de ley de armonización tributaria, sobre todo porque se considera que la propuesta se convierte en una nueva amenaza contra el proceso de descentralización.

14 de septiembre 2022

Redacción Caracas

Redacción Caracas Hispanopost

https://hispanopost.com/el-proyecto-de-ley-de-armonizacion-tributaria-se...

 1 min


Marcelo Cantelmi

Toda guerra se basa en el engaño. Por eso inicialmente hubo cuotas serias de cautela entre los analistas respecto a la sorprendente y desordenada retirada de las tropas del Kremlin asediadas por una contraofensiva relámpago ucraniana. Una duda importante era si podía tratar de una maniobra moscovita o de una clara derrota militar. Y en tal caso si existían posibilidades de una recuperación.

Pero se han sumado indicaciones de que algo efectivamente está sucediendo en el frente lo que confirmaría esta evolución negativa para Rusia en un conflicto que aparecía hace semanas estancado y con cuotas crecientes de desmoralización entre las tropas invasoras.

En ese sentido, este resultado sería aún más grave si se lo considera como consecuencia directa del fallido de las primeras horas de una guerra que fue calculada por Rusia para extenderse apenas días.

El plan inicial era la toma de Kiev y la captura del presidente Volodimir Zelenski por paracaidistas de un grupo táctico que fueron neutralizados, algunos de ellos antes de tocar tierra, se sabe ahora, gracias a la inteligencia previa recogida y comunicada al comando ucraniano por EE.UU. y el Reino Unido.

Turquía busca tomar ventaja de una eventual debilidad del liderazgo de Putin

Desde entonces el choque militar se convirtió en una serie de intentos de retoma de la iniciativa por parte de Rusia que no solo fue corrigiendo su discurso inicial sobre la motivación para esta guerra contra el país vecino. Además, modificó el objetivo militar que acabó centrándose en el valle del Donbas, en el este pro ruso del país. La región que ahora se convirtió en el espacio de victoria de Ucrania.

Para confirmar la profundidad de lo que está ocurriendo y despejar las dudas quizá convenga observar en otro escenario, también dramático. En las últimas horas las fuerzas de Azerbaiyán, un país satélite de Turquía, lanzaron un ataque en toda la línea contra Armenia. Hay numerosas bajas.

Sucede este capítulo bélico después de la guerra del año pasado por el dominio del enclave armenio de Nagorno Karabaj, que concluyó con la mitad de ese espacio en manos azeríes y con una fuerza de contención despachada por Moscú para impedir que el conflicto se agrave. Toda esa región del Cáucaso Sur es el literal patio trasero de Rusia.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, un socio crítico de Vladimir Putin, tiene ambiciones conocidas sobre esa región, así como respecto al mar Egeo y sus islas de soberanía griega entre otros espacios que considera propios ensoñado con resucitar los dominios del Imperio Otomano que sucumbió en la Primera Guerra Mundial.

Una utopía regresiva semejante a la que envuelve la ambición imperial de Putin que define todo lo eslavo y más allá como de derecho propio de Rusia, la razón básica de la guerra que estableció contra Ucrania.

Erdogan, cuyo país es integrante de la OTAN, ha mantenido sin embargo una relación de cercanía con el autócrata ruso. En ese camino, sostuvo varios encuentros cara a cara con Putin, dos de ellos de importancia especial, en Teherán el primero, el 19 de julio último y el siguiente en el balneario ruso de Sochi, el 6 de agosto pasado.

La cita de Irán reunió a la troika ganadora de la guerra en Siria en la que la acción rusa desde 2015 fue fundamental para consolidar al régimen de Bashar al Assad, aliado tenaz de Irán.

En ese encuentro trascendió que los vínculos turcos no fueron fluidos ni con Rusia ni con el anfitrión persa, escandalizado por los movimientos militares de Ankara en el Cáucaso Sur donde su situación geopolítica y comercial se ha tornado complicada porque se bloquean sus rutas hacia y desde Armenia. Además Irán repudia con amplios niveles de paranoia los lazos entre Azerbaiyán e Israel.

En la cita de Sochi hubo un mejor clima que se explica en los acuerdos que permitieron la salida a puerto y al mundo de los granos alimenticios ucranianos, un proceso que ya encontró una fuerte dinámica.

No eran, sin embargo, los granos la preocupación central de Erdogan. La intención de Turquía, desde el estallido de la guerra ucraniana, ha sido auparse en las contradicciones que le causa a Rusia el conflicto para facturarlas en beneficio propio. Y ahora aparece una sólida oportunidad.

El régimen de la dinastía Alliev en Azerbaiyán solo opera si hay una manda de Ankara. Por lo tanto si ahora ese país avanza contra Armenia es porque hay dos supuestos desde la visión de Turquía que aparecen en el horizonte.

El primero, que Rusia ya no tendría capacidad para controlar esa región debido a la apabullante crisis que envolvería a su aventura guerrera en Ucrania. En Armenia hay dos bases rusas con 3 mil soldados, pero no ha habido por el momento ningún movimiento verificable en torno a este nuevo conflicto.

El segundo, que efectivamente Rusia avanzaría a una derrota en Ucrania que debilitaría al Kremlin y a Putin de un modo imprevisible por lo tanto se impone avanzar ahora para concretar un hecho fáctico antes que ese escenario comience a ordenarse de otros modos.

Un dato asociado a esa visión es que Azerbaiyán, que es un poderoso país petrolero y gasífero, se ha convertido en un salvavidas para Europa contra la encerrona energética con la que Rusia ha buscado asfixiar a bloque.

Las exportaciones de gas de Azerbaiyán al continente aumentaron más de 31% este año. Se trata de 7.300 millones de metros cúbicos despachados durante los ocho primeros meses de 2022, que ayudaron de modo crítico al llenado de los depósitos europeos con vistas al inminente invierno.

Un movimiento de auxilio que contendrá seguramente las protestas que en otras circunstancias serían estridentes sobre los avances militares contra Armenia, un país que habitualmente genera afecto y solidaridad en Europa.

13 de septiembre 2022

Clarín

https://www.clarin.com/mundo/sucede-detras-retirada-rusa-ucrania_0_d4VsD...

 4 min


Inma Castilla de Cortázar

Reconozco que nunca me ha parecido certera esa distinción de los ciudadanos –que evoca otros tiempos– entre gente de “izquierdas” o de “derechas”. En mi caso han influido dos factores esenciales.

En primer lugar, el hecho de haber crecido en la “Cultura de la transición”, donde se puso de manifiesto que la Constitución de 1978 era un acuerdo de mínimos que pretendía que nadie quedara excluido. En este sentido, recuerdo con nitidez cómo mi madre me explicó gráficamente al divisar a lo lejos la Cruz de Valle de los Caídos, que aquella cruz no era un monumento para recordar que “unos mataron a otros”, sino para que nadie olvidara que todos moriremos y yaceremos juntos, por lo que es una estupidez trabajar por evitar convivir en concordia, estemos de acuerdo o discrepando. No recuerdo los términos precisos, pero ese fue el mensaje que se grabó a fuego en mi temprana adolescencia, cuando –por cierto– mi familia sufría, como tantos otras, la opresión injustificable y persistente de ETA.

El segundo factor clave fue la imborrable experiencia de haber compartido trinchera, en el Foro Ermua, con exmiembros del Partido Comunista (Vidal de Nicolás y Agustín Ibarrola, entre otros) o de partidos afines que lideraron la rebelión contra la banda terrorista y su anclaje en el nacionalismo étnico, con mucho más coraje que otros ciudadanos reconocidos como honorables conservadores (“conservadores de su pellejo”, indiscutiblemente) que adoptaron “prudentes” posiciones que encubrían el miedo a ETA y al nacionalismo omnipresente.

Con este contexto, disculpen que recurra a otra anécdota personal. Saliendo de una Asamblea del Foro Ermua en la UPV-EHU hacia el aparcamiento, con otro catedrático de Medicina, que entonces militaba en Izquierda Unida (IU), me interesé por lo que él opinaba acerca de esa “distinción entre izquierda y derecha”. No había logrado expresar nada que no fuera fácilmente refutable por mi parte, cuando llegamos a nuestros respectivos coches, casualmente aparcados en la misma zona: el mío era, entonces, un Peugeot 206 que diligentemente se identificó al intentar localizarlo con el mando a distancia; y el suyo… un Porche rojo imponente. Sobraba comentario alguno, pero con cara de pillo, que rezumaba simpatía y hombría de bien, me comentó: “ya ves que a mi de me queda el color del coche”. Nunca nos hizo falta reflexión adicional al respecto.

Era evidente que, en aquel entonces, la distinción entre ciudadanos estaba entre “constitucionalistas” y “no constitucionalistas”. Pero ha llovido mucho, y demasiado rápido, durante el sórdido liderazgo de los presidentes Zapatero y Sánchez, que ha llevado a nuestro gran amigo Paco Vázquez a afirmar que en la actualidad la distinción no está entre “derecha o izquierda sino entre demócratas y totalitarios”.

No olvidemos que los consensos, capaces de sostener la democracia, se forjan sobre premisas pre políticas, de naturaleza ética. Un ejemplo de antología es el que aglutinó a millones de ciudadanos en el País Vasco y en toda España: el llamado “Espíritu de Ermua”. Se fraguó en trece meses: entre el asesinato de Goyo Ordóñez en enero de 1995 y el de Fernando Múgica, en febrero del 96. Se materializó en el Foro Ermua tras el asesinato de Miguel Angel Blanco (11 de julio de 1997) y ya era una realidad cuando ETA mató a Fernando Buesa en Vitoria en febrero de 2000. Tanto es así, que sólo dos meses después ETA asesinaba en Andoaín a López de Lacalle, miembro fundador del Foro Ermua.

Prescindir de la capacidad humana para discernir entre lo aceptable de lo inaceptable lleva al desastre antropológico y social. Hitler decía que la conciencia era un “invento judío”. Nosotros –discrepando con Hitler– confiamos en la capacidad de toda persona de discernir lo que es acorde o no con la elemental defensa de derechos, libertades y responsabilidades. Natan Sharasnsky, superviviente del Gulag soviético, en su “Alegato por la democracia” afirmaba: “Para mí, la disputa nunca ha sido entre la izquierda y la derecha, sino entre lo que está bien y lo que está mal”. Así es, la clave está en hacer entender que existe la conciencia ética, con independencia de la adscripción de cada cual a una determinada raza, fe, cultura o pueblo, que actúa como un órgano de conocimiento y consiguientemente como instrumento de consenso.

Hemos visto demasiadas cosas lamentables: el descrédito de las instituciones, una a una; la desbandada de intelectuales, periodistas, … situados en el sentido común, que han pasado a convertir el propio desistimiento en una mentalidad, … por la presión de un poder político ajeno a la existencia de límites éticos. Precisamente, por esta obstinación de quienes pretenden convertir lo que desde Celso fue el Derecho, “el arte de lo bueno y de lo justo” (Digesto I,I,1) en el arte de la mentira, la coacción y del engaño, inactivos y lamentándonos no podemos quedarnos y el único resorte sólido es comprender que la conciencia ética –ese discernimiento de lo que está bien y de lo que está mal– siempre ha sido, y siempre será, el último bastión de la libertad.

Septiembre 14, 2022

Inma Castilla de Salazar es catedrática de Fisiología Médica y Metabolismo, vicepresidente de la Fundación Foro Libertad y Alternativa (L&A). www.forolibertadyalternativa.es.

Artículo publicado en el diario La Razón de España

https://www.elnacional.com/opinion/de-derechas-o-de-izquierdas-una-disti...

 4 min


Humberto García Larralde

En la medida en que se resquebraja la imagen de “normalización” que quiere proyectar Maduro, cobra mayor pertinencia la discusión sobre cómo materializar la salida de tan oprobioso personaje de la jefatura del Estado.

Algunos sectores de oposición enfatizan la realización de primarias para escoger un candidato único que enfrentaría sus pretensiones de reelección en 2024. Este proceso tendría que conectarse, necesariamente, con las expectativas y luchas a nivel local, gremial y nacional, para que la candidatura única contase con el respaldo que da la confianza de las mayorías.

Las posibilidades de triunfo en unas eventuales elecciones presidenciales deben afincarse, no sólo en las características y fortalezas de quien enarbole la opción presidencial, sino también en el proyecto político que lo(la) respalde como alternativa factible al desastre chavo-madurista. Debe expresar las aspiraciones de esas mayorías, como las condiciones que hagan posible y factible su cumplimiento.

Por supuesto, supone que las elecciones presidenciales se realicen, en condiciones aceptables. El riesgo que ello plantea para la continuidad en el poder de Maduro es un elemento que, sin duda, estará sopesando, si quiere seguir jugando con la carta de la normalización con la ilusión de que le dispensen algunas sanciones.

Crucial a ese proyecto alternativo son las propuestas en materia económica, epicentro de las desdichas y tragedias de tantísimos venezolanos. De ahí la necesidad de recoger las demandas de la gente en torno al restablecimiento de garantías y condiciones que permitan responder a sus necesidades.

No se trata sólo de explicar los elementos sine qua non de toda reactivación económica, sino de nutrirlo con propuestas particulares a los problemas del día a día de los venezolanos, tanto en Caracas como en localidades del interior.

Acentuar la presión en torno a su solución, con protestas y otras movilizaciones, obligaría al régimen a tomar posición, pues ahora su narrativa es (supuestamente) la de auspiciar una economía productiva. Su desidia pondría al descubierto su indisposición para afectar los intereses de quienes tanto se han beneficiado de la rapiña de la cosa pública --pero también privada—con la excusa de construir un “socialismo del siglo XXI”, ¡con Hombre Nuevo y todo! ¿Podrá reformarse desde adentro el régimen de expoliación? Como sea, el costo político para Maduro será ineludible.

Aun cuando podamos coincidir con que, “¡Es la economía, estúpido!”, como motivación de la campaña opositora --lema que, como se recordará, ayudó a elegir a Clinton en EE.UU.--, existen otros problemas, gravísimos, que no pueden ser desestimados. De su superación dependerá la gobernabilidad del país para cualquier opción política que aspire a conducir las riendas del Estado a futuro.

Aunque sea brevemente, son inescapables algunas consideraciones acerca de la descomposición social, moral y política asociada a más de veinte años de destrozos en manos “revolucionarias”.

En primer plano resalta la terrible destrucción de las normas de convivencia entre venezolanos, que ha sido resultado del desmantelamiento de las instituciones de la democracia liberal y de las garantías del Estado de Derecho. Es producto de la asunción de Venezuela como territorio conquistado por parte de los jerarcas chavo-maduristas, propio de un ejército de ocupación.

La violación extendida y constante de derechos humanos básicos, incluyendo el de la vida, se auxilia en la criminalización de toda protesta, en la impunidad y ausencia de responsabilidad (accountability) con que fuerzas policiales especiales y militares realizan razias –frecuentemente letales—en barrios y zonas fronterizas, en la persecución y tortura de opositores y disidentes, y en la negación de condiciones fundamentales para la subsistencia de las poblaciones más vulnerables.

Cómo hacer con la feudalización de una estructura castrense expoliadora (Redis, Zodis, Ardis), y con la presencia de criminales en la DGCIM y el Sebin, resultados de la destrucción de la institución militar, debe ser estudiado, en beneficio de la paz y la estabilidad de cualquier gobierno que se proponga consolidar una verdadera democracia.

Las recomendaciones y mandatos de las misiones de las NN.UU. para que sean observados plenamente los derechos humanos en Venezuela, como las que resultan del monitoreo de crímenes por parte de valientes ONGs venezolanas, HRW y otros, así como de la investigación que adelanta la Corte Penal Internacional, deben constituirse en plataforma obligada de cualquier proceso de transición democrática.

El saneamiento del poder judicial habrá de jugar un papel central, así como el espinoso asunto de un régimen provisorio para procesar delitos y crímenes cometidos desde el poder. Son reveladores los trapos sucios que ventilan entre sí Rafael Ramírez y Maduro sobre numerosos robos y corruptelas.

La estabilidad política de una democracia restablecida requiere de bases que alimenten la confianza en que habrán de restablecerse plenamente los derechos y se hará justicia, como en la imparcialidad de las instituciones. Debe hacerse lo posible para conjurar los estallidos violentos que podrían alimentar revanchismos y/o apetencias de quienes quieren seguir disfrutando de los privilegios derivados de su usufructo excluyente del poder, que hagan zozobrar el retorno a la democracia.

Luego está la desastrosa situación en que ha quedado la prestación de servicios públicos a la población, incluidos la educación y la salud. ¿Cuántos funcionarios calificados en el área de energía eléctrica, de suministro de agua, gas, de telecomunicaciones, se habrían ido del país buscando una remuneración acorde con sus capacidades y condiciones dignas de trabajo? ¿En qué estado se encuentran estos servicios, qué presupuesto tienen asignado, quiénes están a cargo? ¿Planes de recuperación?

En el campo de la salud pesa de manera cruel la suspensión de los informes de morbilidad y mortalidad atribuidas a variadas afecciones, como del estado de las instalaciones hospitalarias, ambulatorios y de otros servicios de salud, que dejaron de publicarse en 2016. Ni siquiera hay información confiable sobre contagios y muertes ocurridos por Covid, como del estado de la vacunación entre la población. La migración de decenas de miles de valiosos médicos, enfermeros y técnicos variados en este campo complica aún más y de forma severa la adecuada prestación de salud a los venezolanos.

Asimismo, el estado de la educación, tan crucial para el desarrollo futuro del país, no puede ser más comprometedor, tanto por la exigua asignación presupuestaria, los bajísimos salarios de maestros y profesores y los intentos de imponer un pensum fascistoide en relación con materias de naturaleza social e histórica. Luego está el cerco presupuestario persistente a las universidades nacionales, la conculcación de su régimen autonómico y el sometimiento de su personal –docente y empleado—a condiciones miserables de vida, que ha lesionado sus capacidades de formación, investigación y para ofrecer soluciones a los innumerables padecimientos que, en distintos planos, afectan a la población.

Hay material de sobra para continuar con esta letanía. Pero terminemos haciendo referencia a la ausencia de datos sobre el desempeño económico real, del sector externo, la gestión presupuestaria, el manejo de los agregados macroeconómicos y del comportamiento de distintos sectores de la economía, que son tan importantes para un correcto diagnóstico de los problemas a encarar y de las medidas que, en consecuencia, deben ser consideradas. El BCV, MinFinanzas y el INE dejaron de publicarlos.

Los requerimientos y las modalidades de financiamiento externo a negociar para abordar las insuficiencias en la gestión pública, en la prestación de servicios y otros, junto al diseño e instrumentación de un régimen fiscal idóneo a nivel nacional, regional y local, precisan de información confiable. De lo contrario, se continuará a ciegas. La negación del situado constitucional a las regiones, declarando el ingreso petrolero como “extraordinario”, la práctica de asignar el presupuesto discrecionalmente y las reiteradas corruptelas, ilustran las perversiones que deben ser superadas en el saneamiento de la gestión pública.

Lo comentado no pretende desconocer que una campaña exitosa debe priorizar objetivos y expresarlos en términos que la gente haga suya para posibilitar la derrota del fascismo. Pero debemos estar más que alertas de que no basta sacar a sus personeros. Prepararnos para acometer las soluciones a tanta destrucción será, en su momento, decisivo para la sobrevivencia de una democracia reconquistada.

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

 6 min


Eddie A. Ramírez S.

El régimen está exterminando a los habitantes y parte del territorio al sureste del Orinoco. Esa devastación es básicamente para conseguir apoyo político de otros países y para beneficiar a un grupo de militares y civiles corruptos. Los ingresos por la explotación de minerales no son significativos para la nación. Masacre de la población indígena, destrucción de bosques, pérdida de biodiversidad, disminución del caudal de las aguas y contaminación de las mismas, afectación de la generación de energía hidráulica y destrucción de los suelos constituyen un coctel macabro que no ha tenido repercusión mundial. Solo unos pocos compatriotas se han ocupado de denunciar esta situación. El excelente documental Oro de sangre es una importante contribución al respecto. Del mismo tomamos las siguientes notas.

Juvencio Gómez, nuestro compatriota de la etnia pemón ha denunciado los asesinatos y atropellos a los pobladores del llamado Arco Minero, denominado apropiadamente “Antro Minero” por el distinguido ingeniero Adalberto Gabaldón. Por su valiente actuación, Gómez y otros compañeros tuvieron que solicitar asilo en Brasil. En las violaciones a los derechos humanos participan efectivos de nuestro ejército y de la Guardia Nacional; en los atropellos también interviene la guerrilla colombiana y bandas de delincuentes.

Como es sabido, los bosques cumplen una función importante en mantener la biodiversidad, permiten captar el CO2, factor de primer orden en el aumento de la temperatura de nuestro planeta, evitan la erosión de los suelos y facilitan la infiltración del agua de lluvia para recargar los acuíferos. Además, son fuente de sustento de parte de nuestra población autóctona. Al disminuir el caudal de las aguas de los afluentes del Orinoco se afecta la generación de energía eléctrica que surte a gran parte de Venezuela y que es de vital importancia para nuestras industrias del aluminio y del hierro. Reforestar esos suelos es difícil, ya que son pobres en fertilidad y tienen una capa vegetal muy superficial que se pierde rápidamente al quedar expuesta. La contaminación de las aguas por cianuro y mercurio para la extracción del oro está afectando a los humanos y a la fauna acuática.

Si lo anterior es evidente, ¿por qué el régimen decidió destruir esos bosques para extraer oro, diamantes y quizá coltán? El documental mencionado y otras opiniones señalan que el motivo no es generar ingresos para la nación, sino favorecer la presencia de los gobiernos autocráticos de Irán, Turquía, Rusia, China y Cuba, que apoyan a Maduro. La alianza macabra, como acertadamente la llamó Miguel Henrique Otero en su presentación del foro sobre el documental. Además, es evidente que los militares que están en la zona se aprovechan del oro y diamantes para enriquecerse. Es decir, que para favorecer a estos grupos se está cometiendo un crimen en contra de nuestra población nativa y de nuestros recursos naturales renovables.

En muchos países hay dictaduras. Todas violan los derechos humanos. La de Venezuela no es la excepción, con la particularidad de que está destruyendo una parte importante de nuestro territorio y comprometiendo la posibilidad de lograr la estabilidad y futuro crecimiento de nuestra generación de energía mediante una fuente renovable, que permitiría una ventaja competitiva para reactivar nuestras industrias de Guayana que hoy están en la carraplana.

Este es un tema de importancia mundial, ya que hay una creciente sensibilidad hacia la necesidad de proteger a las poblaciones autóctonas que han sido maltratadas a través del tiempo. Además, la destrucción de bosques tropicales afecta a todo el planeta. Por ello, nuestros dirigentes políticos y la sociedad civil deben poner empeño en denunciar este hecho, presionar para que cese esta devastación y lograr que el entorno internacional condene al régimen. Es un caso que tiene similitudes con los “diamantes de sangre” en África. Ambos casos ameritan que se aplique un Proceso Kimberly de Certificación que debe ser modificado, ya que es ambiguo.

En Venezuela son varias las instituciones y personas que estudian esta situación y hacen denuncias. Citar siempre tiene el inconveniente de que se cometen injusticias al olvidar nombres. Sin embargo, no podemos obviar algunos que participaron en el documental. Adalberto Gabaldón, Alexander Luzardo, Américo De Grazia, Horacio Medina y la joven Alicia Moncada, defensora de derechos humanos.

Oro de sangre, es un excelente e impactante documental de quince minutos que denuncia el exterminio de una franja de miles de hectáreas al sureste del Orinoco. Felicitaciones a sus directores Thaelman Urgelles y Juan Urgell, así como a Malena Roncayolo, su productora. Ojalá puedan conseguir apoyo para el largo metraje que amerita el tema y que ellos tienen en mente.

Como (había) en botica:

En Canadá, el miembro del Parlamento Pierre Poilievre fue electo como líder del partido conservador, hoy en la oposición. Está casado con Anaida Galindo, nacida en Venezuela. Anaida emigró a Montreal cuando tenía ocho años. Tiene un grado universitario en comunicación, es cofundadora de la empresa Pretty and Smart, habla español, inglés y francés. Forman una pareja que tiene carisma. En algún momento, Pierre será Primer Ministro.

¿Quién dice la verdad sobre los casos de corrupción? Rafael Ramírez acusa a Nicolás Maduro y a su entorno. Tarek El Aissami señala a Rafael Ramírez y su grupo. Como dice Laureano, ambos dicen la verdad.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

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