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Opinión

Amanda Taub

El sistema de corrupción que moldea el régimen de Putin fue resultado de una transición fallida e incompleta a la democracia después de la caída de la Unión Soviética.

Un solo arresto en un puerto de la Toscana en pocas ocasiones es una noticia que le dé la vuelta al mundo. Sin embargo, la decisión de la policía italiana de confiscar el Scherezade el viernes 6 de mayo en Marina de Carrara fue diferente.

Para empezar, Scherezade no es una persona, sino un superyate de lujo de 140 metros. Además, funcionarios estadounidenses afirman que es probable que su verdadero dueño, a través de una neblina de intermediarios, sea el presidente ruso, Vladimir Putin.

Los decomisos policiacos de yates de lujo enormes en puertos europeos se han convertido en el símbolo más visible del esfuerzo de Occidente por aplicar medidas contra Putin y su círculo cercano en respuesta a la invasión rusa a Ucrania.

Pero también son una evidencia muy visible de la corrupción de la clase gobernante de Rusia. El Scherezade tiene la herrería de baño chapada en oro, helipuerto y una pista de baile que se convierte en piscina (lo que plantea la pregunta inesperada de si Putin es un fanático de la película clásica Qué bello es vivir). No hace falta decir que todo está muy lejos del alcance de un salario gubernamental.

Y, también, esta embarcación glamorosa es un recordatorio útil y concreto de lo que los expertos en Rusia han señalado por años: es imposible entender el régimen de Putin sin comprender la corrupción que por turnos lo ha creado, alimentado, moldeado y restringido. Y que eso podría, un día, ser lo que acabe con él.

Precisar los detalles de esa corrupción sería la labor de una vida. Sin embargo, dos ideas simples pueden ayudarte a comprender el panorama. La primera se trata de corrupción sistémica donde sea que ocurra: no es principalmente un problema de inmoralidad individual, sino una trampa de acción colectiva. La segunda tiene que ver con Rusia: se quedó estancada en esa trampa como resultado de su fallida y finalmente incompleta transición a la democracia en los años los noventa.

Un problema de acción colectiva

Solemos pensar en la corrupción como un fallo de moralidad, cuando una persona codiciosa decide beneficiarse al desviar recursos públicos para ganancia personal. Sin embargo, aunque eso no es exactamente falso, no aborda lo más importante: que la corrupción es una actividad grupal. Necesitas a quienes den y reciban sobornos, a quienes desvíen recursos y revendan los recursos, a quienes miren hacia otro lado y a quienes exijan una parte a los que reciben.

Cuando ese tipo de comportamiento de red de corrupción se vuelve extenso, crea su propio sistema paralelo de recompensas, y castigos.

“Lo que es diferente con la corrupción sistémica es que es el comportamiento esperado”, dijo Anna Persson, una politóloga de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, que estudia la corrupción. “Estas expectativas hacen que sea muy difícil que los individuos se opongan, de verdad, a la corrupción, porque resistirse a ese tipo de sistema es muy costoso de muchas maneras”.

Aquellos que se rehúsan a participar en la economía paralela de favores y sobornos son ignorados para ascensos, eliminados de los beneficios y detenidos en el camino al poder. Mientras tanto, quienes tienen habilidades para la corrupción suben en la jerarquía, ganan mayor autoridad, más recursos para distribuir a los secuaces y más capacidad para castigar a cualquiera que represente una amenaza para ellos. El resultado es un sistema en el que el poder y la riqueza se acumulan para aquellos dispuestos a jugar el juego de la corrupción y, aquellos que no, son olvidados en el camino.

La corrupción “sirve como un impuesto a los pobres, es como Robin Hood en reversa”, dijo Persson. “Todos los recursos se mueven hacia la cima del sistema, a un gran costo para la mayoría de la población”.

La evidencia más obvia de esa dinámica corrupta en Rusia son las propiedades de lujo y los megayates que pertenecen a altos funcionarios y sus asociados cercanos. Sin embargo, el daño es más profundo, ya que alcanza las vidas de las personas comunes y las priva no solo de los servicios gubernamentales y de los bienes que se desvían a bolsillos privados, sino a menudo de sus derechos básicos.

Ivan Golunov, uno de los periodistas de investigación más conocidos de Rusia, pasó años informando tenazmente sobre la corrupción en el gobierno de la ciudad de Moscú, descubriendo pruebas de acuerdos de amiguismo, dinero desaparecido y servicios públicos fallidos. En 2019, fue detenido por cargos falsos de tráfico de drogas, golpeado y encarcelado.

Tras una protesta sin precedentes en los medios de comunicación rusos y en el extranjero, fue liberado y se retiraron los cargos. Pero el mensaje era obvio: quienes intentan romper la cultura de la corrupción se arriesgan a perder su seguridad, su libertad o incluso su vida.

Algo de democracia, pero no la suficiente

Pero ¿por qué hay tanta corrupción en Rusia? La respuesta, y parece contradictoria, está en la democratización.

O más bien, en la falta de ella, opinó Kelly McMann, una politóloga en Case Western Reserve University que estudia la corrupción y es una de las administradoras de V-Dem, un estudio extenso sobre la naturaleza y la fortaleza de la democracia en todo el mundo.

Había corrupción en la Unión Soviética. Pero tras su disolución en 1991, el crecimiento repentino y explosivo de la libertad de expresión y de asociación en Rusia y otros países y satélites que antes eran soviéticos generaron oportunidades nuevas, no solo para el desarrollo político y económico, sino para el crimen y la corrupción.

“Las libertades de expresión y de asociación no solo tienen que ser usadas para cosas buenas, también pueden ser utilizadas para actividades ilegales”, dijo McMann. “Cuando las personas se pueden reunir y hablar con mayor facilidad, eso les permite planear, de verdad, corruptelas”

Eso no habría sido tan malo si la democratización también hubiera producido instancias de supervisión al poder ejecutivo, un poder judicial independiente que investigara y persiguiera crímenes. “Para tener capitalismo y mercados que funcionen, también necesitas construir instituciones. Requieres de bancos que puedan brindar crédito y un sistema legal sólido que proteja la propiedad”, dijo McMann.

Estonia siguió ese camino. Tras el colapso de la Unión Soviética, el nuevo Parlamento de Estonia, elegido de manera democrática, fortaleció el poder judicial y creó nuevas supervisiones al poder ejecutivo. Ahí, la corrupción disminuyó.

No obstante, en Rusia, el gobierno tomó en cuenta la insistencia de los asesores occidentales para sacar al Estado de la economía tanto como fuera posible para permitir que el libre mercado floreciera. Las instituciones y las restricciones se perdieron en el camino. En ese vacío, las estructuras paralelas de la corrupción florecieron, lo que sacó a los políticos honestos del gobierno y a los negocios honestos del mercado.

Para finales de los años noventa, la corrupción de los funcionarios había prosperado en cada nivel de gobierno. En 1999, conforme el gobierno del presidente Boris Yeltsin comenzaba a debilitarse, las élites lo presionaron para que dejara el cargo en sus términos. Si Yeltsin ungía a quien ellos habían escogido como su sucesor, ellos se asegurarían de que él y sus familiares no enfrentaran un proceso por malversación de fondos gubernamentales.

Yeltsin estuvo de acuerdo. En agosto de 1999, Yeltsin presentó a ese sucesor: un joven agente de la KGB proveniente de San Petersburgo llamado Vladimir Putin.

16 de mayo 2022

NY Times

https://www.nytimes.com/es/2022/05/16/espanol/putin-corrupcion-rusia.html

 6 min


Mirra Banchón

El apoyo de la UE no es a Juan Guaidó y a su Plataforma Unitaria; desde Bruselas lo que se apoya es que se reestablezca el diálogo en busca de elecciones libres y justas en Venezuela.

"Apoyo total al proceso de México”: así resumió en un encuentro en la Eurocámara Javier Niño, representante de la diplomacia europea, el punto en donde están sus relaciones con Venezuela. Tres meses después de la presentación del informe final de la Misión de Observación Electoral (MOE) de la Unión Europea a los comicios regionales de noviembre de 2021, en Bruselas se plantea qué pieza mover en el ajedrez venezolano en busca de unas elecciones libres y justas.

En aras de avanzar hacia la negociación y el diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, la diplomacia europea, con un enfoque pragmático, deja de lado el dilema de reconocer o no a Juan Guaidó como presidente interino,

Aunque el Parlamento Europeo sí lo sigue reconociendo como presidente interino, la posición que tomó el Consejo Europeo en enero de 2021 sigue siendo válida: los representantes de los partidos de la oposición, y en especial Juan Guaidó, son actores importantes e interlocutores privilegiados de la UE.

Isabel Santos, miembro del Parlamento Europeo y jefa de la MOE, explica su misión en Venezuela. (2021).

Fue ese mismo enfoque pragmático lo que llevó a que se aprobara el envío de una misión de observación electoral a los comicios regionales de noviembre de 2021. Cabe recordar que con el viento en contra de acusaciones de intento de blanquear unas elecciones ilegítimas,la MOE desplegó sus observadores de largo y corto plazo a lo largo y a lo ancho del país.

Informe electoral a pesar de todo

Aunque no se permitió que su informe final fuera presentado en Caracas, el diagnóstico de los especialistas en mecanismos electorales sienta la base de diversas negociaciones. Más aún cuando Estados Unidos también ha optado por retomar el contacto con el gobierno de Nicolás Maduro, y se baraja la posibilidad del levantamiento de sanciones, condicionado a volver a la mesa de negociaciones con la oposición, el llamado proceso de México.

"Debemos poner la mirada en la solución”, afirmaba esta semana en una reunión en la Eurocámara el líder opositor Juan Guaidó, parcialmente reconocido como presidente interino. Guaidó, que lidera la recién nacida Plataforma Unitaria, aboga también por el enfoque pragmático y se declara a favor de negociar con el régimen chavista. Al encuentro, presencial y telemático acudieron también emblemáticos líderes de la oposición venezolana, como Henrique Capriles, Leopoldo López y María Corina Machado, así como representantes de la sociedad civil.

¿Desinterés de la población

La dureza de la vida cotidiana en Venezuela, sumida en una crisis económica y social, volvería lejano el quehacer político para los ciudadanos de a pie, coincidieron varios de los políticos venezolanos. El desinterés de la población venezolana, medido en la abstención en la última convocatoria a elecciones es elocuente.

"El 80% de la población se opone al régimen de Nicolás Maduro; el 80% de los venezolanos no aprueba a la oposición como la conocemos”, explica a DW Antonio Ecarrí Angola, líder de la Alianza del Lápiz, movimiento que logró, en los comicios de 2021, representación en 124 ayuntamientos en Venezuela.

En su opinión, hay que tener en cuenta que esto se explica por un cambio en la forma de pensar en el país, cuya población, "a punta de duros golpes, ha atravesado la senda de una Venezuela petrolera a una pospetrolera”.

"Hay una capa de venezolanos que ya no dependen del Estado, que quieren ser emprendedores y que está buscando reglas claras para poder seguir independizándose. El venezolano está cambiando. Para nada es próspero, pero es emprendedor. Debemos conseguirle libertades económicas para que nos acompañe en el proceso de libertades políticas”, afirma Ecarrí Angola.

Así las cosas, con miras al proceso de México -patrocinado por Noruega y apoyado por la UE- Ecarrí advierte de cambios artificiales en Venezuela. En esa medida, el acompañamiento de la Unión Europea , ”debería velar por incluir la nueva realidad: ha pasado mucho tiempo; hemos pasado ya el asombro ante la tragedia de que un país petrolero quiebre”, afirma Ecarrí.

En su opinión, ”ha habido un cambio económico y social muy profundo, con un daño moral muy importante, por la parálisis de la industria petrolera. Los nuevos actores tenemos una carga de legitimidad importante. Por otro lado, hay actores que tienen que internalizar que su tiempo ya pasó”, concluye Ecarrí, que considera vital el apoyo de los europeos, también en la implementación de las recomendaciones que garanticen una elecciones libres en Venezuela.

13 de mayo 2022

DW

https://www.dw.com/es/bruselas-apoya-el-camino-hacia-elecciones-libres-e...

 3 min


Cecilia Barría

¿Huevos fritos? Quizás no... ¿Y por qué no hacemos un pescado o unas papas fritas?

La respuesta a esa pregunta se está volviendo cada vez más difícil en la medida que los precios de los aceites vegetales —y especialmente el de girasol— han escalado tan alto que se han vuelto un lujo en la cocina.

Tan alto, que algunos consumidores se quejan y también se ríen en las redes sociales con mensajes como "vendo camisa con manchas de aceite".

En Chile, por ejemplo, es más barata una botella de pisco (la bebida alcohólica más común en el país), que una de aceite en algunos supermercados.

Y en México es el producto cuyo precio más ha aumentado dentro de la canasta de alimentos que mide el Instituto Nacional de Estadística (INEGI).

En Reino Unido, España, Italia o Alemania se han aplicado políticas de racionamiento, con algunos supermercados poniendo un tope de compra de entre uno y tres litros por persona al día.

Junto al racionamiento, es cada vez más común encontrarse con estanterías vacías.

El problema no es solo que ha subido de precio, sino que en algunos negocios simplemente no hay.

El "oro líquido"

La escalada en los precios de los combustibles y los alimentos ocurre en el contexto de una inflación rampante que afecta a todo el mundo, impulsada principalmente por la guerra en Ucrania y los efectos económicos que ha dejado la pandemia de covid-19.

Tanto se ha disparado el valor de los alimentos en el mundo que organismos internacionales han advertido sobre un aumento del hambre en los países más pobres.

Además de otros productos alimentarios como el trigo, el maíz, o la soja —que han alcanzado precios impensables— el aceite es uno de los más afectados.

A nivel mundial el valor de los aceites vegetales ha aumentado 46,5% en los últimos 12 meses, según el Índice de Precios de los Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

Inflación en América Latina: los productos cuyo precio se ha disparado (y por qué la vida está "tan cara" en la región)

En América Latina la inflación del aceite en el último año cubre un rango muy amplio que va desde un 9% en Bolivia, a más de 60% en países como Costa Rica.

El precio del ahora llamado "oro líquido" que se vende en los supermercados chilenos como "aceite vegetal" aumentó 67% entre enero y abril de este año, según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA), mientras que el aceite de girasol (también conocido como aceite de maravilla) subió 63,6%.

En países como Colombia y México el incremento se ubica alrededor de un 40%, mientras que en otros como Guatemala, Panamá o Ecuador, la subida ha sido —en promedio— superior al 20%.

También los ecuatorianos se han volcado a las redes sociales para expresar su malestar por la botella de un litro a US$6 en algunos comercios.

Esos son valores estimados que intentan reflejar un promedio de los aumentos en distintas partes de un país, pero, sin duda, el alza dependerá del barrio, la ciudad, el supermercado y la marca del aceite.

Una mirada al precio en dólares de un litro de aceite vegetal según los datos enviados por algunos corresponsales de BBC Mundo puede ayudar a hacerse una idea del costo del producto en relación al salario mínimo en algunos países.

El aceite de girasol y la guerra

Entre todos los aceites vegetales disponibles en el mercado, el que más escasea y, por lo tanto, más ha subido de precio, es el de girasol.

Conocidos como "el granero de Europa", Ucrania y Rusia concentraron el 71% de las exportaciones de aceite de girasol el año pasado, según la empresa especializada en análisis del mercado global del aceite ISTA Mielke GmbH, con sede en Hamburgo, Alemania.

Con la guerra el suministro ha bajado a niveles mínimos, un problema que se suma a la decreciente producción de los últimos años que ya tenía al mercado en aprietos.

"Una gran preocupación"

Alejandro Betancourt, experto en aceites de ISTA Mielke GmbH, dice que la producción mundial de aceites vegetales se redujo en los últimos años.

Los precios de los cuatro principales aceites —girasol, palma, colza (canola) y soja— "se han triplicado desde 2019".

Esta situación empeoró en los últimos dos meses, le dice a BBC Mundo, debido a la guerra en Ucrania y a una fuerte disminución en las exportaciones de aceite de palma, tanto por una menor producción como por las restricciones a las exportaciones impuestas en Indonesia.

"Hay una gran preocupación por la inflación de los precios de los alimentos y el agravamiento de la oferta alimentaria", apunta.

"La triple crisis"

Y el futuro no se ve, por ahora, muy alentador, explica Gustavo Idigoras, presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y Centro de Exportadores de Cereales.

El mercado del aceite "no tiene perspectiva de estabilizarse. Tenemos que prepararnos para al menos dos años de precios elevados" desde el momento en que termine la guerra, le dice a BBC Mundo.

La situación es compleja porque han confluido varias causas para el aumento actual de los precios, más allá de las sequías que han estado afectando la producción global.

Por un lado, la salida de la pandemia incrementó el consumo de aceite y la guerra en Ucrania disminuyó la oferta.

Pero hay otro elemento en juego, explica, que es fundamental: una alta demanda de aceites vegetales para usarlos en la industria de los biocombustibles.

"Es una triple crisis por la pandemia, los biocombustibles y la guerra", sostiene Idigoras.

16 de mayo 2022

BBC

https://www.bbc.com/mundo/noticias-61387963

 4 min


Edgar Benarroch

ORTEGA Y GASSET

José Ortega y Gasset fue un filósofo y escritor ensayista español, nacido en Madrid, España, en 1883 y cuyo fallecimiento ocurrió en la misma ciudad en 1955. El filósofo en sus notables escritos propone una nueva forma de entender el uso de la razón para comprender debidamente la vida y la historia del ser humano. Entre sus obras más importantes destacan Meditaciones del Quijote, El tema de nuestro tiempo, Apuntes sobre el pensamiento, Estudios sobre el amor y La Rebelión de las masas, esta última escrita en 1930. En sus meditaciones sobre El Quijote dice: "Yo soy yo y mis circunstancias", queriendo decir que el hombre tiene una responsabilidad directa para plantearse la necesidad de cambiar sus viejos modelos conductuales, como ente espiritual y humano y como parte del contexto familiar y social.

En la Rebelión de las masas, quizás la más conocida de sus obras y traducida a más de veinte lenguas, se refiere al triunfo de la vulgaridad a manos del hombre-masa que la sitúa por encima de todo, como no correspondiendo a razones y posee todos los poderes."Él se lo guisa y él se lo come". Es sin lugar a dudas un libro muy denso en su contenido sustantivo que todo político debe leer y estudiar. En la Rebelión de las masas, el filósofo afirma: "Hay un momento en la historia de los países en crisis en que los extremos se encuentran". En atención a lo dicho por el escritor, nuestro país está en la causa, en crisis, más no en lo que ella debe provocar que es el encuentro de los extremos. Nuestra crisis no es nueva, llevamos más de quince años soportándola y es general: crisis política, económica, social cultural y lo que es más grave moral en todas las esferas oficiales. Podemos hablar con propiedad de crisis integral, todo, absolutamente todo está en crisis. De esta manera todos conocemos la crisis, la conoce la oposición y también el régimen que busca ponerle careta y edulcorarla y en muchos casos negarla y atribuir los males a extraños, nunca a ellos. Para que los extremos se encuentren, no solamente es saber de la existencia de la crisis, es también tener ganas y voluntad de superarla y en este sentido la dirección de la oposición siempre ha estado dispuesta a dialogar, hablar y llegar a acuerdos, es el régimen que no desea diálogo y cuando él se inicia lo interrumpe de manera intempestiva por razones íntegramente subalternas que ni siquiera deben considerarse. Para llegar a acuerdos se requiere que las partes tengan como primordial el alto y sagrado interés nacional apartando los sectoriales o individuales. La oposición ha planteado en reiteradas oportunidades la celebración de elecciones generales adelantadas para iniciar la reinstitucionalización del país y empezar las innumerables correcciones en la conducción de la República. Esto no lo acepta el régimen a pesar de habérsele dado todas las garantías y con el afán desmedido y ya grosero del régimen de permanecer en el poder para siempre, no es posible acuerdo.

El régimen se presenta de mil maneras ineficaz, torpe y sin ninguna capacidad para manejar la crisis, fueron buenos, muy buenos creándola; pero malos, muy malos para resolverla, al contrario, adopta medidas que contribuyen a profundizarla.

En este lamentable y preocupante escenario estamos, viendo y sufriendo la gigantesca crisis sin que los extremos se encuentren y todo por culpa de uno de ellos, el régimen, que no cede para encontrar la salida en paz y civilizadamente.

Sino se encuentran cuanto antes los extremos y se acuerdan, vendrá una rebelión de las masas totalmente fuera de todo control que se llevará por delante todo lo que encuentre, régimen y dirección de oposición, cuyas consecuencias son impredecibles y casi siempre penosas y lamentadas por siempre.

Sigo apostando al diálogo y al entendimiento como vía civilizada para resolver el enorme conflicto en que estamos y ruego a Dios Padre Eterno le transmita luz al régimen que lo saque de las tinieblas y lo haga reflexionar.

15 de mayo 2022

¿RESIGNACIÓN Y RENDICIÓN?

Recientemente la doctora Psiquiatra Rebeca Jiménez, especialista en Neuroinmunología y Medicina Cuántica , concedió una entrevista al diario "El Nacional" en la que afirma que "En un poco más de un año el venezolano ha modificado su estado emocional, de la rabia pasó a la resignación o estar afectado por el síndrome de Burn-out (cohete quemado o pérdida de motivación para involucrarse creativamente), generado por el estrés que implica cansancio y rendición no sólo ante la crisis económica , sino también ante el deterioro de los servicios públicos". Afirma la profesional que esa modificación la ha causado el régimen. Ella sostiene que el venezolano está en "Ya no puedo más", por lo que recomienda a todos mantenernos activos a punta de solidaridad. Ella dice que a nosotros "nos han desmontado emocionalmente como lo hicieron con el Estado y no nos hemos dado cuenta de eso". Creo que efectivamente este régimen a cambiado nuestro estado emocional, pero lo que no comparto es que seamos "cohete quemado", que estamos resignados y rendidos. Existe en nuestro espíritu y venas mucha pólvora para enfrentar con éxito este desafío en el que estamos, mucho ánimo y voluntad para salir de este régimen totalitario y empezar la construcción del país que todos anhelamos. Inexplicablemente aún no hemos reaccionado, lo hemos debido hacer hace mucho tiempo y ello si debe ser digno de estudio y consideración. A lo mejor nos hace falta una voz, un liderazgo que encienda nuestros corazones de esperanza y optimismo y convoque a la lucha en la calle hasta conquistar los objetivos. La pólvora la tenemos, hace falta la llamarada que la encienda.

En este tiempo continúa el proceso diseñado por el laboratorio que tiene montado el régimen, donde laboran cubanos, rusos, israelitas y fundamentalistas orientales, para penetrar la mente de los ciudadanos y transformarnos en cosa que pueden manejar a su antojo. Una de ellas es crear condiciones cada vez más estrechas para desenvolvernos y estar de manera exclusiva entregados a la supervivencia y apartados de valores ciudadanos como la libertad y la democracia.

Dice la Psiquiatra que "en estos momentos estamos en punto crítico en el que para subsistir como entidad biológica tenemos que enfocar toda la atención en sobrevivir " y con ello nos olvidamos o postergamos sentimientos que nos unen a la suerte de la Patria. Hemos perdido lo que teníamos a diario como normal: el agua, la luz, el gas, la gasolina y el transporte, lo que significa un caos en nuestra vida cotidiana.

Estamos en presencia de un régimen totalitario y populista con un programa muy bien definido de sometimiento ciudadano.

Es verdad que el régimen ha tratado de mellar nuestra autoestima para dejarla indefensa, pero no lo ha logrado y no lo logrará. Creo que en el venezolano existe suficiente reserva espiritual y moral para superar este horror en que nos encontramos que pretende ningunearnos y transformarnos en robots. Creo no hemos perdido los mecanismos de defensa, solo lo tenemos postergado en estado de espera y deseo que cuanto antes se dispare con todas sus fuerzas. Entiendo que la prioridad es subsistir pero al lado de ello o con ello hay que potenciar el amor por la Patria y nuestros hijos y nietos dónde encontraremos suficiente energías para continuar en la lucha hasta alcanzar los objetivos que son la salida radical de lo que tenemos y empezar la construcción del país deseado con progreso, bienestar general y felicidad donde nuestra preocupación sea vivir y no sobrevivir.

16 de mayo de 2022

LA REBELIÓN DE LAS MASAS

En nota anterior escribí sobre Ortega y Gasset de manera somera, sobre su extraordinaria y excelente obra "La Rebelión de las masas" y muy puntualmente sobre lo afirmado por el filósofo en cuanto a que la historia de los pueblos en crisis recoge momentos en que los extremos se encuentran; lo hice con mucha brevedad, como una nota lo permite. Ahora, como despertó mucha opinión, deseo agregar algo sobre este sustantivo texto: Es la obra más conocida del autor y en ella busca explicar la sociedad que le toca vivir. José Ortega y Gasset desarrolla en la Rebelión de las masas una de las ideas primordiales de su pensamiento: El hombre-masa, que es una de las contribuciones más relevantes que nos deja y aporta a la historia de la filosofía occidental.

El hombre-masa, según el escritor, es el hombre de su tiempo, conformista, al que la vida le parece fácil, que se siente en control de la realidad que le rodea y que no se somete a nada ni a nadie. Es un individuo egoísta en el que su máxima preocupación es él mismo y solo él. Este también es el hombre del siglo XXI, preocupado por las tendencias y las apariencias, poco o nada profundo. El hombre-masa sintiéndose vulgar, proclama el derecho a la grosería y se niega a reconocer instancias superiores a él.

El filósofo español dedica buena parte de su argumentación a la imposición de la masa sobre el total de la sociedad , ya que esta masa alocada no ve más allá de sí misma, no respeta nada y hace todo por imponerse. La masa ya no va detrás, ahora se hace colocar en la cabeza. "El ejército humano está integrado por solo Capitanes".

Hoy día podría decirse que la situación de ha acentuado y generalizado hasta tal punto que todo el mundo opina, cualquier individuo opina, o mejor dicho, impone su opinión sobre cualquier materia o asunto, con conocimiento o sin él. El hombre-masa es especialista en todo y se siente siempre en posesión de la verdad, que es su verdad.

A lo largo del siglo XX la filosofía muestra un creciente interés por el estudio del individuo como realidad social, como elemento integrante del todo y que es centro del todo, de la masa. Los autores estudian la influencia de la sociedad sobre el hombre y próximamente veremos sus conclusiones. Los pensadores alemanes de la Escuela de frankfurt, en línea con las predicciones de Ortega y Gasset, afirman que la industria de la cultura ha acomodado y estandarizado todo el arte. Debido a esto, ha ahogado la individualidad y destruido el pensamiento crítico.

Si todo apunta a que nos hemos vaciado, a que el Estado, los medios de comunicación social y la sociedad de masas han absorbido a la persona como entidad individual, debemos preguntarnos ¿Qué nos queda?, ¿Para qué servimos?.

La Rebelión de las masas fue escrita durante la aparición de los fascismos y de los comunismos, algo que no debemos ignorar y que el autor tanto criticó duramente.

Al final podemos deducir que "El hombre-masa no ha aprendido lo que la historia registra y lanza revoluciones sociales y políticas condenadas al fracaso porque no escucha y no aprende, siempre tropezara con la misma piedra, pero él es como el sapo, no se cansa de darle cabezazos a la pared.

Escuchar y aprender es de gente inteligente y con voluntad de servicio, por ello, la dirigencia opositora debe escuchar con mucha atención lo que el pueblo,pide a gritos: UNIÓN, UNIÓN Y MÁS UNIÓN. Si queremos salir cuanto antes del horror en que estamos que pretende masificarnos para doblegarnos y manejarnos a su antojo, nuestro impostergable deber es UNIRNOS.

Si usted por casualidad conoce a alguien o a muchos hombres-masa, que siempre tienen la razón y la imponen a la fuerza, que no les importa el bienestar del país ni de sus residentes, que parecen disfrutar con el colapso de los servicios públicos, que no respetan normas, ni leyes ni Constitución, que sintiéndose vulgares proclama la grosería, que se sienten el centro de todo y están vacíos por dentro, que se preocupan por obtener dinero fácil y como si fuera poco persiguen y hostigan a quienes disienten, tenga mucho cuidado porque eso es contagioso. Si los tienen muy cerca e influye en su vida, trate de quitárselo de encima cuanto antes y si lo hacen todos juntos mejor, porque en corto tiempo se logra el objetivo.

17 de mayo 2022

 9 min


Félix Arteaga

Resumen

La Federación Rusa desplegó en las fronteras de Ucrania una concentración numerosa de fuerzas militares de alta disponibilidad, dotadas de equipamiento moderno, con experiencia de combate y respaldadas por sólidas doctrinas operativas. A la formidable maquinaria militar convencional se añadía su superioridad en los dominios informativo, espacial y cibernético. Dos meses después de la invasión, y contra todo pronóstico, el presunto poder militar ruso se ha visto incapaz de arrollar a las fuerzas ucranianas que se han defendido con determinación y aprovechado la asistencia militar que han recibido. En lo que ahora se prevé que va a ser un conflicto de larga duración, las primeras lecciones muestran que en Occidente se había sobreestimado la capacidad militar de Rusia, que sus debilidades exceden a sus virtudes y que sólo las armas nucleares sustentan su capacidad de disuasión.

Análisis (del día antes)

Rusia ha modernizado sus fuerzas terrestres en los últimos años, lo que le ha permitido pasar de un ejército de masas a otro más ligero y operativo, la profesionalización de las dos terceras partes de sus soldados, la integración de la cadena de mando y mejoras en las capacidades de inteligencia, vigilancia y reconocimiento.[1] Las unidades de maniobra rusas siguen siendo las brigadas y regimientos, pero en los últimos años se han ido creando agrupaciones de combate tipo batallón (Battalion Tactical Group, BTG), dentro o independientemente de las anteriores, para combinar diversas armas en función de la misión asignada.[2]

También se han reforzado las unidades de despliegue rápido de las unidades terrestres, aerotransportadas y navales para actuar por delante de las vanguardias acorazadas y mecanizadas que soportan el grueso de las operaciones. Finalmente, Rusia dispone de capacidades de guerra electrónica, informativa y cibernética que complementan las capacidades convencionales para desarticular los sistemas de mando y control y defensa antiaérea de los rivales.

En la estrategia militar rusa de defensa activa prima la defensa y sus fuerzas se escalonan en profundidad dentro de las fronteras rusas, por lo que para llevar a cabo una acción ofensiva necesita acumular fuerzas en ellas.[3] Rusia acumuló alrededor de 190.000 soldados sobre sus fronteras en los meses previos a la invasión, aunque 50.000 correspondían a las milicias del Donbás y a la Guardia Nacional (Rosgvardiya). No era la primera vez que Rusia desplegaba un número elevado de fuerzas porque en 2014, en vísperas de su anexión de Crimea, ya desplegó 48.000 efectivos en torno a Ucrania y, en marzo de 2021, llegó a desplegar casi 100.000 soldados en las maniobras con Bielorrusia, un despliegue que encendió la alarma del Mando Estratégico de EEUU en Europa (EUSCOM). A la acumulación de las tropas hay que añadir las del personal civil y fuerzas de ocupación cuya presencia evidenció la inminencia de una invasión.

Durante todo el período señalado se reforzaron las infraestructuras de apoyo y adiestramiento en los territorios ruso, bielorruso o ucraniano, se preposicionaron equipos y suministros y, finalmente, fueron llegando las tropas y las unidades. La amplitud del despliegue ruso le permitía invadir en varios escenarios,[4] desde el menor y localizado del Donbás hasta el de una invasión a gran escala y a lo largo de toda la frontera.

Frente a ellas, se encontraban las fuerzas ucranianas con unos 145.000 efectivos ya que no efectuaron una movilización general para no dar a Rusia la excusa que justificara su invasión. Estás fuerzas han recibido asistencia técnica militar y equipos durante los últimos años y han adquirido experiencia de combate en el Donbás, pero no estaban adiestradas ni disponían de las capacidades necesarias para llevar a cabo acciones ofensivas a gran escala. Desplegaron su esfuerzo principal de defensa en torno a la capital para prevenir su caída, ya que constituía el centro de gravedad de la resistencia ucraniana: cayendo la capital se acabaría la guerra. Apenas pudieron reforzar sus posiciones sobre la línea de alto el fuego en el Donbás, esperando que pudieran retrasar el avance de las fuerzas rusas y de las milicias con los medios disponibles, y no desplegaron fuerzas para defender la frontera con Crimea.

La escalada militar rusa se ocultó mediante una campaña de desinformación orientada a soliviantar a la población afín en Ucrania contra el gobierno de Kyiv y a movilizar a la población rusa y rusófona ante la amenaza “fascista” o “nazi”, entre otros calificativos reeditados recientemente.[5] En las vísperas de la invasión, la desinformación rusa trató de negar la inminencia de su intervención militar y de presentar a Ucrania como agresores fabricando provocaciones que justificaran un casus belli, mientras que los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos desvelaban por anticipado las intenciones rusas y acreditaban la invasión.[6]

Ejecución (hasta ahora)

La invasión se produjo a gran escala y con la capital Kyiv como el principal objetivo estratégico. Siguió el guion previsto: una irrupción masiva de unidades acorazadas y mecanizadas precedidas de operaciones de las unidades de intervención rápida acompañadas, todas las anteriores, de una oleada de ataques con misiles de crucero, balísticos y guerra electrónica.

El asalto a la capital se realizó con rapidez y las vanguardias alcanzaron los suburbios en apenas 48 horas, pero su avance se frenó cuando encontraron resistencia armada en zonas urbanas. Las unidades de vanguardia no disponían de artillería ni de fusileros suficientes para desalojar las posiciones de defensa. Tampoco tuvieron éxito los asaltos de las fuerzas aerotransportadas y de operaciones especiales para facilitar la progresión de las columnas acorazadas. El frenazo de las vanguardias congestionó las rutas de aprovisionamiento y las columnas rusas quedaron expuestos a la artillería ucraniana y al hostigamiento de las fuerzas especiales.

La esperada superioridad aérea rusa no consiguió suprimir las defensas antiaéreas ucranianas. Su supervivencia, unida a la disponibilidad de misiles antiaéreos portátiles llegados de Occidente acabó por neutralizar la limitada capacidad de apoyo aéreo a tierra de la aviación rusa. El frente se estabilizó, primero, y los intentos de cerco posteriores no pudieron materializarse, después, por lo que las líneas de suministro militar y no militar a Kyiv siguieron abiertas durante todo el conflicto. La situación fue distinta en el sur, donde las tropas rusas procedentes de Crimea avanzaron sin encontrar resistencia significativa, salvo en Mariúpol, para avanzar hacia el este y conectar con las milicias prorrusas.

La guerra electrónica se ha empleado profusamente por ambas partes. Tras las primeras acciones rusas para interferir las comunicaciones y desactivar las defensas antiaéreas, su utilidad fue disminuyendo a medida que los sistemas de guerra electrónica rusos no pudieron acompañar a las vanguardias para no correr riesgos en medio de la confusión existente en el atasco.[7] Las fuerzas ucranianas habían recibido asistencia técnica y material occidental en los años previos a la segunda invasión y, probablemente, la siguieron recibiendo tras la misma, aumentando su capacidad para dañar o interferir los sistemas de comunicación y navegación rusas, así como dificultar su capacidad para adquirir inteligencia sobre las posiciones y movimientos ucranianos, lo que puede explicar la confusión, la imprecisión y la exposición de los puestos de mando y de los propios mandos observados durante el enfrentamiento.

Las tropas rusas han evidenciado problemas logísticos. Algunos son achacables al atasco de tráfico de los primeros días, pero otros a problemas estructurales como la debilidad del apoyo logístico para funcionar fuera de sus fronteras. Las fuerzas rusas no tienen capacidad ni experiencia en la proyección de poder militar a grandes distancias o en grandes operaciones, salvo las que realizan por el interior de su territorio aprovechando las líneas de ferrocarril. No contando con una logística avanzada ni disponiendo sus unidades de maniobra de la suficiente autonomía: tres días en unidades como los BTG, su capacidad de avance se redujo a medida que se alejaron de sus bases de partida.

Aunque los medios de comunicación han creado en el imaginario colectivo la creencia de que las fuerzas ucranianas han conseguido rechazar la invasión mediante una suerte de guerra de guerrillas con emboscadas o acciones individuales dotadas con los medios anticarro o antiaéreos portátiles, la realidad muestra que la artillería ucraniana es la responsable de la mayoría de los daños sufridos por las fuerzas invasoras gracias a la centralización del mando y a la disponibilidad de inteligencia sobre la ubicación de los blancos.[8] Ambas fuerzas cuentan con gran capacidad artillera, incluyendo una variedad de obuses, morteros y lanzacohetes con un saldo favorable, pero no abrumadoramente a Rusia: 4.894 frente a 1.818 según datos del Military Balance de 2022. Las fuerzas rusas también han empleado su artillería con eficacia frente a las defensas ucranianas, pero no han sabido traducir su capacidad su superioridad numérica en superioridad táctica debido a su menor conocimiento de los blancos, a la dificultad de las tropas de asalto para progresar y a su utilización masiva para batir objetivos civiles.

Los drones han tenido una puesta en la escena mediática relevante, y han demostrado su letalidad en sus ataques a carros, buques, líneas de suministro y artillería, además de proporcionar inteligencia e imágenes de las acciones militares para propaganda.[9] Los drones rusos también han cumplido esta función, pero no han tenido hasta ahora la relevancia táctica que tuvieron en 2014 porque disponen de medios alternativos que no emplearon entonces.

También se esperaba que Rusia lanzara ciberataques masivos sobre Ucrania para dificultar su capacidad de reacción. En los meses previos los atacantes accedieron a las redes de información para facilitar los ciberataques posteriores y obtener información de interés militar. A partir de enero los ciberataques acompañaron a la presión diplomática y crecieron en intensidad hasta el día antes de la invasión en la que se multiplicaron los ataques contra los sistemas gubernamentales, las comunicaciones y los sectores financiero y energético. Los ciberataques han sido más intensos en las zonas como Kyiv y el Donbás, donde ha sido mayor la intensidad de los combates,[10] pero no han demostrado que su valor como instrumento estratégico, operativo o táctico sea similar al de sus fuerzas convencionales, sea porque todavía no se han integrado en sus elementos ofensivos o por la resiliencia de las fuerzas ucranianas. Por otra parte, hay que añadir la asistencia de compañías privadas durante la guerra: Microsoft en materia de ciberseguridad, pero también Starlink en comunicaciones e Internet por satélite y Maxar, Planet y BlackSky en imágenes, entre otras.

La conducción de las operaciones en esta fase depara un saldo favorable para los mandos ucranianos, que han aprovechado la asistencia técnica occidental de los últimos años para mejorar su capacidad de mando, control, inteligencia, vigilancia y reconocimiento, así como sus comunicaciones. Por el contrario, los mandos rusos no han demostrado capacidad para dirigir operaciones a gran escala ni para sacar partido a sus capacidades conjuntas, en contra de las expectativas de integración creadas por su intervención en Siria y por la multiplicación de las grandes maniobras en su periferia. La desinformación (maskirova) que acompaña a las acciones militares tuvo el efecto no deseado de desorientar a muchos de los mandos y unidades rusos que hasta el día antes creyeron que se encontraban de maniobras y no pudieron estudiar los planes de operaciones con la suficiente antelación. La centralización en abril del mando de la operación en un comandante único tras la retirada de Kyiv refleja la voluntad del Kremlin de evitar que en el Donbás se repitan los errores señalados.[11]

Por último, las fuerzas ucranianas que se habían mantenido en actitud defensiva en torno a las grandes ciudades y en la línea de contacto del Donbás, llevando a cabo sólo pequeñas ofensivas localizadas para aprovechar la retirada de las tropas rusas, han adoptado una actitud más asertiva a partir de mayo. Una vez reducido el teatro de operaciones al sureste del país, y en lugar de reforzar sus posiciones defensivas, las tropas ucranianas han llevado a cabo ofensivas a mayor escala en torno a Járkov e Izium, lo que muestra un cambio de actitud en el mando ucraniano y una mayor confianza en sus posibilidades.[12]

Conclusiones (para el día siguiente)

El resultado de la invasión hasta ahora es muy distinto de lo que daba a entender el balance de fuerzas inicial sobre el papel. Las fuerzas armadas rusas han demostrado que carecen de los medios y la capacidad necesarios para alcanzar una victoria rápida, por lo que se preparan para una nueva fase en la que deben reponer las pérdidas sufridas y adaptar su nivel de ambición a los recursos disponibles. Todavía no se conocen objetivamente las bajas y pérdidas de cada uno de los bandos, pero algunas estimaciones cifran las bajas rusas entre 7.000 y 14.000,[13] a los que habría que añadir el doble de heridos, con lo que las unidades rusas tendrían que reponer entre 21.000 y 42.000 efectivos, entre el 15% y el 30% de las tropas terrestres que iniciaron la invasión.[14] Del mismo modo, las pérdidas de medios acorazados, vehículos y helicópteros son elevadas en ambos bandos,[15] así como la de los miembros de las fuerzas de despliegue rápido y operaciones especiales.

Las mejores agrupaciones rusas (BMG) se nutren de voluntarios y su reposición retrasará las operaciones porque Rusia carece de reservistas y los voluntarios recién llegados necesitarán tiempo para adiestrarse en sus nuevas unidades. Además, la ocupación territorial (“borderización”) incrementará la demanda de personal para asegurar el control de la población en las poblaciones ocupadas y desplegar fuerzas sobre las líneas de contacto.[16] Alterar el sistema de reclutamiento actual, reduciendo los requisitos para ser voluntario o alargando el licenciamiento de los reclutas, no parece que pueda solucionar el problema ruso y la opción de movilización general obligaría a reconocer la existencia de una guerra en lugar de una “operación militar especial” y abriría un debate interno de contestación. Por el contrario, las fuerzas ucranianas disponen de mayores reservas de personal que Rusia, en torno a 900.000, además de los 196.000 activos menos las bajas recibidas. a los que se unieron 16.000 voluntarios internacionales que han sido de escasa utilidad militar.[17]

Reponer las existencias de municiones y suministros presentará menos dificultades porque la logística rusa se realizará a través de territorio ocupado, pero será mucho más difícil reponer equipos y municiones de alta tecnología porque dependen de componentes tecnológicos occidentales y –curiosamente– ucranianos afectados por las sanciones. La escasez de misiles o de municiones guiadas de precisión para alcanzar blancos en profundidad afectará a su capacidad para estrangular las líneas de aprovisionamiento logístico por las que fluye la asistencia occidental y aumentará la atricción causada por las municiones convencionales en el frente de combate. En la nueva fase militar, tan importante como la llegada de refuerzos propios es la intercepción de los que llegan al otro bando y, en este cometido, las fuerzas rusas no se han mostrado eficaces, aunque a partir de abril han intensificado sus ataques con misiles en profundidad sobre las infraestructuras ucranianas por las que circula la asistencia occidental.

Las fuerzas armadas ucranianas también precisarán tiempo para reconstituir su capacidad militar a pesar de la ayuda militar que puedan recibir, y mientras puedan recibirla. Para lograrlo, han solicitado a sus proveedores la entrega de artillería de mayor alcance, calibre y movilidad (remolcada) para potenciar el rendimiento que le ha proporcionado su empleo hasta ahora a nivel táctico.[18] El envío de material se enfrenta no sólo al riesgo de interceptación en algún punto del flujo logístico, sino también al agotamiento de los envíos porque los ejércitos occidentales no pueden vaciar sus inventarios de guerra, ya que necesitan preservar niveles mínimos para cubrir necesidades de guerra y adiestramiento, y porque la reposición de los equipos y municiones enviados puede demorarse varios años desde su pedido. Estas limitaciones afectan más a los equipos sofisticados y de última generación que se han enviado hasta ahora, los menos, que al material de reserva y de protección, los más, pero ahora el suministro de armas se complica por el riesgo de escalada que supone el envío a Ucrania de armas que Rusia pueda considerar ofensivas, que desequilibren la batalla o que impliquen la participación directa en la guerra de los países que apoyan a Ucrania.

Las fuerzas ucranianas y las milicias del Donbás han mantenido una guerra de trincheras sobre la línea de alto el fuego desde 2014 que ninguna parte ha sido capaz de alterar por la fuerza. La presencia de tropas rusas podría alterar este patrón, pero también la llegada del nuevo equipo occidental porque la combinación de artillería y drones de mayor alcance aumentará la atricción que las concentraciones de tropas, los puestos de mando y las baterías rusas han padecido hasta ahora. En una guerra de desgaste lo que cuenta es la capacidad de aguante y aunque Ucrania cuenta con la ayuda económica y militar de esos aliados occidentales, estos no pueden reponer sus pérdidas de soldados y la ayuda económica y militar se resentirá con la prolongación del enfrentamiento. El alargamiento de la guerra agravará el coste para Ucrania, y al coste de la reconstrucción de las infraestructuras dañadas habrá que añadir el de las que se sigan dañando.

Para las fuerzas armadas occidentales, la lección aprendida es que las fuerzas armadas rusas no son tan poderosas –o competentes– como se creía para penetrar las fronteras de la OTAN, tal y como temían los países bálticos en 2014, aunque deberán contrarrestar la eficacia de sus misiles de crucero, balísticos e hipersónicos y no menospreciar su predisposición a utilizar armas nucleares tácticas. El nuevo Concepto Estratégico de la OTAN deberá aplicar esas lecciones para defender una frontera ampliada que irá desde el Ártico hasta el Mar Negro, así como coordinar sus actuaciones para desgastar la capacidad militar rusa por todos los medios económicos, tecnológicos y militares posibles para evitar que un presidente ruso o sus asesores cometan en las fronteras de la Alianza los mismos errores de cálculo sobre la correlación de fuerzas que han cometido en Ucrania.

[1] “The Future of the Russian Military”, Rand Corporation, 2019.

[2] Estas agrupaciones constan de unos 800 efectivos procedentes de cualquier arma o servicio. Véase Lester W. Grau y Charles K. Bartles (2022), “Getting to know the Russian Battalion Tactical Group”, RUSI Commentary, 14/IV/2022.

[3] Scott Boston y Dara Massicot, “The Russian Way of Warfare”, RAND Corporation.

[4] Philip G. Wasielewski y Seth G. Jones (2022), “Russia’s possible invasion of Ukraine”, CSIS Briefs, enero.

[5] Nash Miller (2022), “Adaptive Russian information warfare in Ukraine”, Russian Analytical Digest, nº 282, 12/IV/2022.

[6] Ofek Riemer (2022), “Intelligence and war in Ukraine. The limited power of public disclosure”, INSS Insight, nº 1577, 27/III/2022.

[7] Jack Watling y Nick Reynolds (2022), “Operation Z. The death throes of an imperial delusion”, RUSI Special Report, 22/IV/2022, p. 4.

[8] Ibid., p. 4.

[9] Entre los recién llegados figuran los turcos Bayraktar TB2 y los estadounidenses Switchblade, a los que se añaden ahora los Phoenix Ghost, pero Ucrania dispone de una flota de drones de fabricación nacional integrada en sus unidades de maniobra.

[10] Digital Security Unit (2022), “Special report: Ukraine. An overview of Russia’s cyberattack activity in Ukraine”, Microsoft, 27/IV/2022.

[11] Jack Detsch (2022), “Russia’s new top Commander in Ukraine is willing to sell his soul”, Foreign Policy, 12/IV/2022.

[12] Institute for the Study of War (2022), “Russian offensive campaign assessment, 6/V/2022.

[13] Mark F. Cancian (2022), “Russian casualties in Ukraine: reaching the tipping point”, CSIS Commentary, 31/III/2022.

[14] Según el Military Balance 2022, el Ejército ruso contaba con 280.000 soldados, de los que 190.000 serían voluntarios. Suponiendo que iniciaron la invasión unos 140.000, quedarían otros 50.000 disponibles, casi los justos para reponer las bajas estimadas.

[15] Una valoración informal de pérdidas confirmadas por fuentes abiertas de inteligencia (OSINT) cifra en 3.470 el número de vehículos rusos perdidos, por 992 de Ucrania, y 117 y 45 aeronaves, respectivamente, según el Oryx Blog a 7 de mayo.

[16] La “borderización” consiste en convertir el territorio ocupado en una plataforma de hostigamiento. Natia Seskuria (2021), “Russia’s hybrid aggression against Georgia, CSIS, septiembre.

[17] Mark F. Cancian (2022), “Foreign volunteers in Ukraine: warfighters or propaganda tools”, CSIS Commentary, 5/IV/2022.

[18] EEUU ha confirmado en abril de 2022 el envío de 72 obuses de 155mm con los vehículos para remolcarlos, 144.000 disparos, 121 sistemas aéreos no tripulados tácticos y repuestos. Véase Departamento de Defensa de EEUU (2022), “Statement on $800 million in additional security assistance for Ukraine”, 21/IV/2022, Statement on $800 Million in Additional Security Assistance for Ukraine> U.S. Department of Defense> Release.

12 de mayo 2022

elcano

https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/lecciones-aprendidas-sobre-...

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Carlos Raúl Hernández

La teoría debe estar destinada a la acción, a ser instrumento para intervenir la realidad. A conocer cómo otros hombres enfrentaron situaciones parecidas y los resultados obtenidos. El estudio comparativo es base del pensamiento político y de la acción política. Venezuela vivió siete años de recesión (socialismo más sanciones económicas) contrajeron en 83% el PIB, aunque en 2021 creció 9.3%, y hoy sigue afectada por las secuelas y en la necesidad de superarlas. Se habla de “cambio del paradigma económico” como ocurrió en otras partes, pero a veces se responde a nombre de una pretendida particularidad nacional, que “no son asimilables las condiciones “o “son realidades distintas”, y se desperdicia el valor analítico agregado de la política comparada según Sartori. Este año 2022, Eduardo Fernández y Mercedes Malavé, a nombre de Unión y Progreso, desarrollan estimulantes jornadas para tomar el hilo de Ariadna. Expuse en ellas estas ideas. Otros partidos, por su parte, debaten estrategias para bien, porque la política necesita brújula.

Las terribles postrimerías a la derrota de Hitler, la ocupación de Alemania por las potencias victoriosas, el destino-castigo planeado para ella y lo que finalmente ocurrió, nos indican mucho. Devastada por guerra, horror; hambre, escasez, racionamiento, mercado negro, hiperinflación, alta tasa de edificios en escombros, el Marco valía tan poco que los cigarrillos americanos eran moneda de curso corriente; y muchas mujeres desamparadas tenían que pagar su vida con sexo, según narran dos grandes películas, entre otras, Alemania hora cero (Roberto Rossellini: 1948) y Anónima (Max Farbebock: 2008). Henry Morgenthau, secretario de Estado de E.U. y las potencias, diseñaron el “Plan Morgenthau” que planteaba destazar el país, liquidar su infraestructura industrial y hacerlo agropecuario, pastoril. Tales perspectivas, hicieron que el democristiano Ludwing Erhard, ministro de economía de la trizona (futura Alemania occidental) emprendiera una acción asombrosa, un escándalo.
En lo que parecía un impromptu, Erhard se fue a la radio y canceló las políticas intervencionistas dictadas por Estados Unidos e Inglaterra. Deroga controles de precios, racionamiento, y toda disposición que dificultara el trabajo, el intercambio, la inversión y que la gente vendiera y comprara libremente. Con su arranque de “locura” e irreverencia, disolvió en unas cuantas palabras el establishment económico de la ocupación. Su amigo, el gobernador militar norteamericano, Lucius Clay, lo visitó y le dijo “Ludwing, mis asesores me dicen que hiciste algo terrible- No te preocupes por eso-respondió Erhard. Mis asesores me dicen lo mismo”. Nace la “economía social de mercado” y de allí el futuro “milagro alemán”. Rápidamente el país recuperó el crecimiento y se convirtió en motor económico de Europa. Erhard, sociólogo y economista fue quince años ministro de finanzas y salió para ser Canciller durante los años 60; gran parte de su carrera la hizo al lado de Konrad Adenauer, otro estadista fuera de comparaciones, aunque al final se distanciaron.
Tal vez la personalidad de Adenauer no se acostumbraba a lo que alguna vez dijo Luis Herrera Campins: “soy presidente de todos los venezolanos, incluidos los expresidentes”. La pregunta de Erhard “¿qué hacer para que crezca la producción y también el bienestar de la gente?” se respondió con derogar los elementos de la mitología ideológica prevaleciente, enfrentado a las versiones socialistas en muchos partidos: que los controles protegían “a los más pobres”. Rechazó la planificación, de moda por el ejemplo soviético y los resultados fueron extraordinarios: elevación de la producción, el nivel de vida, y ya en 1959 los socialistas alemanes abandonan sus viejos dogmas y asumen la economía social de mercado. Erhard, caso extraño en la política, fue presidente de la democracia cristiana, aunque jamás accedió a inscribirse en el partido.
Algo muy parecido al “paquete de Erhard” posteriormente será la doctrina oficial del FMI. Ya caído el Muro de Berlín en 1989, el director de cine Kevin Phepps prepara el rodaje de su Destello en la oscuridad (1992) film de época que cuenta la romántica historia de coronel y agente de inteligencia norteamericano (Michael Douglas) que se juega la vida para rescatar a su amante, también agente (Melanie Griffith), y se cuela en la Alemania comunista. Phepps descubrió que no necesita locaciones, porque la perfecta era la propia Berlín Oriental, en ruinas aún después de 47 años terminada la guerra, mientras Berlín occidental era una vitrina de bienestar y belleza que impulsó a los ciudadanos orientales a derribar el comunismo. Mariano Rajoy, otro democratacristiano, levantó a España de su caída en 2011, junto a Grecia e Italia, que ponía en peligro el Euro y la Eurozona. Sobre este líder extraordinario, hoy modesto registrador mercantil, cayó la montaña de perros muertos lanzada por el “indignado” Pablo Iglesias, ahora cagatintas con la publicación de un “libro” a base de entrevistas, el método más práctico y pelotudo, cuyo título habla de quien es el autor. Rajoy encuadró España en la vía del crecimiento y el bienestar. Lo derrotó el insólito y desorientado Ciudadanos, que entronizó la irresponsabilidad y el desorden.

@CarlosRaulHer

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Ismael Pérez Vigil

Las sanciones, y en menor medida, la negociación en México, siguen siendo los temas que se debaten en diversos escenarios a los que tengo acceso −redes sociales, prensa escrita, programas de radio, reuniones de grupos, etc.

El disparadero de todo tuvo su origen en “las cartas”, de las que ya tenemos cuatro: la de los 25, la de los 68, la “dirigida a los venezolanos” y el “Pronunciamiento de Ciudadanos Independientes”; al menos, viendo el lado positivo, la discusión interna en la oposición, que lucía muerta −ambas, la discusión y la oposición− se ha avivado. Pero, ha sido un debate agrio como ya es usual; un tema más de discordia, como si tuviéramos pocos, del cual aún no encontramos salida.

Reflexión personal

Tras casi un mes se podría resaltar, además de los puntos en común, aquellos en que hay coincidencias y en los que realmente difieren y por esa ruta llegar a una especie de síntesis − ¿dialéctica? – que nos permitiera avanzar hacia una estrategia común. Por lo tanto, me voy a enfocar en mi reflexión personal sobre esas coincidencias y diferencias, esperando que eso contribuya a que otros reflexionen también.

Comienzo por aclarar que mi posición al respecto se sintetiza en que las sanciones generales, económicas y financieras han demostrado ser inútiles para el objetivo de librar a los países de gobiernos maulas y violadores de derechos humanos; además tienen el potencial de ser dañinas para la población en general, que es lo que hay que evitar; y por lo tanto, se hace necesario revisar las sanciones económicas y financieras que se están aplicando a Venezuela; pero, manteniendo y profundizando las sanciones personales y recompensas contra funcionarios, sus familiares, amigos y testaferros. Estoy consciente que no es una posición original, la cual he expresado con anterioridad.

Coincidencias

Quienes están a favor o en contra de las sanciones coinciden en varios puntos, lo que es un gran adelanto. Veamos:

Primero, ambos sectores, a favor o en contra, en sus cartas y posteriormente por sus voceros, han coincidido y afirmado que la crisis del país, la penuria que nos acogota y la situación miserable a la que está sometida la población, no se debe a las sanciones, pues es anterior a las mismas. Se debe a las pésimas y ruinosas políticas económicas, sociales, fiscales, administrativas, etc. aplicadas por este régimen desde su entronización en 1999, hasta hoy. En eso, como dije, todas las cartas coinciden.

Segundo, todos, sin excepción, tirios y troyanos, firmantes de todas las cartas, hasta las dos más radicales y sus voceros, que han declarado con posterioridad, afirman que se deben mantener las llamadas sanciones “personales”, aquellas que, como indica su nombre, se aplican o ponen precio a la cabeza de algunos funcionarios venezolanos, altos y medios, corruptos y responsables o perpetradores de violación de derechos humanos. También en eso, todas las cartas coinciden.

Diferencias

Pero el espacio de las coincidencias, aunque importante, es corto; luego ya, se intensifican las diferencias; veamos algunas, solo a título de ejemplo, no son todas:

En el desarrollo de la discusión hemos visto todo tipo de argumentos y razonamientos algunos bastante peregrinos. Por ejemplo, insistir en las sanciones −sobre todo económicas y financieras− sin ni siquiera revisarlas, es desconocer que hay dificultades para muchas compañías nacionales y en el exterior, con actividad económica en Venezuela, que tienen, supuestamente, deseos de invertir en el país, pero tienen reales dificultades para hacerlo, para conseguir recursos en el exterior, debido a que entes financieros y empresas extranjeras temen que se les apliquen sanciones por hacer negocios con Venezuela.

Y no me refiero a los “tenedores de bonos” que puedan tener problemas para canjearlos o que han perdido su valor; quien invierte en papeles del estado venezolano, en general de cualquier estado, está especulando, haciendo una “apuesta”, que le puede salir bien y ganar mucho dinero; o salir mal y perderlo. Quienes estén en esta situación, háganse de cuenta que fue una mala inversión, por mal manejo económico del gobierno que los emitió o porque éste se negara a honrarlos.

Del otro lado, alguien partidario de mantener las sanciones afirmaba en días pasados que el gobierno se había visto obligado a “dolarizar”, “abrir” la economía, “flexibilizarla”, poner en marcha una “desregulación”, olvidándose de su modelo fracasado de desarrollo; me pregunto: ¿eso no quiere decir, entonces, que las sanciones si han servido de algo? Por lo menos obligaron al gobierno a hacer todo eso.

Argumentos fallidos

Quienes se oponen a las sanciones argumentan −olvidando lo que han afirmado y que reseñe en el párrafo anterior− que la aplicación de las sanciones ha agravado la situación y penuria económica del país; puede ser así, o no; pero, no me parece que hayan aportado argumentos contundentes al respecto; o al menos argumentos que demuestran, fehacientemente, que el agravamiento de la situación, la mayor penuria, la mayor miseria del país, se deba a las sanciones; a que el gobierno tenga menos ingresos petroleros por la aplicación de las sanciones, puede ser, pero la caída de los ingresos petroleros había comenzado mucho antes de las sanciones; y además, también me pregunto: ¿Por qué pensar que la peor situación se debe a las sanciones y no a que el gobierno no ha tomado ninguna medida efectiva para mejorar la situación de emergencia humanitaria del país?

Por otra parte, no he logrado entender como algunos de los firmantes, que argumentan la supuesta “reactivación” de la economía venezolana, desde 2019, al mismo tiempo sostienen que hoy la situación es peor y que se ha agravado por culpa de las sanciones. Algo no cuadra en esa argumentación. ¿A qué se debe ese agravamiento, como se explica? ¿Y esa “normalidad” a qué se debe? ¿No será un efecto de la aplicación de las sanciones −económicas y financieras o personales− que hace que el gobierno ceda por temor a una intensificación de las mismas?

¿Han resultado las sanciones?

Lo que a mí me resulta obvio es que, al menos en ese aspecto, las sanciones han dado resultado. Me inclino a pensar que son las que han provocado que el gobierno se haya visto obligado a hacer algunas modificaciones, un “viraje”, una “apertura”, como lo queramos llamar. La supuesta “normalidad”, la “apertura”, el “arreglo” del país, etc., que es indudable y se debe reconocer y “celebrar”, pues cualquier decisión que mejore en algo, por mínimo que sea, la situación del golpeado y maltratado pueblo venezolano debe ser bien recibida. Al levantarse algunos controles, la situación es aprovechada por sectores económicos y algunos emprendedores con capacidad de resistencia y demostración de algunas potencialidades que aún quedan en el país y desde luego que mejora la situación de un sector de la población, no muy grande, más bien ínfimo, que tiene acceso a dólares, de ahorros, de remesas… o mal habidos. Pero es un error pensar que es una situación permanente o un cambio del modelo económico, no me parece que haya elementos que sustenten esa apreciación o buen deseo de algunos.

Objetivos de sanciones y negociaciones

Lo que tampoco entiendo −y los firmantes de la “carta de los 25” no lo explican− es: Si las sanciones económicas y financieras se eliminan, pero se mantienen las personales, ¿cuál es el “beneficio” del régimen en la negociación?

Ese es un punto que se debe examinar y no se ha hecho, ni se ha abordado claramente en ninguna de las cartas, apenas se ha tocado “lateralmente” en toda esta discusión sobre sanciones y negociaciones. El punto es: ¿Cuál es el objetivo de las sanciones?: ¿Ejercer una presión que obligue al gobierno a renunciar, a dejar el poder?; o ¿Qué lo obligue a sentarse a negociar una salida constitucional a la crisis?

En mi opinión, y no teniendo nosotros otra fuerza, las sanciones internacionales deben servir para obligar a una negociación, para que la oposición democrática y el régimen lleguen a un acuerdo, que permita una salida al régimen −pues ninguna negociación es gratis o de un solo lado− a cambio de realizar elecciones libres, democráticas, justas, equilibradas y supervisadas internacionalmente, que garanticen que los resultados serán respetados por todos. Y mientras eso ocurre, mientras dure la negociación −que no serán ocho días− y se llegue a ese proceso electoral, se debe mejorar de manera urgente la situación económica del país, con apoyo internacional, sobe todo aquella que afecta más a la población de menores recursos.

En conclusión, a pesar de que la argumentación en contra o a favor de las sanciones es un verdadero galimatías, e intrínsecamente contradictorios algunos argumentos, hay una especie de consenso en que las sanciones generales, económicas y financieras se deben revisar, para eliminar las que afectan a la población; pero, se deben mantener e incluso intensificar, las sanciones personales.

Politólogo

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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