Pasar al contenido principal

Opinión

Eddie A. Ramírez S.

En todas partes se cuecen habas. En las instituciones hay actores buenos y algunos no tan buenos. Hoy traemos a colación tres casos de actualidad.

En las Olimpíadas: La humanidad evidenció que la mayoría de sus integrantes están de acuerdo en competir deportivamente. Algunas delegaciones acudieron con muy pocos miembros y convencidos de que era muy difícil ganar una medalla, pero cumplieron con la máxima de que lo importante es competir en buena lid, aunque no haya aplausos.

La nota discordante la puso el argelino Nourine, quien decidió abandonar el evento ante la probabilidad de tener que enfrentarse a un judoca israelí. Probablemente la culpa no sea de este joven, que no es un caso aislado, sino de la prédica de odio de algunos dirigentes y de sistemas educativos que consideran enemigo a quien piensa diferente.

En Fedecámaras: Tradicionalmente el Estado ha puesto trabas a la libre empresa, y en los últimos veinte años hay que añadir las expropiaciones, mejor dicho robos, como dice la valiente María Corina. Este régimen se apropió de innumerables empresas privadas sin compensar a sus propietarios y las quebró a todas.

¿Cuál debe ser la actitud de Fedecámaras ante este régimen totalitario? ¿Asumir una posición frontal como lo hicieron sus valientes expresidentes Pedro Carmona, Carlos Fernandes y José Luis Betancourt? Algunos critican que Fedecámaras asumió una actitud beligerante en el año 2002, olvidando que esa reacción fue motivada a las violaciones a la Constitución y que el ambiente sociopolítico era propicio para intentar detener los atropellos. En las circunstancias actuales la percepción generalizada es que gran parte de la dirigencia política no hace lo posible para constituir un frente único que pueda facilitar la salida constitucional de los usurpadores. ¿Podemos pedirles a los empresarios que se inmolen en una lucha desigual con el régimen o debemos aceptar que intenten convivir con el mismo?

Lo procedente debería ser que, sin necesidad de asumir una actitud beligerante, los empresarios mantengan una posición firme, sin complicidades, entendiendo que el régimen quiere terminar de secuestrar al sector privado. Al respecto, fue lamentable la intervención del presidente saliente Roberto Cussano. Lo criticable no es que haya invitado a Delcy Rodríguez, sino lo que dejó de decir, como mencionó Ismael Pérez Vigil en excelente artículo. Le deseamos éxito a la nueva directiva y no descalifiquemos a esta importante institución, ni a la mayoría de sus miembros.

En la Pdvsa del Psuv y en la ad hoc: La Pdvsa roja no presenta su Informe anual de gestión desde el 2016. Lo que sucede en la misma se conoce por fuentes indirectas y por los casos de corrupción denunciados y por quienes se declararon culpables en tribunales del exterior. La Pdvsa ad hoc, cuya directiva fue nombrada por la Asamblea Nacional legítima y por el presidente Guaidó en el 2019, acaba de presentar su Informe del 2020 y del primer trimestre del 2021. En el mismo constan las gestiones realizadas para impedir, al menos temporalmente, que perdamos los activos en el exterior por demandas de expropiaciones de empresas; así como por emitir bonos de la deuda ilegalmente y obtener préstamos, con garantía de Citgo.

El régimen expropió sin razón a varias empresas, pensando que eso no traería consecuencias. Expropió la concesión otorgada a Crystallex, empresa canadiense propietaria de la mina de oro Las Cristinas. Esta empresa demandó por tres mil millones de dólares. Expropió la participación de la petrolera Conoco Phillips en una de las Asociación Estratégica con Pdvsa y esta empresa reclama una compensación por dos mil millones de dólares . Así mismo hay otros reclamos. Pdvsa emitió ilegalmente bonos de la deuda sin autorización de la Asamblea Nacional, violando la Constitución, que fueron garantizados con el 50,1 por ciento de Citgo y solicitó préstamos a la empresa rusa Rosnetf con garantía del 49,9 por ciento de Citgo. En total hay reclamos entre 17.000 y 21.000 millones de dólares, entre ellos los de 23 ciudadanos afectados por acciones terroristas de la Farc, las cuales fueron apoyadas por Chávez- Maduro.

Las directivas de Pdvsa ad hoc presidida inicialmente por Luis Pacheco y actualmente por Horacio Medina han dedicado parte de su tiempo a enfrentar y detener estas demandas para proteger nuestros activos, lo cual hasta ahora se ha logrado gracias a a las apelaciones y a decisiones del departamento de Justicia de USA. Debemos tomar en cuenta que cuando Pdvsa ad hoc se encargó del negocio esos activos estaban perdidos.

El Informe detalla los resultados operacionales y financieros de Citgo. Nuestras refinerías han tenido que enfrentar no solo los efectos del descenso de la demanda por la pandemia, sino también los huracanes Laura y Delta, y la tormenta invernal Uri. La empresa ha desembolsado 331 millones de dólares para reparaciones mayores y 179 en inversiones. También el Informe presenta resultados de la Fundación Simón Bolívar. Usted puede comprobar la diferencia entre las gestiones en Citgo de Rafael Ramírez, Nelson Martínez, Eulogio Del Pino y Asdrúbal Chávez versus las de Pacheco y Medina. También hay que reconocer la excelente y pulcra gestión de Carlos Jordá al frente de Citgo.

Como (había) en botica:

Las probabilidades de que el régimen salga por la fuerza son bajas. Las opciones son el referendo revocatorio, la Asamblea Constituyente y una elección presidencial adelantada. En estas circunstancias, ¿cómo podríamos estar en mejores condiciones de ganar? ¿Contando con algunas gobernaciones y alcaldías o que el régimen las tenga todas? ¿Contando con dirigentes regionales curtidos en la campaña electoral de noviembre en contacto con la gente o con dirigentes que por falta de acción estén alejados de los votantes? Desde luego que ni gobernadores, ni alcaldes podrán solucionar los problemas, pero es un paso importante para salir posteriormente del régimen.

Lamentamos los fallecimientos de Edgar Lugo y de Atilio Diaz, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 4 min


Ismael Pérez Vigil

Lo ocurrido en la Asamblea Anual N° 77 de Fedecámaras el 20 de julio es motivo de una intensa polémica −o cayapa− que no baja de intensidad. Yo me referiré a los mensajes contenidos en los discursos de tres de los actores: la Iglesia, el Gobierno y Fedecámaras; obviamente tomaré en cuenta sus discursos, pero también lo que no se dice, pues en este tipo de eventos es tan importante lo que se dice como lo que se calla.

El mensaje de la Iglesia

Aparte de sus propias palabras −breves, profundas, trascendentes−, el vocero de la Iglesia, Monseñor Ricardo Barreto, Obispo auxiliar de Caracas, envió dos mensajes políticos importantes. El primero fue la ausencia del Cardenal Baltasar Porras; yo no puedo imaginar qué compromiso podía tener el Cardenal Porras en Mérida que fuera más importante que atender la invitación del máximo organismo empresarial del país, en su Asamblea Anual, a la que asistiría la Vicepresidente de la Republica. No voy a especular ni hacer conjeturas acerca de los motivos de Cardenal Porras para no asistir. Dejo simplemente mi duda.

El segundo mensaje fue la lectura de la carta del Cardenal Pietro Parolin al Presidente de Fedecámaras. Esta carta, obviamente, representa la posición de El Vaticano, del Papa Francisco, porque el Cardenal Parolin ejerce el cargo de Secretario de Estado. La carta contiene, en mi criterio, dos puntos importantes: La necesidad de que participe la sociedad civil como protagonista en la solución de los problemas del país; y que esto solo será posible mediante la disposición a negociar, de modo serio, por parte de los que tienen responsabilidades en el país.

La verdad es que por más que leo y releo la carta −que me parece bastante formal y anodina− no alcanzo a entender por qué la misma molestó tanto a algunas personas y de manera tan particular al gobierno y provocó tan duros comentarios y descalificaciones por parte del presidente Maduro, quien se refirió a la misma señalando que es “… una carta llena de veneno, de odio, de intrigas, de cinismo, de ataques» (¡?)

El mensaje del Gobierno

Obviamente el elemento que irritó y ha levantado todas las críticas en prensa y redes sociales fue la invitación y presencia en la Asamblea de la Vicepresidente Ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez. Si esto se considera un error, hay que decir que el mismo se cometió hace un año cuando el Directorio de Fedecámaras fijo la política de buscar una ruta eficaz: “Por una Nación incluyente y productiva”. En la búsqueda de esa ruta se han producido acercamientos con el Gobierno, reuniones, invitaciones, diálogos, mesas de trabajo, etc., que ya han sido motivo de críticas al organismo empresarial, muy en particular los intentos fracasados de diálogo que se produjeron en el mes de febrero de este año. Al respecto publiqué un artículo el 13 de febrero de este año, con motivo de aquel famoso y frustrado episodio; en una época en la cual está de moda desdecirse y recoger las palabras, yo ratifico todas y cada una de las ideas expresadas allí, sobre Fedecámaras, el diálogo y el papel del empresariado.

Por lo tanto, la invitación a la Asamblea de este año a la Vicepresidente Rodríguez es una consecuencia de esa política del organismo empresarial. Y sobre la inclusión de la Vicepresidente en la agenda caben solo dos interpretaciones: o bien los empresarios están de acuerdo con esa política o bien el sector que la promueve tiene mucha más fuerza que los que se oponen. No hay otra posibilidad y de nada sirve rasgarse las vestiduras al respecto. Queda por ver si el nuevo directorio, que asumió esta semana, continuará con esta política, la modificará o la abandonará. Por cierto, me recomendaron que escuchara el discurso de Carlos Fernández G., el nuevo Presidente de Fedecámaras, lo hice y se los recomiendo a todos.

Si algunos consideran que fue un error invitar a la Vicepresidente Delcy Rodríguez pues implica el reconocimiento a un gobierno, que muchos no reconocen. Hay que decir −como varios ya lo están destacando− que su presencia allí es también un reconocimiento del gobierno hacia Fedecámaras, como la expresión y representación del empresariado venezolano, gremio e institución que ha intentado destruir y reemplazar durante 20 años y no lo ha logrado. Esa resistencia es sin duda, un éxito de Fedecámaras.

De resto, las palabras de la Vicepresidente Rodríguez están en el marco de lo esperado, no suponen ninguna novedad. Fue un discurso, en mi opinión, poco estructurado, lo cual no quiere decir que fue improvisado o poco elaborado; todo lo contrario, creo que cada una de sus piezas fue cuidadosamente pensada. Contiene, eso sí, las exageraciones, calificativos y falsificaciones de la realidad que se podían esperar y a los que ya nos tienen acostumbrados.

Yo no voy a contribuir a destacar nada de su discurso; pero en todo caso, no cabe la menor duda que la Vicepresidente Delcy Rodríguez supo sacar partido a su presencia en la Asamblea de los empresarios.

El mensaje de Fedecámaras

Lo siento, pero lo menos que se puede decir del discurso de Ricardo Cussano, presidente saliente de Fedecámaras, es que fue desafortunado, en la forma y en el fondo. Que un “bajón de luz” le haya impedido terminar su discurso no creo que sea una excusa suficiente para la ocasión de que se trataba, su despedida como presidente de la institución empresarial del país, que hasta el propio régimen ya ha reconocido. Ciertamente fue un discurso inconexo, difícil de seguir. Cuesta reconocerlo en comparación con su discurso en la Asamblea pasada de Fedecámaras, la N° 76, de agosto de 2020.

Lo de menos es que Cussano haya dicho que se opone a las sanciones internacionales, pues es algo que −como él mismo señaló− ya lo había dicho el año pasado; y además, esa es una posición −la de oponerse a las sanciones internacionales, excepto a las personales, como el aclararía posteriormente− que es compartida por muchos empresarios y políticos en el país. Tampoco creo que sea criticable que haya señalado que está en favor de participar en el proceso electoral del mes de noviembre, pues igualmente hay muchas personas que favorecen esa posición y es un tema que aún está por definirse en la propia oposición; de manera que cualquiera puede argumentar su posición al respecto, por lo menos hasta que se defina una posición unitaria.

Omito referirme a sus alusiones a la importancia que le da al reconocimiento o no de la comunidad internacional o a lo de poner en pie de igualdad, porcentual, a los que estamos por uno u otro modelo de país; los atribuyo a comentarios desafortunados, dentro de un discurso poco elaborado o elaborado apresuradamente.

Más lamentable es que su discurso careció de contenido, de orientación específica, de planteamientos y propuestas. Creo que se quedó en señalamientos generales e insustanciales. Pero, en todo caso, el principal problema del discurso de Cussano el 20 de julio de 2021 fue que desaprovechó la presencia de la Vicepresidente de la Republica, para fijar la posición del empresariado en algunos puntos importantes, cruciales, para la institución y el país. Esa oportunidad, por lo menos él, no la volverá a tener.

Pero, como ya dije, en este tipo de eventos, es tan importante lo que se dice −en este caso el líder−, como lo que se calla. El expresidente Ricardo Cussano, en su discurso final en la organización que presidió durante dos años, en presencia de la Vicepresidente de un gobierno que ha agredido severamente al sector empresarial y que no participaba en un evento de Fedecámaras desde hace 20 años, perdió la oportunidad de decir lo siguiente:

– “Venezuela agoniza… Ya no es suficiente decir que está en crisis. … No fue suficiente el petróleo, el rentismo, la redistribución de beneficios que solo terminaron socavando todas las capacidades para invertir, para producir… para convivir.”

– “No tenemos instituciones ni referentes… ante la ausencia de propuestas y conducción política … El modelo de socialismo del siglo XXI desapareció casi 400.000 empresas. El afán controlador, la política expropiatoria y el exceso de burocracia y regulaciones levantaron enormes barreras a la producción… (completado con)…la colosal caída de la producción petrolera.”

– “de ser un país puntal en Latinoamérica…(hemos pasado) a ser hoy la economía más pequeña…con cerca de un 80% de venezolanos en pobreza extrema que no pueden cubrir la canasta alimentaria…. El salario mínimo… (es) inferior a los 1,25 dólares diarios fijados en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas… El 74% de los hogares vive en inseguridad alimentaria de moderada a severa y el consumo proteico promedio sólo llega al 34%…”

– “Todo esto ha ocurrido a la vista de un Estado desmantelado, incapaz de planificar ni aplicar un esquema ordenado de decisiones coherentes en política económica… (No hay)…un ambiente propicio a la inversión del sector privado, con políticas públicas coherentes y visión a largo plazo que respete la libre iniciativa y la propiedad privada…

– “Deben abrirse los espacios para los acuerdos políticos, donde cada actor pueda asumir el rol que le corresponde… privilegiar al país por encima de ideologías o intereses partidistas, garantizar una gestión pública eficiente con rendición de cuentas, sin corrupción, y con el objetivo superior de satisfacer las necesidades ciudadanas”.

– “No compartimos el modelo centralista ni rentista que trajo este desastre a nuestra puerta. Pero, tampoco queremos un modelo que limite nuestras libertades políticas, económicas y sociales en función de la centralización del poder y el control de la sociedad, nos negamos a transitar hacia un modelo como el chino o vietnamita…Sugerimos un modelo propio… Un modelo de desarrollo sustentable, con democracia, progreso y justicia social.”

– “El único proyecto político que apoyamos en Fedecámaras es el que respeta los derechos humanos y constitucionales que enarbolan la vida, el acceso a la salud, la educación, la alimentación, el respeto a la propiedad privada y la libre iniciativa, el derecho al voto; en fin, libertades plenas en lo político, económico y social.”

– “La sociedad que queremos no es compatible con la existencia de persecución y represión, con la permanencia de presos de conciencia o con el desmantelamiento de los partidos políticos.”

Todo lo presentado en el párrafo anterior está tomado, textualmente, del discurso de Ricardo Cussano ante la Asamblea N° 76 de Fedecámaras de agosto de 2020. No obstante, Fedecámaras −una institución democrática con 77 años de existencia, 22 de los cuales los ha vivido bajo el asedio y la amenaza de un régimen que ha tratado de eliminarla−, sobrevivirá a cualquier desafortunado discurso.

Politólogo

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

 8 min


Américo Martín

Si las partes de una pugna terminal se mantienen obsesiva, orgullosa o intransigentemente encadenadas a sus ideas o a sus caprichos, el desenlace tendría que ser el peor. Puesto que en la materia en cuestión se han invocado la invasión militar y una negociación profunda que sea capaz de poner todos los naipes sobre la mesa, pareciera que al final la salida militar gozaría del favoritismo, porque del lenguaje de los representantes de las aceras principales se está a la espera de soluciones inminentes, urgentes.

Las partes que se han pronunciado sobre el apasionado conflicto venezolano son –o serían– la oposición representada por la Asamblea Nacional presidida por Juan Guaidó. Hay otras corrientes opositoras que sin duda jugarán roles muy importantes, pero hasta ahora podría darse por seguro que correrían en los mismos rieles de Guaidó por ser la más trascendente y gozar del mayor y certificado respaldo universal.

El otro factor duro es el gobierno de Nicolás Maduro. Lidera el Ejecutivo Nacional, la FANB, las fuerzas policiales, de seguridad e Inteligencia. Pese al evidente desorden y desgaste reinante en estos cuerpos, le proporcionan un respaldo estimable al madurismo y su partido. Y la comunidad internacional, unida como pocas veces antes, alrededor de Guaidó y la Asamblea Nacional legítima.

El poder disuasivo de la comunidad internacional es colosal, pero claro, es para nada incondicional y muy bien que así sea.

Lo primero es que se brinda para presionar la democratización completa de Venezuela, como condición para dar por válidas las elecciones que se realicen en nuestro país; en caso contrario, los gobernantes que se impongan fuera de las estrictas condiciones democráticas exigidas por la comunidad internacional serán tachadas de inconstitucionales, en tanto que las sanciones no solo se mantendrán sino que se intensificarán.

Es lo más parecido a un juego «trancado». La comunidad internacional ha desestimado la peligrosa invasión. No la cree eficaz, no la cree útil, no la cree justa. Está volcada en su totalidad por la democratización de Venezuela como base para elecciones libérrimas, observadas mundial y nacionalmente. Una colosal fuerza al servicio de poner en los venezolanos la elección del gobierno que, mediante el sufragio libre, en condiciones de igualdad de participación, restablezca las reglas democráticas y elija voto a voto el gobierno que se eche al hombro nuestra abrumada patria.

En fin, preferible una limpia y garantizada salida electoral, antes que una sangrienta salida militar

Es verdad que el gobierno no termina de encontrar la salida de su laberinto. Varios de sus colabores dicen cosas para aumentar los desentendidos. Maduro, por ejemplo, ha dicho inequívocamente que irá a México a dialogar con la oposición. Parece que ha llegado a la nuez del problema. No obstante, nunca faltarán cercanos funcionarios suyos que busquen la manera de restarle fuerza a su declaración.

Decir, por ejemplo, que se acepta el diálogo, pero que tiene ser simultáneo con «todas las oposiciones», aunque suene natural y lógico, pretende complicar lo que ya de suyo es difícil. Lo ideal, por el contrario, es partir de lo que ya tenemos y es universalmente aceptado.

¿Qué es lo que tenemos? Una presidencia, una Asamblea y una comunidad internacional con inmenso poder propio.

En el reciente caso cubano, en paralelo con el nuestro, fue decisivo no el peso de una u otra personalidad sino poner a valer los grupos que se han formado alrededor de tesis en disputa.

Díaz-Canel en Cuba, por ejemplo, surgió del VI Congreso del PCC, en una relación sumamente estrecha con Raúl Castro y, entre los dos y algunos más, diseñaron la estrategia del viraje y la apertura que, lamentablemente, hasta ahora no han podido cristalizar y quizás sea esa la causa del impresionante sacudón político-social que tanta admiración colectiva ha despertado.

Si Nicolás Maduro ha tomado con la seriedad de un estadista el anuncio del diálogo, debería reunir a su lado a sus más cercanos colaboradores para poder emitir líneas nítidas que no sean perturbadas por interpretaciones provenientes de la espontaneidad o de la mala fe. No basta, aunque sea fundamental, convocar elecciones libres, transparentes, que sean acompañadas de negociaciones francas y plenas donde se solucionen los pormenores, precisamente, por ser «menores» se pueden ir entre las piernas sin terminar de resolver esta bendita vaina.

Twitter: @AmericoMartin

Américo Martín es abogado y escritor.

 3 min


Carlos Raúl Hernández

Nos acostumbraron a imaginar los grandes autores del pensamiento y la literatura como si en vida hubieran sido lo que son hoy, espíritus puros, fantasmas benevolentes (o terribles), ilustraciones sin carne ni sangre. Enseñamos de ellos pensamientos secos, descontextualizados, sin conexión con la vida real, y tienen tanta que palpitan en nuestros días y por eso son clásicos. Goethe escribió, refiriéndose a Sófocles, que dramas y pasiones humanos son siempre los mismos: amor, odio, violencia, celos, nostalgia, traición, envidia, y todo autor es hijo de sus sacudidas. Hoy mismo los siquiatras denominan “síndrome de Odiseo” casos de melancolía profunda. Durante el sitio a Troya, el héroe pasaba días enteros en la playa con la mirada en dirección a su querida y remota Itaca, mientras allá Penélope tejía y destejía.

En el siglo IV a. C no existía el término populismo, que surge en los finales de la Rusia zarista, pero Platón, Aristóteles, Aristófanes y otros crearon “demagogo”, que significa adulante del populacho. En fechas recientes hay un enredo con la noción de populismo por falta de rigor al elaborarla y su uso para cualquier cosa, hasta vaciarla de contenido. Conocemos las imágenes de Evita, rodeada de cientos de miles de trabajadores ante la Casa Rosada, decretando asuetos por el Día de San Perón y aumentos de salarios gigantes que lanzaron Argentina a la miseria. Al populista tipo, en cualquier país del mundo, no le preocupan los efectos de su irresponsabilidad, sino pulsar las cuerdas más primitivas de la ciudadanía enfebrecida para arrancar ovaciones. Su discurso trasuda xenofobia, patrioterismo, resentimiento social, odio a blancos, negros o latinos, la Iglesia cómplice, las clases medias, los explotadores.


Sorprende la actualidad de Platón en La República sobre el personaje: “su única enseñanza es devolver a las masas las opiniones de la masa misma, que se manifiestan cuando se reúne colectivamente… Los demagogos actúan exactamente como quienes crían una bestia vigorosa, y aprenden sus instintos y deseos para poder acercársele y acariciarla. Aprenden los secretos de su ferocidad y astucia, los sonidos que emite en diversas circunstancias, y aún más, los ruidos necesarios para calmarla o alterarla. Sabido esto por experiencia y una larga costumbre, lo convierten en técnica sistemática, en materia de enseñanza, e ignoran todo lo de bello y de feo, de bueno y malo, de justo e injusto que pueda haber. Así para el demagogo, el bien es lo que agrada a la bestia, y el mal lo que la molesta […]”.


En la cultura griega el epítome del demagogo es Cleón que nos recuerda a varios patanes contemporáneos y, solo por su estilo de relación comunicacional, entre otros a Trump, Pinochet, Velasco y Fidel Castro. Aristóteles lo presenta “él, primero, explota en alaridos e insultos desde la tribuna, y se dirige al pueblo (demos) vistiendo un delantal, mientras que todos los demás oradores se comportaban respetuosamente”. Hemos visto muchos como él, cuyo atuendo es deliberado para evidenciar su menosprecio por la dignidad de las instituciones. Platón y Aristóteles eran desafectos al régimen político de su tiempo y aquél cuestiona lo que hoy llamamos la antipolítica, con argumentos que reaparecen en el siglo XX en Walter Lippman y Joseph Schumpeter. La antipolítica no considera la política como un saber específico sino un oficio residual, refugio de los que no dominan otros más complejos y útiles, y por eso “el líder somos todos”. Cualquier persona educada puede gobernar mejor que los políticos.


Pero Platón dice que “un niño de quince años puede ser un gran matemático, pero no un buen político” (porque) la política es un “saber práctico” producto de la experiencia, como la medicina y otras. En otro diálogo contra el facilismo de los demagogos interroga sobre a quién preferiría un grupo de niños: al médico que le causa dolor para curarlos o al pastelero que les da golosinas. Solo durante el siglo XX a medias –no olvidemos precisamente a la antipolítica- se ha conceptualizado la relación demos-polis-politeia, y el líder en esa ecuación. Líder no es cualquier político, sino el estratego, el que ve más que los demás, prevé las consecuencias y corre riesgos para corregir la marcha. Paradójicamente esa relación aparece clara en el siglo VIII a.C en La Ilíada, muy anterior a Platón y Aristóteles.

El máximo jefe de los ejércitos griegos es Agamenón pero Odiseo, apodado “el de los múltiples senderos” era quién señalaba cuál seguir, como el ardid del Caballo de madera que decidió la guerra. Agamenón comete la torpeza de decir en la asamblea que pronto regresarían a casa y los guerreros se abalanzan a los barcos. Odiseo se dirige a cada uno de los jefes “con palabras amables” pero enérgicas para convencerlos, tranquilizarlos y exponer el plan. Luego habló a la asamblea en un tono duro increpando al tumulto. Odiseo ahí el antidemagogo, el líder que siempre desafía la estupidez colectiva y hace prevalecer la razón, el interés general de todos cuando no lo ven. No le interesan los aplausos inmediatos sino ganar. Cleón se hunde, Odiseo triunfa.

@CarlosRaulHer

 4 min


Daniel Eskibel

¿Puedes imaginar a Robinson Crusoe sin su isla?

Claro que no. Pues esa isla es un rasgo esencial de su propia identidad de náufrago. Sin la isla Robinson Crusoe no sería quien es.

Lo mismo ocurre con el votante del siglo 21: no lo podemos imaginar sin las pantallas que lo bombardean con información a cada instante. Esa relación íntima y permanente con sus pantallas lo define en gran medida y lo diferencia de votantes de otros tiempos. Es el primer votante de la historia que tiene que gestionar la sobredosis informativa que lo persigue desde smartphones, ordenadores y televisores.

Atado a esas brillantes superficies tal como Robinson Crusoe lo estaba a la isla, el votante de hoy es un desafío para la comunicación política.

Breve historia de las pantallas

En el principio era el mito, como suele suceder.

Allí está Narciso, mirando su propia imagen reflejada en un curso de agua. Enamorado de su propia imagen, el pobre Narciso se inclina hacia ella y cae en el agua. Se ahoga en su propia imagen. Se ahoga en esa pantalla del agua que refleja su figura.

Revisitando el mito en el siglo 21 podemos sospechar que el narcisismo desbocado es la fuerza interior que nos ata a las pantallas de nuestro tiempo. Nos buscamos a nosotros mismos en los smartphones, los televisores, los ordenadores y las tablets. Pantallas que tienen su historia, claro está.

Una pantalla es una superficie sobre la cual se proyecta una imagen. Esa imagen puede ser la propia reflejada en los ojos de otros seres humanos o en el curso de agua que tanto hechizó a Narciso. Pero también puede ser una imagen que solo está en la mente y que se proyecta sobre las formas irregulares de las nubes o sobre objetos en sombras.

Pero las pantallas en su sentido más actual surgen con el nacimiento del cine. Son pantallas de gran tamaño, ubicadas en recintos cerrados ubicados estratégicamente en las ciudades. Cada espectador está silencioso en medio de la oscuridad, percibiendo que cerca suyo hay otras personas que se mantienen a una distancia socialmente regulada, todos mirando en la misma dirección, como un ritual colectivo, como un trance hipnótico en el que todas las miradas siguen el mismo haz de luz que proviene de algún punto a sus espaldas y que estalla en imágenes sobre la pantalla.

Luego, a mediados del siglo veinte, surge la televisión. Ahora hay por lo menos una pantalla en cada casa. Su tamaño está en sintonía con el mobiliario y el espectador está cerca de ella, en un ambiente iluminado y en un contexto de conversación familiar. Es una experiencia cotidiana, ya no ritual sino hábito. La imagen proviene del interior mismo del aparato, frente al espectador, y la aparición del mando a distancia inaugura una modesta posibilidad de interacción con la pantalla.

En el tramo final del siglo veinte irrumpe el ordenador personal. Ahora la pantalla está no solamente en casa sino también en el trabajo. Y su propio tamaño y ubicación son adecuados para trabajar. Se ubica en un espacio personal, cerca del cuerpo. Las condiciones ambientales son también personalizadas. La experiencia de uso es otro factor que se vuelve muy personal y el teclado facilita una interacción mucho más rica. Tanto que la imagen parece surgir del propio teclado.

A comienzos del siglo veintiuno entra el smartphone en escena. La pantalla culmina su viaje hacia lo pequeño, se adapta al tamaño de la mano y se vuelve omnipresente. Está en todas partes y en todo momento. Ocupa un espacio íntimo y se presta a una relación más íntima aún con el usuario. Miles de millones observan obsesivamente esta pantalla mientras viajan en el metro, mientras caminan por la calle, mientras esperan, mientras cenan con su familia, mientras trabajan o estudian, mientras hablan o escuchan, mientras miran otra pantalla, mientras se duermen o mientras se despiertan. La interacción es directamente a través de los dedos, sin intermediarios. Y la imagen adquiere una cualidad casi mágica ya que parece surgir de la yema misma de los dedos.

Así llegamos a 2020. Estábamos en plena sobredosis de pantalla. Y la pandemia de Covid-19 nos multiplicó la dosis.

Efectos psicológicos de la sobredosis de pantallas

El cerebro humano mantiene las características esenciales que adoptó al configurarse en la ya lejana Edad de Piedra. Ese cerebro arcaico, limitado y lento dedica una parte importante de sus energías a procesar información.

Atención al verbo: procesar. Porque de nada le sirve al cerebro la simple acumulación, el tosco almacenamiento de información. Lo que vale es procesar esa información, elaborarla, analizarla, comprenderla, usarla en el mundo real.

Para procesar información el cerebro tiene que conectar lo nuevo con lo ya sabido, tiene que comparar y contrastar, tiene que establecer redes de significado, tiene que asimilar conceptos, tiene que concederse pausas y períodos de descanso. Nada de eso puede hacer si está bombardeado por miles de estímulos diarios, muchos de ellos simultáneos, muchas veces cargados de contenido emocional y otras tantas plagados de confusiones e imprecisiones. Sin mencionar las fake news, que ya son otro tema.

En suma: en la era de las pantallas el cerebro está bombardeado, saturado, inundado de una información que circula hasta el infinito, golpeado por datos imprecisos cuando no simplemente falsos y padeciendo dificultades extremas para procesar razonablemente toda esa avalancha informativa. Lo dicho: sobredosis informativa.

En este contexto el consumo de información asume algunas características cada vez más negativas. Por ejemplo:

• El consumo de información es ansioso. Todo debe ser rápido, inmediato, ya mismo. Lo cual conduce inevitablemente hacia personas pobremente informadas y altamente estresadas.

• Se privilegia la información breve, tan breve que en ocasiones la única pieza informativa que muchas personas toleran es apenas el título de una noticia. El resto se adivina, se supone congruente con los saberes previos. O con las opiniones previas.

• Se privilegia lo superficial frente a lo profundo. Más vale sobrevolar una información que ahondar en ella. No hay tiempo ni deseo de ir más allá, más aún pudiendo saltar de link en link sin detenerse en ningún lugar específico.

• El consumo informativo es fragmentario. Los hechos, las ideas y las personas estallan en pedazos y cada cual recoge algunos fragmentos y en muchos casos valora el todo por una parte muy pequeña que es la que conoce.

• El consumo de información es irreflexivo. No hay tiempo para reflexionar, no hay pausa, no hay silencio, no hay ese vacío informativo que es imprescindible para cualquier reflexión.

La sobredosis de pantallas facilita la desinformación y el encierro de cada cual en su propia burbuja de ideas. Además fortalece el sentido tribal, ese oscuro impulso a dividir el mundo entre nosotros y ellos, los propios y los ajenos, los amigos y los enemigos, los inmensamente buenos contra los satánicamente malos.

Cuando salimos de las pantallas el espejo se rompe. La realidad es siempre más compleja, más contradictoria y llena de matices. Esta ruptura del espejo deriva en desencanto, pasividad, muchas veces fanatismo y dadas ciertas condiciones hasta en violencia social y política.

Ya lo sé: los tiempos que corren son duros para la comunicación política.

¿Cómo comunicarnos en la era de las pantallas?

Hay un tsunami de información devorándonos desde las pantallas. De nada sirve si nos mimetizamos con ese maremoto y agregamos unas gotas de ansiedad, brevedad, fragmentación, superficialidad y falta de reflexión. Eso también se lo llevará el tsunami.

¿Cómo logras que tu mensaje político sobreviva al tsunami?

¿Qué puedes hacer para que tu mensaje se destaque entre miles de mensajes que van y vienen como enloquecidas estrellas fugaces? ¿Cuál es el camino para tu comunicación política en esta sociedad de las pantallas planas?

El camino de comunicación política que te sugiero tiene seis pilares básicos:

1. Investigación permanente acerca de los públicos con los cuales te vas a comunicar: por lo menos perfil demográfico, perfil de personalidad, emociones, hábitos de consumo de información y perfil político.

2. Creación y distribución sistemática de contenidos para esos públicos: artículos, libros, podcasts, vídeos, infografías, fotografías, juegos, reportes, canciones y cualquier otro formato que sea entretenido y atractivo en sí mismo.

3. Mensajes políticos segmentados por perfiles psicológicos de la población.

4. Mensajes políticos estructurados en base a propuestas de solución a los problemas específicos de cada target.

5. Creación y desarrollo de una potente imagen de marca del candidato y/o del partido.

6. Incorporación sistemática de las emociones a la comunicación política.

Solo desarrollando en profundidad estos seis pilares podrás comunicarte con mayor eficacia con ese Robinson Crusoe de las pantallas que es el votante de hoy.

25 de julio 2021

Maquiavelo&Freud

 6 min


John H. Cochrane

En Estados Unidos, la Reserva Federal, la Comisión de Bolsa y Valores y el Departamento del Tesoro están preparándose para incorporar la política climática en la regulación financiera estadounidense, luego de los pasos aún más audaces de Europa. La justificación es que “el riesgo climático” plantea un peligro para el sistema financiero. Pero es una afirmación absurda. Se está utilizando la regulación financiera para introducir a las escondidas políticas climáticas que, de otra manera, serían rechazadas por impopulares o inefectivas.

“Clima” se refiere a la distribución de probabilidad del tiempo –el rango de potenciales condiciones y eventos climáticos, junto con sus probabilidades asociadas-. “Riesgo” se refiere a lo inesperado, no a cambios que todos saben que están en curso. Y “riesgo financiero sistémico” se refiere a la posibilidad de que todo el sistema financiero se desintegre, como casi sucedió en 2008. No significa que alguien en alguna parte pueda perder dinero porque el precio de algún activo caiga, aunque los banqueros centrales rápidamente están ampliando su campo de acción en esa dirección.

Por lo tanto, en lenguaje sencillo, un “riesgo climático para el sistema financiero” se refiere a un cambio repentino, inesperado, grande y generalizado de la distribución de probabilidad del tiempo, suficiente para causar pérdidas que castiguen las reservas de capital y los amortiguadores de la deuda de largo plazo, provocando una corrida en todo el sistema sobre la deuda de corto plazo. Esto se refiere al horizonte de cinco años –o como máximo diez años- en el cual los reguladores pueden empezar a evaluar los riesgos en los balances de las instituciones financieras. Todavía no se han otorgado préstamos para 2100.

Un evento de esta naturaleza está más allá de cualquier ciencia climática. Los huracanes, las olas de calor, las sequías y los incendios nunca han estado ni cerca de causar crisis financieras sistémicas, y no existe ninguna posibilidad validada científicamente de que su frecuencia y severidad vayan a cambiar tan drásticamente como para alterar este hecho en los próximos diez años. Nuestra economía moderna, diversificada, industrializada y orientada a los servicios no se ve tan afectada por el clima –ni siquiera por los eventos que alcanzan los titulares-. Las empresas y la gente todavía se están desplazando del Cinturón de Oxido frío a los estados calurosos y proclives a los huracanes de Texas y Florida.

Si los reguladores en general les tienen miedo a riesgos inéditos que pongan en peligro el sistema financiero, la lista debería incluir guerras, pandemias, ciberataques, crisis de deuda soberana, crisis políticas y hasta ataques de asteroides. Todos excepto estos últimos son más probables que el riesgo climático. Y si nos preocupan los costos de las inundaciones y de los incendios, quizá deberíamos dejar de subsidiar la construcción y reconstrucción en zonas anegadizas y proclives a los incendios.

El riesgo regulatorio climático es ligeramente más verosímil. Los reguladores ambientales podrían resultar tan incompetentes como para dañar la economía al punto de crear una corrida sistémica. Pero ese escenario parece demasiado descabellado inclusive para mí. Una vez más, si el problema es el riesgo regulatorio, entonces los reguladores salomónicos deberían exigir un mayor reconocimiento de todos los riesgos políticos y regulatorios. Entre las nuevas interpretaciones de la ley antimonopolio de la administración Biden, las políticas comerciales de la administración anterior y el deseo político generalizado de “desguazar a las grandes tecnológicas”, los peligros regulatorios no son pocos.

Sin duda, no es imposible que algún evento terrible relacionado con el clima en los próximos diez años pueda provocar una corrida sistémica, aunque nada en la ciencia o economía actual describe un evento de esas características. Pero si ése es el temor, la única manera lógica de proteger el sistema financiero es aumentando drásticamente la cantidad de capital social, que protege al sistema financiero de cualquier tipo de riesgo. La medición de riesgo y la regulación tecnocrática de las inversiones climáticas, por definición, no pueden proteger contra incógnitas desconocidas o “puntos de inflexión” no modelados.

¿Qué pasa con los “riesgos de transición” y los “activos bloqueados”? ¿Las compañías de petróleo y gas no perderán valor en el traspaso a una energía con bajos niveles de emisiones de carbono? Seguramente que sí. Pero todos ya lo saben. Las compañías petroleras y gasíferas perderán más valor sólo si la transición es más rápida de lo esperado. Y los activos de combustibles fósiles tradicionales no están financiados con deuda de corto plazo, como las hipotecas en 2008, de manera que las pérdidas de sus accionistas y tenedores de bonos no ponen en peligro al sistema financiero. “Estabilidad financiera” no significa que ningún inversor nunca pierda dinero.

Asimismo, los combustibles fósiles siempre han sido riesgosos. Los precios del petróleo se volvieron negativos el año pasado, sin ninguna consecuencia financiera importante. El carbón y sus accionistas siempre se han visto perjudicados por la regulación climática, sin ningún indicio de una crisis financiera.

En términos más generales, en la historia de las transiciones tecnológicas, los problemas financieros nunca han surgido de industrias en decadencia. La crisis del mercado bursátil de 2000 no fue provocada por pérdidas en las industrias de las máquinas de escribir, los carretes, el telégrafo o la regla de cálculo. Fueron las compañías tecnológicas ligeramente avanzadas en su tiempo las que quebraron. De la misma manera, la crisis del mercado bursátil de 1929 no fue causada por el colapso de la demanda de carruajes arrastrados por caballos. Fueron las nuevas industrias de la radio, el cine, los automóviles y los electrodomésticos las que colapsaron.

Si a uno le preocupan los riesgos financieros asociados con la transición energética, los nuevos favoritos valuados astronómicamente como Tesla son el peligro. El mayor peligro financiero es una burbuja verde alimentada, como en bonanzas previas, por subsidios gubernamentales y el aliento de los bancos centrales. Las empresas exitosas de hoy son vulnerables a los caprichos políticos cambiantes y a las nuevas y mejores tecnologías. Si los créditos regulatorios se agotan o si las células de combustible de hidrógeno desplazan a las baterías, Tesla está en problemas. Sin embargo, nuestros reguladores sólo quieren alentar a los inversores a sumarse.

La regulación financiera climática es una respuesta en busca de una pregunta. El punto es imponer un conjunto especifico de políticas que no pueden prosperar mediante una legislación democrática regular o una potestad reglamentaria ambiental regular, que exige al menos la pretensión de un análisis de costo-beneficio.

Estas políticas incluyen desfinanciar los combustibles fósiles antes de que hayan sido reemplazados por otra cosa y subsidiar los autos eléctricos, los trenes, los molinos de viento y las células fotovoltaicas alimentados a batería –pero no la energía nuclear, la captura de carbono, el hidrógeno, el gas natural, la geoingeniería u otras tecnologías prometedoras-. Pero, como a los reguladores financieros no se les permite decidir adónde debería estar destinada la inversión y qué es lo que habría que despojar de fondos, “el riesgo climático para el sistema financiero” es un concepto ideado y repetido hasta que la gente lo crea, para hacer entrar con calzador estas políticas climáticas en los limitados mandatos legales de los reguladores financieros.

El cambio climático y la estabilidad financiera son problemas acuciantes. Requieren respuestas políticas coherentes, inteligentes y científicamente válidas, y pronto. Pero la regulación financiera climática no ayudará al clima, politizará aún más a los bancos centrales y destruirá su independencia preciosa, mientras que obligar a las compañías financieras a diseñar evaluaciones de riesgo climático absurdamente ficticias arruinará la regulación financiera. La próxima crisis tendrá algún otro origen. Y nuestros reguladores obsesionados con el clima una vez más no podrán anticiparlo en absoluto –de la misma manera que una década de comprobadores de resistencia nunca consideraron la posibilidad de una pandemia.

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/climate-financial-risk-fall...

 6 min


Margarita Rodríguez

Pocos días después del nacimiento de Simón Bolívar, su familia tomó una decisión que lo marcaría.

Su madre, María de la Concepción Palacios y Blanco, tenía problemas de salud y mandaron traer para que lo amamantara "a una joven esclava que en esos días también había sido madre".

"Se trata de Hipólita, joven de unos veinte años rebosante de buena salud, de agraciada estampa, alta, bien formada y ágil, con opulentos senos que desde entonces y hasta bien crecido alimentarán al niño Simón", escribió Carmelo Paiva Palacios, en "La Negra Hipólita, la nodriza del Libertador".

"Hipólita fue uno de los pilares principales que sostiene el escenario de los primeros años de Bolívar", indicó en la publicación de 1994, del Boletín de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela.

El mismo Libertador dejaría testimonio de ello.

"Te mando una carta de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella", le escribió a su hermana mayor en 1825, desde Cuzco.

Al cumplirse este 24 de julio 238 años del nacimiento del héroe venezolano, BBC Mundo se adentra en esta figura que pasó a la historia como la "Negra Hipólita" o Hipólita Bolívar, como un recordatorio de que los esclavos en Venezuela llevaban el apellido de sus amos.

La familia

Antes de que naciera el prócer, el matrimonio de los mantuanos Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios y Blanco había tenido a María Antonia (1777), Juana (1779) y Juan Vicente (1781).

Y cuando nació Simón, debido a los quebrantos de salud que la aquejaban, la madre le pidió a una amiga que la ayudara a alimentarlo.

La cubana Inés Mancebo de Miyares lo amamantó durante sus primeros 30 días.

Después llegaría Hipólita, "esclava de la hacienda El Ingenio, en San Mateo, propiedad de la familia", según apuntó la historiadora Irma De-Sola Ricardo en el Diccionario de Historia de Venezuela.

Había nacido en 1763, en esas tierras del norte de Venezuela, en lo que hoy es el estado Aragua, y se había unido a otro siervo de la familia Bolívar, Mateo, de la hacienda de Santo Domingo.

Era una "típica mujer originaria de África Occidental", escribió Reinaldo Bolívar en el ensayo dirigido a niños y adolescentes "Simoncito. Hijo de Hipólita, pupilo de Matea".

Aunque "su estatura está por encima del promedio que consideraban los esclavistas debía medir una 'pieza'", añadió el que es el director del Instituto de Investigaciones Estratégicas sobre África y su Diáspora.

Los Bolívar descendían de una familia de origen vasco que se había radicado en Venezuela desde finales del siglo XVI.

"Eran reconocidos como una de las cinco familias más ricas de la Capitanía General de Venezuela; en sus haberes tenían propiedades por toda la Provincia de Caracas, por tanto se daban el lujo de enseñar oficios y artes a los esclavizados que iban a asumir tareas domésticas", indica el investigador.

"La excepción de la regla"

Hipólita había sido "esclavizada en el ingenio azucarero de San Mateo", cuenta Jesús Chucho García en el libro "Africanas, esclavizadas, cimarronas, libertarias y guerrilleras".

"La unidad productiva de caña de azúcar era de explotación intensiva", explica, lo cual difería de las que funcionaban en los hatos de ganado o las haciendas de cacao.

"En estas tres unidades productivas la familia Bolívar tenía una especie de red productiva con una gran cantidad de esclavizados y esclavizadas", señala el fundador del Centro de Estudios Afroamericanos Miguel Acosta Saigne de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

De allí, muchos se escaparían hacia cumbes, lugares donde se refugiaban los cimarrones.

Y es que "las y los esclavizados eran unos de los mayores bienes de la colonia", evoca García.

"No vamos a romantizar, (decir) que existían unos amos buenos y otros malos, pero si vamos a destacar que la familia Bolívar tuvo un trato diferencial hacia estas dos esclavizadas", indica en relación a Hipólita y otra esclava que también ayudó en el cuidado de Bolívar: Matea.

Ambas "fueron la excepción de la regla".

Para el investigador Tomás Straka, miembro numerario de la Academia Nacional de la Historia y director del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), tanto Hipólita como Matea reflejan una realidad histórica:

"Fue una sociedad esclavista, existieron 'esclavos de adentro' o 'de la casa', que casi eran miembros de la familia mantuana, a veces verdaderamente queridos; y un niño de aquel origen tenía ayas a las que solía tributarle un verdadero amor filial", le indica a BBC Mundo.

"Amito blanco"

El rol que desempeñó Hipólita al amamantar a Bolívar no fue excepcional para la época.

"Era uno de los tantos oficios que desempeñaban las esclavas de color en las colonias hispanoamericanas", le indica a BBC Mundo la historiadora María Soledad Hernández, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UCAB.

Las razones por las que les tenían que dar el pecho a los hijos de sus amos eran diversas.

A veces, lo hacían por la muerte de la madre.

"Y era común que surgiese un vínculo afectivo entre la nodriza y el 'amito blanco', término común que los identificaba: amo pequeño y de piel blanca.

"Las nodrizas no los llamaban normalmente por su nombre, y cuando lo hacían siempre le antecedía amito o niño".

Cuando Bolívar tenía tres años, su padre falleció y su madre quedó a cargo de la administración de la respetable fortuna de la familia.

"En vida de su esposo tuvo un cabal conocimiento de los negocios de este, y apenas se encarga de ellos, procede con inteligencia y decisión no solo a conservar los cuantiosos bienes a su cargo, sino que los aumenta y sanea", señala el historiador Rafael Fuentes Carvallo en el Diccionario de Historia de Venezuela.

Pero los problemas de salud la golpearían trágicamente.

"Hipólita no solamente hizo de madre alimentándolo, sino que como fiel y abnegada servidora de la familia se encargó completamente del niño dirigiendo y cuidando sus primeros pasos, enseñándole las primeras palabras, sustituyendo al padre y compensando los mimos que la madre enferma no podía prodigarle".

A los nueve años, Simón Bolívar perdería a su madre, quien tenía 34 años.

"Tendrá que conformarse con el afecto maternal y la constante magnificencia de su esclava nodriza", escribió Paiva.

"Hermano de leche"

De acuerdo con Hernández, como las nodrizas tenían hijos coetáneos a los niños que tenían que amamantar, se daba entre ellos un vínculo conocido como el de los "hermanos de leche".

"Es el caso de Dionisio, hijo de Hipólita, que creció muy cerca de Bolívar".

Aunque hay pocas fuentes que sustenten lo que se afirma sobre él, aclara, se dice que participó en la guerra de independencia como soldado del ejército patriota.

"Llegó a ser sargento y batalló al lado de Simón Bolívar", indica Reinaldo Bolívar, quien al hacer referencia a una carta que Hipólita le mandó al Libertador, habla de otro hijo que ella tuvo.

"Le pide a Simón Bolívar: 'Querido hijo y amo, el favor de enviarme 30 pesos' para pagar la casa donde estaba viviendo porque la iban a sacar y le pedía el favor de hablar con su hermana María Antonia para solventar la situación de sus dos hijos", quienes fueron de su "propiedad".

La libertad

Tanto Reinaldo Bolívar como Paiva mencionan las destrezas de Hipólita como jinete.

El último autor incluso señaló que en una de las batallas por la independencia prestó ayuda, "socorriendo y dando ánimo a los heridos", así como también consolando a las viudas.

En 1821, después de la batalla de Carabobo, Bolívar "le concedió la libertad a los esclavos que le quedaban, entre ellos a Hipólita", indicó De-Sola.

Además de la carta que le escribió a María Antonia, hay otros documentos en los que Bolívar pide que se la proteja "para que tenga una vejez digna", cuenta Hernández.

Por ejemplo, Paiva citó en su texto una carta que el Libertador escribió, en 1825, desde Ecuador, en la que le pidió a su sobrino que le entregara mensualmente "treinta pesos para que se mantenga mientras viva".

En otra misiva, de 1827, el prócer le agradeció a un amigo en Caracas el haber acatado su petición de pagarle una pensión de un año a Hipólita.

"Muchas gracias, mi querido Álamo, por la bondad con que ud. ha atendido la recomendación que le hice a favor de la viejita Hipólita: no esperaba menos de la buena amistad de ud."

Presente

Hernández señala que, en relación a sus últimos años, "algunos autores afirman que vivió en casa de María Antonia y allí murió", en 1835.

Mientras, otros apuntan a que falleció en su propia casa, a donde la iba a visitar la hermana mayor del héroe.

Sus restos reposaban en la catedral de Caracas, en la cripta de la familia Bolívar y, en 2017, ingresaron al Panteón Nacional como parte de una iniciativa impulsada por el gobierno de Hugo Chávez.

De hecho, Reinaldo Bolívar fue uno de los promotores de esa campaña:

"Entre (...) lo mucho que nos dieron los africanos está la libertad: fueron ellos quienes rompieron las cadenas y de seguro —principalmente Hipólita y Matea— sembraron ese espíritu libertario en Simón Bolívar," dijo en 2008, cuando se desempeñaba como vicecanciller para África, según reseñó la agencia Reuters.

Chávez creó la "Misión Negra Hipólita", dirigida a ayudar a las personas en situación de indigencia.

Y en años recientes, el gobierno de Nicolás Maduro también ha resaltado su figura.

"Hipólita Bolívar es la expresión de amor incondicional", escribió el mandatario en 2018.

Un puente

Para el profesor Straka, tanto la "Negra Matea" como la "Negra Hipólita" son dos personajes, dentro del universo simbólico del culto a Bolívar, "cuya función en la memoria venezolana no ha sido completamente estudiada".

"Desde la perspectiva actual, y en particular desde la anglosajona, no dejan de ser problemáticas, tanto por el cognomento de Negra, que entre los venezolanos no tiene necesariamente la misma connotación despectiva que en otras partes, pero que es un indudable ejemplo de racialización, como por lo que representan: la amorosa y muy leal aya esclava, que da la vida por su amo, por su amito", indica.

Como sucedió con Prissy, personaje de "Lo que el viento se llevó", "se trata de retratos de sociedades esclavistas (…) y eso siempre corre el riesgo de convertirse en una matización, o incluso idealización de la esclavitud".

Sin embargo, dentro del culto a Bolívar, ambas acercaron al héroe "a las masas de color, como un hombre que no por inmensamente rico y dueño de esclavitudes dejó de ser muy cercano y generoso con los esclavos. Incluso más o menos uno de ellos".

"Son como un puente entre el dueño de esclavos bueno, el amo cariñoso y generoso, que después los redime con la república (una imagen que la elite de muchas maneras trató de forjarse para sí)".

La postura abolicionista de Bolívar, que había asumido desde 1816, y el hecho de darle la libertad a sus esclavos quedó relegado a lo más emotivo: "su amor por su madre negra", explica el también autor de varios libros.

Surgió la "necesidad de crear un relato histórico que uniera a toda la sociedad, era importante que todas las razas se vieran identificadas en la Historia Patria, como llamamos en el mundo hispano a las historias oficiales del siglo XIX".

Y en esa necesidad, había que encontrar héroes negros "que ocuparan un lugar más o menos subordinado (como en efecto ocuparon en la República), pero que hubieran sido, a su modo, buenos patriotas: el Negro Primero, como militar; y las Negras Matea e Hipólita, de algún modo cumplieron esa función".

"Triple segregación"

En 2010, la profesora Patricia Protzel publicó en la Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, el artículo "La madre negra como símbolo patrio: el caso de Hipólita, la nodriza del Libertador".

En el texto la autora señalaba cómo "la estrategia discursiva" sobre Hipólita ha tenido "visos de apología a la madre negra abnegada, madre del padre de la patria, que enfatiza los lazos de consanguinidad, con esa gran familia venezolana a través de la leche y de los afectos prodigados al niño Simón, huérfano de padre y madre".

De hecho, indicaba, se le llegó a asimilar como el "modelo de las heroínas blancas propuesta por el discurso androcéntrico hegemónico, con el único fin de legitimar el proceso de 'blanqueamiento' —y por ende de mayor civilización— de la mujer venezolana".

Pero lo cierto es que esa imagen dista mucho de "la condición social de subordinación e inferioridad de las mujeres negras esclavas o libres", quienes tuvieron que "enfrentar una triple segregación de clase, género y raza".

Al intentar ofrecer "una imagen de la negritud armónica y democrática cónsona con los ideales patrios, se ocultan las profundas desigualdades de la sociedad colonial", que no sólo saqueaba territorios sino que explotaba personas.

Y, como sucedió en muchas colonias, "la apropiación de la leche de las madres negras esclavas", que en muchos casos fueron separadas a la fuerza de sus hijos, fue "una expresión de esa expoliación del sistema" a favor de la clase blanca dominante.

24 de julio 2021

BBC

https://www.bbc.com/mundo/noticias-57892399

 10 min