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Opinión

Luis Xavier Grisanti

Recién fue publicado el libro Estados Unidos y Venezuela: Diez Miradas, editado por el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro bajo el patrocinio de la Fundación Konrad Adenauer y la Universidad Católica Andrés Bello. La coordinación de la edición correspondió al embajador Edmundo González Urrutia, destacado diplomático de carrera venezolano.

Los autores de los diez ensayos son los académicos Ramón Guillermo Aveledo y Edgardo Monfolfi Gudat; los profesores Elsa Cardozo, Carlos Romero, Emilio Nouel, Maxim Ross y Rosendo Fraga; y los embajadores Carlos Bivero, Edmundo González Urrutia, Norman Pino de Lion y Luis Xavier Grisanti.

Nuestro ensayo: Petróleo y Democracia: Estados Unidos y Venezuela en el siglo XX aborda no sólo el nacionalismo prudente, el profesionalismo de nuestra diplomacia democrática y las relaciones amistosas y mutuamente beneficiosas entre ambos países, sino que identifica los aportes de las empresas petroleras internacionales (Creole, Shell, Mene Grande, Gulf, Texaco, Sinclair, etc.) al desarrollo nacional y a la formación del capital de nuestra industria de los hidrocarburos, a saber: inversión de capital, creación de valor y empleo, talento humano, transferencia de conocimientos y tecnologías (algunas desarrolladas en Venezuela), destrezas operativas y gerenciales, diseño y ejecución de proyectos, ingeniería y construcción, gerencia profesional y responsabilidad social (de la cual fueron pioneros en el país).

En la mayoría de la bibliografía existente, se subraya (con razón) la épica nacionalista y sus hitos importantes (la primera Ley de Hidrocarburos de Gumersindo Torres de 1920 (cuyo centenario se celebra); la suspensión de las concesiones en 1938 por el presidente de la transición democrática, Eleazar López Contreras; la Ley de Hidrocarburos de 1943 del presidente Isaías Medina Angarita (para muchos la mejor de todas); el Pentágono Petrolero de Juan Pablo Pérez Alfonzo; la fundación de la OPEP y de la Corporación Venezolana del Petróleo en 1960 por el presidente Rómulo Betancourt; la nacionalización en 1976 durante el primer mandato del presidente Carlos Andrés Pérez, etc.). Todos hitos de indiscutible trascendencia en la construcción de la que fue para muchos la más eficiente y próspera de las industrias de hidrocarburos edificadas por los países exportadores de petróleo.

En nuestro trabajo se resalta el aporte esencial del capital privado internacional en la formación del capital social de la industria y en la venezolanización de los cuadros técnicos, gerenciales y directivos desde los años 50 del siglo XX; iniciada por la empresa Shell de Venezuela en 1954 y asimilada como política de Estado por el ministro Pérez Alfonzo y el presidente Betarncourt luego de la restauración democrática en 1958. Para dicha política se contó con el empuje de los primeros geólogos e ingenieros petroleros de Venezuela, entre quienes destacan Juan Jones Parra, Arévalo Guzmán Reyes, José Cirigliano, Ernesto Agostini, Ulises Ramírez, Francisco Gutiérrez, Felix Rossi Guerrero, Manuel Alayeto, Rubén Caro, y a quien les precedió como ejemplo de profesionalismo y rectitud, Luis Plaz Bruzual. Este aporte del empresariado internacional y nacional no lo debemos olvidar. El Colegio de Ingenieros de Venezuela y la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo (SVIP), fundada en 1958, jugaron un papel prominente en el proceso de venezolanización.

Podrá apreciarse en nuestro escrito que las empresas petroleras internacionales nunca dejaron de invertir a lo largo de seis décadas, inclusive cuando se estableció la política de no más concesiones en 1945, retomada en 1959 por Pérez Alfonzo y Betancourt. Moderaron sus inversiones, pero no las detuvieron pese a la inminente finalización. Bajo la supervisión del venerable y desaparecido Ministerio de Minas e Hidrocarburos – semillero de especialistas petroleros de gran valía técnica y ciudadana – las compañías petroleras internacionales realizaron la construcción de la infraestructura física y operativa de la industria (refinerías, plantas de desulfuración, deshidratación y reinyección, unidades de desintegración catalítica y de alquilación, flota de tanqueros, oleoductos y gasoductos, patios de tanques, estaciones de flujo, puertos, etc.), generando empleos directos e indirectos para los venezolanos.

Nunca hubiese sido posible la nacionalización de la industria en 1976, si no es por el capital social formado por las empresas concesionarias durante aquellas décadas. El talento humano desarrollado y entrenado entonces era considerado el mejor y más capacitado entre los países productores de petróleo y gas natural.

¿Por qué no dejaron de invertir, aunque esta fuera declinante al acercarse el término (1983) de las concesiones otorgadas conforme a la gran Ley de Hidrocarburos de 1943? Porque los hacedores de políticas públicas, desde los ministros Gumersindo Torres en los años 20 hasta Valentín Hernández Acosta durante la nacionalización en los años 70 del siglo pasado, implantaron un nacionalismo sensato. Y porque Venezuela ganó la reputación de ser un país garante de la seguridad jurídica, principal criterio para invertir de las compañías internacionales de cualquier país.

Invito a los apreciados lectores a leer el libro (http://www.fermintoro.net/portal/2020/08/estados-unidos-diez-miradas/) y constatar cómo un país pequeño, pero con una industria petrolera de significación mundial, puede desarrollar relaciones dignas, constructivas y mutuamente beneficiosas con la gran potencia norteamericana, cuyas inversiones y flujos de comercio necesitaremos en el futuro para el progreso de Venezuela en el siglo XXI.

@lxgrisanti

 4 min


Américo Martín

En tiempos de obligatoria reflexión, como este que nos aplasta, proliferan las demasías de vocación maximalista. Aclaro, antes de seguir, que para mí es ese el emblema venezolano del error. Por maximalismo entiendo la tendencia a salirle al paso a la crisis humanitaria compleja en la que estamos sumidos, con fórmulas que quieren alcanzar, de una sola vez y mediante un solo acto, la totalidad de las soluciones propuestas, “arrebatones”, fórmulas únicas, preferiblemente violentas, rápidas y hasta súbitas.

El maximalismo no tolera gradualidades, parsimonia, “saber esperar” y en fin, todo aquello que suponga diálogo o negociación.

Por eso, en la ejecución de actos maximalistas los héroes son necesarios. Las ejecuciones sumarias le van a la perfección a líderes capaces de actuar ahora mismo y comprometiendo en la operación la plenitud de recursos y reservas.

Ana Teresa Torres precisa otros rasgos definitorios que me gustaría hacer del conocimiento de mis lectores. Les recomiendo la lectura de su obra, La herencia de la tribu, Editorial Alfa, noviembre 2009.

El problema es que los héroes no circulan libremente por la calle, ni están a la mano para el despliegue de políticas matizadas o de inteligente diseño. Por lo general, tampoco son indispensables y a veces más bien sus ansiosas demasías pueden dañar estrategias si son capaces de supeditarlas a aquellas. En cualquier caso, nunca es malo tener héroes disponibles para lo que pueda ocurrir y en el marco de la política que se esté aplicando.

El tema de esta columna se refiere más a las negociaciones que a las animadas heroicidades individuales, a propósito de la interesante iniciativa del presidente de Fedecámaras, Ricardo Cussano, de hacer del conocimiento colectivo la importancia del camino de negociación en varios lugares críticos del planeta, incluidos Colombia y Venezuela.

La presencia como ponente del experimentado colombiano, Humberto de la Calle resultó una garantía de seriedad e información. Invitado yo también por Cussano, a ese importante foro, pude intercambiar provechosas ideas con Humberto.

Las negociaciones de esta índole pueden ser complicadas, arduas o de apariencia infinita y precisamente por eso, suelen agitar impaciencias que despiertan a los héroes dormidos o aburren a los pacientes despiertos.

Para que las FARC aceptaran negociar su desmovilización y desarme hubo que pasar por momentos agrios y frustrantes. Pero lo cierto e inocultable es que firmaron la paz, entregaron armas pagando el precio de dividirse, mientras sigue pendiente la prometida reinserción a la sociedad civil.

Como pocas cosas transcurren conforme a lo previsto, el cuadro se volvió a complicar con la presencia del paramilitarismo —Autodefensas Unidas de Colombia—, dotado de una estrategia abierta a negociaciones.

  • Nacimos para combatir la insurgencia izquierdista, anunció su jefe fundador Carlos Castaño.
  • Exigimos al gobierno cambios pero no vamos contra él.

Con todo, la reaparición de este factor, emanado de clásicos carteles de la droga pero con un lenguaje desconcertante, parecía el cuento de nunca acabar.

No obstante, estos vericuetos iluminaron flancos aprovechables por la tenaz democracia, que no se rinde ni deja de aprender de las nuevas realidades. En algunos ensayos y columnas he subrayado la importancia de descubrir el origen de la renuencia a mover piezas en el tablero y de los motivos que paralizan a los renuentes.

Subrayé lo siguiente: mientras las FARC creyeran que vencerían al igual que Fidel en Cuba y Ortega en Nicaragua, usarían los diálogos para ganar espacio y aprovisionarse, sin avanzar ni un paso en la negociación misma. ¿Para qué negociar pedazos de una torta que pronto tendrían en su totalidad?

Todo cambió al sobrevenir la serie de derrotas políticas y militares, después de la Operación Jaque, que no solo debilitó material y moralmente a las FARC, sino que arruinó la reputación de invencibilidad que pregonaban Marulanda y su Secretariado.

El fuerte viraje lo anunció Alfonso Cano, sucesor del fallecido Marulanda, al ordenar el regreso de las FARC a la formación guerrillera, paso inevitable, puesto que ya no podían mantener la guerra de movimientos y posiciones. El sueño de la victoria había desaparecido.

Cuando leí la orden dictada por Cano supe que el juego había terminado. Declaré entonces que a las FARC solo les quedaba negociar. ¿Por qué? Simplemente porque las guerrillas no están para ganar guerras sino para distraer y fastidiar al otro. No liberan y ocupan territorios pues su movilidad y su desconfianza son constantes.

Retroceder a esa forma primitiva de guerra solo les dejaba retomar lo que desdeñaban para ofrecer paz, desarme a cambio de legalidad.

Lección para los negociadores de la acera democrática: mucha, pero mucha atención a las señales expresas o implícitas que provengan de la otra acera. La información básica puede ser la de las errantes luces de cocuyos y luciérnagas.

Twitter: @AmericoMartin

 3 min


Carlos Raúl Hernández

En 1931 triunfa el bloque de stalinistas, trotskistas, anarquistas, republicanos en las elecciones municipales españolas. El rey huye despavorido y deja el país en una espantosa oleada de violencia fratricida, comparable con la guerra de secesión en EEUU. Los expertos afirman que las guerras civiles son más crueles que entre naciones, porque se desbordan odios de regiones, partidos, vecinos y hasta familias, mientras las otras son impersonales.

El gobierno de España hace poco exhumó a Franco del Valle de los caídos y llamó a hacer lo mismo con los desmanes del franquismo, lo que llena el espacio de fantasmas y corren el riesgo de enamorarse de ellos. En Montevideo, cuenta Victor Cadet el 13/11 pasado, armaron un “acto de repudio” contra el semanario La mañana, por describir miserias del partido comunista en la guerra española, en disenso de elogios a su heroísmo.

Savater escribió no hace mucho que dejaran quietos a los abuelos, porque buscando conseguirían torturadores y asesinos. España en ese período se dividió en manadas de fieras que competían en sadismo y crueldad, seducidas por el olor a sangre y muerte. El reportaje de La mañana se basa en el gran libro Tiempos modernos de Paul Johnson, de los historiadores más sobrios del siglo XX. Las ideologías duras son enfermedades del pensamiento.


Gente de buena fe las contrae y pasa a justificar barbaries a nombre de supuestas causas sociales o nacionales. Si los israelíes matan en Palestina, se oyen los gritos del silencio de los afines y el estruendo de los anti sionistas. Si se cuestionan los horrores musulmanes en Francia, es islamofobia. Quien censura el intento de Trump para torcer las elecciones es comunista y pedófilo. Si se dice lo mismo sobre Morales, desprecias a los indígenas. Fanátismo.

Amoralidad del juicio
Las ideologías duras conducen a la amoralidad del juicio, al que Kant prescribe des relativizar, y proceder como si cada acto fuera a convertirse en ley universal. Se llamaban republicanos, pero no querían una república, sino una dictadura soviética. La Comintern de Stalin los controlaba, salvo a la disidencia trotskista y anarquista que aplastará, y aún si Franco no entra en escena en julio del 36, la guerra ya desgarraba la izquierda. Así España vivió dos guerras civiles al tiempo.

Comienza con terrorismo, no anticlerical como sería si se dirigiera solo contra las autoridades episcopales, sino anticristiano, porque persigue la fe. Expulsan obispos, queman iglesias y conventos, pero también asesinan masas de simples creyentes. En tres años liquidan más de 8000 entre obispos (doce), sacerdotes, seminaristas y monjas. Aunque en 1933 gana Alejandro Lerroux, un moderado, gracias al voto femenino, ya el Estado no controlaba nada. Era una bolsa vacía.

Las FF. AA se desmarcaban del caos republicano y los partidos en armas ejercían la soberanía territorial en vez del gobierno. Ignoran a las autoridades electas y llaman a la huelga general en Madrid, Barcelona, el país vasco, y Cataluña se independiza. En Asturias, los consejos obreros toman los cuarteles de la guardia civil, las minas, hacen estallar la Catedral de Oviedo y destruyen la ciudad.

Aun antes del golpe, el ejército tiene que ocuparla para desarmar a los trabajadores y frenar la matanza entre civiles. La soberanía, el poder real lo ejercían las “chekas” para llamarlas en ruso, brigadas armadas con cárceles propias sin control de nadie, donde torturaban trotskystas, franquistas, católicos. Se llamaban Leones Rojos, Linces de la república, Espartacos, Furias. Quien entraba a una de ellas, no salía vivo. “¡Cuídate España de tu propia España!”.

No porque hablaron mal de él
En Cataluña los comunistas aplastan a los anarquistas y al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y es inmortal el heroísmo del líder trotkysta Andrés Nin. Lo despellejaron vivo, no solo hablando mal de él, sino literalmente, y no delató a sus compañeros. Lo confiesa el camarada Orlov, su torturador, quien desertó y se asiló en Occidente, cuando Stalin lo mando a liquidar por lo que sabía. En sus territorios controlados, el franquismo a su vez ejercía una dictadura militar terrorista que nada envidiaba a Stalin.

Ilegalizados los partidos, incluso los de derecha, todo aquel conocido por remotamente próximo a comunista, socialista, sindicalista o liberal, si tenía suerte sería fusilado o encarcelado. Testimonios republicanos hablan de que los prisioneros cavaban sus propias tumbas, en las que después podían enterrarlos vivos. Estaba prohibido el tránsito interurbano en vehículo o en tren. En el carnaval de sangre asesinaron al poeta más importante de la época, García Lorca, quien no tenía nada que ver con la política.

En prisión fallece Miguel Hernández. J.M Gironella escribió que el balance es de un millón de muertos entre los dos bandos, pero un historiador más moderado, Hugh Thomas, calcula 600 mil. Hoy intelectuales y comentaristas hablan de episodios tan tenebrosos con el fanatismo y la frivolidad de los hinchas del Real Madrid y el Barcelona, o en casos más tontos, de buenos contra malos. Deberían dejar en paz los huesos en los cementerios.

@CarlosRaulHer

 3 min


Ismael Pérez Vigil

La oposición democrática organiza un evento entre el 5 y el 12 de diciembre próximos, una “consulta popular”, en contraposición a lo poco democráticas e irritas elecciones convocadas para el 6 de diciembre (6D) por el igualmente ilegal y parcializado CNE.

Frente a estas elecciones del 6D, la oposición democrática ha decidido abstenerse; es una estrategia que no apoyé en el momento de su discusión, pero que he aceptado acatar –como siempre dije que haría cuando se tomara una posición definitiva– porque considero que es más importante mantener la unidad opositora que mantener una posición de principios frente a algo que, en definitiva, no es más que una estrategia política.

Con respecto a la “consulta popular” convocada, buena parte de las dudas que muchos tienen acerca de lo oportuno de realizarla provienen de que, para bien o para mal, todos tenemos en mente lo ocurrido con la exitosísima jornada de recolección de firmas o consulta igualmente popular, llevada a cabo el 16 de julio de 2017 (16J).

Para rechazar la consulta propuesta hoy, algunos preguntan que para qué otra consulta, si la del 16J no sirvió para nada, pues no se llevaron adelante algunas acciones que ellos suponen que se debieron realizar.

Al argumentar sus objeciones, comparando ambas situaciones, algunos aluden a que el 16J veníamos saliendo de una frustración porque nos habían eliminado el referendo revocatorio y que esa consulta fue algo así como el hijo directo de esa frustración. A lo mejor en octubre de 2016 eso de una consulta popular estaba “in pectore” o en la cabeza de algunos líderes políticos o ciudadanos, pero desde luego no era parte de la discusión política, pública, abierta, por lo que voy a disentir de esa conexión directa que se hace entre ambos eventos, la suspensión del revocatorio a finales de 2016 y la recolección de firmas del 16 de julio de 2017.

Soy de los que cree que es necesario tener en cuenta, al evaluar la actual consulta popular, que estamos en condiciones muy diferentes para realizar esa consulta, con relación al ambiente político que había el 16J; pero, hacer esa conexión directa, entre la suspensión del revocatorio y la recolección de firmas del 16J, me parece que es un intento de argumentar contra la consulta actual, haciendo una comparación de eventos, olvidando y soslayando algunos acontecimientos políticos importantes ocurridos entre octubre de 2016, cuando se cancela la posibilidad del revocatorio y el 16 de julio de 2017. Recordemos solo los más significativos.

Se posponen, sin motivo justificado, las elecciones de gobernadores.

Se detiene la recolección de firmas para el revocatorio, tras la decisión ilegal de varios jueces penales y se elimina de manera definitiva la posibilidad del referendo revocatorio.

Fracasan los intentos de diálogo de Margarita, mediados por El Vaticano, Samper, Rodríguez Zapatero, Omar Torrijos y Leonel Fernández)

El TSJ intenta quitarle atribuciones a la AN con dos decisiones, que después revocaron, pero que desencadenan una serie de eventos políticos.

Como consecuencia de esas decisiones del TSJ se reinician protestas, marchas y manifestaciones que duraron varios meses y que dejaron más de 140 muertos.

Se inhabilitó políticamente a Capriles Radonsky, en ese momento Gobernador, y se amenazaba y ponía presos a los alcaldes opositores, algunos de los cuales se vieron obligados a irse al exilio.

El presidente Nicolas Maduro convoca inconstitucionalmente a la elección de una Asamblea Nacional Constituyente, a lo que el CNE responde perentoriamente fijando la fecha.

La Fiscal General, Luisa Ortega Diaz, que había calificado de “ruptura del orden constitucional” las decisiones del TSJ para quitarle atribuciones a la Asamblea Nacional, AN, intenta, infructuosamente, acciones contra la convocatoria de la ANC.

Las acciones de la Fiscal General conducen a su destitución, su exilio y nombramiento de Tarek William Saab como Fiscal General.

El 27 de abril, Venezuela se retira de la Organización de Estados Americanos (OEA), ante las críticas a la situación venezolana por parte de su Secretario General y del propio organismo, que realiza dos intentos –el 31 de mayo y el 20 de junio– de censurar a Venezuela, sin lograr consenso suficiente.

El 27 de junio Oscar Perez bombardea desde un helicóptero la sede del TSJ.

El 3 de julio, el presidente de la AN, Julio Borges, en nombre de la coalición de partidos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), anuncia la convocatoria de un plebiscito o consulta popular, de la que se venía hablando hace algunas semanas.

El 5 de julio la AN –a pesar de estar rodeada por violentos manifestantes oficialistas y ser invadida su sede– aprueba formalmente realizar la consulta popular y el 6 de julio se dan a conocer las preguntas y comienza, públicamente, el proceso de organización de la consulta del 16 de julio.

Todos esos acontecimientos, sin que sea fácil privilegiar la mayor importancia de alguno de ellos, fueron el caldo de cultivo, el ambiente político que había en el país y que convocó a la participación de la consulta popular del 16 de julio de 2017 a más de 7 millones y medio de venezolanos, de los cuales 724 mil participantes lo hicieron en el exterior, repartidos en 556 ciudades de 90 países.

Hoy, que nos avocamos a una nueva consulta popular, a diferencia de esa efervescencia, vivimos un proceso político muy diferente, con una población desanimada, que ha transitado por varios procesos de abstención electoral, con la vía del voto totalmente satanizada, con una crisis económica y social que hace que la gente se concentre prioritariamente en resolver su situación para sobrevivir, con graves problemas de desplazamiento y movilidad por la pandemia y la falta de gasolina, sin conexión a internet y ni siquiera luz en buena parte del país, como para hacer la consulta de manera virtual. Incluso en el exterior habrá dificultades para recoger firmas presencialmente, por la pandemia y porque buena parte del hemisferio norte estará en pleno invierno.

A todo eso habrá que agregar los esfuerzos que desplegará el régimen para sabotear, intimidar y desconocer esa actividad. Debemos estar preparados, por ejemplo, para que el régimen compare los resultados de esa consulta popular con sus elecciones de la AN prevista para el 6D. Sin duda exagerarán la participación del 6D, sobre la cual dirán cualquier número, como hicieron con los resultados de la ANC, cuando simplemente lanzaron una cifra superior a la de la consulta del 16J; pero, como se recordará, nunca publicaron resultados por entidad ni por mesa, como era de esperarse de todo evento oficial del CNE, y nunca supimos realmente cuántos votantes concurrieron a ese proceso ni con cuántos votos fueron electos de manera individual los integrantes de la ANC.

Como quiera que la decisión de hacer la consulta está tomada, no tengo dudas en que se hará un gran esfuerzo para superar todas esas condiciones adversas y lograr una jornada lo más exitosa posible. De hecho, en las diferentes regiones del país y en algunas zonas de Caracas, eso está ocurriendo ya y se nota un entusiasmo muy superior al que se percibe en las discusiones de algunas redes sociales y grupos de WhatsApp.

Lo importante es que no nos formemos expectativas sin bases reales y no hagamos comparaciones inapropiadas con eventos anteriores o similares; que nadie esté pensando tampoco, por la forma en que están redactadas las preguntas, en que esa será la actividad que ponga al régimen contra la pared y lo obligará a renunciar e irse. Por muchas interpretaciones jurídicas en cuanto a lo vinculante o no de esa consulta, lo cierto es que el poder fáctico, el régimen, no está dispuesto a reconocer ninguno de sus resultados y, como siempre, sí está dispuesto a utilizar la fuerza para demostrarlo. A pesar de eso, la jornada, por sus características, ofrece una oportunidad para alcanzar mayores niveles ciudadanos de organización, que no debemos desaprovechar; es también una oportunidad para seguir demostrando a la comunidad internacional y a los países que han apoyado al gobierno interino, que la oposición venezolana sigue viva, aun cuando no participe en jornadas electorales organizadas por el régimen, porque éstas no reúnen condiciones mínimas de equidad, libertad y democracia.

En resumen, con relación a la consulta popular, creo que hay que deponer algunas actitudes de rechazo y desmoralización hacia los que han decidido asumir las dificultades, ya de por si importantes, de esta tarea y aprovechar la circunstancia de la posición unitaria asumida por la oposición democrática para convertir esta jornada de consulta popular en, al menos, un reinicio de la actividad política de calle por parte de los ciudadanos, muy adormecidos desde hace casi un año. Que la jornada se sume, sin otras pretensiones, a las diarias protestas del pueblo venezolano en contra del régimen, por los más variados y válidos motivos, ya es un logro importante.

Como dice Daniel Asuaje: “Hoy luce casi imposible salir de este laberinto y si solo un milagro puede sacarnos de él, entonces es tiempo de estar determinados a coproducirlo, no a obstaculizar a quienes buscan realizarlo.” (Los Milagros (a veces) existen. El Universal, 18 de noviembre de 2020)

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

 6 min


Jesús Elorza G.

Los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) fueron convocados de emergencia a una reunión en la sede central. En su intervención la presidenta explicó, con lujos de detalles, el guion electoral revolucionario a seguir durante la presentación de la información el día de las elecciones parlamentarias.

Nos limitaremos a solamente de seis boletines en cadena nacional. Todos los medios de comunicación privados o públicos estarán en la obligación de cubrirlos; quien o quienes no lo hagan serán intervenidos y sus equipos expropiados.

El "Boletín # 1" será emitido a las 06:00 am y en el mismo detallaremos la puesta en marcha de la maquinaria electoral en todo el país, sin ningún tipo de contratiempo:

-24 Juntas Regionales Electorales

-335 Juntas Electorales Municipales

-71 Juntas Parroquiales Electorales

-14.221 Centros de Votación

-30.896 Mesas Electorales

-30.896 Puntos Rojos

-30.896 Camaradas de apoyo para el Voto Asistido

-30.896 0bservadores Internacionales de Corea del Norte, Irán, Rusia, China, Cuba y Nicaragua.

Resaltaremos que por primera vez en la historia electoral del país, la totalidad de la maquinaria electoral se instaló a la hora prevista.

"Boletín # 2", hora 12:00 m. Lo importante a destacar será la normalidad del proceso en todo el país y la masiva presencia de ciudadanos en las colas para votar. Se estima de acuerdo con las proyecciones, que de mantenerse este flujo de votantes, se alcanzará un récord histórico de participación.

"Boletin # 3", hora 06:00 pm. Debido al alto número de personas que aún permanece en las colas para votar, se prorroga el cierre del proceso hasta las 08:00 pm.

"Boletín # 4", 08:pm. Se anuncia el cierre del proceso, indicando que ha participado el 90% del Registro Electoral Permanente (REP), lo cual constituye un récord histórico electoral a nivel mundial.

"Boletín # 5" hora 08:15 pm. Anunciar que una vez totalizado los votos emitidos el resultado irreversible es el siguiente:

Gran Polo Patriótico Simón Bolívar: 270 diputados

Alianza Democrática: 6

Venezuela Unida: 1

Alternativa Popular Revolucionaria: 0

Soluciones para Venezuela: 0

Despierta mi amor, despierta mi amor, le gritaba la Primera Combatiente al camarada Nicolas, tienes una pesadilla...

-Que pesadilla ni que ocho cuartos, lo que tuve fue un sueño arrechísimo, inspirado por Mi Comandante Eterno, sobre como preparar con antelación los resultados del 6 de diciembre. Llámate a los rectores del CNE para que lo aprueben ya, y lo pongan en práctica ese día......Déjame decirte que con esto Tibisay quedo como un niñita de pecho. No hay, como tener revolucionariamente unos resultados por adelantado.

Patria o Muerte....Vencimos.

 1 min


Gustavo Tovar-Arroyo

Mirada al centro de nuestra propia ingratitud.

Somos un país de ingratitudes y de olvidos, por eso no progresamos, por eso estamos estancados en desconocimientos y simulaciones, por eso nuestra frivolidad, nuestra impericia, nuestra falta de convicción. Somos ingratos y olvidadizos en todo, especialmente en la política. Pero también en la cultura, en el arte, en la educación, en el emprendimiento.

No sé si fue así antes del chavismo, no tengo memoria de tanta mezquindad ni de tan asombrosa rivalidad. Somos una sociedad que se desvanece en pendejadas, por eso estamos en ruinas.

Todos, tú, yo, él, nosotros, Venezuela. Somos una ruina.

Mirada al centro de nuestra propia incredulidad

Quiero volver a creer, no hay nada en el mundo que quiera más –además de volver a pisar, andar, tocar, respirar mi país– que volver a creer en Venezuela, volver a creer en ti, volver a creer en mí como venezolano, en todos como nación, en “nosotros” como cultura, pero me cuesta, la ingratitud y el olvido nos devoran. Somos Saturnos venezolanos, devoramos a nuestros hijos.

¿Por qué no podemos reconocer valor donde valor hay? ¿Por qué no somos capaces de admitir y admirar nuestros esfuerzos? ¿Por qué coño olvidamos? ¿Por qué tanta ingratitud?

Piénsalo, tú eres parte de la misma devastación: no creer.

Mirada al centro de nuestro propio desconocimiento

Te reto a que rehabilites en ti lo que más admiras de Venezuela. Piensa diez nombres –de este este tiempo– que merecen tu reconocimiento y homenaje. Yo tengo más de diez, tengo cientos, mucho de ellos son políticos, muchos de ellos luchan por ti y por mí, muchos de ellos se han dejado el pellejo por un ideal de libertad. ¿Quién eres tú –olvidadiza, ingrato– para negarlos?

Haciéndolo, negando valor donde lo hay, desconociendo esfuerzos, dejando de admirar el sacrificio de otros, te niegas a ti mismo, niegas a Venezuela, no eres nada. No somos nada.

Con tu ingratitud amamantas al chavismo. ¿Lo ves?

Mirada en el centro de nuestra propia frustración

Pareciera que estamos atrapados y sin salida, que la frustración y la decepción nos han petrificado, sí, que estamos paralizados, sin ánimo, arrellanados en nuestra propia miseria, sin saber qué hacer, a qué dirigente seguir, hacia dónde ir para alcanzar la libertad anhelada. No tenemos ninguna razón de ser en este momento, demasiados desengaños y contrariedades.

Pues ese es el terreno en el cual nos derrota el chavismo: la frustración, la falta de esperanza. Por eso urge volver a creer, por eso obliga a recuperar el ánimo.

¿Estamos totalmente jodidos? No, no lo estamos.

Mirada en el centro de nuestro propio fracaso

Aún quedamos muchos con memoria, muchos con gratitud, muchos con amor propio en esta ineludible pesadilla de fracasos, muchos que creemos que Venezuela es más futuro que pasado y luchamos por conseguirlo. Se avecina una hora última de guerra nacional, el chavismo la está forzando. ¿Nos dejaremos esclavizar y aplastar o nos liberaremos como sea?

Para lograr enfrentar el desafío que está en ciernes tenemos que volver a creer antes que nada, luego organizarnos y rebelarnos de manera masiva, a coñazo limpio si es necesario.

Si no creemos, si no confiamos en nuestra lucha, no resistiremos ni venceremos.

Mirada en el centro de nuestro propio futuro

La dirigencia debe entender que el tiempo se agota, las condiciones empeorarán y empeorarán si no actuamos de manera masiva y contundente contra el genocidio. Si no deseamos más ingratitud y más olvido debemos dar el resto, aunque fallemos. No hay más tiempo, hay que declararle la guerra a muerte –sí, a muerte– a los asesinos de Venezuela.

¿Qué es la “consulta popular”? ¿Un grito –a coro– de batalla? ¿El último aliento de valor de un pueblo desahuciado de fe? ¿El brinco definitivo hacia la libertad? Díganlo.

Yo creo que sí, he decidido creer y luchar otra vez…, todas las veces que sea necesario.

La libertad es el destino, no hay otro…

@tovarr

Noviembre 21 2020

La Patilla

https://www.lapatilla.com/2020/11/21/olvidadizos-e-ingratos-por-gustavo-...

 3 min


Paul Krugman

La vacuna está cerca y cuando tengamos controlado el coronavirus, la economía volverá a rugir

Los próximos meses van a ser increíblemente nefastos. La pandemia explota, pero Donald Trump sigue tuiteando mientras Estados Unidos arde. Sus funcionarios, reacios a admitir que ha perdido las elecciones, se niegan incluso a compartir datos sobre el coronavirus con el equipo de Biden. En consecuencia, antes de la distribución generalizada de una vacuna se producirán muchas muertes que podrían haberse prevenido. Y la economía también se verá golpeada; están descendiendo los viajes, un indicador temprano de que se está ralentizando el aumento de empleo y de que posiblemente volvamos a experimentar una nueva destrucción de puestos de trabajo a medida que el miedo al coronavirus vuelva a hacer que los consumidores se resguarden.

Pero la vacuna está cerca. Nadie sabe con seguridad cuál de las prometedoras candidatas se impondrá, o cuándo estarán disponibles para la población en general. Sin embargo, es de suponer que en algún momento del próximo año consigamos controlar la pandemia. Y podemos apostar también a que, cuando la tengamos controlada, la economía volverá a rugir. Bueno, esta no es la opinión de consenso. La mayoría de los pronosticadores económicos parecen muy pesimistas; esperan una recuperación prolongada y lenta que tarde años en situarnos en algo parecido al pleno empleo. Les preocupa mucho la “cicatriz” que a largo plazo dejarán el desempleo y el cierre de empresas. Y podrían tener razón.

Pero yo intuyo que muchos analistas han interiorizado excesivamente las lecciones de la crisis financiera de 2008, que, efectivamente, estuvo seguida por años de desempleo, desafiando las predicciones de los economistas, que preveían la recuperación en V experimentada por la economía en otras recesiones vividas con anterioridad. Por si sirve de algo, yo me encontraba entre quienes disentían por aquel entonces, y afirmé que se trataba de una recesión distinta, y que la recuperación tardaría mucho en llegar.

La cosa es que la misma lógica que en la última gran depresión predecía que la recuperación sería lenta, apunta a que esta vez será mucho más rápida, pero, insisto, no hasta que tengamos la pandemia bajo control. ¿Qué frenó la recuperación después de 2008? De una manera muy obvia, el estallido de la burbuja inmobiliaria dejó a las familias con niveles elevados de endeudamiento y con balances de cuentas muy debilitados, que tardaron años en recuperarse. Sin embargo, esta vez, las familias entraron en la recesión provocada por la pandemia mucho menos endeudadas. El valor neto sufrió un golpe breve, pero se recuperó enseguida. Y probablemente hay mucha demanda contenida: los que han conservado su empleo han ahorrado mucho durante la cuarentena, acumulando mucha liquidez.

Todo esto me indica que el gasto aumentará en cuanto la pandemia remita y los ciudadanos se sientan seguros para moverse con libertad, del mismo modo que el gasto se disparó en 1982, cuando la Reserva Federal rebajó los tipos de interés. Y esto a su vez da a entender que Joe Biden presidirá finalmente una recuperación del tipo “amanecer en Estados Unidos”.

Lo cual me lleva a la política. ¿Cómo debería Biden anunciar la buena noticia económica cuando se produzca, si es que se produce? Ante todo, debería celebrarla. No espero que Biden se dedique a jactarse al estilo de Trump; no es esa clase hombre, y su equipo económico estará compuesto por personas a quienes les interesa su reputación profesional, no por charlatanes y aficionados como los que pueblan la actual Administración. Pero puede resaltar las buenas noticias, y señalar que refutan las afirmaciones de que, de algún modo, las políticas progresistas impiden la prosperidad.

Además, Biden y sus subordinados no deberían dudar en desafiar a los republicanos si intentan sabotear la economía, cosa que, por supuesto, harán. Ni siquiera me sorprendería ver esfuerzos republicanos por impedir una distribución generalizada de la vacuna. ¿Qué? ¿De verdad piensan ustedes que habrá líneas que un partido que se niega a cooperar con la administración entrante no esté dispuesto a cruzar?

Por último, aunque Biden debería aprovechar al máximo las buenas noticias económicas, tendría que intentar cosechar más éxitos, y no dormirse en los laureles. Las expansiones económicas puntuales no son garantía de una prosperidad duradera. A pesar de la rápida recuperación de 1982-1984, el trabajador estadounidense medio ganaba, teniendo en cuenta la inflación, menos en 1989, al final de la presidencia de Reagan, que en 1979. Y aunque soy optimista respecto a las perspectivas inmediatas para la economía posterior a la vacuna, seguiremos necesitando invertir a gran escala para reconstruir nuestras desmoronadas infraestructuras, mejorar la situación de las familias estadounidenses y, sobre todo, prevenir el catastrófico cambio climático.

De modo que, incluso si acierto respecto a las perspectivas de que con Biden tendrá lugar una expansión, las ventajas políticas de esa recuperación no deberían provocar complacencia, sino que deberían utilizarse para afianzar la situación de Estados Unidos a la larga. Y el hecho de que Biden tal vez lo consiga es razón para la esperanza.

Aquellos de nosotros a quienes nos preocupa el futuro nos sentimos aliviados al ver la derrota de Trump, pero profundamente decepcionados por la incapacidad para conseguir que la marea azul se materializase en los cargos políticos que aparecían más abajo en la lista de candidatos. Sin embargo, si tengo razón, la peculiar naturaleza de la crisis económica causada por el coronavirus podría dar a los demócratas otra gran oportunidad política. Hay muchas probabilidades de que logren presentarse a las elecciones de mitad de mandato en 2022 como el partido que sacó el país y la economía de las profundidades de la desesperación causada por la covid. Y deberían aprovechar esa oportunidad, no solo por su bien, sino por el bien del país y del mundo.

Premio Nobel de Economía

© The New York Times, 2020. Traducción de News Clips

20 de noviembre 2020

https://elpais.com/economia/2020-11-20/hay-que-aprovechar-la-recuperacio...

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