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Opinión

Ismael Pérez Vigil

Es tiempo de volver a plantearse –hay que hacerlo continuamente– cuál es el fundamento estratégico de la oposición para salir de este régimen de oprobio; porque aclarado ese punto es lo que permitirá definir, por ejemplo, las políticas de alianzas, nacionales e internacionales.

No insistiré, lo he hecho muchas veces, en lo dañino que es la pérdida de confianza en el voto, en su carácter de universal, directo y secreto para elegir las autoridades, dirimir diferencias y llegar a consensos en una sociedad. Pero he de reconocer que la vía electoral está cerrada, al menos por el momento.

No solo no es la opción que se plantean los partidos que conforman la oposición democrática, sino también, y esto es lo verdaderamente importante, hay fuertes e innegables evidencias de que esa opción es hoy rechazada a nivel popular. Nadie cree en estos momentos en los procesos electorales; nadie tiene confianza en que el régimen no se aprovechará de su posición de poder para manipular el proceso y los resultados, sin que nada se lo impida, pues nadie confía en el supuesto árbitro, que no es tal, el CNE. Por lo tanto, hay que admitir que al menos por el momento, la vía electoral está cerrada.

Cerrada esa vía, solo quedan dos posibles: la opción de la fuerza, sea interna o internacional o un proceso de negociación, que conduzca a la convocatoria de unas elecciones, en condiciones justas y equilibradas, con observación internacional.

La salida de fuerza, por la vía de una intervención militar externa también luce hoy descartada. Ningún país o grupo de países, ni organismo multilateral está dispuesto a emprenderla, o participar en ella y así lo han declarado en diversos momentos y por diversas vías. Los países que reconocen y respaldan a la oposición democrática, insisten en la vía electoral para salir de la crisis venezolana.

Incluso ahora, que se vislumbra ganador el candidato demócrata en los EEUU, esta perspectiva de la intervención externa luce menos probable, toda vez que el candidato ganador ha declarado que piensa en una salida por la vía electoral y es evidente su acercamiento a la Unión Europea, que impulsa las elecciones para resolver la crisis política en Venezuela. En realidad, la perspectiva de la intervención militar siempre estuvo descartada por los EEUU, incluso bajo la presidencia de Donald Trump que, habiendo alentado esa perspectiva, con su diplomacia de micrófonos, nunca estuvo dispuesto a llevarla a cabo.

Una salida de fuerza, militar, interna, es para mí indeseable y además no parece tampoco que sea una opción factible; no luce que nuestros militares estén dispuestos a “rebelarse” contra un régimen con el que les ha ido tan bien y del cual, en realidad, son el único soporte, porque al hacerlo sostienen sus propios intereses.

De manera que no creo que la intervención militar sea la salida; pero tampoco creo que quienes hoy detentan el poder por la fuerza se van a ir simplemente con marchas y manifestaciones; pero eso forma parte del proceso de agitación que hay que mantener para que se produzca lo que al final sí creo que puede acabar con este régimen, que es el quiebre del bloque hegemónico que los mantiene en el poder: militares, corruptos y menos corruptos y una base de empresarios enchufados; si estos dos grupos ven que sus intereses, en lo personal, comienzan a estar amenazados, por agitación interna y aislamiento internacional, no dudarán en quitar el apoyo a la dictadura. Yo creo que eso es lo que hay que lograr con un efecto tenaza o de pinza: movilización popular interna y apoyo internacional con presión y sanciones que afecten a la dictadura, pero sobre todo a esos militares, funcionarios y empresarios enchufados que quieren disfrutar de esos bienes mal habidos.

Pero eso solo conducirá a lo que es el meollo del problema y de este artículo, que no podemos seguir negándonos a discutir frontalmente: que se abra un proceso de negociación, con sólido apoyo internacional, con fuerte y decidida movilización popular interna, que fuerce una “salida” de la dictadura, que se vea obligada a negociar el abandono del poder y a que se concrete, al final, una salida electoral.

Volvemos entonces al principio: al final serán la negociación y la vía electoral los factores que diriman la situación. A menos, claro está, que se produzca una intervención militar, interna o internacional, en cuyo caso quienes se alcen con el poder tras desplazar al régimen impondrían sus condiciones, plazos, formas, etc.; pero si no es así, a la larga, todo nos llevará a una salida electoral.

El tema, entonces, de la negociación, es también un tema que se impone discutir, por más que hoy esté “satanizado” el término. El rechazo al mismo, en algunos sectores políticos de oposición y en una parte de la población, se debe en buena medida a los fracasos de los diálogos y las negociaciones previas –en Venezuela, República Dominicana y Barbados, con mediación de El Vaticano y Noruega– que dejaron un amargo sabor, difícil de superar.

También, porque parte de la satanización proviene de quienes enfatizan el carácter hamponil, narcotraficante, violador de derechos humanos del régimen, cosa que no dudamos y que obviamente dificulta emprender el proceso de cualquier salida negociada. Cuando se argumenta: ¿Quién en su sano juicio negociaría con hampones, narcotraficantes y violadores de derechos humanos?, obviamente es difícil aceptar esa perspectiva. Pero eso olvida o soslaya que esa es nuestra realidad política: el poder no lo detentan unos monjes franciscanos ni unos adoradores de la no violencia, con quienes sería muy grato negociar.

Algunos sectores políticos opositores, que niegan esa perspectiva, con esa argumentación o parecida, cabalgan políticamente sobre la ola y lo hacen con facilidad, pues solo plantean salidas utópicas, por irrealizables, con las que nunca “fracasan”, pues es imposible fracasar, con utopías irrealizables. Pero tampoco tienen éxito; solo están allí, siempre, en la práctica bloqueando cualquier alternativa de solución.

Sabemos bien quienes detentan por la fuerza el poder, de quienes conocemos sus cualidades morales y personales, su largo prontuario delictivo, de corrupción y uso de la fuerza, ¿por qué habrían de abandonar el poder si tienen el pleno control y toda la fuerza, sí no se les da algunas “garantías” que les sean razonables para dejarlo?; aunque suene cínico decirlo con ellos es que hay que negociar, para el bien del país, para salir de esta tragedia y no seguir hundiéndonos.

Nuestra tarea, lo que hay que lograr es una sólida y unida fuerza opositora, un país movilizado en lo interno y apoyado internacionalmente, que permita una negociación exitosa.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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Carlos Raúl Hernández

Freud replanteó al final de su vida la teoría del inconsciente o Ello, que al comienzo creía campo de batalla de dos fuerzas opuestas y endógenas: Eros y Tánatos, creación y destrucción, amor y violencia. En Malestar en la cultura, concluye que en el Ello no hay dos, sino una sola energía, Eros, la fuerza vital, que reacciona conforme a la adversidad del entorno. El ser humano lucha para calmar necesidades, hambre, sed, sexo, cubrirse del frío, pero la escasez, el principio de la realidad pone límites.

No tenemos todo lo que ansiamos, la realidad reprime al Eros, al placer, pues si tomáramos lo que se nos ocurre, sería la ley de la selva. La sociedad no es naturaleza, no están disponibles todas las cosas, los bienes ni los cuerpos, ni somos lobos para saciar pulsiones in situ. La cultura nos enseña a controlarnos, auto reprimirnos, que existen momentos y lugares para la satisfacción, pero también lo inalcanzable, y que se castiga invadir el fuero de los otros.

La realidad produce frustración, neurosis y descubrimos que las uvas están verdes. Para la aporía utópico nihilista de Michel Foucault y otros ideólogos, la sociedad es malvada, castigadora, impide la felicidad. Su antropología es una nostalgia por los neandertales que de un leñazo en la cabeza de la hembra y resolvían indisposiciones al acto sexual. Miles de años de pugna, de una relación contradictoria entre cultura y sociedad, instituciones y biología y convivimos a la sombra de la ley, la sanción por irrespetarla, y de Dios.

Bajo su amparo, la sociedad conquistó los más altos niveles de riqueza y libertad. Pese a Foucault, los que arrasaron con los tótem y tabú, ley y propiedad, vigilar y castigar, se sumieron en entropía, barbarie, miseria y tiranía hasta que regresó el orden social. Pero este es tan frágil, que basta que parpadeen las barreras represivas por catástrofes o tumultos, para que regresen el pillaje, la violencia y la barbarie.

Bestias populares
EEUU evidenció que la sociedad más libre podía contagiarse desde el poder, no solo de Covid-19, sino de irracionalidad. Cerca de la mitad de la ciudadanía contrajo calumnia, arbitrariedad, fanatismo, insulto, abuso de poder, rápidamente los vio normales, arquetipos de conducta. Los grupos terroristas que irrumpieron contra Bill Clinton, aquella Milicia de Michigan, los que detonaron el edificio de Oklahoma City, o Unabomber, volvieron ahora con Attack y sicópatas uniformados que acosan gobernaciones, con el apoyo ostensible de Trump.

¿Cómo y por qué personas apacibles, con vidas organizadas, devienen fieras a la prédica de demagogos populistas y feroces? ¿Por qué hubo simpatía por Hitler, Mussolini, Perón, Fidel y por caudillos del presente? Muchas veces he citado a Isaiah Berlin: las sociedades democráticas se arrodillan frente a los hombres fuertes, y las instituciones protectoras se desnudan ante el violador.

Trump lo hizo y no metafóricamente, hasta toparse con el bofetón de la bella Alicia Machado y luego con Biden y Kamala. La explicación psiquiátrica la pediría a Alirio Pérez Lo Presti, pero en la historia, que la bestialidad se convierta en poder de masas es frecuente, frente a un poderoso y sin escrúpulos. Pesadillas manchan el pasado, la inquisición, el terror revolucionario, el stalinismo, el nacionalsocialismo, el castrismo, el videlismo.

Inquirimos sobre qué explica el apoyo colectivo a esos horrores, que creemos irrepetibles, pero que siempre están por repetirse. Gente normal, parte de 47 millones que votaron por Trump, difundieron que Hillary Clinton y Biden manejan una red pedófila junto, son comunistas y eliminarán Acción de Gracias y la Navidad. La pesadilla no está enterrada. De cualquiera emerge un energúmeno, pero también quien menos esperamos puede ser generoso e incluso heroico.

Un tiburón enganchaste
Si la egolatría, el desprecio por el otro y los instintos predominan sobre el superego, los valores, tendremos un maltratador, una bestia social. Shakespeare, el verdadero creador de sicoanálisis, en La violación de Lucrecia describe la fisiología de su mente en el poema que recrea una leyenda de por qué cae la monarquía romana. Tarquino hijo del rey, se encapricha con Lucrecia, la bella esposa de Colatino, un importante oficiales del ejército, quien estaba en batalla.

Frío, sin clemencia, “con el pecho maluco”, premedita la emboscada pese al terrible daño a sus amigos. Evalúa el escándalo en la nobleza, la humillación de Colatino en el ejército, pero el hijo del gran Tarquino el Soberbio no se arredra y va a la casa de Colatino. Shakespeare se complace, como siempre, en describir el mal en la fisiología de la mente criminal. Estaba decidido, destruiría vidas, pero al final unos ganan y otros pierden.

La violó a punta de espada, Lucrecia se suicida luego de contar a su marido su desgracia. Según la leyenda, eso desencadenó la caída de la tiranía y nace la república romana. La prédica corruptora desde la cúpula afectó a la sociedad norteamericana, pero lo más importante: ella misma expulsó el virus y rápido recuperará la salud para bien del mundo.
@CarlosRaulHer

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Jesús Elorza G.

Ver a las estrellas del deporte olímpico arrestadas y condenadas a prisión por expresar su opinión sobre el gobierno nacional de su país sería surrealista para los fanáticos del deporte en la mayoría de las naciones., pero en Bielorrusia, pequeño país de Europa del Este, este escenario ha sido parte de la vida diaria durante más de dos meses.

Para hacer dicho escenario aún más surrealista, los arrestos de los atletas son ordenados por el presidente del Comité Olímpico Nacional (CON) de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, quien también resulta ser el presidente de ese país, contra el cual los atletas y miles de otros manifestantes. están luchando.

Hasta el momento, diez atletas bielorrusos, incluido el ícono nacional del baloncesto olímpico Yelena Leuchanka, han sido condenados a hasta 15 días de prisión por participar en protestas callejeras pacíficas contra el presidente Lukashenko, quien ha sido acusado de fraude electoral desde agosto, cuando fue reelegido como presidente del país para un sexto mandato.

Según la Fundación de Solidaridad Deportiva Bielorrusa, al menos otros veinte atletas en el país han sido excluidos de sus equipos nacionales, perdieron el apoyo financiero del estado o fueron expulsados de los clubes deportivos patrocinados por este, solo por usar su libertad de expresión para criticar el gobierno de Lukashenko, ampliamente etiquetado como "el último dictador de Europa".

A pesar de la incertidumbre que pesa a futuro sobre sus carreras, los deportistas bielorrusos están decididos a seguir protestando hasta que el régimen de Lukashenko sea historia, dice Aliaksandra Herasimenia, nadadora bielorrusa, triple medallista olímpica y directora de la Fundación Bielorrusa de Solidaridad Deportiva.

Más de 900 atletas, entrenadores y dirigentes deportivos bielorrusos han firmado una carta abierta en la que exigen una nueva elección. Como Lukashenko durante décadas ha hecho del deporte una piedra angular de su propaganda personal y política, es un duro golpe para su prestigio que tantos héroes deportivos nacionales se vuelvan contra él.

Desde su exilio en Vilnius, la capital de Lituania, Aliaksandra Herasimenia ahora está tratando de convencer al Comité Olímpico Internacional (COI), a los Comités Olímpicos Nacionales y a las Federaciones Deportivas Internacionales de la necesidad de apoyar la lucha por la democracia que hoy libran los atletas bielorrusos al lado de su pueblo.

El apoyo del Comité Olímpico Internacional (COI) puede que no sea una tarea fácil. Porque ese organismo, al que Aliaksandra Herasimenia y las Fundacion Bielorrusas de Solidaridad Deportiva han acudido en busca de ayuda, es el mismo COI que durante décadas ha sido leal al presidente que los atletas intentan derrocar a traves de elecciones libres y democráticas.

El dilema bielorruso del COI se remonta a mayo de 1997, cuando este organismo aceptó que el presidente Lukashenko asumiera el control político del deporte olímpico en la ex república soviética.

Tres años después de ser elegido presidente de Bielorrusia, el ex oficial de la KGB (policía secreta estatal) del Ejército Rojo, se colocó en el cargo de jefe del Comité Olímpico Nacional de la República de Bielorrusia.

Durante más de 23 años, el COI no ha hecho nada para evitar que el presidente bielorruso utilice su posición olímpica como herramienta para permanecer en el poder político, los últimos dos años con el apoyo de su hijo mayor, Viktor Lukashenko, desde el cargo de primer vicepresidente del Comité Olímpico Bielorruso.

La duradera lealtad olímpica a Lukashenko en su doble función como jefe de estado y jefe de deportes en Bielorrusia ha demostrado, una vez mas, el silencio cómplice de las autoridades olímpicas frente a los regímenes dictatoriales.

Frente al llamado de solidaridad de la Federación de Deportistas Bielorrusos cabe preguntar cual es o será la posición del Comité Olímpico Venezolano. ¿Al lado de los deportistas o del dictador?

 3 min


Federico Vega

Los venezolanos asistimos al espectáculo de las elecciones de Estados Unidos como fanáticos sin voz ni voto que creemos estarnos jugando, en carne propia, la posibilidad del cielo o la continuidad de un infierno. La tensa expectativa, exacerbada por tener un rol pasivo en un evento trascendental, se ha hecho más desconcertante a medida que el final se torna tan inimaginable como peligroso. Cuando ha llegado el momento de asumir la victoria del presidente electo Joe Biden, el presidente Donald Trump sigue aferrado al poder y no parece dispuesto a aceptar la derrota.

Carl Gustav Jung, fundador de la psicología analítica, ofreció doce arquetipos para entender el amplio espectro de la naturaleza humana. Los modelos del rebelde y del héroe ayudan a entender la actitud de Trump.

El rebelde puede tornarse autodestructivo. Su filosofía es que las reglas se hicieron para romperse. Es un fanático radical y a veces delirante, capaz de destruir todo aquello que no le conviene o no comprende, para protegerse de posibles amenazas. Su mayor talento es la extravagancia y un lenguaje sin barreras.

El héroe tiene una vitalidad y una resistencia descomunal y se empeña en luchar por el poder mismo. Prefiere cualquier cosa antes que perder, algo que asocia con morir, y simplemente se niega a rendirse.

El caso es que este heroico rebelde, que tanto obsesiona a los venezolanos convencidos de que era el único capaz de manejar los hilos de nuestro destino, prefiere convertir su derrota en una tragedia de consecuencias apocalípticas antes de asumir una derrota electoral.

John F. Kennedy una vez dijo: “La victoria tiene un centenar de padres, pero la derrota es huérfana”. Esto no siempre es cierto. Las derrotas no reconocidas tienen padres famosos por las terribles consecuencias de su irresponsabilidad.

Cicerón, el pensador romano, propone que “la victoria es por naturaleza insolente y arrogante”. Suele ser así, pero también la derrota puede exhibir desbordantes dosis de arrogancia, como la amenazante vehemencia con que Trump culpa al sistema electoral de su país.

Trump exhibe su derrota como una pasajera fantasía basada en trampas y triquiñuelas. No logra abandonar el escenario en el que ha sido el centro del espectáculo, actuando muchas veces como si fuera el único candidato. Están los que votaron contra él y los que votaron a su favor. Fue una masiva jornada donde predominaron bajos sentimientos, desde “voto por Biden porque desprecio a Trump” hasta “voto por Trump porque temo a Biden”. Aparte de temores y repulsiones, si de enamoramientos se trata, Trump ha sido capaz de conquistar más corazones, aunque Biden haya obtenido 5 millones más de votos.

Montesquieu advertía que un pueblo defiende sus costumbres antes que sus leyes. En buena parte la democracia se basa en una cultura asumida como propia. Hasta el momento, no se han violado las leyes, solo las costumbres, como la de que el perdedor reconozca los evidentes resultados abogando por la unión y la concordia. Parece simple, pero a la humanidad le ha tomado mucho tiempo aceptar la idea de concederle el poder a un contrincante por el simple hecho de haber ganado una elección.

Como bien sabemos los venezolanos, aún persiste un trasfondo de fragilidad en esta civilizada tradición. Quienes han puesto sus esperanzas en que Trump haga posible el retorno de la democracia a Venezuela, deben estar desconcertados con su actitud, y los esfuerzos para justificarlo pueden ser dolorosamente acrobáticos.

Trump ha sido genuino anunciando su manera de ser y de pensar. Creo que es más traslúcido que transparente, pero nadie puede negarle que es consecuente con sus obsesiones. No es un hombre que niega la realidad, más bien la encarna a su manera. ¿Cómo llamar mentiroso a quien anuncia con reiterativos adjetivos las barbaridades que se propone hacer? Su última actuación es apoteósica, en la acepción más teatral que ofrece la Real Academia: “escena culminante con que concluye la función y en la que participa todo el elenco”.

Los posibles daños de su renuencia son inmensurables. Buscando referencias, los historiadores pueden llegar a 1860, cuando algunos estados sureños se negaron a aceptar la elección de Abraham Lincoln. Las consecuencias fueron absurdas y aterradoras. Si uno pregunta cuál es el país donde han muerto en combate más soldados estadounidenses, pocos se imaginan que ocurrió en su propia patria. Las cifras aproximadas son 620.000 combatientes muertos durante la Guerra Civil y 644.000 en todas las otras guerras donde intervinieron tropas norteamericanas.

Dejemos esta visión extremadamente pesimista y revisemos las declaraciones de algunos republicanos aclarando que Trump se irá y sugiriendo que necesita tiempo y calma para que supere el luto. Esta divertida y compasiva manera de presentar el drama nos asoma a lo que es lógico suponer: el presidente está llegando al fondo real de su irrealidad, comprender que aceptar una derrota no es rendirse, y que no aceptarla sí equivale a morir políticamente.

En el ámbito de estos límites podrá quizás encontrarse su gran aporte histórico: haber demostrado la fragilidad y la fortaleza de la democracia de Estados Unidos.

Pero no quiero seguir hablando como si fuera un gringo. Soy un venezolano casi invisible y extremadamente inútil en la lucha por recuperar su maravilloso país. Mi propia ineficacia me hace ser respetuoso con los que no piensan como yo. El fanatismo de los venezolanos que idolatran a Trump tiene su lógica. Quienes tanto hemos perdido, estamos buscando (en esta ansiosa necesidad me incluyo) una figura paternal. ¿Cómo no obnubilarse ante la posibilidad de que un héroe borre de la faz de nuestro país a una pandilla que habría que definirla invirtiendo la famosa frase de Churchill: “Never was so much owed by so many to so few” O: Nunca tantos han sufrido tantos males a manos de tan pocos.

La prueba de que Trump no era el hombre que Venezuela necesitaba ahora parece ser evidente. Si contratas un abogado para que te lleve un caso y a mitad de camino le quitan el título, quiere decir que no contrataste al abogado adecuado. Si a esto le añades que al ser destituido el abogado comienza a usar tácticas semejantes a las de Maduro, hay mucho que tragar, digerir y pensar.

Antes de estas elecciones conversaba con un amigo que celebraba las extraordinarias sanciones contra Venezuela que impuso Trump. Yo le pregunté con excesivo reduccionismo:

—¿Y de qué han servido?

Mi amigo se levantó de la silla y exclamó señalándome con el trago:

—¡No tenemos gasolina!

Le contesté sin piedad:

—Si tengo que aguantar a Maduro prefiero hacerlo con el tanque lleno.

Quisiera ser menos cínico, pero presiento que la teoría de ir asfixiando al país hasta acabar con el dictador es como matar a la culebra por la cola. Puede que las sanciones nos hayan hecho más sumisos y primitivos, y no más rebeldes y organizados.

Propongo una conjetura paralela. ¿A quién quiere Trump más, a los venezolanos o a los rusos? Vamos a dedicarle 60 segundos a su amor por los rusos. Si de favorecerlos se trata, ¿qué mejor regalo que entregarles una Venezuela bloqueada y exhausta para que puedan hacer negocios con un país extremadamente débil y dependiente? No tengo ninguna prueba de semejante disparate, salvo la presencia en la ecuación de Trump, un personaje que ha rebasado mi capacidad de asombro.

Ojalá Trump nos conceda algo de paz para pasar la página y explorar con sensatez en un próximo ensayo qué podemos esperar de Biden los venezolanos y qué debemos proponerle.

Arquitecto y escritor venezolano. Su libro más reciente es la novela Los años sin juicio

14 de noviembre de 2020

The New York Times

https://www.nytimes.com/es/2020/11/14/espanol/opinion/venezuela-trump-bi...

 5 min


Redacción BBC News Mundo

El trabajador que instala un panel solar o una turbina de viento tiene un empleo verde, es verdad.

Pero también es cierto que hay muchos más trabajos que protegen el medioambiente y a veces quedan fuera del radar, como aquellos que mejoran los procesos industriales, reducen el nivel de deshechos o mejoran la calidad de la construcción de edificios.

Al final de cuentas, hay empleos verdes en áreas tan distintas como la ingeniería, la ciencia, la albañilería, la manufactura o el desarrollo de tecnologías.

Por ejemplo, para fabricar un auto eléctrico, se requiere alguien que lo diseñe, otro que lo construya, otro que lo mantenga, otro que lo repare, y así, hay una larga cadena productiva que necesita personal especializado.

"Habrá más empleos verdes en el futuro, pero van a requerir que los trabajadores desarrollen nuevas habilidades", dice Akanksha Khatri, jefa de la Agenda para la Acción sobre la Naturaleza del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), en diálogo con BBC Mundo.

Serán trabajos competitivos en el mercado, agrega, porque se han vuelto cada vez más rentables y en muchos países las empresas verdes reciben subsidios del Estado.

La organización proyecta que se crearán 395 millones de empleos verdes de aquí a 2030 y que el sector generará un volumen de negocios cercano a los US$10 billones, siempre que las empresas y los gobiernos continúen apostando por este tipo de desarrollo.

¿Qué sectores concentran la mayor demanda de empleos verdes en la actualidad? El agroforestal y el de las energías renovables, según Khatri.

Y en la medida que se expanda la economía circular -que busca reducir, reutilizar y reciclar- habrá nuevas oportunidades laborales ahí, apunta la especialista.

Lo mismo ocurrirá en las economías emergentes que están desarrollando proyectos de infraestructura que, si ayudan a mitigar el impacto ambiental, van a requerir planificadores, ingenieros, arquitectos, diseñadores, contratistas, albañiles y todos los que intervienen en la cadena productiva.

¿Qué significará el fin de la dependencia del petróleo para la geopolítica?

Según el sitio web The Balance Careers -dedicado a entregar información práctica para quienes buscan trabajo o quieren desarrollar su carrera-, estos 10 empleos verdes tienen alta demanda en el mercado laboral internacional:

1. Director de sustentabilidad

Es la persona responsable de las políticas ambientales de una empresa.

2. Constructor de edificios sustentables

Es un empleo abierto para ingenieros, arquitectos, diseñadores y otros profesionales vinculados a la construcción sustentable de edificios.

3. Abogado medioambiental

Asesora a sus clientes en temas relacionados con la calidad del aire y el agua o los desechos.

4. Geocientífico

Estudia la composición de los suelos y los recursos naturales. Pueden trabajar junto a científicos medioambientales.

5. Ingeniero medioambiental

Asesora a gobiernos y empresas privadas sobre las mejores formas de minimizar el impacto ambiental de sus proyectos.

6. Hidrólogo

Estudia la disponibilidad y la calidad del agua, recopila datos y formula planes para mejorar el recurso.

7. Científico medioambiental

Trabaja para agencias de gobierno, firmas consultoras o empresas, utilizando su conocimiento para la toma de decisiones que afectan al medioambiente, las personas o los animales.

8. Agricultor urbano

Utiliza o crea espacios verdes en lotes baldíos, patios traseros o azoteas de edificios.

9. Científico conservacionista

Recopila y analiza datos para ayudar a administrar parques y bosques y proteger el medio ambiente, evitando causar daño a las especies nativas, los suelos y el agua.

10. Planificador urbano

La mayor parte de los planificadores urbanos trabajan para los gobiernos. Es la persona encargada de diseñar programas de uso de la tierra para crear y expandir comunidades.

Como se trata de una definición muy amplia y con pocos datos estadísticos comparables, los organismos internacionales son reacios a escoger los empleos verdes con mayor demanda a nivel global.

Sin embargo, algunas publicaciones como la revista National Geographic, han hecho su propia lista de los empleos verdes con mayor crecimiento en el mundo.

La industria del reciclaje genera fuentes de trabajo desde la recolección de los productos hasta el procesamiento final.

En ella incluyen trabajos como ingeniero de autos eléctricos, reciclador, técnico en calidad de agua, científico ambiental, constructor de edificios verdes, agricultor urbano, técnico en paneles solares, en energía eólica y en energía proveniente de las olas.

¿Qué sectores verdes tienen mayor proyección?

Aunque los empleos verdes con mayor demanda dependen de las características de cada país, el Foro Económico Mundial ha detectado las áreas donde proyectan que se crearán más trabajos de este tipo a nivel mundial. Algunas de ellas son:

Agricultura sustentable-Pesca sustentable

Gestión de residuos

Producción de energía renovable

Construcción de edificios inteligentes que ahorran energía

Reciclaje de ropa

Reducción de filtraciones de agua a través de sensores

Extracción minera con técnicas que tienen menor impacto ambiental

Reutilización de piezas de vehículos

¿Cuáles son los empleos verdes más solicitados en Estados Unidos?

En un estudio publicado por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) sobre los trabajos verdes con mayor tasa de empleabilidad entre 2019 y 2029 son los técnicos de turbinas eólicas y los instaladores solares fotovoltaicos.

Los técnicos en turbinas eólicas se especializan en instalar, mantener y reparar este tipo de dispositivos. Suelen trabajar a grandes alturas y más informalmente se les conoce como los técnicos del viento.

Se entrenan para este trabajo asistiendo a una escuela técnica o recibiendo entrenamiento en el mismo trabajo y el salario promedio anual es de US$ 52.910.

El BLS proyecta que este empleo crecerá 61% al 2029, liderando la lista de las ocupaciones -de todo tipo- que más crecerán en el país, debido al rápido aumento en la generación de energías alternativas, una tendencia que también se expandirá a nivel global.

Al igual que los anteriores, los instaladores solares fotovoltaicos están encargados de instalar, mantener y reparar paneles solares en los techos y otros sistemas que convierten la luz el sol en energía.

Por las características del empleo la mayoría trabaja al aire libre, aunque a veces deben hacer trabajos en áticos o espacios cerrados para conectar los paneles a la matriz eléctrica.

Lo más común es que obtengan un diploma al terminar la secundaria en las llamadas "escuelas vocacionales" que en América Latina son más conocidas como escuelas técnicas.

Ahora bien, muchos reciben entrenamiento mientras realizan el trabajo, el cual dura aproximadamente un año.

El salario anual promedio es de US$ 44.890 y las perspectivas de crecimiento al 2029 llegan al 51%, ubicándose en el tercer lugar de los trabajos que tendrán mayor empleabilidad, después de las enfermeras.

¿Y cuáles pagan mejor?

En Estados Unidos varios empleos relacionados con el monitoreo y la protección de los recursos naturales pagan un salario por encima de la media nacional, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés).

En la lista elaborada por el BLS, el trabajo verde mejor remunerado es el de científico atmosférico y espacial, con una salario promedio de US$ 94.110 al año; seguido por ingeniero medioambiental con US$ 87.620 y por hidrólogo con US$ 79.370.

Otras ocupaciones de alta demanda en Estados Unidos son los científicos medioambientales, científicos especializados en suelos y plantas, y científicos con foco en conservación.

Lo mismo ocurre con técnicos en ingeniería ambiental y técnicos en ciencia ambiental.

Sin embargo, debido a la pandemia de covid-19, el fuerte crecimiento de estos trabajos quedó en pausa o provocó pérdidas de empleos, tal como ha ocurrido en los demás sectores productivos, según la Asociación de Industrias de Energía Solar y la Asociación de Energía Eólica de EE. UU.

¿Qué pasa en América Latina?

Ana Sánchez, especialista en empleos verdes para América Latina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), dice en diálogo con BBC Mundo que en la región hay al menos cuatro países que destacan en la creación de empleos verdes.

Se trata de México (con 56.000 puestos de trabajo), Ecuador ( con 44.000), Argentina (con 15.000), y Brasil con cerca de 1.158.000 empleos verdes en varios sectores, como el de biocombustibles, energía solar, y reconversión de buses.

"Los empleos verdes han crecido más en el sector de las energías renovables porque es donde más han aumentado las inversiones", señala Sánchez.

Entre ellas está la energía solar (tanto la que produce electricidad como la que produce agua caliente); la eólica, la hidráulica, la geotérmica (que utiliza el calor que hay en la Tierra) y los biocombustibles (cuyo origen está en las plantas).

Una cosa importante que ha ayudado a la expansión de las energías renovables en el mundo y en la región es que su costo está disminuyendo.

"Las tecnologías utilizadas por las energías renovables son más baratas que las que usan los combustibles fósiles", le dice a BBC Mundo Adrien Vogt-Schilb, economista senior de la División de Cambio Climático del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

También ha crecido la generación de empleo en sectores como la agricultura sustentable y la producción de alimentos procedentes de plantas, además de la silvicultura, la construcción y la manufactura.

"La transición hacia una economía de cero emisiones netas de carbono podría crear 15 millones de nuevos empleos en América Latina para 2030", apunta Adrien Vogt-Schilb.

¿Cómo se puede preparar la gente?

Ana Sánchez de la OIT dice que lo ideal es que la persona interesada en el desarrollo sustentable escoja primero qué tipo de trabajo le gusta y que dentro de ese trabajo busque una especialización verde.

Al que le gusta el derecho, puede convertirse en un abogado especializado en medioambiente, o el que prefiere la arquitectura, puede enfocar su carrera hacia la edificación verde.

"Lo primero es formarse. Lo segundo es buscar qué tipo de apoyos hay en tu país para los emprendedores verdes", explica. "En Latinoamérica los empleos verdes seguirán creciendo".

Y a nivel global, lo que recomienda Akanksha Khatri del WEF, es que los gobiernos impulsen las escuelas vocacionales, para que sean tan competitivas como las universidades tradicionales".

En un mercado laboral que exige a los trabajadores una formación continua (lo que se conoce como el aprendizaje para toda la vida), no basta con tener un título.

Lo más valorado por las empresas, agrega, es el entrenamiento constante en el mismo ambiente laboral, sumando habilidades nuevas o desarrollando las que ya se tienen.

12 noviembre 2020

BBC News Mundo

https://www.bbc.com/mundo/noticias-54857099

 8 min


Luis Miller

Polarización es la palabra de moda entre políticos y comentaristas de la política en buena parte del mundo democrático. En los últimos años se ha utilizado para describir casi cualquier conflicto político, desde la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos hasta el surgimiento de los nuevos populismos en Europa o el Brexit. Sin embargo, hablar de polarización como un único fenómeno nos hace perder algunos matices importantes de los hechos históricos concretos a los que se refiere. Así, hablamos de polarización política entre partidos, entre élites de los partidos, entre votantes o ciudadanos, pero también hablamos de polarización ideológica y polarización afectiva, de polarización positiva y de polarización negativa o de partidismo, que también puede ser positivo y negativo. Por tanto, cuando usamos la idea de polarización deberíamos preguntarnos a qué nos referimos exactamente. En las siguientes líneas voy a intentar desgranar los cuatro elementos a los que deberíamos prestar atención cuando se habla de polarización afectiva.

I

El primer elemento es nuestra tendencia innata al conflicto grupal. No podemos entender la polarización política sin comprender que esta no es sino la explotación por parte de la política de uno de los rasgos fundamentales del ser humano: nuestro cerebro está programado para el tribalismo, la identificación con nuestro propio grupo y el rechazo a los que no pertenecen al mismo. Este rasgo evolucionó en un momento donde la lucha tribal constituía el eje de la supervivencia y, por tanto, forma parte de nuestras predisposiciones más básicas. Como veremos, esta predisposición irá manifestándose de un modo diverso en distintos momentos históricos, pero es importante no perderla de vista. En contextos concretos, se manifiesta a través de las identidades. Por ejemplo, desde pequeños los niños en el colegio tienden a establecer vínculos muy fuertes con sus compañeros de clase, aunque la configuración de esa clase generalmente es completamente arbitraria, por ejemplo, basada en los apellidos.

En realidad, es posible crear identidades de la nada que entren en conflicto, como mostró en los años setenta el psicólogo británico de origen polaco Henri Tajfel. En su experimento más famoso pedía a sus estudiantes que eligieran entre un cuadro de Paul Klee o uno de Vasili Kandinski y los asignaba a dos grupos distintos dependiendo del cuadro que habían elegido. Pues bien, esta agrupación totalmente arbitraria hacía que los estudiantes desarrollaran comportamientos positivos hacia su propio grupo y hostiles hacia el otro.

Este comportamiento ha sido encontrado en multitud de grupos en el último medio siglo. Por tanto, la primera idea es que resulta muy fácil, podríamos decir incluso natural, crear conflicto entre grupos y esto es independiente del momento histórico o el contexto concreto. Es importante resaltar que este conflicto es instintivo y, por tanto, más fácil de activar emocionalmente que una discusión acerca de los tipos de impuestos, por ejemplo, que requiere de aprendizaje y pensamiento racional. Esta es una de las claves de la polarización afectiva actual: al apelar a instintos, es un mecanismo mucho más eficaz de activación de identidades y comportamientos.

II

Nuestra tendencia innata a la identificación grupal también hace que las personas desarrollemos identidades múltiples. Yo tengo, entre otras, las identidades de hombre, marido, padre, sociólogo, hincha del Real Madrid y español al mismo tiempo y cada una de estas identidades puede ser activada en momentos concretos. Cuando veo un partido de mi equipo de fútbol la identidad relevante es la de hincha y es la que me produce respuestas emocionales, pero cuando intento resolver un problema con mis hijos es la identidad de padre la que se ve reforzada o amenazada. Pero al tener múltiples identidades, estas pueden estar en consonancia o en conflicto. Mis identidades de marido y padre se pueden reforzar; sin embargo, mi identidad de padre puede entrar en conflicto con la de hincha de fútbol cuando tengo que repartir tiempo entre ir al estadio o jugar con mis hijos.

Esto, que nos pasa constantemente en nuestra vida cotidiana, tiene una influencia importantísima en las dinámicas de polarización política. Esta es más frecuente en circunstancias donde las identidades están alineadas. Por ejemplo, es más fácil polarizar a alguien nacido en el pueblo de Guernica, con ocho apellidos vascos, cuya lengua familiar es el euskera, hincha del Athletic de Bilbao y de ideología nacionalista vasca, que a alguien de padre extremeños, nacido en un barrio obrero de Bilbao, hablante de castellano, hincha del Athletic y de ideología nacionalista vasca. En este segundo caso solemos hablar de identidades transversales, que suelen contribuir a reducir el conflicto político. Por tanto, para entender la polarización afectiva debemos prestar atención a qué identidades se están activando en cada momento y si estas identidades están perfectamente alineadas o son transversales.

III

La polarización no es extremismo sino encuadramiento en diferentes grupos e identidades. El ejemplo estadounidense nos puede ayudar a entender este proceso. En la primera mitad del siglo XX, en el sistema político estadounidense uno podía encontrar actitudes y comportamientos extremistas, como las leyes y acciones en contra del voto de los negros, dentro de un sistema que al mismo tiempo estaba muy poco polarizado. La baja polarización se debía a que las posturas más o menos extremistas se daban en los dos partidos. Así, el Partido Demócrata era una coalición de conservadores (y racistas) en el sur y de liberales progresistas en el norte. Esto se traducía en innumerables leyes y propuestas políticas votadas por miembros de los dos partidos. Sin embargo, como ha mostrado Sam Rosenfeld en The polarizers: Postwar architects of our partisan era, tras la Segunda Guerra Mundial, y especialmente a partir de los años sesenta, se da un proceso de polarización por el que los dos partidos políticos se van configurando en bloques más homogéneos ideológicamente, pero también geográficamente, y en características como la raza y la religión. Así, los negros e hispanos, liberales culturales y habitantes de zonas urbanas van concentrándose en el Partido Demócrata, mientras que los cristianos evangélicos y los que viven en zonas rurales se fueron decantando mayoritariamente por el Republicano.

Pero esto no es exclusivo del caso norteamericano. En la última década hemos visto en España un proceso similar, donde los partidos tradicionales de ámbito nacional (especialmente el Partido Popular) han retrocedido enormemente en Cataluña y el País Vasco. Otro proceso de polarización clásico en España es el alineamiento de la izquierda con posturas federalistas o incluso soberanistas y la derecha con propuestas centralistas. Por tanto, no es necesario que aumente el extremismo, incluso podría disminuir, para que aumente la polarización.

IV

La polarización se hace, es decir, no aparece por generación espontánea, sino que podemos identificar en cada momento y contexto histórico a los agentes polarizadores. De nuevo, el caso de Estados Unidos es el que ha recibido más atención y sabemos que en la década de los cincuenta hubo discusiones concretas, que han quedado reflejadas en actas de congresos y discursos políticos, donde el Partido Republicano propone polarizarse, es decir, convertirse en un bloque ideológico y social más homogéneo y no en una plataforma electoral heterogénea. En Europa hemos visto el mismo patrón en sistemas políticos multipartidistas donde han surgido nuevos partidos como escisiones o transformaciones de partidos anteriores, pero cuya característica común es que suponen versiones más “puras” de los valores que los viejos partidos representaban. En España, los dos partidos que ocupan actualmente los extremos del espectro político, Unidas Podemos y Vox, son partidos mucho más homogéneos que los partidos de los que provienen sus máximos dirigentes, Izquierda Unida y el Partido Popular. El caso de Unidas Podemos es muy esclarecedor a este respecto, pues en su escasa historia ha sufrido ya varios procesos de homogeneización en torno a una corriente central y expulsión de las voces críticas. Esto es polarización y, como argumentaba al hablar de las identidades múltiples, cuanto más homogéneo es un partido más alineadas están las distintas identidades y más fácil es, por tanto, polarizar al electorado. Algunos han llamado a estas identidades alineadas, que son utilizadas por los partidos para polarizar, superidentidades.

Ahora nos encontramos con partidos de izquierda que no solo defienden postulados feministas, sino una definición muy concreta de feminismo; no solo defienden la redistribución de la riqueza, sino una forma muy concreta de redistribución, por ejemplo, a través de la renta básica. Pero también nos encontramos con partidos de derechas donde ya solo quedan conservadores sociales y que no permiten otras posturas, como un libertarismo moral, que sí eran posibles en los grandes partidos anteriores. Por tanto, la polarización se hace y existen “herramientas de polarización”, como son la raza y la religión en Estados Unidos o la memoria histórica en España. La idea de “las dos Españas” que se fue desarrollando a lo largo del siglo XIX y que desembocó en la Guerra Civil del 36 sigue siendo una de las herramientas de polarización en España. Pero, como ha ocurrido en otros países, la definición exacta de las identidades que componen los grupos ha ido cambiando, siendo la cuestión territorial la que más peso tiene en los últimos años, una vez que las identidades religiosas y de clase han perdido fuerza con la modernización y secularización del país.

V

La polarización afectiva es un problema para la democracia no porque empuje hacia posturas ideológicas extremas o antidemocráticas, sino porque produce bloqueo institucional. Si los partidos solo están dispuestos a defender un conjunto estrecho de postulados, que son totalmente inasumibles por los adversarios políticos, la posibilidad de llegar a acuerdos parlamentarios disminuye considerablemente. Esto es lo que explica los cierres de la administración en Estados Unidos y la ausencia continuada de presupuestos generales en España. La democracia, simplemente, se paraliza y los problemas sustantivos no se abordan. Esto es especialmente preocupante porque las diferencias entre los votantes de los distintos partidos sobre políticas sustantivas de, por ejemplo, impuestos, inmigración o sanidad son mucho más pequeñas que las diferencias identitarias basadas en cuestiones territoriales o de identificación con un determinado bloque “rojo” o “azul”.

Por último, la dificultad para romper la dinámica de la polarización es que esta supone un círculo vicioso entre el comportamiento de los partidos y las instituciones. Los partidos se han ido convirtiendo en grupos cada vez más homogéneos que no son capaces de hablar entre sí y esto se traslada al bloqueo institucional que afecta a todos los poderes del Estado: imposibilidad de acuerdos legislativos, bloqueo en la formación de gobierno o en la renovación de cargos en el poder judicial. Pero el bloqueo hace que los partidos se afanen en cambiar las mayorías existentes y, por tanto, la competición electoral comienza el primer día del ciclo político, convirtiendo a los partidos en máquinas electorales que prestan relativamente poca atención a la formulación de políticas sustantivas y a tejer acuerdos que las puedan llevar a efecto. En otras palabras, los partidos reclutan principalmente a polarizadores para competir por un espacio muy restringido del electorado y no a tejedores de acuerdos que puedan desarrollar un programa de gobierno. Romper el círculo de la polarización probablemente requerirá actuar al mismo tiempo sobre las normas formales e informales que regulan la dinámica institucional a la vez que sobre los mecanismos de selección de élites de los partidos. Algo que se antoja lejano en el panorama político actual.

1 de noviembre 2020

https://www.letraslibres.com/espana-mexico/revista/entender-la-polarizacion

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Acceso a la Justicia

Pese a que hace menos de dos meses la Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos de Naciones Unidas denunció que en Venezuela se cometen crímenes de lesa humanidad como las detenciones arbitrarias y las desapariciones forzadas para silenciar a la disidencia, la administración de Nicolás Maduro continúa utilizando estas prácticas contra sus opositores. Así ha ocurrido en el reciente caso del periodista y dirigente del partido Voluntad Popular (VP), Roland Carreño, a quien se le ha aplicado el mismo patrón denunciado por el grupo de investigadores designado por el Consejo de Derechos Humanos, que consta por lo menos de cinco prácticas.

Detención violenta sin orden judicial o en supuesta flagrancia.

Los familiares y amigos de Carreño perdieron contacto con él en la tarde del 26 de octubre de 2020; es decir, casi 48 horas después de que se conociera que el líder fundador de VP y exalcalde de Chacao, Leopoldo López, había dejado la Embajada de España, donde se encontraba en condición de huésped desde los sucesos del 30 de abril de 2019.

Pese a que la Constitución de 1999, en su artículo 44, es muy clara al señalar que «ninguna persona puede ser arrestada o detenida sino en virtud de una orden judicial, a menos que sea sorprendida in fraganti», vecinos del dirigente político habrían asegurado a sus familiares que este fue abordado mientras viajaba en un vehículo por unas personas sin identificación, las cuales le obligaron a entrar en una camioneta negra, también sin identificación.

Ausencia de información sobre el motivo de la detención e incomunicación del detenido.

Durante casi 24 horas los familiares, abogados y allegados a Carreño no tuvieron certeza de dónde se encontraba ni quién lo tenía, aunque se trasladaron hasta las sedes de organismos como el cuestionado Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y hasta el Palacio de Justicia para tener noticias de él. No fue sino hasta casi 24 horas después de su desaparición, y producto de la campaña por redes sociales, que las autoridades anunciaron que lo tenían en su poder. No obstante, la información no fue completa, porque en ningún momento precisaron dónde estaba, quién lo tenía ni por qué.

La ausencia de la información antes mencionada representa otra violación al artículo 44 de la Constitución, el cual señala lo siguiente:

«Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de inmediato con sus familiares, abogado o abogada o persona de su confianza, y éstos o éstas, a su vez, tienen el derecho a ser informados o informadas del lugar donde se encuentra la persona detenida, a ser notificados o notificadas inmediatamente de los motivos de la detención y a que dejen constancia escrita en el expediente sobre el estado físico y psíquico de la persona detenida, ya sea por sí mismos o con el auxilio de especialistas. La autoridad competente llevará un registro público de toda detención realizada, que comprenda la identidad de la persona detenida, lugar, hora, condiciones y funcionarios que la practicaron».

Además, esta actuación irregular es la base para considerar que esta detención fue arbitraria y se constituyó en una desaparición forzada, aunque de corta duración, a la luz de la Convención Internacional contra la Desaparición de Personas, tal y como lo advirtió la Misión en su informe sobre Venezuela, que afirmó:

«La desaparición forzada implica la privación de libertad contra la voluntad de la persona y la participación de agentes del Estado, ya sea por comisión, tolerancia o aquiescencia, y el ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida. No existe un plazo mínimo, con arreglo a las normas internacionales de derechos humanos, durante el cual una persona detenida deba ser sometida a desaparición forzada para que se produzca la violación».

En su informe, la Misión de la ONU verificó también que esta es una práctica rutinaria de los cuerpos de seguridad del estado venezolano; como muestra mencionó los casos del dirigente Yon Goicoechea y los diputados Gilber Caro y Juan Requesens, por mencionar algunos en que hubo desapariciones de corta duración; así como otros más graves, como los ocurridos en la masacre de Barlovento de octubre de 2016, donde las víctimas fueron desaparecidas y ajusticiadas.

El Foro Penal Venezolano, en un informe publicado en junio pasado, contabilizó 724 casos similares entre 2018 y 2019. Estos datos revelan que hay un patrón en Venezuela, una verdadera política de Estado.

Siembra de evidencias y confesiones forzadas

El mismo 27 de octubre, minutos después de que el ministro de Comunicación, Freddy Náñez, confirmara la detención de Roland Carreño el fiscal designado por la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente, Tarek William Saab, anunció en Twitter que el dirigente político estaría planificando actos «conspirativos contra la paz democrática» y aseguró que al momento de su captura, por parte de agentes de la Policía Nacional Bolivariana, le incautaron un fusil y dólares en efectivo.

Sobre Goicoecha, Gilber Caro y Requesens, por solo mencionar algunos casos, las autoridades hicieron afirmaciones parecidas.

La defensa del periodista y dirigente de Voluntad Popular ha puesto en duda la versión oficial. La abogada Ana Leonor Acosta indicó:

«Hay múltiples irregularidades en el expediente, empezando por el acta policial de detención donde ni siquiera se siguió el procedimiento adecuado. El régimen le sembró elementos. No contó con los dos testigos correspondientes según la ley, y además no se le informó a Roland sobre un procedimiento de chequeo. Todas son actuaciones montadas para incriminar a Roland Carreño».

En el allanamiento a la residencia de Carreño también se verificaron las mismas irregularidades que se vienen registrando desde hace un tiempo en otros casos: la ausencia de testigos confiables que certifiquen su transparencia.

Otro vicio de este proceso fue la difusión de un video el 30 de octubre por parte del exministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, en el cual el dirigente político una vez detenido explica su trabajo y «confiesa» que el dinero para financiar su partido lo recibiría desde la Fundación Simón Bolívar que la junta ad hoc designada por la Asamblea Nacional nombró en Citgo, la filial estadounidense de Petróleos de Venezuela (PDVSA).

La grabación, de la cual los abogados de la defensa aseguran que se realizó sin estar ellos presentes y bajo coacción, debería además estar reservada, por cuanto forma parte de las evidencias que el Ministerio Público utilizará en un eventual juicio contra el imputado. Esto representa una violación al debido proceso.

Declaración de altos funcionarios antes o poco después de la detención

Distintos voceros gubernamentales se han dedicado a vincular a Carreño con sucesos como la fallida incursión de Macuto de 2020 y otros movimientos que presuntamente tenían por propósito desalojar a Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores.

En estos casos, también es un patrón la ejecución de una campaña mediática por parte de los principales voceros oficiales para desprestigiar a la persona detenida. Tales actuaciones al margen del proceso judicial buscan culpabilizarla ante la opinión pública y la condenan antes que un tribunal se pronuncie, en clara violación del principio de presunción de inocencia que la Constitución le otorga a toda persona en este tipo de situación. Esto es confirmado, entre otros aspectos, por el hecho de que en tales declaraciones nunca se usa el «presunto» o «presuntamente», ante la ausencia de una sentencia condenatoria, lo que pone en evidencia que el fin perseguido es destruir la imagen y el prestigio del detenido con independencia de lo que pase en la vía judicial.

A la cárcel y sin garantías

El 29 de octubre, Roland Carreño fue presentado ante el Tribunal Estadal Cuarto de Primera Instancia en Funciones de Control con competencia contra el Terrorismo a Nivel Nacional, que admitió la imputación por financiamiento al terrorismo; conspiración contra la forma política y tráfico ilícito de armas de guerra contra el periodista.

De tal forma, la acusación de terrorismo sirve para que el caso sea conocido por un pequeño grupo de jueces que son los que se encargan de estas causas, pero que, como la mayoría, son designados arbitrariamente obviando el proceso de concurso público de oposición establecido en la Constitución.

El Tribunal contra el Terrorismo antes mencionado acordó dejar preventivamente detenido al dirigente político, por considerar que existe peligro de fuga y obstaculización de la justicia. De nada valió en este sentido que se demostrara que Carreño realiza sus labores profesionales como periodista en el país, donde además residen sus hijos y madre; y que no se conocía de ningún otro proceso judicial en su contra.

Por el mismo camino

El caso de Carreño revela que el Gobierno de Maduro ha hecho caso omiso a las recomendaciones de la Misión de la ONU. Dicha instancia en su informe exigió a las autoridades «acabar con las desapariciones forzadas y permitir que las personas detenidas informen inmediatamente a sus familiares u otras personas de su detención y su paradero» y «permitir el acceso inmediato a la representación legal». Asimismo, exigió que «ninguna persona sea arrestada o detenida excepto en cumplimiento de una orden judicial o en el acto de cometer un delito» y «llevar a cabo una revisión judicial sistemática de la legalidad de las detenciones».

Los funcionarios parecen no haber entendido que estas prácticas, por ser parte de un patrón sistemático como se ha evidenciado, son delitos de lesa humanidad, por los cuales desde quienes los planificaron hasta quienes los ejecutaron y toleraron pueden terminar siendo procesados por la Corte Penal Internacional (CPI), la cual tiene potestades para procesar a individualidades por la comisión de estos delitos. De hecho, su Fiscalía acaba de reconocer su presunta existencia en Venezuela.

¿Y a ti venezolano, cómo te afecta?

Las desapariciones forzosas y las detenciones arbitrarias son de los crímenes más abominables cometidos por regímenes autoritarios, porque no solo afectan a la persona que es desaparecida y detenida sino a su círculo más íntimo, el cual padece la angustia de no conocer la suerte de su ser querido. Estas prácticas persiguen infundir temor en la sociedad y en especial, en la oposición política para impedir todo liderazgo desde ese bando.

La frecuencia con la que las autoridades venezolanas cometen los delitos de lesa humanidad antes mencionados revela que nadie está a salvo en Venezuela y que cualquiera puede ser la próxima víctima.

Noviembre 12, 2020

https://www.accesoalajusticia.org/roland-carreno-otro-caso-mas-de-persec...

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