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Opinión

Sammy Paola Martínez

El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello presentó este 7 de julio la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) 2019-2020, en la que reveló que 79,3% de los venezolanos se encuentra en pobreza extrema, es decir, más de 22 millones de personas, y 96,2% son pobres de ingreso.

A través de una conferencia virtual, el sociólogo Luis Pedro España, coordinador de la Encovi, aseguró que “Venezuela nunca ha tenido estos niveles de pobreza” y solo se puede comparar con países sin estabilidad política y que pertenecen al continente africano, como Nigeria, Chad, Congo y Zimbabue.

En su ponencia, destacó que este índice reciente está asociado a la caída del 70% del Producto Interno Bruto entre 2013 (primer año de contracción económica) y 2019, y al 3.365% de inflación anualizada (marzo 2019-marzo 2020). De acuerdo con la investigación, que implicó entrevistar a 9.932 hogares de 21 estados y el Distrito Capital entre noviembre de 2019 y marzo de 2020, hay 54% de pobreza reciente, 41% de pobreza crónica y el ingreso promedio diario es $0,72.

Argumentó que el aumento de la pobreza se viene registrando desde 2014, cuando se cumplió el segundo año de contracción económica en el país. “No hay riquezas que repartir”, precisó.

Para ese año, la pobreza extrema era de 20,6% y desde allí no ha dejado de aumentar de forma exponencial. En 2002, cuando Hugo Chávez ejercía su primer mandato, este indicador se ubicaba en 22,4%, mientras que la pobreza de ingreso, que en este momento se encuentra en 96,2%, en 2002 estaba en 51,7%.

Venezuela, además, registra 51% de desigualdad. Está por debajo de Brasil, el país más desigual de América Latina con un 53,9%.

A pesar de que el Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que en Venezuela la población es de 32 millones de habitantes, la Encovi refleja que en realidad hay 28,4 millones de personas en el país; el restante ha emigrado principalmente a Colombia, Perú, Chile y Argentina.

La geógrafa Anitza Freitez, también coordinadora de la Encovi, resaltó que quienes han nacido entre 2015 y 2020 vivirán 3,7 años menos de lo pronosticado por el INE.

Además, Venezuela vuelve a los años 80, debido a que la mortalidad infantil es de 26 por cada 1.000 niños nacidos. El INE también muestra una proyección por debajo, específicamente de 12 por cada 1.000 niños nacidos.

Ningún ciudadano en Venezuela se alimenta bien

88% de los 9.932 hogares encuestados manifestaron su preocupación por que los alimentos se les acabaran y 79% admitió que ha dejado de alimentarse de forma saludable. España hizo énfasis en este punto y aseguró que ningún venezolano come bien en este momento, independientemente de su estrato social. Indicó que el consumo nacional promedio de proteínas es 34,3% del total requerido. Aunque el trabajo de campo se interrumpió debido a la cuarentena, la Encovi hizo un estudio flash en abril que dio cuenta de que 69% de los hogares comió menos de lo que debía.

En 2018, la inseguridad alimentaria severa se ubicó en 32%. Esta vez aumentó un punto. Solo 3% de los hogares no está en inseguridad alimentaria. España también resaltó que la dieta de los más pobres está basada en carbohidratos.

En el estudio también se refleja cómo están los niños menores de 5 años en Venezuela: 166.000 califican como desnutridos, tomando como base el peso que deberían tener para la edad. En este ítem, Venezuela está por debajo de Guatemala y Haití. No obstante, 639.000 niños menores de 5 años presentan desnutrición severa. Este índice solo se ve en Nigeria, Camerún y Zambia. “Somos el país más próximo a la realidad de África”.

CLAP no resuelve la pobreza extrema

En la presentación que hizo España sobre los indicadores de pobreza abordó las transferencias directas que hace el Estado a los venezolanos. Se trata de los bonos que otorga el gobierno de Nicolás Maduro a través del carnet de la patria, lo cual representa el 45% del ingreso para los hogares en pobreza extrema.

Por otro lado, se encuentran los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) que benefician a 92% de las familias. De ese 79,3% de hogares en pobreza extrema que no tiene acceso a la canasta alimentaria, el 5% aseguró no recibir la bolsa subsidiada por el Gobierno.

En cuanto a su periodicidad, el 39% reportó recibir la caja una vez al mes, 15% cada dos meses y 46% indicó que no hay frecuencia establecida.

España aclaró que estas transferencias directas o bonos y las cajas del Clap no resuelven la pobreza extrema; de hecho, solo la han disminuido 1,5%.

El PAE es para unos pocos

La cantidad de escolarizados bajó de 12,7 millones a 11 millones en el último año y la cobertura educativa está dando señales de progreso.

La población estudiantil entre 18 y 24 años es de 3,1 millones, pero solo 775.000 asisten, mientras que la población de 3 a 17 años se ubica en 7,8 millones y asiste más del 85%. Hay un 40% que asegura faltar algunas veces debido a la falta de agua, de electricidad, de comida o de transporte.

Cuando la Encovi consultó sobre el Programa de Alimentación Escolar halló que 2 de cada 3 niños se benefician de este proyecto. De esos 7,8 millones de escolarizados (de 3 a 17 años), solo 28% recibe la comida diariamente y el 74% indica que solo consume el almuerzo.

Freitez comentó al respecto que los más pobres “no consiguen acumular el capital educativo mínimo para reducir los riesgos de permanecer en situación de pobreza”.

El perfil del migrante

De acuerdo con la Encovi, en los últimos tres años han emigrado 2,3 millones de personas; la mayoría tienen entre 15 y 29 años. El 51% de los que han salido del país completaron su bachillerato y el 23% lograron un título de pregrado. Casi la totalidad de esos venezolanos migrantes recientes decidieron irse del país con el objetivo de buscar trabajo y otras oportunidades que en Venezuela no hay.

Antes de la pandemia, habían retornado entre 80.000 y 100.000 venezolanos. La mayoría lo hizo el año pasado, de acuerdo con el registro de la Encovi.

Los investigadores precisaron que la emigración luego de la pandemia se reducirá pero no se detendrá, porque los venezolanos perciben que su calidad de vida disminuye cada día y no hay oportunidades para surgir.

El último tema que abordaron los especialistas fue el impacto del COVID-19. En ese estudio flash que realizaron en abril, 43% de los hogares reportaron que no podían trabajar o habían perdido sus ingresos y los grupos más afectados fueron los que trabajan por cuenta propia o son empleadores, los sectores de transporte y la construcción, y los hoteles y restaurantes.

8 de julio 2020

El Pitazo

https://elpitazo.net/economia/encovi-2019-2020-793-de-los-venezolanos-es...

Presentación: https://youtu.be/gLkykNgC8AY

 5 min


Cristina J. Orgaz

Autor de la imagen ANGELA

En la anterior crisis económica, la de 2008-2010, nacieron algunas de las empresas que se han vuelto imprescindibles en nuestra vida diaria y que parece que lleven siglos con nosotros.

Whatsapp, Uber o Airbnb se fundaron en mitad de la peor crisis financiera de este siglo.

Y muchos piensan que las compañías más emblemáticas de la próxima década han aparecido durante estos meses en los que la pandemia de covid-19 cambió muchos aspectos de la vida cotidiana.

Para Carlota Pérez, la economista autora del influyente libro Revoluciones Tecnológicas y Capital Financiero, la explicación a este desarrollo tecnológico tiene que ver con las oportunidades que surgen cuando los sistemas fallan.

Son momentos que, como dice en esta entrevista con BBC Mundo, históricamente se han caracterizado por una mayor intervención del Estado que viene a salvar a "las víctimas" de un mundo financiero que "se comporta como un gran casino".

Esta economista de origen venezolano es catedrática en varias universidades de Europa y Profesora Honorífica en el Instituto para la Innovación y el Propósito Público.

El suyo es un nombre que recurrentemente aparece como una de las mujeres que está redefiniendo conceptos económicos de nuestro tiempo y transformando el mundo.

"Esta pandemia se ha convertido en una especie de gran lupa sobre una realidad que estaba escondida. Ha revelado muchísimas cosas sobre la precariedad del trabajo, sobre los problemas sociales que han sido creados por el cambio tecnológico y la globalización que no tiene por qué ser ´neoliberal´", afirma.

Por eso cree que todo esto va a dar pie a nuevos cambios sociales que serán positivos.

Carlota Pérez solo parece perder el optimismo cuando habla de su país natal: Venezuela.

"Echo de menos mi país. Pero mi país ya no existe. Está destruido. Ya no queda industria petrolera, ya no queda agricultura. Y millones se han ido".

Bonos desorbitados, salarios extravagantes y prácticas financieras dudosas como en el pago de impuestos o en las operaciones corporativas. Parece que 12 años después de la Gran Crisis Financiera las economías aún arrastran ciertos excesos que salieron a la luz entonces. ¿Qué desequilibrios de entonces nos amenazan más ahora?

El mayor problema es el desacoplamiento entre el mundo financiero y la economía real, que es la que crea empleos, la que aumenta la productividad y genera riqueza adicional verdadera.

Lo que hace el mundo financiero es armar y vender paquetes de deudas (corporativas, inmobiliarias o personales), especular con las fluctuaciones de las monedas y realizar operaciones de alta frecuencia (aprovechando información privilegiada en microsegundos).

En general, las finanzas se comportan como en un gran casino, enriqueciéndose mediante la inflación de los activos y el empobrecimiento de quienes no los poseen, especialmente a los jóvenes.

Lo que hicieron los gobiernos después del 11-S y desde el 2007-08 fue intensificar estas tendencias, salvando a los banqueros y dándoles la liquidez necesaria para seguirle echando leña al fuego del casino.

Con eso los hicieron sentir seguros en su comportamiento, tan dañino para la sociedad, con lo cual los problemas no hicieron más que continuar y empeorar.

Hoy en día las empresas innovadoras no se preparan para salir a Bolsa. Se preparan para ser compradas por uno de los gigantes tecnológicos como Google o Facebook.

Hace falta cambiar el contexto radicalmente, especialmente el marco impositivo y reglamentario para crear las condiciones para un capitalismo eficiente, ético y con prosperidad para todos.

Pero, ¿existe un capitalismo ético?

Lo podríamos definir esencialmente como un sistema en el que las ganancias de unos benefician a todos.

Hay un poco de eso en cada sitio.

Entre las empresas existen las Corporaciones B, orientadas a combinar la rentabilidad con un impacto positivo social y ambiental.

Y se están multiplicando en América Latina, España y el mundo entero.

Hay países de profunda tradición de justicia social, especialmente en Escandinavia, donde las ganancias excesivas son mal vistas y la responsabilidad de los negocios y de todos los niveles de gobierno en el bienestar de los ciudadanos y empleados se entiende y se asume claramente.

Pero lo importante hoy es que estas ideas están circulando de manera creciente.

Davos, la llamada Mesa Redonda de los Negocios en EE.UU. -compuesta por los jefes de las más grandes corporaciones-, el Financial Times o The Economist hablan de la necesidad de enfrentar la desigualdad actual.

Creo que el capitalismo está tratando de salvarse a sí mismo.

Mis investigaciones históricas muestran que lo ha hecho cada vez que las tensiones crecen demasiado y amenazan el sistema.

La lástima es que no se haga antes de llegar a ese punto.

Esperemos que la pandemia del Covid-19 sea el sacudón que empuje a América Latina a salir del letargo y a decidirse audazmente a encontrar un camino exitoso".

¿Cómo pueden los estados legislar para alcanzar un capitalismo ético que responda a las necesidades sociales de sus ciudadanos?

La historia de la intervención del Estado para cubrir las necesidades de la población es de larga data y responde a las condiciones creadas por cada revolución tecnológica.

Pero lo que más urgentemente tiene que cambiar son las políticas.

Sólo con mirar el seguro al desempleo nos podemos dar cuenta de su obsolescencia.

En la actual economía del empleo flexible, de la alta movilidad, de la educación continua, de los contratos cero-horas, de las empresas tipo-Uber, del autoempleo creciente, hay demasiada gente que no está ni empleada ni desempleada.

Lo que se necesita es probablemente brindar un ingreso básico universal que sirva de colchón protector, manejado sin burocracia, con inteligencia artificial y cajeros automáticos.

Y también habrá que hacer un el rediseño de los impuestos decidiendo sobre qué recaen y quien los paga, para que a la vez de generar ingresos al fisco. tengan miras a conseguir una mayor justicia social.

Usted predijo que la globalización económica neoliberal entraría en una fase de colapso o desgaste. ¿Hemos llegado a ese punto?

La globalización no tiene que ser neoliberal.

Al principio, globalizarse fue la solución que encontraron las empresas de la anterior revolución -la de la producción en masa- para reducir los costos salariales y de materiales y energía.

Para ello necesitaban que se abrieran todas las fronteras y se levantaran todas las protecciones arancelarias al igual que algunas de las políticas restrictivas.

El neoliberalismo se impuso como teoría económica y práctica política.

Pero eso ha ocurrido históricamente en las primeras décadas de cada revolución tecnológica, aunque de modo distinto según el caso.

Esos períodos de competencia feroz y libre movimiento son un gran experimento para definir el rumbo que tomarán las nuevas tecnologías, qué empresas y sectores servirán de motores del crecimiento y las regiones del mundo y de cada país que ejercerán el liderazgo.

Por eso se necesita un cierto nivel de capitalismo salvaje sin restricciones, aunque nada impediría que los gobiernos se ocuparan de las víctimas, tal como lo han hecho con las de la pandemia.

Si hubiera sido así no tendríamos que enfrentar el populismo que se alimenta del resentimiento de las víctimas del cambio tecnológico y la globalización.

Pero, una vez que las nuevas tecnologías están plenamente instaladas hay que pasar a rediseñar el contexto económico para que el potencial de las nuevas tecnologías lleve a un crecimiento sano en beneficio de todos.

Es hora de abandonar el fundamentalismo de mercado y la austeridad impuestas por el neoliberalismo y pasar a construir la nueva sociedad del bienestar en la Edad de la Información.

Esta vez tendrá que ser de crecimiento verde, inteligente, saludable y global.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China condujo a un repliegue en el comercio internacional en 2019.

¿Es posible la "desglobalización"? ¿Vamos a ver un repliegue del comercio internacional?

Lo de la desglobalización es una reacción simplista.

Lo que hay que lograr es una globalización inteligente y no la brutal que se ha venido dando, en busca de mano de obra barata a cualquier costo ambiental y social.

Creo que la pandemia ha revelado la falta de criterio estratégico que llevó a muchas empresas globales a ignorar posibles catástrofes o emergencias y a no incorporar redundancia en sus redes, al mismo tiempo que desdeñaban a la población de su país.

Cómo la crisis por el coronavirus está provocando una histórica caída de las remesas de las que dependen millones de hogares en América Latina (y qué pueden hacer los gobiernos para ayudar)

El cambio de rumbo seguramente comenzará por decisiones bruscas con consecuencias negativas para muchos, incluida América Latina.

Pero pronto habrá que repensar las estrategias de localización tomando en cuenta las otras potenciales catástrofes que nos traerá el cambio climático.

Por ejemplo, habría que buscar la manera de procesar los minerales in situ, en lugar de transportar enormes cantidades de tierra inútil, como ocurre hoy con el mineral de cobre que China importa de Chile, donde sólo un séptimo del material es metal.

En fin, habrá que analizar área por área para hacer una reglobalización verde e inteligente.

Y los países de América Latina podrían participar activamente en definir el lugar que pueden jugar en ese nuevo arreglo, para lograr el máximo beneficio para sus habitantes.

El futuro no va a ser mantener o reconstruir un pasado, ya visto como inadecuado, sino diseñar un nuevo rumbo idóneo.

La intervención del Estado para salvar la economía se ha repetido en muchos países como consecuencia de los efectos del coronavirus. ¿Eso es bueno o es malo? ¿Qué consecuencias puede traer?

Eso es excelente. Al fin esta generación comprueba que el Estado es necesario.

Las empresas querían sacarse al Estado de encima cuando les iba bien, pero ahora corren a pedirle auxilio cuando les va mal.

El rol del Estado tiene que ser definir el contexto para que el mercado funcione bien y en beneficio de todos y no solo de unos pocos.

También tiene que servir para garantizar infraestructura, educación y salud creando ventajas para los negocios y la sociedad.

Para eso requiere que los que más se benefician paguen suficientes impuestos.

El Estado también toma riesgos invirtiendo en proyectos que el sector privado no emprendería, por su tamaño o por su complejidad.

Sin eso no existirían ni los computadores ni internet, ni muchas de las más importantes medicinas.

Es el momento de volver a tener un estado proactivo.

El mercado, sin un rumbo común, va de boom en boom y de colapso en colapso.

Las épocas de oro han sido siempre tiempos en los cuales el Estado ha jugado un papel activo, los negocios han prosperado y mayores capas de la población se han beneficiado.

¿Qué futuro le espera a América Latina?

Creo que sería mejor preguntarnos ¿Cómo puede América Latina moldear su futuro?

En mi opinión, apartando la tragedia que puede haber traído un pésimo plan como el Chavista en Venezuela, el gran problema de América Latina es que no tiene rumbo.

Cuando lo tuvo - y hay que llamar 'éxito' el haber crecido por varios años entre 5% y 8%, haber construido una infraestructura completa de transporte y servicios y haber creado una amplia clase media educada en todos los países de la región- se debió a una estrategia clara y común.

En aquel momento se combinó la atracción de las empresas maduras del Norte que buscaban mercados, con políticas de protección arancelaria, reducciones impositivas, ampliación de las políticas de educación y vivienda y muchas otras medidas sistémicas.

Es decir, se comprendió la oportunidad del momento y se estableció una estrategia completa para aprovecharla.

Cuando pasó la oportunidad había que desecharla, aunque considero que se hizo torpemente.

Años más tarde, los Cuatro Tigres Asiáticos - Corea, Taiwán, Singapur y Hong Kong - supieron aprovechar la siguiente oportunidad y dieron un salto completo al desarrollo.

¿Qué oportunidades puede encontrar en este entorno América Latina?

Hoy América Latina se enfrenta a una oportunidad distinta. El libre mercado no es una estrategia, es en todo caso un medio.

En mi opinión, los países asiáticos ya se especializaron en las industrias de fabricación o ensamblaje y nos llevan una ventaja difícil de alcanzar, además de que incluso nuestros bajísimos costos laborales son mayores que los de ellos.

Nuestra ventaja estaría en las industrias de procesamiento (agroindustria, química, farmacia, metalurgia, biotecnología, nanotecnología, etc.) aprovechando combinar las nuevas tecnologías con nuestra dotación de recursos naturales.

Ya hay muchos ejemplos de éxito en esa dirección en Latinoamérica.

¿Qué se necesita para esto?

Eso requerirá innovación pública y privada, así como educación dentro y fuera de los países, estableciendo vínculos internacionales y metas ambiciosas.

Las tres ventajas que tiene el continente son la alta y variada dotación de recursos naturales (con una población relativamente escasa), la experiencia adquirida en las industrias de procesamiento y la clase media educada que ahora tendría que orientarse más a lo científico-técnico.

De hecho, una de las cosas que haría falta sería una red de empresas pequeñas de alta tecnología para apoyar el esfuerzo de las más grandes en sus áreas.

Esa es la infraestructura técnica del futuro.

Soy consciente del enorme esfuerzo de diseño y consenso que una tal estrategia requeriría, pero tenemos el ejemplo exitoso de los asiáticos y nuestra propia experiencia en la época de la sustitución de importaciones.

Esperemos que la pandemia del Covid-19 sea el sacudón que empuje a América Latina a salir del letargo y a decidirse audazmente a encontrar un camino exitoso.

Profesora en la Universidad de Sussex, catedrática visitante en TalTech, Estonia, y Académica Residente en Anthemis, Reino Unido.

@cjorgaz

BBC News Mundo

6 de julio 2020

https://www.bbc.com/mundo/noticias-53237230

 10 min


La declaración de Padrino López el 5 de Julio es una expresión viva del Estado Cuartel, que ha venido arrinconando a la República como Gobierno, ejerciendo una tiranía devenida de un Golpe de Estado que desplazó, y ahora pretende desconocer, la soberanía ciudadana y a la Constitución poniendo en práctica la antipolítica. En consecuencia, Padrino López y su cuerpo armado se interpretan como un actor principal y único. Así intenta bofetear a la ciudadanía, instituciones y los partidos políticos. Padrino López, con sus declaraciones son la regresión de la política y la perversión, casi la imposición arbitraria de uniformados que no son estamento militar y, por lo tanto, no saben de ética, menos de respeto, poco de la sociedad y nada de ciudadanía. Se practica la violencia y se activa su imaginario violento para hacemos creer que ellos son el poder.

La declaración grotesca y provocativa de Padrino López representa la perversión del cuerpo armado, gobierno militarizado con ideas finalistas en las cuales se entendió como un partido político en armas. Partido político en armas sin capacidad para responde por ignaros y impreparados, además distantes de la polemología, pero sí cercanos a la violencia, al acomodo y hasta la sumisión vergonzosa. El hombre armado-gobierno crece y practica la fuerza, así habla sin medir el análisis de discurso y sus consecuencias, por ello y por primitivo se entienden como mandamás, revolucionarios, que es cualquier cosa desde gobernador hasta traficante de lo que sea, asumen que son el poder pero también la Constitución y la LOFAN, porque todas son letras muertas.

La declaración de Padrino López muestra su aturdimiento, casi desespero por lo sobreactuado el 5J por cuanto está en cuenta el actor, que lo sobreactuado y ejecutado es una mueca de un acto de ascensos desde el mismo momento fueron la repulsa de la sociedad como un todo. No pudieron engañar a nadie. Desde sus entrañas de la sociedad, salieron todas la críticas y juicios, los desvíos y los prejuicios de Padrino López y lo sobreactuado en Fuerte Tiuna. La declaración de Padrino López, termina por ser una mueca comunicacional acusatoria de un Estado Cuartel, que como súper-estructura de dominio pretende arrinconar a una sociedad política, que muestra su empeño legítimo por reconstruir la democracia y eso esta muy por encima de la treta de la declaración infortunada.

Los demócratas en Venezuela somos la mayoría aún y con todo el Estado Cuartel. La democracia y los demócratas en Venezuela están conteste que atendiendo a la participación política contendiente pueda convertirse en una masa crítica para crecer y construir una realidad de cambio, que es un derecho de quienes como ciudadano son ya la masa crítica necesaria para superar la República. La ciudadanía venezolana, es decir, hombres y mujeres que están ocupados por la Transición Política como un proceso sociológico que facilita según el ordenamiento legal de la Republica para reconstruir la paz social. Paz social para reestablecer los derechos civiles y una ecuación política distante a esta vergüenza de la cual forma parte el declarante.

La Venezuela-República está por encima de los declarantes, analfabetas y mafiosos, que desnudos de la violencia golpista imaginan que son amos de la República. Lo actuado el 5J es parte de la regresión que significa un Estado Cuartel como realidad política verificable, y de eso no cabe la menor dude. Pero desde esa realidad verificable de la regresión del sistema político venezolano mostrado el 5J, está la existente decisión de la mayoría democrática por y para construir -no obstante la dolida declaración- un modelo político que nos acerque a la democracia, donde quienes usen el uniforme del militar respondan a la ciencia de la polemología. Sean ciudadanos en uniforme que respeten la Constitución y sobretodo sean ciudadanos-soldados, Glorias de la Republica y su real historia.

La historia real de Venezuela es la civilidad y no el Estado Cuartel. En consecuencia, los ciudadanos piensan y pensamos en el retorno al liberalismo político, al derecho hacer política, donde haya un gobierno, un estamento militar pero sobretodo una sociedad, un cuerpo de Leyes que construyan un proyecto político real, distante de la violación constitucional y legal, además del primitivismo inmoral. Esa historia real del siglo XXI se centra en un cambio político, léase una cosmovisión política que dibuja una Venezuela decente, respetable en la cual los Padrino López no tienen espacio y, mucho menos, oportunidad para ofender ciudadanos que rechazan la barbarie militar y creen en la modernidad, el valor de la ley y la importancia de la ética.

La Venezuela que se indignó el 5J por el atrevimiento de un violento está clara que los hombres soldados por venir, estarán prestos a unir y jamás a separar a la sociedad. Igualmente, estarán prestos a entender que un hombre de uniforme representa la institución y, en consecuencia, sean capacitados, inteligentes y prudentes de todo aquello que estuviesen que declarar estuviese escrito. Finalmente, la Venezuela que se indignó está en cuenta, la Venezuela civil potencia las virtudes y la inteligencia y, será después de la transición política, una sociedad en la cual brillen hombres virtuosos, valientes y cultos… nunca más masas de mediocres y pandilleros que recuerdan momentos desgraciados de una nación, que están dispuestos alcanzar la postmodernidad y obviar a cualquier sujeto instrumento de la maldad líquida.

Es original,

Director de CEPPRO

@JMachillandaP

Caracas, 7 de julio de 2020

 4 min


Apenas 15 días después de que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en su sentencia n.º 68 del 5 de junio de 2020 encomendara al írrito Consejo Nacional Electoral (CNE) la tarea de modificar el sistema electoral venezolano, su presidenta, Indira Alfonzo, presentó los cambios que se aplicarán para escoger a la nueva Asamblea Nacional (AN).

Así en las Normas Especiales para las Elecciones Parlamentarias período 2021-2026, el CNE definió:

«una formula en la que se incrementa en un 66% el número de cargos a elegir a la AN, pasando de 167 diputados a 277, para lograr un equilibrio en el sistema electoral entre el voto lista y el nominal».

Las normas no solo implican un cambio en el sistema electoral vigente desde hace casi veinte años, sino que generan muchas dudas e incertidumbres sobre el proceso de elección de los legisladores, más aún si se advierte que los cambios están al margen del marco normativo venezolano, empezando por la forma engañosa e ilegítima en que es designado el árbitro electoral por el máximo tribunal a fin de diseñar unos comicios a la medida del régimen de Nicolás Maduro Moros.

Sobre la base de este escenario sombrío, surge para Acceso a la Justicia el interés de aclarar el tema, por lo que a continuación se responderán diez preguntas respecto a las Normas Especiales para las Elecciones Parlamentarias período 2021-2026.

1. ¿Qué se entiende por sistema electoral?

La definición de sistema electoral contempla dos sentidos o alcances. En un sentido amplio, puede entenderse que es la plataforma jurídica, las técnicas y procedimientos que se aplican para la organización de las elecciones. En un sentido más restringido, implica las reglas que se utilizan para transformar el voto en cargos o escaños según lo que el elector manifieste hacia el partido o candidato de su preferencia; en otras palabras, es la fórmula que se diseña para la distribución de los votos en escaños.

2. ¿Cuál es el sistema electoral contemplado en la Constitución venezolana para los cuerpos deliberantes?

La Constitución lo define como un sistema dual, mixto o combinado que está fundamentado en dos principios: la representación proporcional y la personalización del sufragio (artículo 63). Según este sistema, el elector cuenta con dos votos: un voto lista y otro nominal.

3. ¿En qué consiste la representación proporcional?

Es la asignación del número de cargos de elección popular tomando como base el porcentaje de votos obtenidos por el partido político en un proceso electoral.

4. ¿De qué trata la personalización del sufragio?

Es la elección de candidatos para órganos colegiados de representación popular (Asamblea Nacional, consejos legislativos estadales, concejos municipales) por sus nombres y apellidos.

5.¿Cómo estaban distribuidos los escaños en los cuerpos colegiados antes de la decisión número 68 de la Sala Constitucional?

Los artículos 14 y 15 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPRE), aprobada por la AN en 2009, establecían una proporción equivalente al 70% para el voto personalizado y 30% para la representación proporcional. En otras palabras, la legislación electoral contemplaba que el 70% de los cargos se escogiera por voto nominal (nombre y apellido del candidato) y el 30% restante por el voto lista (cerrada) de un partido. Los cargos nominales se obtendrían por mayoría simple, mientras que los cargos tipo lista se adjudicarían aplicando el tradicional método D'Hont.

El TSJ, sin embargo, tras la sentencia n.º 68 determinó que ambas disposiciones alteraban el contenido del artículo 63 de la Constitución, porque no aseguraban la representación de las minorías, así que desaplicó los artículos antes mencionados de la LOPRE y ordenó que el nuevo CNE exprés creara una fórmula para la distribución de los cargos o designación de escaños, que fue la aprobada en las Normas Especiales para las Elecciones Parlamentarias período 2021-2026.

6.¿Qué establecen las normas dictadas por el CNE sobre la nueva distribución de los escaños en las próximas elecciones parlamentarias?

El fraudulento árbitro electoral aprobó que el reparto de los curules estará distribuido en un 48% para el sistema nominal (133 diputados) y en un 52% para la votación proporcional (144 escaños), es decir, que modificó la proporción que existía en la LOPRE de 70%-30%. Respecto al sistema de lista, el CNE dispuso también una novedad, y es que de los 144 cargos, 96 serán adjudicados mediante lista regional, y 48 por intermedio de una lista de adjudicación nacional. Además, aprobó incrementar en un 66% el número de cargos, al pasar de 167 parlamentarios a 277 respecto de las elecciones legislativas de 2015.

7. ¿Existe alguna contradicción entre lo que establece la Constitución y la decisión del fraudulento CNE sobre cómo distribuir los escaños en los cuerpos deliberantes?

Sí. Las normas violan el artículo 186 de la Carta Magna que establece expresamente que la composición de la AN será «según una base poblacional del uno coma uno por ciento de la población total del país». La resolución del CNE afecta la manera de elegir a los diputados y, por ende, altera el número de integrantes de la AN, pues según la citada norma constitucional, cada estado tendrá tantos diputados como le corresponda por base poblacional, más 3 diputados. Para las elecciones parlamentarias a celebrarse este año, el CNE decidió arbitrariamente aumentar el número de escaños, sin justificar las razones para adoptar esa decisión ni mucho menos exponer los criterios o la base de cálculo usada para incrementar 110 curules.

Lo anterior no solo revela que la resolución emitida por el írrito CNE vulnera el artículo 186 constitucional, sino que violenta el principio de la reserva constitucional, es decir, la integración de la AN mal podía ser modificada por el CNE, pues es una potestad exclusiva del Poder Constituyente, que debe ser producto de la voluntad del pueblo, mediante enmienda o reforma constitucional. Esto conduce a su vez a la vulneración de los principios constitucionales de supremacía del Texto Fundamental (artículo 7), así como de separación de funciones (artículo 136), ambas garantías democráticas necesarias para la existencia del Estado de derecho.

El incumplimiento del CNE sobre la proporción poblacional establecida en la Constitución (representación proporcional de diputados según una base poblacional de 1,1%) queda más claro con la siguiente imagen, en la que recordamos el número de habitantes y de diputados escogidos en las anteriores elecciones parlamentarias:

Llama la atención además que presumiblemente para calcular la base poblacional se está tomando en cuenta a la que se encuentra en el extranjero, aunque en la práctica no pueda ejercer su derecho al voto.

8. ¿Esta ampliación del 66% del número de parlamentarios garantiza la representación proporcional de las minorías?

Nada hace pensar que esa modificación reivindique la representación proporcional. Por el contrario, es una aberración que se comete contra el artículo 186 de la Constitución, como se explicó en el punto anterior, pero lo más grave es que no solo no se advierte cuáles fueron los criterios técnicos y constitucionales empleados por el CNE para ajustar el número de representantes legislativos de 167 a 277, sino que este reemplaza arbitrariamente los cálculos de base poblacional, establecidos en la mencionada norma constitucional.

9. ¿El sistema de voto lista aprobado por el CNE es abierto o cerrado?

De entrada se debe advertir que el CNE no reguló ninguna de esas modalidades. En la lista abierta, los electores tienen la capacidad para determinar quiénes serán los candidatos/representantes del partido de su preferencia, esto le permite configurar su propia lista, mientras que en el sistema de lista cerrada los votantes prácticamente votan a ciegas, pues escogen la lista de candidatos presentada y estructurada por los partidos, sacrificándose la libertad del elector de optar por sus preferencias individuales.

El sistema de lista cerrada (y bloqueada) que impide que el poder de selección del votante (decisión popular) se imponga en la escogencia y orden de los candidatos postulados por los partidos políticos y que no favorece la competición intra partidaria, ha sido tradicionalmente aceptado por el electorado venezolano. Ello lleva a suponer que esta modalidad será la que se aplique en las parlamentarias de 2020.

10. El artículo 11 de las normas establece que el CNE dictará todas las medidas extraordinarias necesarias para prevenir el contagio de la COVID-19, y a tal efecto «podrá dictar la normativa apropiada para ajustar la adopción de los actos electorales a las formas más cónsonas para combatir la pandemia y, de tal modo, asegurar la realización de las fases del proceso electoral bajo condiciones óptimas de protección y seguridad sanitaria». ¿Qué alcance tiene la mencionada disposición?

Para Acceso a la Justicia la disposición en cuestión es otra muestra de los poderes amplios que tiene el írrito CNE, luego de que el TSJ le atribuyera las funciones legislativas de la AN.

En este caso, establecer que el árbitro es competente para «ajustar la adopción de los actos electorales», sin duda es un cheque en blanco al CNE, lo cual sería una verdadera amenaza para el sistema de derechos y libertades políticas, además de que no genera credibilidad alguna o confianza, pues bajo el argumento de la prevención de la pandemia, el CNE podrá disponer unilateralmente cualquier cambio normativo que considere conveniente para hacer valer el efectivo desarrollo de las actividades electorales.

Esta disposición podría ser un medio para que el CNE deliberadamente modifique reglas y procedimientos con el propósito de favorecer las opciones de los candidatos de una parcialidad política. Asimismo, dejará abierta la posibilidad para que establezca cambios legales en el esquema de votación, entre ellos, el de fijar, bajo el pretexto de la pandemia, el denominado voto telemático o voto a través de internet, que permitiría a los electores votar desde sus casas, mecanismo con el que podría establecer nuevos elementos que enturbien aún más las parlamentarias de 2020, sobre todo, al no haber quien pueda verificar lo ocurrido en esas votaciones, entre otros aspectos, por no haber una oposición real que haga contraloría, rendición de cuentas por parte de los órganos del Poder Público ni, por lo general, observación internacional creíble.

¿Y a ti venezolano, cómo te afecta?

Los cambios realizados por el írrito CNE no configuran reales garantías para las elecciones de los representantes de la AN a celebrarse el 6 de diciembre de este año, sobre todo porque ni el incremento del 66% del número de diputados a la AN, ni la modificación de los votos nominales y lista hacen que se trate de un proceso más democrático y plural políticamente, así como tampoco de un proceso legítimo y ajustado a las normas y principios constitucionales. Es más la manera como hasta ahora han venido desarrollándose los acontecimientos en el país, gracias a una serie de sentencias (la n.º 68, la n.º 69 y la n.º 70) dictadas en esta materia al margen de la Constitución por el TSJ, brazo ejecutor del régimen de Nicolás Maduro, acentúan las dudas y sospechas de la manipulación del sistema electoral al antojo del gobernante, además de la falta de credibilidad y confianza hacia un árbitro comicial, que a la luz de su designación exprés y en contra de la normativa, es evidente que responde a una parcialidad política.

https://www.accesoalajusticia.org/10-claves-sobre-el-sistema-electoral-a...

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Joseph E. Stiglitz

Aunque ya parece historia antigua, no pasó tanto tiempo desde que las economías de todo el mundo comenzaron a cerrarse en respuesta a la pandemia de COVID‑19. Al principio de la crisis, casi todos anticipaban una recuperación rápida en forma de V; esto se basaba en suponer que una breve interrupción de la economía sería suficiente, y que, tras dos meses de amorosos cuidados y montones de dinero, retomaría donde había dejado.

Era una idea atractiva. Pero ya estamos en julio, y la recuperación en forma de V es probablemente una fantasía. La economía pospandemia será casi con certeza anémica, no sólo en los países que no consiguieron controlar el virus (en concreto, Estados Unidos), sino también en los que se las apañaron bien. El Fondo Monetario Internacional prevé que a fines de 2021, la economía mundial apenas habrá crecido respecto de fines de 2019, y que las economías de Estados Unidos y Europa se habrán achicado alrededor del 4%.

El panorama económico actual puede analizarse en dos niveles. La macroeconomía nos dice que el gasto se reducirá, por el deterioro de los balances de empresas y hogares, una oleada de quiebras que destruirá capital organizacional e informacional, y una fuerte conducta precautoria inducida por la incertidumbre respecto del desarrollo de la pandemia y las respuestas oficiales. Al mismo tiempo, la microeconomía nos dice que el virus actúa como un impuesto a aquellas actividades que implican contacto humano cercano; como tal, seguirá impulsando grandes cambios en las pautas de consumo y producción, que a su vez provocarán una transformación estructural más amplia.

Por la teoría económica y por la historia, sabemos que los mercados por sí solos no pueden manejar bien una transición de esta naturaleza, sobre todo con lo repentina que fue. No hay un modo fácil de convertir empleados de aerolíneas en técnicos de Zoom. E incluso si se pudiera, los sectores que ahora están creciendo se basan menos en la mano de obra y más en el conocimiento especializado que aquellos a los que reemplazan.

También sabemos que las grandes transformaciones estructurales suelen crear un problema tradicional keynesiano, por aquello que los economistas llaman «efecto ingresos» y «efecto sustitución». Aunque los sectores no dependientes del contacto humano estén creciendo al mejorar su atractivo relativo, el incremento de gasto asociado no compensará la disminución del gasto derivada de la pérdida de ingresos en los sectores que se contraen.

Además, en el caso de la pandemia habrá un tercer efecto: el aumento de la desigualdad. Como las máquinas no pueden contagiarse el virus, crecerá su atractivo relativo para los empleadores, en particular en los sectores en contracción que usan mano de obra relativamente menos cualificada. Y como las personas de bajos ingresos gastan en bienes básicos una proporción mayor de lo que ganan que las más pudientes, cualquier aumento que la automatización induzca en la desigualdad será contractivo.

A todos estos problemas se suman otros dos motivos para el pesimismo. En primer lugar, la política monetaria puede ayudar a algunas empresas a enfrentar restricciones de liquidez temporales (como sucedió durante la Gran Recesión de 2008‑09), pero no puede corregir problemas de solvencia ni estimular la economía cuando los tipos de interés ya están cerca de cero.

Además, en Estados Unidos y algunos otros países, el necesario estímulo fiscal chocará con las objeciones de los «conservadores» al aumento del déficit y del endeudamiento. Claro que es la misma gente que estuvo muy dispuesta a reducir impuestos para ultra millonarios y corporaciones en 2017, rescatar a Wall Street en 2008 y echar una mano a megaempresas este año. Pero extender el seguro de desempleo, la atención médica y ayuda adicional a los más vulnerables es otra cosa.

Las prioridades inmediatas están claras desde el principio de la crisis. La más evidente es la necesidad de encarar la emergencia sanitaria (por ejemplo, garantizar un suministro adecuado de equipos de protección personal y capacidad hospitalaria), porque no puede haber recuperación económica hasta que se haya contenido el virus. Al mismo tiempo, para asegurar la rapidez de la recuperación llegado el momento, es esencial implementar políticas que protejan a los más necesitados, provean liquidez para evitar quiebras innecesarias y mantengan los vínculos entre trabajadores y empresas.

Pero incluso acordadas estas necesidades obvias, hay decisiones difíciles que tomar. No debemos rescatar empresas (por ejemplo, tiendas minoristas tradicionales) que ya venían mal antes de la crisis, ya que eso sólo serviría para crear «zombis» y limitar en última instancia el dinamismo y el crecimiento. Tampoco empresas que ya estaban demasiado endeudadas para soportar cualquier shock. Puede decirse casi con certeza que la decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de dar apoyo al mercado de bonos basura con su programa de compra de activos es un error. De hecho, estamos ante un caso donde la preocupación por el riesgo moral es realmente relevante: los gobiernos no deberían proteger a empresas de su propia temeridad.

Como parece improbable que la COVID‑19 desaparezca en el corto plazo, hay tiempo suficiente para adecuar el gasto a nuestras prioridades. La pandemia encontró a la sociedad estadounidense atravesada por desigualdades raciales y económicas, deterioro de los niveles de salud y una dependencia destructiva de los combustibles fósiles. Ahora que se lanzan programas de gasto público a gran escala, la ciudadanía tiene derecho a exigir que las empresas que reciban ayudas contribuyan a la justicia social y racial, la mejora de la salud y la transición hacia una economía más ecológica y más basada en el conocimiento. Estos valores deben verse reflejados no sólo en el modo en que asignemos el dinero del erario, sino también en las condiciones que impongamos a los receptores.

Como varios colegas y yo señalamos en un estudio reciente, el gasto público bien dirigido, en particular la inversión en la transición a una economía verde, puede ser oportuno, muy demandante de mano de obra (lo que ayudará a resolver el problema del desempleo en alza) y sumamente estimulante; es decir, su relación costo‑beneficio es mucho mejor que, por ejemplo, la de una rebaja impositiva. No hay ninguna razón económica que impida a los países (incluido Estados Unidos) adoptar grandes programas de recuperación sostenidos que refuercen (o ayuden a hacer realidad) el tipo de sociedad que dicen ser.

1 de julio 2020

Traducción: Esteban Flamini

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/covid-2020-recession-how-to...

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Edgar Benarroch

Después de la resurrección de Jesús, Pedro y Juan se dedicaron a recorrer Jerusalén transmitiendo la buena nueva, hablando de las enseñanzas y sanaciones (milagros) de El Enviado. En estas intervenciones públicas generalmente estaban acompañados por personas sanadas con la palabra o imposición de manos del Hijo del Padre. Esta actividad de Pedro y de Juan produjo descontento y malestar en los integrantes del Sanedrín y procedieron a llamarlos y exigirles que dejaran la prédica y que no hablaran más de la palabra de Jesus y menos de sus milagros. Pedro y Juan no eran de amplia cultura, más bien de muy corta, pero se expresaban muy bien y con gran fluidez y claridad y quienes los escuchaban quedaban cautivados, se dice que el Espíritu Santo hablaba a través de ellos. Cuando ambos escucharon la reprimenda de los del Sanedrín, respondieron: ¿A quienes debemos obedecer y acatar, a ustedes que lo torturaron y asesinaron y ahora nos ordenan que no hablemos, o a Dios Padre que nos pide llevar y proclamar su palabra?

La pregunta como respuesta que Pedro y Juan le formularon al Sanedrín debemos parafrasearla nosotros y preguntarnos ¿A quién obedecemos y acatamos, al sector partidista que pertenecemos, al conciliábulo donde nos desenvolvemos o al llamado de la Patria? La Patria nos pide a gritos agónicos que nos unamos, que diseñemos en conjunto la estrategia adecuada y que todos le presentemos al país el mismo programa , primero para salir de lo que tenemos y luego para reconstruir la nación.

No está en sintonía con el país hacer valer nuestros personales o sectoriales intereses por encima de los de la Patria. Los intereses de la nación siempre son primeros que cualquier otro interés por muy importante que éste sea. Ello lo decimos a diario, lo escribimos y lo gritamos en discursos e intervenciones, pero en la práctica nos encontramos con la triste realidad: Inmensa falta de autenticidad.

No se puede hablar que privan los intereses del país cuando nos encontramos divididos y fracturados, cada quien por su lado haciendo lo que le conviene y lo que es peor hablando uno mal del otro. Cada quien levanta su propia bandera y dejamos sola la tricolor que es la todos. Sino somos capaces de unirnos los que queremos cambio, tampoco somos merecedores de dirigir el país. El pueblo nos ve y observa diariamente y nos percibe mezquinos y sin la altura necesaria para atender con éxito esta hora, ello genera más desesperación, menos confianza y mayor preocupación. El país está urgido de esperanza cierta y somos nosotros los que debemos transmitírsela no solo con discursos sino con hechos. Por nuestras obras seremos juzgados. Dios quiera que el veredicto de la historia sea de reconocimiento por haber dicho y hecho lo que la Patria demandó y estar a la altura del momento que nos correspondió vivir.

Pedro y Juan, en conocimiento que lo que les esperaba era lo peor, siguieron predicando la palabra y comportándose con valentía y coraje al servicio de los demás. Ofrendaron sus vidas para sembrar fe y la esperanza. Pedro murió crucificado y Juan falleció en una prisión después de haberlo sumergido en una inmensa paila rebosante de aceite hirviendo. Nos corresponde parecernos a Pedro y a Juan y no dudar a quien servir, obedecer, acatar y por quién luchar.

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Carlos Martínez de Ibarreta

Después de semanas de confinamiento por la COVID-19 hemos ido avanzando hacia la “nueva normalidad”. Poco a poco se han ido eliminando algunas restricciones en nuestros movimientos y comportamientos. Sin embargo, no todos queremos ir al mismo ritmo. Todos conocemos a alguien que hubiese deseado tener plena libertad de movimientos y ninguna restricción desde el primer momento. Sin embargo, otros preferimos ir más despacio.

¿Por qué algunas personas valoran más el poder disfrutar ya de estas pequeñas libertades en vez de esperar más tiempo y minimizar los riesgos de rebrotes, lo que produciría mayores beneficios para la comunidad?

El descuento hiperbólico: Valorar el presente de forma exagerada

Esta tendencia a preferir pequeñas recompensas inmediatas a una recompensa mayor pero más tardía es un sesgo cognitivo. Los sesgos hacen que nuestras decisiones no sean tan racionales como quisiéramos. Y todos los humanos lo tenemos, en mayor o menor medida.

Ya en la Biblia (Genesis 25: 27-34) se nos cuenta cómo Esaú cedió su primogenitura a su hermano Jacob por un plato de lentejas.

Los científicos como Daniel Kahneman o Richard Thaler (ambos Premios Nobel de Economía y representantes del Behavioural Economics) llaman a este fenómeno Descuento Hiperbólico.

‘Descontar’ en el tiempo se refiere a qué valor aplicamos a un evento del futuro para ‘traerlo’ o analizarlo en el presente.

Existen muchas evidencias de que los humanos descontamos el futuro de forma hiperbólica. Es decir, otorgamos un peso más elevado a una ganancia o pérdida en el futuro cercano que a la misma en un futuro más lejano. Valoramos el presente de forma exagerada. La mayoría de personas preferirían recibir 100 euros hoy a 110 mañana. Sin embargo, muy pocas preferirían 100 euros dentro 30 días en vez de 110 dentro de 31 días.

¿Por qué tenemos descuento hiperbólico?

La Neuroeconomía sugiere que el descuento hiperbólico es consecuencia de la propia arquitectura de nuestro cerebro. Las técnicas de neuroimagen muestran que, ante decisiones en distintos ámbitos temporales, las áreas cerebrales que se activan son diferentes.

Cuando la decisión o recompensa es inmediata, el área activada es la relacionada con el sistema límbico. Este sistema es el que capta y genera las respuestas emocionales e instintivas. Es de las partes más antiguas de nuestro cerebro. Sin embargo, cuando la decisión o recompensa involucra una planificación a largo plazo, son los lóbulos frontales los que se movilizan, llevando a cabo un proceso de decisión más racional. Esta parte del cerebro tiene un desarrollo mucho más reciente que el sistema límbico.

Se piensa que el descuento hiperbólico puede tener un origen evolutivo. Nuestros antepasados no tenían que pensar en un futuro lejano, puesto que las amenazas eran muchas y la esperanza de vida, baja. Si se cruzaban con un antílope, lo cazaban y se lo comían inmediatamente. No le dejaban ir, esperando poder cazar uno mucho más grande que pudiera aparecer más tarde.

El descuento hiperbólico está presente en muchas situaciones

Existen multitud de comportamientos cotidianos en los que se manifiesta el descuento hiperbólico. Esto sucede por ejemplo cuando nos dejamos seducir por mensajes del tipo “compra hoy y paga dentro de seis meses” y nos endeudamos excesivamente con nuestra tarjeta de crédito. También cuando preferimos darnos hoy un capricho caro que nos apetece, pero no ahorramos lo suficiente para nuestra jubilación.

En el campo de la salud, situaciones como la obesidad, la falta de actividad física, así como las adicciones son en parte consecuencia de preferir irracionalmente gratificaciones del “ahora” en perjuicio de nuestra salud futura.

La procrastinación, que consiste en “dejar para más adelante” aquello que nos cuesta, es otra clara manifestación de este fenómeno. “Desde mañana me pongo a dieta”, pero ese “mañana” se pospone indefinidamente.

Descuento hiperbólico durante la COVID-19: Lo que dicen los datos

Realizamos un estudio empírico junto con Marina Ayuso Castillo, recién graduada por la Universidad Pontificia de Comillas.

Más de 650 personas han contestado un cuestionario a principios de junio de 2020. Algunas preguntas pedían elegir si se prefería poder realizar un comportamiento de forma libre desde “ya” o se prefería esperar aún un tiempo razonable. Las preguntas eran del estilo: “¿Prefiere poder prescindir del uso de mascarilla desde hoy mismo o esperar algunas semanas más?”

Para la mitad de las personas, seleccionadas aleatoriamente, las preguntas hacían referencia expresa a los mayores riesgos de contagio si se elegía poder tener libertad desde hoy mismo.

El cuestionario incluía además un test para medir el grado de descuento monetario (MCQ), un test de personalidad (Big Five) y preguntas acerca de si se había estado enfermo de COVID-19 o se tenían familiares o amigos cercanos que hubieran sufrido la enfermedad.

Los análisis efectuados permiten extraer las siguientes conclusiones:

Las mujeres tienen mayor propensión a esperar tiempo para poder recuperar libertad de acción. Por lo tanto tienen menores tasas de descuento en el tiempo.

La edad no influye en que se tenga una mayor propensión a esperar.

Sorprende que el haber sufrido la enfermedad en carne propia o en familiares o amigos cercanos tampoco provoca mayor propensión a esperar. La única excepción se refiere al uso de mascarillas. Es posible que el descuento intertemporal también actúe disminuyendo el valor negativo del sufrimiento y dolor ya pasados.

Los rasgos de personalidad influyen. Las personas más extrovertidas y afables desean poder tener libertad ya mismo. Sin embargo aquellas con mayor grado de neuroticismo tienen mayor tendencia a esperar.

El tener mayor o menor preferencia por el ahora es un rasgo general de la persona y afecta a diferentes ámbitos de comportamiento. Las personas que valoran más el presente en cuestiones de dinero, también son las que prefieren ir más rápido en la desescalada.

También las personas que tienen hábitos que dañan su salud en el largo plazo (como fumar) tienen menos propensión a esperar.

Por el contrario, aquellas personas con mayor comportamiento medioambiental tienen mayor propensión a esperar. Estas personas son capaces de realizar algunos comportamientos en el ahora que suponen algún esfuerzo (como apagar las luces o ahorrar agua) en aras de un beneficio futuro mayor para la comunidad.

Aparece menor preferencia por el “ahora” cuando se mencionan explícitamente los riesgos de no esperar. Las personas que prefirieron la opción de dejar de usar mascarillas “ya” a seguir usándolas pasaron del 34% al 7% cuando la pregunta hacía mención explícita de los riesgos.

Somos humanos y no siempre somos racionales. El descuento hiperbólico en mayor o menor grado nos viene “de fábrica”. Si las autoridades desean que las medidas de seguridad y prevención sean efectivas y no se relajen demasiado pronto, nuestra recomendación es señalar explícitamente los riesgos en los mensajes. Esto pondrá las cosas más difíciles para que nuestro descuento nos haga preferir descuidarnos ahora, al incrementar el valor negativo de los riesgos futuros.

6 de julio 2020

Profesor del Departamento de Métodos Cuantitativos de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad Pontificia Comillas

The Conversation

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