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Opinión

Francis Fukuyama

Las grandes crisis tienen consecuencias importantes, generalmente imprevistas. La Gran Depresión estimuló el aislacionismo, el nacionalismo, el fascismo y la Segunda Guerra Mundial, pero también condujo al New Deal, al ascenso de los Estados Unidos como superpotencia mundial y, finalmente, a la descolonización. Los ataques del 11 de septiembre produjeron dos intervenciones estadounidenses fallidas, el ascenso de Irán y nuevas formas de radicalismo islámico. La crisis financiera de 2008 generó una oleada de populismo anti establecimiento que sustituyó a los líderes de todo el mundo. Los historiadores del futuro rastrearán efectos comparativamente grandes a la actual pandemia de coronavirus; el desafío es averiguarlos con anticipación.

Ya está claro por qué algunos países lo han hecho mejor que otros para hacer frente a la crisis hasta ahora, y hay razones de sobra para pensar que esas tendencias continuarán. No se trata de un asunto de tipo de régimen. Algunas democracias se han desempeñado bien, pero otras no, y lo mismo ocurre con las autocracias. Los factores responsables del éxito de las respuestas a la pandemia han sido la capacidad del Estado, la confianza social y el liderazgo. Los países con los tres -un aparato estatal competente, un gobierno en el que los ciudadanos confían y escuchan, y líderes efectivos- han actuado de manera impresionante, limitando el daño que han sufrido. Los países con estados disfuncionales, sociedades polarizadas o liderazgo deficiente han hecho mal, dejando a sus ciudadanos y economías expuestos y vulnerables.

Cuanto más se aprende sobre COVID-19, la enfermedad causada por el novedoso coronavirus, más parece que la crisis se prolongará, medida en años en lugar de trimestres. El virus parece menos mortal de lo que se temía, pero es muy contagioso y a menudo se transmite de forma asintomática. El ébola es altamente letal pero difícil de atrapar; las víctimas mueren rápidamente, antes de que puedan transmitirlo. COVID-19 es lo contrario, lo que significa que la gente tiende a no tomarlo tan en serio como debería, por lo que se ha extendido, y continuará haciéndolo, por todo el mundo, causando un gran número de muertes. No habrá ningún momento en que los países puedan declarar la victoria sobre la enfermedad; más bien, las economías se abrirán lenta y tímidamente, y el progreso se verá frenado por las posteriores oleadas de infecciones. Las esperanzas de una recuperación en forma de V parecen muy optimistas. Es más probable que sea una L con una larga cola curvada hacia arriba o una serie de Ws. La economía mundial no volverá prontamente a nada parecido a su estado anterior a la COVID.

Desde el punto de vista económico, una crisis prolongada significará más fracasos empresariales y devastación para industrias como centros comerciales, cadenas minoristas y viajes. Los niveles de concentración del mercado en la economía de los Estados Unidos han ido aumentando constantemente durante décadas, y la pandemia impulsará aún más la tendencia. Sólo las grandes empresas con bolsillos profundos podrán capear la tormenta, y los gigantes de la tecnología ganan más que nada, ya que las interacciones digitales son cada vez más importantes.

Las consecuencias políticas podrían ser aún más significativas. Las poblaciones pueden ser convocadas a actos heroicos de autosacrificio colectivo por un tiempo, pero no para siempre. Una epidemia persistente combinada con profundas pérdidas de empleos, una recesión prolongada y una carga de deuda sin precedentes crearán inevitablemente tensiones que se convertirán en una reacción política que no está claro todavía contra quién será.

Los Estados Unidos han fallado en su respuesta y han visto su prestigio caer enormemente.

La distribución mundial de la energía seguirá desplazándose hacia el este, ya que el Asia oriental ha manejado mejor la situación que Europa o los Estados Unidos. Aunque la pandemia se originó en China y Beijing inicialmente la encubrió y permitió que se extendiera, China se beneficiará de la crisis, al menos en términos relativos. Como sucedió, otros gobiernos al principio se desempeñaron mal y trataron de encubrirlo, también, de manera más visible y con consecuencias aún más mortales para sus ciudadanos. Y al menos Beijing ha podido recuperar el control de la situación y está avanzando hacia el siguiente reto, conseguir que su economía vuelva a estar en marcha de forma rápida y sostenible.

Los Estados Unidos, en cambio, han fallado en su respuesta y han visto su prestigio caer enormemente. El país tiene una enorme capacidad estatal potencial y ha acumulado un historial impresionante en relación con crisis epidemiológicas anteriores, pero su actual sociedad altamente polarizada y su incompetente líder impiden que el Estado funcione eficazmente. El presidente avivó la división en lugar de promover la unidad, politizó la distribución de la ayuda, responsabilizó a los gobernadores de la toma de decisiones clave al tiempo que alentaba las protestas en su contra por proteger la salud pública, y atacó a las instituciones internacionales en lugar de galvanizarlas. El mundo también puede ver la televisión, y se ha quedado atónito, con China que se apresuró a hacer la comparación.

En los años venideros, la pandemia podría dar lugar a una disminución relativa de los Estados Unidos, a la continua erosión del orden internacional liberal y al resurgimiento del fascismo en todo el mundo. También podría conducir al renacimiento de la democracia liberal, un sistema que ha confundido muchas veces a los escépticos, mostrando notables poderes de resistencia y renovación. Los elementos de ambas visiones surgirán, en diferentes lugares. Desafortunadamente, a menos que las tendencias actuales cambien dramáticamente, el pronóstico general es sombrío.

¿El fascismo en ascenso?

Los resultados pesimistas son fáciles de imaginar. El nacionalismo, el aislacionismo, la xenofobia y los ataques al orden mundial liberal han ido en aumento durante años, y esa tendencia sólo se verá acelerada por la pandemia. Los gobiernos de Hungría y Filipinas han aprovechado la crisis para dotarse de poderes de emergencia, alejándolos aún más de la democracia. Muchos otros países, entre ellos China, El Salvador y Uganda, han adoptado medidas similares. Han aparecido barreras al movimiento de personas en todas partes, incluso en el corazón de Europa; en lugar de cooperar constructivamente para su beneficio común, los países se han encerrado en sí mismos, se han peleado entre sí y han convertido a sus rivales en chivos expiatorios políticos de sus propios fracasos.

El auge del nacionalismo aumentará la posibilidad de un conflicto internacional. Los líderes pueden ver las peleas con extranjeros como útiles distracciones políticas domésticas, o pueden verse tentados por la debilidad o la preocupación de sus oponentes y aprovecharse de la pandemia para desestabilizar los objetivos favoritos o crear nuevos hechos sobre el terreno. No obstante, dada la continua fuerza estabilizadora de las armas nucleares y los desafíos comunes a los que se enfrentan todos los principales actores, la turbulencia internacional es menos probable que la nacional.

Los países pobres con ciudades abarrotadas y sistemas de salud pública débiles se verán muy afectados. No sólo el distanciamiento social, sino también la simple higiene, como el lavado de manos, es extremadamente difícil en países donde muchos ciudadanos no tienen acceso regular al agua potable. Y los gobiernos a menudo han empeorado las cosas en lugar de mejorarlas, ya sea por diseño, por incitar a las tensiones comunales y socavar la cohesión social, o por simple incompetencia. La India, por ejemplo, aumentó su vulnerabilidad al declarar un cierre repentino en todo el país sin pensar en las consecuencias para las decenas de millones de trabajadores migrantes que se aglomeran en todas las grandes ciudades. Muchos fueron a sus hogares rurales, propagando la enfermedad por todo el país; una vez que el gobierno cambió su posición y comenzó a restringir el movimiento, un gran número se encontró atrapado en las ciudades sin trabajo, refugio o cuidado.

El desplazamiento causado por el cambio climático ya era una crisis de lenta evolución que se estaba gestando en el Sur global. La pandemia agravará sus efectos, llevando a grandes poblaciones de los países en desarrollo cada vez más cerca del borde de la subsistencia. Y la crisis ha aplastado las esperanzas de cientos de millones de personas en los países pobres que se han beneficiado de dos décadas de crecimiento económico sostenido. La indignación popular crecerá, y el hecho de que las expectativas crecientes de los ciudadanos se vean frustradas es, en última instancia, una receta clásica para la revolución. Los desesperados tratarán de emigrar, los líderes demagógicos explotarán la situación para tomar el poder, los políticos corruptos aprovecharán la oportunidad para robar lo que puedan, y muchos gobiernos tomarán medidas drásticas o se derrumbarán. Mientras tanto, una nueva ola de intentos de migración del Sur global al Norte se enfrentaría esta vez con aún menos simpatía y más resistencia, ya que ahora se podría acusar de manera más creíble a los migrantes de traer enfermedades y caos.

Por último, las apariciones de los llamados cisnes negros son por definición impredecibles pero cada vez más probables cuanto más lejos se mire. Las pandemias pasadas han fomentado visiones apocalípticas, cultos y nuevas religiones que crecen en torno a las ansiedades extremas causadas por las dificultades prolongadas. El fascismo, de hecho, podría ser visto como un culto de este tipo, que surge de la violencia y la dislocación engendrada por la Primera Guerra Mundial y sus secuelas. Las teorías de conspiración solían florecer en lugares como el Medio Oriente, donde la gente común estaba desempoderada y sentía que le faltaba agencia. Hoy en día, también se han extendido ampliamente por los países ricos, gracias en parte a la fractura del entorno mediático causada por Internet y los medios sociales, y es probable que el sufrimiento sostenido proporcione un material rico para que los demagogos populistas lo exploten.

¿O la democracia resistente?

No obstante, al igual que la Gran Depresión no sólo produjo fascismo sino que también revitalizó la democracia liberal, la pandemia también puede producir algunos resultados políticos positivos. A menudo se ha necesitado un choque externo tan grande para sacar a los sistemas políticos escleróticos de su estancamiento y crear las condiciones para una reforma estructural largamente esperada, y es probable que ese patrón se repita, al menos en algunos lugares.

Las realidades prácticas del manejo de la pandemia favorecen el profesionalismo y la experiencia; la demagogia y la incompetencia se exponen fácilmente. Esto debería crear, en última instancia, un efecto de selección beneficioso, recompensando a los políticos y gobiernos que lo hacen bien y penalizando a los que lo hacen mal. El brasileño Jair Bolsonaro, que en los últimos años ha ido vaciando paulatinamente las instituciones democráticas de su país, trató de engañar a los demás para que se salieran con la suya en la crisis y ahora se encuentra en una situación difícil y preside un desastre sanitario. El ruso Vladimir Putin trató de restar importancia a la pandemia al principio, luego afirmó que Rusia la tenía bajo control, y tendrá que cambiar su tono una vez más a medida que COVID-19 se extienda por todo el país. La legitimidad de Putin ya se estaba debilitando antes de la crisis, y ese proceso puede haberse acelerado.

La pandemia ha arrojado una luz brillante sobre las instituciones existentes en todas partes, revelando sus insuficiencias y debilidades. La brecha entre los ricos y los pobres, tanto personas como países, se ha profundizado por la crisis y aumentará aún más durante un prolongado estancamiento económico. Pero junto con los problemas, la crisis también ha revelado la capacidad del gobierno para proporcionar soluciones, recurriendo a los recursos colectivos en el proceso. Un sentido persistente de "juntos solos" podría impulsar la solidaridad social e impulsar el desarrollo de protecciones sociales más generosas en el futuro, al igual que los sufrimientos nacionales comunes de la Primera Guerra Mundial y la Depresión estimularon el crecimiento de los estados de bienestar en los decenios de 1920 y 1930.

Esto podría poner fin a las formas extremas de neoliberalismo, la ideología de libre mercado de la que fueron pioneros economistas de la Universidad de Chicago como Gary Becker, Milton Friedman y George Stigler. Durante el decenio de 1980, la escuela de Chicago proporcionó una justificación intelectual para las políticas del Presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan y de la Primera Ministra británica Margaret Thatcher, que consideraban que un gobierno grande e intruso era un obstáculo para el crecimiento económico y el progreso humano. En ese momento, había buenas razones para recortar muchas formas de propiedad y regulación gubernamental. Pero los argumentos se endurecieron en una religión libertaria, incrustando la hostilidad a la acción del Estado en una generación de intelectuales conservadores, particularmente en los Estados Unidos.

Dada la importancia de una fuerte acción estatal para frenar la pandemia, será difícil argumentar, como lo hizo Reagan en su primer discurso inaugural, que "el gobierno no es la solución a nuestro problema; el gobierno es el problema". Tampoco nadie podrá alegar que el sector privado y la filantropía pueden sustituir a un Estado competente durante una emergencia nacional. En abril, Jack Dorsey, el director ejecutivo de Twitter, anunció que contribuiría con 1.000 millones de dólares al alivio de COVID-19, un extraordinario acto de caridad. Ese mismo mes, el Congreso de los EE.UU. asignó 2,3 billones de dólares para mantener a las empresas y los individuos afectados por la pandemia. El anti estatismo puede persistir entre los manifestantes del encierro, pero las encuestas sugieren que la gran mayoría de los estadounidenses confían en el consejo de los expertos médicos del gobierno para hacer frente a la crisis. Esto podría aumentar el apoyo a las intervenciones del gobierno para abordar otros problemas sociales importantes.

Y la crisis puede, en última instancia, estimular una renovada cooperación internacional. Mientras los líderes nacionales juegan el juego de la culpa, los científicos y los funcionarios de salud pública de todo el mundo están profundizando sus redes y conexiones. Si la ruptura de la cooperación internacional conduce a un desastre y se considera un fracaso, en la era posterior podría renovarse el compromiso de trabajar multilateralmente para promover los intereses comunes.

No te hagas ilusiones

La pandemia ha sido una prueba de estrés político global. Los países con gobiernos capaces y legítimos saldrán relativamente bien parados y podrán adoptar reformas que los hagan aún más fuertes y resistentes, facilitando así su futuro rendimiento superior. Los países con una capacidad estatal débil o con un liderazgo deficiente estarán en problemas, abocados al estancamiento, si no al empobrecimiento y la inestabilidad. El problema es que el segundo grupo supera en gran medida al primero.

Desafortunadamente, la prueba de esfuerzo ha sido tan dura que muy pocos son propensos a pasarla. Para manejar con éxito las etapas iniciales de la crisis, los países necesitaban no sólo Estados capaces y recursos adecuados, sino también un gran consenso social y líderes competentes que inspiraran confianza. Esta necesidad fue satisfecha por Corea del Sur, que delegó la gestión de la epidemia a una burocracia sanitaria profesional, y por la Alemania de Angela Merkel. Mucho más comunes han sido los gobiernos que se han quedado cortos de una manera u otra. Y como el resto de la crisis también será difícil de manejar, es probable que estas tendencias nacionales continúen, dificultando un optimismo más amplio.

Otra razón para el pesimismo es que los escenarios positivos asumen algún tipo de discurso público racional y aprendizaje social. Sin embargo, el vínculo entre la pericia tecnocrática y la política pública es hoy más débil que en el pasado, cuando las élites tenían más poder. La democratización de la autoridad impulsada por la revolución digital ha aplanado las jerarquías cognitivas junto con otras jerarquías, y la toma de decisiones políticas se ve impulsada ahora por el balbuceo a menudo armado. Ese no es un ambiente ideal para un autoexamen constructivo y colectivo, y algunas políticas pueden permanecer irracionales más tiempo del que pueden permanecer solventes.

La mayor variable es los Estados Unidos. Fue la singular desgracia del país tener al frente al líder más incompetente y divisivo de su historia moderna cuando la crisis golpeó, y su modo de gobierno no cambió bajo presión. Habiendo pasado su período de guerra con el Estado que dirige, no pudo desplegarlo eficazmente cuando la situación lo exigió. Habiendo juzgado que su fortuna política estaba mejor servida por la confrontación y el rencor que por la unidad nacional, ha usado la crisis para buscar peleas y aumentar las divisiones sociales. El bajo rendimiento de los Estados Unidos durante la pandemia tiene varias causas, pero la más significativa ha sido un líder nacional que no ha sabido liderar.

El vínculo entre la pericia tecnocrática y la política pública es hoy más débil que en el pasado, cuando las élites tenían más poder.

Si se le da un segundo mandato al presidente en noviembre, las posibilidades de un resurgimiento más amplio de la democracia o del orden internacional liberal disminuirán. Sin embargo, cualquiera que sea el resultado de las elecciones, es probable que se mantenga la profunda polarización en los Estados Unidos. Celebrar una elección durante una pandemia será difícil, y habrá incentivos para que los perdedores descontentos desafíen su legitimidad. Incluso si los demócratas toman la Casa Blanca y ambas cámaras del Congreso, heredarían un país de rodillas. Las demandas de acción se encontrarán con montañas de deudas y una resistencia feroz de una nueva oposición muy disminuida. Las instituciones nacionales e internacionales serán débiles y se tambalearán después de años de abuso, y llevará años reconstruirlas, si es que todavía es posible.

Con la fase más urgente y trágica de la crisis ya pasada, el mundo se mueve en un largo y deprimente camino. Saldrá de ella eventualmente, algunas partes más rápido que otras. Es poco probable que se produzcan convulsiones mundiales violentas, y la democracia, el capitalismo y los Estados Unidos ya han demostrado antes su capacidad de transformación y adaptación. Pero tendrán que sacar un conejo del sombrero una vez más.

Julio/Agosto 2020

Foreign Affairs

*** Translated with www.DeepL.com/Translator (free version) ***

https://www.foreignaffairs.com/articles/world/2020-06-09/pandemic-and-po...

 14 min


1- ¿Sabe usted cómo poner fin a la usurpación de un narcorégimen que cuenta con la adhesión sumisa de un Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) integrado por Magistrados intelectualmente deshonestos que pisotean la Constitución, con un Alto Mando Militar sin mérito, a quien no le importa las violaciones a la Constitución y por un Fiscal General fanático miembro del partido oficialista?

2- ¿Sabe usted cómo poner fin a la usurpación en una situación en la que las protestas pacíficas son reprimidas con disparos, peinillazos y bombas lacrimógenas, y miles de manifestantes han sido encarcelados y torturados?

3- ¿Sabe usted cómo poner fin a la usurpación cuando, a pesar de la presencia de cubanos castristas, iraníes, rusos, guerrilleros colombianos, narcotráfico e infiltración de Hezbollah, los países democráticos no están dispuestos a intervenir militarmente, aunque desconocen al usurpador Maduro? ¿Sabe usted que la última invasión exitosa fue la de Cipriano Castro y eso porque no existía la Fuerza Armada?

4- ¿Sabe usted cómo poner fin a la usurpación por medio de elecciones si, de acuerdo al artículo 296 de la Constitución, para elegir a los rectores del Consejo Nacional Electoral se requiere el voto de los dos tercios de los diputados, cifra que tuvo la oposición en la elección del 2015, pero que inmediatamente la Sala Electoral del TSJ desconoció a tres diputados del Estado Amazonas y la Sala Constitucional sentenció que la Asamblea Nacional estaba en desacato? ¿Cómo puede alguien reclamar que la Asamblea no cumplió con su deber de designar un nuevo CNE?

5- ¿Sabe usted cómo poner fin a la usurpación, si el citado artículo 296 establece que los rectores del CNE no deben estar vinculados a partidos políticos, tres de ellos deben ser postulados por la sociedad civil uno por las facultades de Ciencias Jurídicas y Políticas, y que ninguno de los recientemente designados ilegalmente por el TSJ usurpador cumple con estos requisitos?

6- ¿Sabe usted cómo poner fin a la usurpación si constantemente algunos dirigentes políticos y tuiteros descalifican indirectamente al presidente(e) Guaidó al exigirle que solicite una intervención militar extranjera, aunque pueda justificarse, a la que ningún gobierno está dispuesto?

7- ¿Sabe usted cómo poner fin a la usurpación si llueven críticas al presidente(e) Guaidó por no designar un Gabinete, aun cuando todos irían presos o tendrían que estar en el exterior como jarrones chinos?

8- ¿Sabe usted que políticos chamuscados como el homofóbico Felipe Mujica, el saltimbanqui Timoteo Zambrano, el caza güire Henry Falcón y otros como Claudio, Enrique Ochoa, Bertucci y Bernabé solo cuentan con un nano grupo de simpatizantes pero mantienen una relación simbiótica con el régimen, en la que este los utiliza como mampara y ellos se benefician para seguir en la palestra y obtener prebendas?

Todos sabemos lo anterior. Entonces, por qué no hacemos un esfuerzo para evitar críticas sin fundamento que hacen daño a los esfuerzos de muchos para poner cese a la usurpación y recuperar al país. La dirigencia tiene la obligación histórica de formar un frente común, que critique con lealtad puertas adentro y no como medio para ganar incautos o a desesperados por la situación ¿A qué se debe que ABP y Vente no hayan firmado el excelente documento de los partidos mayoritarios rechazando la designación del parapeto electoral?

No hay que poner atención a los integrantes de la nano mesa, ni a las provocaciones del Pithecanthropus del mazo o a las idioteces del usurpador, tampoco a tuiteros, bien o malintencionados, que disparan desde la cintura. Lo procedente es seguir presionando por elecciones transparentes. La reciente detención en Cabo Verde de Álex Saab, lo extraditen o no a USA, debe hacer reflexionar a muchos del régimen de que les conviene acordar un CNE y condiciones mínimas de transparencia. En las actuales circunstancias votar es un suicidio, aunque con la abstención tampoco ganamos. Además, hay que insistir en que nuestra Fuerza Armada cumpla con la obligación de restituir la Constitución. Lograremos poner cese a la usurpación. Nadie debe desmayar.

Como (había) en botica:

¿Hay algún ingenuo sorprendido con el brinco de talanquera de Bernabé?

Continúan las denuncias de torturas a militares presos.

El último Informe Anual de Pdvsa es del año 2016, en el que reportó que tenía 164.370 trabajadores, de los cuales 133.327 en operaciones petroleras y 31.043 en no petroleras, que produjeron, según la Opep, 2.157.000 b/d de crudo; en su página web actual la Pdvsa roja mantiene que desde el año pasado estaría produciendo seis millones de barriles por día (b/d) y refinando 1.800.000 b/d, pero hoy solo produce 374.000 b/d, según Bloomberg y tiene que importar gasolina. La Pdvsa meritocrática presentaba puntualmente sus Informes; en el 2001, contaba con 69.284 trabajadores que produjeron 2.791.900 b/d de crudo y exportaba gasolina.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 3 min


Manuel Delgado Campos

En América Latina y particularmente en Venezuela es tradicional que seamos exageradamente reglamentistas; para casi todo tenemos una ley, un reglamento, una norma, un estatuto, siempre con la noble intención de que las personas actúen dentro de unos patrones de comportamiento deseables y aceptables por la sociedad. Esto es particularmente aplicado a las instituciones públicas del país.

La reglamentación, en general, tiene sus ventajas pero también enormes desventajas cuando no se usan apropiadamente, particularmente cuando no nos cuidamos de su obsolescencia ni aplicamos los correctivos a tiempo y acertadamente.

Esta situación en Venezuela se ha exacerbado durante los últimos veinte años durante los cuales han sido promulgadas leyes para casi todo pero la mayoría de ellas violadas, con mucha frecuencia y sin el consiguiente castigo.

El ámbito universitario no escapa a esa condición, la cual ha frenado, en cierto grado, el apropiado desarrollo y progreso de las instituciones del sector, haciéndolas aún mas vulnerables a los factores adversos a las mismas. Esa exagerada reglamentación promueve la rutina, la inflexibilidad cuando de cambios se trata y limita la capacidad de innovación.

A ese respecto y a manera de ejemplo, existen múltiples reglamentos con relación a cuál debe ser el comportamiento de estudiantes y profesores, pero cuando alguno de ellos se salta, no solo el reglamento correspondiente, sino también el comportamiento ético acorde con su condición universitaria, son tantos los vericuetos legales y sub legales a los cuales se apela, que la sanción o castigo nunca llega o se aplica muy tardíamente. Sucede que, a veces, creamos marcos demasiado rígidos de cumplir pero procedimientos sancionatorios demasiado laxos y complicados.

Otro ejemplo fehaciente son los reglamentos de ingreso de profesores los cuales, hacen prácticamente imposible que un profesional o científico de reconocidos y demostrables méritos pueda ingresar, por primera vez, a la carrera docente en las categorías superiores del escalafón. Se sigue manteniendo la categoría de instructor como la vía preferencial de ingreso, destinada a profesionales recién graduados de poca o ninguna experiencia. Eso supone para las universidades un exagerado costo económico y de tiempo en la formación de su personal académico.

Las equivalencias y revalidas, de acuerdo a las disposiciones reglamentarias existentes, se manejan de manera muy arcaica, con base a los contenidos de materia por materia, sin ninguna consideración a la integralidad de la formación del aspirante a incorporarse, a mitad de camino, a una carrera o aquel que aspira a ejercer legalmente una profesión universitaria sin ser graduado de una universidad venezolana. Esta situación se hará cada vez más compleja a medida que aparezcan nuevas carreras y profesiones con diferentes nombres pero con contenidos muy similares.

Lo mencionado anteriormente nos lleva a pensar que la adaptación de nuestras universidades a un mundo en rápido y permanente cambio ocurre, en muchos casos, muy tardíamente, lo que trae como consecuencia, entre otros aspectos, lo lentos que se hacen los cambios de programas y curricula, no solo en cuanto a sus contenidos sino también en los métodos de enseñanza de los mismos, dificultando adaptarlos a las nuevas realidades locales, nacionales y mundiales.

La rigidez reglamentaria da poca oportunidad a cada profesor de innovar para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje acorde con las características de cada materia, cada especialidad, cada ciencia, encasillándolas todas bajo un mismo patrón.

Sobre este tema, estoy convencido de que deben existir las leyes, reglamentos y normas necesarias como guía general para el buen funcionamiento institucional, pero con las vías procedimentales que propicien el dinamismo y la capacidad de actualización permanente de nuestras universidades, de acuerdo con los avances de la ciencia, de la tecnología, la cultura en general y en particular con el progreso de la humanidad a la cual pertenecemos.

Sobre este particular seguramente encontraremos posiciones encontradas entre los más tradicionalistas y los muy proclives al cambio, pero siempre, mediante el análisis y la discusión, ha de encontrarse un punto de equilibrio que beneficie a nuestras universidades. LQQD.

Profesor Titular (J), UCLA, Ingeniero Agrónomo, Ph.D.

 3 min


Pedro García Otero

Rafael Simón Jiménez, nuevo rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) designado este 12 de junio por el Tribunal Supremo de Justicia, afirma que el régimen de Maduro aceptará gracias a la Mesa de Diálogo Nacional lo que no aceptó en 2017 en República Dominicana.

Según este exdiputado, cuya postulación como rector fue propuesta por Cambiemos, Copei, el MAS y Soluciones, las elecciones parlamentarias que podrían ser este año o quizás el que viene tendrán a todos los partidos legalizados y las 18 condiciones que presentó Vicente Díaz en la Mesa de Negociación de Santo Domingo, hace tres años.

Cuando se le pregunta por qué tendría el régimen que aceptar eso, señala que el mismo quiere reinsertarse en el sistema internacional con un proceso electoral que sea creíble para esta. Las elecciones para las que fue designado este CNE son las legislativas "como comienzo de una serie de elecciones que sean una soluciòn".

También señala Jiménez que es posible un diferimiento de las elecciones parlamentarias para 2021 en función de un acuerdo político.

¿Qué circunstancias rodearon su elección? ¿Cuándo supo usted que iba a ser rector del CNE y cuándo empezaron las negociaciones para que lo fuera?

Yo siempre dije cuando me interrogaron que no contaba pollos antes de nacer. Hasta ayer tarde, cuando vi al Tribunal Supremo nombrando al CNE, nunca quise hacer suposiciones de que iba a desempeñar el cargo.

Por supuesto, eso es parte de una negociación que desde hace algún tiempo viene llevando parte de la oposición, respetable, que no sé si tiene mayoría o minoría pero que para mí es respetable.

Y yo estoy convencido de dos cosas: en primer lugar que Venezuela no tiene una salida que no sea negociada, pactada, entendida, donde prevalezca la política, y en segundo lugar que esta salida debe ser electoral necesariamente.

Todas las demás salidas que se han intentado en estos 22 años no solo han sido un fracaso, sino que solo han servido para atornillar al régimen.

¿Concretamente, esas negociaciones empezaron cuándo y cuál es el "movimiento político respetable" que lo apoyó?

La Mesa de Negociación, que algunos despectivamente llaman "la mesita", donde están organizaciones como el MAS, Copei, Soluciones, Cambiemos... una serie de interlocutores gracias a los cuales por cierto se logró la incorporación del chavismo a la Asamblea Nacional.

Su primera declaración es: "yo reconozco a Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional". Esa "mesita" reconoce a Luis Parra como presidente de la AN...

Ellos tienen una opinión y yo tengo otra. Yo siempre he sido absolutamente autónomo en mis decisiones. La polarización ha estupidizado la política venezolana porque la ha puesto en blanco y negro.

Yo no estoy acostumbrado a eso, yo soy un hombre que ingresó a la política a los 10 años de edad, por ideales, nunca he seguido hombres. Quienes me eligieron saben que soy un personaje un poco difícil y no estoy subordinado a directrices, sino a mi conciencia y a lo que yo pienso de Venezuela.

¿Usted considera el proceso del 20 de mayo de 2018 como una elección legítima?

Bueno, yo apoyé a Henri Falcón. Te repito, la polarización es la muerte de la política, de la inteligencia. En un país donde 80% de la gente quiere un cambio, sometido a la tragedia colectiva que estamos viviendo no aprovechemos la oportunidad para ganarle unas elecciones al Gobierno (...) es desperdiciar una oportunidad.

Si la gente se hubiera volcado en masa a votar el 20 de mayo le hubiéramos dado una paliza al Gobierno y otra hubiera sido la situación...

La pregunta es si el proceso fue legítimo o no fue legítimo, en su opinión.

Allí es donde yo no me atrapo, porque esos son los temas de la polarización, sí o no... Las cosas tienen matices. Yo no aprendí a hacer política así. A mí es muy difícil que me encasillen.

¿En este momento estamos en un juego democrático o no estamos en un juego democrático? ¿Hay un sistema de derechos y de garantías o no lo hay?

Hay una mengua absoluta de los derechos y garantías democráticas, pero eso lo que constituye es un desafío para los que queremos cambiar las cosas.

Poniendo las cosas en blanco y negro, en Venezuela solo hay dos cosas de hacer. O tratar de involucrar al colectivo, tratar de participar, o tratar de mover a la gente, en todos los espacios, en todos los escenarios, o quedarnos en la casa languideciendo.

Todas las demás estrategias no tienen ninguna viabilidad. Olvídate de TIAR, todas esas cosas son alegrías de tísico.

O nos activamos, o luchamos contra el régimen, o nos quedamos como la famosa foto de los viejitos cubanos esperando el barco que les prometieron en 1959.

Cinco cosas concretas que usted propondrá en el CNE.

Las garantías electorales que se van a pactar con el Gobierno es un documento que expuso el rector Vicente Díaz en República Dominicana en 2017.

Allí el hizo una intervención de seis horas en la que se establecieron una a una cuáles eran las garantías que debían darse para que en Venezuela habría un proceso democrático creíble.

Ese mismo documento va a ser el documento que se va a discutir y que se va a aprobar. Lo puedes poner en mi nombre. El que establecieron en la mesa de negociación en Santo Domingo como las garantías electorales necesarias para ir a un proceso competitivo.

Pero sin los partidos que pedían eso... ¿Qué van a hacer, por ejemplo, con el tema de las ilegalizaciones o de los partidos paralelos?

Absoluta habilitación de todos los partidos que quieran competir en las elecciones...

Perdóneme el escepticismo, pero ¿por qué deberíamos creerle, ya no a usted, sino digamos, a la magistrada Indira Alfonzo, que emitió la sentencia que suspendió la proclamación de los diputados de Amazonas y luego de forma irregular cercenó la posibilidad del revocatorio?

El tema no es que el Gobierno sea bueno, que se ha arrepentido, que está dispuesto a dar unas concesiones. Son realidades.

El Gobierno venezolano está acorralado por unas sanciones que le están causando, además de la ruina que ya ha causado el Gobierno en todos los servicios y toda la infraestructura de país.

Evidentemente el Gobierno sabe que su única manera de recuperar espacios es reinsertándose en el sistema internacional. Ese es un objetivo prioritario para ellos.

Lo segundo es que ellos saben de antemano que habrá una reacción instintiva de rechazo. Son absolutamente predecibles. La posición del G4 siempre me ha recordado a la reacción de los reflejos condicionados de Pavlov.

¿Lo que va a pasar ahora es: Habilitación total de partidos políticos y aceptación total de las condiciones presentadas en Dominicana?

En relación a las condiciones electorales.

¿Para hacer unas elecciones parlamentarias?

Que son las que están previstas en la Constitución. Para mí si en Venezuela hubiera elecciones de todo sería mucho mejor. Las elecciones parlamentarias serían el comienzo de la solución de la crisis, pero no es cualquier cosa.

Nosotros hemos podido sostener esta batalla porque hemos tenido la Asamblea.

Así fuera para llegar al día final y retirarnos cuestionando la elección, el proceso electoral es una extraordinaria oportunidad para activarse y movilizar a la gente, de sacarla de la molicie y la desesperanza.

Todo eso que usted dice que va a pasar toma tiempo. ¿Entonces es que las elecciones no son este año? La Ley Orgánica de Procesos Electorales, si quieren aplicarla bien, fija como mínimo seis meses de plazo para convocar una elección.

Hay unas pautas constitucionales, eso es como que Maduro quisiese quedarse más allá de su tiempo. Ahora, si hay un acuerdo político... Maduro por ejemplo ha dicho que el tema de la pandemia es prioridad para Venezuela.

Todo eso es parte de una negociación política, y tengo que decirlo: nadie está excluyendo de la negociación a nadie. La gente se autoexcluye, porque si tú me dices que no puede haber elecciones si no se va Maduro, entonces viene la preguntica: "¿Cómo haces para sacarlo?".

El proceso de su designación se produjo en tres días. Los venezolanos nos enteramos ayer de que ustedes iban a ser designados rectores del CNE. ¿Eso es un proceso legalmente sólido, habiéndose realizado en la más absoluta opacidad? ¿Qué garantías le puede brindar al país un CNE designado en semejantes condiciones? Usted es abogado, ¿le parece esa designación normal?

No me parece normal porque Venezuela no vive una situación normal. Un país que tiene dos presidentes, tres asambleas, dos fiscales y dos tribunales supremos no puede ser un país donde tú analices las cosas con la racionalidad jurídica.

Yo soy profesor de Derecho Constitucional en la Unimet. En Venezuela lo político tiene que prevalecer sobre lo jurídico y sobre todo porque no hay manera de reconstruir el país sino mediante un acuerdo político.

Aquí es imposible aplicar la letra de la Constitución porque ha habido un desmadre, donde no hay instituciones ahorita.

Fíjate la manipulación que hay: lo lógico hubiera sido que la Asamblea Nacional eligiera al CNE. A pesar de que tres de los cuatro Consejos Electorales han sido designados por este mismo procedimiento...

Pero disculpe: en las dos veces anteriores, la hegemonía política del PSUV no estaba en riesgo...

Nadie que esté bien informado puede creer que la Asamblea Nacional de Juan Guaidó, a la que yo reconozco, y acato, y si quieres me le hinco enfrente, puede elegir a un Consejo Nacional Electoral porque no tiene las dos terceras partes de los diputados, menos después de este desprendimiento de los diputados encabezados por Luis Parra.

Esta Asamblea tuvo mayoría de dos terceras partes en 2015 y por cierto, debo insistir, su nueva compañera, Indira Alfonzo, cercenó esa mayoría en el propio diciembre de 2015...

Bien bueno que lo recuerdas. En 2016 la Asamblea fue a elegir el nuevo CNE. Y el lapso para que el Comité de Postulaciones integrado por VP y PJ debía hacerse antes del 4 de diciembre de 2016.

No se cumplió ese lapso porque no se pusieron de acuerdo en el nombre de los rectores y el 15 de diciembre el TSJ activó la omisión legislativa.

¿Qué le ofrece usted a Venezuela, cuál es su mensaje? ¿Compromete su palabra en los cambios que mencionó?

No dos cambios. Dieciocho cambios. Dieciocho garantías que se le van a dar a los ciudadanos. Pero mira. Hay que esperar, ser responsable. Esperar cuáles son las condiciones electorales.

Si tú tienes el disco rayado de que para que haya elecciones se tiene que ir el señor Maduro primero, dime cómo lo vamos a sacar. Yo lo que he visto en 22 años es el gobierno cada vez más atornillado y la oposición cada vez más dividida y el país cada vez más desesperanzado.

¿Usted está en el CNE para que haya un juego electoral limpio?

Para poner mi granito de arena. Yo no sobrevaloro. Ojalá dependiera de mí. Pero voy a poner todo mi esfuerzo. Si en algún momento me convenzo de que eso es imposible, tampoco tendría ningún problema en irme.

A estas alturas de mi vida los cargos me importan muy poco, lo que no quiero es que mis hijos y mis nietos tengan que calarse un país en medio de esta tragedia que estamos viviendo.

13 de junio 2020

Caraota Digital

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 8 min


Antonio Di Giampaolo

PLAGAS, PESTES Y PANDEMIAS (83)

El Libro del Éxodo en el Antiguo Testamento relata que los egipcios sufrieron una decena de penurias y calamidades a causa de la negativa de El Faraón de liberar a los hebreos que mantenía como esclavos. Jehová ordenó a Moisés rescatar a su pueblo diseminando plagas para que su voluntad se cumpliera. Es así como, en esencia, surge la creencia que las pestes y enfermedades que han azotado a la humanidad son pues un castigo divino por desatender la voluntad de Dios o contradecir sus designios, por lo que los sacerdotes, hechiceros, brujos y curanderos además de elevar oraciones y realizar rituales, recomendaban curas y pócimas para contrarrestar los padecimientos. Durante la “Peste Bubónica” aunque existía la práctica de aislar a los enfermos la cuarentena comenzó a aplicarse de manera extendida a los tripulantes y pasajeros de las embarcaciones para evitar que pudieran contagiar a los pobladores de las ciudades portuarias.

La emergencia sanitaria global desatada por la Covid-19 ha impactado a la humanidad y el mundo globalizado parece haberse detenido en el tiempo a consecuencia de un conjunto de medidas preventivas que han influido para desacelerar su velocidad de reproducción, aunque las estadísticas apuntan, en el corto plazo, hacía ocho millones de contagiados y el saldo de quinientas mil personas muertas. Numerosos virus y bacterias frente a los cuales en la actualidad se dispone de antivirales y antibióticos fueron la causa de cientos de millones de millones de muertes en el trascurso de la historia mundial. Existen métodos de contención de los agentes patógenos del sarampión, rubéola, parotiditis, tuberculosis, difteria, tétano e influenza, entre otros mediante los sistemas generales de vacunación.

Se dispone de amplia documentación sobre eventos, prolongados en el tiempo, durante los cuales la gente moría de manera intempestiva a consecuencia de dolencias y enfermedades sobre los que la ciencia y la tecnología han permitido establecer el origen y la naturaleza de las mismas. La más remota de las nociones data de una influenza que desoló a Babilonia en 1200 a C. En la Antigua Grecia la llamada Peste de Atenas asedió, en dos oleadas entre 430 a C y 425 a C, a los pobladores de la cuna de la civilización. También los dominios del gigantesco Imperio Romano fueron diezmados por la “Plaga de Galeno” entre los años 165 y 180 d C. En la Edad Media la más mortífera de las epidemias fue la “Peste Negra”. En el siglo XIX el cólera y en el siglo XX la mal llamada “Gripe Española” impactaron notablemente a la humanidad. También repercutieron en el siglo pasado las infecciones entre otras infecciones la Gripe Porcina, y los virus del Ébola y de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

En las dos décadas del presente siglo además de la pandemia de COVID-19 hay que apuntar la incidencia de SAR-CoV, la gripe aviar, la influenza tipo A (H1N1) y el virus del Zika en Latinoamérica. La adopción de medidas de higiene y la difusión de normas de aislamiento y de distanciamiento social han incidido sobre la tasa de contagio. Las cuarentenas si bien han limitado la agresiva reproducción del nuevo coronavirus también han provocado una severa recesión en la economía y afectado la cotidianidad de la gente. La humanidad aguarda al desarrollo de una vacuna que permita lograr la inmunidad mientras la administración de tratamientos experimentales incide en la mitigación de las dolencias y de los severos cuadros clínicos de quienes padecen la enfermedad.

¡Amanecerá y veremos!

@ADIGIAMPAOLO

#CrónicasDeCuarentena (83)

LA CUARENTENA DIFERENTE (82)

En Venezuela ha sido prorrogado nuevamente el decreto de Estado de Alarma, motivado a la emergencia sanitaria a propósito de la pandemia, hasta la segunda semana del mes de julio. A raíz del esquema de cuarentena intermitente identificada como 7+7 y consistente en una semana de flexibilización y otra de confinamiento han surgido dudas sobre la manera endógena de combatir el nuevo coronavirus en Venezuela. Los expertos se refieren a cuarentenas intermitentes, flexibles, dinámicas o inteligentes cuando los confinamientos no son totales o generales, sino parciales, focalizados o alternativos con la finalidad de disminuir la tasa de reproducción del agente patógeno sin suprimir radicalmente la cadena de contagio. Las estadísticas locales, reportadas a la OMS apuntan a cerca de tres mil contagios y 24 personas fallecidas.

Por ejemplo, basta ver el funcionamiento del Metro, observar las abarrotadas unidades del deficiente transporte público en el interior de la nación o la concentración de gente en torno a las estaciones de gasolina, los habituales llenaderos de agua, los escasos centros de distribución de gas doméstico o los emblemáticos mercados populares para comprender que el distanciamiento social es inexistente y el uso de la mascarilla en sitios públicos es cada vez menos frecuente. Salvo en las zonas fronterizas donde rige el toque de queda y existen limitaciones sobre ciertas actividades esenciales el resto del país vive una muy particular “nueva normalidad”.

Al nuevo coronavirus se le señala de ser un agente patógeno especialmente agresivo. Incluso se ha hablado, sin ningún basamento científico, de una cepa distinta. Por estas calles la pandemia ha adquirido una connotación política. Somos de los pocos países que tiene un esquema intermitente de cuarentena y la única nación cuyos casos de reproducción comunitaria o de infección local son inferiores a los denominados contagios importados o de origen exterior. Algunos podrían inferir, como es natural que ello se debe al retorno de compatriotas por los pasos fronterizos, pero otros estiman que la vigilancia epidemiológica impuesta en los llamados cordones sanitarios es inexistente en el resto del país y que pruebas masivas de diagnóstico no son determinantes ni concluyentes para evaluar el curso de la pandemia en el resto de la población.

La disposición oficial incluye un conjunto de actividades y sectores, todavía incipiente de la vida nacional y de la cotidianidad de la gente. La medida se extiende además de las agencias bancarias a otras actividades de servicio y establecimientos de atención al público, y a la operatividad de Centros Comerciales con las restricciones horarias y acogiendo las recomendaciones de higiene y prevención estipuladas en la normativa. Si bien el modelo implementado permitirá mecanismos de rotación de personal en algunos procesos productivos y representa un alivio para el funcionamiento de algunas actividades comerciales al mismo tiempo supone interrupciones periódicas de las labores. Aunque en la fase actual se incorporaron los registros y notarías, todavía no hay noticias sobre la eventual reapertura de oficinas públicas como el SAIME o las dependencias de los órganos del Poder Judicial.

¡Amanecerá y veremos!

@ADIGIAMPAOLO

#CronicasDeCuarentena (82)

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Se está presentando con fuerza la discusión política de opciones para que la oposición defina su estrategia con relación a la vía para salir de la crisis del país y este régimen de oprobio. Claramente se perfilan dos opciones, que no son nuevas; una es la vía que implica un proceso de negociación que desemboque en un proceso electoral; y la segunda es la conformación de una coalición internacional que despliegue una Operación de Paz y Estabilización en Venezuela. Para decirlo en dos platos: una vía electoral y una intervención militar.

Sobre lo electoral, no voy a argumentar más de lo mucho que ya he argumentado; iré de lleno sobre las objeciones. No se me escapa considerar que las condiciones actuales, en lo interno, la fuerza interna de la oposición, no son las mismas que en 2015, cuando se ganaron los 2/3 de la AN; aparte de otras consideraciones –migración, desmotivación, liderazgo débil y unipersonal y otras– hoy nuestra fortaleza es más precaria, a pesar del mayor apoyo internacional, y es mayor el riesgo de que el fraude sea mayor y nuevamente sea imposible “ejercer” el resultado electoral y que la AN pueda asumir cabalmente y cumplir su papel, como no lo pudo hacer, en 2015. Pero tampoco se me escapa que la electoral sigue siendo la alternativa más factible, a la que es posible incorporar a la gran mayoría de los venezolanos y es la única opción en la que hemos logrado éxitos importantes y prueba de ello es que es la opción que más teme y combate el régimen.

La otra opción, que edulcora la intervención militar, es la propuesta de una “coalición internacional” que intervenga en Venezuela, formulada por Maria Corina Machado (MCM) –que denominaré Propuesta Machado– y que tiene algún tiempo sobre el tapete; incluso ya el 11 de mayo de este año fue presentada en la página Web de su organización, pero fue concretada con mayor precisión en un artículo firmado por la misma dirigente, aparecido en el diario español El Mundo, el 8 de junio de este año y que denominó: Venezuela: El desafío ineludible para Occidente, y que esta semana ha recorrido un buen camino en redes sociales y grupos de WhatsApp.

La Propuesta Machado ha sido respaldada por el presidente de GANA, Enrique Aristeguieta Gramcko, en una carta dirigida al presidente Juan Guaidó, reseñada el 12 de mayo en el Noticiero Digital y publicada el 10 de junio en El Bogotano. También ha sido aclarada, explicada y apoyada por otros voceros y analistas, entre ellos Carlos Blanco, (El desafío ineludible, El Nacional, junio 10, 2020) y se resume en una Operación de Paz y Estabilidad (OPE), mediante la conformación de una fuerza internacional, a través de una coalición de aliados para rescatar las instituciones e imponer el orden y otras tareas que se enumeran en la Propuesta.

Considero que la exposición de la Propuesta Machado sobre la situación del país es magistral y la comparto; el análisis crítico que hace de las alterativas que se han desplegado en Venezuela en estos 22 años, aunque es bastante completo, ya no lo comparto tanto; y obviamente la propuesta final, no la comparto en absoluto.

Al margen de los temas éticos, morales, de principios o valores – que no consideraré–, en cuanto a la vía violenta o pacífica para resolver la compleja crisis en Venezuela, no creo que ni MCM, ni Aristeguieta Gramcko, ni Carlos Blanco, sean ingenuos y no se hayan paseado por el análisis de si esa propuesta tiene alguna factibilidad, después de que los principales países que podrían llevarla adelante –los EEUU, Brasil, Colombia, Canadá, Argentina, Chile, Perú, entre otros– han dicho claramente que se oponen a la conformación de una fuerza militar internacional o a cualquier intervención externa, que vaya más allá de las sanciones contra personas o empresas del estado. Tampoco veo valida la invocación de algo tan abstracto como el Derecho a Proteger (R2P), ni al TIAR, pues incluso se han realizado dos reuniones en la OEA en el marco de este acuerdo en 2019 –la última el 3 de diciembre– que han rechazado esa propuesta; y en este año, febrero de 2020, hay una declaración expresa y una propuesta de los EEUU sobre la salida que ellos proponen para Venezuela, que coincide con los expresado hace más de un año ya, por la UE y lo dicho en enero 2020 por la AN y Juan Guaidó.

Descartando entonces la ingenuidad y una intención demagógica, como algunos sostienen, ¿Qué mueve a MCM a formular una propuesta, que depende de la decisión de un tercero y cuyas probabilidades que se realice parecen nulas? No me queda sino pensar que lo que busca la Propuesta Machado es “diferenciarse” para un mejor posicionamiento en el cuadro opositor. Algunas personas durante los últimos años, han venido manteniendo posiciones –que algunos denominan “radicales” y otros “valientes”– porque son “populares”, para mantenerse en el candelero como “líderes”. No digo que ese sea el objetivo de MCM con su propuesta, pero en todo caso, ese es ya un objetivo logrado.

Algunos analistas y periodistas ya hablan de tres fracciones opositoras y las consideran en “pie de igualdad” –cosa que dista mucho de ser cierta, a tenor de encuestas y resultados electorales–; las tres fracciones son una encabezada por MCM; dos, la encabezada por Henry Falcón y los integrantes de la Mesa de Diálogo, o “mesita” de diálogo y tres, la encabezada por la AN, Juan Guaidó y los partidos del llamado G4, que son más de 4. Ese es entones, como dije, ya un logro de la Propuesta Machado; pero lo que también logrará esa propuesta –en mi opinión– es generar falsas expectativas y confundir más a una población opositora, de por sí ya bastante decepcionada y confundida.

Así como hay serias dudas con respecto a la vía electoral, surgen varias dudas con relación a la Propuesta Machado. Comentaré solo algunas.

No obstante, que lo del carácter militar de esa fuerza es explicado por Carlos Blanco, al señalar que sería: “…sin tropas extranjeras de infantería dentro de Venezuela. Las tareas militares internas les corresponderán a los tenientes, capitanes, mayores, comandantes, coroneles, soldados venezolanos que están dentro y fuera del país”. (¿remembranzas de “la planta insolente del extranjero…” de Cipriano Castro?) Pero, sí la fuerza que interviene no es militar, entonces no será una fuerza comparable a la del régimen y puedo sino preguntar –sin ningún dejo de ironía– ¿Cómo se logra “sin tropas extranjeras…”, de manera teledirigida y desde el exterior, que se consolide “una fuerza superior a la que controla el país”?

Siendo inevitable entonces la intervención militar en algún momento del proceso, ¿Cómo nos garantizamos que esos militares, extranjeros o nacionales, estén dispuestos a deponer las armas y entregar el poder a los civiles? Otras preguntas son: ¿Es válido buscar al vecino mayor para que se "agarre" por nosotros? ¿Estará dispuesto el vecino? ¿Qué pedirá a cambio? ¿Estaremos preparados para pagar el precio que pida?

La Propuesta Machado, como decía un amigo en una discusión reciente, parte de dos falacias: una, haber intentado las vías de negociación y electoral y al no haber sido exitosas –cosa discutible–, están agotadas; y dos, que asume que como somos incompetentes para manejar nuestro país, debemos llamar a otros para que vengan a hacerlo.

Creo que la discusión entre las dos vías debe plantearse en términos de la factibilidad de desarrollar una política de incorporación de la población a la lucha por la democracia y no en términos de la mayor eficacia –teórica– de una u otra vía. La vía electoral, con sus deficiencias, al menos es algo que podemos decidir localmente; la vía de una intervención externa, no depende de nuestra decisión, ni su convocatoria, ni su desarrollo, ni sus resultados.

Por último –y este es un punto muy álgido–, está la discusión sobre la compatibilidad de ambas opciones o la posibilidad de integrar a quienes las promueven en una sola. Desde luego creo que teóricamente es posible pensar en una intervención externa que después conduzca a un proceso electoral; y otros dirán que, logrado un triunfo electoral contundente, si es arrebatado –y precisamente por eso– será posible considerar que se abran otras vías. Todo es pensable; pero no creo que los actores que promueven ambas vías, especialmente la OPE, estén dispuestos a ceder, para buscar esa integración.

Como dice otro amigo, lo que pasa es que la oposición –la que representan la AN, el G4 y Juan Guaidó– le teme más a lo que opinen las “redes sociales” que al propio régimen, pero creo que estamos ya en el punto en el cual cada quien en la oposición debe seguir sus propias propuestas, sin empeñarse en una “unidad” que no tiene un asidero firme, al menos en este momento. Es necesario sortear o superar esta hondonada en la que nos hemos metido y continuar camino con aquellos que podamos hacerlo juntos; y con los que no se pueda, que continúen cada quien el suyo, haciendo lo que les sea posible.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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En esta misma columna, el 18 04 2019 propuse que, así como las izquierdas latinoamericanas han conformado y mantenido el llamado Foro de Sao Paulo, las derechas de estos países deberían conformar una coordinadora que les oriente, apoye y financie como lo hace el foro de izquierda.

Los acontecimientos en Estados Unidos alrededor del absurdo y aborrecible asesinato de George Floyd en manos de la policía de Minnesota obligan a ampliar el reto. No se trata solamente de Latinoamérica sino de toda América, Europa y otras partes del mundo en donde aparece un tipo de protesta que, teniendo una base popular, como el caso de Floyd, tienen poco de espontáneas y mucho de organizadas por una mano invisible pero efectiva que no necesariamente busca reivindicar a un agraviado, como Floyd y su familia, sino que va mucho más allá, buscando subvertir el orden y llegar al poder.

A este tipo de protesta la podemos llamar “Protestas Políticas”, las cuales, aunque tengan su origen en alguna molestia social, se caracterizan porque no son espontáneas ni momentáneas, sino que son sostenidas en el tiempo, ocurren en múltiples ciudades o países simultáneamente, reclaman la misma causa, tienen los mismos slogans (“Black Lives Matter” o BLM) y algunas manejan violencia con método (no casual). Esa violencia viene de cuadros organizados minoritarios quienes la inducen en contra del gobierno o de agentes provocadores del gobierno para promover la violencia y hacer perder legitimidad a quienes protestan.

Otras protestas, que podemos llamar “Protestas Sociales”, se caracterizan por ser espontáneas, reclaman múltiples causas(falta de agua, de electricidad, el asesinato de alguien por el hampa o la misma policía, etc.), buscan reivindicar a los afectados, son temporales o de corta duración y son locales, es decir, que el tema que se protesta en una ciudad en un momento en el tiempo no coincide con el tema ni el tiempo de otras protestas que pueden estar ocurriendo en la misma ciudad o país.

En Venezuela se observan los dos tipos de protestas. Por una parte, hay decenas de protestas sociales al día reclamando el deterioro de las condiciones de vida que sufre la mayoría.En países cuyos gobiernos tengan una vena democrática, estas protestas tienden a que el gobierno responda y solucione la exigencia popular, y “fin de la historia.” En cambio, en países cuyos gobiernos no tenga una vena democrática, estas protestas tienden a servir de catarsis y terminan agotando a quienes protestan, más que lograr las reivindicaciones exigidas ni, mucho menos, un cambio de gobierno. Volverán a protestar y volverá a “no pasar nada.” Por otra parte, las protestas políticas en Venezuela siguen el patrón de las que ocurren y se están acentuando a nivel mundial: son protestas sostenidas en el tiempo, simultáneas en varias ciudades o países, se basan en la misma causa, repiten los mismos slogans y están asociadas a la violencia sistemática. Ejemplos de estas protestas políticas en Venezuela son los saqueos de febrero de 1989 cuando subió el precio de la gasolina; protestas que fueron promovidas y movilizadas por el Partido Comunista de Venezuela y Bandera Roja, según el informe oficial que le presentó el General Ítalo del Valle Alliegro, entonces ministro de la Defensa, al presidente Carlos Andrés Pérez. Otros ejemplos, más recientes, fueron las protestas sostenidas por tres o cuatro meses por la oposición venezolana en 2014 y 2017. El caso curioso de las protestas en Venezuela fue el del 11 de abril de 2002, protesta de origen netamente social, espontánea, promovida por decenas de organizaciones civiles, comunales, no por partidos, y que duró tres días y, así y todo, logró la renuncia de Hugo Chávez. Sin embargo, precisamente, la falta de hilo u organización político-partidista y de otras élites no permitió capitalizar el logro de dicha renuncia.

Los acontecimientos en los Estados Unidos alrededor de la muerte de Floyd muestran un claro patrón de Protesta Política con un alto nivel de organización, dentro de ese país, así como en muchos otros países del mundo. En particular, se destaca su simultaneidad y las mismas consignas en varios países. En el caso norteamericano se destacan los mismos métodos de saqueos para subvertir el orden: pequeños cuadros de agitadores armados con mandarrias y patas de cabra, que se movilizan en motos o vehículos pequeños,abren las tiendas e incitan al saqueo, y así siguen hacia otros locales. Los métodos de saqueo que vemos hoy por TV sobre el caso norteamericano son los mismos métodos empleados en Venezuela en febrero de 1989. Las protestas contra el gobierno de Sebastián Piñera en Chile en 2019 movilizadas por el Partido Comunista de Chile y otros movimientos siguen este mismo patrón. Ídem, las protestas en Francia contra el gobierno de Emmanuel Macrón, las cuales fueron iniciadas por los Gilets Jaunes por el aumento del precio de los combustibles al sector agrícola, pero fueron infiltradas y secuestradas por cuadros de la ultraizquierda interesados en llevar al país al caos para forzar la renuncia de Macrón; casi lo logran. Lo que ocurre en Estados Unidos actualmente tiene el mismo fin: el caos que fuerce al gobierno a renunciar o que deje severamente debilitada la posibilidad de reelección de Donald Trump. Y, si ganase Joe Binden, luego buscarían las causas para movilizarse en su contra porque el objetivo final es cambiar el grupo que gobierna, por uno nacido dentro de las izquierdas mundiales, y acabar con el capitalismo.

Estas manifestaciones de esa forma no digna ni democrática de ese tipo de izquierda, ojo, que no todas son así, tienen también su contrapartida en defender lo propio a como dé lugar: la defensa de Hugo Chávez, de Nicolás Maduro, de Manuel Zelaya en Honduras, de Evo Morales en Bolivia, de los Castro en Cuba, de Daniel Ortega en Nicaragua, entre otros. Todos estos casos muestran que existe una organización mundial de izquierda, con diversas manifestaciones y tonalidades, como pueden ser el Foro de Sao Paulo, Attac en Francia, Antifa en Estados Unidos, etc.

Frente a un enemigo declarado de las democracias pluralistas y de las libertades individuales, llama la atención que los partidos y gobiernos democráticos no tengan una coordinadora que los asesore y financie. Así, se ve poca coordinación entre los gobiernos de centro derecha que han surgido en medio de los fracasos de los gobiernos de izquierda. Entre lo poco que coinciden es en sustituir a Nicolás Maduro en el poder. Sería conveniente que estos movimientos crearan su propio think tank y fuente de financiamiento porque el contrario es poderoso, como lo reconoció Jair Bolsonaro, quien, después de su elección dijo: “No será fácil gobernar frente a esta maquinaria tan poderosa, a la que le desaparece una cabeza por un lado y le surge otra por otro.”

@joseagilyepes

https://www.analitica.com/opinion/y-el-foro-democratico/

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