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Opinión

Edgar Benarroch

Ante la proximidad del nuevo año, manifestamos nuestro entusiasmado y alegre deseo y elevada esperanza porque 2020 sea escenario propicio para la realización de nuestros más caros sueños y alcanzar las metas y objetivos que tenemos planteados. Que Dios, nuestro Señor nos oriente y acompañe en la apasionante tarea de servir, de luchar por el Bien Común y la Justicia Social en una Venezuela mejor; que nos de el temple necesario para mantener en alto nuestra Bandera y entonar con fuerte voz las gloriosas notas del Himno nacional como muestra inequívoca del logro de un país distinto y mejor.

Ruego porque se hagan realidad las palabras de San Pablo a los colosenses: "... soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro, cono Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros". "Vestíos de amor, que es el vínculo de la UNIDAD" (mayúsculas sostenidas nuestras).

Que la felicidad, solidaridad, salud, tenacidad, perseverancia, tolerancia, amor y perdón que nos conducen a la UNIDAD estén presentes en el año que se avecina. Será un tiempo maravilloso en la medida que nosotros UNIDOS lo busquemos y nuestro Señor y su Santa Madre nos acompañen.

Como lo proclamó San Francisco, que Dios nos haga instrumento de su paz y amor y nos transmita la voluntad y el entendimiento necesarios para asimilar que es unidos como podemos alcanzar la libertad, el progreso y la justicia, hoy como nunca anhelados por la totalidad de nuestro pueblo, particularmente por los pobres a quienes privilegiadamente nos debemos en esta lucha .

Mientras exista alguien sin pan y sin cobija no podemos estar tranquilos, el logro del Bien Común supone una tarea tesonera que diariamente debemos adelantar sin descanso. Cuando tengamos resuelto un mínimo de nuestras necesidades materiales nos será exigible un comportamiento adecuado a la escala de valores y en esta última, en los valores políticos está la libertad y la justicia. A nadie le podemos pedir que se inmole por los valores si tiene hambre y no tiene techo, ellos esperan, con mucha razón que el liderazgo lo haga y estamos emplazados a hacerlo cuanto antes. Que la prédica de Jesús sea nuestra guía y orientación.

Abrazos solidarios.

 1 min


Laureano Márquez

Estamos en Navidad, viaja la memoria a la más temprana infancia. Las Navidades nuestras eran siempre tiempo de dicha, de esperanza personal y colectiva. Al menos en los tiempos de mi niñez, a uno le parecía que había futuro, que había gobiernos buenos y malos, pero dentro de unos parámetros que no se sobrepasaban. Eran tiempos en los que mi padre escuchando a Caldera en “Habla el presidente”, decía invariablemente: “es que este hombre es demasiado presidente para éste país” y mi madre, con unas pocas monedas, me mandaba a comprar al abasto y me decía en la puerta: “¡ten cuidado, no vayas a perder las perras!” y el transeúnte desavisado que escuchaba se me quedaban mirando confundido, ante la ausencia de la aludida animala (antes no había que decir animal y animala), ignorante de que mi madre, siguiendo la costumbre española, llamaba “perras” a la plata (en España existía una moneda de 10 céntimos, que llamaban “la perra gorda” porque tenía un león, que a los españoles les parecía una perra gorda y por eso el nombre genérico del dinero allá).

En aquellos tiempos los padres le creían más a los maestros que a uno, porque nos conocían bien y sabían de qué éramos capaces y les autorizaban a darnos un coscorronazo. Nos tomábamos en serio todo el colegio, la tarea. Uno vivía y jugaba en grupo, para pasarla bien de verdad era indispensable el otro, el amigo. La condición de “mejor amigo” era sagrada y se corría el riesgo de perderla con facilidad, lo cual acarreaba no poco dolor, por ello uno aprendió a honrar la amistad.

Nuestra diversión era, fundamentalmente, el cine. Todavía algunos temas musicales me devuelven a ese momento ansioso de la espera del comienzo de esa otra vida que nos era dado contemplar en la pantalla y que por dos horas nos alejaba de la nuestra. En la mañana de los domingos iba a misa en catedral. La misa de 9 la oficiaba siempre Monseñor Feliciano González. Si en la tarde pedía permiso (había siempre que pedir permiso para todo) para ir al cine, mi padre decía: “yo no te entiendo, lo que ganas en la iglesia lo pierdes en el cine”.

Eran los tiempos del pan de a locha y yo creía en mi inocencia que eso era algo que no cambiaría nunca, como el precio de los fósforos.

El mundo ha cambiado y el país más. Si nuestros padres que ya no están supieran que un pan cuesta muchos millones, no lo entenderían. Hace mucho tiempo que no tenemos navidades enteramente felices sin que una ausencia, un dolor, una muerte arbitraria, un inocente preso nos las entristezcan.

Anhelamos un cambio que no viene, padecemos una maldad de la que durante mucho tiempo solo tuvimos referencias históricas. Pensábamos que la ergástula y la tortura eran cosas del pasado.

Creíamos que un razonable progreso era esperable, que uno estudiaba, se graduaba, buscaba trabajo, se casaba, compraba apartamento, tenía hijos y eso se llamaba felicidad. Una extraña sensación de vértigo se apodera de nosotros, como si nos faltasen coordenadas de navegación vital que antes teníamos: familia, religión, escuela.

En fin, perdonen la “divagancia” de este paseo por las calles de la nostalgia, era solo para decirles –amables lectores– que les aprecio y deseo para todos lo mejor en esta Navidad: que encontremos razones para vivir una vida más espiritual, menos agobiada, más contemplativa, amable y bondadosa, a pesar de la maldad reinante.

Que recordemos que todo lo que somos, nuestros valores e ideas, nuestra manera de pensar, nuestro sentido del bien y la justicia, del amor comenzó en una noche como la de hoy, en un humilde pesebre de Belén.

https://talcualdigital.com/feliz-navidad-por-laureano-marquez/

 3 min


Analítica.com

Si algo nos ha faltado durante este año que se nos va ha sido la falta de coherencia en muchas acciones porque no hubo reflexión suficiente antes de tomar decisiones, que en algunos casos fueron precipitadas, y que causaron una innecesaria mala imagen a un esfuerzo por demás laudable de la dirigencia que lucha, incesantemente, para lograr un cambio positivo para país.

El año que se nos viene será crucial para Venezuela porque en él se dirimirá si entraremos, con buen pie, en la vía que nos conducirá de nuevo a la democracia o si, por el contrario, prevalecerán las abyectas maniobras que pretenden darle un rostro aceptable a la dictadura.

Una reflexión que tendrán que hacerse los que tienen visiones divergentes con la actual dirigencia opositora, es si este es el momento de diferenciarse, o es mas bien el de concertar una sola línea de acción que impida que prosperen las maniobra “gatopardeanas” que pretenden armar acomodos que dejen pervivir al régimen por un lapso indeterminado.

Pero del lado de la actual dirigencia opositora no solo es importante ratificar a Guaidó como el líder, sino que deberían exigir que él para asumir su rol de presidente sea liberado de la disciplina partidista para que pueda convertirse en la figura que el país necesita en esta tan complicada etapa de transición política.

Esperamos que el espíritu navideño prevalezca y permita reflexionar para actuar de manera cónsona con lo que la mayoría de los venezolanos desea.

https://www.analitica.com/el-editorial/reflexionemos-y-actuemos-en-conso...

 1 min


Juan Arias

La Navidad es una bella y tierna leyenda ya que Jesús no nació ni el 24 de diciembre, ni en Belén, ni en un pesebre

Cada año, al acercarse la Navidad hay siempre quien me pregunta, recordando mis estudios bíblicos: “¿Donde nació de verdad Jesús?” ¿Es verdad que no nació en Belén sino en la minúscula aldea de Nazaret, en la región de Galilea?

¿Es cierto que no nació el 24 de diciembre? ¿Se sabe lo que hizo hasta aparecer en público con 30 años? ¿Estaba casado? ¿Tuvo hijos? ¿Por qué lo mataron? ¿Por revolucionario político o por desafiar el poder del Templo judío?

La Navidad tal y como la viven los cristianos, católicos, protestantes o evangélicos es hoy más bien una leyenda según los expertos en estudios bíblicos. Una bella y tierna leyenda creada, para que se cumplieran las profecías según las cuales el Mesías debería ser de la estirpe de David que había nacido en Belén.

En realidad Jesús y toda su familia eran de Nazaret. Todos judíos. La leyenda del nacimiento de Jesús cuenta que, nació en invierno, en un pesebre, entre animales que le ofrecían calor, adorado por tres reyes de Oriente que le llevaron de regalo oro, incienso y mirra.

Junto con la de su nacimiento en Belén nació también la leyenda de la huida a Egipto porque el rey Herodes quería matar al niño. Como no consiguió encontrarlo, habría mandado matar a todos los niños menores de dos años. Una historia preñada de simbolismos que acaba gustando a pequeños y grandes.

La leyenda del nacimiento de Jesús es silenciada por dos de los cuatro evangelios canónicos: el de Marcos, considerado el más antiguo, y el de Juan. Ellos inician el relato de la vida de Jesús cuando era ya adulto. Dan por hecho que Jesús y toda su familia eran oriundos de la aldea de Nazaret tan pequeña que no aparece en los mapas de aquel tiempo. Tan rural, que en ella se hablaba un dialecto del arameo, la lengua oficial. El hebreo se había convertido en una lengua de culto. Tan insignificante en aquel tiempo que los fariseos, ante la fama que iba ganando el profeta, se preguntaban “si en Nazaret podía nacer algo bueno”.

El judío Jesús que daría origen al futuro cristianismo nació sin cantos de ángeles, sin magos llegados del Oriente para adorarlo, sin pesebre y sin ser perseguido por Herodes. No nació el 24 de diciembre, por el simple hecho de que en ninguno de los textos evangélicos se habla de esa fecha. Fue escogida por la Iglesia más tarde porque los cristianos querían celebrar la festividad de su nacimiento.

Se decidió que fuera el 24 de diciembre porque era la gran fiesta de Roma, la fiesta al dios Sol. La Iglesia bautizó como cristiana la gran festividad pagana de los romanos.

Otro de los argumentos de los biblistas para defender que Jesús nació en Nazaret se refiere al hecho de que a los judíos se les designaba o por el nombre del padre o por el del lugar del nacimiento. Jesús debería haberse llamado o Jesús de José o Jesús de Belén, algo que no aparece en ningún texto evangélico. En ellos, en todos, se le llama siempre Jesús de Nazaret.

Una cosa es cierta: nadie sabe lo que Jesús hizo hasta los 30 años que es cuando aparece en público. Se ha querido defender últimamente que Jesús era analfabeto. Nada más falso. Si acaso, el misterio radica en saber como sabía tanto tras haber vivido hasta entonces encerrado en el pequeño pueblo de Galilea trabajando como carpintero o peón de albañil.

En efecto, a los 30 años Jesús se muestra capaz de discutir con los doctores de la ley, conocía los textos sagrados del judaísmo, varias culturas como la griega o la de los gnósticos y otras religiones como el budismo.

Jesús era culto y hasta intelectuales como Nicodemo iban a encontrarse con él de noche, a escondidas, para discutir temas filosóficos como el de la metamorfosis indispensable para poder dar un salto cuántico del frío culto a la ley a la libertad de espíritu del nuevo Reino por él anunciado.

Nacen así las hipótesis de que en vez de haberse quedado en Nazaret hubiese podido viajar a Egipto y hasta a la India durante su juventud. Conocía bien la cultura griega. Cuando los apóstoles le presentan un grupo de griegos que querían conocerle, usa con ellos de una fina ironía. A sabiendas de que para ellos la belleza corporal era fundamental y criterio de poder, Jesús les cuenta la parábola de la simiente, la cual si no se pudre en la tierra y no se la cubre de estiércol, no nacerá ni dará frutos. Lo opuesto a los puros criterios de la estética de la belleza griega.

¿Qué si Jesús estaba casado? Pocos teólogos y expertos en cuestiones bíblicas tanto católicos como protestantes lo ponen hoy en duda. Era práctica inconcebible para un judío de su tiempo no tener familia y descendencia ya que el judaísmo se transmite de madre a hijo.

Tan fuerte era ese motivo que en la Biblia a los patriarcas cuyas esposas eran estériles, Dios les pedía que se acostasen con una de las esclavas para darles descendencia. Fue el caso, por ejemplo, de Abraham casado con Sara que no podía procrear.

Jesús estuvo casado sin duda con la Magdalena que no era, como sostuvo durante siglos la Iglesia, una prostituta o endemoniada

¿Con quién estaba casado? Sin duda con la Magdalena, que no era, como sostuvo durante siglos la Iglesia, una prostituta o endemoniada. Con mucha probabilidad era una conocedora de la doctrina gnóstica, como aparece en algunos evangelios de aquella secta. A ella confiaba sus mayores secretos, algo que despertaba los celos de Pedro: “¿Por qué a ella y no a nosotros?”, se pregunta en uno de los evangelios gnósticos.

De no haber sido su mujer no hubiese sido a ella a quien se le apareció el día de la resurrección, antes aún que a su madre. Pedro se quedó perplejo preguntándose por qué no se les había aparecido a ellos, sus discípulos, ya que además las mujeres no contaban nada, ni eran creíbles en aquel tiempo. Ni siquiera como testigo ante un juez.

Fue siempre ese hecho el gran quebradero de cabeza de Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia, que se murió sin entender por qué Jesús no se apareció antes que a nadie a Pedro, que era el jefe del grupo de apóstoles y lo hizo a una mujer.

¿Entonces, si no nació en Belén ni el 24 de diciembre vale la pena celebrar la Navidad? Sí, porque esa leyenda lleva en su entraña la añoranza del ser humano de pararse una vez al año para celebrar la vida, para apostar por la paz, un paréntesis para el perdón y la aceptación de los otros, sobretodo de los diferentes.

¿No fue por ser diferente, por no doblegarse al poder tirano e injusto, por predicar el perdón, bendecir a prostitutas y endemoniados y tocar a leprosos por lo que Pilatos mandó clavarlo aún joven en una cruz? Dónde y cuándo nació importa menos.

Mi amigo Jorge Perelló me escribe para felicitarme la Navidad, que dice “existe sólo para los rechazados”, y añade: “el resto es leyenda, historia y hasta superstición”.

Es cierto, pero en ese caso en la Navidad cabemos todos ya que de un modo u otro todos somos de algún modo rechazados por alguien, pobres de algo, solitarios, exiliados, a veces de nosotros mismos y a la vez buscadores de esa paz que el mundo rechaza porque es más fácil matar o mandar matar, que amar y perdonar.

Por eso, a pesar de todo,

¡Feliz Navidad!

24 de diciembre

El País

https://elpais.com/internacional/2014/12/23/actualidad/1419361380_753332...

 6 min


Los que saben interpretar los sentimientos y reacciones de los seres humanos han conocido de siempre que fechas emblemáticas, particularmente las decembrinas, generan respuestas distintas en los individuos y aunque en esto como en todo, hay excepciones, dentro del rango de las mismas y desde sus extremos, una mezcla de tristezas y alegrías se entrelazan al momento de recordar a los que queremos, hemos querido y siempre seguiremos queriendo. Por fortuna, en estos tiempos, los no tanto son mantenidos o relegados temporalmente al olvido.

Mención especial merecen los que ya no están en contacto directo y frecuente con nosotros; unos por haber dejado la vida, otros por estar presos, la mayoría indebidamente, dado que hablar de justicia en estos tiempos es un absurdo y por supuesto, los que han tenido que abandonar el país en búsqueda de poder seguir viviendo.

Este año ha aparecido una nueva categoría de separación física entre los que seguimos aquí que es la de a pesar de querer visitar a familiares y amigos, las carencias de combustible y de medios de transporte público nos han impuesto un aislamiento forzado e injustificable en un país otrora productor de carburantes.

Señalamiento destacado y honor merecen aquellos a los que se les arrebató la vida o se encuentran ilegítimamente privados de su libertad personal por motivos políticos; no hay como explicarles a los pequeños de la casa dicha situación y los mayores lo que podemos sentir, en adición a la rabia y la tristeza, es un inmenso deseo de justicia que solo podrá hacerse realidad el día que Venezuela recupere su condición de país democrático sujeto al imperio de leyes verdaderas aplicadas por juristas y no por esbirros.

Mientras tanto, reconociendo lo difícil que es mantener un buen estado de ánimo, particularmente en las familias que sufren directamente la pérdida o el alejamiento forzado de familiares, utilicemos estos días para revisar lo hecho y lo dejado de hacer en favor del cambio que queremos, disfrutemos de la compañía de los que están cerca, apoyemos solidariamente las carencias de algunos compatriotas y sobre todo, no les permitamos que los malos impongan su estrategia de doblegarnos a punta de mentiras fabricadas con el objeto de hundirnos en la tristeza.

Hay futuro a pesar de esos malos, que ojo, de verdad existen, y los buenos, aunque no lo seamos completamente, somos mayoría y estamos destinados a vivir en una Venezuela distinta y mejor, de TODOS y para TODOS.

Diciembre 2019

 2 min


Hoy, víspera de Navidad el mundo recuerda la tregua entre soldados alemanes y británicos en 1914 durante la Primera Guerra Mundial, tregua que se produjo espontáneamente y sin aprobación de los mandos militares. Lamentablemente, al pasar las festividades se reanudó la guerra de trincheras y en la siguiente Navidad los oficiales ordenaron cañonear al contrario para evitar un nuevo acercamiento.

Ese cese temporal de hostilidades no impidió que continuara la guerra, ya que políticos y militares deseaban aplastar al contrario. La Gran Guerra finalizó con un armisticio, el cual impuso sanciones tan severas al bando perdedor que fue un factor importante para que dos décadas después estallará la Segunda Guerra Mundial. Es decir que ni la tregua, ni el armisticio solucionaron la confrontación.

Guardando las enormes distancias, en Venezuela la conflictividad es de tal magnitud que una tregua y tampoco un armisticio entre la dictadura y la democracia permitirían enrumbarnos hacia la convivencia y tomar la senda del desarrollo sustentable. Lo que se necesita es construir un pacto de largo plazo alrededor de un Plan País. ¿Es eso posible? ¿Qué se requiere?

En primer lugar el frente democrático debe unirse alrededor de una estrategia común. Un grupo pequeño, pero de dirigentes valiosos como María Corina y Ledezma, consideran que a Maduro hay que sacarlo por la fuerza. Estamos de acuerdo. El problema es que no tenemos la fuerza para inducir la desobediencia de los militares, ni la de los magistrados y tampoco para convencer a nuestros aliados de que intervengan militarmente, lo que, además, sería contraproducente.

¿Quiere esto decir que debemos resignarnos y soportar o incluso cohabitar con la dictadura? ¡No y mil veces no! La tarea es construir la fuerza necesaria. La misma no parece posible que sea alrededor de legítimos derechos constitucionales, como el 187-11, el 333 o el 350. Tampoco basada en el artículo del TIAR que teóricamente posibilita una intervención por parte de otros países; aceptemos que nuestros amigos no pasarán de las sanciones económicas y personales, lo cual es bastante, aunque no suficiente para salir del régimen. Entonces no queda otra opción que ir generando la fuerza alrededor de la unidad de la oposición.

Esa unidad es un requisito necesario pero no suficiente para motivar a los ciudadanos a intensificar las protestas y a los países amigos a incrementar las sanciones. Sin duda que las desavenencias entre la dirigencia opositora desestimulan a los ciudadanos de a pie. Sobre todo, cuando las mismas van acompañadas de descalificaciones mutuas. Tildar a una de las partes de colaboracionista y a la otra de aventureros que buscan una salida a corto plazo desanima al más pintado. Respetuosamente sugerimos a María Corina y a Ledezma, por un lado, a poner los pies sobre la tierra y aceptar que sus propuestas, aunque válidas, no son viables. Por el otro el Presidente(e) Guaidó, Ramos Allup, Capriles y Rosales deben ser más amplios y dar cabida en la toma de decisiones a los anteriormente citados y a otros grupos pequeños, incluidos disidentes del chavismo, y personalidades independientes.

Con respecto al régimen hay que tomar en cuenta que, aunque tiene el poder, está consciente de que el mismo es precario y que una caída abrupta sería muy costosa. Sin embargo, mientras estemos desunidos seguirá persiguiendo a nuestros diputados, a cualquier demócrata que le estorbe y tratará de impedir la reelección del presidente(e) Guaidó. Si nos unimos podremos confrontarlo con más probabilidades de éxito y quizá lograr que ceda en puntos importantes para que se produzca el cambio. Algunos dirán, con razones de peso, que esto es utópico, pero más utópico es creer en otras opciones.

Descartar ir a elecciones es una necedad. Lo fundamental es conseguir, apoyados en la presión internacional, unas “elecciones libres y creíbles, supervisadas internacionalmente, así como el restablecimiento democrático del CNE y del TSJ”, como recomienda la Unión Europea. Si se logra eso, podrían ser con Maduro en el poder. Guste o no guste, será inevitable que los países que apoyan la democracia se inclinen cada vez más hacia esta salida. Con este régimen no hay cabida para una tregua, ni para un armisticio. Tampoco para una lucha frontal. Enfrentemos realidades.

Como (había) en botica:

Solidaridad con el distinguido periodista Elides Rojas ante arbitrario acoso por parte del régimen. No es posible desear una Feliz Navidad cuando muchas familias lloran a sus deudos asesinados por el régimen, hay 401 secuestrados políticos, incluidos el diputado Gilber Caro y Víctor Ugás, ambos repitientes, e innumerables compatriotas exiliados.

Guaidó es el presidente (e) reconocido por la mayoría de los venezolanos y por más de cincuenta países. Quienes se opongan a su reelección cometerían un suicidio político.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 3 min


Edgar Benarroch

El tiempo de adviento anuncia la feliz y alegre celebración del aniversario del nacimiento del Enviado, de la llegada a la tierra de Jesús. Es momento, como siempre debe ser, de afianzar nuestra fe, esperanza y caridad, de estrechar los lazos de amistad y vínculos familiares, de compartir en conjunto con afecto y solidaridad y desearnos alegría, salud y prosperidad material y espiritual.

Jesús vino a la tierra a cumplir con la misión que el Padre le encomendó, Él le indicó lo que diría y haría, le indicó la palabra y la acción, le advirtió también sobre las consecuencias de su prédica y el Hijo vino a cumplir con sus designios. Por su palabra y hechos fue perseguido, torturado y sentenciado a morir en la cruz. Todo ello estaba escrito y así lo advirtió Jesus a sus seguidores, afirmándoles que al tercer día de su fallecimiento resucitaría y se reencontraría con ellos. No obstante la fe y confianza que sus apóstoles le tenían, algunos de ellos fueron incrédulos sobre su reaparición, Tomás lo expresó a viva voz. Lo escrito y dicho se cumplió y nuestro Señor Jesús al tercer día se apareció a sus apóstoles con quienes habló y le tocaron sus carnes. De este milagroso hecho dieron suficiente fe y testimonio quienes lo vieron, hablaron y tocaron. Los apóstoles continuaron, después de la resurrección, con mayor énfasis y emoción llevando su palabra y enseñanzas, esta dedicación les costó persecución y muerte, a todos los mandaron a matar los sacerdotes que respondían al Imperio romano y fueron buscados en los más recónditos lugares. Esta dedicación de los apóstoles es prueba irrefutable de la resurrección de Jesus que se las había anunciado y nadie sigue a un farsante, a quien le halla mentido. Continuaron con mayor devoción porque sin duda alguna era el enviado de Dios Padre que les dijo que volvería y volvió.

Días después de esta celebración de la Natividad del niño Dios ocurren las horas finales del presente año y el inicio del siguiente. Todos aspiramos y deseamos que el nuevo año sea escenario de realizaciones que contribuyan al bienestar colectivo, particularmente al de los más necesitados y urgidos, y al bienestar personal. Particularmente los venezolanos estamos inmensamente deseosos que el próximo año sea de UNIDAD y rectificación, de encontrarnos solidariamente quienes luchamos por alcanzar el Bien Común y entendamos que el interés de la Patria es superior a todo otro tipo de interés sectorial o individual por muy importante que este sea. Aspiramos que el nuevo año sea nuevo de verdad verdad.

Dios quiera que este tiempo navideño sea bueno para la reflexión, la meditación y el discernimiento, que veamos lo bueno para profundizarlo y también con urgencia los errores para enmendarlos y rectificar. La hora del país es verdaderamente y sin exageración dramática en sumo grado y demanda de todos lo mejor para corregirla, que pensemos y actuemos en función de su más alto interés y que superemos todos los obstáculos que nos presente esta tarea.

Como es propio y común, al menos en nosotros, enviar alguna solicitud al Niño Jesús, le escribo al final de esta nota nos de elevación espiritual, voluntad, coraje y temple para asumir con éxito nuestra responsabilidad, que privilegiemos el interés patrio , que busquemos incesantemente el Bien Común y la Justicia Social, singularmente el de los más vulnerables, que nos de UNIDAD, UNIDAD, MUCHA UNIDAD, que es el elemento fundamental para vencer los obstáculos , lograr la victoria y con ella el cambio para iniciar la inmensa, dura, difícil pero apasionante labor de la reconstrucción nacional.

Felicidad, bienestar espiritual y material, salud y prosperidad para todos. El año nuevo será nuevo de verdad en la medida que lo procuremos. Somos inexcusables, todos sabemos que debemos hacer, solo falta hacerlo y hacerlo bien y pronto.

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