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Opinión

Fernando Mires

OTAN, la tan odiada OTAN, las cuatro letras que nunca deben faltar en el papagayismo ideológico de las izquierdas (dícense antimperialistas) ya tiene sus buenos años, más de 70, y como tal ya tiene también una historia. Y como toda historia, la de la OTAN puede dividirse en fases (o en capítulos, o en etapas). Quiere decir que la OTAN de hoy no es la misma de antes, lo que es lógico.

La OTAN es una organización transcontinental y militar, el brazo armado de una gran parte del occidente político, cuyas ramificaciones se extienden más allá de Europa y de los Estados Unidos. Y en tanto es militar, ha debido ser configurada de acuerdo a la estructura de sus enemigos principales, los que evidentemente no han sido siempre los mismos. Por lo tanto, quien quiera escribir alguna vez la historia de la OTAN se verá obligado a tomar en cuenta la identidad de sus enemigos. Si así lo entendemos, y quisiéramos hacer una periodización, deberíamos destacar entonces tres momentos de su historia.

  • Primero, la OTAN frente al comunismo internacional.
  • Segundo, la OTAN frente al terrorismo islamista internacional.
  • Tercero —y es el momento que estamos viviendo—, la OTAN frente a un conglomerado autocrático liderado por tres potencias atómicas: Rusia, China e Irán, el que ha tomado formas visibles a partir de —y durante— la invasión de Putin a Ucrania.

No está de más agregar que al hacer una división en fases debe tenerse en cuenta que una fase no suprime necesariamente a la otra. Más bien la relega a un lugar secundario.

Para decirlo a modo de ejemplo, la lucha de la OTAN en contra del terrorismo internacional no ha terminado, pero se encuentra subordinada a la guerra en contra de Rusia y a la amenaza que representa el bloque autocrático mundial conducido por la triple alianza: China, Rusia e Irán.

1.

La primera OTAN —la vamos a llamar así— surgió como respuesta a la expansión del imperio ruso en Europa del Este y Central. Como es muy sabido, su precursor indirecto fue Winston Churchill quien venía alertando insistentemente a los Estados Unidos sobre los propósitos anexionistas de Stalin, los que de hecho pasaban por alto los acuerdos de la Conferencia de Teherán (1943) y el Tratado de Yalta (1945) acerca de las limitaciones geopolíticas que debían ser establecidas después de la derrota de la Alemania nazi.

Los principales países europeos, no solo la Inglaterra de Churchill, ya habían tomado noticias del peligro. La fundación de la OTAN fue precedida por diversas alianzas de posguerra como los acuerdos de Dunkerque entre Inglaterra y Francia (1947) y los de Bruselas (1948). La incorporación de los EE UU y Canadá fue decidida solo después de la anexión soviética de Checoeslovaquia y las amenazas que ya se cernían sobre Grecia y Turquía, países que fueron incorporados el año 1952.

En otras palabras, la OTAN surgió como un cerco defensivo de Occidente en contra de las pretensiones imperiales de la Rusia de Stalin. La Guerra Fría nació junto con la OTAN.

La OTAN y la Guerra Fría parecían ser las dos caras de la misma moneda, y lo fueron hasta el punto de que, después de 1990, cuando el peligro soviético hubo desaparecido, surgieron en distintos países europeos voces que postulaban la supresión de la OTAN. No pocos analistas pensaban —hoy sabemos, con cierta inocencia— que después de la caída del Muro de Berlín iba a cristalizar la Paz perpetua soñada por Kant.

La ola idealista comenzó recién a amainar cuando fue comprobado que las naciones liberadas después del derrumbe de la URSS no se sentían libres teniendo al lado un coloso que, si bien no era la URSS, seguía siendo un imperio atómico. Dichos temores se vieron acrecentados con las guerras que asolaron a la ex-Yugoslavia, cuyo principal agresor, la Serbia de Milosevic, fue apoyada por el presidente Yeltsin desde Rusia. Así, el siglo XX terminaría no con una disminución, sino con un crecimiento de la OTAN, siendo incorporadas a la asociación países como Hungría, Polonia y la República Checa (1999).

En cierto modo, la OTAN seguía conectada a la lógica de la Guerra Fría, aunque más bien como una agencia destinada a vigilar la difícil transición de estructuras autocráticas en democráticas, sobre todo en el Este de Europa.

Cabe agregar que desde el derrumbe del imperio soviético destacados académicos y políticos norteamericanos seguidores de una línea que apunta a la disolución de la OTAN, prefijada por el notable geoestratega George F. Kennan, comenzaron a plantear la inconveniencia de que la OTAN siguiera ampliándose hacia el este a fin de no despertar aversiones nacionalistas en la Rusia de Yeltsin. Ante este dilema, los historiadores deben precisar que no fue el interés de la OTAN —ni siquiera el de los EEUU— continuar la ampliación, sino el de las naciones que hasta hace poco habían sido sometidas al imperio soviético. Al fin y al cabo, las alternativas históricas de las naciones no las escogen sus gobiernos «a la carta».

Lo que no entendieron los especialistas que abogaban por la disminución cuantitativa de la OTAN fue que el ingreso a la OTAN significaba para los gobiernos y ciudadanías de los países que habían sido sometidos al imperio soviético su plena acreditación como naciones soberanas, con los mismos deberes y derechos que corresponden a los demás países europeos. No calificar a esos países como miembros de la OTAN habría significado, desde una perspectiva europea del Este, una discriminación difícil de aceptar. En el hecho, ellos se habrían sentido, y con razón, como miembros de una Europa de segunda clase. El resentimiento que en esos países habría despertado su no incorporación a la OTAN habría sido aún más grande que, el por Kenan y sus seguidores, temido resentimiento que podría despertar en Rusia el ingreso de esos mismos países a la OTAN.

Europa Occidental y Estados Unidos debían elegir entre dos opciones, cada una con sus pros y sus contra. Rusia, a su vez, tenía frente a sí a dos vías y todavía no estaba decidida sobre cuál de ellas iba a transitar: la de la democratización —que llevaría a fortalecer sus relaciones económicas con Europa— o la de la instauración de una potencia revanchista. Aparentemente, Putin —por lo menos hasta 2008, cuando invadió a Chechenia— no sabía cuál de esas opciones iba a tomar. Si tomaba la primera, la democratización total de Europa más Rusia, iba a convertir a la OTAN en una institución obsoleta. Por lo demás, todo indicaba que una OTAN poscomunista sin comunismo había perdido su derecho a existir.

Una nueva vida, o digamos mejor, una nueva razón de ser, había creído encontrarla el presidente George W. Bush años atrás, ese 11 de septiembre de 2001 cuando fue despertado con el estallido de las dos torres gemelas de New York. Tal vez en ese momento Bush creyó pasar a la historia como el profeta que había descubierto una nueva misión para los EEUU y, por ende, para la OTAN. Una cruzada —lo dijo así— en contra del nuevo demonio: el terrorismo internacional. Que esa nueva misión iba a acercar a la OTAN al borde del abismo no lo presentía ni siquiera Putin.

2.

El terrorismo islámico —esa fue la evaluación predominante en los Estados Unidos— tiene dos rostros: uno supranacional y otro estatal. Eso quiere decir: hay unidades multinacionales de terroristas y hay otras que actúan directamente bajo las órdenes de determinados Estados. Entre esos, el Afganistán de los talibanes fue clasificado como un Estado terrorista y, por las mismas razones, los Estados Unidos con el respaldo explícito de la OTAN procedieron a llevar a cabo la invasión a ese país.

En Afganistán, la OTAN, principalmente representada por tropas norteamericanas, participó en tareas de defensa y contención, así como en la asesoría de proyectos de reconstrucción de Afganistán como Estado nacional. A esas iniciativas la OTAN invitó a participar a Rusia. Fue tal vez ese el momento cuando Putin descubrió que, colaborando con la OTAN en la lucha en contra del «terrorismo internacional», podía expandir sus propias zonas de influencia. Para eso necesitaba, por supuesto, que no desapareciera la OTAN. Efectivamente, fue así.

Los genocidios cometidos por Rusia en Chechenia (2003-2009) y en Siria a partir de 2015 fueron realizados en nombre de la lucha en contra del terrorismo internacional auspiciada por Estados Unidos y por la OTAN. De acuerdo a ese propósito, Putin manejó hábilmente sus relaciones con el gobierno de Obama e invadió Siria bajo el pretexto de combatir a los terroristas del IS. El resultado es conocido: Putin no liquidó al terrorismo islámico, más bien lo puso a su servicio, se apoderó prácticamente de Siria a la que convirtió en lo que hoy es: una colonia militar del imperio ruso en el Oriente Medio, liquidó los movimientos rebeldes surgidos durante la mal llamada primavera árabe del 2011 y, finalmente, provocó un movimiento demográfico de inmensas dimensiones en dirección a Europa.

La verdad es que Obama no podía hacer nada en contra. Después de la desgraciada invasión de Bush en Irak, mediante la cual el inepto presidente destruyó a ese país bajo la mentira de que Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva, el antinorteamericanismo subió a niveles nunca vistos en la región. De modo que cuando Estados Unidos debía de verdad actuar en contra del terrorismo en Siria, su gobierno tenía las manos atadas.

Si bien la OTAN solo participó indirectamente en la guerra contra Irak, su prestigio estaba por los suelos al haber sido arrastrada en el fango creado por el peor presidente de la historia estadounidense: George W. Bush.

La OTAN no fue concebida para llevar a cabo guerras irregulares como son las que tienen lugar en contra del terrorismo islámico. La OTAN agrupa a ejércitos para luchar contra otros ejércitos (o guerra de posiciones) no para hacerlo en contra de partisanos que una vez aparecen como civiles y otro día como soldados (o guerra de movimientos). Esa fue, seguramente, la razón que impulsó a Bush a «estatizar» al terrorismo islámico, identificando a un Estado terrorista, Irak, y así librar contra ese Estado una guerra convencional. El resultado lo conocemos. Irak, otrora un país tecnológica y urbanísticamente avanzado, fue convertido por la invasión norteamericana en un nido de terroristas de diferentes nacionalidades islámicas.

Hacia el segundo decenio del siglo XXl, el dilema occidental ya no era el de si hacer crecer o no a la OTAN sino el de salvar o no la existencia de la OTAN. La solidaridad de los gobiernos europeos con Estados Unidos después de las aventuras de Bush en el mundo islámico, habían bajado a cero, y esa apatía se hacia presente en la propia alianza atlántica. No estaban los tiempos para predicar el otanismo.

En los tiempos finales del gobierno Bush y durante la administración Obama, la OTAN no era más que un elefante paralítico y, además, muy caro de mantener. De ahí que las iniciativas no confesas de Trump para disolver a la OTAN no solo fueron populares en los Estados Unidos sino también en diversos países europeos. El presidente Macron compartía evidentemente las opiniones de Trump. Sus frases de defunción han quedado grabadas En 2019 escandalizó incluso al propio Trump al declarar a The Economist que «la OTAN se encuentra en estado de muerte cerebral». Y lo peor: todo parecía indicar que el presidente francés tenía razón.

Lo que ni Trump ni Macron imaginaban en esos días, fue que tres años después, a partir del 24 de febrero de 2022, la OTAN iba a renacer desde sus propias cenizas para convertirse en una nueva OTAN a la que aquí llamamos, una tercera OTAN. La invasión de Putin a Ucrania, haría renacer a la OTAN.

3.

Ha llegado entonces la hora de poner sobre sus pies el argumento que estuvo a punto de poner sobre su cabeza el geoestratega George Kenan, hecho suyo después de la invasión de la Rusia de Putin a Ucrania por personas tan conocidas como el sucesor intelectual de Kenan, el geoestratega John Mearsheimer, o el veterano lingüista y activista Noam Chomsky. De acuerdo a esas interpretaciones, la ampliación y presencia de la OTAN fue la causa que «obligó» a Putin a invadir a Ucrania, subterfugio que, de paso, confería a la salvaje agresión a un país vecino nada menos que el carácter de una guerra defensiva de liberación nacional (¡!).

Considerando los datos mencionados, estamos en condiciones de afirmar una tesis que podría ser importante a la hora de evaluar de modo historiográfico a los hechos que llevaron a la invasión a Ucrania. Esa tesis dice lo siguiente: no fueron las amenazas de la ampliación de la OTAN las razones que impulsaron a Putin a invadir a Ucrania, sino exactamente al revés: fue el estado calamitoso de una OTAN aquejada de «parálisis cerebral» —detectada correctamente por Macron en 2019— la razón que hizo pensar a Putin que ahora sí tenía un camino libre para avanzar a su gusto sobre Ucrania. Eso significa: no el peligro de la OTAN, sino su ausencia de peligro, incitó a la codicia del dictador ruso para apoderarse de Ucrania, propósito que el mismo, en un conocido libelo, había anunciado un año atrás. Que se equivocó totalmente, lo sabemos ahora.

Si la oprobiosa invasión de los Estados Unidos a Irak llevaba a la ruina de la OTAN, la aún más oprobiosa invasión de Putin a Ucrania llevaría nada menos que al renacimiento e incluso ampliación de la OTAN. Más aún, de una OTAN relegitimada antes los ojos de los europeos, principalmente en el Este del continente.

Putin ha conferido, sin quererlo, un sentido histórico a la existencia de la OTAN. La OTAN que ahora vemos ayudando a Ucrania, desafiada por un enemigo inmediato, la Rusia de Putin, esa tercera OTAN, está dispuesta a enfrentar no solo a Putin, sino también al nuevo orden que quieren imponernos tres dictaduras atómicas, hegemónicas en el espacio autocrático del planeta: la de China, la de Rusia y la de Irán.

Naturalmente, la OTAN al tener a diferentes enemigos en el curso de su existencia, deberá estar siempre sujeta a cambios. No por haberlo dicho en el falso momento y con falsas palabras Macron en su ominosa visita a China de abril del 2023, debe estar claro que la OTAN no puede ni debe estar al servicio de un solo país, aunque ese país sea Estados Unidos. Por lo demás eso no ha ocurrido. Ni en Vietnam ni en Irak, Estados Unidos actuó en nombre de la OTAN. Pero para que esa independencia con respecto a Estados Unidos ocurra al interior de la OTAN —eso es lo que calla Macron— los países europeos miembros de la organización deben estar dispuestos a asumir al menos la defensa de su propio continente, decisión que debería llevar a un aumento considerable de sus capacidades y presupuestos militares, aún en desmedro de sus propios proyectos de crecimiento económico.

El exministro del exterior alemán Joschka Fischer ha entendido la naturaleza de los peligros que se avecinan de un modo mucho más político que Macron. En un artículo publicado a comienzos de abril, escribió:

«Con la ilusión de paz destrozada, la tarea de Europa ahora es superar sus divisiones internas y su indefensión lo antes posible. Deberá convertirse en una potencia geopolítica capaz de autodefensa y disuasión, incluida la capacidad nuclear (….) Esto no será fácil, y el camino por delante está lleno de peligros. Consideremos por ejemplo algunos de los peores escenarios. ¿Qué hará Europa si otro aislacionista tipo América first es elegido para la Casa Blanca el próximo año, seguido por el ascenso de la líder nacionalista de derecha francesa Marine Le Pen al Elíseo?” (Project Syndicate, 31.03. 2023)

Una OTAN absolutamente unida no es posible, tampoco es deseable. No solo hay diferencias entre Europa y los Estados Unidos, también las hay al interior de Europa.

Los intereses de Lituania, Finlandia o Polonia, para nombrar solo a tres países, nunca podrán ser idénticos a los de Francia, Alemania o España. Por eso, nadie no expresamente autorizado puede erigirse como portador de las opiniones europeas, como intentó hacerlo recientemente Macron en China —el «presidente inoportuno» lo calificaría la destacada periodista francesa Michaela Wiegel— sin haber sido designado para cumplir ese cometido. Justamente por eso es necesaria que la tercera OTAN, nacida para enfrentar una nueva guerra —si no mundial, de connotaciones mundiales— debe cuidar ese soporte político del que carecen sus enemigos autocráticos. Ese soporte es la deliberación, tanto interna como externa. De esa deliberación permanente deberán surgir opciones militares, como ya ha ocurrido en un año de colaboración intensa con Ucrania. Una guerra que, definitivamente, va mucho más allá de Ucrania.

Europa ha comprendido lo que el poeta búlgaro Gueorgui Gospodinov dijo en breves palabras: «La guerra a Ucrania es una guerra en contra de Europa». Y con una Europa avasallada por Rusia y/o China, eso lo saben muy bien los políticos de los Estados Unidos, el occidente político y democrático de nuestro tiempo dejaría de existir. Por eso, Europa y Occidente necesitan de la OTAN, pero no de una OTAN autónoma, tampoco de una al servicio de un par de países, sino de una OTAN política, emergida del poder deliberativo interoccidental, poder que yace tanto dentro como fuera de la OTAN.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

 13 min


Alejandro J. Sucre

Al igual que lo hice al presidente Emmanuel Macron de Francia, hoy quiero agradecer al presidente de Colombia, Gustavo Petro, por haber impulsado la búsqueda de soluciones para la economía venezolana estancada en sanciones de Estados Unidos.

Me parece un gigantesco y cruel error que políticos de la oposición venezolana vayan al Congreso de EEUU a afirmar que las sanciones a la economía venezolana deben continuar. Es un crimen contra los empresarios y trabajadores en Venezuela y solo beneficia a un grupito de opositores y al mismo alto gobierno de Venezuela que se beneficia de las sanciones. Es impresionante el espíritu empresarial que hay en Venezuela y que subsiste intacto ante tanta corrupción y ante tan pesadas sanciones. Todas las empresas venezolanas y sus trabajadores estamos siendo afectados y arruinados con ventas bajísimas debido a las sanciones de EEUU sobre la economía venezolana. Todos los negocios en Venezuela facturan aproximadamente 15% de lo que podrían facturar si no hubiera sanciones a la economía y si estas estuvieran canalizadas solo a las personas que violan Derechos Humanos. Los servicios de Internet, las medicinas, los alimentos, todos los servicios públicos y privados son más costosos y escasos debido a las sanciones sobre la economía. El desempleo y los bajísimos sueldos son responsabilidad de las sanciones. Y en nada han ayudado a un cambio de gobierno, sino todo lo contrario. Si las empresas venezolanas estuvieran facturando $400.000 millones de PIB al año, los sueldos estuvieran en un per cápita de $12.000 en lugar de $2.000 por año.

Incluso, aunque Pdvsa ha sido objeto de escándalos de corrupción en las dos últimas décadas, las sanciones recientes a Pdvsa aúpan la corrupción aún más, ya que la hace inauditable ya que sus ventas se hacen hoy por canales irregulares, a compradores ad hoc, improvisados, piratas de todo tipo y los pagos son en depósitos bitcoin, sin plan de cuentas transparentes. Las sanciones a las empresas del Estado venezolano también perjudican a los países del Caribe, a Europa y hasta a países como Japón que necesitan energía.

También las sanciones petroleras de Estados Unidos impiden que Venezuela pague su deuda externa, a proveedores, a que se invierta en infraestructura. La corrupción y violación de DDHH de los gobiernos de Venezuela debe generar sanciones individuales, y al contrario vemos que muchos de los funcionarios públicos corruptos de la era del socialismo del siglo XXI y de los anteriores viven en EEUU y tienen propiedades inmobiliarias extravagantes en ese país y en Europa. Vemos también que si Estados Unidos condena a unos pocos lo hace para negociar parte del botín y no para devolver los recursos a los venezolanos. En EEUU los corruptos venezolanos son condenados por pocos años y de ninguna manera se devuelve el dinero al pueblo de Venezuela ni se coloca en cuentas fideicomiso para cuando llegue una nueva administración en Venezuela.
La Constitución venezolana ya prevé elecciones presidenciales para el año 2024, no es necesario ningún acuerdo entre el gobierno de Maduro y el G4. Como se demostró en las elecciones de gobernadores y alcaldes pasadas, la oposición del G4 puede ganar si va unida y no necesita que Estados Unidos sancione a todo un país de emprendedores y trabajadores de mayoría honesta.
Las sanciones petroleras de EEUU debilitan la economía más que la misma corrupción interna y por lo tanto generan éxodos de emigrantes que debilitan el tejido social necesario para proteger a la democracia. El gobierno del presidente Joe Biden debe levantar las sanciones petroleras sin condicionamientos. Estados Unidos no tiene que comprar petróleo venezolano, puede producir su propio petróleo o comprar a quien lo desee.
Las sanciones al petróleo venezolano fortalecen a todos los enemigos de la democracia, debilitan a la oposición que lucha en el territorio nacional, generan emigración, fortalecen a Vladímir Putin y a los países árabes, y generan mayor opacidad en la Administración de Maduro. Es muy cruel que se use el poder mundial de EEUU para impedir que Venezuela venda petróleo a otras naciones. Ofrecer ayuda humanitaria a Venezuela es un acto cruel si es a costa de mantener las sanciones petroleras que tanta miseria generan.
Son héroes para los venezolanos de a pie la posición de los presidentes Macron y Petro. Ambos, al reconocer los costos de las sanciones, valientemente rompen con los intereses burocráticos para pedirle a la Administración Biden que levante las sanciones petroleras a Venezuela.
EEUU debe y merece, por ser una luz de esperanza para el mundo, redimensionar su enfoque hacia Venezuela y levantar las sanciones petroleras. Mientras tanto, los venezolanos agradecemos tener al presidente Macron, de Francia, y al presidente Petro, de Colombia, defendiendo los intereses del pueblo y buscar alternativas menos punitivas para la población venezolana de resolver sus conflictos.

Twitter: @alejandrojsucre

 3 min


Carlos Raúl Hernández

“…en la guerra los jóvenes mueren y los viejos pactan” (Aquiles, ciego de celos, lo grita al Rey Agamenón, quien le había arrebatado a Briseida)
Adán y Eva cometen el primer error político y terminan expulsados del paraíso convertidos en mortales y dolientes. Les dijeron “y seréis como dioses”, no dudaron de las palabras de una víbora ni precaverse de posibles consecuencias. Maquiavelo lo llama efectos perversos de la acción, que liquidan el objetivo buscado. Alguna vez lo ejemplifiqué de manera menos metafísica con el caso de alguien que necesita bajar un libro, y por flojera de buscar un taburete, se medio cuelga de la biblioteca, que se le viene encima. No logra el objetivo y además tendrá que rearmar el mueble y los libros, si no se fractura algo. Son frecuentes en la cotidianidad, pero en la política representan amenazas colectivas; recibir derrotas y no entender por qué. Varias disciplinas lo llaman “males involuntarios”, “efectos colaterales”, efecto boomerang, que en la guerra asimétrica, revolucionaria o guerra de todo el pueblo, son el fin buscado. Maquiavelo crea el concepto para definir acciones que se vuelven contra los objetivos de quienes las toman, propias de la estupidez política (no competir en las elecciones de 2017 y 2018, por ejemplo, o negarse a hablar con el gobierno de Maduro en 2019). En cambio, el objetivo en el World Trade Center, era asesinar miles de personas para horrorizar al planeta.
Los efectos perversos, la política fallida, cuyos medios y acciones alejan los fines, también la llaman “efecto pantano”: mientras más se mueve más se hunde. A comienzos de siglo, Putin quiso que lo estimaran en “occidente” y prestó a EE. UU sus bases para las guerras de Irak y Afganistán, pero lo retribuyeron con el avance de OTAN hacia sus fronteras, hasta que cambió la estrategia, y la de “occidente” pinta como un gran error. Al teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, lo asesinan los nazis por atentar contra la vida del führer. Autor de una genial obra sobre la estupidez, define “ingenuo es quien hace el bien a otro a cambio de la indiferencia (pero) estúpido es quien lo hace a cambio de la hostilidad”. Entre esa galaxia de insensateces que borroneó Marx y corrigió Engels, aparece una categoría hegeliana, “enajenación”: “al trabajador lo niega el producto de su trabajo, la plusvalía que le arrebatan, es trabajo alienado”, y para liberarse debe “liquidar el orden burgués y apropiarse de los medios de producción”.
Incalculables estragos trajo ese monumental disparate a la humanidad y a 170 años del Manifiesto Comunista y su fracaso hasta la náusea en todas las versiones, aun suena la melodía. Con diversos lenguajes y formas, oímos que empleadores y trabajadores (o pobres y ricos) son enemigos, pese a ser cóncavo y convexo, inseparables para producir riqueza. El político fallido de Maquiavelo toma decisiones hacia una meta y el resultado lo aleja de ella, con frecuencia definitivamente; busca el poder, pero lo separan abismos de errores. Matriz esencial de efectos perversos, además de la estupidez pura y simple, es la estupidez ideológica, por ejemplo del marxismo. Los revolucionarios, demagogos, llegan a la cima proclamando su amor por los trabajadores y gobernar en su nombre, los llevaron a la miseria y terminan sumergidos en la corrupción, porque la sociedad no puede controlarlos. Den Xiaoping comprendió ese fracaso, se enfrentó a Mao, quien no lo asesinó por la mediación de Chou En-lai, triunfó y a finales de los setenta comienza “el socialismo de mercado” que convierte a China en la gran potencia “kapitalista”.
El poder revolucionario reclama “manos libres” para hacer bien al pueblo (dictadura del proletariado, democracia directa o como la llamen) porque la separación constitucional de poderes es “democracia burguesa”, otro brillante aporte de Marx, (hoy “neoliberalismo” para sus desorientados seguidores). Los “efectos perversos” fueron el stalinismo, el maoísmo, el fidelismo, titoísmo, polpotismo, allendismo, todos los países que creyeron en la revolución, media humanidad autoaniquilada y luego el final cinematográfico en 1989. El planeta era hasta el estallido de la guerra en Ucrania, un viejo matrimonio entre Estados Unidos, por un lado, y China-Rusia, por otro, pero Trump, un revolucionario, decide que en vez de competir con China que se había adelantado, debe destruirla a la brava. El divorcio desarma la relativa tranquilidad y pone en ascuas al mundo y en el pleito por los bienes, gana hasta ahora China-Rusia con el apoyo sotto voce de África, Asia e Hispanoamérica, la mayoría, mientras a EE. UU lo acompañan Europa dividida, autodebilitada y en desindustrialización, que a última hora busca nuevos vínculos con China.
El más agresivo en la solicitud de sanciones anti-rusas, Polonia, es también el mejor cliente de energía rusa, sin olvidar la propia Ucrania. Los derrotados hasta ahora son “los valores de occidente” y la democracia, incluso dentro de los Estados Unidos, aunque no lo analicen. El gobierno federal y un grupo de estados de la Unión mantiene un modelo económico ruinoso, colectivista y estatista al estilo del tercer mundo y las dos lumbreras del pasado, New York y California, se empobrecen, aunque por fortuna otro grupo, encabezado por Florida y Texas, prosperan. Entre los graves efectos que vivimos, EE. UU pierde el liderazgo económico y político mundial, sacudido por violencia racial y crímenes colectivos en espacios públicos, pero se niegan siquiera a regular el porte de armas. En un evento de la Sociedad del Rifle se exhibieron graciosamente civiles con fusiles de guerra. Biden dio una declaración enérgica sobre esto.
El efecto perverso de decisiones como sembrar una guerra en Rusia, deshizo la precaria paz mundial, con una nueva polarización no a favor de “los valores de occidente”, y “el jardín” se marchita. El embargo al gas lleva Rusia a buscar ansiosa mercados alternativos y en el camino los BRICS, Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica, deciden estrechar sus lazos para enfrentar el bullying. En el paquete de sanciones contra Rusia está su desconexión del Swift, el sistema global de pagos en dólares, (más de 100 países, 12 mil bancos, 24 horas al día, 365 días al año) que paraliza a Moscú para cobrar o pagar exportaciones e importaciones. Pero hay efectos no esperados del embargo: los BRICS deciden en respuesta hacer las transacciones en sus propias monedas y sustituir el dólar como base de los intercambios, siendo que la mitad del PI norteamericano proviene del simple uso universal del dólar. El senador Marcos Rubio analiza que con esta medida pronto EE. UU “no podrá sancionar a nadie”. La lección olvidada dice que un enemigo acorralado es letal y que “tanto va el cántaro a la fuente…”.
A cada uno de los BRICS le ha tocado su sábado de bofetadas. Pero a última hora la secretaria del tesoro de EE. UU, Janet Yellen, afirma, según cita Rafael Alberto Martínez, “que las sanciones a Rusia ponen en riesgo la hegemonía del dólar” (World News) cosa que ladraban desde el principio hasta los perros de la calle. Un terremoto es lo único comparable a que por primera vez los BRICS, que suman la mayoría del territorio y 40% de población, superan el PIB del G7, lo que conmociona la geopolítica. Aspiran entrar al club Arabia Saudita, Irán, México, Indonesia, Argentina, Nigeria y varias otras. No se plantean que el nuevo orden mundial sea de democracias, que coexisten en su seno con autocracias. Los BRICS llevaban años larvados y esta aceleración se debe a que Trump y Biden desatan un bullying insoportable, desenfrenado y brutal, pierden el sentido de la realidad con la borrachera de sanciones, al extremo de sembrar una guerra con Rusia y querer reclutar países por la fuerza en ese conflicto que no es suyo ni de nadie, sino del laboratorio de Rand Corporation.
Decir que ganó la democracia sería ceguera o algo peor. Hoy algunas zarigüeyas cuestionan que a Angela Merkel le concedan la Cruz Federal del Mérito, recibida solo por tres líderes alemanes, Konrad Adenauer, el primer canciller después del nazismo, Helmuth Khol, el unificador de Alemania, y ella. La critican por bloquear la entrada de Ucrania a la OTAN en 2014, como dice Martínez, por impedir que Rusia destruyera ese pobre país hace diez años, y por la dependencia alemana del gas ruso, como si hubiera mejorado algo haberla cambiado por otra dependencia con precios cuatro veces mayores. Viene una fecha temible: la contraofensiva para “recuperar” el Dombass y Crimea, otra masacre de muchachos indefensos. Según Financial Times son 35.000 ucranianos sin municiones, por no decir desarmados, sin liderazgo ni conducción, y de frente 140.000 soldados rusos, con super artillería, control del aire, y separados por un territorio minado de explosivos antitanque rusos. Alguien debería parar la carnicería que hará inviable la subsistencia de Ucrania, qué si usa armas de uranio empobrecido, Rusia también tiene y se contaminaría el territorio por siglos, con proliferación de cáncer, malformaciones genéticas y otras desgracias. Polonia apuesta a la derrota ucraniana para quedarse con parte del territorio. Como dijimos al comenzar la guerra, Europa luchará hasta la última gota de sangre ucraniana y luego vendrán los carroñeros. Maquiavelo tenía razón.

@CarlosRaulHer

 7 min


Eduardo Fernández

El artículo 328 de la Constitución Nacional define a una institución fundamental en la arquitectura institucional democrática de la República de Venezuela, la Fuerza Armada Nacional.

Dice ese artículo: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación, asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y con la ley.»

“En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”.

“Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación”.

«La Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, que funcionan de manera integral dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión, con un régimen de seguridad social integral propio, según lo establezca su respectiva Ley Orgánica”.

Son tres grandes misiones las que tienen la Fuerza Armada:
1.- Garantizar la independencia y soberanía de la Nación.2.- Garantizar la seguridad del espacio geográfico y,

3.- Garantizar la seguridad de todos los ciudadanos del país.

Para dar cumplimiento a este mandato, sus integrantes son entrenados, capacitados y formados, basados en tres pilares fundamentales: “la disciplina, la obediencia y la subordinación”.

Como ha ocurrido con todas las instituciones, también la Fuerza Armada ha sufrido un proceso de descomposición en los últimos años. Una disminución de su moral y un proceso de corrupción, politización e ideologización que deben revertirse.

Al producirse el cambio político, el nuevo gobierno debe proceder de inmediato a designar un nuevo Alto Mando Militar integrado por profesionales militares de reconocida solvencia moral, alto nivel de capacitación y un claro compromiso con la cultura democrática.

Debe establecerse un programa de formación para explicar, a todos sus integrantes, lo establecido en el artículo 328 de la Constitución y su significado.

En próximas entregas seguiremos conversando este tema.

 1 min


Ismael Pérez Vigil

Expliqué la semana pasada lo ocurrido con la designación de las Juntas Regionales para el proceso de Primaria del 22 de octubre, que hizo que se atrasara su juramentación tres semanas. Esta semana, publicada la respuesta de una comisión Técnica del CNE a las solicitudes de la Comisión Nacional de Primaria (CP), con respecto a la participación de ese organismo en la mencionada elección, es inevitable referirse al tema, revisarlo, junto con la respuesta de la CP y referirse a otros pormenores de la organización de este proceso.

Respuesta del CNE.

Como se recordará, en el mes de diciembre de 2022 la CP se dirigió por carta al CNE y le hizo tres solicitudes: la utilización de los centros de votación tradicionales para la votación primaria, la actualización del Registro Electoral y la conformación de una Comisión Técnica Conjunta, entre la CP y el CNE, para conversar sobre esos y otros aspectos, de la posible participación de ese organismo, en la elección Primaria. En el mes de febrero, el CNE respondió positivamente a la solicitud de conformar la Comisión Técnica, que se reunió el 8 de marzo, fecha en la cual la CP reiteró las solicitudes ya mencionadas y entregó un documento con otros puntos o solicitudes con relación al tipo de participación que esperaba de ese organismo. El día 18 de abril, la CP recibió la respuesta de una Comisión del CNE, a las solicitudes planteadas al instalarse la Comisión Técnica Conjunta el 8 de marzo de 2023.

El alcance, características y detalles de esa respuesta, así como las solicitudes que hizo la CP al CNE fueron comentadas y entregadas para su divulgación en una rueda de prensa organizada por la CP el día 20 de abril y que se puede ver completa en la página de Instagram de la CP (cnprimariave) y en el siguiente vinculo: https://bit.ly/3Lo5UsR

El primer punto a resaltar es que la respuesta del CNE consistió en un Informe Técnico, que según comentó J.M. Casal, Presidente de la CP, en la rueda de prensa mencionada: “… ese Informe no emana de la Comisión Técnica Conjunta, sino de los representantes del CNE ante dicha instancia, la cual lamentablemente nunca sostuvo una reunión de trabajo conjunto.” El informe, da respuesta a cada uno de los puntos o solicitudes que hiciera la CP el 8 de marzo, a cuyo contenido me referiré entrecomillando las palabras del Presidente de la CP, durante la rueda de prensa del 20 de abril, ya referida:

El Presidente Casal resumió de esta manera las solicitudes de la CP:

“Tras la instalación de la Comisión Técnica plateamos dos escenarios. Se trata precisamente de escenarios, opciones para el uso de los centros de votación, que formulamos con base en las consultas que llevamos adelante desde nuestra instalación.”

Los dos escenarios planteados al CNE por la CP son:

a) El uso de los centros de votación con una votación manual

b) El uso de los centros de votación con un sistema combinado de votación.

Con relación al primer escenario, el de una votación manual, a realizarse en los Centros de Votación, el CNE en su informe técnico respondió que:

“… al no participar el CNE en la organización logística y técnica del proceso, la gestión para lograr el uso de instituciones educativas públicas para la Primaria debe realizarse ante el MPPE. En relación con un eventual apoyo de la FAN, la solicitud debería dirigirse al CEOFANB.”

Otras solicitudes de la CP fueron:

- Que sea la CP la que decida sobre el pase a votación manual, en caso de contingencia

- Un amplio abanico de auditorías en cuyo diseño e implementación participe la CP

- La designación de testigos expertos respecto del manejo de la máquina de votación

- Una doble vía de totalización de los votos, contabilizando hasta el 100% de las papeletas de votación, como escrutinio complementario al de la máquina.

- La disposición final del material electoral para proteger la identidad del elector, especialmente los Cuadernos de votación

- Un Plan Primaria, que remplace al tradicional Plan Republica

- Invitación y presencia de testigos internacionales, y

- Que en ambos escenarios el voto en el exterior lo llevaría por separado la CP.

El Presidente de la CP destacó dos puntos, que revisten especial importancia: la eliminación de la llamada autenticación biométrica, para preservar la identidad del elector y la realización de jornadas especiales del Registro Electoral, con vistas a ampliar la base de votación en la primaria de 2023 y en la elección presidencial de 2024.

Con respecto a estos dos puntos, el Presidente de la CP resaltó que:

“El Informe de la Comisión del CNE considera inviable eliminar la autenticación biométrica, por ser parte integral del sistema electoral venezolano…[y]… Se rechaza igualmente nuestra solicitud reiterada de realizar jornadas especiales de actualización del RE, pues la Comisión del CNE estima que no procede organizarlas cuando están dirigidas a un grupo de organizaciones políticas.”

Con respecto al rechazo de las jornadas de actualización del Registro Electoral, Casal fue enfático en aclarar que:

“… nuestra solicitud de jornadas de actualización del RE se refiere a todos los venezolanos, y se suma a la exigencia de estudiantes y de otros sectores sociales que han requerido la realización de estos operativos especiales. El derecho a lograr sin barreras de distancia u otras la inscripción o actualización del RE es un derecho constitucional y legal.” (Establecido claramente en el Art. 33 de la LOPRE)

Al señalar en la rueda de prensa que la CP no comparte tampoco los argumentos expuestos en el Informe para rechazar las peticiones, el Presidente Casal anunció que:

“Haremos consultas a organizaciones sociales y políticas…[y]… Seguimos adelante en los demás aspectos para la preparación de la Primaria.”

En tal sentido, aclaró los próximos pasos y como continuará el trabajo de organización de la Primaria y el desarrollo del cronograma en abril y mayo:

- Visitas a las Juntas Regionales, que fueron juramentadas la semana pasada

- Envío de las comunicaciones a instituciones o personalidades internacionales que acompañarán el proceso de Primaria.

- Continuara el desarrollo de los reglamentos que regirán la Primaria, respecto de los cuales también están desarrollándose consultas

- Reunión de la Comisión Asesora Técnica Electoral, para conocer las propuestas de la CP sobre el voto en el exterior

- Inicio de encuentros con los precandidatos para la preparación de los documentos de Programa Mínimo Común y la Declaración de Principios Democráticos.

Contactos internacionales

Un aspecto muy especial al que la CP ha dedicado tiempo y esfuerzo, por ser de primordial interés para la actividad opositora en Venezuela, es la relación con la comunidad internacional y el cuerpo de embajadores acreditados en el país.

En tal sentido, todos somos testigos de la presencia de altos funcionarios de embajadas y consulados, en los diversos actos públicos de la CP: la juramentación en noviembre de 2022, la reunión en diciembre de ese año en la ocasión del Primer Informe de Balance y en febrero cuando se hizo el anuncio de la fecha y se publicó el cronograma de la Primaria. En estos cinco meses de actividad de la CP, los contactos internacionales con el cuerpo diplomático acreditado en Venezuela y con otras organizaciones internacionales, no han cesado.

Uno de los objetivos que se busca con estos contactos, según declaró el Presidente de la Comisión recientemente y reiteró en la reciente rueda de prensa, es la visita a Venezuela de veedores internacionales, o acompañantes internacionales, en el momento de la elección y antes; y al efecto declaró: “…es posible que conformemos paneles de expertos europeos para acompañar nuestro proceso desde el punto de vista técnico y de respaldo internacional”. Y enfatizó que: “Esta ha sido para nosotros una dimensión fundamental, el contacto permanente con delegaciones diplomáticas que se encuentran en Venezuela, desde la perspectiva del derecho a la participación política, a la participación ciudadana y a la libertad de expresión”. Esta observación internacional del proceso eleccionario acompañará a la observación de grupos nacionales que ya han confirmado su participación.

Consultas con partidos y otros factores políticos

Otro factor que no se ha descuidado, y que ahora se intensifica, tras la respuesta del CNE a las solicitudes de la CP, son las consultas con los factores políticos que respaldan el proceso de Primaria. Estas consultas, en este momento, se centran en dos aspectos fundamentales: los reglamentos y normas que regirán el desarrollo de la actividad y naturalmente los temas que han sido álgidos durante todo el proceso: la relación con el CNE y el voto en el exterior.

Conclusión.

Todos sabemos que tomar decisiones de política electoral, llegar a consensos, es una tarea compleja, que puede afectar la organización del proceso de Primaria; a veces todo fluye de acuerdo a lo previsto, pero en ocasiones se hace necesario aminorar la marcha, para consultar más, dialogar, buscar consensos, donde todos sean tomados en cuenta.

De no ocurrir nuevamente eventos extraordinarios, la próxima semana me referiré a la elaboración o fijación de normas regulatorias del proceso electoral

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Guillermo Mendoza Dávila

Las proyecciones de la CEPAL y el FMI coinciden en un crecimiento de nuestra economía del 5% para el 2023 y algo parecido en el 2024. A pesar de ser una noticia positiva, el monto previsto es verdaderamente insuficiente para que se traduzca en mejoras al nivel de vida de nuestra población y reducir las inmensas desigualdades sociales.

Tenemos una economía muy pequeña, por lo que crecer tan solo 5% resulta minúsculo. Para ponernos en contexto, aquí pasamos de ser una economía de unos $10.000 anuales per cápita hace 10 años a las cifras actuales, apenas cercanas a los $2.000 por persona. Creo que no hace falta más explicación. De ahí la pobreza, la migración, la desinversión y todos los otros males que nos abruman.

El crecimiento del PIB observado desde finales el 2021 y durante varios meses del 2022, superior al 10% sirvió para mejorar la capacidad de consumo de la población en general y de inmediato los indicadores comenzaron a recuperarse. Tanto sociales como económicos. Comenzó a disminuir la pobreza extrema y total, de la mano de la expansión de nuestra producción de bienes y servicios. Fue un buen comienzo. Pero ahora apuntamos a una cifra mucho menor.

La salida inmediata, necesaria y suficiente es harto conocida, pero tozudamente repudiada. Debemos lograr ya la eliminación definitiva de las sanciones a nuestras instituciones que mantienen la economía asfixiada. No hago juicios políticos, comprendo muy bien el fondo del asunto, pero reitero que la forma nos está matando a todos y muy especialmente a los que no disfrutamos de las canonjías del poder, y ello sin acercarnos ni un ápice a lo que se pretende con las benditas sanciones.

La historia, si en algo la valoramos, ha demostrado fehacientemente que las sanciones no cambian gobiernos, ni tampoco logran que rectifiquen sus posturas. Irán y Rusia son los países más sancionados del mundo, junto con Corea del Norte, China, Cuba, Nicaragua, Siria y una larga lista de evidencias de algo que no funciona. Repito, las sanciones no funcionan.

Por cierto, el irreverente mea culpa del gobierno ante la campante corrupción sirve para acabar para siempre con la tesis aquella de que gracias a las sanciones el gobierno roba menos. Como diría los franceses, au contraire, todo lo contrario. Han contribuido a una mayor falta de transparencia en el manejo de las finanzas públicas. Ergo más corrupción, a niveles insólitos.

Se viene en Colombia una muy cacareada Cumbre convocada por el nuevo paladín de la izquierda latinoamericana, para tratar el tema de las sanciones internacionales a Venezuela. Todos los actores de la oposición quieren asistir, nadie quiere perder la oportunidad de figurar y salir en la foto. Pido a Dios que la intención de alguno de los asistentes sea para apoyar y aupar la tesis de acabar con las sanciones a PDVSA y demás entes públicos.

Necesitamos recursos cuantiosos para mejorar los salarios, la inversión social y la inversión pública. También necesitamos pagar la deuda externa para no perder a CITGO. Solamente si aprovechamos el sector energético podremos alcanzar esos objetivos y para ello es imprescindible que se levanten las sanciones.

La contraloría del sector público no se logra por vía de medidas internacionales. Los actores no los van a cambiar otros gobiernos y los marines no van a venir. Eso lo que tenemos que hacer nosotros, desde aquí, unidos en defensa de lo que en verdad somos, que dista mucho de esta fracasada propuesta de manipulación social para beneficio personal de unos pocos.

Lo que ya una vez alcanzamos como nación lo podemos repetir, cuando todos nos veían con envidia, cuando todos querían migrar a Venezuela. Acabemos de una vez por todas con las sanciones que impiden nuestro crecimiento económico y luego busquemos juntos la forma de retomar la senda moralmente correcta del desarrollo social, con liderazgo político que pase esa prueba, pensando más en los que menos tienen y menos en las apetencias personales.

guillermomendozad@gmdconsultor.com

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Jesús Elorza G.

En el sector deportivo la comidilla del fin de semana estuvo relacionada con los Juegos del ALBA. Atletas, entrenadores, dirigentes y público en general no dejaban de comentar sobre los pormenores que rodeaban el desarrollo del evento.

-Uno de los dirigentes deportivos manifestaba con cara de asombro que esos juegos no pasaban de ser una caricatura política. Argumentaba que, desde el recorrido del “Fuego Patrio”, lo que quedó en evidencia fue toda una pantomima para rendirle culto a la personalidad de un dirigente de la revolución bolivariana del siglo XXI.

Explícate, pidieron los que estaban escuchándole.

-Bueno, solamente vean el recorrido: Inicio en el Paseo de la Resistencia Indígena para continuar a la Estatua de la Libertad Monumento al Gran Cacique Guaicaipuro, seguir al ¡¡¡Cuartel de la Montaña 4F!!!, Panteón Nacional y terminar en la Plaza Bolívar de Caracas.

¿Y dónde queda lo del culto a la personalidad? Preguntaron algunos.

-Siéntense, no se vayan a caer con lo que les voy a decir. La antorcha de los V juegos Deportivos del ALBA fue encendida con el Fuego Patrio que simboliza la llama eterna en memoria del Comandante Eterno y Supremo Hugo Chávez, luego el recorrido señalado acompañado de la consigna “Chávez Vive la revolución sigue” y al final, en la Plaza Bolívar, se vió a una concurrencia de milicianos con gorras y franelas rojas-rojitas con la cara del difunto eterno, perdón, del Comandante Eterno.

Luego de la fanfarria inaugural, se le comenzaron a ver las costuras al circo montado por el régimen, dijo muy serio un entrenador. Desde hacía meses se nos informaba que para esta edición de los juegos el país invitado sería Rusia y por lo tanto las exigencias de preparación técnico deportivas deberían ser mayores para lograr tener un resultado competitivo contra esos atletas rusos. Pero la realidad fue otra, los rusos en la mayoría de los deportes del calendario “No se presentaron”. De 35 disciplinas previstas solo van a participar en 7. Supongo que esta farsa era para darle publicidad demagógica a este circo. Los burócratas organizadores estarán en sus oficinas muertos de la risa y diciendo entre ellos “Los hicimos caer por inocentes”.

-Más allá de los problemas técnicos de forfait por la no presencia de los fantasmas rusos, debo decirles, señalaba un dirigente deportivo abogado especialista en Derecho Internacional, que los organizadores de este evento no tomaron en cuenta las implicaciones geopolíticas que implicaban la invitación especial a los rusos para que participaran en los juegos. Todos debemos recordar que desde que se descubrió la política de estado de Vladimir Putin para dopar a los atletas rusos, las organizaciones internacionales del deporte, Federaciones Deportivas y el Comité Olímpico decidieron excluir a los atletas rusos de los eventos deportivos. Hecho que fue ratificado al producirse la sangrienta y genocida invasión de Rusia a Ucrania. Al no tomar en cuenta este hecho, el régimen venezolano con sus organizadores de la V edición de los juegos, colocan a Venezuela en la delicada posición de ser sancionada o suspendida por dejar que Rusia participe en los referidos juegos del ALBA. Me atrevo a pensar dijo el dirigente abogado, que la decisión del régimen que nos gobierna era la de mostrar al mundo que está al lado de los rusos en su invasión a Ucrania y con la política de estado para el dopaje de los atletas.

-Un atleta intervino, para decir que esa decisión de excluir a los rusos de los eventos deportivos se encuentra en revisión, para tratar de buscar una salida que les permita participar en las competencias deportivas, con mira a los Juegos Olímpicos de Paris en el 2024.

-Es cierto lo que dice el atleta, señaló su entrenador. Recordemos que el Comité Olímpico Internacional detalló una "vía" para que los atletas rusos y bielorrusos pudieran clasificarse a París 2024: los atletas de esos países volverían a la competición como 'Atletas Individuales Neutrales', sin su bandera nacional, himno u otros símbolos y cumpliendo el requisito de no haber apoyado activamente la guerra en Ucrania.

- Sí, es cierto que esa decisión fue tomada por el COI, dijo el dirigente abogado, pero, en esa decisión hay dos aspectos esenciales: uno, la participación como atleta neutral, es decir, sin bandera nacional y sin himno y dos, quizás este es el elemento central de la decisión, mostrar que no han apoyado activamente la invasión a Ucrania.

Ahora me pregunto si esos requisitos han sido cumplidos por los atletas rusos invitados a los juegos del Alba o si por el contrario los organizadores se hicieron los pendejos para dejarlo pasar, lo que puede acarrear sanciones para las organizaciones deportivas venezolanas.

-Un dirigente del atletismo venezolano, intervino para ratificar lo dicho por su colega el abogado y quiso hacer del conocimiento de todos, la decisión del Consejo de World Athletics — nuevo nombre de la Federación Internacional de Atletismo— que ratifica el vigente veto a los atletas rusos «para el futuro previsible», decisión que va en contravía al empeño del Comité Olímpico de Internacional de encontrar una manera de que los rusos puedan competir como neutrales en próximas competiciones. «La muerte y destrucción que hemos visto en Ucrania, incluyendo las muertes de 243 atletas, no han hecho sino reforzar mi determinación en este asunto», dijo el presidente de World Athletics, Sebastian Coe, quien ha sido el líder más franco sobre el tema desde la invasión de Rusia.

Creo importante señalar, expresó un atleta que, la mayoría por no decir todos los atletas con los que he compartido me indicaban que eran pertenecientes al ejército ruso, puesto que esa era la vía para asignarles las becas para poder continuar con sus entrenamientos y representar a su país en las competencias. Ahora bien, es bueno recordar que, en este 2023 se cumple el centenario de la creación del Club Deportivo Central del Ejército Ruso, mundialmente conocido como CSKA, el más grande (10.000 deportistas) y popular del país, y que reúne a la flor y nata (550 profesionales). De las 71 medallas ganadas por Rusia en los Juegos de Tokio 2020, 45 las consiguieron miembros del CSKA. La mitad aproximada de los olímpicos rusos en esos Juegos pertenecían al CSKA, además de unas decenas más a organismos o clubes del Ministerio del Interior. El ejército ruso también cuenta con su rama juvenil, paramilitar, a cuya cabeza está el gimnasta Nikita Nagornyi, campeón del mundo y de Europa individual. Otro gimnasta, Ivan Kuliak, fue suspendido de competir durante un año, por la Federación Internacional (FIG), después de lucir provocadoramente en su maillot una 'Z', símbolo del ejército invasor, junto a un rival ucraniano, en una prueba de la Copa del Mundo de Artística.

A manera de conclusión es importante señalar que esta quinta edición de los juegos del ALBA, al igual que las cuatro versiones anteriores, representan el mayor despilfarro de los recursos nacionales al ser nuestro país el que corre con todos los gastos ocasionado por el evento: transporte, alojamiento, alimentación de las delegaciones, material, premiación e instalaciones. Además, en esta edición no se le prestó ningún tipo de atención, por complicidad manifiesta o silenciosa, a las consecuencias geopolíticas que se derivan de una competencia deportiva en donde participan o pretenden participar atletas representantes de un país condenado por su política de estado para el dopaje de los atletas y repudiado por la invasión genocida a Ucrania.

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