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Opinión

Asdrúbal Oliveros

Llegamos al cierre de 2016 y la situación económica en Venezuela está cantada: un país con una grave crisis económica y social, además de una situación política compleja. Este año estimamos que la contracción de la economía venezolana se ubique en 11,3 %, y ya son doce (12) trimestres consecutivos de contracción, un ciclo bastante largo. En tres años la economía venezolana se ha reducido 20,4 % y el PIB per cápita (en dólares) acumula una contracción de 56,8 % para el mismo período. Venezuela, como lo hemos dicho antes, vive una depresión. Además, en un hecho poco usual en la historia económica moderna, nuestro país parece estar frente a un choque de oferta y también un choque de demanda operando ambos al mismo tiempo.

En materia de inflación estimamos que la tasa para 2016 se ubique en torno a 511 %. Es importante destacar que a pesar de que la inflación fue alta en la primera mitad del año desaceleró un poco en el segundo semestre. Por supuesto, estamos lejos de una solución al grave problema inflacionario que tenemos, pero de alguna forma, el Ejecutivo logra contener el desbordamiento de la variable hacia un escenario clásico de hiperinflación.

En el frente externo, el Ejecutivo ha logrado surfear el déficit en la balanza de pagos. Al inicio de 2016, manteniendo los mismos niveles de importación de 2015 y con una elevada concentración de pagos en el servicio de la deuda, el Ejecutivo se enfrentaba a un déficit externo cercano a US$ 40.000 millones. Sin embargo, el Estado tras recortar en 45 % las importaciones, ejecutar una operación de canje de deuda de Pdvsa, renegociar con China y Rusia, comprometer el oro de las reservas internacionales, entre otras acciones; logró reducir el déficit a US$ 14 millardos, y cerrando un año más. El costo pagado es alto: Venezuela culmina 2016 con una posición líquida en activos externos bastante baja (menos de US$ 3.000 millones), con una situación social comprometida, un aparato productivo semi paralizado y una recesión profunda. En economía no hay almuerzo gratis.

En materia petrolera, la situación es preocupante. Este factor ha encendido las alarmas este año. La producción petrolera ha caído en promedio 257.000 b/d en base interanual. El circuito refinador tiene fallas importantes. Si bien Pdvsa, logró cumplir con sus compromisos de deuda financiera y logró sacar adelante un canje parcial de los vencimientos 2016 – 2017, no pudo lograr acuerdos satisfactorios con contratistas y proveedores que permitan evitar la contracción de producción y más aún, recuperar los niveles perdidos. Este elemento será un factor clave a seguir de cara a 2017.

Tras doce trimestres de contracción y exceso de regulaciones (que llevan años) el sector privado parece quedarse sin gasolina. La capacidad ociosa en la mayoría de los sectores supera el 50 %, y la contracción ha sido superior a dos dígitos en este año que está por finalizar. En la mayoría de los sectores, productos del choque de demanda, las ventas se han contraído y el efecto de la devaluación e inflación ha minado el patrimonio de las empresas que operan en Venezuela. El sector privado venezolano se ha reducido, no solo en tamaño por empresa sino en número de compañías por industrias; lo que plantea desafíos empresariales y de políticas públicas en el mediano y largo plazo.

El 2017 plantea importantes desafíos para Venezuela, no solo en el frente económico sino también en los frentes político e institucional. Los cartuchos del Ejecutivo para postergar los ajustes económicos parecen acabarse, pues ya no hay fondos en divisas al que apelar, las importaciones se han reducido a un umbral peligroso y el financiamiento externo parece haberse cerrado. La esperanza está en un alza del precio petrolero, pero el modelo chavista necesita que la cesta petrolera venezolana esté por encima de US$ 60/bl y eso hoy luce como un escenario muy improbable.

Por otro lado, el Ejecutivo Nacional entra en una nueva etapa a partir del 10 de enero de 2017: su salida del poder no implica ir a un proceso electoral y eso va a mover el tablero en el chavismo. Así, el presidente Maduro no solo se va a enfrentar a las demandas de cambio que han venido principalmente del país no chavista sino que también va a tener que lidiar con las presiones para el cambio desde su propio movimiento.

El cambio político para 2017 sigue siendo una posibilidad real. Sin embargo, conviene precisar cómo puede darse este proceso, especialmente a raíz del inicio del proceso de diálogo entre gobierno y oposición bajo el auspicio de actores internacionales. Es evidente que el chavismo busca aprovechar el dialogo para acometer un proceso de normalización institucional en el país. Lo que pareciera estar detrás es: a cambio de algunas concesiones (liberación de presos políticos, nuevos rectores en el CNE, entre otros) aspira a que la oposición renuncie a su demanda de una salida electoral en el corto plazo. Está por verse.

En el ínterin lo que puede suceder es que la situación interna tanto del chavismo como de la oposición, así como la profundidad de la crisis lleven a un escenario de transición controlada por el chavismo que prescinda del presidente Maduro y que introduzca algunos cambios en lo económico, a saber: más pragmatismo en lo petrolero, legalización de un mercado paralelo de divisas y flexibilización del control de precios. Una transición menos traumática para el chavismo y que evite que el país entre en una profunda crisis de gobernabilidad, que sigue siendo un riesgo latente. Como ya es costumbre en Venezuela desde hace algunos años, Venezuela pinta ser un año interesante. Demasiado interesante.

En materia de premisas económicas para 2017 y en un escenario de “estatus quo” estimamos que la economía venezolana tenga un crecimiento cercano a cero. Estimamos que las exportaciones crezcan 15,6 % y las importaciones apenan 0,4 % en base interanual. La inflación puede ubicarse en torno a 850 %. En resumen: 2017 se parece mucho a 2016 pero con un deterioro que no se detiene, pues la única forma que la economía pueda retomar la senda de recuperación será a través de reformas estructurales y esto luce lejos (por ahora).
Asdrúbal Oliveros

Fuente: http://www.infolatam.com/2016/12/07/venezuela-frente-al-2017-normalizaci...

 4 min


Sadio Garavini Di Turno

“Transiciones democráticas” es el título de un reciente libro editado por Abraham Lowenthal y Sergio Bitar en el cual, con el apoyo de varios especialistas, se analizan nueve casos de transiciones exitosas y pacíficas de regímenes autoritarios a gobiernos democráticos. Se entrevistan a 13 expresidentes y un Primer Ministro que tuvieron un rol fundamental en esas transiciones. Los países analizados son Polonia, España, Chile, México, Brasil, Gana, Sudáfrica, Indonesia y Filipinas. Obviamente, el libro debería interesar a todos los que están preocupados por la gravísima situación socioeconómica y política venezolana. Trataré en esta breve nota de mencionar algunos temas que pueden ser útiles para futuras transiciones. Las transiciones estudiadas son procesos graduales. Hay eventos y momentos que catalizan y aceleran los procesos. La grave crisis económica asiática de 1997-98, por ejemplo, contribuyó al colapso del régimen de Suharto en Indonesia y la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS facilitaron las transiciones en Polonia y Sudáfrica. Algunas transiciones se iniciaron con aproximaciones entre sectores del régimen y elementos de la oposición: Brasil, España, México, Polonia y Gana. En otras, fue la respuesta de los regímenes frente a fuertes movilizaciones y presiones populares: Chile, Indonesia, Filipinas, Polonia y Sudáfrica. En la mayor parte de los casos las transiciones son el producto de negociaciones entre elementos del Gobierno y de la oposición: Brasil, Chile, Indonesia, México, Polonia, Sudáfrica y España.

Todas estas transiciones son el resultado de fuerzas y procesos fundamentalmente internos, pero condicionados por actores, eventos y contextos externos. Para la oposición democrática, en particular, es indispensable lograr el apoyo de la comunidad democrática internacional, incluyendo no solo gobiernos, sino organizaciones internacionales y ONG. Las fuerzas democráticas para desafiar la capacidad del régimen de gobernar y convertirse en viable alternativa de gobierno deben lograr un amplio apoyo interno y externo. Para lo cual es indispensable lograr la unidad y la coherencia entre los diversos grupos y personalidades que integran la oposición. Para tener credibilidad y legitimidad en la comunidad internacional hay que superar las diferencias en objetivos, estrategias, tácticas y liderazgos entre los opositores y forjar consensos y convergencias, enfatizar lo que los une y proteger los espacios de diálogo.

En cambio hay que aprovechar las divisiones en el régimen. Fernando Enrique Cardozo, en su entrevista, menciona la importancia de establecer relaciones de confianza con el sector militar. El fin del régimen autoritario, en estas transiciones, no se da hasta que por lo menos un importante sector del mismo percibe que la salida negociada es la única manera de evitar consecuencias muy negativas para el país y su futuro político y personal. Por tanto hay transición democrática y pacífica si hay segmentos del régimen que se convencen que la transición es conveniente o por lo menos es el mal menor para ellos. La oposición debe reforzar estos elementos del régimen dando garantías políticas, económicas y personales. Lowenthal y Bitar subrayan la importancia para la oposición democrática de proyectar una visión positiva y esperanzadora del futuro y la relevancia de la calidad y valentía de los líderes. Valentía que no necesariamente la tienen sólo los que proclaman soluciones maximalistas.

Ahora bien, en el caso venezolano, si se confirma la incapacidad del Gobierno, probablemente por sus divisiones internas, de concretar ni siquiera las pocas concesiones que prometió en la mesa de negociación, frente a los intermediarios internacionales, se crearán las condiciones para una fuerte reactivación de la movilización popular, que veremos muy probablemente al concluir el periodo de las fiestas navideñas.

@sadiocaracas

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/transicion-venezuela_630069

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Willy McKey

Nelson Merentes, en su condición de presidente del Banco Central de Venezuela, presentó el nuevo cono monetario. Lo hizo mediante una estrategia comunicacional feroz. Casi cruel. Merentes habló de cada efigie, de cada prócer, de cada animal y de cada paisaje como si aparecieran por primera vez en los billetes.

Haber elegido esta estrategia comunicacional sólo puede tener dos motivaciones. Y ambas son estrictamente políticas. La primera es cándida: ser una especie de Adán en las bóvedas del Paraíso, encargado de nombrar para el resto de los hombres una moneda como si nos resultara desconocida. La segunda es simple: evitar los territorios de la reminiscencia.

Una de las teorías del conocimiento más importantes que derivan del pensamiento de Platón se conoce como Teoría de la Reminiscencia. Y su postulado es simple: conocer es recordar.

La torpeza semántica (y con eso política) del nuevo cono monetario venezolano ha puesto en los seis billetes a los mismos próceres, animales y paisajes que estaban en los billetes que actualmente circulan en la economía venezolana, enormemente devaluados. ¿Y cuál es la consecuencia reminiscente de esto? Pues que a partir del 15 de diciembre el papel moneda nos recordará rotundamente que para aquello que en 2008 necesitábamos un billete de 2 bolívares, hoy necesitamos uno de 500. Y los principales testigos de eso serán la misma cara de Francisco de Miranda que estaba en el billete de 2, la misma tonina, el mismo fracaso.

Y aunque el calco de los próceres es evidente y penoso, durante su rueda de prensa Nelson Merentes es capaz de repasar cada batalla, cada país y cada monumento donde aparece Francisco de Miranda… excepto el hoy inútil billete de dos. Y hace lo mismo con Pedro Camejo en el de 5 y ahora en el de 1.000, con Guaicaipuro en el de 10 y en el de 2.000, con Luisa Cáceres de Arismendi en el de 20 y en el de 5.000, con Simón Rodríguez en el de 50 y en el de 10.000 y con Simón Bolívar en el de 100 y en el de 20.000.

Nuestro billete de más alta denominación ha pasado de 100 a 20.000 bolívares y el presidente del Banco Central de Venezuela no nos explica nada. Tan solo repasa anécdotas biográficas y zoológicas de una iconología repetida.

Merentes no quiere recordar. Merentes no quiere conocer. Merentes no quiere reconocer.

El único argumento que dejó colar en su alocución para justificar el uso de los mismos íconos fue un premio (de diseño, no de economía) que obtuvo la serie de ilustraciones cuando exhibían menos ceros. De ahí en adelante, prefirió evocar elementos como la locomoción del cachicamo o el talento para la música de Miranda. Tampoco recordó aquella enorme campaña comunicacional que se hizo para presentar al Bolívar Fuerte, que hoy contrasta con esta breve y austera rueda de prensa. Ignoró de manera campante, y en nuestras narices, que aquella proeza revolucionaria que en 2008 nos convenció de que a los billetes había que restarle ceros hoy ha sido transformada en una operación de multiplicación delirante, consecuencia de unas políticas económicas de las cuales él también es responsable.

La profesión para la cual se formó Nelson Merentes es la Matemática. Si bien la teoría de la reminiscencia entiende que aunque todo lo que vemos, oímos y sentimos puede considerarse como un conocimiento, también reconoce que su veracidad es imposible de comprobar porque no todos percibimos el mundo de la misma forma. Y por eso para Platón era un problema basar esta teoría sólo en sensaciones. ¿Y saben dónde consiguió la posibilidad de hacerlo? Justamente en las matemáticas. Explicaba el filósofo que, al estar desprovistas de emociones, las matemáticas le permitían al hombre llegar a resultados verdaderos que parecían salir de él mismo.

Y así entendió el platonismo que la verdad no surge del mundo exterior, sino de la razón.

Y es precisamente eso lo que hace que las ganas de hacernos olvidar que parece tener la estrategia comunicacional de Nelson Merentes y sus nuevos billetes se vengan abajo: la reminiscencia.

Una explosiva combinación de la memoria emocional y la frialdad de las matemáticas.

Al haber decidido calcar los rostros devaluados de nuestros próceres, el único éxito rotundo de este nuevo cono monetario reside en su capacidad para explicarnos que para aquello que alguna vez necesitábamos un billete de 100 hoy nos urge uno de 20.000. Y eso no surge del mundo exterior, sino de la razón.

Así de platónico. Así de patético. Así de simple.

Obtenido de: Prodavinci, 07 diciembre 2016

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El Comité Político Regional - Aragua de Vanguardia Popular (VP) tiene especial agrado en invitarle a:

CONVERSATORIO: CRISIS, UNIDAD Y PROPUESTAS

Con: Lic. Rafael Venegas. Secretario General Nacional de Vanguardia Popular

Fecha: sábado, 10 de diciembre 2016

Hora: 9 am

Dirección: Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Aula 79. Dpto. Componente Docente. Av. Las Delicias. Maracay

Mayor información por los números:

0426-0348573: Niuman Páez

0424-3374972: Héctor Sánchez

Entrada libre

Entrada libre

Entrada libre

 1 min


Alberto Hernández

Crónicas del Olvido

1.-

Bajo el relente, la estatua del héroe guarda todo el rencor que la fisiología de los pájaros ha depositado sobre su quepis. Bajo la sombra de la noche el héroe disemina sus heces sobre la cabeza de quienes aún se arrodillan a rezarle el último responso cedido por el amanecer. Bajo la lluvia el símbolo ecuestre derriba los cojones de un equino invisible que corre por el mapa renegrido de un país en silencio. Bajo el tedio del atardecer el busto se lame los bigotes mientras un jumento enflaquecido se rasca las ancas con la espada de quien se dijo salvador del mundo.

Arden bajo el sol las estatuas. Agotadas, dispersan su engreimiento en la desmesura de los que pasan y le hacen la señal de costumbre. Se cuecen bajo el cielo las que garrapatean sus olvidados vicios ante el olvido de quienes aspiran a ser de bronce o de cemento. Se queman ante quien las mira de frente. Y mientras todo esto acontece, alguien de carne y hueso desea ser colocado en lo más alto ante la grima de la desmemoria.

2.-

Hay estatuas que orinan y hasta defecan de cansancio. Hay estatuas agobiadas de tanta zalamería. Ninguna estatua es muda: hablan desde la imaginación de quien las mira y las adora. Dotadas de nombres y apellidos y hasta de rangos, vomitan sobre los ojos atontados de los paseantes que aún admiran las nalgas redondeadas del caballo o la espada en la mano enguantada de un sujeto cuyo nombre es sólo una referencia inútil, o las charreteras recién colocadas sobre los hombros robustos del héroe, tan anónimo como quien se babosea ante el obelisco o en medio de la plazoleta que contiene su atrofiada biografía.

3.-

Un muñón de cera palpita bajo la sombra de un inmenso samán. Los ojos alumbrados de una imagen, un dibujo, una figura pedestre, mientras llueve. Las estatuas agonizan a diario. La ciudad, las ciudades de estatuas vigorizan la presencia asible de fantasmas y espectros. Y desde los palacios de gobierno una intrépida gusanera carcome los ojos de un recién inventado personaje, salvador de almanaques, de antiguos calendarios de mujeres en pelota y figurines de próceres a punto de emigrar a la desolación.

Mi país es tierra de hombres a caballo. De hombres en mulas o en asnos. Mi país es una estela de nombres y apellidos que nos han marcado los huesos. Nos han hecho estatuas iluminadas con focos y altares.

Las estatuas comienzan su agonía. Volverán al polvo de sus esqueletos originales. Pasarán al olvido como los pájaros que caen en las mandíbulas abiertas de los depredadores.

4.-

Un largo silencio se hace dueño de la plaza. Quien hablaba y no paraba de hablar, enfundado en su verde olivo, con su boina y su voz de trueno, ya no está. Queda la estatua, el remedo de los días, la ilusión de haber estado, de ya no ser.

El periplo del acero fundido, el del metal cagado por la trashumancia de las aves, por el paso aleatorio de los vientos, por la gazmoñería de vejetes que se quitan gorras y sombreros e inclinan la nuca como buscando el filo de la guillotina o el tiro de gracia del que desde lo alto mira sus despropósitos.

Un largo silencio anida la mano estirada del fantasma de bronce. Del espectro de cemento oscurecido por los salivazos de la intemperie humana. Un larguísimo estornudo de algún dios despistado que abre sus alas y las bate contra la nariz rota del muñeco callejero, en una esquina, anudado a la dirección de algún edificio u oficina. Y hasta de plástico en las tiendas para turistas en busca de placer sexual o ideológico, que a la larga es lo mismo. Una masturbación dialéctica y diacrítica. Un orgasmo atildado frente a la voz de quien se repite a diario en sus monsergas.

Estatuas, estatuas, fantasmas, muertos que viven en la imaginación de borrachos y epilépticos de las utopías. Estatuas, sepulcros, momias, cuerpos embalsamados, panteón de miserias, de falsos protagonistas de una novela mal escrita.

5.-

Alguien husmea cerca de los cascos de un caballo. Los belfos dilatados por el agotamiento, por el eterno trote hacia el misterio. La piel húmeda y sucia de la bestia, el peto arcado, grasoso entre el musgo y las llagas de una biografía sin reposo. La estatua apacigua la cursilería de sus adoradores. Pareciera callarlos con la mano estirada hacia el poniente, con el pecho abierto, desgarrado por los fusilazos de los historiadores. Estatuas petrificadas en los libros, en la retina acuosa de un viejo sacerdote limosnero.

Una cabeza solitaria muge en el lodo. El machete ha pasado su filo por la carótida, por la yugular de metal de quien se hizo nombrar caudillo de sabanas y remansos. Arriba, el cuerpo decapitado: una sangre viscosa, metálica y oxidada sale del cuello recortado.

En lo más alto, un grupo de moscas derriba la imagen de un descubridor, la más alta del país, la más elegante y elaborada. Abajo, se amasan rostros con ojos bien abiertos: son las estatuas para consagrar el nuevo tiempo, la hora derretida, el inicio del tradicional bochinche: nuevas estatuas, miserables designios. El silencio columbra el busto, el hombre a caballo, el adorado en altar y casucha a la entrada de un cuartel, mientras allá, en medio del mar Caribe, otro avisa de su presencia muda en carteles y pancartas, en el himnario de la estupidez de una masa que musita el miedo, lo cambia con sexo y aguardiente, con brujería y sudor de muertos olvidados, con los huesos y la mampostería de la miseria.

6.-

La muerte es una estatua. Una estatua de muertos que respiran los vivos. Cementerios de estatuas, de ángeles difuntos, de asesinos indulgentes, de cálculos biliares en los cuerpos insepultos de los candidatos a ser elevados en las plazas, en los salones de palacios de gobierno.

7.-

Una estatua vomita sobre la calle.

Una estatua revuelve sus intestinos en la parafernalia de un discurso.

Una estatua baila, salta y defeca sobre la mudez de muchos hipnotizados.

Una estatua relincha y todo el mundo calla.

Una estatua se pudre. Todo hiede.

Una estatua cae vencida a los pies de otra estatua.

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Con base en cosas que he leído por acá y de otras que me han explicado más allá, permítanme mis estimadas amigas y amigos, transcribirles una versión personal acerca de los rasgos biográficos de Ezequiel Zamora: El célebre Pulpero de Villa de Cura.

Cuando Simón Bolívar, al frente del Ejército Venezolano y con el agua hasta el pecho, salió de Angostura con rumbo hacia el empinado, escabroso, culebrero y peligroso paso de los andes, llevaba en su cabeza un proyecto político que tenía como objetivo: sustituir el estado colonial español por un gobierno continental que conservara la unidad del hemisferio que se había heredado de España e hiciera posible que la Independencia significara un progreso efectivo con respecto a su pasado colonial. Además, Bolívar intuía que estos pueblos atrasados no tenían otro camino que no fuese el de integrarse en una sola entidad política continental; de allí, su justificado proyecto de La Gran Colombia: millones de hombres, mujeres, ancianos y niños, ubicados en millones de kilómetros cuadrados de superficie fundidos en una sola nacionalidad de carácter internacional. Para ese proyecto, América solo ofrecía una población que hablaba el mismo idioma, profesaba la misma religión y se encontraba dispersa en un inmenso territorio; por ello, la idea de Bolívar era combinar esos elementos en una entidad política superior que derivara su fuerza no tanto de las virtudes cívicas de sus pobladores sino en la identificación del hombre americano con su tierra. Su estrategia consistiría en integrar primero y después educar a los pueblos (hoy en día la estrategia pudiese ser: educar primero e integrar después). Por lo tanto, unir esos factores, emancipar al indígena, abolir la esclavitud y establecer la igualdad jurídica entre sus habitantes, era su gran sueño; pues, el estado que propugnaba Bolívar tenía que ser lo suficientemente capaz de promocionar y promover la colaboración de todos los sectores presentes en la sociedad americana y realizar la unidad del continente a través de la participación de las masas populares, fundamentalmente la de aquellos sectores mas pobres y menos favorecidos.

Pero que va, el proyecto no llegó a feliz término: los enreda pueblo de todas las épocas y los mercaderes de la trapisonda de todos los tiempos lo sabotearon, le torpedearon su línea de flotación y este se vino a pique.

Posteriormente, al desaparecer Bolívar y con él, La Gran Colombia, a estos pueblos le sustituyeron la autoridad que sobre ellos ejercía el Rey de España por la voluntad omnímoda del caudillo criollo que empleaba la fuerza bruta y la temeridad de su ignorancia para gobernarlos y perpetuarse en el poder, entonces apareció la “recluta” como un hecho social que le causó mucho daño a la familia campesina venezolana y que, dicho sea de paso, Andrés Eloy Blanco, el poeta del pueblo venezolano, describe magistralmente cuando dice en uno de sus poemas:

¿Quién le va a secar el llanto,
Si pasó la comisión
Y le dejó el corazón
Como capilla sin santo?

Por otro lado, el único bien que nos quedó de la gesta emancipadora -afirmaba El Libertador- fue la independencia política, por cuanto él, no tuvo tiempo para resolver el problema de las desigualdades; en consecuencia, su obra quedó inconclusa.
Pues bien, a Villa de Cura, mi pueblo, llegó del llano un joven con la premeditada intención de resolver estas desigualdades. Ese joven, de nombre Ezequiel Zamora, era hijo de villacuranos: Paula Correa y Alejandro Zamora, quien desapareció en combate durante la guerra por la independencia.

Al desaparecer el padre, Doña Paula recogió sus corotos, echó por delante sus seis muchachos: Antonio, Ezequiel, Gabriel, Carlota, Genoveva y Raquel, abandonó Cua y se marchó a Caracas en busca de mejores amaneceres.

En una escuela caraqueña de pedagogía lancasteriana, comienza Ezequiel Zamora su educación formal. Allí, conoce a José María García, quien posteriormente influirá en su formación ideológica. Pero es la Universidad de la vida la que le brinda a Zamora, desde su infancia y adolescencia, un campo de fecundo aprendizaje propicio para el desarrollo de sus cualidades de futuro combatiente por la democracia y la igualdad social; más que sus propios maestros, los verdaderos forjadores del carácter de Ezequiel Zamora fueron Paula Correa, su madre y Juan Gaspers, un revolucionario francés venido por estos lares y esposo de su hermana Carlota

Atraído por el negocio ganadero, Zamora se va a los llanos; allí, se encuentra de nuevo con José María García, su compañero de banco en la escuela de Caracas. La amistad entre ellos, desempeñó un importante papel en la formación ideológica del futuro jefe de la Revolución Federal. Las lecturas y discusiones con su antiguo condiscípulo, determinan que la intuición de los problemas sociales que residían en el espíritu de Zamora se transformaran en un profundo ideal democrático e igualitario.
Su permanencia en la llanura venezolana lo curtió, lo endureció, lo fortaleció, le generó conciencia política, afecto por los pobres y le enseño una vida que lo convirtió en un soldado extraordinario y jefe de la revolución federal.

Entusiasmado por su cuñado, abandona el llano y se traslada a Villa de Cura con el propósito de instalarse con una pulpería, es decir, un pequeño local comercial donde inexplicablemente se conseguía de todo cuanto a usted, mi estimado lector, pudiese ocurrírsele. Para esa época, Villa de Cura, era el centro ganadero más importante de la región: a una hermosa e inmensa sabana en despoblado, llegaban cientos y cientos de reses arriadas por curtidos cabestreros que después de dejarlas pastando en la sabana, se iban a las posadas del pueblo a comer coporo frito con la originalidad de que se introducían los trozos de pescado por la comisura labial derecha de la boca y por la izquierda, expulsaban las espinas en ráfagas intermitentes.

Ezequiel Zamora era un hombre alto, de contextura fuerte, mirada penetrante, honesto, no bebe, no fuma, practica la lucha cuerpo a cuerpo, ducho en el manejo de las armas, habituado al olor ocre de la pólvora e insuperable jinete de lanza en una mano y en la otra, las riendas del caballo.

Por aquellos tiempos, ocurrían en Venezuela dos acontecimientos importantes: concluía el periodo presidencial de Carlos Soublette y Antonio Leocadio Guzmán fundaba el Partido Liberal, cuyo objetivo era llegar al poder para desplazar del gobierno a los viejos lideres venidos de la guerra por la independencia: Ezequiel Zamora comulga con esas ideas, por lo tanto, las reuniones políticas en su pulpería eran frecuentes. Poco a poco, el liberalismo comenzó a tomar cuerpo en un vasto sector de la población venezolana e incentivar una marcada animadversión por quienes habían dirigido la República desde su separación de La Gran Colombia y a quienes calificaban despectivamente, como “Oligarcas”.

Abierto el proceso electoral, Antonio Leocadio Guzmán presenta públicamente su candidatura a la Presidencia de la República, la cual fue muy bien recibida por la juventud, mas no por los viejos caudillos que no estaban dispuestos a desprenderse de sus privilegios; en consecuencia, apareció la violencia sobre la arena de la lucha política venezolana con un grado de agresividad tal, que se consideró urgente una reunión entre Páez y Guzmán en la población de la Victoria con la finalidad de establecer las reglas que regirían las elecciones presidenciales, pero lamentablemente dicha reunión no se efectuó, por lo tanto, la violencia alcanzó grados alarmantes.

Cuando Zamora, que se encontraba en Villa de Cura trancando un negocio se enteró de la suspensión de la reunión, se arrechó, desistió del negocio, se olvidó de la pulpería y se alzó en las montañas de Aragua. Pero en uno de sus primeros combates contra el gobierno, cae preso, se le juzga, se le sentencia a la pena de muerte. En este juicio, Paula Correa, su madre, tuvo una actitud pletórica de valentía. Luego, se fuga espectacularmente de la cárcel y se va a enconchar en una hacienda cercana a Caracas. Allí permanece escondido hasta que aparece José Tadeo Monagas en la política venezolano, Zamora se une a él. De inmediato se le comisiona para que organice un batallón en Villa de Cura, luego viaja a Coro donde entabla una profunda amistad con Juan Crisóstomo Falcón, con cuya hermana contrae matrimonio.

En este orden de ideas, apuntaremos que en el año 1858 ocurre en Venezuela un cambio de gobierno: Julián Castro derroca a José Gregorio Monagas, este hecho obliga a Ezequiel Zamora a exiliarse en Curazao, donde permanece hasta que un grupo de conspiradores, en sintonía con él, asaltan la población de Coro, derrocan el gobierno local y proclaman la Federación, cuyo liderazgo asume Zamora bajo la consigna, de: ¡Tierra y Hombres Libres!...

Para bien o para mal de la Republica, la actuación de Ezequiel Zamora en la guerra federal fue muy corta: la guerra civil comenzó en febrero de 1858 y en diciembre de 1859 libra su batalla más trascendental: El Sitio de Santa Inés. Allí, mediante una táctica de carácter envolvente atrae las tropas del gobierno a un terreno que lo favorecía. Tres descargas de fusilería bastaron para desbandar al ejército oficial.

Este triunfo elevó la moral de los federales y el ánimo necesario para continuar en la lucha; pero, breve fue el entusiasmo; pues, veinte días después del triunfo, sonó un disparo en la plaza principal de San Carlos de Cojedes: el proyectil se alojó en la base del cráneo de Zamora. Ensangrentado, cayó muerto de su caballo. El balazo fue anónimo certero.

Cuatro años después de la muerte de Ezequiel Zamora, finalizó la guerra federal. El resultado fue una tragedia nacional: huérfanos, viudas y tierra arrasada. La República quedó física, económica, social y moralmente, destruida.

En este sentido, es obligante señalar que este hecho histórico le ha servido a la izquierda venezolana como argumento para justificar la continuidad de la obra sociopolítica dejada trunca por aquel sacrificio y a la derecha venezolana, como elemento demostrativo de lo inútil de la intolerancia política y la violencia armada y verbal para resolver crisis.

En conclusión, de este fratricidio nacional sólo quedó como enseñanza que el plomo cerrado, y `por añadidura, el golpe de estado, la picardía, la intolerancia política, el insulto, la retórica bélica, la zancadilla, las logias militares y la descalificación, no es el camino a seguir.

El camino a transitar, presumo, pudiese estar en las siguientes sugerencias:

1).Convencer a todos los venezolanos que solamente unidos y reconciliados, seremos capaces de empezar a construir una nación agrícola, pecuaria, petrolera, minera e industrialmente desarrollada, a través de la educación eficiente, el trabajo creador, la solidaridad ética, la responsabilidad militante, la tolerancia política, el respeto al derecho del otro y la moral pública.

2).Seleccionar los servidores públicos en función del conocimiento, la probidad, la sensibilidad social y la identificación con el pueblo.

3).Sugerirle a quien ejerza la Presidencia de la República que luche cuerpo a cuerpo, rolo a rolo y tolete a tolete contra sí mismo, para que el ejercicio del poder no lo engolosine y comience a aspirar reelecciones indefinidas.

4).Crear la Universidad Agropecuaria Técnica e Industrial de Venezuela para que de ella egresen los jóvenes obreros, peritos, técnicos y tecnólogos, que el país vaya necesitando en base a un instrumento de planificación ascendente que previamente haya programado el desarrollo armónico y proporcional de la nación venezolana.

5).Atacar el problema penitenciario creando tribunales de emergencia dentro de las cárceles para que trabajen las 24 horas del día a razón de tres turnos de 8 horas cada uno, hasta que no quede ni un solo preso sin sentencia definitiva; luego, negociar con el preso dos años de su sentencia por un año de intachable conducta dentro del recinto carcelario.
6).Promulgar leyes en función de la amnistía y el desarme de la población civil.
7).Practicar la generosidad internacional de la República, de manera inversamente proporcional a las necesidades del pueblo venezolano.

8).Concientizar para que el pedazo de pan que cada venezolano lleve a su casa, debe ser del tamaño de su capacidad de producción y no el de la generosidad del Presidente de la República de turno.

9).Reactivar el programa de becas “Gran Mariscal de Ayacucho”.

10).Sembrar el petróleo con mano generosa y eficiente.

11).Integrar en una sola Institución a todos y cada uno de los entes que imparten educación superior y proyectarla como Núcleos Regionales hacia cada Capital de Estado y como Aldeas Universitarias en todos y cada uno de los municipios de la República. Esta nueva Institución pudiese denominársele: Universidad Central y Autónoma de Venezuela.

12).Crear la Universidad Central de las Fuerzas Armadas para que de ella egresen los jóvenes oficiales y suboficiales que posteriormente se incorporarán al Ejército Venezolano el cual estará conformado por solo tres componentes: Ejercito Terrestre, Ejercito Naval y Ejercito del Aire.

13).Transferir el 51% de las acciones de Petróleos de Venezuela (PDVSA) a empresarios, obreros, trabajadores y jóvenes profesionales venezolanos.

14).Delegar en el Banco Central de Venezuela la recepción y distribución de todas las divisas que genera la industria petrolera.

15).Decretar que el ámbito operativo de PDVSA debe limitarse exclusivamente a lo que en términos petroleros se conoce como: aguas arriba y aguas abajo.

16).Desafectar todas las empresas y fundos que fueron expropiadas con la condición de que entren inmediatamente en producción acelerada.

17).Respetar la propiedad privada, y los medios de producción deben ser la consecuencia de la cogestión solidaria entre los empresarios y los trabajadores para producir mercancías cuya plusvalía posterior debe ser distribuida equitativamente entre ambos.

18).Reducir el Poder Ejecutivo a solo quince ministerios.

19).Suspender el control de cambio y decretar un solo tipo de transacción en función del dólar americano.

20).Incorporar Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones y a la Alianza del Pacifico.

21).Prohibir las imágenes Presidenciales dentro de las oficinas públicas.

22).Reactivar todos los programas sanitaristas que desarrollaba la vieja Dirección de Malariología y Saneamiento Ambiental.

23).Fundamentar la salud a dispensársele al pueblo, sobre tres principios éticos: no dañar, prevenir para no curar, suministrar calidad de vida, no retrasar la muerte; todo ello, a través de un eficiente Servicio Único de Salud.

24).Implementar una microempresa por cada 50 venezolanos desempleados, crear la Compañía Venezolana de Navegación y refundar la empresa Venezolana Internacional de Aviación (VIASA).

25).Promover una poderosa clase media que ayude a sacar de la pobreza a todo aquel venezolano que la padezca, pero mientras esto no se logre a ese sector de la población habrá que saciar su hambre, curar sus enfermedades, proteger de la intemperie y garantizarle que el futuro que lo aguarda, será mejor.

26).Defender la soberanía e Independencia de la República de cualquier potencia hambrienta de energía petrolera.

27).Cimentar la libertad de expresión sobre el siguiente aforismo: “no estoy de acuerdo con lo que dices pero daría mi vida por defender el derecho que tienes a decirlo”.

28).Estudiar la probabilidad de aplicar la hipótesis de la línea media al problema limítrofe que tenemos con la hermana República de Guyana y poblar todas nuestras fronteras.

29).Desactivar el argumento que propone: “A los pueblos indígenas hay que mantenerlos dentro de su hábitat natural para evitar que el hombre blanco los contamine” y de paso, proscribir todo tipo de explotación minera en el frágil ecosistema de Guayana.

30).Incorporar sustancialmente la mujer venezolana a la planificación, ejecución, supervisión y evaluación de políticas públicas trascendentales.

31).Enfrentar la problemática campesina a través de programas rurales que no sólo sirvan para evitar el éxodo permanente del hombre del campo hacia las grandes ciudades, sino que a su vez estimulen el regreso de aquellos que abandonaron sus tierras después que un demagogo e irresponsable enreda pueblo, les dijo: “Vámonos pá Caracas que allá hay trabajo por coñazo” y ahora andan saltando y brincando de rancho en rancho sobre los cerros que circundan la Capital.

32).Restablecer las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos en un ambiente de respeto mutuo y sin complejos latinoamericanos ni tercermundistas.
33).Rechazar la injerencia de cualquier país en nuestros asuntos internos, tanto más, si esta conducta política se mimetiza en la noble expresión de Simón Bolívar: “Para Nosotros la Patria es América”.

34).Actualizar todos los convenios internacionales firmados por la República.
35).Reducir el periodo presidencial a cuatro años con una sola reelección y establecer que el rol como Primer Maestro de la República que le corresponde ejercer al Primer Mandatario, debe estar por encima de su condición de Presidente de la Republica, Jefe de Estado, Jefe de Gobierno y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada.

Finalmente, a Ezequiel Zamora, el Pulpero de Villa de Cura, se lo tragó la leyenda….

Villa de Cura, diciembre del 2016.

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Francisco Russo Betancourt

La democracia está de pie en la encrucijada de las más trágicas codicias

Andrés Eloy Blanco

Dos acontecimientos han marcado nuestra vida republicana en los últimos decenios: El 30 de noviembre y el 2 de diciembre de 1952. Aún recuerdo en mi memoria infantil, el del 2 de diciembre de 1952, cuando pocos días después del evento electoral que dio el triunfo a la unidad popular liderada por Jóvito Villalba contra la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, mi padre me reprendiera por haber llegado a casa desde la escuela, con los bolsillos del uniforme escolar llenos de tarjetas del FEI. Cerca de mi casa vivía el Jefe Civil de mi Carúpano ancestral y la tenencia de esas tarjetas, era sin duda, un riesgo de graves consecuencias personales y políticas. No habían tarjetas, que yo recuerde, marrón-tierra, color político de la época de URD-, en los cajones de basura de la escuela J.J. Martínez Mata, -convertida en centro electoral-, pero si, en grandes cantidades las redondas y a dos colores del partido fundado por el dictador para enfrentar la democracia en la Constituyente convocada para aquel año.

El 2 de diciembre de 1952 fue la fecha del nuevo golpe de Estado, producido por codiciosos militares contra el pueblo que había votado por el rescate de la constitucionalidad y la democracia el 30 de noviembre de 1952, en portentosa jornada liderada por Jóvito Villalba. Nunca en la historia de Venezuela se había producido un fraude y un atropello más insolentes y ningún dictador había tenido el atrevimiento de burlarse tan cínicamente de toda la Nación. Pero mientras la avariciosa militarada realizaba el atentado a la soberanía popular, el pueblo había dejado constancia de su capacidad de discernimiento y de su talante democrático. El 30 de noviembre de 1952 marcó en la historia de nuestro país la hora meridiana de la conciencia del pueblo, como se habría repetido en este 2016, si el gobierno chavista y el insolente y domado CNE no hubiesen conculcado la celebración del constitucional derecho de referéndum presidencial promovido por la oposición para revocar, por vía electoral, el mandato del peor presidente habido en la historia de nuestro país. El 30 de noviembre de 1952 fue, sin duda, una de las fechas más emblemáticas de la democracia venezolana y fue la consecuencia de la presión popular y la unidad de los venezolanos conducida por Villalba, -tal vez el estadista más olvidado e incomprendido de nuestra vida republicana en el siglo XX-, para restituir la democracia luego del derrocamiento del presidente Gallegos en 1948. Esta es la fecha representativa de la unidad, la que hoy reclamamos como la confluencia de la mayor suma de voluntades para convertirla en palanca vigorosa de todos para salir de la dictadura y garantizar el tránsito hacia la constitucionalidad.

El 2 de diciembre de 1952, por su parte, fue la otra cara de la moneda de la historia; esa fecha representa en el proceso histórico de Venezuela, el funesto retorno de la arbitrariedad y de las componendas del fraude que contradijo la luminosidad de aquel triunfo de las fuerzas unitarias.

En la hora actual, cuando las crisis que padecemos los venezolanos, nos arruina cívica, moral, política y económicamente, nos preguntamos hoy, ¿hacia dónde camina Venezuela?

El camino, sin duda, es la unidad, no la declarativa, sino la que propone la plataforma ciudadana Aragua en Red, en un documento reciente dirigida a la Mesa de la Unidad Democrática y a los extrañamente denominados grupos G-4, G-9 y G-19, que se rotula como más y mejor unidad para derrotar al gobierno. Unidad en la organización y en la transparencia para la comunicación.

La unidad del compromiso con la noble causa de la libertad y la democracia para lograr una salida electoral a la grave crisis nacional, nos impone la participación de todos, organizaciones civiles y partidos políticos, todos, porque la siembra democrática de hoy nos aconseja que el cálculo individual, el crecimiento particular y las imposiciones no tienen cabida ahora.

El secuestro del referéndum presidencial decretado por el gobierno, el CNE y un TSJ que no cumple las más elementales formas constitucionales, es el facsímil del golpe del 2 de diciembre de 1952, que se representa en el desconocimiento a la voluntad soberana representada en la Asamblea Nacional elegida el pasado 6 de diciembre de 2015 y al libre albedrio del pueblo para escoger sus autoridades, pero es también el miedo del gobierno al debate democrático y a la consulta popular porque no tienen la razón. Este duplicado del golpe del 2 de diciembre de 1952, es dirigido e inspirado por quienes, olvidados de los altos intereses de la República, sólo desean mantener el mando para proteger su pecunia numerata y demás utilidades en 17 años de gobierno. Por ello, el triunfo de la unidad, como expresión de todos, es el proyecto de país que garantiza un nuevo modelo de sociedad y una nueva visión de la democracia.

frusbet@gmail.com

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