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Opinión

Ahora que la totalidad de partidos políticos democráticos, adversarios del PSUV y su proyecto militarista, han expresado de manera unánime su negativa a participar en las elecciones claramente amañadas de diciembre, el final de esta saga de tres artículos que inicié dos semanas atrás tendrá un cierre distinto al previsto.

Como hay unanimidad ante la idea de que las elecciones legislativas convocadas por el CNE de Maduro no contribuyen en nada a dar paso a un proceso de transición hacia la democracia, y solo le permiten a la cúpula en el poder ganar tiempo y justificaciones retóricas para legitimar la usurpación, ahora las preguntas pertinentes son otras: ¿Qué haremos, además de negarnos a participar en la farsa de diciembre?

¿Cómo aprovechamos al máximo está decisión unánime para que la resistencia no termine en un sentimiento de claudicación pasiva ante lo inevitable –otra derrota arreglada más– y, por el contrario, se convierta en una manera de mantener con vida la posibilidad de salir de la barbarie sin tener que matarnos –no más aún– entre venezolanos?

Lo primero que debemos hacer es abandonar cualquier duda y sentirnos convencidos de que se ha tomado la mejor de las decisiones. Sobre todo, porque a partir de las últimas medidas del CNE, con órdenes del Tribunal Supremo de Justicia de por medio, ha quedado más claro aún que aquella esperanza resumida en la promesa de que “si todos salimos a votar es posible derrotar al chavismo”, ha quedado absolutamente descartada.

En primer lugar, porque no importa cuánto esfuerzo hagan los “electoralistas” –quienes aceptan participar en las elecciones sin importar las condiciones–, ya no iremos “todos” sino una parte, quizás la más pequeña, de la resistencia democrática a votar por sus candidatos.

Y, en segundo lugar, porque medidas arbitrarias del CNE, como la de subir el número de escaños de 167 a 267, ¡un centenenar redondo de un solo golpe!, la mayoría de los cuales fueron asignados a circuitos donde tradicionalmente gana el chavismo, no dejan duda alguna de que los oficialistas no abrieron las elecciones con la expectativa de perderlas, sino todo lo contrario: de blindarse para ganarlas porque solo con los cien diputados agregados inconstitucionalmente y los que ya tenían en la Asamblea Nacional anterior hacen la mayoría simple.

La otra razón que convierte esta decisión de los opositores venezolanos en una conquista política de mediano plazo es la buena señal para recuperar la unidad de acción entre las fuerzas de la resistencia democrática. Desde hace varias semanas han comenzado a circular diversos documentos, como uno titulado “¡Queremos elegir!”, respaldado entre otras organizaciones por la Alianza Nacional Constituyente, que no solo postulan la unidad como condición indispensable para rechazar con éxito la propuesta de fraude a priori presentada por el CNE, sino que traza un plan de ruta para que la decisión vaya acompañada de otras acciones que aprovechen la circunstancia para seguir el combate contra el gobierno usurpador. Y ese Plan de ruta incluye la realización de una “Consulta popular plebiscitaria vinculante”, sin la participación del Consejo Nacional Electoral en los términos previstos por el artículo 70 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

La Consulta, cuya realización se concibe, tal y como reza el documento de sus promotores, “con el apoyo institucional y financiero de organizaciones internacionales como la OEA y bajo su observación y garantía”, con “un máximo de cuatro preguntas”, ofreciendo la posibilidad de que voten “todos los venezolanos en el mundo, mayores de 18 años y con documento (cédula o pasaporte) que los identifique, aún vencido”, se propone para los días 25 y 26 de octubre.

Entre los objetivos que se adelantan de Consulta están algunos que, de partida, convocan al consenso pleno –ratificar el carácter usurpador del régimen de Maduro, desconocer las elecciones convocadas para diciembre y reivindicar el principio de continuidad administrativa para que la AN siga en funciones hasta que se realicen elecciones libres– y otros que seguramente generarán debates y polémicas como la de “dar apoyo y respaldo a la invocación del TIAR o a una Operación para la Paz y la Estabilización (OPE) por parte de organizaciones internacionales o fuerzas extranjeras, basado en el principio de Responsabilidad de Proteger”.

La decisión tomada por las veintitantas fuerzas políticas que han firmado el acuerdo deja, además, otras dos ganancias. Mantiene de manera coherente las responsabilidades asumidas con los gobiernos democráticos de América Latina y Europa que desconocen la legitimidad democrática del régimen militarista y han apoyado en cambio a la AN presidida por Guaidó. Y preserva la conexión con ese sector de la población que desde hace veinte años resiste activamente al régimen autoritario rojo y, de acuerdo a las mediciones confiables, está desencantado con la conducción política de estos tiempos pero electorales o de protesta, que muestran coherencia política.

La conclusión a la que arribamos, después de esta primera fase del debate político ante las elecciones de diciembre, se puede sintetizar en tres frases. Una: los demócratas venezolanos no somos abstencionistas: queremos elegir, pero en elecciones libres. Dos: si el gobierno militarista no nos lo permite, a la resistencia democrática no le queda otra opción que utilizar sus propios medios, construir sus procesos autónomos de consulta para que los venezolanos puedan expresarse y tomar decisiones colectivas democráticamente. Incluso si la propuesta a consultar consiste en solicitar constitucionalmente apoyo internacional porque solos no podemos ante el secuestro armado de nuestras instituciones y queremos que cualquier acción de protección internacional a la que recurramos sea el resultado de una consulta popular y no de una actuación unilateral de cualquier fuerza extranjera. Y tres: que no quede duda de que queremos volver a un modelo político en donde la alternancia sea la base de su funcionamiento democrático.

08 de agosto de 2020

@tulioehernandez

aperturaven.blogspot.com/2020/08/votar-o-no-votar-nuevas-propuestas-para.html

 4 min


Alianza Nacional Constituyente Originaria (ANCO)

La Alianza Nacional Constituyente, ANCO desea manifestar una vez más su preocupación ante el deterioro de la situación del país, sin que hasta el momento la dirigencia política haya hecho público un plan para detener la sostenida destrucción de Venezuela, que avanza de manera indetenible a otro paso más de afianzamiento, a través de un proceso electoral rechazado mayoritariamente por los venezolanos y la Comunidad Internacional.

Ha sido posición continua de ANCO que solo el pueblo venezolano en ejercicio pleno de su Soberanía puede terminar con la grave situación de destrucción institucional del país. Con la consigna “Que el Pueblo Decida” hemos una y otra vez recordado que el pueblo debe ser convocado para que sea este y nadie más, el que decida el destino de Venezuela. Destino que no está solo en manos de los políticos venezolanos de uno u otro bando, o la Comunidad Internacional, sino del Soberano Pueblo de Venezuela, y que su preocupación se debe centrar en lograr que el noble pueblo venezolano se exprese y dictamine el camino a seguir.

ANCO ha sometido a la consideración de los venezolanos una fórmula para lograr el supremo objetivo de convocar al Soberano Pueblo de Venezuela para que exprese su voluntad. Esta fórmula la resumiremos en tres aspectos fundamentales:

1.- ANCO reitera su firme respaldo a la institución que inviste al Presidente Encargado de la República, Ing. Juan Guaidó Márquez. La Presidencia Encargada ha sido un paso institucional firme y adecuado que los venezolanos hemos dado, logrando el respaldo internacional más sostenido que se ha tenido para desalojar la tiranía del poder. Han tenido errores que deben resolverse, pero es el Gobierno Encargado la institución llamada a convocar al Pueblo de Venezuela para que se exprese y decida acerca de la situación del país. Su rol es ese y no otro. El Presidente Encargado está ahí para trabajar activamente para restablecer la vigencia de la Constitución, uniendo todas las voluntades para convocar al Pueblo de Venezuela para que decida.

2.- Se puede y se debe convocar a los venezolanos para que se expresen libremente dentro y fuera del país. ANCO ha propuesto que el Gobierno Encargado realice todos los contactos políticos internacionales necesarios para que el sistema sancionatorio de las naciones vaya exclusivamente dirigido a que el régimen de Nicolás Maduro Moros se sienta compelido a permitir que en Venezuela se realice una Consulta Popular Plebiscitaria Vinculante, que decida el destino del país, con la intermediación de la Comunidad Internacional a través de la Organización de los Estados Americanos, OEA y resto de instituciones de la comunidad internacional. De allí que ANCO apoyara plenamente la reciente iniciativa que al respecto han dirigido a la OEA distinguidos venezolanos de reconocidos méritos y liderazgo, en la que solicitan a ese organismo regional, con fundamento en su Carta Fundacional y Carta Democrática Interamericana, se considere en el seno de su Consejo Permanente una Solución Humanitaria de Carácter Electoral, consistente en “la activa intermediación electoral de la Organización de Estados Americanos, OEA, para organización y ejecución en Venezuela, bajo su responsabilidad y control, a) una: “Consulta Popular Plebiscitaria Vinculante” dirigida y ejecutada integralmente por la OEA, la Comunidad Internacional y la Sociedad Civil, donde el pueblo decida la permanencia o no de Nicolás Maduro y su entorno en el poder y el establecimiento de un gobierno de transición o b) una Elección General que reponga la jefatura del Poder Ejecutivo, y Legislativo actualmente usurpado y violentado”.

3.- La propuesta política fundamental de ANCO al país ha sido la Consulta Popular Vinculante. El país necesita un período de transición política donde el país sea conducido, no por una parcialidad ganadora de una elección presidencial, sino por todos los sectores representativos del país para que pueda existir un mínimo de sostenibilidad política de un gobierno post régimen. De allí que propongamos en ese Gobierno de Transición la participación de todos los sectores políticos, militares institucionales y de la sociedad civil. De esta manera se garantizaría la mayor representación y respaldo de la ciudadanía para las decisiones duras que a ese gobierno de transición le tocará enfrentar para poder salir de la crisis más grave que ha vivido Venezuela en más de 200 años de su fundación.

En este sentido ANCO responsablemente ha propuesto cuatro (4) temas mínimos para ser consultados a los venezolanos para decidir el curso de la historia de Venezuela:

a) La permanencia de Nicolás Maduro Moros en el poder. Más allá de las condiciones que rodearon la elección de quien ejerce de facto la Primera Magistratura de Venezuela y todos los argumentos políticos y legales interpuestos en relación a la ilegitimidad de su presidencia, la última palabra la tiene el depositario de la Soberanía. El Pueblo venezolano debe pronunciarse definitivamente acerca de la presencia de Nicolás Maduro Moros en el poder. Esa es la clave fundamental de este proceso. El Pueblo Soberano es el que decide. Que sea el pueblo venezolano el se exprese y que el resto del mundo nos ayude a hacer respetar esa decisión con base al Principio Internacional de Autodeterminación de los Pueblos;

b) Desmontaje de la Asamblea Nacional Constituyente. Nicolás Maduro Moros convocó el 1ro de mayo de 2017 la elección de una Asamblea Nacional Constituyente sin la decisión final y definitiva del Pueblo Soberano en Consulta Popular, de acuerdo al Artículo 348 Constitucional y esa consulta no se realizó. Sin embargo, esa entidad completamente ilegitima fue electa fraudulentamente y ejerce sus funciones por encima de cualquier institución de la República. El único que tiene el poder para desmontar esa entidad es el Pueblo de Venezuela, por lo que se debe someter la existencia de esa Constituyente a la consideración del Pueblo de Venezuela;

c) Designación de una Junta de Gobierno de Transición. No existe previsión constitucional para formular una Junta de Gobierno, por tanto la existencia de un gobierno colegiado la debe autorizar el Pueblo de Venezuela en una Consulta Popular. Esta Junta debe ser designada por la Asamblea Nacional o por el Presidente Encargado en el presente año, en ejercicio de sus atribuciones y autorizado por la Consulta Popular Vinculante y estar integrada por una amplia representación política, militar y de la sociedad civil. La Consulta Popular debe prever para ella amplios poderes para enfrentar la crisis de Venezuela. De la misma manera el pueblo debe autorizar el lapso de su duración hasta la convocatoria de elecciones de todos los Poderes Públicos. Estas elecciones deben ser realizadas a través de un sistema electoral, ajustado a la decisión del Tribunal Supremo de Justicia Legitimo, en su Sala Electoral, del 13 de junio de 2018. Ante una próxima elección parlamentaria ilegítima por parte del régimen y sus colaboradores, y en el medio de la discusión de una posible prórroga del periodo constitucional de la actual legítima Asamblea Nacional, es imprescindible la aprobación del Pueblo Soberano para esa prórroga. La Junta de Gobierno sería designada previo a la finalización de su período de la Asamblea Nacional, y luego de la aprobación en consulta al Pueblo Soberano. De esta manera la Consulta Popular debe realizarse a la brevedad posible en lo que resta del año 2020;

d) Autorización del Pueblo para la ejecución del mandato popular. El resultado de la Consulta Popular Plebiscitaria es un mandato del pueblo venezolano a quienes ejercen el poder en Venezuela. Sin embargo, todos los venezolanos sabemos que el régimen de Nicolás Maduro Moros ha sido el responsable del mayor período de violaciones de los Derechos Humanos y de la Constitución que ha sufrido la República desde su fundación. De allí que la Soberanía Popular debe establecer la ruta para garantizar que se cumpla su mandato inapelable. Solo el pueblo puede dar la autorización a la Comunidad Internacional para que realice lo que sea necesario para que se cumpla el mandato emanado de la Soberanía Popular, en ejercicio del Principio de Autodeterminación de los pueblos. La Consulta Popular debe establecer claramente la autorización del Pueblo venezolano a una intervención humanitaria en Venezuela por parte de la Comunidad Internacional si el régimen de Nicolás Maduro decide no acatar el mandato definitivo del pueblo emanado de la decisión soberana de los venezolanos para restituir la vigencia de la Constitución.

De nuevo, ANCO sigue privilegiando lo político sobre la fuerza en cualquiera de sus expresiones: Hagamos uso efectivo del arma democrática más poderosa como factor de cambio y de paz que es el VOTO. La fuerza indomable del voto ejercido por millones de venezolanos en el país y en el exterior, agotando esta instancia antes de acudir a otra instancia mayor y disuasiva. Votemos y…

¡QUE EL PUEBLO DECIDA!

En una palabra, mi querido general, yo no conozco más partido de salud, que el de devolver al pueblo su soberanía primitiva para que rehaga su pacto social. Vd. dirá que esto no es legítimo: y yo, a la verdad, no entiendo qué delito se comete en ocurrir a la fuente de las leyes para que remedie un mal que es del pueblo y que sólo el pueblo conoce. Digo francamente que si esto no es legítimo, será necesario a lo menos, y, por lo mismo, superior a toda ley: pero más que todo es eminentemente popular, y, por lo mismo, muy propio de una república eminentemente democrática.”

Simón Bolívar en carta dirigida a Santander, octubre de 1826

Caracas, 10 de Agosto de 2020

https://ancoficial.blogspot.com/2020/08/comunicado-anco-propuesta-al-gob...

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¿Cuál debería ser el modelo de la agricultura en Venezuela 2030?

Es mi opinión, y de allí la anterior revisión de los antecedentes, que no son tan recientes pues datan de más de 50 años, que se continúa considerando y abordando a la agricultura como un proceso lineal, productivista, extractivista, y no como un proceso integral, circular, basado fundamentalmente en la producción eficiente de biomasa, cuya finalidad principal sea la obtención de alimentos, pero también que pueda ser de alimento para el ganado, generación de bioenergía, obtención de biomateriales para la construcción, fibras, biofármacos, etc. Esta aproximación sesgada, producto sin duda de nuestra formación en tiempos de “Revolución Verde”, también nos conduce a subestimar, e incluso a no considerar el rol de la pequeña agricultura, o la agricultura familiar, la cual de acuerdo con el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA), produce gran parte de los alimentos que se destinan a los mercados domésticos y es una de las principales fuentes de empleo en los territorios rurales.

En el diseño del modelo de desarrollo rural deseable y posible, también es necesario combinar, las dos agriculturas de este país. La pequeña agricultura, no necesariamente marginal o de subsistencia, y la gran agricultura, principal suministradora de alimentos. La pequeña agricultura, incluyendo la agricultura de montaña, requiere de una óptica distinta en su análisis y en el apoyo necesario para su desarrollo y consolidación. Los rubros que se producen en esta pequeña escala no pueden estar sujetos a los acuerdos de libre mercado, menos aún a la inflexibilidad de la competitividad y la rentabilidad. Tomemos los ejemplos del café y el cacao. Ambos cultivos tienen un considerable retraso tecnológico pero vinculan fuertemente a la familia campesina con la tierra. ¿Es razonable pensar en un desarrollo agrícola audaz que, mediante un fuerte impacto en la productividad, mejore sustancialmente la rentabilidad y promueva la siembra de nuevas áreas, con el consiguiente deterioro de bosques y montañas? ¿Se deben eliminar aquellas plantaciones poco rentables e ineficientes, pero que constituyen zonas protectoras de nuestras mermadas cuencas?

Ciertamente, una es la agricultura que soñamos y otra la que tenemos, o lo que queda de ella, y es necesario un proceso de reconstrucción pero evitando cometer errores del pasado basados en el modelo rentista y lineal. Nuestra agricultura, además de rentable y sustentable, debe ser energéticamente eficiente, es decir, maximizando no solo la producción y sino también la utilización de la biomasa, con base en nuestra condición de país tropical que nos permite obtener una elevada producción primaria neta (PPN) de biomasa de plantas en términos de gramos de carbono (C) por m2 al año. En ese sentido las biorrefinerias podrían convertirse en los sistemas útiles para el aprovechamiento de esa biomasa en un espectro de productos comercializables y de energía.

La otra gran ventaja comparativa que tenemos para abordar esta visión bioeconómica es el Índice Nacional de Biodiversidad (INB), un indicador que estima la riqueza y el endemismo de cuatro clases de vertebrados terrestres (mamíferos, reptiles, aves y anfibios) y plantas vasculares presentes en un país; los valores del índice varían en un rango de entre 1 y 0. El INB de Venezuela es 0.850, lo que lo sitúa como uno de los países más megadiversos del planeta.

Estas dos condiciones son insoslayables al momento de considerar el desarrollo de los territorios rurales completando lo que podríamos considerar el círculo virtuoso de la “nueva agricultura”, para que además de rentable, sustentable, y energéticamente eficiente, sea igualmente inclusiva.

Tampoco es posible continuar agrandando el pasivo ambiental de la agricultura venezolana de los últimos tiempos, la cual si bien es cierto, estuvo mostrando signos de progreso en algunos sectores como es el caso del cultivo del arroz, ha sido con innegables consecuencias, como el aumento de su huella hídrica azul y gris. En el trienio 2006-2009 alcanzamos a producir un millón de toneladas/año, de arroz paddy. Para lograrlo, cada año fue necesario utilizar 1.800 millones de litros de agua, y aplicar dos millones de litros de pesticidas y alrededor de un millón de toneladas de fertilizantes. Incluso logramos exportar arroz, pero sin ningún valor agregado.

Es tiempo de emprender una agricultura alternativa al modelo “granario”, considerando la producción de alimentos más eficiente mediante la eco-intensificación de los cultivos (producir más con menos recursos y menos impacto ambiental), que permita tanto mayor rentabilidad y diversificación de ingresos para productores de biomasa como mayor sostenibilidad, con una economía de repetición más que de escala, y más enfocada al desarrollo local-territorial con productos y servicios de alcance global.

También es necesario desmontar la desacertada concepción de la agricultura no-alimentaria, pues como ya se mencionó, de lo que se trata es maximizar la producción y la utilización de la biomasa. Con esta errónea visión no se considera el inmenso aporte que otros cultivos, como es el caso de los forestales y energéticos, pueden agregar al desarrollo de polos industriales a partir de la biomasa como lo harían las biorrefinerias forestales. Cabe mencionar el ejemplo de Finlandia donde, este año, tres biorrefinerias comenzaran a producir además de pulpa de papel y celulosa: azucares, aceite de pino, vainillina, celulosa microcristalina y bioenergía. Lo que el bosque de pino de Uverito pudo haber sido.

Tenemos que producir aceite y azúcar? Por supuesto que sí, pero también podemos producir bioetanol y biodiesel. Nuestro vecinos Colombia y Brasil abastecen sus mercados internos de azucares y aceites a la vez que producen bioetanol de la caña de azúcar y biodiesel de la palma africana

Dejo para el final, pero no menos importante que las consideraciones anteriores, el tema de la tecnología y modernización del proceso productivo.

Es cierto que ahora, además de las realidades que suponen una agricultura bajo condiciones de mayor estrés climático, tenemos una sociedad y sus instituciones más conscientes del deterioro ambiental, que también están demandando productos y servicios con menor huella hídrica y de carbono. Pero la gran diferencia con otras épocas, y a su vez la gran ventaja que tenemos en este momento, es que todas estas iniciativas, que hacen posible la viabilidad de una agricultura con visión bioeconómica, son actualmente una realidad, gracias a los gigantescos avances de la ciencia y tecnología en esto últimos 50 años, particularmente de la biología y las técnicas de información y comunicación (TIC), y la manera muy especial que estas dos ciencias han convergido.

En este contexto los avances en la ciencia y tecnología serian nuestra palanca principal para enfrentar el reto de crear un futuro diferente al de la crisis asociada a los actuales patrones productivos, ampliando las posibilidades de éxito en la generación de rentabilidad y la promoción de actividades concretas con impactos económicos positivos y tangibles.

Buenos Aires, agosto 2020

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Hay cartas de amor memorables: la de Beethoven a su amada inmortal, la de Pablo Neruda a Albertina Rosa, la de Lewis Carroll a Gertrude y la de Yoko (¡o no!) a Lennon. Las cartas de amor parecen haber pasado de moda, son como cosas de otro tiempo. Vivimos en la era de los emoticones, el amor se expresa con caritas, figuritas, corazoncitos, etc. En Venezuela, sin embargo, se mantiene la tradición: es famoso y de mucho prestigio el concurso de “Cartas de amor de MontBlanc”, pero ahora le ha salido competecia.

Hasta el 28 de agosto hay chance para participar en el concurso literario “Cartas de amor a Hugo”. Es un concurso que tiene bases y todo, es decir, ¡reglas!, un jurado imparcial y una votación secreta (aunque usted no lo crea). El evento lo convoca el “Instituto de Altos Estudios del Pensamiento del Comandante Eterno Hugo Chávez”. Usted se pone a buscar en Internet y no consigue, ni por asomo, un “Instituto de Altos Estudios del Pensamiento” de Immanuel Kant, o de Georg Hegel, o de Jürgen Habermas, pero sí se topa con este que hemos mencionado, que más allá de simples estudios, promueve “Altos Estudios”, como advirtiendo que se trata de un objeto de investigación que requiere cierta estatura intelectual. Naturalmente, si hablamos de algo que tiene connotaciones de “Eterno”, estamos prácticamente rozando los límites de la teología.

Por ejemplo: para el estudio del pensamiento que implica calificar una victoria opositora, no como un hecho natural del juego democrático, sino como “¡una victoria de m.!”, es necesario poseer, sin duda, una alta noción escatológica de la de la digestión humana que conecte su sentido físico con el metafísico. Aquí estamos hablando ya de alta filosofía.

Lo mismo sucede con la comprensión del fenómeno amoroso, al que Platón le dedica un diálogo y cuyo logos, para el instituto en cuestión, puede ser resumido en esta concluyente e impecable sentencia: “¡esta noche te doy lo tuyo!”. Así podríamos seguir con muchos temas: la solidaridad con quien ha superado una adicción o “¡Bush eres un alcohólico!”, la defensa de la libertad de expresión o “¡vayan apagando los equipos!”, el respeto al trabajo y el esfuerzo o “¡exprópiese!”, la alta diplomacia o “aquí huele a azufre”, etc., etc. ¿Dejó el autor que nos ocupa pensamiento escrito? No, éste se expresó siempre de manera oral, durante interminables cadenas de radio y televisión que, juntas, suman muchos meses de discursos que suponemos que serán transcritos y recogidos en numerosos volúmenes con un riguroso índice onomástico, para la celebración del día de su santo, naturalmente.

"Y dice uno, para quien amordazó la prensa, amorató a la esposa, amortiguó la corrupción, amorteció la industria petrolera, se amorochó con los más indeseables del planeta y amortajó la democracia, qué cosa puede ser más apropiada en estos momentos que una carta de amor."

@laureanomar

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La situación crítica en que vive la mayor parte de nuestra población obliga a unir fuerzas para salir del régimen que hundió la economía, destruyó la infraestructura y los servicios básicos, entregó nuestra soberanía y aniquiló todos nuestros derechos. La unidad requerida no se ha logrado, entre otras cosas, por la presencia de tercos y de traficantes de la política. Señalarlos no es grato, pero es un deber.

Tercos son quienes a pesar de ser valientes luchadores por la democracia y sin duda opositores al régimen, buscan cualquier palabra de más o de menos para no firmar documentos, ni aprobar acuerdos de la Asamblea Nacional en los que coinciden los demás partidos de oposición.

Los tercos dicen apoyar al presidente(e) Guaidó, pero frecuentemente intentan serrucharle el piso, reclamando que olvidó la promesa de poner fin a la usurpación. Curiosamente, no informan cómo lograrlo, salvo una insistencia tipo muchacho malcriado que reclama un juguete. Están al tanto de las diligencias para intentar convencer al mundo del peligro que representa el régimen de Maduro. Diligencias que han dado muchos resultados positivos, pero que han puesto en evidencia que ningún gobierno quiere enviar una fuerza militar para resolver nuestros problemas y que incluso muchos están renuentes en aplicar sanciones económicas.

A veces mencionan que no se retratan en conjunto, ni firman acuerdos por considerar que en ese grupo hay quienes propician la cohabitación e incluso corruptos. Sin embargo, no señalan nombres, ni aportan pruebas. Censuran que se hayan producido diálogos en el exterior, pero callan que nuestros representantes mantuvieron una posición firme que permitió que el mundo se percatara de que el régimen no quiere realizar elecciones transparentes, ni entregar el poder por las buenas.

Los tercos obstaculizan la unidad. Entre ellos hay ciudadanos con méritos. Hay quienes piensan que no son tercos, sino mezquinos. No en la acepción antigua de ciudadano de segunda que utiliza Andrea de Barberino en su novela El Guarino mezquino. Tampoco la de tacaños, sino en el sentido de que les falta generosidad y nobleza de espíritu, que también recoge la Academia de la Lengua. Ojalá rectifiquen y entiendan que están engañando a sus seguidores al querer montar tienda aparte en base a prédicas que la mayoría considera inviables. Su tiempo puede que sea en un futuro, pero dependerá de su actuación responsable en el presente.

El grupo de traficantes de la política está claramente identificado. Para sobrevivir política y económicamente requieren dádivas y prebendas del régimen. Incluye a los integrantes de la nanomesa y a uno que otro realengo. Tienen muy pocos militantes, pero aspiran les regalen unos cuantos diputados en la farsa electoral de diciembre. Por ello Henry Falcón declaró que está contento por el nombramiento de su compañero de partido Leonardo Morales como rector del CNE, y Enrique Ochoa Antich acepta que tal vez no se gane, pero hay que tener representación en el Parlamento. Desde luego esa representación no será de los demócratas, sino del régimen.

Lograr salir de Maduro y de sus acólitos no parece ser como el caso del Magnentius, el emperador usurpador que al verse perdido se suicidó un día como hoy en el año 353. Tampoco por la vía de la farsa electoral de diciembre. Solo pareciera posible que mediante mayores sanciones económicas y personales, así como presión de calle, el usurpador acepte realizar elecciones libres o acuerde renunciar para que se constituya un gobierno de transición, quizá no como quisiéramos, sino como sea posible. Seguimos apoyando al presidente(e) Guidó porque es quien tiene mayor apoyo popular en Venezuela e internacional, además de su perseverancia en la lucha y sin ningún lastre del pasado.

Como (había) en botica:

Luis Pacheco, presidente de Pdvsa ad hoc presentó ante los diputados de nuestra Asamblea Nacional, periodistas y público interesado, el informe sobre Citgo, empresa que fue endeudada indebidamente por Maduro, señalando las acciones para evitar que caiga en manos de los acreedores, así como los resultados operacionales y financieros. Cabe recordar que el último informe de la Pdvsa roja es del 2016.

En estos días nos dejaron dos damas luchadoras en contra de la tiranía. Mi querida y distinguida amiga Aurelena Merchán, quien estuvo presa y exiliada a raíz del asesinato de su esposo Leonardo Ruiz Pineda por la dictadura de Pérez Jiménez. Posteriormente se casó con Alejandro Ferrer, también exiliado. A sus 93 años estaba pendiente de las noticias de Venezuela y deseosa de ver el fin del régimen. Doña Blanca Rodríguez, ex primera dama, realizó una gran labor social, soportó el exilio con entereza y se comportó valientemente cuando atacaron la Casona el 4 de febrero.

Bernabé Gutiérrez es responsable del asalto de paramilitares rojos a sedes de AD.

Libertad para Rubén González, Nicmer Evans, Requesens, Caro, Renzo y otros presos políticos.

Solidaridad con el expresidente Álvaro Uribe.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Jesús Elorza G.

Llamá la atención de los militantes, que de la noche a la mañana, los directivos del partido se infectaran con el COVID-19. Entre los afectados, se encontraban el presidente, uno que otro ministro, algunos gobernadores y alcaldes. Todos ellos, declaraban muy sonrientes a los medios de comunicación que procederían de inmediato a recogerse en su cuarentena radical particular para someterse al tratamiento adecuado.

De inmediato, los comentarios y especulaciones al respecto, no se hicieron esperar:

-Los camaradas afectados, dijo uno, discriminaron nuestro sistema de salud al acudir a las clínicas privadas para su tratamiento, dejando por fuera a nuestros eficientes CDI.

-Dígame esa vaina, uno de los ministros, dijo que en 72 horas se había curado por un milagro de José Gregorio Hernández.

-Otro militante señaló que todos los días invocaba a los poderes de Yemaay y Ochum para la pronta recuperación de los camaradas.

-Uno de los integrantes del grupo de inteligencia y de la Sala Situacional, le hizo un llamado a la calma al resto de sus camaradas. Tranquilos, no se precipiten en su análisis que todo está bajo control.

-Explícate, danos luz sobre este problema, pidieron todos al enigmático camarada.

Bueno, déjenme decirles, que desde hace tiempo, mas específicamente, desde la muerte de nuestro Comandante Eterno, hemos diseñado un Proyecto al que hemos denominado 'New Face", para dar seguridad de continuidad a nuestros principales líderes con las herramientas necesarias para evadir los cercos que sobre ellos mantiene, permanentemente, el imperialismo y los secuaces oligarcas de la oposición golpista.

-Ahora estamos mas enredados, aterriza y explícate mejor.

El proyecto es sencillo. Aprovechamos la pandemia para recoger y alejar a los líderes del partido del escenario político, escudándonos en el coronavirus y lo sometemos a la clandestinidad total. Solo su familia y nosotros los del GI (grupo de inteligencia) podemos tener contactos con los camaradas.

-Aja !!!y eso pa que?!!! preguntaron los militantes que lo escuchaban.

Para ganar tiempo, mientras poníamos en práctica el proyecto, que implica una transformación total de la imagen del camarada que forma parte del proyecto.

-Danos un ejemplo de cómo sería eso.

Ok. Tomemos el caso del presidente del partido: Chiquito, cabezón, medio calvo, ojos claros y voz chillona. Lo sometemos a un proceso de renovación integral con nuestros especialistas en cirugía plástica y estilistas profesionales y en menos de lo que canta un gallo tenemos a nuestro personaje con un nuevo look. Con zapatos que ocultan un especial grosor en sus zuelas lo elevamos entre 10 y 15 centímetros, aumentamos su mentón y reducimos sus pómulos para alargar su rostro, con lentes de contacto le cambiamos el color de sus ojos y con una simple corrección de sus cuerdas vocales mejoramos su chillona voz .... en fin le damos una New Face a nuestro líder.

El siguiente paso, es anunciar su muerte por infección de coronavirus, para que nadie pueda ver su cuerpo y cremarlo inmediatamente (Claro eso se hará con el cuerpo de otro muerto) y listo. El camarada, puede iniciar su nueva vida en cualquier país del mundo y disfrutar de las grandes sumas de dinero obtenidas en el ejercicio de gobierno. Es mas puede residenciarse en el imperio sin que las autoridades se den cuenta de ello.

Todo esto nos permitiría asegurar, la continuidad en el tiempo y espacio de nuestra sagrada revolución en caso de una invasión imperialista o que se produzca la unidad de la oposición y nos den una “pela” en la elección presidencial.

-Sin poder creer lo que acababan de escuchar, los militantes se preguntaban e increpaban al ponente por ese descabellado proyecto que además, era solo para los dirigentes y las bases del partido quedaban colgadas de la brocha.

Al intentar responder las preguntas, todos se dieron cuenta de la noticia que circulaba en las redes "Acaba de fallecer por coronavirus el Presidente del Partido Revolucionario". Coño, la vaina como que es en serio...dijeron todos...

Acto seguido, hizo entrada al salón de un personaje alto, ojos oscuros, cara larga, pelo afro, diciendo en alta voz "A que no me conocen" ..... !!!era el presidente!!!, lo que dio por terminada la reunión.

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César Pérez Vivas

Fernando Mires es un intelectual respetable. Se pueden compartir sus opiniones, se puede discrepar de ellas, pero siempre vale la pena tener presente sus reflexiones en el campo de la ciencia política. Mires ha dedicado tiempo y reflexión a la tragedia que vivimos los venezolanos. Su obra escrita y su trayectoria nos llevan a leerlo y a ponderar sus opiniones.

Recientemente publicó un trabajo titulado “La Guerra Civil en Venezuela”, donde hace una magnifica precisión conceptual de la política y la guerra para ubicar la situación actual de nuestra sufrida nación. Considera el escritor chileno que vivimos una verdadera guerra civil, aclarando, con pedagógica explicación, la verdadera naturaleza del concepto utilizado, para calificar la situación socio política en la que estamos inmersos.

Nos explica como este concepto ha sido generalmente utilizado para calificar verdaderos conflictos armados entre bandos de un mismo país, enfrentados por el control del poder. “En todos esos casos, el término más correcto debería ser el de guerra interna, para diferenciarlo de las guerras externas entre dos o más naciones. Las guerras civiles, en efecto, nunca han sido civiles sino militares.” Explica el escritor en su trabajo.

Nos recuerda los conceptos fundamentales de la política y la guerra, citando la clásica frase de Clausewitz: “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, agregando, que “por esa misma razón la política también podría llegar a ser la continuación de la guerra por otros medios. La política está contenida en la guerra así como la guerra en la política.”

El respetable escritor estima que en Venezuela hemos abandonado la política para pasar a una “guerra civil” que aún no llega a ser un conflicto armado. Ciertamente estamos inmersos en una situación de esa naturaleza. Soy de los venezolanos que en muchas ocasiones ha escrito y llamado la atención sobre el riesgo de que podamos terminar sumidos en una situación de violencia a gran escala.

Reconoce al chavismo como el promotor de este proceso hacia la guerra. Afirma que esa ““guerra civil venezolana” fue comenzada sin duda por el chavismo de Chávez. El chavismo de Maduro no ha hecho sino continuarla y radicalizarla”. Recuerda los hechos del carmonazo y la no participación en las parlamentarias del 2005 como el extravío de la oposición, permitiéndole a Chávez legitimarse en el campo de la política democrática. Valora positivamente el retorno a la lucha electoral a partir del 2006, para terminar condenando la decisión de los partidos de la oposición en la elección presidencial del 20018 y el anuncio de no concurrir a las elecciones parlamentarias, convocadas para el próximo 6 de diciembre de este año.

Al hacer este examen y esta calificación politologica, Mires, coloca en la misma balanza la conducta del régimen de Maduro y el comportamiento de la oposición política. Sin dejar de reconocer los infantiles errores cometidos en eventos como los del 29 de abril y la pretensión de desalojar a Maduro con grupos contratados para ello, lo cierto es que el estudio aquí comentado, dejó de lado, a mi forma de comprender la situación, la abierta decisión del régimen de perpetuarse en el poder usando la fuerza militar y para militar de que dispone, para desconocer la voluntad mayoritaria de la sociedad venezolana de transitar pacíficamente a un cambio del régimen imperante.

El escritor no le asignó en su trabajo relevancia a hechos extremadamente graves en el camino a la situación de “guerra civil” en la que estamos. Cito los más importantes, desde mi perspectiva. El cierre progresivo de la Asamblea Nacional, hasta desalojar de su sede natural a la mayoría de los parlamentarios, imponiendo, fusil por delante, una directiva de unos diputados coaptados desde Miraflores. La instalación de un Tribunal Supremo con diputados de la agonizante asamblea del 2015, para proceder a los pocos días, el proceso de desconocimiento del parlamento, que llevo a Maduro a gobernar sin acatar sus atribuciones y decisiones constitucionales. La confiscación del referéndum revocatorio, usando tribunales locales, sin competencia para conocer estas materias, avalados por un Consejo Nacional Electoral resuelto a impedir el derecho a decidir de los ciudadanos. La instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, en abierta contradicción al texto de la constitución, y la aplicación de un fraude matemático para abultar la participación en el ilegal evento. El adelanto ilegal e inconstitucional de la elección presidencial, para terminar ejecutando otro fraude, según la propia declaración del competidor Henry Falcón.

El triunfo de la oposición política en las elecciones parlamentarias del 2015 llevaron a Maduro y su camarilla a abandonar definitivamente la política y pasar a esa guerra civil. Maduro aplica una violencia selectiva y recurrente a la oposición política. Ha confiscado el derecho a la protesta. Toda manifestación de la sociedad democrática tiene como respuesta la represión. Tiene establecida una severa censura de prensa. La mayoría de los dirigentes de la oposición política estamos vetados en radio y TV, aun en los pocos medios privados que quedan en el país.

Terminan de nombrar un nuevo CNE totalmente controlado por Maduro. Basados en sentencias absurdas modifican, en total y abierta violación a la constitución, la composición del parlamento. Confiscan la representación de todos los partidos de la oposición, colocando como representantes a personas claramente identificados como operadores al servicio de la dictadura.

Todo este conjunto de tropelías no se pueden considerar como “políticas”, no obedecen a la lógica de la política. Se trata de actos criminales, propios de quien se siente dueño de una situación, prevalido de una fuerza “armada”, capaz de imponer por la lógica de la violencia su voluntad, antes que por el camino de la política y el derecho.

Ninguna de estas circunstancias examinó el Dr., Mires en su trabajo. Considera el escritor que para revertir esa “guerra civil” la oposición política debe participar en todo momento en los proseos electorales. No hacerlo es jugar a la guerra.

Y aquí es donde, por lo menos yo, no coincido con el respetable analista. La política, y sobre todo la política democrática tienen principios y reglas fundamentales. Hasta la guerra tiene sus reglas, sus leyes, sus principios. Uno de ellos es el de la proporcionalidad de los medios utilizados. Una potencia no debería, por ejemplo usar una bomba atómica, para desarrollar una acción belica.

En nuestra lamentable “guerra civil” no hay forma de respetar las reglas. No hay forma de que el régimen acate principios fundamentales de la vida política. Y nadie está obligado en ninguna guerra a llevar a “sus soldados” a una muerte segura cuando conoce que su “enemigo” le tiene preparada una celada. Una elección, como la que está montando la dictadura de Maduro, será una batalla, no es la guerra. Si en esa batalla no se respeta regla alguna, si en esa batalla ya aprecias que tienen lista la “celada”, resulta ingenuo concurrir, sin posibilidad alguna de salir con vida.

Ya se presentarán oportunidades donde el régimen no pueda tender una celada tan clara, como la que ya armó. Donde nuestras fuerzas puedan mostrar su vigor. Ya habrá ocasión de decir como Páez, en Las Queseras del Medio: “Vuelvan Caras”.

No avalar el fraude, la celada, la trampa de Maduro, no significa para nosotros renunciar a la política. Porque si algo hemos demostrado, suficientemente, es nuestro deseo de resolver la controversia en el campo de la política, por medio de una elección libre. La dictadura se niega a ello. Se aferra a su genética vocación violenta. A la predica que Chávez sembró. “Somos una revolución pacífica, pero armada.” Lanzándose por el camino del armamentismo para someter a nuestra sociedad.

De modo que esta guerra civil venezolana es obra de la naturaleza violenta del chavismo. Son ellos los que le han declarado la guerra a nuestra sociedad para perpetuarse en el poder. Nuestra sociedad desarmada y pacifica ha resistido estoicamente, ha buscado todos los caminos para hacer que prevalezca la política. La dictadura prefiere la guerra. Lo que no se nos puede pedir es que asistamos bucólicamente al paredón de fusilamiento.

La inteligencia latinoamericana, de la cual Mires forma parte relevante, haría un gran servicio a los valores de la paz, la libertad y la democracia en nuestro continente, denunciando de forma contundente, la perversión de la guerra declarada a nuestra sociedad por Maduro y su camarilla; sin que ello signifique, no señalar las falencias y errores cometidos por algún sector o actor de la oposición política. Señalar a nuestra sociedad, a la mayoría de la oposición democrática, como promotora de la “guerra civil” o de la violencia, por actuaciones puntuales de algunos, no es justo, ni se corresponde con realidad en la que vivimos.

https://www.lapatilla.com/2020/08/10/cesar-perez-vivas-fernando-mires-y-...

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