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Opinión

Tal día como hoy, en 1937, López Contreras creó la Escuela del Servicio de Seguridad, punto de partida de una Guardia Nacional muy diferente a la actual. En mi casa se hablaba con respeto de esa Guardia, ya que mi padre fue uno de los oficiales del ejército asignado en la etapa inicial en la sede de Villa Zoila. ¿Qué pensaría el coronel José Machado Briceño, uno de sus primeros directores, o Cecilio Marrero Suárez, capitán de la Guardia Civil española asignado como asesor, sobre la Guardia actual? Por cierto que cuando en 1954 nuestra familia pasó por Tenerife rumbo al exilio en España, el capitán Marrero y su esposa le regalaron a mi mamá una Virgen de la Candelaria.

La Guardia Nacional ha sido tradicionalmente un importante apoyo al gobierno de turno. La excepción fue en 1962 en el Carupanazo, donde el Destacamento 77 se sumó a la insurrección en la que estuvo involucrada la extrema izquierda. Ese apoyo a los gobiernos es lógico, ya que una de sus funciones es el mantenimiento del orden público, cuando la policía es desbordada. También, por resguardar fronteras y alcabalas, sus integrantes están expuestos a ser comprados por contrabandistas, por lo cual en el pasado hubo efectivos enjuiciados por corrupción.

En un país civilizado los organismos de seguridad tienen que utilizar medidas disuasivas en contra de manifestaciones no autorizadas. Sin embargo, durante el régimen de Chávez- Maduro, efectivos de la Guardia Nacional se exceden con frecuencia, disparando balas de plomo, perdigones, bombas lacrimógenas y repartiendo peinillazos. Estas agresiones son por lo general ante manifestaciones políticas pacíficas. Procuran ocasionar daño, lanzando las lacrimógenas delante, detrás y en medio de los manifestantes. En otros casos delinquen por omisión, permitiendo que grupos de paramilitares rojos disparen a los ciudadanos.

Los atropellos se iniciaron el 11 de abril del 2002, fecha en que guardias asesinaron a tres ciudadanos. El 17 de enero del 2003, el general eructo Acosta Carlés ordenó agredir a un grupo de damas en Valencia. El 25 de setiembre del 2003, los chacales del Destacamento 44 agredieron en horas de la madrugada a ancianos, mujeres, niños y trabajadores petroleros en el campamento residencial de Los Semerucos, en Falcón.

El 27 de febrero y días sucesivos del 2004, la Guardia arremetió contra los ciudadanos en Caracas, con saldo de numerosos muertos. El 1 de marzo del 2004, un pelotón de la Guardia permitió el acceso y escape de paramilitares motorizados que asesinaron en San Antonio de los Altos a José Manuel Vilas, de Gente del Petróleo y Unapetrol. El 4 de marzo de ese mismo año un subteniente asesinó a Evangelina Carrizo en Machiques. El 16 de agosto permitieron el asesinato de Maritza Ron.

Entre el 12 de febrero y el 29 de mayo del 2014 fallecieron en diferentes hechos, los más por armas de fuego, 42 ciudadanos. No todos pueden achacarse a la Guardia Nacional e incluso fueron asesinados seis efectivos de ese cuerpo. Los hechos fueron confusos, ya que participaron policías, paramilitares rojos y también algunos opositores. Está claro que guardias nacionales asesinaron a Geraldine Moreno y a José Alejandro Márquez. Entre el 1 de abril y el 31 de julio 2017, fueron asesinados y heridos cientos de venezolanos Hasta el presente están señalados guardias nacionales en los asesinatos de Gruseny Calderón, Mervin Guitar Díaz, Juan Pablo Peñaloza, Eyker Rojas, Yeison Mora, Diego Arellano, Manuel Castellanos, Yormán Bervecía, Manuel Sosa, Fabián Urbina, Roberto Durán, y Rubén Morillo. La joven Marvinia Jiménez fue golpeada en el suelo con el casco por una gorila de la Guardia. El pasado día 25, el capitán Carlos Borregales Castellanos fue imputado, junto con cuatro guardias, por el asesinato de Carlos Chaparro, en Anzoátegui.

Además, frecuentemente aparecen en la prensa casos de oficiales y guardias acusados de contrabando, tráfico de drogas, asaltos y matraca.

Hoy día nuestra Fuerza Armada está desprestigiada por permitir las violaciones a la Constitución, abusos en el Arco Minero y permisividad con la guerrilla del ELN. El componente Guardia Nacional está incurso en numerosos casos de violaciones a los derechos humanos. Necesariamente tendrá que haber una purga y castigo para los responsables. En el caso de la Guardia, su Comandante General, Fabio Zavarce, es señalado de reprimir con violencia y encubrir a los delincuentes.

Por otro lado es justo reconocer que numerosos oficiales de la Guardia están presos, exiliados o dados de baja al no prestarse a las violaciones de los derechos humanos. Confiamos en que este otrora prestigioso cuerpo pueda ser saneado para que los ciudadanos confiemos en el mismo. Los pioneros se deben revolcar en sus sepulcros.

Como (había) en botica:

María Corina y Ledezma no se sumaron al documento de la unidad opositora. ¿No fueron invitados o siguen con la idea de montar tienda aparte? Mala señal.

Nuestros políticos deben establecer una relación estrecha con integrantes retirados de la Fuerza Armada. El Frente Institucional Militar es una buena vía.

El conversatorio con el diputado Juan Pablo Guanipa, fue una buena iniciativa del coronel Antonio Guevara.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 3 min


Margarita Rodríguez

Mariana Mazzucato es considerada una de las economistas más influyentes de los últimos años y hay algo que quiere ayudar a arreglar… la economía global.

"Admirada por Bill Gates, consultada por gobiernos, Mariana Mazzucato es la experta con la que otros discuten bajo su propio riesgo", escribió la periodista Helen Rumbelow en el diario británico The Times.

Su artículo de 2017 lo tituló: "No te metas con Mariana Mazzucato, la economista que más asusta del mundo": ("Don't mess with Mariana Mazzucato, the world's scariest economist").

Para Eshe Nelson, de la publicación especializada Quartz, la economista italoestadounidense no es que asuste, sino que "es franca y directa al servicio de una misión (…) que podría salvar al capitalismo de sí mismo".

The New York Times la definió como "la economista de izquierda con una nueva historia sobre el capitalismo", en el artículo de 2019: "Meet the Leftish Economist With a New Story About Capitalism".

En mayo de este año, la revista Forbes la incluyó en el reportaje: "5 economistas redefiniendo… todo. Oh sí y son mujeres" ("5 Economists Redefining… Everything. Oh Yes, And They're Women").

"Ella quiere hacer que la economía explícitamente le sirva a la gente, en lugar de que le explique su servidumbre", escribió la columnista Avivah Wittenberg-Cox.

El valor, el precio

Es autora de los libros The Entrepreneurial State: debunking public vs. private sector myths (El Estado emprendedor. Mitos del sector público frente al privado) y The Value of Everything: making and taking in the global economy (El valor de las cosas: quién produce y quién gana en la economía global).

Esa obra de 2018 ha tenido un impacto incluso fuera de los círculos de los economistas.

"Sobre el futuro económico es interesante la visión de la economista Mariana Mazzucato, docente en el University College London ("Il valore di tutto"; "chi lo produce e chi lo sottrae nell' economía globale" La haya 2018). Creo que ayuda a pensar el futuro", escribió el papa Francisco, el 28 de marzo, en una carta que le dirigió a Roberto Andrés Gallardo, presidente del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Humanos.

Mazzucato cree que el capitalismo se puede orientar hacia un futuro "innovador y sostenible que funcione para todos nosotros", señala la organización Ted, donde ha ofrecido tres charlas.

De hecho, considera que la crisis que ha desatado la pandemia de covid-19 es una oportunidad para "hacer un capitalismo diferente".

Lleva años hablando de la importancia de las inversiones del Estado en los procesos de innovación, pues uno de sus objetivos es desmontar el mito de que el Estado es un ente burocrático que simplemente inyecta lentitud.

Otro, es demostrar que en la economía "el valor no es solo el precio".

A continuación presentamos las respuestas de la profesora a las preguntas de BBC Mundo:

Usted ha dicho: "No podemos volver a la normalidad. Lo normal es lo que nos metió no solo en este caos, sino también en la crisis financiera y la crisis climática".

Esas palabras tienen un significado especial para América Latina, una región con un alto nivel de desigualdad y pobreza, que está luchando contra el cambio climático y con muchas de sus comunidades duramente golpeadas por la pandemia del coronavirus.

¿Cómo podemos evitar volver a la normalidad prepandemia? ¿Por qué la gente no debería querer volver a ella?

La crisis nos ha mostrado las deficiencias en las capacidades de los estados y también nos ha demostrado que la forma como hemos estado pensando en el rol del Estado en el último medio siglo ha sido completamente inapropiada.

Desde la década de 1980, se les ha dicho a los gobiernos que pasen a un segundo plano y que permitan que las empresas dirijan y creen riqueza y que intervengan sólo para solucionar los problemas cuando surjan.

El resultado es que los gobiernos no siempre están adecuadamente preparados y equipados para hacerle frente a crisis como la del covid-19 o la emergencia climática.

Al asumir que los gobiernos tienen que esperar hasta que se produzca un gran shock sistémico para tomar la decisión de actuar, se toman medidas en plena marcha que resultan insuficientes.

En ese proceso, las instituciones esenciales que brindan servicios y bienes públicos de una manera más amplia (como el Servicio Nacional de Salud en Reino Unido, donde se han producido recortes a la salud pública por un total de US1.000 millones desde 2015) quedan debilitadas.

Las medidas de austeridad que se impusieron tras la crisis financiera de 2008 fueron lo opuesto a la inversión que se necesitaba para aumentar la capacidad del sector público y (así) prepararlo para el próximo shock del sistema.

En América Latina, es clave que la agenda se centre tanto en la creación de valor como en la redistribución de valor.

Diversos sectores económicos de América Latina han sufrido las consecuencias de las medidas de confinamiento para frenar la propagación del coronavirus.

Los altos niveles de desigualdad y pobreza significan que hay poblaciones vulnerables que tienen el potencial de enfrentar enormes dificultades económicas en el contexto de una crisis como la que estamos experimentando ahora.

Y para exacerbar aún más las cosas, las economías latinoamericanas se caracterizan por enormes sectores informales.

En todo el mundo, incluida América Latina, los estados que no están preparados destinan menos recursos para financiar los servicios públicos. Además, también tienen menos opciones para ayudar al sector informal (por ejemplo, si no presentas una declaración de impuestos no puedes acceder a fondos públicos), lo cual es desastroso para las poblaciones vulnerables.

Por lo tanto, los estados deben crear valor invirtiendo e innovando para encontrar nuevas formas de proporcionar servicios públicos a las poblaciones vulnerables en la economía informal.

Cuando los estados pasan a un segundo plano y no se preparan para las crisis (lo que ha sucedido en muchos países, no solo en América Latina), su capacidad para ofrecer servicios públicos se ve severamente entorpecida.

Pero estos servicios públicos deben ser parte de un sistema de innovación: las ciudades verdes y el crecimiento inclusivo requieren innovación social y tecnológica.

Las tendencias de desindustrialización en la región crean dificultades adicionales.

Los estados no tienen la capacidad de exigirle a los productores locales que aumenten la creación de bienes necesarios para enfrentar la crisis (por ejemplo: suministros hospitalarios), lo cual los obliga a depender del colapsado mercado internacional para acceder a estos bienes.

Usted ha dicho que la "crisis de covid-19 es una oportunidad para hacer un capitalismo diferente". ¿Qué quiere decir? ¿Qué nos está diciendo esta terrible crisis sobre el sistema actual que otras crisis no nos dijeron?

Hay una "triple crisis del capitalismo" en este momento:

Una crisis sanitaria: la pandemia global ha hecho que la mayoría de la población mundial esté confinada y es claro que sólo somos tan saludables como nuestros vecinos, a nivel local, nacional e internacional.

Otra crisis económica: la desigualdad es tanto una causa como una consecuencia de la pandemia de covid-19.

La crisis de covid-19 está exponiendo aún más fallas en nuestras estructuras económicas. La creciente precariedad del trabajo es una de ellas.

Peor aún, los gobiernos ahora están otorgando préstamos a las empresas en un momento en que la deuda privada es históricamente alta, mientras que la deuda pública se ha visto como un problema en la última década de austeridad.

Además, un sector empresarial excesivamente "financiarizado" ha estado desviando valor de la economía.

La tercera es la crisis climática: no podemos volver a "business as usual" (aquí no pasa nada). A principios de este año, los medios de comunicación estaban llenos de imágenes aterradoras de bomberos abrumados (tratando de apagar incendios forestales), no de personal de atención médica desbordado.

¿Puede sobrevivir el capitalismo tal como lo conocemos? ¿Debería ser salvado?

Esta crisis y la recuperación que necesitamos nos dan la oportunidad de comprender y explorar cómo hacer el capitalismo de manera diferente.

Esto amerita repensar para qué están los gobiernos: en lugar de simplemente corregir las fallas del mercado cuando surjan, deberían avanzar activamente hacia la conformación y la creación de mercados para hacerle frente a los desafíos más urgentes de la sociedad.

También deben asegurarse de que las asociaciones que se establezcan con empresas, que involucren fondos gubernamentales, estén impulsadas por el interés público, no por las ganancias.

Cuando las empresas privadas solicitan rescates de los gobiernos, debemos pensar en el mundo que queremos construir para el futuro y la dirección de innovación que necesitamos para llegar a él y, sobre la base de eso, agregar condiciones a esos rescates para beneficiar el interés público, no solo el privado.

Esto asegurará la dirección de viaje que queremos: verde, sostenible y equitativo. Cuando las condicionalidades se hacen bien, alinean el comportamiento corporativo con las necesidades de la sociedad.

En el corto plazo, esto se enfoca en preservar las relaciones laborales durante la crisis y mantener la capacidad productiva de la economía, mientras se evita la extracción de fondos para los mercados financieros y la compensación a ejecutivos.

A largo plazo, se trata de garantizar que los modelos de negocio conduzcan a un crecimiento más inclusivo y sostenible.

El Papa y el Vaticano

El 31 de marzo, en su cuenta de Twitter, Mazzucato reaccionó a las palabras del Papa sobre su libro:

"Estoy profundamente honrada de que el Papa haya leído mi libro 'The Value of Everything: making and taking in the global economy' y que esté de acuerdo con que el futuro -especialmente post-Covid19- tiene que ver un re-priorización del 'valor' por encima del 'precio'".

La experta le señaló a BBC Mundo que fue invitada a participar en una comisión del Vaticano enfocada en la economía en el marco de la pandemia de covid-19 y nos contó sobre esa experiencia:

"Les hemos brindado informes semanales al Papa y a la Dirección del Vaticano, antes de los discursos de cada semana del Papa, sobre aspectos clave de la respuesta económica frente al covid-19. Es un gran honor.

IIPP se une al grupo de trabajo conformado por otras universidades, incluyendo Georgetown, en Estados Unidos, y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés).

Estos informes van desde la economía política del alivio de la deuda hasta la reestructuración de las relaciones económicas público-privadas".

Sobre el bien común

"Nuestro principal interés es trabajar con el Vaticano sobre cómo su concepto del "bien común", del que hablamos en términos de "valor público", puede utilizarse para estructurar la forma de inversión y colaboración pública y privada.

Sin eso, corremos el riesgo de hacer lo que sucedió con la crisis financiera: se inyectaron billones sin ningún efecto en la economía real. La mayor parte de eso volvió al sector financiero y la próxima crisis comenzó a construirse.

Para erigir un crecimiento inclusivo y sostenible, necesitamos una inversión pública impulsada por el concepto del bien común y nuevos tipos de relaciones público-privadas que se estructuren con condiciones que creen un ecosistema más simbiótico y no parasitario.

Y tenemos que traer grupos de ciudadanos y sindicatos a la mesa para asegurarnos de que no solo tengamos una transición más justa, sino que también haya diferentes voces en la mesa para definir qué tipo de sociedad queremos.

Considero que la energía renovada detrás de los movimientos sociales, como Viernes para el Futuro y Black Lives Matter, son buenas señales de que habrá una fuerte presión para que nuestras sociedades evolucionen de manera progresiva.

Si no lo hacemos, perderemos".

Profesora de Economía de la Innovación y Valor Público del University College London (UCL).

3 de agosto 2020

BBC News

https://www.bbc.com/mundo/noticias-53597308

 9 min


Elías Pino Iturrieta

La calamidad que experimenta Venezuela solo se soluciona con propuestas que puedan desarrollarse en la realidad. Esto es de Perogrullo, pero viene a cuento debido a cómo se asoman decisiones en el seno de la oposición que se mantienen en el éter porque no conducen a ninguna parte. Si es evidente que la salida de la crisis que padecemos depende de los políticos, es decir, de quienes tomaron la decisión de ocuparse del bien común como oficio principal y como meta de sus vidas, lo adecuado es que les pidamos que tomen las cosas en serio mediante la propuesta de un desenlace que no solo los acredite en su papel, sino que también nos saque del atolladero. Las fuerzas opositoras han llegado a un estado de postración que los ha convertido en factores periféricos, casi en una sombra oculta en los rincones debido a la ausencia de planes sobre salidas plausibles en torno a los negocios públicos. Justo cuando está a punto de concretarse un proyecto electoral de la usurpación, pensado expresamente para el escamoteo de la legalidad y para una nueva burla de la voluntad popular, más se advierten los titubeos y las inconsistencias de los líderes de nuestra orilla.

Como no se trata de hacer un catálogo de falencias, que pudiera ser infinito, me conformo con la referencia a dos de las sugerencias que acaban de presentar unos líderes opositores: La continuidad del Gobierno interino después del fraude electoral que se pronostica, nacida en los despachos del presidente encargado Juan Guaidó, y la idea de Henrique Capriles de convertir la convocatoria a parlamentarias en un movimiento de protesta. Parecen dos posibilidades dignas de análisis, pero caracterizadas por una indefinición que no augura frutos comestibles. Mientras circula el par de ideas, los partidos fundamentales de la oposición están a punto de anunciar su desconocimiento conjunto del acto electoral, ojalá que con el señalamiento de los caminos adecuados para la acción que los otros han esquivado, pero en esas estamos todavía. Amanecerá y veremos, de manera que lo único sensato que se puede ahora escribir debe detenerse en las aspiraciones que están sobre la mesa.

La continuidad del Gobierno interino tiene dos problemas de importancia: El hecho de que la soberanía popular de la cual depende tiene fecha de caducidad, y el saber para qué puede servir la prolongación de una curiosa forma de administración que apenas se siente en la cotidianidad. La representación popular que se ha resumido en la Asamblea Nacional y de la cual surgió el mandato del presidente Guaidó, debe terminar en el lapso señalado por la Constitución. Lo que se aprobó como gestión de un quinquenio no se puede prorrogar de acuerdo con la voluntad de quienes lo usufructúan, ni por la mudanza de las circunstancias políticas. Tiene un día de expiración que solo se puede desconocer mediante procedimientos tan arbitrarios como la elección parlamentaria que quiere hacer la usurpación, o según salga del capricho de los políticos interesados en la permanencia. Más hay otro problema. Pueden buscarle la vuelta al asunto de los plazos y de las regulaciones hablando de emergencia nacional y de la socorrida fuerza de los hechos, por ejemplo, siempre que expliquen, saliendo un rato del limbo, para qué aspectos concretos se van a mantener en funciones. Cómo debemos suponer que procuran un segundo aire para no seguir en lo mismo, para labrar la parcela de la realidad de la cual se han ausentado, es obligante que detallen los hechos concretos que abordarán, cómo los manejarán y cómo pueden los futuros actos justificar su permanencia. Si es para seguir en las nebulosas no tiene sentido el designio de continuismo y, solo si se detienen en señalar portentos de verdad, se puede tomar en serio la pretensión y ver si se debe respaldar.

La propuesta de Henrique Capriles tiene todo el sentido del mundo y en ocasión anterior, hace unos tres meses, me pareció lo mejor que entonces se pensaba para salir de la dictadura, pero estas son las horas en que no se ha enrumbado hacia puntos concretos de realización. Aprovechar la manipulación electoral para llevar a cabo manifestaciones masivas de repulsa es una posibilidad extraordinaria, si nos dice cómo llevarla a los hechos. Convertir la abstención en una exhibición de resistencia dinámica, en actividades de participación ciudadana que han desaparecido paulatinamente, puede dar en el centro de la diana cuando nos explique las maneras de tirar el dardo entre todos después de superar la inercia antigua y la pandemia nueva. Pero se ha tardado en ofrecer la explicación, en decirnos cómo sucederá el milagro de la trasfiguración que ronda en su cabeza sin llegar a fórmulas practicables que deben ser de consumo general. Quizá si hace consultas en el seno de Primero Justicia, el partido de cuyo liderazgo forma parte, pueda conducirnos a un itinerario posible, pero parece que hasta ahora solo estamos ante un asunto barruntado a solas. En consecuencia, la propuesta se debe colocar en la casilla de las fantasías.

La desaparición de la dictadura depende de una reacción colectiva, pero especialmente de los políticos que tienen la vocación y la misión de hacer que suceda. ¿No se han ofrecido como tabla de salvación, sin que nadie los haya obligado?, ¿no nos han pedido apoyo porque sin nosotros no pueden existir?, ¿no nos enamoran todos los días para que el idilio no se rompa?, ¿no se han formado para el cometido y están dispuestos a inmensos sacrificios para lograrlo? El sacrificio que ahora se les pide es la producción de ideas convincentes, la oferta de combinaciones que sirvan de algo.

2 de agosto 2020

La Gran Aldea

https://lagranaldea.com/2020/08/02/mensaje-a-las-nebulosas/

 4 min


Benjamín Tripier

Análisis de entorno

Dentro del chavismo están pasando cosas que los están llevando a divisiones internas que eventualmente podrían derivar en un cisma, cuyas características y profundidad no pueden apreciarse con claridad, por aquello de la disciplina y la verticalidad, casi militar, que los caracteriza. Y esa dificultad se extiende también para el liderazgo propio, que no está “leyendo” la importancia de las transformaciones que están ocurriendo, no solo en la topología social del chavismo, sino en el país en general. La base chavista, cada vez más reducida, no se siente totalmente representada por el partido, y estos dos, a su vez, no coinciden con las decisiones que toma el gobierno, el cual cada vez se vuelve más liberal en sus medidas, al mismo tiempo que radicaliza su discurso. Y ese doble juego, al final del día, va convirtiendo al gobierno en un híbrido que se aleja de su base ideológica, más cercano al “como vaya viniendo, vamos viendo”, que a un sentido de dirección claro, como el que, en su momento, les daba el Plan de la Patria. Para la base chavista, la política está perdiendo importancia, y se concentra más en la supervivencia, con lo cual termina fusionándose con las bases opositoras, y coinciden en que esto está muy mal, que no puede seguir así, y que las cosas tienen que cambiar. La brecha entre esas bases y el gobierno va creciendo todos los días, el cual se va aislando, y reaccionando defensivamente, apoyándose en lo “militar-policial”, porque en lo “cívico” ya no puede, pues no cuenta con ellos.

Político
En la oposición, que no es un grupo cerrado como ellos, también pasan cosas, hasta el punto de tener las siguientes categorías visibles:

  • La enorme base popular (que incluye chavistas) que quiere que el gobierno se vaya, sin importarles mucho quien venga
  • La dirigencia que verdaderamente se opone, y que responde (a veces mas, y a veces menos) a la línea de Guaidó
  • Los políticos opositores funcionales, con la explicación de que como estamos en “democracia”, la solución es con votos
  • Los “opositores” que forman parte de la oposición a la medida, que se fabricó el chavismo

Esa división es la que permite que el disminuido chavismo, con un grupo ideologizado que pudiera llegar al 20%, pueda mantener el control sobre el otro 80%, que está tan dividido y atomizado que hasta incluye a chavistas, ex chavistas, y desilusionados. Por eso es que es difícil que las cosas cambien, y en diciembre seguramente tendremos que el ecosistema chavista, así sea una minoría, cuente con su propia AN y su propia oposición. En definitiva, un solo país –si es que no se divide- con dos sistemas coexistiendo.

Social
La cuarentena se está sosteniendo con una estrategia de miedo al contagio y a la represión, la cual está perdiendo efectividad porque ese miedo está siendo sustituido por otro más fuerte, que es el miedo al hambre. Cuando un alto porcentaje de la sociedad se va a dormir temprano para no extrañar la cena, porque no pudo comprarla para él y su familia; y sabe que al día siguiente la historia será igual o peor; la sensación de angustia se convierte en negación al principio y en rabia después; y saldrá a la calle a conseguir lo que pueda, de la forma que pueda. Lo social se ha convertido en el nuevo foco de preocupación.

Económico
La cuarentena ha profundizado el uso del dinero electrónico, desplazando al efectivo. Y considerando que el efectivo en dólares ya supera al de bolívares, se podría anticipar que en la medida que las plataformas de transacción se amplíen y fortalezcan, el uso del dólar quedará solo para referencia de precios, y para los pagos en efectivo (con riesgo de contagio al manipularlo). Claro que lo anterior es solo para los urbanos, porque en el interior profundo, las gaberas llenas de billetes y el trueque, seguirán siendo los instrumentos para transar.

Internacional
En Venezuela, cada vez se escucha menos hablar de China; de Turquía hace tiempo que no sabemos, de Rusia solo en forma esporádica y disminuyendo, y ahora, últimamente, solo escuchamos hablar de Irán. Con quien compartimos la lista negra vinculada a temas horribles como terrorismo y lavado; y por supuesto, estamos juntos en la lista de sancionados. Ellos son el enemigo declarado de EEUU, y están permanentemente a un paso del conflicto armado; por lo que esa cercanía pudiera involucrarnos en uno que no es nuestro; pero que podría servir como excusa, para complicar el conflicto local. Lo cierto es que el escenario de violencia sigue consolidándose y la gran masa de la sociedad no puede hacer nada para evitarlo.

Recomendación

  • Al gobierno, que revise su estrategia frente a la pandemia, incorporando sociólogos, antropólogos y economistas al equipo de apoyo
  • A la dirigencia de la oposición, que se organice para comenzar a hacer cosas, en vez de solo decir cosas
  • A los empresarios, que reconozcan que tenemos por delante un largo “mientras tanto” y que hay que organizarse para llegar enteros al final del camino

https://www.eluniversal.com/economia/77037/analisis-de-entorno

 4 min


Carlos Raúl Hernández

En la ciencia ficción de Marx, las revoluciones corresponden a la “ley histórica”, y son un estadio ineludible de las naciones avanzadas en su ruta al comunismo y la felicidad. Fuerzas motrices desatadas, incontrolables, que convierten a los hombres en briznas de paja en el huracán. Nacen, según él, de condiciones materiales objetivas (la industrialización convierte al proletariado y sus familias en mayoría social, más la “lucha de clases”, la pobreza, la explotación, la tiranía, la injusticia, etc.)

Ocurrieron, no obstante, justo en países que carecían del patrón de “condiciones” supuestas por Marx. Las revoluciones castigan la crueldad del “capitalismo. Pero la “etapa superior de la historia”, se desplomó porque fue una pesadilla desde 1793 hasta el socialismo XXI. Pone orden analítico la estasiología que estudia los partidos políticos y su relación con revueltas, jackeries, turbas, golpes de Estado, guerras civiles.


Diferencia enfáticamente los desórdenes, de las revoluciones propiamente dichas, que quebrantan la propiedad, la familia, las relaciones de poder y el derecho a la vida, con el fin de crear la nueva sociedad. Esta perspectiva permite varias conclusiones. Por ejemplo, que la relación de las revoluciones con la pobreza se limita a dos aspectos: la demagogia de los candidatos a dictadores y el futuro de los países que sucumben.


No estallan en la miseria, sino por el contrario, en sociedades de riqueza creciente, pues seres postrados de hambre se concentran en buscar proteínas para sus hijos. Es por eso que asedios económicos no promueven cambios sino los dificultan. Los gobiernos cercados actúan con síndrome de Stalingrado, la desesperación del cul de sac. En reciente curso posdoctoral que impartí, analizamos autores paradigmáticos del tema, Crane Brinton, Gordon Tullock, Samuel Huntington, Chalmers Johnson.

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¡Cómpreme Ud. Señorito!
Ellos desmontan los mitos de la pobretología política. Por ejemplo, Rusia pre revolucionaria vivía un incipiente y rápido proceso industrial y por impacto de la producción petrolera de Bakú. El comité central de los bolcheviques era de señoritos ideólogos, mantenidos por familias y amigos y tenían simbólicamente un solo obrero, Tomsky. Fueron los jefes de la pequeña minoría que asaltó el poder sin un tiro ante adversarios inútiles.

Francia en 1789 era rica por años de crecimiento, pero tuvo el invierno más rudo del siglo, perdió el trigo, y el gobierno ese año padecía un alto déficit fiscal. El régimen cae en 1793 por las torpezas de los defensores y el talento político de los revolucionarios. Aunque un tanto anacrónicomente, perdura el momento a través de la imagen romántica de Jean Valjean de Víctor Hugo, preso y perseguido toda su vida por una sociedad miserable, al robar un pan.

Cuba en 1958 era un edén turístico y de negocios con altos niveles de vida, pero los ideólogos impusieron el ícono lastimero del “guajirito”, mientras los negros ascendían meteóricamente con el boom de música afrocubana. Es común que se confundan movilizaciones de calle impulsadas por activistas de partidos, con “el pueblo”. Según Tullock surgen resentimientos por lo que llama “privación relativa”: en los ciclos de modernización devienen gaps de ingresos entre sectores de las clases medias.

Profesionales de punta y empresarios ganan más que otros menos calificados y líderes e intelectuales convencen a parte sustancial de las élites y clases medias de que la situación es desastrosa, para resquebrajar así el bloque de poder que mantiene el orden. Ocurrió en Venezuela cuando la democracia corregía sus errores en un período de renacimiento, con descentralización, reforma municipal, reforma del Estado, desempleo mínimo y crecimiento económico más alto del mundo, 10%, igual que China.

Consejos de la abuela
Tan poderoso fue el impacto ideológico y político del socialismo XXI, que treinta años no bastan para el aprendizaje. Lo apoyaron entonces, han roto con sus consecuencias, pero por ciertos síntomas y lenguajes, demasiados parecen creer que habría que hacer lo mismo, pero mejor (eso sí: ¡sin corrupción!) Es la misma matriz conceptual de los que quieren revolución en Chile, país con óptimos niveles de calidad de vida, democracia, oferta de bienes, salubridad, servicios, y más bajas tasas de desempleo, inflación, pobreza.

Antisociales salen desnudos a quemar dispositivos de alta tecnología, iglesias, comercios, el metro, pedir “libertad sexual” y que se elimine el IVA a los libros. Ruego que Chile se salve de volver a un allendismo “mejor hecho”. Esperemos que los políticos e intelectuales instigadores no cuenten con una eventual torpeza de quienes resisten al Frankenstein, que trabaja con pericia de relojero para descomponer los mecanismos de poder.

Revolución es la idea política más funesta de la modernidad. Por dos siglos contagió los programas de los partidos democráticos con colectivismos y estatismos que pusieron en jaque la civilización hasta finales de los 80 –siguen latentes- y laceraron el avance de Europa que había inventado la industrialización. Tan persistente es su carcundia, que cuando se creía apagada, reaparece en Venezuela, avanzó en Latinoamérica y cruza el Atlántico hacia España.

@CarlosRaulHer

 3 min


Tolullah Oni

La pandemia del COVID-19 ha puesto en relieve las importantes falencias de nuestra infraestructura urbana y resaltado nuestra falta de atención al modo en que interactúan la salud humana, los sistemas naturales y el entorno edificado para determinar la salud del planeta. Ahora que es evidente que nuestro sistema económico eleva la inseguridad alimentaria, nuestras calles priorizan el tráfico motorizado por sobre el ejercicio físico y nuestras casas aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades, podríamos lanzar un ambicioso programa de nuevas inversiones que garanticen la salud en todo el planeta.

El enfoque casi universal que la pandemia ha motivado nos da una oportunidad para movilizar a todos los sectores de la sociedad para adoptar métodos proactivos que permitan alcanzar un bienestar inclusivo. Para ello será clave el desarrollo de sistemas sanitarios resilientes y sostenibles, particularmente en el contexto de las ciudades y el desarrollo urbano.

Mirado desde una perspectiva optimista, el hecho de no haber abordado plenamente las implicaciones adversas de los entornos edificados actuales representa una ventana de oportunidad para desarrollar comunidades sanas. Desde un ángulo negativo, esa omisión contribuye activamente al riesgo de contagio y desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, en el Reino Unido el que la mayor mortalidad por COVID-19 ocurra en la población más pobre ilustra la miopía de las políticas de vivienda que no pusieron como prioridad central las consideraciones sanitarias y ambientales.

Un rasgo positivo de la actual crisis ha sido la rápida adopción de medidas innovadoras (por ej., versiones de un ingreso universal) para mitigar el impacto económico inmediato de la pandemia, lo que demuestra que, cuando la voluntad existe, podemos dar una rápida respuesta a las fallas del sistema.

De manera similar, tenemos que reimaginar radicalmente nuestros entornos edificados para que fortalezcan la respuesta inmediata a la pandemia y sirvan como vehículos para la mejora de la salud en el largo plazo. Y si bien las ciudades serán el campo de pruebas principal de las reformas que apunten a promover la salud y el bienestar, también será necesario transformar los sistemas de gobernanza sanitaria actuales.

Si bien varias iniciativas filantrópicas globales han buscado mejorar la salud y resiliencia urbanas, sin duda que con resultados positivos, los agrietados sistemas actuales precisan de una intervención más fundamental. En pocas palabras, el mundo necesita un nuevo Plan Marshall para la salud planetaria, similar a un Nuevo Trato para una recuperación pospandemia.

Un programa así serviría como guía global, alineando incentivos y cambiando las actitudes predeterminadas hacia el logro de la meta común de un desarrollo urbano sano y sostenible. Requerirá el acuerdo y la participación de gobiernos nacionales y locales, empresas privadas de urbanización, inversionistas y organizaciones multilaterales, lo cual tomará tiempo. Más todavía, la iniciativa adoptaría múltiples formas y vías institucionales, algunas de las cuales aún no existen.

Los gobiernos y los actores del sector privado tendrán que abordar tres temas en particular.

Para comenzar, las autoridades no deben ver la resiliencia solo como un resultado final. Muchos de los impactos y factores de estrés que producen emergencias sanitarias agudas y prolongadas se originan en opciones intencionales de los actores locales y globales. Más allá de la adaptación a ellos, el desarrollo de la resiliencia debe implicar hacer frente a las decisiones que debilitan los sistemas y facilitan las enfermedades y las alteraciones ecológicas.

Además, las autoridades deben abordar la “ceguera al problema”, causada por la distancia espacial y temporal entre la exposición a los riesgos sanitarios y sus consecuencias subsiguientes, especialmente para enfermedades con una larga curva. Por ejemplo, existe una desconexión entre el desarrollo urbano actual y las hospitalizaciones futuras por asma y enfermedades cardíacas que se puede exacerbar con la contaminación del aire, la exposición a ambientes húmedos y la falta de acceso a áreas seguras para la actividad física. Una consecuencia de la ceguera al problema es la atenuación de la responsabilidad sobre la salud de más largo plazo.

Por último, las autoridades deben abordar el “problema del bolsillo incorrecto”, por el cual el sector que se beneficia de una intervención puede no ser el que cargue con los costes de implementarla. Esto plantea un desafío a la promoción de la salud a través del planeamiento urbano, particularmente en el contexto de presupuestos compartimentalizados del sector público, y precisará de un rediseño del financiamiento sanitario.

Ya existen alternativas al actual enfoque de desarrollo económico basado en el PIB. Bután ha desarrollado un índice de Felicidad Nacional Bruta para guiar a sus autoridades, mientras que la Alianza para una Economía del Bienestar promueve un sistema económico basado en el bienestar que está siendo adoptado por los gobiernos de Nueva Zelanda, Islandia, Escocia y Gales. Sin embargo, para dar respuesta a los tres problemas arriba descritos se necesitarán fondos e inversión en sistemas sanitarios.

Aquí podrían ser de ayuda las instituciones multilaterales de financiación del desarrollo (IMFD), como los Bancos para el Desarrollo Africano y Asiático. Como organizaciones no comerciales que proveen capital para proyectos de desarrollo económico a una amplia gama de estados miembros, se encuentran en una posición privilegiada para impulsar un programa similar al Plan Marshall.

En primer lugar, las IMFD poseen el poder de convocatoria para reunir a jefes de estado y líderes del sector privado para desarrollar en conjunto y ratificar un plan así, al tiempo que toman en cuenta los matices regionales. Segundo, las IMFD podrían establecer como condición para la concesión de préstamos de desarrollo de infraestructura urbana contemplados en el programa a la consideración explícita de los efectos del proyecto sobre la salud, así como estrategias de promoción sanitaria.

Bajo el plan, las instituciones crediticias y prestatarias decidirían cómo movilizar y asignar el capital financiero basándose en dónde se encuentran los problemas de salud más costosos y quién está mejor posicionado para prevenir su propagación. Además, explorarían estrategias creativas para fomentar medidas intersectoriales y financiar proyectos colaborativos que promuevan la salud humana y planetaria. Un enfoque así podría impulsar más aún las políticas públicas, por ejemplo, haciendo que su contribución a la salud sea el indicador de desempeño principal de las estrategias, políticas e iniciativas de desarrollo de infraestructura urbana.

Los efectos devastadores del COVID-19 han evidenciado la urgente necesidad de reformas ambiciosas e integrales más que de medidas graduales y específicas. Un Plan Marshall Global para la salud planetaria constituiría un enfoque radicalmente nuevo y sería un paso importante para proteger la sanidad en las ciudades en rápido crecimiento del futuro. Además de fondos de los sectores público y privado, será necesario un movimiento social (impulsado por los jóvenes) para canalizar la constante demanda de una recuperación saludable tras el COVID, apoyada por investigación en los ámbitos científico, artístico y de las humanidades. Es esencial prevenir las decisiones tóxicas en el planeamiento urbano y el desarrollo de infraestructura, a fin de reducir la vulnerabilidad a las enfermedades, aminorar la necesidad de atención de salud y generar mejores ciudades y una mejor salud para todos.

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen

24 de julio 2020

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/urban-development-new-marsh...

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Kate Ferguson

Este mes, el Tribunal Federal de Justicia de Alemania emitió un fallo que puso fin a una disputa de una década entre dos de las marcas favoritas de chocolate del país, Ritter Sport y Milka. En el meollo del caso había una pregunta que parece más bien sacada de un libro de filosofía que de un tribunal de justicia: ¿cuál es el valor de un cuadrado?

En 1996, Ritter Sport introdujo una patente para su empaque de forma cuadrada. La iniciativa enfureció a los competidores, que se consideraban injustamente restringidos a los rectángulos. Milka, propiedad de Mondelez, escaló la batalla.

Según la ley alemana del consumidor, las empresas pueden patentar formas. Pero hay una salvedad importante, pero confusa: la forma en cuestión no puede por sí misma conferir valor al producto. En otras palabras, la forma cuadrada de una barra de chocolate Ritter Sport no puede ser la razón por la que la gente la compra. Milka sostuvo que la forma cuadrada de Ritter Sport era inherente a su valor. Después de todo, su eslogan "Quadratisch, praktisch, gut" (cuadrado, práctico, bueno) la celebra explícitamente.

Para los libros de historia

El cuadrado también representa una parte importante de la historia corporativa de Ritter Sport. Cuando visité por primera vez el café y el museo de la compañía en el centro de Berlín, la historia de cómo a Clara Ritter se le ocurrió la idea de crear una barra de chocolate que encajara perfectamente en los bolsillos de los abrigos de los entusiastas del deporte estaba exhibida con orgullo en un panel en la pared.

Pero, ¿es la forma cuadrada la razón por la que tomas la barra y la llevas a la caja para pagarla? Los abogados alemanes pasaron 10 años debatiendo el tema.

En general, los alemanes muestran preferencia por Milka. El año pasado, el 36 por ciento de los alemanes encuestados había comido una barra de Milka en las últimas cuatro semanas, comparado con el 28 por ciento para Ritter Sport. Si bien la diferencia puede parecer leve, en el país con la mayor tasa de consumo de chocolate en Europa (11 kg al año en promedio), incluso una diferencia relativamente pequeña en la participación en el mercado tiene un impacto importante en los ingresos.

Ver valor en formas

Entonces, ¿cuál es el valor de un cuadrado? No tiene, decidió el Tribunal Federal ubicado en Karlsruhe. Los consumidores compran Ritter Sport por su contenido, no por su forma. La ropa puede hacer al hombre, pero los cuadrados no hacen el chocolate. El monopolio cuadrilateral puede continuar.

Naturalmente, es un golpe para Milka. Pero la compañía puede tener algo de empatía. En 2004, defendió con éxito su patente del tono particular de púrpura que ha adornado su envoltorio desde 1901. Más de un siglo después, y con el apetito alemán por el chocolate sin mostrar signos de disminuir, podría haber más disputas amargas por delante.

DW

02.08.2020

https://www.dw.com/es/la-amarga-pregunta-en-la-guerra-del-chocolate-en-a...

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