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Opinión

Hace 20 años, en 1999, Hugo Chávez presentó a la Asamblea Nacional Constituyente entre varios Decreto, uno que calificaba la emergencia legislativa y a través del cual, en la práctica, logró suspender las funciones del Congreso de la República, entonces bicameral.

Para el Dr. Allan Brewer Carías, para ese momento constituyentista, aquella decisión de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, violentó las bases comiciales y los propios tratados vigentes; pero pudo más la fuerza del populismo que el peso del argumento jurídico y aquel agosto de 1999 la sociedad venezolana experimentó el cierre técnico del Congreso de la República.

Recordemos que en agosto de 1999 la Asamblea Constituyente mediante Decretos de emergencia asumió el control político de todos los Poderes Públicos del Estado Venezolano; precisamente, el Congreso de la República se resistió y entonces, aquella constituyente llegó a dictar otro Decreto, mediante el cual asumía todas las funciones del Congreso de la República, cuando éste, en el marco de sus funciones reguladas, se negare, retardare o intentare incumplir con su tarea bajo el mandato de la constituyente.

Aquel Congreso no pudo sesionar nuevamente, sino hasta finales de 1999 cuando ya había una propuesta de reforma constitucional en proceso de discusión en la calle; pero tampoco, logró a través de sus diputados y senadores, convocar a sus electores en defensa del Poder Legislativo y de la voluntad expresada por el voto de los electores a la hora de elegir a los diputados y senadores de aquel Congreso.

En consecuencia, aquella Asamblea Nacional Constituyente, logró cerrar técnicamente al Congreso, impidiendo el ejercicio de sus funciones, sin llegar a disolverlo formalmente, pero sí anulándolo como actor político.

En ese momento, el chavismo reconocía el valor político que podía tener el Parlamento, y a través de Aristóbulo Istúriz, advertía que el Congreso como foro político podía convertirse en una “trinchera” para enfrentar las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente, y en consecuencia, los medios de comunicación registraron a Istúriz diciendo que eso no podía permitirse.

Pues 20 años después, el Parlamento venezolano, ahora unicameral, ha demostrado ser una verdadera “trinchera” para la defensa irrenunciable de la vigencia del orden constitucional y democrático de Venezuela.

Desde que en el 2015 el chavismo perdió por primera vez el control de la Asamblea Nacional, el régimen que siempre ha despreciado la democracia, ha utilizado, o debemos decir, ha manipulado todos los mecanismos legales posibles para intentar someter a la Asamblea Nacional, ignorando el principio de separación de poderes y por supuesto, la voluntad legítima de los electores.

En ese intento sistemático, la Asamblea Nacional se ha resistido a lo largo de estos años, a someterse a la voluntad política de una supuesta constituyente, como en su momento expresamente lo hicieron los otros poderes públicos del Estado.

No estamos en 1999, y como prueba de ello, es que la supuesta constituyente no ha podido utilizar la misma formula de 1999 para anular las funciones de esta Asamblea Nacional, y tampoco pudo el Tribunal Supremo de Justicia, cuando intentó arrebatarle sus funciones.

No hay que perder de vista que en febrero 2019[1], Nicolás Maduro llamó a la supuesta constituyente a movilizar a sus seguidores en cabildos abiertos -calificados de bolivarianos, como era de esperarse- y cuya finalidad era consultar la decisión de adelantar las elecciones parlamentarias; propuesta que nuevamente hace pública en mayo 2019.

Es importante reiterar que no estamos en 1999, en consecuencia, el régimen usurpador, no tiene la capacidad financiera y menos aún, el respaldo de la mayoría chavista, para derrochar propaganda mediática capaz de crear una percepción sobre su capacidad para movilizar seguidores, como ocurría en el pasado, en ocasión de conformar consejos comunales, comunas, e incluso cuando se trataba de las actividades de la escuela de formación del poder popular.

Por otro lado, hay que recordar una y otra vez que a diferencia de 1999, esta constituyente de 2019, carece de fuerza política y jurídica, pues desde su elección, ha estado fuera del marco constitucional y democrático. Y ahora que se ha autoextendido su vigencia de manera unilateral, menos creíble resulta su propia existencia, principalmente para la mayoría de los seguidores del chavismo.

Entonces, ¿puede una supuesta constituyente adelantar unas elecciones parlamentarias, como aspiraba en febrero 2019 el usurpador Nicolás Maduro?.

La respuesta categórica es NO y en ese sentido, el diputado Juan Miguel Matheus[2] ha expresado 3 razones por las cuales no es viable esa aspiración del usurpador Maduro, a saber: 1.- El período legislativo para el cual fueron electos vence el 4 de enero 2021; 2.- No se ha dado el único supuesto constitucional para la disolución del Parlamento; 3.- No existe un presidente legítimo con autoridad para proceder a la disolución.

Nuevamente, 20 años después, el argumento jurídico se enfrenta a la razón política, pero ahora, en el 2019 hay un ingrediente adicional que marca una diferencia cualitativa significativa frente a los hechos de 1999, que no puede ser subestimado y menos aún ignorado, esa diferencia está representada en la fuerza, coraje y determinación de la sociedad civil venezolana de restaurar el orden constitucional y democrático en Venezuela.

La indiferencia de la sociedad civil en 1999, que sin duda alguna facilitó el cierre técnico del Congreso de la República, quedó atrás, hoy no existe. En consecuencia, los artículos 333 y el 350, vuelven a convertirse en dos razones constitucionales y legítimas para que la sociedad civil, con coraje y valentía, determinación y compromiso, conserven la expresión de la soberanía a través de una nueva jornada de cabildo abierto a los fines de respaldar y acompañar a la Asamblea Nacional en la resistencia al régimen usurpador.

El objetivo de estas nuevas jornadas de cabildo abierto, debería ser, además de movilizar, expresar el respaldo al valor político de la Asamblea Nacional, apoyar a los diputados democráticos y reiterar la vigencia del artículo 350 si el régimen usurpador intenta adelantar las elecciones de manera fraudulenta.

Pero además resulta una oportunidad para enviar un nuevo mensaje a la Fuerza Armada Nacional para que asuma el respeto a la Constitución y contribuyan con el cese de la usurpación; demostrándoles, a través del mensaje nuestra capacidad organizarnos y de conservar los históricos cabildos abiertos como espacios al servicio de la restauración de la democracia y del orden constitucional.

¿En riesgo la Asamblea Nacional?, depende de nosotros como sociedad civil, respaldarla es un deber de quienes están en Venezuela y de aquellos que son parte de la diáspora venezolana.

Artículo escrito para El Pitazo. Publicado 25 de mayo 2019.

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Con voz propia

“Una radiografía de Venezuela nos avergüenza ante el mundo”, según informe de EEUU sobre derechos humanos producido en 1997. Se había “progresado” porque antes, en manejo de la deuda externa éramos tomados como el país más tonto. Para corolario se denunciaba incursión del narco régimen.

De estos calificativos hablaba el 01/03/1988 un ministro de la Democracia, con pasantías por subversión y la llamada revolución socialista. Citamos al Manuel Quijada de Las Grandes Entrevistas que realizaba en revista Elite el joven de (entonces) abundante cabellera y bigotudo: Vladimir Villegas.

Era Presidente de la República Jaime Lusinchi (1984-1989), el único médico que ejerció el cargo después de José María Vargas.

En su mando la alta deuda externa era cuantificada en más de $ 30 mil millones. “Venezuela pagara todo lo que debe, hasta el último centavo”, prometió.

Ahora el destacado economista Ricardo Hausmann, designado por el Presidente interino Juan Guaidó representante ante Banco Interamericano de Desarrollo, evalúa la generada crisis humana sin antecedentes.

“Venezuela tiene una deuda gigantesca. Se deben 160 mil millones de dólares. Tenemos más de 40 litigios porque el gobierno usurpador no pagó. El país está en una crisis económica grave. Debemos empezar a exportar petróleo de buena manera para recuperarlo y garantizar el agua, la luz eléctrica y otras necesidades básicas para vivir. Venezuela es un país súper quebrado y se debe recuperar”.

Informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) reveló que 7 millones de venezolanos necesitan ayuda humanitaria, 1,9 millones requieren asistencia nutricional, entre ellas 1,3 millones de niños menores de cinco años.

Las enfermedades prevenibles como la tuberculosis, la difteria, el sarampión y la malaria han resurgido, con 2,8 millones de personas en necesidad de asistencia médica, incluidos 1,1 millones de niños.

OEA y ONU catalogan la emigración más grande que ha existido en la historia del hemisferio occidental.

En general del país se van 5.000 personas al día. Y ONU espera que esa cifra aumente a más de 5 millones para finales de 2019.

Venezuela está en una de las depresiones más profundas de la historia. Azote de la hiperinflación disparado Índice de Miseria (suma de desempleo e inflación) en 2018. El índice de pobreza de ingresos se ha incrementado dramáticamente en los últimos cinco años.

China y Rusia son influyentes en la diáspora. China es esencialmente económico; tiene deudas que quiere que le paguen. En contraste, Rusia no. Puede estar en un juego geopolítico, muy atractivo para Putin.

Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) promovidos por el régimen, están sujetos a controversias por denuncias de corrupción, de uso político, retrasos y aumentos de precios. El jefe de control de los CLAP Freddy Bernal, afirmó que «es normal» que exista desviación «debido a la guerra económica».

Luisa Ortega Díaz indicó tener investigaciones en las que aparece que Maduro es dueño de empresa en México contratada para distribuir CLAP.

Agréguese denuncia del Mayor General Hugo Carvajal quien afirma que CNE con el “concurso” del tcnel Carlos Quintero Cuevas cometió el fraude de 2018. “Guaidó y AN deben tomar acciones contra involucrados, todos merecen cárcel”.

Se plantea aumentar precio de gasolina que puede conllevar al cambio político. En 1989 tal ajuste produjo el Caracazo, que dejó 300 muertes.

Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social registró 17.547 a nivel nacional, cuya represión causó 63 asesinatos. El narco régimen para distraer incapacidad, trata al país tonto referido al inicio. Desafía la rebelión pautada en Carta Magna (Art. 350)

Al MARGEN. A Isaías Rodríguez su amigo usurpador de quien hizo suya la causa, le revertió el poder plenipotenciario que le había otorgado, le sacó a patadas y lo mandó…a “seguir su camino” con el calificativo de cobarde, traidor. Qué pena.

jordanalberto18@yahoo.com

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BioEconomía

La banana es la fruta más popular de los Estados Unidos. La compra casi el 70 por ciento de la población por varias razones: son sabrosas, llenas de potasio y dan saciedad. Además, son portátiles y vienen en su propio empaque. Ah, y son baratas, casi increíblemente baratas.

Extrañamente, se paga menos por las bananas que por productos duraderos y fáciles de transportar que se producen a menor distancia. Teniendo en cuenta que la fruta es delicada, intensamente perecedera, vive no más de dos semanas una vez cortada del árbol y se envía desde miles de kilómetros de distancia en contenedores refrigerados, es impensable que cueste menos que las papas blancas o las zanahorias.

Se venden a US$ 1,40 por kilo en el comercio minorista, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU. Incluso las cebollas amarillas secas, que pueden durar de dos a tres meses en la despensa, cuestan a los estadounidenses casi el doble. Pero ¿por qué sucede esto?

Parte de la respuesta se encuentra en los minoristas quienes venden bananas de forma rutinaria con un margen de beneficio fraccionado, o incluso ocasionalmente con pérdidas. Pero ese bajo costo tiene un precio.

Según un informe de 2018 de Fairtrade International, una organización sin fines de lucro y certificadora que aboga por los productores agrícolas en los países en desarrollo, la producción moderna de bananos causa una serie de problemas sociales y ambientales, desde la falta de pago crónico de los trabajadores y el acoso laboral, hasta la pérdida de hábitat y la contaminación del agua.

Los costos que no se pagan en la caja registradora, alrededor de US$ 6.70 por caja mayorista de 18 kilos, según el informe, se externalizan a los pequeños agricultores y los empleados de las plantaciones de bananos, y a la tierra misma.

Estos problemas podrían evitarse, reducirse o compensarse a través de acuerdos que aumenten gradualmente el precio de las bananas. Pagar unos centavos más por kilo beneficiaria a los trabajadores y las granjas.

Este modelo ya existe, pero, según las fuentes, es difícil implementarlo, en este caso, por la competencia entre las verdulerías. Los minoristas simplemente no pueden aumentar los precios de la banana a más de US$ 2 por kilo sin perder clientes, incluso si ese precio es más justo para los trabajadores y mejor para el planeta. Están controlados por un poderoso electorado con una enorme influencia política y demandas irrazonables: los consumidores.

El costo de la mayoría de lo bienes, desde el petróleo hasta una suscripción a Netflix, cambia inesperadamente de vez en cuando. Pero el precio de las bananas parece permanecer notablemente estable, casi por arte de magia.

La rigidez de los precios se debe, en parte, a los contratos que la mayoría de los verduleros firman con los mayoristas, Según Jeff Cady, director de productos y flores para la cadena regional de supermercados Tops Markets.

Pero los contratos no explican completamente por qué el precio de las bananas es más bajo hoy que hace una década. Esa continua presión hacia abajo resulta del propio apego inusual a la fruta. Es una relación que se remonta a más de 150 años.

Los estadounidenses comenzaron a comprar bananas durante la era de la Guerra Civil, cuando se parecían mucho más a la palta de hoy: un lujo costoso, uno que todavía varía ampliamente en frescura y calidad. En su libro Bananas: An American History , Virginia Scott Jenkins escribe que los estadounidenses normalmente pagaron un centavo por cada plátano durante ese período, el equivalente a unos dos dólares en 2019, aunque, como las paltas de hoy, a menudo se vendían demasiado maduros y tendían a echarse a perder rápidamente.

Todo eso cambió a fines del siglo XIX. En unos pocos años, un puñado de empresarios construyeron una cadena despiadada de suministro que puso los plátanos al alcance de la mayoría de los estadounidenses. «Lo hicieron desarrollando una fórmula que los conglomerados de bananos todavía emplean hoy en día: trabajan a gran escala, controlan el transporte y la distribución, y dominan agresivamente la tierra y el trabajo», escribe Dan Koeppel, en su libro Banana: The Fate of the Fruit that Changed the world. «¿El resultado? El plátano cuesta la mitad que las manzanas, y los estadounidenses no se cansan de consumirlo».

Además de hacer una crónica de su despiadado enfoque de la explotación de los trabajadores, el libro de Koeppel explica con gran detalle los esfuerzos realizados por las compañías frutícolas para superar el precio y los factores de perecibilidad del banano, incluida la venta de vastas cantidades de la fruta recolectada el mismo día, para que maduraran al mismo tiempo, y enviándolos a través del océano en contenedores climatizados.

Esa tecnología todavía está en uso, aunque aún más sofisticada, con instalaciones especiales de maduración con control de temperatura que utilizan una mezcla de control de humedad y gas de etileno para asegurarse de que cada envío esté listo.

El informe de Fairtrade International publicado el año pasado trató de determinar el verdadero costo de los bananos, es decir, lo que costaría la fruta si no fuera subsidiada artificialmente por las prácticas ambientales perjudiciales y la explotación de los trabajadores. El estudio realizó docenas de entrevistas con gerentes de plantaciones, trabajadores y pequeños productores en cuatro países clave productores de banano: Colombia, República Dominicana, Ecuador y Perú.

Como era de esperar, el estudio descubrió que el verdadero costo de la producción de banano no se refleja en el precio que pagamos en el supermercado. Los costos sociales externos se relacionaron principalmente con los bajos salarios y la baja seguridad laboral, pero los investigadores también encontraron otros problemas relacionados con la producción de bananas, incluidos el trabajo infantil, el acoso y las lesiones laborales.

El estudio también utilizó datos de las bases de datos Ecoinvent y World Food LCA, entre otras fuentes, para determinar los costos ambientales de producción, costos que podrían compensarse y evitarse si más dinero regresara a las granjas. Esos costos incluyeron la pérdida de biodiversidad, la contaminación del agua y la contribución al cambio climático. Esto podrá compensarse utilizando una variedad de prácticas, desde la labranza del suelo al final de cada ciclo de cultivo y la reducción de pesticidas con rociado aéreo, hasta la construcción de infraestructura para el drenaje adecuado. Pero todos esos enfoques cuestan dinero.

«[El banano] es el segundo cultivo más nocivo después del algodón, y sigue siendo una mezcla cada vez más tóxica de insecticidas, fungicidas, herbicidas y otras elementos que se utilizan en la producción de bananos para mantenerlos desinfectados», dice Vitello, presidenta de productos de Equal Exchange.

“El costo humano de los trabajadores en una situación como esa con muy poco poder para organizarse o representarse a sí mismos, todo eso va absolutamente de la mano con el bajo precio. Increíblemente, ni siquiera se necesitaría tanto aumento de precio para tener un efecto enormemente beneficioso sobre las personas y el costo de producción y el medio ambiente».

El bajo costo tiende a dar a los productos un aire de invisibilidad. Solo cuando una compra realmente nos cuesta empezamos a mirar más de cerca y a hacernos preguntas más amplias. Y el costo singularmente bajo de las bananas ha logrado que nadie lo cuestione. Esa distancia se ha visto exacerbada por la industria bananera, que logró crear una mítica cadena de suministro, hace ya unos cuantos años, y ha continuado, a través de precios agresivos, permitiendo a los consumidores estadounidenses colocar racimos en sus carros de compras si ningún tipo de reparo.

«Es simplemente una especie de fruta plástica amarilla que está en las estanterías 52 semanas del año, y nadie habla nunca de dónde se cultiva, o de la gente que está involucrada en su producción», dice Vitello. “Solo piensas que aparece mágicamente, del mismo color, en tus estantes todos los días. Todo está diseñado para que usted no piense en ello. Pero si realmente lo pensaras, encontrarías información bastante desagradable que te haría cuestionar todo al respecto. No hay una historia feliz para contar».

25 de mayo de 2019

BioEconomía

https://www.bioeconomia.com.ar/2019/05/25/el-ridiculo-bajo-precio-de-las...

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Daniel Eskibel

El alemán Wilhelm Röntgen recibió en 1901 el primer premio Nobel de Física por su descubrimiento de los rayos X. Sin embargo, y casi simultáneamente, la ciudad de New Jersey prohibió la utilización de esos mismos rayos X alegando que de aplicarse a los binoculares de teatro permitiría ver a través de la ropa el cuerpo desnudo de las señoras. El rumor acerca de aquellos misteriosos poderes de los rayos X, por otra parte, disparó las ventas de ciertas ropas que decían ser “a prueba de rayos X”.

Por aquellos tiempos causaba asombro la existencia de una radiación electromagnética que pudiera atravesar el papel, la madera o el cuerpo humano sin que el ojo fuera capaz de detectarla. Ver los huesos a través de la carne era algo inaudito. ¿Cómo ver lo que habitualmente no se ve? Con rayos X, claro. Pero ayudados con algo más: el contraste radiológico. Ese contraste radiológico es una sustancia que realza las imágenes de estructuras que normalmente no son visibles porque tienen la misma densidad que estructuras vecinas.

Contraste, entonces. Y contrastar es exactamente eso: realzar algo que normalmente no se ve. Ponerlo en evidencia. Eso ocurre, también, en las campañas políticas.

Votantes con rayos X

Una estrategia política de contraste se realiza para brindar a los votantes un super poder: el poder de ver más allá de las apariencias, el poder de atravesar las capas superficiales de la política para ver lo que antes no se veía, el poder de descubrir lo oculto.

Ya sabes: lo esencial suele ser invisible a los ojos.

Cada campaña política resalta las fortalezas más importantes de su candidato y de su partido. Coloca dichas fortalezas en la agenda política, las despliega en los medios de comunicación y las capitaliza en el escenario electoral. Pero al mismo tiempo sabemos que todo candidato tiene su zona oscura.

¿Cuál es esa “zona oscura”?

Pues los errores, las debilidades, las inconsistencias, los fallos, las malas acciones, los tropezones. Los del candidato y los del partido. Los personales y los políticos. Los suyos propios y los de su entorno. Los pequeños y los grandes. Los contundentes y los opinables. Los deliberados y los accidentales. En suma: toda una zona, generalmente amplia y profunda, que no se expone ante la vista de los votantes.

En una campaña electoral, por ejemplo, tenemos a todos los candidatos mostrando sus fortalezas ante el público. Y por detrás de esas fortalezas tenemos las zonas oscuras de cada uno de ellos.

¿Quién muestra a los votantes esa zona oscura? ¿Quién les da esos rayos X para atravesar la superficie de la campaña?

Lo hace, en primer lugar, el buen periodismo. El periodismo crítico, inteligente, investigador y comprometido solamente con mostrar los hechos.

Y en segundo lugar lo hacen algunas campañas que enfocan las luces sobre la zona oscura de otros como estrategia de ataque contra sus posiciones.

¿Por qué atacar al candidato rival?

El ataque contra los rivales políticos constituye un hecho reiterado y casi habitual en las campañas electorales. Sin embargo, la gran mayoría de las campañas ataca por las razones equivocadas.

Una lista preliminar de esas razones equivocadas para el ataque incluye:

El estado de ánimo del candidato y su equipo de campaña: malhumor, miedo, desesperación, ira y alteraciones emocionales en general.

Las características agresivas de la personalidad del candidato y/o su equipo.

Las demandas insistentes del entorno personal, político o social.

El rechazo hacia las ideas, las actitudes o la personalidad del rival.

La rutina política y los estereotipos de campaña que transforman en “natural” el ataque.

Un mecanismo defensivo casi reflejo que se dispara al sentirse atacados.

El concepto erróneo de que todo ataque le resta votos al atacado.

En realidad la única razón acertada para el ataque debe ser la estrategia. O sea: atacar por diseño estratégico y no por las razones equivocadas señaladas antes.

¿Cuándo atacar por diseño estratégico?

Cuando el rival encabeza las preferencias electorales y el atacante es el segundo. O cuando el atacante es el primero pero el rival viene creciendo tan aceleradamente que amenaza seriamente su lugar.

Solo en tales situaciones corresponde el ataque frontal contra el rival para contrastarlo con nuestro candidato. Porque en las demás situaciones el ataque siempre fracasa.

Algunos ataques son un boomerang

Es casi una ley inexorable: el ataque se transforma en un boomerang cuando no es por diseño estratégico. Esto contradice la ingenua visión de algunos políticos que creen que el ataque por sí solo conquista votos y los aleja del rival.

En realidad suele suceder al revés: el ataque sin estrategia se vuelve en contra del atacante y lo golpea duramente. Al final termina siendo el atacante quien pierde votos. Lo cual parece lógico considerando, entre otros, los siguientes aspectos:

Si el votante no está enojado es muy difícil que valore positivamente un fuerte ataque político.

Si el atacado no es rival directo del atacante, el votante se confunde y puede alejarse del atacante.

El ataque pierde toda su efectividad si no se refiere a un tema importante para el votante.

El votante no necesariamente comparte los odios y las fobias del atacante.

Muchas veces la respuesta del atacado demuele al atacante.

En ocasiones el ataque beneficia a un tercero que crece mientras los otros dos luchan a muerte.

Decidir un ataque, pues, debe ser fruto de una estrategia sólida y fundamentada. Lo mismo cabe respecto a cuál será el punto exacto sobre el cual se dirigirá el ataque. ¿Cuál es el contraste que queremos mostrar al público?

Quien ataca la debilidad pierde

Ya es sabido que el ataque indiscriminado nunca es efectivo. Si atacas en todos los frentes simultáneamente seguramente vas a fracasar en todos los frentes. Entre otras cosas porque le estás pidiendo al votante algo psicológicamente imposible: contrastar tu fortaleza con todos y cada uno de los aspectos del rival.

Es necesario concentrar el ataque en un frente lo más estrecho posible. Y golpear allí con todas las fuerzas disponibles. El resto es dispersión y mal uso de los recursos.

El gran dilema es siempre determinar el punto exacto dónde golpear.

Y la respuesta más frecuente es la más equivocada: en la debilidad del candidato rival. Partiendo de la base de que todo candidato tiene su punto débil, se trataría de investigar, encontrar y contrastar ese punto débil con la fortaleza nuestra.

Tal estrategia no funciona.

No funciona porque esa debilidad es la que más estará protegiendo el equipo de campaña rival.

Y tampoco funciona porque el votante prefiere a ese candidato no porque desconozca su debilidad sino a pesar de ella. Sabe de esa debilidad e igual lo vota porque lo que lo mueve es la fortaleza del candidato, y esa fortaleza es la que compensa la debilidad.

Para que el contraste sea efectivo hay que atacar en otro lugar.

Y sorprender.

Atacar la fortaleza es la clave

Parece ir en contra de la intuición y de lo políticamente correcto, pero la clave es atacar la fortaleza del contrario. Piénsalo en términos bélicos. Solo podrás derrotar al ejército enemigo si atacas su fortaleza. Atacar el punto más débil solo dispersará tus esfuerzos en fuegos de artificio totalmente ineficaces.

Atacar la fortaleza, entonces.

Porque si haces daño allí será como colocar un misil en la línea de flotación del rival. Ese contraste sí será poderoso. El adversario podrá perder votos o simpatías recién cuando se debilite el punto más fuerte que le ven sus potenciales votantes.

Al final del día la estrategia de contraste no va dirigida al rival sino al votante. Es en la psicología del votante donde queremos provocar un efecto. Y ese efecto es que se debilite la fortaleza que hasta entonces percibía ese votante en ese candidato.

Cuidado con la radiación

Una estrategia política de contraste le brinda rayos X a los votantes. Les ayuda a ver que la fortaleza que perciben en la imagen superficial del rival lleva escondida una grieta que la fractura. El contraste a lograr se tiene que producir en la mente de los votantes. Y debe ser un contraste entre nuestra fortaleza, intacta y potente, y la quebrada fortaleza del rival.

Claro que el ataque para producir ese contraste debe realizarse bien.

Eso significa que el contraste debe ser por diseño, por estrategia. Y que debe tener una puntería milimétrica para golpear exactamente en el lugar preciso.

Ya sabes que para manejar bien la técnica de los rayos X tienes que tener mucho cuidado con la radiación.

El cuidado, tanto en los rayos X como en la estrategia de contraste, pasa por seguir un protocolo riguroso.

Nota: este artículo lo publiqué originalmente en la Revista Acción Política que se edita en Colombia, Venezuela, República Dominicana y Perú.

Maquiavelo&Freud

https://maquiaveloyfreud.com/estrategias-politicas-contraste/

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Lester L. López O.

Apreciación de la situación política # 155

La crítica situación venezolana continuó ocupando titulares en muchos medios de la comunidad europea y de Estados Unidos, indicativo este del nivel de interés que la mayoría de esos gobiernos democráticos otorgan a la usurpación en nuestro país, siempre en la búsqueda de una salida pacífica y democrática a la crisis.

La comunidad europea, el grupo de Lima, los voceros norteamericanos, de la ONU, la OEA y últimamente el gobierno de Noruega, ante el crecimiento de la posibilidad de una hipotética intervención militar o de enfrentamiento USA y Rusia que flotaba en el ambiente principalmente por el tono de las declaraciones de altos funcionarios del gobierno norteamericano, incluyendo al jefe del Comando Sur, convencieron al resto de los factores internacionales de la necesidad de comenzar a dar pasos concretos en torno a buscar una salida negociada al conflicto.

Los voceros de USA, por su parte, los últimos días han enfatizado que la salida es por la vía de la negociación y las sanciones y medidas económicas impuestas y ampliada a más colaboradores venezolanos y sus familiares. La aprobación del acta VERDAD por la comisión bipartidista de relaciones exteriores del senado norteamericano pareciera apoyar definitivamente el plan original de cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. En definitiva la intervención militar extranjera es una opción que mucha gente de la oposición venezolana debe comenzar a archivar.

No ocurre así con el cerco pernicioso que el propio régimen ha creado con la escasez simultánea de electricidad y gasolina que conduce a un paro general que parece inevitable en las próximas semanas, pero que el régimen ignora, como ignora las calamidades de todos los venezolanos culpando al bloqueo imperial de todas estas carencias, es evidente que esta es su hoja de ruta. Para enfrentar la insistencia internacional de elecciones libres, el usurpador de Miraflores saca debajo de la manga proponer unas elecciones legislativas adelantadas cuando el mundo reconoce que el problema es él y no los diputados. Sin embargo, no se puede descartar que esta propuesta sea para negociar unas elecciones presidenciales y legislativas conjuntas en los próximos meses, lo que parece ser una de las soluciones más sólidas sobre la mesa.

La aparición constante del usurpador en instalaciones militares hace ver el grado de desconfianza que se profesan ambos sectores, es la relación de conveniencia mutua que les conviene aparentar aunque las procesiones siguen por dentro. Es lo que pueden hacer mientras sus representantes internacionales Cuba y Rusia se sientan a definir la solución final para un problema que se llama Venezuela.

Parece ser que en esa mesa de domino donde juegan USA, Comunidad Europea, Rusia- Cuba y China, los mirones son el régimen usurpador y la oposición democrática y como dice el dicho: los mirones son de palos.

Politólogo

@lesterllopezo 24/05/19

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Mira Milosevich-Juaristi

Durante la campaña para las Elecciones Europeas que se celebrarán el próximo domingo, los Estados miembros de la UE se han enfrentado a un dilema que no estaba presente en las Elecciones europeas de 2014: ¿cuál es el mayor problema para la Unión: las noticias falsas o las noticias verdaderas?

Desinformación, propaganda y noticias falsas constituyen una práctica que tiene sus raíces en la Revolución Rusa y en la doctrina del leninismo. Durante la Guerra Fría, ambos bloques la convirtieron en un instrumento poderoso de la lucha ideológica. Lo nuevo, ahora, es la facilidad con que se puede producir y diseminar desinformación a través de las redes sociales.

La injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de los EEUU, en el Brexit o en el ilegal referéndum de Cataluña, fue una llamada de alerta que puso en evidencia las intenciones del Kremlin de desacreditar y debilitar las instituciones democráticas occidentales mediante la fabricación de noticias falsas o la divulgación de noticias semi verdaderas. Estos hechos demostraron que, cuando hay una estrategia política detrás de una noticia falsa, nos encontramos ante el empleo de la desinformación como arma propia de la guerra híbrida.

Desde que se comprobó la injerencia virtual de Rusia en los procesos electorales y referendos, la UE y sus Estados miembros han desarrollado planes de acción y organismos cuyo principal objetivo es desenmascarar cuentas falsas vinculadas a Rusia (y a otros países), bloquear fuentes de mala reputación y ajustar algoritmos para limitar la exposición pública a noticias falsas y engañosas. Pero resulta imposible controlar miles de millones de mensajes diarios en Facebook, Twitter, WhatsApp, Telegram, etc., en 28 países y 24 idiomas oficiales. Los más optimistas sostienen que es una cuestión de tiempo que se creen los algoritmos para evitar cualquier exposición pública a noticias falsas.

Sin duda se trata de pasos necesarios e importantes, y es innegable que los países occidentales están liderando la lucha contra la desinformación, pero también que se fían poco de la capacidad crítica de sus ciudadanos. Supone un tácito reconocimiento del vacío existente en la interacción entre gobiernos y los gobernados, de la pasividad y desconexión entre la mayoría de los ciudadanos y sus líderes políticos. Los ciudadanos gamberros e irresponsables son un blanco fácil para la desinformación. No deberían esperar del Estado o de la UE que les protejan de ser tontos. Un Estado democrático debería fomentar la responsabilidad individual de cada uno de sus ciudadanos, así como su capacidad de decidir por sí mismos lo que es falso o no, porque ese tipo de ciudadanos ha representado y representará siempre la principal defensa de las libertades.

22 de mayo 2019

elcano blog

https://blog.realinstitutoelcano.org/desinformacion-puede-el-estado-prot...

 2 min


Cada cinco años, la Unión Europea tiene una cita con el espejo: las elecciones al Parlamento Europeo nos sirven para contemplar el semblante de nuestro proyecto común y hacer balance del paso del tiempo. Los comicios que se avecinan, sin embargo, son especiales. Se trata de las primeras elecciones desde la crisis de los refugiados, desde el referéndum sobre el Brexit y desde la elección de Donald Trump en Estados Unidos. En estos años convulsos, marcados por las tensiones y las inseguridades, no hemos apartado la mirada del espejo en ningún instante. Con esta llamada a las urnas, el reflejo adquirirá la nitidez que tanto hemos echado en falta.

Las elecciones europeas suelen catalogarse como votaciones “de segundo orden”. La escasa participación en las mismas —que ha ido cayendo de forma ininterrumpida desde 1979— parece apoyar la tesis de que la ciudadanía europea no les otorga la importancia que merecen. Tres meses antes de las elecciones, tan solo el 38% de los ciudadanos sabía que estas tendrán lugar en el mes de mayo, y únicamente el 5% conocía las fechas exactas. El siguiente dato resulta igualmente revelador: el candidato del Partido Popular Europeo a presidir la Comisión, el alemán Manfred Weber, era conocido a un mes de las elecciones por solamente un 26% de los alemanes.

¿Debemos inferir de estos datos que los europeos se sienten indiferentes respecto a la Unión? Las encuestas dibujan un panorama más halagüeño. Según el último Eurobarómetro, casi siete de cada diez europeos —dejando a los británicos al margen— consideran que sus respectivos países se han beneficiado de la integración. Esta cifra es la más alta desde 1983, cuando empezó a formularse la pregunta. La mayoría de británicos, dicho sea de paso, concuerda ahora con esta opinión.

No obstante, se ha instalado en la Unión Europea una cierta desafección política, que afecta a todos los niveles de gobernanza. Las poblaciones de los países del Este, que se incorporaron a la Unión ya entrado el siglo XXI, tienden a desconfiar más del sistema político y a mostrarse más reticentes a ejercer su derecho a voto; no solo en las elecciones europeas, sino en todas. A esto se le suma que los jóvenes de nuestro continente son menos dados a participar en los cauces institucionales, pese a ser más europeístas que la media.

Otro factor añadido es que, para las generaciones que presenciaron expectantes la evolución del proyecto europeo durante la segunda mitad del siglo XX, el efecto “luna de miel” se ha ido evaporando. Tal y como advierte Ivan Krastev en After Europe, puede que nos encontremos ante ese “fin de la historia” del que habló Francis Fukuyama en 1989, pero solo en el inquietante sentido de que a pocos les interesa ya la historia. Krastev, Mark Leonard y Susi Dennison, del European Council on Foreign Relations, describen así la magnitud de estos cambios sociológicos: “la Unión Europea fue creada por sociedades que temían su pasado. Ahora, los europeos temen su futuro”.

Aunque sigue siendo fundamental resaltar el papel de la integración europea como garante de la paz tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión ha de continuar acumulando fuentes adicionales de legitimidad. Por desgracia, las turbulencias económicas y migratorias de los últimos años —gestionadas de forma manifiestamente mejorable por parte de la Unión Europea y sus Estados miembros— no han contribuido a la causa. Los partidos nacionalpopulistas han sabido aprovechar el actual clima de desasosiego, en el que han germinado sus propuestas, consistentes en afrontar ciertos desafíos de presente y futuro (como la crisis demográfica) mediante recetas propias de un pasado idealizado (repliegue nacional).

Sin embargo, el caos del Brexit ha dejado indicios inequívocos de que fuera de la Unión Europea hace mucho frío. Salta a la vista que, con solo abrir la puerta, el Reino Unido ya se ha estremecido. El peso relativamente reducido de los Estados europeos, las distancias geográficas y las profundas interdependencias a nivel internacional constituyen realidades indefectibles, que terminan dejando en evidencia a aquellos políticos cuyo programa se basa en hacer la cuadratura del círculo. Los ciudadanos europeos han tomado nota de ello, y no es casualidad que los partidos continentales que planteaban una salida de la Unión hayan dejado de hacerlo.

El principal elemento que une a esta amalgama de partidos —más heterogénea de lo que puede parecer— es su discurso anti-inmigración, que adquiere tintes xenófobos. A este respecto, debemos seguir recordando que existe un derecho de asilo internacionalmente reconocido, que la inmigración en su conjunto puede ayudarnos a atajar nuestro problema demográfico, y que en Europa hay muchos menos inmigrantes de lo que suele pensarse. Oponerse a los flujos migratorios descontrolados es razonable; mirarse el ombligo y desentenderse de los habitantes de nuestros países vecinos nunca lo será. Estamos hablando de un imperativo humanitario, pero no solo de eso: la seguridad exterior y la interior están intrínsecamente conectadas.

En cualquier caso, el tema que más angustia hoy en día a los europeos no es la inmigración, sino la economía. Uno de los grandes retos actuales es la desigualdad, que viene aumentando en prácticamente todos los países de la OCDE. Lo mismo ha ocurrido con la brecha Norte-Sur en Europa, a raíz de la crisis económica. Si bien los Estados miembros no pueden eludir sus responsabilidades, las instituciones europeas deben hacer más por promover un nuevo pacto social que sea medioambientalmente sostenible, que dé respuesta a las disrupciones en el mercado laboral y que favorezca la cohesión a escala europea.

Una singular paradoja de nuestra época es que, pese a las importantes dudas que han surgido sobre el proyecto europeo después de 2008, el tren de la integración no se ha detenido en ningún momento. Por supuesto, queda mucho camino por recorrer, pero actualmente contamos con mejores herramientas para afrontar las dificultades financieras y económicas que puedan llegar. Para que esta tendencia continúe tras las elecciones, y para que la Europa que abandera el multilateralismo mantenga su protagonismo en un escenario global cada vez más inhóspito, la mayoría silenciosa que es partidaria de la integración habrá de convertirse en una mayoría movilizada.

Al situarnos frente al espejo en los últimos tiempos, los europeos hemos hecho emerger, por fin, un verdadero espacio político común. Si los partidos europeístas pretenden que esta creciente politización no se vuelva en su contra, harán bien en forjar una narrativa transformadora. Aunque en ocasiones podamos recrearnos nostálgicamente en “el mundo de ayer”, como hacía Stefan Zweig, tengamos en cuenta que el genial escritor austríaco se desvivió siempre por un proyecto de futuro: esa unión pacífica de Europa que nunca llegó a ver, pero que contribuyó a hacer realidad sin saberlo. Evitemos, pues, que la nostalgia se apodere ahora de quienes nos sentimos herederos de su causa, y comprometámonos a construir juntos la Europa de mañana.

22 de mayo 2019

Project Syndicate

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