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Carlos Raúl Hernández

Ruptura militar

Carlos Raúl Hernández

Tecleado esto el jueves 4, aparece el domingo 7, un hoy figurado en el que ya se sabe si hubo por fin intervención militar democrática. La destrucción y el abandono de fuerzas y partidos que defendían la sociedad, se suplen con dead-lines, fechas mágicas en las que alguien neutralizará nuestros traspiés, hará lo que no supimos, la carroza de Maduro se convertirá en auyama y los corceles en ratones. El quiebre, la ruptura militar, es el conjuro que emerge por no saber qué hacer o decir después de año y dos meses del 20M. Hay que repetirlo cien mil veces:negociación, normalización institucional y elecciones deben ser el nuevo mantra.

Lejos de una solución, la fractura de las FF.AA pondría en peligro la existencia misma del país, otra desgracia atroz en tres décadas de ellas. No hay instituciones porque al decir de Mariela Rosso, el estatismo acabó con el Estado. Sin ministerios, ni AN, concejos municipales, comunales ni legislativos, alcaldías, gobernaciones, justicia ni prácticamente nada, lo único que ha sostenido la unidad nacional es el alto mando de Padrino al frente de las FF.AA, que mantuvo la cabeza cuando otros la perdieron.

Con la ruptura que claman los comandos de Bárbula y el Cedral, si la otra parte no se rinde, habría una guerra que de civil tendría los muertos, con zonas liberadas, tal vez dos países de leales y rebeldes, y suficientes bajas. Intervendrían en el conflicto Colombia y Brasil y quién sabe si el gobierno norteamericano. Irregulares colombianos, narcotráfico, megabandas, la delincuencia normal, tomarían dominio territorial, aunque ya disponen de la soberanía sicológica de la gente que se esconde a la puesta del sol como en Transilvania.

¿Se desintegrará Venezuela?

Es la autopista de la disolución que tomaron Somalia, Yugoslavia, Irak, Libia, Sudán, Yemen y tantas. Se desatará el caos en los mandos represivos que prefigura la muerte del capitán Acosta previa a la reunión en Oslo y recuerda la del concejal el año pasado en plena visita del senador Corker. En ese contexto puede surgir una feroz dictadura militar. Tal vez no sea un 23 de enero de 1958, sino más bien Siria de 2014. En países más afortunados, si el gobierno siembra entropía la alternativa se ofrece como el regreso a la ley y el orden, pero aquí pone su cuota de caos.

Por fortuna los uniformados tienen mayor comprensión política que el activismo civil sobre la unidad de la FF.AA. Saben que es antídoto de la desintegración nacional que reaparece con los amagos de golpe o invasión extranjera. La fuga de miles de millones de dólares en corrupción que dejan enano el peculado del gigante brasilero, se hizo explosivamente disociadora porque condenó a la pobreza a 90% de la población, y parte de ella come basura. Ridley Scott en La caída del halcón negro describe grupos encabezados por Mohamed Aidid que se enriquecían al paso del horror y la descomposición de Somalia.

Es una metáfora de por qué en procesos de disolución de países surge un nuevo y prósperostatus quo nacional e internacional que se beneficia, y entorpece la posibilidad de enderezar la marcha hacia un cambio ¿Qué cuentas corrientes en el exterior se le quitaron al gobierno y quienes las manejan? ¿Cuáles son sus montos y quién y qué adquieren con ellos? ¿Ante qué contraloría rinden cuenta”? ¿Quién recibe las de Citgo? Este dualismo de poder parece tener incentivos no leninistas muy poderosos que le desean larga vida. Eso requiere respuestas claras.

La policía del buen camino

Por si aparece alguno con su pistola de agua, puntualicemos: la raya de partida es que este es el gobierno más corrupto de la historia latinoamericana, pero aterra que con la informalización de tales cuentas corrientes, podría tener competencia. Es interesante que se observa una especie de policía del buen camino, que arresta retóricamente y con rabia a quien pretenda debatir las “estrategias” (¿?) y señalar fallos ¿Estará esa policía al servicio de la defensa del nuevo stablishment? No sería raro. Las torres gemelas de Caracas, viveza y candidez desde hace décadas también se derrumbaron, aplastaron la democracia y no paran de hacerlo.

Dijimos décadas. Mataron las reformas económicas. Editores prestaban casas a Chávez, empresarios sus aviones, intelectuales componían ditirambos y algunos curas le celebraban misas. Luego se voltearon hacia la abstención en 2005, golpes de Estado, lanzaron gente desarmada a los colectivos, y se dejaron birlar el poder de las manos en 2016, 17, 18. Eran ¿son? remedos sin jerarquía para llamarse elites. Se lanzaron a todos los barrancos, desacreditaron a gobernadores que ganaron heroicamente sus estados. Todavía hoy insultan a la princesa guerrera Laidy Gómez, con el “argumento” de que se juramentó en la Constituyente.

Impusieron la no participación, comunidades y dirigentes locales quedaron abandonados a la miseria sin alcaldías ni concejales. Es un amargo recuerdo aquella trágica e irreparable reunión de Montalbán, en la que obligaron a partidos desmoralizados y apaleados a claudicar, y sin disimulo les “prohíben” participar en las elecciones mientras solicitan una invasión y declaran la ingenua ilegitimidad. De allí salieron a crear un frente abstencionista y ahora piden pasar mil páginas sin leerlas (y las que vienen). ¿Hubieran aceptado Betancourt, Barrios o Villalba algo así?

@CarlosRaulHer

Solo la cubanización salva

Carlos Raúl Hernández

El 23 de junio confluyeron dos noticias. La derrota de Erdogan en Estambul y el fin de la visita de Michelle Bachelet a Venezuela. En las redes le habían insistido que viniera “a ver con sus propios ojos” la violación de DD.HH. Si uno ve algo no tiene que advertir que lo hace con los ojos, cosa implícita y menos, además, que es con los propios y no con ajenos. Su ausencia demostraba complicidad con el gobierno. Decidió hacerlo y una lluvia ahora de abajo hacia arriba develó que la complicidad la hizo venir. Karl Popper negaba seriedad científica al marxismo porque el mismo argumento da razón de un fenómeno y su opuesto.

Hipótesis esencial del materialismo histórico era la inevitable revolución en los países desarrollados, pero con las idénticas razones, retorcidas ad hoc, explica por qué solo ocurrió en un país atrasado, Rusia de 1917. Si viene es cómplice y si no también. Salvo gratas excepciones, demasiado en las redes sobre su visita fue tapa amarilla, mera impericia sobre protocolos de ONU y las multilaterales. Debía “denunciar” al gobierno, como si fuera operadora de un partido o una internacional de partidos y no de Naciones Unidas. A otros irritó el institucionalismo que obliga a un funcionario internacional.

Realzó a la oposición al indicar el débito de ambos contendores en la solución de la crisis, pero lo tomaron como afrenta. Retardado el despegue del avión de Bachelet por la tormenta de improperios, irrumpe la noticia del bofetón a Erdogan que trajo otro aquelarre. Turquía y Venezuela tienen lo que expertos llaman semidemocracia, semidictadura o autoritarismo competitivo, y abusos electorales parecidos. El 31 de marzo los opositores ganaron en Estambul con ventaja de 1% y el artero organismo electoral lo invalidó.

¡Acompañados tampoco!

Pero no se dedicaron a quejarse, a llamar a Trump, pedir golpes militares o urdir amenazas más ingenuas que creíbles. No lo declararon ilegítimo ni llovieron sobre mojado. No cerraron el camino del voto ni tuvieron la cachaza de fundar un frente abstencionista. Se aprietan faldas y pantalones, concurren a la reposición del proceso el 23 de junio para contarse otra vez y volvieron a ganar, ahora 9% arriba. Aquí corearon: “¡gran cosota!, Turquía es Europa y no hay una Tibisay”, haciéndose los locos frente a la brutal anulación.

Su conclusión: Lord Erdogan no es un dictador asiático sino un refinado caballero europeo, y Bachelet, no una Presidenta constitucional sino una roja zafia. Por eso nuestros activistas no celebran ni se interesan en aprender de lo ocurrido, sino en autojustificar sus chapuzas. Nuevo mantra higiénico del gato: pasar la página, mantener la división opositora y seguir la hegemonía interna irrepresentativa, torpe y desquiciada. Sin voluntad para absolver y sepultar cristianamente, nos atormentan cadáveres del abstencionismo, la alucinación y suicidas políticos, escondidos en el closet de 2002-03-05-14-16-17-18-19. No pueden a exorcizarlos.

Esa posesión diabólica sacrificó concejales, gobernadores, consejeros regionales, alcaldes, es decir, los partidos políticos. Celebrar a los turcos revive la gran burrada de 2018 que conectó los cables invertidos para no poder ganarle a nadie, ni con cincuenta países y EEUU que equivalen a cincuenta más. ¡Solos no podemos pero acompañados tampoco! Mientras la epidemia social revolucionaria cómodamente destruye, contamina, descompone, tales demócratas celebran con lógica comunista, que “se agudizan las contradicciones”. De la cubanización nacerá la libertad.

Noticias de ninguna parte

Mercedes Malavé escribe que “hasta un niño de doce años sabe que abstenerse es claudicar”. La desmadrada abstención abandonó los dirigentes locales al hambre, el desamparo. No bastaba y ahora ponen en jaque la A.N. Meten el casco y el gobierno nos despedaza, ni bien ni mal vamos a ninguna parte, y no habrá salvador acuerdo en Oslo mientras insistan. Desplomados el golpe y la invasión 23F y 30A, veremos nuevas chifladuras y apuestas desmelenadas. Desesperado por Atenea, Hefesto se abalanza para tomarla por la fuerza y aunque la diosa virgen se resiste, no pudo evitar que el apasionado herrero mojara sus piernas.

Ella se secó con un pedazo de lana y de él nació Erichtonio el primer rey de Atenas. La nueva aberración también es mitológica: la feliz criatura nacerá de la hambruna revolucionaria en ciernes y su acelerador, el embargo económico. Caminamos sin ruta en la diáspora, la miseria creciente y el autoritarismo, la cubanización hija de quienes la denuncian y un trapo. En tanto, como en todas las revoluciones, la nomenclatura va en aviones privados, deglute exquisiteces y cata buenos vinos, mientras la población apenas sobrevive.

Los cubanos aprendieron a hacer carne mechada e infusiones de conchas de plátano para sustituir el café, cuando por ventura coinciden agua y gas o electricidad, como cuenta Jesús Díaz en Dime algo sobre Cuba. En las calles habaneras sestean corroídos automóviles de los 60s cuando el comandante mandó a parar la historia. Bajo paredes cancerosas, cloacas que corren por el canto de la acera medra gente en bermuda, franela y sandalias, descompuestos, deshumanizados por el ocio y la miseria como figuras de Bacon. Al fondo el cínico y tenebroso son de Carlos Puebla: “¡aquí, aquí/esperando la invasión!”.

@CarlosRaulHer

El anti-Midas

Carlos Raúl Hernández

Admirables movilizaciones populares, un hombre querido por las muchedumbres y de una relación cálida con ellas en toda Venezuela. Tiene condiciones favorables para que nazca un líder. Ser querido, bien plantado y emocionar a la gente, ayuda mucho a la comunicación en los procesos políticos, siempre que se esté conduciendo un proceso político. De Gásperi, Churchill, o Stalin, no podían competir en carisma con Mussolini, Hitler o Trotsky, pero ganaron porque sabían conseguir los objetivos, ver las dificultades con antelación y virar sin pruritos cuando era necesario. Pero el carisma vale oro.
Cuando alguien logra objetivos públicos, estamos en presencia de un líder. Churchill, por ejemplo, fue por años objeto de burla en la Cámara de los Comunes porque sistemáticamente alertaba sobre los nazis. Al extremo que cuando comenzaba a intervenir en las sesiones, algún diputado le preguntaba cosas como “Winston: ¿le pusiste el termómetro a Adolfo?... ¿es verdad que tiene gripe?”, mientras le lanzaban bolitas de papel. Al final la genialidad de su filling político se hizo de culto. Betancourt decidió ir a las elecciones lopecistas “con el pañuelo en la nariz” contra los abstencionistas vintage.

Chávez despachó al MBR-200 abstencionista para crear el PSUV e ir al proceso electoral de 1998. Con esos golpes de timón estratégicos se tragó la historia y la historia no se lo tragó a él. Las impactantes declaraciones de Elliott Abrams dan la hora de un viraje de ciento ochenta grados en la política nacional ya que EEUU lo hizo en la suya hacia Venezuela, con gran efecto en otros países. De allí se desprende que la insurrección desde 2014, 2016 y 2017, crear un frente abstencionista en 2018 y el putchismo de la llamada intervención militar democrática, con guinda de invasión extranjera en 2019, fueron boberías trágicas.

Maduro jefe de la oposición

Tan fatales que Trump las arrojó con grima al basurero (y atornillaron a Maduro, quien ya no debería ser presidente sino el jefe de la oposición) ¿Habrán entendido el mensaje los activistas locales? Abrams dice con un sentido de la realidad que ya quisiéramos, lo contrario de aquél saco de ilusiones fermentadas. La vía es pacífica, electoral, negociada y que “como todos los ciudadanos del país, los chavistas deberán desempeñar un rol en la reconstrucción de Venezuela”. El planteamiento nos permite pensar que EEUU, la UE, el Grupo de Lima, China y Rusia, tienen en sus manos la posibilidad de torcer el rumbo al Estado fallido.

EEUU ha sido nuestro principal aliado histórico, amigo, soporte de la democracia y su ayuda en esta dirección será esencial para reconstituirla. Falta ahora que gobierno y oposiciones estudien su propuesta con ojos mayores de dieciocho años. No los hemos tenido y por tanto lo que ocurre y ocurra es y será responsabilidad nuestra y no de EEUU ni de ninguno de los aliados. Grupos internos desorientados pagaron un desmesurado lobby para vender baratijas e ilusiones en la comunidad internacional y crearon un espejismo.

El jefe de la CIA, Mike Pompeo ante la comunidad judía de N.Y expresó deliberadamente para que se filtrara, su juicio sobre las fracturas de la oposición que impiden derrotar al gobierno. Y como mandado a hacer por él mismo, ocurre el mefítico incidente de las elecciones estudiantiles de la UCV. En ellas un multimillonario aparato de descrédito con base en Bogotá aplasta dos jovencitas opositoras que aspiraban dirigir la FCU. Ese aparato de matones comunicacionales, por cierto, se dedica a desacreditar gente de otros partidos y tendencias que no le gusten al capo.

Lustay y Sairam

Manejado por una especie de anti- Midas que todo lo que toca lo convierte en escoria, ametralló a un grupo de muchachos fogueados en dura lucha de años contra el gobierno, simplemente porque no comparten sus posiciones. Por cierto que Midas es uno de los mitos de la cultura occidental que evidencia el peligro de la bobería con poder. El agalludo pidió a Zeus que se convirtiera en oro cualquier cosa que tocara y murió de hambre ¿Qué podrá comer quien lo que toca se hace escoria? Cualquier acusación canalla circuló por ese desaguadero comunicacional.

Así despellejaron a Lustay Franco y Sairam Rivas, y a los jóvenes que no cuentan con los millones de su agresor. Qué aprendan a soportar al carroñero. Alguien que tenga sentido de la justicia, honradez y algo de pudor, sí pudiera, impediría tal gansterismo. Hay tareas inmediatas sugeridas por aliados como Abrams y Pompeo. En primer lugar continuar las negociaciones de Oslo pero no como quien se roba la limosna, sino con honradez, como hizo Santos con FARC. Cada vez que se descubre un engaño a la opinión pública, arrecia el desencanto y el desprecio por la política.

Habría que aprender a jugar limpio y perdimos esa costumbre, pero es un aprendizaje necesario. Se impone repasar las costuras de la oposición, aceptar que haya puntos de vista distintos, que eso no es un crimen y que, por el contrario, la nueva tesis asumida por la comunidad internacional, sin lobby, es la de quienes defendieron a ultranza la vía pacífica, los “inmovilistas”, “apaciguadores”, los “fundamentalistas del voto” como los llamaron. Si no, ocurrirá lo impredecible.

@CarlosRaulHer

Política del corazón

Carlos Raúl Hernández

Hace décadas viajaba de Maracaibo a Caracas vía San Antonio, el DC-9 tuvo un accidente en la escala y los pasajeros decidieron no proseguir el viaje. Vine solo, entonces, con la tripulación y amablemente me pasaron a la cabina. Volando sobre Barquisimeto, el piloto me cuenta que está deprimido por una separación sentimental y me toma de confidente. En algún momento me dice “no sé cómo trabajo en esto, porque tengo miedo a volar. Además estoy seguro de que este avión se va a caer… recuerda -me dijo- lo reconoces porque tiene los emblemas de las dos líneas, Avensa y Aeropostal ¡No te montes. Se estrellará cualquier momento!”.
Me recorrió un velado ataque de pánico al verme en manos de un piloto despechado que temía volar y anunciaba la ineluctable catástrofe de la nave que conducía. La misma turbación me aparece cuando descubro los esquemas mentales de varios dirigentes, expresados por ellos o por sus escuderos y comentaristas en los chats. Circulan profusamente y hay abundante evidencia de que demasiados carecen de la menor idea de cómo se resuelve un diferendo (sueñan rendiciones). La sociedad destruyó sus partidos en busca de un príncipe azul, no tuvo tiempo de formar adecuadamente relevos y hasta ahora ha besado quintales de sapos.

Es la machtpolitik, la prepolítica, la antipolítica. Hegel la llama política del corazón, frenesí de la arrogancia, de respuestas simples y agresivas como el puñetazo contra la palma de la mano que usamos hasta hace poco. El crimen a nombre de la moral, declamado por el bien. Dice Hegel, “simula ser una muestra de excelencia, como si procurara el bienestar de la Humanidad… cuando se atraviesa esta etapa de destrucción, la ley del corazón es la perversión de sí misma, es la conciencia enloquecida”. Arteras embestidas, canalladas contra personas rectas como Mibelis Acevedo, María Eugenia Mosquera, Eduardo Fernández, entre tantas.

El aporreador digital

Revolucionarios de izquierda y de derecha llevan veinticinco años de destrucción y rechazan acuerdos. El pensamiento crítico, democrático y la política racional están condenados y perseguidos por disposición de prepolíticos. Durante algún tiempo pensamos que la “conciencia enloquecida” contra la convivencia se debía a aludes pasionales, pero la explicación es básicamente otra: el gamberro digital, ni sus patronos, tienen más nada que decir ni otra manera de enfrentar un argumento. Sus cabezas eriales como las de Marat y Desmoulins suelen terminar olisqueadas por los perros, reales o figurados.

La machtpolitik practica la infamia contra el interlocutor, como en el pasquín jacobino El amigo del pueblo, y mientras llega el momento de la agresión física, siembra calumnias sobre aquél, que “le pagan” por lo que dice. Hegel ironizó esa peste ética aunque le preocupaban las tragedias que produce. La primera revolución moderna, la francesa que comenzó imbuida del humanismo y la Ilustración, terminó chapoteando en el lodo sangriento de Robespierre, como toda revolución de izquierda o de derecha.

El Incorruptible intentó convertir Notre Dame en templo de la Diosa Razón, deidad que no era más que el otro nombre de la guillotina. Si alguien daba un paso hacia el centro y la convivencia, fuera de la estupidez criminal, le caía el hacha. A Condorcet símbolo de la sabiduría y la tolerancia, lo obligaron a suicidarse. No hay razón sino odio y muerte. Los jacobinos estaban intoxicados de principios, estupideces éticas y potenciales crímenes, igual que todos los revolucionarios. Después del Incorruptible vienen Lenin y Stalin, Mao, Hitler, Mussolini, Fidel y demás.

Mente de pollo

A ellos les importaban tanto los muertos como al que pide una invasión militar. Quienes no han vivido más política que la revolucionaria actúan así por reflejo, y vale como escribió Bertold Brecht, matar, hacer trampa, engañar, para salirse con la suya. Los reos siempre son los demócratas, los que practican el pensamiento crítico y quieren convivir. El gamberro fanático de la actualidad apela a lo único contundente: el machete de carnicero digital hasta que le toque uno de verdad. Es más fácil romper que transar y si decido que encarno el bien, la justicia, los grandes ideales, una opinión contraria es contra el bien, la justicia y los grandes ideales.

La visión del mundo del gamberro es primitiva, hormonal y se caracteriza por la incapacidad para concatenación. La realidad para él es un montón de episodios desarticulados, mientras el proceso comprensivo nace de establecer conexiones. Así piensan que Chávez fue un benefactor y Maduro traicionó el legado, cuando lo cierto es que ahora cosechamos lo que sembró aquél, y éste es su continuador. Otros no vinculan abstenerse en 2005 con la subsecuente entronización del chavismo y la caída de la alternativa democrática por una década, raíz de nuestras desgracias.

Ni cómo se relaciona la presión de no juramentarse hecha al gobernador electo en 2017 y el infierno que vive el Zulia. Ni cómo el skeetch del 30 de abril trae el arrase contra la AN. Ni qué tiene que ver la debilidad extrema de los demócratas hoy, con los errores precedentes. Los que decidieron abandonar todo en las elecciones regionales y municipales y en la presidenciales de 2018, nos privaron de mecanismos de poder y solo les queda rogar a Dios, los militares y EEUU, como el perrito que ante un perro grande se tira patas arriba y gime.

@CarlosRaulHer

Razón y pasión

Carlos Raúl Hernández

La vida humana se rige por esos dos principios antagónicos y según filósofos de la cultura, las notorias diferencias entre sociedades y períodos históricos tal vez se deban al predominio colectivo de alguna sobre la otra. Entre nosotros estamos viviendo desde hace casi treinta años la edad de la ira, la destrucción, Leviatán. Tanto en la política como en la guerra y en cualquier actividad humana, el choque mal resuelto entre las dos fuerzas desgarra al hombre. Colón tenía la razón renacentista, la fuerte convicción de la redondez de la Tierra, pero no hubiera cambiado el mundo sin el fuego interior que lo hizo salir de la comodidad a retar su destino.

Así forcejeó años por hacer posible su alocada expedición, para luego embestirle al infinito mare tenebrosum. Sin pasión habría sido como miles de navegantes innominados que también sabían lo que él. Sócrates no habría inventado el conocimiento sin tentar a la muerte. Nada importante se logra sin voluntad, en una batalla que se da primero en el corazón y señala el destino de cada uno, aunque la cultura y las instituciones fuerzan a controlarla en beneficio de la razón, por lo menos en el dominio público. En el fuero interno la lucha es tan feroz que puede llevar al nirvana o a la destrucción.

Homero las encarna en dos personajes eternos. Aquiles, la violencia, “que soltó chorros de sangre negra”, incapaz de soportar la contradicción, esclavo de la soberbia, aplastante e inderrotable, salvo por su única fragilidad. El talón que simboliza su debilidad por dos seres, Criseida y Patroclo, su extraña pasión bipolar. Por él se dirige a la muerte y por ella muere. Aquiles un semidiós, cae a los veintinueve años. La otra es Ulises, el estratego, que a diferencia vive hasta muy anciano, un extraordinario coraje embridado por la razón, no para aplastarlo sino para triunfar. El valor no lo domina sino él domina su valor.

Simpatía por el diablo

No va perderse el canto de las sirenas seductoras y asesinas, pero se hace amarrar al mástil para no sucumbir a ellas. Es por ese equilibrio que logra conducir la guerra y ganarla, retornar a Itaca en la terrible Odisea y, casi perdidas sus propiedades y Penélope, utiliza la inteligencia para recuperarlo todo. Según documento confidencial del gobierno americano una intervención en Venezuela costaría miles de muertes, años de presencia militar, decenas de millones de dólares y no se sabe qué quedaría después de lo que fue un país.

El otro Moloch conduce a ahorcar la ciudadanía por hambre. Claro que la destrucción se debe al modelo socialista como en todas partes donde se aplicó, pero las sanciones operan como si a un presidiario enfermo, hambriento y debilitado, lo ponen a correr media maratón en vez de hospitalizarlo. ¿Existe algo o alguien con quien Ud. no hablaría para evitar que su país se destruya? “¡No se puede negociar con delincuentes!”, vociferan almas cándidas que piden guerra sin saber lo que dicen y a quienes nunca les secuestraron un familiar. Hablar hasta con el diablo si fuera necesario, y Fausto incluso pactó con él.

Pero por fin se enciende un bombillo con la reunión en Oslo, cosa que hay agradecer profundamente al gobierno Noruego. Que parlamenten, se vean, se sienten juntos civilizadamente, que hagan uso de todas las triquiñuelas y astucias odiseas, pero que lleguen en algún momento a un acuerdo, y aunque este encuentro no ofreció mucho, sirvió para que trastabillara el odio por las soluciones pacíficas en los gruppies y fans. Estimula ver en las redes a los mismos que excomulgaban la posibilidad de dialogar, comenzar su camino de Damasco.

Tripa vacía vs. fusil

Así es posible que aprendamos a no dejar escapar la palabra definitiva, a no pisar el terreno del letrero que dice “quien llegue hasta aquí, pierda toda esperanza”. A no incinerar los recursos de la razón, paz, elecciones, negociaciones, convivencia, tolerancia, ante los pies de dioses de la pasión desenfrenada, Moloch que se apaciguan con la sangre y el olor a grasa quemada de los sacrificios bárbaros. Cuando eliminamos o desacreditamos los instrumentos de la política civilizada, la sociedad se queda inerme, cede la capacidad de decidir a los fusiles de los que carecemos o a fuerzas exógenas que disponen de nosotros.

De las peores secuelas de abandonar las vías democráticas y electorales, es que perdimos la melena y el poder, y pasamos a ser cachorros en manos de otros. Citaba el dramaturgo José Tomás Angola una frase clásica: “para cualquier perro su amo es Dios. Por eso muchos hombres prefieren los perros a otros humanos”. Los conductores que hicieron historia, para bien o para mal, se cuidaron de dejar abiertas puertas para la oportunidad. Nixon negoció y pactó con Mao Zedong, Bolívar con Morillo, los norteamericanos con los vietnamitas.

El diálogo de Oslo está atrapado entre dos mantras de hierro, que confiamos puedan derretirse: Maduro no se va y cese de la usurpación. Si hay una posibilidad de cambio real, las elecciones supervisadas por el mundo entero debían darse con garantías para ambos bandos. Cambio del CNE, un reclamo masivo, y mecanismos y transicionales en manos que hagan institucionalmente imposibles las venganzas con o sin Maduro en el cargo. Pero llevamos casi tres décadas de tochadas irracionales…

@CarlosRaulHer

Si te van a dar lo que pides ¡cuidado!

Carlos Raúl Hernández

Las mil y una noches enseña que lo peligroso de los deseos es que se pueden cumplir. De esa maravillosa obra se derivan centenares de cuentos y chistes populares sobre las crueldades que hacen los espíritus cautivos en botellas y lámparas a sus desprevenidos liberadores, como el hombre condenado a cargar sobre su hombro una paloma enorme e insaciable por equívoca petición a uno de esos espíritus. También Homero dice que los dioses castigan a los hombres al hacer realidad sus sueños y en términos prácticos, pocas cosas tan escalofriantes como un político soñador. Mucho cuidado con lo que pedimos.
El escalofrío lo sentimos a diario desde que a algunos se les ocurrió la idea de invocar a un “quiebre” o una “fractura” de la estructura castrense, la intervención militar democrática. Eso revela la espontaneidad de quienes aspiran derrotar al gobierno en un país cuya política se hizo torva porque éste se caracteriza por escasez de escrúpulos y demasiada rudeza. En 2017 comparamos esa relación con la que habría en una reyerta entre Lady D y Bin Laden. En Venezuela triunfaron en los últimos dos siglos cinco golpes militares entre más de dos decenas de “intentonas” como se les dice en la jerga.

Los que derrocaron al General Medina Angarita en 1945, Rómulo Gallegos en 1948, Marcos Pérez Jiménez, Hugo Chávez el 11 de abril de 2002 y a Pedro Carmona dos días después. Todos tienen un rasgo en común: fueron pronunciamientos en bloque de los estados mayores conjuntos y no “quiebres”, ni “fracturas”, ni niño muerto. Por eso no se derramó sangre y podría decirse que el stablishment militar se limitó a informar al presidente que ya no lo era.

Yeso y fractura

De haber “fractura” hubiéramos tenido conato de o guerra civil, que nos hundió en la miseria extrema desde la Independencia hasta 1899 fecha en que el arquetipo del gocho trabajador, discreto y sobrio suplantó al llanero, con grandes beneficios para el país. Vallenilla Lanz lo describe en Cesarismo Democrático como un guerrero bárbaro que montaba en pelo, desnudo, lanza en mano, cubierto de barro y que devoraba carne asada o cruda sin bajarse del caballo. Los andinos por el contrario eran silenciosos, trabajadores, tenaces, apegados a la tierra porque debían arrancarle papas a laderas empinadas, frutos a una naturaleza hostil.

Campesinos sedentarios, en un estadio más cercano a la civilización que aquellos jinetes nómadas de Gengis Kahn perdidos en nuestras llanuras. Las fracturas militares son el preámbulo de guerras civiles que nadie sabe cuánto duran, pero los polemólogos consideran más sanguinarias y terribles que las convencionales. Pueden terminar en secesiones o estados fallidos y no así en los nacientes EEUU, España (y otros) porque ambos bandos se ahogaron en sangre y horror. O en guerras internas de baja intensidad como Argentina y Chile, con miles de desaparecidos y torturados.

Mucho de eso enseñaron África y los Balcanes. Hasta ahora entre los militares no se concreta una fractura ya que tienen conciencia clara de que son la última frontera que resguarda la unidad nacional, garantía frente a la marea de las megabandas, el narcotráfico, los colectivos, los grupos irregulares colombianos y el hampa simple que tomarían el país en un escenario de violencia ¡Cuidado con lo que pides! La guerra es una maquinaria de asesinar niños y así lo espeta el furioso Aquiles a Agamenón: “en la guerra los jóvenes mueren y los viejos pactan”. Hay que regresar a la ley y el orden.

Advertencias inútiles

Es preferible que los viejos pacten antes y no mueran los jóvenes. Por desgracia desde que llamaron a la abstención en 2018, una de las burradas políticas más grandes que se recuerden, parte de la sociedad desarmada pasó a la contra natura condición de militarista, a depositar sus aspiraciones políticas en algo que no controlan y ni siquiera conocen. Los sectores que derrocaron a Allende en 1973 creían que una vez tranquilizadas las cosas, en cuestión de semanas Pinochet entregaría el poder a la democracia cristiana en tanto fuerza fundamental de la oposición. Esperaron sentados por diecisiete años.

La novillada del 30 de abril parece que marca un hito y los principales sorprendidos por su estridente fracaso son los que lo intentaron. Ya hay una amplia hemerografía sobre la vacuidad sin límites de la ruta emprendida desde hace ya varios años cuando se adoptó una desmangurrillada insurrección civil para hacer estallar el mundo militar. Mucha gente se ha cansado de advertir la ingenua ceguera de ese plan, que a partir de 2014 y antes, logró perpetuar en el poder a los que ya hoy deberían estar fuera de él. Es gracias a ellos aun gobiernan. Arruinaron la posibilidad del cambio, nuestras vidas y las suyas, exiliados, presos o acorralados.

Parece que sigue siendo inútil advertir nada porque algún incorregible mecanismo de la mente crea incapacidad de procesar la realidad, hacer sinapsis en los decisores. Tal vez lo que procede es, para advertir, crear una fuerte corriente de opinión que se oponga al gobierno pero también a la sistemática vocación para el error que se destaca. Es desesperanzador que los militares, según sabemos, hayan perdido respeto al liderazgo civil, lo chalequeen y lo vean como un ridículo peligroso y no como una posibilidad. Alguien debe asumir el regreso a la ley y el orden.

@CarlosRaulHer

Perro callejero

Carlos Raúl Hernández

Un perro de la calle no tiene mañana pero nadie sabe si por meses o años. Como metáfora aplica al gobierno. No puede pensar en el futuro ni hacer planes, con terrible costo social para quienes reciben de él los servicios principales. En ningún otro país su colapso arrastraría la sociedad como en Venezuela. Políticamente vaga a ver dónde consigue agua o algo de comer. Pero si eso es metafórico para describir al gobierno, se parece mucho a la realidad de ciudadanos cuya preocupación es cómo sobrevivir. Hasta aquí nos trajo la revolución y la sociedad no logra despojarse del peor gobierno en la historia de Latinoamérica.
En 20 años, como satirizaban de Luis XVI, de hobby cerrajero, a propósito de Antonieta, no halla la hendidura para meter la llave, o la mete en el enchufe de electricidad. Aquél no tiene capacidad para gobernar asediado por EEUU que asumió en persona ahorcarlo con sanciones económicas, aunque quienes tienen la lengua afuera son los ciudadanos y no la nomenclatura. Las sanciones han producido en todas partes gobiernos obesos y poblaciones famélicas, éstas políticamente sus escudos humanos. En el período especial, Fidel devoraba langostas en las gráficas con líderes de la izquierda europea que lo visitaban.

Con Rusia y China la nomenclatura tiene los recursos para funcionar, y el país bajo su control total, gracias a tales sanciones. La “estrategia” recuerda una ácida anécdota del asedio de las tropas vaticanas a Carcason, Francia, durante el siglo XIII. Aunque era ciudad fortaleza de los herejes cátaros, la mitad de la población seguía cristiana, y por eso el oficial vaticano al mando dudaba tomarla por asalto, ya que morirían en masa por igual. El delegado papal, un Cardenal sin muchos remilgos ordenó ocuparla a sangre y fuego.

Las sanciones tomarán a los suyos

Ante las angustias del jefe militar, argumentó con gran finura teológica: “si mueren buenos cristianos, será la voluntad de Dios y Él en su Reino sabrá distinguir justos de pecadores”. Es un embrollo que tantos voceros norteamericanos opinen sobre la crisis de Venezuela. Pompeo, Bolton, Abrams, Brownfield, Rubio, varios generales. Y unas nerds del Departamento de Estado que de vez en cuando meten lengua. Por eso no hay que extrañar lo prolijo de los alegatos después del affaire del 30 de abril, que dejó a todo el mundo descolocado.

En vez de controlar daños luego de semejante patinazo, los declarantes lo empeoran. La cadena de azorados malentendidos parece una comedia de Oscar Wilde. El 23 de febrero Abrams regañó duramente al equipo local en la frontera por el ridículo ecuménico, no cumplir con el golpe militar prometido, ni con la consigna de “sí o sí”. Además terminan quemando de lado colombiano los escasos tres camiones de vituallas, toda una tribulación. Pero en esta oportunidad criollos e importados merecen sus sopapos.

¿Por qué tan tremebundo enredo? Al parecer por una secuencia de irresponsabilidades, faltas de puntualidad, informalidad. Veamos: el alto mando militar debía alzarse, pero no se alzó ni tampoco las guarniciones. Maduro tenía que huir en un avión que lo esperaba con las turbinas encendidas, pero no huyó. Las masas frenéticas debían tomar las calles, pero no se presentaron. Y por último lo más imperdonable de esa runfla de incumplimientos y desaprehensiones de las que se quejan justificadamente.

¡Aquí nadie cumple!

El soberano desaire del Ministro Vladimir Padrino, el presidente del TSJ Maikel Moreno y el Comandante de la Guardia Presidencial, Hernández Dala, quienes sin la menor cortesía apagaron los celulares el 30 de abril, después de meses conspirando para echar a Maduro. Si se examina con sentido práctico, la verdad parece mucho más rústica, latina y desopilante: Padrino, Moreno y Hernández estaban en eso para informar a Maduro hasta de la marca de las corbatas de los conspiradores. Y es insólita la sorpresa de norteamericanos tan altos frente a algo tan previsible. Ojalá la próxima reunión sea entre el gobierno y los opositores sin ingenuidades.

Descubierta la operación, había que adelantar las cosas 24 horas porque los caimanes esperaban en la boca del caño. Por eso nos levantamos el 30 de abril en medio del surrealista, sudoroso, precipitado llamamiento a rebelión militar desde una autopista. La estrategia secreta nunca lo fue y se anticipan para evitar males peores. Pero es justo decir que el grupo local que organizó este play supo enfrentar el desagradable desenlace con garbo, elegancia, donaire y resolvió bastante bien ante las gradas. Pusieron su mejor cara de póker aunque las guarniciones no se alzaban y no había intervención militar democrática.

Las masas permanecían instaladas en sus casas siguiendo los eventos por tuiter, y las cuatro o seis tanquetas de la artillería insurrecta se rendían. Pero en esas circunstancias, según enseñan, hay que actuar como quien ve todo con total naturalidad sin mover los músculos faciales. No finalizaba la usurpación pero convenía dar la vuelta al ruedo y se emprendió una marcha que fatalmente terminaría en Chacaíto, para un posterior fin de jornada en sedes diplomáticas. Al día siguiente manifestamos o marchamos por el este en una colorida y emotiva concentración, mientras el gobierno se come su hueso.

@CarlosRaulHer

El cadáver artillado

Carlos Raúl Hernández

Vale sospechar que cuando algún personaje emprende campañas moralizadoras, estamos más bien ante un redomado bribón con fines distintos al bien público, como lo vivimos con los notables en Venezuela y los gobiernos antipolíticos desde 1993. Las cruzadas éticas recuerdan demasiado la turbidez de la inquisición. Los jueces se quedaban con las propiedades de las enjuiciadas por brujas y se ha analizado la perversidad sexual en los procesos y las sesiones de tortura. En Perú hoy ha aparecido un tribunal de inquisición que confiesa “No nos enfrentamos solo al poder del dinero, sino… a la clase política peruana” (El País, 21/04/19). Prepárese que viene la revolución.

La ofensiva de terrorismo judicial es mucho peor que la que tuvimos aquí hace 28 años. El Torquemada de turno, el fiscal Rafael Vela, explica claramente su plan. Lo mismo planteaban Escovar Salom, Uslar Pietri, Maíz Vallenilla y otros de aquellos repúblicos que demolieron el prestigio del liderazgo, a los que debemos la destrucción de la democracia y el ascenso del chavismo. Cuenta el Santo Oficio del Virreinato Perú con la esencia del procedimiento inquisitorial, anterior al derecho acusatorio moderno: la prisión preventiva, nada menos que por tres años, es decir, una sentencia previa por sospecha, sin juicio y sin derecho a la defensa.

Así están presos el expresidente PPK, enfermo cardíaco, a sus 82 años una condena a muerte, y su anterior rival, Keiko Fujimori, también hasta ahora sin pruebas. Estuvo año y medio en la cárcel el matrimonio Humala Heredia. Pensaban hacer lo mismo con el expresidente Alan García, pero ocurrió lo imprevisible. El kamikase blandió como arma blanca su muerte y se las clavo en la garganta. Tal vez el escándalo mundial amaine ese terrible peligro de un país donde los presidentes desde Fujimori a nuestros días, todos los de los últimos 27 años están acorralados por el sistema judicial, menos el que voló sobre el nido del cucú.

Los tribunales del odio

El terrorismo judicial logró que Fujimori siga preso para que se muera, después de pagar larga pena y recibir un indulto legítimo. La carta de Alan García estremece, sobre todo porque la escribió semanas antes, y su decisión y serenidad recuerdan a Getulio Vargas cuando hizo lo mismo en 1954. También Salvador Allende se suicidó en la ruina política, la destrucción y curiosamente varios Allende lo hicieron: su hermana y una de sus hijas. La diferencia es que García reivindica con razón su triunfo, en el segundo periodo tal vez el mejor presidente que tuvo Perú.

Clava una frase de bronce, shakespereana, en su testamento. Dejo mi cadáver en señal de desprecio. El fiscal Rafael Vela se queja de no haber podido encerrar más indiciados porque tienen dinero y pueden contratar buenos abogados, un contratiempo. Dice el héroe que “estamos enfrentando no solamente a toda la clase política del país (toda) sino… espaldas financieras muy grandes… personas de alto perfil tienen mucho dinero para pagar defensas técnicas muy calificadas” (idem).

Si el fiscal es capaz de decir que toda la clase política es corrupta, ya sabemos de qué se trata. En la misma página de semejante testimonio apareció el artículo habitual de Vargas Llosa, quien tan merecidamente tiene ganado respeto universal y por eso esperamos de él sensatez y sentimiento. Pero esta vez Don Mario se olvidó del Premio Nobel, se bajó del caballo y declaró como un peruano sacudido por la política de su país, del que sabemos que nunca ocultó su ojeriza a García. Por eso afirma cosas que no cuadran con las dimensiones del escritor.

Voto de pobreza

La estructura subyacente del artículo es esta: ciertamente al sospechoso, pese al alud de investigaciones, no le han podido comprobar nada… pero intuyo su culpa, porque no es como Belaúnde que salió más pobre de la Presidencia que al entrar. Don Mario despoja el acto final de García de cualquier dignidad y lo atribuye al remordimiento o la culpa. Otelo y no Antonio. Es incomprensible que alguien como él, un cultor de Tirante el blanco la novela de caballería de Joanot Martorell, y de Don Quijote, reste importancia al sacrificio supremo, caballeresco de dar la vida por una causa, por la honra.

Entregar el físico no es cualquier cosa como sabemos todos, pero nadie mejor que Don Mario que ha leído todas las novelas y dramas. Desconcierta que un liberal moderno y culto acepte que hay culpables sin pruebas. Tanto como exigir voto de pobreza a un político exitoso con cincuenta años de carrera y dos veces Presidente de la República. Tal vez los peruanos, y su Premio Nobel, deberían comenzar a preocuparse por el destino de esta marcha de la locura judicial y por el rumbo del país impulsado por la Vela del fiscal.

Una experiencia memorable y que debiera servir de ejemplo, en la que un juez en la lucha contra la corrupción se sintió ungido y quiso cambiar el mundo fue la de Antonio Di Pietro, el mani puliti, protagonista de la razzia contra dirigentes políticos y empresariales a comienzos de los 90 en Italia que se llamó la tangentópolis. El resultado no fue un nuevo sistema político de manos limpias sino la liquidación de los partidos históricos y el advenimiento de la antipolítica, que tomó cuerpo nada menos que en Berlusconi.

@CarlosRaulHe

La manzana de la discordia

Carlos Raúl Hernández

Qué sería la historia sin el pecado original? Está en la raíz todo lo ocurrido en los últimos tres mil quinientos años. Imperios y naciones surgieron, guerrearon, crecieron y sucumbieron bajo el signo cultural del primer pecado, que marca a los pueblos del libro en el desierto, o por su antítesis y síntesis posterior, Jesucristo, quien vino a la tierra a redimirlo. La paradoja es que no se sabe muy precisamente en qué consistió, y el debate, al parecer, no ha llegado a algún consenso. Puede haber dudas sobre si eran uno o dos los prohibidos porque se habla del árbol de la ciencia del bien y el mal y también del de la vida y no está claro que sean el mismo.

Se piensa que la falta fue que Adán y Eva tuvieron sexo, descartado porque obedecían a la voz de “creced y multiplicaos” desde el momento de su creación. Ambos estaban hechos para eso, macho y hembra, en tiempos que no existían la TV ni las redes, y haber violado la castidad como hipótesis es picaresca popular. Desde otro punto de vista, cuya máxima expresión es Miguel Ángel, el problema surgió porque Eva práctico sexo no reproductivo y hedonista, felático a Adán, como retrata en el audaz y escandalosa imagen del fresco en la Capilla Sixtina, provocación del maestro en su interminable pelea de amor-odio con el furioso Papa Julio II.

El enredo crece porque se suele decir que el Demonio tentó a Eva incitándola a comer el fruto y dárselo a Adán, y si lo hacían “seréis como dioses”. Pero en esos tiempos bíblicos el demonio no existía y quien hacía maldades era una especie de sirviente de Jahvée, que obedecía sus órdenes y no guarda relación con el futuro Príncipe de las Tinieblas. Jamás se hubiera atrevido aquél mandadero intrigante a tomar una iniciativa así con el hombre, creación de la que el Señor estaba orgulloso, y no estuvo involucrado.

Serpiente de dos patas

Así que la serpiente no era el Diablo sino simplemente una serpiente, solo que tenía patas. Por eso cuando descubre la conspiración, el Creador la condena a “arrastrarte sobre tu vientre”. Añadamos que se han conseguido evidencias de una especie desaparecida de serpientes con dos patas delanteras pues de no haber sido así, la maldición carecería de sentido porque ya se arrastraba. Tampoco en ninguna parte se dice que el fruto prohibido fuera o estuviera representado por una manzana y si de alguno con asociaciones eróticas se tratara, debería ser más bien la níspola o níspero que tiene fisonomía más apropiada para reclamar el honor.

El pecado consistiría en que al comer el fruto prohibido habrían conocido el mal, y se rompe la inocencia de lo que Hegel llamó irónicamente “un jardín para animales”. Pero hay elementos contradictorios en la situación, porque Adán y Eva descubren el mal, no al morder la fruta prohibida, sino cuando se les hace saber que en el jardín donde los árboles son iguales, uno de ellos es el mal. Me recuerda la anécdota de chicas que se bañaban en el tanque de la terraza de un edificio, mientras unos hombres hacían reparaciones en el techo del contiguo.

Enfrascados en su trabajo y con un sol para hacer parrilla, los trabajadores no se percataban de las bañistas en el otro edificio hasta que una gritó “¡señor, señor… que no miren para acá”! Es la prohibición la que contiene el mal, no la acción posterior. Dice San Pablo en agudos reparos sobre el pecado y la ley … “…pues nada sabría yo de la concupiscencia si la ley no hubiera dicho no seas concupiscente. Pero entonces el pecado tomó el mandato como causa y excitó en mí toda clase de apetitos, pues sin ley el pecado estaba muerto” (Tesalonienses)

La ley crea el pecado

Las ya malas relaciones empeoran porque Caín asesina a Abel con lo que Dios decide destruir su obra, eliminar la estirpe. Solo la integridad de Noé salvó a la especie de la extinción precoz. Con Moisés el Decálogo renueva la alianza y da al hombre la capacidad y la obligación de castigar el crimen para que Dios se salga del drama humano ¿Será que el pecado fue la desobediencia? Tal vez, pero nacen ahí la libertad y la responsabilidad de los seres humanos, a cambio de haber perdido la inmortalidad en el Edén.

Ya no son unos niños venturosos y desocupados que jamás conocerían la muerte, sino que emprenden un camino de tomar decisiones, equivocarse y pagarlas o acertar, triunfar, y morir. Los hijos de Adán y Eva inventan la agricultura y la cría, se reproducen y pueblan el mundo, lo que hace a Dios exclamar: “¡Miren. Adán a llegado a ser como uno de nosotros!” y con eso redimensiona las palabras de la serpiente maldita.

Hegel en sus mordaces notas sobre el Génesis, sugiere que Dios hizo a los humanos porque estaba fastidiado, para sustraerse del horror vacui que debía traer desde la eternidad sin hacer nada. Cerremos la Semana Santa con un simpático párrafo de Soren Kierkegaard que coincide con Hegel: “Dios estaba aburrido e hizo al hombre. Adán se aburría solo y crearon a Eva… luego se aburrieron Adán y Eva en común, más tarde se aburrieron con Caín y Abel en familia y luego los pueblos se aburrieron en masa. Para distraerse decidieron construir una torre que llegara hasta el cielo. Más tarde se dispersaron, hoy viajan por el mundo igual de aburridos”.

@CarlosRaulHer

El Gran Viraje

Carlos Raúl Hernández

Después que la toma de Miraflores se convirtió en simulacro y éste en protesta frente a Corpoelec, correspondería una buena sacudida mental. El balance de estos ya tres meses sugiere que caminar lenta o rápidamente no garantiza que se va a algún sitio preciso y hay que chequear la brújula. Tumbar la puerta a patadas no es política y menos descalzo. Según Gramsci la inteligencia pesimista ve los problemas, pero vencerlos requiere una voluntad optimista, aunque lo contrario es una catástrofe. Si Guaidó se sale de la huella y asume el viraje, tendrá apoyo resuelto contra los que lo inducen al fracaso y a repetir tonterías.

Los simples imploraron un golpe militar al que dieron el ridículo nombre de “intervención militar democrática”. Y una cosa tan burda que jamás pensé escuchar en esta vida ni en las siguientes: una invasión militar extranjera. La estrategia de patear descalzo estuvo muy clara siempre. Desde las guarimbas de 2003, el paro petrolero, plazaltamira, la abstención 2005, la salida en 2014, la salidota en 2016, la megasalida en 2017 (Mariella Rossi dixit) la recontra salida de 2018. Pero podríamos estar frente a un cambio de paradigma y de ser así habrá que ganar a la opinión pública.

A finales de enero 2019, cuando por algún incomprensible motivo pensaban posible la fábula de la invasión, llovieron twits y hasta algún reportaje con retrato hablado de los creadores de la estrategia pirata. Ni el Caballo de Troya parecía tan brillante. Y si (¡digo es un decir!) se materializara el viraje habría que celebrar la aparición de un dirigente con coraje para rehacer y rehacerse. Hasta ahora, quienes se equivocaron se hicieron los locos y pusieron la basura debajo de la alfombra. Querían actuar entre los escombros como si nada hubiera pasado.

El príncipe de las mareas

El Príncipe de las Mareas es una vieja película dirigida por Barbra Streisand (1991) coprotagonizada por Nick Nolte. Cuenta la historia de una madre y dos niños, víctimas de asalto y violación en su hogar, que pactaron fingir absoluta normalidad al regreso del padre de su trabajo en la noche. Juraron nunca más hablar de eso, que quedaría sepultado en la memoria. Como era previsible, tanto el terrible hecho como su represión síquica destruyeron las vidas de todos. Los duelos y lo errores hay que procesarlos y no dejar cadáveres en el closet.

Es fatal en la política sembrar ilusiones, inventar deadlines imaginarios o soñar con las trompetas de Jericó. Hay que sacarse de la cabeza malos ruidos y reconstruir la política, muerta en el extravagante llamado a abstenerse el 20 de mayo (“¡invasión sí, elecciones no!”. La único después de tanta alucinación, es el camino electoral democrático y negociar con el gobierno ante los ojos de UE, Latinoamérica, EEUU, Rusia, China y el Vaticano. Héctor Rodríguez propuso a la oposición un acuerdo el 18 de enero para regresar a una relación civilizada. El 5 de marzo Jorge Rodríguez planteó cinco puntos, le respondieron con el mantra y no recibió nada serio a cambio.

Arreaza hizo un puente que nadie pasó. Maduro propuso por tercera vez un proceso electoral (con supervisión de sus amigos), y Diosdado Cabello retó en su papel de policía malo: “estamos preparados para la violencia o para las elecciones”. No es excusable menospreciar como actos de debilidad, y sería soberbia del suicida pensar que “ya falta poco”, otra vez dando vueltas en la noria, en la amarga espera de que el gobierno caiga. Hay que apoyar abiertamente el Grupo de Contacto de la UE porque es la única posibilidad real de salir del infierno.

Gobierno de cohabitación

No se puede reconstruir el país sin un acuerdo de gobernabilidad entre gobierno y oposición, que contemple elecciones bajo supervisión internacional (¿alguien podría suponer que no serían libres?). El mantra ha bloqueado la posibilidad de pensar en política adulta, como una cohabitación en la que Maduro rehaga lo que destruyó, ejecute las severas reformas económicas con apoyo global y cargue con los costos políticos. El mantra se la pone fácil: que gobiernen sus opositores, implanten medidas difíciles, mientras el chavismo toma las calles y recupera fuerzas.

Para que haya confianza en algún eventual acuerdo, debe imperar justicia transicional y asegurar instituciones que hagan imposibles los ajustes de cuenta. Todo el mundo debería saber que derrotado Pinochet, quedó como jefe del ejército. Y liquidado Daniel Ortega, logró hacer a su hermano ministro de Defensa de Violeta Chamorro. De la misma errada fuente de la que sale declaración de ilegitimidad hace tres meses, hoy aparece un planteamiento útil: si ningún grupo se impone al otro, hay que buscar soluciones prácticas. Entendido eso a tiempo, hubiéramos ahorrado tragedias, como la muerte de pemones.

Eso lo deberían saber desde hace mucho hasta los perros de la calle pero lamentablemente no es así. Si el gobierno acepta un proceso electoral es que acepta irse, pero para seguir en la política, incluido Maduro. Que lo tengan presente los esclarecidos de la intervención militar democrática. Era pueril aquel jacarandoso “solo se puede negociar a qué país se van”. Paralelamente se requiere un acuerdo especial, independiente del otro, para enfrentar la crisis eléctrica. Tanta política ha hecho olvidar a la gente.

@CarlosRaulHer