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Carlos Raúl Hernández

Fisiología de la devastación

Carlos Raúl Hernández

A nuestras generaciones, como a otras del pasado, nos correspondió enfrentar, sufrir y observar los movimientos revolucionarios y populistas, cuya versión más reciente es el socialismo del siglo XXI. La esencia de tales fenómenos es la movilización pasional, irracional, mítica, que exaspera el vínculo odio-amor-envidia que subyace en toda sociedad, para desmembrarla, romper la “cohesión social” que Chávez repudiaba. La erosionan, cultivan el resentimiento y la inquina entre grupos y finalmente liquidan la sociedad misma. Ricos-malos-y-pobres-buenos, profesionales-perversos-y-trabajadores-explotados, blancos-malos-y-morenos-buenos.
El inquilino al que “explota” el dueño de la pensión y el que anda en el metro porque otro tiene carro. El dueño del abasto encarcelado porque “especula al pueblo” en medio de una hiperinflación y una fantasmal guerra económica de la oligarquía y países extranjeros para encubrir el despalillado de una inmensa riqueza. La política no es la búsqueda del poder por medios pacíficos y civilizados, sino la matchpolitik, el enfrentamiento. Lo terrible es que el modelo se filtra hasta los tuétanos de las fuerzas originalmente democráticas, que dejaron a un lado su noumeno propio para ser clon del monstruo.

Se incrustan en asuntos tan sórdidos como la moral, el bien contra el mal, los decentes contra los vergonzosos, la fuerza contra el acuerdo, la calle contra el voto y demás dualidades funestas de principios que sustituyen el lenguaje, el razonamiento y la práctica democráticos. Vemos que la revolución entrampó y destruyó la sociedad en esa discrepancia maniquea y falsa, rechazada frontalmente en nuestra cultura desde San Agustín, y sus adversarios se autodestruyen en esa trágica operación, ser el nuevo chavismo de derecha que hace lo propio contra el “colaboracionismo”.

Quemado en la hoguera

De allí la “dignidad”, “la verdadera oposición”, los republicanos puros con un arsenal de bombas de aire, generalidades, invocaciones a los principios, jergas vacías que ilustran su total incapacidad para la lucha, como han demostrado hasta el hartazgo. Incapaces de construir siquiera un rancho, se manejan como pez en el agua de la calumnia y el vandalismo emocional contra quien razona políticamente. Su única aptitud consiste en manejar las bajas pasiones, la división y el aborrecimiento.

Son el nuevo peligro por su incapacidad para convivir con quien siquiera oiga otra música, y si les va bien sobrevivirían unos pocos meses en el poder (el 11 de abril aguantaron 72 horas apenas). Son buenos, como el chavismo, para manipular y despedazar, pero no saben ni poner un bombillo. Uno de los libros más importantes sobre la política, de tal dimensión como El Príncipe de Maquiavelo es la extraña y olvidada obra De los vínculos en general, de Giordano Bruno, escrito contra la Iglesia Católica y su poder espiritual sobre el mundo, antes del y en época del Renacimiento.

Todos pensamos que a Bruno, de los esenciales defensores del heliocentrismo, lo quemaron en la hoguera por negar que la tierra fuera el centro del universo, pero más que a eso se debió a su condición de mago, ocultista y detractor de la Iglesia. Es una de las obras que describe más perfectamente la manipulación de las masas a partir de utilizar sentimientos y valores colectivos. Para Bruno una de las propiedades del Mago es esa. Podría haber sido el manual del Chávez, López Obrador, Castro o Correa. Según él, hay que apuntar al eros, sustrato vulnerable y fundamental para manejar, manipular, a los humanos.

La envidia es amor al revés

“La envidia es la expresión del amor a uno mismo, no soporta que otros sean iguales o superiores y se torna en odio. La indignación (moral) es amor por la virtud… el pudor es amor a la honestidad… y la ira (frente a esos elementos) es una forma negativa de amor… por eso los platónicos llaman al amor el gran demonio”. El dilema debe ser planteado “en términos de tragedia” (los actuales revolucionarios dividen en amigos y enemigos del pueblo o verdaderos opositores y traidores de la oposición) para que los frutos sean abundantes. El “cazador de almas” puede introducir sus trampas y “vínculos” a través de la “emoción y la fantasía”. No puede sentir piedad o pudor:

“No hay nada que partiendo de los sentidos pueda llegar a la razón sin pasar por la fantasía”. “Procura no transformarte de operador en instrumento de los fantasmas”. El cazador debe ser frío, implacable, carecer de escrúpulos, mentir, calumniar sin el menor remordimiento. No existe la verdad “debes ser capaz de ordenar, corregir y disponer la fantasía, componerla según tu voluntad” (calumniar sin misericordia hasta a Teresa de Calcuta). “El operador creará todos los vínculos que quiera, la esperanza, la compasión, el miedo, el odio, la indignación, la paciencia, el desprecio por la vida, por la muerte, por la fortuna”.

Para observadores externos es difícil explicarse la sobrevivencia de un gobierno que es posiblemente el peor que hubo en América Latina. Pero también es difícil dudar que se debe principalmente a que los fenómenos analizados por Giordano Bruno en tiempos tan remotos como 1588 cuando se publicó el libro, parecen haberse apoderado de la sangre de demasiados que sustituyeron la racionalidad, la sensatez y el sentido sabio en la política, por el odio y la manipulación como sentimientos predominantes.

@CarlosRaulHer

“Querido Niño Jesús”

Carlos Raúl Hernández

(A pesar de todo, comienza el ambiente navideño y un famoso asesor político conocido como el Padre de la Derrota, colgó en la Web su carta al Niño Jesús, aplaudida por intelectuales venezolanos en París, Roma, Madrid, Miami y otras capitales, como el arma secreta que acabará con el gobierno. Realmente el documento tiene incalculables megatones y, además de un brillante diagnóstico, da la solución a casi todos los problemas políticos, sociales y económicos. La carta es la solución. Les ofrecemos el documento para que admiren sabiduría política de la que ya no se consigue).

Querido Niño Jesús, te escribo para pedirte una sola cosa: un gobierno de transición. Por aquí la situación está muy mal, no se consiguen medicinas ni alimentos y la hiperinflación es inimaginable. No te imaginas los precios del cebollín y el pimentón. La gente está contra el gobierno y lo desprecia, pero también la oposición carece de credibilidad por lo siguiente. Habían ganado masivamente las elecciones de 2015 y el próximo paso era ir a las regionales en las que ganarían hasta 20 gobernaciones. Promoví activamente reuniones y los convencimos en 2016 de no buscar a Dios por los nidos sino ir tras el referéndum revocatorio, y escribí una cantidad de artículos, ya que siempre me ha encantado la política. Ayudé a tumbar a Carlos Andrés Pérez y a ganar a Chávez....”.

“… Debí pensar que como el gobierno tenía de su lado al TSJ, no habría referéndum sino una paliza para la oposición. El año siguiente mientras muchos clamaban por rectificar y asumir las elecciones regionales y locales, yo los convencí de que había que pedir elecciones generales porque el gobierno estaba prácticamente caído. Ellos me hicieron caso y se fueron por el camino de sacar manifestaciones de muchachos desarmados para que se enfrentaran con la Guardia Nacional y los colectivos armados. Comenzó la muerte por goteo, que enlutó a ciento sesenta familias a las que quitaron hijos, padres y hermanos. Lamentablemente, querido Niño…”

… “… las luchas cuestan bajas. Ensayamos todo. Trancones que encerraban a los vecinos en las urbanizaciones y miles de autos en las autopistas, paros de comercios, a alguien se le ocurrió convocar un referéndum popular (sin reconocimiento del CNE) y hasta una Hora Cero, en la que pasaría algo, como en el cuento de García Márquez, y nada que el gobierno caía. Por el contrario, Maduro convocó una constituyente y aunque yo juraba que no sería posible, que primero caería, éste hizo su constituyente y desmoronó a la oposición. Por fortuna aunque saben cuál fue mi responsabilidad, nadie lo dice en voz alta por mi investidura y porque me tienen cariño”…

…“Con el espinazo roto, la oposición concurre a las regionales y la ciudadanía frustrada, amargada, desmoralizada, baja la guardia y el gobierno gana dieciocho gobernaciones. La oposición turulata por la paliza decide aceptar mis consejos nuevamente, no participa en las elecciones de alcaldes, y el gobierno ilegítimo se cogió los cargos ejecutivos que están más directamente relacionados con la comunidad. El problema ahora era que en las presidenciales ninguno de los que a mí me gustaban podía ser candidato y se me ocurrió una travesura: lanzar a un empresario de gran prestigio. Si lo expropiaban o lo metían preso no era el problema:..”

… “… tenía que sacrificarlo todo por la patria. Pero no aceptó y me quedé sin ficha presidencial. Me gané a otros grupos de presión y fui a fondo con la tesis de que quien se lanzara era un instrumento del gobierno. Entonces se me ocurrió que a menos que Maduro voluntariamente renunciara o que tuviera lugar una invasión extranjera, solo un golpe militar democrático podía ponerle fin a la pesadilla. Había que deslegitimar a Maduro y con eso, se darían las condiciones para una de esas opciones. Claro que surgía un grave problema, pero había que pasarlo por alto. Y es que la salida del ilegítimo gobierno dependía del mismo ilegítimo gobierno…”

…“… o bien por la renuncia, o bien por el golpe de Estado. Estaba claro, como prometían Almagro y cancilleres del Grupo de Lima, una vez deslegitimado Maduro por la abstención, la comunidad internacional actuaría. Pero la política es demasiado sucia y el gobierno norteamericano ahora anda de encuentros secretos con Maduro como reflejo de los entendimientos entre Trump y Putin. También el Grupo de Lima dio una voltereta espectacular y comentan que los europeos tienen fundados temores sobre una acción militar internacional encabezada por Estados Unidos que los involucre, que podría crear una especie de Irak o Libia al norte de América del Sur…”

…“… un riesgo demasiado grande para los retos electorales de Trump. Insólito que el Grupo de Lima mandó a retractarse a Almagro después de haber prácticamente anunciado una invasión. Por eso querido Niño Jesús, solo te pido que nadie se entere de mis metidas de pata. Y que me mandes un gobierno de transición al que yo pueda asesorar porque los que gobiernen sean esos muchachos que contribuí a formar en la universidad y que por eso me hicieron caso. Te digo que quise comprar unos camarones y eran impagables. Si me das ese milagro, es posible que se olviden mis cuarenta años de pifias. (Firmado) Padre de la Derrota”.

@CarlosRaulHer

El carnet de las Termópilas

Carlos Raúl Hernández

Donde triunfaron los movimientos totalitarios del siglo XX, se impuso en la política el pensamiento mítico sobre el racional y la acción se promovía a través de calumnias, himnos, consignas, que apuntaban a mover pasiones, al inconsciente y no a la conciencia. Tanto el comunismo como el nacionalsocialismo y el fascismo fabricaron el reino de la ideología, el engaño y las bajas pasiones, como decía Lucio Colletti. Movilizan al público con una jerga espuria que hablaba de clases y razas parásitas, otras oprimidas, del triunfo de los pobres, de los pueblos a los que se negaba la felicidad y cuyo destino era construir un nuevo mundo.
Para el bien era necesaria una etapa de destrucción de lo existente: la revolución. Por obra del mito, simples autocracias criminales, ineficientes y sinvergüenzas dejaron de llamarse gobiernos para convertirse en “la revolución” y así justificar todos sus fracasos y miserias. Y de ese mito matriz, deriva una mitología, un tejido de submitos, que contagian al resto de la sociedad, intrasistemas complejos de turbideces que se toman por valores morales o pos “verdades” (ahora tenemos también pos verdades) para éxito de los autócratas.

Esa mitología se extiende a toda la sociedad, incluidos los opositores. Trágicamente nos descubrimos pensando y hablando como quieren los seis demiurgos revolucionarios, que deben estallar en carcajadas cada vez que pisamos sus minas ideológicas. Parte del síndrome es lo ocurrido con el llamado carnet de la patria, un instrumento del gobierno para sus usos clientelares, reparto de la renta y tarjeta de racionamiento en otros casos. Pero grupos de nuestros sectores ilustrados (¿?) lo han convertido en una especie de batalla de las Termópilas.

La dignidadddddddd

En ella se prueba el valor, el heroísmo, la dignidad, palabra que se gastó de tanto usarla. Algunos de los que dignamente no lo tienen, se sienten en homérica beligerancia al lado de Leonidas contra cientos de miles de persas. Los millones de ciudadanos normales y sensatos que tienen su carnet o lo tendrán (en este último grupo me incluyo) han sido declarados traidores a los sagrados principio que inventaron entre el gobierno y ciertas ramas de seudo opositores con mucho tiempo libre. Bastante se ha dicho que tal dignidad no se veía afectada por Cadivi.

Para obtener dólares baratos hacían llevar al solicitante unas carpetas que de tan bien hechas parecían obra de Benvenutto Cellini. Ahí no se les empañaba el honor a estos catones, pero si cuando la gente humilde tuvo que comenzar a hacer cola para comprar alimentos y algunos atorrantes llegaron hasta la agresión física contra ellos. Desde la desaparición de los partidos tradicionales y la emergencia de grupos improvisados de clases medias, sin experticia en el arte político, los mitos mayores y menores proliferan en la ingenuidad.

Los mitos siempre han existido y tuvieron gran fuerza en sociedades del pasado, las llamadas prelógicas por el antropólogo francés Lucien Levy-Bruhl. Con la modernidad, la ciencia y la razón analítica ocuparon gran espacio ideológico, pero la redención social trajo otra vez el engaño, los falsos problemas para disfrazar los verdaderos. Los movimientos totalitarios juegan fríamente con las emociones de las clases medias, las más fácilmente manipulables al tocarles supuestos valores, no así las clases populares, obligadas a ser más pragmáticas.

Anzuelos de colores

El gobierno hace lo que le da la gana con sectores críticos al ponerlos a morder coloridos anzuelos éticos. Otra de esas trampas cazabobos es la tal Asamblea Constituyente, una fórmula estrafalaria para llamar a un simple ministerio de triquiñuelas. Fuimos tan ilusos como para preferir que se sacrificaran los pocos gobernadores electos con tal de no profanar la dignidad ¿o virginidad?, al juramentarse en la “constituyente”. ¿Y qué pensarán los dignos de que Zulia cayera en manos que lo destruyen premeditadamente por venganza. En el exilio hay gente respetable, muchos a quienes aprecio y considero amigos.

Pero de la chapucería de algunos fallidos políticos surgen aberraciones que dieron K.O a la oposición. Esenciales para la mitología cosas tales como la abstención (hasta que lo lograron el 20-M con efectos conocidos), la prédica de “con ese CNE”, la virtud del voto manual frente al electrónico. Ahora parece que inventan una presidencia en el exilio sin entidad y que dice muy poco de bueno al país. Eso de disfrazar la política de moral es propio de la antipolítica, el autoritarismo y el totalitarismo y algunos cabecillas opositores solo hablan de esas tonterías, aderezadas del alto precio de los huevos o de las papas.

No existe razonamiento estratégico y todo se derrumbó. Y dentro de la oleada destructiva, calumnias, fake news de la fauna radical tuitera, de la que nos ocupamos con frecuencia, pareciera que ahora le toca a este periódico. Algunos que gracias a El Universal tuvieron renombre no muy merecido y que hoy no están en sus páginas, conspiran para desacreditar uno de los pocos diarios que sobreviven y montan una tramoya con la excusa del carnet de las Termópilas en la que el impudor hace que algunos hablen de grabaciones hechas a reuniones privadas de trabajo. Volveremos.

@CarlosRaulHer

¿Quién le teme a Elliot Ness?

Carlos Raúl Hernández

Una declaración del llamado tsj-exilio, “conminó” a la Asamblea Nacional a dar los pasos derivados de haber declarado en enero de 2017 abandono del cargo por Maduro (¿hacerlo preso, nombrar un nuevo Presidente de la República?). Para sorpresa mayúscula poco después el secretario general Almagro da las mismas “instrucciones”, que la AN debía cumplir a menos que quisiera ser cómplice del reo. Se sabe que la AN está capitis diminutio precisamente por esa infantil decisión, entre otras parecidas, más que simbólica, inoperante; “más que un crimen, una estupidez” diría Talleyrand.

Lo sabe Almagro cuya actividad transcurre en esguinces y muñequeos de gabinete. Era una operación que buscaba quebrar a la AN: o se estrellaba contra el gobierno o contra los cazadores de brujas del almagrismo local. Es muy grave que la autoridad de la OEA, sistemáticamente fallida en lograr algo concreto para la democracia venezolana, se luzca pechereando su último reducto de constitucionalidad, y queda en evidencia que anda en tejemanejes más propios de un edil de aldea. Pero ayuda a entender porqué su gestión ha fracasado y cómo sus ligerezas, el llamado a no votar, por ejemplo, fortalecieron lo que quiere combatir.

Es difícil dudar que si no se leyera como un triunfo de Maduro, varios países despacharían al desmañado secretario. El plan fue urdido en conjunción con esa alma que pena cuya obsesión es ocupar el tonto cargo de presidente en el exilio, después de despilfarrar el poder que le dimos los ciudadanos. Pero al día siguiente ocurrió algo increíble que aciduló por minutos el café: el objetivo de la bomba cazabobos, la Asamblea Nacional, cae en la burda trampa, y como es habitual, rueda.

El dictador que no dictaba

Ratifican su propia e inútil declaración de enero 2017 y la “sentencia” de cárcel para Maduro del tsj-exilio. No era imaginable que pudieran morder el anzuelo sin carnada. Pero lo escandaloso es que 24 horas después de la decisión de la AN, magistrados de Miami publican un acta en la que misteriosamente alguien interpoló el nombre de Henrique Capriles para solicitar su investigación penal. La exdirectora de la Escuela de Derecho de la UCV, doctora Eglée González Lobato, posteó un documento, Comentarios al acuerdo de la AN del 21/A/2018 en el que evidencia los retorcimientos de este lamentable episodio.

Por ejemplo, después de publicada, uno de los magistrados del exilio, Rafael Ortega Matos, aclara a propósito de la mención a Capriles, que en la supuesta acta “aun cuando aparece mi firma, el contenido no se corresponde con la audiencia del 15/A/2018” (ver González Lobato p.2). En otras palabras, el magistrado deja ver o no puede ocultar falsificación del documento original y uso no autorizado de su firma (¿también falsificación?), dos delitos en uno. La secuencia completa integra una auténtica sentina en la que se mezclan maniobras de parte de la oposición de afuera para aprovecharse de la nobleza de la AN.

Se ven uñas de los que, sin apoyo ni prestigio, solo agallas, conspiran con fines turbios, acciones opacas del secretario de la OEA, de los magistrados, y las dos falsificaciones declaradas por uno de ellos. Es necesario recordar que los de Miami no son un TSJ sino un grupo de jueces que la AN nombró para cubrir vacantes de los express designados por el gobierno contra la Constitución, sin cumplir los requisitos, arbitrariamente, y no pudieron asumir el cargo porque la represión lo impidió. Empiezan a actuar en el exilio con una investidura simbólica, los intocables en lucha romántica por la justicia, aunque me cueste la vida, en la Chicago de los años 20.

Romeo y Julieta barrigones

Dependía de ellos mantener su prestancia para encarnar ante el mundo el Estado de Derecho que no existe en Venezuela. Pero el romanticismo se nutre de sí mismo, de la abnegación, la pureza, la incontaminación y de ahí su razón de ser. Lancelot se desmayaba de amor solo de ver el peine con los cabellos dorados de Ginebra, y los amantes de Verona mueren jóvenes porque no puede uno imaginarse a Romeo un domingo ante el televisor, sin afeitarse, barrigón y bebiendo cerveza, mientras Julieta en estado pelea con él y con sus dos diablitos que no quieren comer. El llamado tribunal-exilio perdió el glamour en estas operaciones más mafiosas que jurídicas.

Dice González Lobato… “Las relaciones no solamente están rotas entre gobierno y oposición sino entre los distintos factores que componen esta última. Permanecen los discursos excluyentes y destructivos, y esta vez, peligrosamente abarcan una temática tan sensible como la justicia y la legalidad… aun cuando Venezuela se encuentra en uno de los últimos puestos en el ranking de World Justice Project Privacy Policy…”. En esta comedia de las equivocaciones, hemos visto las costuras de los moralistas.

Hacen gárgaras con la palabra dignidad, pero pueden bailar lo que les pongan en cualquier tugurio, desde Almagro hasta el pichón de presidente en el exilio, pasando por varios aturdidos comediantes del Derecho que en Venezuela defienden esa desvergüenza. En una página Web aparecen declaraciones anónimas de uno de estos magistrados, en las que deja escapar: “estamos haciendo el ridículo”. Pienso que es algo peor. Más bien nos permitieron ver una laguna de oxidación moral que no tiene nada que envidiar a la conducta del gobierno.

@CarlosRaulHer

Planes piratas

Carlos Raúl Hernández

En los ochenta después de un par de décadas de fiascos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y de gobiernos populistoides, la región entra en un espantoso remolino, la Crisis de la Deuda Externa, por haber derrochado los recursos y no poder pagar las importaciones. Sus monedas desaparecieron por la inflación y la devaluación, y la gente se depaupera. Allí nacen los Programas de Estabilización Macroeconómica apoyados por el FMI y el duro aprendizaje sobre las reglas para que una economía funcione sana: que el flujo de los precios los mantiene equilibrados y la libre convertibilidad evita la fuga de divisas.
Que el Estado debe estimular y no hostilizar la inversión privada nacional y extranjera, tener gastos fiscales bajo control y moderar las ganas de “hacer el bien” a costa de castigar a los productores. Invertir los recursos públicos con transparencia en puertos, aeropuertos, hospitales, electricidad, escuelas y demás servicios, pero no administrarlos porque fracasan. Los dirigentes se vieron obligados a aprender a nadar mientras se hundía la canoa y costó ahogos. Muchos lo lograron y hoy, naturalmente con problemas, sobre todo a partir del Socialismo de Siglo XXI, viven prosperidad suficiente para recibir oleadas de migrantes venezolanos desesperados.

Durante el aprendizaje fracasaron con programas híbridos de estabilización, merengadas de apertura con ojeriza por la libertad económica. Raúl Alfonsín asume la Presidencia de Argentina en 1983 para enfrentar la crisis que dejó la dictadura militar fracasada. Presenta el llamado Plan Austral de 1985, cuyos autores creían como Hans que el problema era el sofá y quitar ceros a la moneda detenía la inflación. Hubo forcejeos con el “neoliberalismo” y la “inhumanidad tecnocrática” que cuestionaban tales espejismos.

Hans, el sofá y la economía

Al final doblaron el brazo del FMI y crearon un plan híbrido, pirata, de los que llamaban heterodoxos, que no erradican la enfermedad porque el tratamiento duele. Conservaba control de precios de servicios públicos que quebraron y de alimentos que desaparecieron. El patriotismo no aceptó privatizaciones y a cambio hubo recesión, devaluación, hiperinflación, desempleo y miseria. El austral se hunde y se editaron a la carrera billetes de 10.000, 50.000, 500.000 y 1.000.000. Como no pueden pagar la deuda externa, emprenden una nueva acción inútil, el Plan Primavera, que trajo saqueos, incendios, fuga de divisas, devaluación.

Récord histórico de pobreza y renuncia del presidente. Asume Carlos Menem y con un plan serio, el de Convertibilidad, bajó la inflación a un dígito para que su sucesor, De la Rúa, en lucha antineoliberal, descarrilara a los pobres de nuevo al abismo con el fin de ayudarlos (como Caldera aquí y otro plan pirata, la Agenda Venezuela). Luego la peste Kirchner crea el caos. En 1986 Brasil durante la presidencia de Sarney, con problemas parecidos, ejecuta su plan salvador, otra piratería parecidísima a la anterior, lo que ahorra repetir muchas cosas.

Al cruceiro le quitan tres ceros y se convierte en el cruzado, nombre del plan. Y la eterna historia: control de precios y de cambio, con el iluso fin de parar inflación y devaluación. Editan una tabla con los precios controlados en las dos monedas (¿algún parecido?) y una manada de lobos de la superintendencia con credencial aterrorizaba comerciantes. Resultado, el mismo: hiperinflación, hiperdevaluación, hambre, marginalidad, delincuencia, las favelas obtuvieron fama mundial de criminalidad y muchedumbres de niños bajaban de Pan de Azúcar a Copacabana para asaltar a los bañistas.

Cardiocirugía del FMI

La heterodoxia produjo catástrofes. Para bien de Brasil llegó al poder en los 90 Fernando H. Cardoso, que aunque confesó no saber nada de economía, tenía cultura e inteligencia para saber qué hacer y rodearse de técnicos de primera. Y produjo tal milagro que tres períodos de corrupción del PT solo lo hirieron. Los camaradas ecuatorianos que prueban fortuna en Venezuela de asesores, han oído campanas. El plan de Cardoso creó una moneda ficticia llamada URV (unidad real de valor) que coexistió unos meses con el cruzado. Los artículos tenían un precio invariable en URV, aunque la inflación inercial en cruzados seguía.

Pero la gente se acostumbró al URV. Lo que parecen no saber los amigos correístas, es que mientras creaba así confianza en el Real, Cardoso realizaba cirugía de corazón abierto a la economía con la cardióloga jefe del FMI (tal como hicieron Menem y Carlos Andrés Pérez) con una montaña de dólares a cambio de racionalizar los gastos del Estado y privatizar despojos. Libera las importaciones y estimula las exportaciones para traer divisas. Emprende la reconversión industrial y la inversión masiva en formar mano de obra técnica. Sube las tasas de interés por sobre la inflación para recuperar la moneda como depósito de valor.

Y sobre todas las cosas con el apoyo internacional creó confianza a los trabajadores, comerciantes, empresarios, campesinos, profesionales, que ningún bandido con carnet del gobierno podía arrebatarle a alguien sus propiedades o los productos de su trabajo a nombre de ninguna patria. Que quienes invertían su dinero para generar empleo, tenían la protección de las instituciones. Que quienes querían vivir mejor debían trabajar y estudiar más. Esos pequeñísimos detalles le faltan al Plan Maduro I. Pero veremos el Plan Maduro II.

@CarlosRaulHer

La sensatez de Archie Moore

Carlos Raúl Hernández

Estamos en la antesala de un nuevo paquete, necesario por obra de treinta años de destrucción, en los que pasamos de ta’barato-dame-dos a la condición de venecos. El alto poder adquisitivo de nuestra gente era tema de burla para las elites (¿semi?) ilustradas, pero hoy sufrimos miseria y humillaciones en otros países. Sectores muy importantes de esas elites acumulan ya tres décadas de destrucción meticulosa de todo lo existente, que comenzaron precisamente en 1989. Los hijos de Atila.

Grupos de comunicadores, empresarios, intelectuales, políticos, religiosos, de izquierda y de derecha, se coaligaron para pulverizar el programa de reformas económicas, políticas y sociales de Carlos Andrés Pérez, y a él mismo. La izquierda, siempre de antiguallas, calificó al Gran Viraje de paquete neoliberal y la derecha acusó al gobierno de corrupción, aunque sus ministros eran profesionales capaces y honorables, versiones tecnocráticas de Teresa de Calcuta, comenzando por Miguel Rodríguez. Paquete traducía trampa, embauque, intereses turbios, y comenzaba la deriva hacia el noveno círculo dantesco.

Empresarios subsidiados no querían competir, y políticos a los que se les atravesaban gobernadores y alcaldes electos, encabezaron un motín reaccionario para rechazar la democratización. La economía crecía a las tasas más altas del mundo junto con China, que había aplicado a su vez decisiones homólogas. Se logró tal nivel de empleo que los gremios empresariales se plantearon importar mano de obra de nivel técnico medio. Pero la oleada reaccionaria se salió con la suya, desmembró todo y el primer gobierno chavista, el de Caldera, reimpuso los controles de cambio y el resto de la economía política de la imbecilidad.

Matos y Giordani

Todo con el estulto, mendaz blablableo del ministro Matos Azócar sobre “economía social”, “precios solidarios” dignidad frente al FMI, que nuevamente destruyó la actividad económica. Ante el desastre en 1995 vinieron con su propio paquete la agenda-Venezuela, un programa mediocre, pirata, incompetente, lleno de parches e insuficiencias y que como toda gestión mal hecha, colocó al país en el peor de los mundos. La supuesta agenda nos empobreció brutalmente y lo único que logró fue que el gobierno llegara rengueando a las elecciones de 1998 con Chávez convertido en ídolo.

Los grupos que provocaron la caída de Pérez y el triunfo de Caldera, acompañaron al nuevo adalid de los pobres para que la destrucción siguiera triunfal. De no haber sido por la tragedia 1993-1998, hoy viviríamos en un país desarrollado sin nada que envidiar a los Emiratos en materia de satisfacción de necesidades materiales. Entre Caldera, la Corte de Justicia y varios ilustrados, hicieron todopoderoso a Chávez quien con una asamblea supra constitucional y la asesoría de Giordani, se dedicó a malbaratar la monumental riqueza petrolera y a pulverizar el país.

Arruinó los productores y la producción nacional, a las clases medias, enfrentó a nuestra gente en dos mitades artificialmente separadas y la desgracia echó raíces a partir de 2003 con el retorno de la economía política imbécil de controles y represión. Hizo que el sentimiento nacional fuera el odio. Hoy estamos ante la ejecución de un nuevo paquete del que, a la hora de escribir esto, no sabemos exactamente de qué se trata, salvo unas vagas estelas. Y el gobierno no capta que una reforma económica, para triunfar, necesita estar hecha por profesionales de punta, respaldo financiero internacional, el FMI, y apoyo interno.

Dictadura cariñosa

El último que trató de hacerla autónomamente fue Macri y ya está de regreso. La de aquí se desliza en medio de la brutalidad y la ferocidad que hacen insoportable la vida, como ya lo es para la mayoría de los ciudadanos. Pero la saña destructiva sigue con el colapso de la oposición producto de la cadena acciones alocadas, irresponsables, durante los últimos dos años y ocho meses, que condujo a terribles derrotas. La monstruosa abstención en las elecciones de alcaldes y la presidencial, simplemente porque no podía ser candidato alguno de los predestinados, dejó al país sin ningún instrumento de presión para frenar la demencia gubernamental.

Con la ilusa pretensión de sacar a Maduro de un solo golpe, aupada por los mismos grupos que apoyaron antes los varios episodios comentados, las fuerzas democráticas quedaron en la indefensión. Ya no hay unidad, ni MUD, ni líderes, ni partidos, ni nada, simplemente porque desde 2016 decidieron lanzarse al vacío en la oscuridad. Ahora solo nos quedan fe y esperanza, pero en algunos también insulsa y desviada, a la sazón un golpe de Estado modelo 23 de enero de 1958. Hasta terrorismo tenemos hoy como novedad y no solo del gobierno.

Llega la ilusión de que un pronunciamiento militar les entregará el poder para ellos implantar una dictadura buena, cariñosa y moderna. Todavía no cicatrizan las heridas de las palizas anteriores y ya apuestan a otro contrafáctico. Dependen ahora del favor de sus enemigos porque no pudieron construir su propia opción. Tal vez les sirva una anécdota del mega púgil pesado y semipesado, Archie Moore. Luego de la pelea en la que Ezzard Charles le dio un descomunal knockout, un periodista le preguntó si vendría por la revancha. Y él respondió “por el momento voy a estar quince días hospitalizado. Después pensaré en eso”.

@CarlosRaulHer

Capitán araña

Carlos Raúl Hernández

Según una tradición española, el “capitán araña embarca a la gente y se queda en la playa”. Cuando ya es muy difícil para mí dudar que hubo un atentado terrorista en la Av. Bolívar, el caso drone sirve para construir modelos de lo que no se debe hacer. La acción terrorista masiva, que implicaba una masacre en la tribuna para producir un caos interno en el país, revela niveles de imbecilidad desconocidos en la política venezolana. De morir ese día un centenar de personas entre políticos y militares ¿qué habría pasado? ¿Hubiera caído el poder en manos de los atolondrados, como aspiran quienes asumieron autorías y/o conocimiento previo del asunto?
¿O habría una especie de Guerra Federal, un desencadenamiento arrollador de violencia, un aguacero de sangre? En situaciones homólogas la historia enseña que se producen oleadas de asesinatos, violaciones, saqueos, incendios, pases de factura, invasión de hogares por las turbas. El poder hubiera quedado en militares, pero también en bandas de delincuentes, el narcotráfico, las guerrillas, y no, como creen algunos acéfalos, que los uniformados hubieran buscado para entregarles los mandos, precisamente a quienes llevan 20 años denigrándolos.

Como las redes son un sicoanálisis, el acontecimiento que la torpeza del gobierno tornó dudoso, lo aclaran declaraciones impresentables desde Miami y Bogotá, si se toma la molestia de leerlas pese a su patetismo. Ud. podrá comprobar el grado de sicopatía del capitán araña, sujeto de apellido italiano que se declaró héroe de la acción pero vive en Miami. Violencia, descomedimiento, cobardía, egocentrismo, mitomanía, carencia de sentido de la realidad, incapacidad de cuidar a los que están detrás de las consecuencias de sus actos.

¡Dispara a lo que se mueva!

Con su demencia abrió camino a la cadena de allanamientos y razzias, y es corresponsable directo de las detenciones, una vez que rastrearon sus llamadas. Es muy cómodo asumir acciones terroristas descabelladas offshore sin preocuparse por arrastrar a la tragedia a un grupo de muchachos que tendrían otro destino. Pero por su lado el gobierno no cesa de equivocarse y su primera reacción es acusar a todo lo que se mueve: la oposición, hoy sin cuerpo ni cabeza y que son mil cosas distintas, la oligarquía colombiana, el Presidente Santos, la propia Colombia, los norteamericanos y todo lo que recordaran en la vociferación de incoherencias.

Debían estudiarse metódicamente las alocuciones de los líderes civilizados durante las frecuentes acciones terroristas en Europa, por ejemplo, para que aprendan que la primera contraindicación es meter en el mismo paquete a quienes también repudian semejante bribonada. La respuesta debe ser cuidadosa para aislar a los autores. El Presidente López Contreras dijo una vez, para retratar nuestra arrogancia nacional, que “todo venezolano lleva en el morral un bastón de mariscal”. Pero se equivocó porque, al parecer, lo que portamos es el retrato de un terrorista islámico.

Para demostrarlo, aparece en las redes un grupo de mamarrachos con armas largas y pasamontañas, envueltos en un tricolor que ha llegado a ser emético. Tal despliegue de poder hubiera hecho temblar como hojas al grupo Swat que acabó con Bin Laden en Pakistán, momento en el que Hillary no pudo reprimir un ¡upss! Hasta ahora, gracias a Dios, no han cazado ni un pato y esperemos que sigan así. Menos mal que somos mariscales o terroristas por la jeta nada más, como el mencionado capitán araña que embarcó a todo el mundo y se quedó en la playa.

Los medios justifican el fin

Maquiavelo jamás escribió que el fin justifica los medios, aunque seguramente le pasó por la cabeza, pero debe haber evaluado las consecuencias de consagrarlo en el papel. Lo que sí es cierto es, al revés, que los medios determinan el fin y procedimientos sucios llevan a resultados sucios. Dejemos a Mohamed Atta, con sus cientos de huríes, prostitutas del más allá, creer que construiría el reino de Alá asesinando personas en las Torres Gemelas de N.Y. Capriles al contrario hace una declaración de la que merece rescatarse lo que apunta a la razón: la necesidad de entablar con el gobierno conversaciones, para él testificadas por la ONU.

De inmediato lo desautoriza otro dirigente de ¿su partido? a quién, de paso, aprecio sobremanera, y que califica el planteamiento de “extemporáneo”, si no hay previos “mecanismos duros, fuertes, de presión al gobierno”. Esto dice mi amigo después de dos años y siete meses de palizas consecutivas de Maduro que nos tienen caminando con muletas. La palabra transición se ha convertido para mí desde 2002 en uno de esos términos aterradores, tabú, que anuncian desventuras, dan jaqueca y taquicardia, y es mejor hacer una transición que envejecer hablando de ella.

Y cada vez que se celebra el advenimiento de “la transición” terminamos en un hospital político con polifracturas. Un filósofo y sicoanalista de actualidad, Slavoj Zisek, también con gran sentido del humor, contaba una anécdota. De visita en China, a su grupo le tocó una bella y sensual guía cantonesa, que casualmente lo había sido también del expresidente Clinton. La semana de su recorrido, Zizek estuvo a la ofensiva tratando de seducirla con insinuaciones y juegos verbales. Al final de la gira, le preguntó a la mujer qué pensaba de Clinton, y ella respondió. “Ud. y él tienen en común el interés por el sexo. La diferencia es que Ud. habla pero él lo hace”.

@CarlosRaulHer

Perro rabioso

Carlos Raúl Hernández

El Presidente sacudió al Congreso del PSUV al arrojar que las setenta empresas bandera del Estado están en rojo, pero seguro que son todas; si Pdvsa, la gallina pone-oro lo está, respira gracias al cash norteamericano y a que los precios están relativamente altos. Por supuesto que la reacción primaria es (mal) decir porque es ahora cuando el gobierno asume algo tan novedoso como que mataron a Kennedy. Pero por el contrario es muy importante, y sobremanera que lo haga en el caucus de “la vanguardia de la revolución”. Dicen que nadie aprende en cabeza ajena (y tampoco en la propia), pero todas las revoluciones socialistas terminaron en estercoleros.

Con la Glásnost, libertad de expresión, y la Perestroika, privatización, se masificó de un extremo a otro del universo la aplastante realidad que después de setenta años, la economía soviética, en manos del Estado, era una bazofia improductiva, salvo la industria petrolera. Aquí en apenas 20 años se pasaron por el bigote también a esta última, un récord inalcanzable. Alguien dijo que si hubiera socialismo en el Sahara, rápido tendría escasez de arena. Contranatura: 99% de la mano de obra era empleada del gobierno.

En El maestro y Margarita, parodia de Mihaíl Bulgakov al Fausto de Goethe, un sarcástico demonio recorría el infierno burocrático en los últimos espasmos de la ilusión comunista. Montañas de papeles amarillentos, olvidados en recámaras olvidadas en pasadizos a su vez olvidados, que hacían al gobierno solicitudes urgentes, de vida o muerte, de las que nunca se supo ni se sabría. Viviendas para casaderas de dieciocho años de edad que ya para el momento habían muerto ancianas. Un burócrata ocioso le responde al diablito que “…el Estado finge que nos paga y nosotros fingimos que trabajamos”.

El Comité Central llora

En cambio los “gerentes rojos” vivían como reyes, con “camionetotas” de las que habla Nicolás, no conocían el racionamiento, la escasez, ni había privaciones para ellos en plena era del terror. Las fiestas en casa de Stalin duraban hasta el amanecer, cuenta Kruschev en sus Memorias, y el “padrecito” se complacía en hacer bailar hombre con hombre a los aterrados superpoderosos Malenkov, Molotov, Beria y el propio Kruschev. Cuando Gorbachov toma el poder en 1985, ya la URSS era un cadáver insepulto y la rectificación llegaba tarde: el régimen bolchevique estaba perdido. El Partido Comunista de China siguió un camino mucho más sabio.

Una vez murió el sicópata Mao Zedong, Deng Xiaoping implanta el “socialismo de mercado” y cuarenta años después China es el segundo poder mundial. Mao había hecho de los chinos los seres más pobres y desgraciados del planeta con sus comunas, misiones, salto hacia adelante, revolución cultural y se había consagrado como el mayor genocida de la historia. Deng hizo proyectar en las reuniones del comité central documentales de las hambrunas, que según cuenta Yang Jisheng en su estremecedora obra Tomstone, hicieron llorar a los dirigentes. Rompió con el horror y puso pie, no rodilla, en tierra.

La prédica de Jesús Faría no fue vox clamantis in deserto, sino parte de una operación en la que engrana el círculo de poder madurista con Cabello, y la eventual entrada de Bernal, hasta ahora por fuera. Es posible que el gobierno tenga intención de reforma económica gracias a supositorios de mentol chino. Pero hasta ahora no hay nada parecido a un programa sino pancadas, algunas que profundizan el caos, como crear un problema burocrático para comprar gasolina, con medidas tan estúpidas e inútiles, -el censo-, como si todo vehículo no tuviera una matrícula.

Empeñados en crear molestias

Cada vez que, en la tradición soviética, inventan un nuevo control, el diablito de Bulgakov se bate a carcajadas. En vez de seguir buscando a Dios por los rincones, el gobierno debe establecer un diálogo con el país y con la comunidad internacional, hacer con expertos un programa de reformas decente, estilo chino, y no habría tantos mermados mentales que quisieran repetir la historia que nos trajo aquí y denunciar “paquetazo”. Tiene a su favor que si no es confiable ante el mundo, la oposición tampoco lo es, ni luce apta para resolver el problema. Los otros países tendrían sosiego si el gobierno dejara de jugar con dinamita y detuviera la emigración masiva.

Es demasiado aspirar que normalicen su relación con la sociedad, destierren el estilo padrote, busquen un pacto de gobernabilidad estilo Punto Fijo, hablen como personas normales y no como negreros, y que nos quiten de enfrente la sombra de Haití. Solo entramos en el siglo XX hasta al desaparecer Juan Vicente Gómez y hay que recuperar los veinte años perdidos que impiden ingresar al XXI. Debe emprenderse de nuevo la descentralización y hacer lo necesario para atraer inversiones masivas de capital en generación y distribución de electricidad.

Ese es un paso inicial. Si se establece un marco creíble de respeto a la ley, entre el Estado y la sociedad, se normaliza la situación institucional, los demás países dejarán de ver al gobierno como un perro rabioso que les endosa problemas. Pero hay que hacer un programa económico. Cuando lo elaboren sepan que el Corán dice que todo hombre anda con su ángel de la guarda a la derecha y un demonio que lo incita a pecar, a la izquierda. Por eso Mahoma recomienda que en caso de escupir hacerlo hacia el lado izquierdo.

@CarlosRaulHer

Adiós a Lenin

Carlos Raúl Hernández

Desde 1958 hasta la ruina de la ilusión chavista en el poder, demasiados intelectuales fueron esenciales para la destrucción de la democracia. Siempre se inclinaron ante la bestia, en 1998 hicieron grandes esfuerzos en su favor, y utilizaron sus habilidades para desacreditar las instituciones y los dirigentes. En ese período horroroso del linchamiento a la democracia y sacralización de la pesadilla emergente, el país se permitió tener como orientadores a algunos bachilleres ilustrados con enormes lagunas intelectuales. Nuestros Savater, Aron o Berlin a duras penas habían terminado el bachillerato. He aquí el resultado.

Algunos eran diestros en urdir divertidas crónicas costumbristas y la sociedad ayuna los graduó de pensadores en los periódicos, la radio y la televisión, donde sus fallas e insensateces se potenciaron en letales. Los truncos personajes se dieron la mano con otros que si tenían credenciales solo que envenenadas con resentimientos históricos, y empujaron juntos hacia el mismo barranco aunque después, vaya en su descargo, algunos se arrepintieron. El bipartidismo había hecho la hazaña de convertir en 40 años un país atrasado en el más moderno de Latinoamérica, modelo democrático. Y en 1989 arrancaba la corrección de las deficiencias del sistema.

Pero para bloquear el cambio definitivo que vivía Venezuela a fines del siglo XX, desataron su patética ofensiva contra el “neoliberalismo” y la “corrupción”. Energúmenos contra la descentralización, la apertura económica, la reforma del Estado, hicieron que Venezuela fuera el único país donde fracasara la llamada primera generación de reformas, lo que definió la calidad de sus élites. Acomplejados frente a las luminarias de papel, los partidos permitieron que cundiera la falacia de que la democracia era un degredo. Hace poco varios del club de los arrepentidos, frente al retiro de AD de la MUD, repetían argumentos de cuando amaban locamente a Chávez.

Los sabios van atrás

La idea de que los intelectuales encarnan la razón crítica toma cuerpo en la modernidad porque lo eran. Enfrentaron el oscurantismo con la ciencia, el arte y la filosofía para exorcizar el medievo tenebroso. Voltaire es por ello tal vez el epítome de lo que no por casualidad se llamó Iluminismo o Ilustración y por su compromiso con las ideas modernas, la verdad, la razón, la honradez intelectual, recibió palizas y encarcelamientos. Un duque quiso humillarlo en una fiesta al preguntarle -“Voltaire, Voltaire… la verdad es que no me suena su nombre… ¿De dónde es su familia?” -y Voltaire respondió- “no, la gloria de mi nombre comienza conmigo mientras la del suyo termina con Ud.”.

Por la osadía se llevó una paliza y ocho meses en la Bastilla. En vez de luces, muchos aquí han sido huecos negros. Solo la hecatombe del chavismo permitió a muchos intelectuales locales entender lo que su razón no podía, pese a que los aplastaron los ladrillos del Muro de Berlín en 1981. Quedan retratados en la mujer alemana de Adiós a Lenin, que despertó de un coma años después de la caída del comunismo y no entendía nada. Desactualizados, de insuficiente formación, ahogados en dogmas, aun creían en sus mentiras, nos las impusieron en 1989 y siguen sin ver ni un milímetro más allá de análisis político de peluquería.

A cada burrada, los iluminados, expertos, asesores, sabios, se ponen a la cola, corean, aplauden, y ruedan. En 2016, cuando comenzó el bandazo hacia “calle, calle, calle”, recomendaban mentecaterías tales como trancar autopistas, y un enjundioso artículo del momento sostenía que la oposición se había hecho conservadora y tenía que salir a batir el cobre. Hoy, confundidos por las complejidades, por fortuna se dedican a intrascendencias con tono sabio, pero no lesivas. Hay otro filum que no quiere disgustar a los jefes y practica la prudencia de Celestina. Es el pisapasito, acomodaticio, corcho que flota por no tener identidad. Sobrevive (para nada).

Bárbara Arman @Unabarbara

El pisapasito en estos 30 años guardó cómodo silencio mientras las élites devastaron. No se ocupa de qué se dice sino de no irritar al que mete la pata y mientras él no decía nada disonante y evitaba perturbar a la tripulación del Titanic, la nave se hundió. Es conocido que todopoderoso Alejandro Magno le dijo a Diógenes “pídeme lo que quieras” -a lo que el sabio respondió -“que te apartes para que no me tapes el sol”. El emperador remató la escena con estas palabras: “si yo no fuera Alejandro, quisiera ser Diógenes”. Esa fue la inspiración de los filósofos de la Ilustración frente al poder. Así cumplieron su trabajo según estipuló Weber. Decir la verdad aunque duela.

Y ahora el terrible aterrizaje en una realidad llamada Bárbara Arman: “Siempre me reinvento /Busco mi luz entre las tinieblas/Cuando me caigo, aunque esté herida, me levanto/He renacido de las cenizas/He recomenzado de la nada misma/He reencendido la esperanza/cuando ésta era tan solo una llama moribunda”. Son las últimas palabras rotas de Bárbara Arman. Herida, con el alma sangrante, no soportó la mordida de la última víbora. No tuvo fuerza esta vez frente la turba, el colmillo del lobo despreciable, la crueldad, y decidió apagar la llama para siempre. Ojalá su historia se conozca y neutralice el veneno en las redes sociales.

@CarlosRaulHer

La bestia más parecida al hombre

Carlos Raúl Hernández

.…Tengo que confesarte, papá, que ese día descubrí que me gusta matar. Che Guevara

En la última marcha del orgullo gay, que más bien debería traducirse como dignidad gay, realizada en Barcelona, algunos lucían franelas con el rostro del Che Guevara en la famosa foto de Korda. Cierto que desde Eric Clapton hasta la modelo Inés Barquilla, quien lo caminó por la pasarela Cibeles, el ícono de Guevara ha estado en magnos eventos de frivolidad kapitalista. Y también en las oficinas de campaña de Obama, los actos peronistas y de muchos otros partidos. Pero cuesta entender su presencia en el movimiento gay que tanto ha luchado y lucha para derrotar a los que les prohibían nada menos que entrar a la condición humana.

Tal tuvieron que hacer también los negros, los indígenas, las mujeres, los asiáticos y muchas otras minorías, y es como si los negros cargaran franelas del KKK. Si en la historia latinoamericana no se conocían campos de concentración para homosexuales, Guevara, cuyo fusilamiento acaba de cumplir cincuenta años, creó el primero. Fue el de Guanahacabibes, a cuya entrada presidía la inscripción “el trabajo los hará hombres” inspirado en Auschwitz, donde en ubicación equivalente decía “el trabajo los hará libres”.

Ahí encarcelaban “aquellos casos dudosos de los que no estamos seguros de que deban estar encarcelados… (pero) que han cometido crímenes contra la moral revolucionaria…”. Luego vino otro centro de reclusión para “desviados” al que llamaron Cerámica Roja. Resalta mucho que en estos penales para no delincuentes se practicaban brutales castigos físicos, torturas y, particularmente, la violación de los reclusos. Lo mismo cuenta Reynaldo Arenas en su libro Antes que anochezca, lo que promueve reflexiones sobre el hombre nuevo homofóbico, que se asqueaba de los homosexuales pero no tanto.

Negros y portugueses

Sobre negros y portugueses, sus comentarios son útiles de conocer: “los negros… han mantenido su pureza racial gracias al poco apego que le tienen al baño, han sido invadidos por un nuevo ejemplar de esclavo: el portugués… el negro indolente y soñador, gasta sus pesitos en cualquier frivolidad, o se pega unos palos…”. Sartre en Huracán sobre el azúcar, su panfleto sobre Cuba del que después se arrepintió, babeado por el personaje, define a Guevara como “el ser humano más completo de nuestra época”. No es un teórico, ni el guevarismo una teoría, sino una actitud vital. ¡Salud!

Una rebelión con objetivos que podía suplir las carencias del símbolo hipster por excelencia del momento, James Dean, el rebelde sin causa. La admiración de Sartre se debe a que lo vio según la autodefinición del personaje: “soy médico, soldado y finalmente banquero”, presidente del Banco Nacional (el banco central) para construir el socialismo. Y es este tecnócrata el que anuncia en 1961 que el crecimiento económico de Cuba sería de 15% anual y generaría un ingreso per cápita de 3.000 dólares, superior al norteamericano. Pero un año después comienzan los racionamientos de carne, pollo, leche, pescado, arroz, aceite, pasta de dientes.

(Cualquier parecido ya Ud. sabe si es casualidad o no). La producción de azúcar, el petróleo de los cubanos, se reduce a la mitad y reconoce que “elaboró un plan con metas absurdas y recursos solo soñados”. Con los meses, lejos de lograr la felicidad socialista, su ineptitud profundiza la escasez y la desgracia. Pero al hombre nuevo, la fiera más parecida al hombre, se le ocurre que la solución es la muerte de muchos: crear una red internacional de rebeliones “dispuestas a arriesgar todo en una guerra atómica inimaginablemente destructiva”. Cómo no sé dar de comer, mato.

Botado del trabajo

Fidel Castro lo suscribe cuando dice: “Más vale morir herido en guerra que morir de hambre en casa”. La gesta heroica de este banquero que destruyó el aparato productivo de la isla, y condenó a los cubanos a la miseria permanente, tal como hace Serrano Mancilla en Venezuela, duró hasta que los soviéticos se hartaron. Bastaba ya de que aquel gandul pretencioso y demente dilapidara los recursos que suministraban. Incluso, muerto éste, la URSS suspendió por un tiempo en 1968 la ayuda económica cuando descubrió que las aventuras de África y Bolivia las pagaron ellos.

Despedido del trabajo inicia su aventura africana. Cuando le consultó a Gamal Abdel Nasser su plan de ir a dirigir guerrillas en África, el caudillo de Egipto le respondió que “eso se vería como una reedición de Tarzán”. Y Ben Bella, presidente de Argelia, comentó que Guevara era “asombrosamente simpático y dogmático… pero que no había “un pueblo en el Congo sino muchas tribus” y que “un grupo de hombres blancos liberando una nación que no existía, lindaba con el surrealismo”. Invitado como orador a la Conferencia Afroasiática de Solidaridad en 1965, Guevara lanzó una propuesta demencial.

En los hechos más o menos la practicaron los soviéticos y ocasionó las más grandes tragedias colectivas del continente africano, que casi lo hacen desaparecer: “…las armas no pueden ser mercancías en nuestros mundos. Deben entregarse sin costo alguno y en las cantidades necesarias… a los pueblos que las demandan para disparar contra el enemigo común”. Después de la muerte de este complejo personaje, lo que quedó de la revolución africana fueron absoluta miseria, Sida y armas en manos de caudillos criminales.

@CarlosRaulHer