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Carlos Raúl Hernández

Apocalipsis zombie

Carlos Raúl Hernández

Sotto voce las organizaciones políticas están alarmadas por el presente creado en estos dos años erráticos, de pesadilla. De aquellas fuerzas democráticas que bailaban en las calles después del 6D, hoy estamos en el caos mental, la confusión, el desaliento y la carencia de esperanza. El padre Luis Ugalde, el más importante estratego de la oposición en estos últimos años, el hombre clave en las decisiones tomadas, lo describió recientemente en el Aula Magna de la UCV: “estamos desnudos y descalzos”. No era así a comienzos de 2016, cuando decidieron que Maduro estaba caído y había que salir rápidamente de él por el método del RR (o cualquier otro).

¿Por qué terminamos desnudos y descalzos? El Presidente luce entronizado y que hasta ahora no lo saca nadie, ni siquiera él mismo, que es mucho decir, porque si bien Maduro es su propio peor enemigo, su mejor amigo es la oposición. Ella lo salvó de lo que parecía en enero 2016 su colapso final, condenado a perder masivamente gobernaciones y alcaldías, con ellas todo sustento, y luego lo volvió a salvar con la propuesta de “elecciones generales” inconstitucionales en 2017.

Hay tal hueco negro que el mismo Ugalde en posterior declaración de prensa tan dolorosa y terrible que parece fragmento de Prometeo, pone la única esperanza de salir del gobierno en manos del propio gobierno, bien por una renuncia de Maduro, bien por un golpe militar. Y procede mencionarlo porque es el único de los conductores del proceso opositor comenzado en 2016 que tuvo la bizarría y la entereza de encarar las consecuencias. Este es el cuadro. Estamos clavados por el pecho a una roca con un clavo de acero y un águila nos devora el hígado a diario.

Desnudos y descalzos

Según la descripción no podemos hacer nada por nosotros mismos y solo la decisión del enemigo puede redimirnos. Impotencia aun más gráfica en los que claman por intervención extranjera. En estos veinte años la antipolítica, es decir, la imbecilidad política, machacó que había que abstenerse, que participar en los mecanismos de “la dictadura” era una mancha. Que quien no hablara un lenguaje encendido, o de la “partida de nacimiento”, era “colaboracionista” y quien usara la razón era un traidor. Quien cuestionara las prisas que solo trajeron cansancio era porque le pagaban.

La antipolítica acechaba pero estaba cercada. Los partidos la derrotaban al entrar en campaña y ganar posiciones. El tercer acto de la debacle, 2018, se engendra en aquella reunión inolvidable en Montalbán, donde los sectores que menos entienden la política en Venezuela, dictaron la línea a unos partidos magullados y apocados por las palizas recibidas. El eclipse total de corazón ocurrió cuando los partidos aceptaron que no había que votar por “carencia de condiciones”, permitieron que la estupidez se convirtiera en una invasión de zombies que se llevó por delante cualquier ápice de sentido común. Triunfó la abstención, y ahora la nada.

El apocalipsis zombie. Luego de los dos siniestros actos anteriores, 2016 y 2017, sencillas doñas y caballeros con alguna ilustración e inquietud política que se hacían eco del discurso razonable de sus dirigentes, contagiados por la inundación de estolidez devinieron en las redes sociales guacharacas enloquecidas de odio contra todo lo que habían defendido, contra sí mismas, sin entender ni siquiera por qué. Los llevaron al ridículo existencial, los dejaron ahí y aun chapotean en los charcos como bagres atascados. Difícil conseguir irresponsabilidad mayor que poner decisiones políticas en manos de formaciones de la sociedad civil.

A ellos les encanta la política

Desde quienes forjaron el concepto (Hegel, Marx, Gramsci), se definen como “organizaciones de intereses particulares”, lo contrario de la política. En la sociedad democrática los gremios tienen funciones específicas y fue Mussolini quien se propuso construir un Estado corporativo con las secuelas conocidas. El Premio Nobel Joseph Schumpeter en su ultra clásica obra Capitalismo, socialismo y democracia, señala peligros cuando “figuras de la cultura, el arte, la farándula, la religión o el deporte” deciden la política.

Pese a lo que se cree, ser informado no confiere “competencia cognoscitiva” en política, saber práctico que como cualquier otro, nace de la experiencia del sujeto… “el ciudadano normal (que) entra en la esfera política, desciende a un plano inferior… de actuación mental. Argumenta… de forma infantil… primitiva. Su pensamiento se hace asociativo y afectivo”. Otro gran pensador todavía vivo, Giovanni Sartori, sobre la incompetencia de la sociedad civil para la política dice “un astrónomo discutiendo de filosofía, un químico sobre música, o un poeta que hable de matemáticas no dirá menos tonterías que cualquiera sobre política” (Teoría de la democracia).

Hay que llamar nuevamente a votar en el referéndum constitucional, en las elecciones municipales y ganar la opinión pública para eso. Reconstruir una fuerza para de combate ayudará a recuperar el control sobre los acontecimientos que nos afectan, pues para vivir hay que trabajar y quien se siente en la plaza con la boca abierta a esperar el maná, lo más probable es que se le encalambren los músculos faciales y a la postre muera famélico. No tienen nada malo los milagros pero no se puede vivir de ellos. Después de los traumas de estos tres capítulos de la desventurada novela, no creo que haya de otra que volver a votar.

@CarlosRaulHer

El desierto rojo

Carlos Raúl Hernández

Maduro matriculó para seis años más y como evidencia de lo preocupado que está ante las acciones del grupo de países que lo desconocen, expulsó groseramente al señor Todd Robinson, máximo representante de EEUU, y da una bofetada diplomática a su país. La victoria del 20M fue muy trabajada a lo largo de varios años, a lo que lo ayudaron la tremendamente sus adversarios que cometieron una cadena de asombrosos errores. El gobierno se dedicó a desmoralizar y dividir a los opositores, a provocarlos para que cayeran en trampas y se autodestruyeran, como finalmente ocurrió. Y la abstención revela una sociedad sin norte y un destino en claroscuro.
Después de esguinces y torceduras de tobillo, el diablo cojuelo del radicalismo parecía devuelto a la caverna de donde salió, pero reaparece en 2016 y toma el control de las almas. Agitó su colita cuando la MUD decidió el barranco del referéndum revocatorio. Al ver el celaje, los jefes del gobierno deben haber respirado hondo, satisfechos y tranquilos. Era el resbalón que necesitaban para cortarles el pescuezo, y ya tenían al TSJ y el CNE amolando sus hachas de carnicero. Fracaso en ciernes.

Descabezados ante la ciudadanía, pero no satisfechos aún con el tamaño del entuerto, se lanzan a pedir la salida del gobierno en 2017 con una insurrección desarmada en la que ambos grupos observaron detenidamente a la muerte por goteo de manifestantes, que nadie intentó detener. El gobierno feliz porque tenía de nuevo la ocasión de dejar sus adversarios desnudos y en la calle, apaleados y llenos de moretones. En las puertas de Troya, cuando la ciudad pudo ver la cobardía y la incapacidad militar de Paris, Agamenón le gritó a Helena “¿por ESTO me dejaste?”.
Poder para desacreditar

Nuevo pastel de crema revienta en la cara opositora ante la ciudadanía, en la que prendió la idea de que amateurs no podían ganar ni en la liga de los criollitos. En entredicho una vez más ante su gente, que se los cobró en la elección de gobernadores. A partir de ahí vino la entropía total, el caos, el Titanic emocional, nadie sabía qué hacer en el naufragio, todo salía mal y la sádica astucia decidió meter el estoque hasta la empuñadura: “Uds. querían elecciones rápido (acordaron en Dominicana que fueran para abril). Ahí las tienen”.

El Estado Mayor opositor en barrena, la hora loca, tanto que parecía el de Hitler en el bunker tal como cuenta la película de Oliver Hirschbiegel y el desbarajuste se hizo fractura. No estaban dispuestos a apoyar al único de los dirigentes en condiciones tácticas de ser candidato. Primero muertos. De ahí nace la candidatura de Henri Falcón y el regreso del abstencionismo, que se abrió como un pavo real cuando la última esperanza, Mendoza, declinó el áspid que le entregaban entre la cesta de higos. Pidieron a Mendoza que aceptara la candidatura y ante la negativa decretaron: “no hay condiciones”.

Derrotado Falcón el 20 de mayo por la monumental maquinaria nacional e internacional de calumnias, estamos de nuevo ante la desaparición de las fuerzas democráticas, y la alucinación, el autoengaño, los espejismos, llevan a los conductores de la hecatombe opositora a sentirse triunfadores, cuando lo que queda es un mar de cenizas. -“Te doy primero la buena y después la mala noticia”- dice el cirujano al paciente al que amputó la pierna- “la buena, hermanazo, es que saliste perfecto en la operación. La mala es que te cortamos la pierna que no era”-. El público espera que caiga el “deslegitimado” porque eso le dijeron que ocurriría.

Su concesionario Miraflores

Ahora el gobierno tiene las gobernaciones, las alcaldías, los consejos regionales, la Presidencia de la República, la Asamblea Constituyente, con lo que acumula un poder del que no disfrutó Chávez, ni siquiera cuando le regalaron la abstención de 2005. Como si fuera poco, se destruyó la confianza en el voto, el único instrumento si no se produce una invasión extraterrestre, o la intervención militar democrática, y va a ser difícil convencerlos en el futuro de que hay que votar. Para lograr alguna identificación con el público, en vez de hacerlo elevar su nivel de comprensión de la realidad, decidieron acostarse en el piso boca abajo.

No se han dado cuenta de lo que pasó. Para amortiguar los efectos de cualquier sanción económica ahí están Rusia y China, a cambio de acciones en minerales estratégicos. Tal vez compren hasta el salto Ángel y el llamado Palacio de Miraflores podrá ser pronto una concesionaria de automóviles Chery. Las sanciones nunca alcanzarán a la nomenclatura que vivirá gorda y feliz. Se ha dicho varias veces: durante el período especial, cuando los cubanos comían conchas de plátano, Castro aparecía fotografiado con delegaciones extranjeras devorando langostas, y no eran crustáceos socialistas.

Ojalá Maduro entienda por fin que la serranoeconomía lleva la inflación a 200.000% y que entre sus monstruosas no políticas económicas, muy pronto todos los venezolanos vamos a comer basura, y eso cuando haya basura que comer. Si se produjera un embargo comercial a Venezuela por “la comunidad internacional”, Maduro podría establecer un gobierno definitivamente tiránico, sin más elecciones ni medios de comunicación. Cuando los triunfadores de la abstención se despierten de ese sueño incomprensible que los hace sentir victoriosos, y no lleguen los marines, entenderán que nos metieron en un desierto interminable.

@CarlosRaulHer

La provincia desamparada

Carlos Raúl Hernández

Jamás la provincia había sufrido un abandono extremo como hoy. Alimentos, medicinas, vestido y demás bienes son en el interior mucho más caros y difíciles de conseguir que en la capital, que a su vez está hiperarruinada. En primer lugar porque las revoluciones se hacen para concentrar y centralizar el poder y así oponerse a los “contrarrevolucionarios”, como llaman cualquier poder social distinto a la autocracia. La revolución trata de liquidar las fuerzas autónomas, las empresas, los medios de comunicación, la Iglesia. Tomar bajo su control la totalidad del Estado y por lo tanto liquidar los poderes Legislativo y Judicial. Y someter la provincia a los mandos centrales.

Desde los años dictatoriales de Juan Vicente Gómez el país vivió una dinámica de centralización y concentración del poder, que se detuvo en 1989 con el Gran Viraje de Carlos Andrés Pérez, su Ley de Elección Directa de Gobernadores y la de Régimen Municipal que creó la figura y permitió elegir alcaldes por el voto popular. Ambas decisiones mejoraron de manera exponencial la eficiencia de esos funcionarios y permitieron el ascenso en las condiciones de vida de pueblos y aldeas.

Y desde el inicio de la tragedia de 1998, la destrucción se enfiló precisamente contra las autonomías regionales y municipales, los partidos políticos, los productores de riqueza y cualquier otra forma de modernidad, porque molestaban al Galáctico. Como el abrumador apoyo popular les permitía ganar gobernaciones y alcaldías, los exterminadores aprovecharon la ventaja pero con la idea entre ceja y ceja de castrarlas “en el proceso”. De entrada en 1999 se abolió el situado para los estados que establecía la Constitución de 1961. Este consistía en un porcentaje de los ingresos fiscales ordinarios y extraordinarios que les correspondía automáticamente.

Reivindicar la provincia

Veinte años después, el balance consiste en que el experimento revolucionario destruyó Pdvsa, la educación pública, la moneda, los servicios que prestaba el gobierno, la profesionalidad de las FFAA, y perdió el control sobre las fronteras y parte del territorio en manos de grupos irregulares. El esfuerzo es ahora para impedir la desintegración del país al estilo africano. En definitiva la revolución destruyó el Estado y la sociedad, con profundo deterioro de la vida cotidiana, especialmente de la provincia más que de la capital. Por el otro lado del espectro político el panorama no lució mejor.

Parte del liderazgo urbano y mesocrático desde 2016, asesorado por Mefistófeles, trató el interior del país como asunto de menor cuantía. Lo importante era el asalto del cielo, el Poder, con mayúscula, y por eso había que luchar por el RR. Las elecciones de gobernadores eran de segundo orden y muchos “dirigentes nacionales” (más bien caraqueños) expusieron esa nueva doctrina, aunque con resultados trágicos. A los activistas regionales y locales, perseguidos, empobrecidos, acosados por la revolución, cuyo sacrificio permitió ganar en 2015 la Asamblea Nacional, ahora los condenaban desde algún sanedrín en el este de Caracas a no ser alcaldes ni concejales.

“¡Que se defiendan solos porque nosotros estamos en las grandes ligas!”. Un gobierno para reinstitucionalizar el país que surgiera del voto el 20 de mayo, debe tener como punto prioritario regresar a la descentralización y la desconcentración. Ello comienza por devolver las atribuciones constitucionales de la AN, que el gobierno le arrebató en sucesivas acciones de fuerza, para recuperar la separación de las ramas del poder. Y la AN tendrá en sus manos, junto con el Poder Ejecutivo nacional, realizar los procedimientos para transferir competencias y recursos a los estados y municipios.

Mucho abarca poco aprieta

Entre las desgracias que trae inseparablemente la revolución una es arrancar a los niveles medios y bajos de la administración la capacidad de tomar decisiones. Eso congestiona de tal manera el Estado central, que explota la entropía. Si para hacer un puente sobre una quebrada en Socopó, en El Pilar o en El Manteco, se requiere la firma de un ministro o incluso del Presidente de la República, lo más probable es que no se hagan nunca o cuando se aprueben ya no existan las quebradas. Es necesario devolver los recursos económicos a gobernaciones y alcaldías para que puedan hacer las obras necesarias.

Al mismo tiempo fortalecer las capacidades contraloras de los consejos regionales para que garanticen la transparencia de las inversiones. Y existen amplias posibilidades de conseguir financiamiento internacional para la masiva construcción de infraestructura en todo el territorio, en sinergia entre el poder nacional, el estadal y el municipal. Un nuevo gobierno inyectará millones de dólares a la provincia para la descentralización, que se traducirán en mejorar rápidamente su nivel de vida.

Viene una firme alianza con los organismos financieros internacionales como el FMI, el BID, la CAF, el Banco Mundial, la Unión Europea. Eso permitirá que el país salga muy rápido de esta pesadilla que nos buscamos. Pero para eso ese sector lleno de resentimientos debería voltear la carabina con la que dispara cada minuto contra Henri Falcón y entender que el país obliga a que salgan del pozo de errores que los llevaron a su actual postración, y dejen de trabajar para Maduro.

@CarlosRaulHer

De cumbre en abismo, de abismo en cumbre

Carlos Raúl Hernández

El senador Marco Rubio tuvo el coraje de decir la verdad sobre el resultado de la Cumbre de Lima: “no hubo consenso para introducir una referencia a la situación venezolana en la declaración final”. Esto debiera servir para evaluar cuáles son los instrumentos con los que la “comunidad internacional” puede incidir positivamente en los países. Y aunque el odio hace olvidarlo, no hay otro mejor que una fuerza electoral, triunfante o derrotada con respaldo masivo. En la solicitud de varios magistrados para el antejuicio de mérito contra Maduro, se juega a una intervención extranjera que por improbable podría decepcionar a los ilusionados o, de ocurrir, abrir la caja de Pand

La misma frustración de los que creyeron que el referéndum popular (16/07/17) era la hora cero para sacar al gobierno. Políticos que merecen el título, saben que las acciones simbólicas son armas traicioneras que vuelan las manos de quienes las manejan torpemente. La Cumbre de Presidentes americanos se creó a comienzos de los 90 para darle operatividad al ALCA (Asociación de Libre Comercio para las Américas) y la primera de las ocho realizadas fue la de Miami en 1994. Con el Socialismo del Siglo XXI, la periódica reunión cambió de naturaleza, se abortó el ALCA y surgió en su lugar el ALBA (Alianza Bolivariana), un engranaje revolucionario.

Se frustró un proyecto que hubiera contribuido a mejorar las economías y acercarlas al siglo XXI y las cumbres tuvieron un sentido antiimperialista y no comercial. La de Mar de Plata, Argentina (2005), fue la del tercermundismo contra EEUU, la “economía neoliberal”, el furor anticapitalista, la segunda independencia y demás. Pero la de 2018 en Lima es un claro enjuiciamiento de las cumbres anteriores y de lo único que dejó el Socialismo del siglo XXI: la corrupción masiva, sistémica, estructural, Odebrecht. Y la destrucción de Venezuela, desdichada tierra en la que nació la pesadilla.

De un error a otro

Chávez, Lula, Kirchner, hoy son iconos de las miserias latinoamericanas y demuestran que el único socialismo bueno es el socialismo derrotado. La corrupción de Odebrecht corroyó el continente de arriba abajo, tanto que se asordina el desastre porque las consecuencias de enfrentar lo ocurrido en por lo menos 14 países serían más graves que el silencio (ya cayeron dos cabezas). Esta Cumbre de Lima revela crudamente las equivocaciones dolorosas, la frivolidad de los países y los liderazgos, la volubilidad de la comunidad internacional. Ayer el continente, los mandatarios, las muchedumbres deliraban a las insensateces que decía Chávez.

Hoy se inclinan ante otros y el señor Luis Almagro, secretario general de la OEA, es una evidencia de esa debilidad del juicio que contribuyó a que la revolución se entronizara en Venezuela en medio del aplauso de la “comunidad internacional” hoy arrepentida. En marzo de 2014, con Maduro un año en la presidencia, el entonces canciller Almagro de Uruguay, dijo que Chávez “reinventó Latinoamérica” y que “hay un norte que tiene que ver con la integración que Chávez fue construyendo ladrillo a ladrillo”.

También dejó para la pequeña historia, esta joya: “Es claro que si todos fuéramos más como Chávez, habría mejores condiciones de democracia… mejores condiciones de derechos humanos para todos nuestros pueblos en Latinoamérica. Ojalá que cada uno de nosotros, en el ámbito que corresponda, recoja su ejemplo y lo lleve adelante, como de alguna manera intento yo cada día”. En septiembre de 2015, hace apenas cinco semestres, el ahora secretario general de la OEA dejó escapar estas aladas palabras.

Los dos Almagro

Dijo Almagro para el récord Guinness del bandazo: “Chávez cambió completamente la arquitectura de las relaciones en nuestros países, demostró una generosidad extraordinaria, una dimensión humana como muy poca gente”. Y la guinda del pastel: “Si yo tuviera que decir algo de Hugo Chávez, diría que es el político latinoamericano más grande, más genial en su dimensión intelectual y moral de los últimos 52 años”. Al verlo derretido chavista, y apenas dos años y medio después tragasables, jefe del abstencionismo destructivo, hay razones para pensar que está tan equivocado en una como en la otra (ver Mario Villegas: Quinto Día, 13/04/18).

El péndulo se desplaza hacia el error contrario. La falta de sentido de la realidad política, lleva a países hoy preocupados por la democracia a tal torpeza que ayudan al gobierno que quieren derrotar. Que gran parte de la región haya tomado esas incoherentes y ciegas ruta de adular a Chávez, y que ahora boicoteen el proceso electoral de Venezuela, complica la salida del gobierno y aumenta su costo. No tienen la Cumbre, ni la OEA, ni el Grupo de Lima, los mecanismos para la única opción que sustituiría el voto: una intervención externa.

Y la ONU, que si lo tiene constitucionalmente, no puede usarlo por el veto de Rusia y China. Da la impresión que las acciones latinoamericanas contra la revolución no conducen al cambio sino a la incertidumbre. Es tiempo ya de hacer balance de las sanciones aplicadas para tener claros sus resultados. Y mientras más sanciones, más miseria, inflación, devaluación. En momentos de casi hambruna, las fotografías nos enseñaban a Fidel Castro devorando langostas con visitantes extranjeros. Los recursos que vienen del petróleo, siempre irán a la nomenclatura y el hambre siempre irá a las mayorías.

@CarlosRaulHer

Los angelitos de Victoria Secret´s 2007

Carlos Raúl Hernández

Una operación tenazas, una persecución en dos frentes. Lo acosa la revolución, que rompe cabezas, huesos y cartílagos en un rincón de Catia. Y por otro lado, resacas opositoras que dedican sus menguantes energías a desacreditarlo en las redes. Unos lesionan el físico, otros van por la moral. Unos, autores materiales, otros intelectuales. El gobierno logró que apuntaran la artillería contra Henri Falcón, quien al encono no dedica tiempo, aunque a veces gasta inútilmente bits para responder a algún pellejo. Y, en paños menores quedaron los angelitos de Victoria Secret’s 2007, luego de su hazaña de 130 muertes, que a coro gritan “Falcón renuncia. Viene el trancón”.

Las siete plagas de Egipto resumidas en dos Caterpillar que arrasaron el campo y ahora se voltean contra él. Si fue una hazaña de Hércules que el gobierno destruyera la economía con mayores reservas mundiales de petróleo, también lo es convertir en esquirlas la muralla de hierro electoral de 2015. Los expertos se preguntan azorados… “¿cómo lo lograron… cómo pudieron incinerar siete millones y medio de votos y pulverizar una Asamblea Nacional con amplia mayoría?”. Pero un conocido Mefistófeles anduvo de sede en sede soplando orejas. Ahora su lengüita susurra “Renuncia Falcón. Viene la Hora Cero”.

Encabezaron la insurrección boba de 2016-2017 con la que mataron la AN, y en vez de dar ejemplo y renunciar, piden renuncias. Midas al revés en las calles, lo que tocaron se convirtió en carbón. Y por despecho amenazan con el arma solo mata gente, la que desvanecería cualquier vestigio de oposición y de esperanza: la abstención y su carnal no-soy-abstencionista-pero-me-abstengo. Sansón desgarrado por Dalila, derrumbar el templo para llevarse a todos en su fracaso. El Mujhaidín forrado de TNT que explota ochenta personas en un mercado al grito de Alla ákbar, “Dios es el más grande”.

Ausencia de malicia

El liderazgo capitalino nacido para enfrentar al chavismo, fracasó pese a sus abundantes recursos y ahora se puso el chaleco explosivo. Generaron el caos por ingenuidad mente de pollo, que los lanzó a derrocar al gobierno.

Pero la voluntad destructiva va más lejos. Gritan “Falcón renuncia que viene el 350” y prefieren a Maduro. No le perdonan que haya sobrevivido mientras ellos se pusieron la soga al cuello, sin el mínimo instinto para mantenerse vivos. Metropolitanos y acomodados, sacrificaron a la provincia en sus decisiones y acabaron con todo.

Menospreciaron a los dirigentes regionales y locales, los problemas de la gente del interior y abandonaron la elección de gobernadores, a cambio de un ilusorio y suicida RR en 2016 y “elecciones adelantadas” en 2017, las mismas que el gobierno impuso hoy. Ahora les es rudo que un provinciano domine sobre las elites tradicionales. Sueñan un nuevo 23 de enero para que un Estado Mayor Conjunto restituya la democracia, legalice los partidos y los dirigentes retornen a sus posiciones.

No parece que será así. Muchos de dentro y de fuera se equivocan y quienes las trágicas locuras demuestran que no tenían con qué. Quitarse esta camisa de fuerza socialista ha sido mucho más complejo y doloroso. Ahora el odio de dos lados se vuelca sobre quien, cerrados los otros, hace su propio camino.

El drama está en que, en una memorable reunión, los sectores que menos saben de política en Venezuela impusieron a los partidos que se abstuvieran de lanzar candidato (“no tendrán financiamiento”).

Poderes fácticos

Nadie previó que alguno desafiara la veda y cuando lo hizo, pensaron que sería un finteo. El argumento para abstenerse, la ausencia de condiciones, entrará sin duda en la Historia de la estupidez humana, la obra de Paul Tabori. No pierden las esperanzas de ver al irreverente Falcón abatido, a ese provinciano que se atrevió a ignorar las directrices de los poderes fácticos.

La dura verdad es que en la elección de gobernadores de 2017 unos perdieron porque sacaron menos votos y otros porque incumplieron su trabajo elemental: no cubrieron las mesas con sus testigos. Culparon las “condiciones”.

Algunos perdedores quisieron así justificar su fracaso, y el fracaso se convirtió en política. Quienes van a procesos electorales desde 1999 caracterizados por el abuso de poder, la violencia, el ventajismo, el chantaje y el terror, y obtuvieron legendarias victorias, de un momento a otro se transforman en princesas que quieren votar en Dinamarca o Suecia. Todos saben que no se gana la elección con condiciones sino con votos y testigos, y que el coraje democrático está en ir a la pelea sin lloriqueos.

Gimotea la niña malcriada que quiere su muñeca de condiciones. Así Walesa no hubiera aplastado la dictadura comunista polaca, Tancredo Neves a los militares brasileros, ni Chamorro a los sandinistas. Casi todas las dictaduras han caído porque el liderazgo civil, lejos de refugiarse en excusas y sollozar en los retiros, decidió votar y ganar, como ocurrió aquí hasta la involución de hoy. El candidato Falcón debería clausurar de manera terminante cualquier idea de retirarse a nombre del mito espurio de las condiciones.

@CarlosRaulHer

Sociología de la hambruna

Carlos Raúl Hernández

Casi sin excepción las revoluciones produjeron hambrunas, y no hubo ninguna en países de economía abierta y democrática. Por favor, no se diga que Suecia, Dinamarca y Holanda son socialistas. Las imágenes de niños esqueléticos con moscas en el rostro, es principal producto de las gestas antimperialistas africanas. Cuba no la tuvo declarada, gracias al subsidio soviético y luego el venezolano, pero sí desnutrición estructural que causó diversas enfermedades endémicas. En 1950, a un año de la toma del poder, Mao-Tse-Tung inicia una reforma agraria positiva aunque enturbiada por el rencor comunista que lo llevó al asesinato de un millón de terratenientes.

En 1952 había mejorado el nivel de vida de los campesinos y eso lo convirtió en una especie de dios para ellos. No les faltaba de comer y podían entregar parte de la cosecha al Estado. Pero a partir de 1953, influido por Stalin, temió la aparición de nuevos terratenientes. Ordenó entonces que cada campesino compartiera la tierra con cincuenta familias, e inicia su propia colectivización forzosa estilo soviético. Pero cuando Stalin muere y Kruschev denuncia sus crímenes, Mao recibe el rebote del cuestionamiento. Objetado por el partido y el gobierno, buscó apoyo en las masas y lanzó la campaña de las cien flores para estimular la libertad de crítica.

Pero el torcido trasfondo era detectar adversarios para luego lanzarse sobre ellos en la ofensiva contra la derecha, y otro millón de ciudadanos fueron perseguidos o murieron en campos de concentración. En 1958 Mao se propone un supuesto plan de modernización acelerada. Esa escalofriante, siniestra experiencia, uno de los momentos más terribles de la historia humana, se llamó el Gran salto hacia adelante. El periodista Jang Jisheng escribióLápida uno de los primeros trabajos sistemáticos sobre el tema, hoy olvidado.

Comunas originarias

El Gran salto hacia adelante comienza con la recluta de cien millones de campesinos para trabajos forzados en infraestructura, realizada por una organización de cuadros del partido. Su primera locura fue desatar una cacería masiva de gorriones porque se comían las cosechas. Pero al diezmarlos, proliferaron las plagas de insectos que los pajaritos controlaban, con el colapso de los sembradíos: la primera hambruna revolucionaria. Se ordenó a los cuadros, jefes incuestionables del proceso, dividir el país en comunas y se propuso la nueva genialidad: convertir los famélicos campesinos en productores de acero.

En tal demencia se forzaron a producir cien millones de toneladas en tres años. Altos hornos rústicos de barro funcionaban día y noche y en ellos trabajaban hasta la muerte los pobres aldeanos para producir la basura concebida por la mente enferma de Mao. Había que fundir todo lo metálico que hubiera en la aldea, pero al final el resultado fue de pésima calidad y sin valor de mercado. Y en el centro de aquella pirámide de horror estaba la organización de cuadros, que distribuía a su voluntad los alimentos, como parece inspirar aun hoy a los revolucionarios.

Formada por activistas del Partido Comunista, dirigían la microtiranía totalitaria las comunas, decidían la distribución de los pocos alimentos, y eran dueños de la vida y la muerte. Abolida la propiedad privada, las comunas se tornaron ni más ni menos en centros de esclavitud familiar, ya que los niños iban a guarderías y la paternidad era “colectiva”. Hacían vivir separados hombres y mujeres, regulaban las relaciones sexuales y quienes las mantenían “ilegalmente” recibían castigos. Nadie tenía derecho a cocinar, había que comer en las cocina de la comuna y quien no ganaba aprobación diaria de los cuadros, no comía.

Toma mi corazón

Las cosechas se vinieron abajo, en 1958 hubo escasez de alimentos que en 1959 se hizo desastrosa. La gente comía raíces, barro, hojas, gusanos, insectos. Los grupos débiles, mujeres en estado, niños, ancianos morían bajo la consigna: el que no trabaja no come. Los cuadros extorsionaban sexualmente a las mujeres. Un documento del Comité Central del PCCH citado en Lápida revela que Mao en la reunión 25 marzo 1959 creía conveniente la muerte de los que no tenían para alimentarse. Los muertos se pudrían en las calles porque los familiares no guardaban fuerzas para enterrarlos, pero las despensas de los cuadros del partido estaban repletas.

Poblaciones enteras acampaban cerca de los graneros e imploraban comida, pero las ciudades devolvían a los campesinos y exigían una cadena de permisos para viajar. Proliferó el canibalismo. El autor refiere la historia de una madre que antes de morir pidió a su hija que se la comiera, y el testimonio de un cuadro arrepentido que contó como utilizaban los cadáveres de abono. El castigo por robar comida era enterrar vivo al culpable. Khrushchev en el décimo aniversario de la Revolución China imploró inútilmente a Mao no repetir los errores del stalinismo.

Liu Sao Chi, presidente de China, atormentado por las informaciones, le pidió rectificar (le dijo: “tú y yo somos responsables de la hambruna y el canibalismo y debemos cambiar el rumbo”) pero terminó en una cárcel donde murió. El Gran salto adelante se acabó en 1962. Arrastró 650 millones chinos a un infierno y de ellos 45 millones murieron en la gran hambruna de Mao, por lo que tiene el récord de ser el más grande genocida de todos los tiempos. Luego vendrá la Revolución cultural.

@CarlosRaulHer

El cabillero digital

Carlos Raúl Hernández

Reclaman fortalecer la Unidad, imperativo categórico que ojalá contuviera propósitos hondos de rectificar. El problema es que pareciera que unos van a las elecciones, otros no, y una separación podría producirse. No hay que recontar los episodios de autodestrucción de los dos años anteriores, sino precisar por qué se llegó a ellos, y nuestra intransmisible responsabilidad en los avatares de 2018. Nos derrotamos nosotros mismos, fuimos víctimas de nuestros bumeranes, de la ferocidad de la abstención. Los sicoanalistas piensan que reconstruir la microhistoria personal ayuda a superar los espectros que nos perturban.
El país entero se unió contra la autocracia en la abrumadora mayoría política de 2015. Se cambió por espejismos, corta vista, juegos de abalorios, actuar a la loca. La Unidad funcionó desde 2012 porque los partidos derrotados aceptaron con humildad ponerse al servicio de quienes habían ganado internamente en buena lid, e hicieron grandes esfuerzos por su triunfo; la generosidad luego se convirtió en veneno. En vez de gratitud vinieron feroces ofensivas de desprestigio contra los aliados, que se mantienen incluso hasta hoy y se quiso discriminar entre puros e impuros. Lance la primera piedra, tendrá una matanza paleolítica.
En 2014 arrancaron sangrientas razzias contra la MUD, R.G. Aveledo y cualquiera que no comulgara con las alucinaciones de la salida. Desde 2015 gente incuestionable recibió y recibe aún “fuego amigo” desde dentro de la Unidad, por el simple hecho de disentir o inquietar aspiraciones de otros. Luego de su memorable trabajo se produjo el insólito “despido” de Chúo Torrealba como a un ingeniero de Pdvsa. Durante los fatales 2016-2017, el asalto del cielo en las calles significó la exclusión y marginación de los partidos que no fumaron del mismo tabaco.

Fuego amigo
Ya sabemos qué vino después y por qué estamos en el peor de los mundos. Atormentado por la deriva de la guerra española, César Vallejo exclamó: “cuídate, España, de tu propia España”. Como entonces los fusilamientos fueron adentro, porque a la antipolítica se le sale la babita y mantiene la cruzada de descrédito desde Madrid, Miami y etc. Un señor famoso por su torpeza, su lamentable y errático criterio político, todos los días denigraba de quienes dialogaban. No se ocupaban de la muerte de Oscar Pérez, “por andar entretenidos en elecciones”. Como si tal cosa, al día siguiente lanza su candidatura desde el oso de la Puerta del Sol.

Lo hace sin sonrojo y con un enorme cucurucho de palomitas acarameladas en la mano, bolsa de Galerías Preciado. Obviemos las pintorescas, por cosas más operativas. La unidad ahora implica incorporar nuevos factores y volver a hacer de la Mesa una instancia de debate sin hegemonías. Mandar es mucho más fácil que ejercer liderazgo, arte que requiere convencer. Son antitéticos conducción y caudillismo, dirigir y mandar, Betancourt y Chávez. Aunque dice una importante encuesta que cualquiera de los candidatos democráticos le ganaría al gobierno 70 a 30, el radicalismo logró el antimilagro de transformar la mayoría social en minoría política.

No ir a las elecciones y a cambio aferrarse a fantasías como supuestas invasiones extranjeras, haría desaparecer la oposición como en 2005 y con ella la esperanza democrática. Esa es la obra de unos que andan dentro y fuera del país con el único oficio de desacreditar cualquier acción práctica. Su calumnia descerebrada va contra el diálogo, el voto, los partidos, la oposición real. Con ese invalorable apoyo, el gobierno convoca elecciones para arrancar las fuerzas democráticas de raíz.

Refugio de perdedores
Se pide unidad, pero cómo se conjuga con la gritería abstencionista, sin sentido, vacía, grupos crónicos que no hacen absolutamente nada salvo vivir para la intriga y la maledicencia en las redes. El perdedor o cabillero digital es un prototipo que se presenta como tendencia en todas partes y llama la atención de estudiosos del tema. Es el que compensa su fracaso como ser humano denigrando de otros con su único recurso: una madriguera en las redes donde se esconde el taxi driver de Scorsese de la era digital. Pero se observa una auspiciosa reacción contra ellos.

Es una corriente racional y decente que se reveló contra los que hacen de las redes una sentina ética a su imagen y semejanza. Esta extraordinaria aparición contribuirá a higienizar los debates, reducir la influencia de los cabilleros, cobradores de peaje y grupos de exterminio del ciberespacio. Fueron esta semana un chorro de aire fresco y renovación del lenguaje, mujeres y hombres que discuten sin ensuciarse la boca, con elegancia e inteligencia, que no sucumben a la ira sino a la razón. No insultan sino ironizan. Enjuagan la vulgaridad, la mentira, la ruindad de los tuiterneitor que dejan su pestilencia en los teléfonos.

Nadie debería apostar a quimeras o creer que la miseria será catalizador de un cambio. Los marxistas solían decir que “lo bueno de la situación es lo malo que se está poniendo”, apuesta suicida a imponderables que ahora consigue nuevos seguidores. La experiencia práctica y teórica indica que quien pasa hambre dedica su tiempo a conseguir alimentos y no a la lucha política. Samuel Huntington, uno de los más importantes estudiosos del tema, escribió las 500 páginas de Política y sociedad en época de transición para sustentar esa hipótesis.

@CarlosRaulHer

La Secta

Carlos Raúl Hernández

Esa pitonisa no acierta jamás, ni siquiera como los relojes dañados que tienen razón dos veces al día. Pero colgó en tuiter la nómina exacta de los sobornos del gobierno a la delegación opositora en Santo Domingo, por permitirle “ganar tiempo”. Como ella misma y la mayoría de los lectores saben que es mentira, decirlo es un esfuerzo que denota a interés específico. Su trabajo, su forma de ganarse la vida es “adivinar” en las redes. Por eso el asunto no es lo que ella diga sino quién indica el objetivo a destruir, da las instrucciones y paga? Hay gente que se dedica desde hace años a desacreditar a los que disienten de sus luctuosos errores: La Secta.

No se debe hablar en serio con traficantes de engaños, pero… la hipótesis de que “Maduro gana tiempo” es nula porque él quiere hacer elecciones en abril y la oposición en octubre. Otro ejemplo: al jefe de un partido de la Unidad en un sofá del hotel donde se alojaba en Santo Domingo, lo grabaron para hacerle la repugnante trampa de denunciarlo por estar en el hotel donde se alojaba en Santo Domingo. El sicario que grababa fingía recibir instrucciones sobre un tratamiento facial, para darle realismo inculpador a la escena.

¡Horror! El vendido está en un hotel mientras el pueblo no come! Estos productores y distribuidores de ruindades deben ser cyborg ambulantes, programados por sujetos con arterias sin sangre, con una merengada de bilis, frustraciones, amarguras, fracasos existenciales, carencias éticas, que solo obtienen paz con dañar a otros. Un peligro que tuvieran siquiera el poder de abrir y cerrar una puerta. Vienen a la política por estos sumideros, por ayuno de atributos y mesura para hacerlo por vías higiénicas. Lo peor es que ellos, formados bajo el “galáctico”, trasmiten a los suyos la enseñanza de que vale todo.

El síndrome de Caín
El diálogo debe mantenerse porque el gobierno quiere que la oposición lo rompa. Pero a fin de degradar a los negociadores de Santo Domingo se acuñó la consigna de mayor infelicidad en años: el hambre no dialoga. Al intelecto mermado del programador de cyborg se le ocurrió, para hacer creer quién sabe a quién que los dialogantes son de alguna manera cómplices de sus infortunios. Política desaseada, chismes, depredación verbal. No se apunta a una realización concreta, no dan un paso para edificar algo, ni ayudan a nada constructivo. Y las posiciones recibidas de la Unidad, las dilapidaron.

Carecen de buena disposición hacia nada, porque integran un sanedrín, un club deslenguado para estar en locación cuando llegue el general Lee. Su práctica es lo que llama Peter Sloterdijk, pureza de los fines, cinismo de los medios. Ideales superiores, grandilocuentes, declamatorios, pero lo concreto, los instrumentos que utilizan, son de polimorfa amoralidad. El síndrome de Caín. Como me rechazan y no tengo a nadie, asesino a mi hermano que si logra reconocimiento, aunque sea precario (Kafka escribe en El proceso que estaba aterrado porque “la mentira se convierte en el orden del mundo”.

El truco es sencillo: sus elevados fines (el bien, la patria, “la república”, la libertad) los convierten en criaturas resplandecientes y no necesitan argumentar sus trágicas torpezas. Santifican operaciones opacas, maniobras y trucos. Como no pueden construir, su única ocupación es distorsionar, desnaturalizar santamente cualquier cosa que hagan o digan Henry Ramos, Borges, Rosales o Falcón. Para eso cuentan con una federación de amargados, guerrillas comunicacionales, cabilleros digitales, que pasan el día en chancletas rumiando bajas pasiones, el Grupo Exterminio en las redes. Ya conocemos lo que traen quienes se meten en política a nombre de la destrucción.

Fines santos, medios cínicos
Eso naturalmente terminará cuando necesiten de nuevo los votos de los partidos para ser diputados o alcaldes, como hemos visto y veremos. No tienen una idea, un argumento, solo la negación, la expresión de su rabia mellizal y de sus limitaciones, la heterodoxia moral y carencia de sentido político. La mala noticia para ellos es que reapareció en las redes un componente de racionalidad y sensatez que desconcierta a La Secta porque no deja pasar libres sus tóxicas destilaciones. Gente decente, inteligente, hastiada de la demagogia, impostura e irresponsabilidad, entra en acción, cosa que agradezco en profundidad.

En beneficio de mantener con vida a nuestros jóvenes ojalá no oigan el balbuceo de “salir a la calle” (algunos irónicamente lo interpretan como salir de tascas). Vacío de ideas, de ética, de estrategia, de sentido común y sentido de la realidad. No pudieron hacer una organización presentable y las posiciones que alcanzaron gracias a la fuerza de la Unidad, se las quitaron de la mano como caramelos a un niño. Dedíquense a hacer lo suyo y dejen a los demás en lo que creen, sin calumnias ni bajezas.

Los partidos podrán legalizarse a finales de enero, ojalá lo hagan y La Secta seguirá fuera de la política real, para bien de los jóvenes que son los que pagan cada vez que ella se alebresta. Pero siempre despotricarán y si la oposición racional regresa al camino que no debió abandonar, se reducirán a ser molestia ambiente. Imitan el tinitus, una afección que sufrieron personajes como Michelangelo y Van Gogh, un permanente pitico en el oído. Al principio desequilibra emocionalmente a quien lo sufre, pero con el tiempo se hace costumbre, pasa a ser irrelevante.

@CarlosRaulHer

El cretino perfecto

Carlos Raúl Hernández

Durante décadas, aquel personaje inmortal, el perfecto idiota latinoamericano, estableció como muñeco de bruja al Fondo Monetario Internacional. El perfecto gobierna hoy en Venezuela y está dispuesto a desaparecerla como nación civilizada. Según su prédica, el FMI era la representación del mal, un infernal instrumento para oprimir las naciones atrasadas, como repetían diversos matices progre. Luego de la crisis de la deuda, que amenazó con convertir a Latinoamérica en una nueva versión de África subsahariana y que el continente logró superar gracias al FMI, aún los trasnochados se estremecen al pronunciar las tres letras. El filósofo neomarxista de moda, Slavoj Zizek, escribe que “en la actualidad los únicos verdaderos conservadores son los izquierdistas”. Después le tocó al organismo lidiar con Grecia, donde revienta de nuevo la irresponsabilidad del populismo de izquierda y de derecha, respectivamente, en el gobierno.

Habían llevado al país a una situación peor que la de un erial tercermundista medio, cuyo hundimiento podía arrastrar en las astas el euro como moneda global, e incluso a la Eurozona. Pero Plinio, Montaner y Vargas Llosa nos deben el tomo del perfecto idiota europeo que hoy emerge esplendoroso y entero como Afrodita del espumante semen de su padre sobre el mar, en la autobiografía del exministro de economía griego, Yanis Varoufakis (Comportarse como adultos. Mi batalla contra el establishment europeo). En este libro queda claro que el empuje radical -propio de revolucionarios de izquierda y derecha por igual- destruye la capacidad para pensar y hace que la gente se aferre a simplismos y necedades, a racionalizaciones, producto de las hormonas y no de la razón. El radical actúa bajo el influjo de la adrenalina y peor cuando es narciso y lo incita el heroísmo impostado (“mi batalla”), la búsqueda de aplausos fáciles.

Trabajar: castigo de Dios
Al contrario el sentido crítico espera excretar las emisiones endoquímicas para poder construir un juicio. Después de una secuencia de gobiernos bochornosos, Grecia estaba al borde de la disolución, del Estado fallido. Para entrar en la UE había falsificado sus cuentas públicas en 2001 con la ayuda de Golden Sachs, y tal como reseña Manuel Carrillo (El fusilamiento de la decencia, 2017) los enormes gastos para la olimpiadas de 2004 terminaron de llevársela. Con cuatro millones de habitantes, el país tenía un millón de funcionarios públicos (caso parecido al de Venezuela) y según la ley, los trabajadores se jubilaban a los 50 años, por lo que quien no era empleado público disfrutaba su pulposo retiro, por demás adelantado para quienes desempeñaran oficios “peligrosos para la salud” (trompetistas, trabajadores de la televisión, peluqueros).

Las ancianas recibían pensiones, las mujeres solteras por estarlo y las madres por cada hijo, es decir, mantenidas sin trabajar casi todas. Existía una fundación con dos mil empleados para preservar un lago histórico que estaba seco desde hacía 50 años. Con abrumadora mayoría de su población a expensas del Estado, no producía casi nada sino feta, aceite de oliva (según ellos un regalo personal de Atenea) y un turismo decadente en cuyos hostales ya comenzaban a aparecer chiripas, solo que con la distinción para los huéspedes de ser descendientes de las que vieron los ojos de Aristóteles, que no es poco. Por un monstruoso déficit fiscal de 12.5%, entra en default al no pagar la cuota de su inmensa deuda per cápita, y se inician las negociaciones con el Eurogrupo y el FMI para un crédito -salvataje de 110 mil millones de euros, a cambio de reformas que eliminaran esas monstruosas aberraciones de la economía.

Secretos burgueses
Ahí cobra importancia el autorretrato para captar una personalidad aturdida, como la de algunos radicales venezolanos del gobierno y la oposición. El libro comienza por ser bastante inmoral porque las discusiones para salvar a Grecia de un destino trágico se daban con un pacto de honor de confidencialidad que todos respetaron menos Varoufakis, el “duro” antisistema que violaba su palabra y grababa meticulosamente lo que no debía conocerse para que el mundo no estuviera al tanto de la precariedad intelectual, moral y política de la élite griega. Pero lo más asombroso de la historia que narra el entonces ministro de economía es su empeño -“heroico”- en sabotear la firma de los acuerdos, obviamente con el mismo plan que el señor Serrano, militante de Podemos, tiene para Venezuela: desencadenar una hecatombe final del comercio, la banca y las pocas empresas sobrevivientes, para iniciar la revolución desde cero.

No puede olvidarse que Pablo Iglesias quiso adoptar al líder griego Alexis Tsipras, quien por fortuna en el camino de Damasco recuperó la vista por lo menos de un ojo para escoger la civilización que su país creó y no fundar -aun- la Zimbabue europea. A pesar de eso, el balance es decepcionante. A diferencia de Rajoy, que cumple exitosamente el plan de recuperación -igual que Islandia- y España logró sortear el peligro, Tsipras no logra estabilizar su país porque el populismo le impide cumplir lo pautado, pese a que recibió 450 mil millones de euros del FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea. Ha fracasado en la empresa de rescatar su nación de la desgracia, tal como lo esperaban sus conciudadanos y el mundo civilizado, pero hay que felicitarlo por quitar del medio al perturbado autobiógrafo.

@CarlosRaulHer

Crítica de la razón cínica

Carlos Raúl Hernández

Sistemáticamente se advirtió al activismo opositor el riesgo de llamar a desórdenes callejeros, porque eran la justificación perfecta que usaba la voluntad totalitaria para desmontar el andamiaje democrático. Que la política consistía en acumular capital para lograr el cambio, el regreso a la ley y el orden, y esa acumulación avanzaba satisfactoriamente. Fue incomprensible que en 2014 por ingenuidad, ignorancia y terquedad, se produjera el intento misterioso, esotérico, de sacar al gobierno con una insurrección de adolescentes desarmados. Quienes la encabezaron no habían aprendido de su terrible etapa de chascos con acciones parecidas hasta 2006. Resultado trágico: cientos de heridos y detenidos, Machado fuera de la Asamblea, López y Ledezma presos, fuera de juego, y pérdida de alcaldías, entre ellas la Metropolitana. La alianza opositora no puso orden a tiempo a tales arranques.

Los dejó hacer aunque mantuvo un sordo malestar y de vez en cuando enviaba recordatorios. Luego del fracaso y de 30 muertes, nadie les enrostró su falta de responsabilidad mínima para dirigir una fuerza política, menos un país, y la Unidad quedó golpeada pero en pie. Algunos querían expulsarlos, pero privó la moderación y los trataron como a compañeros equivocados. Lo ocurrido se atribuyó a una “conciencia ingenua” que el debate podría cambiar, buena fe que les permitiría entender sus errores a partir del descalabro. A diferencia de tales expectativas, en 2016 la enajenación recibida contagia a otros libres del virus y vienen dos años deleznables. 130 muchachos muertos, seis alcaldes fugitivos o presos, dos gobernadores destituidos e inhabilitados, cientos de arrestos y heridos, y una constituyente, cosas que pudieron prever los estrategos porque ese es su trabajo, y es descabellado culpar a Zapatero.

Maestro inmortal
La cadena de acciones incalificables, los actos de insensatez han sido en estos 19 años una auténtica desgracia. Pero las consecuencias del fracaso hoy son distintas porque los artífices, ante su hundimiento, su nuevo y rotundo cataclismo, reaccionan con violencia fría y como hienas se lanzan al cuello de quienes los dejaron hacer, no los enfrentaron como debían y más bien pecaron por omisión. Llovieron monstruosidades, calumnias, suciedades, mentiras, canalladas sobre Manuel Rosales, -que ahora tiene que defender al Zulia-, Henry Ramos y Henri Falcón, por no haber militado en la idea de lanzar la gente a la calle a ver qué les pasaba. Viven en el peor de los mundos pues siempre engañan y también siempre están engañados. En Crítica de la razón cínica, Peter Sloterdijk afirma que cualquier debate o propósito de intercambio intelectual con la razón cínica es inoperante porque “…ellos saben lo que hacen y por eso lo hacen”.

No pueden entender lo más elemental, ni por eso discutir de política y ante la incapacidad para procesar planteamientos, como inquisidores se refugian en la comedia moralista, en las purgas “…usan la honestidad como ejercicio de la más sofisticada falta de honradez”. Son prepolíticos y como tales no tienen adversarios ni competidores sino enemigos, a quienes deben purgar. La biografía del cínico es la descripción del esfuerzo por cerrar la contradicción entre la práctica deshonesta y el discurso honestófilo. Son la “…falsa conciencia consciente” que engaña porque… “tiene por objetivo la destrucción con fines particulares, oscuros, turbios, con un lenguaje que exalta la ética y el patriotismo”. Son revolucionarios de izquierda o de derecha, y por aquí lo practican los dos, producto de la enseñanza de Chávez su gran maestro subliminal común.

Autogoles
En los mitos de la cultura, sus arquetipos -Caín, Don Juan Tenorio o Yago- son los que hacen daño a mansalva con objetivos torvos, se encubren tras engaños y grandilocuencia, y reciben los castigos terribles. Aquí ferozmente cubrieron de anatemas y calumnias a quienes propusieron “el diálogo” para buscar salida a la crisis. De pronto dicen que están de acuerdo con él, y como si tal cosa hacen suyas las mismas proposiciones por las que encanallaron a otros. Así derrumbaron la oposición que muy posiblemente no vuelva a ser como se la ha conocido. Sloterdijk propone diferenciar el cinismo de su contrario, el kynismo, la reacción popular que desacraliza y se burla de los cabecillas irresponsables con anécdotas, rumores y chistes (ahora memes). Evidencia baja estima por la retórica hueca, las simulaciones éticas y las alocuciones destempladas.

Hoy vivimos una oleada ridícula de cinismo promovida por seudopolíticos y politicuchos menores con agallas pero sin votos ni talento, con juicio de peluquería unisex. Un circo de tesejotas y gobiernos en el exilio, la mujer barbuda y el tragafuego, proyectos de gabinete o clubes políticos cuyas nóminas harían temblar de pavor al padre Lankester Merrin, que enfrentó al maligno Pazuzu en El Exorcista. Incendiaron la esperanza para quedarse con los escombros, y tal vez terminen entre los escombros. Luego del remolino la oposición real es la que tiene partidos, gobernadores y alcaldes. Compraron todos los números de una eventual intervención externa, cuesta arriba porque carecen de fuerza, de criterio y solo tienen capacidad para calumniar. Carecen de aptitud hasta para llevar un carrito de heladero, que chocarían en el acto. Lo que la Unidad les dio, lo perdieron, porque se les cae la pelota o se meten autogoles.

@CarlosRaulHer