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Carlos Raúl Hernández

Historia de una ilusión

Carlos Raúl Hernández

En 1999 cuando gana las elecciones venezolanas, hacía ya largos diez años que el proyecto socialista había naufragado históricamente, y sin embargo cabezas llenas de aserrín decidieron resucitarlo. Producto de su desmesura, su exagerada valoración de sí mismo, monumentales ingresos petroleros y falta de sentido de la realidad, el caudillo se sintió el nuevo Lenin, destinado a recuperar la esperanza en los deprimidos comunistas y afines, para el momento perdidos después de la debacle de Berlín, que lo apoyaron, o más bien se colgaron de sus perneras. Creó Alba, una especie de Internacional de menesterosos con la boca aguada por el deseo petrolero (el deseo definido como “sumisión provocada por la presencia de una ausencia”) para influir en los movimientos políticos regionales. Esa corte de los milagros le permitía hacer, pero sobre todo deshacer en la OEA.

Desde allí se hicieron demasiadas operaciones oscuras que deberían ser estudiadas e historiadas como testimonio de cuando la región se retrocedió del siglo XXI. La huella del “cambio de era” es terrible y desencaminó a un grupo de países -y en general a la región- que se habían librado de los atavismos mentales creadas por Perón y Fidel y los volvió a contaminar de sombras. La democracia parecía consolidada y las economías se abrían y funcionaban cada vez mejor, pero llegó el comandante y mandó a parar. Su sombría influencia inspiró/contribuyó a las derivas de Morales, Correa, Ortega, Lula, Kirchner, Zelaya, Lugo, Bachelet y desenterró el zombie de la autocracia. Y efectivamente logró convertirse en Lenin por quince minutos, al decir de Warhol. Un afiche con su fotografía podía encontrarse en los recovecos de cualquier grupo hermano espiritual del mundo. Lo tenían los militantes de Hezbollá en sus oficinas.

Volver del pasado
También los activistas antiglobalización en París, los melenudos de Podemos, y las Farc, el PSC, –retrotraído casi al pre allendismo con Bachelet y Vallejo– el kirchnerismo y el PP de Brasil. Muchos creyeron que la oleada roja venía para quedarse, pero a diferencia de la izquierda comunista clásica, que duró más de 150 años y 70 en el poder, esta Internacional de sedientos bebedores de aceite se mantuvo hasta que duró el chorro y mientras las democracias latinoamericanas –y la española por ahora– decidían librarse de ellos. Para la fecha, la opinión pública global solo se pregunta cómo será el final de la obra, porque ya se vendieron todas las entradas. A principio y por varios años, cuando la ola de prestigio bañaba a los bolivarianos, la expectativa en vilo era la posibilidad por primera vez de que se hiciera una revolución por la vía democrática.

Tal como lo quería Rosa Luxemburgo, un régimen popular que no necesitara ni siquiera armas porque se sostendría en hombros del pueblo. Hoy las preocupaciones son contrarias y van por la vía de si será posible que Venezuela se safe de un proyecto totalitario por las buenas, sin matanzas ni intervención del Tribunal Penal Internacional. Hungría, Polonia, Rusia y tantas otras lo hicieron, pero muchos dudan que aquí podamos, por la tradición de 25 años de equivocaciones que lleva el país. Sobreviven gracias a nigromancia en Venezuela y en tres pequeños países, para sus respectivas pesadillas: Ecuador, Nicaragua y Bolivia. Luce cuesta arriba que los grupos de poder se quiten las gríngolas, tuerzan el pescuezo y vean para los lados donde está la realidad. Un cuarto de siglo de equivocaciones necesitan una enmienda profunda, pero tropiezan incansablemente la misma piedra.

Cuernos y palos
La experiencia, tal como la cubana en los años 60, ha servido para vacunar nuevamente a la opinión pública internacional sobre el siniestro mal entretenimiento que significa el proceso revolucionario. Cuernos y además palos, miseria y caudillos arrogantes. Hoy en Venezuela hace mucho que se acabó el proceso, aquélla expectativa agónica sobre cuál sería la nueva “medida” que lanzarían por TV para perjudicarnos a todos, –particularmente a los menos favorecidos– qué nueva flecha envenenada saldría de aquél arco caótico que lanzaba disparate tras disparate. Por su terquedad fatal y desconocimiento de la experiencia histórica repitió lo que ya había fracasado de manera aplastante y dolorosa. En la siguiente etapa se limitaron a administrar el desorden, la ingobernabilidad económica y social, la inflación galopante, el desempleo la delincuencia. Y hoy día simplemente sobreviven como pueden.

Solo se ocupan de conspirar, reprimir el malestar que crearon y se sostienen únicamente en el aparato de fuerza, cuyo propósito debiera ser que se cumplieran los plazos constitucionales. Equivocados al pretender repetir la entronización cubana de los 60, hecha contra viento y marea, gracias a un acuerdo entre Kennedy y Kruschev. La diferencia es que aquella era una época gloriosa y los guerrilleros verdeoliva ídolos en el planeta entero, a pesar de que desde su comienzo dejaron claro que encarnaban la barbarie, cosa que parecía no importarle al mundo de las ideas y la comunicación. Para la fecha de hoy, Cuba es un enfermo que tiene miedo a las medicinas, mientras por aquí la tragedia se desenlaza y las fuerzas internas y la comunidad internacional tienen la preocupación de propiciar que no haya un accidente aparatoso y se logre un aterrizaje de emergencia con asistencia de bomberos y personal especializado.

@CarlosRaulHer

El círculo del poder

Carlos Raúl Hernández

El TSJ prácticamente disolvía la Asamblea Nacional –un fujimorazo sin tanques–, pero la subsecuente reacción de la Fiscal Luisa Ortega erradicó la Sentencia hasta de la página WEB, complejidades que debieran ayudarnos a superar el daltonismo que a veces nos priva de una gama enorme de colores de la realidad. Los más ingenuos hacen uso de la astucia chapulín para demostrar que todo ha sido una maniobra del gobierno para confundirnos y la Fiscal, una actriz. Un ejemplo y a la vez detalle humorístico –pero asombroso– es que hay por ahí un grupo que exigía a quien quisiera ser militante, reconocer que en Venezuela hay una dictadura y cualquier titubeo sería propio de colaboracionistas, es decir, herejes, brujas, sirvientes del diablo. La Gestapo observaba, arrestaba por sospechosos y pasaba a la cámara de torturas a quienes oyeran usar determinadas palabras criptocomunistas.

Con igual mecanismo del intelecto, en los debates teológicos medievales los nominalistas creían que las cosas existían al nombrarlas y muchos fueron a la hoguera por dudar. En un enfoque constitucional legítimo podría hablarse de una cadena de golpes o de un golpe continuo desde hace dieciocho años. Suspender los diputados de Amazonas, declarar en “desacato” nada menos que al órgano de la soberanía popular, no pagar los sueldos, no asistir a las interpelaciones, no reconocer su nueva directiva, son sucesivos microgolpes de Estado en su sentido estricto (un poder que de facto usurpa o desconoce atribuciones otro), micro ACVs en las instituciones democráticas. Pero revolución es justamente antítesis del concepto moderno de Constitución, norma que existe para consagrar la inviolabilidad de la vida, la libertad y la propiedad, y limitar las atribuciones del poder.

Nuevos y viejos leninistas
La revolución, por el contrario, se establece para liquidar el Estado de Derecho burgués y expropiar los derechos a la vida, la libertad y la propiedad. En Quienes son los amigos del pueblo… Lenin dice que “la ruptura completa y final con los demócratas es inevitable e imperativa”. Eso nos permite otra perspectiva, ya no constitucional sino match-política: un enfrentamiento entre Estado Vs. Sociedad en el que el primero despliega desde hace dieciocho años una estrategia gradual para desintegrar los dominios sociales y crear una sola potestad, a lo que la sociedad naturalmente se opone. La revolución necesita requisar las jurisdicciones autónomas de la ciudadanía y decapitar la Asamblea es un paso necesario, así como los gobernadores y alcaldes, y que el país no se haya batido como una fiera para defender su elección fue una ceguera irreparable.

Es de match-política que el núcleo duro revolucionario se haya lanzado sobre el cuello de la AN en esta coyuntura de debilidad por efecto de annus terribilis 2016. Se pensaba que funcionaba la aplanadora unánime y se emplearía a fondo. Pero la Fiscal Ortega Díaz se salió del carril y cuestionó, con la fuerza que le da su ubicación en el círculo del poder, la ruptura del orden constitucional, y se sospechaban reacciones similares de otros miembros del Poder Moral, una seria grieta. Eso produjo las tartajeantes decisiones posteriores que regresan la situación donde estaba antes del estallido de cólera que quiso degollar el Poder Legislativo. Puede pensarse que a partir de este momento comienza en el gobierno la cadena de operaciones que conduciría a destituir a la Fiscal, cosa que constitucionalmente no parece viable porque tendría que hacerlo la Asamblea

Semivírgenes
Aunque a los que mandan eso parece rodarle, no es así cuando se refiere a efectos políticos en el chavismo y en la FAN. Y lejos de extraviarse por otras veredas, la respuesta democrática debía ser tomarle la palabra al presidente Maduro en su alocución e invitar los mediadores internacionales, y dirigir todos los esfuerzos a elecciones de gobernadores y alcaldes este año, y presidenciales en 2018. Este tormentoso episodio es propio de lo que Giovanni Sartori llama semidemocracias o semidictaduras, a las que se ajustan las instituciones actuales y sería inimaginable en una dictadura cerrada dicha, como las de Videla o Pinochet– y muchísimo menos en una dictadura totalitaria, como Cuba (aún) o Norcorea (Hitler simplemente pasó ejecutó a Roems y las SA). Howard Hiarda, profesor de Harvard plantea una curva de hamaca con varios grados intermedios entre la democracia plena y la dictadura cerrada.

Para ubicar cada país en la curva, analiza en cada uno grupos de variables políticas y económicas para evaluar si los países avanzan en el proceso democrático o por el contrario, retroceden hacia la dictadura. En 1989 con la incorporación de la elección directa de gobernadores y alcaldes, la apertura económica, la incorporación de partidos opositores al control de importantes estados, Venezuela avanzó casi hasta la democracia plena. No tuvimos capacidad para manejar un país que triunfaba y hoy se encuentra cerca del rango contrario y con la posibilidad de ir más allá de la antimeta. El elemento decisivo para su lugar terminante será el compromiso constitucional de convocar elecciones presidenciales el año próximo y, naturalmente, las de gobernadores y alcaldes durante éste.

@CarlosRaulHer

"...carta desgraciada, puño y letra de mi amada"

Carlos Raúl Hernández

Los pronosticadores y adivinos tienen material para los siguientes 21 meses, a ver qué descubren en esta política congelada. Incertidumbre. No hubo elección de gobernadores en 2016, y después de una ristra de triunfos electorales, se apagaron los faroles y se encendieron los lirios. En un mundo normal, este año debieran hacerse, el próximo las presidenciales, pero el gobierno camina hacia atrás con la cabeza torcida hacia adelante. ¿Decidirá no contarse en elecciones burguesas porque su poder es una emanación revolucionaria irrevocable y trascendente? ¿Es posible que Venezuela sea Cuba dos? ¿Al contrario, irá con mega-elecciones en 2018? ¿Será Maduro u otro candidato, Cabello o Istúriz? ¿Se lanzará Lorenzo Mendoza en este momento de juegos abiertos y vacío político? ¿Cuáles son los alcances de una eventual sanción de la Carta ¿Democrática Interamericana?

El socialismo desestima el dolor humano requerido para conquistar el paraíso. Para el brillante psicótico Maurice Merleau-Ponty en su libro Humanismo y terror de 1946, no importaban los millones de muertes en el estalinismo. Ni la miseria infernal, los gulags y el encierro de la revolución en una cortina de hierro, su aislamiento feroz. Todo lo justificaría el sueño esplendoroso de la sociedad justa, el socialismo futuro. Al final de la Historia, los sufrimientos habrían sido los ladrillos para construir la Justicia, lo que Lacan denomina “ética del juicio final”. ¿Vale eso hoy cuando las promesas revolucionarias terminaron en amasijos de escombros y fracasos retorcidos, narraciones siniestras, derrelictos cubiertos de azules cucarachas de mar? Como Stalin, Castro mantuvo el poder con la excusa de “la agresión imperialista”, “el bloqueo” y la expulsión de la OEA que le permitieron encerrarse y aislarse.

Aplicación que nunca se aplicó
El año pasado con motivo del debate en la OEA, el Secretario General Almagro anunció iniciada la aplicación (como una pomada) en Venezuela de la Carta Democrática Interamericana, cosa que no fue cierta. Según afirma ahora Almagro, en esta segunda vez sí será verdad y por doquier la ingenuidad se frota las manos. Pero la Carta no autoriza a la comunidad americana –que tampoco cuenta con fuerzas disuasivas– para intervenir ningún país, aunque dos tercios de la Asamblea de Cancilleres pueden expulsarlo de su seno y aislarlo como favorece al totalitarismo. A la polémica y confusa salida de Hugo Chávez de la Presidencia de la República en abril 2002, una cómoda mayoría bolivariana del organismo interamericano, en uso de la Carta exigió restablecer el esquema constitucional de inmediato, al tiempo que el poder disidente por su cuenta se desmoronaba por conflictos internos. La experiencia duró poco más de 48 horas.

Nada tuvo que ver la Carta pero apareció asociada al regreso de Chávez sobre los hombros del general Baduel. No hubo tiempo de sanciones. En Honduras (2009) el Tribunal Supremo y el Congreso destituyen a Manuel Zelaya conforme dictaba el mandato constitucional, lo que la mayoría bolivariana de la OEA llamó golpe de Estado y expulsó al país. Y el resultado fue inane, a pesar de que se aplicó a fondo. Los poderes legítimos de Honduras mantuvieron su decisión por bastante tiempo sin atender al dictamen, hasta que completaron el proceso electoral y escogieron un nuevo Presidente. En Paraguay (2012) los poderes también eyectaron constitucionalmente al Presidente Fernando Lugo. De nuevo quisieron forzar su restitución en el cargo, pero como en Honduras el intento no tuvo resultado.

País castigado gobierno impune
Los pequeños Honduras y Paraguay ignoraron a la OEA que tiene pegada de niña, porque carece de cuerpos coactivos, como Cascos Azules. Solo recurre a declaraciones políticas, expulsiones, que en casi todo el mundo han sido contraproducentes. Cuba, Irak, Corea, Irán, Siria, demostraron la inutilidad incluso de sanciones económicas ¿Aislar a Venezuela de la comunidad regional impediría o estimularía un riego totalitario y posiblemente una situación social como la de Haití? Al Assad recibió amenazas rudas y plomo enviado por EEUU, Alemania, Francia, Gran Bretaña y otros países, y hoy paradójicamente recuperó control sobre casi todo el territorio nacional, al costo de haberlo convertido en un reino espectral de ciudades derruidas. Conduce Siria a la Edad de Piedra sin que nadie se lo pueda impedir.

Almagro vuelve a trastabillar al proponer elecciones presidenciales en treinta días, un favor para el gobierno que le permite desarmarlo fácilmente por inconstitucional. Dos tercios podrían expulsar al país, de acuerdo con el artículo 21 del reglamento, una terrible noticia para la sociedad, no tanto para el gobierno. Si rechazan la propuesta del secretario general, lo dejan mal colocado para el desempeño de sus funciones y sería un triunfo de Maduro. Si se aprueba la primera fase, lo contenido en el artículo 20, que requiere dieciocho votos, se impone el avenimiento, conversaciones y negociaciones de las partes, –cosa que hasta ahora factores del gobierno y de la parte de la oposición con mal de rabia no se cansaron de maldecir– en vías de volver orden. A tragarse de nuevo las boberías, hacerse amigos del diálogo y emprenderlo esta vez con seriedad y ayuda de expertos internacionales.

@CarlosRaulHer

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/carta-desgraciada-puno-letra...

¡Hay fuego en el 27F!

Carlos Raúl Hernández

Sabe mejor que nadie el maestro Elías Pino que la historia es una buena excusa para hablar del presente. Un complejo de culpa tejió la leyenda de “el día que bajen los cerros” en castigo al egoísmo de la próspera gente del Valle, indiferente a las penurias “de La Charneca”. El 27 de febrero de 1989 la profecía se cumplió, de los cerros bajó la avalancha y se unió el populacho de clases medias. Para políticos, sacerdotes, sindicalistas, empresarios e intelectuales, los saqueadores eran virtuosas víctimas de la sociedad y por eso persiguieron al ministro de Defensa, general Ítalo Alliegro, símbolo del orden y semiológicamente hicieron del héroe el criminal. La otra parte del mito, creada por Chávez e ingenuamente seguida por otros, fue usar la teoría de la conspiración, una todopoderosa y genial maniobra izquierdista: fue una operación revolucionaria, nuestra propia Ofensiva Teth. La “explosión social”. Y bastantes se lo creyeron.

La muchedumbre silenciosa y decente de los cerros, se quedó aterrada y asqueada en sus casas, pero el mea culpa de los poderosos hirió a la democracia y dejó una cicatriz mucho peor que las depredaciones mismas. La democracia no sirve y los ricos, la corrupción, los políticos, el neoliberalismo, el FMI, los especuladores, eran los malvados. Pequeños comerciantes, dueños de abastos, panaderías, carpinterías, talleres, quedaron en la ruina. Algunos mintieron que eran miles de muertos, contra lo que reportaron funerarias y hospitales, y como el número de urnas y fosas no daba, la falta de escrúpulos politiquera inventó un tenebroso barco de la muerte que arrojó en altamar montones cadáveres, y otros tantos fueron a prolijas fosas comunes. Quiebran una sociedad con problemas pero en progreso, como la describe Manuel Carrillo de León en su libro El fusilamiento de la decencia (2017).

Teoría de la conspiración
Salvo en la guerra de masas de Vietnam, nunca, never, jamás, en ninguna parte del planeta nadie demostró semejante capacidad insurreccional. Tal vez la tendrían Hitler, Mussolini o Perón y consta en sus movimientos, pero no una pequeña izquierda ocupada en construir microespacios electorales. Y los grupos pretendidamente insurrectos, ñángaras, células, aisladas con nula capacidad operativa, eran extraterrestres, por no decir que odiados por la gente normal de los tres o cuatro barrios donde “hacían trabajo” (favor no contar cuentos...). En 2011, Londres, Birmingham, Liverpool y Manchester se sacudieron con idénticos riots cuya diferencia con nuestros 27 y 28 de febrero fue una cosa: empresarios, eclesiásticos, políticos, sindicales e intelectuales, los enfrentaron enérgicamente. Los entonces jefes del gobierno y la oposición, David Cameron y Ed Milliband, propusieron rápido castigo judicial (hubo más de tres mil procesados).

Inefables sociólogos hablaron de las “causas profundas”, de la “injusticia social”, como si se tratara de Somalia, Etiopía o Cuba. ¿Será Birmingham un infierno de masas hambrientas y oprimidas que devoran una sopa comunal? ¿Habrá que hacer un mundo en el que nadie tenga siquiera que pagar un recibo que lo saque de la felicidad absoluta, cada quien con sus sesenta y cuatro doncellas huríes y ríos de leche y miel? Pero… ¿por qué no armaron turbas a Mao, Stalin, Franco, Ceausescu, Chapita, Pol Pot, Lukashenko, Mugabe, Pinochet, Castro o Kim Jong-il? ¿Será porque la gente ahí era (es) muy feliz? ¿Por qué ocurren en sociedades prósperas y democráticas? En la sesión del Congreso de Venezuela aquel día, mientras más brillaba la luminaria en la tribuna, más lamentable su testimonio para la (ridícula) historia. Igual intelectuales o empresarios.

Bajan los cerros en Montreal
Besaban los pies de la barbarie (como algunos hicieron el 4F). ¿Qué mecanismo falla para que en una sociedad estalle el pillaje? En el estudio de veinte casos de este síndrome hooligans se repite una variable constante, sin folclóricas teorías de la conspiración. La violencia en cadena se produce cuando y solo cuando el Estado no responde contundentemente al inicio de una alteración del orden público. Es un problema policial. Lo dijo el entonces primer ministro Cameron: la pifia de la policía, atolondrada por la turbia muerte en sus manos de un delincuente (Mark Duggan), la inhibió ante el primer motín con vidrieras rotas. Eso estimuló las pandillas hiperconectadas a actuar (sin que se pretenda culpar la tecnología). En Nueva York del siglo XIX las pandillas los Conejos Muertos, los Pendencieros y los Nativos del “Carnicero” Cutting, y en el XX Al Capone y Dillinger, funcionaban bien sin Blackberry ni iPhone).

En 1863 tuvo la marina que terminar a cañonazos desde el Hudson el levantamiento de los gangs en Five Points en vez de la policía arrollada. El 17 de octubre de 1969 en Montreal (¿un infierno social inhumano?) la policía se declara en huelga: hubo saqueos, destrucción y asaltos a bancos hasta que intervinieron el ejército y la Policía Montada. En Nueva York el apagón de 1977 tomó desprevenidos a los gendarmes y hubo mil seiscientos dieciséis saqueos, y mil treinta y siete incendios. En 1992 el bandolerismo incendia Los Ángeles. Había aparecido en TV el video aficionado de la paliza que la policía le dio a un negro, Rodney King, e intimidada, se acuarteló y no detuvo el arranque. En los saqueos de Caracas estaba en huelga la Policía Metropolitana. El gobierno sabe y por eso no habrá “explosión social”.

@CarlosRaulHer

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/hay-fuego-27f_642973

¡Viva Trump, abajo Zapatero!

Carlos Raúl Hernández

Hay una campaña sucia y sistemática contra Henri Falcón, Manuel Rosales y cualquier conato de racionalidad en las decisiones opositoras. Se sabe quiénes la desarrollan, no con la cabeza, sino con cuidada sea la parte. Es tragedia y comedia al mismo tiempo, porque en vez de resetearse y emprender el único camino, la elección de gobernadores, la oposición se volcó sobre sí misma y un sector se dedica a devorar a otro. Las gallinas jefes del canibalismo se esconden. Si un gran filósofo italiano decía que la política era “bestial y humana”, de lo rastrero y lo sublime, hay quienes solo hacen lo primero. Un pequeño sector rabioso –y unos que no lo eran, ahora colonizados por él– hacen lo que quieren, violentan los acuerdos, desacreditan a los demás, mientras las víctimas fingen no darse por aludidas. Han dicho N veces que hay revolución y no Estado de Derecho, pero se enredan en sus propias definiciones.

Están confundidos en algo tan grave como que un preso político aquí no es un procesado por la Ley, inviolable, y está a expensas de la arbitrariedad, cosa que deberían saber bien. Por esa contradicción, el resultado de las operaciones para la libertad de Leopoldo López es catastrófico, aunque en la neolengua alguien podría decir que fue un gran éxito frustrado (como el RR). En otros lugares de circunstancias parecidas la defensa de un preso político la hacían grupos de Derechos Humanos y abogados independientes que intentaban deslindarlo del conflicto con discursos legal-humanitarios, porque hay que ser demasiado menso para presidir la campaña con la consigna de “gobierno cobarde: suéltalo para que nuestro líder acabe contigo”. Y sin el instinto de conservación de una iguana, surge la genialidad de grandes estadistas: la reunión con Donald Trump

Populacho elegante
La respuesta del régimen fue aplastante, obvia y cruel. Como lo dice la señora Tintori naturalmente atribulada “se vengaron en Leopoldo de mi reunión con Trump”. Su status judicial anterior era una pequeña puerta abierta para la negociación, pero ahora ceteris paribus no podrá ser candidato a ningún cargo público, ni siquiera si lo indultan. Y los responsables políticos directos quieren esconder su torpeza con la única habilidad que poseen: hacer que el populacho elegante trasmita por Twitter su condición infrahumana y su purulencia moral. Arendt decía que el populacho estaba formado por gente sin escrúpulos ni ética, dispuesta a cualquier bajeza, –más allá de su status social– y así pudimos ver licenciados (Salamanca sin natura) y damas de utilería escupir montones de ratas muertas y hablar como en los lenocinios de Manila. Los “líderes” y sus secuaces 2.0 merecen un concierto de trompetillas.

Cualquier iguana podía prever que se cobrarían con el preso desvalido. Cada vez que los Tupamaros hacían sus acrobacias propagandísticas, los carceleros metían a Pepe Mujica, su jefe, en un pozo de ocho metros de profundidad, hasta que el partido entendió el mensaje, –gracias a eso pudo ser Presidente– cosa que en tres años no descifraron aquí. Nadie genera más rechazo en el mundo que Trump, incluso en Estados Unidos donde perdió la medición electoral por tres millones de votos. Su diferencia con los revolucionarios de por aquí, es que allá existen instituciones hasta ahora invulnerables. Pero si la Corte de Estados Unidos estuviera en manos de pescados como los criollos cuando comenzó la revolución, ya los gringos estarían sometidos. Donald, nuevo padrino de algunos opositores venezolanos, arremete contra medios de comunicación, latinos, mexicanos, artistas, intelectuales, mujeres, homosexuales.

Mi Donald
Alma gemela separada al nacer de Chávez y Maduro, amenaza los que no sean WASP, y se necesita vivir en Saturno para ofrecerle el padrinazgo de la democracia en Venezuela a un atropellador de derechos, un peligro universal. A una mente humana normal le cuesta digerir cómo es que pasa la prueba de integridad reunirse con él, pero reprueba hablar con Zapatero, Torrijos, Fernández y hasta con el Papa. Podía pensarse que las diferencias en la oposición obedecían a tácticas aunque se buscaban los mismos fines con diferentes medios. Las reacciones hacen temer que se forme una oposición identificada con Trump, el Senador Rubio y los del Tea Party por ahí andan los chicos del Ku-Klux- Klan y tal vez, por salir de Maduro, algunos quieran a Videla o Viola. Eso sitúa el futuro entre Caribdis y Escila dos atrocidades que pueden tragarnos, y hay que pasar entre los dos.

Debe surgir un bloque político consistente que opaque la semiología del trumpismo criollo de las redes, violenta, soez, ruin, que compone, con los bolivarianos, las dos caras de la misma moneda revolucionaria. Esencial que las fuerzas democráticas conserven la fisonomía centrista que han tenido desde 2006 hasta ahora, y que les permitió superar el aislamiento internacional. En los comienzos de esta ya larga lucha por la democracia, en los primeros años cuando el radicalismo controlaba la oposición, las burradas hicieron que la opinión pública mundial asumiera que eran unos golpistas de derecha que derrocarían a un demócrata moreno porque les arrebataba los privilegios y deshacía sus injusticias. Hay que tener cuidado en volver a trasmitir esa impresión de sifrinismo, malderrabia, o simpatía por el diablo.

@CarlosRaulHer

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/viva-trump-abajo-zapatero_64...

En manos de Dios

Carlos Raúl Hernández

Después de las grandes bancarrotas como la que experimentamos con el RR, las organizaciones suelen abrir ciclos de reflexión para aprender de lo ocurrido y redefinir la marcha. Con razón o sin ella eso revive el optimismo y los partisanos se disponen de nuevo al combate. “Ahora si sabemos dónde nos aprieta el zapato ¡Que se cuiden los adversarios!”. Se trata de aprender de los traspiés, las más importantes escuelas. No es la universidad de la vida sino la derrota la que enseña a proseguir y triunfar. San Agustín elaboró una teoría de la Confesión para que los hombres hicieran cuentas con sus conciencias, escrutaran las pifias con un interlocutor de testigo, y el sicoanálisis quiso hacerla terapia universal. Lenin inventa la crítica y la autocrítica y los socialcristianos los retiros espirituales. Las empresas de punta suelen hacer con el mismo fin reuniones corporativas, seminarios con expertos.

Así detectan gazapos y toman medidas de rectificación. Luego del fracaso del proyecto Newton, Steve Jobs estremeció Apple y toma un paquete de medidas para superar el costoso tropiezo. No se quedó inerte, ni quiso hacerse el loco. De las rudas controversias decantaron las equivocaciones y salvan la tecnología que evolucionó a la tablet. Pero del cataclismo que acabamos de vivir no hay síntomas de que se saquen conclusiones, y más bien se insiste en la misma ruta insólita como si tal cosa. El liderazgo anda de lo más ocupado en su línea, como si estuviéramos al final de una partida de bádminton que se pierde con elegancia, buen humor y los contendores van a tomarse un gin tonics. Debería ser innecesario repetir que lo acontecido es una montaña de perros muertos sobre nuestros hombros que puso en vilo el futuro.

Esfuerzos inútiles
Haber perdido alegremente el enorme capital de las elecciones de 2015, colocó en jaque la sobrevivencia de las fuerzas de cambio y las perspectivas mismas del retorno a la democracia. El mundo se nos puso pequeñísimo, aunque no nos hayamos dado cuenta o actuemos como si tal cosa. De El príncipe de las mareas de Barbra Streisand se recuerda la terrible escena en la que los delincuentes entran a un hogar en la ausencia del padre y violan a toda la familia. Pero la madre y los niños deciden actuar ante él como si no hubiera ocurrido nada, la cena esa noche transcurre con normalidad, y de ahí en adelante la vida, ocultos el dolor, la vergüenza, el descalabro emocional, cuya represión produjo trágicos efectos con el tiempo. No se puede disimular lo ocurrido, es necesario enfrentarlo y sobre todo abandonar la ruta suicida.

¿Cómo mentes racionales que conocen al que califican de dictador pudieron creer que adversarios sin escrúpulos aceptarían irse del poder sin negociación, de cuajo, y nada menos que con la firma del TSJ? Se renunció a la gradualidad que dio victorias desde 2006 a 2015 y regresamos al exabrupto para morder barro de derrota sin necesidad. Se le exigieron hazañas a la sociedad en la etapa del RR, luego de sacrificar a la provincia y soslayar la elección de gobernadores. Firmazo, reafirmazo, provocaciones, violencia, dos grandes marchas, y cuando tribunales envenenados invalidaron el sacrificio, no hubo explicación para millones que creyeron y siguieron sin vacilación el camino marcado. Si “declarar la vacante” era el paso necesario, viable, lógico, por qué no le ahorraron a la gente las miríadas de contratiempos y humillaciones del RR, un año perdido y con él las esperanzas.

Guerra de posiciones
Lo que señalaba la inteligencia emocional política era ir a la elección regional en una guerra de posiciones –no de exterminio– que conducía a avances graduales (pero “el hambre no espera”). De seguro el gobierno se resistiría, pero la oposición triunfante, con el aval de las parlamentarias tenía las cartas a su favor, como las tuvo para realizar éstas. Qué negociar ahora vestidos de un fracaso andrajoso. Lejos de la respuesta consistente y dramática que los ciudadanos merecían, vimos insólitos intentos de escurrir el bulto, mirar para otro lado y atravesar la calle para no encontrarse de frente con los deudores. El prestigio de la MUD, necesario porque es lo único conque cuenta el país para defenderse, –la alternativa es el Hospicio de Charenton– se resiente, más aun con ese acto de surrealismo político de declarar abandono del cargo. La comunidad internacional comienza a menospreciarnos y a fastidiarse de nuestras pifias.

Sonó una carcajada general, una burla que nunca había tenido tal carácter masivo. La ceguera para tomar la tabla del diálogo nos tiene a punto de perder la atención del Vaticano a la causa democrática, que nos dejará en manos de Dios. Y ahora surge otra quimera, digno remplazo del RR-16: las elecciones generales. Otra megadosis de irrealidad que sumada a la vacante, crea el peligro de que la oposición se desvanezca mientras el gobierno se afianza. Lo único que luce alguna posibilidad son las elecciones regionales y para ello tendrán que interceder factores globales. La derrota brutal abrió las puertas de la oscuridad hasta que el gobierno se consuma en sus propios ácidos, posiblemente no tendremos ninguna incidencia y alguien decidirá por nosotros nuestro destino. Solo faltaría que la AN designara CNE y TSJ espectrales para que el vaudeville sea completo.

@CarlosRaulHer

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/manos-dios_634804

Profetas armados, desarmados e ingenuos

Carlos Raúl Hernández

A la salida de su breve carcelazo Hugo Chávez no parecía representar nada. Previo al golpe militar del 4F, el Congreso de la República, -donde un partido del orden dirigía la oposición-, era un infierno de desestabilización y denuncias irresponsables que no llegaban a término. Luego ese mismo Congreso votará por defenestrar sin delito al Presidente constitucional, un gran triunfo moral para el movimiento golpista que convierte a Chávez en ídolo popular. Sin armas, aplastado militarmente, en pocos años se recupera, gana las elecciones y desarticula todo lo que lo rodeaba. Su habilidad excepcional desarmó pieza a pieza un poder construido en 40 años. Pudo seducir, engañar, dividir, presionar y atemorizar a quienes debían oponérsele y actuó según las enseñanzas fundamentales de Maquiavelo: dividir al adversario y ganar la mayor cantidad de aliados posibles, por lealtad o miedo.

Hizo todo porque fragmentó los grupos de poder, puso una parte a favor suyo, incorporó empresarios, periodistas, intelectuales y quebrantó la lealtad de los factores del sistema. Desde el gobierno destruyó el Congreso, hizo una constituyente, refundó el Estado, desmanteló las instituciones, las Fuerzas Armadas, los partidos y casi acabó con la oposición; y su herencia amenaza hoy hasta la sobrevivencia de Venezuela. Además, marcó con su impronta y concepción política a nuevas generaciones de dirigentes y muchos lo imitan consciente o inconscientemente. Se disfrazan de bandera y hablan con “la bicha” en la mano como él. Cultivan una oratoria zumbona e igualada como la suya. Hablan de constituyentes y “salidas”, “el país no aguanta más” etc. Pero él gozaba de una gran ventaja: una tremenda astucia política y un comando grande liga, que puso la puerilidad radical y la ingenuidad bajo control.

Mantener el cauce
Pararon sistemáticamente en seco a los desgaritados radicales que querían precipitar dinámicas -o frenarlas en otros casos-, y los dejaron a un lado. Sin tanques ni batallones y después de recibir una derrota militar en 1992, el arma que usó fue la inteligencia, la astucia estratégica que permite a un profeta desarmado salido de la cárcel como golpista solitario y en ruinas, convertirse en profeta armado. Sepultado el comunismo en sus tumbas de Cuba y Corea del Norte, un hijo póstumo aparece en el país más moderno de Latinoamérica. Maquiavelo en 1498 tenía 29 años. Había conseguido su primer trabajo como secretario de la Cancillería de Florencia, y sus oficinas estaban en el palacio Vecchio. Exactamente al frente, en Plaza de la Signoría, comenzó a predicar el monje dominico Jerónimo Savonarola su feroz mensaje.

El joven Maquiavelo se interesaba mucho por la personalidad carismática, poseída, del monje, que amenazaba con el infierno a los acomodados de la ciudad. Savonarola producía una mezcla de terror y seducción. Insultaba, amenazaba y la reacción de sus feligreses era de sumisión absoluta, felices de que su ídolo los tomara en cuenta, aunque fuera para humillarlos. Esto intriga y admira a un cerebro tan gélido y un observador tan profundo de la naturaleza humana como Maquiavelo. Savonarola dice actuar en nombre de Jesucristo, a quien designa Tirano de Florencia y como al Mesías no le interesaba el cargo, el monje lo ejerce de buen grado. Botticcelli y Miguel Ángel, -pérdida incalculable del patrimonio cultural de la Humanidad- entre otros artistas, lanzaron sus obras en la hoguera de las vanidades de la plaza, donde las mujeres dejaban sus sedas y perfumes.

Fuenteovejuna piquete al revés
En esa fulgurante pero breve carrera, el monje se atravesó en el camino de un león hambriento, César Borgia, -no un idiota como él- y terminó ahorcado y en la hoguera. Años después Maquiavelo llamó al monje el profeta desarmado y entendió que Borgia era el profeta armado y que solo él podía acabar con la anarquía que devoraba Italia y le impedía ser un Estado nacional integrado. Como hoy por fortuna no es la regla dirimir a cañonazos, el profeta armado es el que tiene tres factores juntos: partido, gente y sobre todo inteligencia política. Y el desarmado es simplemente el que se derrama en emoción precoz. Estudiar la trayectoria de Chávez es una tarea pendiente de los dirigentes democráticos venezolanos para entender cómo avanzó en una cadena de éxitos, pero para usarla esta vez con fines positivos. La oposición vio nacer 2016 con las condiciones a su favor.

Un triunfo refulgente gracias a la estrategia gradualista, una vez que la epilepsia radical lucía derrotada. Aun así, ésta impone la política durante el año, provoca una catástrofe peor que peor y luego se presenta como alternativa. ¿Cómo pueden producirse incidencias tan absurdas? ¿Por qué una dirección política fracasa en medio de la descomposición general de su adversario aun cuando su estrategia proclamada era exitosa? Que el radicalismo haga estropicios no es noticia, pero si lo es que saque del rumbo comprobado al colectivo. La Unidad atraviesa y atravesará zozobras, pero deberá recuperar el camino y enfrentar el cuchillo de la división. El error es de todos en general y eso hace indiscernibles responsabilidades personales. Pero tenemos una versión heterodoxa de Fuenteovejuna en la que, ante la pregunta del comendador, se acusan todos a una.

@CarlosRaulHer

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Abuela indígena resiste al abuelo español

Carlos Raúl Hernández

Hace tiempo secuestraron la estatua de Colón del Paseo de su nombre en Caracas. Ya tendrá en el futuro un mejor monumento. Los mentecatos que lo hicieron dejaron su credencial de tales y hubieran querido arrestarlo, patearlo, arrojarle orine, pero como no pueden, se desquitan con vecinos que salen a manifestar. No merece maltratos el Almirante que realizó la más grande hazaña de la Humanidad, por encima de Alejandro, Aníbal, Julio César, Carlo Magno, Genghis Kahn: descubrir, conquistar y colonizar el Nuevo Mundo e incorporarlo a la Historia y la civilización. En Buenos Aires atontada por la mefítica atmósfera anticultural del kirchnerismo, degradaron a Colón de la Casa Rosada para arrumarlo en una caja en la Costanera Norte, donde espera justicia. Doble farsa porque los argentinos son los latinoamericanos que más presumen de apellidos europeos. La izquierda planetaria tuvo hace varias décadas un grave retroceso intelectual y cultural al siglo XVIII.

Con la aparición de los hippies, el regreso “a la naturaleza”, la increpación de la sociedad moderna, el ancentralismo, lo deseable, lo programáticamente revolucionario pasa a ser el subdesarrollo, el atraso, el primitivismo, la negación de Occidente. Por eso ridiculeces tales como el día de la resistencia indígena –si las abuelas se hubieran resistido a los abuelos, no estaríamos aquí– y los no descubiertos, enemigos personales de Don Cristóbal. Luego vinieron las bandas criminales Sendero Luminoso y Tupac Amarú disfrazadas de indigenistas, y más tarde la revolución bolivariana. La fuente manaba de los Jemeres Rojos de Cambodia, que ajusticiaban a quien usara lentes, hablara lenguas extranjeras, no tuviera cayos en las manos, o supiera leer, y sentenciaban corrupto al que vivía en ciudades. El documento fundacional del Foro de Sao Paulo es testimonio perfecto del anacronismo intelectual y político, apología del atraso, manifiesto reaccionario, culto al pasado.

La cultura para la pobreza
Como el grueso de los inventos del zurdismo trasnochado, cuando salen de los laboratorios académicos se convierten en desgracias para la gente de carne y hueso. Al principio lucía como ingenuidad de profesores descolgados algo que llamaban promoción cultural, un dislate para el que cualquier fabricación de papagallos, gofio, trompos, gurrufíos o perinolas artesanales, era preferible a Mozart. Erguían las creaciones del pueblo contra un músico capitalista escuchado por burgueses, y las maravillas del cine y la televisión eran instrumentos para alienar al pueblo y someterlo. Pero estas vaciedades se hacen crímenes cuando llegan al poder y se proponen perpetuar la vida ancestral de las comunidades indígenas en estado de naturaleza. Eso puede sonar bien desde un pupitre, pero en términos prácticos, es simplemente preservar una precaria existencia basada en el conuco, el analfabetismo, la pobreza atroz, la carencia de medicinas, viviendas, agua corriente, cloacas y electricidad.

Es lo que sufren en su versión más dantesca nuestras comunidades indígenas, que solo se superan por los efectos de la sociedad moderna. Son víctimas del adefesio intelectual que los fuerza a mendigar en las ciudades para poder subsistir con sus sutes. La democracia venezolana enfrentó y resolvió la problemática de esas comunidades y creó un ejemplo para cualquier pensamiento avanzado en el mundo: más allá, por encima de cualquier especificidad étnica, color de piel o lengua que hable, lo que hay es personas, seres humanos, ciudadanos. En gran parte de Latinoamérica –México, Centroamérica, Perú, Bolivia, Ecuador– no hubo democracias como el Pacto de Punto Fijo, las etnias originales se mantuvieron, según el desideratum de antropólogos anacrónicos, en ghettos, bolsones demográficos aislados, fuera de los procesos de integración y modernización

Mendigos de la revolución
Allí los indígenas afirmaron sus modos de vida y producción de miseria, pesca, caza, recolección y conuco. En Venezuela la democracia masificó para toda la población, incluidos, por supuesto ellos, los cuatro niveles educativos, servicios públicos, posibilidad de ascenso social. De allí que los pueblos en estado natural, con guayucos y churuatas, muertos de abandono, se redujeron a apenas 2% de la población. ¿Y qué se hicieron los demás? Son ingenieros, abogados, políticos, médicos, empresarios, comerciantes, trabajadores, maestros. Esa es la verdadera antropología al servicio de la gente y cuando vuelva la democracia, habrá que hacer un descomunal esfuerzo para repoblar de escuelas, liceos y universidades los estados donde hoy mueren de mengua las poblaciones indígenas como consecuencia de pensamientos fracasados, inservibles, malignos.

Muchos años atrás quien suscribe estaba en una reunión política en Pto. Ayacucho y un expositor dijo más o menos lo siguiente: “…por mi nombre y apellido sabrán que soy indígena. Y también soy ingeniero petrolero e hice un Ph. D. en Estados Unidos. Trabajo en Pdvsa y vivo en Anzoátegui, donde compré con mi trabajo una casa en la que hay aire acondicionado y piscina para mis hijos, uno de ellos, el mayor, estudiante de medicina. Eso que yo tengo es lo que aspiro para todos los indígenas de Venezuela y no me importan las teorías que quieren condenarnos a vivir siempre igual con la excusa de mantener mi cultura ancestral”.
@CarlosRaulHer

Fuente: http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/abuela-indigena-resiste-abue...

Tormenta de sangre

Carlos Raúl Hernández

Crece la preocupación de que Venezuela pase los peajes para llegar al Estado fallido, consecuencia de que el hampa logró grados de desarrollo organizacional que ya quisieran muchas empresas o el gobierno, y que los siete grandes núcleos generadores de violencia conquistaron la soberanía sobre parte del territorio nacional: las megabandas, el Frente Bolivariano de Liberación, los colectivos, los sindicatos negros, el narco, los pranes y la guerrilla colombiana, todos con dominio territorial de zonas en las que el poder del Estado venezolano no existe y debe recuperarse. Estados fallidos son los que cruzan la frontera de la desintegración. Sus élites las componen grupos aturdidos, torpes, incompetentes, demasiado primarios para entender la necesidad de tener objetivos nacionales por encima del odio, e incapaces de dar sustento a la gobernabilidad y la estabilidad.
“El mayor peligro para la permanencia de las naciones es la estupidez”, dijo una vez Vaclav Havel y por eso la desintegración es el remate de revoluciones que cumplen su ciclo inevitable, el hundimiento, y cuyos dirigentes prefieren, como Sansón, derrumbarlo todo antes que asumir su equivocación y rectificar. Pero Venezuela tiene tiempo y posibilidades para restaurarse. Según importantes think-tank de los noventa, Colombia prácticamente era ya un Estado fallido antes del triunfo de Álvaro Uribe, -más de la mitad de su territorio lo controlaba la guerrilla- y una novela de Vargas Llosa, La historia de Maita, comienza cuando los guerrilleros están a 50 km rumbo a la toma de Bogotá. De México decían lo mismo importantísimos grupos de analistas, pero el presidente Calderón, como Uribe, volteó la tortilla. En cambio Peña Nieto cedió al chantaje de la izquierda obradorista y las ONGs izquierdosas, detuvo la guerra contra los carteles y el peligro reverdeció.

El horror en las calles
Con el galáctico podía intuirse que llegaría primero el caos que el comunismo, y él y su legado desmantelaron el Estado, sustituido hoy por grupos que siembran el desorden. Quedan medianamente en pie unas cuantas instituciones, entre ellas las universidades, grupos privados, la Iglesia, sectores de algunas policías y de la FF.AA. Ahora liquidan la Asamblea Nacional porque la entropía, la destrucción propia de quienes no saben crear nada, se tragó lo demás. La pervivencia de la FF.AA. se convierte, en ese contexto, en objetivo esencial para los que luchan por frenar en seco las tendencias a que el país se disuelva y por volver a tener un Estado civilizado. El ímpetu del caos, el Leviatán bíblico, la suma de todos los miedos, es la prospectiva alianza entre los diversos grupos armados e irregulares que podrían poner en jaque a los militares, aunque parece que ya los tienen.
El país llegó a los más atroces niveles de violencia hamponil, e importa tecnologías aplicadas por los carteles mexicanos y colombianos y hasta del Estado Islámico. En Aragua, Caracas, Lara y Miranda muestran ahora cadáveres mutilados o colgados de pasarelas peatonales, testimonio de la autoridad de las bandas. En Guatire aparecieron ocho cuerpos decapitados, en Los Flores de Catia el de una hermosa mujer también decapitada y su cabeza frente a la comisaría de San Mateo, con un papel en la boca que la acusaba de soplona de la policía. Pero Fuenteovejuna también se las trae y en Santa Teresa encontraron restos de dos violadores con el tórax abierto, la cabeza dentro de él, y cerca una cartulina que explicaba por qué el castigo. Este año el promedio de muertes violentas es de 113 diarias, 4.5 por hora y 2015 cerró con 28.000 víctimas. La infernal violencia se concentra en esos siete focos de poder.

Visa para ir a El Valle
Entre las características de los Estados ingobernables que comienzan a ser fallidos, está precisamente la aparición de zonas bajo control de los irregulares en los que las autoridades legítimas carecen de competencia. Un nuevo poder de facto. Con datos del gobierno venezolano (ONA), se trafican 200 toneladas anuales de droga, independientemente del cierre de la frontera colombiana. Y en Caracas la extraterritorialidad de las bandas se extiende por la Cota 905, El Cementerio, Valle-Coche. Partes de Guárico y Aragua son “zonas liberadas” por la delincuencia y no bastó con la liquidación de El Picure y Lucifer para resolver el problema, porque la organización quedó intacta. Es imperativo para la conducción del país, enfrentar una posible coalición desestabilizadora entre estos siete factores malignos.
Y para ello tendrá que producirse una alianza entre quienes evidencien la voluntad de levantar el país e iniciar la reconstrucción. Pareciera que la violencia, la crisis económica, la tragedia social y la descomposición de las instituciones políticas nos recuerdan a cada rato la necesidad de establecer un diálogo entre el gobierno, la oposición y los militares para hacerle frente a los peligros para la nacionalidad que aparecen en el horizonte. Lucifer se dio el lujo de decretar toque de queda en los barrios de El Cementerio, pero se adelantó. Si no se produce una reacción a fondo con el apoyo del país encabezado por sus fuerzas políticas y sociales, en el futuro podríamos ser una nueva Beirut con bandas de delincuentes y guerrillas en sus propias zonas de exclusión, a las que no se podrá entrar sin permiso de los pranes.
@CarlosRaulHer

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/tormenta-sangre_621263 /09 de octubre de 2016 05:02 AM

Alicia Machado contra los vampiros

Carlos Raúl Hernández

Cuando un gángster hábil, sin escrúpulos y con coraje confronta las instituciones dispuesto a asaltarlas, la columna vertebral y las piernas del liderazgo tiemblan y con demasiada frecuencia ceden. Ocurrió en muchas partes desde la Rusia de Kerensky -derrocado por Lenin sin disparar un tiro-, hasta Evo Morales, pasando por Hitler que recibió la Cancillería de Von Hindenburg, encarnación de la aristocracia junker. En esos episodios hay elementos comunes: la antipolítica que multiplica los resentimientos, injustificados o no, de parte de “las masas”, y la alevosía de grupos de las clases medias, -siempre decisivas en esos lances-, que añoran un hombre fuerte que desaparezca los odiados partidos políticos y sus “privilegios”. Las elites traicionan y le sobreseen a la Bestia Apocalíptica sus ruindades, crímenes, amenazas, la complacen en los tribunales y van a besarle la cola para ganar su clemencia. Hoy es Donald Trump.

Tales grupos quieren acomodarse al cambio, tal como lo vivimos no hace mucho. Hasta ese momento democráticos, transgreden por sentirse más identificados con la Bestia en lenguaradas de fuego que con los políticos convencionales, administradores aburridos de las instituciones. Es un espectáculo ver las patanerías Trump, conocer su vida marrullera, su historia de triquiñuelas, y como degrada a “los políticos”, precisamente él, que emerge de lodazales financieros. Pero lo reta una dura y ojalá no la traicionen como ocurrió aquí. Nadie comprendió mejor la postración frente al hombre fuerte que el filósofo letonio-británico Isaiah Berlin en su tratado El sentido de la realidad, que debían leerse todos los aspirantes a líderes. Berlin apenas escribió de corrido dos libros, uno sobre el Romanticismo y otro sobre Marx.
El tarado intemporal
Su extensa bibliografía existe porque nos hicieron el favor de grabar sus clases y publicarlas. Su pensamiento es excepcional, porque además de ser un académico erudito, era un hombre de acción, nada menos que espía británico en la Unión Soviética de Stalin. No era un hablador de p… ¿Estamos a un paso o dos de que la maldición del hombre fuerte se concrete en EEUU? ¿Habrá medido la sociedad norteamericana el problema planetario de un eventual triunfo de Trump? Está cabeza a cabeza con Hillary, dato que alarma porque evidencia un arquetipo de apoyante medio que podría llamarse el tarado intemporal universal, cuyas críticas a Hillary son redomadamente insólitas. Como Orlando, el personaje de Virginia Woolf, es el mismo tarado que se ilusionó con Getulio Vargas, con Sandino, con Perón, con Fidel, con Allende, con Velasco, con el comandante, con Podemos, para luego llorar arrepentido lágrimas inútiles. Ahora su esperanza con Trump.

Para el intemporal Hillary miente -los emails-, es inexpresiva, “aburrida” por su condición burocrática, por política. Poco confiable porque mantuvo el autocontrol y no lloró desconsolada ante los medios cuando su marido divertía a Mónica Lewinsky. Muchos hubieran querido verla despechada y desgarrar su amargura en televisión. En el debate presidencial del lunes 26 de julio (2016) Trump exhibe la falsedad compulsiva que lo embarga al atacar al gobierno de Bill Clinton con argumentos de los 80 y 90, hoy denegados por la Historia, al mejor Presidente de EEUU durante el siglo XX, que superó al insuperable Ronald Reagan. Impulsó la revolución informática y se fomentó 20 millones de empleos, con lo que la desocupación que se arrastraba desde Carter desapareció.
Llena eres de gracia
Para ello tuvo que enfrentarse al nacionalismo económico antiglobalización de derecha e izquierda y abrir la economía a la competencia, obturada desde el populismo de Roosevelt. Demostró que una sociedad sana y de crecimiento estable en el tiempo solo es posible con la apertura y la competencia. Hasta en Venezuela ya eso se entendió, pero este magnate que se hizo con quiebras ficticias y el apoyo del gobierno, miente y hace bullying. Hillary responde y unge a la maravillosa Alicia Machado –otra dura, a la que sus compatriotas ridiculizaban– como imagen de la campaña, y apoya la democracia venezolana frontalmente. Una self-made-woman hispana, que venía en transporte colectivo desde Maracay a Caracas para los entrenamientos del Miss Venezuela, que superó obstáculos, zancadillas –entre ellas las del propio copetón–, crisis personales, y al final conquista su destino, un gran emblema para exhibirlo a los norteamericanos y al mundo.

Sobrevivió a Trump, a un marido de conducta “miserable” y a un doble cáncer de mama. Es de gran importancia por la situación de Venezuela en lucha agónica de muchos años para frenar un régimen marxista, y en este momento para que no ruede por el desbarrancadero de los Estados fallidos. Nuestra querida y admirada Alicia, bella y voluntariosa, extraordinaria, es modelo en diversos sentidos de la palabra. Hoy es el emblema de los latinos en la primera nación del mundo, y cercana a la potencial primera mujer Presidente de EEUU. Símbolo de la feminidad, la belleza y la sangre mestiza, protagonista en un momento en que en el Norte se juega una carta peligrosa. Alicia se enfrenta a la maldición del hombre fuerte, que aparece hasta en las mejores familias. Ahora es mejor no burlarse mucho de ella.
@CarlosRaulHer

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/alicia-machado-contra-los-va...

02 de octubre de 2016 05:02 AM