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Opinión

El 20 de mayo de 1993, la Corte Suprema de Justicia declaró que había méritos para enjuiciar al presidente en funciones Carlos Andrés Pérez. Luego, el 21 de mayo de 1993, cumpliendo con los artículos 150 numeral 8 y 215 numeral 1º de la Constitución de 1961, el Senado de aquel Congreso bicameral de la República de Venezuela, autorizó con el voto unánime de sus miembros el enjuiciamiento al Presidente de la República.

Aquella Constitución de 1961, la más longeva de nuestra historia constitucional y a la que muchos llamaron “moribunda”, expresamente, sin dejar espacio a dudas, ordenaba la suspensión del Presidente de la República en el ejercicio de sus funciones tan pronto se autorizara el enjuiciamiento.

La decisión del Parlamento venezolano de 1993 abrió el debate político sobre la sucesión presidencial que concluyó con una hoja de ruta institucional y constitucional para sustituir a un Presidente, que es oportuno recordar, aún tenía no menos de 250 días para concluir el período presidencial para el cual había sido electo.

En esa hoja de ruta se asumió, primero, una falta temporal del presidente y en consecuencia el presidente del Congreso, Octavio Lepage, tuvo la responsabilidad de ser el presidente provisional de la República de Venezuela.

Tan pronto el Congreso declaró la falta absoluta del presidente suspendido, se abrió el proceso formal de elegir a un nuevo presidente constitucional para concluir el período presidencial en curso. Tal honor le correspondió por decisión del Congreso de la República de Venezuela, en sesión conjunta, a Ramón J. Velásquez.

Luego de 25 años de aquella decisión de enjuiciar al Presidente Carlos Andrés Pérez, nuevamente el parlamento venezolano, se convierte en espacio para el debate político sobre la autorización para el enjuiciamiento de un presidente, en este caso Nicolás Maduro.

Nos corresponde destacar que aquella República de Venezuela, sustituida por la República Bolivariana de Venezuela, garantizó un mínimo de orden democrático y, también, un orden constitucional que respondió efectivamente a las exigencias históricas del momento.

El desconocimiento sistemático de la Constitución así como de los valores y principios de la democracia por parte del Presidente de la República, Nicolás Maduro; del Poder Judicial, principalmente de la supuesta Sala Constitucional; del Poder Ciudadano y del Poder Electoral, hoy por hoy reivindican la Constitución de 1961 y contrasta cualitativamente con el respeto a las formalidades y con la responsabilidad institucional demostrada por el Estado en el año 1993, aun cuando aquellas instituciones se veían debilitadas como consecuencia de un importante deterioro en la confianza pública.

A diferencia de 1993, hoy se debe hablar del enjuiciamiento de un presidente que abandonó sus funciones constitucionales, tal y como expresamente lo declaró, debidamente sustentado, la Asamblea Nacional el pasado 9 de enero de 2017.

La Asamblea Nacional con la autorización aprobada el 17 de abril de enjuiciar al presidente Nicolás Maduro, abre un nuevo capítulo en la crisis política, social y económica que agobia a la sociedad venezolana y, tal vez, ha impulsado un proceso de transición política que aún es difícil de identificar con claridad.

No estamos experimentando tiempos normales, son confusos y complejos, claramente vivimos un proceso político que se inició hace muchos años atrás y que en sus distintas etapas fue subestimado por casi todos los actores políticos de la oposición. Hoy el país está en ruinas.

Es necesario recordar que la propia Asamblea Nacional, el pasado 23 de octubre de 2016, declaró formalmente la ruptura del orden constitucional y democrático de Venezuela, por lo tanto, no podemos esperar que la dimensión jurídica logre construir con certeza la hoja de ruta que seguirá la vía de responsabilidad penal del presidente, porque a diferencia de 1993, el Estado es inexistente.

En consecuencia, es de esperarse que la decisión de la Asamblea Nacional no sea suficiente para que Nicolás Maduro acate efectivamente el artículo 380 del Código Orgánico Procesal Penal, que expresamente le suspende del ejercicio de sus funciones una vez cumplidos los trámites necesarios para su enjuiciamiento y le inhabilita para ser nuevamente Presidente de la República.

La ruina económica, social y política que exhibe Venezuela demanda de cada uno de los venezolanos, en lo individual y como integrantes de un colectivo, una mayor responsabilidad cívica para organizarse, disciplinada y estratégicamente, en la construcción de una mayor cohesión social que permita enfrentar con efectividad los desafíos que esta realidad nos demanda.

El espíritu unitario en función de un objetivo común debe prevalecer en ese esfuerzo y ese objetivo no debe ser otro que la restitución del orden constitucional, democrático y del voto como herramienta para elegir de manera libre, secreta, universal y directa.

A tal fin y como forma de reivindicar la Constitución de 1999, los venezolanos podemos hacer uso de asambleas de ciudadanos, asumidas como efectivas herramientas políticas, reconocida en el artículo 70 de la Constitución, para construir consensos y sobre ellos presentar un pacto político que formalmente concrete, en una hoja de ruta cívica, el mandato constitucional del artículo 333 y exprese el compromiso con el objetivo común previamente señalado.

Desde cada asamblea de ciudadano debe formalmente activarse la soberanía originaria a la que hace mención el artículo 6 de la Constitución, para que entonces, muchas asambleas registren la voz de una mayoría que de manera contundente y a través de un manifiesto declaren formalmente la ilegitimidad del presidente Maduro, eleven su voz exigiendo más unidad y, por último, respalden de manera pública a la Asamblea Nacional, que ignorada por el régimen, insiste responsablemente en hacer cumplir la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.

La soberanía originaria debe encontrar en la asamblea de ciudadanos el espacio para definir el compromiso cívico con una hoja de ruta que se inspire en los valores y principios de la democracia y de la Constitución. Así mismo, ese espacio de participación debe alimentar permanentemente, con legitimidad, toda expresión de organización ciudadana que procure la restauración del orden constitucional y democrático.

Venezuela demanda de una sociedad civil más reflexiva y organizada que comprenda la grave crisis del presente y procure identificar a través del debate político el rol que las circunstancias presentes le exigen en el marco del artículo 333 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Debemos tener muy presente que en 1999 el Presidente Chávez logró validar la reforma constitucional con la abstención del 55,62% de la población inscrita en el Registro Electoral, lo cual representaba un total de 6.041.743 venezolanos. En consecuencia, una minoría electoral impuso la reforma Constitucional, pero esa misma minoría no logró imponer la reforma constitucional propuesta en el 2007, porque entonces hubo participación efectiva y principalmente, hubo unidad en el objetivo que movilizó políticamente a la sociedad venezolana en aquel momento.

No es momento para la indiferencia y, menos aún, para proyectos particulares. Es el momento de que la sociedad civil se encuentre en torno a un nuevo pacto político, social y económico, que se sustente sobre los valores y principios de la democracia, que reivindique la Constitución vigente y comprometa formalmente a todos los venezolanos que quieren un país próspero, libre y de oportunidades.

Es el momento de la sociedad civil organizada, pero sin estrategia y disciplina y sin una dirigencia política que asuma en unidad su rol de orientadores de la opinión pública, todo esfuerzo será insuficiente. Es urgente reconocernos y reencontrarnos en torno a valores, principios y tradiciones históricas.

@carome31

POLITIKA UCAB

Abril 20, 2018

 5 min


El Fausto de Goethe fue un engañador y un asesino. Nuestro guerrillero Fausto dicen que cometió varias fechorías, pero por carecer de pruebas no podemos afirmarlo. Sin embargo, sí es público y notorio que engañó a muchos, entre ellos a quien esto escribe. Cuando regresó de Viena, pensamos que las brisas del Danubio habían apaciguado al antiguo guerrillero y que era un hombre serio y la mejor carta que tenía el gobierno para conducir a nuestra principal empresa. La realidad es que no es serio, sino que nunca ríe y como conductor resultó tan malo como el reposero del metrobús. Es el principal responsable de la destrucción de Pdvsa, pero 16 años después los rojos quieren sancionar a quienes intentaron defender a la empresa y a la democracia.

Después del paro petrolero de abril 2002, se produjo una arremetida en contra de los defensores de la meritocracia. Fausto toleró que un grupo de “revolucionarios” desatara una campaña de amedrentamiento, mantuvo como Gerente de Prevención y Control de Pérdidas al teniente coronel (r) Pérez Issa, quien actuaba como comisario político, y avaló averiguaciones penales y civiles emprendidas por amigos suyos y por diputados. Tanto Horacio Medina, como Juan Fernández manifestaron a Fausto la preocupación ante la persecución e ideologización que se producía en la empresa.

Al día siguiente del paro cívico del 2 de diciembre 2002 los petroleros fueron agredidos por la Guardia Nacional. Fausto militarizó las instalaciones, convocó a los grupos paramilitares oficialistas a ocupar los portones de Pdvsa e implementó un plan de contingencia paralelo al institucional. El día 6 ordenó a los empleados de la empresa mixta Intesa bloquear las claves que permitían el control de las exportaciones. El día 7 asumió poderes plenos, removió a los gerentes de producción y refinación que estaban en sus puestos y el 13 despidió a Edgar Paredes, Juan Fernández, Horacio Medina y Edgar Quijano. De allí en adelante ejecutó despidos masivos: 726 ejecutivos, 12.371 nómina mayor, 3.705 nómina menor y 1.951 de la nómina diaria, además de unos 2.500 de Intesa y un número indeterminado a quienes no les llegó notificación de despido pero que fueron impedidos de ingresar a su trabajo. Obedeciendo órdenes de Chávez y muy probablemente de sus jefes castristas, Fausto cometió el mayor genocidio laboral de nuestra historia.

Once años después, el ciudadano Raúl Soto y posteriormente Ramón Torres C, ilegales Auditores Fiscales de Pdvsa, así como el Delegatario Paúl Alvarado Rodríguez, iniciaron una persecución en contra de 180 trabajadores, a los cuales en forma arbitraria les endosaron una sanción pecuniaria por el petróleo que se dejó de exportar, la gasolina que tuvo que importarse y supuestos daños no identificados a instalaciones entre el 2 de diciembre 2002 y el 31 de marzo 2003, aún cuando los sancionados habían sido despedidos entre diciembre y enero. Inventaron una cifra de más de 19 mil millones de bolívares, la cual distribuyeron arbitrariamente, entre 80 y casi 125 millones de bolívares por cabeza.

En ningún caso señalaron una acción concreta individual. Todas las acusaciones fueron por dar declaraciones, por asistir a ruedas de prensa o ser fundadores de Gente del Petróleo o de Unapetrol. El colmo es que algunos de los sancionados no se unieron al paro, otros nunca dieron declaraciones, ni asistieron a ruedas de prensa y varios estaban de vacaciones. Quien esto escribe ya estaba jubilado desde fines de octubre, aunque sí di declaraciones apoyando el paro una vez que se inició y por este “delito” me aplicaron la mayor sanción, 124.914.013,16 bolívares fuertes.

Ahora, casi 16 años después, Pdvsa acudió al ilegal TSJ para solicitar medidas de prohibición de enajenar y gravar bienes pertenecientes a los sancionados arbitrariamente. La lista incluye a un médico, abogados comunicadores sociales, economistas, capitanes de barcos, un docente e investigadores y, desde luego, especialistas en las operaciones de hidrocarburos. El tiempo nos dio la razón. No nos arrepentimos. Había que realizar un paro para intentar evitar la destrucción de nuestra principal empresa y el establecimiento de una narcodictadura.

Por los despidos injustificados, Fausto, o sea Alí Rodríguez Araque, es el principal responsable de la debacle de Pdvsa. Posteriormente, sus protegidos Rafael Ramírez y Eulogio Del Pino, terminaron la destrucción por contratar muchos activistas políticos, no realizar las inversiones necesarias y por propiciar la corrupción. Ellos deberían ser los sancionados, no quienes intentaron preservar la empresa. En la obra de Goethe, la infeliz Margarita intercedió para que Fausto no fuese a los infiernos, pero Venezuela no perdonará a este Fausto, ni a sus pupilos.

Como (había) en botica:

Maduro autorizó al general Quevedo a contratar sin licitación. La producción y la refinación seguirán declinando y aumentará la corrupción.

Repudiamos las violaciones a los derechos humanos por parte del régimen de Daniel Ortega. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 3 min


Nelsón Acosta Espinoza

Bien, amigos lectores, son casi treinta días lo que nos separan de las elecciones presidenciales. A pesar de su cercanía no se percibe la presencia de un clima electoral intenso. A diferencia de situaciones anteriores, la población no muestra entusiasmo y pasión a propósito de este evento electoral. Por el contrario, el ambiente político está siendo surcado por múltiples rumores. El más persistente apunta hacia una eventual suspensión de esta elección presidencial. No sería la primera vez que se cancelan estos comicios. Recordemos que la Asamblea Nacional Constituyente las había pautado para el mes de abril.

En cualquier caso, la atmosfera política no se encuentra marcada intensamente por el clima electoral. Antes por el contrario, prevalece en un amplio sector de la población un cierto desgano hacia este importante y crucial acto de sucesión presidencial. Inapetencia que pudiera transformase en una conducta abstencionista, no inducida, en amplios sectores de la población urbana del país.

Vamos a posar, brevemente, la atención sobre las posibilidades futuras del madurismo. En primer término es importante subrayar cierta debilidad política que presenta el régimen. El temor a las sanciones y la imposibilidad de tener acceso al crédito internacional, entre otras variables, coloca al presidente Maduro en una situación difícil de cara a sus aliados internos. Situación esta que pudiera presionar para suspender nuevamente las elecciones del 20 de mayo en aras de ganar tiempo e intentar organizar una nueva ronda de negociación. Es importante resaltar que una opción de esta naturaleza cuenta con simpatías dentro de sectores de la oposición democrática.

Por otra parte, la campaña electoral que despliega Falcón, hasta el momento, no ha podido motivar a los electores ubicados en la oposición. No emociona y, en consecuencia, no convence. En otras palabras, no ha podido conectarse emotivamente con la población descontenta. Aún no ha construido una mayoría electoral, política y cultural con potencialidad para desplazar al régimen socialista.

Bien, en el marco de esta descripción ¿cuál sería la estrategia apropiada? ¿Cómo responder apropiadamente a las demandas que formula la coyuntura política presente? En otras palabras ¿Qué hacer?

Desde luego son complejas las preguntas y sus respectivas respuestas. Voy a intentar describir un esbozo de explicación que proporcione líneas de reflexión que ayuden a despejar estas incógnitas.

El punto de partida para tener una visión apropiada de la coyuntura es comprender, en primer lugar, que estamos en presencia una crisis de naturaleza histórica. Los viejos moldes dentro de los cuales se practicaba la acción política ya no son útiles. De ahi las dificultades presentes en el frente opositor. Su imposibilidad para "leer" apropiadamente la actual crisis política. En otras palabras, la presente crisis demanda la elaboración de una nueva narrativa que dé cuenta de esta situación y proponga la nueva visión de futuro. En el plano coyuntural, es indispensable inyectar a la práctica política el insumo social. El país, en la actualidad, se encuentra cruzado por una multitud de protestas de naturaleza social que carecen del acompañamiento de actores políticos significativos. Sin lugar a dudas, este distanciamiento enuncia la grave crisis que padece el estamento ortodoxo de la oposición democrática.

Aquí es importante hacer el siguiente señalamiento. El “desgano” electoral presente en vastos sectores de la población no obedece a una propuesta política específica. Por el contario, es el resultado de los numerosos errores de la dirigencia opositora y su dificultad programática de acompañar a la ciudadanía en sus luchas cotidianas. En otros términos, no han podido formular la opción apropiada que politice las innumerables protestas sociales que suceden diariamente a lo largo de la geografía del país.

En fin, la opción democrática, hasta el momento, no ha podido elaborar la propuesta que calce en las circunstancias del momento y que interpele apropiadamente a la población votante. De ahí la incertidumbre que alberga en vastos sectores de la población votante.

Sin lugar a dudas, la política es así.

21 abril 2018

Descentralización y Autonomías Políticas

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 3 min


Ante la realidad que nos ha tocado vivir a los venezolanos, prácticamente sin ley, sin Constitución y sin justicia, aunque tenemos muchas leyes, decretos, reglamentos y providencias, apelamos permanentemente a una carta magna de bolsillo y el Poder Judicial hace intervenciones estelares para apuntalar y sentar pretendidas bases jurídicas del socialismo del siglo XXI, el ciudadano común se encuentra desconcertado, perplejo e indefenso.

Sin duda, resulta imposible hacer efectivo el imperio de la ley y no de los hombres en el marco de un Estado de Derecho que, en su esencia, se propone la preservación de los derechos humanos, siendo así que el objetivo de quienes gobiernan no es otro que la salvaguarda del poder, amparados en la fuerza.

Un Estado de Derecho exige no solo la sujeción formal a las normas, sino la plena vigencia de un sistema de contrapesos que impidan los abusos de quienes han asumido la responsabilidad y la carga de servir a los ciudadanos en ejercicio de las funciones públicas.

En Venezuela, en el presente, no hay respeto a la separación de poderes y los derechos ciudadanos son violados y amenazados en forma permanente.

La Asamblea, elegida por el pueblo, con el cometido de legislar y ejercer un oportuno y eficaz control sobre el gobierno, ha sido declarada en “desacato”, fórmula vacía de todo contenido; una denominada constituyente, convocada de espaldas a la voluntad popular, ahora usurpa sus funciones; y el Poder Judicial, carente de toda autonomía, ha proclamado, una y otra vez, su sometimiento a los dictámenes del Ejecutivo y su fidelidad a “la revolución”.

En este contexto de desconocimiento de los fundamentos de la democracia y de afirmación de un régimen autoritario, solo cabe apelar a los resquicios de la justicia y a las instancias democráticas internas que luchan por sobrevivir, así como a los órganos internacionales reconocidos por Venezuela que se han erigido en garantes de nuestros derechos, a pesar de la presión del Estado en contra a los intereses del pueblo, que no son los intereses del poder.

Esos resquicios de justicia nos facultan para reclamar por nuestros derechos y le exige a la Asamblea Nacional, representación plural del pueblo, la perseverancia en el desempeño de sus funciones, con la absoluta convicción de la licitud de cualquier comportamiento que implique el ejercicio de un derecho o el cumplimiento de un deber.

aas@arteagasanchez.com

23 de abril de 2018

El Nacional

 1 min


La incertidumbre invade los pensamientos y las actitudes políticas de la gente. No hay nada claro y tampoco existe camino seguro. A la elección del 20-M se va sin emoción ni esperanza. Por primera vez una elección desapasionada. Sin competencia para la gran mayoría. Victoria cantada triunfo asegurado. Un proceso electoral frío como un tempano de hielo. Planificado y programado para respaldar la estrategia política del gobierno. Que necesita oxigenarse en popularidad y bañarse de una estela de corte democrático. Elecciones adelantadas con voto controlado. Casi una trampa casa bobos. Una obra de teatro con elenco contratado y una distribución de papeles consensuada. ¡Qué culpa tiene la estaca que el sapo brinque y se estaque! Unas elecciones a imagen y semejanza del oficialismo. Proyectadas para alcanzar metas propias de la estrategia que favorezca al gobierno.

Dividir es hacer el juego

Aunque parezca una paradoja le hace el juego quien divide para participar y también quien divide llamando a la abstención. Simplemente, porque solo será competitiva con un candidato único de la oposición, un único programa, una misma propuesta y un solo mensaje. Que la elección se produzca representando la polarización existente en el país. Unidos ambos bandos. Cada quien representando su propio modelo, su propio sistema democrático y socialista y su imagen programática. Pero, además será necesario un CNE integrado paritariamente a nivel de junta directiva y de mesas electorales. Con el férreo control del proceso que se tiene hoy es imposible ganar una elección. Incluso competir dignamente. Un órgano electoral independiente, democrático, justo y transparente. Pero mientras la institucionalidad siga siendo manejada al capricho de quienes gobiernan –se atrasan o adelantan elecciones- no habrá condiciones y garantías para participar en unas libres elecciones.

Allí está la tragedia. Es la división opositora la que respalda paradójicamente la estrategia política del Chavismo. Como consecuencia del desbordamiento de los egos y el sobre salto de las pretensiones y ambiciones personales de quienes han fingido en algún momento ser líderes o dirigentes principales. Una oposición dividida ideológicamente, estratégica y organizativamente contribuye con la supremacía y preferencia que hoy tiene el gobierno en amplias capas de la población. Aunque son minorías lucen fuertes desde el punto de vista de su menguado arrastre popular y su imagen organizativa. Respaldados positivamente por el efecto controlador de las misiones y grandes misiones. Parte de la imagen de fortaleza del oficialismo se debe, sin lugar a dudas, a la objetiva fractura de la dirigencia y organizaciones opositoras. Quienes proyectan decaimiento e incompetencia para hacer frente al gobierno.

Pelear palmo a palmo

Como si todo esto fuera poco, los abstencionistas carecen de oferta programática. No hay propuestas que emocionen en la calle e inviten a luchar. Es una invitación a la inacción. A ver los toros desde las barreras. Lo correcto sería llamar a luchar en las calles, los circuitos, las parroquias, los centros y las mesas de votación. Pelear palmo a palmo. Voto a voto. Y también en la estructura del CNE. Pero el liderazgo opositor sufre de artritis y de cansancio intelectual. Quieren la papa pelada. Que la presión internacional haga el trabajo. Que se la ponga tan fácil como pelar una mandarina. Las rivalidades les paralizan y el temor a perder les confunde. Les paralizó la falta de institucionalidad e inconstitucionalidad. No saben pelear contra un gobierno autoritario, que maneja los poderes públicos a su antojo.

Fortalecer los partidos

No obstante, los rumores de -golpe de Estado, embargo petrolero, invasión militar extranjera, mayores sanciones económicas y financieras y superior tenaza de boicot y bloqueo comercial- a este gobierno se le hace cambiar con la presión en la calle, la protesta por la situación socio-económica y la convocatoria a grandes manifestaciones en todo el territorio nacional. Para lo cual hay que fortalecer la organización de los partidos políticos e incorporar al movimiento general de protesta a la sociedad civil. Activar al frente creado y formular y divulgar una orquestada batería de propuestas sociales y económicas acorde con las demandas actuales de la población. Esto cambiará cuando se combata políticamente en el territorio poblacional. Y la gente vea la alternativa con importante posibilidades de triunfar.

fcordero@eluniversal.com

efecepe2010@gmail.com

@efecepe2010

 3 min


Carlos Raúl Hernández

El senador Marco Rubio tuvo el coraje de decir la verdad sobre el resultado de la Cumbre de Lima: “no hubo consenso para introducir una referencia a la situación venezolana en la declaración final”. Esto debiera servir para evaluar cuáles son los instrumentos con los que la “comunidad internacional” puede incidir positivamente en los países. Y aunque el odio hace olvidarlo, no hay otro mejor que una fuerza electoral, triunfante o derrotada con respaldo masivo. En la solicitud de varios magistrados para el antejuicio de mérito contra Maduro, se juega a una intervención extranjera que por improbable podría decepcionar a los ilusionados o, de ocurrir, abrir la caja de Pand

La misma frustración de los que creyeron que el referéndum popular (16/07/17) era la hora cero para sacar al gobierno. Políticos que merecen el título, saben que las acciones simbólicas son armas traicioneras que vuelan las manos de quienes las manejan torpemente. La Cumbre de Presidentes americanos se creó a comienzos de los 90 para darle operatividad al ALCA (Asociación de Libre Comercio para las Américas) y la primera de las ocho realizadas fue la de Miami en 1994. Con el Socialismo del Siglo XXI, la periódica reunión cambió de naturaleza, se abortó el ALCA y surgió en su lugar el ALBA (Alianza Bolivariana), un engranaje revolucionario.

Se frustró un proyecto que hubiera contribuido a mejorar las economías y acercarlas al siglo XXI y las cumbres tuvieron un sentido antiimperialista y no comercial. La de Mar de Plata, Argentina (2005), fue la del tercermundismo contra EEUU, la “economía neoliberal”, el furor anticapitalista, la segunda independencia y demás. Pero la de 2018 en Lima es un claro enjuiciamiento de las cumbres anteriores y de lo único que dejó el Socialismo del siglo XXI: la corrupción masiva, sistémica, estructural, Odebrecht. Y la destrucción de Venezuela, desdichada tierra en la que nació la pesadilla.

De un error a otro

Chávez, Lula, Kirchner, hoy son iconos de las miserias latinoamericanas y demuestran que el único socialismo bueno es el socialismo derrotado. La corrupción de Odebrecht corroyó el continente de arriba abajo, tanto que se asordina el desastre porque las consecuencias de enfrentar lo ocurrido en por lo menos 14 países serían más graves que el silencio (ya cayeron dos cabezas). Esta Cumbre de Lima revela crudamente las equivocaciones dolorosas, la frivolidad de los países y los liderazgos, la volubilidad de la comunidad internacional. Ayer el continente, los mandatarios, las muchedumbres deliraban a las insensateces que decía Chávez.

Hoy se inclinan ante otros y el señor Luis Almagro, secretario general de la OEA, es una evidencia de esa debilidad del juicio que contribuyó a que la revolución se entronizara en Venezuela en medio del aplauso de la “comunidad internacional” hoy arrepentida. En marzo de 2014, con Maduro un año en la presidencia, el entonces canciller Almagro de Uruguay, dijo que Chávez “reinventó Latinoamérica” y que “hay un norte que tiene que ver con la integración que Chávez fue construyendo ladrillo a ladrillo”.

También dejó para la pequeña historia, esta joya: “Es claro que si todos fuéramos más como Chávez, habría mejores condiciones de democracia… mejores condiciones de derechos humanos para todos nuestros pueblos en Latinoamérica. Ojalá que cada uno de nosotros, en el ámbito que corresponda, recoja su ejemplo y lo lleve adelante, como de alguna manera intento yo cada día”. En septiembre de 2015, hace apenas cinco semestres, el ahora secretario general de la OEA dejó escapar estas aladas palabras.

Los dos Almagro

Dijo Almagro para el récord Guinness del bandazo: “Chávez cambió completamente la arquitectura de las relaciones en nuestros países, demostró una generosidad extraordinaria, una dimensión humana como muy poca gente”. Y la guinda del pastel: “Si yo tuviera que decir algo de Hugo Chávez, diría que es el político latinoamericano más grande, más genial en su dimensión intelectual y moral de los últimos 52 años”. Al verlo derretido chavista, y apenas dos años y medio después tragasables, jefe del abstencionismo destructivo, hay razones para pensar que está tan equivocado en una como en la otra (ver Mario Villegas: Quinto Día, 13/04/18).

El péndulo se desplaza hacia el error contrario. La falta de sentido de la realidad política, lleva a países hoy preocupados por la democracia a tal torpeza que ayudan al gobierno que quieren derrotar. Que gran parte de la región haya tomado esas incoherentes y ciegas ruta de adular a Chávez, y que ahora boicoteen el proceso electoral de Venezuela, complica la salida del gobierno y aumenta su costo. No tienen la Cumbre, ni la OEA, ni el Grupo de Lima, los mecanismos para la única opción que sustituiría el voto: una intervención externa.

Y la ONU, que si lo tiene constitucionalmente, no puede usarlo por el veto de Rusia y China. Da la impresión que las acciones latinoamericanas contra la revolución no conducen al cambio sino a la incertidumbre. Es tiempo ya de hacer balance de las sanciones aplicadas para tener claros sus resultados. Y mientras más sanciones, más miseria, inflación, devaluación. En momentos de casi hambruna, las fotografías nos enseñaban a Fidel Castro devorando langostas con visitantes extranjeros. Los recursos que vienen del petróleo, siempre irán a la nomenclatura y el hambre siempre irá a las mayorías.

@CarlosRaulHer

 4 min


Leila Adbiar Garcia

Sinónimo de desierta, destruida, arruinada, abandonada, desolada, arrasada…, así luce mi ciudad, mi Maracaibo querida, hoy se parece más a Macondo que a aquella ciudad por el sol amada, radiante y progresista, que fue la primera en el país en tener electricidad y que hoy somos la ciudad más castigada con la ausencia de ella. La causa, no es el fenómeno del niño, ni la niña, es por un proceso lento y sostenido llamado revolución que llego a estas tierras para arrasarla, que llego preñada de resentimiento y odio de la mano de unos ciudadanos con el alma enferma, que se dedicaron a capitalizar lo peor, expertos en manipular, sembraron más miseria, la auparon, castigando a la clase media y obrera calificada hasta desaparecerla desplazándola, expulsándola, anulándola, rebajándol. Las universidades son el mejor ejemplo: aulas vacías de almas, de jóvenes, de profesores…que han huido de la vorágine destructiva, antes de que se los trague con sus fauces de maldad insaciable.

Las empresas se quedan sin sus empleados, capacitados durante años y los dueños tienen que asumir las tareas, que antes delegaron porque la empresa progresaba, crecía; hoy con un proceso a la inversa, se minimiza, se queda sin empleados, sin materia prima, apaga motores, elimina líneas de producción, con mantenimiento imposible de ejecutar y una facturación de muchos bolívares pero menos unidades vendidas…la hiperinflación también llegó y es la que ha terminado por devastar lo poco que quedaba. No hay trabajo decente que pueda hacerle frente, la sensación de empobrecimiento acelerado es dolorosa, y la imposibilidad de resolver el día a día es tan desesperante que ha comenzado a deprimir a más de uno, llegándonos muy cerca a todos la terrible experiencia de saber de alguien cercano que no aguanto más, que se quedó sin argumentos para seguir luchando y tomo la decisión de suicidarse.

Los “revolucionarios pobres” que quedan, la ignorancia los protege, siempre vivieron en la miseria sin querer salir de ella, porque era más fácil que el gobierno de turno les resolviera a tener que estudiar y trabajar, este gobierno de hoy lo hace muy bien!! En eso son excelentes, y es que claro, necesitan a la gente más pobre, más miserable, para dominarla, es más, financian la reproducción diciéndoles que por cada muchacho que paran les darán esto y aquello (migajas pues) y ellos se lo creen. Y cuando unes eso, con la falta de educación sexual, con la prostitución por pan, con la promiscuidad, y cero campañas profilácticas, cero condones en el mercado, etc…, el problema se multiplica por mil…

Los “revolucionarios malandros” los hay de dos niveles: los del poder/ enchufados y los de abajo (necesarios para acorralar a la decencia); los mantienen con el buche lleno, los dejan ser y hacer, les dejan crear mercados paralelos, ficticios; el poder les ayuda a creando distorsiones con controles, expropiaciones, escasez, persecución, para que surjan exitosos: contrabandistas, bachaqueros, minadores, extorsionadores, cobradores de vacuna, ladrones, ladronzuelos, asesinos, etc. Ellos viven como peces en el agua y como reyes en el desastre, cerca puedes tener a algunos, se identifican fácilmente: sin educación, patanes, arreglan todo con un revolver, tienen tremenda camionetota último modelo, hacen bonches a cada rato con la música a todo volumen, etc., son los únicos que celebran sin tener motivo aparente, pero celebran sun bonanza mal habida, la facilidad para tenerla, se siente héroes y artistas en la materia.

Suena duro, pero es así, en este momento llevo ya 8 horas sin electricidad, tengo que apurarme en terminar, la batería de mi lapto se agota; tengo muchas más cosas que quiero decir para desahogarme, para que la impotencia no me aplaque, para que la desidia no me consuma, la inercia no me borre del mapa; escribo para no dejar de existir, resisto inventando y reinventándome, hago poesía y rezo para que mi alma no se entristezca, caridad para que mi corazón no se endurezca. Trato de encontrar la belleza, ya no en el paisaje urbano que hoy luce desolado, repleto de basura, moscas y polvoriento, la busco en ese árbol que se resiste a morir y aun da flores, en los pájaros, en una iguana que se asoma desconcertada, en nuestra gente buena, en mis amigos, en mi familia.

Desde hace un mes han intensificado el plan “administración de cargas”, no es más que un vulgar y grotesco racionamiento eléctrico por ineficiencia, malversación, falta de pericia y experticia porque en este país la meritocracia fue desplazada por la chorocracia, falta de mantenimiento, de ampliación de la capacidad de generación eléctrica, etc.; ahora nos racionan tres horas dos veces, el turno de la madrugada es el peor… y algunos días, es cada tres por tres, quien puede planificar, ejecutar, crecer, hacer con esta incertidumbre en una ciudad de un clima inclemente donde las temperaturas alcanzan los 40 grados? Y no hablemos de la humedad por nuestro maravilloso lago, es que pareciera que se nos evapora hasta el alma.

Yo no puedo perdonarlos, no puedo tener clemencia para tal grado de devastación planificada y coordinada!

Ya nada es como fue, sobrevivir aquí nos prepara para un futuro mejor, no tengo duda, y la experiencia, aunque es muy traumática, dolorosa y para algunos ya imposible de vivirla, servirá para que nunca más vuelvan a gobernar los que destruyeron este hermoso país, que aun cuando tenía problemas, no eran de esta magnitud! porque aquí, el que quería progresaba moral y económicamente, bien trabajando o bien estudiando porque la educación también era gratuita y excelente.

Nuestros jóvenes han tenido que marcharse, y algunos de nosotros, que nacimos en la Venezuela que fue “Un País para querer” también no los planteamos, porque comienza a asfixiarnos, a dejarnos sin aliento, porque ya no esperamos que pase nada bueno y poderoso para que se logre el punto de inflexión y salgamos de esta desgracia que nos arropa. Hasta los que llegaron a este país en otrora, ahora también quieren marcharse, desgarrados porque de nuevo se sienten desterrados…

Cuánto dolor por estas calles… donde ahora solo florece el hambre, la maldad y el abandono convirtiéndose en un Macondo, polvoriento y desolado, donde todo es posible gracias al realismo mágico de la revolución.

Pd. Esta vez van 10 largas horas y muy calurosas.

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