
Opinión
Apreciación de la situación política # 89
El compás de espera de la mesa de diálogo hasta el próximo 6D para hacer nuevos anuncios de los avances logrados por las cuatro mesas de trabajo acordadas, aunque inicialmente pareciera un periodo excesivo para algunos voceros de la oposición democrática, pareciera que ha obrado a favor de la misma. En una primera aproximación ha servido para bajar los niveles de descontentos que la mala estrategia comunicacional, por parte de los negociadores de la oposición, produjo la reunión del 12/11, pero también, y eso esperamos, estas fallas puedan ser superadas y evitar un ruido mediático que impidan evaluar objetivamente los acuerdos alcanzados. También ha debido servir para mejorar la actuación de los representantes de la MUD nacional en esa instancia.
Pero otros acontecimientos pueden también favorecer a la oposición. La condena a los sobrinos de la pareja presidencial en USA por el intento de introducir drogas en su territorio, acompañada por informaciones comprometedoras de otros funcionarios del régimen en el caso y la pronta acción de la AN para solicitar una investigación en el país, subió los niveles de tensión dentro del gobierno a tal punto que intentaron salirse de la mesa de diálogo. Si no es por el arribo “inesperado” del subsecretario de Estado para Latino América de USA y la no menos “imprevista” visita del señor Rodríguez Zapatero al jefe del régimen por su onomástico pero que obligó, después de dos horas de “cordial” reunión a puerta cerrada, a decir públicamente que el gobierno no se levantaría de la mesa del diálogo, esta salida se hubiese concretado. Sin embargo, quedó en evidencia que el régimen no lleva todas las de ganar en ese diálogo.
El anuncio sorpresivo del fallecimiento del líder de la revolución cubana pudiera ser favorable a la oposición democrática en la mesa de negociación. Aunque el fallecido tenía más de 10 años fuera de la conducción del gobierno en la isla, no implicaba que no fuera una suerte de freno a su hermano heredero del poder, con ideas más liberales para mejorar las condiciones de la población cubana, pero siempre escrutado por el nuevo comandante eterno.
La actual negociación Cuba-USA es probable que se acelere por esta nueva situación y la intención del presidente norteamericano de entregar su mandato con esta negociación finiquitada para evitar que el nuevo presidente electo la suspenda para revisarla, como ya lo ha anunciado. Pero cabe preguntarse ¿Esta negociación afecta el diálogo en nuestro país? Aunque las posibles respuestas pueden ser meramente especulativas, hay quienes no tienen dudas de que nuestro país es un factor considerado en esas negociaciones.
También, en este lapso de tiempo que transcurre, ya el régimen debe saber que su esperado milagro de que los precios del petróleo suban, el próximo año, por encima de los 50 $/barril, es solo una esperanza lejana. Los indicadores apuntan a un promedio de 35 $/barril, cinco dólares por debajo del estimado presupuestario del gobierno para el próximo año. Pero otros indicadores macro económicos están, también lejos, de ser favorables para que el gobierno pueda mantener la frágil gobernabilidad con que, hasta ahora se ha mantenido, para el año 2017.
Esta inviabilidad económica, que debería ser visualizada en la mesa de diálogo, pronto se convertirá en la palanca de cambio para salir del gobierno. Pero la oposición democrática debe aprovechar inteligentemente estos vientos a favor.
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En principio, el pasado mes de septiembre en Argelia se suscribió un pre-acuerdo que dejaba el espacio para analizar y proponer un esquema valido para las partes que debería ser aprobado en el marco de la reunión la OPEP fijada para el 30 de noviembre de este ano 2016.
Desde ese momento, ha habido incontables reuniones de expertos, múltiples declaraciones de voceros autorizados de los principales protagonistas, fluctuaciones de mercado marcadas por la incertidumbre, avances y retrocesos, fortalecimiento del dólar y hasta algunas giras y declaraciones de personajes que más se asemejan a los actores de episodios de películas de Tintan y su carnal Marcelo que a hechos y circunstancias que ameritan seriedad.
Se nos ocurre calificar este lapso como un tiempo de aproximaciones recelosas entre aliados y competidores. Tal vez podamos resaltar algunas señales que ilustran el punto.
a) Arabia Saudita y Rusia, dos de los más importantes protagonistas de este posible acuerdo, hace tiempo que mantienen una dura lucha por la preferencia del mercado de China. Los sauditas jugaron duro dejando caer los precios aún por debajo de los 30 $/B, para tratar de obligar a Rusia a cerrar producción y permitir el aumento de su suministro a China. La respuesta de los rusos fue incrementar la producción y ofrecer descuentos a China aprovechando la interconexión vía oleoductos y el diferencial de fletes. Rusia aumento su participación en China y Arabia Saudita, presionada por el financiamiento creciente de una guerra en Yemen basada en mercenarios, se monta en el carril del aumento de precios. Sin embargo, la competencia no ha terminado y promete nuevos episodios de confrontación comercial. Además, Rusia fortalece su posición comercial en India y su presencia política en Siria.
b) Irán esgrime como argumento para no cerrar producción que debe ser permitido su crecimiento hasta el nivel que mantenía antes de las sanciones económicas que le fueron aplicadas. Nos parece que será muy difícil a corto plazo para Irán lograrlo, ya que su capacidad de operación y financiera esta mermada y requiere la presencia de empresas transnacionales que también aporten capital. Entretanto, el argumento sigue siendo usado como instrumento para negociar mejores condiciones en el posible acuerdo.
c) Irak, ha dicho de manera reiterada que no firmara un acuerdo hasta no alcanzar su meta de producción establecida para el 2017 y que implica el cumplimiento de varios acuerdos con empresas transnacionales para el desarrollo de nuevos yacimientos que le permitirá elevar su producción hasta 4 millones 800 mil barriles a mediados del próximo ano.
d) Libia y Nigeria, también han expresado su negativa a suscribir un acuerdo de cierre, ambos países buscan restablecer su capacidad de producción y exportación, sensiblemente mermada por la guerra y los atentados terroristas. Esto podría significar un aumento de 1 millón 200 mil barriles por día.
e) Por su parte, en los Estados Unidos la actividad de taladros ha venido incrementándose de manera lenta pero constante. Esta semana la empresa Baker Hughes ha adelantado la publicación de sus datos semanales: el número de plataformas en EE.UU ha subido hasta 473. Estamos claros que en la medida que aumente el precio aumentaran os taladros activados y por ende, la producción.
f) Existe como contrapartida un llamado de alerta de petroleras que cotizan en la Bolsa en todo el mundo que han recortado su producción de crudo en un 2,4% en lo que va de 2016, en medio de una de las peores desaceleraciones de la industria En el tercer trimestre de este año, la producción agregada de 109 firmas que cotizan en bolsa y que generan más de un tercio del petróleo mundial bajó en 838.000 barriles por día respecto al mismo período del año pasado a 33,88 millones de bpd, según datos de Morgan Stanley. Ejecutivos petroleros y la Agencia Internacional de la Energía han advertido que una caída brusca en la inversión global en petróleo y gas llevaría a un déficit del suministro para fines de la década.
g) Al momento existe preocupación también por el lado de la demanda, en especial en relación a China que ha mostrado en los dos últimos trimestres una desaceleración en sus exportaciones, sin que se tenga clara la causa. En todo caso, ha inquietado al mercado.
A todo esto le sumamos que Arabia Saudita, principal productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, informó al grupo que no asistirá a conversaciones con países ajenos a la OPEP programadas para el próximo lunes, ya que quiere enfocarse en lograr primero un consenso dentro de la Organización. La reunión del 28 de noviembre estaba programada para discutir en Viena el aporte de los productores que no son miembros de la OPEP para limitar la oferta. Los ministros de los países de la OPEP se reunirán el miércoles para cerrar un acuerdo. “Hay una carta oficial de Arabia Saudita diciendo que no asistirá a la reunión porque los ministros deberían acordar el corte y luego presentar el acuerdo a países fuera de la OPEP”, según vocero autorizado en Viena.
Por supuesto existen muchos otros elementos que están sobre el tablero y que complican la toma de decisiones. En todo caso, como hemos venido sosteniendo, nos sorprendería que llegue a un acuerdo el día 30 de noviembre y estamos conscientes que podemos equivocarnos. Sin embargo, no olvidemos que luego de ser firmado, en caso que ocurra, vendrá la parte más difícil garantizar el cumplimiento.
Más que un juego de póker, esto se asemejará a un juego de truco, entre connotados picaros.
Como punto aparte estimamos que será difícil que el promedio del año del precio del crudo venezolano, muy influenciado por el Merey 16 supere los 35 $/B, lo cual significa 5 $/B, por debajo del precio establecido en el presupuesto, el cual ya resultaba abiertamente deficitario y que consideraba un volumen de exportación bastante mayor al real. De modo que, nada alentador el cierre del año desde el punto de vista de ingresos y peor, si lo vemos de los ingresos netos, mermados por mayores costos de producción, aumento del volumen de importación de crudos y de gasolina
https://www.lapatilla.com/site/2016/11/26/las-posibilidades-de-un-acuerd...
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En un país de franco desconocimiento a la legalidad y a sus mandatos, en el cual se impone como propuesta de consenso sentar las bases del respeto a la ley, a la igualdad de todos ante esta, así como la proscripción de la arbitrariedad y el abuso de funciones, se ha sacralizado la expresión del “desacato” como máxima trasgresión que materializa la desobediencia a la autoridad legítima, constituida en beneficio de todos. Insisto, por ello, en el tema.
Por lo demás, la gravedad de la conducta que encierra el desacato sería de tal importancia y trascendencia que no se repara simplemente corrigiendo el hecho que lo originó, sino que, al parecer, exige que se deje constancia por escrito de un “acuerdo de acatamiento al TSJ”, especie de juramento de obediencia, declaración de fidelidad o compromiso de absoluto sometimiento y respeto a cualquier decisión que dicte el máximo tribunal.
Se trataría, en otras palabras, de hacer efectivo un acto de fe en la palabra del árbitro, que no puede ser exigible en un Estado de Derecho, en el cual los jueces deben ajustar su conducta a la ley y tienen también responsabilidad por sus decisiones, pudiendo ser calificados de nulas o ineficaces, si hay usurpación de funciones o son susceptibles de ser objeto de sanciones disciplinarias y penales, de acuerdo a lo previsto en el texto de nuestras normas.
Pero, cabe además señalar que, como lo sostiene Ferrajoli, más allá de las formas de responsabilidad jurídica, la principal garantía de control sobre el funcionamiento de la justicia es la responsabilidad social que se expresa en la más amplía sujeción de las decisiones judiciales a la crítica de la opinión pública, por supuesto debidamente motivada y la exposición imprescindible del juez a esa crítica pública, fundamento de su legitimidad.
Contra esta concepción del control, vigilancia y crítica de las sentencias, se alza el mito del desacato, esgrimido ahora, sin discreción ni miramientos, para descalificar cualquier censura o rechazo a decisiones del máximo tribunal o de tribunales de instancia.
Resulta inaceptable una decisión de un juez penal ordinario que desconozca, por una medida cautelar, un derecho ciudadano, sin relación alguna con el proceso que conoce y la sujeción a este; resulta inaceptable que la propia Sala Constitucional se erija en tribunal penal para juzgar por un “delito” que asume que no es tal, ignorando la voluntad del pueblo; resulta inaceptable que se desconozcan las atribuciones de otro poder y se consideren nulos sus actos; y es inadmisible que se pretendan marginar prerrogativas constitucionales otorgadas a los diputados para garantizar la representación popular.
Una vez más, por otra parte, se impone desmontar el mito del “desacato” prácticamente erigido en crimen de lesa majestad.
Los desacatos sancionables no son desobediencias genéricas ni mucho menos figuras delictivas que, cual cajón de sastre, puedan contener las más diversas muestras y recortes.
En el ámbito sancionatorio penal –es necesario recordarlo de nuevo– existe el desacato a un mandamiento de amparo (Art. 31 de la Ley de Amparo); el desacato a la autoridad de la LOPNA (Art. 270); la desobediencia a la autoridad como falta (Art. 483 del Código Penal), solo aplicable a incumplimiento de medidas de carácter general; y solo se sanciona como ilícito administrativo, con una multa, el desacato a órdenes o decisiones de las Salas del Tribunal Supremo de Justicia (Art. 122 de la Ley del TSJ); hechos todos -con respecto a los diputados- que solo pueden ser enjuiciados una vez allanada la inmunidad parlamentaria por la Asamblea y previo el antejuicio de mérito.
El Nacional. 27 de noviembre 2016
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Satanás, al enterarse de la noticia del fallecimiento de Fidel, rápidamente se dirigió a los encargados de la Sección Dictadores, Sátrapas, Tiranos y Afines para que se encargaran de los preparativos para la recepción de tan ilustre personaje. Luego de una breve conversación, Hitler, Stalin, Mussolini, Mao y Kim Il Sung, decidieron nombrar un Comité de Bienvenida, Presidido por Hugo Chávez en su condición de hijo putativo del fallecido y los honorables representantes Kadaffi, Idi Amin Dada y Sadam Hussein.
El designado comité, procedió de inmediato a elaborar el protocolo del acto. Decidieron que no podía faltar una alfombra indudablemente de color rojo a la entrada del infierno para resaltar la importancia del acto. En segundo lugar, eliminaron los fastidiosos discursos, en virtud de que todos los presentes eran caimanes de un mismo pozo o en este caso, de una misma paila.
Dada la avanzada edad del difunto, el comité decidió agrupar en un solo paquete Los Nueve Círculos del Infierno para no cansarlo y a la barca para cruzar el Aqueronte, ponerle un motor fuera de borda para acelerar el paso por todo el recorrido.
Hugo, estaba eufórico, al fin podré seguir oyendo los consejos de mi padre. Y sin que los demás miembros del comité se dieran cuenta, saco de uno de sus bolsillos un frasco de colonia y comenzó a esparcir el perfume por todo el salón.
- fo، جراب أن ( Fo, que vaina es esa) gritó Kadaffi.
Tranquilo, respondió Hugo. Es para quitarle el olor a Azufre al Comandante Fidel, no vayan a empezar la jodedera los espíritus oligarcas. No se les olvide que yo dije en la ONU que Busch dejaba un olor a azufre…..y aquí donde estamos ese olor impregna todo el ambiente.
Ese mismo día viernes, a eso de la media noche, llegó el esperado visitante. Los integrantes del comité salieron a saludarlo y darle la bienvenida. Llamaba, la atención la presencia masiva de espíritus dentro y fuera del recinto infernal. Muchos de ellos hasta portaban pancartas con mensajes para el recién llegado.
-Ernesto “Che” Guevara, no paraba de gritar “Traidor, Traidor” para sorpresa de todos. En un cartelón que sostenía con sus antebrazos podía leerse “Me abandonaste en Bolivia cobarde” “Devuélveme mis manos”, “dejaste que los Boinas Verdes del imperio me masacraran” y te “hiciste el pendejo con la ayuda prometida”.
-Más adelante, se encontraba el General Arnaldo Ochoa acompañado de Antonio de la Guardia, Jorge Martínez y Amado Bruno Padrón que también gritaban consignas contra Fidel. “Cobarde, nos acusaste de traidores a la patria y nos fusilaste a pesar de haber cumplido tus órdenes de establecer un corredor para el narcotráfico y el contrabando de diamantes. Traidor, te lavaste la cara con nuestra muerte”.
-Camilo Cienfuegos, arreglándose su sombrero, le gritó en su cara a Fidel, “mandaste a tumbar el avión en que viajaba para que no fuera tu rival y luego, impediste que la nave fuera localizada no fuera a quedar al descubierto tu complot criminal”.
-Pablo Escobar y el boliviano Robert Suárez Gómez, con lágrimas en los ojos se lamentaban de la muerte de su compinche Fidel. Óigame, le decía uno al otro, “viene a morirse cuando el negocio de la droga está en su mejor momento y nuestros aviones, en su tránsito a los Estados Unidos, pueden usar sin ningún impedimento las bases aéreas y las instalaciones militares de Cuba.
-Llamó la atención, la presencia de dos catires, Joao Havelange y Horst Dassler. Enseguida, los diablillos de seguridad los rodearon para pedirles que se identificaran y explicaran que hacían allí.
El brasileño Havelange, explicó “Viemos para homenagear tão ilustre ditador. Que alterar seu uniforme militar, a Adidas sportswear. O fundador da empresa alemã, o espírito do senhor Dassler acompanha-me”.
-Que se queden dijo Hugo, Yo también usaba esa marca.
Por otro lado, en las afueras del Infierno, la concentración de espíritus era más grande y en ella destacaban víctimas del régimen y opositores que a viva voz expresaban su rechazo al sátrapa dictador:
Huber Matos, portaba una pancarta en la cual se leía “CUBA LIBRE / FUERA EL COMUNISMO”.
Heberto Padilla, representando a un numeroso grupo de intelectuales, expresaba con vehemencia, usando el título de sus abras: “Fidel, estas fuera del juego” “Mi autocrítica, fue producto de la tortura de tus esbirros” “Provocaciones, produjo mi arresto junto a mi compañera Belkis Cruza Malé”…..pero el mundo intelectual te condeno por tus agresiones a la Libertad de Expresión.
Oswaldo Paya y Harold Cefero reivindicaban el Proyecto Varela y manifestaban que su “accidente” automovilístico fue provocado por el régimen.
Una gran marcha, hizo su aparición en la puerta del infierno. Más de 6.000 espíritus mostraban los tiros de gracia que les dieron después de haber sido fusilados. 77.000 espíritus balseros mostraban la cruda verdad de los hombres, mujeres y niños que han muerto al lanzarse al mar en busca de la Libertad. 1234 espíritus acudieron en representación de las ejecuciones extrajudiciales ordenadas por el dictador. 954 espíritus reclamaban que fueron víctimas de homicidios dentro de las prisiones, muchas de ellas ordenadas por los carceleros del régimen.
Por último, todos los presentes aplaudieron el grito inconfundible “AZÚCAR” de Celia que con gran dolor le recordaba y le reclamaba al tirano dictador, el no haberle permitido que acudiera a los actos fúnebres a la muerte de su madre.
Satanás, viendo todo aquello, solo se limitó a decir “A ese señor, su historia lo condenó”……”pásenlo para la quinta paila”.
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Ya vemos en las tres semanas transcurridas desde la última ronda de diálogo que es más fácil “proclamar calle”, que lograr que ésta se movilice. Son muy pocas o ninguna las actividades de calle que hemos visto y ninguna de parte de aquellos que se rasgaron las vestiduras cuando la MUD suspendió el juicio al Presidente y la marcha a Miraflores y se adentró en la complicada opción del diálogo.
La oposición ahora tiene que “subir la apuesta” en la Mesa de Diálogo para acorralar al Gobierno y obligarlo a hacer concesiones, sobre todo después de lo que ha pasado con los resultados de la segunda ronda que han creado un ambiente muy pesado contra los negociadores y la MUD, que dificultan la convocatoria a cualquier movilización.
Simultáneamente, es necesario acometer “acciones periféricas” o de apoyo a los negociadores de la MUD. Hay que insistir en dos de las fortalezas de la oposición que siguen siendo: la arena internacional y por supuesto la Asamblea Nacional.
En la arena internacional, la AN y la MUD deben insistir más formalmente, con más fuerza, en la aplicación de la Carta Democrática de la OEA y –de no concretarse la exclusión de Venezuela del Mercosur el 1 de diciembre– en la aplicación del Protocolo de Ushuaia, sobre el compromiso democrático. Sobre todo porque internacionalmente ya es conocido el talante dictatorial de este régimen.
Pero la arena internacional tiene otros espacios que también deben ser utilizados, como son los diversos organismos que velan por los derechos humanos (DDHH). Los diputados, de la MUD y las ONGs venezolanas, dedicadas a la materia, deben denunciar y presentar en esos organismos especializados de DDHH, de la ONU, de la OEA, los casos de violación de los DDHH en Venezuela, la violación del “debido proceso”, la situación de los presos políticos, la violación de derechos políticos (voto, manifestar, etc.), la actuación de PNB y GN, armados y usando sustancias tóxicas, en manifestaciones pacíficas, etc. Casos, que hasta los momentos solo han sido presentados por abogados y familiares de los afectados y a los que se debe dar mucha más difusión institucional.
En cuanto a la AN, se deben dejar ya las simples amenazas y reanudar cuanto antes el “llamado juicio político” al Presidente de la República, la aplicación de los artículos 222 y 232 de la Constitución Nacional. Pareciera que la AN no estuviera consciente de su propia fuerza, que va más allá de tener la mayoría parlamentaria y de estar apoyada en un inmenso caudal de votos el 6D de 2015.
Por más que el Gobierno pretenda desconocerla y anularla a través del TSJ, el Gobierno necesita que, en materia internacional, la AN conozca y apruebe los contratos de interés nacional y los convenios internacionales que está adelantando o que eventualmente podría adelantar, con gobiernos y entidades extranjeras (art. 187.9 de la Constitución); por ejemplo, de financiamiento, de explotación de recursos naturales, etc. Aunque el TSJ se “apropie” de esa atribución o se la “conceda” al Presidente de la República, los otros Estados o entes firmantes se cuidarán de hacerlo sin que la AN lo apruebe, por la posibilidad de que en algún momento, a futuro, se declare ilegal o inconstitucional ese acuerdo o contrato. Aquí reside la fuerza de la AN frente al Gobierno. Esto es algo que el Gobierno de Maduro no puede desconocer o ignorar, ni usar para ello al TSJ, pues depende del reconocimiento de los otros países, de las legislaciones internas de los socios políticos y comerciales de Venezuela.
Sobre la derrota del Gobierno y su régimen de oprobio podemos pensar que es inminente, lo que no quiere decir que sea inmediata y el país se debe preparar para esa circunstancia, mucho más el llamado “país político”. La oposición debe estar pensando, además, en que pronto le tocará gobernar y el chavismo en cómo será su situación cuando deje el poder y tenga, probablemente, que explicar al país, rendirle cuentas al pueblo, acerca de su paso por el gobierno desde 1999, sin los mecanismos y recursos que ahora le brinda el poder.
En ese sentido, los dirigentes del chavismo deben tomar en cuenta cómo será ese “tránsito” hacía la oposición. Si el chavismo sale del poder a través de una negociación en la mesa de diálogo le será posible negociar un proceso de “amnistía” para sus dirigentes –que no hayan cometido delitos de lesa humanidad o contra los DDHH– que eventualmente les permita continuar en el país y continuar con su actividad pública o política; pero, si salen como producto de una derrota electoral en el 2018, no será posible esa “amnistía”, pues no habrá en la oposición ningún aliciente o presión para acordarla y les tocará enfrentar juicios de diversa índole o enfrentar exilio forzado. Muchos dirigentes y militantes del oficialismo saben, o sospechan, que eso podría ocurrir y que es una delicada circunstancia que no pueden dejar al azar.
La oposición sabe también esto y debe manejarse con tolerancia. Estoy perfectamente consciente de la polvareda que levantó al plantear una amnistía para quienes han hecho todo tipo de tropelías y cometido buena cantidad de delitos. Solo los delitos contra los derechos humanos no podrán ser perdonados, pero en los demás, al enemigo “puente de plata”; facilitar una transición en paz para recuperar la democracia, para salir sin más traumas de este proceso, será beneficioso para todos.
Así ha ocurrido en todos los países del mundo que han salido de dictaduras, en procesos más o menos largos; muchos que se vieron perjudicados en sus bienes o actividades y que legítimamente podrían tener derecho a reclamar una justa reparación, debieron posponer esa aspiración pues era indispensable erradicar el odio y la violencia que pudo haberse desatado, por el bien del país y su futuro.
Por el momento el diálogo continuará sin que sepamos muy bien que rutas y derroteros tomará, por tanto debemos trabajar en firme sobre lo ya logrado y que el Gobierno no ha cumplido, denunciando esta conducta en la mesa de diálogo ante los mediadores y facilitadores.
@Ismael_Perez
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La lucha por establecer la modernidad política y económica en Latinoamérica está inevitablemente determinada por la confrontación con la revolución cubana. Sin embargo, en pocos lugares del continente la influencia del castrismo ha sido tan profunda, paradójica y duradera como en Venezuela.
Es éste, un aspecto del proceso venezolano que ha sido ignorado por muchos políticos, analistas e historiadores jóvenes que no vivieron los años fundacionales de la democracia en Venezuela o que simplemente, son todavía tributarios del pensamiento colectivista latinoamericano. Estos, no tuvieron la honestidad intelectual de denunciar con nitidez al castrismo como lo que es, la ruina moral y económica de dos generaciones enteras. A otros, nos tomó por sorpresa el tener que referenciarnos ante una fuerza que jurábamos superada. Nunca imaginamos que tendríamos que enfrentar, en pleno siglo XXI , a un esperpento tan atrasado como el comunismo.
No queremos decir aquí que el castrismo es el único determinante en la debacle de la democracia venezolana. Pero si podemos afirmar que es un aspecto que las nuevas generaciones han despreciado o en todo caso comprendido muy tardíamente, ahora que el colectivismo se enseñorea en Venezuela, con su herencia de pobreza, degradación espiritual, megalomanía política y estatismo mafioso.
El hecho cierto es que la democracia venezolana nace en conflicto directo con el régimen cubano y en esa misma medida también perece. Ya habrá de resurgir. Nadie en este minuto puede garantizar cuándo, ni cómo, pero sí se puede indicar el porqué: los venezolanos fueron los primeros en el continente en conocer las bondades de una democracia funcional, y esa es una cultura que ha sido y será determinante para volver a derrotar al castrismo, una vez más y tal vez, para siempre.
Es una convicción que la reconquista de la democracia en Venezuela pasa por entender un arco histórico que aún no se cierra y que se inicia tan pronto llega Fidel Castro al poder en enero de 1959. Por su valor estratégico como punta geográfica de Suramérica y su caudal petrolero, Venezuela fue siempre vista por los Castro como una conquista imprescindible en la ruta hacia la “revolución continental”. Además, cuenta el hecho de que la democracia betancourista se alza en Venezuela como un faro doctrinario en contra de toda pretensión dictatorial, sea ésta de izquierda o de derecha, lo que incluye a la lucha histórica contra el personalismo político en el continente. En ese sentido, Venezuela no resultaba apenas un objetivo financiero sino un enemigo filosófico.
No sorprende entonces que Venezuela sea el primer país del mundo que Fidel visita luego de su entrada triunfal en la Habana. A apenas dos semanas del descenso de la Sierra Maestra, llega Fidel a Caracas, un 23 de enero, en la fecha mítica que marca el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez y el inicio de la democracia en Venezuela.
Ese día pronuncia Fidel un discurso en la Plaza del Silencio, el lugar que emblematiza las últimas luchas populares contra la dictadura y de allí se dirige a la Universidad Central de Venezuela. Castro, hay que decirlo, atrapó tempranamente la energía psíquica de la juventud latinoamericana y en pocos lugares ese embrujo fue tan cautivante como en Venezuela.
En el Aula Magna de la UCV, para entonces la sala de conciertos más moderna y bella del continente, Castro se encuentra con una multitud frenética. Tiene a su lado a Pablo Neruda, quien recita el Canto a Bolívar. La audiencia enloquece mientras se recauda dinero que los asistentes depositan en la gorra misma del Comandante. Muchos de los que allí estaban, serían más tarde guerrilleros alzados contra los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, funcionarios del segundo gobierno de Rafael Caldera y ministros de la era chavista.
Un año más tarde Neruda publica la Canción de Gesta: un panegírico pastoso dedicado a un ególatra delirante que ya había colocado su imagen en el papel moneda cubano, concretamente, en el billete de un peso. Se daba así inicio a una de las megalomanías más teatrales del siglo XX.
Fidel, Fidel, -redacta Neruda- los pueblos te agradecen…
…representas todo el honor de nuestra lucha larga,
y si cayera Cuba caeríamos
y vendríamos para levantarla,
y si florece con todas sus flores
florecerá con nuestra propia savia.
Y si se atreven a tocar la frente de Cuba por tus manos liberada
encontrarán los puños de los pueblos,
sacaremos las armas enterradas:
la sangre y el orgullo acudirán a defender a Cuba bien amada.
Dos días después, el 25 de enero, tiene lugar la consabida reunión entre Fidel y Rómulo Betancourt, un encuentro que habría de determinar la historia política de América Latina durante toda la segunda mitad del siglo XX. Los historiadores no cuentan con una relación detallada de lo discutido entre ambos líderes, sin embargo, sabemos que duró algo más de cinco horas y que estuvo signada por un ambiente tenso. No podía ser de otra manera. Betancourt sabía quien era Castro. Diez años atrás, Fidel aterriza en Bogotá para participar de la sesión constitutiva de la Organización de Estados Americanos. Su estadía la costea Juan Domingo Perón, el abuelo de los megalómanos latinoamericanos. Perón siente empatía por Castro, quien para entonces, estaba más cercano de Ramiro Ledesma Ramos y Mussolini que de Marx y Lenin. De regreso el hombre hace escala en Caracas, aspirando a reunirse con el presidente Rómulo Gallegos y con el propio Betancourt, pero ninguno de los dos lo recibe.
Así es que Rómulo no se engaña ni se deja marear por la retórica edulcorada de los primeros meses de la Revolución, que para ese entonces insistía en publicitar su origen popular y democrático. En el encuentro Fidel propone la creación de un eje antiimperialista, dotado del apoyo ideológico, energético y financiero del gobierno venezolano. Rómulo es un muro. Ni una sola gota de petróleo venezolano iría a parar a Cuba.
Castro comprende en ese instante que del Betancourt marxista no queda nada. Recordemos que Rómulo había llegado a ser Secretario General del Partido Comunista de Costa Rica veinte años atrás. No obstante Rómulo es específico en hacer ver que su interés también es regional y que no es otro que el de sembrar al hemisferio de democracias liberales, con independencia de poderes y mandatos limitados de los gobernantes.
El encontronazo es frontal y la enemistad explícita. Castro calcula entonces que a Venezuela la habrá de doblegar por las armas o de lo contrario tendrá que renunciar a su anhelado dominio continental. Cuenta para ello con no pocos activos ya presentes en suelo venezolano: el movimiento estudiantil, de donde saldrían la mayoría de los líderes guerrilleros enfrentados a la democracia. La presencia de un ala marxista, dentro de Acción Democrática, el propio partido de Betancourt, y además, un sector minoritario de las Fuerzas Armadas.
Fidel Castro no sólo armó y financió a un ejército insurgente que enfrentarían los dos primeros presidentes de la democracia-civil venezolana, sino que llegó al extremo de invadir a Venezuela por las costas del Estado Miranda en mayo de 1967. La incursión contó con la presencia de una docena de guerrilleros cubanos y venezolanos entre los que se encontraba Fernando Soto Rojas. Éste, convertido más tarde en brujo retornado, llegó a hacerse 40 años después de la presidencia del parlamento venezolano. En ese ínterin, se permitió inaugurar en la parroquia del 23 de enero, en pleno corazón de Caracas, una estatua en homenaje a Manuel Marulanda, el guerrillero más psicopático de Occidente. No hay delirio semejante en ningún otro lugar del mundo.
Hacia finales de los años sesenta, Castro es derrotado en Venezuela en casi todos los niveles. En el plano diplomático, militar, e incluso en el plano electoral. Betancourt consiguió tempranamente expulsar a Cuba de la OEA y aislar la influencia de la revolución, lo que ayudaría al lento ascenso de las democracias de partidos en el continente. Sin embargo, hay un ámbito de la acción política por donde se cuela el tirano, el ámbito ideológico. Durante toda la historia de la democracia venezolana, el castrismo ha sabido establecer su impronta en los más variados aparatos de amplificación ideológica de la vida venezolana, vale decir, en las universidades, en los medios de comunicación, en las instituciones culturales e incluso, en los partidos políticos venezolanos, casi todos de centro izquierda.
“Solo la muerte de Betancourt –explica Antonio Sánchez García- permitió la insolente presencia de Fidel Castro (en Venezuela) y su rumbosa y provocadora comitiva en los fastos de lo que la prensa opositora dio en llamar “la coronación” de Carlos Andrés Pérez (la toma de posesión de su segundo mandato). Si hubiera visto (Betancourt) la conmoción que la presencia del monarca cubano provocó entre famosos y connotados periodistas, fotógrafos, camarógrafos, artistas, académicos –800 de ellos le dedicaron una ominosa apología–, políticos, empresarios y banqueros, hubiera vuelto a morirse. El motín con el que la barbarie asomara sus garras a pocos días de esa coronación en el escenario de la futura tragedia venezolana hubiera más que justificado sus odios, rencores y aprehensiones. Al perder la singladura betancourista, la sociedad venezolana había perdido sus más poderosas armas de defensa política e ideológica contra el castrocomunismo. El precio ha sido espantoso. Y aún no lo conocemos.”
Efectivamente, por entre los resquicios de las Fuerzas Armadas renacería al poco tiempo la ilusión guevarista, de manos de un teniente desconocido, Hugo Chávez, un desvarío histórico cuyos efectos en la economía, la dignidad y la política venezolanas han sido y son devastadores. El que hubiera sido un gran país, a la cabeza de la América Hispana es, en este minuto una nación de vida precaria, hermética y aislada. Venezuela importa el 80% del alimento que consume, Caracas, la capital, se cuenta entre las ciudadades más caras, desabastecidas y peligrosas del mundo. En el sector salud se reporta la reaparición de endemias que habían sido erradicadas hace décadas y Venezuela es una casa fracturada, enconada y autodestructiva. La gran conquista económica del chavismo es la destrucción de PDVSA y la pérdida del rol estabilizador del petróleo, habida cuenta del cambio mundial en el patrón de producción energético que ha llevado a que naciones como Estados Unidos, sean hoy francos exportadores de hidrocarburos. Venezuela dejó pasar, gracias a su estrambótico líder y la complicidad de unas élites frívolas e irresponsables, el último boom petrolero de su historia.
Para colmo de males, puede decirse que Venezuela es hoy un país dominado. Todas las decisiones importantes de la nación se toman en la Habana, desde el precio del dólar hasta el criterio para establecer quien debe ir preso entre la gama de disidentes que no aceptan ni la mediocridad chavista ni la dominación cubana, que incluye un subsidio anual de 3.6 billones de dólares como promedio.
Podemos admitir que en determinado momento, el uso clientelar y sesgado de los dineros públicos permitió que unos ocho millones de pobres vieran mejorías en sus condiciones de vida. Pero eso sólo se verificó durante la primera década del chavismo. Hoy, todas esa “conquistas” se han esfumado tras el primer resfriado de la economía y la carencia de ideas y liderazgo del sucesor de Chávez, Nicolas Maduro. Pero no nos adelantemos.
Como todos saben, Hugo Chávez se levantó contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Lo hizo, para sorpresa del mundo, de la manera más tradicional posible, por vía de una asonada militar. Fracasó, fue a prisión y tan pronto salió de la cárcel, hizo acto de presencia en Cuba en 1994. En el aeropuerto es recibido por el mismísimo Fidel a quién Chávez le dice, “Comandante, yo no merezco este honor, aspiro merecerlo algún día en los meses y los años por venir.” Horas más tarde, en un discurso en la Universidad de la Habana, Chávez confiesa que el alzamiento de 1992 se realizó pensando específicamente en empalmar la revolución venezolana con la cubana. “… esta es la primera que vengo a Cuba –dice el teniente coronel- pero en sueños ya habían venido a Cuba los soldados bolivarianos que desde hace años habíamos decidido entregarnos a un proyecto revolucionario… Algún día esperamos venir a Cuba en condiciones de extender los brazos y en condiciones de mútuamente alimentarnos en un proyecto revolucionario latinoamericano … en ese camino andamos… como el viento tras esa semilla que aquí cayó un día y que aquí en terreno fértil retoñó y se levanta como lo que siempre hemos dicho… en el mismo ejército venezolano, incluso antes de ser soldados insurrectos, …en los salones de las escuelas militares de Venezuela: Cuba es un bastión de la dignidad latinoamericana y como tal hay que verla y como tal hay que seguirla y como tal hay que alimentarla.”
Fidel de inmediato vió en este muchacho inexperto la posibilidad anhelada durante 50 años de implantar la revolución marxista continental, pero con un cambio de estrategia que le debe Chávez más a Perón que a Fidel. Es el atajo de acabar con la democracia usando los métodos de la democracia. Las balas serían votos y el discurso, darle rostro a los sectores más pobres del país, que se sentían –con razón- olvidados.
En lo esencial Hugo Chávez imita a Fidel aunque con sustantivas innovaciones. La más importante es justamente, la habilidad para manipular los instrumentos formales de la democracia, como las elecciones y los referendums para asegurarse la permanencia en el poder. El giro fue imitado como una peste en Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Paraguay e incluso en Colombia. En Honduras se lo propuso Mel Zelaya, pero fue derrocado en el intento.
La otra gran novedad fue la de hacer de los Estados Unidos el principal socio comercial de una revolución autoproclamada como antiimperialista. Ni siquiera Fidel habría tenido tanta imaginación como para concebir semejante esquinazo de la historia. Que uno sepa, los Castro nunca reclamaron ese notorio desvío doctrinario y no podría ser de otro modo. Desde el 2001 Cuba recibe de Venezuela 100 mil barriles diarios de crudo que la isla procesa en su única refinería en Cienfuegos, con capacidad limitada a 65 mil bdp. El resto, los hermanos Castro lo venden en el mercado spot a precios internacionales. Cuba paga los envios de petróleo venezolano con un acuerdo de servicios que incluye la presencia en Venezuela de 40 mil médicos mal pagados, mal entrenados, mal equipados y pendientes más bien de abandonar el país en lo que se presente la primera oportunidad. De hecho, más de la mitad de los médicos se han marchado a Colombia y Estados Unidos, huyendo de la pobreza e inseguridad venezolanas que deja muertos en la calles a 60 ciudadanos inocentes, todos los días.
Los restantes acuerdos con los Castro se han concebido para impactar a Venezuela con una verdadera fuerza de ocupación. Generales cubanos mandan en cuarteles y se ocupan de desplegar su bandera en instalaciones militares venezolanas. Las notarías y registros civiles son controladas por cubanos al igual que los principales puertos y el servicio de identificación de ciudadanos. Un cable submarino de telecomunicaciones une a Venezuela con la isla donde las líneas telefónicas son aéreas, atrasadas o simplemente inexistentes.
El estilo de Chávez, todos lo saben, es tributario de las grandes peroraciones del líder antillano, así como muchos rasgos comunicacionales de la revolución bolivariana. Por ejemplo, Fidel inventó el arte de gobernar en cámara, regañando a ministros y tomando decisiones de todo tipo en cadenas de radio y TV, como para hacer ver la futilidad de las restantes instituciones del Estado. Chávez por su parte, revolucionó el Twitter, un medio que los Castro han ignorado de forma sistemática. Llegó a tener cuatro millones de seguidores, sólo superado en el mundo por Barack Obama.
Chávez también copió al carbon el halo de inmortalidad del Fidel Castro, supuesto sobreviviente a más de 600 atentados fallidos y el aura de padre infalible que sabe de todo, opina de todo y tiene para sí la última palabra. Pero superó al maestro en varias ocasiones, particularmente al optar por un tono bíblico-deidificado que nunca le conocimos a Fidel. Alguna vez, en el centro de Caracas se hizo seguir por las cámaras mientras señalaba los edificios a su paso mientras exclamaba en tono bíblico: “ese edificio allí, exprópiese y ese otro también, exprópiese y este más acá, exprópiese”.
Ahora, el vasallaje político, comunicacional y humano hacia los Castro llegó al paroxismo con dos eventos curiosamente encadenados: la exhumación de los restos de Bolívar y la propia enfermedad y muerte de Chávez. El primero constituye uno de los hecho más patéticos y bochornosos de la política latinoamericana, un pase único en la historia mundial del kitsch totalitario y un gesto totalmente peleado con la idiosincracia venezolana, lo que hace pensar con sobradas razones, que se trató de una exigencia informada y dirigida por babalaos y santeros cubanos.
El proceso de la exhumación de los restos del procer latinoamericano estuvo rodeado de numerosas irregularidades. Un año después de la apertura de la tumba fallecieron siete testigos del proceso, todos pertenecientes al grupo de confianza del fallecido presidente venezolano.
El general Alberto Muller Rojas murió los días que siguieron a la exhumación; Guillermo García Ponce, director del diario oficial Vea murió en septiembre del 2010; William Lara, Gobernador y ex Ministro chavista falleció víctima de un accidente de tránsito, también en septiembre de ese año; Luis Tascón, diputado chavista, murió de un agresivo cáncer de colón en agosto 2010. En el 2011 fallecieron la dirigente Lina Ron de un infarto y José Ignacio Meléndez Anderson, hermano del asesinado fiscal Danilo Anderson. Mientras que el Contralor General de la República, Clodobaldo Russian murió en La Habana, mientras recibía atención médica, también en 2011.
La cuestionada exhumación dejó muchas preguntas sin respuestas. No se dio aviso nacional del evento, se hizo en horas de la madrugada, se pudo ver sólo parte de la investigación, no hubo servicio de Internet por 19 horas, todos los asistentes vestían de blanco con un “traje lunar” que cubría sus rostros y que a todas luces parecía una medida innecesaria.
El mandatario venezolano habría declarado durante el proceso de exhumar el cadáver: “Hemos visto los restos del gran Bolívar. Confieso que hemos llorado. Les digo: tiene que ser Bolívar ese esqueleto glorioso, pues puede sentirse su llamarada”.
Todavía se desconocen los resultados de la pretendida investigación científica, ni el destino de la bandera original que acompañaba al Libertador dentro del sarcófago. Tampoco se sabe si se retiró alguna parte de los restos mortales. En fin.
Especulaciones a un lado, de lo que sí tenemos certeza es que Hugo Chávez era un necrófilo, como lo fueron casi todos los megalómanos de la historia desde Diógenes y Nerón, pasando por Hitler, Saddan y los Ayatolas. Chávez, para desgracia de los venezolanos, trae a escena central de la nación la escuela de la necrofilia comunista, especializada en el cultivo y la gerencia de los muertos. En efecto, los casos más alarmantes de endiosamiento de los líderes tuvieron lugar bajo dictaduras comunistas, durante sus mandatos y una vez fallecidos sus respectivos líderes. Es lo que hizo Stalin con Lenin y Krushev con el propio Stalin, depositados ambos en su respectivo Mausoleo – palabra que viene de Mausolo, un sátrapa persa que se hizo construir una tumba de 50 metros de altura 370 años antes de Cristo.
Al visitar la Habana por primera vez en 1978 pude percibir en las primeras impresiones que la ciudad estaba empapelada de retratos de muertos: el Ché, Camilo, etc. La escena recuerda a los pasillos de la Universidad Central de Venezuela, por vuelta de esos mismos años, tapizados con la imagen de guerrilleros venezolanos fallecidos en la lucha armada contra Betancourt y Leoní. Era un cementerio de papel.
Pues bien, esa tradición necrófila la trae Chávez a Venezuela en su version tropical a la usanza de Fidel Castro. De éste, calca el “patria o muerte”, en una glosa menos económica “patria, socialismo o muerte” que el Comandante Bolivariano, impuso ad nauseum en los muros de las ciudades, las instituciones públicas, en las vallas de las carreteras. El hombre sólo renunció al uso del slogan cuando la realidad de un cáncer le estalló en la cara y se ve obligado a confesarlo, de pocas carnes y ojos hundidos, en cadena nacional desde la Habana.
Al morir en Cuba, según todo indica y luego de rechazar la oncología venezolana que es de primera línea, los Castro imponen al sucessor, Nicolas Maduro, una “caricatura de la caricatura”. En las primeras de cambio y tras dar la noticia oficial, tres meses después, Maduro ordena que Chávez sea velado durante dos semanas y luego embalsamado. La Iglesia reacciona y el propio pueblo chavista se extraña ya que se pretende imponer un luto estructural que es contrario al talante inmediatista, ingenuo y alegre del venezolano.
Al irse Chávez no se retira la influencia castrista sobre Venezuela, todo lo contrario. El Nuevo mandón, Nicolas, es inseguro, ágrafo y plúmbeo como el solo. Tiene consigo a los militares y a los Castro para mantenerse, pues no queda ya ni dinero, ni charisma, ni pueblo. La escasez, la inflación, el cerco casi absoluto a la prensa, la represión institucionalizada y el aislamiento ya se asemejan con nitidez a las condiciones de vida de los cubanos. Los jóvenes se marchan por miles del país, acorralados entre los malandros y las técnicas del miedo ejercitadas desde el poder.
El chavismo es hoy abiertamente impopular, pero en su rodada, Maduro lleva el culto al caudillo a niveles kimilsungnianos, suponiendo que allí reside la continuidad del régimen. Sin embargo, insiste en un error que heredó Chávez de Fídel, igualar el modelo con el caudillo, con la salvedad de que Castro fue un líder longevo que ha muerto en su lecho de anciano.
A Maduro sin embargo, no se le debe subestimar, como hicieron muchos con Chávez. O mejor dicho, lo que Maduro representa, no debe nunca subestimarse. Es un sobreviviente, como los Castro y recibió entrenamiento de ellos a finales de los ochenta. Tiene el morbo de la supervivencia, lo que en términos prácticos significa que hará lo que sea necesario para mantenerse en el poder, pues no tiene vuelta atrás, después de tantos crímenes y abusos. Ya se pueden escribir tratados sobre cómo un fantasma de horror se pasea por el país, sostenido por una alianza entre el chavismo civil que encabeza Maduro y una facción de militares que, a cambio de ventajas delictivas han llevado a cabo una ola represiva utilizando métodos que no se conocían en Venezuela: estudiantes asesinados con tiros en la cabeza, cárcel para más de 300 demócratas y decenas de torturados civiles.
Por lo pronto, el chavismo ha servido para extender la influencia de los Castro a grados que nadie podía imaginar a finales del siglo pasado. Dominan una serie de organismos multilaterales idealizados por ellos mismos. Ingresan al Grupor de Río, Mandan en el Foro de São Paulo, mandan en el Alba y en Unasur, fracturaron la Corporación Andina de Fomento, controlan la relaciones América Latina – BRICs y en la OEA, manejan los hilos gracias a sus prótesis chavistas que lo han comprado todo con el petróleo.
La presencia de un liderazgo mediocre e invertebrado a lo largo y ancho del continente ha contribuido con este estado de cosas. En el 2009, la OEA invita a Cuba a participar como miembro de pleno derecho en la Organización (cosa que no aceptan los Castro) y en enero de 2013 Raúl es nombrado presidente pro-tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). El acto tuvo lugar en Santiago de Chile, con Sebastián Piñera como anfitrión. Los demócratas venezolanos vimos estupefactos como se enterraba en ese minuto la Doctrina Betancourt, vale decir, el pensamiento más anticipado y generoso que jamás hubiera producido la diplomacia Latinoamericana. Gracias a ella, se contribuyó al surgimiento de muchas de las democracias que hoy disfrutan de las libertades civiles, políticas y económicas que se le niegan a Venezuela. Se recordará que la Doctrina Betancourt es una pieza de Derecho Internacional que impide el reconocimiento a los gobiernos de facto. Es más, fue el primer esfuerzo explícito en el continente para desalentar los vínculos diplomáticos y comerciales con gobiernos no legitimados por el voto popular. Fiel a estas ideas, los gobiernos venezolanos de la etapa civil rompieron relaciones con los regímenes dictatoriales que persiguieron a muchos de esos señores hoy presidentes, cuando tan sólo se llamaban Dilma, Michelle, Pepe, Daniel o incluso Sebastián. Ya vendrán otros días, por ahora, va quedando claro que nos tocó la época de los gnomos políticos en Latinoamérica.
Fuente: https://www.lapatilla.com/site/2016/11/26/aquiles-este-el-legado-de-fide...
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