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Opinión

Manuel Malaver

No tardó diez meses la última reconversión, la que oficializó la dolarización de un sector nada desestimable de la economía para detener la pavorosa hiperinflación que pasó a la historia como la de más dígitos conocida en los tiempos modernos.

Una variable que ningún economista previó podría desencadenarse en una economía petrolera, pues se condujera como se condujera, la economía en un país que se favoreciera con las exportaciones crecientes o decrecientes del oro negro, siempre tendría recursos para responder a los gastos de una sociedad racionalmente administrada.

Pero llegó el socialismo, de los cuarteles y de la mano de un oficial de mediana graduación, el teniente coronel, Hugo Chávez y que seguido de una logia de militares de su misma laya y de su misma traza, después de fracasar en una intentona golpista el 4 de febrero de 1992, ascendieron al poder en las elecciones democráticas en 1998, y a partir de ahí, empezaron a aplicar la receta perfecta que condujo el país a la ruina: “Estatización de la economía, crecimiento exponencial del gasto público al inflar la burocracia, la corrupción y las política sociales y expropiaciones de empresas productivas privadas para poner fin a la “explotación del hombre por el hombre” y construir el “Reino de Dios en la tierra”.

Es el sistema que concibieron dos filósofos alemanes del siglo XIX, Carlos Marx y Federico Engels y llamaron “socialismo”, implantaron en Rusia en febrero de 1917 dos de sus seguidores, Lenin y Stalin y extendieron al “Imperio de los Zares” que llamaron “Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas”, alcanzó a China y los países de Europa del Este después de la Segunda Guerra Mundial, a Cuba a comienzos de los 60 y a Vietnam a mediados de los 70.

Y que en 1978 China desmontó y denunció como un fraude, desestatizó la economía y se adscribió al sistema de economía capitalista y de mercado, Rusia y la URSS siguieron su mismo camino a comienzos de los 90 y solo Cuba y Corea del Norte han mantenido tal vez como prueba histórica y antropológica de lo que los ciudadanos no pueden hacer con sus países.

Y hubo júbilo y celebraciones en el mundo porque la humanidad había superado tamaño error y se preparaba para proclamar al planeta como una estación democrática donde imperarían los Derechos Humanos y una economía libre, abierta y de mercado donde el conocimiento, el mercado y la innovación construirían un mundo mejor.

Pero en Venezuela, diez años después, en 1998, Chávez y sus militares dijeron que la comunidad internacional estaba equivocada y que quienes tenían razón eran los dictadores de Cuba y Corea del Norte que habían resistido y que él empezaba la cruzada para restaurar el socialismo e reimplantar la justicia social en la tierra.

Y por supuesto que hablaba a nombre de la renta petrolera venezolana que por aquellos años jugaba hacia la baja (30 dólares el barril), pero cuando el 2004 irrumpió un nuevo boom petrolero y los precios se elevaron a 130 dólares el barril, Chávez entró en aquelarre, y secundado por los hermanos Castro de Cuba, los comandantes narcoguerrilleros de las FARC de Colombia y de cuanto malandro marxista y socialista andaba por América y Europa desempleados y buscando emplearse en una empresa grande, siguió adelante en una de las peores experimentos de maldad y destrucción que ha conocido la humanidad.

Otros merodeadores de la riqueza ajena, como los socialistas Lula da Silva de Brasil, Néstor y Cristina Kirchner de Argentina, Evo Morales de Bolivia, Rafael Corea de Ecuador y Daniel Ortega de Nicaragua se acercaron al nuevo reventón de la riqueza petrolera venezolana que ahora pertenecía a un salvador de la Humanidad salido de los cuarteles, y de conjunto, ejecutaron con campañas electorales para ascender al poder en sus países, la volatización en menos de 10 años de la bicoca de cuatro billones de dólares (4.000.000.000.000) producidos por el subsuelo venezolano, pagados por los países capitalistas de América, UE y Asia y despilfarrados por una pandilla de mesías, corruptos e incompetentes.

Con anotar que pretendieron desde la pobre y desvalijada América del Sur implementar una nueva “Guerra Fría”, sustituir a la “Organización de Estados Americanos, la OEA” (ministerio de Colonias del Imperialismo yanqui según la jerga izquierdista) por una nueva multilateral, la CELAC (donde solo participarían gobiernos de habla hispana), que desaparición a la Comunidad Andina de Naciones (por que era demasiado pro gringa) por un matroteto que se llamó la Unasur y hasta pensaron crear un ejército regional para enfrentar cualquier invasión gringa, ofrecemos un panorama resumido pero perfectamente corroborable de la tragedia que le hizo perder otro siglo a América Latina y tiene a Venezuela al borde de la disolución.

Porque cuando murió Chávez de muerte natural el 5 de marzo de 2013 y fue sustituido por un heredero nombrado desde La Habana, Nicolás Maduro, Venezuela inició un descenso en caída libre que redujo su PIB de un 80 a un 20 por ciento, empezó una monstruosa hiperinflación que alcanzó en 2018 un pico de un 1000000 por ciento, y un Estudio, Encovi, ordenado por la Universidad Católica Andrés Bello, trajo cifras espeluznantes como que un 90 por ciento de los 30 millones de venezolanos están en “estado de pobreza” y un 75 por ciento en “estado de pobreza crítica”.

Resultado del delirio de restauración en América del Sur del socialismo que había fracasado en China a finales de los 70, en la Unión Soviética a comienzos de los 90 y aún en los países que decidieron sostenerlo como una reliquia anacrónica como Cuba y Corea del Norte y que un grupo de náufragos reunidos en Sao Paulo en Brasil decidió embalsamar con miras a traerlo a la vida si las condiciones lo ofrecían, “El Foro de Sau Paulo” y entre cuyos fundadores estuvieron Fidel Castro, Lula da Silva y Manuel Marulanda, alias “Tiro Fijo”, primer comandante de las Farc colombiana.

Chávez ofreció a Venezuela como la víctima propiciatoria y ahora, en 2018, seis de sus 30 millones de habitantes han tomado el camino del exilio, la principal industria petrolera del país, PDVSA, ha sido destruida, así como las empresas del aluminio y del hierro y cientos de millones de tierra fértil expropiadas a dueños de fundos que abastecían de carne y productos agrícolas al país, convertidos en rastrojos y maquinaria abandonada y oxidada.

Pero nada que convenza a Maduro y su pandilla de socialistas destructores de entregar el gobierno y ni siquiera de aplicar correctivos y reformas, que alivien semejante cuadro de horror y desolación. Solo atajos que en sentido alguno cambian o modifican raigalmente la economía de país, como este de dolarizar parte del sector comercial al permitir que una moneda capitalista, “el dólar”, sustituya el bolívar, pero asignándole desde el BCV una paridad de 6,30 bs X 1 $, mientras el mercado asigna el precio real, que en tanto haya dólares en el BCV, y en los sectores público y privado, trajeron el alivio de no volver a verle los ojos jamás a la hiperinflación.

Y por diez meses la dolarización funcionó, trajo un cierto respiro y un cierto alivio de que las cosas podrían ser diferentes, pero al ser una medida que no fue acompañada de un ajuste real, digamos de una liberación del mercado y una política de inversión agresiva en los sectores público y privado, el BCV solo pudo recibir divisas de las pocas operaciones que realiza el gobierno con sus aliados de China, Rusia e Irán (en problemas por las consecuencias de la guerra Rusia-Ukranía) y de los remeseros también en problemas porque como trabajadores venezolanos en el exterior no pueden evitar ver mermadas sus cuentas y envíos. Y así el bolívar revaluado en su paridad con el dólar (1$: 6, 30 bs), hoy se cotizó a 9 y los pronósticos son que para fin de año se coloque en 20 bs o más.

En otras palabras, que el fantasma de la hiperinflación vuelve a rondar los hogares de los venezolanos y no hay gente sensata en el gobierno que entienda que el socialismo tiene 22 años destruyendo al país y hay que extirparlo, exterminarlo y desaparecerlo para siempre y si no crear una fuerza nacional o internacional que llegue a ponerle fin a un infierno que jamás prende una lucecita sino un abismo de más y más tinieblas.

28 de agosto 2022

Noticiero Digital

 6 min


Ignacio Avalos Gutiérrez

En su “Gran Hermano” y otros escritos, George Orwell predijo hace unas cuantas décadas, varias de las transformaciones que están afectando esencialmente, dicho sea sin pizca de exageración, las raíces de la vida humana. Por cierto, su obra central, “El Gran Hermano”, figura en una lista de libros, junto a “El Mundo Feliz” de Aldous Huxley, cuya lectura se censura en Estados Unidos.

“Wearables” para perros

Dentro del extenso, casi infinito, repertorio de innovaciones que de manera constante están apareciendo, en estas líneas se hará referencia a la denominada Internet de las Cosas, ese sistema tecnológico que, descrito brevemente y sin entrar en aguas profundas, constituye una red de interconexión digital entre dispositivos, personas y la propia Internet, que permite el intercambio de datos entre ellos y capturar información clave sobre el uso y el rendimiento de los dispositivos y los objetos. Diversos estudios anuncian que para el año 2025, esto es, a la vuelta de la esquina, habrá en el mundo alrededor de cuarenta mil millones de dispositivos haciendo posible el enlace de todos los objetos.

Entramos, pues, al escenario de los autos sin conductor, las maleta robot, los edificios climáticos, las impresoras 3D, los cepillo de dientes que anuncian las caries, los zapatos que registran los kilómetros que se caminan, las conversas con las inefables Siri y Alexa, las pulseras que monitorizan la tensión, los drones y los “wereables” para las mascotas, todo ello una parte mínima, apenas, de una lista interminable y surtida de innovaciones.

Y entramos, así mismo, al tema de los hogares inteligentes. En su más avanzada versión tecnológica, disponible sólo en pocos países, alude a sistemas que permiten manejar de manera remota las luces, la climatización y hasta verificar si las puertas y ventanas de la casa están debidamente cerradas. Y yendo más allá, a la posibilidad de modificar en distintos aspectos la sala de estar, las habitaciones y la cocina, hasta llegar al baño, un sitio al que no alcanzaron a llegar los vaticinios de Orwell.

Los retretes inteligentes.

En este caso, las propuestas desde el Internet de las Cosas incluyen música y noticias, duchas que regulan la temperatura del agua, espejos que analizan la piel, además de un inodoro eficiente desde el punto de vista energético y admite el uso de agua reciclada, además de deshidratar, secar y quemar los desechos sólidos

Por otra parte, en el marco de la salud personal, se cuenta con un catálogo de sensores que permite medir distintos valores de nuestro propio cuerpo (el porcentaje de grasa corporal o el azúcar en sangre, por ejemplo) e igualmente examinar de manera automática las heces y la orina para detectar ciertos tipos de cáncer, así como algunos trastornos digestivos y renales e, inclusive, ayudar a detectar enfermedades en etapa temprana. Por estas vías se reúne, así pues, un buen número datos con la identificación de la persona, que pueden hacerse llegar a manos del médico (y quién sabe a cuántas manos más, con qué propósitos).

Es posible suponer que hoy en día en Venezuela los baños inteligentes deben ser muy poco comunes y que seguramente hacen parte de la economía de burbujas en la que ahora se ha convertido el Socialismo del Siglo XXI. Y, por otro lado, estimar que los existentes no tienen la sofisticación tecnológica retratada en el presente artículo. Pero, en cualquier caso, no hay duda de que, como veremos en los próximos párrafos, remite a una cuestión que tarde o temprano, debemos considerar en sus distintos efectos.

¿Y la privacidad?

Los hogares inteligentes, con sus baños, forman parte de lo que distintos autores, cada quien a su manera, han descrito como “la sociedad de la transparencia”, indicando que los modernos dispositivos y objetos hiperconectados nos “desnudan socialmente”, dejando huellas que se convierten en datos que pueden ser utilizados, a veces causando grandes beneficios sociales y personales, otras generando enormes daños.

Visto lo escrito en estas líneas cabe deducir el grado en que se puede lesionar la privacidad, fundada en la inviolabilidad de la persona humana y cuya protección no es solo tema de los individuos, sino a toda la sociedad. La transgresión de ese principio, cuestiona seriamente la premisa de que sólo el individuo tiene el derecho de hacer públicos los asuntos relativos a su intimidad, aun cuando no es nada fácil delimitar qué debe quedar protegido y qué debe calificarse como intromisión. Un factor que agrava esto último es que, como ha sido señalado en varias investigaciones, se está generalizando la aceptación de la vigilancia por parte del vigilado, bajo el entendido de que vale la pena sacrificar en alguna medida la libertad, a cambio de seguridad. En suma, la entrega de los datos es apreciada como una compensación, según pudo verse el año pasado, durante la pandemia.

Los Ojos de Chávez

Se están eliminando de muchas partes, exigencia tal vez del capitalismo de bodegones que ahora nos rige y nos gobierna. Me refiero a los Ojos de Chávez, dibujados en las paredes del país, concebidos para darnos la sensación de que aún nos observa y controla.

En efecto, es cierto que los están borrando en algunos sitios pero la acción no es suficiente para disipar la amenaza asociada, entre otras cosas, al Sistema Patria, que apuntan a reducir los espacios de la intimidad de las personas, dejando a un lado el hecho de que la Constitución no sólo establece el respeto a la privacidad, sino que registra el derecho de las personas de acceder a la información y a los datos que sobre ellas mismas o sobre sus bienes, consten en registros oficiales o privados.

Aparte de lo anterior, no está de más recordar que obviamente nos encontramos con dificultades que en distinto grado y de diferente manera, interpelan al mundo en todos los escenarios por los que transita la vida humana y que, en medida importante, derivan de la velocidad y profundidad de los cambios tecnológico que tienen lugar en la Sociedad 4.0.

Advertir por otra parte que ha aumentado considerablemente la conciencia respecto a los desafíos planteados, abriendo el espacio a muchas iniciativas con el propósito de reorientar el desarrollo tecnocientífico, hoy en día plegado sin reservas a los dictados del crecimiento económico, al margen de casi cualquier otra consideración. Y añadir, finalmente, que las tareas que vienen realizándose, lo hacen a partir de la libertad del ser humano y de su capacidad de control sobre los procesos de transformación, teniendo como norte la solución de las múltiples crisis que, entrecruzándose unas con otras, perfilan el actual desmadre planetario.

Miércoles 31 de agosto de 2022

 5 min


Luis Almagro

Hace unas semanas escribí un artículo sobre cohabitación y cogobierno en Venezuela como un mecanismo para salir de la crisis política, social, económica, productiva, humanitaria y migratoria en la que se encuentra el país. Valoro enormemente la repercusión que tuvo (positiva y negativa). El concepto de por sí no intentaba ser novedoso. De hecho ya habíamos presentado esta idea en el 2017, incluso nos habíamos tomado el trabajo de proponer las adaptaciones institucionales que era necesario formular en función de esta propuesta.

Es claro que Venezuela se encuentra en un infierno, un infierno sin salida ya que todas las fórmulas ensayadas hasta ahora esencialmente proponen o la continuidad de lo que está, bajo la sombra de cierta mezquina legitimidad, o borrar todo lo que hay para empezar de nuevo. Las hipótesis que hablan de la primera posibilidad son de continuidad y por lo tanto la repetición de todos los errores y todos los problemas que enfrentamos ahora. En cuanto al concepto de borrar todo, verdaderamente tiene una gran dificultad y es pensar que el chavismo desaparecerá de la faz de la tierra por generación o degeneración espontánea, hipótesis que definitivamente no es realista.

Por otra parte, tampoco estábamos proponiendo un mecanismo de asociación con criminales ni entre criminales. Como referido en el artículo, lo pensamos como un sistema de balances y contrapesos que sirviera para terminar con la corrupción, con las violaciones de Derechos Humanos, con el narcotráfico, con las actividades de minería ilegal y otras actividades delictuosas que reinan hoy en el país. Por supuesto, quiero que sea realizable y es responsabilidad de venezolanas y venezolanos que así sea y también de la comunidad internacional que no necesariamente debe dar por sentado y aceptadas todas las actividades criminales que se cometen en Venezuela o que son inducidas a partir de Venezuela en el resto del hemisferio y del mundo.

De la nada al todo, del todo a la nada, de la nada al todo (y viceversa). Esta parece ser la definición política del sistema venezolano actual, todos quieren el todo y prefieren la nada antes que ceder y renunciar a la posibilidad de tener el todo. Como está el país desde hace tiempo, la disputa por el todo se ha reducido a una lucha por “toda la nada”.

Sí, nunca he conocido un país en el que tanta gente quiere ser presidente del mismo. Por eso es más que necesario un sistema colegiado de gobierno como el suizo, como la Constitución uruguaya de 1952. Sí esto tiene un problema, claro está, imagínense las dos hipótesis anteriores de trabajo: borrar al enemigo completamente, borrar al adversario político completamente. Por supuesto que en ese marco, en ese contexto es imposible concebir una idea como esa.

Es por eso que hoy tenemos un sistema por el cual a la presidencia autoritaria de Venezuela no le importa qué magistrados nombra la Asamblea Nacional legítima, pues nombra a los que les da la gana para tener su propio Poder Judicial. No le importa si existe una Asamblea Nacional legítima, de hecho, pues nombra o “elige” su propia Asamblea Constituyente primero o su propia Asamblea Nacional luego. La cooptación de poderes se ha hecho de la peor forma por no existir un sistema de contrapesos y balance en el Poder Ejecutivo; ello hizo que la cohabitación desde otros poderes del Estado fuera imposible.

Entre venezolanos, la noción de cohabitación se interpreta como una idea ignominiosa; implica complicidad y connivencia. Esa es la cohabitación que existe hoy. Desde luego que la propuesta que realizamos aquí no tiene nada que ver con eso, propone un esquema garantista como el de las constituciones a las que hicimos referencia. Implica compartir el gobierno, implica cogobernar, implica dar garantías de probidad republicana y separación de poderes.

La Constitución uruguaya de 1952 tenía un sistema fijo de asignación de cargos en el Consejo Nacional de gobierno, no necesariamente en las mismas proporciones, pero eso es absolutamente fundamental para avanzar en una solución de legitimidad y gobernabilidad urgente para Venezuela. Para que nadie quede expuesto a manipulaciones de resultados electorales.

Los políticos venezolanos le deben a su pueblo soluciones, le deben un gobierno legítimo que tenga las efectividades conducentes para ejercer el poder, le deben a su pueblo mucho trabajo, eliminar las lógicas criminales, le deben mucha probidad republicana.

Si el plan sigue siendo, cómo ha sido por más de 20 años, someter unos a otros, no va a funcionar, como no funcionó en los pasados 20 años. Si el plan es eliminar al chavismo, no va a funcionar, como no funcionó en los últimos más de 20 años.

Ahora bien, ¿tiene esto un éxito asegurado? No necesariamente, hay gente que se está beneficiando con las cosas como están y que solamente puede seguir ganando en un contexto de gobierno ilegítimo/dictatorial, pues ¿de qué otra manera pueden continuar con las actividades de narcotráfico, minería ilegal, contrabando y demás ilícitos?

Por supuesto que hay gente dentro del régimen que va a perder mucho o va a dejar de ganar mucho si esto se termina. Por supuesto que hay gente dentro de la “oposición” al régimen a la que le ocurrirá lo mismo. Esto que proponemos es una solución política y en el régimen son muy pocos los que quieren hacer política, buena parte quiere seguir ganando dinero de la manera que está ganando dinero.

Habrá que ver entonces si en el régimen hay quienes quieran ser políticos y hacer política todavía, o si simplemente su naturaleza criminal ha prevalecido y cooptado completamente el funcionamiento del mismo. Admito el escepticismo de algunos al respecto. Porque, claro, ¡qué importa que el país pierda si pueden seguir llevándoselo todo!

Sí, claro, el régimen puede seguir por este camino, continuar en el infierno en el que ha hundido al país. Sí, claro, los políticos venezolanos que se oponen al régimen pueden seguir esperando a que Maduro un día les deje ganar una elección y puedan ser presidentes de Venezuela.

La primera cosa es muy mala y la segunda, irrealizable por lo que hemos visto. De donde surge el ejercicio de la política del todo-o-nada, lo cual hace que obviamente se tenga que alternar entre esas dos posibilidades. Lo cual además implica costos muy grandes para un país como Venezuela, para su sistema político e instituciones. El todo-o-nada en el que está inmersa la política de hoy en día tiene muchos problemas que obviamente tienen que ver con esa radicalización polarizada, con la enemización inducida por esta necesidad de quedarse con todo o su alternativa, la nada.

De esto surge una ecuación a la que hemos referido ya varias veces. A veces el 50% + 1 equivale a 100%. A veces el 30% + 1 o el 40% + 1 equivale al 100% y esas son variables que definitivamente no tienen ninguna aplicación en la matemática, pero aún menos su aplicación es admisible en la dimensión social, de las relaciones humanas y de la política. La política es esencialmente buscar la mejor forma de servir a través de los compromisos políticos y sociales, económicos, productivos, acuerdos que amalgamen la más amplia gama de intereses que tienen que estar permanentemente haciendo los que gobiernan. En la política los acuerdos tienen efectos multiplicadores y dinamizadores exponenciales, dan la tracción necesaria para soluciones sociales y productivas.

La acción de prescindir de los demás intereses en la sociedad para hacer prevalecer los propios es generalmente una forma de originar políticas de fracaso. La opción de quedarse con todo y prescindir de intereses de los demás, quienquiera que sean, es el problema esencial de las dictaduras, cuyas prácticas son excluyentes. La redemocratización de Venezuela necesita a todas las fuerzas políticas y tiene que representar la amalgama de todos los derechos de la gente y todos los intereses nacionales. El camino más corto para legitimar la democracia es con la participación de todos y la participación de todos requiere que sea en el Poder Ejecutivo porque no han funcionado otras variables de cohabitación entre Poderes como surge de la experiencia de años recientes.

Cuando hablamos de cohabitación, cogobierno y contrapesos nos referimos no sólo a los poderes del Estado y a los organismos de contralor sino principalmente al Poder Ejecutivo, al brazo ejecutivo del Estado. El “todo o nada” en el que trabaja hoy la política venezolana se basa en la ausencia de esos contrapesos. En un país sin contrapesos a nivel político, a nivel social, y a nivel económico, el que gana el brazo ejecutivo del Estado se queda con todo.

Es necesario transitar de un Estado para pocos, a un Estado para todos, no importa quién tenga circunstancialmente el poder del Estado. La lógica del “todo o nada” sólo se puede romper acordando contrapesos que aseguren que el brazo ejecutivo del Estado deja de ser un trofeo para unos pocos para convertirse en un paraguas para todos.

Por eso la conceptualización de hacia dónde vamos es muy importante en la política, porque el camino de un país, el sendero de un país tiene que ser una ruta para todos. No puede quedar gente excluida, no puede haber gente que sea víctima de un proceso si ese proceso es democrático. No puede haber gente que quede completamente fuera del camino, o perecer al costado de la ruta, o que esperen al costado de la ruta sin que nunca les llegue su oportunidad.

La lumpenización de la política venezolana ha sido la más dramática del continente. La falta de principios y valores ha llevado a que 6.8 millones de venezolanos hayan tenido que abandonar el país, un exilio forzoso por la crisis humanitaria, por la crisis de Derechos Humanos, por las violaciones sistemáticas de Derechos Humanos, por los crímenes de lesa humanidad, por las actividades criminales de integrantes del régimen los venezolanos han tenido que tomar las rutas que los alejaban del país. El éxodo más grande del mundo junto al de Siria y Ucrania, pero sin guerra ni desastre natural alguno.

Esa no es la mejor forma de generar condiciones políticas en un país y no es la mejor forma de democratizarlo. Un gobierno de un país debe resolver los problemas integrales de su sociedad porque cuando estamos en una gestión de gobierno no nos debemos a 1 ó 2 ni a 3 ó 4 ni a 5 ó 10, nos debemos en el sentido más amplio del término pero también el más profundo a alcanzar el bienestar general, el bienestar de todos. Obviamente que el régimen puede seguir gobernando para unos pocos y esos pocos llevarse mucho sin que les importen las sanciones porque el mundo es demasiado grande y siempre hay por dónde escapar a las mismas, incluso Venezuela es demasiado grande para escapar de las sanciones allí mismo. Obviamente que puede haber gente que siga soñando con exterminar el chavismo, pero tampoco van por allí las soluciones realizables y reales.

Hacia adonde vamos es una pregunta recurrente en la política. Obviamente no debe distraernos la pregunta si se sabe la respuesta, si se tienen claros los objetivos, si se sabe que las metas son realizables para el bienestar general, si los proyectos se van concretando. En la política hacemos permanentemente lo que podemos e intentamos soluciones reales para un mundo real de gente real. Hoy Venezuela necesita salir entre todos del infierno en el que está, una construcción política entre todos, un esfuerzo hacia objetivos comunes hecho entre todos.

La noción de cohabitación subraya la necesidad de compartir el poder. Un sistema de gobierno colegiado es una expresión institucional posible. Funciona con contrapesos, no es un sistema de complicidad e impunidad, pues revertir la crisis venezolana requiere un nuevo compromiso político.

Seamos sinceros, estos años ha habido ¨cohabitación¨ en Venezuela, sólo que de la peor manera y por las peores razones. Compartir es contrapesar. La cohabitación sin contrapesos puede transformarse en complicidad. El esquema de cohabitación a discutir en un proceso de diálogo debe dar garantías de contrapesos para quienes cohabitan. En caso contrario será una frustración más.

Sin un esquema de compartir el poder desde su base, en el que se asegure una participación efectiva del chavismo y del madurismo, de la gente de Guaidó y otros actores, la acción conjunta y coordinada de objetivos comunes hacia el futuro, es esencialmente imposible. El oficialismo debe asumir que sin la oposición la sociedad venezolana seguirá resquebrajada, dividida, desintegrada social y geográficamente, y la oposición debe asumir que excluir al chavismo y al madurismo significaría una invitación perpetua a reproducir un sistema político de suma cero.

Ninguna transición es un proceso sencillo. Una de las tareas más complicadas, luego de la caída de una dictadura, es conciliar los intereses de los distintos factores de poder con el objetivo de garantizar la estabilidad política. Mi propuesta también sugiere que Venezuela se mire en su propio espejo de experiencias de haber compartido el poder.

“Cohabitación”, al concepto se le puede dar una acepción literal o, de manera creativa, captar la metáfora que el mismo contiene, en el sentido de que implica un ejercicio de diálogo político real, de institucionalidad compartida, de poderes del Estado compartidos.

En un esquema de tensión permanente, tiene que estar tan detalladamente regulado que la mejor fórmula sigue siendo la fórmula suiza de sistema colegiado. El ejemplo regional es la Constitución uruguaya de 1952. Pero no soy partidario de exportar de manera automática a otras realidades diseños institucionales surgidos en contextos históricos y culturales específicos.

Compartir el poder implica que entre un todo o la nada existan espacios intermedios. La noción de mayoría se suaviza, las minorías se protegen. De la legitimidad inexistente o dudosa se pasaría a una legitimidad posible. En el camino, se puede pensar en mecanismos que apunten a normalizar la vida institucional del país para re-institucionalizar una nación devastada. Esa debería ser la prioridad.

Que nadie se llame a engaño, soy y seguiré siendo disidente de cada dictadura que tenga este continente, sea Nicaragua, Cuba y Venezuela, los Videla, Pinochet y Goyo Álvarez de estos tiempos. Aunque pretendan estar parados en otra dimensión ideológica.

* Nota: el título parafrasea el libro de Macedonio Fernández, Cuadernos de todo y nada

31 de agosto 2022

infobae

https://www.infobae.com/america/opinion/2022/08/31/venezuela-o-la-continuacion-de-la-nada/

 11 min


Francisco J Contreras M.

Estamos frente a una “elección moral” pues la cultura de la “emisión irresponsable de dinero” está tan arraigada en nuestro país que en la práctica resulta imposible para quienes ejercen el poder de emisión renunciar a hacerlo. Esta realidad histórica permite la previsión adecuada y prudente de que nunca habrá continencia por parte del funcionario desde el momento que disfruta del poder de emisión. Los daños de los procesos inflacionarios afectan esencialmente a los más vulnerables de la sociedad, aparte de que en Venezuela forman parte de los orígenes de la demolición socioeconómica del país.

Es una elección moral fundada en la buena intención y la buena acción para aliviar el sufrimiento de los pobres y liberar las capacidades de quienes producen y emprenden. Los efectos presumibles de la supresión del señoreaje y de la soberanía que supone una “dolarización” tienen impactos tolerados que guardan proporción con lo que se intenta. Hasta ahora, el señoreaje y la soberanía que permite la emisión de dinero solo han tenido efectos perversos.

Conceptualmente lo que hemos llamado, con mucha precisión, “irresponsable” es la pretensión de hacer uso del dinero con propósitos bien distintos a los de asegurar la estabilidad monetaria y la autonomía del ente emisor. Ni Keynes ni Hayek, y tampoco Friedman, plantearon el uso del dinero más allá del resguardo de la estabilidad del sistema de precios. Hubo diferencias en materia fiscal que, en el caso de Keynes, se planteó de manera muy clara, con el uso excepcional del déficit fiscal solo bajo existencia de desempleo involuntario con fuerza laboral calificada del tipo que requieren las empresas en operación, excedentes de existencias de materias primas, partes y piezas y plantas industriales en condiciones de subutilización. Esas son las condiciones actuales en EEUU y la UE que se refuerzan con el imperativo geopolítico del conflicto en Ucrania (impacto sobre el 30% de la producción de maíz y trigo, y 60% en la de girasol).

Lo que sí es un craso error es atribuir los ajustes de precios, en un mundo en transición, al manejo del dinero cuando obedecen a la bifurcación civilizatoria geopolítica, a la disrupción tecnológica y a los daños a la biodiversidad (entre ellos la misma pandemia). La deslocalización industrial en el mundo con el advenimiento de la impresión 3G y la tecnología 5G nos indica la existencia de una destrucción creativa, equivalente a la “Schumpeteriana”, que se agrega a todos los eventos anteriores.

Todo lo que la ciencia y la experiencia en materia monetaria ha sido reconocido en el mundo, se tergiversa en Venezuela, porque el sostenimiento de la emisión irresponsable ha destruido al país y ha afectado esencialmente a los más vulnerables. Desde 1973 hasta el presente hemos acumulado estudios y evidencias sobre la emisión irresponsable de dinero, la inflación y el tipo de cambio con series de tiempo mensuales sometidas al rigor de pruebas “estocásticas” que validan lo antes dicho.

La emisión de dinero en EEUU y en la UE, desde la época de Charles De Gualle, dejó de ser institucionalmente irresponsable. En esos lugares la creación de dinero no es controlada por sus gobiernos sino por el ente emisor con autonomía y reglas de actuación bien claras.

Esa cultura rentista de meter la mano en el bolsillo de la gente para extraer su poca capacidad de adquisición con emisión de dinero es inmoral y quienes han pasado por diferentes unidades de investigación lo saben. En esta nación hay emprendedores, gente y organizaciones que, sin relaciones privilegiadas con ninguna forma perversa de poder ni con malas prácticas morales, se han fortalecido desde la adversidad a pesar de una asfixia regulatoria intensa y extensa de una mala gobernanza.

Pero, nada impide que esa “dolarización” imperfecta e inevitable, abra espacios precarios desde la economía para un funcionamiento menos cruel que el existente en el país y los abra también para el restablecimiento de la democracia, la esperanza y la confianza en el futuro.

El dilema del gobierno es cuántas concesiones puede hacer ante sus apoyos de sustentabilidad, por una parte, los que provienen de la economía informal destructiva y de la explotación agresiva de los recursos naturales, y, por la otra, los que emanan de una alineación circunstancial de intereses con organizaciones situadas más allá de los límites de la legitimidad. Es la disyuntiva de su propia existencia con poder efectivo sobre el territorio ante organizaciones cuya naturaleza no admite acuerdos ni compromisos en su afán de extracción de rentas.

La propuesta es para una transición hacia un mecanismo que, permita a través del dólar, restituir el derecho económico de los venezolanos a poseer una unidad monetaria que les permita expresar el valor de las cosas, poder comparar transparentemente los precios de los bienes y servicios para realizar sus transacciones y si desea reservar parte de su riqueza en forma de dinero a la espera de una mejor oportunidad sin riesgo de pérdida anticipada de valor por inflación.

31 de agosto 2022

Prospectiva y Previsión

https://prosprev.com/2022/08/31/la-dolarizacion-una-eleccion-moral-ante-el-desorden-monetario/?amp=1

 4 min


Jesús Elorza G.

Muy animado y sonriente, se presentó el dueño del equipo de baloncesto “Taurinos de Aragua” para el paseíllo inaugural en el ruedo del gimnasio Mauricio Johnson de Maracay, seguido de todo su personal de faena: jugadores, entrenadores, personal técnico, asistentes, masajistas y kinesiólogos. Luego de darle la vuelta al tabloncillo, respondiendo al saludo de los aficionados presentes, tomó la palabra para señalar lleno de orgullo que venían por orejas y rabos en el campeonato de la Superliga Profesional de Baloncesto (SPA). Saldremos por la Puerta Grande de este gimnasio, fueron sus palabras de cierre.

Pero, durante el desarrollo de la temporada 2022, los resultados de los encuentros, mostraban a unos toros mansos que decaían al final, sin poder para embestir y lograr superar al adversario. Hasta el pasado 20 de agosto, las estadísticas no eran nada favorable; de 12 partidos jugados solo habían alcanzado 3 triunfos y habían perdido 9. Todos los fanáticos, se hacían la misma pregunta ¿Qué le pasa al equipo? ¿Por qué tantas derrotas?... y no había ningún tipo de respuestas.

El pasado sábado 20 de agosto, la verdad se hizo presente como un toro Miura de 500 kilos, al hacer público, los jugadores y el personal técnico, un comunicado donde manifestaban su preocupación por el incumplimiento de pagos por parte del dueño del equipo y como una medida de presión, totalmente legitima, decidieron no presentarse al juego pautado contra el equipo “Supersónicos de Miranda”. Esta situación ha generado inconformidad y preocupación colectiva en el equipo, por el tiempo transcurrido, ¡¡¡de dos meses y diez días!!! sin cancelar honorarios de pretemporada y sueldo oficial.

Como respuesta, por parte del dueño, solo recibieron amenazas pero ninguna solución, lo que motivó que los jugadores mantuvieran en alto la bandera de sus justos reclamos y en consecuencia se mantuvieran en pie de lucha y no se presentaron a jugar el partido contra “Marinos de Anzoátegui”. el pasado 22 de agosto.

Frente a este hecho, no se hizo esperar la respuesta de la Comisión Técnica de la SPA, que decidió en forma inmediata que “en vista de los resultados del equipo Taurinos de Aragua, esta comisión técnica aplica lo establecido en la regla FIBA, en el artículo 20.2.3, que establece: si un equipo pierde un segundo partido por incomparecencia en un torneo, el equipo será descalificado y se anularan los resultados de los partidos en que haya participado”

Llama la atención que en esta decisión de la Comisión Técnica, solo se hayan sancionado los jugadores y no se haya señalado ningún tipo de amonestación o sanción contra el “empresario” dueño del equipo, causante del problema por incumplimiento de las leyes laborales del país, al no pagarle a los jugadores.

Posteriormente se da a conocer que el equipo Taurinos de Aragua fue descalificado de la temporada SPA 2022. Pero sigue sin sanción alguna “el empresario” quien, sin vergüenza alguna, en una rueda de prensa hace responsable a los jugadores por haber colocado el pago de salarios por encima del compromiso con la divisa. Muchachos, preocupasen solo por jugar que de los billetes me encargo Yo, pareciera ser el sentido o la desfachatez de este peculiar personaje.

Por su parte los fanáticos aragüeños, no titubearon, en solicitar “Banderillas Negras” como en la tauromaquia, para el dueño del equipo por sus violaciones a la Ley del Trabajo y el irrespeto a los jugadores. Igualmente, las autoridades federativas y gubernamentales deben determinar las sanciones disciplinarias y penales contra el empresario banderilleado, por ser este el responsable del problema planteado, obligarlo judicialmente al pago de la deuda con los jugadores y no permitir su participación en eventos del baloncesto venezolano.

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BioEconomia

Los climas cada vez más extremos, sumado al alza en las tarifas energéticas impulsadas por factores políticos o climáticos, está llevando a que calefaccionar o refrigerar los ambientes sea un problema cada vez más oneroso de resolver. Así, el cambio climático se está transformado en una espiral en donde el calor más agobiante se combate con un mayor uso del aire acondicionado, aumentando el consumo de energía y provocando más emisiones que contribuyen al cambio climático.

El desarrollo de nuevas tecnologías y la creciente demanda de materiales y sistemas de construcción más sostenibles se convertido una tendencia mundial concreta de los últimos años. Diego García Pezzano, responsable de Arquitectura de la Cámara de la Madera de la República Argentina (CADAMA) explica que la madera es definitivamente la alternativa directa al concreto y al acero y los proyectos y obras que la tienen como material principal de construcción se multiplican en todas las latitudes del mundo.

García Pezzano dice que la preferencia, pasión y hasta romance por la madera por parte de la nueva camada de arquitectos tiene que ver con sus múltiples ventajas competitivas: es un recurso renovable, contribuye a mitigar el cambio climático gracias a la absorción y fijación de CO2 atmosférico en su interior, lo que reduce considerablemente las emisiones que impactan en el calentamiento global.

«Todo el proceso constructivo es más rápido y con menor impacto ambiental. Tiene buen comportamiento en el acondicionamiento acústico de una construcción, absorbe las radiaciones electromagnéticas de dispositivos electrónicos y regula la humedad interior. Además, aporta un ambiente de natural calidez, tanto para vivir como para trabajar”, explica el arquitecto.

La cantidad de pisos no parece ser un factor limitante cuando se construye con madera. El edificio “Ascent”, diseñado por Korb + Associates Architects fue levantado en EEUU y tiene 86,6 metros de altura que se distribuyen a lo largo de sus 25 pisos. Ha tardado solo dos años en construirse y es en la actualidad el edificio de madera maciza más alto del mundo.

Cuenta con una base de hormigón, huecos para ascensores y escaleras. El resto de la estructura está hecha de madera contrachapada (CLT) y glulam. El diseño del estudio de arquitectura para la torre se basó en el diseño biofílico. Se ubica en el centro de la ciudad más grande del estado de Wisconsin, tiene un podio de seis pisos en su base que alberga espacios comerciales y de servicios, así como estacionamiento y un vestíbulo. Los 19 pisos de arriba albergan apartamentos y culminan en un último piso con ventanales de vidrio del piso al techo y dos terrazas. El revestimiento del edificio es «casi exclusivamente» de vidrio.

Según sus creadores, además de proporcionar una «estética superior», la madera en Ascent captura una cantidad de CO2 que equivale a retirar más de dos mil automóviles de la carretera durante un año. Junto con ello, se estima que, con la elección de los materiales, también ahorró «de tres a cuatro meses de tiempo de construcción”.

El mismo estudio ya está trabajando en un nuevo edificio de madera de veintinueve pisos en St. Louis que sería aproximadamente diez metros más alto.

Pero del otro lado del océano, más precisamente en Suiza, el estudio Schmidt Hammer Lassen Architects (SHL) está planeando construir un rascacielos de madera de 100 metros de altura para destronar a ‘Ascent’. En la ciudad de Winterthur, el estudio proyecta levantar una torre de 32 pisos en los que se instalará un hotel, espacios comerciales, restaurantes, spa y un mirador panorámico en la ciudad. Se espera que esté inaugurada antes de 2026.

Son pocas las soluciones disponibles y el uso de la madera es una de ellas. La madera tiene la capacidad de absorber la humedad dentro de la casa y devolverla gradualmente. No tiene inercia térmica, por lo cual, en condición de verano se enfría rápidamente con buena ventilación. En invierno, al estar bien asilada, retiene por mayor tiempo la energía térmica. Así se ahorra energía. Y además la madera, es parte de la naturaleza y su utilización es beneficiosa para el medio ambiente.

Madera sostenible

La madera utilizada en la construcción sustentable proviene de plantaciones certificadas internacionalmente (no de bosques nativos) y mientras los árboles están en pie, funcionan como el sistema basado en la naturaleza más eficiente para absorber CO2 de la atmósfera en su proceso de crecimiento.

Luego, la madera utilizada en las estructuras, paredes, muebles, techos, pisos y todo donde se pueda, no solo tiene la capacidad de almacenar el CO2 en sus usos sólidos, sino que, además, ofrece alternativas para sustituir productos de origen fósil (combustibles, plásticos, químicos) y no renovables y de alto consumo de energía (cemento, minerales). Y como si fuera poco, para su disposición final, es reutilizable y reciclable.

Estas características ayudan a la mitigación del cambio climático en toda la cadena productiva y contribuyen a la bioeconomía circular, creando una gran cantidad de empleos aportando al crecimiento y el desarrollo económico de las regiones foresto-industriales.

Argentina cuenta con un patrimonio de alrededor de 50 millones de hectáreas de bosques nativos y 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales. Alrededor del 50% de ellas se encuentran certificadas con sellos de gestión sostenible reconocidos internacionalmente.

La foresto-industria de Argentina se provee en un 95% de madera proveniente de dichas plantaciones. El agregado de valor incluye la producción de celulosa y papel; madera y tableros para viviendas y muebles; energía eléctrica y térmica y diversos productos químicos. Todos con muy baja huella de carbono y necesarios para la descarbonización de la economía.

Con 13.000 productores forestales y más de 6.000 empresas, la foresto-industria emplea en forma directa y formalmente, a unas 100.000 personas y exporta alrededor de 700 millones de dólares anuales, según las cifras publicadas por el Plan Estratégico 2030, disponible en https://forestoindustria.org.ar/wp-content/uploads/2021/03/PLANESTRATEGI...

Según el documento, el sector tiene amplia capacidad de crecer en forestaciones y duplicar su actividad de agregado de valor.\

31 de agosto 2022

Bioeconomía

https://www.bioeconomia.info/2022/08/31/asi-es-como-la-madera-esta-revol...

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Julio Castillo Sagarzazu

La evolución del ser humano ha sido prodigiosa, la manera cómo se han organizado las proteínas ha dado lugar a un individuo que puede mascar chicle y caminar, al mismo tiempo.

Un dirigente opositor venezolano es lo que debería hacer en este momento. ¿Por qué? Pues porque todos hemos sido testigos de una realidad apabullante los últimos días. Mientras los dirigentes de las fuerzas democráticas se devanaban los sesos sobre cómo hacer para presentar una candidatura unitaria (que no única) al eventual `proceso electoral que se avecina, los funcionarios públicos, los docentes, los trabajadores de la salud, respondieron contundentemente al despropósito y a la provocación que significo tratar de rebanar su bono vacacional en 4 toletes, uno de los cuales se cobraría el año próximo.

Esa respuesta fue contundente. Quizás no en la magnitud de otros momentos, pero sin duda, en la justeza, en la ira que provoco y, algo muy peligrosos para cualquier régimen, en las grietas que abrió en su propio frente.

Las llamadas salas situacionales del régimen han debido captar, con sus sensores de profundidad, que estos pequeños movimientos telúricos, estaban provocando desplazamientos de energía y moviendo capas tectónicas más profundas. Conclusión: Optaron por abrir las válvulas de presión y aceptar los pedidos de los manifestantes en las calles. Manifestantes que, por cierto, no habían sido convocados por los partidos, sino por sus organismos sindicales de base (que no estaban muertos, estaban de parranda) Al parecer, no quisieron arriesgarse a que el movimiento tomara fuerza. La decisión de reconocer el bono vacacional completo y echar por tierra la recomendación de los “expertos” del BCV de darlo a cuentagotas, fue aconsejada por el miedo y el temor a lo desconocido. No siempre es bueno jurungar a un oso salvaje que hiberna.

Pues bien, como resultado de estas jornadas, allí siguen las fuerzas intactas que no lograron desmoralizar y allí sigue su vanguardia sindical y social, sacando cuentas de como enfrentaran esta etapa de depauperación que ha provocado la subida del dólar y el estallido de la inflación que, en 72 horas, nos hizo el doble de pobres de un solo tirón.

El librito de la política dice que un liderazgo que aspire a dirigir los acontecimientos de debería acompañar esta movilización social, sin usurpar la dirigencia natural; organizando su vanguardia y repetir sin cesar que, para superar la penuria, hay que hacer el “link” con la necesidad del cambio político. Desafortunadamente, esto no se hace en Twitter o en Instagram, ni por los grupos de WhatsApp. Esta es una tarea analógica y no digital, personal, de empatía y que cultive la cercanía con la gente y reconstruya la confianza.

Todo lo señalado es la parte que tiene que ver con mascar chicle. Con la de caminar, al mismo tiempo, tiene que ver con la necesidad de que las fuerzas democráticas continúen dando forma al proceso para la selección de una dirección política legitimada; un programa electoral creíble y un candidato unitario (que no único) que liderice esta etapa.

Para ello es indispensable determinar una fecha; escoger al equipo de personalidades que organizará y regulará el proceso; establecer las condiciones de participación de los venezolanos fuera del país y salir al encuentro de los venezolanos que hoy vuelven a dar señales de querer luchar por sus derechos y por recuperar al país para el progreso y la democracia.

Tampoco es una de las tareas de Hércules.

¡Si queremos, podemos!

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