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Opinión

Isabel Pereira Pizani

Recordaba Ángel Oropeza que, si no queremos perder definitivamente el país, tenemos una tarea importante y urgente los que luchamos por la liberación democrática de Venezuela: construir una fuerte coalición unitaria de sectores sociales y políticos en la cual todos puedan sentirse parte de una indetenible presión social hacia la transformación del país.

Esta tarea es la que Emeterio Gómez denomina un mensaje moral. No es una invitación técnica, ni siquiera política a sectores o fragmentos de la sociedad. Es un mensaje moral basado en valores básicos compartidos.

Estamos presionados por grandes urgencias. El destrozo de Venezuela es casi total. La dinámica del socialismo del siglo XXI ha sido efectiva. Desunió a la sociedad entre escuálidos y patriotas, destruyó la agricultura alentando las expropiaciones, convirtiendo a los productores en explotadores y los campesinos en títeres de sus predicas destructivas, inculpó a los industriales y comerciantes rebajándolos a la categoría de especuladores insensibles que debían ser castigados por el pueblo.

Una dinámica corrosiva que se llevó por delante a nuestros artistas, periodistas, maestros, jueces, agricultores, industriales, comerciantes, y todo aquel que pudiera cumplir una actividad beneficiosa, requerida por todos y con esa base ejercer un liderazgo moral constructivo.

El chavismo puede ufanarse que cumplió su tarea. El país tiene que comenzar a reconstruirse desde sus cimientos morales. Esto quiere decir, ni más ni menos, que la división es insalvable. Unos aspiran a la democracia y a la libertad y otros solo aspiran a enriquecerse, asumen un futuro bajo el mandato de una jerarquía política que les señala que hacer y cómo actuar para lograrlo.

El tema es complejo. Para tener un verdadero mensaje moral sanador debemos incorporarnos, mostrar las tareas constructivas que solo pueden ejecutarse desde el acuerdo y la aceptación de ciertas prioridades.

Pongo ejemplos. Quienes se unirían en una campaña para restituir a nuestras universidades la capacidad y los medios para seguir formando a nuestras nuevas generaciones. Cuánto nos importa la Universidad Central, la Universidad del Zulia, la maltratada casa universitaria de Oriente, nuestras queridas universidades de los Andes y Centroccidente. Quién valora la importancia del INCE tripartito (trabajadores, patronos y Estado). Todo hoy en la miseria, castigados fríamente por el régimen. Acaso no se albergaban en los miles de hogares humildes la esperanza de ver egresar de esas nobles instituciones a sus hijos, con toga y birrete. O que el INCE les otorgará la calificación profesional a sus hijos para trabajar, tener éxito y ayudar al resto la familia. Estas esperanzas hoy parecen liquidadas.

A cuantos no le gustaría que regresaran los miles de médicos, salidos de nuestras universidades autónomas, que hoy son reconocidos y aceptados en los mejores centros de salud del mundo.

Quién sería capaz de negar que tenemos una gran urgencia de formar los mejores maestros y los más honestos jueces, aquellos que le dan dignidad a la vida cotidiana de nuestros hogares y a cada uno de nosotros en particular.

Este manojo de aspiraciones, más que razones, son aquellas cosas que deseamos ardientemente, que quisiéramos ver en marcha al segundo siguiente. La pregunta sería: ¿Qué podemos hacer, en cuáles objetivos unirnos? O, cuáles son las grandes tareas en las cuales difícilmente no participaría o apoyaría, sea cual sea mi filiación política.

Copio a Emeterio en su Propuesta ética para Venezuela: “Toda sociedad necesita utopías, esperanzas, ideales e ilusiones en los cuales creer y a partir de los cuales impulsarse hacia el futuro. Para alcanzar el bien, la felicidad el progreso, el heroísmo, el consumismo o cualquier otra meta que se haya propuesto. Toda sociedad necesita esperanzas y en la Venezuela de hoy esta necesidad es tal vez más apremiante que en cualquier otra circunstancia. Hay que estimular las utopías y los ideales”.

Me luce como una propuesta sin alma tratar de unirnos a través de una confrontación electoral del liderazgo, una simple maniobra cuantitativa, separatista, que va a depositar la confianza en unos y a expandir la sensación de derrota en otros.

Podemos aspirar mucho más que un careo primario entre los lideres potenciales. Tenemos que pedirles que busquen hasta el cansancio aquellas cosas que comparten sin egoísmos, unirse en torno a ellas y con una sola voz lancen el mensaje moral que tanto anhelamos. Estamos a tiempo. Basta reforzarnos espiritualmente y no encasillarnos en la búsqueda de un reconocimiento que puede separar en lugar de unir. Hoy es urgente, dada la arremetida de nuevos gobiernos en Latinoamérica con tendencias autocráticas, teñidas de neo comunismo.

Confieso que solo aspiro ir al mercadito de mi barrio los domingos, saludar a mis vecinos, al maestro que vive cerca, a la esposa del militar, comprar en el kiosko cercano El Nacional y regresar a mi casa, tirarme en el piso, extender el periódico, leer y regocijarme con la lectura del papel literario y las agudezas de sus columnistas. Sencillo. Solo que eso requiere perder el temor a los otros, al gobierno, a los militares, al vecino contrario en ideas, porque es simplemente vivir en paz.

Los lideres que aspiran confrontarse que se acerquen a la noción de que absolutamente nada en el mundo, a excepción del espíritu humano, es ni bueno ni malo (Emeterio dixit). Y sólo él puede poner en “la realidad” lo bello y lo feo. El reto es convertir valores individuales en valores sociales compartidos que nos integren en una legión de seres humanos que descansan en su libertad, respetan, confían en los otros y asumen un liderazgo generador de encuentros y no de separaciones, porque pregonan valores compartidos.

Es muy difícil que los lideres se sienten en una mesa y le hablen al país sobre la necesidad de salvar nuestra infancia desnutrida, rescatar las escuelas, los maestros, los médicos, los jueces, las universidades, los medios de comunicación, nuestro patrimonio cultural, la justicia y la fraternidad entre individuos distintos. Es imposible, o solo quedan unas banales elecciones primarias.

Podemos seguir apelando a la democracia, el mercado y la libertad individual, porque todas estas nociones continúan teniendo fuerza y vigencia. Pero si no parimos una idea matriz capaz de entusiasmar a la gente y de motorizar con fuerza la lucha contra la pobreza, el saqueo y la injusticia, nos las veremos muy mal frente al autocratismo y el neocomunismo.

11 de abril 2022

Noticiero Digital

https://www.noticierodigital.com/2022/04/la-urgencia-de-un-mensaje-moral...

 4 min


Banco Mundial

Resumen ejecutivo

Consolidando la recuperación

La región de América Latina y el Caribe (ALC) va camino a consolidar su recuperación de la crisis de COVID-19. La vacunación está muy avanzada en la mayor parte de la región, fortaleciendo la resiliencia ante nuevas variantes. La región está en vías de recuperar los niveles previos de PIB y empleo. Las escuelas están abriendo y las empresas contratando. Las secuelas a largo plazo de la pandemia persisten y aún necesitan atención. Desde el comienzo de esta pandemia, la tasa de pobreza en la región, excluido Brasil (medida en función del umbral de pobreza de US$5,50/día), aumentó a 27,5 por ciento en 2021 y permanece por encima de su nivel previo a la COVID-19 de 25,6 por ciento. Los estudiantes de la región perdieron entre uno y un año y medio de escolaridad, abriendo la posibilidad de una pérdida de 10 por ciento en los ingresos que percibirán durante toda la vida. Además, muchos de los nuevos puestos de trabajo creados, particularmente entre las mujeres, son en pequeñas empresas que suelen ser informales. Asimismo, la región enfrenta un mayor nivel de incertidumbre a medida que sortea la recuperación. Podrían surgir nuevas variantes; la creciente inflación mundial supone nuevas disyuntivas en términos de políticas; la tragedia que transcurre en Ucrania amenaza la economía mundial de manera profunda e impredecible; y el creciente sentido de urgencia en torno al calentamiento mundial genera demandas de acciones preventivas de gran alcance a nivel nacional y transnacional.

Más allá de esta incertidumbre, la necesidad de seguir sentando las bases para un crecimiento dinámico, inclusivo y sostenible sigue siendo primordial, volviéndose incluso más urgente que antes. El anterior Informe Semestral de octubre de 2021 (Banco Mundial, 2021) resaltó desafíos de larga data en términos de infraestructura, educación e innovación tecnológica y administrativa, examinando las formas en que la región podría financiar las inversiones necesarias a través de un Estado más eficiente, movilización eficiente de recursos y una redefinición de las prioridades de gasto. Estas reformas tendrán lugar, y deberán reflejar, un entorno mundial en rápida evolución.

El Capítulo 1 describe la reciente evolución social y macroeconómica de la región en los seis meses posteriores al último Informe Semestral, así como los desafíos de corto plazo que surgen de la pandemia, y, en particular, aquellos derivados de los cambios en el panorama de crecimiento internacional. La invasión rusa de Ucrania introdujo un nivel de incertidumbre importante en las previsiones, aunque queda claro que moderará la recuperación de la región y exacerbará las presiones inflacionarias. Más a largo plazo, la creciente alarma por la rapidez del cambio climático sitúa a esta problemática de lleno en la agenda política de la región. El Capítulo 2 examina algunos de los grandes desafíos que el cambio climático plantea a la región en términos de mitigación y adaptación y, lo que es igual de importante, las oportunidades de crecimiento que ofrece un contexto internacional cada vez más verde. Los dos de hecho están relacionados: a corto plazo, los aumentos generados por la guerra en los precios de la energía y en los déficits de oferta, particularmente en Europa, trasladaron el foco de atención de la descarbonización a un aumento en el suministro inmediato de petróleo y gas natural, de la forma que sea, subrayando simultáneamente la necesidad de desarrollar las energías renovables para reducir la dependencia del petróleo a mediano plazo.

ALC en buena medida logró superar la inesperada variante ómicron; para fines de febrero de 2022, las tasas de letalidad de la COVID-19 se habían reducido abruptamente. No obstante, no puede decirse que la pandemia haya terminado del todo. Nuevas variantes como la ómicron BA.2 se propagan por Europa, mientras que en China hay grandes ciudades nuevamente bajo confinamiento. De todas formas, los sistemas de salud de todo el mundo han elaborado herramientas y protocolos que parecen estar reduciendo el virus a un problema endémico y posiblemente manejable. Aun así, los costos sociales acumulados de olas anteriores siguen siendo un desafío a remediar, a la vez que son muchos los países que no han logrado fortalecer al máximo posible su resiliencia ante olas futuras. Siguen existiendo deficiencias importantes. Si bien algunos países de la región, como Chile y Uruguay, ostentan algunas de las tasas de vacunación completa más elevadas del mundo, muchos países del Caribe y América Central apenas comenzaron a vacunar a sus poblaciones y presentan pocos avances.

La solidez de la recuperación económica en ALC también varía significativamente según el país, y sigue siendo susceptible al debilitamiento de vientos favorables anteriormente más intensos. Si bien los precios de los productos primarios se mantienen firmes, el crecimiento en China y en las economías avanzadas es más lento que antes de la pandemia, frenando la demanda de exportaciones de la región, mientras que las tasas de interés a nivel mundial aumentan hacia sus niveles de largo plazo. Las previsiones de crecimiento para 2022 y 2023 siguen siendo modestas, 2,3 por ciento y 2,2 por ciento, respectivamente. Las monedas de los países exportadores de productos primarios parecen haberse desvinculado del alza en los precios de los productos primarios. Su debilidad posiblemente sea un reflejo de la incertidumbre política, de la preocupación en torno a los perjuicios generados por la COVID-19, o del creciente nivel de endeudamiento.

Avances y complicaciones de cara a la recuperación

La recurrencia del virus. Cualquier reaparición del virus provocaría nuevas caídas en el nivel de actividad económica, no solo por las medidas estatales destinadas a hacer cumplir el distanciamiento físico, sino también porque la mitad de la reducción en la actividad económica se debe al distanciamiento voluntario por miedo a la enfermedad. Este es sin dudas el caso en el Caribe, donde los países con un nivel alto de vacunación, como República Dominicana, vieron un rebote en su industria turística, mientras que aquellos con niveles bajos continúan con un crecimiento lento.

Inflación creciente a nivel mundial y local. La inflación en la región oscila en torno a 7 por ciento, suscitando el temor de que los contratos salariales incluyan cláusulas inflacionarias que deriven en una espiral de precios de difícil contención. Tanto la inflación general como la inflación núcleo exceden las metas de los bancos centrales de toda la región, tensando los presupuestos familiares y elevando la pobreza.[1] Las autoridades se han vuelto más agresivas en términos de subas de las tasas de interés, con efectos concomitantes debilitantes sobre la recuperación.

Esta situación se ve agravada por una inflación mayor a la prevista en las economías avanzadas, ahora exacerbada por la presión de los productos primarios y la menor actividad económica mundial surgida de la agresión rusa. Las previsiones de crecimiento en Estados Unidos, la zona euro y Japón cayeron en 0,4, 1,0 y 0,6 puntos porcentuales, respectivamente, desde los cálculos de enero de 2022. Las subas en el precio del gas y petróleo, metales y granos podrían tener un incipiente impacto positivo en aquellas economías de ALC que tradicionalmente exportan estos productos, si bien el efecto general dependerá de las expectativas sobre la naturaleza transitoria de la suba de los precios de los productos primarios, así como de su volatilidad. En el caso de los importadores netos, una suba en el precio de los alimentos agravará la pobreza, mientras que una suba en el precio de los combustibles y los insumos significará un shock estanflacionario que acelerará la inflación y reducirá la producción.

El efecto neto es, probablemente, que frene aún más la recuperación de ALC en alrededor de 0,4 puntos porcentuales, de 2,7 por ciento en enero de 2022.

Los mercados parecen creer que tanto la inflación en las economías avanzadas como la suba en los precios del petróleo serán transitorias. Al momento de preparar este informe, las tasas de interés de los bonos del Tesoro de EE. UU. a 10 años permanecen por debajo de 3 por ciento, mientras que los mercados de futuros de los productos primarios prevén que el alza en los precios alcance su pico en abril, para posteriormente retroceder. Asimismo, los diferenciales del Índice de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI) —luego de un breve aumento tras la invasión rusa— se mantienen estables en un nivel moderado, indicando que no se prevé que las repercusiones de la crisis en Ucrania afecten la capacidad de pago de la región. Cualquiera sea el caso, la Reserva Federal de EE. UU. subirá las tasas de interés en los próximos trimestres, agudizando el dilema monetario que enfrentan las autoridades monetarias de ALC entre elevar los tasas de interés (buscando reducir la inflación y la presión devaluatoria) o reducirlas (para estimular el crédito y la actividad económica). La presión resultante sobre los tipos de cambio y el nivel de inflación en la región de ALC requerirá de nuevas subas en las tasas de interés, tanto para frenar la transmisión de precios impulsada por la devaluación que alimenta la inflación, como para defender el valor en moneda local de los pagos de deuda internacional. La historia apunta a un “ciclo dentro de un ciclo”, donde los bancos centrales primero suben las tasas de interés para alcanzar estos objetivos, para luego —cuando la inflación está medianamente bajo control— bajarlas con el fin de moderar los efectos contractivos sobre la recuperación.

Optimismo cauteloso en torno a la solidez del sector financiero. Las encuestas de seguimiento del Banco Mundial de julio de 2021 indicaron que, en varios países, entre el 40 por ciento y el 60 por ciento de las empresas han incurrido en mora a causa de la caída en los ingresos provocadas por la pandemia (Banco Mundial, 2021). Además de frenar la inversión, este sobreendeudamiento tenía el potencial de perjudicar al sector bancario a medida que los pagos atrasados se convertían en préstamos morosos o improductivos. En la mayoría de los países, sin embargo, las políticas de tolerancia que permitieron la refinanciación de préstamos bancarios finalizaron en el verano de 2021, sin un aumento en el número de préstamos morosos. Los bancos han estado incrementando activamente sus provisiones para pérdidas. Dicho esto, en muchos países una parte significativa de los préstamos fueron reprogramados, de los cuales algunos se volverán préstamos morosos y deberán ser provisionados, o se harán “perennes”, situación que reduciría el financiamiento para actividades más productivas. Los gobiernos también deberán simplificar los mecanismos de resolución de deudas, que en la actualidad son engorrosos, y monitorear la solidez sistémica.

Cambio de estímulo fiscal a consolidación fiscal. La disminución de los ingresos públicos y los extraordinarios esfuerzos para proteger a las familias y a las empresas durante la pandemia de COVID-19 derivó en déficits elevados y en un aumento de la deuda pública. El ratio promedio de deuda pública/producto interno bruto (PIB) en ALC creció abruptamente durante la pandemia —en 15 puntos porcentuales— hasta alcanzar 75,4 por ciento del PIB a finales de septiembre de 2021. Si bien este porcentaje disminuyó a 73 por ciento del PIB durante la recuperación, seguirá actuando como un freno a grandes inversiones de capital o inversiones que aumenten la productividad. Teniendo en cuenta la doble necesidad de que la trayectoria de las deudas públicas se vuelva más sostenible y también la de impulsar el crecimiento económico y la productividad, la realización de ajustes presupuestarios “inteligentes” es una tarea crucial. Esto supone una reducción del malgasto público (estimado en alrededor de 4,4 por ciento del PIB) y tomar conciencia del costo social y macroeconómico de subir impuestos, particularmente en aquellos países donde la carga tributaria ya es elevada.

Cambios en el contexto de crecimiento internacional

La crisis de COVID-19 se sumó a otra “década perdida” de bajo crecimiento en ALC. Desde 2010 y hasta que se desató la pandemia a principios de 2020, ALC creció al 2,2 por ciento anual, al tiempo que el resto del mundo lo hizo al 3,1 por ciento. Como ya se mencionó, las previsiones para 2022 y 2023 son igual de mediocres e insuficientes para aliviar la pobreza o disipar las tensiones sociales. El anterior Informe Semestral destacó una lista de déficits internos de larga data en infraestructura, educación, política energética, capacidades empresariales e innovación que han frenado el crecimiento de la región. Durante el período de la pandemia surgieron brotes verdes, especialmente en el ámbito digital; hoy en día la región es la mayor receptora de fondos de capital de riesgo en el mundo en desarrollo. Sin embargo, de no abordarse estos factores estructurales más profundos, es probable que el crecimiento anémico se mantenga y sea insuficiente para avanzar en la lucha contra la pobreza y aliviar las tensiones sociales.

También es cierto que el contexto de crecimiento internacional está mutando. En un mediano plazo de duración incierta, la agresión rusa a Ucrania y sus secuelas tendrán efectos contradictorios, con un impacto neto probablemente negativo. Ucrania es un gran exportador de granos, mientras que las restricciones que enfrentan el petróleo y los metales rusos probablemente resulten en aumentos de los precios de los productos primarios en los próximos años. Las sanciones y los trastornos a nivel mundial ya están impactando sobre el comercio y las cadenas de valor. Rusia en un gran exportador de fertilizantes a varios países de la región, y también un importante mercado para las exportaciones de otros. El fabricante brasileño de aviones Embraer interrumpió la entrega de repuestos y asistencia técnica al sector aéreo ruso; y Rusia es el cuarto destino de las exportaciones ecuatorianas. En general, la guerra presionará sobre una amplia gama de precios, tanto en las economías avanzadas como en ALC, exacerbando el dilema que enfrentan las autoridades monetarias.

Desafíos y oportunidades que brinda el crecimiento verde

Los impactos derivados del evento de fuerza mayor que representa el cambio climático, y los llamados insistentes a la acción en todos los niveles de gobierno, pueden en teoría ser aún más significativos y duraderos. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de noviembre de 2021, así como informes recientes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), hacen sonar las alarmas respecto a la aceleración del calentamiento mundial y la ventana de oportunidad cada vez más pequeña para evitar daños irreversibles. El Capítulo 2 explora la posición de ALC dentro de este entorno mundial cambiante: cómo contribuye la región al calentamiento global y su agenda para avanzar hacia un crecimiento más sostenible; cómo adaptarse a los cambios de política internacional que afectan tanto positiva como negativamente a las empresas, dependiendo de sus procesos productivos, tipo de producción y sector, y cómo aprovechar las oportunidades de crecimiento que ofrecen sus atributos únicos.

ALC contribuye poco a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI); los principales vectores son la agricultura y el cambio de uso de la tierra y silvicultura. De esta manera, la receta regional para la mitigación es única. La región contribuye aproximadamente el 8 por ciento de las emisiones a nivel mundial. A diferencia de la mayoría de las regiones, estas emisiones provienen en gran medida de la producción agropecuaria —particularmente la ganadería— y del cambio de uso de la tierra y silvicultura.

De todas formas, el cambio climático supone desafíos importantes para las economías de la región. Para empezar, es probable que las múltiples consecuencias del cambio climático empujen a entre 2,4 y 5,8 millones de personas a la pobreza extrema para el año 2030, principalmente a través de sus efectos sobre la salud, incluyendo aumentos en la prevalencia de retraso en el crecimiento infantil, enfermedades transmitidas por vectores y diarrea, causados por la falta de acceso al agua potable y saneamiento, calor excesivo e inundaciones más frecuentes. Los eventos climáticos extremos, como ciclones e inundaciones, afectarán las redes de transporte: 60 por ciento de la red en Jamaica, 50 por ciento en Haití, 35 por ciento en la República Dominicana y 25 por ciento en Bolivia son vulnerables. El costo total de todas estas perturbaciones en la infraestructura —energía, transporte y agua— como porcentaje del PIB es de casi 1 por ciento al año en la mayoría de los países, aunque podría llegar a 2 por ciento en la República Dominicana y 3 por ciento en Panamá. Estas cifras son importantes si se las compara con la inversión anual promedio en infraestructura, que es de aproximadamente 1,5 por ciento del PIB. De manera importante, sin acciones preventivas la agricultura probablemente se vea duramente afectada, con una reducción en los rendimientos de los cultivos en casi todos los países a excepción de Uruguay y en menor medida Chile. Asimismo, la red eléctrica de la región depende fuertemente de la energía hidroeléctrica. El cambio climático está modificando los ciclos hidrológicos, haciendo que la precipitación sea más variable y menos predecible, afectando la estabilidad general del sistema de generación de energía. Por último, la adopción paulatina por parte de la UE de los Mecanismos de Ajuste en Frontera de las Emisiones de Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés), que impondrían un arancel sobre los bienes intensivos en carbono o que tengan otros efectos perjudiciales para el medio ambiente, podría frenar las exportaciones de la región.

Reducir las emisiones impondrá costos importantes en algunos sectores. Durante la Conferencia sobre el Cambio Climático, muchos gobiernos de ALC se comprometieron a reducir sus emisiones de carbono, prometiendo eliminar el uso de carbón y reducir la deforestación para el año 2030. Queda claro que alcanzar estos objetivos requerirá de cambios significativos en la manera en que la región hace negocios, algunos de los cuales limitarán forzosamente el crecimiento de ciertos sectores. A largo plazo, la producción de petróleo disminuirá y el sector probablemente se convierta en un “activo varado”. Reducir la deforestación implica inevitablemente un freno a la expansión de la frontera agrícola (aunque no necesariamente de la producción) y a la silvicultura y minería no sostenibles. Bajo las actuales técnicas de producción, una reducción de las emisiones de metano derivadas de la ganadería pareciera requerir de una reducción en la cantidad de ganado. Si bien las industrias del acero, cemento y demás industrias manufactureras de la región contribuyen relativamente menos al cambio climático, estas disponen de pocos métodos sencillos para reducir las emisiones de carbono; esto supone que, en el corto plazo, los impuestos sobre el carbono reducirán la producción y elevarán los precios. Visto a través del lente de las tecnologías vigentes, dichas políticas restrictivas supondrán costos y probablemente enfrenten resistencia política.

Estos costos, sin embargo, pueden ser mitigados mejorando la capacidad de la región de identificar y adoptar tecnologías nuevas y más verdes. Un mensaje central de este informe es que la mitigación y la adaptación al clima deben ser vistas como asuntos de adopción e innovación tecnológica que colocan a esta agenda precisamente en el nexo con el crecimiento en general. Las nuevas tecnologías de gestión de ganado derivan en una ganadería con menos emisiones y las nuevas tecnologías agropecuarias mejoran los rendimientos y la productividad de las unidades productivas, aunque para ello la región debe adoptar estas tecnologías. Desafortunadamente, detrás del bajo crecimiento documentado en el Capítulo 1 subyace precisamente el bajo desempeño regional en términos de adopción e innovación tecnológica. Esta “agenda del conocimiento” o de la “innovación” debe ser el foco de los debates en torno al crecimiento y las prácticas verdes; mientras tanto, las posibles sinergias en términos de políticas de estas dos agendas son enormes.

Aun así, ALC posee una tremenda “ventaja comparativa verde” que le brinda la oportunidad de generar nuevas industrias y exportaciones. La región ostenta una de las redes eléctricas más verdes y una de las economías menos intensivas en carbono del mundo. Esto significa que en muchos casos sus productos podrían cumplir los requisitos CBAM con más facilidad e incluso obtener un valor adicional “verde” o de “calidad ambiental” en los mercados internacionales.

ALC tiene un gran potencial para generar energía renovable. Argentina, Chile y México albergan grandes desiertos con la capacidad de instalar parques solares muy productivos, mientras que la subregión patagónica tiene un enorme potencial para la generación de energía eólica terrestre; la región además cuenta con una línea costera interminable apta para parques eólicos marinos. América Central, el Caribe y partes de América del Sur también tienen potencial para la generación de energía geotérmica. La región ha sido capaz de innovar en la incorporación de energía renovable a su matriz energética y cuenta con un mercado floreciente que facilitará su categorización como productor verde.

Su enorme potencial para la generación de energía renovable podría ser un catalizador importante para el desarrollo de hidrógeno verde como fuente de energía alternativa y de potenciales exportaciones.[2] El hidrógeno verde puede entenderse como una forma de “almacenar” la energía renovable intermitente. Eventualmente, este podría ser usado para impulsar barcos, aviones y otros medios de transporte que no pueden ser electrificados fácilmente, así como combustible para industrias como el acero y el cemento, que exhiben el mismo problema. También puede ser un insumo para “fertilizantes verdes”. Varias empresas extranjeras ya están trabajando junto a autoridades chilenas y existe un creciente interés por producir hidrógeno verde en Argentina, Brasil y México. La industria se caracteriza por sus grandes economías de escala, dándole una ventaja a los primeros en promover su producción. Por lo tanto, es probable que su adopción deba ser coordinada junto a otros sectores, especialmente los sistemas de transporte público, que podrían garantizar un mercado en las etapas iniciales.

Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, México, Perú y Trinidad y Tobago también cuentan con grandes reservas de gas natural, considerado una fuente de energía de “transición” más limpia que sirve para reemplazar fuentes más contaminantes, como carbón y petróleo, y que también facilita la integración con las energías renovables. Un factor de complicación es que el gas natural a menudo se produce junto con la extracción de petróleo y la viabilidad a largo plazo de la producción de petróleo está en duda. Asimismo, la naturaleza duradera de la nueva infraestructura gasífera significa que no siempre esta es consistente con la necesidad de descarbonizar las economías para el año 2050, y podría resultar en una dependencia del carbono a largo plazo.

La región también está altamente urbanizada, y su densidad posibilita el surgimiento de economías de escala en conservación, descarbonización del transporte urbano, eficiencia energética, gestión de residuos, iniciativas de la economía circular[3] y, de forma más general, genera menores requisitos de infraestructura per cápita.

ALC posiblemente posea una de las mayores reservas del mundo de dos ingredientes clave para las tecnologías verdes: litio, fundamental en la producción de baterías, y cobre. Sesenta por ciento de las reservas mundiales de litio se encuentran en Argentina, Bolivia y Chile. El reto para la región es el de transformar la extracción de estos recursos en clústeres de conocimiento con mayor valor agregado que puedan generar la capacidad doméstica de mantener al sector extractivo en la frontera tecnológica y de sostenibilidad y evolucionar a lo largo de la cadena de suministro hacia industrias subsidiarias como las baterías.

Por último, ALC está dotada de un enorme capital natural —agua dulce, árboles, biodiversidad— que ofrece la posibilidad de nuevas industrias basadas en la ventaja que tiene la región de albergar la mitad de la biodiversidad del mundo, así como extensos bosques que pueden ser la base de una cadena de valor de silvicultura sostenible y de iniciativas de ecoturismo, además de servir como importantes sumideros de carbono. De hecho, la región es tan importante para la trayectoria climática que existe una fuerte presión a nivel mundial para un desarrollo más limitado y sostenible de la cuenca amazónica, el mayor sumidero de carbono del mundo. En principio, los beneficios climáticos de los proyectos de forestación y reforestación pueden ser “exportados” como servicios ambientales mediante la venta de créditos en los mercados voluntarios de carbono.

Políticas complementarias

Aprovechar estas oportunidades verdes requerirá de una combinación de incentivos, instituciones, coordinación e inversiones públicas clave. Una política crucial es dar con los precios adecuados, cerciorándose de que incluyan los costos ambientales: reformar los subsidios a los combustibles fósiles y establecer impuestos sobre el carbono y esquemas de comercialización de emisiones. Estos pasos permitirán y promoverán la adopción de muchas de las actuales tecnologías bajas en carbono. También es fundamental establecer mecanismos independientes de verificación y trazabilidad creíbles que posibiliten el acceso a ‘primas verdes’ (y eviten los impuestos futuros) para los productos, permitan la exportación de créditos/compensaciones de carbono, y saquen provecho de los crecientes mercados de financiamiento verde.

Es importante reconocer que muchas de las tecnologías de adaptación y mitigación también elevan la productividad. La agricultura climáticamente inteligente, por ejemplo, ayudará a los países a adaptarse a los cambios en los patrones de lluvia a través de un uso más eficiente del agua y un menor uso de fertilizantes (evitando las emisiones), mejorando de esta manera la productividad de los productores. Los gobiernos pueden acelerar la adopción de tecnologías que promuevan el crecimiento mientras se adaptan y mitigan el cambio climático, atenuando la incertidumbre a través de compromisos en términos de política, diseñando planes a largo plazo creíbles, realizando inversiones complementarias y utilizando mecanismos de reducción del riesgo para disminuir los riesgos percibidos y los costos de financiamiento.

En última instancia, existe una complementariedad básica entre la agenda de la innovación y la agenda del crecimiento verde. Los requisitos para la adopción de tecnologías bajas en carbono son similares a la adopción de cualquier otra tecnología. Adaptarlas al contexto local requiere de talento en ingeniería, investigación y desarrollo (I+D) y capacidad inventiva. Al no invertir en estas capacidades en el pasado, ALC no fue capaz de explotar las oportunidades para crecer y diversificarse. Por lo tanto, desarrollar la capacidad de innovar —invirtiendo en el capital humano, físico e institucional necesario— es crucial para aprovechar las oportunidades de crecimiento verde y asegurar una transición fluida hacia una economía baja en carbono.

Perspectivas de crecimiento para la región

Referencias

Banco Mundial (2021). Recobrar el crecimiento: Reconstruyendo economías dinámicas pos-COVID-19 con restricciones presupuestarias. Informe semestral de ALC (octubre). Washington, DC: Banco Mundial.


[1] La inflación general incluye los precios de la energía y alimentos. La inflación núcleo no.

[2] El hidrógeno verde se define como aquel que se produce mediante la fisión del agua en hidrógeno y oxígeno a través de electricidad renovable. El hidrógeno tiene una variedad de usos, desde el transporte no electrificable hasta fertilizantes. También se produce hidrógeno “gris” o “azul” mediante procesos que emiten carbono (gas natural), con diferentes grados de captura de carbono.

[3] La economía circular se refiere a una economía que incorpora procesos industriales y actividades económicas restauradoras o regenerativas por designio, permitiendo que los recursos utilizados para la producción de artículos finales conserven el mayor valor durante el mayor tiempo posible, y que busca eliminar los residuos. Una economía circular reduce el uso de materiales, los rediseña para utilizar insumos de forma menos intensiva y recupera los “residuos” como un recurso para fabricar nuevos materiales y productos.

 21 min


Hugo Prieto

La destrucción en Venezuela ha sido de tal magnitud que lo que hagamos para recuperar los niveles de bienestar que alguna vez tuvimos nos va a costar Dios y su ayuda. Los eslabones de las cadenas de producción de muchos productos, sencillamente, están rotos. Sin embargo, la visibilidad de que hay una recuperación en marcha gana voluntades en la opinión pública. ¿Un espejismo? ¿Simple y pura negación? ¿Regalo de reyes? Si abrimos los ojos -si apenas echamos un vistazo- veremos que el tejido industrial es una ruina, mientras el aumento de la producción petrolera es cortesía de los ayatolas iraníes.

Puede ser que los vecinos de su edificio hayan hecho una vaca para perforar un pozo a 120 metros de profundidad y el agua subterránea fluya por las tuberías las 24 horas del día. Asimismo, puede que hayan contratado los servicios de una empresa de telecomunicaciones para que el internet llegue a la computadora y a los teléfonos móviles. Incluso, puede que haya una planta eléctrica y las velas o las linternas sean cosas del pasado. ¿Pero tiene usted una idea de las inversiones que hay que hacer para que, en un lapso de al menos tres años -siempre y cuando las cosas se hagan bien-, Venezuela recupere los servicios públicos que tuvo en el pasado? Nada menos que 30.000 millones de dólares.

Hay nichos, oportunidades de negocios, en los servicios públicos en los que participan empresarios que obtienen beneficios tangibles. Empresas de telecomunicaciones que utilizan la infraestructura de CANTV, que tienen entre 2.000 y 3.000 clientes, empresas que tienen camiones cisternas para llevar el agua hasta el tanque de su edificio. Uno podría pensar que el gobierno de Nicolás Maduro le ha abierto las puertas a la privatización. Pero no es cierto. “Más que una privatización, lo que hay es una ausencia del Estado”, dice José María de Viana*.

¿Cuál sería el factor más relevante para recuperar los servicios públicos en Venezuela?
Más que los activos -maquinarias y bienes de capital- lo más importante de una nación es la gente. Venezuela perdió su mejor talento, entre los 30 y 40 años. Es decir, el de mayor liderazgo productivo. Ellos continúan en crecimiento profesional, continúan conectados al conocimiento y la tecnología. Desafortunadamente, lo que sabemos por la experiencia de otras diásporas es que ellos no van a regresar, porque han construido sus vidas en otros sitios. Pero siempre y cuando se ofrezcan los incentivos adecuados, un contingente de la diáspora podría volver al país. Eso también lo sabemos. Además, se podrían construir canales de comunicación, de intercambio de experiencias, para que los venezolanos que se fueron nos representen en el mundo.

Me gustaría plantear la pregunta de una forma más precisa. ¿A qué obedece el cambio de percepción, digamos, la mejoría que estamos viendo?

Creo que ha habido un cambio de dirección en el Gobierno, lo queramos reconocer o no. La conducción económica del país ha pasado de la asesoría cubana y de factores de la izquierda española (Podemos) a gente que conoce a fondo la experiencia, el proceso, ecuatoriano. Un país que, bajo la gestión de Rafael Correa, entendió la importancia de la liberalización en ciertos sectores de la economía. El Gobierno está aplicando medidas que pudiéramos señalar como razonables y entiende que la economía es una fuerza real que no necesariamente depende de la política y mucho menos de la ideología. Entre esos elementos de liberalización, quizás el más importante es el de la dolarización.

Sin mucho ruido, se liberó el tipo de cambio y el control de precios.

Sí, en productos de primera necesidad e inclusive en los combustibles. Facilitaron la entrada de remesas y las operaciones en dólares -especialmente en el sector comercio-, lo cual brinda una protección contra la inflación muy poderosa. Es decir, hay un proceso de liberación que, en algunos aspectos, se parece a lo que hicieron los ecuatorianos. Y eso introduce algunos nichos que, desde el punto de vista económico, son un buen negocio. Lo que es cierto es que el abastecimiento de alimentos, de medicinas y de otros rubros ha mejorado substancialmente. A precios mucho más elevados, ciertamente, pero también es verdad que la gente que presta servicios o realiza trabajos a destajo o artesanales viene ajustando sus precios. A una empleada del sector público le conviene más planchar en una casa y cobrar 15 dólares.

¿Qué tanto hay de sustentabilidad en el proceso que describe?

Hay que reconocer que este Gobierno es un maestro de la propaganda. Es decir, ¿cómo hacer que, en el momento más oscuro de la economía venezolana, la gente tenga la percepción de que hay un proceso de crecimiento? Las acciones que se han tomado no resuelven el tema de la pobreza, no resuelven el tema de la desigualdad, tampoco del empleo. Ni en mucho los servicios públicos. ¿Por qué? Porque eso significa una inversión muy importante. ¿Qué hicieron? Si viene un señor interesado en prestar servicios de internet, CANTV permite que utilice sus ductos. El Gobierno ha dado licencias a una cantidad de operadores pequeños, con 2.000 o 3.000 clientes en el interior del país, pero eso no es suficiente, entre otras cosas, porque los servicios públicos es un tema colectivo y de grandes dimensiones. Más que una privatización, lo que ha habido es una ausencia del Estado.

Chacao, al igual que Baruta y El Hatillo, es un municipio relativamente limpio, pero Libertador es un basurero a cielo abierto. ¿Qué explicaría este contraste?

En Chacao, Baruta y El Hatillo la mayoría de los usuarios tienen suficiente capacidad de pago para financiar el servicio de aseo urbano, digamos, la recolección de la basura, porque es muy poco lo que se hace en materia de clasificación y separación de desechos. Es decir, en reciclaje. En Libertador el servicio es muy deficiente, porque es un municipio mixto, donde hay un número importante de usuarios que no tienen capacidad de pago. Eso obliga a la intervención del Estado. ¿Qué supone eso? Que yo utilizo recursos provistos por usuarios formales para financiar a los usuarios informales. ¿Para qué? Para que el servicio sea universal y funcione para todo el mundo.

Si ponemos la lupa sobre el mapa de las telecomunicaciones, veremos puntos luminosos a lo largo y ancho de la ciudad. A primera vista, la composición de los usuarios pareciera aleatoria.

Yo no hago nada dejando que fulano y mengano monten una pequeña empresa con 2.000 o 3.000 clientes para que presten servicio de internet o permitiendo que Pedro Pérez meta fibra óptica por el ducto de CANTV. Pero el Estado se está haciendo el loco. Algo similar ocurre con el servicio de agua. Se están perforando pozos en distintos sitios de la ciudad y el Estado, cuya obligación es supervisar esos trabajos, garantizando la calidad del agua que consumimos y la explotación racional de los acuíferos, está mirando para otro lado.

¿Qué daño ecológico se está produciendo?

Aún es muy temprano para saber cuál va a ser el impacto, el daño ecológico, de esa explotación. Hasta los años 50, Caracas se abastecía del agua de El Ávila y de pozos que había en El Paraíso y el noreste de la ciudad. Pero en el año 1977, el sistema Tuy II le suministró a la ciudad 7.000 litros por segundo. ¿Cómo se logró eso? El Estado prohibió el uso de los pozos para que los usuarios de mayor consumo -industrias y grandes empresas, así como usuarios de alto poder adquisitivo- se conectaran al acueducto. De lo contrario, no había forma de financiarlo.

¿La desconcentración industrial (iniciada en el primer gobierno del expresidente Carlos Andrés Pérez) está jugando a favor de la preservación de los acuíferos?

Y también -y esto es lo realmente importante- porque hubo una reconstrucción del acueducto. El expresidente Pérez pensaba que la insurrección política podía comenzar por la escasez de agua. Así no los hizo saber después de que fue a inaugurar unas farmacias populares en Coche. No todos pensaban que ese problema tenía solución, porque la falta de agua en Caracas venía desde la colonia. Recordemos el reportaje que escribió García Márquez en Bohemia. El Tuy 3, que se construyó en el gobierno del expresidente Herrera, tiene la capacidad de traer 20.000 litros a la ciudad. Pero el diablo está en los detalles. No es suficiente que construyas el acueducto. El sistema tiene que funcionar. Si se daña una bomba, la tienes que reemplazar. Lo importante es que nosotros demostramos que este problema se puede resolver, sin que vengan los marcianos o que inviertas enormes cantidades de dinero. En el gobierno del expresidente Caldera se flexibilizaron las tarifas, era un Gobierno que, en términos fiscales, podía ayudar muy poco, pero permitió que a los mayores consumidores se les cobrara más que a los habitantes de La Dolorita o la parte alta de Carapita.

¿Se dividió a la ciudad en estratos, como ocurre en Bogotá?

En Caracas había dos estratos, en Bogotá hay seis. Recordemos que en Caracas hay 12.000 edificios, en números gruesos, 240.000 apartamentos. Si la factura llega a todos los condominios, allí hay un paquete importante de cobros. Aplicamos un baremo, diseñado por economistas, y al mejorar el servicio, el agua dejó de ser un malestar social. Al final de nuestra gestión, el problema del agua era el número 10. De ahí viene lo que yo entiendo es un servicio público. Lo importante es que tú prestes un servicio universal, que le llegue a todo el mundo, con tecnología actualizada y a menor costo.

Producto de la crisis económica y la contracción del ingreso, más de 8 millones de líneas telefónicas móviles se desactivaron. ¿Qué implica esta tendencia?

Yo lo que sé es que tanto CANTV como Movilnet no están cobrando el servicio, aunque recientemente están emitiendo facturas que reflejan un aumento en las tarifas. Lo cierto es que lo que entra a esas empresas, que es el oxígeno de cualquier actividad empresarial, ni siquiera cubre la nómina y los gastos. Movilnet llegó a ser líder del mercado y tenía una participación del 50 por ciento del mercado en líneas móviles, pero la gente migró a otras operadoras por obsolescencia tecnológica y para muestra un botón: el único operador de líneas móviles que no tiene cobertura nacional de cuarta generación es Movilnet.

¿Qué sugiere el deterioro de las plataformas tecnológicas? ¿Qué se podría hacer?

Una sería reconstruir CANTV… pero yo creo que el Gobierno entendió su incapacidad. Para manejar una empresa de esas dimensiones tengo que tener una organización de gerencia competente, que pueda sacar adelante una estructura muy dañada. Que lo haga en un lapso razonable y bajo una administración sometida a controles. No será fácil reconstruir las empresas. En la nómina de Movilnet, por ejemplo, había 2.000 personas y 400 ingenieros. La inmensa mayoría se fue del país. Ningún profesional competente va a regresar a vivir una aventura llena de riesgos.

Visto el panorama, ¿usted cree que Venezuela pueda volver a tener servicios públicos universales y eficientes?

Eso supone una inversión muy importante. En agua, por ejemplo, tenemos que invertir 1.500 millones de dólares en tres años; en energía eléctrica 15.000 millones de dólares y en el caso de las telecomunicaciones, dependiendo de lo que quieras hacer, 10.000 millones de dólares. Venezuela no dispone de esos recursos, nuestro ingreso (per cápita) compite con Haití y Nicaragua. Pero peor que pobre es la desconfianza. La percepción de Venezuela en el mundo es que este es un país en el que hay mucha corrupción, mucho aprovechamiento privado de los fondos públicos. Muchos negocios turbios y poca, por no decir nada, transparencia para el manejo del crédito internacional.
No solamente el juego político está trancado. La crisis va mucho más allá. Es cada vez más compleja y difícil de resolver.
Los aliados del gobierno están haciendo negocios a corto plazo, en actividades muy focalizadas (oro, coltán, petróleo), pero mientras no abras el mercado a los grandes jugadores, tu producción será esa: un millón de barriles diarios.

¿No es una ironía? El país con las principales reservas de petróleo del mundo apenas produce un millón de barriles. Es como si un gigante de 2 metros comprara su ropa en el departamento de niños.

Reconstruir la economía y los servicios del país significa un desafío muy importante, significa reunir mucho talento gerencial y económico, porque tienes que hacer grandes inversiones y hacerlas bien. En materia de comunicaciones, por ejemplo, tienes que resolver el problema de CANTV, porque es el operador más grande con la infraestructura más importante. Si permites que participen otras operadoras, las estaciones tienen que tener energía y aire acondicionado. Gran parte de las averías que hemos tenido en ABA, no dicho por mí, sino por los sindicatos, es que se han dañado los circuitos electrónicos porque los aires acondicionados (que son de precisión) no funcionan.

Queda pendiente la resolución de los grandes problemas que enfrentamos los venezolanos.

Resolver el tema internacional (las sanciones) pasa por resolver el tema político, así como el tema de Derechos Humanos. Supone cosas que el Gobierno no está dispuesto a enfrentar ahora, no sé si dentro de tres meses quiera. Aquí es mucho más fácil traer cualquier cosa de Miami que de Barquisimeto. Lo único que está funcionando es la importación de insumos puerta a puerta. ¿Eso reconstruye el país? No. ¿Eso encadena los eslabones de la producción? No. ¿Resuelve uno de los problemas del país? Sí, en alguna medida, el abastecimiento. Y eso es lo que ha hecho el Gobierno. Hay que reconocer que estos señores tienen una capacidad para mimetizarse que no es despreciable.

Ingeniero civil por la UCAB, expresidente de Hidrocapital y de Movilnet.

Prodavinci

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Fernando Mires

Conmoción produjo en los medios de comunicación alemana el hecho de que el Presidente Zelenski de Ucrania no hubiera admitido la participación del presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, en la comitiva visitante formada por Polonia y los tres países bálticos. El hecho de que el presidente alemán hubiese sido “irrespetado” desde Kiev, no fue precisamente –según gran parte de la prensa alemana- una demostración de tacto diplomático. Tampoco las razones aducidas. Steinmeier, afirman los críticos de Zelenski, ya se había disculpado públicamente de su larga participación en el proyecto Gasprom-2 que llevaría a Alemania a una ominosa dependencia estratégica con respecto a la Rusia de Putin.

Nadie puede arrogarse el derecho a repartir culpabilidades por hechos ocurridos en el pasado, aunque estos hubiesen incidido en el presente. Nadie sabe tampoco hacia dónde conducirán los sucesos de hoy. Nadie, en fin, puede ser declarado responsable por lo que no ha previsto. El camino que conduce al infierno está sembrado de buenas intenciones, ha demostrado ser un dicho muy sabio.

Por los motivos expuestos, no parece entonces fuera de órbita pensar en que lo sucedido no fue una consecuencia de la actitud exageradamente condescendiente que mantuvo el presidente Steinmeier durante más de veinte años con la Rusia de Putin, sino de razones más recientes. Una pista nos la dio el mismo Zelenski al señalar que él estaría muy contento de recibir en Kiev al canciller Scholz. Evidentemente, no se trata de una preferencia personal de Zelenski por Scholz. O de una animosidad también personal en contra de Steinmeier. Después de todo, Scholz y Steinmeier pertenecen al mismo partido. Las implicaciones en los negocios del gas entre Rusia y Alemania comprometen no solo al actual presidente, también a una cantidad de funcionarios socialdemócratas y democristianos, comenzado por el propio ex canciller Gerhard Schöeder (hoy afincado en Moscú) y quizás al mismo Olaf Scholz. Podemos pensar así que para Zelenski, más gravitantes que los acontecimientos del pasado, son las actuaciones recientes de la clase política alemana a la que Steinmeier representa. Y entre ellas, la más grave es la de no haber apoyado desde un comienzo y de un modo contundente a la lucha de liberación nacional que libran los patriotas ucranianos en contra del invasor ruso.

Basta decir que en materia de envío de armas a Ucrania, Alemania figura en el quinto lugar, posición muy penosa para un país considerado como la primera potencia de Europa. La ayuda de Alemania, comparada con la de otros países europeos, ha sido tardía, indecisa, y lenta. Eso lo dicen abiertamente los políticos europeos. De ahí que, probablemente, al no aceptar la presencia de Steinmeier y sí la de Scholz, Zelenski intentó hacer una diferencia simbólica que, evidentemente, no entendió la clase política y mucho menos la prensa alemana. Esa diferencia deriva de las distintas funciones que cumplen Steinmeier y Scholz.

Mientras Steinmeier representaría a la autoridad moral del Estado, Scholz, en tanto canciller, representa a la autoridad política. Como es obvio, Zelenski está obligado a mantener relaciones políticas con el gobierno alemán. No así con su representación moral. Traduciendo la simbología de Zelenski a un lenguaje político, podemos decir que el presidente ucraniano intentó hacer una separación entre la Alemania moral y la Alemania política. Hilando más fino, Zelenski habría querido demostrar que, en el caso de Alemania, la moral y la política no caminan tomadas de la mano o, lo que es parecido: que hay una disociación entre moral y política no advertida en los burocratizados círculos de poder alemán.

Esa disociación entre política y moral a la que apunta Zelenski es grave, y lo es tanto para la política como para la moral. Cerrar esa disociación es, en consecuencia, uno de los imperativos categóricos para la realización de una buena política y de una buena moral. Así lo estableció Immanuel Kant en uno de sus más conocidos y célebres dictámenes. “La verdadera política” – escribió el gran filósofo- “no puede dar ningún paso sin pagar tributo a la moral. Y si la política es un arte muy difícil, unir la moral y la política no es ningún arte pues ambas forman un nudo que no se puede desatar en tanto ambas (política y moral) no entren en conflicto”. (Paz Perpetua, 1795)

Si seguimos las palabras de Kant, es evidente que para el presidente de Ucrania existe en Alemania un conflicto entre política y moral, un conflicto negado desde Alemania por una parte de su clase política. El argumento de esa negación es que Alemania ha solidarizado económica y militarmente con Ucrania, aunque no al precio de poner en peligro su economía o el bienestar de sus habitantes. Como dijo en un foro televisivo un representante de gobierno: para seguir ayudando a Ucrania y a otras naciones no podemos arruinar nuestra economía. Desde un punto de vista formal, suena bien. Y sin duda sería una posición correcta si partiéramos de la premisa de que se trata solo de ayudar a un país caído en desgracia frente a un brutal invasor. Sin embargo, esa, como han advertido con vehemencia tres miembros del partido Verde –Anton Hofreiter, Marieluise Beck y Ralf Fücks- es una falsa premisa.

No se trata de que la hecha a Ucrania sea una agresión a un país europeo que no es miembro de la NATO ni de la UE, sino a todo el Occidente político, como no ha tratado de ocultarlo el mismo Putin. En otras palabras, en Ucrania está teniendo lugar en estos momentos una guerra en contra de toda la Europa democrática. Los ucranianos están defendiendo a su país, pero también a todos los acuerdos y leyes nacionales e internacionales que hicieron posible a la Europa de hoy. Como dijo claramente Zelenski en un mensaje dirigido a los gobiernos europeos: “nosotros estamos conteniendo a un enemigo mortal para que ustedes vivan en paz. La ayuda que exigimos no es solo para nosotros, es también para ustedes”.

En fin, estamos hablando de una guerra que no solo compromete a Ucrania, las instituciones y gobiernos europeos, sino a todo el mundo democrático.

No es casualidad que los gobiernos que apoyan a Putin sean todos autocráticos o dictatoriales. La Rusia de Putin es la vanguardia mundial de una contrarrevolución antidemocrática que tiene lugar en diferentes puntos del planeta. Dentro de Rusia, también. No deja de llamar la atención de que mucho mejor que Alemania lo entendió un país tan alejado de Europa como Australia que, sin ser miembro de la NATO, supo lo que estaba en juego y no vaciló en enviar armas a Ucrania.

Ucrania está situada en la primera línea de una batalla internacional, hay que decirlo de una vez. Son generales ucranianos, no alemanes, los que deben determinar cuáles y cuantas son las armas que necesitan para combatir al enemigo invasor. Toda Europa democrática debe ponerse a su disposición e incluso, si es necesario, bajo sus órdenes. Incluso desde el punto de vista de la pura razón económica, la que parece ser dominante en la política alemana, los gobiernos europeos deberían calcular que gastar el máximo posible en la defensa de Ucrania puede ser un buen precio comparado con lo que toda Europa tendría que pagar en caso de que Putin logre hacerse de Ucrania. Putin, que nadie lo dude, apuntará a Moldavia, Rumania, Polonia, Bosnia y Herzegovina, Finlandia, Estonia, Lituania y Letonia.

La disociación entre política y moral sobre la que alertaba Kant, ha sido llevada por Putin hacia sus máximos extremos. Putin ya es la persona más odiada del mundo. Pero eso no le interesa, mientras sea la más temida. Putin ha perdido todas sus batallas políticas. Eso tampoco le interesa: su único objetivo es ganar las batallas militares y de ellas, la más decisivas, tienen lugar en Ucrania.

De nada servirá a Occidente un triunfo moral y político si pierde la guerra militar. La libertad se defiende, y en este momento con armas y en Ucrania. Ese y no otro fue el llamado de atención que quiso estatuir Zelenski: Sacar a Alemania de su abulia burocrática y economicista para hacerla regresar al mundo real que en estos momentos no es el de la paz sino el de la guerra.

Al no aceptar la presencia del presidente alemán en Kiev, Zelenski tuvo sus razones. Alemania debe cerrar de una vez por todas la brecha entre política y moral (o atar el nudo desatado entre política y moral, para usar la expresión de Kant) y romper así con la costra anti-política formada bajo la sombra de Angela Merkel.

Al fin y al cabo, Immanuel Kant era alemán (prusiano). La ciudad en la que nació y vivió toda su vida, Könisberg, fue anexada por el imperio ruso en 1946 y hoy lleva el nombre de Kaliningrado.

14 de abril 2022

Polis

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​José E. Rodríguez Rojas

El historiador Rafael Arráiz Lucca conduce un programa denominado “Venezolanos” en el cual abordó recientemente la vida y obra de Carlos Andrés Pérez (CAP). A juicio del historiador CAP es un personaje histórico que fue una figura central en la democracia venezolana, cuya evaluación está pendiente. Como personaje histórico fue contradictorio, pero demostró a lo largo de su carrera política un talante democrático que tirios y troyanos le reconocen, reconocimiento que se ha incrementado con el tiempo.

El carácter contradictorio de CAP se reflejó en los dos gobiernos que dirigió, uno de naturaleza estatizadora donde la intervención del Estado llegó a niveles estratosféricos y el otro de naturaleza liberal orientado a desmantelar la intervención del Estado en la economía. Arraiz Lucca se pregunta por cuál de estos gobiernos lo evaluará la historia, por su rol como estatizador o como liberal.

En su segundo gobierno, que se inició a finales de la década de 1980, Carlos Andrés trató de llevar a cabo un viraje en las políticas públicas priorizando la integración con el Pacto Andino, lo cual esbozó en su programa de gobierno y en la campaña electoral. Sin embargo ello implicaría la instrumentación de duras medidas como la eliminación de subsidios que afectarían fuertemente a la población, la mayoría de los cuales creían que en su segundo gobierno se repetirían las políticas estatistas del gobierno previo. El viraje era necesario además, porque el gobierno previo de Lusinchi había dejado las reservas internacionales en niveles insignificantes.

El gobierno de CAP se vio obligado a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) el cual le ratificó la necesidad de instrumentar el viraje hacia las políticas liberales, el cual se estaba llevando a cabo en otros países de la región como Argentina y México.

Sin embargo, al instrumentar la eliminación del subsidio a la gasolina estalló una revuelta social que se conocería como El Caracazo, reflejo de que la población no estaba preparada para las duras medidas que venían. A las tensiones sociales generadas por las reformas se unió la labor de zapa de un grupo de personalidades, conocidos como Los Notables, que se oponían a las reformas, más por razones personales que ideológicas. El grupo estaba dirigido por el escritor Arturo Usar Pietri. Las tensiones sociales y la labor de Los Notables allanaron el camino para que un grupo de conjurados militares se animaran a llevar a cabo sus planes insurreccionales, los cuales concretaron el 4 de febrero de 1992.

Una vez sofocado el golpe se convocó una reunión del Congreso Nacional, en la mañana del 4 de febrero, a la acudió presuroso el líder socialcristiano Rafael Caldera. En la sesión del congreso Caldera intervino para condenar el golpe de estado y justificar en forma comprensiva las razones para la insurrección de los conjurados militares. De este modo se conectó con el sentimiento mayoritario de la población que condenaba el golpe pero deseaba un cambio. Su candidatura que estaba bien posicionada en las encuestas, subió como la espuma. Algunos dicen que esa mañana ganó las elecciones.

La coyuntura fue aprovechada por un representante de la izquierda radical para solicitar un antejuicio de mérito contra el presidente, ante el Fiscal General Ramón Escobar Salón por el irregular manejo de la partida secreta. La solicitud fue diligentemente tramitada ante la Corte Suprema de Justicia la cual la declaró con lugar.

Eminentes juristas han concluido que ni la solicitud ni la sentencia tenían fundamentos legales y que se cometió un abuso de derecho. Al final se impuso el talante democrático de Carlos Andrés quien entregó el poder a pesar de estar consciente de que se trataba de una maniobra palaciega, sin base legal. La defenestración de CAP generó una crisis en la democracia que abrió las puertas al surgimiento de nuevos actores políticos entre los cuales destacaron los conjurados militares, que con el pasar del tiempo ascendieron al poder.

La personalidad contradictoria de CAP se reflejó también en que a pesar de su experiencia en la develación de golpes militares en la década de 1960, no hizo nada para desmantelar la insurrección de los llamados Comacates, a pesar de que había sido informado de sus actividades. A ello se añade que a pesar de su experiencia y conocimiento en las artes políticas, tampoco hizo mayor cosa para paliar las tensiones generadas por las reformas y el país le ardió por los cuatro costados. Sin embargo lo que el historiador Arráiz Lucca llama contradicciones de CAP no justifican la acción de los que por oportunismo o enemistad personal contribuyeron a su defenestración, hundiendo a la democracia venezolana en una crisis.

Nota: este escrito es una síntesis del programa “Venezolanos” conducido por el historiador Rafael Arráiz Lucca de fecha sábado 9 de abril, del 2022. Transmitido por Unión Radio. Tratamos de ajustarnos a las ideas del historiador a excepción de las últimas líneas.

Profesor UCV

 3 min


Jesús Elorza G.

En casi todo el territorio venezolano hay una costumbre en la que distintas comunidades tienen una amplia participación, el Domingo de Resurrección. Se trata de La Quema de Judas, esta tradición tiene un significado simbólico de justicia popular, pues a través de esta el pueblo expresa sus quejas y descontentos con relación a los acontecimientos políticos y comportamiento de figuras públicas y funcionarios del estado, de igual forma trata de dar finiquito simbólico a la cuaresma para garantizar su resurrección el próximo año. El motivo original es recordar la traición de Judas a Cristo, y simbólicamente alude a la deslealtad del personaje escogido para ser el Judas, a su pueblo, comunidad o hasta el país. Se identifica con Judas no solo a quien traiciona, se lleva la asignación de su significado a cuanta manifestación de maldad pueda pensarse, siendo tan significativa su acción que pocos padres, por no decir que ninguno, le colocarían ese nombre, Judas, a un hijo suyo

La ceremonia comienza cuando es seleccionada la persona que, por sus accione, sea considerada una amenaza para la sociedad y que por lo tanto, merecedora de burlas o escarnios.

Este año, nuevamente fue escogido de manera unánime en todas las parroquias, municipios, gremios, sindicatos y comunidades universitarias del país, Nicolás Maduro, por su autocrático y militarista desempeño como gobernante. Fueron objetos de la burla del pueblo, su incapacidad y la de sus ministros para atender y resolver los problemas. Entre los versos que configuraron los distintos testamentos, resaltan los siguientes:

I

Yo soy Madujudas El Bigotúo

y me vengo a presentar

ante el mundo universitario

que me he propuesto eliminar

II

Si usted no me reconoce

no se vaya a molestar

ya que en el salón de clase

nunca me quise sentar

y por eso la ignorancia

es mi compañera sin igual.

III

Sé que muchos me repudian,

y me quieren suplantar

por ser corto de ideas

y de poco razonar

pero aquí les traigo algo

para a todos aclarar,

y les presento una idea mía

para que las Universidades

no tengan autonomía.

IV

A todos los implicados

en el mundillo universitario

después de analizarlo mucho

los puse a comerse un cable

con salarios y pensiones

para que se mueran de hambre.

V

Para reducir las tensiones

con la comunidad universitaria

me deje de tontería

después de parlar con Cilía

y contarle mis visiones

acabé con los Institutos de Previsiones.

VI

Del Nuevo Poder Obrero

les cuento sin dolor

que, aunque usted lo esperaban

no tengo tabulador

para garantizarles sus sueldos

y una que otra cuestión

teniendo todos sus contratos

metidos en un congelador.

VII

A los profesores universitarios

a quienes me dirijo con honor

con mucha emoción les digo

que las Normas de Homologación

como muchas otras promesas

las mandé pal carajo con toda mi intención.

VIII

En este desgobierno que dirijo

con holgura sin igual

les cuento a mis compañeros

sobre la Seguridad Social,

y como a mí no me conviene

que la vayan a utilizar

el conocido HCM

se los voy a eliminar.

IX

Y llegando a mi final

con el Petro soberano

a los trabajadores universitarios

le metí medio palo marrano,

X

Tengo siempre presente

a los trabajadores universitarios en mi mente

que con la seguridad social que hoy les ofrezco

sin lugar a dudas están condenados a muerte.

XI

Antes de que me prendan candela

a este judas rojo-rojito

en los barrios de Venezuela,

eructo mi último grito:

No soy Judas Iscariote

aunque siempre se me ve el bojote

por eso pueden llamarme

MaduJudas el del bigote.

XII

Ahora ya estoy preparado

sé que me van a quemar

como si fuera CAVIM

la que se vuelve a incendiar

para poder disfrutar

del ruido de los cohetes

que empezarán a explotar

y así purgar mis pecados

por volver engañar

al pueblo universitario

que jamás quise ayudar.

Y será hasta el año que viene

que nos volvamos a encontrar,

si alguno sobrevive

para poder celebrar.

 3 min


Maxim Ross

Hace poco tuve la oportunidad de hurgar en este tema y planteaba allí que existían dos enfoques sobre cómo enfrentar esta materia. Por un lado, una visión macroeconómica que dice que una senda de crecimiento económico sostenido es una parte de la solución y, por la otra, quizás más individual o microeconómica la que aporta Amartya Sen con su tesis de la “Agencia”, en el que las personas asumen una posición activa que complementa el impulso anterior. Lo interesante de este punto de vista es que el asunto de la pobreza es colocado también del lado de decisiones individuales y asociativas que cada persona ha de tomar para salir de la precariedad en que se encuentra.

El criterio del Ingreso y de las NBI

Ambos tratamientos se centran en la persecución de un ingreso mayor para las personas que se encuentran en esas condiciones, tanto es así que el “marcador” que ha sugerido el Banco Mundial, y es el que se ha extendido mundialmente, corresponde a la línea de pobreza que está por debajo de uno o dos dólares diarios de ingreso, con lo cual las políticas que permitirían el cambio de niveles están centradas en este criterio. El énfasis de esas políticas está en la generación de empleo y en mejorar la remuneración al trabajo

Luego, como complemento, se ha utilizado el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), muy arraigado en nuestro medio, el cual coloca la evaluación en el grado de satisfacción de los bienes o servicios que una persona o familia estaría percibiendo. En el caso del criterio de “Agencia”, mencionado antes, este abarca algo más que el mejoramiento del ingreso, puesto que cada persona actúa en libertad para lograrlo, utilizando los medios que le provean capacidades productivas. Sin embargo, ninguno de ellos pareciera materializarse en un argumento ligado al tema de la propiedad y es lo que creemos vale la pena revisar, porque indudablemente está íntimamente ligado al formato que produce la riqueza. En esta entrega abordamos este crucial aspecto.

Propiedad y riqueza.

No puede caber la menor duda de que este es uno de los temas más controversiales a lo largo de la historia puesto que, como es lógico, toca el nervio central de la actividad económica pero, no solo por ello, sino porque afecta la raíz de la esencia humana con el vital tema de la posesión de un recurso, sea personal o colectivo[1]. Desde que la humanidad es lo que es, el asunto es agudo y filoso, pero ello no implica que no sea objeto de una necesaria reflexión, a la luz de cómo van los acontecimientos mundiales, puesto que obviamente allí está, si no todo, una buena parte del problema. No en vano, es el debate del día a día, tal como señalamos en un artículo anterior[2], con el llamado de atención de Thomas. Piketti y, especialmente, con los trabajo del Banco Mundial hacen hincapié en el tema de la concentración de la propiedad y la riqueza en pocas manos y su influencia en las desigualdades internacionales, pero no encontramos en ellos una conexión expresa y directa entre propiedad y pobreza, que explicite sus relaciones de causalidad.

Propiedad y distribución del ingreso.

En este sentido, es obvio que la forma en que se distribuye el excedente económico depende del grado de concentración de la propiedad y que los ingresos del capital ocupan la mayor proporción de ese excedente y no los ingresos del trabajo[3], medidos estos en términos “per cápita”. Entonces, si queremos atacar de verdad el tema de la pobreza tenemos que abrir la pregunta de cómo se entrelazan ambos y la respuesta se encuentra en el camino de cómo hacer más equitativa la distribución de la propiedad, con lo cual haríamos se haría más equitativa la distribución del excedente económico. Importante aclarar que no se trata de un “reparto por el reparto”, porque sabemos que no basta con “distribuir”, si a la propiedad no se la añaden capacidades productivas.[4]

Inmediatamente debe “saltar” a la mente de los lectores que una idea como esta va a terminar en la solución que, hasta ahora, el mundo se ha propuesto: la extremista de la socialización de la propiedad, en especial la de los medios productivos, pero No, lo que creemos que hay que examinar es como el capital y la propiedad privada procuran una solución que adverse radicalmente esta propuesta, de tal manera que una mayor cantidad de gente, por no decir la gran mayoría, tenga acceso a ese motor distributivo que es la propiedad y su principal excedente, las ganancias. Ello sin necesidad de “tener que confiscar o expropiar a nadie”.

Propuestas y soluciones del lado del capital.

Entonces, antes de que le demos la razón a Piketti y a los marxistas trasnochados que aún quedan y lo hagan a “diestra y siniestra”, causando la destrucción que conocemos, el capital tiene la obligación de conseguir una solución propia porque si no, como ha dicho el mismo autor en reciente entrevista: “estamos al borde una segunda Revolución Francesa” [5]. La buena noticia es que el capital ya está consciente del asunto y asoma algunas soluciones, aunque todavía sin llegar a la medula del problema.[6]

Por una parte, están todos los esquemas que se han ensayado de participación en las ganancias del sector laboral, de la creación de ingresos distintos a sueldos y salarios, mediante un gran abanico de bonificaciones al trabajo, pero que no cambian fundamentalmente es espectro distributivo. También se pueden registrar iniciativas más avanzadas, que le van agregando tareas al capital, tales como los aportes de M. Porter en Harvard con su tesis de “Share Values”, los de “Conscious Capitalism” o la recién creada “Round Table” y “Reset Capitalism”, alrededor de las iniciativas del World Economic Forum.

Todas ellas están orientadas a darle al capitalismo un vínculo y una mayor responsabilidad social, pero ninguna de ellas, que se sepa hasta ahora, se focaliza en una mejor distribución de la propiedad y, por consecuencia, de las ganancias. El capital debería acometer y plantearse una salida, antes de que la realidad le dé la razón a quienes hemos mencionado. Si bien el argumento tiene fuertes repercusiones mundiales, interesa revisarlo en nuestro país, donde toma particulares características.

El caso Venezuela.

El hecho de que el “gran propietario” venezolano es el Estado, debería facilitar cualquier esquema re-distributivo como se ha intentado varias veces, pero con infructuosos resultados, puesto que, en cuanto a la propiedad del negocio petrolero se enfrenta con serios “escollos”, patológicos, ideológicos e institucionales, además de que se supone que esa propiedad “nos pertenece a todos”, con lo cual la dificultad es aún mayor para intentar esquemas redistributivos. A ello se añade que ese mismo Estado posee, prácticamente, la mayor proporción de propiedad de la tierra[7] y que, como se sabe, reiterativos intentos de distribución de la tierra de su propiedad, no han culminado en cambios sustantivos y significativos en ese terreno.

En el campo de la economía privada existen muestras de concentración de la propiedad que invocan soluciones desde esa posición tanto, que la experiencia reciente nos dice y advierte el peligro de la solución “confiscatoria y expropiadora”, las cuales parecen estar de retroceso con la evidente demostración fáctica de su efecto destructivo de todo orden. Luego, para evitar futuras acciones similares, porque el problema central no ha desaparecido, el capital privado venezolano debería comenzar a pensar en cómo reducir, flexibilizar o atenuarlo. Algunos han sugerido distintas tesis, como la de un “capitalismo popular”, otros la de un “capitalismo solidario” y otros la de un “País de Propietarios” sin que ninguna de ellas, que se sepa, ha “cuajado” en el quehacer del gran capital venezolano.

Al tema central: propiedad, ganancias y pobreza.

Reiteramos aquí la idea medular que planteamos. Sea a nivel internacional o al nivel local, caso Venezuela, no vamos a encontrar una solución sostenible y duradera para la pregunta de ¿Cómo hacer más ricos a los pobres?, si no focalizamos correctamente la materia. Si seguimos creyendo que basta con el enfoque del ingreso seguiremos dando “vueltas” sobre lo mismo. Ojalá que no sea uno de esos estallidos que a veces aparecen en la sociedad el que envíe la señal de emergencia y que termine teniendo razón Piketti con aquello de la “Segunda Revolución Francesa”. En nuestra humilde opinión ya existen evidencias claras de desigualdad marcada, no solo en el terreno económico, sino en planos distintos a este en el plano mundial, como en el nacional, que deberían provocar una reacción y un plan de acción más agresivos de parte de los capitales privados, uno que pueda llegar al mundo de la opinión pública con cambios verdaderos en el doloroso problema de la vida en precariedad y pobreza.

[1] No olvidemos que la propuesta principal del marxismo original cuestiona la propiedad privada e invoca por su opuesto la propiedad social de los medios de producción.

[2] Ver artículo ¿Tiene razón Piketti? 5 de febrero de 2022.

[3] Dice Piketty que “la proporción de las rentas del capital (utilidades, dividendos, rentas, e intereses) está creciendo más rápido que el crecimiento económico, por lo que todos los beneficios del capital ocupan una parte creciente del ingreso mundial, con lo cual este toma la mayor parte del total y por otro lado, los ingresos del trabajo van en dirección contraria”. Por otro lado: Credit Suisse Research Institute dice “la mitad inferior de la población mundial posee menos del 1 por ciento de la riqueza total. Como marcado contraste, el 10 por ciento más rico posee el 88 por ciento de la riqueza mundial, mientras que el 1 por ciento superior por sí solo representa el 50 por ciento de los activos globales” Credit Suisse (2017): Global Wealth Databook

[4] Las consecuencias de una distribución sin el apellido las conocemos. En el caso Venezuela, distintos intentos de reparto de la tierra sin esas capacidades han fracasado.

[5] Ver sus declaraciones en El País 21/11/2021

[6] La medula del problema es que el mercado y el capital son muy eficientes en la creación de riqueza, tal como lo percibió su gran creador, Adam Smith, pero no poseen un similar mecanismo distributivo, más allá del que proveen los aumentos de la producción.

[7] Delahaye, O. (diciembre 2006).” Tenencia de la tierra y desarrollo rural sostenible: algunos puntos para la reflexión en el caso venezolano”. Agroalimentaria, v.11 n.23 Mérida y Quevedo, R. I. (Junio1998). “Venezuela un perfil general. La tenencia de la tierra y puntos álgidos de su mercado.” C. IICA. Caracas. Venezuela. Agroalimentaria. Nº 6.

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