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Opinión

Isglovi Alcalá

Carlos Romero, presidente de la Federación de Fruticultores y director del sector frutales de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), afirmó que aproximadamente 95% de la siembra de frutos cítricos se ha perdido en Venezuela, debido al impacto letal que ha causado el insecto Huanglongbing (HLB), también conocido por ‘el dragón amarillo’.

Explicó que la plaga del HLB ha afectado la mayoría de las plantaciones de frutas cítricas en Venezuela, a tal punto que “actualmente solo quedan de 3 a 4 mil hectáreas sembradas en todo el país. Solo queda un poco de mandarina en el pueblo de Barlovento, en algunas zonas del Táchira, un poco en Yaracuy y en otras regiones, pero en zonas aisladas y altas que estén a 500 metros sobre el nivel del mar, lo cual no evita que se contamine la siembra, sino que sea más lenta porque igual llega la plaga”.

Romero destacó que, en la actualidad, el limón no se está produciendo en Venezuela, sino que está siendo “importando desde Colombia, ya que es un cítrico más delicado que la naranja o la mandarina, lo que ha hecho que se pierda más rápido y el mercado nacional opte por traerlo de afuera”.

Enfatizó que antes los fruticultores podían exportar sus productos, como el limón y el aguacate, pero “ahora ya no se exportan, sino que solo es para el consumo nacional”. “Nuestro país era un gran exportador de frutas, sobretodo de limones, naranjas, aguacate y otros rubros, pero hoy en día por el problema del HLB prácticamente el limón, la naranja y la mandarina están fuera de exportación, porque no hay ni en el país. Lo que se está exportando un poquito es el aguacate a Rusia”, sostuvo.

Indicó que, ante la problemática con los cítricos, los productores se han reunido con el ministro de agricultura y otras entidades. “Sin embargo, creo que a nivel gubernamental no es un rubro muy importante. De lo contrario, hubiesen hecho mayores esfuerzos, tanto así que en otros países ha pasado lo mismo y ya han levantado la producción y el Estado ha estado al pendiente”, comentó.

Opciones privadas hay, pero pueden resultar costosas. “Las nuevas plantas de cítricos que se están pensando en este momento no son inmunes a esta plaga, pero sí un poco resistentes. Pero existe el riesgo de que el que haga la inversión y no tenga el control adecuado, pueda perderlo todo y una mata está valorizada entre 8 y 9 dólares”, indicó.

No obstante, aclaró que pese a la problemática con los cítricos y el dragón amarillo en el campo, los fruticultores cuentan con las “técnicas que se están usando en todo el mundo. Se hacen injertos, se usa riego por goteo, se usa microaspersión y se usa todo lo que técnicamente se necesite usar para que tengas la mejor calidad de fruta”, agregó.

Aseguró que “cuando dicha plaga acabe con el resto de las plantaciones, todo quedará hasta ahí y hasta que haya una nueva siembra y nuevas condiciones”. “En muchos casos han preguntado por qué los productores no se levantan solos y es porque no hay manera de eso, pero cuando se acaben los cítricos muchos van a buscar otras alternativas y sembrar otros rubros”, afirmó.

Fruticultores con capital propio emprenden iniciativas
Romero destacó que todas las frutas que se producen en Venezuela son demandadas por los consumidores. “En Falcón se produce mucha patilla y mucho melón, por la zona de San Carlos también se produce algo de patilla y melón, y así en cada zona se va produciendo un poco de algo. En La Colonia Tovar se produce durazno y todas tienen un consumo más o menos uniforme en todo el país, solo que es cíclico. Entonces, cuando hay producción de mucha patilla, también el precio baja y eso hace que el consumidor esté interesado en las que tengan menos valor, pero eso es natural en el mercado de la frutas”, afirmó.

Sin embargo, aseveró que “en el país, en estos momentos, no se está reactivando parte de la producción de frutas, ya que la fruta va paralelo al crédito agrícola y cuando no hay crédito agrícola, prácticamente la producción o las iniciativas nuevas de cultivo de frutales están prácticamente paralizadas. Algunos frutales hay que esperar hasta cuatro años para comenzar a producir y eso sería un costo muy grande para una persona poderlo hacer; sin embargo, hay algunas que con capital propio están haciendo algunas iniciativas, pero muy suave y no de gran envergadura”, expresó.

Indicó que la situación de la “fruticultura es muy parecida a la situación nacional de la agricultura”, debido a que los agroquímicos, tantos fungicidas y fertilizantes, están prácticamente dolarizados y han subido de precio.
25 de marzo de 2022
Hispanopost
https://hispanopost.com/el-dragon-amarillo-amenaza-los-citricos-en-venez...

 3 min


Sergio Ramírez

Así como desde lejos es imposible apreciar los relieves de un paisaje, hay que adentrarse en los meandros de la izquierda latinoamericana para darse cuenta de que está lejos de representar un todo homogéneo. La variedad es extensa. Una izquierda que tomó en algún momento las armas y creyó en la revolución; una izquierda que nunca se desapegó del credo de la Tercera Internacional; la izquierda populista, que llegó al poder para quedarse; la izquierda nostálgica, la izquierda académica. La nueva izquierda.

Pero lo que un examen cercano mejor nos deja ver es la división entre izquierda autoritaria e izquierda democrática. Entre la que considera anatema todo lo que se oponga a la hegemonía de un solo partido o de un solo líder; y la que busca rescatarse a sí misma afirmando su fidelidad a la democracia sin apellidos que permite elegir libremente a los gobernantes, y se adhiere al respeto a las libertades públicas y a los derechos humanos. Ni democracia proletaria ni democracia burguesa. La democracia.

“Izquierda cobarde” llama Nicolás Maduro a esta izquierda que se atreve a desembarazarse de los ropajes del pasado que huelen a naftalina. Y la invasión de las tropas rusas a Ucrania ha servido para dejar patente esta diferencia fundamental, que desde las concepciones ideológicas del poder se extiende a los alineamientos geopolíticos.

La falla geológica que se abre en el paisaje entre izquierda autoritaria e izquierda democrática, la vemos mejor al comparar las declaraciones del caudillo boliviano Evo Morales con las del nuevo presidente de Chile Gabriel Boric.

“Rusia ha optado por la guerra para resolver conflictos. Desde Chile condenamos la invasión a Ucrania, la violación de su soberanía y el uso ilegítimo de la fuerza. Nuestra solidaridad estará con las víctimas y nuestros humildes esfuerzos con la paz”, escribe Boric en un tuit. En otro tuit, Morales escribe: “Hacemos un llamado a una movilización internacional para frenar el expansionismo intervencionista de la OTAN y EE UU La humanidad clama por pacificación, la conflagración no es la solución. La hegemonía armamentista e imperialista pone en riesgo la paz mundial”.

El lenguaje de Evo Morales es una herencia de la Guerra Fría, cuando la izquierda latinoamericana creía su deber militante no apartarse del evangelio del Kremlin. Es así que cuando en agosto de 1968 las tropas del Pacto de Varsovia invadieron Checoeslovaquia para aplastar la primavera de Praga, Fidel Castro, que entonces representaba a toda la feligresía revolucionaria, respaldó la intervención apelando a los intereses supremos del socialismo mundial.

Sólo había un imperialismo, el de los Estados Unidos; la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia defendían la paz mundial. Evo Morales, medio siglo después, no se aparta de ese guion.

Por una suerte de artilugio ideológico, Putin encarna a ese mundo soviético de los manuales leninistas anterior a Gorbachov, aquel mismo de ancianos miembros del politburó, que protegidos con gruesos gabanes y sombreros de fieltro revistaban los desfiles militares desde arriba del mausoleo de Lenin, desfile que cerraban los cohetes cargados con ojivas nucleares, las mismas con las que Putin amenaza hoy al mundo sino le dejan consumar su conquista de Ucrania.

Putin, cuyo apoyo político se teje en una red de organizaciones ultranacionalistas y antisemitas, padrino de una mafia de oligarcas multimillonarios que se apropiaron de los despojos de la era soviética, y decidido a reconstituir la vieja Rusia de los zares, es para los nostálgicos de la vieja izquierda uno de los suyos, y por eso mismo justifican la invasión de Ucrania, o apartan la vista y se diluyen en declaraciones que no dicen nada.

Lula de Silva, sin señalar quién invadió a quién, ofreció un consejo conciliador tanto a Putin como a Zelenski: “Gobernantes, bajen las armas, siéntense en la mesa de negociaciones y encuentren la salida del problema que los llevó a la guerra’”. Y nada más. Muy cerca, quién lo diría, de Bolsonaro, que en vísperas de la invasión voló a Moscú para tomarse la foto de ocasión con Putin y que al regresar a Brasil declaró: “No tomaremos partido, seguiremos siendo neutrales”.

Boric, al contrario, recuerda con sus palabras que, si la izquierda tiene algún fundamento, es el humanismo, y que las guerras de agresión son un crimen. Quien no puede quitarse las telarañas ideológicas de los ojos para ver los bombardeos sobre la población civil, los ataques aéreos contra hospitales y edificios de apartamentos, el éxodo de millones de seres humanos obligados a buscar refugio en los países vecinos huyendo de la destrucción y la muerte, demuestra su fidelidad a la izquierda jurásica, o se ha quedado perdido en los vericuetos del cinismo y la dualidad.

Nada más sublime, agreguemos, que estas opiniones de un científico social argentino de izquierda, publicadas en un diario de Buenos Aires: “las apariencias no siempre revelan la esencia de las cosas, y lo que a primera vista parece ser una cosa —una invasión— mirada desde otra perspectiva y teniendo en cuenta los datos del contexto puede ser algo completamente distinto”.

Igual que la famosa frase atribuida a un presidente mexicano de tiempos del PRI, pero que en realidad es de Mario Moreno, Cantinflas: “Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”.

15 de marzo 2022

El País

https://elpais.com/opinion/2022-03-15/una-izquierda-jurasica.html

 4 min


Humberto García Larralde

La despenalización de la tenencia y uso de moneda extranjera, más el levantamiento del control de precios, explican, en buena medida, el frenazo en la caída de la economía venezolana. A pesar de la enorme destrucción fraguada por Maduro y sus cómplices, con sólo levantar algunas las trabas, afloran indicios de las potencialidades del país, cruelmente sofocadas. No es sólo el comercio de bienes importados en bodegones. Empiezan a observarse signos de reactivación en la agricultura y la ganadería en algunos estados, así como de establecimientos agroindustriales. La Encuesta Cualitativa de Coyuntura Industrial de CONINDUSTRIA, correspondiente al cuarto trimestre del año pasado, recoge atisbos de cambios y de expectativas favorables en algunos sectores. De confirmarse tales mejoras, lleva a preguntarse: ¿Se sostendrán en el tiempo? Los que controlan al Estado actualmente, ¿están dispuestos a efectuar los cambios para que así sea? ¿De qué depende?

Antes de examinar estas interrogantes, es menester aclarar que estos indicios se notan con relación a una economía devastada, cuyo tamaño es de apenas la quinta parte de la de ocho años, con terribles efectos para su población. Un crecimiento del 4% para 2021 pudiera aparecer respetable, pero con relación a un monto tan exiguo como el del PIB venezolano, el incremento es prácticamente nulo. Más de 94% de los hogares son pobres (por ingreso), según la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (ENCOVI, 2021) realizada por la UCAB, 76.6% padecen de pobreza extrema. Si se examina la pobreza desde una perspectiva multidimensional, 65,2% se encontraban en condiciones de privación. Fuimos el país más desigual de América Latina el año pasado, con un índice GINI estimado de 56,7.

Las políticas sociales se habrían reducido básicamente al reparto de bolsas CLAPs, de distribución inconstante, y míseras transferencias a través del Carnet de la Patria. 24,5% de los hogares padecían de una inseguridad alimentaria extrema, 35,2% una inseguridad moderada y 34,5% de una inseguridad alimentaria leve. Las secuelas de este panorama sobre la salud general de la población no podían ser sino terribles. Hoy se estiman más de 6 millones los venezolanos que, desde 2015, han emigrado huyendo de esta situación.

“Eppur si muove” ...aparentemente. ¿Podrá mantenerse? A falta de datos oficiales sobre el desempeño de la economía venezolana que permitan aproximarnos a una respuesta confiable, ayuda un enfoque de economía política. Empecemos por señalar que el marco de intervención estatal asociado a la destrucción del país no se ha superado, si bien la aplicación de algunos aspectos ha sido suspendida. Continúa la ausencia de un Estado de Derecho efectivo y, con ello, de las garantías y seguridades asociadas a un clima de confianza favorable a la actividad económica y a las libertades civiles, desmanteladas con la excusa de construir el “socialismo del siglo XXI”. Este desapego por la normativa que debía regir en democracia, amparado en tribunales anuentes con quienes la obvian desde el poder, ha permitido que éstos hayan privatizado el patrimonio público, pero en nombre de este “socialismo”. Sus escandalosas corruptelas aparecen como depósitos multimillonarios en bancos suizos, panameños, españoles, rusos y otros, en reportajes de valiosos periodistas de investigación.

Los intereses creados en torno a estas prácticas, tan notorias entre integrantes de la cúpula militar que sostiene a Maduro y entre los “enchufados” que se benefician de sus tratos con el Estado, ¿acaso han sido suprimidos? ¿Se ha restituido el imperio de la ley? La depredación de las riquezas minerales en ese territorio sin ley en que han convertido Guayana, la presencia activa de bandas criminales en ese saqueo y/o dedicadas al tráfico de drogas --ambas con complicidad militar--, las empresas de maletín, las compras con sobreprecio, las extorsiones y tantos otros desmanes, indican que no.

El colapso de los servicios es parte de la misma patología. Las denuncias de sabotaje para explicar la incontenible ristra de interrupciones del servicio eléctrico a todo lo largo del país del general Néstor Riverol, como de quienes lo antecedieron frente a ese ministerio, son patéticas. ¿Y el agua? En algunos sitios, como en los altos mirandinos, suele llegar solo una vez por semana. Y ocurre en una geografía con ríos por todos lados, una de las mayores dotaciones de agua por habitante a nivel mundial, y en un país que se esmeraba, antes de la plaga chavista, en mantener una cómoda capacidad sobrante en la generación de electricidad a través de la inversión previsiva en represas y plantas termoeléctricas. ¿Por qué, entonces, el colapso de estos servicios? Las partidas para su mantenimiento, como los apartes para la inversión, fueron esquilmadas por los “revolucionarios” que se colocaron al frente de su administración. ¿Y qué hay del gas, de la gasolina y el diésel para transportar la producción del campo a la ciudad? ¿De la salud y de la educación, cuyos profesionales --bien preparados en su mayoría y con vocación de servicio-- están tan miserablemente remunerados?

La destrucción de la gestión pública no obedece a anomalías que pasaron desapercibidas y que escaparon del castigo de la ley. El desmantelamiento de los mecanismos de control y de supervisión, del mandato de rendir cuentas, la ausencia total de transparencia en la gestión pública y la aquiescencia de un poder judicial muchas veces partícipe en estos procesos de expoliación, hicieron de ello la norma, no la excepción. El “socialismo” del chavomadurismo resultó, en esencia, en el saqueo de la cosa pública, despojando a los entes del Estado de su capacidad de atender los asuntos para los cuales fueron creados. Forjaron un Estado patrimonialista, expresión de un régimen de expoliación bajo su control y usufructo exclusivo. Pero, al anteponer el cognomento de “poder popular” a cada ministerio, las mafias ahí enquistadas creyeron lavarse la cara. Son “revolucionarios”.

Pero esta “dicha” se les tambalea. La “acumulación originaria de capital” de algunas mafias, ejecutada, como es de rigor, con su cuota de violencia, busca legitimarse a través de su inversión en negocios que, al menos, aparentan ser sanos: como la mafia estadounidense terminó montando un emporio de casinos en Las Vegas y Atlantic City. Ello es tanto más plausible si se considera que las oportunidades de expoliación se han ido reduciendo por la ruina del país y por las sanciones. Y, al ampliarse las alianzas internas y externas que mantienen al régimen, sus frutos tienen que compartirse con un mayor número de cómplices. A esta lavandería de capitales le interesa contar con un mínimo de resguardo para su futuro, ante la previsión de cambios políticos ineludibles. Eso la enfrenta a las viejas prácticas de expoliación, que no aceptan límites a sus tropelías. La incautación de las instalaciones de El Nacional en los Cortijos por Diosdado Cabello es un claro ejemplo de esto último.

La desavenencia entre mafias augura reacomodos influidos, además, por los cambios que ocasiona la agresión putinesca en Ucrania. Vuelve a colocar sobre el tapete al petróleo venezolano y las sanciones en su contra. Los mayores precios de un embargo del crudo ruso y algunas señales de que EE.UU. explora posibilidades para ofrecer un trato distinto, siempre que el país se convierta en fuente confiable de este recurso, llevará a más de uno a preguntarse si no conviene considerar las condiciones que permitirían una salida de este tipo, siempre sujetas, claro está, a ciertas garantías de que no implicará, necesariamente, ser apresados o despojados de sus fortunas ante su eventual salida del poder.

Para las fuerzas democráticas, lo examinado ofrece rendijas para presionar por mayores cambios. Si bien son muy pobres las mejoras en comparación con lo que hace falta hacer y con las potencialidades del país, invitan a reclamar reformas ulteriores como parte de un programa político post rentista, capaz de conseguir apoyos de emprendedores y los nuevos liderazgos que, a nivel de base, van surgiendo.

Frente a ello declara el troglodita Ameliach que no hace falta división de poderes porque el país les pertenece, y las burlas cínicas de Maduro de que merece el premio Nóbel de economía. Manifestación crasa de que toda posibilidad de avance presupone la salida de semejantes bárbaros del poder.

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela.

humgarl@gmail.com

 6 min


Eddie A. Ramírez S.

Todos los indicadores evidencian el foso en que se encuentra Venezuela. Las causas no han sido guerras civiles o confrontación con otros países, tampoco por fenómenos naturales, sino por malas políticas de los gobernantes. El descenso se inició gradualmente durante los últimos gobiernos de la etapa democrática, pero a partir de la presidencia de Hugo Chávez se produjo una caída abrupta por su política populistas de apropiarse de la propiedad privada y destrucción del aparato productivo. Sus desaciertos pasaron un tanto desapercibidos por los elevados precios del petróleo y su poder de comunicación. Con Maduro se produjo la tormenta perfecta: precios bajos del crudo, pésima política económica y nula habilidad para convencer.

Afortunadamente, tenemos varias opciones para iniciar la recuperación. En este artículo nos referirnos a la visión del futuro de la industria de los hidrocarburos, captada a través de las charlas y escritos de distinguidos conocedores del tema, que generalmente forman parte de grupos de trabajo. Varios de ellos participaron en los excelentes webinar organizados por Venamérica-VAPA, y el reciente por Gente del Petróleo.

Los equipos interdisciplinarios están integrados por profesionales jubilados de Pdvsa, por despedidos ilegalmente de la empresa a raíz del paro cívico nacional y por otros conocedores del tema. Todos comprometidos con la recuperación de nuestra industria de los hidrocarburos y petroquímica.

Hay consenso en que Venezuela no tiene la cantidad de reservas probadas de petróleo y gas que dice el régimen, pero que las mismas son muy abundantes, y que parte de ese petróleo se quedará bajo tierra ante el surgimiento de fuentes alternas de energía. Consideran que la transición energética es inevitable, pero que el petróleo seguirá teniendo un importante rol como fuente de energía durante varios años. Ante la presión mundial para reducir las emisiones de CO2, para limitar el calentamiento global, una de las opciones es inyectar, o sea secuestrar, ese gas en el subsuelo; para aplicar esta solución, tenemos la ventaja de disponer de numerosos yacimientos ya explotados.

Como es sabido, la mayor parte de nuestras reservas son de petróleo pesado y extrapesado en la Faja del Orinoco. Algunos piensan que el esfuerzo debe dirigirse a explotar dicha Faja. Otros consideran que todavía tenemos mucho petróleo mediano y liviano. Al respecto, hay que evaluar qué tipo de petróleo demandan los diferentes mercados a los que nos conviene exportar. En vista de que el sector automotor es el que está migrando más rápidamente del uso de diesel y gasolina a vehículos eléctricos, recomiendan que las nuevas plantas petroquímicas se ubiquen a la par de las refinerías. Ello facilitará que, a medida que descienda la demanda de combustibles, aumente la producción de productos petroquímicos, que tienen una demanda creciente.

Así mismo, consideran que el Estado no tiene suficientes recursos para invertir en la recuperación y crecimiento de esta industria. Por eso, es imprescindible la participación del sector privado internacional e ir incorporando empresas venezolanas. Así mismo, dar prioridad a las empresas mixtas existentes, reduciendo la participación accionaria de Pdvsa y otorgándoles mayor autonomía. Existe la certeza de que el actual sistema fiscal de impuestos y regalías no estimula a los inversionistas, por lo que recomiendan flexibilizarlo, considerando la rentabilidad de cada proyecto.

Desde el 2016 Pdvsa no presenta informes, por lo que se desconoce la cifra actual de trabajadores. Para esa fecha tenía 168.905; en el 2002 eran 69.000, en ambos casos se incluyen los contratados. Lo que se conoce es que muchísimos han desertado por temor a los accidentes, inconformidad con las malas decisiones gerenciales, rechazo a la corrupción, bajísimos sueldos y deficiente atención médica. Para la recuperación de la empresa hay que contar con el personal existente, sustituyendo a los directores y gerentes generales, así como al personal que no agrega valor.

Recomiendan la creación de un Ente Independiente de Energía, que otorgue los permisos para explorar y extraer crudo, mediante rondas de licitación, y supervise el cumplimiento. Algunos piensan que en el corto plazo debe desaparecer Pdvsa y que el Estado no tenga ninguna empresa, otros que es recomendable una petrolera estatal redimensionada. La realidad es que, se esté o no de acuerdo, durante unos años Pdvsa tendrá que seguir existiendo. Después corresponderá al sector político decidir su futuro.

Un punto mencionado en los diferentes grupos es que Venezuela tiene también importantes fuentes alternas de energías renovables e inmensas áreas de bosques y posibilidades de replicar la experiencia de las plantaciones de Uverito. Eso permitiría satisfacer holgadamente los requisitos de disminuir la llamada huella de carbono, e incluso lograr la meta de equilibrio entre lo que se emite y se captura en las operaciones industriales. Las industrias del acero y aluminio, ubicadas en una zona con producción de energía hidráulica, tienen una reducida huella de carbono y bajo costo de producción.

La conclusión es contundente. El futuro de la industria de los hidrocarburos, base de la recuperación de nuestra economía, es promisorio. Además, Venezuela tiene la oportunidad de convertirse en un centro energético regional. Ojalá el sector político acepte las recomendaciones de los expertos, para que el nuevo gobierno las ejecute y podamos salir del subdesarrollo.

Como (había) en botica:

La dictadura de Chávez-Maduro rinde homenaje a nuestros indígenas caídos durante la conquista, pero asesina a nuestros actuales compatriotas, sean yanomani, wayuu, pemones o waraos.

Se robaron Agroisleña y ahora tenemos que pagar 1.600,00 millones de dólares en compensación; crearon Agropatria y la quebraron, perjudicando a miles de agricultores.

El genocida Putin solo cuenta con el apoyo de sus iguales, Lukashenko, Maduro y Daniel Ortega.

Lamentamos los fallecimientos de Marisol Schiaffino y de Rafael Tinaure, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetro.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 4 min


Marcos Hernández López

Foucault dice que “todo poder es un modo de acción de unos sobre otros. Se ejerce el poder cuando unos individuos son capaces de gobernar y dirigir conductas. Conducir conductas implica gobernar, y gobernar constituye la forma más acabada del poder”. El poder como gobierno no resiste en el tiempo, la idea de un sometimiento absoluto en la conducta de la gente; en contradicción el poder revolucionario se enfrenta a sus propios límites o decadencia, por ejemplo: la posibilidad que germine contundencia la rebeldía del todo social, convocando el rescate del voto como sustancia significativa de toda democracia.

Es evidente, que la revolución bolivariana hasta el momento ha fracasado en su objetivo de atender las necesidades de la población. Es necesario un nuevo plan de desarrollo que logre una mejor articulación entre gobierno y la gente, y a la vez refunde el país en procura del bien colectivo. Esta realidad transita de pasar de las protestas a las propuestas, y demostrar que es posible, con la participación ciudadana, construir una mejor Venezuela, tarea nada fácil por sus actuales protagonistas. Refundar el país desterrando un gobierno que se convirtió en “un verdadero peligro” para muchos países democráticos,

Refundar al país es una necesidad, y hasta cierto punto urgente. Pero es una propuesta condenada por ahora sin temor a equivocarme al fracaso. Por lo menos en las condiciones actuales tan complejas. Para refundar a Venezuela, si es que esta posibilidad existiera, no bastaría con una nueva constitución porque nada garantiza su cumplimiento.

Para el sociólogo francés Alain Touraine, el debilitamiento general de la democracia en muchos países tiene como causa última la progresiva separación entre la efectividad de la gestión pública y las demandas lógicas de los ciudadanos. En el caso venezolano, la significación que debe tener el espacio del derecho de la ciudadanía es casi inexistente por intereses mezquinos del decadente proyecto ideológico continental llamado socialismo del siglo XXI.

La naturaleza de la crisis política, económica y social convoca cualquier escenario electoral, no se puede descartar con garantía del voto y elecciones competitivas: comicios generales. En el país se observa el agotamiento de su clase política /dirigentes. El ciudadano en su mayoría se identifica más con un escenario de cambios gobierno municipal, regional y nacional, a través de la vía democrática y constitucional. Las elecciones generales, una propuesta para refundar el país, son una alternativa para resolver la problemática política inmediatas, frente a discurso ideológico trasnochado, sin visión de futuro, deslizándose en lo aburrido y repetitivos que encuentran rechazo casi unánime por parte de 80%, es decir la mayoría de los venezolanos. La situación de Venezuela está conectada a una crisis económica en ascenso por ahora indetenible, como consecuencia de un modelo económico reconfigurado sobre la base de un incomprensible neo marxismo, articulado en su dinámica a la ingobernabilidad y la corrupción, teniendo como consecuencia inevitable el fracaso en lo económico y social.

El primer mandatario nacional sigue gravitando nacional e internacionalmente en busca oxígeno a través del diálogo o diálogos inducidos, renunciando a ver el “bosque” de la crisis económica y política que transita el país…lo grave es que el futuro Venezuela es abstracto, Maduro prefiere seguir siendo interpelado negativamente por el pueblo, no se inmuta, mantiene la anti postura democrática en vez de hacer una comprensión final, objetiva, de la naturaleza de la magnitud de la crisis y plantear la urgencia de convocar a una elecciones generales, como alternativa inmediata para refundar el país… Venezuela tiene que salir de este abismo… cada minuto, hora, día, mes, cuenta en las reconfiguraciones y posturas que pueda tomar un pueblo abrumado por una situación política y económica que perturba su paz y equilibrio emocional.

26 de marzo 2022

Hispanopost

https://hispanopost.com/la-refundacion-necesaria/

 3 min


Ángel Lombardi Lombardi

“Yo y mi partido mi partido y yo», era una frase recurrente en el discurso de Jóvito Villalba, pero otros no lo decían pero lo practicaban y se sigue practicando. No es democrático ni conveniente el liderazgo único e inamovible. La consecuencia inevitable es destruir al posible o posibles competidores por el liderazgo. Se anula el necesario relevo generacional, se propician divisiones, se evita el cambio interno y se propicia el culto a la personalidad y el sectarismo partidista.

Está tradición se mantiene en nuestros partidos actuales y conspira para lograr una evolución de los mismos. Los partidos políticos son necesarios pero no son los únicos actores de la política. La complejidad creciente de la sociedades y un mundo cada vez más interdependiente exigen cambios profundos en los sistemas políticos y de gobierno.

Un sistema político es una construcción histórica igual que el Estado; y su existencia y vigencia es producto de su necesidad. Pero las necesidades cambian igual que los medios para satisfacerlas.

La democracia también es histórica y cambia, y también puede «morir» como cualquier sistema político. Hay casi un consenso entre los especialistas sobre cómo «muere» una democracia y hablan de «suicidio»; El «caso» venezolano, creo, puede servir de ejemplo, tanto en 1945-1948 como en 1958-1998.

En el primer caso el sectarismo y la violencia y la falta de un compromiso político de equilibrio de factores e intereses terminó devorando a nuestra incipiente democracia. Diez años de duro aprendizaje permitió el consenso necesario para llegar al Pacto de Punto Fijo y a la Constitución de 1961, que sigue siendo la de más larga duración en una tradición de múltiples constituciones a la «medida» del caudillo de turno. Como esta «chavista» que durará lo que duren en el poder. La democracia bipartidista fue desgastándose y agotándose en los últimos 20 años (1980-1998).

La abstención electoral iba en ascenso, AD y Copei cada vez se parecían más, se negaban espacios a otras fuerzas políticas y la baja respuesta gubernamental a los problemas de la gente iba en aumento y la creciente corrupción general iba erosionando el prestigio del político y la política. El país terminó sin respuestas, gobernado por la llamada «cogollocracia» y unos dueños de «medios» y «los amos del valle». Era cuestión de tiempo el colapso y este llegó en 1998 con el «mesías» de turno.

Nuestra democracia se ha suicidado dos veces. En 1945 al frustrarse acuerdo en torno a la candidatura de Diógenes Escalante por causa conocida y fracasar el intento con Ángel Biaggini. El segundo suicidio empezó con el «defenestramiento» de CAP con los votos de su propio partido y la crisis terminal que venían padeciendo AD Y Copei. Con el interinato de Ramón Velázquez en la práctica se les entregó el poder a los comandantes de las cuatro fuerzas. Personalmente el Dr. Velázquez me comentó, que AD y Copei lo nombraron y lo dejaron solo. Y que todas las noches se dormía con el temor de amanecer con un golpe de Estado.

La reelección de Caldera sobre las cenizas de Copei y la impunidad a los golpistas que ni siquiera fueron inhabilitados políticamente, completaban el vacío de poder, una sociedad desorientada y un país sin rumbo… y llegó Chávez, en una elección con un 40% de abstención. El proyecto democrático que venía desarrollándose desde 1936 en adelante y potenciado gracias a la economía petrolera de la prosperidad y los cambios sociales que ello dinamizaba nos permitió un siglo XX de avances reales en todos los aspectos.

La democracia es un sistema en construcción y reforma permanente si no se autorregula y corrige oportunamente se «suicida» como hemos visto.

Cuando este tiempo oscuro termine, hay que retomar el rumbo democrático, evitar los errores cometidos en el pasado y entender que una democracia sin el «piso educativo y cultural» necesario, sin la formación de ciudadanos educados en la responsabilidad de la libertad y la solidaridad y con gobernantes que rindan cuentas, es difícil que se consolide y se evite, cada tanto tiempo, el retroceso autoritario y dictatorial.

Twitter: @angellombardi

 3 min


Xavier Rodríguez Franco

El pasado 6 de marzo, una representación del gobierno de Joe Biden viajó a Caracas para reunirse con Nicolás Maduro. La visita fue una más de las que diplomáticos de Occidente están realizando a diferentes potencias petroleras con el fin de incrementar la inyección de hidrocarburos al mercado energético global para compensar la escasez, producto de las sanciones a Rusia.

Estas gestiones han implicado el acercamiento a regímenes poco democráticos y conocidos por su precario historial de derechos humanos como Turkmenistán, Nigeria, Arabia Saudí o la misma Venezuela.

Este encuentro «exploratorio» evidencia la disposición de Biden a dejar de lado la «transición energética» ante una eventual escasez de petróleo, a pocos meses de las elecciones legislativas de noviembre de 2022.

Pero, por otra parte, el diálogo directo de los representantes diplomáticos con el régimen de Maduro también revela un cambio en la política exterior hacia Venezuela, a pesar de que la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, insistió en que no reconoce a Nicolás Maduro como líder de Venezuela.

Cabe destacar que el régimen venezolano, con fuertes vínculos diplomáticos y militares con Rusia, no tiene capacidad para asumir compromisos con ninguna de las partes. Su poder se sustenta en una forma de feudalismo extractivista, controlado por diferentes facciones protegidas por el Estado, por lo que el Gobierno no cuenta con capacidad técnica real para incrementar sosteniblemente un eventual repunte de la producción petrolera.

La Pdvsa de hoy, desprovista del capital humano de alta calidad que tuvo hasta hace algunos años y con unas instalaciones gravemente deterioradas, difícilmente podría ser el anclaje estratégico de la nueva geopolítica energética de EE. UU., al menos a corto o mediano plazo.

Actualmente, Venezuela produce alrededor de 740.000 barriles de petróleo al día, lo cual no llega a la décima parte de la producción rusa actual. Una eventual reactivación de la industria tendrá un efecto muy limitado en la crisis energética global de este momento. Pero más allá de estas desventajas, Venezuela cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Y si bien el tipo de petróleo pesado y extrapesado venezolano requiere mayor nivel de inversión para su extracción, refinación y transporte, rinde mejores beneficios en contextos de altos precios, tal como pareciera ser la tendencia.

En este sentido, el petróleo venezolano vuelve a convertirse en un atractivo, tal como lo han anunciado grandes empresas como Chevron. Una reactivación de la explotación petrolera podría, de todas maneras, compensar a EE. UU. parcial o totalmente el volumen procedente ahora de Rusia, es decir, unos 550.000 barriles de petróleo diarios en promedio para el año 2021.

¿Una mala noticia para la causa democrática venezolana?

Un eventual y aún poco probable acercamiento entre la Casa Blanca y Miraflores para proveer a EE. UU. de petróleo podría dar aire al régimen de Maduro y convertirse en un nuevo obstáculo a la causa democrática que, por años, muchos venezolanos han venido construyendo desde dentro y fuera del país.

Esto fue reconocido por el propio Juan González, asesor presidencial de EE. UU. para América Latina y miembro de la comitiva diplomática que viajó a Caracas. Sin embargo, en medio de una crisis mundial en la que la propia seguridad energética de EE. UU. se ve amenazada, estos aspectos pasan a desempeñar un papel secundario para el gobierno de Biden.

Independientemente de la diplomacia a dos bandas que sigue practicando el régimen de Maduro, la causa democrática debe tomar apunte de lo ocurrido y centrarse en su continuidad. Se debe asumir que un eventual retorno a la democracia no dependerá exclusivamente de la dirección diplomática que asuman los actores centrales del orden mundial.

En todo caso, la invasión rusa a Ucrania y su impacto en el mercado energético mundial ha abierto un nuevo esquema político que la dictadura venezolana intentará aprovechar para posicionarse tras años de sanciones y aislamiento internacional, algo que se ha agravado recientemente, ya que buena parte del dinero de la venta de petróleo venezolano permanece en bancos rusos sancionados por EE. UU. Esto podría acelerar una nueva etapa en el proceso de negociaciones con la oposición, suspendido algunos meses atrás unilateralmente por el Gobierno. Muchas cosas quedan aún por definirse en un contexto internacional cambiante e incierto.

Twitter:@Latinoamerica21

24Xavier Rodríguez Franco es politólogo y productor del Pódcast de Latinoamérica21. Licenciado de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad Autónoma de Barcelona. Magíster en Estudios Latinoamericanos, de la Universidad de Salamanca. Editor de Parlamundi Venezuela.

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