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Opinión

Julio Dávila Cárdenas

Venezuela es hoy una nación agobiada por inmensos problemas y cuando hacemos referencia a ella, estamos hablando de su población, de su estructura como país. Todos quienes en ella habitamos no sólo somos testigos de esa situación, sino que sufrimos de penurias inimaginables para otras poblaciones que carecen de los inmensos recursos con los que aquí se cuenta, o contaba.

De acuerdo con el Fondo para la Paz, un Estado se podría catalogar como fallido, cuando siendo un Estado soberano ha fallado en su capacidad de garantizar los servicios básicos. No sólo eso, la injerencia de otros países en sus asuntos haya hecho que pierda el control físico de su territorio, así como también haya ido perdiendo el monopolio del uso legítimo de la fuerza cuando el mismo es compartido con paramilitares armados por el régimen y provenientes, en gran cantidad, del mundo de la delincuencia.

Pero, si esto fuera poco, se debe agregar que no existe una autoridad legítima para la toma de decisiones y sesenta de las naciones más importantes no reconocen legitimidad a quienes hoy dicen dirigir al país, por lo que se encuentra incapacitado para interactuar con muchos otros Estados.

Si a esto unimos el evidente fracaso social, económico y político en que nos encontramos sumergidos y la existencia dentro del régimen de enormes casos de corrupción, así como los señalamientos que se le hacen de proteger a organizaciones terroristas y narcotraficantes y haber provocado que millones de personas se desplacen hacia otros países, no debería quedar duda sobre lo que acontece en Venezuela.

Para nadie es un secreto que la principal fuente de ingresos del país, es decir la industria petrolera se encuentra en desastrosa situación. Hoy el régimen está incapacitado de producir la gasolina necesaria para la movilización del país. Pdvsa fue dedicada por Chávez y Maduro a cumplir labores proselitistas, para lo cual despidió al personal calificado con el que contaba e ingresó a decenas de miles que en gran medida medraban de ella.

Los servicios de salud, en esta época de pandemia, no cuentan con los recursos, equipos, suministros y personal necesarios para enfrentarla. La calidad de la educación que se brinda a los estudiantes es cada vez peor. El deseo de tomar el control de las universidades autónomas, fuente de resistencia al régimen, ha hecho que sus ingresos sean insuficientes y tardíos.

Las persecuciones políticas están a la orden del día. Ahora pretender realizar unas elecciones para la Asamblea Nacional, para lo cual han ordenado designar como rectores del Consejo Nacional Electoral a individuos que en su mayoría obedecen las instrucciones del régimen, con lo que dichas elecciones tendrán de todo, menos trasparencia y pulcritud.

La resiliencia es la capacidad que se tiene de superar los obstáculos. Los habitantes de lo que fue un gran país, estamos obligados a la resiliencia, a unirnos para alcanzar un gobierno honesto y capaz. De cada uno depende lograrlo.

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​José E. Rodríguez Rojas

En los últimos años los precios del petróleo han disminuido en forma sostenida, lo que ha reducido la rentabilidad del negocio petrolero global, haciendo que los inversores pierdan interés en la actividad y reorienten sus capitales hacia otras alternativas. Los países con elevadas reservas, como Venezuela, corren el riesgo de que tengan que dejar las mismas en el suelo, debido al poco interés de los inversionistas en explotarlas. Ello soporta el planteamiento de Conindustria sobre la necesidad de buscar alternativas a la producción de petróleo.

Durante los últimos años la producción petrolera se desarrolló en un entorno en el cual predominaba la idea de que las reservas se habían agotado, en consecuencia la producción se expandía en función de lo que producían los campos existentes. El temor por el agotamiento del petróleo creó el ambiente para nuevos proyectos y emprendimientos como fue el caso del fracking en los Estados Unidos y nuevos proyectos costas afuera en Noruega y Brasil. Ello impulsó la producción no Opep y posicionó a los Estados Unidos como el principal productor de petróleo a nivel mundial.

En este contexto Arabia Saudita inició una guerra de precios impulsando la producción a fin de provocar la salida de las compañías que laboran bajo el sistema fracking del mercado, sin embargo las inversiones que realizaron dichas compañías lograron sorprendentes incrementos de productividad que permitieron competir exitosamente y superar la guerra de precios planteada por los sauditas. Los precios bajaron a tal nivel que afectaron las finanzas de los árabes los cuales se vieron obligados a abandonar su estrategia y recortar la producción para impulsar los precios.

Los precios se recuperaron pero en abril del 2020 la pandemia y el confinamiento colapsaron la demanda de combustibles iniciando un nuevo episodio que llevó los precios a niveles que hacían poco o nada rentable la actividad petrolera. Ello provocó nuevos recortes que llevaron los precios a niveles cercanos a los 40 dólares el barril en el periodo más reciente.

Todos estos episodios marcaron una tendencia sostenida a la disminución de los precios del crudo de 2015 en adelante lesionado la rentabilidad del negocio petrolero, llevando la misma por debajo de los costos del capital o sea la tasa de interés que cobran los bancos por los créditos concedidos. Ello ha presionado a los inversionistas a alejarse de la actividad petrolera y buscar otras opciones generándose un colapso en la inversión en la actividad petrolera global.

La caída de la rentabilidad afectará a los emprendimientos como los del fracking. Existe un consenso que el crecimiento del fracking americano en la década del 2020 será débil en comparación con el boom previo. Las inversiones, que generaron impresionantes incrementos de productividad en el sistema fracking, han disminuido. Los inversores pueden obtener mejores retornos en otras partes.

El colapso de las inversiones que se inició antes de la pandemia, ha cambiado el panorama del mercado petrolero. La Agencia Internacional de Energía (IEA), un organismo internacional especializado en proyecciones a largo plazo, estima que la inversión en exploración este año caerá a su nivel más bajo desde el año 2005. El banco Golman Sachs espera que la producción de crudo no Opep se estanque en la década del 2020, no debido a la geología sino a la carencia de inversión. Bernstein, una firma de investigación, piensa que la oferta no Opep, la cual aporta el 60 % de la producción global llegará a un pico en el 2025 y luego se mantendrá a nivel del último año.

La caída de la inversión ha agitado el debate sobre el futuro de la producción de crudo. Bernstein examinó las 50 compañías de energía más grandes fuera de la Opep y el caso de la extinta Unión Soviética. En el año 2019 ellos reinvirtieron un promedio de 64% de su flujo de caja operativo. El promedio en el largo plazo fue de 87%. La pandemia ha agudizado el asunto. Los productores han cerrado campos, retardado proyectos y contraído drásticamente la inversión. Se estima que el 15% de los emprendimientos clausurados no se reiniciarán. La IEA estima que la inversión que se traduce en incremento de la oferta será 33% menor este año que en el 2019 y 62% más baja en comparación al elevado nivel que alcanzó en el 2014.

En el contexto descrito, “si el apetito por petróleo disminuye en el futuro debido a los cambios de hábitos, tecnologías limpias, o regulaciones ambientales, los países con vastas reservas (como Venezuela) corren el riesgo de tener que dejar sus reservas debajo del suelo”.

En el hipotético caso que un gobierno de signo contrario al actual desee recuperar la industria petrolera venezolana, actualmente en ruinas, tendrá la dificultad de conseguir inversionistas extranjeros interesados en participar en la reconstrucción de la industria los cuales no abundarán. Ello confirma lo planteado por Conindustria, la recuperación de la industria petrolera será lenta y llena de dificultades. Por ello es necesario priorizar otras actividades que provean las divisas que necesita el país para sustituir las que en el pasado suministraba la actividad petrolera, como la industria, el turismo, el sector agroalimentario.

Referencia:

La mayor parte de este escrito está basado en una síntesis de un artículo publicado recientemente por la revista The Economist: The Economist. 2020.“Investment in oil supply has collapsed, it may no roar back”. Jun 11th 2020.

Profesor UCV

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Carlos Raúl Hernández

Las medallas olímpicas de los holocaustos habría que distribuirlas así. Oro al mayor genocida de todos los tiempos, Mao Zedong, cuyas obras magnas, el Gran Salto hacia Adelante y la Revolución Cultural, llevaron a la muerte entre 50 y 70 millones de chinos. Parte de esos cadáveres fue al aparato digestivo de sus familiares, en oleadas caníbales por las hambrunas comunistas. Plata para Stalin, con cerca de treinta millones. Y por “la derecha”, Hitler con cerca de 7 millones de esqueletos al lomo.

Estos crímenes coinciden con una categoría política moderna, la dictadura totalitaria. Un régimen político revolucionario, iliberal, feroz, que reorganiza la sociedad desde su médula para erradicar diferencias sociales e injusticia, que daría a luz al hombre nuevo. No una dictadura sino un poder revolucionario total desde la raíz y los valores. El socialismo redimiría la alianza obrero campesina y el nacionalsocialismo la raza aria oprimida. Las medallas se adjudican a partir del número absoluto de defunciones, pero si juzgáramos a partir de criterios ponderados, relativos al volumen de la población, el terminator camboyano, camarada Pol Pot no tendría rival.


Formado en París por Louis Althusser, filósofo marxista que ahorcó a su esposa (en las memorias, Devenir por largo tiempo, escribe “mi drama es que soy una estafa intelectual”), Saloth Sar o Pol Pot, compañero de curso de Jaques Derrida, Gilles Deleuze, Regis Debray, Michel Foucault, extermina un tercio de los camboyanos. En Ruanda, continente negro, hutus masacraron a tutsis Los holocaustos no tienen padre. Los Estados los niegan directa o indirectamente, o tratan de justificarlos.

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El último en enterarse
Sartre no discutía si fueron o no ciertos los crímenes masivos, sino apoyaba incondicional las tiranías de China y Cambodia. Uno de los influencers políticos más conocidos del siglo XX, y mentiroso infantil, Noam Chomsky, los ignora o los niega. Genocidio se convirtió e categoría técnica, pero Stalin y sus cómplices en los organismos internacionales movieron los dedos para diseñar definiciones que excluyeran los crímenes masivos comunistas del concepto que finalmente se aprobó.

Los pronazis en desgracia, como no gozaron de este poder excomulgados después de la Segunda Guerra, simplemente negaron lo ocurrido, en coincidencia con el fundamentalismo islámico. Para ello se valieron de personajes de muy escasa importancia, por lo que el negacionismo del holocausto judío es más un chiste que otra cosa, tal como los terraplanistas californianos refutan la redondez del planeta. Los que rechazan al pueblo judío tienden a creer todo lo malo que se diga de él.

Según el efecto Kruger-Dunning, cualquiera puede decir una imbecilidad y conseguirá adeptos que la crean, la repitan y mejoren los argumentos, mucho más en la era de la post verdad digital. Nadie con la menor credibilidad ha negado jamás el holocausto judío y para los alemanes sería tan grotesco (y necrófilamente ridículo) semejante debate después de Auschwitz, Treblinca y Dachau, que establecieron delito siquiera mencionarlo.

Uno de los actos más notorios de negación del holocausto judío fue una reunión que convocó Ahmadinejad, aquel presidente ultra, que como todos los radicales, llevó Irán varios peldaños más abajo en su desgracia. Reunió en Teherán en 2008 un foro de atorrantes, aventureros, farsantes académicos y simples gorrones universitarios, para darle respaldo al disparate.

Miente que algo queda
Mucho peor que la de Leopoldo II de Bélgica en Congo, la mayor masacre de África se perpetró en Ruanda y exterminó un millón de tutsis. Pero se reunió en Canadá un grupo de intelectuales para salvar la cara de sus revolucionarios para responsabilizar del genocidio a los medios de comunicación. En Ruanda había un solo medio, la emisora del gobierno revolucionario Radio Televisión Mil Colinas que realizó la campaña de odio y dio instrucciones detalladas para la masacre.

Somos proclives a dudar de fenómenos que refutan nuestros prejuicios firmes, nuestras inclinaciones de fe, incluso cuando se trata de experiencias vividas (santo Tomás dijo “ver para creer” pero la epistemología evidencia que es más bien “creer para ver”). Además, conocemos los fenómenos a partir de lo que la información nos dice de ellos. El negacionismo se caracteriza por desmentir incluso contra toda evidencia. “Miente que algo queda”.

Conocemos los fenómenos a través del lenguaje y hace tiempo Voltaire dijo que “con frecuencia el lenguaje es un ejercicio para ocultar el pensamiento”. Agreguemos que, el pensamiento suele ser un ejercicio para ocultar la realidad. Lo que creemos o queremos creer dificulta conocer los hechos. Fidel Castro y el Che asesinaron miles de cubanos y sumergieron en miseria a toda la población, y en el mundo, hasta hace poco, se les aclamaba como héroes, particularmente gran parte de la intelectualidad.

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Según Arendt y otros, amplios sectores del pueblo alemán no tenían conciencia muy clara de lo que pasaba en los campos de exterminio y, además, no querían tenerla ni dudar del fuhrer. En el caso caribeño, los balseros eran despreciables gusanos, contrarrevolucionarios, agentes del imperialismo. Los nazis hablaban de llevar los judíos a la “tierra prometida”, y de “solución final”.

@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/73415/record-de-sangre

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Beatriz De Majo

Quien quiera estar al corriente de los detalles de las peripecias del caso del siglo protagonizado por el barranquillero Alex Saab y sus secuaces, lo que debe es informarse a través de la prensa colombiana ya que las atrocidades y el entramado montado desde Venezuela los toca muy de cerca y salpica a una buena cantidad de personajes y dirigentes neogranadinos .

En este instante los hermanos de la prensa colombianos están envueltos apenas en la investigación de los elementos de lo visible, del “tip” del Iceberg de este caso que tendrá una repercusión internacional de relevancia,pero al tratarse de un país donde la libertad de la prensa es ley, nada impedirá que consigan desentrañar buena parte de la madeja que se encuentra por debajo de la línea de flotación compuesta por un sin número de relaciones turbias y de acciones delictivas y fraudulentas asociadas con tratativas comerciales y financieras de personeros venezolanos y de nacionales de otros países “amigos” del madurismo.

Una pieza periodística especial es la entrevista que Fernando Londoño hace a la Senadora por el Centro Democrático Maria Fernanda Cabal en su programa “La Hora de la Verdad” en la que ésta aporta una miríada de datos informativos sobre las operaciones montadas por el referido personaje en conjunción con el régimen venezolano.(https://www.youtube.com/watch?v=V90KJH6jXAA).

Recordemos que Londoño es un referente importante del colectivo colombiano, por haber sido una pieza muy principal de la lucha contra la insurgencia guerrillera cuando se desempeñó como Ministro del Interior del Presidente Alvaro Uribe y por haber sido un político de gran talla desde el Partido Conservador y el Partido Centro Democrático. Su aguerrida y denodada posición antiguerrillera le valió un atentado explosivo del cual salió bien parado pero no impidió que, desde su tribuna en diferentes medios del país, continuara con la batalla en pro de la institucionalidad colombiana, antes y después del Acuerdo de Paz con las FARC.Es suya la frase emitida durante esta entrevista de que el gobierno de Maduro se encuentra “a la intemperie” luego de escuchar los detalles aportados por la Senadora Cabal.

El interés de Colombia en las actividades de Saab es evidente y no solo el sector político se empeñará en armar el muñeco de los delitos envueltos en el mismo. La prensa anda tras su rastro ya que sus actividades no datan de ayer y unos cuantos personajes visibles de la política y los negocios del vecino país pudieran verse salpicados, o seriamente involuctados,en las operaciones corruptas que Saab hubiera podido tener entre sus manos.

Otro medio que efectúa un esfuerzo informativo digno de encomio en este terreno es la Revista Semana. En los días pasados han puesto el dedo en la llaga de las responsabilidades que Saab tendría de cara al ordenamiento interno. La fiscalía neogranadina ha puesto de relieve, desde diciembre del año pasado, que el personaje tiene que responder por los delitos de lavado de activos, enriquecimiento ilícito, exportación e importación ficticia y estafa agravada. Otras personas habrían sido usadas como fachadas para delinquir que están en Colombia. . https://www.semana.com/nacion/articulo/alex-saab-es-llamado-a-juicio-en-colombia/679927

No menos importante es que las investigaciones efectuados por tirios y troyanos en Colombia comienzan a establecer relaciones que deberán probarse, sin duda, pero que señalan de manera directa a personales políticos de la izquierda de la visibilidad Piedad Córdoba, ex senadora colombiana inhabilitada por 18 años por la Procuraduria General de la Nación en 2010 y el ex candidato presidencial de izquierda radical Gustavo Petro.

Así que no solo dentro de las fronteras Venezolanas se mira con lupa los ires y venires criminales de un individuo que pudiera llevarse en las astas al régimen que cada vez está menos atornillado en Miraflores. También desde el corazón Colombia actúan con mucha eficiencia, tesón y, sobre todo libertad, los investigadores de Armando Info, quienes fueron los primeros en poner el dedo en la llaga y develar las operaciones que hoy mantienen entre rejas en Cabo Verde al barranquillero hoy reconocido como agente del Gobierno de Nicolás Maduro. El artículo “El penúltimo vuelo” con la firma de Roberto Deniz (https://armando.info/Reportajes/Details/3643) es una pieza de investigación destacada que da cuenta de los últimos movimientos del hombre tristemente célebre del momento en Venezuela.

El que al fin dejará al madurismo “a la intemperie”.

https://www.analitica.com/opinion/a-la-intemperie/

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David Cameron, Ellen Johnson Sirleaf y Donald P. Kaberuka

Ningún país se salvó de la COVID-19, pero algunos —los «estados más frágiles» del mundo— enfrentan un conjunto de desafíos especialmente difícil. Antes de que llegara la pandemia Yemen, Sudán, Haití, Sierra Leona, Birmania, Afganistán, Venezuela y otros países con dificultades ya estaban agobiados por la pobreza, los conflictos, la corrupción y los malos gobiernos. Ahora estos factores los ponen en una situación especialmente delicada para lidiar con la crisis de la COVID-19.

Para soportar una pandemia, los países necesitan exactamente lo que les falta a los estados frágiles: un gobierno con capacidad institucional para diseñar e implementar un plan de acción integral, policía eficaz para hacer cumplir las normas, programas sociales para entregar dinero y provisiones, y sistemas de salud para atender a los contagiados.

La falta de capacidad estatal es inmediatamente evidente en el dominio de la salud pública. Mientras Europa cuenta con 4000 camas de terapia intensiva por millón de habitantes, en muchas partes de África solo hay 5 por millón. Mali solo tiene tres respiradores en todo el país.

Una respuesta eficaz también requiere confianza en el gobierno. Pero, además de la falta de capacidad, los gobiernos en la mayoría de los estados frágiles carecen de legitimidad popular. En países que se están recuperando de conflictos o están divididos por la corrupción, mucha gente no estará dispuesta a seguir al gobierno, aunque haya demostrado su capacidad de liderazgo.

También un sector privado sólido es un componente necesario de los estados eficaces y resilientes. La gente tiene que poder trabajar para brindar sustento a su familia y los gobiernos deben generar ingresos fiscales para ayudar a quienes no pueden hacerlo. Sin embargo, los estados frágiles suelen carecer de la economía formal a través de la cual cubrir esas necesidades.

En las primeras etapas de la crisis, había esperanzas de que algunos estados frágiles pudieran escapar a lo peor del impacto sanitario de la COVID-19, debido a su juventud y aislamiento, pero según la perspectiva que tenemos como copresidentes del nuevo Consejo sobre Fragilidad Estatal (Council on State Fragility), este no ha sido el caso. En las últimas semanas, Sudán, Sudán del Sur, Somalia y Yemen sufrieron tasas de contagio y mortalidad que rivalizan con las de los países más desarrollados que fueron golpeados antes por el coronavirus.

Para peor, el impacto económico de la pandemia seguramente golpeará a los estados frágiles con mayor dureza, no solo por las medidas de aislamiento interno, sino por lo que está ocurriendo en el extranjero. El comercio con países como China cayó brutalmente, los ingresos por remisiones se desplomaron, los precios de las materias primas y el petróleo cayeron en picada y los déficits se agigantan. Debido a que los estados frágiles dependen de las importaciones para gran parte de su alimentación, cada vez se habla más de «hambre», e incluso, de «inanición».

A esta altura debiéramos saber que los problemas de los países pobres tienden a convertirse en problemas mundiales, ya sea por migraciones masivas, crimen organizado, terrorismo o derrames económicos. Dado que la mitad de las personas pobres del mundo vivirán en estados frágiles para 2030, estos problemas aumentarán aún más.

Por eso el Consejo sobre Fragilidad Estatal se ha fijado como prioridad principal llamar la atención a los desafíos únicos que enfrentan estos países. Con la participación de ex líderes mundiales, ministros, diplomáticos, empresarios, académicos y líderes de organizaciones para el desarrollo, el Consejo combinará la investigación avanzada con el conocimiento detallado de las políticas para influir sobre quienes toman las decisiones a nivel mundial y nacional, y decidirán la forma en que los estados frágiles sobrellevarán esta crisis y enfrentarán sus desafíos más amplios y profundos.

La descentralización, adaptabilidad y el uso hábil de los datos serán clave. Por ejemplo, hay amplia evidencia que sugiere que la contención inteligente de los brotes locales suele ser más adecuada que los confinamientos en todo el país. Ese tipo de conocimiento podría resultar crítico para los estados frágiles, pero debemos actuar rápidamente antes de que la fase aguda de la pandemia termine en Occidente y desaparezca la sensación de urgencia.

Ofrecemos cinco recomendaciones. En primer lugar, la protección social debe ser simple y rápida. A veces eso significará una prestación universal más que una selección minuciosa. Se deben usar las redes de teléfonos móviles para obtener evidencias sobre las necesidades actuales y para distribuir pagos pequeños y regulares (aunque con duración limitada).

En segundo lugar se debe fomentar la producción local de alimentos. Sierra Leona, por ejemplo, solía producir arroz, pero en las últimas décadas cada vez se tornó más dependiente de las importaciones. En términos más amplios, África tiene el 60 % de las tierras cultivables del mundo sin usar. Las actividades para producir cultivos de primera necesidad localmente pueden y deben escalarse en forma rápida y sustancial.

En tercer lugar, cuando haya una vacuna disponible, la comunidad internacional debe asegurarse de que los estados frágiles no sean desplazados del mercado a través de los precios. Cuando la amenaza es un agente patógeno contagioso, no hay países seguros a menos que todos lo estén. Debemos fomentar y acelerar la producción de diversas vacunas para garantizar su distribución rápida y extendida.

Cuarto, las empresas en los estados frágiles necesitan apoyo directo. Como saben las instituciones financieras de desarrollo, las empresas pequeñas en los países más pobres suelen ser dejadas de lado y tienden a sufrir por los efectos perversos de metas y reglas más amplias (porque es más fácil alcanzar objetivos invirtiendo en proyectos grandes en países grandes), pero son precisamente estas empresas más pequeñas las que ameritan una mayor inversión.

Finalmente, el G20 debiera apoyar más a los estados frágiles fuertemente endeudados que están siendo obligados a elegir entre pagar a sus acreedores extranjeros y salvar a su gente. Tan solo este año, los países que reciben asistencia bilateral para el desarrollo tienen pagos programados por aproximadamente 40 000 millones a acreedores públicos y privados.

Para evitar ese golpe fiscal, solicitamos a todos los miembros del G20 que se comprometan con una moratoria para las deudas, no solo hasta el próximo año, sino mientras dure la crisis. Además, es fundamental que todos los estados frágiles logren financiamiento de emergencia para apoyar los esfuerzos contra la COVID-19 y mitigar su impacto económico, incluidos aquellos que no suelen ser elegibles para recibir fondos del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional.

La COVID-19 profundizará las heridas existentes en todos los estados frágiles del mundo, pero con suficiente acción global rápida, podemos mitigar los peores efectos de la pandemia. Si algo hemos aprendido de la crisis es que podemos salvar vidas y proteger el sustento si actuamos más rápidamente que el virus.

16 de junio 2020

Traducción al español por www.Ant-Translation.com

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/covid19-crisis-in-fragile-s...

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Jesús Elorza G.

Una de las más importantes características de los veintiún años del gobierno “Revolucionario del Siglo XXI” es, sin lugar a dudas, el elevado nivel de corrupción. Esa grave desviación de la ética pública tuvo su origen en el inmenso desorden administrativo que se impuso en dicho gobierno por expresa voluntad del presidente de la República y líder fundamental de la mal llamada revolución bolivariana. Desde su propio inicio, se observó que existía un marcado interés en destruir todos los elementos de control que exige obligatoriamente el manejo de las finanzas públicas, para de esa manera lograr comprometer a los funcionarios, por encima de la lealtad normal que debe existir con un gobierno, y al mismo tiempo permitir que los dineros públicos se manejaran, sin ninguna supervisión, para poder ser utilizados con absoluta libertad por el régimen en sus objetivos políticos. ​

En el sector deportivo, quienes han pasado por los cargos administrativos superiores del Ministerio del Deporte, Instituto Nacional de Deporte y Comité Olímpico Venezolano han implantado y desarrollado una política que bien podemos caracterizarla como de “el saqueo de los recursos presupuestarios y el control totalitario del sector deportivo”. ​

A manera de síntesis, pudiera decirse que los 21 años del régimen chavista (1999-2020), se han caracterizado por una constante violación de la autonomía de las Federaciones Deportivas y del Comité Olímpico, el encubrimiento de los ilícitos ocurridos con todo lo relacionado con el transporte, alimentación y viáticos de las delegaciones que representan al país en eventos internacionales, la falta de transparencia en el manejo de los cuantiosos recursos económicos del Fondo Nacional del Deporte, la estafa continuada con la solicitud de divisas a Cadivi, el encubrimiento de los ilícitos ocurridos con la construcción de las instalaciones deportivas para los Juegos Nacionales o para eventos internacionales como lo fue el caso del Estadio Iberoamericano de Atletismo en Maracay y el grave y progresivo deterioro, y abandono, en que se encuentra mas del 80% de nuestras instalaciones deportivas, lo cual ha generado el alejamiento de las comunidades y población en general de las mismas, consolidándose además, serias restricciones para el desarrollo del deporte de rendimiento por carecerse de instalaciones adecuadas. ​

La seguridad social de los trabajadores del sector deportivo obreros, empleados y entrenadores activos y jubilados ha empeorado progresivamente, los contratos colectivos están congelados desde el año 2000, salarios de hambre, no se les reconoce la homologación de las pensiones y jubilaciones, se mantiene cerrada la Escuela de Entrenadores, los seguros HCM que por sus pírricas coberturas, prácticamente los mantienen en condiciones de "condenados a muerte", los manuales clasificadores de cargos no son aplicados y los pasivos laborales duermen el sueño del burócrata, en la larga espera de su cancelación y salarialmente son discriminados frente a los chulos entrenadores cubanos.​

La solicitud irresponsable de sedes de eventos deportivos internacionales con el solo propósito de continuar con la apropiación indebida de los recursos económicos destinados para tal fin; ejemplos de ello lo ocurrido con la Copa América de Futbol, Juegos Bolivarianos de Playa, Iberoamericano de Atletismo, Mundial de Softbol femenino entre otros. La inasistencia a eventos internacionales programados, por incapacidad gerencial que pretenden esconderlas con señalamientos contra el imperio norteamericano y la guerra económica. La entrega de divisas a la dictadura cubana a través de leoninos convenios de contratación de “entrenadores” y los juegos del “Alba”. La permanente suspensión de los Juegos Nacionales. ​

En el marco de este trágico y perverso cuadro, destaca la perdida de nuestra hegemonía deportiva en los Juegos Deportivos Bolivarianos frente a Colombia. ​

Esta situación de regresión institucional solo busca imponer un régimen totalitario que acabe con la descentralización, con los derechos a la libre asociación, la libertad de empresa, la autonomía de las entidades deportivas y genera una situación de incertidumbre e inseguridad laboral para miles de venezolanos que trabajan como obreros, empleados, entrenadores activos y jubilados en las diferentes instituciones nacionales, regionales o municipales encargadas de desarrollar las actividades deportivas en todo el territorio nacional.​

En fin, el tiempo presente es duro y difícil. Nada que celebrar en este nuevo aniversario del Dia Nacional del Deporte, y si, mucho porque luchar.

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En enero de 2019 tuvimos razones muy valederas para llenarnos de nuevo de esperanzas, porque se puso en marcha una iniciativa de los partidos democráticos en la cual un grupo de jóvenes políticos levantaba el estandarte de la libertad, sustentándose en la legitimidad irrefutable de la Asamblea Nacional frente a los usurpadores del poder que pretendían mostrarse como lícitos. Hasta entonces nunca se había recibido el apoyo de más de cincuenta naciones democráticas del mundo, las cuales demandaban igual que los venezolanos el cese de la usurpación y el inicio de un proceso de transición a la democracia que nos llevase a realizar elecciones libres y a comenzar la construcción de una nueva Venezuela.

Desde los primeros meses de vida de la iniciativa se produjeron avances innegables en el fortalecimiento de alianzas internacionales que nos apoyan, las cuales por más de un año han aplicado sanciones y otras presiones económicas y políticas que sin duda han debilitado en su accionar al régimen usurpador. Pero hoy, acercándose la fecha de las elecciones parlamentarias a las que obliga la Constitución, el régimen asalta nuevamente a los partidos democráticos, buscando ventajas ilegítimas para esos comicios a través de despojarlos de sus símbolos externos y sus mecanismos de gobierno interno, lo que hace apoyándose en dirigentes corruptos de esas organizaciones -que han aceptado venderse- y en la inacción práctica de la inmensa mayoría de los venezolanos.

Efectivamente, para dar su zarpazo, el régimen ha aprovechado un momento en que los venezolanos estamos nuevamente en lo más bajo de uno de aquellos ciclos de optimismo y desconfianza que nos ha tocado vivir.

La desconfianza actual de la gente hacia los liderazgos democráticos, que no se puede ocultar ni tendría sentido esconder, se debe a tres clases de factores. Por una parte, la gente pareciera estar cansada de que los dirigentes de Oposición hayan sido incapaces de mostrar la necesaria transparencia en sus manejos de recursos a pesar de reclamos en ese sentido que tienen más de un año; en segundo lugar, hace tiempo es del dominio público una práctica sectaria que impide que venezolanos honestos de gran conocimiento y experiencia ayuden en las estrategias de acción política o en las relaciones internacionales de una iniciativa que nos ha unido a todos para superar la crisis. Por último, los venezolanos rechazan la repetida comisión de errores importantes de la Oposición en el frente político interno, los cuales han obstaculizado el apoyo a la iniciativa por parte de sectores militares, sin cuyo concurso será casi imposible lograr el cese de la usurpación e iniciar la recuperación de la democracia.

Rechazar la nueva aventura del régimen contra los partidos democráticos y estar al lado de éstos en la presente circunstancia es una obligación de todos los demócratas y en particular de quienes no militamos en partidos, cometido que asumo abiertamente. Pero eso no basta, porque sólo en la medida en que los partidos rectifiquen y se hagan fuertes, podrán ser instrumentos eficaces del cambio que todos queremos y podrán ganar de nuevo la confianza de la gente, que está hoy muy menguada.

Superar la situación actual de desesperanza y desconfianza es obligación de los líderes, de todos los ciudadanos y de sus organizaciones, y ello sólo será posible si dejan de suceder las omisiones, el sectarismo y los repetidos errores comentados, en una acción transparente y creíble de rectificación por parte del liderazgo opositor.

Me rebelo personalmente ante la conseja según la cual hay que callar o apañar los errores y desviaciones que pueda tener la Oposición porque “el enemigo está del otro lado” o porque “los trapos sucios se lavan en casa”. La experiencia de los últimos veinte años de la democracia fue que los trapos que ameritaban asearse nunca se lavaron y el chavismo se coló entre dos décadas de andrajos malolientes para imponerse en la sociedad.

No hay que cazar brujas o señalar enconadamente a culpables para superar el escenario actual, simplemente hay que cortar las prácticas indebidas en la toma de decisiones sobre temas tan importantes como son la transparencia, el sectarismo generacional y los relacionados con la Fuerza Armada Nacional, y dar muestras claras a toda Venezuela de que tales prácticas han sido desterradas.

Se nos pueden agotar los apoyos internacionales actuales, que dependen de la vigencia de la actual Asamblea Nacional, la cual no necesariamente es auto renovable como se ha querido hacer ver apoyándose en argumentos muy discutibles. ¿Qué sucederá con las capacidades de resistencia del régimen depredador si se retrasa el cese de la usurpación o se debilitan las capacidades de la alianza internacional para cortar los apoyos que aquel está recibiendo de grandes potencias y de estados abiertamente asociados al terrorismo internacional?.

Ningún revés es definitivo en la historia de las luchas por la libertad, pero si no actuamos a tiempo y con transparencia estaremos ante los enormes riesgos de posponer por muchos años la superación de nuestra crisis, acercándonos a la experiencia histórica que ha padecido la sociedad cubana, o de ver a Venezuela convertida en el escenario de sangrientas guerras derivadas del conflicto geopolítico global, como las que han vivido por muchos años países del Medio Oriente.

Que la iniciativa nacida en enero de 2019, encabezada por el Presidente Interino, recupere muy pronto la confianza de la sociedad venezolana y de todas sus instituciones incluida la Fuerza Armada Nacional, es indispensable para que la Oposición no sea nuevamente víctima de ataques impunes del régimen como el despojo que hace hoy a los partidos, y para que podamos llegar a enero de 2021 habiendo superado la usurpación o contando aún con el apoyo internacional actual, el cual está en riesgo de disiparse si no se actúa de verdad y se hace con celeridad.

Estas reflexiones son portadoras de mi propia angustia y de la inquietud de muchos miembros de la sociedad civil venezolana ante estos riesgos, así como de la confianza que yo mismo quisiera renovar en la entereza del liderazgo democrático de nuestro país, que lo llevará seguramente a asumir la urgente rectificación que es necesaria.

18 de junio 2020

 4 min