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Opinión

Julio Dávila Cárdenas

Hace algo más de diez años escribí una reflexión sobre la dignidad. Ahora, en tiempos tan difíciles pretendo hacerlo sobre la dignidad de la persona humana.

Dice la Biblia, “Creó, pues, Dios al hombre a imagen y semejanza suya; a imagen de Dios le creó, creólos varón y hembra” (Gen 1, 27). El hombre es imagen de Dios no sólo como creatura suya, también como persona, como ser inteligente, libre y responsable. Reconoce que la mujer le es igual en dignidad dado que también fue creada por Dios: “ésta es el hueso de mis huesos, la carne de mi carne” (Gen 2, 23).

La dignidad humana es el derecho que tiene cada uno de ser valorado como sujeto individual y social, en igualdad de circunstancias, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona; siendo la libertad base fundamental de la autonomía de la persona.

La dignidad no tiene precio, merece respeto tanto para la persona como de ésta para sus semejantes. Kant decía: “Actúa de manera tal que en todo momento utilices la humanidad en ti como persona y en cada otro en todo momento como un fin y nunca como un medio”.

La dignidad de la persona humana es un concepto clave del derecho constitucional que aparece reflejado en las Leyes Fundamentales de los Estados. “La dignidad de la persona es intangible. Respetarla y protegerla es deber de todo poder estatal”. Para que ella subsista es indispensable el reconocimiento de la igualdad, la libertad y la autodeterminación y por tanto el de los derechos humanos. La persona tiene que vivir en libertad, en una situación de derecho, lo cual presupone la división de poderes y su autonomía e imparcialidad.

Sólo existe democracia cuando están garantizadas y respetadas las libertades civiles y políticas del pueblo. La Constitución venezolana en su preámbulo asegura los derechos humanos fundamentales y en el artículo 3, establece como fin esencial del Estado la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad. En otras disposiciones constitucionales se garantiza el debido respeto a la dignidad de los privados de libertad (art. 46.2); la inviolabilidad del hogar doméstico y respeto de la dignidad del ser humano (art. 47); el respeto a la dignidad y los derechos humanos de todas las personas por parte de los cuerpos de seguridad del Estado (art. 55); el respeto a la dignidad de los ancianos y de las personas con discapacidad (arts. 80 y 81); el derecho de los trabajadores a un salario que les permita vivir con dignidad (art. 91) y; la obligación de los órganos de seguridad ciudadana de respetar la dignidad y los derechos humanos sin distinción alguna (art. 332).

La pregunta es: ¿El régimen respeta esas normas constitucionales que garantizan a los ciudadanos su dignidad? La experiencia de estos dos últimos decenios nos indica que la respuesta es NO. Debemos luchar por lograr pronto un gobierno serio, de personas honestas y capaces que nos lo garantice.

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Red Agroalimentaria de Venezuela

Algunas conclusiones del Informe Trimestral enero abril 2020

Los problemas causados por la pandemia en el país todavía no son significativos. La percepción tanto del gobierno como de los expertos de la oposición es que el período de expansión exponencial no se ha iniciado y que pueda producirse en las próximas semanas.

  • En este marco toda América Latina se encuentra en una situación desventajosa con: un crecimiento de la pobreza extrema y la desigualdad, un desempeño económico y una productividad descendiendo y al inicio de un periodo de recesión.
  • Las posibilidades de los apoyos financieros externo no son halagadoras: La gran banca internacional se encuentra en una situación complicada y muy exigida por los países que le sirven de sede. Los multilaterales difícilmente van a tener los recursos que se requieren para cubrir las necesidades plateadas.
  • La importancia internacional de la crisis venezolana a disminuido. Hasta antes de la pandemia la estrepitosa caída de Venezuela en todos los órdenes y la ilegitimidad del Gobierno, colocaban al país en el centro de las preocupaciones de buena parte del mundo.
  • Toda esta situación a nivel mundial y de América Latina encuentra a Venezuela en la peor situación de su historia y quizás una de las peores vividas por cualquier país del mundo. El país se encuentra en medio de una aguda depresión económica y una crisis humanitaria compleja.
  • A los casi dos meses de instrumentadas ya aparecen sus graves consecuencias. En 1er lugar se produce un derrumbe de las exportaciones petroleras y su precio, lo cual reduce notablemente los ingresos. En este mismo período se produce un disparo de la tasa de cambio promedio con un incremento de 85%. La tasa d cambio es seguida por la inflación que se estima en 89.4%. La Hiperinflación regresa con fuerza y acompañada del repunte de la escasez.
  • En estas circunstancias el confinamiento y el distanciamiento total casi hace imposible la sobrevivencia. Por esto a finales de abril el porcentaje de la población que no tiene con que sobrevivir es la inmensa mayoría de la población
  • El sector agroalimentario se encontraba en el centro de la problemática económico-social venezolana antes de la crisis por el Coronavirus y ahora con las nuevas circunstancias aumenta su importancia.
  • La producción agrícola vegetal, animal y pesquera han sido muy fuertemente afectadas en los dos últimos meses. Los problemas con el suministro eléctrico y muy especialmente el desabastecimiento de gasolina ha impactado las cosechas que se producen en el 1er trimestre del año y las siembras del próximo ciclo de cultivo. Igualmente han tenido efectos negativos sobre la ganadería y la pesca
  • En el sector agroindustrial los efectos generales sobre la economía se manifiestan también claramente con la continuación de las caídas en la producción que ya eran muy significativas en el 2019. Sin embargo, a partir de marzo su situación tiende a hacerse más dificultosa por cuanto el Gobierno retoma la política de controles e intervenciones de la industria.
  • Las importaciones públicas y privadas han sido muy limitadas en el 1er trimestre del año.
  • Sin embargo, el efecto más importante se ha generado en los flujos informales de productos provenientes de Brasil y Colombia. Esta cantidad de alimentos, no contabilizados formalmente en las importaciones, llegaron a ser muy importantes en el 2018 y 2019. Ahora estos flujos se han disminuido radicalmente y esta fuente de alivio es mucho menor
  • La disponibilidad y el acceso a los alimentos se encuentran niveles críticos y es muy probable que al arrancar el cambio político económico nos encontremos en niveles críticos de disponibilidad de calorías y proteínas y casi seguramente graves problemas de acceso físico y económicos de una muy alta fracción de la población.
  • La distribución directa de los CLAP no representa un aporte significativo para cambiar el acceso a los alimentos y es muy poco probable que disminuya su alcance e importancia en los próximos meses
  • Es muy probable que se potencie la conflictividad social en los próximos meses por carencia de alimentos, gasolina, y servicios públicos y ello conduzca huelgas, marchas, conflictos y confrontaciones sociales con efectos sobre la situación sanitaria y también sobre la dinámica política
  • Comenzar a recuperar el consumo de alimentos es un elemento fundamental para la viabilidad político social de cualquier cambio político económico.

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El país vive de los mitos. Los mitos y los mitómanos, claro está, abundan y crecen como la verdolaga, hasta de manera silvestre; y mucho más en la situación de inmovilización y confinamiento en la que vivimos, con demasiado tiempo de ocio. Sin mencionar los mitos que se tejen con relación a la COVID-19 y el coronavirus, en materia política seguimos incrementando nuestro acervo mitológico.

Hace varios años escribí sobre algunos de los mitos que pueblan la mentalidad política del venezolano. Cosas como: “Adeco es adeco hasta que se muere”, “el pueblo nunca se equivoca”, “la política y los políticos son todos corruptos”, “los partidos, como los conocemos son indispensables”, “la sociedad civil es una fuerza telúrica en política”, “los técnicos y militares gobiernan mejor”, y una lista inagotable. El peso de la realidad fue acabando con esos mitos y dejándonos desamparados en un desierto en el que damos vueltas y vueltas sin terminar de atravesarlo. No es el caso volver sobre lo dicho.

En este predicamento, a veces evasivo, en el que estamos, ahora hemos pasado a esperar la intervención de alguna fuerza externa y misteriosa, que suspenda las leyes naturales y que, más allá del mundo de lo tangible y de lo conocido, produzca los cambios que anhelamos; es decir, esperamos que se produzca algún “milagro”; o en su defecto, que es casi lo mismo, una intervención extranjera o una implosión del chavismo que nos libre de hacer lo que solo nos corresponde a nosotros a partir del trabajo político, duro, eficiente, a nivel popular. Pero mientras algo ocurre, seguimos creando y alimentando mitos.

Esos mitos muchas veces acarrean graves consecuencias. Por ejemplo, la combinación de estos dos: “Somos un país rico” y “todos los políticos son corruptos”, –que están entre los más grandes que hemos tenido, con los que crecimos y criamos generaciones enteras– sirvió de trampolín para que llegaran al poder los que hoy nos mal gobiernan y han destruido al país. A partir de allí, “ayudados” por los interesados, desarrollamos muchos otros; uno de los más “populares”: el de la invencibilidad de Chávez Frías, quien ganó un proceso electoral en 1998 con un apoyo efectivo de tan solo el 15% de la población del país y gracias a una abstención del 37%, y ese fue el mejor resultado de todos sus procesos electorales. Pero ese no fue el único mito y ahora mismo crecen varios.

“A los venezolanos todo el mundo nos quiere porque somos simpáticos y ocurrentes”, “nos destacamos porque tenemos un gran sentido del humor” ese par de mitos, los hemos estado escuchando durante estos últimos años, desde que creció la emigración o la mal llamada “diáspora”. Ese mito, llamémoslo el de la “avasallante personalidad” del venezolano, se fue derrumbando en la medida en que los pobladores naturales, de los países que nos recibían, se fueron sintiendo desplazados en sus trabajos, profesiones o invadidos en sus condominios por atropellantes compatriotas, algunos de ellos alardeando de sus bienes de fortuna, remembranzas de aquel “ta’ barato, dame dos” del que hacíamos gala cuando recorríamos el mundo como turistas y que tras vacaciones –algunas muy dispendiosas–, regresábamos al país cargados de las más diversas mercancías. Menos mal que gracias también a miles de compatriotas, verdaderamente trabajadores incansables, útiles profesionales, muy brillantes algunos, sirvieron de contrapeso al primer grupo y gracias a los segundos aún somos bien recibidos y apreciados en el exterior.

Otro mito de estos días es el mito de Wilexis, un hampón, un criminal, con múltiples delitos y asesinatos en su haber, pero que ahora está siendo glorificado, deificado, y ya algunos disimuladamente lo promueven políticamente y no tardan en proponerlo para presidente –nada tiene de raro después de haber tenido en ese cargo a un militar fracasado y a un sindicalista reposero– y algunos hasta tratarán de elevarlo a los altares; todo porque alguien dijo, seguramente inventando, que la lucha cruenta que tiene montada para ser el amo de Petare es porque se opone al “régimen”, al mismo régimen que lo armó y toleró para que, convertido en azote de barrio en el extremo más el este de la ciudad, ayudara a controlar a su población. Ahora le atribuyen tuits, videos y audios, que seguramente no escribió, ni grabó, en los cuales con estereotipada voz de malandro de Radio Rochela y sofisticado lenguaje de “pran” que denota que reside como mínimo en Chacao o El Cafetal, dirige inflamadas proclamas en contra del régimen y advierte a sus secuaces que gobiernan al país del mal del que se van a morir. Lo grave no es que se haya inventado que él realice esos tuits, sonidos o videos, lo grave es que a alguien se le haya ocurrido hacerlos y a muchos otros creerlos y difundirlos.

Pero el mito más reciente es el de los “héroes” del llamado “macutazo”; aun cuando no comparta algunas ideas y acciones, siempre que se propongan acabar con la tiranía, estoy de acuerdo en que se deben respetar todas las opciones individuales, sobre toda aquellas en las que los involucrados se arriesgan personalmente; pero, de allí a admirar como a héroes a los protagonistas del desembarco en cuestión, hay una diferencia. Algunos ya están en ese camino de convertir en héroes a sus protagonistas, que por lo demás no tiene nada de raro, pues al “héroe” del Cuartel de la Montaña, que fracasó en un intento y sanguinario golpe de estado en 1992, como dije más arriba, el 15% del país –si descontamos abstención y quienes votamos por otro candidato– lo premió convirtiéndolo en Presidente de la Republica en 1998, posición desde la cual él destruyó las instituciones democráticas y la economía del país y se convirtió en poco menos que un dictador.

No es el caso ahora desmenuzar la caterva de errores que condujeron a lo ocurrido con los desembarcos de mayo y sus lamentables consecuencias para una oposición que ya tiene muchas equivocaciones y cosas de que preocuparse, ya otros se han encargado de eso; pero sí es momento de lamentarse y reflexionar acerca de que esos mitos –que en política construimos y engordamos– no pueden seguir siendo la base sobre la cual se planifiquen y construyan las estrategias opositoras para salir de este oprobio.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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En plena cuarentena, recibí la invitación de Diego Vallenilla @Dieguisimo, el súper fotógrafo venezolano, para participar en uno de sus proyectos nuevos. Se trata de una serie de fotos de personas comunes de diferentes zonas de Caracas, profesiones, intereses, edades, estratos, etc, a las que les pide que expresen gráficamente un deseo muy personal en esta cuarentena, más allá del más importante, que sin duda es la salud.

Diego toma las fotos desde la calle o el jardín, sin establecer ningún contacto con la persona fotografiada. Los deseos son expresados a través de una pancarta, cartulina o escrito, usualmente mostrado desde la puerta, la ventana, el balcón del hogar, y la foto se toma desde lejos.

La experiencia ha sido sensacional y lleva 10 sesiones de 4 fotos cada una publicada en su instagram, acumulando mensajes de todo tipo sobre esos deseos personales que van desde “Mandarlos al colegio”, refieréndose obviamente a los chamos, no sólo para que se eduquen sino también para tener un rato libre y personal, hasta “ir a la playa”, tener mi acto de graduación”, “abrazar”, “montar caballo” o “ver a mi novia”. Cada uno de esos mensajes viene acompañado por una explicación breve del protagonista sobre la razón de ese deseo.

Cuando Diego me llamó para que participara me tomó varias horas decidir que escribir en mi cartulina. Con excepción de ver a la novia, que en mi caso esta en mi casa (y llevo 30 años con ella), cualquiera de los mensajes del resto de los participantes podría servirme perfectamente. Todos ellos los siento como míos y en algún momento he soñado con ellos. Pero luego de mucho pensarlo, me decidí por uno que me pareció el más importante para mí: “Pasar la página y empezar de nuevo”.

Pero, ¿a que me refiero con ese deseo? La crisis que vivimos en este momento, en Venezuela y en todo el mundo, es la peor que ha ocurrido desde principios del siglo pasado y afecta dramáticamente nuestras vidas. Encerrado en casa durante varias semanas en cuarentena, me atormentaba pensar en lo que perdimos y, sobre todo, en lo que vamos a perder. En el caso de Venezuela, esas pérdidas son aún mayores, pues esta pandemia llegó en un momento cuando el país estaba ya en terapia intensiva y el impacto económico de la crisis viene con esteroides.


Pero estando en una conferencia virtual, a través de la plataforma de Zoom, el comentario de un alumno sobre mi análisis de riesgo país, cambio mi perspectiva sobre el tema. Me dijo: “Los jóvenes llevamos la peor parte de todo esto, porque ustedes (esta es la parte donde me dijo viejo, elegantemente) tienen un camino recorrido, recursos acumulados y experiencia de vida y profesional que les ayuda a enfrentar los retos de esta crisis”.

Mi respuesta automática a su inquietud, fue capaz, sin proponermelo, de calmar la mía: “No estamos enfrentando otra crisis económica, política y social convencional, de las que hemos vivido muchas en estos años, sino una ruptura que cambiará al mundo. Enfrentar estos nuevos retos requiere flexibilidad, adaptación, curiosidad y pasión, eso que más bien parece definir la juventud, pero no en términos de edad, sino de actitud.


Lo que ganamos o perdimos antes ya no es lo más relevante, sino lo que viene ahora, los nuevos retos, lo que esta por hacer y lo debemos abordar libres de ataduras con el pasado. No es importante lo que termina, sino lo que está por empezar y yo quiero vivirlo plenamente, sin empañarlos con las perdidas del pasado. Esto es lo natural para ti y tu generación. Pues te cuento que a mi edad, lo que más quiero y me emociona es ser capaz de “Pasar la página y empezar de nuevo” …como si tuviera la tuya.

luisvleon@gmail.com

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Carlos Raúl Hernández

“He decidido no leer (…) más artículos sobre el mundo post pandémico… sus autores son seres aterrorizados (…) formulando las más disparatadas fantasías personales”. Fernando Mires

Alguien debería editar la antología de la economía política de la pandemia, ya que naturalmente los influencers no podían permitir que pasara sin dejar sus testimonios-pronósticos, aunque con frecuencia estos devienen a futuro sketches humorísticos. Henry Ford declaró impensable que un automóvil corriera a más de 20 k/h, y los ecologistas juraban que la humanidad no llegaría al siglo XXI.

En la izquierda y la derecha estaban seguros de que también antes del siglo XXI todos los países serían comunistas, y otros aseguraban que el mundo acabaría en el holocausto nuclear. Sartre anunció durante los 70 que la tercera guerra mundial ya había comenzado en Medio Oriente. Con las nuevas fuentes de energía en los 80, los profetas del futuro anuncian que en ¡dale con el siglo XXI!, el petróleo sería material de desecho.

Otros dijeron: “Jimmy Hoffa es intocable porque su guardaespaldas es la clase obrera” y, a pesar de Scorcese, aún no se sabe que ocurrió con él, y se piensa que lo enterraron vivo. Para la Nueva Izquierda inspirada en Marcuse, esa clase obrera de Hoffa se había tornado soporte del kapitalismou y la revolución debía hacerse con marginales, drogadictos, estudiantes y delincuentes. Las distopías izquierdosas anunciaban un mundo kapitalista totalitario.

Así Los Ángeles en la magistral Blade Runner (Scott:1982) era una ranchería de miserables, marginales y chiringuitos de fritangas tercermundistas, versión del mercado de Tepito en Ciudad de México, oscura porque la polución no dejaba ver el sol, bajo la lluvia ácida incesante. Las distopías de derecha avizoraban un totalitarismo inspirado en 1984 de Orwell, que prohibiría hasta el amor. Algunos intelectuales dejaron su testamento del Covid con cuidado, sensatez y aportes interesantes.


Confusión con Confucio
Desfilaron por la pasarela del futuro Naomi Klein, Yuval Harari, Byung Chul Hal, Francis Fukuyama, Slavov Zizeck, Fernando Savater, Antonio Escohotado, Thomas Piketty, Rudiger Safransky, Sebastián Edwards y varios otros. Fukuyama, uno de los autores más comentados y menos leídos, en un artículo discreto y tranquilo, y sin pontificar sobre el fin de la historia, señala atascos para superar en la marcha. Pero otros arrojan carretas de disparates y manías ideológicas.

Byung Chul Hal inventa que el autoritarismo asiático lleva ventaja contra el coronavirus y nombra a Surcorea, Japón y Taiwan (¿?) y que Confucio sería el padre de ese autoritarismo, aunque no fue un filósofo en el sentido de Platón, no propone modelos de república, de justicia, ni una cosmovisión. Es un pedagogo y asesor político militar que ejerció el pensamiento práctico en una civilización que no conoció la libertad y eso le costó caro. Todavía 2000 años después la revolución cultural de Mao prohibió su lectura y quemó sus obras.


La persecución ideológica continúa cuando a una miss panameña le preguntaron quién era Confucio y después de segundos aterradores con la mente en blanco, dijo que era “el padre de la confusión”. Muy chato es un ensayo del Marx contemporáneo, Piketty, que revela la imposibilidad de los posmarxistas para recuperarse del deslave del socialismo, y quitarse las anteojeras de su ideología derogada.

Hay terribles y reales problemas para enfrentar lo que viene: ¿cómo cristalizar inversiones-empleos para superar la recesión en Europa, en un contexto de senectud y deflación demográfica que hacen insustentable el Estado de Bienestar? ¿Cómo impulsar desarrollo económico y social en el Tercer Mundo para estabilizar los flujos migratorios?

Economista de cabecera
¿Qué hacer frente a los estragos del aislacionismo populista norteamericano, que antes de la pandemia ya amenazaba con una recesión mundial cuyas principales víctimas son los países pobres? Frente tan tremebundo y convulso cuadro, Piketty, como buen inspirador de Pablo Iglesias, nos asombra diletando sobre la propiedad, como los ideólogos de los siglos XIX y XX de los que no se puede librar.

En un texto plagado de inconsistencias, se cumplen las frases lapidarias de su maestro Marx “las generaciones muertas oprimen como una pesadilla el cerebro de los vivos”, y de Keynes “todos terminamos siendo esclavos de un economista muerto”. Desde hace 200 años, Marx, y antes Proudhon, culparon a la propiedad, y todo el siglo XX los comunistas la fusilaron, y de paso, mataron de hambre a la gente.


Ante el fracaso los comunistas inyectaron kapitalismou y propiedad en China para que la gente pudiera comer más que 100 gramos de arroz al día como durante el maoísmo. Gracias al regreso de la propiedad, ahora es la segunda potencia mundial y los países más prósperos, Canadá, Suecia, Suiza, Holanda, Hong Kong, Dinamarca, son los que tienen mayores puntajes en el Índice de Liberad Económica.


En esos países a los que misteriosamente ponen el mote de “socialistas”, prácticamente no existen restricciones a la propiedad, ni controles, ni dirigismo estatal. Son economías cuatro y cinco veces más abiertas que las de Francia, Alemania, España, Bélgica o Italia. Y las naciones más miserables, aquellas donde el gobierno, parecido a la receta de Piketty, ejercen mayor control sobre la economía.

@CarlosRaulHer

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Javier Lafuente y Francesco Manetto

Alrededor de cincuenta hombres, dos lanchas rápidas, diez fusiles y un plan suicida. El enésimo intento de derrocar a Nicolás Maduro se quedó en un rocambolesco desembarco en dos playas próximas a Caracas, Chuao y Macuto, y fue desactivado en cuestión de horas el pasado 3 de mayo. La llamada Operación Gedeón dejó al menos siete muertos y decenas de detenidos, entre los que se encuentran exoficiales venezolanos y dos mercenarios estadounidenses. Pero ese episodio, que se enmarca en el clima belicista alentado por el sector más radical de la oposición al régimen chavista, solo es el epílogo de una larga historia. Transcurre entre Colombia —cuyos servicios de inteligencia y Gobierno quedan cuestionados—, Estados Unidos y Venezuela, y en ella intervienen políticos, militares, empresarios, contratistas, asesores de seguridad. El resultado es una muestra de la capacidad de penetración de la inteligencia del aparato bolivariano.

La incursión en la costa caraqueña de hace dos semanas es, hasta el momento, el capítulo más disparatado para intentar desestabilizar al Gobierno de Maduro. Pero no ha sido el único. El relato de lo sucedido, reconstruido por EL PAÍS gracias a los testimonios de una decena de fuentes conocedoras de los hechos, refleja el descontrol de una estrategia consecuencia de una guerra de egos que, en definitiva, se ha convertido en un bumerán que ha asestado un golpe a Juan Guaidó. El líder de la oposición rechaza, sin matices, estar involucrado e incluso haber estado al tanto de la Operación Gedeón, mientras el malestar internacional e interno, dentro de la oposición, no ha hecho sino crecer y una pregunta se repite desde hace dos semanas: ¿cuál va a ser la siguiente sorpresa?

“La caída de Nicolás Maduro se ha vuelto un negocio, es cuestión de tiempo”. La euforia con la que una persona muy cercana a Guaidó pronunciaba esta frase en febrero del año pasado, en un restaurante de Caracas, cobra más sentido con el paso del tiempo. El dirigente opositor, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, acababa de regresar entonces de una gira por Sudamérica después de cruzar la frontera para asistir al intento de entrada de ayuda humanitaria por Colombia en uno de los momentos políticos más tensos vividos en Venezuela. Desde entonces, se han producido varios acercamientos, al menos cuatro, de personas o empresas que se presentan bajo el eufemismo de compañías de seguridad, ofreciendo sus servicios para de una u otra manera propiciar la caída de Maduro o fortalecer lo que surgiese de ella.

El hervidero de Cúcuta

Para entender las premisas de las últimas conspiraciones hay que viajar a la ciudad fronteriza de Cúcuta (Colombia) en los días previos al 23 de febrero del año pasado. La localidad era un hervidero de operadores políticos, uniformados, representantes de agencias de inteligencia de distintos países, inversores con intereses en una transición en el país vecino, cooperantes y miles, decenas de miles de personas vinculadas a la oposición. En vísperas de esa jornada, cuando fracasó la operación promovida por Bogotá, Washington y la oposición al chavismo para introducir en Venezuela camiones con ayuda humanitaria, se celebró un concierto organizado por el magnate británico Richard Branson. Entra en escena entonces una figura clave en el último plan contra Maduro. Se trata de Jordan Goudreau, exmiembro de las fuerzas especiales de Estados Unidos, veterano de Irak y Afganistán y hoy representante de la firma de seguridad privada Silvercorp, con sede en Florida. Durante esos días Goudreau se encargó de la protección de los artistas, pero también encontró un terreno fértil para intentar hacer negocios.

En ese momento Venezuela vivía días de turbulencias políticas después de que en enero Guaidó se proclamara presidente del país y en las filas opositoras varios cargos vislumbraron la posibilidad de formar una especie de ejército particular para intentar una incursión. Cúcuta era el epicentro de esos movimientos. “De los 1.700 hombres que Venezuela tuvo en los refugios encargados por el Gobierno colombiano y manejados por ACNUR [para recibir a venezolanos que querían salir del país], solamente 163 fueron los que en verdad pasaron de Venezuela hacia Colombia el 23 y los días siguientes”, relata una fuente al tanto de los movimientos de los militares desertores. “El resto era personal militar, policial, bomberos que estaban dispersos en América e inclusive algunos en Europa. Fueron llegando sencillamente porque pensaban que se iba a organizar una operación”.

Pero las expectativas de estos opositores que vieron la posibilidad de lanzar una operación contra Maduro quedaron frustradas. Sin liderazgo ni referentes, no tuvieron más alternativas que encerrarse en esos centros de acogida. El único nombre que aún resonaba entre ellos era el de Clíver Alcalá. Este exgeneral fiel a Hugo Chávez rompió con Maduro en 2016 y se fue a Colombia. Al menos dos fuentes que trabajaron a su lado en las fuerzas armadas venezolanas, y otras tantas que lo han seguido de cerca desde el ámbito político, lo describen como “una persona carismática, con mucha voluntad, mucho empuje: desde sus tiempos de servicio activo tenía fama de abusador, desviaba el poder, no respetaba, actuaba con mucha furia y apoyó al régimen en la mayoría de los desmanes que había cometido”.

Hace un mes y medio, a finales de marzo, Alcalá fue acusado formalmente por Washington de tráfico internacional de drogas. Fue incluido en una lista en la que aparece junto a la cúpula del chavismo. El exgeneral, que residía en Barranquilla, en el Caribe colombiano, decidió entonces entregarse a la DEA, pero antes habló públicamente de un complot para derrocar a Maduro que se estaba organizando en Colombia e hizo referencia a la incautación de un arsenal de armas.

Fue precisamente Alcalá el primero en hablar de un contrato estipulado el pasado mes de octubre por el equipo de Guaidó con Jordan Goudreau y su empresa, Silvercorp, que estaría detrás del desembarco en la costa caraqueña de hace 15 días. Juan José Rendón, conocido como JJ, un controvertido asesor del líder opositor que ha participado en campañas de muchos políticos latinoamericanos y al que siempre se han atribuido operaciones oscuras, admitió hace unos días haberlo firmado. “Era una exploración para ver la posibilidad de captura y entrega a la justicia de miembros del régimen”, reconoció el consultor en la CNN, que exculpó a Guaidó ante la aparición de su supuesta firma en los mismos documentos. Rendón, que llegó de la mano de Leopoldo López, dimitió de su cargo, pero la tibieza del líder opositor, que aceptó la renuncia aunque en un principio evitó despedirlo pese a las presiones internas, han suscitado un enorme malestar en la oposición ante lo que consideran la imposibilidad de romper con su jefe.

El hecho de que Colombia —país que comparte con Venezuela más de 2.200 kilómetros de frontera y destino de cerca de 1,5 millones de venezolanos que en los últimos años migraron en busca de oportunidades— fuera la base de operaciones hace un año para fraguar un intento de golpe pone de por sí la lupa sobre sus autoridades. Por complicidad o por omisión. Alguien de la cadena de mando militar debió de estar al tanto, al menos hasta cierto momento. Aunque todos, empezando por el presidente, Iván Duque, se desvincularon rotundamente de lo sucedido y formalmente el Gobierno instó a los dirigentes opositores en el exilio a informarles de cada paso. Las dudas sobre si un sector de la inteligencia colombiana próximo al expresidente Álvaro Uribe actuó con el beneplácito de este, pero no del de Duque, cobran fuerza con el paso de las semanas y por la versión de diferentes fuentes, tanto venezolanas como colombianas.

Esos planes, en cualquier caso, se pusieron en marcha justo después del 23 de febrero de 2019. Alcalá, con fondos procedentes de la oposición, comenzó a organizar unos campos de entrenamiento cerca del municipio colombiano de Riohacha, en el departamento caribeño de La Guajira. Se trata de un territorio poco poblado en el que se mezclan desierto, selva y montaña que linda con Venezuela y que él conoce debido a vínculos familiares y a su pasado como comandante en esa región, en la que estrechó lazos con guerrilleros de las FARC. Los ordenadores incautados en 2008 al entonces número dos de la guerrilla, Raúl Reyes, revelaban la cercanía entre Alcalá e Iván Márquez, jefe negociador de la guerrilla en La Habana, hoy un líder disidente que rompió con los acuerdos de paz.

Operadores políticos

Mientras tanto, en Caracas se intensificaba el pulso entre Guaidó y Maduro. El país sufría una crisis eléctrica sin precedentes y tomó vuelo otra opción, que se manejaba en paralelo. Todas las fuentes consultadas coinciden en que en todo momento ha habido múltiples planes sobre la mesa; pocos se explican cómo el más disparatado de todos fue el que se terminó por desarrollarse. Fue la asonada del 30 de abril de 2019. Tenía el objetivo de provocar una ruptura de las fuerzas armadas y facilitar una etapa de transición con la participación de algunos altos cargos chavistas. Como los demás intentos, fracasó y terminó con un incremento de la tensión y la liberación de Leopoldo López después de pasar tres años encarcelado y casi dos en arresto domiciliario. El dirigente opositor y líder del partido Voluntad Popular encontró resguardo horas después en la residencia de la Embajada de España en Caracas, donde todavía permanece.

Esa operación se precipitó, según al menos dos fuentes, debido a la insistencia del mayor del Ejército venezolano Javier Nieto Quintero, que fue precisamente quien junto a Goudreau reivindicó el intento de incursión marítima de hace dos semanas. El fracaso del plan de abril de 2019 provocó una desbandada. El exjefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) Cristopher Figuera, que participó en esos hechos, huyó a Estados Unidos tras pasar unas semanas en Colombia. “El personal militar se quedó sin padre ni madre. Los que estaban en Cúcuta se quedaron definitivamente aislados en sus refugios y los que estaban con Clíver Alcalá también quedaron aislados en el campamento de Riohacha. Y los que estaban en Venezuela, por supuesto, temerosos de la acción del Gobierno debido al control público que se hacía”, resume un oficial.

¿Qué pasó entre abril de 2019 y mayo de 2020? Para empezar, entran en escena dos operadores políticos próximos a Leopoldo López. Ya a mediados de mayo del año pasado, Lester Toledo, que había sido uno de los coordinadores de la ayuda humanitaria, y Jorge Betancourt, organizan reuniones en Bogotá para explorar posibles acciones. Lo hicieron, durante esas semanas, en al menos tres ocasiones. Sobre la mesa estaba el plan que estaba diseñando Goudreau. El exmilitar norteamericano proponía en un primer momento entrar por las líneas fronterizas, ir destruyendo a los grupos de las FARC y del ELN, y posteriormente insistía en entrar con 300 hombres por la costa a través de La Guaira.

Pero otros sectores de la oposición al tanto de estos planes los consideraron disparatados desde el comienzo. “Para conquistar una cabeza de playa hay que tener un volumen de fuego y una cobertura aérea suficiente, más cuando te estás metiendo en el centro del poder militar venezolano. En La Guaira solamente está el cuerpo de infantería de la Marina, pero tienes a Caracas cerca y dos batallones de infantería muy poderosos que pueden decidir cualquier operación militar”, asegura una de las fuentes consultadas. El tenor de las apreciaciones de Goudreau, según algunos de quienes lo conocieron, daba la idea de su desapego de la realidad: “Cada uno de mis hombres equivale a 500 combatientes venezolanos”.

Este ex boina verde participó en otro encuentro en junio de 2019. Fue acompañado por un puertorriqueño llamado Lorenzo que actuó como intérprete, y se reunió con Clíver Alcalá, que también fue con traductor, el teniente venezolano en el exilio Arturo Gómez Morantes. Los asistentes evaluaron el coste de la operación, que al principio rondaba los 700.000 dólares y posteriormente ascendió hasta 1,8 e incluso 3 millones.

El entorno de Leopoldo López quería tener la última palabra sobre el dinero recaudado, lo que generó tensiones entre los presentes. Tanto es así que Toledo y Betancourt informaron al día siguiente de la necesidad de apartar a Alcalá, puesto que ya entonces el exgeneral estaba sancionado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos. Lanzaron una propuesta al teniente Gómez Morantes para que él dirigiera la incursión. Este, según las fuentes consultadas, grabó la conversación y se la envió a Alcalá. Y fue así como se produjo la primera fractura entre el sector militar y político. Contactado por EL PAÍS, Toledo asegura que nunca tuvo nada que ver con Alcalá y que lo denunció desde que fue elegido diputado por el Estado Zulia. Además, se desvincula de forma rotunda del desarrollo de la Operación Gedeón en las costas venezolanas.

El exgeneral contaba en ese momento con no más de 70 hombres repartidos en algunas casas de campo de La Guajira, pese a que él presumiera en público de 300 soldados. La falta de ingresos profundizó su malestar. Esos hombres no tenían una dieta sana y algunos enfermaron por no tener acceso al agua potable, de acuerdo con al menos tres personas al tanto de la situación en los campamentos. Solo más tarde recibió unos fondos y la situación mejoró. Alcalá hasta llegó a comprar camisetas y zapatillas deportivas para los entrenamientos.

Por entonces, en el verano de 2019, Jordan Goudreau ya estaba instalado en una vivienda del acomodado norte de Bogotá con al menos cuatro personas: un estadounidense, un puertorriqueño, un hondureño y un mexicano.

El papel de la inteligencia colombiana

Una de las incógnitas es el papel de la inteligencia colombiana. Según las fuentes consultadas, el abandono de los campos y el diseño del plan contribuyeron a que los servicios de inteligencia de Estados Unidos y de Colombia relajaran la vigilancia. Sin embargo, al menos Clíver Alcalá estuvo en contacto con la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) colombiana desde su llegada al país. En la recta final del último mandato de Juan Manuel Santos (2010-2018), le recibió el general Juan Carlos Buitrago, entonces subdirector de la agencia, y en mayo del año pasado fue captado en medio de la celebración de una cumbre por Carlos Narváez, subdirector de operaciones, con quien mantuvo relación durante meses.

En todo momento, según varias versiones, Toledo y Betancourt presumían de contactos en el Gobierno colombiano, con el expresidente Álvaro Uribe o el entonces embajador colombiano en Estados Unidos, Francisco Santos. El actual jefe de la DNI fue el jefe de la Casa Militar durante el mandato de Uribe. El sector más radical de la oposición recela de Iván Duque, a quien atribuye demasiada prudencia el 23 de febrero, y se considera más afín al ala más dura del Centro Democrático, el partido fundado por Uribe. Sin embargo, no se han aportado evidencias de que esos contactos se produjeran con frecuencia o fueran fluidos.

Quedan las dudas sobre si alguien en el Gobierno estaba informado y dejó que los hombres de Alcalá y Goudreau siguieran actuando. En cualquier caso, al margen de la intensidad de la vigilancia de Colombia, los agentes se encontraron con un abanico de personalidades que comprometían, de entrada, cualquier tipo de conspiración. “En Venezuela todas las conspiraciones han fracasado por cinco razones: porque hay un poco de mitómanos, gente que te dice que tiene 50 batallones dispuestos a intervenir y no es verdad; porque hay un montón de ilusos, gente que piensa que si ellos dan un paso muchos los van a seguir; porque hay estafadores, gente que ha hecho de la necesidad de restituir la democracia en Venezuela un negocio; la cuarta son los ignorantes, gente que no sabe de artes y ciencia militares; y la última son los locos, con componentes de vanidad y de ego”. Estas palabras, de un antiguo alto mando militar, son de alguna manera el punto de unión entre las premisas y lo que vino después.

La organización del operativo en Colombia se complicó. Entran en escena otros dos oficiales venezolanos, los tenientes coroneles Illich Sánchez y Rafael Pablo Soto Manzanares, que desempeñaron un papel determinante en la asonada del 30 de abril, al mismo tiempo que el mayor Nieto Quintero y Rodney Pacheco, al que se le consideraba uno de los responsables de seguridad de Juan Guaidó. Fueron ellos los que, entre finales del pasado verano y el inicio del otoño, comienzan a conversar con un grupo de militares en el exilio encabezado por los hermanos Sequea, sobre todo con Juvenal y Antonio Sequea, quien fue detenido por las autoridades venezolanas el en el intento de desembarco del pasado 3 de mayo. “Illich Sánchez y Soto Manzanares le recomiendan a Leopoldo López retomar otra vez contacto con esta gente, ya que los hermanos Sequea eran los que se iban a hacer cargo de la operación”, asegura una de las fuentes al tanto de los movimientos.

Poco después, entre finales de noviembre y principios de diciembre, Antonio Sequea es detenido en el aeropuerto El Dorado de Bogotá mientras trataba de volar a España con pasaporte falso. Los motivos de ese viaje se desconocen, aunque la sospecha de operadores al tanto del plan es que tuviera que ver con búsqueda de financiación. El exgeneral Hugo Carvajal, apodado El Pollo, hoy prófugo de la justicia española, había sido jefe de Sequea y en 2019 apoyó públicamente la causa de Guaidó.

Hay un vacío en el tiempo que no ha terminado por aclararse y que está cubierto por un manto de especulaciones más que de certezas. Tras saltar por los aires la Operación Gedeón hace dos semanas, se supo que esta había sido planeada en un principio por asesores de Guaidó, siendo el líder visible J. J. Rendón. El estratega venezolano ha insistido en que, entre octubre y noviembre, ante las exigencias de Goudreau, rompió con él. Sin embargo, el ex boina verde siguió adelante con sus propósitos. Quién le dio el beneplácito es un interrogante, mientras muchos dudan que los servicios de inteligencia de Colombia no supieran de sus movimientos en la capital colombiana y por todo el país. Al menos tres fuentes al tanto aseguran que están tratando de seguir el hilo del dinero que pudo haber recibido, pues no dudan que, a través de testaferros, le siguió llegando financiación para la operación fallida. Ver si ese dinero llegaba desde dentro de la oposición, como piensan muchos pues hay un sector convencido de que una intervención militar es la única solución, o desde el Gobierno de Maduro, que se entera de los planes, es algo que de momento no está esclarecido.

Operación de contrainteligencia

De lo que hoy, en cambio, pocos dudan es de que la operación estaba infiltrada o penetrada por informadores del régimen de Maduro. Ya a finales del año pasado cundían las sospechas en sectores de la oposición. El mandatario venezolano se refirió en algunas apariciones públicas a supuestos “rambos” que conspiraban desde Colombia, una descripción que encaja con la figura de Goudreau. En segundo lugar, según la información filtrada desde la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), en enero el chavismo realizó una operación, cerca de las playas donde se intentó la incursión marítima. Las fuerzas de seguridad allanaron hoteles, albergues y posadas en busca de Clíver Alcalá, cuyo hermano es embajador de Venezuela en Irán, y ciudadanos puertorriqueños, hondureños y estadounidenses. Un rastreo que coincide con las nacionalidades de los hombres que compartían vivienda con Goudreau en Bogotá. Además, los uniformados realizaron un ejercicio de defensa del puerto, bautizado como Punto de Resistencia Bravo.

También hubo un simulacro de cierre de la ciudad de Caracas, ubicada a unos 30 kilómetros de la costa. En la grabación del interrogatorio de Luke Denman, uno de los mercenarios estadounidenses detenidos, este afirma que su misión era hacerse con el control del aeropuerto para permitir el aterrizaje de aviones estadounidenses y sacar a Maduro del país. Aunque en sus primeras declaraciones no lo menciona abiertamente, el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía se encuentra junto al puerto de La Guaira.

El 11 de marzo, además, el Ejército venezolano capturó en una zona fronteriza de La Guajira conocida como Trocha número 30 a un teniente llamado Figueroa Fernández. La detención se produjo en uno de esos cientos de caminos informales que conectan Colombia y Venezuela y fue fortuita, según el relato de una fuente militar, porque el oficial conducía a alta velocidad en una trocha. Este, según información de la FANB, bajó del vehículo y se dijo dispuesto a colaborar. Apenas dos semanas después, las autoridades colombianas incautan un arsenal de armas, pero no hacen público el operativo durante unos días. Sin embargo, Nicolás Maduro tarda siete horas en mencionar el decomiso, mientras el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, al día siguiente, da los detalles del plan de Goudreau y Clíver Alcalá. Cuando este se entrega a Estados Unidos, muchos en las filas opositoras pensaron que era inviable continuar con el plan. Sin embargo, la operación siguió adelante.

Malestar generado

Las consecuencias que ha tenido la Operación Gedeón aún son imprevisibles, pero no cabe duda de que ha supuesto una sacudida a las aspiraciones de Guaidó y al mayor tesoro que este tiene: el apoyo internacional. Las fuentes consultadas, dentro y fuera de Venezuela, en diversos países, admiten que el malestar generado en Estados Unidos por la chapuza de hace dos semanas ha sido mayúsculo. Lo mismo ocurre en Colombia y en algunos países de Europa. Si no ha saltado por los aires el apoyo a Guaidó ha sido porque todos los actores son conscientes de que es la única figura que aún articula una unidad frente a Maduro, al menos a nivel nacional.

En Venezuela ocurre algo parecido. Las desavenencias crónicas de la oposición no tardaron en manifestarse, sobre todo en privado. En público, el partido Primero Justicia, de Henrique Capriles, que permanece en Venezuela y de Julio Borges, exiliado en Colombia, ha sido el único que ha criticado lo ocurrido y exigió a Guaidó romper con J. J. Rendón. “Parece que nos hemos subido a la máquina de Marty Mcfly y hemos retrocedido a 2018”, resume una de las fuentes, ante el reto que tiene por delante la oposición.

En el chavismo tampoco hay una postura clara sobre qué hacer ante un nuevo intento de derrocar a Maduro. Celebran que la oposición les haya brindado, sin costo alguno, una unidad en el seno de las fuerzas armadas que tapa, al menos por el momento, las grietas internas. Un sector, que encabezaría el propio Maduro y cuya figura más visible es Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación, se muestra partidarios de no actuar contra Guaidó, esto es, descarta la posibilidad de detenerlo, pese a que se han intensificado los ataques contra él y el asedio a su círculo más próximo. Rodríguez siempre ha sido partidario de la idea de que el líder opositor termina por errar, y eso les beneficia. Hay otro bando, no obstante, encabezado por Diosdado Cabello, número dos del chavismo, que siente que la autoridad del Gobierno sufre un golpe, por leve que sea, cada vez que se evidencia un intento de fractura de las fuerzas armadas.

La Operación Gedeón, un nuevo plan disparatado, ha sacudido a Venezuela en medio de la pandemia de la covid-19. Antes de la llegada del coronavirus, la oposición y el chavismo ultimaban un acuerdo para la recomposición del CNE, con vistas a las elecciones parlamentarias previstas para finales de este año. La pandemia lo trastocó todo. No solo en el ámbito político. La crisis para los venezolanos se ha agudizado; la hiperinflación se ha vuelto a disparar, la escasez de combustible es total. Hasta hace unas semanas, miembros de la oposición mantenían canales abiertos con el Gobierno para tratar de que el ingreso de ayuda humanitaria fuese mayor. Una parte de los críticos con Maduro, dentro y fuera de Venezuela y en buena parte de la comunidad internacional, cunde la necesidad de que lograr un acuerdo humanitario abriría la posibilidad de iniciar una negociación política. “Que haya voluntad política, no es necesariamente lo mismo a que haya un acuerdo político”, señala una fuente. No obstante, aún hay líderes con peso que creen que la caída de Maduro es solo cuestión de tiempo y siguen azuzando el fuego de una intervención. De ahí que no pocos se pregunten: ¿Cuál será el siguiente plan disparatado?

16 de mayo, 2020

El País

https://elpais.com/internacional/2020-05-16/mitos-egos-y-torpeza-anatomi...

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Resumen Ejecutivo

Venezuela experimenta la mayor crisis de su historia como resultado de la aplicación de un modelo económico y político que ha ocasionado su colapso en todos los órdenes, a lo cual se ha sumado el impacto económico y social ocasionado por la pandemia del COVID 19. En este entorno tan crítico y difícil, se requiere reactivar el país tan pronto como sea posible, y encaminarlo hacia el progreso haciendo el mejor uso de los recursos disponibles. La Región de Guayana con sus vastos recursos constituye un área a considerar para ayudar al país a dar ese vuelco.

Guayana ha constituido por más de medio siglo una esperanza para la diversificación económica de Venezuela; sin embargo, en las últimas décadas el Estado redujo su esfuerzo en el desarrollo de la región hasta llegar a su abandono total. Su gente, su territorio, su economía y sus instituciones están hoy en día a la deriva, aunado al hecho de que la región ha llegado a ser un escenario de pérdida de la soberanía nacional, la corrupción y la participación de cuerpos del Estado en el crimen organizado para el saqueo de sus recursos naturales.

Como resultado de lo anterior la generación de energía de la región se ha reducido en un 50%, con sus secuelas en múltiples actividades, tales como el parque industrial, el abastecimiento de agua potable, el alumbrado de los espacios públicos y privados, los apagones por horas y días en muchas regiones del país, etc.; las industrias del acero y el aluminio se encuentran paralizadas; ya la región es prácticamente inaccesible por vía aérea ordinaria, los servicios de educación y de salud han llegado a niveles insoportables para la población, la pobreza alcanza a un porcentaje de los hogares superior a los promedios nacionales, de por sí trágicos, y la inseguridad ciudadana afecta a todas las familias.

Venezuela está urgida de poner en marcha una estrategia de desarrollo para Guayana que permita detener este deterioro en la región y apuntalar su desarrollo generando logros sostenibles en todos los ámbitos, en beneficio de sí misma y de todo el país.

En este sentido, han sido formuladas algunas propuestas, entre las cuales destaca la que fue recientemente preparada por profesionales de la región, especializados en diversas disciplinas, denominada “El Plan Guayana en el contexto del Plan País”, la cual incluye los productos generados en 22 mesas deliberativas. Sin embargo, se requiere complementar las propuestas de esas mesas y enmarcarlas en una estrategia integral de desarrollo para la región, considerando condicionantes regionales, nacionales e internacionales, con propuestas de reformas y políticas coherentes, organizadas en programas estratégicos, con hitos y metas a corto, mediano y largo plazo. Un plan estratégico que sea asumido con motivación por los liderazgos de la región y del país, que permita el seguimiento de sus logros y las correcciones oportunas, y que apunte hacia una “visión compartida” que se adapte a los recursos humanos, tecnológicos, logísticos y financieros disponibles y a los que se vayan creando como resultado de la ejecución del plan, estimados de manera realista.

El presente documento elaborado por el Grupo Orinoco, constituye un guion que esperamos contribuya a orientar un ejercicio de Planificación Estratégica como el descrito anteriormente, así como a promover los necesarios debates donde participen actores regionales y nacionales a fin de lograr consensos en torno a una estrategia de desarrollo sostenible para la región Guayana para el corto, el mediano y el largo plazo.

En las propuestas del Guion se integran tres enfoques que es necesario explicitar en beneficio de sus lectores. Se trata de la perspectiva del Desarrollo Sostenible y sus objetivos, de la visión de la Ordenación del Territorio, y de la metodología de la Planificación Estratégica:

• El desarrollo es sostenible cuando es capaz de satisfacer los objetivos de realización, progreso y libertad de las generaciones actuales de una sociedad, sin comprometer los recursos y las oportunidades que requerirán las generaciones futuras para alcanzar sus propios logros. Se considera que una sociedad está en desarrollo cuando en su seno se da un conjunto de procesos inter relacionados, movidos por ella misma, los cuales amplían las capacidades humanas y las oportunidades de realización de cada uno de sus miembros, generando a partir de allí el progreso de todos.

• La Ordenación del Territorio se refiere tanto a una práctica profesional que se soporta en diversas disciplinas científicas, como a una función pública del país, que debe realizarse a niveles nacionales, regionales y locales. En ambas acepciones se le debe considerar como un dispositivo instrumental de la planificación del desarrollo, que pretende dar una utilización racional y equilibrada al territorio, en función de resolver los problemas que plantea la utilización del espacio físico, teniendo como fin último el desarrollo sostenible.

• La planificación estratégica, aplicada al desarrollo sostenible de una región, implica abordar el futuro reduciendo la incertidumbre, conociendo los procesos que se dan en la realidad presente y los que derivan de ella como tendencias; planteando una situación ulterior como objetivo deseable para un horizonte temporal determinado; y formulando acciones para ir de la situación Inicial a la situación final que es descrita en la Imagen Objetivo.

¿En qué consiste el ejercicio para el cual se preparó el Guion?

Las propuestas metodológicas de la Planificación Estratégica Situacional (PES) que propone el Guion comprenden los “momentos” que se resumen a continuación. La Figura 1 ilustra la lógica de todo el proceso.

• El análisis de la Situación Inicial y sus tendencias. El paso inicial del ejercicio consiste en conocer la Situación Inicial de la región, los antecedentes históricos que la determinan, las tendencias que se expresan en ella y las influencias tanto internas como exógenas que condicionan la posibilidad de cambiarlas. La caracterización de la Situación Inicial y sus tendencias debe intentarse con un enfoque holístico, que integre las visiones de los diversos grupos disciplinares (económico, social, cultural, ambiental, político institucional) que participan en el ejercicio.

• Definir una Imagen Objetivo de Guayana para el largo plazo debe construirse concibiendo de manera integrada un conjunto deseable y realista de objetivos del mismo horizonte en lo económico, social cultural, ambiental, político e institucional, que se enmarquen en una visión de desarrollo nacional. La Imagen Objetivo debe reflejar consensos de los diversos intereses nacionales y regionales; es decir, debe constituir una Visión Compartida.

• El Análisis de Escenarios es el centro del momento estratégico de la Planificación Estratégica Situacional. La incertidumbre con la cual se presenta el futuro se puede reducir anticipando mediante hipótesis varias situaciones en las que probablemente deba implementarse la estrategia de desarrollo sostenible de Guayana. Cada conjunto relevante de esas hipótesis constituye un Escenario, el cual debe considerar los objetivos de desarrollo sostenible de la Imagen Objetivo, los procesos nacionales e internacionales del entorno, y los actores relevantes, tanto los que apoyan como los que adversan a la estrategia.

• Perfeccionar la propuesta de la Estrategia corresponde al último paso de la secuencia. Ello implica afinarla, tanto en términos técnicos como políticos; programar su implementación, y precisar la estimación de los resultados de su puesta en marcha. En esta etapa, se recomienda que las propuestas sean organizadas en unos pocos Programas Estratégicos capaces de motivar a la sociedad y las agencias ejecutoras, y seleccionar en cada uno de ellos algunos Proyectos Estructurantes.

Los Programas Estratégicos y los Proyectos Estructurantes serán los vehículos más importantes para motivar políticamente al liderazgo, tanto nacional como regional, en la puesta en marcha de la estrategia, y para movilizar a la sociedad guayanesa en el seguimiento y la contraloría social de su ejecución.

• Y finalmente, la estrategia debe ser difundida en una operación de socialización lo más amplia posible, que comprenda a las organizaciones de la sociedad civil nacionales y regionales y al público general, para lo cual se propone llevar a cabo campañas en medios y redes sociales, y rondas específicas de presentación ante públicos seleccionados.

Como parte del Guion propuesto y con la finalidad de estimular el intercambio y el logro de los consensos entre los equipos que participen, se sugiere responder a una serie de preguntas en torno a la situación actual y las tendencias que se prevén, para cada tema que se sugiere abordar y para cada paso dentro del proceso de preparación de la estrategia.

Queremos resaltar que el Grupo Orinoco ha pretendido contribuir con el desarrollo sostenible de Guayana elaborando este Guion para orientar el importante ejercicio de Planificación Estratégica que demanda una capacidad y disposición con horizontes de hasta 30 años, en una región con las potencialidades y una extensión que en la práctica resulta en casi media Venezuela y puede representar una esperanza más firme y factible para alcanzar un progreso sostenible para todos.

Una vez completado el ejercicio anterior, se dispondrá de un instrumento maestro para iniciar un proceso de discusión con una audiencia más amplia y contribuir así a la Formulación de la Estrategia de Desarrollo Sostenible para Guayana, que es urgente e indispensable.

Los trabajos de preparación de la estrategia requieren del liderazgo de instituciones comprometidas con el desarrollo del país y de Guayana, involucra esfuerzos sostenidos de un equipo de especialistas por un tiempo que preliminarmente se estima entre 24 y 30 meses, e implica una labor también incesante de contactos institucionales para obtener apoyos diversos de organismos de Venezuela, de otros países y de las esferas multilaterales.

Las tareas preparatorias, a poner en marcha a la mayor brevedad, para iniciar lo más pronto los trabajos, implican crear una alianza institucional que promueva activamente la iniciativa y motivar a liderazgos de Guayana y el país con la misma; indagar preliminarmente la disponibilidad de información básica y de profesionales especializados de la región por disciplinas; estudiar opciones de organización de los equipos en función de lo anterior y preparar los perfiles de los especialistas que deberían integrar los equipos; programar la realización de las tareas y estimar el costo de las mismas; hacer contactos con organismos que pudiesen apoyar financieramente la iniciativa, entre ellos bancos de desarrollo multilaterales y de ámbito latinoamericano; preparar términos de referencia para concursos, si estos debiesen hacerse; seleccionar los equipos a ser encargados de los trabajos y contribuir a su alineación con las ideas del desarrollo sostenible, la ordenación del territorio y la planificación estratégica que propone este Guion.

Caracas, 29 de abril de 2020

Ver trabajo completo: https://orinocodotblog.files.wordpress.com/2020/04/guion-guayana-05-05-2...

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