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Mariza Bafile

¡Qué difícil resquebrajar el techo de cristal!

Mariza Bafile

Colombia y Chile: dos países, dos realidades diferentes, una aspiración común: aumentar la presencia de las mujeres en el mundo político e institucional.

Chile pareciera haberlo logrado tras la toma de posesión del Presidente Gabriel Boric quien, no solamente logró ganar las elecciones gracias al voto mayoritario de las mujeres, sino que constituyó un gobierno, que él mismo declaró feminista, en el cual por primera vez las mujeres ministras son mayoría. Hasta un Ministerio liderado tradicionalmente por hombres, el de Interior, está a cargo de una mujer, la doctora Izkia Siches.

Antes del actual gobierno en Chile la presencia femenina en la política y en general en puestos de poder era escasa a pesar de la Presidencia de Michelle Bachelet y de su gobierno que, sobre todo en el primer mandato, dio mayor espacio a las mujeres.

El estudio realizado por Montserrat Sepúlveda y Alejandra Zuleta titulado “Asignación Desigual de Mujeres al Gabinete en Chile 1990-2020” evidencia la disparidad de género en el número de ministros en los distintos gobiernos. “Desde 1990 a 2020 -se lee en el informe- solo 69 mujeres han sido designadas como ministras de un total de 303 cupos disponibles”. Sepúlveda y Zuleta muestran asimismo como en la mayoría de los casos a las mujeres fueron asignados ministerios tradicionalmente considerados femeninos.

Un cambio de tendencia se vio cuando el país eligió a las personas que trabajarían en la creación de una nueva Constitución. Las mujeres obtuvieron la mayoría de los votos y cuando se aplicó el “criterio de corrección” instrumento creado para asegurar la paridad de género, hubo que sumar a siete hombres para llegar al número de 77 mujeres y 78 hombres. Sin ese instrumento correctivo las mujeres hubieran sido 84. Un resultado que rompió todos los clichés según los cuales las mujeres tienen menor arrastre electoral.

El gobierno de Boric profundiza esa tendencia no solamente por el número de mujeres que le acompaña en el gobierno sino por su manera de expresarse cuando habla de política de género, de paridad y de feminismo.

Es evidente que Boric representa una nueva generación de izquierda, mucho más democrática y feminista y mucho menos populista y machista/narcisista.

Diferentes los señales que llegan de Colombia, país en el cual se realizaron recientemente las elecciones parlamentarias. A pesar de un avance en la representación de parlamentarias, serán 85 las congresistas, es decir 30 más de las que ocupan curules actualmente en la Cámara y en el Senado, la paridad de género todavía es una meta difícil de lograr.

No obtuvieron los resultados merecidos los grandes esfuerzos realizados por diferentes grupos feministas y aunque exista una Ley que obliga a que el 30 por ciento de los cargos públicos sean liderados por mujeres, esas cuotas casi nunca se cumplieron. El actual gobierno de Iván Duque comenzó con una buena representación de mujeres ministras; sin embargo, a lo largo del tiempo ellas fueron desapareciendo y sus cargos fueron ocupados por hombres.

Igual desigualdad la vimos en la candidatura de aspirantes a la presidencia. De los 19 precandidatos solo cuatro fueron mujeres, Francia Márquez, Arelys Uriana, Aidé Lizarazo e Ingrid Betancourt.

El candidato Gustavo Petro, quien tiene fuertes chances de ser el próximo Presidente, empieza a mostrar las costuras en su relación con el feminismo y las minorías. Tras suscribir un pacto con la política afroamericana de amplia trayectoria Francia Márquez, quien obtuvo casi 800mil votos en las elecciones para la candidatura, para incluir a un candidato afro cada cinco en las listas para el Senado, cuando tuvo que escoger entre un candidato afro y el hombre blanco Daniel Quintero, alcalde de Medellín, escogió a este último.

Lo que más preocupa es la profunda mentalidad machista arraigada en el país que pareciera pertenecer también a Petro.

Su actitud bastante despectiva con respecto a las feministas y su ambigua posición en lo que se refiere a sus luchas más importantes, han causado desencanto entre las mujeres y el alejamiento de varias políticas.

A diferencia de Boric, con Petro la realidad muestra a un político ligado a viejos esquemas de poder y a una mentalidad que tiene poco interés en resquebrajar el techo de cristal que impide la emancipación de las mujeres.

21 de marzo 2022

ViceVersa

https://www.viceversa-mag.com/que-dificil-resquebrajar-el-techo-de-cristal/

Ucrania y América Latina

Mariza Bafile

Las bombas que incendian Ucrania muestran una realidad que, hasta tan solo unos meses, pensábamos imposible. El mundo se está acercando peligrosamente a una tercera guerra mundial. Un conflicto que sería muy diferente de los anteriores ya que esta vez los países tienen armas nucleares.

Aun tomando en cuenta el ciego narcisismo y deseo de poder de Putin, nos resulta difícil entender hasta dónde piensa llegar y si, en su locura, confía más bien en la cordura del resto del mundo.

Los intereses geopolíticos y económicos que se mueven detrás de sus acciones son evidentes, así como lo son los de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, hasta este momento, conflictos similares se resolvieron transitando las vías diplomáticas. De no ser así Estados Unidos hubiera tenido que bombardear Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Argentina, Brasil, países todos que abrieron las puertas tanto a Rusia como a China y por lo tanto escapan, cada día más, de la influencia de Estados Unidos.

Bien lo están demostrando en los actuales momentos. En cuanto empezó el conflicto ucraniano, Venezuela corrió a arrodillarse frente a Rusia y a asegurar todo su apoyo a Putin. Lo mismo hicieron Cuba, Nicaragua y con menos vehemencia Bolivia. Más cuidadosas las posiciones de Brasil y Argentina, cuyos presidentes coquetearon con Rusia al punto que Bolsonaro visitó ese país a pesar del conflicto creciente con Ucrania, y Fernández quien también fue a Moscú a principios de febrero, dijo que “Argentina debe ser la puerta de entrada de Rusia en América Latina”.

Desde el momento en el cual, gracias a Chávez en Venezuela, se abrió la posibilidad de tener una presencia fuerte en América Latina y además en un país particularmente cercano a Estados Unidos, Putin ha aprovechado para insinuarse y crear alianzas en una región que siempre estuvo bajo la influencia norteamericana. Lo mismo ha hecho en África, Asia y Oriente Medio. Su objetivo: el de volver a tener el poder internacional que un día fue de la Unión Soviética y que perdió tras la caída del Muro.

En ese contexto América Latina juega un papel al mismo tiempo marginal, por su lejanía de Rusia, y fundamental por su cercanía con Estados Unidos. Más de una vez de manera más o menos velada Rusia ha amenazado con posicionar misiles en Venezuela.

Para alcanzar sus objetivos Putin ha empleado, hasta el momento, todas las tácticas de la guerra blanda, desde los hackers que lograron modificar las elecciones en Estados Unidos, hasta la entrega de vacunas contra la Covid-19 a varios países de América Latina, al apoyo económico a los gobiernos de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia y a las promesas de ayuda a Bolsonaro y Fernández.

Sin contar el sostén a las campañas de desinformación de gobiernos que necesitan mostrar una realidad distorsionada a sus ciudadanos.

Si a esto agregamos el respaldo del ex presidente Trump a Putin y sus consideraciones sobre la necesidad de replicar sus acciones (es decir someter con las bombas) en México, la actitud complaciente de China, así como las simpatías de las cuales goza el líder ruso entre los movimientos de derecha en otras partes del mundo, se vuelve cada día más evidente que el conflicto en Ucrania responde sobre todo a una clara voluntad de construir un nuevo orden internacional. Ucrania representa solo un primer paso para alargar más y más las fronteras rusas e imponer una visión autoritaria de la gobernanza.

Eso conllevaría a la destrucción de todo vestigio democrático. Es lo que ya está pasando en Rusia, país en el cual la oposición es silenciada con la fuerza y los derechos humanos son regularmente pisoteados.

Por esas mismas razones Rusia se está transformando en el sueño hecho realidad para los autócratas quienes consideran superflua toda concesión a la voluntad de las personas. El nuevo orden al que aspiran es claramente antidemocrático. Por un lado, pretende sofocar, a nivel interno las escogencias individuales de vida, y por el otro, a nivel internacional, desea someter los países más débiles a las decisiones de los más fuertes.

Muchas y graves son las consecuencias a las que llevará el conflicto que empezó con el bombardeo de Ucrania por parte de las tropas rusas.

Nadie en el mundo, y mucho menos América Latina, será exento de sufrirlas.

@Mbafile

28 de febrero 2022

ViceVersa

https://www.viceversa-mag.com/ucrania-y-america-latina/?goal=0_fd015c953e-å1c394f31d1-443605597&mc_cid=1c394f31d1&mc_eid=5c25f6a6b5

¡Estúpidas guerras!

Mariza Bafile

Tras la segunda Guerra Mundial, el mundo parecía haber entendido la estupidez de unas acciones militares de las cuales nadie sale ganando. El denominador común de toda guerra es miles y miles de muertos, ciudades destrozadas, hambre y emigraciones forzadas. Los ejércitos marchan sin que la mayoría de sus soldados entienda la razón por la cual tiene que matar a otro como él, con los mismos miedos, las mismas añoranzas, el mismo deseo de paz.

Quizás lo absurdo de todo aflore con particular evidencia cuando, al firmar la paz, los pueblos salgan a la calle a festejar y personas que hasta el día antes se consideraban como enemigos vuelvan a ser solo personas de países distintos.

Las guerras siguen asolando aún hoy nuestro planeta, sobre todo en África. Países como Libia, Siria, Yemen viven las consecuencias de conflictos que continúan obligando a miles de personas a huir de ciudades devastadas, del hambre y del miedo.

Es evidente, absolutamente evidente, la inutilidad de las guerras que responden a los intereses de pocos y cobran la vida de muchos. Sin embargo, como si fuéramos marionetas que no pueden evitar moverse según los hilos que las manejan, estamos nuevamente hablando de guerra fría o, peor todavía, de una tercera guerra mundial.

El ciego y obstinado deseo de grandeza de Putin lo ha llevado a empujar, hasta el límite de lo racional, un posible conflicto internacional utilizando Ucrania como si fuera un país de papel y no un lugar en el cual viven millones de personas que nada tienen que ver con sus designios geopolíticos.

Estados Unidos y la OTAN desplazaron tropas a la frontera dispuestos a responder con la fuerza en caso de una invasión de Ucrania por parte de Rusia. En el medio de este tira y afloja, los ucranianos quienes se preparan para lo peor, sin poder evitarlo.

Desde 2013 Ucrania, y en ese entonces también Crimea que era parte del mismo país, se ve envuelta en un conflicto que nada tiene que ver con los intereses y la voluntad de la mayoría de su población. En ese momento el presidente Víctor Yanukóvich, prorruso, decidió bloquear los acuerdos que se estaban llevando adelante para que Ucrania entrara a ser parte de la Unión Europea. La indignación de la población se manifestó en las calles, pero la represión fue tan brutal que Yanukóvich tuvo que renunciar y dejar el país.

Poco después, se consumó la anexión de Crimea a Rusia a través de un referéndum manchado de acusaciones de fraude.

Es el fin declarado de la paz para Ucrania que empieza a ser escenario de guerras internas que enfrentan a prorrusos y proeuropeos. Entre escaramuzas, amenazas, intentos de paz fallidos, se llega hasta el actual despliegue de fuerzas rusas en Bielorussia, cerca de la frontera con Ucrania.

Putin sueña con ser el artífice de una renovada Unión Soviética, que revierta el mapa geopolítico actual. Naturalmente cuenta con el beneplácito de China. Estados Unidos y Europa, aun con menos ganas de iniciar una guerra, están decididos a no permitir una invasión de Ucrania que pondría en serio riesgo su posición y fuerza internacional.

En medio de esos cálculos, estrategias y juegos de poder, está Ucrania, víctima de una confrontación que parece destinada a seguir y seguir sin que se puedan medir las consecuencias.

Parece un juego de mesa, mas no lo es. En el tablero de esos pocos que aman jugar a la guerra hay seres humanos que no quisieran matar ni ser matados. Pero que, con el orden mundial en el cual vivimos, no tienen como evitarlo.

Las grandes guerras empezaron siempre con conflictos aparentemente periféricos.

Quizás haya llegado el momento de pensar qué instrumentos podríamos crear los ciudadanos, independientemente de los gobiernos, para frenar la locura de quienes detienen el poder sin preocuparse por el bienestar ni de sus pueblos ni del resto del mundo.

7 de febrero 2022

ViceVersa

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Triste futuro para Perú

Mariza Bafile

Años de mal gobierno y corrupción han logrado corroer la democracia peruana hasta llevarla al borde de un abismo.

Las recientes elecciones mostraron un país cansado, fraccionado, sin esperanza. Sentimientos que son el caldo de cultivo perfecto para el surgimiento de los populismos. En segunda vuelta, se disputarán la presidencia, con un porcentaje reducido de papeletas y una abstención significativa a pesar de la obligatoriedad del voto, Pedro Castillo, maestro sindicalista, y la inefable KeikoFujimori, digna hija del ex dictador.

Castillo logró movilizar a la población del interior del país mientras que Keiko consiguió sus votos en los círculos privilegiados de Lima. Sin embargo, el resultado de ambos fue muy pobre. Castillo obtuvo el 19 por ciento de los votos y Fujimori el 13 por ciento. Los que se abstuvieron junto con los que dejaron su papeleta en blanco superaron el 30 por ciento. Son ellos los verdaderos ganadores de estas elecciones, pero no serán ellos quienes gobernarán el país.

Pedro Castillo y Keiko Fujimori, representantes de la izquierda y la derecha más radicales muestran una vez más como los opuestos se tocan.

Sin importar quien gane, Perú parece encaminado hacia un gobierno autocrático dispuesto a dar un duro golpe a los derechos humanos de las mujeres y de la comunidad LGTBQ+. Ambos prometieron políticas duras contra la paridad de género, el derecho al aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo. Como si esto no fuera suficiente el partido ultraderechista Renovación Popular, encabezado por el miembro del Opus Dei Rafael López Aliaga llevará al Congreso a más de 10 representantes. Se agravará aun más la situación de los derechos humanos de las mujeres y de la comunidad LGTBQ+, baste pensar que este partido condena el aborto hasta en los casos de violaciones.

Tras los dolorosos años en los cuales la violencia de Sendero Luminoso y la dictadura de Fujimori dejaron una estela de muertos y heridas de no fácil cicatrización, los peruanos trataron de defender la recuperada y frágil democracia. Frente a un pueblo dispuesto a luchar por ella, hubo una clase dirigente incapaz de estar a la altura de su mandato.

Corrupción, nepotismos, injusticias, enlodaron la política salpicando casi todos los partidos. El Congreso se fue transformando en un mercado de favores y en el lugar ideal para ralentizar la justicia y evitar condenas a pesar de la gravedad de las acusaciones. Un ejemplo para todo: la candidata y posible presidenta Keiko Fujimori está siendo investigada por lavado de dinero durante la campaña de 2011. Según la Fiscalía habría recibido un millón de dólares de la constructora Odebrecht. Indiferente a esta acusación Keiko, promete, además, liberar al padre Alberto quien sigue en prisión tras la condena por sus gravísimas violaciones a los derechos humanos.

Solo un sostenido crecimiento económico permitió a la población sobrevivir a pesar de sus gobernantes. Delicado equilibrio que desbarató con violencia la Covid 19.

La pandemia mostró en toda su descarnada evidencia la ineficiencia de la política. Mientras la sociedad sufría los estragos de una peste que cobraba vidas y debilitaba la economía, los presidentes fueron cayendo uno tras otro llegando al cambio record de tres en poco más de una semana. El conflicto entre los poderes ejecutivo y legislativo se agudizó y una guerra sin exclusiones de golpes concluyó con la destitución del Presidente Vizcarra y la entronización de Manuel Merino, ex Presidente del Congreso.

Demasiado. Miles de personas, en su mayoría jóvenes, se volcaron a las calles y, a pesar de la violencia policial, no las dejaron hasta que Merino dimitió y asumió la presidencia el ingeniero y profesor universitario Francisco Sagasti.

Las esperanzas de un cambio se esfumaron rápidamente. La Covid 19 colapsó un sistema sanitario obsoleto e ineficaz, la crisis económica se fue profundizando y la población mostró en las urnas todo su cansancio y decepción.

Lamentablemente cada papeleta en blanco, cada voto perdido, significaron una ganancia para el radicalismo, único capaz de movilizar sus bases. Perú corre el riesgo de perder su democracia, que, a pesar de los errores, es mejor de cualquier dictadura. Y, como si eso fuera poco, también está a punto de sufrir un gravísimo retroceso en materia de derechos humanos. Democracia y derechos requieren de años y años de lucha. Sin embargo, tan solo un minuto es suficiente para perderlos. Es el triste futuro que podría tocarle a los peruanos.

@MBAFILE

19 de abril 2021

ViceVersa

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Cuando el odio se derrama en una sociedad

Mariza Bafile

El cuadrienio dominado por Donald Trump podría ser titulado: “Los años del odio”. Cuando el odio se derrama en una sociedad, fluye y envenena hasta a las personas más insospechadas. Sus semillas se arraigan, proliferan y transforman las comunidades. La historia está llena de ejemplos que muestran cuán fácil es inocular los peores sentimientos en quienes buscan afuera a los culpables de sus rabias y frustraciones.

Trump fue un campeón en la capacidad de utilizar las peores facetas de los seres humanos para mantener la atención de la población lejos de su malgobierno. Antes azuzó contra los musulmanes, los mexicanos, los centroamericanos, y los hispanos en general. Luego, cuando la pandemia desnudó toda su incapacidad y falta de empatía hacia el dolor de los demás, alimentó el rechazo hacia los asiáticos al bautizar la Covid con el nombre de “virus chino”.

Una actitud considerada como mínimo irresponsable, en cualquier parte del mundo, en Estados Unidos se vuelve tan dañina como podría serlo un arma en manos de un niño.

Hablamos de un país en el cual, según datos del National Institute of Mental Health los trastornos mentales son muy comunes y afectan a 10 millones de personas cada año. De estos 10 millones solo la mitad recibe un tratamiento adecuado. Si a todo esto sumamos la facilidad con la cual cualquier persona tiene acceso a una o más armas, entendemos la gravedad de una actitud que expuso al odio y al desprecio público a sectores enteros de la sociedad.

Las consecuencias fueron evidentes ayer y siguen siéndolo hoy. Durante el gobierno anterior asistimos a la gravísima masacre de latinos en El Paso cuando un hombre blanco empezó a disparar sobre ellos. Tiroteo en el cual murieron 23 personas y más de 20 quedaron heridas. Un informe del FBI muestra como, desde 2015 hasta 2018 se registró un fuerte incremento de los delitos de odio.

Ahora las víctimas más golpeadas son los asiáticos. Hace pocos días, en la noche del martes, un hombre blanco abrió fuego contra tres salones de masajes, matando a ocho personas, seis de ellas mujeres asiáticas.

Ese mismo día la organización Stop AAPI Hate (Basta con el odio hacia los asiáticos-americanos) presentó su última relación sobre las agresiones de las que son víctima esos ciudadanos desde que empezó la pandemia.

Amenazas, agresiones verbales y físicas, mensajes ofensivos en redes sociales, se han incrementado durante el 2020 y siguen creciendo en 2021. Desde el 3 de marzo de 2020 hasta el 28 de febrero de este año, han llegado 3800 denuncias. La mayoría de los ataques (un 68 por ciento) fueron contra mujeres.

Asusta ver, en esas estadísticas, como el odio hacia sectores de la población, en este caso los asiáticos, no solamente ha ido creciendo en las áreas del país en las cuales es más arraigada la cultura nacionalista y supremacista sino también en ciudades reconocidamente inclusivas, abiertas y multiétnicas como Nueva York.

Entre los casos que publica, como ejemplo, el reporte de Stop AAPI Hate está el de una persona quien, mientras estaba en un supermercado en Nueva York, fue agredida verbalmente por un hombre quien la increpó con pesadas ofensas y, de manera muy grosera, le ordenó salir del negocio.

En Brooklyn otro hombre blanco siguió con actitud agresiva a una asiática y, parándose frente a ella, la insultó repetidas veces a gritos. Lo que es peor todavía es que muchas personas asistieron a esta escena sin intervenir.

Y en Astoria, frente a un supermercado, pintaron un graffiti que dice “China off my face” en letras tan grandes que nadie puede evitar leerlas.

Son solo una muestra de la involución de una sociedad otrora orgullosa de su amplitud mental y capacidad de inclusión de todas las diversidades. Episodios que se repiten en todo el territorio nacional, hasta, finalmente, llegar a la matanza en los tres centros de masajes de Atlanta.

Es evidente que el Presidente Biden y la VicePresidenta Harris deben tomar acciones urgentes, in primis para diluir los odios impulsados por falsas acusaciones y falsas noticias. Es necesario poner en marcha una campaña que muestre todos los aspectos positivos del aporte de los emigrantes, sea cual sea su origen, a los Estados Unidos. Hay que evidenciar su labor en cualquier ámbito, su capacidad de trabajo, su amor hacia los Estados Unidos, país que escogieron como patria.

Paralelamente hay que llevar adelante una política firme para reducir la compra de armas, cuanto menos someterla a un control muy estricto que incluya un análisis psicológico y prohibir la posesión de armas de guerras en manos de la sociedad civil.

Quizás, así, con el tiempo, se logrará evitar que el odio cobre más víctimas.

@MBAFILE

27 de marzo 2021

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Populismos machistas y cobardes

Mariza Bafile

El populismo tiene denominadores comunes que lo caracterizan. Que se defina de izquierda o de derecha poco importa. Las analogías son mayores que las diferencias. Los populistas, para llegar al poder, cabalgan la indignación, los miedos, las preocupaciones de ciudadanías cansadas de la dialéctica democrática. Seducen con actitudes que van desde el paternalismo bonachón hasta la determinación del hombre fuerte. Prometen cambios y orden y escogen a un enemigo al cual achacar todos los males del momento. Según el color político con el cual decidieron disfrazarse, ese enemigo varía. En algunos casos son los migrantes, en otros los más ricos o los gobiernos anteriores. Lo único importante, para ellos, es tener una entidad indefinida a la cual hacer referencia cada vez que las cosas no funcionan.

Entre las características que unen a todos los gobernantes populistas está el machismo. En algunos casos es más evidente, como, por ejemplo, Bolsonaro, Trump, Orbán, y en otros más solapado. Pensamos en López Obrador, Bukele, Uribe, etc.

El pasado 8 de marzo en toda América Latina y Centroamérica las mujeres han organizado eventos, marchas, reuniones online. Datos a la mano, una vez más han puesto en evidencia un problema que atraviesa todos los países: los feminicidios, las violaciones y en general la violencia de género. Pero no solo, hay otras cuestiones importantes que también muestran cuán lejos sigue estando la paridad de genero en nuestra región. En algunos países el aborto continúa a ser penado como delito. Las argentinas solo recientemente han logrado que se aprobara un proyecto de ley que legaliza y libera el aborto hasta la 14ava semana de gestación. El mismo derecho es garantizado solamente en Uruguay, Guyana y Guayana, Cuba, Ciudad de México y el estado de Oaxaca, en México.

En los demás países, pasamos desde un derecho parcial reconocido en casos específicos, como por ejemplo cuando peligra la salud de la madre o del hijo, hasta la prohibición total, como es el caso de El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Haití.

En las recientes elecciones para diputados y alcaldes en El Salvador, el actual Presidente Nayib Bukele obtuvo una victoria sin precedentes. Eso significa que podrá gobernar sin oposición alguna y someter todas las instituciones del estado.

Situación preocupante para la democracia que, en ese país, se ha ido esfumando entre las manos de un leader con evidente vocación autoritaria. Las alarmas se han disparado entre las mujeres cuyos reclamos, a pesar de las promesas electorales, han sido desoídos por el Jefe de Estado.

En El Salvador, una justicia criminal que considera el aborto ilegal siempre y en cualquier situación, llega a extremos tales que las mujeres corren el riesgo de ir a prisión hasta en los casos de abortos espontáneos. Se trata sobre todo de mujeres de escasos recursos quienes llegan a los hospitales buscando ayuda médica y salen presas. La ley, que prevé hasta 12 años de cárcel para quienes evitan denunciar cualquier sospecha de aborto, aterra a médicos y enfermeros quienes prefieren llamar a la policía aun en los casos en los cuales es prácticamente evidente la emergencia obstétrica.

En el transcurso de la semana la Corte Interamericana de Derechos Humanos estuvo analizando uno de los casos más dolorosos de los últimos años. Se trata de Manuela, una salvadoreña quien vivía en una zona rural y sufría, sin saberlo, de un cáncer linfático que ocasionó la pérdida natural de su tercer hijo. Acusada de aborto voluntario fue llevada a la cárcel sin que le suministraran atención médica. Murió de cáncer a los dos años.

Gracias a la lucha de El Centro de Derechos Reproductivos y la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, con el acompañamiento de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto, el caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos que tendrá ahora la oportunidad de reconocer que la negación y penalización absoluta de servicios de salud reproductiva se convierte en discriminación y violencia contra las mujeres que sufren emergencias obstétricas.

Otro caso emblemático de populismo machista lo ha dado en estos días el presidente de México Andrés Manuel López Obrador. En diferentes ocasiones se ha mostrado insensible al altísimo número de feminicidios en su país, hablamos de una media de 11 mujeres al día; a los muchos casos de violación, trata y maltratos, y en general a la desigualdad de género que penaliza a las mujeres en México. Sin embargo, ahora superó todos los límites con el apoyo que sigue dando al candidato de Morena, para la gobernación del Estado de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, quien fue acusado de violaciones y de acoso sexual. La rabia de las mujeres mexicanas, quienes asisten impotentes a las graves violencias y discriminaciones de las que son víctimas, explotó el pasado 8 de marzo cuando marcharon hacia el Palacio Nacional, sede del Ejecutivo y residencia presidencial. Como toda respuesta AMLO mandó a poner una extensa valla de metal alrededor de esos lugares. Un muro en el cual las mujeres escribieron los nombres de las víctimas de feminicidios y que demostró, una vez más, que machismo y populismo van acompañados de otra calificación: cobardía.

@MBAFILE

15 de marzo 2021

ViceVersa

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La frágil y anhelada libertad

Mariza Bafile

Dos eventos de extrema gravedad han sacudido el mundo en estos últimos días, mostrando, una vez más, cuán difícil es el camino hacia la libertad y la democracia.

En Myanmar (antigua Birmania) los militares con un golpe de estado suspendieron el proceso parlamentario durante el cual los congresistas iban a ratificar la reciente victoria electoral del partido LND (Liga Nacional de la Democracia) liderado por la Dama Aung San Suu Kyi. Tras ganar las primeras elecciones libres en 2015 Suu Kyi y el LND iban a comenzar un segundo mandato. Demasiado para los militares quienes, a pesar de sus muchos privilegios, mal toleraban la gran popularidad de la Dama y temían la implementación de leyes que pudieran interferir en sus múltiples negocios, en particular los relacionados con el narcotráfico.

Desde el primer gobierno, a pesar de no poder ocupar el cargo de Presidente por haber tenido hijos en el exterior, Suu Kyi ha sido la líder incuestionable de una nación que se abría poco a poco a una democracia, muy limitada, pero democracia al fin.

De nada le sirvió plegarse a muchas de las pretensiones de los militares quienes mantienen de facto el 25 por ciento de los escaños del Parlamento y tres ministerios clave: Defensa, Asuntos Internos y Asuntos Fronterizos. De nada le sirvió mantener un silencio, lamentablemente criminal, frente al genocidio de la minoría musulmana de los Rohingya, perpetrado por esos mismos militares en colaboración con grupos paramilitares. La delicada situación interna, probablemente la conciencia de la fragilidad de la democracia frente al poder de las Fuerzas Armadas, la llevaron a tomar una decisión sumamente criticada a nivel internacional, que le valió un juicio por genocidio en la Corte Internacional de Justicia y el distanciamiento de esos mismos activistas quienes la habían apoyado por años.

El segundo hecho, mucho más previsible del primero, pero no por eso menos terrible se ha desarrollado en Moscú. El gobierno de Putin ha encarcelado al líder de la oposición Aléxei Navalni, en el mismo momento en el cual desembarcó en el país. Tras un envenenamiento que lo mantuvo, durante semanas, entre la vida y la muerte en un hospital alemán el activista ruso decidió volver a Rusia, a sabiendas que le esperaba una celda. Lo hizo para que no perdieran la esperanza sus seguidores, esos millones de rusos quienes anhelan y sueñan un gobierno democrático sin Putin.

Miles de personas salieron a protestar en su apoyo. Las manifestaciones, brutalmente sofocadas, terminaron con más de cinco mil personas presas. Navalni fue condenado a dos años y medio en una colonia penal y a quedar apartado de la política.

La historia se repite. Cuanto más grande es el miedo a perder el poder, más dura es la represión hacia los opositores. Aléxei Navalni mostró no temerle a Putin a quien acusó de corrupción con pruebas irrefutables gracias a las imágenes que filmó el activista ambiental Dmitri Shevchenko quien logró entrar en la mansión del líder ruso en un área del Mar Negro. Schevchenko fue encarcelado, pero sus grabaciones llegaron a manos de Navalni quien las ensambló en un video de 113 minutos que publicó en YouTube y que alcanzó más de 100millones de visualizaciones.

La rica fastuosidad que rodea a Putin, en contraste estridente con la miseria que golpea a sectores importantes de la sociedad rusa, ha ampliado el descontento de una población que enfrenta una grave crisis económica.

Estos dos episodios tan dolorosos y graves no representan una excepción. Los sufren otras sociedades oprimidas por regímenes autoritarios y dictatoriales. Varias de ellas en América Latina y el Caribe, donde miles de personas luchan y mueren por un anhelo de libertad y democracia.

En el mientras, en los países en los cuales se goza de libertad y democracia, imperfectas quizás, pero reales, hay grupos de odio que juegan a imaginar el regreso a la violencia y la intolerancia. Son personas que, en su gran mayoría, no conocieron ni las guerras ni los campos de concentración, que no pueden imaginar lo que significa vivir bajo un régimen que no tolera crítica alguna.

Hay bienes que damos por descontados y que valoramos solo cuando los perdemos.

En Myanmar los militares realizaron el golpe tras gritar al fraude en unas elecciones en las cuales la victoria de Aung San Suu Kyi fue tan abrumadora que la palabra fraude sonaba ridícula. Se adueñaron del poder con la fuerza.

La democracia de Estados Unidos logró evitarlo y también Europa ha podido, en su mayoría, contener los movimientos más violentos y antidemocráticos.

Sin embargo, no hay que bajar la guardia. Democracia y libertad son bienes mucho más fáciles de perder que de recuperar.

@MBAFILE

Febrero 8 de 2021

ViceVersa

https://www.viceversa-mag.com/la-fragil-y-anhelada-libertad/

Asfixia populista

Mariza Bafile

Cual tornado avasallador, la pandemia ha destapado la ineficiencia, a veces criminal, de los gobernantes populistas. Desdibujadas las etiquetas de izquierda y derecha, queda la realidad de una incompetencia común que se repercute trágicamente en la vida, la salud, la economía de miles y miles de personas.

Si Estados Unidos ha logrado salir, por ahora, de la pesadilla del gobierno anterior, siguen en sus puestos presidentes y jefes de gobierno que con una conducta errática están llevando sus poblaciones al desastre.

La Covid 19 desoye la retórica hueca con la cual estos personajes tratan de llenar los vacíos de sus acciones, y sigue matando a miles de personas.

En América Latina la crisis de salud está tocando puntas gravísimas en casi todos los países. Hay quienes, como Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua, han logrado silenciar la prensa libre y por lo tanto no permiten conocer la verdadera expansión de los contagios y los índices de muerte. Sin embargo, basta analizar un poco su historia contemporánea, para entender, sin necesidad de un gran ejercicio de imaginación, que la pandemia está golpeando fuertemente a sus poblaciones empobrecidas, silenciadas y amenazadas.

En México un presidente, quien durante semanas denigró la ciencia, evitó la mascarilla hasta en mítines con centenares de personas y pidió a sus ciudadanos rezar y ser buenas personas para evitar la Covid, acaba de ser diagnosticado positivo al virus. Por lo visto de poco le sirvieron rezos y esperanzas.

La gran diferencia entre los jefes de estado y de gobierno que se contagian y el resto de la población es que ellos cuentan con un altísimo nivel de atenciones y tratamientos médicos. Nada que ver con los demás mortales para quienes es difícil hasta tener acceso al oxígeno. En México la delincuencia organizada, con el sadismo despiadado que la caracteriza, está traficando con el oxígeno que se ha transformado en el gran negocio del momento. Nada les importa la necesidad de muchos enfermos para quienes una bombona de ese bien puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.

Por falta de oxígeno siguen muriendo también muchos enfermos en Brasil y en particular en la zona de Amazonas. Mueren asfixiados, esta vez no por la rodilla de un policía, ni por el tráfico ilícito la delincuencia organizada, como en México, sino por la incompetencia y la inhumana indiferencia de su Presidente y sus gobernantes. Actitud que indigna, mas no sorprende, ya que, desde su campaña electoral, Jair Bolsonaro ha mostrado un talante desdeñoso hacia los sectores más pobres y las poblaciones originarias.

El líder brasileño, quien pensaba resolver todo a lo macho, al igual que Trump, AMLO y otros gobernantes, también ha ridiculizado a los científicos y, desatendido sus alertas y consejos. De poco le sirvió enfermarse también él. Tras ser curado como un rey, se ha recuperado y, en lugar de cambiar de posición hacia la enfermedad, ha mantenido su desprecio hacia la ciencia y se ha erguido cual si fuera un súper héroe. No, Bolsonaro, nunca supo lo que significa la falta de oxígeno y tampoco su familia conoce el dolor de quien asiste a la muerte por asfixia de un ser querido. Mucho menos conoce la angustia de un viaje de mínimo 300 kilómetros, muchas veces el doble y hasta más, que deben realizar los indígenas para trasladarse desde sus aldeas hasta los hospitales con Unidades de Cuidados Intensivos.

Lo positivo, si se puede usar esa palabra en medio de tanta desgracia, es que siempre más brasileños se están alejando del Presidente. Su popularidad va bajando día tras día. En las calles y plazas del país se congregan cada vez más personas de todo el espectro político, así como de la Iglesia, para pedir que el Congreso inicie un proceso de impeachment contra él. Por ahora todavía no hay los números para lograrlo, pero la esperanza es que pronto todos se den cuenta de la ineptitud, arrogancia, violencia de un Jefe de Estado que está dejando morir a miles de ciudadanos. Y no solamente a causa de un manejo irresponsable de la pandemia. También mueren por un violento regreso de la malaria, probablemente causada por la minería ilegal y la destrucción de la Amazonia.

En los dos años de gobierno de Bolsonaro, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE), las cifras de deforestación son espeluznantes. Se habla de más de 10mil kilómetros cuadrados, el equivalente a cinco veces el área de Sao Paolo.

Mientras se enriquecen unos pocos, gracias a la expansión de la agricultura, la ganadería y la minería, están en riesgo de desaparición las poblaciones que allí viven acorraladas y amenazadas. La humanidad asiste en silencio a la destrucción de un área en la cual vive un tercio de las especies de plantas y animales del mundo y que produce el 20 por ciento del oxígeno de la Tierra.

El cambio de gobierno en Estados Unidos, para Jair Bolsonaro, significa la pérdida de un aliado en la Casa Blanca. Sin embargo, si los brasileños no logran alejarlo del poder lo antes posible, las consecuencias sobre la población y el ambiente pueden llegar a ser irrecuperablemente desastrosas.

Febrero 1, 2021

@MBAFILE

ViceVersa

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Es su muro, Presidente

Mariza Bafile

Envalentonarse con los más débiles, buscar el aplauso fácil a costa de quien tiene menos o viven en una situación de dependencia, es una actitud común entre quienes, para sentirse grandes, necesitan humillar. Está a la base de todos los casos de bullying. En política es la estrategia que usan algunos para distraer a la población de los problemas reales y para inflamar a los sectores que, llenos de rabia y frustraciones, buscan a quien culpar de sus problemas.

Desde su campaña electoral, Donald Trump individuó a quien atribuir todos los males de Estados Unidos: la inmigración latinoamericana. Nada nuevo. Otros líderes de derecha han utilizado y siguen utilizando la misma táctica.

No se requiere un gran valor para arrancar a un niño de los brazos de sus padres, ni tampoco para apuntar un rifle contra un inmigrante desnutrido y agobiado por un viaje durante el cual ha conocido el infierno. Sin embargo, para ciertas personas, esa gente que huye de la violencia, el hambre, los gobiernos antidemocráticos y corruptos, el narcotráfico y los desastres ambientales, sencillamente no es gente. Y por lo tanto no merece ser tratada como gente. Consideran que el país les pertenece, que la raza blanca es la que debe tener el bastón de mando y que todo inmigrante es un “alien” del cual desconfiar. Inútil, y a veces patético, es tratar de disfrazarse de “blanco” por haber viajado en un avión y tener una cuenta en dólares en un banco de Estados Unidos. Por más que lo intenten, ellos también son y seguirán siendo latinoamericanos e… inmigrantes.

Desde el comienzo de su campaña electoral, el Presidente Donald Trump se ha empeñado en la construcción de un muro en la frontera con México, un muro que, en sus intenciones, iban a pagar los mismos mexicanos. Lo peor es que cada vez que hablaba del muro, aprovechaba la ocasión para humillar, descalificar, ofender a la comunidad latinoamericana y centroamericana.

Fortalecido por el apoyo de sus seguidores, en su mayoría supremacistas blancos, ha mostrado su lado más despiadado al poner en marcha políticas inhumanas contra los inmigrantes; políticas que pisotean los derechos humanos. Todavía hoy siguen desaparecidos casi 600 niños. Nunca nos cansaremos de preguntar ¿dónde están? No hay que olvidarlos, no hay que dejar de buscarlos.

Después de los vergonzosos y preocupantes sucesos acaecidos en el Capitolio el pasado 6 de enero, el Presidente Trump, no tuvo mejor idea que ir a “visitar” el muro en Alamo (Texas) en un claro intento de distraer a sus electores. Una vez más ha usado a los más débiles para evitar que la gente se fijara en los miles de muertos causados día tras día por la pandemia, números que han llegado a cifras hiperbólicas y vergonzosas, en la inseguridad que ha disparado la turba que ha ocupado el Capitolio y en las advertencias del FBI sobre posibles nuevos y quizás más graves disturbios.

Se prevén posibles incidentes no solamente el 20 de enero, día en el cual Joe Biden y Kamala Harris ocuparán la Casa Blanca, sino a partir del sábado 16. Muchos mensajes en las redes dejan prever asaltos armados a los diferentes Capitolios del país y hasta a las casas de algunos parlamentarios, para luego realizar una gran marcha, en Washington el día 20. Ya desde ahora Washington está blindada. Pareciera una ciudad que se está preparando para una guerra. No contra enemigos externos sino internos.

¡Qué vergüenza a nivel internacional! ¡Qué alegría para los déspotas del mundo!

Sin embargo, la democracia norteamericana está herida, pero no muerta. La reacción de las instituciones ha sido inmediata. No solamente durante esas infaustas horas en la cual, a pesar de todo, los congresistas ratificaron al nuevo Presidente, sino después cuando la Cámara de Diputados, con mayoría aplastante y el apoyo de algunos republicanos, votó un segundo impeachment para el Presidente acusado de “incitación a la insurrección”.

Donald Trump saldrá de escena siendo el único Presidente con dos impeachments y uno de los pocos que no ha sido reelecto para un segundo mandato.

Ese Congreso que ha sido humillado por la violencia de unos cuantos ha construido un muro del cual difícilmente escapará. Un muro que pagará el mismo Trump, de su bolsillo, ya que no solamente tambalea su vida política sino también la financiera. Los grandes magnates lo han abandonado y muchos de los negocios que llevaba adelante están destinando a evaporarse.

Es su muro, Presidente.

18 de enero 2021

ViceVersa

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El mudo dolor centroamericano

Mariza Bafile

Nunca el dicho “Llueve sobre mojado” pareció más apropiado. Los huracanes Eta, de categoría 4, e Iota, de categoría 5, el más fuerte del año, se abatieron sobre los países centroamericanos dejando una estela de dolor y de muerte. Poblaciones ya golpeadas por la pobreza han quedado sin casa y sin servicios básicos. Muchos lloran a sus muertos. Alrededor de ellos el silencio, un silencio atronador.

El interés del resto del mundo se ha rápidamente desviado hacia otras temáticas, otros problemas. Y, una vez más, los centroamericanos han quedado solos con su dolor.

Nicaragua, uno de los países más golpeado por ambos fenómenos climáticos, sigue gobernado por uno de los regímenes más corruptos de la región. El clan Ortega, mantiene bajo control todas las instituciones. La libertad de prensa y de expresión son un anhelo. En meses pasados muchas protestas han llenado las calles. La población de todo el país ha rechazado con gran valentía los burdos manejos de los Ortega, dispuestos a mantenerse en el poder ad infinitum. Sin embargo, toda manifestación ha sido sofocada con violencia dejando un saldo muy alto de muertos, heridos, encarcelados y torturados.

Nadie sabe a ciencia cierta las cifras de los contagiados y los muertos por Covid y nadie confía en los números que ofrece el gobierno.

Ahora el paso de los huracanes Eta e Iota con apenas dos semanas de distancia uno del otro, ha dejado un panorama desolador sumiendo en el desconsuelo a decenas de millares de familias. Vientos de hasta 250 Km. han arrancado los techos de las casas como si fueran de papel, extirpado árboles enormes, destruido cosechas, contaminado las aguas de los pozos y causado derrumbes que han aplastado miles de viviendas. Casi 70 mil personas han quedado sin nada, absolutamente nada.

En Guatemala, uno de los países con mayor pobreza y desigualdad de toda América Latina, amén de los altísimos índices de corrupción, ya la Covid-19 está haciendo estragos sobre todo entre los sectores más vulnerables. Gran parte de la población vive en zonas muy alejadas de los centros urbanos y adolece de todo servicio. Son comunidades que nunca quedan bajo los faros de la atención nacional e internacional. En la soledad donde los relega la indiferencia del resto del mundo, decenas y decenas de niños mueren cada día por desnutrición, enfermedades respiratorias y diarrea.

Muchas de las poblaciones devastadas por los dos huracanes son indígenas. Ellos sufren las consecuencias de la agresión constante y sin control a su territorio. Los activistas que se oponen a tantos desmanes terminan asesinados o presos. El desastre medioambiental los obliga a escoger entre unas migraciones difíciles que muchas veces concluyen con la muerte o la cárcel, o pasar hambre y enfermedades en su propio país.

Honduras es el tercer país en el cual Eta e Iota con su fuerza devastadora han dejado destrozos y muertes. Honduras, un país que parece olvidado por dios y por los hombres, pareciera reunir todos los males: corrupción, mal gobierno, violencia, narcotráfico, hambre, discriminación, desigualdad.

Dos familias presidenciales tienen a algunos de sus miembros en las cárceles de Estados Unidos por estar involucrados con el tráfico de droga. Se trata de Fabio Lobo hijo del Presidente Porfirio Lobo y Antonio Hernández, hermano del actual Jefe de Estado Juan Orlando Hernández.

En Honduras los conceptos derechos humanos y defensa del ambiente son vacíos de todo contenido. La injusticia es la norma y los activistas son amenazados, encarcelados y asesinados, siendo este país centroamericano el más peligroso para ellos.

Las inundaciones, los estragos que dejan los vientos huracanados que han derribado árboles, casas, inundado campos cultivados, agudizarán unas condiciones de vida ya de por sí al margen de toda humanidad.

La emigración seguirá siendo la quimera, el cuento de hadas que tratarán de alcanzar. Sin embargo, para muchos, para la mayoría, ese sueño se transformará en una pesadilla dantesca.

Estamos asistiendo a una verdadera tragedia humanitaria y sin embargo pareciera mucho más fácil voltear la mirada hacia otro lado.

El grito de dolor que se eleva desde Centroamérica cae en un vacío aterrador.

Y enmudece.

@MBAFILE

Diciembre 7, 2020

ViceVersa

https://www.viceversa-mag.com/el-mudo-dolor-centroamericano/?goal=0_fd01...