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Opinión

Benjamín Tripier

Análisis de entorno

Venezuela ya dejó de ser un país con una sociedad polarizada, pues las grandes bases populares, en más de un 80%, están unificadas y alineadas, en que las cosas cambien para poder vivir mejor. Ahora, en la dirigencia política, la situación es muy distinta, pues allí si nos encontramos con dos ecosistemas claramente definidos, el chavista, y el verdaderamente opositor. Y entre los dos hay una frontera muy permeable, que hace que con cierta facilidad, algunos “opositores”, estén dispuestos a perder sus principios y arriesgar su reputación, para pasarse del otro lado en un extraño rol de oposición funcional, dispuestos a hacerle el juego al gobierno, para asegurarse que siga donde está y minimizarle el riesgo de que haya algún cambio verdadero, que permita a la gente, vivir mejor.

Ya hemos hablado de polarización, ahora hablemos de “brecha”, la cual no es entre los dos ecosistemas, sino entre toda la dirigencia política -de ambos lados- y las bases populares; es tan grande que ya ni se preocupan de preguntarles qué necesitan, pues la respuesta que les darán, no les va a gustar. La sociedad fue cambiando, y como con otras cosas, con el encierro, cambió más aun. Sus demandas ya son diferentes, menos consumistas y más focalizadas en lo importante; lo cual se centra en vivir mejor; con trabajo, agua, gas, electricidad, gasolina, seguridad, educación, salud, y, tal vez lo más importante, con recuperar la esperanza de que mañana pueda alguna vez, volver a ser mejor que hoy.

Político

La elección parlamentaria que está convocando el gobierno, es un tema de cúpulas, y repartición de cargos -cien más, para hacerlo más atractivo- que no le cambiará en nada la vida al pueblo. El día después, el chavismo continuará en el poder, no solo en el central, sino también en las gobernaciones y alcaldías, que controlan la institucionalidad y los presupuestos, en el interior del país. Se trata de una elección regional, en la cual, ese 80% que quiere un cambio, y como sabe que no lo habrá, no se arriesgará a votar en contra, en una mesa donde todos saben quién es quién y qué votó cada quién: entonces, preferirán abstenerse.

Postularse para un cargo que genera ingresos, en una Venezuela empobrecida, tiene un atractivo especial que hará que en las siguientes dos semanas, más de un opositor “duro”, se pase del lado de los que quieren postularse, con la excusa, cada vez más difícil de “comprar”, de que votar es democracia. Craso error, elegir, es democracia; y con tantos presos, exiliados, proscriptos y manipulaciones judiciales, eso no está planteado.

Social

Un problema importante que subyace en las bases populares, es haber perdido el impulso de procurarse el propio sustento. Ya sea por la falta de trabajo formal, por la disminución de las oportunidades de “matar un tigre”, o por la costumbre de esperarlo todo del estado; lo cierto es que olvidan que lo que tienen a su alrededor, lo que usan todos los días, alguien –tal vez como ellos mismos- contribuyó a su producción; alguien que no daba nada por hecho, y entendió que sin producción, trabajo y generación de riqueza e ingresos, no hay posibilidades de progreso, ni para ellos, ni para sus hijos.

Económico

Los meses venideros serán muy difíciles para la actividad económica, pues estaremos en el medio del choque entre el estado, haciendo grandes esfuerzos por recuperar la gobernabilidad perdida, y el mercado manteniendo su inercia liberalizada. Veremos una fuerte radicalización, vía fuerzas de seguridad y control buscando responder, con acciones internas, a las sanciones externas, que todo indica que seguirán profundizándose. Es posible que haya decisiones políticas que afecten a marcas vinculadas con el imperio y el capitalismo, con posible impacto sobre la libertad de los ejecutivos locales.

Internacional

El eje Buenos Aires-Ciudad de México, existe solamente en la imaginación del presidente de Argentina, pues solo él lo menciona, sin que haya ningún eco en la otra punta. El que, contra su voluntad, si está funcionando activamente, es el eje Caracas-Buenos Aires, con una visión de largo plazo, donde las dos puntas hacen grandes esfuerzos profundizando su modelo, y asegurándose la continuidad dinástica con los dos herederos, Nicolasito y Máximo, para las elecciones de 2025 y 2023, respectivamente. Las dos puntas aprendieron, la una a retener el poder, y la otra a no volver a cometer el error de dejarse ganar una elección.

Recomendación
Al gobierno, que abra y descentralice las pruebas del virus, para alcanzar a la mayor población posible, y también acortar el tiempo de respuesta. Debería permitir que las pruebas se vendan en farmacias, que los edificios lo apliquen a todos sus habitantes, y las empresas a todos sus trabajadores.

A la dirigencia de la oposición que verdaderamente se opone, que muestre dinamismo en la aplicación de sus planteamientos. Con lo que hacen sus aliados en el exterior, no alcanza. Aquí adentro, también deben lograr resultados.

A los empresarios, que asuman un rol más fuerte en la RSE, pues solo esa solidaridad, logrará la empatía necesaria para consolidar la confianza de la que ahora disfrutan.

https://www.eluniversal.com/economia/74837/analisis-de-entorno

 4 min


En momentos de “reflujo” político, como el que vivimos, suele ser propicio reflexionar sobre temas pendientes y uno de ellos es el tema de los partidos políticos. Los recientes ataques del régimen a los partidos han logrado que estos cierren filas para defenderse. No obstante es una buena oportunidad para revisar su desempeño y para replantearse el tema de su papel en el convulso mundo que hoy vivimos.

No pretendo desarrollar la nueva teoría de los partidos políticos, o hacer un análisis filosófico, un nuevo paradigma sobre los partidos. Mi pretensión es más modesta: apenas reflexionar de manera teórica, y eventualmente resumir algunos lineamientos generales, éticos, para evaluar a los partidos actuales y proponer algunas ideas para su actualización y necesaria renovación.

Líderes, ciudadanos y sociedad civil

En estas páginas ya hemos hablado del tipo de líder que queremos; que no es ese líder mesiánico, populista, que tiene un claro mapa del futuro y conoce todas las respuestas. Necesitamos ese líder, carismático, sí, pero que esté dispuesto a acompañarnos, a recorrer junto con nosotros la construcción del nuevo país, democrático, con una sólida economía de mercado, más justa que la que ahora tenemos y hemos tenido.

También hemos hablado del ciudadano, de la sociedad civil, que irrumpió en la política del país, en las postrimerías del siglo XX, en la lucha frustrante por una constitución, que fuera –que no lo es– un verdadero pacto social de todos los venezolanos y en la lucha por impedir los avances totalitarios del régimen en materia educativa –en donde al menos se logró resistir y aun se resiste–, a pesar de que el régimen ha tratado de acabar con todo el sistema educativo venezolano, desde la escuela elemental, hasta la universidad.

En este momento la tarea política de los venezolanos es contribuir a fortalecer a los partidos y apertrecharse para después, para el nuevo país, para evitar que se retroceda a situaciones de inamovilidad política como las que tuvimos en periodos anteriores. Por eso hablamos de un nuevo pacto político y social para salir de este régimen de oprobio, pero para evitar también retrocesos que nos conduzcan de nuevo al punto en que nos encontramos ahora.

Masas, cuadros o redes

El problema ahora es la característica de ese partido, cómo se conforma y a qué debe responder. Los criterios tradicionales –los clásicos funcionalistas, y los neo marxistas– ya no son válidos como esquemas para caracterizar a los partidos, aunque tenga ciertos ribetes modernos y tecnocráticos en cuanto a la organización; pero, no nos aportan mucho al análisis de los partidos que se deben construir, de cara a la fenomenología política del siglo XXI, en la llamada era de Internet, que es nuestro verdadero entorno.

La era de los grandes partidos ideológicos, de masas, orientados por cuadros de vanguardias, que se originaron a finales del siglo XIX y corrieron por todo el siglo XX, organizados a partir de las “grandes ideas” de socialismo, liberalismo o comunismo y organizativamente influidos por ideas de “vanguardias”, “partidos de cuadros” y el “centralismo democrático” del leninismo, ya no representan una opción en la era tecnocrática y ante el auge de las redes sociales y las nuevas tecnologías de comunicación e información que nos ha traído Internet.

Después de la segunda guerra mundial y especialmente en los años 60 y 70 del siglo pasado, con el auge de la TV y la publicidad, se fueron convirtiendo en meras maquinarias electorales que sirvieron para organizarse a ganar elecciones y eventualmente cubrir algunos cargos, no siempre los más importantes, en la nueva estructura de gobierno que habían ayudado a conquistar.

Todavía más, durante el repunte de los movimientos antiglobalización en las manifestaciones contra la cumbre de la OMC en Seattle en 1999 vimos como individuos, activistas, sin conexión orgánica u organizacional entre ellos, de distintas corrientes políticas, mediante los mecanismos rápidos de comunicación de la época, fueron capaces de poner en jaque a la OMC y a la policía local durante los días que duró la conferencia y dieron origen a algunas teorías como la de las “multitudes inteligentes” o “smart mobs” (Howard Rheingold, 2002) o la “ciberpolítica”.

Un desarrollo mucho más elevado de esto lo vimos recientemente en los EEUU, durante las manifestaciones por la muerte de George Floyd, y en Europa con actos de vandalismo contra comercios, símbolos y estatuas. Allí vimos como activistas, organizados a partir de la rápida comunicación que permiten ahora las redes sociales –mucho más que en Seattle– pueden poner en jaque a diversos gobiernos alrededor del mundo, actuando como verdaderos “enjambres” (Byung-Chul Han, 2016)

Se trata sin duda de “movimientos emocionales”, provocados por algún evento mediático o crisis momentánea, que internet los conecta y hace que coincidan en un momento y lugar dados y que consiguen crear un gran impacto, pero como bien señala Manuel Castells, “… son movimientos destinados a tomar el poder de las mentes, no el poder del estado”, (La galaxia Internet, Plaza Janes, 2001, pág. 163)

Si bien, como señala Castells: “… hoy hay la tendencia a construir redes interactivas como formas de organización y movilización” (Ibidem, pág. 165), no creo que estos fenómenos signifiquen una negación de la política, pero sin duda implican la necesidad de revisar las estructuras formales de los partidos y la manera concreta de hacer política, de militar en esas organizaciones.

Los partidos políticos que conocemos, partidos de masas, verticalmente integrados, son hoy cascarones vacíos que solo se activan como maquinaria electoral y el mejor ejemplo de esto es el partido oficialista, el Psuv.

Mantengo, sin embargo, una preocupación fundamental, y es nuestra falta de espíritu gregario, comunitario o social, o como lo queramos llamar. Cada vez estamos más disgregados; lamentablemente, la “red”, que debió servir para unificarnos, al podernos comunicar mejor, más velozmente, al poder llegar a más personas, al rescatar la palabra escrita como medio de comunicación, parece que lejos de acercarnos nos aleja más. El individualismo persiste, solo que ahora está en red.

Continuaré la próxima semana con el tema de la renovación de los partidos, en lo conceptual, lo organizativo y algunos principios éticos.

Politólogo

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

 4 min


El chavismo tuvo como objetivo estratégico, desde el primer día, dividir a la familia venezolana. Dividirnos entre revolucionarios -los que apoyan el gobierno- y contra revolucionarios -los que adversamos al gobierno. Dividirnos entre los de la cuarta y los de la quinta. Entre los ricos y los pobres. Entre los amigos del pueblo y los enemigos del pueblo. La consigna fue siempre la división.

Esa cultura de la división terminó permeando a todos los sectores de la vida nacional. También en las filas de la oposición surgió el fenómeno de la división de las opiniones, de las ambiciones y de los proyectos partidistas o personales.

Ahora nos toca trabajar por recomponer la unidad nacional. “Reino dividido no prevalecerá” dice la Sagrada Escritura (Mc 3,24). En efecto los que han tenido éxito y han sido capaces de construir un elevado nivel de vida a sus habitantes han sido países en donde ha prevalecido el acuerdo, el consenso y la solidaridad y no el odio y la división.

En la democracia, por definición, existen diversos puntos de vista y deben competir diversos intereses económicos, políticos o sociales. El pluralismo y el debate cívico son consustanciales a un régimen de libertades. Lo importante es no perder de vista que hay temas en los cuales por encima de las visiones parciales debe prevalecer el interés nacional.

Temas como la defensa de la soberanía nacional y de la integridad territorial; la defensa de la Constitución Nacional como expresión del Pacto Social entre todos los ciudadanos para garantizar la convivencia pacífica y civilizada; el diseño de un programa mínimo común que asegure a todos los ciudadanos bienestar económico y social.

No es alrededor de un caudillo o de un partido político o de una alianza de partidos que se debe trabajar por la unidad. Es alrededor de un programa, de un compromiso de luchar unidos por asegurar el progreso institucional, económico, social, cultura y ético de la sociedad.

En el Centro de Políticas Públicas Ifedec estamos trabajando en la dirección de promover un movimiento de Unión Nacional cuyo objetivo fundamental sea trabajar por la unidad de los venezolanos y por sustituir la cultura de la confrontación por una cultura de la cooperación.

Seguiremos conversando.

@EFernandezVE
Twitter: @ifedecve
Instagram: @Ifedecvenezuela
Facebook: @ifedecVZLA

https://www.noticierodigital.com/2020/07/union-nacional-2/

 1 min


Luis Ugalde

Los venezolanos clamamos salir de esta agonía y reconstruir la vida. Las elecciones libres y la democracia son un componente necesario de ese cambio nacional.

Por el contrario, el régimen se aferra al poder y propone elecciones para no cambiar: El Ejecutivo ordena y su Tribunal Supremo cumple nombrando un CNE dócil que expropia los partidos AD, Primero Justicia y COPEI y los entrega a amigos. Voluntad Popular, Nuevo Tiempo, y cualquier otro que sea necesario, están en lista de espera para la intervención. Con esto se logra dividir a la oposición y empujar a la mayoría a la abstención. Lo importante es ir a elecciones parlamentarias sin riesgo de perderlas.

Esto luego de que al régimen le fallaron este año todas las otras maniobras para asaltar a la Asamblea Nacional, única instancia democrática legítima y fuera de su control. Tomar la AN electa y anular a su presidente Guaidó respaldado por la unidad de la mayoría opositora, era y sigue siendo el objetivo.

En dictadura sin salida.

En la población hay cansancio político y la muchedumbre, atrapada por graves y vitales urgencias socioeconómicas no ve salida. Hace un par de meses muchos opositores se iban convenciendo de la conveniencia de ir a elecciones parlamentarias, aunque las condiciones no fueran las deseables. Fuera del gobierno y de la oposición frontal había políticos – curtidos en batallas pasadas, aunque ahora con poco apoyo-, dispuestos a tejer con el régimen un camino electoral, rechazado por los partidos opositores más significativos. Unos colaboradores de buena fe, y otros dispuestos a dejarse convencer por los argumentos típicos de regímenes dictatoriales sin escrúpulos.

Pero el régimen ha impuesto su trocha electoral con extremo y tiránico descaro, dejando en mal lugar a sus colaboradores nacionales e internacionales. Maniobra tan desvergonzada que ni en Europa ni en América ha habido un solo gobierno amigo del régimen que se haya atrevido a apoyar el nuevo CNE, ni a la expropiación de los partidos políticos decretada por el Ejecutivo y ejecutada por el Judicial. De la decena de simpatizantes del régimen en la OEA ni uno solo tuvo el cinismo de votar a favor de esta maniobra del régimen: unos se abstuvieron y otros se ausentaron. El régimen, cercado y a la desesperada, juega sus cartas dictatoriales a la cubana. Su actual descaro dictatorial nos parece coherente pues para ciertos “revolucionarios” las votaciones no son soberanas, sino simulacros para mantenerse en el poder; y un “revolucionario” no comete la estupidez de debilitarse con la división de poderes, ni entrega el poder por unas elecciones burguesas.

A finales de 2015, la oposición unida logró un triunfo rotundo y la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional. Se prendió la luz roja y el régimen de inmediato se dedicó a anular los efectos de esa derrota, que no puede volver a ocurrir. El Ejecutivo atornilló su Poder Judicial (TSJ) y para mayor seguridad creó ilegalmente la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) 100% del régimen; no para hacer una nueva constitución sino para tener un garrote “supraconstitucional” capaz de anular todo poder constituido indeseable. El Ejecutivo con sus dos brazos TSJ y ANC ha ido dando bastonazos para anular todo, mientras con su brazo policial y armado ha aumentado la persecución política. Pero hasta ahora, no han podido eliminar la AN y a su presidente Juan Guaidó, aunque sí los han frenado. Pero ahora, in extremis dejan el pudor político y están haciendo las cosas para controlar la próxima elección parlamentaria.

Qué hacer para cambiar y reconstruir el país

Toda la lógica anterior parece empujar a la abstención de los demócratas. Algunos pensarán que no es tan grave, pues en dictadura estamos desde hace dos décadas. Otros piensan que hay que votar, pues sin AN y sin Guaidó como legítima referencia nacional e internacional, los demócratas quedarán descabezados, ignorados y sin asidero institucional.

El simulacro electoral bajo inteligencia y mandato cubano es para no cambiar sino atornillar el actual infierno donde 60% de los venezolanos no tiene con qué comprar comida, el bolívar se empequeñece con la superinflación, agonizan las empresas al 30% de su producción y no hay inversión pública ni privada; los centros de educación están cerrados y los servicios públicos en estado catastrófico. Como dicen los obispos, esta inhumanidad de país “no es moralmente aceptable”.

Los venezolanos estamos sometidos a un estado de guerra y no podemos pensar ingenuamente que se debe al COVID-19. Mientras la dictadura se va endureciendo y la oposición es perseguida como nunca antes, los países democráticos del mundo no la van a complacer con el cese de las sanciones internacionales, ni colaborar con abundante lluvia de ayudas e inversiones que son imprescindibles para la reconstrucción.

La elección libre y democrática no es una oferta de la dictadura, sino una exigencia de la democracia y una condición indispensable de un nuevo gobierno de cambio y unión nacional para la reconstrucción con otro modelo y con el necesario apoyo internacional.

Por ahora sigamos presionando y exigiendo elecciones verdaderamente libres en condiciones suficientes, aunque no sean las ideales. Unión, movilización y clamor nacional para el cambio y la reconstrucción inclusiva. Dentro de unos meses veremos cómo evoluciona este infierno y qué salidas se abren.

ArticularNos

https://articularnos.org/2020/07/02/clamor-de-cambio-y-elecciones/

 4 min


Redacción BBC News Mundo

Han pasado 25 años desde que Daniel Goleman publicó el libro "Inteligencia Emocional", el cual abrió un nuevo campo de investigación.

Cuando publicó su libro "Inteligencia Emocional" hace 25 años, Daniel Goleman saltó a la fama con una idea que hasta ese entonces era desconocida: las habilidades de una persona no solo se miden por su coeficiente intelectual.

Considerado como un nuevo paradigma, el libro -que se tradujo a 40 idiomas y vendió cinco millones de copias- fue el inicio de un nuevo campo de investigación en la psicología que ha tenido repercusiones a nivel educacional y laboral.

Su último libro, "What Makes a Leader: Why Emotional Intelligence Matters", es una recopilación de artículos publicados en la Revista de Negocios de Harvard y otras publicaciones especializadas.

Una de las preguntas habituales que se ha planteado el investigador es qué características hacen que una persona se destaque en su trabajo.

Aunque sin duda influyen factores como el nivel de conocimiento, lo que realmente marca la diferencia, asegura Goleman, es su nivel de inteligencia emocional, es decir, la habilidad para identificar y monitorear sus emociones personales y de los demás.

Y esa es la piedra angular de su trabajo.

"Las empresas miran cada vez más a través del lente de la inteligencia emocional al momento de contratar, promover y desarrollar a sus empleados", le dice a BBC Mundo Daniel Goleman.

"Años de estudios muestran que mientras más inteligencia emocional tenga una persona, mejor será su desempeño".

Qué reveló el experimento sobre la inteligencia más grande del mundo

Goleman llegó a establecer que el concepto de inteligencia emocional incluye 12 características esenciales para que las personas logren sus objetivos de desarrollo y tengan éxito a nivel profesional:

Autoconciencia emocional

Autocontrol emocional

Adaptabilidad

Orientación al logro

Visión positiva

Empatía

Conciencia organizacional

Influencia

Orientación y tutoría

Manejo de conflictos

Trabajo en equipo

Liderazgo inspirador

Le preguntamos a Goleman cuáles son las tres habilidades más poderosas de ese grupo para tener éxito en el trabajo.

El psicólogo estadounidense eligió la habilidad de orientarse al logro, la empatía y la influencia.

Orientarse al logro

Esa decisión de enfocar tus esfuerzos hacia lo que te has propuesto implica desarrollar la capacidad de resiliencia o adaptación frente a condiciones adversas y una perspectiva positiva frente a las circunstancias para seguir avanzando hacia tu meta, explica.

Una de las maneras de desarrollar esta habilidad, dice el investigador, es recordarse constantemente la satisfacción que vas a sentir cuando cumplas tus objetivos. Ese pensamiento es una fuerza que te ayuda a seguir avanzando.

Y esforzarse por cumplir o superar un estándar de excelencia, tomando de buena manera los comentarios que otras personas hacen sobre tu trabajo.

Empatía

Para Goleman la empatía se relaciona con la capacidad de sintonizarse con las necesidades y sentimientos de las personas con las que tienes que interactuar, ya sea en el trabajo, con clientes y con amigos.

Se trata de prestar atención a las otras personas y tomarse el tiempo para entender qué están tratando de decir y cómo se sienten.

Por eso es clave la capacidad de escuchar y hacer preguntas. Y aunque la empatía es una habilidad que toma tiempo desarrollar, una práctica que puede servir es "ponerse en los zapatos de la otra persona de una manera profunda", dice Goleman.

Influencia

La influencia se refiere básicamente a la capacidad de "transmitir tu argumento a las personas clave de una manera convincente, especialmente a aquellas personas cuyas decisiones te pueden ayudar a conseguir tus metas", explica el psicólogo.

Goleman propone practicar la habilidad de influir a través de los juegos de roles.

Una buena técnica para desarrollar esta característica, dice Goleman, es el juego de roles.

"Probablemente la mejor manera de mejorar esta habilidad es trabajando con un instructor o un compañero de confianza".

Aunque pueda parecer incómodo al principio, se trata de ejercitarse tratando de convencer a otra persona. Esta práctica permite prepararse para cuando llegue un momento real en que deba aplicarse el poder de convencimiento.

¿Cuál es la trampa?

Una trampa bastante común en la que caen las personas, explica Goleman, es que definen la inteligencia emocional de una manera muy reducida.

Es decir, se enfocan en uno o dos características y dejan de lado la complejidad del concepto.

"Al poner la atención en su sociabilidad y simpatía, pierde de vista todos los otros rasgos esenciales de la inteligencia emocional que le pueden faltar, que pueden convertirlo en un líder más fuerte y efectivo ", apunta el psicólogo.

Eso hace que, aunque las habilidades más poderosas son la orientación al logro, la empatía y la influencia, no hay que dejar de lado el resto de las características que hacen que una persona desarrolle un alto nivel de inteligencia emocional.

3 de mayo 2020

https://www.bbc.com/mundo/noticias-52534957

 3 min


​José E. Rodríguez Rojas

El venezolano es el éxodo más importante en la historia reciente de la región, por el número de desplazados y el número de países involucrados. El éxodo es forzado por el colapso económico creado por la revolución bolivariana y la crisis humanitaria que éste generó. Ello ha desprestigiado al “socialismo a la venezolana” como marca, incluso dentro de la izquierda latinoamericana, contribuyendo al aislamiento del régimen. Con el Covid 19 algunos de los desplazados han tratado de regresar pero el gobierno venezolano los ha rechazado, tildándolos de traidores y vende patrias, pues pusieron en evidencia ante la comunidad internacional la tragedia humanitaria que atraviesa el país.

El 26 de junio pasado se celebró el Día Internacional del Refugiado. El número de refugiados a nivel global se ha incrementado en 9 millones de personas en el último año, evidenciando que el problema se ha agravado. Los refugiados venezolanos constituyen el segundo grupo en importancia después de los desplazados de Siria, un país en guerra. En el caso de los venezolanos la crisis de los refugiados fue generada por el descalabro económico y social ocasionado por la revolución bolivariana. Ello ha sido reconocido por las organizaciones internacionales, tanto centros de investigación como las ligadas al tema de las migraciones.

La Brookings Institution, un centro de investigación ubicado en Washington, señala que la crisis de los refugiados venezolanos ha sido creada por el colapso económico generado por el régimen de Hugo Chávez y su heredero. Provea y entes como la Organización de las Naciones Unidas para las Migraciones (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), confirman que las motivaciones de los refugiados para huir del país están relacionados con factores económicos como la hiperinflación y laborales como la carencia de empleos. En segundo lugar aparecen las carencias de alimentos y medicamentos. En tercer lugar los temas de inseguridad y violencia.

Los primeros forzados a abandonar el país fueron los de la clase media profesional, como los ingenieros de PDVSA, después de ser despedidos por el prócer de Sabaneta. Luego siguieron los empresarios que vieron sus empresas confiscadas. Sin embargo, los ingresos extraordinarios del petróleo permitieron correr la arruga, a pesar de los despropósitos cometidos. El problema se agravó después del 2014 con la caída de los precios del petróleo y el desbordamiento de la inflación. La capacidad de compra de las clases medias y de los sectores populares se desplomó generando una crisis humanitaria que obligó a una proporción cada vez más importante de la población a irse del país.

En el 2016 las estadísticas de los organismos que hacen seguimiento a las migraciones indican que 40.000 venezolanos residían en Colombia. La situación se agravó en el 2017 con el repunte de la inflación. En el 2018 la cifra superó el millón de desplazados y la más reciente llegó a 1.800.000 venezolanos residiendo en el país vecino. A partir del 2018 la dolarización comenzó a tomar forma como una manera de escapar de los estragos de la hiperinflación. Los migrantes en el exterior comenzaron a enviar remesas a sus familias lo que aliviaba la situación de estos, ello impulsó a los familiares de los grupos de bajos ingresos a incentivar la emigración de los más jóvenes a fin de que remitieran divisas a los que se quedaba en el país. Ello ha llevado la cifra total de refugiados a más de 5 millones y se espera que supere los 6 millones a finales de año-

La pandemia y el confinamiento cambiaron la situación. Un funcionario de ACNUR, entrevistado recientemente en el canal alemán DW, señalaba que la inserción de los emigrantes en las economías vecinas era precaria, pues se trataba fundamentalmente de empleos en la economía informal, incluso de los trabajadores de mayor calificación. Cuando llegó el Coronavirus, que obligó al confinamiento, esta situación eclosionó y muchos se quedaron sin trabajo, lo que obligó a algunos a plantearse el retomo a Venezuela. Sin embargo, según el funcionario de la ACNUR, esta opción fue elegida por una ínfima minoría ya que la gran mayoría estaba consciente de que no tenía nada que buscar en Venezuela, como lo manifestó indignada una joven madre en una entrevista del mismo canal. Se estima que de 1.800.000 venezolanos que residen en Colombia solo 70. 000 se están planteando regresar, lo que representa menos del 5% de os emigrantes. Sin embargo, a pesar del pequeño número, el régimen venezolano los ha rechazado, calificándolos de apátridas y traidores, pues pusieron en evidencia ante la comunidad internacional el colapso económico y la crisis humanitaria creada por la revolución bolivariana.

Si bien una proporción de los emigrantes son profesionales que han significado una contribución a los países que los reciben, muchos constituyen un problema en especial después de la crisis del Covid 19. Ello ha obligado a los países a una colecta de fondos para ayudar a las naciones receptoras de la emigración venezolana. La Unión Europea y España convocaron a una reunión con el propósito de recabar fondos que permitió comprometer casi 2800 millones de dólares en donaciones.

La crisis de los refugiados venezolanos ha puesto en evidencia ante la comunidad internacional el colapso económico y la crisis humanitaria generada por el régimen bolivariano. El socialismo venezolano como marca ha sido desprestigiado, lo que ha contribuido al aislamiento del régimen de Maduro. Los nuevos líderes de la izquierda latinoamericana como el presidente Alberto Fernández de Argentina han marcado distancia con las políticas implementadas por los socialistas venezolanos y niega que el derrotero de su gobierno siga la ruta trazada por estos. En las recientes reuniones de la izquierda latinoamericana, donde Fernández aparece con un liderazgo relevante, los representantes del socialismo a la venezolana brillan por su ausencia.

Profesor UCV

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Maxim Ross

Mucha vuelta y argumento se ha dado y escrito para encontrar las causas de la debacle venezolana y todas apuntan en distintas direcciones. Unas se atribuyen al tema petrolero, a la volatilidad de los precios y su severo impacto en la economía cuando se reducen, otras a las crisis que ha sufrido nuestra democracia por la recurrencia de eventos militares contra ella. Otras, por las dificultades para llegar a un consenso político sostenible para conseguir un desarrollo económico sostenible y a largo plazo.

En mi opinión, la causa fundamental que nos ha llevado a la situación actual radica en que la economía venezolana siempre se condujo y gobernó bajo una visión y perspectiva socialista, aunque de distintos géneros, proporciones y profundidad, dependiendo de determinados momentos históricos. Dicho de otra manera, nunca funcionaron reglas de juego calificables dentro del orden capitalista, con sus consecuencias en el orden social y cultura. Por otra parte, la presencia del petróleo potenció ese orden configurando un Estado super poderoso, guiado por aquella perspectiva. Socialismo, montado en el petróleo y el Estado, convivieron durante mucho tiempo para mal de Venezuela.

No se crea que me estoy refiriendo al llamado socialismo del siglo XXI, el cual, sin lugar a dudas es exclusivamente culpable de los resultados que muestran la sociedad y la economía venezolana en los últimos años, pero este es el socialismo en su versión extrema, con su profundo componente ideológico marxista, aunque intente disimularse entre bastidores y utilice tácticas del día a día necesarias para mantenerse en el poder político.

Sin embargo, este no es el único socialismo que nos ha conducido hasta aquí, pues se nos ha presentado históricamente en sus distintas versiones, desde las posiciones extremas “antiimperialistas”, cuando llegó el petróleo a Venezuela, ejemplarizadas en las posiciones originales del entonces Partido Comunista y de algunos autores de esa tendencia, hasta el mas moderado en que terminó el ideario de una Acción Democrática, una URD, un MEP, un MAS y un COPEI. Si se examina con cuidado la ruptura politica que representó la llamada “Revolución de octubre de 1945”, encontramos que, mas allá de sus postulados políticos, ya había allí un claro contenido de cómo manejar la economía y de un rol predominante para el Estado.

Los momentos más significativos de ese socialismo venezolano, los revelan dos hechos sustantivos. El primero, la conducción de la economía a partir de 1958, inspirada en las ideas de la CEPAL y del “Plan quinquenal”, el cual se materializa con especial precisión en el ya famoso 5º Plan de la Nación, con su consabida dirección, profundidad y efectos nocivos.

De allí en adelante, en sus distintas versiones predominó lo que llamaría, la “aversión al capitalismo” que puede conseguirse en todos los partidos políticos que gobernaron a Venezuela. Nunca, se permitieron reglas del juego que hubiesen impulsado una real y autentica economía de mercado. Una economía capitalista.

Desde luego, el petróleo jugó un papel central en ese desarrollo y en la consolidación de una economía completamente sesgada contra el capital de origen venezolano, no porque este no mereciese ser controlado y regulado, como sucede en cualquier economía o país capitalista. No por esa razón, sino porque esa concepción frustró y aniquiló toda posibilidad de desarrollar una economía independiente del Estado y del petróleo. Intentos hubo, si, pero de tal timidez, de tal temor, de tales prejuicios, que triunfó la regla de oro socialista y estatista. La alusión al “capitalismo salvaje”, en palabras de uno que otro presidente lo ilustra claramente

Hoy estamos viviendo la remora de esas ideas con la casi completa desaparición del capital privado o del sector privado venezolano, a menos que se pliegue a las reglas de esta mezcla de ideas que simboliza el gobierno actual, porque del anterior no caben dudas de su arremetida contra el capital, llevándolo al extremo de la destrucción.

Pero, que quede claro no está allí el único origen de nuestros males. Está en el ideario socialista, abierto o disfrazado que todavía sigue presente en nuestros nuevos partidos políticos que no se atreven, o no quieren enfrentar la realidad de la destrucción que esas ideas causaron a Venezuela. Comprendo que rebelarse contra ellas puede ser difícil, en una época en la que el capitalismo está sometido a criticas y a una gran prueba, pero lo peor que les puede pasar y, con ellos a toda Venezuela, es caer en la trampa de abrazar el socialismo, sea del estilo chino o cubano, o ese disimulado que ahora anda por allí disfrazado de anti racismo, de igualitario y progresista.

Ojalá surja un liderazgo que tenga la mente clara, que comprenda y asimile bien esta lección de la historia venezolana y ponga la mira en una estrategia apropiada, ya no politica, pensando en elecciones, negociaciones, apoyos internacionales, etc. etc., sino con vistas a una verdadera reconstrucción económica, politica, institucional y social para Venezuela que no responda al ideario socialista de cualquier índole. No lo veo venir, a juzgar por lo leído y escuchado en sus documentos, presentaciones y discursos, pero cabe la esperanza de que aparezca con la severa lección que nos deja esta última experiencia de ensayo “socialista”

Venezuela, como país, como sociedad civil no tiene posibilidad de sobrevivir y sostenerse en el largo plazo, si no desarrolla una economía fundamentada en las reglas del mercado, desligada completamente de los apoyos, intervenciones y controles del Estado y con un protagonismo expreso del sector privado venezolano, incluyendo una abierta y definitiva participación en el negocio petrolero.

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